La Alhambra de Granada · Su hijo, Muhammed V, completó el embellecimiento de los palacios con la...

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Índice de audios: 1. Introducción 2. La torre de la juscia 3. La puerta del vino 4. La Alcazaba 5. Plaza de armas 6. Torre de la Vela 7. Los palacios Nazaríes 8. Mexuar 9. Palacio de Comares 10. Pao de los Arrayanes 11. Salón de los Embajadores. 12. Pao de los leones 13. Fuente de los leones 14. Sala de los Abencerrajes 15. Jardines del Partal 16. Casitas del Partal 17. Palacio de Carlos V La Alhambra de Granada Trabajo realizado por sexto del CEIP Ángel Cruz Rueda 2017/2018 Cabra (Córdoba)

Transcript of La Alhambra de Granada · Su hijo, Muhammed V, completó el embellecimiento de los palacios con la...

Índice de audios:

1. Introducción

2. La torre de la justicia

3. La puerta del vino

4. La Alcazaba

5. Plaza de armas

6. Torre de la Vela

7. Los palacios Nazaríes

8. Mexuar

9. Palacio de Comares

10. Patio de los Arrayanes

11. Salón de los Embajadores.

12. Patio de los leones

13. Fuente de los leones

14. Sala de los Abencerrajes

15. Jardines del Partal

16. Casitas del Partal

17. Palacio de Carlos V

La Alhambra de Granada

Trabajo realizado por sexto del

CEIP Ángel Cruz Rueda 2017/2018

Cabra (Córdoba)

1. INTRODUCCIÓN:

La historia de la Alhambra está ligada al lugar geográfico donde se encuentra, Granada; sobre una colina rocosa de difícil acceso, en los márgenes del río Darro, protegida por las montañas y rodeada de bosque, entre los ba-rrios más antiguos de la ciudad, la Alhambra se levanta como un castillo imponente de tonos rojizos en sus mura-llas que ocultan al exterior la belleza delicada de su interior.

Concebida como zona militar al principio, la Alhambra pasa a ser residencia real y de la corte de Granada, a me-diados del s XIII, tras el establecimiento del reino nazarí y la construcción del primer palacio, por el rey fundador Mohammed ibn Yusuf ben Nasr, más conocido por Alhamar.

A lo largo de los siglos 13, 14 y 15, la fortaleza se convierte en una ciudadela de altas murallas y torres defensivas, que alberga dos zonas principales: la zona militar o Alcazaba, cuartel de la guardia real, y la medina o ciudad palati-na, donde se encuentran los célebres Palacios Nazaríes y los restos de las casas de nobles y plebeyos que habitaron allí. El Palacio de Carlos V, (que se construye después de la toma de la ciudad en 1492 por los Reyes Católicos), tam-bién está en la medina.

El conjunto monumental cuenta también con un palacio independiente frente a la Alhambra, rodeado de huertas y jardines, que fue solaz de los reyes granadinos, el Generalife.

El nombre Alhambra tiene sus orígenes en una palabra árabe que significa "castillo rojo o bermellón", debido quizás al tono de color de las torres y muros que rodean completamente la colina de La Sabica, que bajo la luz de las estre-llas es de color plateado, pero bajo la luz del sol adquiere un tono dorado. Aunque existe una explicación más poé-tica, narrada por los cronistas musulmanes que hablan de la construcción de la Alhambra "bajo la luz de las antor-chas". Creada originalmente con propósitos militares, la Alhambra era una alcazaba (fortín), un alcázar (palacio) y una pequeña medina (ciudad), todo al mismo tiempo. Este triple carácter nos ayuda a comprender las numerosas características de éste monumento.

No existe ninguna referencia de la Alhambra como residencia de reyes hasta el siglo 13, aunque la fortificación exis-te desde el siglo 9. Los primeros reyes de Granada, los Ziritas, tenían sus castillos y palacios en las colinas de Albai-cín, y nada queda de ellos. Los monarcas Ziries fueron con toda probabilidad los emires que construyeron la Alham-bra, comenzando en 1238.

El fundador de la dinastía, Muhammed Al-Ahmar, comenzó con la restauración del antiguo fortín. Su trabajo fue completado por su hijo Muhammed II, cuyos sucesores inmediatos continuaron con las reparaciones. La construc-ción de los palacios (llamado Casa Real Vieja) data del siglo 14, y es la obra de dos grandes reyes: Yusuf I y Muham-med V. Al primero se le adjudica, entre otros, el Cuarto de Comares, la Puerta de la Justicia, los Baños y algunas to-rres. Su hijo, Muhammed V, completó el embellecimiento de los palacios con la Sala de los Leones, además de otros cuartos y fortificaciones.

La Alhambra se convirtió en una corte cristiana en 1492 cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada. Más tar-de, se construyeron varias estructuras para albergar a ciudadanos prominentes, cuarteles militares, una Iglesia y un Monasterio Franciscano.

