La Barca Mayo 2014

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MAYO 2014 LA BARCA 1 REVISTA DE CREACIÓN DIGITAL LA BARCA Juan Enrique Soto LITERATURA CINE FOTOGRAFÍA LA BARCA

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    REVISTA DE CREACIN DIGITAL LA

    BARCA Juan Enrique Soto

    LITERATURA CINE FOTOGRAFA

    LA BARCA

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    Editorial

    Se nos ha ido uno de los ms genia les escr i tores que haya conocido el idioma espaol y la literatura en general, Gabriel Garca Mrquez.

    La literatura est, pues, de luto, aunque es verdad que cuando un e s c r i t o r s e n o s m a r c h a definitivamente, no lo hace del todo pues nos deja su obra y con ella, en cada acto de lectura, se produce una reencarnacin que, aunque lejana al concepto religioso, es plenamente espiritual.

    Nada podr, creo, reprochar Gabo a la vida que vivi. Fue intensa en todos sus aspectos y, al fin y al cabo, no es a eso a lo que aspiramos todos los que an inspiramos.

    No habr nuevos textos, salvo los pstumos que se saquen de la manga, que lo harn, editores avispados, pero nada nos podr ya quitar esas palabras, ese inicio de novela, en mi opinin, el mejor inicio que jams le de: Muchos aos despus, frente al pelotn de fusilamiento, el coronel Aureliano Buenda haba de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llev a conocer el hielo.

    Buena travesa final, Gabo!

    Buena travesa!

    El editor

    PORTADA

    Gracias Gabo, por Jos ngel Santamara

    LITERATURA

    Poesa: Hontanar, por JES

    Novela: Un pueblo llamado Insidia, por JES

    CINE

    Libro-cine: Alta fidelidad, por Rafa Montas

    4x4 Cine: Doce aos de esclavitud

    FOTOGRAFA

    Fotografa del mes: Flecha rota?, por JES

    La Revista de Creacin Digital La Barca es una publicacin de difusin mensual de carcter gratuito editada por Juan Enrique Soto en formato pdf.

    El editor de esta publicacin no comparte n e c e s a r i a m e n t e l a s o p i n i o n e s d e s u s colaboradores.

    Cualquier sugerencia, crtica o propuesta de colaboracin ser dirigida a la direccin de correo electrnico [email protected]

    Editada por Juan Enrique Soto en Grin,Madrid.

    ISSN: 2254-0539

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    Poesa !Hontanar, por JES !!Del otro lado

    Una espada guarda

    Su filo

    Como unos labios hmedos

    Otros labios

    Del otro lado,

    Ms all del rbol

    Que envejece

    Custodiando el cielo

    Y otro cielo mayor

    Del otro lado.

    Al final del camino

    Asoma un hombre

    Que regresa

    Del otro lado.

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    Ensayo !El poder de la poesa

    Desde el primer momento que tuve noticia de la publicacin de este libro, tuve un gran inters en leerlo. A los que anhelamos ser escritores, saber de otros que lo son o lo fueron siempre nos parece interesante, pues precisamos modelos que emular o, en su caso, por qu no, evitar.

    Como psiclogo, por otro lado, nunca han dejado de fascinarme los comportamientos gregarios del ser humano. Pero no aquellos que se producen cuando vamos en masa a comprar en las rebajas, a pugnar por clavar la sombrilla en primera lnea de playa o por ir al estadio a ver el partido de nuestro c lub f avor i to. No, me re f i e ro a e sos comportamientos que llegan a suponer la desgracia ms devastadora entre los de la misma especie, como son los de los soldados en el campo de batalla o los de los individuos sojuzgados por una brutal dictadura. Me refiero a esas decisiones que llevan a las personas a cargar contra la trinchera enemiga a sabiendas de que espera la muerte segura o aquellas otras algo ms complejas quiz por no ser tan evidentes, como la de delatar a los vecinos de los que se sospecha traicin a unos ideales impuestos por el dictador o a las conductas del torturador que despus de su jornada de trabajo se va a su casa con su familia o a la de los que trabajaban como administrativos en los campos de exterminio. En fin, todos aquellos que realizan conductas que les llevan a odiarse a s mismos pero que, aun as, llevan a cabo. Y todo esto viene a cuento al referirnos al libro que nos ocupa.

    Osip Mandelstam (1891-1938) fue uno de los mayores poetas rusos del siglo XX. Y muri por escribir poesa durante la dictadura de Stalin, un periodo genocida donde, amparados bajo la excusa de la llamada revolucin proletaria, se extermin a cientos de miles de personas por motivos arbitrarios o simplemente sin motivo.

    Nadiezhda, la autora del libro, fue la esposa de Osip. Estuvo casada con l durante diecinueve aos y tuvo que esperar a tener ms de sesenta para escribir dos libros de memorias en los que dar testimonio de su vida al lado del poeta y de las terribles circunstancias de su muerte.

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    Osip sera, en palabras de Camus, un hombre rebelde, un hombre que deca no. Escribi los poemas que quiso escribir y no escribi los poemas que no quiso escribir. Escribi lo que le dictaba su espritu de poeta pero se neg a escribir poemas afectos al rgimen. Quiz, si hubiese escrito odas a Stalin o a sus mastodnticas obras, como se le sugiri, se habra salvado. O quiz, tampoco le habra servido. Pero no lo hizo y eso es lo que consta ahora.

