La ballesta, una vez terrible arma de guerra, es uti...

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II EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - DOMINGO 14 DE AG05TO DE 1938. La ballesta, una vez terrible arma de guerra, es uti- lizada hoy como deporte y entretenimiento HB -^ - Las flechas, saetas y bodoques, antes de que fueran destronadas por las armas de fuego, fueron consideradas como terribles armas de guerra.-El interés en la ballestería se extiende hoy por todo el mundo, donde se YA el Siglo VI los chi- \\ \ \ l i.» i nos conocían muy t>..n \\ \ \ \ practica como un buen eiercicio la oólvora. Paro hasta \ 1 \—A » Por Padraic King A on al Siglo VI los chi- nos conocían muy bitn la pólvora. Paro hasta al ano 1200, no obstante, sa ignoró cómo utilizarla con fi- nas militaras. En la batalla da Pienking, con objeto da amadrantár a los mongolas, lanía ron cohatas a los qua dieron al nombra da 'flechas da fuego". En al Siglo XIV, un eu- ropao —por ciarto no identi- ficado por la historia— vio la posibilidad da utilizar la mez- cla inflamable descubierta en China para lanzar bolas des- de un tubo da metal. El des- cubrimiento iba a revolucio- nar todo al arta da la guerra. Los enemigos, de ahora an adelante, serían eliminados con pardigonas y bolas da hie- rro. Las armas del día eren al cañón y el arcabuz. La ba- llesta acababa de pasar a la historia. JA 'rK f\' J y J •»v <S "^/ rk A H a •a l'iu compañía de ballesteros de Sea Jorre serún aparecen en un fresco que se con- serva en le antífua Cepilla de San Jorre y San Pablo, en Ghent. Hacia madiados dal siglo * Vil los griagos habían empleado la pólvora, como cohetes incendia- rios, an al Bajo Imperio; paro apareció como medio de destrucción, an manos da los ingleses, durante la batalla da Cracy, en 1346. La invención o introducción de la pólvora en Europa se atribuye a Al- borto Magno, Bocón y Bertoldo Schwarts, paro no puede afirmarse lo que hay da ciarto en estas suposiciones. Paro, como decimos más arriba, no hubo tal invención euor- pao. Si los chinos no hubieran inventado la pólvora, as probable qua aún la ballesta fuara un arma da guarro. A pasar de todos los cambios operados por al perfeccionamiento y mejora da las ar- mas, los principios de la ballesta siguen vigentes aún an el rifle de nuestros días. La ballesta, que dasde hace centenares de años dejó da sar un instrumento de destrucción —axceptuando a ciertas comunidades sin contacto con la civilización qua aún la usan como arma—> asta resucitando actualmente y su empleo constituye un deporte. Aún parece que hay gran intarés an la historia dal legendario Gui- llermo Tell, al hombro que para salvar su vida, somatiando sus ner- vios a una prueba horrible, tuvo qua lanzar su flacha contra una manzana colocada an la cabaza de su hijo. RESURRECCIÓN DE LA BALLESTA En todo al mundo, particularmente an Inglaterra a Italia, asta muy an boga ahora al deporte dal arco y la flacha. El juego del dardo-saeta da acero ligero que se lanza sobra una parad situa- da a corta distancia, que sirve de blanco—fué en un tiempo posa- Hampo favorito de la ganta en la Gran Bretaña y hoy astó hacien- do furor an Londres. El deporte de la ballesta, que se practica mucho también an Estados Unidos, sa originó hace siglos an al Tirol au ropao. Des- pués de la revolución de Kerman en 1848, muchos artistas y arte- sanos huyeron de Sajonia y Nortaamérico dando a conocer al antro- te nimiento. Lo que hoy as el pasatiempo da la flacha y el arco —llama- da par los alemanas "Armbrust" y por las antiguos cronistas "ma- nubalista"— as sólo una adaptación dal pasado y poderoso ¡nstru_ manto da guerra da la antigüadad, la ballesta. El hecho de que algunos armas antiguas, particularmente la ballesta, hayan sido muy parecidas al arco y la flacha deportivos, haca suponer qua sugirieron su invención. V O *> Eat* raro rrabado en madera evidencia el empleo de la ba- llesta en los barcos de mena de la antig-Uedad y el medioevo. Eete rrabado noe mueetra lo que era el trabuco, la poderosa máquina bélica que usaron loe romance. desde las fortalezas. Esta misma arma era la favorita en los bar- cos de guerra. La mayor da las ballestas, usadas como arma da infantería, pasaba da 15 a 16 libras, no así lo utilizada como arma da defen- sa. Solamente el arco da aste último tipo de ballesta, llamada ba- lista, pesaba 18 libras. En tos sitios da la antigüadad y el medioavo las armas mós importantes aran la ballesta, la catapulta y el trabuco. La prime- ra sa utilizaba para lanzar flechas de gran tamaño; las otras dos enormes rocas y pedruscos. El origen da la ballesta y la catapulta fueron inventados an Hampo inmemorial, no así el trabuco qua data da la Edad Media. Estas armas eran usadas tanto por los dafansoras como por tos atacantes de un castillo o puablo fortifi- cado. Las tras máquinas de guerra fueron empleadas durante mu- chos años hasta qua apareció al cañón. La ballesta y la catapulta derivaban su fuarza para lanzar los proyectiles da cuerdas torci- das. El trabuco, basábase an al principio da gravadad, y utilizaba grandes pasos para disparar su carga. DESCRIPCIÓN DEL ARMA La ballesta tañía una parta da madara, como el rifle de hoy, y na arca da acara da unas 18 pulgadas da ancho, qua sa fijaba an dos extremos da la parta delantera, donde quedaba lo qaa hoy vie- rta a ser el cañón dal arma da fuego. El nivelador da madara ara utilizado para llevar hacia atrás la pasada cuerda qua servía para lanzar la flacha. Otro tipo da ballesta, mucho mayor, ara empleado para la de- fensa da tos fortalexos atacadas. El arma podía sar cuidadosamen- te protegida detrás da las torras y disparar desde tos aspilleras. Loa tropas dafansoras lanzaban sus flachas casi coa impunidad zar la pesada y larga flecha qua se había hecho de uso general. EI blindaje llegó a ser tan pesado que se hizo impo- sible que el sol- Esta máquina de guerra antigua, la bolista, era como una ba- dado pudiera lle- llesta gigantesca que servía para arrojar saetas, balas, bodoques, vorlo. y otros proyectiles. Eran emplazadas únicamente cuando se trata- ba da defender o atacar una fortolaza. El arma, la más formidable entonces, descansaba bien en un parapeto o sobre un trípode. Pa- ra sostener y disparar este tipo de ballesta sa requería un hombre de extraordinaria fuerza. Los ballesteros de la antigüedad y el medioavo, a diferencia da sus sucesores, los soldados qua forman la infantería da hoy día, no marchaban sobrecargados con sus equipos. Sus escudos para protegerse, los montacargas para colocar el proyectil en la bo- lista y hasta los dardos eron conducidos por ayudantas. El