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La armada invencible… inglesa Parte I Era el año 1588 cuando sucedió el desastre español de la Armada Invencible: 127 barcos de guerra debían trasladar a los tercios de Flandes a las costas inglesas e invadir Londres. Sin embargo, una tormenta destruyó la mayor parte de la flota y frustró la operación. Inglaterra, por su parte, decidió aprovechar el fracaso español para atacar las costas atlántica y cantábrica. El plan consistía en destruir los puertos de San Sebastián y Santander (donde se reparaban los barcos supervivientes de la Armada Invencible) para después entrar en Portugal (recientemente unido a España), conquistar Lisboa y dirigir una rebelión independentista para establecer como monarca de Portugal a Antonio de Crato, un aliado de Inglaterra y pretendiente al trono que permitiría la entrada de piratas ingleses en el Atlántico y en las costas españolas para cortar el comercio colonial español con la Península. La flota, conocida como Contraarmada, constaba de unos 170-200 barcos y fue pagada por las coronas inglesa y holandesa y diversos gremios, comerciantes y nobles. Este ejército zarpó de la costa suroeste inglesa el 13 de abril de 1589, y desde el principio se plantearon varios problemas: el comandante era Francis Drake, un famoso pirata que luchó contra la Armada Invencible pero sin experiencia ni cualidades como comandante y, además, las provisiones no durarían más de dos semanas para alimentar a 19.000 soldados novatos, 1.800 soldados veteranos y 5.500 marineros. El primer objetivo era Santander, pero el comandante Drake decidió no atacar debido al mal tiempo en el Mar Cantábrico, así que atacó a La Coruña. La ciudad contaba con unos 1.500 efectivos entre civiles armados y soldados, los cuales se apostaron en los únicos cuatro barcos disponibles para cañonear, aunque finalmente tuvieron que retirarse debido a la inferioridad numérica. A principios de mayo, un grupo de soldados ingleses desembarcaron y tomaron los barrios de la periferia

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La armada invencible… inglesa

Parte I

Era el año 1588 cuando sucedió el desastre español de la Armada Invencible: 127 barcos de guerra debían trasladar a los tercios de Flandes a las costas inglesas e invadir Londres. Sin embargo, una tormenta destruyó la mayor parte de la flota y frustró la operación.

Inglaterra, por su parte, decidió aprovechar el fracaso español para atacar las costas atlántica y cantábrica. El plan consistía en destruir los puertos de San Sebastián y Santander (donde se reparaban los barcos supervivientes de la Armada Invencible) para después entrar en Portugal (recientemente unido a España), conquistar Lisboa y dirigir una rebelión independentista para establecer como monarca de Portugal a Antonio de Crato, un aliado de Inglaterra y pretendiente al trono que permitiría la entrada de piratas ingleses en el Atlántico y en las costas españolas para cortar el comercio colonial español con la Península.

La flota, conocida como Contraarmada, constaba de unos 170-200 barcos y fue pagada por las coronas inglesa y holandesa y diversos gremios, comerciantes y nobles. Este ejército zarpó de la costa suroeste inglesa el 13 de abril de 1589, y desde el principio se plantearon varios problemas: el comandante era Francis Drake, un famoso pirata que luchó contra la Armada Invencible pero sin experiencia ni cualidades como comandante y, además, las provisiones no durarían más de dos semanas para alimentar a 19.000 soldados novatos, 1.800 soldados veteranos y 5.500 marineros.

El primer objetivo era Santander, pero el comandante Drake decidió no atacar debido al mal tiempo en el Mar Cantábrico, así que atacó a La Coruña. La ciudad contaba con unos 1.500 efectivos entre civiles armados y soldados, los cuales se apostaron en los únicos cuatro barcos disponibles para cañonear, aunque finalmente tuvieron que retirarse debido a la inferioridad numérica. A principios de mayo, un grupo de soldados ingleses desembarcaron y tomaron los barrios de la periferia

costera de La Coruña, pero no pudieron avanzar más allá debido a las murallas de la ciudad. En el intento de asalto murieron unos 1.000 ingleses. Además, la llegada de un ejército de apoyo español desde el interior derrumbó la moral inglesa y provocó la retirada de la flota el 18 de mayo.

La Contraarmada empezó a sufrir epidemias y deserciones (3.000 soldados en aquel momento), pero puso rumbo a Lisboa con el fin de organizar la rebelión independentista. El ejército de tierra inglés, comandado por John Norreys, desembarcó el 26 de mayo en la costa de Portugal para luego establecerse en una fortaleza dispuesta por el pretendiente portugués. El avance a Lisboa, de unos 75 km, estuvo lleno de problemas debido a la oposición de numerosos pueblos, que organizaban guerrillas para hostigar a los ingleses. Pero cuando llegaron a la ciudad, surgieron los auténticos problemas: la ciudad se dispuso a la defensa contra los invasores. Los ingleses fueron acribillados por el fuego de la armada hispano-portuguesa (unos 58 barcos) al pasar por las costas. El comandante Norreys estableció a las afueras de la ciudad un campamento para pasar la noche. Pero los españoles simularon un desembarco y alarmaron a los ingleses, que encendieron antorchas, lo cual permitió a los barcos españoles detectarlos y atacarlos. Tras esto, las tropas inglesas se retiraron a los barcos y huyeron.

Con el objetivo de escapar y obtener provisiones, la flota intentó hacer escala en las Islas Azores. A estas alturas, sólo había 2.000 soldados ingleses dispuestos a combatir. Además, un temporal no permitió a los barcos ingleses salir de las costas de Portugal. Esto fue aprovechado por los españoles para lanzar un último ataque en el que 7 buques ingleses fueron destruidos y unos 530 soldados murieron. Cuando el viento se puso a favor, Drake decidió poner rumbo a Inglaterra. El 10 de julio de 1.589, tan sólo quedaban en total, con vida (y sin contar desertores), cerca de 5.000 de los más de 20.000 hombres de la expedición. Este fracaso estrepitoso condenó a Drake, hasta entonces afamado pirata contra España, a un rechazo por parte de la sociedad inglesa y permitió a la España de Felipe II convertirse en la indiscutible potencia naval europea sin rival.

ESQUIZOFRENIA

CMC ADRIÁN ALEXANDER YÁÑEZ ESQUIZOFRENIA

Kevin tenía 17 años. Era bastante popular, sacaba notas mediocres y le apasionaba el baloncesto. Salía habitualmente los fines de semana a jugar con sus amigos, después se arreglaban e iban a cenar y a alguna discoteca que estuviese de moda. No tenía novia, pero se sentía atraído por algunas chicas. Cuando salía, solía tomarse alguna copa que otra y fumaba porros habitualmente. La cocaína también la había probado, pero se le salía de presupuesto, aunque no la hacía ningún feo si tenía oportunidad.

Llevaba unas semanas bastante distante y hacia cosas fuera de lo habitual. Se encerraba horas en su cuarto y se le podía encontrar llorando fácilmente. No contestaba al porqué. En clase estaba presente pero no escuchaba al profesor, era como si estuviese su cuerpo vacío en un pupitre. De vez en cuando dibujaba cosas muy extrañas, pero los profesores estaban acostumbrados a los derroches de arte en las lecciones más aburridas. Sus amigos prefirieron no interferir, podría tener problemas familiares, y cuando le intentaban decir algo ni siquiera los miraba, como si no los hubiese oído. A pesar de esto, ellos no se habían enfadado.

Lo alarmante fue durante un recreo, cuando Kevin caminaba torpemente a través del patio, casi irreconocible. Tenía toda la pinta de haber estado toda la noche despierto. Estaba pálido con unas enormes ojeras, totalmente despeinado, además de llevar ropa dispar, como si se le hubiese olvidado conjuntar. Mientras caminaba se miraba las manos y los brazos como si estos fueran seres desconocidos. El balón de fútbol llegó a sus pies como consecuencia de un mal lanzamiento y él lo miro asustado, como si se tratara de una bestia salvaje en vez de un balón. Acto seguido, comenzó a gritar mirándolo aterrado, lloraba y se tiraba de los pelos. Sufría de un severo ataque de ansiedad, lloraba incluso mirando aquel indefenso balón, temblaba de pavor. Al profesor de inglés le tocaba guardia, recogió a Kevin del suelo con ayuda de otro chaval y lo llevaron a enfermería. Se encontraba en completo estado de shock. Lo taparon con una manta y esperaron a que parase de temblar. Lo montaron en el coche y lo llevaron camino al hospital mientras llamaban a su casa para informar del extraño incidente. A mitad del trayecto, Kevin se encogió, clavó la mirada en el profesor que conducía y comenzó a chillar. Buscaba una salida, una vía de escape con la mirada de su terrorífica realidad. Kevin lloraba y suplicaba que no le hiciera daño. El profesor sufría, pero no podía hacer nada. Kevin golpeaba las ventanillas, arañaba los asientos y no paraba de chillar. Tenía las piernas subidas a los asientos. Por fin llegaron. Seguía gritando. En el hospital lo sedaron. Lo metieron en una sala para él solo. Cuando despertó se encontró con sus padres. Era él de verdad. El médico contó a sus padres que había sufrido dos brotes psicóticos en el mismo día. Le hicieron análisis de sangre, que revelaron sus repentinos consumos de droga y de alcohol, y en los análisis de orina se plasmaba un elevado índice de dopamina. Los brotes psicóticos pueden verse provocados por las drogas. Pueden suceder sin más pero si se repite puede deberse a distintas enfermedades mentales.