    Ser poeta es escribir en libertad y l escribi solo lo que de su alma de poeta surgi, la sinceridad, el mayor rasgo de la poesa, a mi entender. Incluso, a sabiendas de que le costara la muerte, escribi el siguiente poema sobre el dictador:

    Vivimos insensibles al suelo bajo nuestros pies,

    Nuestras voces a diez pasos no se oyen.

    Pero cuando a medias a hablar nos atrevemos

    El montas del Kremlin siempre mencionamos.

    Sus dedos gordos parecen grasientos gusanos,

    Como pesas certeras las palabras de su boca caen.

    Aletea la risa bajo sus bigotes de cucaracha

    Y relucen brillantes las caas de sus botas.

    Una chusma de jefes de cuellos flacos le rodea,

    Infrahombres con los que l se divierte y juega.

    Uno silba, otro malla, otro gime,

    Solo l parlotea y dictamina.

    Forja ukase tras ukase como herraduras

    A uno en la ingle golpea, a otro en la fuente, en el ojo, en la ceja,

    Y cada ejecucin es un bendito don

    Que regocija el ancho pecho del Osseta1.

    Por haber escrito este poema le detuvieron la primera vez y, como nos dice Nadiezha del significado de ser detenido:

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    La muerte cvica, la deportacin o, ms exactamente, la detencin, porque el simple hecho de ser detenido equivala a la deportacin y a la condena, se equiparaban, al parecer, a la muerte fsica y a la desaparicin total de la vida... la viudedad y la orfandad comenzaban en el momento de la detencin. A veces, en la fiscala, al informar a una mujer de que su marido haba sido condenado a diez aos, le decan: puede casarse.

    A partir de la primera detencin, se inicia para ambos un terrible periplo de condenas y puestas en libertad que en s eran otras condenas, pues les estaban prohibidas actividades de subsistencia o de residencia en las ciudades ms importantes del pas, las cien ms importantes. As, tuvieron que vivir (qu fcil me resulta a m escribir el verbo vivir) escondindose, huyendo de pueblo en pueblo, recurriendo a la mendicidad o a buscarse el sustento a costa de la compasin de los amigos que, solo por ser amables, arriesgaban sufrir la misma suerte que ellos dos.

    Leer este libro saba yo que me iba a impactar. Me qued corto: me ha conmocionado. Osip y Nadiezhda (como otros muchos hubo, que ellos son un ejemplo imitado en dictaduras de todo el mundo a lo largo de la historia) han sido ese hombre y esa mujer rebeldes que dicen no. Y diciendo No luchaban contra la barbarie que aquellos que consiguen ostentar algn poder, sea del nivel que sea, emplean para cumplir sus deseos ms ruines amparados en unos ideales que son siempre, siempre, falsos e hipcritas y que, antes de desaparecer, porque siempre terminan desapareciendo, suponen la desgracia para millones de seres humanos, para quienes:

    A qu prolongar una vida cuando la muerte supone una liberacin? Qu le hubiera aportado a Margulis, a quien protegan los presos comunes porque les contaba por las noches novelas de Dumas, unos das ms de existencia?

    Nadie pona en duda que esa poesa le costara la vida, dice Nadiezhda y, sin embargo, no hay en todo el libro ni una reflexin o comentario sobre la renuncia a escribir la poesa que quera escribir. No hay reproche alguno, ni siquiera contra ella misma por habrselo permitido. Le respetaba, se respetaban demasiado y a la poesa an ms para hacerlo. Saban que era su sentencia y ambos, aun con esa certeza, celebraron cada poema escrito por Osip y dedicaron su vida en gran parte a preservar su obra de un rgimen que, simple y llanamente, quera borrar todo rastro de ella, porque ne treba, porque eso no nos hace falta, refirindose al sistema elaborado por la revolucin, lo nuevo, como lo denomina constantemente Nadiezhda.

    No tena fuerzas (sigue diciendo) para modificar el destino de Mandelstam, pero se haba salvado una parte de sus manuscritos, muchas cosas conservaba en mi memoria y yo era la nica que poda salvar todo eso, y por lo tanto deba cuidar mis fuerzas.

    Esta herona vivi su viudedad sin posesiones, nada tena salvo esa memoria en la que guardaba, como el que siente que tiene su casa, sus muebles, sus enseres, las obras de su marido poeta.

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    Qu hacan en las profundidades de nuestros juzgados con los papeles que al principio llevaban en carpetas y luego en sacos? Pero, a qu hacer conjeturas respecto a los papeles si no sabamos lo que hacan con la gente!

    Todo papel les era confiscado como les ocurra a otros miles de intelectuales, todos enemigos de la revolucin, de lo nuevo si no demostraban lo contrario en todas absolutamente de sus obras. De los papeles que caban en carpetas se

    pas a sacos porque solo poseer el papel era ya suficiente para ser detenido. No haca falta leerlos. El papel era en s peligroso. Pero el tiempo pasaba y en su nmada terror Osip y Nadiezhda sobrevivan en penurias atroces siempre un da ms y otro, escribiendo poemas, recitndoselos a los amigos, a su querida amiga, la poetisa Ajmtova (1899-1966), que luch siempre a su lado.

    El miedo y la esperanza estn ntimamente vinculados. Al perder la esperanza, perdemos tambin el mido: no hay motivos para temer.

