La Autenticidad Folklórica

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 L A  AUTENTICIDAD FOLKLÓRICA D E  L A  ANTIGUA LÍRICA  "POPULAR" Dentro  de la  vasta problemática  que han  planteado  las  jar- chas  mozárabes  hay un  punto  fundamental,  sobre  e l  cual  h an menudeado las  discusiones:  ¿Eran las  jarchas  canciones pop u- lares?  L a  balanza parece inclinarse  más del  lado  de la  res- puesta  afirmativa,  aunque  la  verdad  e s—  resulta imposible demostrarla.  Sólo sabemos  un a  cosa:  s e  trata  de un  género poético romance, distinto  y  anterior  al de la  poesía cortesana provenzal. Y  podemos  suponer  otras  do s  cosas:  que ese  género existía  y a  cuando surgieron  la s  muwashahas,  en el  siglo  rx , y  que se  había venido trasmitiendo oralmente.  Y  otra más: que al  adoptar  la s  jarchas,  lo s  autores árabes  y  hebreos  pusie- ron lo  suyo:  que las  imitaron  y  parodiaron  y que a  veces retocaron las que tomaban de la tradición  oral. 1 Todo  esto implica, por un lado, que el género mismo era "tradicional",  en el  sentido  pidaliano,  que era  "folklórico"; y,  por el otro, que de cada uno de los textos concretos que poseemos, de  cada jarcha conocida,  n o  podemos saber  (salvo contados  casos  d e  evidente recreación)  si era  copia  fiel  d e un cantarcillo vulgar,  o  copia  retocada,  o  contrahechura,  o un pastiche  más o  menos cercano  o  alejado  del  género original. E s  decir,  q ue  mientras  l a  tesis  de la  tradicionalidad  d e l  género e n  s u  conjunto  " se  salva", 2  cada jarcha ind ividu al guarda  en  el  misterio  de su  autenticidad  folklórica. Ni más ni menos, es eso lo que  ocurre otra  v e z  siglos  m á s tarde,  cuando  l o s  españoles cultos  d e l  Renacimiento  y del Posrenacímiento se  ocupan  de las  canciones  q u e  canta  e l 1 E.  GARCÍA GÓMEZ  insiste, y con  razón,  en es a partici pación de  lo s "moaxajeros";  t i .  Las  jarchas romances  de la  serie árabe  en  stt marco,  Ma- drid,  1 96 5, pp. 34-37 , y  Al-An,  28  (1963),  pp. 5-6.  Como  bien  dicho García  Gómez,  op.  cit.,  si,  efectos puramente  polémicos,  quisiera reducir  la  cuestión  al  absurdo,  yo  diría  que me  bastaría  que una  sola jarcha fuera auténtica;  más  aún,  aunque  no hu- biese  una  sola  jarcha  auténtica, me  bastarla  que una  sola  jarcha  fuese  el "eco",  la  "huella", el  "sustitutivo"  de una  cancioncilla romance  anterior.

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  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    1/22

    LA

    AUTENTICIDAD FOLKLRICA

    DE LAANTIGUA LRICA"POPULAR"

    Dentro de lavasta problemtica que han planteado lasjar-

    chasmozrabes

    hay un

    punto fundamental , sobre

    el

    cual

    han

    m enudeado las

    discusiones:

    Eran lasjarchas

    canciones popu-

    lares?

    La

    balanza parece inclinarse

    ms del

    lado

    de la

    res-

    puesta

    afirmativa,

    aunque

    la

    verdad

    es

    resulta imposible

    demostrarla.

    Slo sabemos

    una

    cosa:

    se

    trata

    de un

    gnero

    potico romance, distintoyanterior al de lapoesa cortesana

    provenzal. Y

    podemos

    suponer

    otras

    dos

    cosas:

    que ese

    gnero

    exista ya cuando surgieron las muwashahas, en el siglo rx,

    y que sehaba venido trasmitiendo oralmente. Yotra ms:

    que al

    adoptar

    la s

    jarchas,

    los

    autores rabes

    y

    hebreos

    pusie-

    ron lo

    suyo:

    que las

    imitaron

    y

    parodiaron

    y que a veces

    retocaron las que tomaban de la tradicin

    oral.

    1

    Todoesto implica, por un lado, que el gnero mismo era

    "tradicional", en elsentido pidaliano, que era "folklrico";

    y, por el otro, que de cada uno de los textos concretos que

    poseemos, de

    cada jarcha conocida,

    no

    podemos saber

    (salvo

    contados

    casos de

    evidente recreacin)

    si era

    copia

    fiel de

    un cantarcillo vulgar,ocopia

    retocada,

    o

    contrahechura,

    o un

    pastiche

    ms omenos cercanooalejadodel gnero original.

    Esdecir,

    que

    mientras

    la tesisde la

    tradicionalidad

    del

    gnero

    en

    suconjunto"sesalva",

    2

    cada jarcha individual guarda en

    s el

    misterio

    de su

    autenticidad

    folklrica.

    Ni ms ni menos, es eso lo que

    ocurre otra

    vez

    siglos

    m s

    tarde,

    cuando

    los

    espaoles cultos

    del

    Renacimiento

    y del

    Posrenacmiento se

    ocupan

    de las

    canciones

    que

    canta

    el

    1E.

    GARCA GMEZ

    insiste, y con

    razn,

    en esa participacin de

    los

    "moaxajeros"; ti.Las jarchas romances de la serie rabe en

    stt marco,

    Ma-

    drid,

    1965, pp. 34-37, yAl-An,28

    (1963),

    pp. 5-6.

    2Como tan bien ha dicho Garca

    Gmez,

    op. cit., p. 37: si, a efectos

    puramente polmicos,

    quisiera reducir

    la

    cuestin

    al

    absurdo,

    yo dira que

    me bastara que una sola jarcha fuera autntica; ms an, aunque no hu-

    biese una sola

    jarcha

    autntica, me bastarla que una sola jarcha

    fuese

    el

    "eco",

    la "huella", el "sustitutivo" de una cancioncilla romance anterior.

    Con nada

    ms que eso

    se salvara

    la

    tesis

    de la

    poesa tradicional".

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    M A R G I T

    F R E N K ALATORRE

    vulgo. Puestoque suinters en

    esas

    canciones no es,bsica-

    mente,

    cientfico,

    sino

    esttico,

    no

    puede menos

    de

    reper-

    cutir sobre ellas: al cultivarlas lascultivan.

    8

    La pregunta es:

    hastaqupunto? Comoen elcasode las jarchas,parecera

    imposible comprobar si un cantar exista antes de ser puesto

    por escrito, y si

    exista

    en esa

    forma. Era

    tan

    fcil imitar

    el estilo caracterstico de la lrica

    popular,

    sacarse de la

    manga un "No te creo, el caballero, / no te creo", o un

    "Ojos morenos,/ cundonosveremos "Conraznha

    dicho

    P.

    Le Gentil a propsito de esta poesa:

    "Es

    bien

    difcil

    distinguir lo autnticamente primitivo de lo que quiere

    parecer

    primitivo."

    * El problema esinquietante. Siquere-

    mos conocer bien la lrica de tipo popular de los siglos xv

    axvndeberamos saberquelementos eran antiguosytradi-

    cionales y cules fueron aadidos por la cultura contem-

    pornea.

    Nos

    preguntamos, pues:

    no

    habr modo

    de

    traspasar

    la

    barrera, de comprobar la antigedad siquiera de algunos

    textos,

    de

    saber,

    por lo

    menos,

    que efectivamente se

    cantaban

    entre el pueblo antes de su valoracin? Lograrlo equivaldra

    aprobar tambin la tradicionalidad de lostemas, las

    formas

    mtricas y el estilo de

    esos

    cantares. Pues bien: s existen

    tales pruebas;

    es lo que

    pretendo mostrar

    en

    este trabajo.