Decidieron no tenerlo en cuenta, hasta que dos semanas más tarde, tras llevar una vida normal, contando con las bromas y comentarios que Kevin tuvo que soportar tras su espectáculo contra el balón de fútbol, con el cual pudo volver a llevar una relación normal, fue al cine con su familia. No logró aguantar dentro de la sala más de media hora. Tenía un extraña sensación de claustrofobia, le volvieron las fatigas y esta vez las acompañaron nauseas terribles. Miraba hacia todas partes como buscando algo, sudoroso, asustado, aunque la película fuera una comedia para todos los públicos. Su padre decidió llevarlo al hospital, mientras que su madre se quedó en el cine con su hermana, no la quisieron preocupar. En el trayecto hacia el coche, en el aparcamiento subterráneo, Kevin comenzó a chillar de nuevo. Señalaba a la nada y miraba aterrorizado. Echó a correr llorando y gritando, sin perder de vista aquello que señalaba, fuera lo que fuera. En el aparcamiento solo estaban él y su padre. Cuando su padre lo alcanzó, Kevin se encontraba en un rincón

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llorando y temblando, al igual que le sucediera en el coche del profesor. Su padre lo arropó y lo llevó al coche. Entonces Kevin sentía más vergüenza que miedo. Seguía llorando. Volvieron al hospital. Allí les confirmaron que Kevin sufría de esquizofrenia. Debía visitar a un psiquiatra.

En su visita al psiquiatra, éste le pidió que se sentase. Comenzó elaborando el historial, nombre, apellidos, fecha de nacimiento…, y le preguntó acerca de alergias, enfermedades previas, intervenciones quirúrgicas. A continuación, procedió a realizar una exploración física: peso, altura, temperatura, pulso, presión cardíaca, le miró los oídos, le palpo el abdomen, le movió la cabeza hacia los lados y hacia delante y le auscultó los pulmones. Revisó los análisis de sangre y de orina. Le volvió a preguntar si se había drogado, para confirmarlo. Le preguntó, también, acerca de su alimentación. Todo correcto. Entonces comenzó con un examen psiquiátrico. Tras unas simples preguntas más, comprobó que Kevin se encontraba en un estado de lucidez. Le dijo tres palabras: lago, perro y lápiz. Le dijo que las recordase. Después le preguntó sobre en qué coche había venido, en qué calle vivía, nombre de su primer profesor... a todo contestó con facilidad. No había síntomas de pérdida de memoria. Le preguntó las diferencias entre un niño y un enano y las semejanzas entre un avión y un barco. Le pidió que deletreara camión al revés y que hiciese unas restas simples. Le pidió que dibujase una figura formada por dos rombos cruzados que él dibujo previamente. Kevin supo realizar todas esas pruebas, y aún recordaba las palabras perro, lago y lápiz. Se encontraba en perfecto estado de memoria y sus funciones cognitivas funcionaban como un reloj. El psiquiatra no perdía detalle de los movimientos, de los gestos de Kevin, de su cara. Fue a partir de eso que concluyó que Kevin estaba angustiado, avergonzado y triste, pero no depresivo. Era normal tras lo ocurrido. El psiquiatra le recetó unas pastillas que reducían la dopamina, llamadas Clorazil. Debía tomarlas tres veces al día, acompañando el desayuno, la comida y la cena. Eran pastillas que se deshacían en la boca. Podían producir muchos efectos secundarios, entre ellos una grave afección sanguínea, pero por suerte Kevin solo notó algo de sequedad en la boca. A causa de este medicamento, le prohibieron tomar nada con cafeína. Este medicamento, como cualquier otro destinado al tratamiento de la esquizofrenia, no termina con ella, lo único que hace es controlarla.

No solo consumía medicamentos, sino que Kevin también tuvo que ir a psicoterapias, y optó por tratamientos sociales, cada semana acudía a un centro cívico y realizaba actividades junto a otras personas con algún trastorno mental que se estuvieran rehabilitando. Visitaba al psiquiatra cada mes, charlaba un rato con él y realizaba algún test. Dio por finalizada la terapia un año más tarde, aunque las pastillas las tendría que seguir tomando durante toda la vida. Dos años después le detectaron diabetes, era algo habitual en personas que se trataban con esa medicación. Ahora debía atender a los dos tratamientos, aunque le bajaron la dosis de Clorazil.

Como se ha dicho antes, este caso trata de la esquizofrenia paranoide, que es uno de los muchos tipos de esquizofrenia, se trata de un diagnóstico psiquiátrico debido a una serie de trastornos mentales provocados por distintas alteraciones de la percepción. Sus síntomas más comunes son: desorganización en el comportamiento y el habla, alucinaciones habitualmente auditivas y falta de emociones acompañada de disminución del habla y la motivación. Sus factores más influyentes tras la droga son la genética, problemas durante el neurodesarrollo, el entorno y la compañía en la infancia o diferentes procesos psicológicos. Como ya se ha mencionado, también aparece un aumento de la dopamina en el cerebro de los pacientes de esquizofrenia. La dopamina es una hormona y neurotransmisor que al producirse en exceso, provoca que el cerebro cree nuevos estímulos, aunque sean irreales, que producen las alucinaciones. Sin embargo, la causa biológica de esta enfermedad es una incógnita. Su tratamiento son pastillas que, como el Clorazil, disminuyen la cantidad de dopamina, por lo que controlan la esquizofrenia pero

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no pueden llegar a anularla. En la mayoría de los casos, al igual que en el de Kevin, se procede a un tratamiento social, como pueden ser hogares de apoyo y talleres, que, a pesar de tratarse de una enfermedad crónica, producen una buena respuesta. Estos métodos han mejorado mucho en los últimos veinte años. El mayor problema de esta enfermedad, que en el caso anterior no se ha dado, es que suele ir acompañada de problemas sociales como desempleo, pobreza y baja calidad de vida; y problemas emocionales como la depresión y ansiedad. Esto ha provocado que la esperanza de vida de los pacientes de esquizofrenia disminuya diez años debido al aumento de índices de suicidio. Otros tipos de esquizofrenia son la esquizofrenia hebefrénica, que se caracteriza por un discurso y comportamientos excesivos y sin ningún propósito; la esquizofrenia catatónica, donde predomina la desorganización locomotora como la flexibilidad, que puede llevar a problemas para cuidar las funciones vitales; esquizofrenia indiferenciada, con claros síntomas psicóticos pero que no cumple con los criterios de los anteriores y la esquizofrenia residual, donde los síntomas positivos están presentes tan sólo a baja intensidad. También están reconocidas por la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) la depresión pos-esquizofrénica que es un trastorno depresivo que se produce tras un brote psicótico provocado por la enfermedad de la esquizofrenia, y la esquizofrenia simple que no muestra alucinaciones ni delirios pero sí una gran falta de atención y un elevado deterioro del pensamiento.

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1º Premio de narración en la categoría 2ª (3º y 4º de E.S.O.)

El caballero y su misión Marina Muñoz Alonso

Era otro lunes normal. ¿O no? Quizás ya cuando me levanté aquella mañana

había algo especial en las tostadas quemadas que me tocó desayunar. El caso es que nada hacía presagiar lo que me iba a suceder. Para empezar, perdí el autobús y no había tiempo para esperar a que llegase el siguiente, así que me tocó correr en un desesperado intento por llegar al colegio a tiempo. Supongo que fueron las prisas las que hicieron que no viese la farola o puede simplemente que el destino me jugase una mala pasada pero de pronto me vi en el suelo, aturdida: solo se le veía a él, observándome con una mirada vivaz. -¿De quién huíais tan apresuradamente, hermosa doncella? –preguntó el personaje. -Voy al colegio y corro porque tengo prisa y no quiero llegar tarde. -¡Qué ejemplar tan extraño! Yo mismo os llevaré a vuestro destino si osáis compartir mi vieja montura, bella dama del golpe en la farola. Dicho y hecho. Monté en una motocicleta bastante deteriorada que tenía el personaje a su lado. Durante el trayecto, el motor de la motocicleta traqueteaba horriblemente y amenazaba con pararse en cualquier momento. Pero el viejo caballero no paró de hablar. Pude enterarme, por ejemplo, de que había emprendido un viaje sin destino con una misión concreta de cuyo objetivo no quería acordarse (ni le era posible, me parece a mí, pues le veía algo olvidadizo). Aunque yo no perdía la esperanza de descubrirlo al final de mi viaje…

Cuando estábamos a un par de calles de mi colegio, el motor de la motocicleta nos abandonó definitivamente.

¡Cruel destino! –exclamó mi acompañante- Algún malvado encantador ha hecho que nuestro noble montura decaiga en tan importante misión.

En ese momento intenté despedirme, pero no me lo permitió. “La pérdida de la motocicleta” –me aseguró- “nos unirá en el empeño de vengarnos del destino”. Dicho en cristiano: debía quedarme para empujar la moto hasta una gasolinera.

Por fin encontramos una, pero nadie apareció para atendernos. Y mi falta de experiencia en estos menesteres tanto como el poco conocimiento de mi acompañante de las técnicas modernas nos hicieron desistir de nuestro empeño. Tuvimos que seguir arrastrando la moto otro largo trecho.

-¡Deteneos! –dijo de repente el caballero- Un presentimiento viene a mi este preciso instante. Puede que encontremos la pista necesaria que nos permitirá descubrir el objetivo de mi misión. He aquí la importante clave que resolverá el misterio…

Miré a mi alrededor y solo vi una pluma de ave, bastante grande, eso sí. ¿Aquella era la valiosa pisa?

-Gran artilugio es este –siguió hablando él- que sirve para escribir grandes obras literarias, tan fantásticas y tan reales como yo mismo.

A partir de ese momento, el caballero (que al parecer debía de ser un gran amante de la Literatura) comenzó a enunciar sus obras favoritas, de las cuales ninguna me resultó conocida: El cerco de Numancia, El coloquio de los perros, La Gitanilla… y no sé cuántos más.

