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    Juan Antonio Cebrin

    La aventura de la ReconquistaLa Cruzada del Sur

    ePUB v1.0Perseo 15.01.12

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    Este libro est dedicado con toda justicia a la mejor audiencia y equipo que un programa de radio pudo soar jams. Por vosotros La Rosa delos Vientos mantendr bien alto el estandarte del ideal que nos conduzca a un mundo mejor. Recordad que lo que hacemos en la tierra tiene su ecoen la eternidad

    Fuerza y Honor

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    INTRODUCCIN

    uestra historia arranca en un lugar llamado Hispania, en un tiempo donde diferentes linajes pugnaban por el trono del reino. La guerra civil haba devastado buena parte dentemplada desde el norte de frica por los ojos ambiciosos de una nueva potencia militar y religiosa que tan slo esperaba a que la fruta madurase para cumplir su miente europeo. Todo sucedi hace 1.300 aos, fue entonces cuando un ejrcito compuesto por tropas rabes y bereberes invada el reino de los godos. En pocos meses las ca totalidad de la pennsula Ibrica. Slo algunos rebeldes dirigidos por un noble llamado Pelayo se opusieron al invasor mahometano desde sus refugios de las monta

    una Reconquista que se prolongara casi ocho siglos.n este perodo se libraron batallas sin igual con nombres que han pasado a la leyenda: Covadonga, Clavijo, Simancas, Calataazor, Sagrajas, Navas de Tolosa, erablemente a los personajes ms carismticos del medievo hispano: Don Pelayo, Tariq, Abderrahman I, Sancho III, Abderrahman III, Almanzor, Rodrigo Daz de Vivar, uistador, Boabdil el Chico, o los propios Reyes Catlicos, todos ellos hicieron de lo que se llam Reconquista, una gesta pica sin precedentes en la historia del mundo connLa Cruzada del Sur viajaremos a los reinos cristianos de Hispania y a la musulmana al-ndalus, donde encontraremos momentos nicos de respeto entre dominadores ygonizados por musulmanes mozrabes, mulades, mudjares y judos; diferentes idiosincrasias y formas de entender la existencia; alianzas y desacuerdos en uno de loso cultural. Dos mundos unidos por la misma idea de amor a la tierra que les acogi.s invito por tanto a participar en los principales acontecimientos y vidas de la Edad Media espaola. Los nacimientos de Asturias, Len, Navarra, Aragn y Castilla. El esdiferentes perodos como el emirato dependiente de Damasco, el independiente de Bagdad, el esplendoroso califato Omeya, los reinos taifas y el reino nazar de Granadauerras crueles pero, tambin, largos tiempos de paz que ayudaron al mutuo entendimiento de unos y otros, siempre bajo la mirada atenta de la Cruz y la Media Luna. Neros hispanos rehusaran ir a combatir a las diferentes cruzadas que se organizaban con el propsito de liberar Tierra Santa, ya que ellos luchaban y moran en la empresica Cruzada cristiana contra la yihad islmica por el control de aquel territorio del sur continental.trasiego desde Covadonga a Granada, no slo dej muerte y destruccin, sino, tambin, convivencia, cultura y mestizaje que, a la postre, definieron la personalidad de un

    para convertirse en 1492, gracias al descubrimiento de Amrica, en una de las potencias ms importantes y luminosas de su tiempo.Cruzada del Sur es una obra que pretende acercar al lector a uno de los momentos ms apasionantes de nuestra historia; a diferencia de mi anterior libro La Aventura de los godos donde mperodo muy oscuro de Europa, ahora me encuentro ante una etapa ampliamente difundida e investigada, no es por tanto deseo mo aportar nuevas luces sobre la Reconqu

    ibir estas pginas es el mismo propsito que me anim a emprender la divulgacin de la epopeya visigoda.aro est que si apostara por contar los 780 aos que dur la Edad Media hispana necesitara varios volmenes y, no es el caso. En esta ocasin he elegido centrarme bssiglos, aunque no podr sustraerme a la narracin de captulos que ayudarn a entender por qu tantos guerrearon y murieron defendiendo sus ideales.esgraciadamente, los vientos de guerra soplan con fuerza en estos aos del siglo XXI, otra vez se utiliza el pretexto de la religin para tocar los tambores de la muerte. Ojan, lo impidan favoreciendo una era de armona entre todos los pueblos de la tierra. Creo que despus de tanto sufrimiento merecemos esa oportunidad.

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    SIGLO VIII

    Un despreciable brbaro, cuyo nombre era Belay, se alz en las tierras de Galicia y, habiendo reprochado a sus compatriotas su ignominiosa dependencia y su huidacobarde, comenz a excitar en ellos los deseos de vengar las pasadas humillaciones, y expulsar a los musulmanes de las tierras de sus padres.

    Antologa de Al-Maqqari, donde se reflejaba el desprecio musulmn por las acciones blicas del rebelde don Pelayo.

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    EL ALBOR DE UN REINO

    combate result atroz, miles de muertos sembraban los campos de batalla cercanos al ro Guadalete. En ese lugar invasores musulmanes apoyados por grupos locales dpal del ejrcito visigodo dirigido por el propio rey don Rodrigo. Tras la batalla, el valiente don Pelayo, jefe de la guardia personal del Rey, reuni a los hombres quperada hacia Toledo, la desguarnecida capital del reino. En el rostro del curtido militar se poda intuir la rabia y la vergenza provocadas por aquella derrota. Con tan an a ms de 40.000 guerreros godos entre los que se contaba la flor y nata de la aristocracia hispana. A esto se sumaba la traicin de Oppas y Sisberto, hermanos del do Rodrigo haba entregado los flancos de su ejrcito para que posteriormente, en medio de la sorpresa generalizada, se pasaran al enemigo dejando a su suerte al infortumuy poco en ser cubierta por lanzas y flechas sarracenas. Corra el 26 de julio del ao 711, una fecha que en esos momentos no supona ms que un captulo en la hisnte, se confirmara como el fin de tres siglos de influencia visigoda en Hispania.layo, como otros magnates godos, no daba crdito a lo acontecido en las jornadas anteriores, y seguramente, en su angustiosa cabalgada a Toledo, pens en la traicin eja entender cmo era posible que una ambicin personal pudiera hipotecar de esa manera el futuro de todo un reino. l siempre desconfi de los witizanos, sin embargo, a de reclamar una ayuda necesaria ante la avalancha morisca. El peligro de invasin era tan cierto que cualquier habitante de Hispania respondera ante la ofensa mahomgo pero, finalmente, no fue as.hora, con Rodrigo desaparecido y la mayora del ejrcito aniquilado, la situacin para la Hispania visigoda bordeaba la tragedia. Quin o quines asumiran el mando de loado para iniciar la resistencia? En todo eso, seguramente, reflexionaba Pelayo, sin ni siquiera imaginar que aos ms tarde l mismo se convertira en paradigma de la Recoos seguidores de Witiza, autnticos instigadores del conflicto, se frotaban las manos especulando sobre si los ocasionales aliados ismaelitas se conformaran tan slo cando posteriormente a su tierra de origen sin ms preguntas. Nada ms lejos de la realidad, dado que los musulmanes haban saboreado las bonanzas de una tierra prdafas propicias para el acomodo de un pueblo obligado a la aridez de los desiertos arbigos y norteafricanos. Las mieles de Hispania seran, por tanto, el magro tesoro quedicar.general Tariq Ibn Ziyad haba obtenido una luminosa victoria sobre aquellos que l consideraba brbaros infieles. Sus prdidas se cifraban en unos 3.000 hombres, la mit

    or, Musa Ibn Nusayr, gran gobernador de todo el norte de frica, tendra motivos para estar satisfecho.riq captur la prctica totalidad del patrimonio que acompaaba a don Rodrigo en aquella campaa, repartiendo la mayora entre sus hombres y reservando una parta). Los 250 dinares que correspondieron a cada uno de los vencedores debi ser una buena cantidad, pues, muy pronto, la noticia anim a miles de bereberes que deon pensando en las cuantiosas riquezas que obtendran en aquella antigua tierra de vndalos. Al-ndalus, esa era la traduccin rabe, se converta en la tierra prometida po de propagar por Europa el mensaje de Mahoma; Hispania sera cabeza de puente para la invasin del viejo continente.

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    La expansin rabe en la pennsula Ibrica durante el siglo VIII

    amasco rebosaba felicidad mientras los hijos de Witiza, Agila II y Ardn, exigan la reposicin de sus derechos y propiedades. El califa Walid I respondi entregando ndo a sus antiguos aliados al sometimiento a las leyes y gobierno de los nuevos dueos de la situacin.

    o cierto es que miles de hispanos vieron con agrado la llegada de los musulmanes; demasiados aos de hambrunas, epidemias e impuestos opresivos haban desemboctodo el reino visigodo. Los invasores, lejos de ejercer como martillo, permitieron libertades que mejoraron la salud emocional y econmica de un pueblo demasiado

    cin de gravmenes exagerados, la posibilidad de mantener religin propia sin persecuciones ni descalabros y la permanencia del derecho a la propiedad privada hizcin militar de pueblos y ciudades se produjera sin enfrentamientos. A pesar de esto, muchos se negaron a comulgar con lo impuesto por los nuevos amos de la Pennsu

    as donde lameran sus heridas esperando devolver el golpe algn da.os rebeldes se refugiaron principalmente en ncleos cantbricos y pirenaicos a la espera de escenarios adecuados para la reaccin. Mientras tanto, las tropas de Tariquca, Levante, y otros puntos estratgicos del centro de la pennsula Ibrica. En algunas ocasiones se pactaba con los dirigentes locales, valga de ejemplo el del condin que se extenda por las provincias de Alicante y Murcia, que firm acuerdos de amistad y no agresin con los recin llegados a los que prometi vasallaje a cambio deriq fue tan sabio como buen militar; pronto se present ante Toledo que tom sin apenas oposicin. Sus xitos originaron recelos en Musa que ansioso por disfrutar de la o ms tarde de la victoria de Guadalete con 18.000 sirios y bereberes que le sirvieron para tomar Sevilla y poner sitio a Mrida. En poco ms de tres aos, las fuerzas mad del territorio peninsular; lamentablemente para ellos, surgieron fuertes disensiones internas protagonizadas por Musa y Tariq quienes pugnaban por el control de la o los dos fueron llamados por el Califa de Damasco quien decidi destituir a los conquistadores de lo que ya se consideraba la perla del califato omeya. Esta lucha entneo respiro para los refugiados cristianos que comenzaban a organizarse en los reductos norteos.s iban transcurriendo los primeros aos de ocupacin musulmana en Hispania, ahora llamada al-ndalus. Pero mientras tanto, qu haba sido de Pelayo?

