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LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES: UNA AGENDA INTERNACIONAL INNOVADORA Juana López Pagán Las opiniones reflejadas en este documento sólo vinculan al autor y no necesariamente a la Fundación IDEAS. 15/2010 DD DOCUMENTOS DE DEBATE La dimensión local y su potencial en África

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  • La Alianza de Civilizaciones: una agenda internacional innovadora

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    LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES: UNA AGENDA INTERNACIONAL INNOVADORA

    Juana López Pagán

    Las opiniones reflejadas en este documento sólo vinculan al autor y no necesariamente a la Fundación Ideas.

    15/2010DD

    DOCUMENTOS DE DEBATE

    La dimensión local y su potencial en África

  • Juana López PagánDD15

    Juana López Pagán es Directora de Internacional y Cooperación de la Federación Española de Municipios y Provincias.

    Publicaciones de la Fundación IDeAs para el Progreso

    Informes: son análisis de mayor extensión llevados a cabo por equipos de científicos y expertos en los que la Fundación IDEas refleja su posición.

    Documentos de Trabajo: son análisis más breves llevados a cabo por equipos de científicos y expertos en los que la Fundación IDEas refleja su posición.

    Documentos de Debate: son documentos elaborados por científicos y expertos de la Fundación IDeAs y colaboradores externos que no necesariamente reflejan las posiciones de la Fundación.

    Artículos de Análisis: son artículos de opinión donde el autor libremente expone sus puntos de vista sobre un asunto concreto, sin reflejar las posiciones de la Fundación.

    Editado por Fundación IDEASc/ Gobelas 31, 28023 Madrid

    Telf. +34 915 820 091Fax. +34 915 820 090

    www.fundacionideas.es

    ISBN: 978-84-15018-35-3Depósito legal: M-32688-2010

    Este documento se ha elaborado en el contexto de la “Conferencia Progreso afri-cano - El papel de las políticas progresistas en África subsahariana”, organizada por la Fundación IDEAS, Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y African Na-tional Congress (ANC), y celebrada en Madrid en julio de 2010.

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    Introducción

    Las ciudades hoy en día son cada vez más diversas y plurales, siendo en ocasiones sencillo considerar que la diversidad puede generar dificultades en la convivencia, sin embargo, las ciudades con visión y habilidad para abrazar su diversidad conciben nuevos modos de convivencia adaptados a su realidad y obtienen grandes recom-pensas sociales, económicas y culturales.

    Mientras que desde los Estados y los organismos internacionales se diseñan estra-tegias y se lanzan iniciativas de dimensión global, en las ciudades convergen no sólo factores generales como la economía mundial, el contexto político internacional, el cambio climático, las estrategias regionales, sino también factores locales específicos de cada territorio tales como su historia, su tradición, su configuración demográfica y sus prácticas cotidianas.

    En estos últimos años, el mundo está viviendo notables cambios, producidos por el diálogo entre sus naciones, pero estas transformaciones, que desdibujan fronteras y con ellas prejuicios culturales, necesitan el respaldo político y social necesario para avanzar hacia una sociedad más democrática y plural.

    Lo local no debe considerarse sólo como el escenario de los conflictos que suceden en el mundo, habida cuenta de que todo, o casi todo, sucede en lo local, sino que además lo local se ha convertido por sus características en un laboratorio de primera magnitud para el ensayo de soluciones innovadoras y creativas para algunos proble-mas globales considerados fundamentales1.

    1 El papel de las ciudades en la Alianza de Civilizaciones: construyendo identidades, gestionando convivencia, grupo de trabajo de CGLU Dimensión Local Alianza de Civilizaciones, Estambul, 2009.

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    La diversidad, fruto en gran medida de los movimientos migratorios a gran escala, no sólo no debe considerarse una amenaza, sino que constituye una oportunidad de primer orden para la acumulación de un nuevo capital social.

    La gestión de la convivencia, por tanto, en las ciudades debe constituir ahora un factor fundamental del proyecto local, en el que pueda construirse una identidad co-mún no excluyente de las diversas identidades que componen a cada ser humano.

    Por ello, iniciativas como la Alianza de Civilizaciones deben contar para su consecu-ción con la acción política de las ciudades como espacios de convivencia, de concer-tación y proximidad a los ciudadanos.

    a lo largo de estas páginas se expondrá cuál es el rol que cumplen los gobiernos lo-cales en la articulación de iniciativas de carácter internacional, y en concreto en la iniciativa asumida por Naciones Unidas sobre la Alianza de Civilizaciones.

    En relación con el papel de los gobiernos locales en torno a dicha iniciativa se ana-lizarán dos aspectos fundamentales que desde lo local pueden coadyuvar a la con-secución de su fin esencial: la diplomacia de ciudades y el diálogo intercultural en las ciudades.

    Así mismo, se realizará una breve referencia a la necesaria aprobación de estrategias regionales y planes nacionales para la adaptación de esta iniciativa a las distintas realidades geopolíticas y por ser elementos centrales que facilitarán una definición específica del rol de los gobiernos locales en cada región y en cada país.

    Ambos tipos de estrategia son imprescindibles para adaptar la Alianza de Civilizacio-nes a los distintos contextos, ya que no podrá ser entendida y asumida sin la clave re-gional y nacional. Esa condición improrrogable viene dada, además, por la necesaria superación de una única y exclusiva visión preponderante hasta el momento, esto es, la mirada occidental de la Alianza.

    El papel de los gobiernos locales en cada estrategia regional y nacional debe ser pro-tagonista por derecho propio ya que son estos, a pesar de la heterogeneidad del nivel de descentralización y autonomía local en las distintas regiones y países del mundo, los que pueden facilitar de forma mucho más eficaz la consecución de los fines de la iniciativa favoreciendo su verdadera apropiación por los ciudadanos.

    Teniendo en cuenta estas últimas reflexiones, al final de estas páginas se realizará una aproximación de cómo se inserta esta iniciativa en el continente africano por

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    varias razones, la primera de ellas y en consonancia con el grueso del artículo porque es la región donde la diplomacia de ciudades tiene uno de los campos más extensos de trabajo; en segundo lugar porque en las próximas semanas se aprobará la estra-tegia mediterránea que comprenderá muchos países africanos del área mediterrá-nea; y ,en tercer lugar, porque la política exterior española ha apostado y apuesta de manera prioritaria por el desarrollo de África, tanto desde el punto de vista de la cooperación tradicional como de la generación de una nueva agenda internacional innovadora y progresista para dicho continente.

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    La internacionalización de los gobiernos locales: una posición pública

    global de los gobiernos locales ante Naciones Unidas

    La política exterior y las relaciones internacionales a lo largo de los últimos tiempos han sufrido una transformación constante en lo que se refiere al abanico de sujetos que actúan en el ámbito internacional, y dentro de ese elenco destacan los llama-dos gobiernos subnacionales, terminología de referencia para hablar de gobiernos regionales o locales, cuya participación cada vez es más evidente, y está logrando consolidarse en la esfera internacional2.

    El ejercicio diario de la responsabilidad de los gobiernos nacionales pone de manifies-to que es imprescindible la participación de los gobiernos subnacionales en la elabora-ción de políticas públicas en la lógica de la gobernanza multinivel y, por tanto, también en el ámbito de las relaciones internacionales. En este sentido, puede observarse en relación con los poderes locales que éstos no sólo prestan servicios, sino que planifi-can y deciden qué ciudad quieren ser, y para ello diseñan y elaboran políticas propias que en muchas ocasiones incluyen también una estrategia de acción y de cooperación hacia el exterior tanto de forma directa como a través de redes de gobiernos locales.