Seguimos caminando hasta que, de pronto, se detuvo delante del edificio de la biblioteca, ante cuya fachada se quedó absorto. Una gran emoción pareció asomar a su rostro. Me acerqué a él para intentar adivinar qué sucedía. Vi entonces que su mirada se dirigía a un cartel incompleto, colgado en un lado de la gran puerta, en el que ponía “IV CENTENARIO”. También podían distinguirse en forma de silueta muy borrosa lo que parecía una pluma semejante a la recién encontrada en la calle y la sombra de un jinete montado en un caballo viejo, totalmente en los huesos. Allí había algo extraño.

-¡Hermoso caballo es este! Digno de todo buen caballero. Cambiaría yo mi vieja máquina inservible por tan estupendo rocín–aseguró mi compañero de viajes.

Algo me hacía presagiar que la misión del caballero estaba a punto de aclararse gracias a aquel misterioso cartel y a la pluma encontrada en la calle. Aunque por muchas vueltas que lo di, aún no resolví el enigma.

Seguimos empujando la moto y por fin llegamos al colegio. Mi estrafalario acompañante se despidió con toda la cortesía del mundo:

-¡Adiós, graciosa doncella! Gracias doy al cielo que me ha permitido conocerte y salvaguardar tu honor en el peligroso viaje hasta esta casa del saber.

-¡Lo mismo digo! –le contesté- ¡Y hasta otra!, que usted lo pase bien. Cuando entraba en el colegio, vi definitivamente la solución del enigma en un

gigantesco cartel en el que se leía: “IV CENTENARIO DE LA FAMOSA OBRA DE CERVANTES, DON QUIJOTE DE LA MANCHA”. Me volví rápidamente y pude gritarle:

-¡Espere! ¡Tengo la solución de su enigma! Usted es Don Quijote de la Mancha. -Así será, si vuestra merced lo afirma con tanto convencimiento –me contestó-

¿pero qué tiene que ver mi nombre con mi misión? -¡Vaya si importa! –le contesté- volvamos a la biblioteca. Cuando estuvimos de

nuevo frente a la biblioteca, le dije: -Hace cuatrocientos años, tu creador, Miguel de Cervantes, escribió la obra más

importante de todos los tiempos y tú ¡eras el protagonista! Ahora tu misión es recordarnos a todos que esa obra no debe caer nunca en el olvido, con todo el mensaje que encierra…

De pronto, la frase y la figura que faltaban en el cartel, como por arte de magia, aparecieron allí, rellenando lo que antes eran solo sombras y siluetas: Don Quijote montado sobre rocinante y un título: El ingenioso hidalgo, don Quijote de la Mancha.

Al fin, el caballero había conseguido saber su misión y, lo que es más importante, la había cumplido con creces pues el recuerdo de la gran obra se había hecho imborrable en mi memoria y en la de todos los que leáis esta historia.

2º Premio compartido de narración en la categoría 2ª (3º y 4º de E.S.O.)

Entre lobos Sergio Rodríguez Espejel

Todo iba sobre ruedas. Mi abuelo, nacido en Casasola de Arión, Valladolid, viajaba por la carretera que unía Pinito de... con Alcañices para dormir allí, como solía hacer. En el primer pueblo, el cliente del día le había hecho esperar mucho tiempo hasta que lo pudo ver, y venderle unas máquinas aventadoras. Por aquel entonces, mi abuelo se ganaba la vida vendiendo maquinaria agrícola por toda España. De esto hace unos cuarenta o cuarenta y cinco años. Alcañices es un pueblo que hace frontera con Portugal, y que en aquella época, en palabras suyas, era un pueblo importante pero bastante atrasado. Hacía mucho calor ese día de verano. La noche había caído ya, y la oscuridad era absoluta, excepto por una reluciente luna llena que brillaba en el firmamento acompañada de varias estrellas que poco a poco iban apareciendo. No había ni una sola nube. El coche de mi abuelo era entonces un Renault f4, con matrícula VA- 15... No había ningún problema. El día siguiente volvería a casa, donde lo esperaban su esposa y sus hijos. La carretera era estrecha, de piedra, muy empinada, y llena de baches, y al coche le requería un gran esfuerzo subir. La carretera iba a dar a la general que unía varios pueblos. Estaba asfaltada y bien señalizada, todo un lujo. Era medianoche. Hacía calor, muchísimo calor. Varios árboles al fondo y por todas las montañas cubrían el paisaje, y la maleza rodeaba la carretera. Era un viaje incómodo, la carretera era muy mala. La mala fortuna quiso que en uno de los numerosos baches, una rueda reventara. Quedaban alrededor de ciento cincuenta metros para llegar a la carretera general. Un abrumador silencio lo acompañaba. Cuando prestó atención, escuchó el sonido de la naturaleza: los grillos, las lechuzas, los lobos... Es ésta una zona llena de lobos, en la que había hasta jabalíes. Mi abuelo tuvo miedo, mucho miedo. Lo primero que hizo fue maldecir su suerte. Estaba allí tirado, solo. Cuando se hubo calmado y puso en orden sus pensamientos, salió del coche con una linterna y vio en qué estado se encontraba la rueda trasera derecha. No podía irse de allí y abandonar el coche. Además, Alcañices estaba aún a unos siete kilómetros. Mientras tanto, podía oír cómo los lobos cruzaban la carretera de un lado a otro, algunas veces muy cerca de él. Tal vez demasiado cerca. No había luz suficiente como para verlos. Para no llamar la atención había apagado las luces, pero él sabía que estaban ahí, escondiéndose entre la maleza, rodeando su coche para cruzar la carretera, e incluso observándolo, como queriendo entender qué hacía él allí. Viendo la situación, mi abuelo se metió de nuevo en el coche, con la intención de pasar allí

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el resto de la noche. Reflexionó. En ese momento, no estaba muy seguro de lo que iba a hacer. Pensó en su familia, en sus hijos, en su esposa. . En esos momentos de soledad absoluta con uno mismo (sin contar con los lobos, que seguían cruzando la carretera), el tiempo transcurre demasiado lentamente. Mi abuelo intentó pensar en otra cosa. El ruido que hacían los lobos podría volverle loco. Y él no quería eso, claro. Pero por mucho que lo intentase, no podía apartar de su mente ese pensamiento..., ese presentimiento de que algo malo, macabro, se cernía sobre él. Y mientras tanto, los lobos seguían pasando a su lado. Una vez creyó ver varios ojos brillantes mirándolo. Luego, cerró los suyos; y, al volver a abrirlos, lo comprobó. Lo observaban atenta y fijamente. En éstas, mi abuelo oyó claramente el aullido de un lobo en las inmensidades de la oscuridad, como llamando a quién sabe qué, que le heló la sangre. Al final, se decidió a intentarlo. Salió del coche y alumbró la rueda mientras trataba de quitar las tuercas para cambiarla y poner la de repuesto. Pero por más que insistió, no lo consiguió. Finalmente desistió, y se metió de nuevo en el coche. Cerró las puertas, pensando que allí dentro estaría seguro. Ningún lobo lo podría comer. Y así transcurrió alrededor de una hora, hora y media. Mi abuelo no solía fumar, no era lo suyo. Pero en este caso hizo una excepción y vació su tabaquera. Cuando se hubo acabado todos los cigarros, alumbró con la linterna la rueda. Hacía calor, mucho calor. Y mi abuelo podía sentirlos. Sí, estaban ahí, y tal vez con hambre. Y entonces lo supo. Se acercaban. Podía sentir su presencia, oír sus acompasadas respiraciones. Lo único que en ese momento se le ocurrió hacer fue hablar en voz alta. No se había vuelto loco, no tenía que recordar o memorizar nada, no rezaba sus oraciones. Lo que él hacía era imitar el sonido de varias voces, para engañar a los lobos, y hacerles pensar que no estaba solo. Al principio, pareció que la idea funcionaba. Los lobos retrocedieron unos pasos. Pero, conforme iba pasando el tiempo, iban acercándose poco a poco, sin que sus patas hicieran ruido. Ya casi estaban encima de él y del coche. Mi abuelo pasó de pensar lo más rápidamente que podía a dejar la mente en blanco en un segundo. Uno había empezado a olisquear el maletero, y otro había puesto las patas en la puerta trasera. En ese mismo momento, se alejaron corriendo. Mi abuelo no se dio cuenta inmediatamente; tenía los ojos cerrados, los puños apretados con los nudillos blancos, y un sudor muy frío corría por su frente. Cuando recuperó el control sobre sí mismo y sobre su miedo, abrió los ojos, y miró hacia la carretera. Una luz había aparecido al final del camino. En un principio, no supo distinguir lo que era; pero, cuando discernió la figura de un coche que se acercaba rápidamente hacia él, por poco grita de alegría. El conductor paró a su lado. Bajó del coche; y, cuando se hubo acercado a él, le preguntó qué le había pasado.

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Mi abuelo le contó resumidamente su situación. Cuando terminó, su salvador se presentó. Era el médico del pueblo, que, aun teniendo prisa, se ofrecía a ayudarlo. Mi abuelo cambió la rueda, iluminado por aquel buen hombre. Hecho esto, le agradeció las molestias. Le debía la vida. Se despidieron, y tomaron caminos diferentes. Ya en la carretera general la atmósfera cambió. La luna, que antes tan poco alumbraba, ahora era casi como el sol, y se podía ver perfectamente. Mientras el médico iba a Alcañices, mi abuelo tiró hacia Zamora. Allí todas las luces estaban apagadas. No había ni un alma por las calles, y se lo pensó mejor. Siguió hasta Casasola. Aparcó el coche y entró en su casa. Cuando lo vio mi abuela, le echó la bronca. Eran las tres de la mañana. Contó su historia cuando pudo. Le costó que su esposa lo creyera. Los niños estaban cenados y en la cama. Mi abuela le propuso cenar, a lo que él le contestó:

- No ceno, ni como, ni bebo, ni hago nada; demasiado que me he librado. Me meto en la camica, y a callar. - Pero cenarás algo. - Nada. He prometido que si llegaba a casa ni comer, ni cenar, ni beber nada.