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    PELAYO, EL NUEVO HROE

    a historia de don Pelayo es confusa como la de los aos en los que le toc vivir; segn la leyenda, siempre tapizada con hebras de realidad, el iniciador de la Reconquista nmontaas cntabro asturianas. Hijo de Favila que a su vez era vstago del rey Chindasvinto, sobrino por tanto de Recesvinto y primo del rey Don Rodrigo que era hijo

    es atribuidos a Chindasvinto, tan slo el primognito Recesvinto tuvo la fortuna de reinar. Los otros dos, Teodofredo y Favila, fueron vctimas de Witiza, y vengados amplgo arrebat el trono a los hijos de Witiza apoyado por buena parte de la nobleza visigoda, incluido su primo hermano Pelayo, que fue elegido jefe de la guardia personal del final, luch con bravura en Guadalete y escap a Toledo donde se mantuvo un tiempo hasta la llegada de los musulmanes. De la vieja capital visigoda sali con suspo de Toledo, quien custodiaba las sagradas reliquias cristianas, adems de otros tesoros eclesiales. La siguiente guarida para los refugiados fueron las montaas burganatal, donde se estableci a la espera de noticias. La crnica nos habla de un Pelayo creyente y fervoroso, que incluso es capaz de viajar, en compaa de un caballero llampos difciles de las disputas dinsticas; no es de extraar que sintiera profundo desagrado por la Media Luna y lo que representaba.

    n el ao 716 los musulmanes establecidos dbilmente por el norte peninsular chocan con los intereses de gallegos, astures, cntabros y vascones, gentes poco romumbradas a lidiar con toda suerte de potencias invasoras como los celtas, romanos, suevos, godos y, ahora, musulmanes.rabe Munuza se instal en Gijn como val o gobernador provincial del emirato cordobs cometiendo el grave error de pretender a la hermana del noble Pelayo; acas

    ad con los desconfiados astures. Sin embargo, Pelayo reaccion de forma violenta ante lo que se consideraba una humillacin de los mahometanos. El val reconocindo con urgencia una excusa oficial para quitrselo de encima. Pelayo es enviado como rehn a Crdoba para conseguir el pago de impuestos; era costumbre que loes provenientes de las provincias sometidas, obligando de esta manera a los vasallos implicados a un regular e impecable pago de tributos. Un ao ms tarde de su llegao consigue burlar a sus captores huyendo en un viaje lleno de peripecias y avatares que le conduce a su querida Asturias.u entrada en el territorio asturiano le ser de gran provecho al coincidir con una reunin de lugareos celebrada en Cangas de Ons para debatir asuntos de importanciaotada por la presencia excesiva de musulmanes en la zona. Pelayo se dirige a ellos y les anima a la sublevacin, invoca a los ancestros y a sus sentimientos de vida en libertanjero. Paradjicamente, l que representaba al antiguo invasor godo se convierte en el lder de unos rudos montaeses deseosos de combatir cualquier signo autoritario ajta. La faccin de Pelayo comienza a ser famosa en los contornos. Lo primero que hacen es negarse a pagar tributo, despus algunas escaramuzas militares; de momentculo pero tenaz levantamiento. Preocupado, el gobernador Munuza solicita ayuda al Emir de Crdoba quien acababa de sufrir algn revs guerrero en Septimania. Sus ttaba con presteza una victoria que enardeciera el nimo de los soldados de Al. Pelayo y los suyos se iban a convertir en vctimas propicias para la propaganda guerreromo ao en el que se decide por aclamacin el caudillaje de don Pelayo; algunos historiadores apuntan que posiblemente fue proclamado rey; otros, ms conservadores,lo o lder militar de los insurgentes.

    n todo caso, se produce una unin popular dispuesta a presentar combate a la fuerza ocupante. Su nmero es apenas representativo, ya que no superarn unos pocos cientoa columna sarracena que se dirigi a Asturias iba encabezada por Alqama, un lcido militar experimentado en la guerra y dispuesto a complacer las necesidades del E0 hombres de todo punto suficientes para aplastar los gritos de aquellos 300 asnos salvajes como les denominan los cronistas rabes. Una vez informado de lo que se lede guerrillas replegando a sus hombres hacia las montaas, evitando de ese modo, el desigual combate en campo abierto. En las estribaciones del gran macizo de los

    e Auseva y en l una oquedad denominada por la leyenda la Cova Dominica, futura Covadonga, sitio ideal donde se ocultan buena parte de los rebeldes astures. La cuesentaba como lugar propicio para las operaciones de los belicosos montaeses. Don Pelayo dispers a dos tercios de su hueste por las laderas, riscos y acantilados certros 105 combatientes se parapetaba en la propia cueva a la espera de los musulmanes. Todo estaba dispuesto para la emboscada. Seran capaces aquellos bravizados mahometanos?r si acaso apareci la ayuda divina, cuenta la leyenda que a don Pelayo se le abrieron los cielos mostrando el antiguo pendn bermejo de los godos, estandarte perdido isin don Pelayo tom dos palos de roble y los uni formando una cruz que enarbol durante la posterior batalla. En tiempo de primavera cuando todava refrescaba icin punitiva de los sarracenos. Pensando en una hipottica negociacin el inteligente Alqama se hizo acompaar por don Oppas, prelado de Sevilla y hermano de Witiza. mana contact con los rebeldes, la verbigracia del antiguo traidor godo fue insuficiente para convencer al obstinado don Pelayo. Las promesas de paz y patrimonio

    guieron soliviantar ms, si cabe, la voluntad de los cristianos, manifestndose determinados a combatir sin tregua.a refriega se produjo presumiblemente en el mes de mayo de 722. Alqama orden a sus hombres que se internaran por los desfiladeros cercanos a la Cova Dominica; de inas y flechas procedentes de los altos dominados por los violentos astures. Los musulmanes intentaron replicar entonces, con saetas y proyectiles lanzados por ondas. Peros montaeses ejercan sobre un terreno que conocan como la palma de su mano.ejrcito moro sufri numerosas bajas en los primeros minutos de la lucha; eso, unido a lo complicado de la situacin pues eran muchos hombres para maniobrar en el a

    a sobre la efectividad de su ataque. La incertidumbre mahometana fue aprovechada por fon Pelayo que sali con todo lo que tena de la Cova Dominica. Sus hondidos musulmanes provocando una terrible masacre entre ellos. El propio Alqama muri en el choque, los dems iniciaron una estrepitosa huida por aquellos montes hos

    a tragedia mora se complet cuando un desprendimiento de rocas sepult a buena parte de los rabes. La victoria para don Pelayo y los suyos fue total y engordada nos.ra los rabes la escaramuza de Covadonga fue algo insignificante, llegando a comentar que los hombres de Alqama desestimaron la lucha por ser tan slo un puado de

    pocas mujeres y, que tarde o temprano, moriran abandonados en lo abrupto de aquellas montaas inhspitas.as noticias de Covadonga llegaron a Gijn donde se encontraba el desolado Munuza quien opt por abandonar la ciudad, dirigiendo sus tropas bereberes hacia Len. eptado por los cristianos, matando a muchos musulmanes incluido el propio Munuza. Los supervivientes se refugiaron en la plaza fuerte de Len, localidad amuralladao por la reciente victoria, baj a Cangas de Ons dispuesto a recibir los vtores de sus paisanos. En poco tiempo, vio orgulloso cmo miles de voluntarios se sumabcin llegadas de Galicia, Cantabria, Vizcaya, etc., adems de los propios astures, integraron la primera hueste de la Reconquista.on 8.000 infantes y 150 caballos, don Pelayo sali de Cangas dispuesto a tomar Len, empresa que hoy en da es difcil precisar si se consigui o no aunque, segnrselo a don Alfonso, yerno de don Pelayo, hijo del duque don Pedro de Cantabria y futuro rey de Asturias. El bravo don Pelayo, convertido en hroe de los cristianos, izar el incipiente reino. Durante aos consolid las fronteras de Asturias desde su capital, establecida en Cangas de Ons. Se cas con Gaudiosa con la que tuvo dos hiso I, y Favila, quien le sucedi tras su muerte por enfermedad en el ao 737.primer hroe de la Reconquista espaola fue enterrado junto a su mujer en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, prxima a Covadonga, aunque ms tarde sus restos repcer como mito.

    uviera el combate de Covadonga mayor o menor magnitud, lo cierto es que sirvi para emprender la lucha entre dos conceptos diferentes de entender la existencia. Dean por el territorio hispano durante casi 800 aos, jalonados por ms de cuarenta batallas, innumerables avances y retrocesos, convivencia, mestizaje, encuentros y difereincendio que acabara en 1492 con la toma de Granada.

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    DESPUS DE PELAYO

    bito de don Pelayo dio paso al alzamiento como rey de su hijo Favila o Fafila. El nombramiento fue al parecer por eleccin de los notables astures en reconocimiento. Al pobre Favila apenas le dio tiempo de protagonizar hazaa alguna ya que tan slo fueron dos los aos que pudo reinar. En ese perodo encontr ocasin para ordenar

    as de Ons, albergadora de la valiosa cruz de roble que don Pelayo utiliz en Covadonga. La ermita de la Santa Cruz fue consagrada en 739, ao en el que muri cuencia del ataque de un oso que le despedaz mientras disfrutaba de una jornada de caza.gn se cuenta, el hijo de Pelayo era muy dado a los placeres terrenos, lo que le distraa de las obligaciones de gobierno en un pequeo territorio que aspiraba a for

    mos de Favila, tan slo que se cas con Frolaya con la que tuvo dos hijos que no llegaron a reinar. S, en cambio, lo hizo el yerno de Pelayo, don Alfonso, hijo de don Pedrfonso I, el Catlico, puede ser considerado por la documentacin existente, como el primer rey de Asturias y posteriormente de Len. Nacido en 693, fue de los primeroselayo en su guerra contra los musulmanes. Ungido tras la muerte de Favila, dedic su reinado a extender las fronteras de Asturias consolidando la pequea monarqua y ano ms all de los originales valles astures. Las primeras conquistas alfonsinas se centran en la Galicia martima y en las comarcas de Libana, Santillana, Transmiera, CarraCastilla. En torno al ao 740 al-ndalus atraviesa por una suerte de conflictos internos protagonizados por rabes y bereberes; estos ltimos haban sido acuartelados enabandonar los emplazamientos asignados, una gran franja de territorio qued desprotegida y a merced de las tropas cristianas que, sin pensarlo, aprovecharon una oporso I, en compaa de unas huestes muy motivadas, inicia el asalto de muchas ciudades sitas en el valle del Duero y puntos limtrofes. De ese modo diversas plazas van cayo de Lugo, Oporto, Viseo, Braga, Ledesma, Chaves, Salamanca, Zamora, vila, Len, Astorga, Simancas, Segovia, Amaya, Osma, Seplveda, etc. Al esfuerzo guerreruna provocada por las malas cosechas y una mortfera epidemia de viruela. Todo el valle del Duero entra en una grave crisis donde predomina la escasez de poblacin, fouscaba vigorizar al recin nacido reino asturiano. Durante aos miles de cristianos fueron nutriendo el censo de Asturias. A medida que las tropas avanzan y toman las mn y trasladan los restos de poblacin cristiana hacia el cada vez ms slido enclave norteo.o hay una estrategia militar definida, ms bien el despoblamiento del Duero obedece a la imposibilidad por parte de los dos bandos de ocupar aquellos lares. La ofensiva cdia musulmanas por un terreno poco apetecible y difcilmente defendible, crean en el valle del Duero una inmensa zona casi yerma que se convierte en un territorio ario por donde transiten ejrcitos de uno y otro lado en sangrientas razias.fonso I, como ya hemos dicho, se cas con Ermesinda, hija de Pelayo con la que tuvo tres hijos: Fruela, Vimarano y Adosinda; ms tarde, al enviudar, tendra otro hido Mauregato.lo largo de todo su reinado Alfonso I se caracteriz no slo por la guerra sino tambin por su profunda religiosidad, promoviendo la construccin y restauracin de innumeel sobrenombre de el catlico. Cuando fallece en el ao 757, ya se haba creado el mapa principal donde se moveran las futuras operaciones militares de los siglos venidn el sur se trazaba la frontera a lo largo de la extensa y despoblada zona del Duero; en el este, el rico valle del Ebro. Por su parte los musulmanes desatendan definitivamenonizacin de los territorios del noroeste peninsular, fijando su particular frontera detrs de un eje defendido por tres posiciones o marcas, dominadas por las plazas de Z