    Y, sin embargo, teman. Se les helaba la sangre cada vez que escuchaban detenerse un coche en la calle, cada vez que escuchaban el ascensor. Vendrn a detenerles? Significaba eso ya el final?

    Rodeados siempre de delatores que, por el mismo miedo traicionaban a sus vecinos o simplemente porque ambicionaban su puesto de trabajo o la habitacin en la que vivan para vivir un poco mejor de lo que lo hacan, como claros ejemplos de esos comportamientos gregarios a los que me refera al comienzo de este ensayo y que tan incomprensibles pueden llegar a parecernos porque en nuestras idlicas circunstancias vitales no somos capaces de concebir el estado mental en el que todas esas poblaciones se encontraban. La subsistencia se convierte en la nica regla vlida y el modo de lograrla es totalmente secundario, aun a costa de la vida del vecino y de la propia conciencia, anulada por una estrategia diablica por un rgimen absolutamente implacable y despiadado.

    Mandelstam era un ser lleno de amor por la vida que jams busc el infortunio, pero tampoco orient su vida en busca de la llamada felicidad. Para l esas categoras no existan. En lugar de ser felices, pensaban que la vida haba que vivirla con intensidad para sentirse vivos. Tal fue as que fueron conscientes de cada segundo vivido y cada uno de ellos fue, en cuanto vida, hermoso, aunque nos resulte tan difcil entenderlo si tantas penurias les llevaron definitivamente al exilio y a la muerte en el caso de Osip y al mismo exilio y la viudedad

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    en la soledad social a Nadiezhda. Y siempre con la poesa como principal motivo por la que vivirla.

    De qu te quejas? me deca Este es el nico pas que respeta la poesa: matan por ella.

    Tanto es as que jams se hicieron reproche alguno por la necesidad, como ya se ha mencionado, de escribir sus versos o como dice Nadiezhda a propsito de Stalin:

    Pero sea cual fuere la calidad de ese poema, puede considerarse accidental en la obra del poeta si fue la causa de su terrible fin? Ese mismo poema representa un gesto, una accin y, desde mi punto de vista es una consecuencia lgica de toda la vida y la creacin de Mandelstam.

    A m me cuesta horrores asimilar tal grado de valenta y de compromiso por un acto que, aun pareciendo tan trivial como escribir unos versos satricos, se sepa que suponen una inevitable sentencia de muerte para el poeta que los escribe y casi con toda seguridad para su familia. Quiz, mi pensamiento es producto de la poca y el lugar en que me toca vivir, donde la indolencia y la frivolidad se estn convirtiendo en valores en alza y en la que este tipo de gestos tan magnficos como imprudentes no significan nada ms que una ancdota literaria.

    Tambin es verdad que la poesa en Rusia durante el siglo XIX, su Siglo de Oro en Literatura, tena un poder de influencia enorme en la conciencia colectiva, influencia que es inconcebible en nuestros das. Son los aos de Pushkin, de Tolstoi y Dostoyevski. Ese poder se traslad a los inicios del siglo XX y los dirigentes de esta poca saban de l y trataron de neutralizarlo por todos los medios posibles. Ser poeta era, por lo tanto, investirse de una autoridad moral que poda llegar, como fue el caso de Mandelstam, a ser peligrosa para el rgimen poltico dictatorial y, por ende, para el propio poeta.

    La creacin potica es una dura y agotadora labor, que exige enorme tensin y concentracin interior. Cuando el poeta trabaja, nada puede impedir el sonido de la voz interior que debe tener, probablemente, imperiosa fuerza.

    No s si el destino de cada ser est escrito en lienzo alguno pero el de Osip y, por tanto, el de Nadiezhda, pesaba por escribir primero y divulgar despus, un breve poema satrico, ni con

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    mucho su mejor obra, quiz, meramente anecdtica si no la hubiera escrito donde y cuando lo hizo, en un momento histrico de tan brutalidad como pocos se han conocido en nuestra tantas veces triste historia, aunque tambin es cierto que de no haber vivido en esa poca rusa, Mandelstam no habra sentido la necesidad de escribirlo. Pero el caso es que el poema es un hecho, como lo fueron las detenciones, las torturas, las privaciones, el exilio, el aislamiento, las traiciones, las delaciones, los campos de trabajos forzados, la enfermedad, el temor, la muerte... y sus poemas conservados gracias al don humano de la memoria, que para Nadiezhda fue el combustible vital que le permiti sr la ms afortunada de las viudas de Rusia, como la calific Ajmtova. Cruel y, en ocasiones, literariamente dramtico.

    Tom unos cuantos libros de la estantera y fui a venderlos a una librera de viejo. El dinero obtenido por la venta lo emple en el nico y primer paquete que envi a Mandelstam, que me fue devuelto por la .

    Cuesta concebir nodos ms atroces de enterarse de la muerte de un ser querido, preso en cualquier prisin, da igual el motivo del ingreso. Nadiezhda haba enviado infinidad de paquetes a su marido a lo largo de sus mltiples detenciones y cautiverios, todos ellos motivados por aquel inicial a causa del poema satrico. Pero este ltimo paquete, en el campo de trabajo que result ser su ltimo campo, fue el definitivo y, por culpa de ese destino que es en s la gran incgnita, el mensaje que sali de sus manos con un efmero atadillo de esperanza y deseos de resistencia acab volviendo como heraldo de la muerte.