Y lo hizo. Se fue a la cama y no se despertó hasta la hora de la comida.

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1º Premio de narración en la categoría 1ª (1º y 2º de E.S.O.)

Expanya

Adrián Arroyo Calle

La gran ciudad de Expanya era el sueño del Presidente de la República de Adrián de crear una ciudad totalmente funcional. La ciudad contó para su construcción con 10.000 operarios y técnicos que se aseguraron de construir los 200.000 pisos, los Palacios de Sociedad, la Plaza de la Libertad, el Centro Uzcurreta, el Centro Integrado de Transportes de Expanya, el Lago Expanya, las centrales nucleares de fusión Expanya I y II (debidamente soterradas), el metro, el hipermercado nacional, la base militar, el centro de datos y el Palacio de Gobernación. La ciudad funcionaba y sigue funcionando de una manera que cada persona a los 7 años hace un test muy complejo que dice las cualidades de esa persona y dónde podría trabajar. Todo el mundo recibe un sueldo igual, pero las necesidades básicas de esa persona son cubiertas gratuitamente, la cultura, el agua (con límites), la luz (con límites), Internet, telefonía (operadora propia gestionada por la ciudad) y alimentos básicos como los huevos, el pan, carne de pollo, y mucho más y esto además se lleva a domicilio en coches especiales que funcionan con un sistema que transmite energía de unos cables soterrados bajo el pavimento al coche y en su fricción produciendo más energía a la red. También a cada persona se le asigna una casa de 100 m2, un coche funcional, un smartphone y ropa que se puede seleccionar de un catálogo por puntos, teniendo cada persona 1.000 puntos. El mandatario es el alcalde que es elegido por el sistema del test, como igualmente se elige al Presidente de la República, el más alto mandatario, aunque a todas las personas les puede tocar ser senador en un sorteo público. La justicia está bien pensada, un ordenador valora la situación y dice si es culpable o inocente. Las tiendas no existen para productos no alimenticios, todo el mundo dispone de una impresora 3D que imprime el objeto, recibiendo este gratuitamente, aunque el material para funcionar la impresora sí cuesta (método para evitar que personas consuman más que otras). La gente no hace las tareas del hogar, una Unidad Central informa, viste a la gente, da consejos estilísticos y organiza los robots para realizar las tareas del hogar (cada portal tiene asignado 5 robots). Internet y los datos se guardan en la central de datos, allí cada bit ocupa 12 átomos, consiguiendo almacenar muchos datos en poco espacio, pero hay que tener en cuenta que todos los datos se guardan dos veces, una como copia de seguridad. Los Palacios de Sociedad son enormes

edificios con salas, restaurantes, salas de juego, discotecas, cines, etc. La comida del restaurante sí cuesta dinero, pero el cine no (lo producen los que les salió en el test). La gente se reúne para hablar, pasar el rato, salir con alguien, etc. Y allí en el Palacio de Sociedad Oeste se encontraba nuestro protagonista, Tadeo Echeverría.

-¡Qué bien ha estado la película, esto sí es calidad y no la otra que vimos ayer sobre la Cuarta Guerra Mundial!

-Si que ha estado bien, pero me parece que ya podemos ir a casa ¿No? -dijo su novia-.

-Vale, vamos al parking. Venga sube al Trar.sRobot.-dicho esto, el TransRobot les llevó al sótano 12. Sin embargo el trayecto no terminó pues se encontraron con un amigo de Tadeo, este era Jasón Yllera. Tadeo le recibió con alegría pero Jasón no y nada más saludar explicó el porqué.

-Estoy mal, tío muy mal. Los Fluxos quieren cortar el suministro de uranio con todo lo que eso supone.

-¿Y qué quieres que haga yo? -respondió Tadeo. -Bueno, podrías evitar el bloqueo, confío en ti. ¿Quedamos mañana a

las siete en Plaza Croix para hablar sobre el tema? -Bueno sí, acepto, creo que tengo un plan. Hasta entonces. Se volvieron a montar al TransRobot y un silencio cubrió el ambiente.

Ya cuando se encontraban en Calle Huxley (sí, el de Un Mundo Feliz) Tadeo habló: -¿Tú no tenías un primo técnico nuclear?

-Sí, mi primo Redgerfolter. -Redge ¿qué? -Redgerfolter, pero le llamamos Juan. -Eso es otra cosa. Podrías darme su dirección de Divel Social Network. -Por supuesto, todo sea por el bien de Expanya. Es

juan.neutrino.expanya¶dsn.divel y creo que también dispone de Dphone, es 768567098123.

-Vale, mi móvil lo ha memorizado por voz, estos móviles Phonos son muy inteligentes.

-Sí, creo que hasta te encuentras con alguien y por el olor detecta quién es en Divel Social Network y te da su móvil y dirección, todo un avance.

La noche siguió su curso, en la televisión echaban un concurso interactivo, en el cual con el mando señalabas las respuestas correctas. Sin embargo Tadeo no lo vio y se encerró en su cuarto mientras llamaba a Juan y le explicaba su plan. Más tarde encargó un visado especial por medio de contactos, en un visado se guardan las funciones de una persona. Él encargó uno de clase T, sin restricciones:

-¿Para qué quieres un visado T? Te lo doy, pero solo porque te conozco

y tus intenciones son buenas.-dijo Francisco. -Vamos a ser sinceros, los Fluxos están pinchando la llamada con su

robot de detector de peligros. Sabes a lo que me refiero ¿Comprendes? -Claro, claro. Mañana a primera hora estará en el cajetín de la impresora

3D a distancia. -De acuerdo, ya sabes que en el hospital me tienes a mí, de alguna

manera tendré que devolverte el favor -dicho esto, Tadeo colgó y durmió plácidamente el resto de la noche, acurrucado y calentito. Deberá dormir, mañana no será un día simple, ni mucho menos.

El sol salía por el cielo, los estorninos daban sus terribles gritos, puede parecer un día normal. Pero no lo es. Tadeo recogió el visado pronto para encontrarse con Jasón, pero para sorpresa suya también vino Juan, el técnico, acompañado de Tadeo. Les explicó muy brevemente su plan, aunque es uno de esos planes que no se pueden resumir bien:

-"Vamos a introducirnos en la Central Nuclear Expanya 1, como hay guardias, iremos por el conducto de residuos nucleares del hospital, en la sección de rayos X. Recorreremos el túnel paralelo, llamado de servicio. Después introduciré mi visado T en la puerta H34. Pasaremos por la pasarela de las piscinas y daremos la vuelta al reactor de fusión. Una vez allí bajaremos a los suministros y quitaremos todo posible artefacto Fluxo que pueda entorpecer el suministro de uranio a presión. Creo que si desbloqueamos uno, los Fluxos retiraran el otro creyendo que la policía intercontinental les tiene cogidos. Son muy así, seguro que se lo creen."

-Solo una pregunta, por qué no hemos llamado directamente a la policía intercontinental -preguntó Juan.

-Cierto que podríamos haber llamado a la policía directamente, pero dónde estaría la acción, la pasión, el saber que has salvado a la ciudad.

-Pues yo tengo taquicardia así que prefiero poca acción-dijo con resignación Jasón.- Solo quería que actuases no que me involucrases.

-Vale, vale. Tendré que llamar a los vagabundos de Basura City otra vez.

Tadeo, pensó que los vagabundos al menos serían mas valientes que Jasón y Tadeo. El problema es que en Expanya no hay vagabundos, pero en la frontera, en Basura City los hay a montones.

Los vagabundos se encontraban preparados para actuar, y Tadeo también. Fueron al hospital y siguieron el plan a la perfección, menos que no había que llevarse nada. Por lo visto, dos habían cogido folletos informativos de vacunación y unas gasas. Sin embargo una vez llegaron a la central se

encontraron con el jefe de los Fluxos meando en un rincón. Los vagabundos rieron tanto al ver a alguien vestido con traje meando que el jefe lleno de ira, sacó su recortada y mató a los 10 vagabundos en 5 disparos. Tadeo con el miedo ya en el cuerpo habló:

-¿Sabes? La gente puede resolver las cosas con palabras. -¿Y? -Bueno, quizá ...Podemos llegar a un acuerdo. -¿Qué tienes tú que no tenga yo? -Tengo personas que me quieren como soy y alguien que me quiere

especial... -no hubo terminado la frase cuando el jefe disparó la recortada contra Tadeo, murió al instante.

-Jajaja, ya no lo tienes, ves como me río, jajaja. Sin embargo, este no comprendió que tanto ruido había sido sospechoso

y la policía se dirigía hacia allí, fue detenido y condenado a la inyección de dolor provocado. Todos los días sentía el daño provocado en toda su existencia. Se consideró a Tadeo un héroe y le hicieron una estatua, pero como no había muchos escultores, tiraron su cuerpo a la lava y cogieron el molde con una grúa, se vació el interior y se rellenó de cobre. En la inauguración se rompió la costra y quedó la estatua más perfecta que haya existido (salvo las de Pompeya, claro). El resto de los personajes quedaron felices y contentos, aunque con remordimientos de culpa, menos la novia que salió con otro y se olvidó de todo. Desde entonces el 25 de septiembre, la fiesta nacional, además se celebra el acto a Tadeo, un héroe, aunque en parte sin quererlo. Sin embargo, Basura City con ira por la muerte de algunos de sus ciudadanos de más clase (los vagabundos), se indignó y en secreto creó una secta que acabaría con el tratado de D (este es el que sustituyó al C y sucesivamente) y provocaría una guerra virtual. La gente moriría por sistema hackeados es decrir morirían porque el hospital automatizado estaría descordinado, poniendo fin a quizá la mejor civilización que haya existido jamás (existen discrepancias como la del señor Nome Hagas Caso ). Pero eso es otra historia tan larga que la Biblia, comparando, se quedaría corta, pero no corta de corta a secas, sino muy muy corta (si un reloj tiene 12 espacios entre los números, la Biblia sería 1 y la historia 5 relojes). Aun así y contando las horas de aburrimiento para los niños , la humanidad le agradece su labor.