guerre- ro de entonces lo único que llevaba a cuasta era su armo. La infantería en la actualidad lleva sobre sus hombros sesen- ta libras de peso entre armas, equipo, ropa y alimento. Ni aún cuando la Guerra Mundial los soldados llevaban tal paso. PROTESTA DE NOBLES En las guarros dal madioavo, como en las da la actualidad, el problema principal consistía an que las trepas estuvieran bien pertrechadas da municionas. Cuando las flachas sa terminaban y al suministro quadaba interrumpido por algún motivo al fin da un ejército era terrible. La punta da las flachas ara da matal sólido, prolongándose en una especie da tubo qua cubría la madara. Algunas flachas ta- ñían una punta muy fina y eran usadas contra los soldados que iban poco protegidos por sus armaduras, especialmente los da in- fantería. La flacha ara un proyectil pasado y peligroso. Los caballe- ros, señores feuda- I e s y nobles no protestaron mien- tra s sa sintieron bien protegidos por sus corazas; mien- Eate trabuco era utilizado para lansar harrlle* de tierra ron objeto de cubrir loe fosos para que laa fuertae atacante» pudieran paaar. tros los qua morían eran los soldados de infantería qua solamen- te contaban con un escudo de piel para rechazar las flechas. Ahora ya la cota de malla no daba suficiente protección. To- mando ol cielo por testigo declararon que uno guerra en la que emplearan las ballestas qua lanzaban flechas pesadas no era ho- norable. En los siglos XIII y XIV, así como a madiados dal XV, los ba- llesteros astaban considarados an el continente europeo como los "corps d'elite" de los ejércitos y siempre, durante las batallas, ocu- paban las primaras líneas. En ciarto forma pueden ser compara- dos con las fuerzas de choque utilizadas cuando la Guerra Mun- dial. La fortolaza, destreza y práctica esenciales para la manipu- lación dal orco grande no eran requeridas en el manejo de la ba- nasta-' ordinaria. La ballesta militar más perfecta, con su orco de acaro y su apéndice, era pasada y lenta en su acción. PROHIBICIÓN DE LA IGLESIA Tan bárbaras oran consideradas las heridas producidas por las flachas lanzadas por las ballestas, qua fué prohibido su em- Una ballesta militar ordinaria dal Siglo XV, qua disparaba fia- plao por la Iglesia en 1139 y amanazado al qua la usara con al anatema. El arma era considerada como "odiosa a Dios y contra- ria a tos principios cristianos". La prohibición fué confirmada, al finalizar al siglo, por al Papa Inocente III. Conrado III da Alema- nia, (1138-1152), prohibió qua sa empleara la ballesta en su ejér- cito. chas da un grueso acaro, si sa lanzaba al proyectil an un ángulo da cuarenta y cinco grados, ésta recorría da 370 a 380 yardas. Las flechas da mayor longitud, ancho y paso sólo alcanzaban, cuando más, an casos excepcionales, 290 yardas. Las corazas ruaron aumentando da espesor. El blindaje vino a substituir la cota da malla, qua ya na ara suficiente para racha- Cuatro siglos mós tarda, an 1542, sa pasó una ley en el Par- Tipo de hállate, una especie de ballesta rrandi», que servia para arrojar aaetae, beles y bodoque*. tomento de Inglaterra, para impedir que los bandidos —"gangsters" y pistoleros de aque- llos días— pudieran conseguir las ballestas y emplearlos en sus fechorías. Toda perso- na que tuviera lo peligrosa arma en su po- der tenía que pagar veinte libros de multa. La historia de las ballestas está incom- pleta. En muchos casos hay que trabajar por inferencia cuando se habla de ellas. Los ro. manos, por ejemplo, empleabon una máqui- na muy grande, que descansaba sobre ruedas y contaba con un montacargas operado por varios hombres. El arma estaba construida de acuerdo con los principios de lo ballesta. Las ballestas pequeñas, de tipo ordinario, fueron empleadas por los romanos desde el siglo IV. La evidencia da esto puede encontrarsa en Vegetius, quien en su tratado sobre el arte militar, dedicado a Valen ti ma no II, en el 385 aluda a las ballestas. Dice que ésta es el arma apropiada pora el uso de tropas ligeramente armados. Dos bajo relieves, que evidentemente datan da antes del Siglo IV —actualmente en el museo de Puy, Francia, presentan las características de la ballesta de mano usa- da ya por los romanos. Desde el Siglo V al X, toda la evidencio —tanto histórica como pictórica— prueba el uso del arma. i D u ra n t e cinco siglos, comenzando aproximadamente en el eño 1030, los ba- llesteros fueron enrolados en los ejércitos con- tinentales. Sus servicios bélicos fueron elimi- nados entre 1522 y 1525. A partir de esta fecha sólo fueron empleados, ocasionalmen- te, en barcos extranjeros o en lo defensa y ataque de poblaciones o castillos fortificados. En 1535 desaparecieron por completo de las ' contiendos bélicas. LA BALISTA INGLESA Las grandes victorias obtenidas medien- te el uso de la balista en los combates, con- venció a los Reyes de Inglaterra qua no ha- bía arma inventada ni por inventar que la sobrepasara en efectividad. Por esa razón fué empleada en la Gran Bretaña hasta cuan- do ya no tenía ningún uso militar. A pesar de que se había demostrado la superioridad del arcabuz y de la pistola, sabiéndose que ya nunca la balista recuperaría su papel militar, Inglaterra posó varias leyes para que se siguiera emplean- do. Comenzó a declinar, no obstante, alrededor de 1540 y antes del 1600 había pasado a la historia. Su decadencia sa hizo evi- dente duronta el período de poz del reinado da Isabel. España mantuvo sus contingantes de ballesteros hasta mucho después que otros países europeos. El famoso Cortés los utilizó du- rante la conquista da México, cuando sa aodaró da la ciudad- más da 150,000 indios perecieron durante el sitio— y del empera- dor Guatimazín en 1521. El pequeño grupo da hombros qua con Francisco Pizorro salió de Panamá en 1524 para explorar al Perú también estaban armados con ballestas. Duronta la conquista del Perú (1532-1533), no obstante, Pizarra sólo tañía entro su gente a una docena da ballesteros. , Probablemente la última voz qua sa usó la ballesta en un com- bata fuá contra las tropas inglasas qua on 1860 atacaron y sa apo- deraron dal fuerte Taku, defendido por ballesteros chinos. En la guarro chino-japonesa 1894-95, fueron vistos algunos contingen- tes de ballesteros también. Lo más cario» M qua tos chinos tañían una ballesta qua lanzaba diaz flachas an quince sagundos, una es. pecio de ametralladora primitiva. Hoy quien ha profetizado que si los japoneses penetran mucho más an al corazón da la China puado sar qua sa encuentren con algunos hombros qua usan contra olios asta arma qua sirva da entretenimiento a la ganta an tos paisas » occidentales.