    La agenda mundial se ha ampliado y diversificado, ya que los distintos asuntos que están en la misma bien sean económicos, sociales, culturales o ambientales y que

    2 Keating, Michael, Regionalismo, autonomía y regímenes internacionales, Working papers (Institut de Ciències

    Polítiques i Socials (Barcelona, Catalunya)

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    tradicionalmente han sido competencia de los gobiernos estatales, hoy se encuentran también en la esfera de actuación de los distintos niveles de gobierno subnacionales. Los gobiernos locales no son una excepción en este sentido, sino que cada día adquie-ren un mayor protagonismo, y esto se debe a que, entre otras razones, muchos temas de índole internacional, tales como la defensa de los derechos humanos o los proble-mas de convivencia entre diversas culturas han adquirido una dimensión local.

    Del mismo modo que muchas cuestiones que a primera vista sólo inciden localmente se han convertido en preocupaciones de primer orden internacionalizándose el inte-rés tanto de los Estados como de los organismos internacionales en dichos asuntos, ya sea por una visión aperturista de las relaciones internacionales, ya sea porque mu-chas de las políticas que se gestan a nivel internacional deben ser asumidas también por el nivel de gobierno local de cada país, de cada región, y en este sentido contar con su visión y pensamiento puede ser una garantía de éxito de la aplicación de la estrategia política internacional.

    En la actualidad los gobiernos locales y regionales se están enfrentando a retos complejos en el ámbito de las relaciones internacionales, pero las posibilidades que éste ofrece son enormemente atractivas, ya que tienen la posibilidad de establecer alianzas en beneficio de las respectivas poblaciones, así como participar en el debate y la generación de propuestas en materia de descentralización, cooperación, fortale-cimiento de los gobiernos locales y coordinación intergubernamental.

    Un gran número de gobiernos locales, fundamentalmente a través de redes de ciu-dades, apuestan por exponer su pensamiento en el mundo, sin complejos y con una mentalidad abierta, tanto a nivel global, frente a la ONU, como a nivel regional –Unión Europea, Organización de Estados Americanos, entre otros– para articularse en defensa de sus intereses. Esta articulación política es sin duda la expresión más actualizada de la cooperación descentralizada y testimonio del largo camino que se ha recorrido desde los primeros hermanamientos entre ciudades.

    La definición de una posición pública global de los gobiernos locales ante Nacio-nes Unidas3

    La experiencia y colaboración que tienen los gobiernos locales y redes de ciudades en instituciones como Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) –red local a nivel

    3 CGLU. Declaración final del II Congreso Mundial en Jeju, la “Isla de la Paz Mundial” Las ciudades cambian y

    transforman al mundo. 31 de octubre 2007.

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    mundial más relevante en la actualidad– con organismos de desarrollo bilaterales y multilaterales, es un instrumento que fortalece la posición de los gobiernos locales en su conjunto, favoreciendo la participación de los gobiernos locales en cuestiones relevantes que se encuentran a la cabeza de las prioridades de la agenda internacio-nal, tales como:

    La urbanización y las finanzas locales: • la explosión urbana está cambiando necesariamente la gobernabilidad global y la innovación en la gestión urba-na y los cambios del sistema financiero internacional.

    El cambio climático: mitigación, adaptación, tecnología y financiación: • la coordinación de las diferentes acciones locales para incrementar su impacto político a nivel internacional, promoviendo la investigación e instrumentando programas de eficiencia energética en los sectores de transporte, vivienda, equipamiento y políticas de gestión ambiental.

    Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM):• el reconocimiento explícito durante la Cumbre del Milenio del importante papel de los gobiernos locales para contribuir al cumplimiento de los ODM, ha supuesto que los gobiernos locales sean uno de los actores principales que están desarrollando políticas para mejorar el acceso a los servicios básicos, la democracia participativa, la prevención y gestión de pandemias y la promoción de la equidad de género.

    La promoción de la diversidad cultural y del diálogo intercultural: • la cultura como uno de los aspectos cruciales de la mundialización, especialmente en lo relativo a la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la creatividad se ha convertido en la principal contribución de las ciudades a la gobernanza cultural mundial por su carácter innovador y su pertinencia en los procesos multilaterales de cooperación, de ahí la participación de los gobiernos locales como actores esenciales en la iniciativa Alianza de Civilizaciones.

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    La Alianza de Civilizaciones y su dimensión local

    El 21 de septiembre de 2004, durante el transcurso de la 59ª Asamblea General de la ONU, el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, presentó la propuesta de la Alianza de Civilizaciones, una propuesta que insta a que los mun-dos occidental y musulmán se aproximen y puedan converger en una estrategia de política internacional común. Sin duda, el planteamiento de una iniciativa con tan ambicioso fin logró una magnífica acogida por la comunidad internacional, ya que se convirtió en la primera respuesta avalada por la ONU frente al terrorismo internacio-nal. Sin embargo, la base de la propuesta, y de ahí la trascendencia de la cuestión, lejos de estar enmarcada en una estrategia de seguridad, está fundamentada en la creación de las condiciones idóneas para el establecimiento de un diálogo entre am-bas culturas, dentro y fuera de las fronteras.

    La oportunidad de esta iniciativa hizo que el Gobierno turco se postulase como el principal copatrocinador de la misma, a través de su Primer Ministro, Recep Tayyip Erdogan, generando a lo largo de estos seis últimos años múltiples adhesiones hasta alcanzar un notable apoyo de la comunidad internacional en el momento actual.

    La Alianza de Civilizaciones ha centrado su objetivo en el establecimiento de un diálo-go intercultural entre las diversas civilizaciones y como muestra indudable de apoyo a la misma Naciones Unidas constituyó un Grupo de Alto Nivel (GAN), integrado por dieciocho personalidades cuyo encargo era preparar un informe y un plan de acción para la promoción de una nueva cultura de paz y del diálogo entre civilizaciones.

    Dos años más tarde, en 2007, el ex Presidente portugués Jorge Sampaio fue nombra-do por Naciones Unidas como Alto Representante de la ONU para la Alianza de las

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    Civilizaciones, y en enero de 2008 se celebró en Madrid el I Foro de la Alianza de Ci-vilizaciones, de entre las principales cuestiones que se abordaron destacó de manera especial la importancia del papel de las ciudades y los gobiernos locales para la con-secución de los objetivos de la Alianza de Civilizaciones. En los dos Foros siguientes, Estambul 2009 y Río de Janeiro 2010, los gobiernos locales a través de la organización mundial de poderes locales han estado presentes y han reivindicado su espacio polí-tico en la iniciativa viéndose reconocidos en ella.

    En este contexto de nuevos tiempos en los que la globalización se impone de ma-nera inexorable en todas los ámbitos de la vida de las personas y de las sociedades, afectando de manera desigual a los diversos colectivos sociales y produciendo con-secuencias de diversa índole que se manifiestan en el ámbito local; en definitiva, tiempos de grandes problemas globales que inciden localmente y donde, desde la perspectiva de las políticas municipales y de los servicios que gestionan, cuestiones tales como la diversidad cultural y las políticas de convivencia e integración cobran una nueva dimensión.

    Las ciudades y los gobiernos locales se esfuerzan por ver reconocido su papel y cons-tituirse como contrapartes en los organismos internacionales y multilaterales, por-que la propia dinámica derivada de la evolución del principio de descentralización y la autonomía local los ha revalorizado en el marco de la política internacional. Este desafío les exige capacidad para convertirse en el contrapunto que equilibre las polí-ticas genéricas de los Estados con las particularidades locales que se manifiestan en cada una de las ciudades.

    Los compromisos de los gobiernos locales con los proyectos de cooperación, de in-tercambio de información, experiencias y conocimientos, devienen esenciales para educar a los ciudadanos en la cultura de la tolerancia, del diálogo, de la convivencia y de la paz. Además, actualmente, los conflictos no se desarrollan exclusivamente entre Estados, sino que pueden suceder en un solo Estado, en una sola ciudad, y sus motivaciones pueden ser de muy diversa índole: culturales, étnicas, religiosas, eco-nómicas, entre otras.