    Y lo ms cruel, sin embargo, es que ese atroz anuncio ni siquiera poda ser considerado definitivo, pues bastara que al destinatario le hubiesen trasladado de campo sin avisar, lo que era habitual, o que el operario de turno no tuviese ganas en ese momento de buscar al preso en cuestin y haciendo gala de su fantasmagrico poder, estampar tal sello en el envoltorio.

    Humanos inhumanos, fascinantes comportamientos gregarios que no logro interpretar y cuyas consecuencias solo libros como el de Nadiezhda son capaces de ilustrar con su paleta de grises, con las palabras con que un poeta construye su visin de la vida y la no vida.

    Acaso vala la pena tener miedo a las fuerzas de la naturaleza y a las leyes eternas de la existencia si el miedo tomaba entre nosotros una forma social plenamente tangible?... La plenitud y la intensidad de la vida quizs sean una nocin ms concreta que la tan decantada felicidad.

    S, el principal don de la poesa es su sinceridad. Por eso es tan poderosa, por eso es tan intensa y plena. Por eso es tan peligrosa para el afn embaucador de las ideologas estafadoras para las que el fin justifica los medios. La poesa es, pues, leccin de vida. Osip lo pag con la muerte sin renunciar a los versos que le asaltaban con su msica y que l pintaba con palabras y a Nadiezhda la conden a vivir alimentndose de sus recuerdos, que todo lo dems, por irrelevante, era efmero.

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    Debo confesar que la milicia se mostr extremadamente humana y bondadosa: permitieron a un enfermo que viva sin derecho en Mosc reposar, curarse y luego abandonar la capital. Habitualmente no gastaban tantos miramientos y los enfermos no se atrevan a detenerse en las ciudades prohibidas...

    Nuestro Estado tutela doscientos millones de ciudadanos y no est dispuesto a soportar a las personas que no le sirven de todo corazn. El Estado es un fuerza autosuficiente que sabe mejor que nosotros mismos lo que nos hace falta. Cuando todos los pueblos sigan nuestro camino, sabrn que la libertad es una necesidad consciente.

    Porque no hemos de olvidar que si el Estado es un ente abstracto, est compuesto por seres humanos, que son, en efecto, sus manos, sus ojos, sus cerebros. Las decisiones no las tima ni las ejecuta el ente sino las personas. Todas ellas con anhelos y frustraciones, con motivaciones y miedos, con padres, madres, hermanos, hermanas, hijos e hijas, con las mismas debilidades y fortalezas. Sin embargo, el odio, la manipulacin, la corrupcin, el instinto animal, en un contexto histrico determinado termina convirtiendo a unos en torturadores y a otros en torturados, a unos en verdugos y a otros en ejecutados. Estar a un lado u otro depende de la mera suerte o de la arbitrariedad de esos mismos seres humanos que sin el amparo de la sombra del ente son, incluso, hasta grandes amantes de la poesa.

    Dadnos al hombre, que la acusacin ya la encontraremos. deca el hermano del escritor Frmanov, secretario de la Asociacin Rusa de Escritores Proletarios (RAPP), para quienes la literatura tena la misin de servir los intereses del proletariado y reflejar su ideologa como nueva clase dirigente.

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    Dice Nadiezhada a propsito de otro preso:

    Pero se haba salvado solo para volver a su casa para morir. Tambin eso era una gran felicidad. Ante el ejemplo de ese afortunado violinista he pensado muchas veces en cul habra sido el destino de Mandelstam si hubiese regresado con vida del campo. Si estuviramos en condiciones de prever todas las posibles variantes del destino, no habramos perdido la ltima posibilidad de una muerte normal: la abierta ventana de nuestra casa en el quinto piso de la Casa de los Escritores en el pasaje Frmanov de Mosc.

    Par muchos intelectuales la nica razn de vivir sus martirios fue sobrevivir y dar testimonio. Muy pocos lo consiguieron. Quiz, el ms eficaz de todos ellos fue Aleksandr Solzhenitzin (1918-2008), novelista ruso que escribi Un da en la vida de Ivn Densovich, el primer relato sobre los capos de concentracin publicado en la Unin sovitica, aunque quiz sea ms conocido en occidente por su obra Archipilago Gulag.

    Nadiezhda Mandelstam muri sin conocer la fecha ni las circunstancias de la muerte de Osip, su marido. No logr testimonios fieles ni confiables de supervivientes y, si obtuvo alguno, el miedo y la confusin los convertan en dudosos.

    Si quiso con este testimonio dejar constancia de una vida comprometida con la sinceridad y el respeto a s mismo, lo ha conseguido plenamente. Es cierto que ni oportunidad tuvo de buscar esa felicidad a la que tan alegremente mentamos hoy en da, pero, en cualquier caso, s fue la suya una vida plena e intensa; triste, profundamente triste e injusta y desproporcionada en sus giros dramticos, pero de una vitalidad incontestable.

    Titul su testimonio Contra toda Esperanza y, sin embargo, fue esa esperanza la que logr que ms all de las palabras maravillosamente engarzadas en el texto, sus propias biografas, la suya y la de Osip, se convirtieron en verdadero documento de la grandeza del ser humano, aunque Nadiezhda muri sin que la causa contra su marido fuese rehabilitada pstumamente.