    A

    base

    de

    ejemplos

    concretos,

    5

    tratar

    de ver qu

    indicios

    permiten asegurar yhasta

    qu punto que

    tales

    o

    cuales

    cantares

    eran realmente

    folklricos.

    Ypienso que esos indi-

    cios servirn para reconocer en adelante la autenticidad

    probable o segura de

    muchos otros textos

    no

    aducidos

    3

    C f. mi artculo

    "Dignificacin

    de la

    lrica

    popular

    en el

    Siglo de Oro ,

    Anuario

    de Letras (Mxico)

    2 (1962), pp . 27-54.

    *

    La

    posie lyrique

    espagnole et

    portugahe

    a la fin

    du

    Moyen

    Age,

    t. 2,

    Rennes,

    1953,

    p.

    259,

    En la p.

    249,

    una

    observacin

    ms

    claramente escp-

    tica:

    "II est done

    clar qu'en

    dehors de quelques

    exceptions rares,

    les

    refrains de 'villancico* ne sont pas aussi andens qu'on veut bien le dir. Le

    genre se rattache peut-tre de lointaines traditions, mais les poetes nc

    se font pas fau te de l'accommoder au got du jour.,." (subrayo yo).

    5

    Tomados

    de los materiales que integrarn la adicin crtica que estoy

    preparando. Nuevos hallazgos de textos invalidarn quiz las conclusiones

    relativas

    a

    ciertos

    casos particulares, pero no confo los procedimientos

    en

    s.

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    ANTIGUA LRICA POPULAR 151

    aqu.

    Hay que

    preguntarse, desde luego,

    si

    reunindolos

    todos

    obtendramos un panorama completo de esa escuela

    potica. Evidentemente

    no,

    porque

    no

    englobara centenares

    de

    cancionescuyaautenticidad nunca ser

    demostrable,

    pero

    que tambin eran folklricas.

    1.Supervivencia.

    Una de las

    pruebas

    ms

    seguras

    es la

    supervivencia

    de unacancinen elfolklore hispnico actual,

    su

    supervivencia textual,

    en

    bloque.

    6

    En la

    tercera jornada

    de la

    comedia

    de

    Moreto

    y

    Cncer

    Nuestra Seora

    de la

    Aurora

    un personaje baila al son de:

    "Tres

    hojas

    en elarbol

    menevans,

    etc."

    7

    El

    texto

    es tan

    breve

    y

    sencillo

    que

    podra

    ser un

    pastiche.

    Pero ah est, para probar lo contrario, la cancin espaola

    m uy divulgada hoy:

    Tres hojitas,

    madre,

    tiene

    elarbol...

    Dbales el

    aire,

    menebanse.

    M ore toy Cncer no hicieron ms que recoger de la tradicin

    oral de su tiempo un cantarcillo bien conocido (vase el

    "etc."que sigue a lacita).La comprobacin no slo es inte-

    resante

    en cuanto a ese texto en particular, sino que ahora

    sabemos con

    seguridad

    que el

    tema

    del

    aire meneando

    a las

    plantas

    era folklrico entonces, como lo es hoy. Tenemos

    ademsotra prueba contundente. Un cantarcillo indito que

    he encontrado en un manuscrito potico de 1550 dice:

    La zarzuela,madre,

    cmo la menea el airel

    8Cf. mis "Supervivencias de la antigua lrica popular", Homenaje a

    Dmaso

    Alonso,

    t. 1

    (Madrid,

    1960), pp. 51-78 (citar en adelante Super-

    vivencias}

    .

    Adems de la conservacin de textos completos, se vern ah

    (sobre todo nms. 1-30) coincidencias parciales, que pueden ser muy reve-

    ladoras, pero que

    omito

    en

    este trabajo

    por ser

    menos seguras.

    7

    En

    Comedias escogidas. Parte

    34,

    Madrid, 1670,

    p. 311 (tambin en la

    Tercera parte de las Comedias de Moreto,

    Madrid,

    1681, p.

    259).

    Para

    la

    supervivencia,

    v.

    nota siguiente.

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    4/22

    152 MARGIT FRENK. ALATORRE

    Y

    en Extremadura se canta hoy:

    Ay,

    madre, la zarzuela,

    cmo el aire la revolea

    lAy, la zarzuela, madre,

    cmo

    la

    revolea

    el

    aire

    8

    La emocin que experimentamos al encontrar esas super-

    vivencias

    se

    justifica tanto

    ms

    cuanto

    que no son

    frecuen-

    t e s .

    La lrica popular de la Edad M edia, en cuan to escuela

    potica, desapareci en el siglo xvn, suplantada por una

    nueva escuela, y lo que de ella queda, por aqu y por all,

    son verdaderas reliquias, milagrosamente conservadas. Y

    nuestra emocin,

    en

    casos como los

    dos

    citados, tiene

    an

    otra

    causa: no todas las supervivencias prueban, de hecho,

    la autenticidadfolklrica de lostextos antiguos . Por qu no?

    Cuando una manifestacin folklrica es valorada por las

    esferas cultas, esa valoracin suele influir en el folklore

    mismo: las imitaciones, pesea suselementos nuevos,

    pueden

    generalizarse

    y

    hacerse,

    a su vez

    folklricas. D igamos:

    el

    hecho

    de que en la tradicin oral argentina se conserve la coplita,

    tan

    di fundida

    en el

    siglo xvir, "Yendo

    y

    viniendo

    / fu ime

    enamorando,

    /

    comenc riendo

    / y

    acab

    llorando"

    (Super-

    vivencias,

    nm.

    64) no

    indica

    necesariamenteque

    estuviera

    generalizada entre el pueblo cuando, antes de 1550, hizo su

    aparicin en las fuentes literarias y musicales; en principio

    podra tratarse de una cancin

    popularizante

    tarda que,

    S E l texto antiguo est en una ensalada ("El amor sale a pescar...")

    del

    Cartapacio

    de

    Pedro

    de Lemas

    (Bibl.

    de

    Palacio. Madrid),

    f. 93; el

    moderno,

    en

    M . G A R C A M A T O S , Lrica popular

    de la

    Alta Extremadura,

    M adrid, [1944], p. 118,

    nm.

    131. Otra versin, ibid. p.

    57 ,

    nm.

    10:

    "Ay,

    de la

    zarza,

    madre ,

    /

    cmo

    la

    revolea

    el

    aire ...".

    En el

    Homenaje

    a

    Dmaso Alonso,

    t. 3

    ( M a d rid,

    1963), p.

    282, cita

    J. Roraeu Figueras

    este

    ltima texto

    y

    otro anlogo

    de

    Salamanca: " jAy,

    madre, de la

    zarcera

    /

    De

    la zarcerita,

    madrel

    /

    Cmo

    el

    aire la menea,

    /

    cmo

    la

    menea

    el

    aire "

    Romeu

    aduce estos textos,

    y

    otros ms,

    a

    propsito

    de la

    cancin antigua

    "De los

    lamos vengo, madre,

    / de ver

    cmo

    los

    menea

    el aire..."; no

    conoce el cantar del cartapacio de 1550. En la p. 283 cita

    tres

    versiones

    distintas (de

    Cceres,

    Asturias y

    Salamanca)

    de la cancin "Tres

    hojitas,

    madre, tiene el arbol..."

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    5/22

    AN TIGU A LRICA

    POPULAR 153

    dada

    la

    fortuna

    que

    tuvo, pas luego

    a la

    tradicin oral.