    En la I Conferencia Mundial de Diplomacia de Ciudades, fue donde se tuvo la oportu-nidad de trabajar sobre un documento denominado “La dimensión local de la Alianza de civilizaciones”4 que reconoce explícitamente el importante y estratégico papel que

    4 “La dimensión local de la Alianza de Civilizaciones”, documento de trabajo para la Sesión sobre la Dimensión Local de la Alianza de Civilizaciones en la Conferencia Mundial sobre Diplomacia de Ciudades de la Haya (junio de 2008, elaborado por Manuel Manonelles, Director de la Fundación Cultura de Paz.

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    los poderes locales en la iniciativa no sólo por el valor intrínseco de la proximidad, sino también por la ingente labor que llevan desarrollando en el ámbito de la coope-ración internacional. En definitiva, este documento, reforzado por el documento final “Agenda de La Haya sobre Diplomacia de Ciudades”5, reconoce que sería aconsejable la incorporación de la experiencia de las ciudades para prevenir la falta de entendi-miento entre culturas en sus respectivos territorios.

    En primer lugar, porque la configuración político territorial moderna exige a los go-biernos locales asumir un nuevo rol que requiere del establecimiento de relaciones estables de colaboración y coordinación con otros niveles de gobierno, tanto en el ámbito interno (provincial, autonómico y estatal) como en el ámbito externo (la Unión Europea, organismos internacionales).

    Los intercambios de las experiencias locales sobre las políticas de acogimiento y convivencia que fomenten el respeto mutuo, la visión sociológica, el tratamiento de los medios de comunicación y el rol jugado por las ciudades y sus gobiernos en la prevención de conflictos, en la construcción de una sociedad cohesionada y res-petuosa con las distintas culturas son, sólo, algunas de las temáticas abordadas en estas actuaciones.

    Pero, además, y en tercer lugar, los ámbitos de actuación determinados por el In-forme del GAN de Naciones Unidas no son únicamente coincidentes con las áreas temáticas de trabajo a las que nuestros gobiernos locales se enfrentan día a día y, en consecuencia, su experiencia se antoja vital para el éxito de la efectiva implementa-ción de la iniciativa, sino que muchas de las actividades que formula se desarrollan en el espacio territorial de la ciudad.

    Fue en el II Foro de la Alianza de Civilizaciones celebrado en la ciudad de Estambul en abril de 2009 donde se presentó oficialmente la propuesta de la Dimensión Local de Alianza de Civilizaciones a través de un documento titulado “El papel de las ciudades en la Alianza de Civilizaciones: construyendo identidades, gestionando convivencia” presentado por parte del grupo de trabajo de dimensión local de Alianza de Civiliza-ciones de CGLU que preside la Federación Española de Municipios y Provincias, que actualmente constituye la hoja de ruta local en relación con dicha iniciativa.

    5 “La agenda de La Haya sobre la diplomacia de las ciudades”, formulada durante la Primera Conferencia Mun-dial sobre la Diplomacia de las Ciudades, El Rol de los Gobiernos Locales en la Prevención de Conflictos, la Construcción de la Paz y la Reconstrucción Posterior al Conflicto, organizada por la CGLU, la ciudad de La Haya y la Asociación de Municipios de los Países Bajos (VNG), en estrecha colaboración con la ciudad y la Diputa-ción de Barcelona y la Coordinación Italiana de Autoridades Locales por la Paz y los Derechos Humanos en el Palacio de la Paz en La Haya del 11 al 13 de junio de 2008.

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    Una adecuada aproximación a la dimensión local de la Alianza de Civilizaciones impli-ca realizar un breve análisis de dos elementos fundamentales de la acción local en la Alianza; de un lado la denominada diplomacia de ciudades, como instrumento pre-ventivo y resolutivo de conflictos y de generación de una cultura de paz, y, de otro, el diálogo intercultural entre individuos de diversas culturas que conviven en espacios y lugares comunes.

    3.1 La cultura de paz en las ciudades: la diplomacia municipal

    En un entorno estable, los conocimientos que posee la administración local le per-miten contribuir de manera significativa al desarrollo y la capacitación a nivel local a través de instrumentos como los hermanamientos, los programas de intercambio y la asistencia técnica. Pero, además, en los últimos años se ha puesto de manifiesto que, en un entorno de conflicto violento o posconflicto, la administración local es capaz de movilizar las buenas intenciones y la energía de los ciudadanos y las organizacio-nes de la sociedad civil local y contribuir al establecimiento de un diálogo pacífico y la búsqueda de soluciones.

    En este apartado se tratará de definir la diplomacia entre ciudades y describir los pa-peles e instrumentos que tienen a su alcance las administraciones locales en ámbitos como la prevención de conflictos, la pacificación o la reconstrucción en situaciones de posconflicto6.

    ¿Qué es la diplomacia entre ciudades?

    Resulta innegable que, en la actualidad, las administraciones locales desempeñan un papel de gran importancia en el campo de la cooperación internacional. En nombre de sus ciudadanos, dichas administraciones sienten la responsabilidad y perciben las ventajas de contribuir al desarrollo democrático en otros lugares del mundo, por lo que participan en proyectos de cooperación internacional y experiencias de inter-cambio con administraciones de otros países.

    Cada vez resulta más habitual que una administración local que lo necesite solicite apoyo a otras administraciones locales para que le ayuden a resolver los problemas derivados de una situación de conflicto interno o incluso de guerra. Este tipo de si-tuaciones obstaculizan el cumplimiento, por parte de las administraciones locales,

    6 Pluijm, Roger Van der, City Diplomacy: the expanding roles of cities in international politics. Netherlands Insti-

    tute of International Relations, The Hague Clingendael Diplomacy Papers. No. 10. April, 2007.

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    de la tarea para las que fueron creadas: prestar servicios a los ciudadanos que las han elegido. al tratarse del nivel de la administración más cercano al ciudadano, las administraciones locales se sienten en la obligación de crear y mantener un entorno pacífico y seguro para su uso y disfrute por parte de éste.

    A diferencia de la diplomacia nacional, que tiene como objetivo resolver problemas políticos entre Estados, la diplomacia entre ciudades actúa en beneficio de los ciuda-danos. En una situación de conflicto, las administraciones locales tienen mayor ca-pacidad que los gobiernos y las organizaciones internacionales para movilizar a una gran variedad de personas con circunstancias distintas, incluidos los representantes de minorías. Es por ello que, con frecuencia, las administraciones locales pueden desempeñar un papel estabilizador en la relación entre sus ciudadanos y el gobierno del país, ya que la resolución de cuestiones relacionadas con conflictos a nivel local proporciona a los gobiernos un ejemplo de su buena gestión. Además, las adminis-traciones locales pueden fomentar el diálogo y la comprensión entre personas más allá de las fronteras. Las posibilidades que ofrecen las administraciones locales en los ámbitos de la resolución de conflictos y la reconstrucción han sido ampliamente reconocidas en el escenario internacional7.

    La diplomacia entre ciudades es la herramienta de que disponen las administracio-nes locales y sus asociaciones para ayudar a otras administraciones locales en zonas en guerra o en conflicto a través de la cooperación concreta y práctica entre ciuda-des, con el objetivo de crear una situación estable en la que los ciudadanos puedan convivir en un entorno de paz, democracia y prosperidad.

    el rol de los gobiernos locales en el ámbito de la diplomacia entre ciudades

    Situaciones previas a un conflicto

    El objetivo principal de la diplomacia entre ciudades es contribuir a la resolución de conflictos y a la reconstrucción posterior a los mismos. Obviamente, prevenir dichos conflictos es la opción más deseable, pero en la gran mayoría de los casos resulta difícil de conseguir. Las mejores oportunidades para evitar que un conflicto dege-nere en violencia se presentan en sus primeras fases. Cuanto más se prolonga el conflicto, más aumenta el riesgo de que los bandos adopten posiciones cada vez más rígidas y sean más reacios a aceptar compromisos, soluciones no violentas al conflicto y acuerdos políticos. En esta primera fase, la diplomacia entre ciudades

    7 Informe de la ONU titulado “Somos la gente: sociedad civil, Naciones Unidas y gobernanza global” (también denominado “Informe Cardoso”, el Equipo de Herramientas de Conflictos y Administración Local de USAID.