    y Mrida en el sur.gran Alfonso I le sucede su hijo Fruela I, que contaba treinta y cinco aos de edad. Un reinado caracterizado por la continuidad en cuanto a la guerra sostenida co

    sivo que atacante.uela y sus tropas soportan diversos envites ismaelitas contra Galicia principalmente; tambin afloran numerosas revueltas internas motivadas por desencuentros con gallegonte centralismo astur. Por otro lado, el Rey se enfrenta de lleno a la iglesia cuando prohbe los matrimonios para los clrigos. Mientras tanto, funda la ciudad de Oviedorano que por entonces gozaba de las simpatas de buena parte de la aristocracia y el pueblo.uela, finalmente, muere en el ao 768, a manos de los seguidores de su hermano; recordando este episodio las antiguas disputas godas.as Fruela llega una serie de gobernantes de escasa relevancia: Aurelio [768-774], Silo [774-783] y Mauregato [783-789]; todos ellos se limitaron a reconocer la fuerza suomeya de Crdoba. En el caso de Silo cabe destacar que traslad la corte a Pravia, donde fund el monasterio de San Juan Evangelista. En esta poca tambin surge uas se vio comprometido a pagar al emirato cordobs, me refiero a las famosas cien doncellas que anualmente eran entregadas a los musulmanes. Este penoso impuestoel odio de los cristianos hacia la Media Luna; contribuyendo el episodio como argumento de muchas leyendas que ya cuentan otros libros.ermudo I [789-791] constituye un caso peculiar en la monarqua asturiana al ser elegido rey cuando vesta los hbitos de la iglesia, de ah su sobrenombre: el Dicono; ente monarca que supo abdicar en su sobrino Alfonso II, el Casto, en el momento ms oportuno para el buen gobierno del reino astur leons.fonso II apuntala definitivamente la estructura social y econmica del reino; vincula Asturias al resto de la cristiandad gracias al oportuno descubrimiento de las tumbas

    dores; el milagroso hecho se produjo en el pico sacro sito en las cercanas de la localidad gallega de Iria. Este hallazgo sin precedentes es aprovechado convenientementecio de fina intuicin ordena levantar y consagrar un gran santuario en Santiago de Compostela, donde reposarn definitivamente los restos del discpulo de Jesucristo; el scristiano al establecerse una ruta de peregrinaje utilizada por devotos de toda Europa. El camino de Santiago se convierte en una de las arterias principales de la cristiandio apoyado por la mayora de los autores cristianos de la poca, quienes no repararn en pergaminos a la hora de valorar y ensalzar los acontecimientos que rodearon cro, para mayor gloria del reino astur-leons. De eso hablaremos luego, pero ahora retrocedamos en el tiempo dispuestos a conocer cmo fue el siglo VIII para los guerrer

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    PRINCIPALES SUCESOS CRISTIANOS DEL SIGLO VIII

    Desastre de los ejrcitos de don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Fin del reino visigodo en Hispania.37. Pelayo, rey o caudillo militar de los astures. Se establece la capital en Cangas de Ons.

    Victoria astur en el combate de Covadonga. Se inicia la Reconquista del antiguo reino godo.39. Favila, rey de Asturias.57. Alfonso I, el Catlico, rey de Asturias.54. Anexin para el reino de Asturias del litoral gallego.68. Fruela I, rey de Asturias.

    Expulsin de los musulmanes de Galicia. Comienza su repoblacin con mozrabes llegados de al-ndalus.74. Aurelio, rey de Asturias.83. Silo, rey de Asturias.

    Silo establece la capital en Pravia.Batalla de Roncesvalles. Tropas musulmanas y vasco-navarras derrotan a los francos de Carlomagno.89. Mauregato, rey de Asturias.

    Creacin de la Marca Hispnica.91. Bermudo I, el Dicono, rey de Asturias.42. Alfonso II, el Casto, rey de Asturias.

    Victoria de las tropas asturianas sobre las musulmanas en la batalla de Lutos.

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    LLEGA LA MEDIA LUNA

    a aplastante victoria sobre los godos en Guadalete permiti al general Tariq afrontar con optimismo la empresa expansiva por la pennsula Ibrica. Contaba con 9.000 jineteavance hacia el norte. Primero asaltaron cija, lugar donde se haban refugiado algunas tropas godas fieles al rey don Rodrigo. Tras tomar la plaza, envi una columna dirden expresa de conquistar Crdoba. El propio Tariq utiliz las antiguas calzadas romanas que le condujeron a la desprotegida Toledo. La capital del reino godo se rindihaba sido completo. Meses ms tarde el gobernador Musa pasaba a Hispania con 18.000 soldados que desembarcaron en Algeciras, tomando plazas como Medinona y Sevilla, donde ubic la eventual capital. Posteriormente sometera a Mrida a un asedio de siete meses, hasta que sta cay en su poder. Los desorganizados visigos ocupantes sin mayor resultado. En Segovuela (Salamanca) fueron derrotados, una vez ms, por los hombres de Musa y Tariq; el primero pretenda desvirtuar las ha

    uier ofensiva militar contra los grupsculos cristianos. Sin embargo, cuando se encontraba a punto de entrar en Galicia lleg la llamada del gran Califa de Damasco, un enoputas y envidias de sus generales en Hispania, les convoc para la oportuna reprimenda, adems de imponerles fuertes multas y desvincularles de cualquier accin en la pn bautizada al-ndalus prosegua el avance imparable musulmn con la evidente complicidad de la gran mayora de habitantes hispanogodos; hartos de los enfrentamiena en la que los visigodos andaban inmersos, muchos hispanos vieron con agrado la llegada de los mahomet anos convirtindoles en autnticos liberadores.

    a dinasta omeya, aunque belicosa en las formas, fue tolerante en el fondo, permitiendo grandes libertades que algunas comunidades no disfrutaban con los visigodos.ue el caso de los judos, quienes despus de ms de un siglo de persecuciones obtuvieron autonoma plena para ejercer su credo y forma de vida, llegando incluso a asumias localidades. En cuanto a los cristianos, stos fueron respetados y se les permiti mantener su religin.os musulmanes dieron a judos y cristianos la categora de gentes del libro, es decir, creyentes de un sagrado mensaje revelado y aceptado; a pesar de ello, muchos crises que se obtenan convirtindose al islam; a stos se les denomin mulades y fueron muy abundantes. Otros, sin embargo, prefirieron mantener su fe cristiana, sufriendpagar por ello; a este grupo se le denomin mozrabes. Mulades y mozrabes integraban la mayora de las poblaciones gobernadas por musulmanes, los cuales tambiconquistado.

    n el verano del 714, tras la inusitada marcha a Damasco de Tariq y Musa, qued como gobernante el hijo de Musa, Abd al-Aziz, quien haba participado de forma activauces (Niebla, Beja y Ossobona).bd al-Aziz se confirm como un magnfico mandatario; desde Crdoba pacific al-ndalus y complet la conquista de Pamplona, Barcelona, Tarragona, Gerona, Nargal. Sostuvo una inteligente poltica de pactos con algunos condes godos como Teodomiro, magnate que posea amplios dominios en Levante. Su visin de Estado le lna, viuda del rey don Rodrigo, por la que segn cuenta la leyenda se lleg a convertir en secreto al cristianismo. El prestigio cada vez mayor que iba adquiriendo Abd al-Azcada por l, incomodaron a algunos sectores fanatizados de la nueva aristocracia andaluza, quienes con el visto bueno del califa de Damasco Solimn, dieron muerte a Amodo la primera etapa de la conquista de al-ndalus. Cinco aos en los que el mensaje de Al se implant slidamente en casi todo el territorio peninsular, salvo los redu

    n el ao 722 se produce el incidente de Covadonga y diez aos ms tarde, los musulmanes ven frenada su expansin ultrapirenaica al toparse con los francos de Carlos Maa derrota obliga a modificar la situacin, inicindose entonces un repliegue defensivo hacia las posiciones peninsulares. Era momento para el convulso emirato dependie

    de conflictos fratricidas en los que se pusieron de manifiesto las diferencias tribales de los grupos participantes en la ocupacin de al-ndalus. rabes, sirios y bereberpales prioridades en el reparto de la riqueza obtenida. rabes y sirios se asentaron en las fecundas tierras del bajo Guadalquivir, en los valles del Genil, Tajo y Ebro, s de Levante, mientras que los bereberes ms numerosos, eran enviados a las marcas o fronteras para ser acuartelados frente a los cristianos con el escaso premio de us. No obstante, hubo asentamientos bereberes en el Algarve, Extremadura, serranas de Mlaga, Ronda y Sierra Nevada.reparto territorial, econmico y militar de la Pennsula no convenci a los duros norteafricanos, quienes hacan ver de forma cada vez ms ostensible su malestar por la . Por otro lado, los dirigentes de la nueva aristocracia rabe vean con temor la actitud de aquellos belicosos compaeros de viaje.bre el 740 estall una revuelta que estuvo a punto de dar al traste con las aspiraciones mahometanas en la pennsula Ibrica. El oportuno auxilio de un contingente sirio siandalus; por entonces, unos 30.000 musulmanes ya se haban establecido en al-ndalus. Las comunidades prosperaban y crecan al amparo de frtiles cosechas obt

    aban unos aparceros cristianos bien nutridos y pagados por sus nuevos seores mahometanos.as tcnicas de regado y los cultivos importados desde Oriente se acomodaban perfectamente en las inmensas fincas andaluzas y levantinas. Los bereberes hastiados deos reclamaron un botn que la jerarqua rabe les neg. La tajante posicin cordobesa provoc el abandono de ciudades y castillos hasta entonces defendidos por las echado por los cristianos que, como ya sabemos, rpidamente ocuparon y despoblaron esas zonas.

    n la dcada de los cincuenta al-ndalus sufri psimas cosechas y peores gobiernos; una lista interminable de emires se haban ocupado ms de sus fortunas personales quprovincia de Damasco.bre el 750 un nuevo poder se alz en Oriente. Eran los abasidas, enemigos mortales de los omeyas desde los primeros tiempos de expansin cornica, y dispuestos a toma

    os omeyas haban practicado, desde su implantacin a mediados del siglo VII, una poltica militarista que les haba conducido a la anexin de enormes territorios por loerrneo; sin embargo, se despreocuparon por el fortalecimiento de esos pases conquistados. Los abasidas aparecieron determinados a frenar momentneamente la g yihad ar la situacin de todo el imperio creado. Muchos eran los problemas surgidos en el ltimo siglo ms que de imperio musulmn, a estas alturas se deba hablar de imperiasidas de Bagdad derrocaran a los omeyas de Damasco.

    os rabes conquistadores se repartan el tesoro sin hacer el mnimo esfuerzo por islamizar a las poblaciones vencidas. Administracin y moneda no terminaban de ser arabizs intertribales y las protestas neomusulmanas debilitaban a pasos agigantados la situacin. Todos estos factores impulsaron el levantamiento abasida y el prctico exterminntacin, los flamantes jerarcas del mundo musulmn adoptaran una poltica favorecedora de la defensa de lo conquistado, abandonando por el momento la guerra santa. uino abasida del desierto tena sobre los asuntos de la existencia cotidiana, disfrutando de lo conseguido y olvidndose de aventuras inasumibles, en contraposicin al afn de Damasco.

    a prctica totalidad de la dinasta omeya fue pasada a cuchillo por los abasidas, salvo una excepcin: la del joven Abd al-Rahman Ibn Muawiya, nico superviviente de laAbderrahman I escap milagrosamente huyendo al desierto por donde deambul como un mendigo durante cuatro aos.s tarde viaj al norte de frica, donde trabaj de forma enrgica en el intento de unir aliados bajo su causa; tanta actividad itinerante le vali el sobrenombre de el prnc

    ndalus en agosto-octubre del ao 755 con la ambicin de exigir el poder perdido de su estirpe, le acompaaban un puado de leales dispuestos a pelear muy duro bajo o ambicionaba otra cosa sino levantar el orgullo omeya en aquel lugar del occidente europeo.