    Su testimonio es, as, verdad y tambin homenaje.!Este es el nico pas que respeta la poesa: matan por ella Osip Mandelstam.

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    Libro-cine, por Rafa Montas !Alta fidelidad, de Nick Hornby y Stephen Frears !

    Qu fue primero, la msica o la tristeza?

    Original forma de mostrarnos la cruel, alocada y amargada adultescencia de un chico de treinta y tantos aos, Rob, ( C o m o s a b i s o i m a g i n i s , l a adultescencia es la etapa de la vida en la que alguno ya pasa a tener edad adulta pero su cerebro sigue anclado en los dieciocho).

    En el formato escrito, Nick Hornby nos muestra un tipo muy singular, que resume todo lo que le ocurre en la vida a base de rankings ( Las cinco novias que ms dao me hicieron, las cinco mejores caras A de un single) La mayor parte de la trama transcurre alrededor del mundo de la msica, pues l es propietario de una tienda de discos y le cuesta horrores afrontar cualquier momento de su vida personal, ya sea en su relacin sentimental recin

    q u e b r a d a , s u t e n d e n c i a promiscua al enamoramiento o sus paranoias personales a la hora de culminar un flirteo ocasional. Pero, en el fondo, su falta de autoestima la consigue camuflar tras lo que domina perfectamente: la msica. Ah campa a sus anchas y se siente apoyado por dos compaeros de trabajo con cualidades muy parecidas a las suyas.

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    Toda esta amalgama de ancdotas contadas en primera persona hace que la lectura de esta novela sea fresca, amena y te haga pasar unos ratos muy divertidos, hasta hacerte soltar alguna que otra carcajada.

    Como muchas de las novelas, tuve conocimiento de su existencia en el momento que vi la pelcula. Una de las mejores obras de su director, Stephen Frears, que saca adelante una difcil tarea como es pasar a pantalla grande una obra con el narrador como protagonista. Y lo consigue con ese truco teatral tan manido que es plantar al personaje principal hablndole a la cmara, como si los que estamos de espectador furamos sus cmplices. Pero en este caso un brillante John Cusack, en el papel de Rob, lo convierte en algo natural.

    Brillantes momentos en la tienda de discos ( Insuperable Jack Black, que, en su papel de radical, manda ofendido al supermercado a un padre que pregunta por un lbum de Stevie Wonder, para su hija ) Largos monlogos llenos de desesperacin, celos e inseguridad, con un elenco de secundarios sorprendente ( Tim Robbins, Elizabeth Zeta Jones, Jack Black e incluso un cameo del mismsimo Bruce Springsteen ) y una banda sonora espectacular consigue hacernos pasar un par de horas muy entretenida, a la altura de los buenos ratos que puede darnos el libro.

    Muy fiel a la obra original, aunque quiz se profundice ms en la vida del protagonista en el relato que en la pantalla. Una gran candidata para esos libros ligeros que llevarse a la playa para pasar un buen rato de lectura. Dira que a veces hasta he llegado a empatizar con l, pero eso ya entra en cuestiones personales que no vienen al caso

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    4x4 Cine !Doce aos de esclavitud !Puede que "Doce aos de esclavitud" no sea un peli original, es de esas historias que ya has visto muchas veces en cine o televisin, pero es la demostracin de que a veces en el cine la originalidad no es lo principal. Uno se avergenza del ser humano cuando ve historias reales como esta. Y lo peor es que cada cierto tiempo nos empeamos en demostrar que seguimos siendo una especie autodestructiva, ya sea con los negros, algo ms cercano en el tiempo los judos o en la actualidad con los homosexuales. Pese a que he ledo que uno de los males del film es su frialdad, no puedo estar ms en desacuerdo con esa opinin. Para rebatirla slo hace falta ver el momento de los azotes a ella, que te hace hervir la sangre. A destacar la escena final, que me ha parecido soberbia. Reconozco que le tema a un final buscando la lgrima fcil y me he equivocado. Es dura, pero muy bien llevada (alguna lagrimilla me ha hecho soltar, eso s) sin dramones gratuitos. Me ha sorprendido gratamente y es de agradecer. Ah! Y por una vez y sin que sirva de precedente, me ha encantado la interpretacin de Brad Pitt, a ver si coge una lnea ascendente... 3,5 estrellas sobre 5 RAFA MONTAES

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    !La que para la Academia es la mejor pelcula del ao a m no me lo ha parecido. Reconozco que es una buena pelcula pero, a mi humilde entender, le falta algo para ser excelente y superar a otras que competan con ella este ao como Blue Jasmine o La vida de Adele.La historia se resume en el ttulo, ciertamente. El guin tampoco aporta demasiadas sorpresas a lo previsible. No es fcil condensar en dos horas lo que todo eso supone con lo que el director, Steve McQueen se centra, como en otras de sus pelculas, en un sentimiento humano como eje de su historia. Y acude al sufrimiento del hombre, a la angustia, a la desesperacin para soportar una trama que, en ocasiones, cae en la pedantera y en el tedio pero que, por otro lado, tiene momentos brillantes e intensos. Eso la hace dura de digerir pero tambin excesivamente densa en ocasiones. No obstante, s que debo destacar el papel de Solomon, genial, y el del negrero que interpreta el actor fetiche del director, Fassbender, que, como siempre, est espectacular. Lo cierto es que el casting es soberbio (sin ir ms lejos el Oscar a la mejor actriz secundario era, a mi entender, merecido) y hasta el productor, un Brad Pitt con un pequeo papel, destaca por su sobriedad (que no haga excesos ya es de destacar en el Sr. Pitt). En fin, una buena pelcula, intensa y dura. No obstante, algo irregular. Basada en una historia real, por cierto. Que duro...3 estrellas sobre 5 JULIAN GARCIA MARCOS