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    tiene mayores posibilidades de éxito en los conflictos que se producen dentro de un Estado, por ejemplo entre grupos étnicos distintos. En los conflictos entre Estados, la intervención de organizaciones gubernamentales internacionales como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas parece más efectiva y acorde con el derecho internacional.

    La prevención de conflictos se basa en la celeridad de las administraciones locales a la hora de avisar y reaccionar ante las situaciones de conflicto. Con frecuencia las administraciones locales no tienen ni el mandato ni las posibilidades de desarrollar un programa de respuesta rápida. Como es lógico, el aviso de la existencia de un conflicto debe ir dirigido a los gobiernos estatales y, en caso de que resulte necesa-rio, a la comunidad internacional. Una de las tareas más importantes es delimitar el papel que desempeñan las administraciones locales en las acciones preventivas a nivel local, nacional e internacional. En caso de que un Estado no pueda garantizar la seguridad, carezca de la fuerza necesaria para proteger a sus ciudadanos o sea in-capaz de prestar servicios sociales básicos como la asistencia sanitaria, la educación o incluso suministrar comida, las administraciones locales pueden llevar a cabo una función cada vez más importante, y la diplomacia entre ciudades debería servirles de ayuda, ya sea mediante la creación de redes, la formación de coaliciones o la acción coordinada con organizaciones de la sociedad civil que trabajen en ese ámbito.

    Situaciones de conflicto

    Los conflictos y la guerra entre países vecinos dificultan a las administraciones loca-les de dichos países la tarea de cooperar para resolver problemas transnacionales comunes como la contaminación del agua, los problemas relacionados con residuos, etc. Las acciones de diplomacia entre ciudades llevadas a cabo por una tercera admi-nistración local neutral pueden contribuir a que las administraciones locales de los países en conflicto empiecen a colaborar para resolver los problemas mencionados anteriormente. Por lo tanto, podríamos considerar este tipo de acciones como una subcategoría especial del fenómeno denominado “intervención de terceros” o “fa-cilitación por parte de terceros”. En este tipo de situaciones, se pueden emplear dos tipos de diplomacia entre ciudades.

    La diplomacia silenciosa por parte de terceros permite a las administraciones locales de países en conflicto iniciar un diálogo para debatir las condiciones políticas del marco de cooperación entre ellas. Estas acciones de diplomacia silenciosa pueden ser impulsadas no sólo por las administraciones locales, sino también por los líderes

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    políticos de las asociaciones nacionales de dichas administraciones8. En general, a la hora de formar coaliciones resulta recomendable dirigirse a organizaciones de la sociedad civil dedicadas al mismo tipo de actividades.

    Como resultado del diálogo al que hace referencia el punto anterior, las administra-ciones locales de territorios en conflicto pueden implementar, con la colaboración de socios internacionales, iniciativas de cooperación práctica entre ciudades a través de “asociaciones municipales trilaterales” que tengan como objetivo fomentar de manera efectiva la cooperación y la comprensión entre los ciudadanos de las admi-nistraciones locales de países en conflicto.

    Situaciones posteriores a un conflicto

    El papel de los gobiernos locales en la reconstrucción posconflicto de la administra-ción consiste en prestar apoyo, tras un conflicto, a la aparición o reaparición de admi-nistraciones efectivas y legítimas a nivel subnacional. Una administración legítima es una administración legal aceptada y considerada como justa desde el punto de vista moral, para lo cual dicha administración debe fomentar la ciudadanía y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, sin tener en cuenta sus particularidades étnicas o culturales.

    En el ámbito de la reconstrucción posterior a conflictos, resulta bastante habitual que las administraciones locales deban afrontar a un tiempo las consecuencias de la guerra (des-trucción, desempleo, traumas en la población, grupos de refugiados y/o desplazados, fal-ta de recursos, fuertes tendencias nacionalistas, falta de autonomía local) y los desafíos “generales” de la transición a un estilo de gobierno más abierto y democrático9.

    Los proyectos de cooperación descentralizada permiten hacer llegar asistencia téc-nica y solidaridad internacional a las administraciones locales en países que salen de conflictos a través de programas de reconstrucción y democratización10.

    8 La MAP (Alianza Municipal para la Paz) es el fruto de la diplomacia silenciosa entre ciudades fomentada por la comunidad de administraciones locales internacionales [IULA, FMCU (en la actualidad, UCLG), VNG, KEDKE, Roma, etc.], que consiguió que alcaldes israelíes y palestinos entablaran un diálogo. La MAP es un marco de cooperación que pretende estimular, facilitar e implementar iniciativas locales que impliquen a municipios palestinos, israelíes y del resto del mundo a fin de fomentar la paz y la cooperación.

    9 Los ámbitos en los que los proyectos de reconstrucción abordan aspectos de la administración local son los siguientes: proyectos concretos en el ámbito de la reconstrucción de servicios o instalaciones municipales, reconstrucción de escuelas, bibliotecas y centros sociales de barrios (entre otros), programas sociales destina-dos a los ciudadanos más vulnerables, introducción de modelos de participación ciudadana, etc.

    10 La ONG neerlandesa IKV (Concilio Intereclesiástico para la Paz) ha implementado varios programas posconflic-to en colaboración con las administraciones locales y sus asociaciones en los países de los Balcanes. Un ejem-

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    A modo de síntesis

    Las condiciones de trabajo en una situación en conflicto son muy particulares, pero las administraciones locales que han desarrollado una política y unos proyectos de cooperación internacional propios ya conocen los instrumentos necesarios, entre los que figuran la metodología de hermanamiento y vinculación, la asistencia técnica, el asesoramiento sobre desarrollo de la política municipal, la cooperación con los ciu-dadanos y las organizaciones de la sociedad civil, las actividades de concienciación, el fomento de la comprensión mutua en el ámbito local, los programas de capacitación de asociaciones, la solidaridad internacional y, ocasionalmente, las actividades de sensibilización sobre un tema o de actuación como lobby ante los gobiernos estatales y la comunidad internacional.

    3.2 El diálogo intercultural: la mirada y la respuesta local

    El diálogo intercultural se convierte en un elemento clave para el futuro de las socie-dades y para la gestión de la convivencia, ya que, de una parte, nos permite evitar las divisiones étnicas, religiosas, lingüísticas y culturales y, de otra, nos permite avanzar juntos y reconocer nuestras diferentes identidades de manera constructiva y demo-crática conforme a valores universales comunes11.

    Para ello es imprescindible la elaboración de una cultura política que fomente el plura-lismo cultural y que propicie el desarrollo del pensamiento crítico y la innovación, así como la creación de espacios en los que las personas puedan participar y expresarse, es por ello imprescindible generar una cultura política que valore la diversidad.

    sin embargo, las competencias necesarias para el diálogo intercultural no se adquie-ren automáticamente: se deben aprender, practicar y mantener durante toda la vida. Las autoridades públicas, las instituciones educativas, las comunidades religiosas, los

    plo de este tipo de iniciativas es el programa iniciado en Fojnica (Bosnia-Herzegovina) en 1999. Dicho progra-ma se centraba en la cooperación intermunicipal entre varias ciudades pertenecientes a países distintos para prestar apoyo a una ciudad en un contexto de posconflicto. El objetivo global del programa era ayudar a la comunidad local de Fojnica en su proceso de reconstrucción y rehabilitación tras la guerra mediante el apoyo al proceso de democratización y la reintegración de los desplazados que habían regresado a sus casas. La clave del éxito del proyecto fue el modelo de red en el que se organizó la cooperación entre las cuatro ciudades. Este organización en red permitió que las cuatro delegaciones intercambiaran sus experiencias, completamente distintas las unas de las otras: Alemania y los Países Bajos son miembros de la Unión Europea (UE) desde hace décadas, la República Checa ingresó en la Unión hace poco y, de momento, Bosnia-Herzegovina sólo forma parte del Consejo de Europa y debe recorrer un largo trecho antes de convertirse en un Estado miembro de la UE. Gracias a estas diferencias, la cooperación se pudo abordar desde enfoques distintos.