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    ABDERRAHMAN I, EMIR INDEPENDIENTE

    bderrahman I naci en Damasco en el ao 731, en consecuencia, apenas tena veinte aos cuando tuvo que abandonar su pas de origen con el trgico recuerdo de tdas. Su refinada educacin fue dirigida por su abuelo, el califa gobernante Hisham.ntre el 751 y el 755 anduvo errante por territorios como Palestina y Mauritania desde los que intent reagrupar a los parientes y clientes que permanecan fieles al linaje omnos por los que atravesaba al-ndalus desembarca en Almucar dispuesto a tomar el mando de la situacin con su mirada vengativa puesta en Oriente.onto recibe el apoyo de algunos grupos instalados en la Pennsula desde los tiempos de la invasin; de ese modo, contingentes bereberes, sirios y yemenes le apoyan en ras tanto se proclama emir en la localidad de Rayyo (Mlaga). Frente a l se encuentra Yusuf al-Fehri, emir oficial dependiente del califato de Bagdad apoyado por troto andalus.urante meses se suceden los combates hasta que, finalmente, los dos bandos se enfrentan cerca de Crdoba donde Yusuf es derrotado por el ejrcito de Abderrahman. Een Crdoba aclamado por la poblacin; es un joven de casi veinticinco aos cuyo porte y aspecto impresiona a todo el mundo: alto, bien proporcionado, de piel blanzones cabalgaba majestuoso por las calles cordobesas. Sin embargo, lo que ms llamaba la atencin eran los enormes ojos azules de profunda y vivaz mirada. Su aspectode un semita.

    unque era ciego del ojo izquierdo la visin que Abderrahman I tuvo de la situacin fue la ms clara y difana que se haba visto en al-ndalus desde el 711; acasometanos asociaban con la buena suerte, le ayud a entender el difcil armazn tribal al que se tendra que enfrentar desde entonces.bderrahman supo estar a la altura de los grandes mandatarios emprendiendo una poltica de reparto justo de las tierras andaluses; siempre receloso, como haba aprendidr en nadie, meditando largamente cualquier decisin adoptada por l. Coloc a sus mejores hombres al frente de las ciudades ms significativas, sofoc con eficacia los inantiguos aliados yemenes o de otros grupos enviados por el nunca resignado califato de Bagdad.

    urante treinta y dos aos Abderrahman I fue el hombre ms importante y poderoso de la Pennsula Ibrica, combati a Carlomagno por toda la Marca Hispnica haoza y otras reas influyentes, condujo la guerra contra los cristianos hasta el oeste del Ebro, obteniendo respeto y tributos de la cada vez ms afianzada zona cristiana. Po Central desde su puesto de mando instalado en el palacio de Al Rusafa en Crdoba, embelleci las ciudades, foment los ambientes culturales y, sobre todo, ordenosas de todo el mundo musulmn, me refiero a la maravillosa Mezquita Aljama de Crdoba que llegara a convertirse en el santuario musulmn ms importante de occmi de los rezos las referencias al califa de Bagdad por otras a su propia persona, acu monedas de plata y oro con las nicas inscripciones del ao en curso y un nombrtiles cultivos e infraestructuras de regado aadiendo al catlogo de especies introducidas por los rabes la emblemtica palmera.te esplndido momento de al-ndalus, ya convertida en emirato independiente desde el ao 756, se sostuvo en parte por la potencia de un bien organizado ejrc

    utamente leales a Abderrahman I; bien es cierto que el Emir tuvo que recurrir a la participacin de mercenarios eslavos y africanos que ayudaron a fortalecer la implantaciro lo principal, sin duda, fue la creacin de una estructura administrativa sin precedentes en Europa, a cuya cabeza se situaba el emir independiente como jefe de gobierne de primer ministro ayudado por visires o ministros. Al-ndalus se divida en siete provincias cada una de ellas dirigida por un gobernador o val. La justicia era impao jueces. Abderrahman fue creando durante aos un organigrama estable que procuraba al estado central un flujo constante de impuestos captados gracias a una eficaz cslacin giraba en torno al Corn, siendo un consejo omexuar el que dictaminaba pautas de comportamiento para la poblacin basadas en el anlisis de aristcratas religiosos, logracin mozrabe y juda en la comunidad. Esta actitud favoreci la perfecta convivencia de las tres religiones impulsando enormemente el crecimiento econmico, social yy corriente era el rabe, los cristianos la aprenden siendo algarabiados, mientras la lite intelectual musulmana practicaba el latn (ladinos). En un breve espacio de tie

    orm en una floreciente realidad a pesar de los obstinados dirigentes abasidas, quienes desde Bagdad soportaban la prdida de tan valiosa provincia sin que nada se pudierna cincuenta y seis aos, treinta y dos de ellos como emir, cuando en 788 muri Abderrahman I dejando en manos de Hisham I, su hijo y sucesor, un impresionante legantener y ampliar.sham I tuvo que guerrear contra sus hermanos Abdallah y Solimn que tambin reivindicaban el trono cordobs. Por desgracia para ellos, Abderrahman I haba seguido u

    nar sucesores, sta tradicin conceda al gobernante la posibilidad de elegir de entre sus vstagos al ms capacitado sin respetar la primogenitura, en consecuencia, el Emirpara que le sucediera.a decisin de Abderrahman fue acertada una vez ms, dado que Hisham era el ms parecido a l en todos los sentidos: esplndido estratega militar, adems de culto y pre-ndalus vigorizada gracias a la impronta omeya. En pocos meses, venci a sus convulsos hermanos dedicndose a continuar la obra de su padre.antuvo la construccin de la gran Mezquita y, una vez sofocadas las habituales revueltas berberiscas, se lanz a la conquista de algunos enclaves de la Septimania franca. proporcionado por una de las familias ms importantes de su poca: los Banu Qasi, clan de raz visigoda convertidos ahora en mulades que ejercan su poder en un vas

    bro.os escasos problemas originados en el reinado de Hisham I le permitieron guerrear con decisin en la ya crnica contienda contra el reino astur-leons; en esos aos las r ms frecuentada. Las tropas de ambos bandos elegan el estiaje para sus incursiones por la tierra de nadie creada en el valle del Duero. Eran campaas que apenas se que, sin embargo, resultaban sumamente mortferas y de gran provecho para el bando que las realizaba. El propsito final no era el de anexionar territorios, sino el de golpas, con la consiguiente desmoralizacin del enemigo. Este tipo de acciones guerreras se mantuvo durante casi toda la poca conocida como Reconquista, con ms o menontecimientos en las zonas cristiana y musulmana.n tiempos de Hisham I se produjeron dos grandes aceifas o expediciones militares que asolaron Galicia y que estuvieron a punto de acabar con Asturias, cuando en el 794do para volverlo a hacer un ao ms tarde. A pesar de estos temibles ataques ordenados desde Crdoba, los cristianos supieron rehacerse para organizar una contraofenente victoria en la batalla de Lutos. El revs no supuso ninguna sombra para los rabes; a esas alturas, la fortaleza del emirato independiente de Crdoba era irrefutable.uando muri Hisham I en el 796 contaba treinta y nueve aos y un merecido prestigio entre su gente. Le sucedi su hijo Al-Hakam I; el enemigo cristiano con el que sso II, el Casto, y, sin duda, se presentaba como un hueso duro de roer. Cmo sera el segundo siglo con presencia musulmana en Hispania?

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    PRINCIPALES SUCESOS MUSULMANES DEL SIGLO VIII

    Las tropas de Tariq y Musa derrotan a los visigodos en la batalla de Guadalete. Nace el emirato dependiente de Damasco.16. Abd al-Aziz, emir. Crdoba, capital de al-ndalus.

    Conquista musulmana de Barcelona.Conquista musulmana de Gerona.Toma de Perpin y Narbona.Combate de Covadonga.Batalla de Poitiers. Los francos de Carlos Martell derrotan a los musulmanes poniendo fin de ese modo a la expansin ultrapireanica de los rabes.41. Rebelin berber en al-ndalus.

    Los abasidas de Bagdad derrocan a los omeyas de Damasco.El prncipe omeya Abderrahman, nico superviviente de su familia.Abderrahman I funda el emirato omeya independiente en al-ndalus.Se inician los trabajos de construccin que levantarn la hermosa Mezquita de Crdoba.96. Hisham I, emir de al-ndalus.91. Aceifa contra lava.95. Aceifas contra Gerona, Astorga y Oviedo.22. Al-Hakam I, emir de al-ndalus.

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    SIGLO IX

    Ten valor, pues yo he de venir en tu ayuda y maana, con el poder de Dios, vencers a toda esta muchedumbre de enemigos, por quienes te ves cercado.

    Mensaje que el apstol Santiago entreg en sueos al rey Ramiro I en la madrugada previa a la legendaria batalla de Clavijo.