    La

    supervivencia de un

    texto

    que

    goz

    de

    amplia difusin

    en

    el

    Siglo

    de Oro no es

    prueba

    de su

    pertenencia

    al

    acervo

    folklrico

    antesde esa

    poca (tampoco prueba

    en

    contrario)

    .

    Por eso lasnicas supervivencias realmente convincentesson

    las

    de

    poesas que,

    por lo que

    sabemos

    ahora,no

    llegaron

    a

    difundirseen losambientes cultosyslo

    dejaron testimonios

    aislados

    ycasualesde su existencia.

    Pero

    hay

    que extremar las

    precauciones

    ni siquiera el

    testimonio

    aislado es una garanta total: hoy se canta por ah

    la

    seguidilla

    del Quijote "A la

    guerra

    me

    lleva

    / mi

    nece-

    sidad;

    / si

    tuvieradineros,

    / no

    fuera,

    en

    verdad", compuesta,

    muy probablemente, porCervantes mismo.

    9

    Otro caso,ms

    inquietante: En

    El galn de la Membrillo,

    Lope de Vega

    insertaesta cancioncita,

    no

    registrada

    en

    otrafuente antigua:

    Que de

    M anzanares

    era

    la

    nia,

    y el galn que la

    lleba,

    de la M enbrilla.

    Eusebio Vasco la recogi casi idntica en la Mancha (nica

    variante: "Manzanaritos").

    El esquema "De... era (es) la

    nia (moza) / y elgaln (mozo) que la

    ...

    de

    ...

    se da

    en

    otros cantares antiguos

    y

    actuales;

    esdecir, que el

    texto

    lopesco

    encaja

    dentro

    del

    estilo

    tradicional;

    lp

    pero exista

    antesde Lope con esos topnimos?

    Creo

    probable que exis-

    tiera (y en esecaso

    influy

    en la concepcin de la

    comedia

    y en su ttulo

    mismo).

    La alternativa es que se tratara de

    una

    adaptacin hecha

    por

    Lope

    y

    que, dada

    la

    fama

    del F-

    9

    Quijote

    II 24. Cf. J. A.

    C A R R I Z O , Antiguos

    cantos

    populares argentinos,

    Buenos Aires, 1926,p. 151.

    10El galn de la Membrillo, etl. D. Marn y E.

    Rugg,

    Madrid, 1962, p.

    1 6 8 ;

    E.

    V A S C O ,

    Treinta

    mil

    cantares

    populares,

    t.

    1,

    Valdepeas, 1929,

    p. 60,

    nO

    246.

    C f. ibid.,

    p.

    48, nra .

    179: "D e Fernancaballero

    /

    esesta nia

    / y el

    galn

    que la baila, / de ArgamasilJa." A

    fines

    del

    siglo

    xvi, en una

    ensalada

    de

    Fernn Gonzlez

    de

    Eslava

    (Coloquios

    espirituales

    y

    sacramen-

    tales...,M xico,

    1610,

    f.

    165;

    p.

    267a

    de la ed. de Icazblceta,

    Mxico,

    1877):.

    "Del val de

    aqueste llano

    era la moca, / y el mo^o que la lleva es de La,

    Ventosa."

    Una

    parodia burlesca

    del

    esquema,

    en el ms. 3890 de la B. N. M.

    (siglo

    xvi i ) ,

    f. IQOv9: "A

    Tenditla

    se

    parte

    la

    nia bella,

    /

    y'el galn,

    no

    a Tendilla,

    sino

    a tendella." :

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    6/22

    154 M A R G I T FRENK ALATORRE

    nix,

    sedivulgarayperduraraapartirde lacomedia.Siempre

    hay

    que

    contar

    con

    esta posibilidad.

    Con las

    seguidillas

    en

    particular,

    hay que ser muy

    cautos.

    Lamayorade lasincluidasen impresos ymanuscritos desde

    fines del siglo

    xvi

    nacieron en esapoca: son producto de

    una moda popularizanteque cundi entre poetas ymsicos

    contemporneos de Lope de Vega.

    Despus elgnerose

    hizofolklrico,y con lmuchas seguidillas de aquella poca,

    que siguen

    vivas

    en la

    actualidad.

    ia

    Si,entonces,vemos que

    en San Vicente de la Barquera se canta hoy;

    "Parten

    del

    Ribero /

    galeras

    nuevas, / que de verde seda / llevanlas

    velas", recuerdo evidente

    de

    aquella famosa seguidilla

    de

    hacia

    1596, SalendeSevilla barquetes

    nuevos,

    / que dever-

    dehaya llevanlosremos",

    13

    estamosen presencia,no de una

    reliquia de la lrica folklrica medieval, como las que bus-

    camos aqu, sino de la conservacin de un

    texto

    potico

    escrito

    en el

    Siglo

    de

    Oro,

    que

    perdur

    gracias

    a la

    folklo-

    rizacin

    del

    gnero mismo.

    A s , pues,en trminos generales, slo podemos usar como

    indicio de autenticidad lassupervivencias de cantares que,

    adems

    de

    estar escasamente documentados

    en la

    literatura

    antigua,

    nofigurenen unaobra m uydifundida,nipertenez-

    can a la lrica semi-popular seguidillas, sobre todo del

    siglo

    xvn.

    Pese

    a

    estas limitaciones,

    hay

    bastantes superviven-

    cias probatorias, lomismoenEspaaque enAmricayentre

    los

    judos sefardes. Estos ltimosnossuministrantestimonios

    de enorme inters, entre otras cosas porque, tratndose de

    losjudosde Oriente, podemos estar seguros de que lacan-

    cin

    es

    anterior

    a

    1492.

    Es el

    caso,

    por ejemplo, de la

    her-

    mosa cancin armonizada por Juan Vsquez antes de 1561:

    ..

    .

    Anoche, amor,

    os

    estuve

    aguardando,

    la puerta abierta, candelasquemando...(225)

    11

    Vase

    mi

    trabajo

    De la seguidilla

    antigua

    a la

    moderna Coltected

    Studies

    in onor of

    Amrica

    Castro's

    Eightieth

    Year Oxford, 1965, pp.

    97-107.

    12

    Cf.

    Supervivencias

    nms. 13, 19, 20, 21, 37, 65 y 66.

    13Cf. T.

    M A Z A S O L A N O

    en

    BBMP

    11 (1929), p. 285.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    7/22

    ANTIGUA LRICA

    POPULAR 155

    En

    Salnica

    se canta todava:

    Toda

    la

    noche,

    toda,

    vos

    estuve asperando,

    con

    las

    puertas

    aviertas,

    cirios arrelumbrando.

    14

    Tambin cantan

    los

    judos

    de

    Orienteestos versos:

    La pava, la

    pava,

    por

    aquel

    monte.

    El pavn esrojo, bien le responde,

    evidente deturpacin

    de un

    cantar slo recogido

    en el

    Voca-

    bulario

    de GonzaloCorreas,

    J5

    p. 359a:

    Bozes dava la pava i en aquel monte;

    el

    pavn

    era

    nuevo

    i no la rresponde.

    lf l

    Anteriores a la expulsin de los judos son tambin otras

    coplitas recogidas

    por Correas,

    como

    "Aunque

    soimorena,

    ioblancanasc: / aguardar ganadomicolor perd"

    (196),

    y

    sta, que secanta enServir aseor discreto de Lope: "Mari-

    quita mellaman losarrieros, / Mariquita mellaman,

    voime

    con

    ellos."

    17

    Correas,

    fuente

    inagotable

    de

    cantares autnticos,

    fue el

    nico

    que anot en poca antigua estos

    cantarclos,

    que

    siguen vivos en Espaa:

    1*M .