    11 López Pagán, Juana, Conclusiones de las Jornadas Valores y Culturas en las ciudades: La Dimensión Local de la Alianza de Civilizaciones, Fundación Pablo Iglesias, Melilla 2010

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    medios de comunicación pueden desempeñar una función decisiva a este respecto en la consecución de los objetivos y valores fundamentales en el fomento del enten-dimiento mutuo y del diálogo intercultural.

    Del mismo modo, la educación para la ciudadanía democrática es esencial para la construcción de una sociedad libre, tolerante, justa, abierta e inclusiva, así como para la cohesión social, el entendimiento mutuo, la solidaridad y el diálogo intercul-tural e interreligioso, sin olvidar la igualdad entre hombres y mujeres. Procurar un aprendizaje no formal fuera de las escuelas y universidades es responsabilidad de todos los poderes públicos. En este sentido, los gobiernos locales juegan con ventajas importantes a la hora de lograr superar las barreras de etnia, de cultura, de condición social no solamente por su proximidad a la ciudadanía, que es un valor indiscutible, sino por la capacidad de poderles hacer partícipes de la vida pública, y por contar con un elemento esencial que propicia el intercambio y el conocimiento: los espacios públicos, entendidos estos como lugares públicos comunes de todos.

    La ciudadanía, en el sentido más amplio del término, representa un derecho e incluso un deber de participar, junto con los demás, en la vida social y económica y en los asuntos públicos de la comunidad, ya que nos invita a pensar en los demás, no de manera estereotipada –como “el otro”–, sino como conciudadanos y como nuestros iguales. Facilitar el acceso a la ciudadanía exige adoptar no sólo medidas reglamen-tarias y legislativas, sino también educativas. La participación activa de todos los re-sidentes en la vida de la comunidad local contribuye a la prosperidad de esta última y fomenta la integración. Los gobiernos locales deben apostar por una ciudadanía democrática y participativa.

    Espacios de diálogo intercultural: ciudades como conjunto de espacios públicos12

    La configuración de espacios públicos es esencial, creando espacios de diálogo abier-tos a todos, optimizando los existentes y estudiando qué dinámicas y ritos existen en relación con los mismos. Lograr una gobernanza intercultural satisfactoria, a cualquier nivel, depende en gran parte de la capacidad para cultivar dichos espacios: espacios físicos, como calles, mercados y comercios, jardines de infancia, escuelas, universida-des, centros socioculturales, clubes de jóvenes, iglesias, sinagogas y mezquitas, salas de reuniones en las empresas y los lugares de trabajo, museos, bibliotecas y otras instalaciones de ocio, o espacios virtuales como los medios de comunicación.

    12 Consejo de Europa, Libro Blanco sobre el Diálogo Intercultural “Viviendo juntos con igual dignidad”, 2008.

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    La planificación urbana es un ejemplo ilustrativo de cómo se puede favorecer la con-vivencia e integración entre las diversas culturas: el espacio urbano puede organi-zarse de forma dispersa o compacta. La ciudad dispersa incluye barrios periféricos convencionales con urbanizaciones de viviendas, zonas industriales, aparcamientos y carreteras periféricas. La ciudad compacta abarca las zonas céntricas concurridas, los parques, las calles animadas, las terrazas de las cafeterías y los mercados.

    Las ciudades dispersas propician la atomización de las personas, mientras que las ciudades compactas favorecen el encuentro de las diferentes capas de la sociedad y fomentan el espíritu de tolerancia.

    Las actividades culturales pueden ayudar a conocer expresiones culturales diversas, y contribuir así a la tolerancia, el entendimiento y el respeto mutuos. La creatividad cultural puede fomentar considerablemente el respeto de la alteridad. Las artes tam-bién son un terreno de contradicción y confrontación simbólica, que deja margen para la expresión individual, la autorreflexión crítica y la mediación. Por lo tanto, atraviesan las fronteras de una forma natural, crean contactos y conectan directa-mente con las emociones de las personas. Los ciudadanos creativos que participan en actividades culturales crean nuevos espacios y nuevas posibilidades de diálogo.

    En resumen, la valoración de nuestra diversidad cultural debería basarse en el co-nocimiento y la comprensión de las principales religiones y convicciones no religio-sas del mundo, y del papel que desempeñan en nuestra sociedad, como elemento irrenunciable de construcción de un nuevo o renovado modelo social y cultural que tenga la capacidad de adaptarse a un mundo que evoluciona rápidamente y que nos permita disfrutar a todos de nuestras sociedades culturalmente diversas y de los de-rechos humanos y las libertades fundamentales.

    La consecución de este modelo será el resultado de una labor concertada de múlti-ples actores, que conlleva asimismo grandes responsabilidades para las autoridades públicas en los distintos planos, para las asociaciones de la sociedad civil y las demás partes interesadas.

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    La Alianza de Civilizaciones: estrategias regionales y nacionales

    Los principios de la Alianza son compartidos por la comunidad internacional, sin em-bargo, sus fines y su plan de acción deben adecuarse a las distintas realidades re-gionales y nacionales del mundo para lograr un mayor éxito en su consecución, por ello es importante exponer la importancia que tiene la definición de las estrategias regionales y nacionales para poder insertar mejor el rol de los gobiernos locales en cada región y en cada país.

    Los valores que sustentan la Alianza deben ser comunes a todos, pero deben atender a realidades propias, concretas y singulares, de modo que las visiones europeas, asiá-ticas, latinoamericanas y africanas deben estar integradas, ya que cada una de ellas contará con innumerables especificidades.

    4.1 Estrategias Regionales

    Las Estrategias Regionales son los instrumentos políticos que la Alianza de Civilizacio-nes debe diseñar de manera conjunta para afrontar aquellos desafíos cuya resolución puede beneficiarse de la colaboración entre países de una misma región geográfica, porque pueden compartir problemáticas similares.

    Las Estrategias Regionales deben identificar una serie de objetivos y medidas suscep-tibles de acuerdo entre los países de una región, en los campos de acción prioritarios para la Alianza para dar cumplimiento así a una de las medidas contenidas en el Plan de Acción del Alto Representante.

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    Las Estrategias Regionales a su vez pueden encontrar un apoyo importante en los Planes Nacionales de los países de la región a través de dos métodos complemen-tarios: el primero, examinando acciones que han sido incluidas en distintos Planes Nacionales y que puedan ser objeto de generalización a nivel regional; y, el segundo, definiendo una serie de objetivos generales con el propósito de que sean traducidos en medidas concretas en los respectivos Planes Nacionales.

    En el Foro de Estambul se anunció el desarrollo de las tres primeras Estrategias Re-gionales previstas, aunque sólo la primera de ellas ha sido adoptada hasta la fecha, se trata de la Estrategia Regional de la Alianza de Civilizaciones para el Sudeste Eu-ropeo (ERSE). Ésta ha sido promovida por España y fue adoptada el pasado 14 de diciembre de 2009 durante una conferencia regional a nivel de ministros de Asuntos Exteriores en Sarajevo13. Durante la Conferencia de Sarajevo se adoptaron dos instrumentos, una declaración política denominada “Declaración de Sarajevo sobre la Estrategia Regional de la Alianza de Civilizaciones para el Diálogo y Cooperación en el Sudeste Europeo”, en la que se expresa el compromiso de los países participantes para el desarrollo de la Estrategia Regional y la adopción de medidas y programas concretos a través de un Plan de Acción y un documento de concepto denominado “Estrategia Regional de la Alianza de Civili-zaciones sobre el Diálogo intercultural y cooperación para el Sudeste Europeo”14.