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    EL IMPULSO DE LA RECONQUISTA

    viedo fue saqueada por segunda vez en el ao 795. Las tropas cordobesas dirigidas por Abd el-Mlic haban obtenido suculentos beneficios de aquella aceifa y se retirabales. En eso una hueste cristiana dispuesta a la venganza cay sobre los sarracenos cerca de Lutos, un paraje situado entre Belmonte y Grado; la decisin de los atacana la sorpresa del inesperado golpe, desembocaron en una aplastante victoria para los astures. La batalla de Lutos da paso a una serie de acciones militares que terminarna, ciudad de la que saldr una comitiva portadora de magnficos presentes destinados al gran Carlomagno, pieza fundamental del linaje carolingio y emperador desde el aa cordialidad entre Alfonso II y Carlomagno fue evidente, los dos gobernantes mantenan un claro inters por defender sus respectivos reinos de la amenaza mahometana; edimiento.poder del gobernante franco se haba extendido por buena parte del continente europeo incluida la famosa Marca Hispnica. Esta frontera del reino franco en la Pennsulecha en que las tropas carolingias haban tomado Gerona, marcaba un antes y un despus en el devenir de los acontecimientos. Como ya sabemos, los francos, capitanado en Poitiers a los musulmanes quienes soaban con una rpida expansin del Islam por toda Europa; esto ocurra en el ao 732, una dcada ms tarde naca Carlompor tanto del hroe de Poitiers. Carlomagno, aunque dicen que era analfabeto, tuvo la inteligencia y lucidez necesarias para unificar su reino y extenderlo ms all de sus frurante lustros los ejrcitos francos fueron creando numerosas zonas militares en los confines del reino; a esos lugares se les denomin marcas.o que se pretenda, era sin ms, establecer una suerte de colchones defensivos que protegieran Francia de cualquier ataque o invasin. En el caso de la Pennsula Ibrica fs musulmanes no volvieran a intentar una nueva aventura ms all de los Pirineos.

    n el ao 777 Carlomagno al frente de un gran ejrcito atraviesa los Pirineos dispuesto a tomar la importante plaza de Zaragoza, puntal estratgico de la marca norte musula estrepitosamente. En su retirada los francos se revuelven contra Pamplona derribando sus murallas. Sin embargo un ataque combinado de trepas zaragozanas y navarrarcito carolingio. La batalla se produce en Roncesvalles, sitio legendario desde entonces y semilla del futuro cantar de gesta francs basado, esencialmente, en las proezaero favorito de Carlomagno, quien en compaa de los doce pares de Francia muri en aquel inhspito lugar pirenaico a manos sarracenas. Nunca se sabr bien qu pase fiable al apuntar el ao 778 como fecha del combate, pero es difcil precisar quines lo protagonizaron realmente. La leyenda habla de un caballero leons llamado Berpas que hostigaron a los franceses. Otros afirman que fueron slo vascones los que eliminaron a Roland y los suyos. La lgica nos lleva a deducir que, seguramente, los fro de las tropas musulmanas zaragozanas y que, posteriormente, fueron rematados por los vasco-navarros en los Pirineos como venganza del ataque a Pamplona. Tras la na, Carlomagno resta heridas de una de las pocas derrotas sufridas en su reinado. Una vez repuesto sus tropas regresaron a Hispania en el 785, tomando Gerona y ms

    nes fueron el germen de la Marca Hispnica y futuro condado de Barcelona. Los francos llamaron a ste territorio Septimania, una zona que se extenda desde el ro Llobredos de Gerona, Barcelona, Urgel, Roselln, Ausona, Ampurias, Cerdea y Besal. Al frente de stos territorios se situ uncomes marcee (marqus), con autoridad sobre los driales.

    a autoridad del imperio carolingio sobre la Marca Hispnica se mantuvo dos siglos, caracterizados stos por continuos alejamientos desde que Wifredo I, el Velloso, asums celebraba en 879 en seis importantes condados de la Marca Hispnica. La delegacin efectuada por Luis II, el Tartamudo, permiti al noble cataln ejercer un ataquonados en el macizo de Montserrat. Desde ese momento Wifredo, el Velloso, y posteriormente sus descendientes, Borrell y Sunyer, comenzarn a dar forma a las parta conocida como Casa de Barcelona y se pondrn slidos cimientos para la construccin de la futura Catalua.urante la centuria que nos ocupa fueron germinando los diferentes enclaves cristianos de la pennsula Ibrica. Navarra y Aragn surgan como condados; en el primer cas representativa, limitndose tan slo a dejar guarniciones acuarteladas en las plazas que otrora ocuparan los visigodos.mplona se presentaba como la localidad ms importante de la zona pirenaica. Sobre ella los mahometanos intentaron plantear un gobierno ms o menos razonable. Sin emconsiguiente difcil defensa de un territorio que superaba con creces los 10.000 km2, facilit que autctonos vascones y mulades como la familia Banu Qasi, fueran recuperando tan poco interesantes para el emirato cordobs, ms preocupado en otras cuestiones internas.dominio que intentaron ejercer los carolingios sobre Navarra se disolvi en pocos decenios. Finalmente, en medio de la historia y la leyenda aparecen los primeros gobelo descoll la figura de un bravo guerrero llamado igo iguez, quien dada su vehemencia gan el sobrenombre de Arista. igo Arista est considerado como el p

    minado prncipe de los vascones; luch contra musulmanes y carolingios, adems supo fortalecer su linaje emparentndose con la poderosa familia Banu Qasi graciati consolidar los dominios pamploneses.clebre monarca navarro falleci en torno al ao 852, dando paso en la sucesin a su hijo Garca I Iiguez, quien tuvo que lidiar con diferentes circunstancias adversas la invasin normanda que sufri Navarra en sus primeros aos de gobierno. Los normandos entraron en Pamplona capturando a Garca I, por el que sus nobles tuviero

    delicado momento fue aprovechado por al-ndalus para iniciar una potente ofensiva sobre los Pirineos. A duras penas los navarros lograron responder con cierto xito a la as constantes guerras sostenidas por Navarra aceleraban un debilitamiento poco recomendable, en consecuencia, Garca I se vio forzado a adoptar una serie de medidplo, estableci relaciones de amistad con los potentes asturianos cuando se cas con Leodegundia, hija del monarca Ordoo I; gracias al enlace los navarros se compaicos que ya utilizaban miles de peregrinos en su camino hacia Santiago. En el ao 860 los musulmanes atacaban Pamplona con la intencin de asegurarse un pago regulnero a Fortn Garcs, primognito real convertido de esa manera en rehn del emirato cordobs durante ms de veinte aos. Por si fuera poco, en ese tiempo se rompaar de todo, Navarra supo aguantar los diversos envites y en 880 un envejecido Garca I recuperaba por fin a su heredero, hecho que le permiti sonrer pensando en el futuad del Rey se esfum rauda, dado que el segundo de los Arista morira en 882 durante el curso de la batalla librada en los campos de Aibar. Fortn Garcs, el Tuerto, a arista ya por entonces las influyentes maniobras polticas dirigidas desde Asturias por los reyes Ordoo I y posteriormente Alfonso III haban abonado el campo para qu

    der en Navarra. Fortn Garcs rein hasta el ao 905. Se cuenta que acab sus das entregado a la oracin en un recndito monasterio; con l se extingua una poca, la uerte fue proclamado Sancho Garcs I, el Grande, primer rey representante de la dinasta jimena y artfice de una expansin rotunda que el reino de Navarra acometi rcadas en unos pocos territorios anexos a la ciudad de Pamplona.lo largo del siglo IX la sociedad cristiana establecida por toda la lnea pirenaica comienza a estructurarse, principalmente, en al mbito de los diferentes conventos y mon

    oximidades de ncleos urbanos y frtiles valles.n el caso del condado de Aragn, una vez resuelta la expulsin musulmana se tuvo que aceptar la llegada y ocupacin de las tropas francas de Carlomagno. En ese tiemrio de apenas 600 km2 que se extendan por los valles de Hecho y Canfranc, geografa por la que discurran las saludables aguas del ro Aragn del que toma su nombre el

    dad ms influyente por el nmero de habitantes y mejores defensas es Jaca; desde esta urbe considerada justamente como la primera capital aragonesa, se inician toda

    tar el control que los francos ejercan sobre aquel tramo de los Pirineos. En el siglo IX algunos magnates aragoneses unen esfuerzos y consiguen derrotar a los debilitadoso de ellos, es vencido y expulsado de Aragn. Desde ese momento, el notable conde aragons Aznar Galindo proclamar su autoridad independiente sobre el condadoantes de mozrabes sureos huidos de al-ndalus; con estos cristianos convencidos, la nueva y emergente realidad peninsular encuentra habitantes suficientes para acom

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    tos valles de la zona. Surgen dos enclaves vitales para el condado, son los monasterios de San Pedro de Siresa, de inspiracin franca, y San Juan de la Pea, ms cercanoosos se confirmarn como catalizadores culturales de su poca, siendo por su labor fundamentales en la futura concepcin del reino aragons. En este primer tramo deesivamente a Navarra hasta que, inevitablemente, quedan unidos gracias al enlace matrimonial de Aznar Galindo II con una descendiente del rey pamplons Garca Iiganecer bajo la influencia de Navarra aunque sin perder su identidad y gobierno. Las dos pequeas potencias cristianas caminarn juntas hasta el ao 1035, fecha en la qominios hasta los 4.000 km2.ientras se confirmaban los nacimientos de Aragn y Navarra, en el oeste peninsular el reino astur-leons segua creciendo a buen ritmo bajo el mando del rey Alfonso II. uperacin de la rancia tradicin visigoda. Por los escasos documentos de la poca sabemos que fue ungido a la usanza goda, hecho que le diferenciaba ostensiblementee los tiempos del rey don Rodrigo todos los mandatarios del reducto asturiano haban sido aclamados por su vala, pactos o poder militar.fonso II busca con ahnco en las races gticas el refuerzo moral tan necesario para su pueblo; vigoriza el uso del Liber Iudiciorum , texto legal que le permite un mejor gobierno sobre lavindica Oviedo como la nueva capital de los cristianos, en detrimento de la perdida Toledo. Oviedo ser remozada en sus calles y plazas, embellecida por palacios, ig que la capital asturiana consiga la fuerza necesaria para crear un obispado, adems, el descubrimiento de las tumbas de Santiago, el Mayor, y sus discpulos favorece uorbe cristiano occidental; era momento propicio para dar un paso ms en lo que ya empezaba a ser la idea nada despreciable de reconquistar el antiguo reino de los godosfonso II asume una trascendental decisin religiosa intentando controlar el poder eclesistico; en su mandato se provocar la ruptura con la iglesia mozrabe de Toledo. el dominio musulmn, los cristianos preconizaban el adopcionismo, es decir, defendan que Jesucristo era tan slo un ser humano escogido por Dios para su representba frontalmente con las posturas tradicionales de la iglesia ms ortodoxa que segua viendo en Jess una prolongacin de la divinidad. Por otra parte, resultaba complejo s

    ledo, una ciudad gobernada por los mahometanos. La cuestin desemboc en una ruptura total de relaciones dejando al reino de Asturias como custodio y garante de las n el ao 842 un octogenario Alfonso II sin descendencia abdica dejando paso libre a su primo Ramiro I, hijo de Bermudo I, el Dicono. En sus ocho aos de gobierno se pas como en defenderlo de una primera invasin vikinga sobre las costas gallegas en el ao 844, cuando naves normandas fueron detenidas junto a la Torre de Hrcules enn ese mismo ao se supone acontecida la celebrrima y siempre dudosa batalla de Clavijo; aunque bien es cierto que otros autores la sitan en el ao 859, ya en tiempossto combate sirvi para enaltecer el nimo de la cruzada cristiana durante siglos ya que una vez ms entr en juego la sobrenatural ayuda celestial, cuando nada menos qeos ante el Rey para informarle de que no bajara el ardor guerrero por el desastre sufrido jornadas antes en la riojana Albelda y que, sin dudar, lanzara sus huestesimo Santiago, desde entonces matamoros, se pondra a su lado cabalgando a lomos de un caballo blanco y enarbolando un pendn del mismo color para conducir a ltoria. Dicho y hecho, el rey Ramiro muy confiado por la visita celestial, transmiti la visin a sus hombres quienes alborozados se lanzaron al grito de Santiago ymetana a la que causaron ms de 70.000 bajas obteniendo una gozosa victoria que evitara por aadidura el tradicional y humillante pago de las infortunadas cien doncas anteriores. La increble masacre efectuada sobre los musulmanes sirvi para que los agradecidos astur-leoneses instituyeran el voto de Santiago, una ofrenda anualpostela conmemorando aquella jornada tan necesaria y oportuna para el mundo cristiano. Este pico y seguramente fabulado episodio no queda ms remedio que inscribirnecesitada de acontecimientos fascinantes que alentaran el espritu de una poblacin sometida al rigor y trajn blico de la poca.aptulos como el de Clavijo forman parte del acerbo popular de cualquier pas que a travs de los cantares de gesta y de las baladas juglarescas ensalzaban valores amiento y definicin de la personalidad nacional. Los gobernantes europeos de ese siglo, y de otros posteriores, saban que un pueblo orgulloso de sus hazaas y logrocuencia, apadrinar este tipo de acciones y su consabida difusin, sera prctica comn a lo largo de la historia.avijo es el ejemplo ms claro y difano de todos los ocurridos durante la Reconquista.