3º Premio de narración en la categoría 1ª (1º y 2º de E.S.O.)

Lol67

Ángela Mancebo Barrigón Lo167 dice: Como lo oyes, un verano entero sin tuenti, sin twitter ni facebook. Xiquigirl dice: ¡Qué! ¿No habías sacado buenas notas? Lol67 dice: Sí, lo gracioso es que llevarme a mi pueblo es la "recompensa" según mis padres. ¡Aarrgg! Xiquigirl dice: Bueno cielo, ya me contarás, te dejo que voy a cenar. Besos. Pues sí, así era, todo un curso repleto de exámenes, deberes, ojeras y soportando a mis compañeros, en el cual, mi única motivación había sido la de pasar todo el verano de crucero con mi prima Maxi (de mi misma edad) fichando a chicos guapos para agregarlos por la noche al tuenti en la zona Wi-fi del barco, sí, iba a ser un sueño hecho realidad, dos chicas de trece años, vallisoletanas, que apenas habían salido de la meseta, iban a tener unas vacaciones magníficas. Pues obviamente todo se torció, si hubiera salido bien, este resumen personal de mi verano, no hubiera tenido sentido, o por lo menos, no tanto. Volvamos al momento en el que llamo al timbre, mi madre me abre, mi hermana está detrás y me recibe con una gran sonrisa, todo bien, hasta que ella me grita sobresaltada: -¡Nos vamos al pueblo!-. Pueblo, vale, sí, bueno. Le devuelvo la sonrisa, y le digo: -Yo probablemente no baje del barco, pero tú puedes bajar con papa, mama y los tíos a visitar algún pueblo-. Sí, María se tenía que referir a eso, ¿Qué otro pueblo si no? De repente mi madre chasca los dedos delante de mis ojos, haciéndome bajar de las nubes. Y me dice tranquilamente: -Lola, cielo, María no se refiere a eso, el crucero, bueno, mi tía Ramona, la que te daba gatos cuando eras pequeña, la hermana de la abuela, pues, está bastante enferma y necesita nuestra ayuda, por lo tanto pasaremos todo el verano allí, ayudándola, sé que te puede chocar un poco, pero tómatelo como recompensa por tus notazas y como desinfección de las redes sociales, ya que no hay Wi-fi. Si lo piensas, es estupendo, Lola-. Mi madre terminó de hablar, y por su expresión, quería mi respuesta. Yo también estaba esperando mi propia respuesta, una respuesta que no llegaba. Finalmente opté por un: -De acuerdo-. Lo pronuncié con desgana, casi con asco, un "de acuerdo" sin vida, pero era mil veces mejor que cualquier reproche de los que se me habían ocurrido. Pasaron los tres primeros días de mis vacaciones, haciendo maletas, negándome a llevar cosas bonitas por miedo a romperlas, se pasaron incluso, entretenidos. Mi físico, sin embargo, no podía decir lo mismo, parecía que estaba llevando a cabo la dieta del imputado, grandes ojeras, falta de apetito, y estoy segura que de haber sido mayor, me hubieran salido canas. Aproveché mis últimos días con las redes sociales, veía las fotos de

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mis amigos, las de mi prima (la cual sí se iba a ir de crucero) y los pasé también despidiéndome de todo mi mundo, lleno de tecnologías y ropa que no se rompe con la mirada del desgaste. Llegó el día, mama y papa metieron las últimas maletas en el coche. Me subí, olía a calor, un olor que, acompañado de mis pocas ganas, era insoportable. Me puse los cascos, pero decidí no ir escuchando música todo el trayecto, ya que se me agotaría la batería y dudaba de la existencia de enchufes por la zona. Después de hora y media llegamos al pueblo, al bajar del coche vi una casa de piedra, muy grande y que no era para nada lujosa, sin embargo, tenía mucho encanto. Dos casas abajo había una pandilla de niños, que año arriba, año abajo, tendrían mi edad, estaban serios, guardaban un circulo de miradas curiosas y cuchicheos, a pesar de su semblante, no parecían aburrirse, les observé unos instantes, el tiempo suficiente como para saber que hablaban de mí, y que probablemente me conocieran de oídas. Entré en la casa, hacía una temperatura muy agradable, bastante más baja que la de la calle. Vi frente a mí a una mujer de avanzada edad, obviamente era mi tía Ramona, la que, al verme, me dio unos cinco besos en cada mejilla y me repitió insistentemente lo mayorcita y lo guapa que estaba, ella, tenía una cara agradable y que desprendía simpatía, pero que a la vez no parecía, para nada, estar enferma. Después de cenar y de deshacer las maletas, fui a dar una vuelta por insistencia de mis familiares. Subí al ayuntamiento, dónde estaban los chicos que había visto esa misma tarde, unos se sentaban encima de otros, algunas chicas hablaban a voces y otros chicos se reían realizando un sonido alto, pero a la vez agradable. Pasé por delante de ellos dándoles las buenas noches, y me miraron callándose todos de repente. Una chica se me acercó, a pesar de su cara y cabello cuidados, sus ropas tenían un color naranja, como el de la arena que abundaba en el pueblo, se notaba que veraneaba todos los años por ahí, y se sabía todas las normas, para no destrozar la ropa, habidas y por haber. Me sonrió y me dijo: -¿Tu eres Lola verdad? ¿La de Ramona?-. Me sorprendió que me conociera como "la de Ramona". Yo también sonreí, y le contesté: -Sí, soy yo ¿Nos conocemos?-. Me miró sorprendida: - Por supuesto que nos conocemos, soy Érica, la de Hortensia, nuestras madres son amigas de la infancia, y tú has jugado conmigo cuando éramos más peques. Es más, nos conoces a todos, de las fiestas del 2004, nuestras madres y padres se reunieron en la cena de antiguos compañeros, cuando aquí todavía había colegio. Pues esos compañeros llevaron a sus hijos, y aquí estamos otro veranito más. No nos ha sorprendido que no nos hayas saludado antes ya que han pasado muchos años-. Sonrió y miró a sus amigos que la respondieron con una sonrisa cómplice, como dándole las gracias por haber dado el primer paso, que era hablar conmigo. Me rasqué la cabeza, sí, tenía un vago recuerdo de aquel año, pues aún era muy pequeña, pero sí, me acordaba de ellos. Les saludé uno a uno, incluso me acordé del nombre de alguno de ellos, me preguntaron que hasta que hora me quedaba, yo les contesté que no había una hora establecida, ya que no pensaba reencontrarme con nadie, y menos hacer planes para por la noche. Llamé a mis padres, estos se mostraron muy contentos de que hubiera hecho amistades y me dejaron hasta las doce. Hicimos dos grupos, unos eran polis y otros eran cacos, la cárcel era la portería, y de margen para esconderse: todo el pueblo. Llegó la hora, todos nos fuimos a nuestras respectivas casas, dándonos las buenas noches y haciendo planes para el día siguiente. Cuando llegué a casa, María ya estaba acostada y en el salón se oía el ruido de la tele y el de mis padres hablando con mi tía sobre diversos temas. Entré en el saloncito, y comprobé con ilusión que tenía enchufes. Me preguntaron sobre lo que había hecho, con quién había estado, etc. Me gustó contestarles que había estado con mis amigos.

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A la mañana siguiente fui la última en levantarme, desayuné y salí a la calle, me sorprendió ver a todos los chicos de la noche anterior esperándome fuera, y preguntándome que qué hacía, que como no estaba aún vestida. Me lavé la cara rápidamente con un agua gélida que me vino muy bien para despejarme, y me vestí con una camiseta de propaganda del baloncesto y unos pantalones deportivos muy cómodos. Tuve que quedarme con María, ya que mis padres habían acompañado a mi tía Ramona a dar un paseo por el pueblo e ir al huerto a ver cómo iban las patatas, porque al día siguiente íbamos a ir a recogerlas. Fuimos al ayuntamiento y al parque, más tarde fuimos a las antiguas escuelas, donde estaba la sede de su peña, lo limpiamos un poco ya que desde el verano anterior no habían entrado y estaba un poco sucio. Al llegar la una y media me tuve que ir a mi casa porque mi tía era de horarios tempranos. A la tarde vinieron a buscarme. María y yo estábamos en bikini mojándonos con la manguera, el calor era insoportable. Nada más verme me dijeron: -Échate protección y coge la merienda que nos vamos al río-. Me quedé de piedra, un río, no sabía que hubiera un río, pero la cosa mejoraba por momentos. Pasamos la tarde en el río, el agua estaba estupenda y cuando salimos nos tomamos unos buenos bocadillos de nocilla, untados en pan de horno, estaba delicioso. Llegué a casa, y me encontré a mis padres hablando con la tía, que tenía que decir algo muy importante, nos sentamos, y nos dijo: -La verdad es que no estoy muy enferma, solo tengo un esguince y necesito ayuda con el huerto, y como siempre me ponéis excusas para no venir, no se me ocurrió otra cosa para que vinierais a echarme una mano-. Probablemente en cualquier otro momento me hubiera encerrado en mi habitación, enfadada, y no habría vuelto a salir hasta dentro de unas cuantas horas, pero en esta ocasión, me sentí muy alegre de que mi tía nos hubiera engañado, estos días me lo estaba pasando mejor de lo que me lo habría pasado en el crucero, además los chicos guapos en mi pueblo no faltaban. Mis padres tampoco parecían molestos. Por la noche volvimos a salir, una vez más me dejaron hasta las doce, al día siguiente, fuimos a por las patatas y de nuevo, por la tarde, al río. Los días fueron pasando poquito a poco, cada vez me entendía mejor con mis nuevos amigos, y lentamente los nombres: tuenti, twitter y facebook, fueron perdiendo importancia en mi cabeza. La tía Ramona, se pasaba las comidas contándonos anécdotas, historietas, etc. Un día, antes de ir al río, pasamos por las escuelas, y me hicieron pasar, me taparon los ojos y... ¡Sorpresa!, tenía una camiseta personalizada de la peña, les di las gracias mil veces a todos, y comprobé insistentemente que me quedaba bien, era una camiseta muy sencilla, negra, con el nombre de la peña en naranja en la parte de adelante y mi nombre y el número seis en la parte de atrás, para mí, la camiseta mas chula de todas las que hay en mi armario. Llegó el último dia, eran las fiestas de mi pueblo, una tarde llena de espuma, hinchables y por la noche lo que no podía faltar: una buena verbena, en la cual bailé mil y una canciones. Al acabar el baile me despedí de ellos ya que no contaba con que estuvieran despiertos a la hora a la que yo me marchaba, ninguno lloró, en nuestros rostros solo se reflejaba la diversión de unos diás estupendos. A la mañana siguiente me despedí de mi tía Ramona, dándole cinco besos en cada mejilla. Y así finalizó un verano estupendo sin nada de tecnología.