    Los trabajos preparatorios para el desarrollo de la Estrategia Regional Mediterránea y la Estrategia Regional Iberoamericana han sido ya iniciados, en el primer caso está prevista su adopción próximamente, sin embargo, la Iberoamericana se encuentra en una fase aún más embrionaria, ya que la primera reunión regional sobre esta Es-trategia Regional se celebró durante el III Foro de Río de Janeiro, que se celebró los días 28 y 29 de mayo de 2010.

    4.2 Los Planes Nacionales para el Diálogo Intercultural

    Los Planes Nacionales para el Diálogo Intercultural son los documentos políticos de ámbito nacional que recogen el conjunto de actuaciones a llevar a cabo por cada Estado con el fin de desarrollar los objetivos de la Alianza.

    13 En la Conferencia participaron los siguientes países: Albania, ARYM, Austria, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Grecia, Hungría, Montenegro, Rumania, Serbia y Turquía. Las organizaciones internaciona-Las organizaciones internaciona-les que se han sumado a la ERSE son: Consejo de Europa, Unión Europea, Organización Internacional para las Migraciones, OSCE, UNESCO y Consejo de Cooperación Regional para el Sudeste Europeo.

    14 El Plan de Acción de la ERSE que contiene los proyectos y programas concretos de actuación ha sido presenta-do con ocasión del III Foro en Río de Janeiro.

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    Hasta el momento actual veinticinco países han presentado Planes Nacionales y otros se encuentran en fase de elaboración. Los países que han elaborado y presentado su propio Plan Nacional para Alianza de Civilizaciones son: Albania, Argelia, Argentina, Brasil, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Egipto, Eslovenia, España, Federación Rusa, Ita-lia, Kazajstán, Kuwait, Malta, México, Montenegro, Nueva Zelanda, Portugal, Qatar, Reino Unido, República Checa, Rumania y Turquía.

    En el caso de España, su II Plan Nacional de Alianza de Civilizaciones, presentado en el III Foro de Alianza de Civilizaciones en Río de Janeiro, comprende también una estrategia de acción exterior que destaca el alcance internacional de la Alianza como uno de los elementos esenciales del Plan cuyo objetivo es ayudar a consolidarla a escala internacional participando en las diversas estrategias regionales.

    El Plan apoya el desarrollo de la diplomacia de ciudades y la potenciación de la coope-ración internacional como ámbitos fundamentales de actuación a nivel internacional para difundir los principios de la iniciativa y vincular a la sociedad civil de los distintos países, así como promover las tradiciones culturales e impulsar acciones de diplo-macia pública tendentes a la difusión de los principios, objetivos y proyectos a nivel internacional, nacional y local.

    Así mismo, el Gobierno de España se compromete a impulsar la consolidación de la iniciativa en el marco de Naciones Unidas potenciando para ello el desarrollo de una agenda global para una adecuada gestión de la diversidad cultural, como elemento central de una cultura de paz y del cuarto pilar del desarrollo sostenible, reforzando su carácter global a través de la ampliación del Grupo de Amigos, incorporando a países de las regiones en las que la Alianza está menos representada, en particular África y Asia, contribuyendo a las estrategias regionales de la Alianza de Civilizacio-nes para el Sudeste Europeo y a la Estrategia Regional Mediterránea.

    Como prueba de ese compromiso reconoce que prestará apoyo a los proyectos de cooperación orientados a la mejora de la convivencia y conocimiento mutuo, la pro-moción de valores cívicos y de paz, ubicados en África, Asia y Europa Oriental, el Mediterráneo y Oriente Próximo y con América Latina en materia de gestión de la diversidad cultural.

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    La Alianza de Civilizaciones en África15

    Las estrategias regionales se convierten en un instrumento fundamental para la pues-ta en marcha de la Alianza de Civilizaciones, tal y como se ha mencionado anterior-mente, pero siguen siendo apuestas incipientes que necesitan de un impulso político relevante, y África se convierte en un objetivo de primer orden para la implemen-tación de una nueva agenda internacional que incluya a la Alianza de Civilizaciones como un instrumento de desarrollo complementario.

    De cada estrategia regional y nacional, por tanto, dependerá su inserción real en las distintas sociedades y ayudará a definir el rol que cada gobierno local puede y debe jugar siempre teniendo en cuenta además las asimetrías y la heterogeneidad de cada territorio.

    En este apartado, tal y como se expuso en la introducción, se realiza una breve aproxi-mación sobre la relación del continente africano y sus países con la Alianza de Civili-zaciones, debido en primer lugar al desafío que dicha región supone para la efectiva implementación de esta iniciativa y, en segundo lugar, cómo la realidad de África debe ser analizada y tratada también desde la perspectiva local.

    Para acotar esa aproximación se parte de la estrategia de acción exterior de España en África en relación con la Alianza, partiendo del análisis del Plan África y del Plan Director de la Cooperación Española:

    El Plan África mantiene la apuesta por los principios de coordinación de los actores y de coherencia de políticas, al tiempo que refuerza el enfoque regional y el papel de la Alianza de Civilizaciones y la promoción de los derechos ciudadanos. A ellos res-ponden sus tres objetivos transversales: la protección de los derechos humanos, la igualdad de género y la sostenibilidad medioambiental, ejes que conducen cada una de las líneas programadas para la acción exterior en la región.

    Reconoce que la Alianza de Civilizaciones merece una mención especial como ins-trumento transversal de diplomacia preventiva cuya apropiación y utilización serán potenciadas durante los próximos años, pudiendo desempeñar un papel fundamen-tal en África como herramienta de prevención de conflictos y de consolidación de la paz en los escenarios posconflicto, como instrumento de diálogo político y social

    15 Plan África 2009-2012 del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación del Gobierno de España y Plan Di-

    rector de la Cooperación Española, 2009-2012 del Gobierno de España.

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    que permita un mayor acercamiento entre los gobiernos y las sociedades africanas, y entre éstos y otras áreas geográficas como Europa, África del Norte, Iberoamérica o Asia, sobre unas bases renovadas de diálogo y valores compartidos.

    Como instrumento de las Naciones Unidas, la Alianza puede lograr un mejor conoci-miento y acercamiento entre los pueblos, contribuyendo a garantizar el respeto mu-tuo entre sociedades de diferentes tradiciones culturales y religiosas. África tiene experiencias fundamentales que aportar al diálogo que promueve la Alianza, como la pacífica convivencia que se da en algunos países entre las poblaciones cristiana y musulmana.

    En línea con la apuesta multilateral de España, el Plan África opta por atribuir un pa-pel transversal y destacado al fomento de la apropiación, utilización y consolidación en África de la Alianza de Civilizaciones, a través de las siguientes medidas:

    Fomentar la incorporación de nuevos países y organismos africanos al Grupo • de Amigos de la Alianza y apoyar el acercamiento de la Iniciativa a los orga-nismos y procesos continentales y regionales africanos.

    Promover entre los miembros africanos del Grupo de Amigos la elaboración • de Planes Nacionales de la Alianza de Civilizaciones y la designación de coor-dinadores nacionales, e impulsar la puesta en marcha de proyectos en los países africanos, incluyendo a los gobiernos centrales, regionales y locales, así como al sector privado y la sociedad civil –jóvenes, medios de comunica-ción y representantes de los ámbitos empresarial, académico, universitario, religioso y cultural–.

    De forma complementaria actual el Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012 que consolida tanto a África subsahariana como a África Occidental como una prioridad de la Cooperación Española, y, aunque el III Plan Director no recoge una mención específica de la Alianza de Civilizaciones sí establece una serie de priorida-des horizontales y transversales que coinciden con los fines que pretende conseguir dicha iniciativa, tales como:

    Inclusión social y lucha contra la pobreza.• Promoción de los derechos humanos y gobernabilidad democrática.• Género en desarrollo.• sostenibilidad medioambiental.• Respeto a la diversidad cultural.•

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    El Plan recoge que los procesos de desarrollo son inseparables de la cultura, por lo que el éxito de cualquier política de desarrollo pasa por reconocer y considerar los principios de la diversidad cultural como un imperativo ético, inseparable del respeto a la dignidad de la persona, asegurando que los individuos y colectivos puedan esco-ger libremente y ejercer plenamente sus derechos, como destaca la UNESCO.