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    Obligado es, para mi persona, comenzar esta mini crtica haciendo un ejercicio de meditacin e imparcialidad, para tratar de apartar de mi mente la muy negativa opinin sembrada por Steve McQueen con su pretenciosa y sobrevalorada Shame (anterior film del director ingls). Dicho esto, comenzar repasando las virtudes de la pelcula. Buenas interpretaciones de todos los protagonistas sin excepcin. Desde la bellsima Lupita Nyong'o, hasta el siempre fiable Michael Fassbender, pasando por Chiwetel Ejiofor, autntico descubrimiento, al menos en lo que a mi persona se refiere. Muy interesante me pareci tambin la BSO, y el resto de categoras tcnicas (vestuario, fotografa, etc.), que se aaden al hecho de que la pelcula est muy bien rodada. Se podra decir que es un film con pocas, o muy pocas, fisuras.Sin embargo, una de estas brechas es muy importante: un guin lineal, sin ningn sobresalto ni sorpresa, que narra una historia que podramos denominar de "demasiado simple". Y es que, sin conocer la obra original (que seguramente ser mejor), creo el director podra haberse permitido alguna licencia para tratar de corregir este problema. No s, una historia de amor o amistad?, o quizs un hueco entre latigazo y latigazo para algn tipo de reflexin ms profunda. Quizs, y slo quizs, sea por esto que ninguna de las atrocidades que se muestran en el film consigue hacer mella en mi persona. Ser que me estoy volviendo insensible?. Yo creo que no, y, por lo tanto tengo que preguntarme: Qu falla en este film si, despus de todo lo que me ha mostrado, no es capaz de removerme la conciencia?. Lo dicho anteriormente: 133 minutos de metraje no puede sustentarse nicamente en una imparable serie de latigazos, penalidades y humillaciones.En este sentido, creo que hay filmes que retratan infinitamente mejor el aguante que puede llegar a tener el ser humano ante las atrocidades de sus congneres, como podran ser La Lista de Schindler, o tratando ms especficamente el tema de la esclavitud El Intendente Sansho.A pesar de lo anteriormente dicho, y en virtud a los mritos nombrados inicialmente, le voy a poner una nota de 3 estrellas y media sobre 5. JORGE MIGUEL LOPEZ

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    Sin duda estamos con la pelcula ms sobrevalorada del ao. Siendo una buena pelcula tiene aspectos que no consiguen su objetivo, con un guin muy lineal, en el que pasan aos sin tener incidencia en la historia que nos cuentan y eso hace que mire el reloj viendo la peli....me aburre a ratos, los actores salvan bastante bien el desaguisado, con un Michael Fassbender en gran momento y el actor principal Chiwetel Ejiofo tambin muy bien, teniendo grandes pelculas sobre esclavitud como Ben-Hur, El color

    prpura, etc. . . . todava son capaces los americanos de darle el Oscar a mejor pelcula ,cuando no pasa de ser una peli buena, agradable y que llega al notable raspado... y soy bondadoso en su puntuacin. Ag radezco su fotografa y ambientacin y me sobra ese deleite terrorfico de los castigos brutalesa veces no hace falta ensear las cosas tan directamente para conectar mejor, creo que le falta sutileza en ese mbito. Adems es una obra muy lenta....sin que esa lentitud tenga ms razonamiento para la calidad...demasiado larga, con excesivo metraje ,quizs con un montaje ms corto la hubiera reconocido ms mritos. 3 estrellas y media sobre 5. JORGE SARDN

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    Novela !Un pueblo llamado Insidia (y XIII) !Len, el poeta, tuvo miedo por sus amigos. Simul su fanatismo aparentando estar catatnico, pero lo que albergaba su corazn era una depresin profunda. Todo estaba perdido para l. Las esperanzas haban sido borradas y no tuvo ms opcin que reconocer la jugada maestra de los religiosos, que haban desbaratado cualquier avance de mentalizacin abierta conseguido entre la poblacin gracias a una labor oscura, lenta y poco gratificante de los miembros del crculo. Despus de aquello, nada se podra hacer, salvo rendirse, proceder a una involucin absoluta y esperar en ntimo silencio a que el tiempo fuese transcurriendo hasta su ltimo minuto. Quiso sentir rabia al ver como sus vecinos caan en la trampa, en la red tejida con maestra por el lder de los huesos y pieles de aspecto pattico que dominaba las mentes de los que le aclamaban casi como a un dios. El poeta cay de rodillas y hundi la cabeza entre las manos.

    -nimo, compaero! No desfallezcas! -le palmote alguien en la espalda, como su fuese uno de ellos, uno de los alocados histricos que temblaban con cada trueno y con cada exclamacin del chamn.