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1º Premio de poesía en la categoría 2ª (3º y 4º de E.S.O.)

La inocencia perdida Arturo Escudero Bustio

No mires, niña, no mires, A las tumbas olvidadas, A los pensamientos negros, A las mentiras pasadas, Al temor de lo ocurrido. Di niño, ¿por qué te asomas Con esos zapatos sucios A esas cristaleras rotas? ¿Por qué te quitas la venda que oculta tan tristes cosas? ¿Por qué te empeñas en creer que está bien saber de guerras? ¿Por qué te empeñas en leer los más amargos poemas? Guarda tus preguntas, niña, Enciérralas entre rejas, Sigue flotando en las nubes, Sigue creyendo en princesas, Que eres demasiado joven, Que aún hueles a cerezas. Corre al paraíso, niño, Huye con tus pies descalzos, Juega con los mismos dioses, Que te harán pedazos, Que eres demasiado joven, Vive tus días dorados. Ya aprenderás, niño, ya, Que a corazones humanos, La inocencia ya no vuelve, Después de ser destrozados.

2º Premio de posesía en la categoría 3ª (Bachillerato y Formación profesional)

Poema de amor Ignacio del Pino Rodríguez

Elijo encontrarnos a todas horas

Ser dos olas en el mar.

Caminar a sabiendas

De tenernos tan cerca el uno al otro.

Detener nuestros rostros

En un instante de mirada cómplice.

Acariciarnos en el horizonte

Suave como la brisa de la noche.

Extraviar los relojes

Perder toda noción de tiempo,

Ser eterno junto a ti.

Elijo perdernos y volver a empezar

Este poema de amor.

2º Premio compartido de narración en la categoría 2ª (3º y 4º de E.S.O.)

REVENTÓN Marcos Miguel Cazurro

-...Podría estar circulando por una carretera sinuosa, sería de noche y

estaría yo solo en mi coche. La carretera estaría oscura porque en ese tramo no habría farolas que iluminaran el camino, la carretera estaría bordeada de un frondoso y tétrico bosque. Estaría escuchando mi cadena de música favorita cuando... ¡Zas! Una rueda pincha y me hace pegar un volantazo. Maldigo a todo el mundo y salgo del coche. Efectivamente, la rueda delantera izquierda del coche ha reventado.

Sacaría el móvil para llamar a la grúa, pero no hay cobertura ¡santo

cielo! ¿Qué hago? Me quedo pensativo mirando al bosque, escucho varios sonidos de animales, el búho es el más ruidoso, y el más monótono, también escucho a un ave que no puedo identificar solo con su sonido, pero también escucho un ruido inusual, mas humano que los otros, ese sonido parece que alguien está excavando con una pala.

¡Qué terrible apuro! Estoy solo en una carretera rodeado de bosque, el

coche con una rueda pinchada y sin rueda de repuesto, sin cobertura y además, entre los escalofriantes ruidos de los animales se cuela un sonido mucho peor, el de una pala que excava. ¿¡Quién está a estas horas de la noche cavando en medio del bosque!? ¡Oh Dios! ¡Eso no se me había ocurrido! Corro hacia el coche y me meto dentro, pero hasta yo me doy cuenta de que ese loco se ha percatado del portazo que he dado al entrar en el coche. Salgo despavorido en dirección contraria a la del ruido de la pala, miro atrás y veo una luz, seguramente de una linterna. Mientras corro bosque a través, me tropiezo con una raíz de un árbol que sobresale del suelo, me caigo y grito por los nervios y por el dolor. Ahora sí, aquel lunático sabe dónde estoy, me levanto y me olvido del dolor del tobillo tras mi caída.

Ese loco me persigue, le oigo correr. Estoy desorientado, ¿he cruzado la

carretera? Creo que sí, ¿cuántas veces? No lo sé, no sé nada, no sé si el coche está a mi izquierda o a mi derecha, no sé cuánto tiempo llevo corriendo, solo sé que este es el peor día de mi vida. Sigo corriendo cuando de repente me caigo en un gran hoyo. Estoy boca abajo, miro a mi derecha, no hay nada;

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miro a mi izquierda y ¡hay un cadáver! Estoy inmóvil, no puedo moverme ni parpadear, me quedo estupefacto

mirando los dos ojos que el cadáver me clava en la cara, sus ojos son grises y fríos, le miro la cara y parece que se ríe de mí, como retándome a sobrevivir. Estoy dispuesto a ganar esta apuesta. Intento incorporarme, me doy la vuelta y mi corazón se sale del pecho. Ahí está ese loco con una linterna sorda enfocándome, se empieza a reír. Ha cazado a su presa, me ha cazado a mí. Le intento retar: “¡Baja aquí y pelea como un hombre!”. Otra carcajada sale de su boca. Coge una pala que está a su lado y salta al hoyo, se me acerca, levanta la pala y me golpea con ella. Me desmayo.

Abro los ojos y me encuentro atado a una silla de pies y manos. Estoy

en una cabaña de madera, vieja, oscura, con un par de bombillas colgadas del techo. A mí derecha está él, es un hombre de mediana edad, tez blanca, muy blanca, rapado, ojos marrones, nariz aguileña, labios carnosos y abiertos; un monstruo. Ese hombre está viendo la televisión, se da cuenta de que he recobrado el conocimiento, se levanta y sin quitar la mirada del televisor se acerca a una mesa que está a mi izquierda. En esa mesa hay varios utensilios, algunos les conocía: cuchillos y cascanueces; pero otros muy extraños que no les había visto nunca. Ese hombre, enfrente de la mesa cierra los ojos y coge un utensilio al azar. Coge un cuchillo, pero de forma extraña para mí, el hombre me mira diciendo: “Esto me va a gustar”, se acerca a mí y...

-Pero señor, entonces, ¿le cambio los neumáticos?- dice el mecánico. -¡Por supuesto! No me voy a arriesgar a tener un reventón, ¿no me has

escuchado lo que me puede pasar?

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2º Premio de narración en la categoría 1ª (1º y 2º de E.S.O.)

Yo no estoy loco

Alicia Díez Álvarez

Podéis pensar que estoy loco después de leer esto, pero sinceramente me da igual. Yo solo os puedo asegurar que es verdad lo que me pasó. Hace como ocho años, yo era normal; un chico como otro cualquiera, con amigos, familia, granos… y esas cosas. Pero un día…

Era por la mañana; hacía frío y llegaba tarde a la clase; por lo que me vestí rápidamente poniéndome lo primero que pillé (menos mal que no fue un bañador o algo así) y salí por la puerta sin desayunar ni nada. Al llegar al instituto (tardé cinco minutos y eso que es un camino de diez), me di cuenta de que se me había olvidado la mochila. Así que corrí como alma que lleva el diablo, de vuelta a casa. Al llegar me acordé de que no había nadie en casa (es que yo siempre he sido muy despistado). Entonces, me puse a dar una vuelta alrededor de ella por si había alguna ventana abierta. En efecto, la había. Me decidí a entrar. Me costó pero lo conseguí.

Pero… ¿qué era eso? Algo así como una persona…, solo que transparente. Y no rozaba con los pies en el suelo. La verdad es que daba mucho yuyu… ¡Era un fantasma!

Sí, ya sé que sueña extraño; pero es cierto. Según nos vimos, empezamos a gritar histéricamente y yo me escondí debajo de la mesa y ella (era chica), dentro de la despensa. ¡Con lo mal que huele ahí dentro! Cuando ambos nos dimos cuenta de que el otro no era un monstruo, salimos de los escondites y yo me armé de valor (cosa extraña en mí):

-¿Quién ereeeess? –dije, intentando disimular el temblor de mi voz y de mis piernas, sin conseguirlo del todo

-Yo….soy… Anaaaa –dijo asustada (la verdad es que no soy tan feo como para asustar a la gente).

Y así empezó nuestra historia. Después de conocernos mejor y hablar..,. pues… me enamoré. ¡Qué romántico!