    El Plan Director pretende propiciar el respeto y el reconocimiento de la diversidad como una prioridad horizontal en todos los procesos de desarrollo, entendiendo que éstos conllevan necesariamente cambios culturales. Por ello, insta a profundizar en el conocimiento de la dimensión cultural de las sociedades con las que trabaja para contribuir a la creación de sociedades más incluyentes, mediante el apoyo a políticas públicas que reconozcan de forma explícita las diferencias culturales, aunque señala que la invocación de estos principios no puede en ningún caso legitimar aquellas prácticas culturales que entren en contradicción con los derechos humanos o liber-tades fundamentales.

    Las actuaciones de la Cooperación Española han de integrar un análisis, estudio y conocimiento de las realidades culturales en las que se insertan las intervenciones como premisa básica. Con objeto de facilitar la integración de la dimensión cultural como eje transversal, se plantean las siguientes pautas:

    Realización de diagnósticos precisos y de indicadores sobre las realidades • culturales del contexto de actuación que serán integradas en la identifica-ción, diseño y formulación de las actuaciones, así como en el seguimiento y evaluación.

    Promoción del respeto e integración de las lenguas y manifestaciones cultu-• rales minoritarias.

    Análisis de la aportación de la cultura a las distintas actuaciones de coope-• ración al desarrollo, tanto en las dimensiones intangibles o simbólicas (vida política, cohesión social, convivencia, ciudadanía, identidad, etc.) como en los sectores más tangibles (economía, empleo, turismo).

    El análisis y seguimiento de estas transformaciones facilitará la sostenibili-• dad de los proyectos emprendidos.

    Fomento de la investigación antropológica sobre prácticas y tradiciones locales.•

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    Complementar las acciones de transversalidad de diversidad cultural con el • empoderamiento de los pueblos indígenas como dimensión clave de esta prioridad horizontal, fomentando su participación en los procesos de su pro-pio desarrollo y reconociendo explícitamente sus particularidades cultura-les, fomentando al mismo tiempo el diálogo entre los actores y el respeto entre las sociedades.

    Inclusión de otras realidades culturales que han ido desarrollando su diversi-• dad sin necesariamente estar ancladas a un territorio, como es el caso de los afrodescendientes, o de otros grupos étnicos que, sin estar censados como indígenas, responden a particularidades que les hacen diferentes.

    Integrar el concepto de diversidad cultural tal y como se plantea en los docu-• mentos de la UNESCO (en particular el Informe Nuestra Diversidad Creativa, 1996), en el Informe de Desarrollo Humano del PNUD (2004), y en la Con-vención sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales.

    Participación y diálogo sobre la cultura en espacios internacionales.•

    Otros objetivos que se establecen en el Plan Director son esenciales para la inserción de la iniciativa en el continente africano, y son los siguientes:

    Contribuir al desarrollo de la paz, la justicia, la equidad y la seguridad en • situaciones de conflicto y posconflicto, mediante el desarrollo de acciones preventivas, el respeto a la legalidad internacional, la defensa de los dere-chos humanos, el apoyo a las víctimas y la recuperación del entorno físico, económico y social, incluyendo acciones de fortalecimiento institucional, justicia transicional y empoderamiento de la sociedad civil.

    Fomentar los efectos positivos recíprocos entre migración y desarrollo, a tra-• vés de la promoción del codesarrollo, empoderamiento de las diásporas, y el apoyo a la elaboración y puesta en práctica de políticas públicas de mi-gración adecuadas y coherentes, en los países de origen, tránsito y destino protegiendo los derechos de las personas migrantes en todas las fases del proceso.

    La cooperación cultural para el desarrollo tiene como finalidad la contribu-• ción al bienestar colectivo y, por ello, debe participar y conseguir resulta-dos en los procesos de lucha contra la pobreza y reducción de la exclusión.

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    A través del desarrollo humano se amplían las alternativas y capacidades de las personas para que puedan tener la libertad de escoger cómo vivir y gozar de una vida plena. Se entiende así que la cultura y la cooperación al desarrollo tienen la posibilidad de generar sinergias y presentar una nueva y efectiva metodología de trabajo, alcanzando la consideración de que la cultura es un elemento fundamental para el desarrollo humano sostenible y, por tanto, necesario para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Fomentar las oportunidades y capacidades culturales materiales e inmateriales de personas y comunidades como elementos sustanciales del desarrollo humano sostenible.

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    Conclusiones

    La política exterior entendida como la acción institucional del gobierno de un Estado nacional reconocido como tal, ya sea con otros Estados nacionales o con los organis-mos internacionales, se ha visto superada por las relaciones internacionales que so-brepasan al Estado nacional, pues son actividades que realizan al exterior diferentes actores dentro de los Estados.

    Tal y como señala Michael Keating: “el nuevo contexto de la globalización ha erosio-nado las fronteras entre política exterior y política doméstica, produciendo formas de actividad exterior de unidades subnacionales, pues las regiones buscan nuevas oportunidades internacionalmente”.

    La Alianza de Civilizaciones es un ejemplo de ello y ocupa un espacio muy importante en la agenda política internacional, impulsada por la propia actuación de la organi-zación de Naciones Unidas tras el lanzamiento de la iniciativa por el Presidente del Gobierno de España.

    Sin embargo, los conflictos presentes en la escena internacional también tienen su reflejo en las ciudades, donde la diversidad de su tejido social resultado de la glo-balización ha configurado una sociedad diversa en cuanto a culturas y en cuanto a creencias religiosas.

    Las manifestaciones más palpables de la Alianza, por tanto, vienen dándose en las ciudades, precisamente porque es en éstas donde se desarrollan las políticas edu-cativas y culturales, donde se ejecutan los programas destinados a los jóvenes en términos de igualdad y donde se gestiona el hecho migratorio.

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    Las políticas locales pueden ayudar a la creación de una identidad común compartida y tolerante donde las ciudades y los ciudadanos aprendan a superar los estereotipos de carácter cultural y religioso a través de la promoción del conocimiento mutuo. Ciudades enriquecidas por la diversidad y espacios naturales de promoción del diálo-go, ya que éste nos ofrece las bases para construir un futuro común que responda a las aspiraciones de las nuevas generaciones. En definitiva, ciudades que contribuyan a la educación de nuestros ciudadanos que viven en ellas en los valores comunes de convivencia en paz, la justicia social y la tolerancia, insertos en la propia formulación de la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones y cuyo asentamiento es responsabilidad de todos los poderes públicos, sin excepción.

    El diálogo intercultural e interreligioso, el consenso, la cooperación efectiva, el respe-to a la diversidad, la promoción de los derechos humanos y su dimensión en el ám-bito de las ciudades deben permear los criterios orientadores que inspiren el diseño, la gestión y la ejecución de políticas públicas locales con especial énfasis en políticas públicas relacionadas con el desarrollo urbano, la juventud, la educación, la integra-ción de los inmigrantes y la cohesión social con la finalidad de que nuestras ciudades sean culturalmente más sostenibles.

    La diversidad contribuye, tal y como expone el documento del grupo de trabajo de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos sobre dimensión local de Alianza de Civilizacio-nes16, sin duda alguna, a incrementar el capital social y cultural de las ciudades, por ello los gobiernos locales deben neutralizar sus conflictos inherentes a favor de la convivencia, por ello las aportaciones fundamentales que las ciudades pueden rea-lizar a la iniciativa de la Alianza de civilizaciones se orientan en tres direcciones fun-damentales:

    El papel esencial de las nuevas políticas locales relativas a la creación de • espacio urbano.

    La cohesión social y el desarrollo económico; la innovación en la gestión de • la diversidad.

    Y, finalmente, el nuevo lugar de la cultura y sus políticas, concebidas como • verdadero “cuarto pilar”.