    Desgarr el poeta la tierra bajo sus manos, blanda de tanta lluvia. Se manchaba con ella el rostro en un desesperado intento de dejar de ser humano y convertirse en barro, para no ser testigo de la anulacin del ser racional, para aniquilarse como ser vivo y ser un mineral insensible, sin ojos ni odos para ni ver ni or, y no percibir, as, la destruccin de la humanidad que se desvaneca a su alrededor. Cuando escuch al chamn avisar de la presencia del alcalde y del jefe de polica, slo pudo sentir lstima por ellos y por s mismo.

    !!Castillo busc entre la multitud a sus compaeros del Crculo. No los encontr. Se tropezaba y caa y le volvan loco los alaridos de los insidianos a su alrededor. Fruto de la desesperacin, se tapaba los odos y gritaba l tambin y en poco se diferenciaba de los dems, salvo en su interior. Todo estaba perdido definitivamente, pensaba. Era el fin. Nada podran hacer los conspiradores para remediar aquel caos. Bastante sera con que salvaran la vida, aunque eso ya no era ni un motivo para continuar. l no quera

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    seguir viviendo. Se imaginaba despedazado vivo por aquellos salvajes. Necesitaba encontrar a alguno de sus compaeros, no sentirse tan solo, abandonado, a merced de sus tortuosos pensamientos. La soledad y la desesperacin de encontrarse entre tanta gente exaltada hasta el paroxismo le apretaba el corazn con un dolor insoportable. Pero no vea a ninguno. Subi como pudo a una gran roca desde la que se dominaba gran parte de la ladera. Mir hacia abajo. Desde all podra matarse sin duda slo con dejarse caer. No dejara que le agarraran vivo. Y desde all vio al alcalde y al jefe de polica y tambin vio como los energmenos sin conciencia les sealaban y todas las cabezas se volvan hacia ellos. Su desesperacin creci mucho ms de lo que tiene cabida en un ser humano.

    !!El chamn continuaba sealando al alcalde y al polica. Algunos dieron pasos para cercarse a ellos. Algn otro cogi del suelo piedras. Otros, estacas. Caan rayos en sucesin entre estruendos de truenos.

    -Sacrificios! Volvi a gritar alguien.

    -Sacrificios! Secundaron otros.

    Entonces, la multitud fue abriendo un hueco entre sus filas para que por l atravesara un vecino que corra cargando sobre sus hombros un cordero negro que balaba asustado.

    -Sacrificios! Sacrificios! Gritaban a coro.

    -Cordero de Dios! Cordero de Dios! Gritaban algunos.

    -Los cristianos traen corderos!

    El portador del cordero, agotado por el ascenso, dej de correr y con rapidez fue relevado por otro que carg a cuestas la ofrenda y as, de mano en mano, fue llevado el animal a las inmediaciones de la Roca. Ivn Carnicer le esperaba con los brazos extendidos como el que espera el abrazo de un ser querido. Tambin l gritaba a favor de los sacrificios y miraba de reojo con cara de triunfo al fondo, hacia Nstor y Aguilar.

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    Sin embargo, cuando al portador del cordero le restaban escasos metros para ascender hasta la roca, fue fulminado por un rayo. La deflagracin lanz por los aires a los que se encontraban a su alrededor y un asqueroso olor a carne quemada se extendi por el lugar. El cadver del hombre y el del animal humeaban y mostraban la negrura de las heridas mortales. Las gentes se tapaban las bocas y las narices y miraban al chamn suplicando una explicacin a tan horrendo suceso. Un silencio humano sepulcral cundi en toda la colina detrs de un fondo de truenos. Ivn Carnicer dudaba sobre lo que acababa de presenciar y se dio cuenta de que la duda que reflejaban los rostros de sus seguidores se transformaba en turbacin. Comprendi que deba reaccionar con prontitud antes de que todo se viniera abajo.

    -Oh, dioses! En que os hemos fallado? No hemos escuchado correctamente vuestra voz? Decidme! Vuestro pueblo est presto a obedecer cualesquiera que sean vuestros deseos! Mostradnos el camino! Mostrad el camino a vuestros ms fieles vasallos!

    Cay de rodillas con la cabeza hundida. Ocult los ojos abiertos y esper inmvil, presto a percibir cualquier reaccin de la gente, mientras pensaba cual sera el siguiente paso. Era consciente de que eran los momentos ms crticos, que el fulminante rayo quera decir algo, que haba algo que se le escapaba, algo que no haca bien del todo. No poda esperar mucho ms. El tiempo corra en su contra. Vio como los rayos caan sobre el pueblo y los alrededores de la colina al levantar la vista. Los ojos de la gente estaban fijos en l. Se levant con calculada lentitud, llen su pecho de aire y puso los ojos en blanco. Esta vez deba inspirar su mejor estado de trance porque haba encontrado con claridad el camino que deba seguir. Levant los brazos en cruz, los alz totalmente al cielo y esper a que retumbara un nuevo trueno que deba caer a no tardar.

    -Los dioses han hablado! Estn disgustados! Muy disgustados! Muestran su desilusin porque esperaban mucho ms de vosotros! Despus de mostrarse ante vosotros, esperaban una mayor entrega. Sin embargo, an no estn enfadados del todo y saben que recapacitaris para encontrar la respuesta adecuada a sus pretensiones. Su paciencia es infinita y an es mayor si se trata de sus amadas criaturas! No les defraudis una vez ms, si no queris ser castigados con toda su ira! Ya habis visto de lo que son capaces! Osaris insultarles una vez ms?

    -No! No! Qu hemos de hacer?