¿No? Íbamos a todas partes juntos. Cuando en clase no sabía algo, ella me ayudaba, ya que por alguna extraña razón nadie más la veía; y empecé a sacar notazas increíbles. La verdad, fue genial. Pero todo tiene su final. Un día, Ana me dijo por qué estaba aquí: cuando murió, fue directamente al cielo (o algo parecido) pero allí le dijeron que aún le faltaba una cosa para poder quedarse definitivamente: encontrar su amor verdadero. Aunque suene cursi, es así. Lo prometo. Eso fue lo que me contó. Me dijo que es cuestión de estética, imagen… ¿Sabéis eso de que cuando estás enamorado no tienes los pies en el la tierra? Pues bien, esto es todo lo contrario. Cuando eres fantasma ya estás bastante depre como para que al mirarte a un espejo te deprimas aún más; así que si la gente piensa más en ti, te extraña…y eso, te vuelves como más bueno. Por eso si nadie te quiere, te mandan de vuelta a la Tierra, en busca de amor. ¡Qué chorrada!, ¿no?

-¡¿Te ocurre algo? ¡Oscar!, me estás asustando –dijo todo asustada cuando me vio ponerme pálido.

-¡Oye, que aquí el fantasma eres tú. Y ¿cómo lo vas a encontrar? –conseguí recuperarme un poco y balbucir.

-Pues yo…. –empezó, pero algo la hizo callar. Estaba como hipnotizada- Lo siento, Óscar –fue lo último que dijo.

De repente, todo empezó a dar vueltas a nuestro alrededor. Sentí que me mareaba. Empecé a ver todo borroso mientras notaba cómo mi vida pasaba por delante de mis ojos (esto es mentira, pero, ¿a que suena bien…?). Estaba muerto de miedo. Al cabo de unos instantes interminables en que perdí la noción del tiempo y de la realidad, me desperté y todo parecía normal a mi alrededor.

-Bufff… ¡qué mareo! Tenía ganas de vomitar. ¿Qué diablos ha sido eso, Ana? Pero nadie respondió. Entonces me di cuenta de que mirara donde mirara estaba

todo vacío. No solo no estaba Ana, sino que no estaban los muebles ni nada (yo alucinaba). Lo único que había era una nota que encontré en el suelo. Era de Ana. En ella me decía que se había enamorado de un ladrón, así que para ayudarle, me entretuvo mientras su “amorcito” se iba llevando todo. Y, para más INRI, me decía que era bien tonto por no haberme dado cuenta.

Como podéis imaginar, cuando les conté toda la historia a mis padres, me llevaron al psiquiátrico y aquí estoy. En el manicomio. Escribiendo este relato. Y la verdad, en el amor no me ha ido tan mal: conocí a la hermana de Ana. Es mucho más maja que ella y además…. ¡está viva! (es una de las ayudantes del manicomio).

Entre Clase y Clase Sergio Rodríguez Espejel

29‐Enero‐2012 

Mi Opinión

Comunismo Recientemente leía un artículo de Carlos Herrera, hombre que, en mi opinión, es un buen escritor y periodista; mas sus ideas y las mías, políticamente hablando, son contrarias. Está claro que él no va a leer este artículo, pero quería compartirlo con mis lectores. En ese artículo, que formaba parte del nº1.260 de la revista XLSemanal, hablaba de un gran periodista norteamericano, David Reminck, autor de un libro que, gracias a Herrera, pienso comprar en no tardando. El libro en cuestión hablaba del final del bloque soviético, entre otras cosas, y, a partir de esto, Carlos Herrera comentaba el comunismo en general. Por ejemplo, decía: "Sorprende pensar cómo millones de personas en el mundo han comulgado con la mentira cruel y asesina del comunismo. (...) Será que tienen miedo a crecer y que están poco capacitados para la renuncia a la infantilidad ideológica". Bueno, este artículo me ha llamado profundamente la atención. Todos aquellos que me hayan leído alguna vez entreverán mi ideología de izquierdas. Yo no tengo problema alguno en declararme comunista, pero de ahí a estalinista y leninista... Yo no creo en lo éticamente incorrecto. Por poner un ejemplo: la Iglesia. No soy yo gran amigo de ésta, ni mucho menos, pero de ahí, a quemar iglesias durante la II República en España, o durante el siglo pasado en Rusia, hay un paso. Porque para mí, una iglesia no deja de ser una obra de arte. Y destruir el arte, es salvajismo, nada más. Decía Herrera que será que tenemos miedo a crecer y que estamos poco capacitados para la renuncia a la infantilidad

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Entre Clase y Clase Sergio Rodríguez Espejel

ideológica. Yo no me chupo el dedo. Sé que es muy complicado mantener un gobierno comunista, pero el comunismo teórico no se ha llevado prácticamente nunca a la práctica: siempre ha acabado con la corrupción de los que forman el gobierno y demás. Si los comunistas somos progresistas, dudo mucho que tengamos miedo a crecer. Me hace gracia que esto lo diga un conservador como él, pero bueno... Yo no estoy de acuerdo con muchos de los hechos que se hicieron durante los regímenes comunistas. Da igual nazis, que franquistas, que estalinistas, matar está siempre mal (menos en situaciones extremas en que corra peligro la vida de otras muchas personas. Con esto me refiero, por ejemplo, a cuando los policías disparan contra el terrorista que a punto está de acabar con la vida de muchos inocentes). De todas formas, yo disfruto leyendo a Carlos Herrera. Como decía en un principio, es un buen periodista. Si bien es cierto que nuestra ideología es distinta, el mundo sería muy aburrido si todos pensáramos de la misma manera. A mí me encanta discutir de aspectos políticos con personas que no piensan como yo: tratar de convencer a mi interlocutor de mis ideas, escuchar sus razonamientos y plantearle los míos. Yo siempre disfruto de una buena conversación, ya sea de política, de arte, o de lo que sea. Por eso, aunque no me gusten muchos de los pensamientos de personas como Carlos Herrera, no tengo gran problema en escuchar o leerlos, y luego discutirlos. Eso sí, como digo, me gustan estas conversaciones e intercambios de ideas, siempre y cuando la otra persona sea capaz de razonar y de escuchar, sin obcecarse en su idea.

Sergio Rodríguez Espejel

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27‐Enero‐2012  

Mi Opinión

El franquismo en la actualidad

Sin lugar a dudas, Franco lo dejó todo bien puesto. Tanto, que aún hoy quedan restos del franquismo. Y no lo digo sólo por los miles de víctimas de la Guerra Civil que siguen enterradas en fosas comunes, quién sabe dónde. No, es que hay otros muchos ejemplos de actos y personas que, aún hoy, apoyan al franquismo. Por poner un ejemplo, hace unos meses, el alcalde de un pequeño pueblo de Castilla-La Mancha hizo un homenaje un tanto polémico: “homenaje por los caídos por Dios y por España” durante la Guerra Civil. Es posible que mis lectores no vean problema en lo que acabo de escribir, así que lo explicaré. Cuando se habla de caídos por Dios y por España, no se refiere a todas las personas que murieron en combate, qué va. La expresión alude únicamente a los del bando nacional. No sé cómo aún hoy pueden ocurrir cosas así. Yo pensé que todo esto ya estaba aprendido, pero no enterrado en nuestros recuerdos. Lo de la Guerra Civil es algo para recordarlo, para que no vuelva a pasar, nunca. Y claro, cosas como ésta sólo ayudan a dividir las dos Españas, y a reabrir una herida casi cicatrizada. Aparte, no sé cómo no le da vergüenza al alcalde de ese pueblo gastarse todo ese dineral en desfiles para eso, algo que a algunos nos ofende. Porque claro, aun siendo un pueblo mediano, tuvieron un buen desfile con banderas españolas, y una de ellas se hizo mientras tocaba la banda. Pero bueno, a lo que iba. Éste no es más que un ejemplo. Otro bien claro: el juicio que se está realizando a Garzón. Para

todos aquellos que no se hayan enterado bien de este tema, se lo explicaré. Garzón es un juez; no cualquier juez, sino uno muy bueno, profesionalmente hablando. Hace unos años, Garzón inició una investigación sobre los crímenes del franquismo, crímenes contra la humanidad. Ésta es la primera vez que se juzga a un juez por investigar crímenes contra la humanidad. Eso lo primero. Segundo: de un millón de denuncias a jueces, sólo siete son de prevaricación. Garzón tiene tres seguidas. Ya huele sospechoso. También se le juzga por investigar y sacar a la luz el caso Gürtel. Supongo que no hará falta hablar de éste. Tal vez, con mencionar a Correa, a El bigotes y a Camps, el señor de los trajes, baste. Por cierto que éste último es un señor muy gracioso. Durante el juicio que se está haciendo en estos días contra el caso Gürtel, declaró: "soy el presidente más respaldado y mejor vestido de la democracia occidental". Bravo. A Garzón se le juzga, del mismo modo, por grabar unas escuchas supuestamente ilegales de los imputados del caso Gürtel y de sus abogados, cuando estos últimos visitaron a los primeros. Si bien es cierto que se equivocó, se pasó de listo en algunos casos... ¡Tres denuncias de prevaricación...! Pero no sólo es eso. Los que lo juzgan son aquellos a los que él quiso sentar en el banquillo, por lo que tampoco es un juicio justo. La Justica en España está fatal. No es sólo ya porque sea muy lenta y atrasada; sino que, además, es posible que juicios como el que se realiza a Garzón ocurran. Todo el mundo nos mira ahora. Pero no bien, no. Todo el planeta estará pensando: "¿Cómo es posible?" Hemos salido en las portadas de algunos de los periódicos más importantes en el

ámbito internacional. ¿Es esto lo que realmente queremos? No sé ustedes, pero yo lo tengo claro. Y bueno, como decía en un principio, todavía quedan restos del franquismo a día de hoy. Todavía quedan, con perdón, muchos cabrones por el mundo.