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  • II EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. - DOMINGO 14 DE AG05TO DE 1938.

    La ballesta, una vez terrible arma de guerra, es uti- lizada hoy como deporte y entretenimiento

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    Las flechas, saetas y bodoques, antes de que fueran destronadas por las armas de fuego, fueron consideradas como terribles armas de guerra.-El inters en la ballestera se extiende hoy por todo el mundo, donde se

    YA el Siglo VI los chi- \\ \ \ l i. i

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    Por Padraic King

    A on al Siglo VI los chi- nos conocan muy bitn la plvora. Paro hasta

    al ano 1200, no obstante, sa ignor cmo utilizarla con fi- nas militaras. En la batalla da Pienking, con objeto da amadrantr a los mongolas, lana ron cohatas a los qua dieron al nombra da 'flechas da fuego".

    En al Siglo XIV, un eu- ropao por ciarto no identi- ficado por la historia vio la posibilidad da utilizar la mez- cla inflamable descubierta en China para lanzar bolas des- de un tubo da metal. El des- cubrimiento iba a revolucio- nar todo al arta da la guerra. Los enemigos, de ahora an adelante, seran eliminados con pardigonas y bolas da hie- rro. Las armas del da eren al can y el arcabuz. La ba- llesta acababa de pasar a la historia.

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