    ro no slo de guerras justas vivi la novena centuria de nuestra era, tambin aquella sociedad campesina y ganadera disfrutaba con todo tipo de manifestaciones culturalea como un gran protector de las bellas artes. La construccin de templos y ermitas, tales fueron los casos de San Miguel de Lillo o Santa Mara del Naranco, permiterstico del prerromnico asturiano. Tambin el monarca se interes por la literatura, ordenando la elaboracin de algunos textos. Fallece en 850 pasando el testigo a su hasuntos, uno de ellos fue sin duda la febril actividad repobladora de diversas plazas arrebatadas definitivamente a los musulmanes; de ese modo Astorga, Len, Tuy y o

    ntes contingentes mozrabes llegados desde al-ndalus. Cincuenta aos antes ya se haba iniciado la colonizacin de la antigua Bardulia, ahora llamada Castilla por los do en los asentamientos establecidos por colonos llegados de cualquier parte del norte peninsular.esde principios de siglo miles de cristianos engrosaban el censo de nuevos pueblos y viejas ciudades en el valle del Duero; de esa manera, lenta pero constante, se empeza orgullosa Castilla.on Ordoo I la empresa de la Reconquista se presenta como una realidad ya imparable: cada vez son ms los kilmetros ocupados por el reino astur-leons, con urbes a inexpugnables y almenadas moles ptreas. Gracias a Ordoo el valle del Duero dejar de ser un lugar yermo y despoblado. En sus diecisis aos de reinado se trazsin definitiva por el territorio hispano. Fallece en 866 tras haber afianzado una prctica hereditaria de la que se beneficiar su hijo y sucesor Alfonso III, el Magno, llamal poder musulmn. Lo cierto es que Alfonso consigue, mediante mandobles, la mxima expansin de su reino, adems impulsa el esplendor cultural con la publicacin dganda justificadora de lo que ya se considera una Reconquista legtima del antiguo reino visigodo. A tal efecto surgen las crnicas: Proftica, Albedense y la propia de A

    ga de la redaccin de alguno de esos manuscritos.n el plano militar su reinado comenz con una sublevacin en toda regla de los vascones. En Arrigorriaga las tropas de Alfonso sufrieron un severo revs; no obstante,no se fueron normalizando con el transcurso de los aos. Las acciones blicas contra al-ndalus se intensificaron por toda la frontera. El empuje cristiano y las propias di

    splome mahometano en la zona occidental de la pennsula. Por ese territorio las tropas de Alfonso III desplegaron su poder ante la impotencia musulmana que, sin embaroriental, desde la marca cubierta por la ciudad de Zaragoza.n occidente cayeron diversas plazas como Braga, Oporto y Combra, cerca de esta ltima se libr en 878 la batalla de Polvoraria donde los musulmanes perdieron 13.000 como consecuencia una tregua de tres aos muy beneficiosa para los cristianos quienes aprovecharon para continuar con el esfuerzo repoblador de los diferentes enclra natural del Duero para fijarla en el ro Mondego.os soldados de Alfonso III llevaron su osada hasta la propia Marca Sur musulmana, sometiendo a Mrida a una feroz presin guerrera.r el centro peninsular tambin avanzaron las tropas cristianas tomando plazas tan significativas como Zamora, Toro, Simancas, Castrojeriz, Oca, Ubierna y Burgos. Loieron gracias a un acercamiento amistoso entre Alfonso III y la familia mulad Banu Qasi.

    os xitos militares de Alfonso III quedaban manifiestos, sin embargo, las disputas entre sus hijos por el control sobre las conquistas le hicieron fracasar como padre. En el a en beneficio de sus tres hijos: Garca, Ordoo y Fruela. Al primero, Garca I, le correspondera Len; al segundo, Ordoo II, Galicia; mientras que al tercero, Fruela IIrios; bien es cierto que tanto Ordoo II como Fruela II subordinaron su autoridad a la de Garca I.as peregrinar a Compostela Alfonso III se instal en Zamora, donde falleci en diciembre del ao 910 siendo enterrado en la catedral de Oviedo.s tarde volveremos a los cristianos del siglo X. Ahora descubramos cmo fue el siglo IX en la poderosa al-ndalus.

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    PRINCIPALES SUCESOS CRISTIANOS DEL SIGLO IX

    franco Ludovico Po toma Barcelona. Consolidacin de la Marca Hispnica.

    2. Iigo Arista, conde independiente de Pamplona.

    arca, conde de Aragn.

    0. Ramiro I, rey de Asturias.

    puesta victoria cristiana en la batalla de Clavijo. En ese mismo ao, ataques vikingos contra Gijn, La Corua, Lisboa y Sevilla.

    6. Ordoo I, rey de Asturias. Con l se intensificarn las repoblaciones en el valle del Duero.

    2. Garca I Iiguez, rey de Pamplona.

    reacin del eje defensivo Tuy-Astorga-Len.

    alindo Aznar, conde de Aragn.

    0. Alfonso III, el Magno, hijo de Ordoo I, coronado rey de Asturias y Len. 868. Comienza la conquista astur-leonesa de Braga, Oporto, Viseu y Combra.

    5. Fortn Garcs I, el Tuerto, rey de Pamplona.

    8. Wifredo I, el Velloso, primer conde independiente de Barcelona.

    ctoria cristiana en la batalla de Polvoraria.

    conde Don Diego funda Burgos.

    fonso III ocupa Zamora.

    fonso III ocupa Simancas.

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    ESPLENDOR Y CRISIS DEL EMIRATO INDEPENDIENTE

    gobierno de Hisham I habilit cauces muy necesarios para la integracin de las diferentes culturas que poblaban al-ndalus. La convivencia creca tan frtil como los culPor las cuencas fluviales del Ebro, Segura, Jcar, Guadiana, Tajo y Guadalquivir, latifundios y minifundios hermoseaban el paisaje mientras los salazanes llegados de Araa guerra. La prosperidad econmica era evidente; el emirato independiente progresaba no exento de dificultades internas.a muerte de Hisham I junto a la polmica proclamacin de su hijo Al-Hakam I desat un vendaval de enfrentamientos por todo el territorio andalus. El primer reto al qatario fue el de parar la sublevacin de sus tos paternos. stos no se mostraban conformes con la eleccin de aquel impetuoso joven de veintisis aos. Sin embargo, al flaora de presentar batalla ante los hermanos de su padre, matando a uno y humillando hasta la sumisin ms absoluta al otro. Una vez resuelto el pequeo incidente fenido sofocando varios levantamientos protagonizados por mozrabes, mulades y los propios bereberes. Todos parecan de acuerdo en oponerse a un emir poco querim reaccion con inusitada violencia. En 797 recibi informacin sobre el pesar generado por su eleccin entre los magnates cristianos de Toledo. La respuesta del astul de la Marca Central de al-ndalus a todos los notables cristianos discrepantes con su gobierno, bajo la promesa de alcanzar acuerdos beneficiosos para todos. Los noblepensando que a lo mejor haban sido poco generosos en sus comentarios sobre Al-Hakam. Por desgracia para ellos, ya era demasiado tarde pues, a medida que iban itados unos tras otros y sus restos echados a un foso cercano. De esa manera Al-Hakam limpi de enemigos Toledo, en lo que se llam desde ese momento la triste jar una valoracin precisa sobre el nmero de cabezas que volaron ese da, pero a fe que no fueron pocas.

    as noticias de aquella noche toledana surcaron a la velocidad del rayo todo al-ndalus. Al-Hakam comenz a ser un personaje temido por toda la pennsula Ibrica.n el norte los cristianos se preparaban ante lo que poda ser una terrible guerra contra el eterno enemigo musulmn; aunque por el momento, el Emir cordobs se vio obemas de intramuros.aragoza, Toledo y Mrida, las tres capitales en la frontera de al-ndalus con el reino cristiano, se entregaban a constantes prcticas sediciosas. Su alejamiento geogrficoobernantes locales para sus propios intereses. Adems los mulades representantes de la poblacin ms numerosa del estado, reivindicaban unos derechos cada vez ma de Al-Hakam. ste opt por la va militar para aplacar con una crueldad sin lmite cada levantamiento producido.

    n 805 una protesta popular por las calles de Crdoba se solvent con la ejecucin de 72 cabecillas; del mismo modo fueron solucionadas las revueltas en Mrida. Por el vd Banu Qasi desatendi cualquier obligacin tributaria con el emirato cordobs. Al-Hakam se vio obligado a contratar a un elevado contingente de mercenarios berebers abiertos. La ferocidad del mandatario qued manifiesta cuando en 818 se produjo el sonado motn del arrabal de Crdoba. En ese tiempo una poblacin llamadaa en la margen opuesta del ro Guadalquivir lo que la converta en un arrabal de la capital se rebel contra el injusto gobierno de Al-Hakam. La respuesta del Endo sus tropas contra Secunda y sometindola a un rabioso ataque que se prolong tres das con sus noches. El resultado fue ms de 3.000 muertos sobre las calles del amente como escarmiento. Los escasos supervivientes de la masacre se vieron obligados a partir rumbo al exilio mientras vean cmo los soldados de Al-Hakam incendia-Hakam I pasar a la historia como uno de los gobernantes ms sanguinarios con su pueblo. Cuando fallece con cincuenta y dos aos en 822, deja a su hijo y suce