Sergio Rodríguez Espejel

El milagro vuelve a nuestro instituto. Todos los años, en nuestro apreciado instituto Zorrilla, se experimenta un milagro que se repite cada año. Por abril, los alumnos de este instituto tenemos el milagro: la posibilidad de sentarnos en una butaca con ordenador o con papel y bolígrafo y sentirnos por una vez adultos, podemos salir de nuestro papel de niños para entrar en un papel que merece la pena experimentar, el de escritor. Todos los años, gracias a la colaboración de los profesores, trabajadores del Departamento de Lengua , nuestro sueño de conmover a la gente con nuestras historias se hace posible gracias al concurso de relatos cortos. Durante este tiempo de espera, los alumnos estarán llenos de alegría y esperanza, esperando a saber un día que son los ganadores. Cruzan los dedos, evitan los gatos negros, pasar por debajo de las escaleras…, pero lo que ellos ya saben, o deberían saber, es que con el simple hecho de presentarse al concurso ya son ganadores, y que haber tenido la oportunidad de experimentar lo que es ser un escritor por un día , ya es suficiente regalo . A la espera de información sobre el concurso, os envía un saludo y mucha suerte a los concursantes de este pequeño concurso de emociones e ilusiones vuestra reportera Helena.

Helena Álvarez

¿Es posible encontrar al profesor perfecto? Todos nos hemos quejado en algún momento de el o los profesores que tenemos pero… ¿realmente estaremos alguna vez conformes con alguno? Todo el mundo se queja de su profesora o profesor: no le gusta cómo explica, o cómo es, piensa que le tiene manía…, pero, realmente, ¿estamos conformes con alguno o simplemente nos quejamos por no haber reflejado en las notas el interés, tiempo o esfuerzo empleado? ¿es cierta la frase: “suspendí porque me tenían manía o suspendí porque el profesor no se explica o porque me odia”? Aunque los profesores aprobaran todo y a todos ¿estaríamos conformes los alumnos? Para responder a todas mis preguntas realicé una encuesta a alumnos de diferentes cursos. Después de las encuestas realizadas, con las mismas preguntas a cada sujeto, hay algunas cosas que sacamos en claro: A nadie le gustaría que los profesores aprobaran a todos con las mismas notas porque las notas reflejan el esfuerzo y los conocimientos que has adquirido a lo largo del curso o trimestre , y la mayor parte de los alumnos, cuando se quejan de las notas que han sacado, en el fondo saben que no es porque el profesor les tenga manía , sino porque no están satisfechos con la nota que ha reflejado todo lo que se han esforzado y todas las horas que han dedicado a estudiar, y como no se pueden enfadar con ellos mismos, necesitan a una figura que tenga la culpa, pues ellos se han esforzado, sin saber que realmente están enfadados con ellos mismos, por no haber podido sacar la nota que hubieran querido conseguir. ¿Qué creéis que pasaría si los profesores aprobaran a todos con la misma nota? Parece que todos los alumnos lo tienen claro y, cito textualmente de un alumno anónimo: “los niños y jóvenes serían analfabetos y la tierra sería un caos”. De ahí se puede sacar gran provecho, porque mi conclusión final, es que los profesores tiene un gran cargo encima, y depende de cómo lo hagan el mundo puede ser un lugar mejor o no, porque son los encargados de hacer que la tierra no sea un caos, por lo que deben ser figuras autoritarias, respetables, pero también amables, y, claro está, con los conocimientos suficientes para poder dar clase. Pero entonces… ¿nos quejamos siempre por vicio?, ¿en todas las ocasiones? No, como muy bien he aprendido, ninguno de los dos extremos son correctos, no todos los profesores son malos, pero, a su vez, hay algunos que no han sabido hacer que los alumnos aprendan o se motiven… Así que pregunto a los alumnos que cambiarían de sus profesores si pudieran para que sus clases fueran más amenas y de provecho para sus conocimientos; la respuesta es la energía, la energía con la que dan su clase; con esto quiero decir que muchos profesores vienen pensando en “una clase menos”, sin darse cuenta de que, muchas veces, los alumnos también podemos estar cansados; y según la opinión de los alumnos, a veces los profesores vienen tan cansados y centrados en sus problemas que no se dan cuenta de que nosotros también podemos tenerlos, de que nosotros también, en el fondo, somos como ellos, y que lo que necesitamos no es un profesor que venga a dar su clase como si nada, como si estuviera diciendo un discurso

tal cual, esperando que nosotros, con todos esos conocimientos tan seguidos, con un tono de voz tan estricto, los grabemos en el cerebro. Por culpa de esta gran razón, en general, el porcentaje medio de los profesores con los que no estamos contentos es del 50%. Aunque ante a la pregunta de si han encontrado algún profesor que tenga las condiciones óptimas para dar clase, casi todos los variados alumnos a los que he entrevistado han sido capaces de mencionarme a cuatro, sin embargo este es un porcentaje muy pequeño teniendo en cuenta que, cada año, tenemos una media de siete profesores mínimo, cuatro en toda una vida es muy poco. Así que concluí estas entrevistas con una pregunta muy importante: “¿cómo sería tu profesor perfecto?”. Básicamente el resultado se resume en estas dos frases de dos anónimos estudiantes: anónimo 1 : “estricto , que sepa mantener el orden” ; anónimo 2: “majo, que se explique bien”. La gente a la que he entrevistado se reparte más o menos entre las dos respuestas, pero más del 70 % piensa que ambas respuestas son muy importantes; así que, en claro, lo que el alumnado espera de los profesores es un profesor majo, que se explique bien pero que esté en condiciones de tomar las riendas y de llevar de manera ordenada y silenciosa la clase. Quiero aprovechar este artículo para agradecerle su manera de llevar la clase a un profesor, que en primero hizo que me interesara por la legua y los conocimientos, sin el cual no escribiría ningún reportaje ni cuento, que además, según mi opinión, y creo que estarán de acuerdo todos los alumnos de este centro que le hayan tenido, llevaba las clases de manera que todos los alumnos podían encontrar la materia interesante, divertida e incluso reconfortante, además mantenía el orden y respeto entre nosotros y él. Mis agradecimientos al profesor Teodoro.

Helena Álvarez

PS VITA

Este es el nombre de la nueva consola PlayStation de la compañía japonesa Sony, es la evolución de la mítica PSP. La Vita tiene 2 modelos diferentes: La versión wi-fi, la cual necesita una conexión inalámbrica wifi para conectarse a Internet, y la versión 3g que al igual que los smartphones se conectan a Internet por satélite en cualquier lugar. El inconveniente es que es más cara la consola 3g, además hay que pagar todos los meses a una compañía telefónica para la conexión. Las nuevas prestaciones son un procesador ARM CortexTM-A9 de cuatro núcleos como los equipos de la compañía del iPhone, Apple. Una pantalla multi-táctil de 5” de gráficos alucinantes Oled, panel táctil trasero, 2 cámaras, una trasera y otra delantera que además de hacer fotos y videos, puede escanear códigos QR para jugar a juegos RA (de realidad aumentada) que utiliza la realidad captada por la cámara, en el escenario del videojuego. También tiene los clásicos doble joysticks analógicos, una cruceta de control y los botones triangulo, circulo, equis y cuadrado característicos de PlayStation, botón start, select y PS. El sistema operativo se actualiza periódicamente por Internet, se controla mediante la pantalla multi-táctil con gran sensibilidad, fácilmente, y es intuitivo. Tiene aplicaciones instaladas de serie: Plaza de bienvenida, te permitirá

descubrir el funcionamiento básico de PS Vita; Trofeo, sirve para registrar los logros en los videojuegos de PS VITA y PS3; Mensajería en grupo, donde puedes enviar mensajes a los amigos de PlayStation Network (que es el servidor de PlayStation en el que juegas y te comunicas On-line con otras PS VITA y PS3); Amigos, para ver los que tienes; Fiesta, con chat de voz antes de jugar On-line; Near, te permite saber a qué están jugando otros usuarios de PS Vita cercanos y conseguir recursos para juegos; Reproductor de música; Reproductor de vídeos; Navegador de Internet; control a distancia de la PS3; visualizador de fotos y cámara; y PS Store, donde descargar más juegos y aplicaciones de Ps Vita y PSP. Es necesario comprar una tarjeta de memoria específica para guardar contenido multimedia, las aplicaciones y los progresos. Solo se puede utilizar la tarjeta de Ps Vita específica (de 4GB-16€, de 8GB-32€ y de 16GB-48€), ni SD ni ningún otro tipo, lo cual es una pega ya que son bastante caras. Sony dice que es para combatir la piratería porque han tenido problemas económicos con el hack de la PS3, pero yo creo que no pueden evitar que los hackers, algún día pirateen la Ps Vita (estaré esperando impaciente). Por cierto ya está disponible el jailbreak de la versión 5.0.1 del IOS de iPhone, iPad y iPod touch. Hay gran variedad de juegos, por ejemplo: de plataformas: Rayman, de coches: Rigde Racer, de fútbol: FIFA Football, de superhéroes: Ultimate Marvel vs Capcom 3, de acción: Uncharted y el abismo del oro. La Ps Vita es una videoconsola con gráficos que te sumergen en el juego, precisión con los joysticks, la pantalla y el panel táctiles hacen una forma de control de juego única, que hace especial ha esta consola, que por suerte yo puedo disfrutar, que revoluciona el mundo de la tecnología, que espero que podáis disfrutarla alguna o más veces y que os guste tanto como a mí.

Pablo Vivero García 4º-A

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Viñetas de Gerardo Vacas