    A L V A R Poesa tradicional de los judos

    espaoles,

    Mxico, 1966,

    nm.

    149 (cf. tambin

    nin.

    173).A dopto aqu la divisin en versos y el

    criterioortogrficoque

    sigo en mi

    edicin crtica. Cf. el artculo Problemas,

    de

    a

    antigua

    lrica

    popular que

    saldr

    en el Homenaje a

    Menndez

    Pidal de la revista

    Filologa.

    El nmero que suelo poner a continuacin

    de las citas poticas sin otra

    referencia remite

    a mi antologa

    Lrica

    hispnica

    de

    tipo

    popular. Edad Media

    y Renacimiento,

    Mxico, 1966;

    otras

    veces remito a

    la

    reciente

    antologa

    de J. M. AUN

    (muy

    rica en

    materiales),

    El cancionero espaol de tipo tradcional

    t

    Madrid, 1968.

    15

    G O N Z A L O C O R R E A S

    Vocabulario

    de

    refranes

    y frases

    proverbiales

    (1627) ,

    ed . L.

    Combet,

    Bordeaux,

    1967

    (nica edicin hecha a base del manus-

    crito original).

    E n

    adelante citar, del propioCorreas, el

    Arte

    de la lengua

    castellana espaola (1625), ed. E.

    Alarcos Garca,

    Madrid, 1954.

    iCf.

    M.

    ALVAR,op. cit.,

    nm. 161,

    yNRFH, 14 (1960), p. 315,

    nm.

    42.

    1?

    Cf. Supervivencias nms.

    42 y 44, y adems, los

    nms.

    36 y 48.

    Otra*

    parecen conservase

    slo

    en

    Marruecos,

    adonde pudieran haber pasado

    aunque

    es

    poco

    probable

    despus

    de 1492: nms. 52, 57, 58 (adems,

    50, 24,

    16).

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    8/22

    156 M A R G I T FRENK

    ALATORRE

    Qu

    tomillexo, qu

    tomillar

    Qu tomillexo

    tan

    malo

    de

    arrancar

    A

    segar

    son

    idos tres

    con una

    hoz;

    mientrasunosiega,holgavanlosdos.

    Solivia

    el pan,

    panadera,

    solivia el pan, que se quema.

    Si

    pica el

    cardo, moza,

    di;

    si

    pica el cardo, di que

    s.

    16

    Ynadiems que Correas

    puso

    porescritoesta cancin infan-

    til, que los

    nios

    espaoles no se han cansado de

    cantar

    hasta

    hoy:

    S a l , sol, slito,

    i

    estte aqu

    un

    poquito;

    poroi imaana

    i por

    toda

    la

    semana.

    Aqu vienen lasmonxas,

    cargadas de toronxas;

    no pueden pasar

    por el rro de

    la mar.

    Pasa uno, pasan

    dos,

    pasa la M adre de Dios, ,

    en su cavallito blanco,

    que

    rrelunbra todo

    el

    canpo.

    Aqu viene Periquito

    conun cantarito

    de

    agua caliente,

    ;

    que me

    espanta

    a m i a

    toda

    la

    xente.

    lf t

    18

    C f. Supervivencias, nms. 47, 61,

    59,

    50.

    19

    Vocabulario p. 267a. Los TV. 1-4, en Alcuscar (Extremadura): Sol

    y

    slito, /

    calent'

    un

    poquito,

    / pa

    hoy,

    pa

    maana,

    / pa toa la semana

    (GARCA-PLATA,

    en Revista

    de Extremadura,

    5,

    1903,

    p.

    64).

    Los

    w 3-12;

    en

    Santa

    Cruz de Campezo

    (lava) : J. I.

    I R I G O Y E N , Folklore alavs

    Vitoria,

    1949, p. 99. En Murcia (cf.

    Anuario

    Musical, 4, 1949, p. 10) : Yavienen

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    9/22

    ANTIGUA

    L RICA "POPULAR" 157

    2. Coincidencias con poesas populares anteriores.

    En

    nuestra bsqueda de indicios de autenticidad podramos

    tambin trazar

    el

    camino cronolgico inverso,

    o

    sea,

    del Re-

    nacimiento

    hacia atrs.

    Si

    encontrramos

    en la

    Edad Media

    canciones de

    tipo popular

    que

    coinciden textual

    y

    global-

    mentecon otras recogidas despus, tendramos un testimonio

    precioso. .

    Las

    dos tradiciones poticas medievales relacionadas con

    la lrica folklrica presentan, desde luego, rasgos coinciden-

    tes

    con la

    documentada desde

    el

    siglo

    xv, perose

    trata

    ms

    bien de rasgos genricos. Ninguna correspondencia realmen-

    te

    textual

    y

    completa entre

    una

    jarcha

    y una

    cancin docu-

    mentada

    en el

    Renacimiento. En cuanto

    a las

    cantigas

    d'amigo gallego-portuguesas, junto a las analogas

    genricas,

    que son las que dominan,hay ciertos paralelos verbales que

    dan que pensar. Los ms son

    parciales,

    20

    y, aunque intere-

    santes,

    no

    constituyen prueba segura

    de

    dependencia

    de una

    cancin especfica con

    respecto

    a

    otra. Slo conozco

    dos

    casos

    en que la correspondencia es tan exacta, que no puede

    sino

    haber habido relacin

    de

    texto

    a texto:

    las

    monjas,

    / cagarritas de

    peronjas;

    / no

    pueden pasar

    / por el

    ro

    de la

    mar. // Pase una, pase dos, / pase la Madre de Dios, / con su

    caballito

    blanco, /

    alumbrando todo

    el campo...

    / /

    Por

    all viene Perico,

    /

    tocando

    el

    pivico..."

    Recuerdo

    de

    los

    w.

    15, 10-12, en

    Tucumn:

    CARRIZO,

    Ante-

    cedentes hispanomedievales de la

    poesa

    tradicional argentina,

    Buenos

    Aires,

    1945, p. 458, nm. 13.

    20

    Cito

    de J. J. MUES,

    Cantigas

    d'amigo tos

    trovadores

    galega-portu-

    gueses, Coimbra,

    1926-1928;

    para

    los

    textos castellanos

    (salvo el

    primero)

    doy el nmero que tienen e n ,mi antologa (cf.nota 14). Hay coincidencias

    de un verso: "O, pino, o, pino, pino florido..."

    (B.N.M.,

    ms, 17,698, f.

    98v) con Aif flores, ai

    f

    flores do verde pino... (NuNEs, nm. 19); "Estas

    noches atan largas..." (251)

    con Aquestas noites

    tan longos... (NUNES,

    405); "...vengo del amor ferida" (87) con Com'estoy d'amor ferida (Nu-

    NES,

    200).

    Hay

    correspondencias

    ms

    amplias:

    "Eli

    amor

    que me

    bien

    quiere / agora viene" (103) con Amigas,

    o que mi

    quer ben

    j dizen-mi

    ora muitos

    que ven

    (NUNES,

    316); "Por las riberas del ro / limones

    coge

    la

    virgo" (99)

    con

    ...Pela ribeira do rio j cantando a la virgo /

    d'amor (NUNES, 256; cf, 386); "Vi los barcos, madre, / vilos, y no me

    valen"

    (386)

    con

    Vi eu,

    ma

    madr', andar / as barcas eno mar, j e

    moiro-

    me d'amor (NUNES, 79). Y hay alguna analoga, no textual, pero s, de

    esquema semntico-sintctico: "Salga la luna, el cavallero, / salga la luna,

    y vamonos

    luego"

    (367) con Amad'e meu amigo, .../ vede la frol do

    o, e

    guisade d'andar (NUNES,

    21) -

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    10/22

    158

    Quen amores

    como

    dormir?