    mente sometido y pacificado. Afortunadamente el heredero se confirmara como un emir respetuoso con las gentes y gran mecenas de la cultura.bderrahman II procurara tres decenios de felicidad para al-ndalus. Bajo su gobierno Crdoba resplandeci en todo el occidente europeo. La gran capital andalus fueos coincidieron en afirmar que, sin duda, se encontraban ante la mejor ciudad del mundo; razn no les faltaba, dado que bajo el influjo de Abderrahman II, cientos de osa capital: filsofos, poetas, arquitectos y cientficos adornaban con su saber las calles cordobesas. El Emir, a diferencia de su padre de tan nefasto recuerdo, supo entnados por l. Se establecieron normas que aseguraron una saludable convivencia entre las diferentes etnias y religiones. Hubo un incremento del nmero de funcionarios yrno. Adems, la regular acuacin de moneda procur la estabilidad suficiente para el impulso del comercio; todo refirmaba prosperidad, a pesar de los cronificados cobidas refriegas internas. Sin embargo, la entrada en el juego religioso de nuevas influencias ortodoxas trastocaron el panorama social en al-ndalus.a en tiempos de Al-Hakam I haba cobrado fuerza la presencia de la escuela malik, que propugnaba desde el carisma de su fundador y discpulo directo de Mahoma, Mal cumplimiento de las sunnas o prefectos cornicos. La adopcin de esta corriente islmica por al-ndalus deriv en una suerte de fricciones con la poblacin mozrabe. o origin reacciones poco vistas desde los tiempos romanos. Muchos practicantes de la fe catlica optaron por el martirio ante el menoscabo que segn ellos estaba sufrira se convirti en frecuente que algunos aspirantes a viajar al cielo como mrtires saltaran a las calles de Crdoba, Sevilla, etc., dispuestos a insultar a Mahoma y al que se a turbante. Segn las leyes cornicas el que ofendiera al profeta de Al recibira la pena de muerte. Este asunto, gracias a Dios, encontr una razonable solucin en una, donde se determin que mrtir se es forzosamente cuando no queda ms remedio y no cuando la vctima lo pretende.tolerante Abderrahman II guerre, y lo hizo bien, contra francos de la Marca Hispnica y astur-leoneses cada vez ms fuertes.ro sin duda el conflicto ms extrao fue el que se libr contra los escandinavos. En 844 la pennsula Ibrica recibi la visita de las temidas hordas vikingas. Primero as

    zadas por los soldados de Ramiro I. Posteriormente golpearon Lisboa, para finalizar viaje remontando el Guadalquivir hasta Sevilla, ciudad que fue sometida a un severo ota compuesta por ms de 80 drakkars sus navos caractersticos que quedaron fondeados en una isla cercana a la capital hispalense.bderrahman II, sabedor del desastre provocado por losmayus nombre con el que los musulmanes designaban a los vikingos, organiz a su ejrcito en Crdoba y parti al emientras tanto, se encontraban ocupados en destrozar Sevilla matando a cualquiera con el que se toparan. Abderrahman II localiz a la banda vikinga cerca de Tablad

    minio; los pocos supervivientes lograron escapar con ms pena que gloria en algunos barcos. El xito sobre los normandos sirvi para que Abderrahman II ordenara lasivas por toda la costa andaluza en previsin de nuevas incursiones de aquellos fanticos guerreros.n septiembre de 852 falleca el buen emir Abderrahman II, atrs dejaba treinta aos de mandato en los que Crdoba se haba convertido en la joya cultural del occidctualidad se podan leer las mejores obras literarias del continente traducidas al rabe. El propio Abderrahman haba compuesto unas crnicas dedicadas a la historia de al-u muerte a los sesenta y cuatro aos de edad fue llorada por todos. No dej establecido quin de sus hijos deba sucederle y, tras muchos debates, la corte eligi a su primbderrahman y ferviente seguidor de la fe islmica. Contaba diecinueve aos que no le impidieron mantener la obra de su padre. No obstante, Muhammad cometi el gones de la fe islmica antes que a otros asuntos esenciales para el buen discurrir del emirato omeya. Durante su mandato estallaron numerosas revueltas sediciosas, ya no smsimo corazn del Estado. Lenta pero progresivamente las estructuras econmicas, polticas y sociales del emirato independiente se iban resquebrajando.n saberlo, en este perodo de la Espaa musulmana se asentaron los cimientos sustentadores de las futuras taifas.a guerra contra los cristianos del norte peninsular qued reducida a las acostumbradas aceifas veraniegas; ya no existan pretensiones territoriales, tan slo se buscaba el amiento militar del enemigo.n el siglo IX las acciones blicas musulmanas slo sirvieron para retrasar unos aos la expansin definitiva de los cristianos por el antiguo solar patrio visigodo.a idea que supona la Reconquista ya formaba parte de la mentalidad cristiana de la poca. Los lances guerreros entre moros y cristianos servan como argumento paares; por otro lado, la yihad o guerra santa, retroceda posiciones buscando en este siglo de crisis, afianzar lo conseguido sin buscar nuevas aventuras expansionistas.uhammad I, en sus treinta y cuatro aos de mandato sinti en demasa la presin de unos tributarios nada convencidos con lo que estaba ocurriendo en al-ndalus. El es

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    oba presentaba sus primeras fisuras. Los seores de la frontera se rebelaron una vez ms ante la agobiante presin fiscal ejercida por el emirato; de ese modo, los BanuHayyay en Sevilla, algunos lderes mulades como Ibn Marwan, llamado el gallego, en Mrida, y sobre todo, Umar Ibn Hafsun en Mlaga, ofrecieron una clara mueses y angustiosos momentos para el emirato omeya. No es de extraar que en ocasiones se olvidaran pretritas rencillas religiosas en aras de una pragmtica razn de Esta edad media Hispana hubo acuerdos militares por los que tropas de uno y otro bando negociaban para combatir juntos en las mltiples cuestiones internas, bien fuenos; por eso es siempre difcil hablar de un choque frontal entre las dos culturas o concepciones distintas de entender la existencia.os casi 800 aos de presencia musulmana en Hispania no pueden pasar por una mera invasin y posterior desalojo de las fuerzas rabes; fue, al igual que ocurri czacin en toda regla. En el siglo IX quedaba manifiesto que el asunto iba para largo.uhammad I dedic todo su mandato a reprimir la beligerancia de sus gobernados: mozrabes descontentos por el maltrato religioso, mulades que soaban con la indepes enzarzados en irresolubles disputas tribales, abocaron a los omeya a un abismo del que no se conoca el final.e los anteriormente citados fue el mulad Umar Ibn Hafsun el que supuso un mayor problema para el emirato cordobs. Este antiguo bandido haba conseguido fortuna yMuhammad I. El mulad operaba con total impunidad desde sus posesiones, establecidas por la serrana de Ronda. La rebelin se inicio en 880 y se prolongara casi cuos de Umar. Quiz el punto culminante de esta pequea guerra civil lo encontremos en 886 cuando Umar se haba parapetado tras los muros de su castillo en Bobastro.etidas de un ejrcito cordobs dirigido por Al-Mundir, primognito de Muhammad. Cuando todo pareca resolverse a favor de los hombres de al-Mundir lleg desmiento de Muhammad I. Sin esperar ms, acaso pensando en los problemas que se podran generar sin su presencia en la capital, el sucesor levant el sitio a Bobastro

    oba. Al-Mundir lleg a tiempo para reivindicar su legado pero vivi poco disfrutndolo ya que dos aos ms tarde morira vctima de la enfermedad. Dice la leyenda que su

    uerte suma al cirujano encargado de practicar una sangra en el cuerpo del enfermo Al-Mundir. La misin del mdico consisti en utilizar instrumental envenenado que cumhistoria nunca se pudo confirmar, s, en cambio, que Abd Allah asumiera el poder en 888 y que lo mantuviera hasta 912. En este perodo nos encontramos a un Abd Allahnegociador; es evidente el intento del Emir por remontar la grave crisis sufrida en el Estado omeya. Sus veinticuatro aos de gobierno sern, en cambio, el caldo de cultivforma de gobierno encarnada en la figura de su nieto, Abderrahman III, posiblemente uno de los personajes ms influyentes de toda la etapa musulmana en Hispania

    ndental reorganizacin social, jurdica y militar que harn de al-ndalus una entidad respetada, al mismo tiempo que temida, por todos los reinos cristianos del norte peninrrahman III sobre sus enemigos provocarn incluso que los enclaves fronterizos con el Estado musulmn se conviertan en tributarios de ste. Ser historia para contar msimiento de Castilla.

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    PRINCIPALES SUCESOS MUSULMANES DEL SIGLO IX

    Los musulmanes pierden Barcelona que cae en manos de los francos.Revueltas ciudadanas severamente reprimidas en Crdoba.Acuacin dedirhems en la ceca de Crdoba.Motn del arrabal Secunda en Crdoba: destruccin del mismo con ms de 3.000 muertos.52. Abderrahman II, emir de al-ndalus.

    Expediciones guerreras contra los astures y la Marca Hispnica.Fundacin de Murcia.Aceifas contra Galicia, lava y condados catalanes.Sublevacin de la familia mulad Banu Qasi en Tudela.Supuesta derrota musulmana en Clavijo.Victoria musulmana ante los normandos en la batalla de Tablada.Aceifas contra Len y lava.86. Muhammad I, emir de al-ndalus.

    Aceifas contra Barcelona.Aceifas contra Pamplona.65. Ataques constantes sobre la frontera castellana.

    Tropas musulmanas arrasan la provincia de lava.

    Sublevacin de la familia mulad Marwan en Mrida y Badajoz.Aceifas contra Len y Astorga.Sublevacin de Umar Ibn Hafsun en Mlaga.88. Al-Mundir, emir de al-ndalus.12. Abd-Allah, emir de al-ndalus.

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    SIGLO X

    En Santiago, en cuanto entraste con las espadas relucientes como la plena luna que se pasea entre las estrellas, echaste abajo todos los fundamentos de esta supuestareligin que bien basados parecan.

    Pues Dios te ha recompensado, oh Victorioso con la ayuda de Al!, oh Almanzor!, con su religin que con tanto ahnco defendisteQue este da de gloria se enorgullezca de ti, oh Almanzor!, y que todo el pasado, con el da de hoy, te honren para siempre.

    Loa del poeta Ibn Darray recordando la entrada victoriosa en Santiago de Compostela del caudillo Almanzor.

    La pennsula Ibrica a principios del siglo X

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    APOGEO LEONS Y ALBOR CASTELLANO

    testamento de Alfonso III, el Magno, y la consiguiente reparticin de su reino entre sus herederos, Garca, Ordoo y Fruela, propici la aparicin del nuevo reino leo en seguir hostigando las fronteras de al-ndalus. Su pronta desaparicin en 914, dej va libre para que su hermano, Ordoo II, asumiera el trono estableciendo la capilto y conquista de Talavera. Durante toda la centuria, Len se convertir en un complejo entramado de intereses dinsticos en los que se sucedern diversos monarcas qar a este reino defensor de las antiguas costumbres gticas, y por ende, de la ms rancia tradicin catlica; no olvidemos que, a estas alturas de la historia, Santiago de el segundo enclave importante de la cristiandad y su defensa, por tanto, es fundamental para mantener vivo el espritu de la Cruzada contra el infiel musulmn.

    n 912 Abderrahman III llega al poder en al-ndalus. Gracias a su buen gobierno la endmica crisis del emirato omeya se torna esplendorosa con la fuerza del carismtico lin del Califato.bderrahman descolla como la personalidad ms influyente de la pennsula Ibrica en unos aos donde los reinos norteos deambulan errticos en la bsqueda de cabeza

    mientos e intereses comunes. Las alianzas polticas y matrimoniales entre navarros y leoneses se hacen ms necesarias que nunca, mientras los condados catalaneendencia de los debilitados francos.bderrahman III, convencido islamita proclama la yihad o guerra santa contra el infiel cristiano, en el deseo de asestar un golpe definitivo a los eternos enemigos del norte peninde un impresionante ejrcito compuesto por levas cuajadas de entusiastas soldados de Al; comenzaba un calendario de azote y guerra para las huestes de la cristiandad.os encontramos en el verano de 920: los pueblos y ciudades a uno y otro lado de la frontera se preparaban para las acostumbradas razias o aceifas pero, en esta oezado por el todava emir Abderrahman III. Los servicios de espionaje de los dos bandos funcionaron esos das de forma frentica; lo que en principio pareca una aceifaque generalizado sobre Navarra. El rey Ordoo II, quien esperaba una acometida en Simancas, acudi a toda prisa en ayuda del rey navarro Sancho Garcs. Todo fue infueron batidos en Valdejunquera. De ese llano navarro llamado por los cronistas rabes Muez, fueron pocos los caballeros y guerreros cristianos que lograron escapar. Sin

    e aprovechada convenientemente en la modificacin de cualquier tipo de frontera establecida.rdoo II sigui guerreando hasta su fallecimiento en Zamora en 924, fecha en la que su hermano Fruela II, el Cruel, ocup el trono aunque de forma efmera dado que me

    espus de tanto desbarajuste monrquico provocado por Garca I, Ordoo II y Fruela II, llegaba una cierta unificacin bajo los designios del endeble Alfonso IV, el Monjecada por el fallecimiento de su mujer Urraca, abdic en favor de su hermano Ramiro II en 930. Su posterior internamiento en un monasterio debi aclararle las ideas,

    do trono enzarzndose en una guerra civil contra su hermano. Ya era demasiado tarde para Alfonso, Ramiro, lejos de abandonar el poder recurri a la vieja costumbre ggo aspirante a la corona. El desorbitado Alfonso IV, el Monje, morira poco ms tarde en el monasterio de San Julin, en Len, entre la indiferencia de todos.