    16 El papel de las ciudades en la Alianza de Civilizaciones: construyendo identidades, gestionando convivencia, grupo de trabajo de CGLU Dimensión Local Alianza de Civilizaciones, Estambul, 2009.

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    Para ello es imprescindible:

    La reformulación de las políticas estructurales locales (urbanas, sociales y • económicas) en aras de propiciar mejores condiciones para la convivencia.

    El replanteamiento de los modelos tradicionales de gestión de la diversidad • hacia nuevos modelos donde la “multiculturalidad” (la promoción del cono-cimiento, reconocimiento y legitimación de todas las culturas presentes en su territorio) y la “interculturalidad” (la creación de condiciones efectivas para el diálogo entre los distintos grupos humanos portadores de las cultu-ras existentes) sean piedras angulares en el diseño de esas políticas.

    Continuar con la línea de trabajo sobre la dimensión local de la Alianza de • Civilizaciones a través del desarrollo de una agenda global de la diversidad cultural, donde los gobiernos locales participen como actores esenciales atrayendo a redes ya existentes que quieran sumarse a la iniciativa y que están relacionadas con los contenidos de la Alianza de Civilizaciones.

    En este sentido, algunas de las aportaciones que las ciudades podrían realizar son las que vienen recogidas en el documento sobre el papel de las ciudades en la Alianza de Civilizaciones17:

    El papel de las nuevas políticas locales relativas a la creación de espacio ur-• bano, la cohesión social y el desarrollo económico.

    La innovación en la gestión de la diversidad, más allá de los modelos multi-• culturales y de “crisol” hasta ahora existentes.

    El nuevo lugar de la cultura y sus políticas, concebidas como verdadero “cuar-• to pilar”, y su capacidad para abordar desde lo ritual la dimensión simbólica de los conflictos.

    El replanteamiento del espacio público como lugar de convivencia e integra-• ción de la diversidad.

    17 El papel de las ciudades en la Alianza de Civilizaciones: construyendo identidades, gestionando con-vivencia, grupo de trabajo de CGLU de Dimensión Local Alianza de Civilizaciones, Estambul, 2009.

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    La producción de contenidos para las redes mediáticas que operan a escala • local, con especial atención a la población más joven.

    La creación de condiciones para un nuevo diálogo entre inmigración e indus-• tria cultural demostrando, en definitiva, que la diversidad es creativa.

    La construcción del “patrimonio del futuro” en las ciudades a través de la in-• teracción entre las diferentes memorias presentes en el territorio urbano.

    El aprovechamiento de las oportunidades de las nuevas lógicas de transna-• cionalidad y codesarrollo.

    La revisión de agendas, agencias e instrumentos de evaluación existentes • relativos a la construcción de identidades y la gestión de la convivencia, ex-plorando qué se puede hacer desde las ciudades cuando se coopera colecti-vamente en este sentido.

    El pensamiento político local debe participar en la conformación del pensamiento político global en torno a la Alianza de Civilizaciones, así como ser un elemento de-cisivo a la hora de configurar las agendas políticas internacionales y nacionales en relación con la iniciativa.

    El diseño de políticas para la renovación de nuestras ciudades en un futuro que ten-gan en cuenta la diversidad cultural y religiosa contribuirán de manera efectiva al cumplimiento de los valores que sustenta la Alianza, que no son otros que la convi-vencia en paz, la justicia social y la tolerancia, así como mostrar el valor añadido que los gobiernos locales aportan a esta iniciativa.

    Los gobiernos locales deben tener en cuenta que frente al riesgo de que nuestras ciudades se conviertan en escenario de nuevos conflictos identitarios a través de sus políticas, deben favorecer un espacio urbano propiciador del conocimiento y la convivencia entre sus habitantes, apostar por la revisión de sus políticas orientadas a la cohesión social desde una perspectiva que garantice la diversidad y el mestizaje y, además, incorporar los nuevos fenómenos de diversidad e interculturalidad como factor en los procesos de innovación, creatividad y competitividad.

    Las ciudades son auténticos laboratorios de innovación urbana que arrojan un caudal experimental en varios campos que constituyen la cotidiana realidad de la gestión municipal, avalado, además, por la cercanía y proximidad inherente a todo gobierno

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    local; ese conocimiento no puede, y no debe, ser ignorado por aquellos que tienen responsabilidades en otros niveles de gobierno.

    Por todo ello, es esencial el diseño de estrategias para una generación nueva de ciudades interculturales que desarrollen “su ventaja de diversidad”, elaborar méto-dos prácticos para resolver conflictos y construir el diálogo, explorando los lugares y espacios donde puede ser creada una ciudadanía urbana común y diseñar líneas de acción relacionadas con la ciudad mediante la exploración de casos concretos a través de ejemplos prácticos que incorporen el enfoque intercultural de la ciudad emergente de integración y gestión de la diversidad, utilicen la diplomacia de la ciu-dad como una herramienta para la prevención y resolución de conflictos a través de relaciones mutuas de aprendizaje y apoyo entre las ciudades, estudien la rica expe-riencia de las culturas que conviven en la ciudad y evalúen la cultura de paz en las políticas públicas locales.

    En este sentido, la estrategia nacional española de la Alianza de Civilizaciones se con-vierte en modélica en este aspecto, ya que apuesta por este paradigma y afianza su dimensión local a través de:

    El reconocimiento de la diplomacia de ciudades y la cooperación internacio-• nal, como ámbitos fundamentales de actuación a nivel internacional para difundir los principios de la iniciativa y de la proximidad inherente a los go-biernos locales, cuando reconoce a la dimensión local de la Alianza de Ci-vilizaciones como uno de los elementos para que sus objetivos lleguen a la ciudadanía, mediante el impulso de la adopción de planes o estrategias que incorporen las actuaciones de los gobiernos regionales y locales.

    El apoyo a la dimensión local de la Alianza de Civilizaciones desde una pers-• pectiva especialmente orientada a la creación de identidades locales, como contraposición a otras que generan posiciones extremistas, y a la gestión del espacio público de manera plural, como manifestación primaria de la diver-sidad cultural que se da cita en nuestros pueblos y ciudades.

    Finalmente, es imprescindible señalar que la apuesta global para la implementación de la Alianza de Civilizaciones necesitará la construcción de estrategias regionales y nacionales para su efectiva aplicación, sobre todo de aquéllas que más necesitan la puesta en marcha de la misma, como es el caso de África. Una estrategia regional en África podría convertirse en el instrumento común de los gobiernos frente a la ame-naza de los extremismos en algunas regiones, o en el elemento útil en el marco de las políticas públicas de educación, juventud, medios de comunicación o migración.

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    La Alianza de Civilizaciones supone un reto, una nueva forma de entender las rela-ciones internacionales, una nueva forma de acción exterior conectada directamen-te con la acción local, nacional y regional. La interacción entre los diversos niveles de gobierno, la sociedad y los ciudadanos como modo de acción común concertada en aras de una verdadera alianza de culturas de conocimiento y de respeto mutuo debe responder a los nuevos desafíos a los que nos enfrentamos y a los que debe-mos dar respuesta.

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    para el siglo XXI. Matt Browne, Carmen de Paz, Carlos Mulas-Granados 9/2009. An EU “Fit for Purpose” in the Global Era. Una UE adaptada a la nueva era global.

    Loukas Tsoukalis, Olaf Cramme, Roger Liddle10/2010. La estrategia 2020: del crecimiento y la competitividad a la prosperidad y la sostenibili-

    dad. antonio Estella y Maite de sola11/2010. La renovación liberal de la socialdemocracia. Daniel Innerarity12/2010. La producción y el empleo en los sectores españoles durante los ciclos económicos re-

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    región. José Manuel Albares

  • C/ Gobelas, 31 · C.P. 28023 · MadridTeléfono [+34] 915 820 091 · Fax [+34] 915 820 [email protected] · www.fundacionideas.es

    LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES: UNA AGENDA INTERNACIONAL INNOVADORA

    Juana López Pagán

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