    Ai, b e l c t

    frol (NtiNES,256)

    La nia que los amores ha

    sola cmo dormir?

    (105).

    21

    Y

    esteotro, enormemente curioso e interesante: la cancin

    de

    Pero

    Meogo

    (Nunes,419):

    Digades,

    filha, ma

    filha velida:

    por que tarosles na fontana f r i f

    . . .

    Tardei,

    mia madre,

    na fontana fra,

    cervos

    domontea

    augua

    volvan..

    Mentir, mia filha, mentir por amado,

    nunca

    vi

    cervo

    que

    volvesf

    o

    alto...

    tiene

    una

    asombrosa correspondencia

    en un

    texto recogido

    enelsiglo

    xvi

    por

    Hernn Nez,

    el

    Comendador

    Griego:

    Dezid,

    hija

    garrida,

    quin os manch la camisa?

    Madre , lasmoras del Barcal.

    Menti r ,

    hija, mas no

    tanto,

    que no pica la

    carca

    tan

    algo (553)

    Sin

    duda, no puede hablarse aqu de dependencia del segun-

    do

    poema respecto

    del

    primero; pero

    s,

    probablemente

    d

    21

    Podra ser,

    en

    este caso,

    que el

    autor

    del famoso

    "Villancico" (San-

    tillana

    o

    Suero

    de

    Ribera?) donde

    se

    intercala

    el

    dstico

    lo

    tomara

    de la

    composicin

    gallego-portuguesa. Sin embargo, la cancin de Juan

    Vsquez

    "Quien amores tiene cmoduerme?..."

    (151)

    parece atestiguar el

    arraigo

    tradicional de aquel otro cantarcito.

    22Es

    probable

    que

    este

    verso fuera

    originalmente seguido

    de otro*

    Pensemos en los

    versos "M oricas

    del

    moral, madre,

    / las

    moras

    del

    morale"

    (554), quiz

    f ragmento

    de una versin de nuestro texto; a base de ello

    podra hacerse la

    reconstruccin:

    "Madre, las moras del cardal[e], / pas

    moras

    del carcal,

    madre]" (es, por cierto, la misma inversin sintctica

    que se da en las canciones actuales sobre la

    zarza

    que revolea el

    aire,

    cit.

    supra,

    p. 152 y

    nota 8).

    .

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    11/22

    ANTIGUA LRICA "POPULAR"

    159

    unarquetipo comn.En todocaso, eltextode

    Meogo

    garan-

    tiza

    la autenticidad folklrica del cantar recogido por Nez .

    El

    viaje

    a

    travs

    del

    tiempo,

    que en un

    caso aporta

    mu-

    chascomprobaciones

    y en el

    otro indicios aislados,

    no es la

    nica manera de buscar la autenticidad de los textos.Sin

    salimosde los

    siglos

    xv axvii

    podemos

    realizar

    otros

    hallaz*

    gos,

    basndonosen la ndole yconexin interna de las fuen-

    tes y

    algo menos

    en lostextos mismos. Comenzar por el

    indicio que, despus

    de las

    supervivencias,

    me

    parece

    el ms

    seguro y productivo.

    3.Las

    fuentes inconexas.

    Ya

    hemos visto

    que la

    abundan-

    cia de testimonios no es garanta de autenticidad: las fre-

    cuentes apariciones de un cantar se explican muchas veces

    por

    la

    moda culta,

    literaria y

    musical,

    de la

    poca. Eviden-

    temente

    lo vemos, por

    ejemplo,

    en el

    Cortesano

    de

    Luis

    Miln

    y en lascartasde

    Camoens

    surgi entre loshombres

    de letras una especie de tradicin oral ("tradicin

    oral

    culta" podra

    llamarse): las

    canciones

    de tipo

    popular pasa-

    ban de uno a otro (igualque las de tipo culto), sin nece-

    sariocontactodirecto con la tradicin

    oral

    rstica o callejera.

    Un

    contacto directo de esta ndole slo puede deducirse

    cuandoencontramos un texto en dos o msfuentesentre las

    cuales

    no ha

    habido, verosmilmente,

    ninguna

    relacin.

    En un

    cancionero manuscrito

    de

    hacia

    1568

    24

    aparece glo-

    sada

    lacancioncita

    C on el ayre de la sierra

    trnememorena (199)

    23A menudo, adems, es engaosa la multiplicidad de testimonios.

    Conozco

    cinco

    fuentes

    de "No me olvides, nia, / no me olvides, no":

    prueban la

    divulgacin

    del

    cantarcillo?

    No:

    lo

    que recogen las

    cinco

    fuentes

    es el romance nuevo "Un pastor

    soldado.,.",

    del cual ese dstico

    posiblemente

    hecho

    a propsito es el

    estribillo.

    Por eso una

    edicin

    de

    canciones antiguas debe registrar

    en

    cada

    caso la

    composicin

    potica

    (romance, ensalada)

    en que va

    incluida

    o la

    glosa

    que la

    acompaa.

    C f.

    mi

    artculo

    "Problemas...", cit. nota 14.

    24Cf. "El

    Cancionerosevillano

    de la

    Hspanle Society

    (ca.

    1568)", NRFH,

    16

    (1962),

    pp. 355-394,

    nm.

    117.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    12/22

    160 MAR GIT FREN K

    ALATORRE

    Medio siglo despus,laencontramos citada en una comedia

    de Vlez de

    Guevara

    (La hermosura de

    Raquel,

    Primera

    parte, II; ed. en 161) .Es muy poco probable que Vlez

    conociera ese antiguo manuscrito; l y el annimo glosador

    deben

    de

    haber acudido directa

    e

    independientemente

    al

    acervo folklrico. En el mismo cancionero encontramos sta:

    El amor,de

    M inguilla,

    jhuy hal

    que a rtiirnuerto me tiene, que a mi

    muerto

    me

    (ALN,

    552)

    Slo

    reaparece m sdetres dcadasdespus, en el

    Manojuelo

    de romances (1601) de Lasso de la Vega. Y en el cancio-

    nero de1568 encontramos tambin versionesa lodivino de

    un

    cantar'

    slo recogido, en esaforma, por Correas: "El tu

    amor,

    Xuanilla,

    no le vers ms: /

    molinero

    ledexoen los

    molinos

    de Orgaz" (319).

    25

    Ah estn tambin esos textosdel famoso Cancioneromu-

    sical

    de

    Palacio que no

    vuelven

    a

    ponerse

    por escrito, que

    sepamos, hastaelsigloxvii:

    Entra

    mayo

    y saleabril:

    j

    tan

    garridico

    le vi

    venir (AiiN,358)

    Deser mal casada, no lo

    niego

    yo;

    cativo

    se vea

    quien

    me

    cativo

    (ALN,

    103)

    O la

    versin

    a lo

    divino, hecha hacia 1480

    por fray

    Iigo

    de

    Mendoza,de un cantarcilloque slo se da a conocer un siglo

    despus: /

    Eres niay hasamor:

    iqu

    hars

    cuando

    mayor

    (ArJN,52)

    Los testimonios pueden multiplicarse: esas canciones que

    utiliza

    Sebastin

    de

    Horozco hacia 1550

    (suCancionero

    slo

    se edit en 1874) y que tardan medio siglo o ms en reapa-

    recer

    en una

    obra literaria:

    25/)I., nms. 220, 613, 615.

    La

    versin

    del

    cartapacio salmantino (cf.