    -Mirad en vuestro interior! Acaso no ofrecerais a los dioses lo mejor de vosotros mismos? No os entregarais en cuerpo y alma a ellos? No os ofrecerais vosotros o a

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    vuestros hijos en ofrenda? Mirad! El sacerdote se une a nosotros! Eres bienvenido! nete a nosotros y responde a la pregunta que nos hacen los dioses! No exigi tu Dios a Abraham que le entregara a su propio hijo como ofrenda?

    -As es! Contest el cura que jadeaba al terminar de subir la cuesta -. Dios en su Sabidura prob la fe de ese prohombre exigindole sacrificar a su propio hijo, lo que ms amaba en el mundo, el fruto de sus desvelos y de sus ms fervorosos deseos!

    -Y qu hizo Abraham?

    -Se lo llev al monte y sobre una pila erigida a Dios, levant el pual sobre su hijo para ar rebatarle el corazn y entregarlo al Seor en prueba de su fe.

    -Una prueba de fe! Una prueba de fe nos exigen los dioses ahora! Y qu les ofrecis? Qu? Un cordero?

    Todos permanecan en silencio, miraban hipnotizados a los dos religiosos en la Roca de los Sacrificios mientras caan rayos y truenos desde el cielo encendido.

    -Un cordero! No os parece un insulto? Acaso no tenis nada ms que ofrecerles?

    Nadie contestaba. Se miraban unos a otros en busca de respuestas. Quiz, entendan lo que pretenda decirles pero el silencio segn crece se hace ms fuerte. Ivn Carnicer mir desafiante al alcalde.

    -Lo que vais a or de mis labios es la voz de los dioses continu el chamn sin dejar de mirar al poltico, con aplomo, dejando caer las palabras para que su peso fuese calando en las mentes de todos como el agua helada cae sobre la roca durante milenios hasta horadarla-. Todos sabis qu desencaden esta lucha contra las fuerzas del mal. Los enemigos de nuestra cultura han estado minando nuestra moral da a da hasta que se han credo lo suficientemente fuertes como para intentar un ataque directo. Slo que hemos reaccionado porque permanecamos vigilantes. Por eso, hemos sabido presentar batalla y salir victoriosos. Pero an no hemos terminado la tarea. Queda algo por hacer. Queda dar gracias a los dioses por infundirnos valor y serenidad, por mantener nuestros corazones alerta y tensos nuestros brazos. Y slo hay un modo de dar gracias

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    a los dioses. Cresteis que con un cordero sera suficiente y habis insultado a los dioses. Nos dan una nueva oportunidad de reparar el error. Esta vez no debis equivocaros o el desastre caer sobre vuestras cabezas y seris aplastados como hormigas insignificantes. Los dioses no desean haceros dao pero reclaman lo que es suyo. Reclaman lo que es justo! Exigen un sacrificio mayor! Exigen el mayor de los sacrificios! Exigen una vida humana! Y es que no tenis a la vctima propicia? Habis olvidado ya que vuestros enemigos os han atacado abiertamente? Olvidasteis ya la carta, esa forma monstruosa que a punto estuvo de ser la perdicin de todos?

    -La chica! Aventur Santos Cruz en un murmullo a los que tena al lado- Se refiere a la chica que recibi la carta! Sacrifiquemos a la chica!

    -La chica! Repetan los que rodeaban al cartero y nuevamente la voz corri veloz de boca en boca- La chica! La chica!

    La exclamacin elev su tono hasta alcanzar a los religiosos. El chamn espi de reojo la reaccin del sacerdote pero ste no reaccionaba, pareca no estar all, sino presa de una obnubilacin mstica. El hechicero abri su sonrisa y elev de nuevo sus brazos al cielo.

    -Sacrificio! Sacrificio!

    -Est aqu! Est aqu! Grit un insidiano sealando el coche patrulla con Beatriz sentada en el asiento de atrs, balancendose abrazada a sus rodillas.

    -Mierda! Exclam Aguilar.

    -Joder! Exclam Nstor.

    Nuevos rayos y truenos cayeron desencadenando la reaccin de los insidianos que se lanzaron a la carrera hacia el coche mientras lanzaban alaridos fanticos colina abajo, tropezando, cayendo, levantndose, tropezando otra vez. Desquiciados.

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    La fotografa del mes !Flecha rota, ms bien.

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    La Barca Juan Enrique Soto

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    Juan Enrique Soto, naci en un pequeo pueblo cerca de Frankfurt, Alemania, pero se cri en el popular barrio de Vallecas, Madrid. Ha publicado la novela El silencio entre las palabras con la Editorial Baile del Sol y La Barca Voladora con Crepolis Impulsa.!Entre sus galardones literarios se destacan: ganador del Primer Certamen de Relatos Himilce, finalista en el Tercer Certamen Internacional de Novela Territorio de la Mancha 2005, ganador del I Concurso de Relatos de Terror Aullidos.com y del Primer Premio de Poesa Nuestra Seora de la Almudena, Valladolid. Ha sido finalista o recibido mencin en los certmenes XIV de relatos UAM, V Hontanar de Narrativa Breve, XVIII Concurso Literario de Albacete, Primer Concurso Internacional de Cuente Breve del Taller 05 y Primer Certamen Literario Francisco Vega Baena.

    Algunas de sus obras pueden encontrarse en diferentes portales de la web.