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    El mundo hispnico en la poca califal

    amiro II desprovisto de oposiciones familiares se lanz a una suerte de razias sobre al-ndalus. Atac la fortaleza de Madrid devastndola; ms tarde, cruzara el Duero pao existan en estas campaas intencin alguna de recuperar localidades, ms bien, se trataba de asolar territorio enemigo capturando sus tesoros mientras se causaba els musulmanes. Con todo predominaba una justificacin econmica para esas acciones blicas.

    n este perodo la pobreza por la que atravesaban los diferentes reinos cristianos era preocupante. Se dependa en exceso de los cultivos y ganadera sin que existiera uacin de moneda era mnima. En los primeros decenios, tras la invasin musulmana, se mantuvo el dinero visigodo; posteriormente, se recurri al trueque y a las moneus.

    os artesanos trabajaban segn las necesidades de los nobles y poco ms; naca la trashumancia gracias a la expansin territorial. En ese siglo era frecuente ver el trasiego go al revs; en todo caso, economas de subsistencia que de poco servan a una poblacin numerosa.

    n el siglo X se trataba de solventar la merma econmica con las campaas guerreras. La dificultad estribaba en la notable potencia enarbolada por el nuevo califa Abderralos cristianos obligaban a stos a un vasallaje casi humillante.amiro II y su osada blica insultaron al omeya quien no tuvo el menor inconveniente en proclamar una nueva guerra santa en el ao 939. Desde Crdoba se enviaron manmentos se incitaba a los buenos creyentes para que se alistaran en el ejrcito de Abderrahman. El llamamiento fue odo por unos 100.000 hombres quienes gustosos o no, inr conducida por el propio Califa. La comitiva tom el camino de antiguas calzadas romanas rumbo al corazn del reino leons. Mientras tanto, Ramiro II organizabancas, lugar enclavado en la provincia de Valladolid, muy cerca de Tordesillas. Simancas formaba parte de una estrategia fundamental a la hora de defender el reino. Sdra un serio revs moral para el futuro de Len.rey Ramiro II, consciente del smbolo que supona mantener Simancas, acumul la casi totalidad de sus fuerzas disponibles a la espera del impresionante ejrcito ismaelita

    o estaban dispuestos a luchar y morir en la defensa de sus creencias. Corra el mes de julio del ao 939 y los cristianos se preparaban para la primera gran victoria sobrde invasin y derrotas. Estaran las tropas cristianas suficientemente motivadas para soportar la embestida del magnfico y bien pertrechado ejrcito cordobs?

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    LA GRAN VICTORIA DE SIMANCAS

    bderrahman III y su ejrcito contactaron con las vanguardias leonesas el 26 de julio. Durante das se sucedieron las refriegas. La superioridad musulmana chocaba con un de los cristianos. Al cabo de cinco das surgieron las disputas entre los generales mahometanos por la forma de conducir aquella batalla. El momento fue aprovechado desde dos frentes al contingente andalus. La desorganizacin y desconcierto provocados por la ofensiva leonesa, desembocaron en un desmoronamiento de la lnea ism

    upefacto Califa orden entonces un repliegue hacia la plaza de Atienza; sin embargo, Ramiro II, desde ese da llamado el Grande, no estaba dispuesto a dejar escaparleonesas persiguieron sin descanso a los desmoralizados soldados de Al, quienes desconocedores del territorio por el que se movan, fueron retrocediendo cegados

    s denominaron Alhndega , sitio escarpado, sembrado por cortados y barrancos que se convirti en una tumba para miles de soldados musulmanes. Otra hiptesis nos ponede Alhndega (ciudad del foso); eso tambin nos incita a pensar que no hubo tal persecucin sino que la matanza se origin al caer cientos de jinetes con sus monturas en sito por Ramiro II en el contorno de Simancas. Sea como fuere, Abderrahman III escap a duras penas, gracias a la determinacin de su escolta personal y al empujelado, tuvo que soportar la prdida de unos 20.000 hombres muy necesarios para la fortaleza del califato. El regreso a Crdoba fue tristsimo, su ira por el desastre se coficiales a los que acus de nula combatividad y, en consecuencia, traicin al Estado. De esa manera se pasaba pgina al vergonzoso suceso.bderrahman III aprendi la dura leccin ya que jams volvi a dirigir personalmente ninguna expedicin militar contra los cristianos; stos, mientras tanto, gozaban de s capturados a los cordobeses.

    ntre esas riquezas se encontraban la cota de malla favorita del Califa, objeto elaborado en oro puro, y el Corn predilecto usado por Abderrahman en sus aceindidamente a los soldados leoneses participantes en la batalla. Pero sobre todo, la victoria de Simancas se convierte en fundamental por ser un episodio tangible desprovncia de otros captulos emblemticos de la Reconquista siempre cubiertos por la falta de documentacin o la neblina de la historia. Simancas sirve como propaganda de la all, dado que muchos escritores europeos hicieron alusin a la pica batalla en ese mismo siglo X. De Covadonga o Clavijo se poda imaginar lo que se quisiera adorn

    dades. Sin embargo, Simancas pasa por ser la primera gran victoria cristiana en la pennsula Ibrica que disfruta de una perfecta profusin documental.celebrrimo combate fue aprovechado no slo por el Rey leons, quien repobl localidades como Seplveda, sino tambin por el conde Fernn Gonzlez, personaje esen

    astilla haba nacido en el siglo IX como una suerte de pequeos condados fronterizos defendidos por innumerables fortificaciones de las que tomaba el nombre. Los cgenia personalidad de unos pobladores cntabros y vascones que se haban ido extendiendo desde el ao 800 por las desrticas tierras ribereas del Ebro y Duero. La, insuflaron potestad a los asentamientos de aquellos colonizadores. Durante el siglo IX el condado de Castilla se limit a cumplir con la misin encomendada; fue murde infanzones, agricultores y ganaderos.

    n el siglo X surge con fuerza la idiosincrasia castellana encarnada en la figura de sus condes gobernantes. Castilla es mucho ms que una tierra de nadie satlite del reino asn 920, tras la derrota cristiana en Valdejunquera, los nobles castellanos son acusados de no acudir en auxilio de las tropas navarras y leonesas; algunos condes son relez, el hombre ms respetado de la nobleza castellana, comienza a reivindicar los particularismos de Castilla. Nueve aos ms tarde, tras la batalla de Simancas, exige lameras notas de una sinfona llamada Castilla.

    as discrepancias entre Ramiro II y Fernn Gonzlez alcanzaron su punto lgido en 943 cuando el castellano se rebel ante el leons; el hecho supuso la detencin y encao. Finalmente, la presin agobiante ejercida por las tropas de al-ndalus sobre la frontera, hicieron que Ramiro II reconsiderara su actitud, liberando al noble para quos blicos librados por el reino frente a los musulmanes. En 960 Castilla consigue una autonoma que la desvincula prcticamente del reino de Len, salvo el homenajeanos hacia la corte leonesa. Fernn Gonzlez consigue implantar la sucesin nobiliaria. A su muerte en 970 es sucedido por su hijo Garca Fernndez que se encargar du padre. Por desgracia para l, durante su gobierno surgi en al-ndalus el genio militar de Almanzor quien propin duras derrotas por toda la Pennsula a los diferentes radems una tremenda conspiracin familiar cuando su mujer e hijo se confabularon con el dictador andalus para derrocarle. Muri en Medinaceli en 995 a consecuenci

    n Gonzlez y su hijo Garca Fernndez quedan trazados los caminos por los que discurrir el futuro reino de Castilla.n cuanto al siglo X navarro la dinasta Jimena, impulsada desde Len, consigue afianzarse gracias a la eficaz tarea expansiva emprendida por el rey Sancho Garcs enorra y cuatro aos ms tarde Njera. Adems se mantiene la influencia sobre el pequeo condado de Aragn. La debilidad que en esos momentos atravesaba al-ndaras por las riberas del Ebro. Los monasterios de San Milln de la Cogolla y Albelda, protagonizan la actividad cultural y repobladora del momento. La muerte del reyero Garca Snchez es tan slo un pequeo infante; es entonces cuando brilla la inteligencia de su madre, la reina Toda, quien con insuperable diplomacia logra gobernar es matrimoniales de sus hijas con los principales mandatarios de los reinos hispanos. Garca Snchez reinar hasta el ao 970. A su muerte Navarra ya es la potencia hegesulares. El auge navarro coincide con el declive astur-leons y la subida de Castilla. Los reyes Sancho Garcs II y Garca Snchez II mantendrn la poltica displicente dmanes de al-ndalus.n la primera mitad del siglo X los condados catalanes de la Marca Hispnica sufrieron un pequeo debilitamiento que estuvo a punto de dar al traste con lo conseguido pombargo, un nieto suyo, Borrell II, supo reunir, gracias a su tacto e inteligencia, la fuerza suficiente para que, una vez obtenido el poder en 947, los condados volvieran a pngios. En efecto, Borrell II negoci con Abderrahman III y posteriormente con Al-Hakam II, pactos de amistad que le permitieron repoblar las zonas sureas de la Maron las infraestructuras y regados, se levantaron monasterios y se favoreci el mbito cultural. Desgraciadamente la dictadura de Almanzor rompi los frtiles acuerdos yotalidad del territorio cataln. Este hecho no entorpeci el anhelo secesionista del conde Borrell II; la excusa lleg en 987 al suceder la dinasta capeto a la carolingia: fue a los capeto cualquier tipo de vasallaje o reconocimiento; es por tanto el 988 un ao decisivo para la futura Catalua al ser el momento de arranque como entidad inddos catalanes de la Marca Hispnica. An pudo el conde Borrell II saborear unos aos el xito conseguido, falleci en 992 dejando un recuerdo imborrable que se prolonhora volvam