    ALN, 553) es evidente parodia, como espero mostrar pronto.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    13/22

    ANTIGUA LRICA POPULAR 161

    Vengo

    de tan lexos,vida, por os;ver;

    hllovos

    casada,

    quirame volver (ALN, 352)

    Salteme la

    serrana

    junto a par de la

    cabana

    (ALN,

    351)

    Y

    cuando reaparecen

    es con

    variantes, porque cada

    vezse ha

    recogido

    de la

    tradicin

    oral una

    versin distinta: Correas

    cta "Vine de

    lexos, nia,

    por

    verte;

    /

    hallte casada, quiero

    bolverme",

    y en

    Tirso

    hay

    otros cambios.

    Lope,

    Valdivielso,

    Vlez

    traen: "Salteme

    la

    serrana

    /

    junto (juntico)

    al pie

    de

    la

    cabana."

    A

    este propsitohay que decir,de unavez,que la existen-

    ciade

    variantes

    no es por s

    misma prueba

    de

    autenticidad:

    tambin seproducan variantes en la tradicin oral cultay,

    adems,

    como sabemos,losautoresqueutilizabanlascancin-

    chas solan retocarlas

    a su

    antojo.

    26

    Y

    otra salvedad necesaria:

    existe

    la

    posibilidad

    de que en

    algunos casos

    esas

    versiones

    que,

    a

    base

    de mis

    materiales, parecen inconexas

    no lo fueran

    en

    realidad,

    ya

    porque hubo

    fuentes

    intermedias

    descoma

    cdas,

    ya porque la cancin s circul en la tradicin oral

    culta, sin que quede huella de ello. Por otra parte, es evi-

    dente

    que en

    muchsimos casos, cuando pensamos

    que

    puede

    haber

    habido

    conexin

    entre

    dos

    fuentes,

    no la hubo de

    hecho,

    y

    cada autor

    utiliz

    directamente

    la tradicin

    oral.

    Tenaque

    acudir Lope

    a Gil

    Vicente para conocer

    el

    cantar

    Quin dice

    que no es

    ste

    Santiago elVerde (452)

    26Cf .

    nuevamente mi articulo

    "Problemas...",

    nota

    10.

    Por supuesto,

    la s

    variantes

    que

    encontramos entre unas

    y

    otras versiones

    s

    pueden

    reflejar

    las

    fluctuaciones

    de la

    trasmisin

    oral, y lo volveremos a ver al

    final

    de

    este trabajo. Pero rara

    vez

    podemos estar plenamente seguros

    de que as es. El mismo dilema plantean las jarchas. Como hemos

    visto (supra, nota 1) Garc a

    Gmez

    piensa que los autores de muwashahas

    solan retocar

    los

    textos

    (o

    sea, crear

    variantes);

    para M enndez

    Pida ,

    en cambio, las

    diferencias

    que se observan entre varias versiones de una

    jarcha

    son

    indicio

    de

    tradicionalidad, "pues

    el

    canto tradicional

    vive en

    variantes

    y

    refundiciones" (RFE,

    43 ,

    1960,

    pp.

    302-303),

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    14/22

    162

    o

    Correas

    a

    Lope

    y

    Tirso

    para

    citar

    el

    M s

    valis vos, Antona

    que la

    corte toda?

    Una vezms:

    haba muchas canciones realmente

    folklricas,

    slo que suautenticidad no esdemostrable.

    En

    lo que sigue utilizar argumentos menos

    probatorios

    que

    los dados hasta

    aqu,

    pero

    queresultantilesparaapoyar

    lasuposicinde que tal ocual cantar estaba arraigado en

    la

    tradicin.

    4. Recoleccinhecha

    con

    criterio

    ms o

    menos cientfico.

    Buenaparte de los antiguos cantarcillos de tipo popularapa-

    rece en fuentes

    literarias

    y

    musicales,

    y

    ante ellas

    debemos

    adoptar una actitud cauta, puestoque,como vimos, siempre

    existe

    la

    posibilidad

    del

    retoque

    y del

    pastiche.

    Pero hay

    tambin

    fuentes

    de

    otro

    tipo:

    sobre todo

    las

    colecciones

    de

    refranes

    27

    yciertos tratados (degramtica,msica,lexicogr-

    ficos,etctera),escritos por hombres de formacin humans-

    tica y con un

    enfoque

    quebien

    podemos llamar cientfico.

    Su

    testimonionos es m uy

    valioso, principalmente

    cuando

    aaden

    comentarios

    que permiten deducir el carcter folklrico de

    untexto.

    Heaqu unos ejemplos. En su Philosopkia vulgar

    2

    *

    Juan

    de Mal Lara

    glosa

    muchos

    refranes

    reunidos

    por

    Hernn

    Nez

    (1^ed.,

    1555).

    A propsito de "La que no

    bayla

    / de

    la

    boda

    se

    salga", comenta

    (f.99): una

    parte

    es de un

    cantar

    que se

    dize

    en las

    b o d a s . . .

    A

    propsito

    de

    "Tresdas

    ha que

    muri,

    / la

    biuda casarse quiere:

    /

    desdichado

    del quemue-

    re / si aparaysono

    va",

    observa: una maneradecantar ay:

    dize

    el

    vulgo...

    (f. 82 v), y de

    "Plega

    a

    Dios

    que

    nazca

    / el

    perexil

    en el

    ascua":

    Dizenme

    ser

    cantar

    viejo

    de

    Extrema-

    dura (f.36) .

    2

    27

    Incorporan muchas canciones. Cf. mis "Refranes cantados y canutes

    proverbia izados".

    NRFH,

    15

    (1961), pp. 155-168.

    28cito por la primera cd-, Sevilla, 1568.Cf. la ed.

    moderna

    de A.

    Vilanova, 4 vols., Barcelona, 1958-1959.

    29

    O tros

    ejemplos de Nez y M al

    Lara,

    en Refranes cantados... ,

    art.

    cit.

    p.162.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    15/22

    ANTIGUA L RICA "POPULAR" 16

    Con

    criterio

    muy

    moderno, Sebastin

    de

    Covarrubiasilus-

    trar

    aos

    ms

    tarde

    el uso de

    la lengua espaola,

    no

    slo

    con

    citas

    del "divino Garcilasso",

    sino tambin

    con "qualquier

    romance

    viejo,

    o

    cantarcillo comnmente

    recebido" (Tesoro

    de

    la

    lenguacastellana

    o espaola,

    1611, s.v.cerca). Ypode-

    mos

    tomarlo al pie de la letra cuando llama

    "cantarcillo

    de

    aldea

    1

    *

    a

    Orillicas del

    ro,

    mis

    amores

    e

    y

    debaxo

    de los

    lamos

    me

    atend

    (83)

    f

    o

    "cantarcillo avillanado", "cantarcillo bailadero

    antiguo",

    "cantarcillo antiguo" o "cantarcillo viejo" a otros (nms.

    516,

    563, 417, 406,

    514 y 545 de m i

    antologa),

    y

    cuando

    nos

    cuenta

    (s.v.

    cascar) que

    "los

    muchachos,en el

    reyno

    deTole-

    do,quando

    veen

    por el

    aire atravessar

    las

    grullas

    que van de

    passo

    suelen cantar:

    Grul las ,

    al

    cascajal,

    que ya no ay

    uvas".

    30

    Ciertamente

    no

    abundan

    lasinformaciones de

    este

    tipo.

    Por otra parte, la mera inclusin de una cancin en la obra

    de

    un autor que manifiesta un inters de tipo cientfico por

    el

    folklore

    es ya

    importante.

    En

    este sentido valen

    ms las

    versiones

    recogidas por hombres como

    Nez,

    Mal Lara,

    Francisco

    Salinas,

    Covarrubias

    y

    Correas

    que las de las

    fuentes

    literariasy

    musicales.

    81

    Vemos,

    pues,lanecesidaddevalorar

    las fuentes

    y dejerar-

    quizarlas en

    cuanto

    a su

    fidelidad

    a la

    tradicin folklrica.

    so

    Sobre las

    rimas

    y

    juegos

    infantiles

    nos da

    preciosos informes

    otro

    humansta, Rodrigo

    Caro, en sus Das

    geniales

    o

    ldricos (1626)

    . Es ste,

    adems,

    un

    terreno donde

    la

    autenticidad folklrica

    de los

    textos recogidos

    es casi

    siempre

    indiscutible, puesto que rara vez se

    usaron.como

    material

    potico

    en

    composiciones

    cultas,

    y aun

    cuando

    se

    usaron (por ejemplo

    en los

    Juegos

    de

    Nochebuena

    de

    Alonso

    de Ledesma) se les

    citaba

    en

    general fielmente.

    En

    cuanto

    a las

    indicaciones "cantar

    viejo",

    etc.,

    hay

    que

    tomarlas

    con un

    grano

    de sal

    cuando aparecen

    en los

    poetas

    glosadores

    del xvi

    (por ejemplo,

    en

    Andrade

    Caminha); el

    mismo Horozco, colec-

    cionador de refranes,

    llama "cancin

    vieja",

    no

    slo

    a

    varias

    de tipo

    popular

    (cf.

    infra),

    sino

    a

    otras como "Donde sobra

    el

    merecer..."

    o

    "Libres

    alc yo mis ojos..."

    31

    C f.

    "Problemas...", a r f . c.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    16/22

    164 M A R G I T

    FRENK

    ALATORRE

    Por

    cierto

    que tambin

    hay,

    aeste respecto,

    ciertas

    diferen-

    cias entre unas

    y

    otras

    fuentes

    literarias

    y

    musicales:

    ,

    5. Fuentes

    y

    gneros

    ms fieles al

    folklore. De las

    fuentes

    musicales,

    yodiraque las delsigloxvi (los libros

    de

    Vihuela

    y los cancioneros polifnicos de hacia mediados de siglo)

    estn engeneral m sinfluidas por lamoda literariapopula-

    rizante

    y hay ms

    razn para esperar retoques

    e

    imitacio-

    nes que elCancionero musical

    de

    Palacio,recopilado en un

    momento

    en que esa

    moda literaria estaba

    en sus

    com ienzos.

    Pocos

    cancioneros musicales posteriores contienen estribillos

    y

    glosas

    decarcter tan arcaicoy tan lejanosde lapoesa cor-

    tesana.Si no demostrar, podemos asegurar que

    muchos

    de

    ellos eran folklricos. Lo mismo se aplica al contemporneo

    cancionero manuscrito de laColombina.

    Entre las fuentes literarias son importantes para nuestro

    objeto

    los

    cancioneros

    con

    poesas religiosas

    que

    contienen

    versiones a lo divino de canciones populares y que dan el

    texto de esas canciones. Cuando lvarez Gato encabeza una

    composicin religiosa

    con la

    frase

    "Otro

    cantar

    que

    dizen

    Amor

    no me

    dexes,

    que me

    morir, enderezado a Nuestro

    Seor",o

    Sebastin

    de Horozco

    pone "Cancin contrahecha

    alcantarviejoquedizeEn aquella pea, en aqulla, que no

    caben

    en ella ,

    o

    cuando

    en el

    Cancionero

    de

    Francisco

    de

    Ocaa leemos "Otras

    al

    tono

    de

    Buen amor tan

    desseado,

    porqu me

    has olvidado?'

    t

    M

    podemos estar seguros,

    al me-

    nos, de que esas canciones circulaban efectivamente, y con

    esas palabras,

    en la

    tradicin oral (tradicin culta

    a

    veces,

    perootras muchas, folklrica):

    83

    lacita sehaceall, no por

    su

    valor intrnseco,sino confines "utilitarios",y por lo tanto

    debe

    de serfiel.

    Tambinhay quehacer distinciones entrelosgneros po-

    ticomusicales

    que

    acogen cantares

    de

    tipopopular.Debemos

    32ALN,

    n m s .

    171, 348, 642.

    83Como fuente literaria fiel

    a la

    tradicin popular podran

    citarse

    tambin, entre otras, las obras de Gil Vicente; pero si las juzgamos fieles

    es por el

    carcter mismo

    de los

    textos

    que

    cita,

    y

    rara

    vez a

    base

    de

    un

    motivo externo

    a

    ellos, como

    en el

    caso

    de los

    textos

    religiosos.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    17/22

    AN TIGU A

    LRICA

    POPULAR 165

    contar ms con el pastiche y la refundicin en los estribillos

    de

    "villancicos", "canciones", "glosas",

    "letrillas"y

    romances

    nuevos

    que en esecurioso gnero que sellama "ensalada" o

    "ensaladilla"

    y en las composiciones afinesa l. La gracia de

    estaspiezas estribaba en la adecuada insercin, dentro de un

    poema

    ms o

    menos extenso,

    de

    cantarcillos

    (o

    refranes,

    o

    versos de romances, etctera) conocidos por todos; normal-

    mente la cita no cumpla su funcin si no se haca tex-

    tualmente,

    conapegoa latradicin oral.

    34

    Nuevamente

    se plantea aqu el dilema: tradicin oral de

    qu

    tipo?

    De qu nos

    sirve saber

    que los

    cantares

    de las

    ensaladas eran bien conocidos si resulta

    como

    resulta en

    efecto que a veces

    pertenecen

    a la

    tradicin cortesana?

    Es

    verdad: como nico testimonio,

    la

    incorporacin

    de un

    texto

    en una ensalada no nos dice mucho; ni tampoco el encon-

    trarlo

    en elCancionero musical dePalacioo a la

    cabeza

    de

    una

    composicin religiosao,incluso,en laobrade un

    huma-

    nista. Lo que pasa es que, como dije antes, todos estos argu-

    mentos slosirven deapoyoa una suposicin previa; yesta

    suposicin

    se puede basar en un factor que no he mencionado

    hastaahora

    y que es

    fundamental:

    la

    pertenencia

    del

    cantar

    en cuestin

    a la

    escuela

    poticade la

    antigua lrica

    popular,

    pertenencia

    en

    cuanto

    a

    tema, estilo

    y

    forma mtrica.

    Por su

    parte,

    este factornopuede tomarseen smismo como indicio

    seguro de autenticidad, dado que era

    fcil

    imitar

    esos

    rasgos;

    necesita,pues, del apoyo de otros argumentos.

    En

    la

    "Ensalada

    de la

    flota"

    de Gonzlezde

    Eslava aparece

    la

    siguiente

    can cioncita,no

    documentada

    en

    otra fuente:

    Las

    hondas

    de la mar

    iqun menudicas

    van

    (391)

    Deinmediato

    nos

    suena

    a

    popular.

    Si la

    analizamos,veremos,

    por ejemplo, su parecido estilstico con

    otras,

    como aqulla

    citada

    alprincipio: "Lazarzuela, madre,/ cmolameneael

    3*Sin embargo, cf. lo que digo sobre "Qundo aaliris, alba

    galana. . .**

    en

    "Problemas...",

    nota 10. En algunas ensaladas la

    cita

    suele

    conver-

    tirse e n

    parodia. ~

    .

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    18/22

    166 M A R C I T

    FRENKL

    A L A T O RRE

    ayrcl"Aun

    as, podra

    no ser

    autntica; pero figura

    en una

    ensalada,

    y con

    ello

    se

    robustece nuestra suposicin original.

    Hetocadounpuntoquemerece

    atencin

    especial.

    Merece

    que nos preguntemos si el carcter mismo de las canciones

    constituyesiempre

    unabasetanpocofirm e,si nohabr veces

    en que se convierta en verdadero indicio de tradicionalidad.

    6.

    La

    ndole

    de las

    poesas

    mismas. El

    problema est

    en

    saber hasta dnde poda llegar la capacidad de los poetas

    renacentistas

    y posrenacentistas para inventar un poemitade

    estilo tradicional. Si la juzgamos

    ilimitada,

    entonces cual-

    quier texto

    de los que se

    conservan podra

    ser un

    pastiche.

    Por miparte,creoquealgunasdeesas cancionesno hubieran

    podido

    ocurrrsele

    a ningn poeta de la poca, porqueson

    radicalmente extraasa laliteraturadeentonces, desarrollan

    temas poco o nada frecuentes, emplean smbolos arcaicosy

    contienen, a

    veces,

    incongruencias slo explicables por la

    trasmisin

    oral. El campo da paramucho,pero me limitar a

    citardosejemplos:

    A mi puerta nasce una

    fonte:

    pordo salir que no me moje?

    A mi

    puerta

    lagarrida

    nasce una

    fonte

    frida,

    dondelavola mi

    camisa

    y la de aquel que yo msquera.

    Por

    do

    salirque no memoje?

    (81)

    Aunque me

    vedes

    morenica en elagua,

    no

    ser

    yo frayla.

    Una madreque a mcri

    mucho me quiso y mal meguard:

    a los pies de mi cama loscanesat;

    atlos ella,destelos

    yo,

    metiera,

    madre, al mi lindoamor.

    No seryo

    frayla.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    19/22

    ANTI GUA tRJCA POPUtAB. 167

    Unamadreque a m criara

    mucho mequisoy mal m eguardara:

    a

    los

    pies

    de m i

    cama

    los

    canes

    atara;

    atlosella,

    yo los

    desatara,

    y

    metiera,

    madre, al que ms

    amava.

    No ser yo frayla(122)

    Ningn

    argumento

    de los citados apoya la autenticidad de

    estos textos,

    y

    creo

    que no

    hacefalta apoyarla desde fuera.

    Pero

    estos

    casos

    son los

    menos.

    El

    grueso

    de los

    textos

    requiere nuestra ayuda,ycuantosmsindicios podamos adu-

    cir, mejor. De hecho, la confluencia de varios argumentos es

    la

    que llega adarnos la seguridad total de que una cancin

    estaba arraigada en la tradicin folklrica: es el argumento

    decisivo.

    7. Confluencia de

    indicios. Entre

    los

    ejemplos citados

    ha

    habido

    varios

    en que se

    suman

    dos

    indicios

    de

    autenticidad.

    Hay otros casos interesantes. En un manuscrito toledano de

    hacia 1560-1570 aparece, dentro de una especie de ensalada,

    este cantar:

    No me

    entrys

    por el trigo,

    buen amor,

    sal por l'almidera

    (ALN,

    596)

    Casi medio siglo despus vuelve a aparecer (con la variante

    "por

    la

    lindera")

    en el

    docto Sebastin

    de

    Covarrubias.

    Fuentes seguramente inconexas, recolector humanista, ensa-

    lada.

    Francisco Salinas publica en 1577 otro cantar de labra-

    dores:

    Segador,

    trate

    afuera,

    dexa

    entrar

    la

    espigaderuela

    (ALN,648)

    En 1612 reaparece en una ensalada religiosa de Alonso de

    Ledesma y dos aos despus enLa mejor

    espigadera

    deTirso.

    Entre SalinasyLedesmanoparece

    haber

    conexin, dadaslas

    variantes de Ledesma ("Segadores,

    afuera,

    afuera, / dexad

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    20/22

    16 8 MARGIT FRENK ALATORRE

    entrar

    la

    segaderuela"),

    y a

    juzgar

    por las de

    Tirso

    (v. 1=

    Ledesma;

    v. 2:

    "dejen llegar

    a la

    espigaderuela"),

    su

    versin

    probablemente seaindependiente deambos. Tenemos pues:

    tresfuentes

    inconexas, recolector erudito

    (Salinas),

    ensalada.

    Pero adems parece haber supervivencia: en suCancionero

    musical

    (fuente poco segura: cf.Supervivencias,nota 1), E.

    M. Torner

    incluye esta

    seguidilla

    salmantina actual: "Se-

    gador,

    hazte afuera / ydeja pasar / a laespigaderuela / que

    viene

    a

    espigar", versin ampliada

    de la de

    Salinas,

    cuyo

    tratado,

    en latn, no puede haber circulado entre el pueblo.

    El propio Salinas consigna, como"vulgatissima",lacancin

    Mongica

    en

    religin

    me

    quiero entrar

    por no mal

    maridar (ALN,

    650),

    slo recogida, aos antes,

    con

    variantes

    de

    importancia,

    en

    una

    ensalada de Mateo Flecha, indita

    hasta

    1581:

    "De

    yglesi^

    enyg lesia

    me

    quiero

    yo

    andar

    / por no mal

    maridar."

    Las dos

    versionesdeben de ser autnticas.

    El

    humanista Mal Lara da como cantar extremeo:

    Prometi mimadrede me dar marido

    hasta

    que el

    perejilestuviesse florido,

    35

    que hoy se

    canta precisamente

    en

    Extremadura:

    Dice m imadre

    que no me da marido

    hasta

    que el

    cardo

    no

    est florido...

    Supervivencia,

    fuentes

    inconexas, testimonio erudito, utili-

    zacin en una ensalada y cita a la cabeza de una cancin

    religiosa:

    todo esto

    se

    conjuga

    en el

    siguiente caso:

    Madrugbalo el aldeana,

    ycmolo madrugaba (ALN,360)

    80Supuesto

    comienzo

    de "Plega a Dios

    que

    nazca... ,

    cit.

    supra.. Cf.

    Philosophta,

    f. 36.

    Correas

    lo

    trae

    tambin, con dos

    variantes,

    y comenta;

    de

    cantar qued

    en refrn".

    Cf.

    Supervivencias, nrh. 39, y la nota 17,

    donde

    cito

    otro caso

    de conservacin de

    un texto recogido

    por

    humansima.

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    21/22

    AN TIGU A LRICA

    POPULAR

    16 9

    Horozco, hacia 1550, lollama "cantarviejo" y lo vuelve a lo

    divino en su cancionero

    manuscrito,

    desconcido, sin duda

    para Lasso de la Vega cuando, medio siglo despus, lo incor-

    por a una ensaladilla; lo traen tambin Correas y

    Covarru-

    bias ("cantarcillo viejo"),

    sa

    y en varios lugares deEspaa

    secanta

    hoy ms o

    menos

    en

    esta forma:

    Madrugaba, y era

    la

    una:

    ni launa, nimedia, ni nada.

    Y

    cmo la madrugaba

    Dudar

    de que lo que

    Horozco recogi

    era

    efectivamente

    un

    cantar viejo, arraigado

    en el

    pueblo, sera dudar

    de lo

    evi-

    dente.

    MARGIT FRENK ALATORRE

    El Colegio

    de

    Mxico

    36

    Adems

    de otras fuentes antiguas:

    B.N.M.,

    ms. 3700, f.

    77v

    y entre-

    ms sin ttulo publicado por Cotarelo, Coleccin, t. 1, p. 59a (variante

    "aldeano").

  • 5/19/2018 La Autenticidad Folkl rica

    22/22