Durante el siglo 18 y parte del 19, cayó en el olvido y sus salones y cuartos fueron utilizados como bares y establos donde habitaban gentes de mal vivir. Para rematarlo, las tropas napoleónicas que ocuparon Granada desde 1808 hasta 1812, convirtieron los palacios en cuarteles militares. Durante una retirada, minaron las torres y destruyeron parte de ellas. Dos de ellas, la Torre de Siete Suelos y la Torre de Agua quedaron en ruinas. Y de esta manera, este abandono increíble continuó hasta 1870 cuando la Alhambra fue declarada monumento nacional. Artistas y viaje-ros de todo el mundo hicieron causa común por la defensa de este monumento. Desde entonces hasta nuestros días, la Alhambra ha sido restaurada, protegida e incluso mejorada en muchos aspectos para admiración y disfrute de todo el mundo.

Recorrido recomendado:

El itinerario recomendado tiene una duración de 3 horas aproximadamente y una longitud de 3,5 km.

El orden de visita de las diferentes partes del monumento debe hacerse en función de la hora indicada en el bille-te para acceder a los Palacios Nazaries. El orden a seguir recomendado sería: Alcazaba-Palacios-Generalife.

2. La Torre de la Justicia

La Torre de la Justicia se encuentra en la muralla sur de la fortaleza junto al Pilar de Carlos V y constituye la actual

entrada principal al conjunto de la Alhambra. Según reza la inscripción que se encuentra sobre el arco de la puerta

interior, fue construida por Yúsuf I(1333-1353), llamada «Bib Axarea» o puerta de la explanada y terminada en ju-

nio de 1348.

La fachada presenta un gran arco de herradura, con recuadro de ladrillo, dintel abovedado y en la clave de mármol,

una mano grabada en el hueco, considerada por unos amuleto para curar el mal de ojo y por otros emblema del

Corán, porque sus cinco dedos corresponden a sus cinco preceptos fundamentales: unidad de Dios, oración, ayuno,

limosna y peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida.

Tras el espacio abierto que encontramos al traspasar el arco, nos encontramos, en la puerta interior, con otro arco

de piedra, también de herradura y abovedado como el anterior, con conchas en su clave y albanegas. En los ábacos

de los capiteles de sus columnas se puede leer: «Alá es grande. No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta.

No existe fuerza sino en Dios». En la dovela central del dintel aparece una llave con un cordón, cuyo significado no

está muy claro, aunque se dice que es el símbolo del poder de abrir y cerrar las puertas del cielo concedido a

Mahoma, según reza el Corán.

Sobre este arco encontramos la inscripción que hace referencia a la fecha de la construcción de la puerta, anterior-

mente mencionada. Sobre la inscripción, existe una hornacina con una escultura de la Virgen María y el Niño Jesús,

réplica de la original, de 1501, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes.

La puerta de salida, también con arco de herradura, presenta una decoración de azulejos y ataurique en su albane-

ga izquierda hermosísima.

3. La Puerta del Vino

Las ciudades musulmanas como Granada, estaban formadas por barrios amurallados, comunicados entre sí por puertas que podían cerrarse de noche para mantener la seguridad o estar custodiadas por soldados.

La Alhambra también era una ciudad dividida en recintos cerrados. La Puerta del Vino es una de esas puertas inte-riores. Vamos a fijarnos detenidamente en ella. Sus características las puedes generalizar a otras puertas interiores de la Alhambra.

Esta puerta comunicaba la Alcazaba con el resto de la Alhambra, palacios y barrio de artesanos. Estaba vigilada por la guardia real. Esta función práctica de «lugar de paso controlado» podemos observarla en la existencia de un pasi-llo central con dos estancias a los lados y bancos para la guardia, así como en los restos de una puerta de madera de dos hojas.

La Puerta del Vino es además un símbolo: representa la entrada solemne a un lugar con un importante valor religio-so y político: la Alhambra. Relacionados con esta función están sus formas arquitectónicas, la decoración, la llave de mármol blanco que hay encima del arco de entrada…

Los materiales utilizados en su construcción son diversos en origen, textura y color. Para los lugares de mayor refor-zamiento se ha usado la piedra. Desde la rugosidad de la roca se pasa a la superficie más lisa del ladrillo y a la pulida de la cerámica. El color es sobrio en general, predominan los tonos terrosos, siendo la cerámica policromada la úni-ca nota de color.

Desde 1556, los vecinos de la Alhambra depositaban en esta puerta el vino que consumían y que estaba exento de impuestos, lo que explica de donde proviene el nombre de la puerta, aunque existe otra teoría que dice que su nombre proviene de una simple equivocación, una confusión entre las palabras «Bib al-hamra'» (Puerta Roja o Puerta de la Alhambra), que se supone el nombre original de la puerta, y «Bib al-jamra» (Puerta del Vino), lo cual también probaría que ésta era la puerta que permitía el acceso a la Alhambra Alta.

4. La Alcazaba

Era un recinto militar fortificado. Las primeras construcciones árabes datan de la época califal, posiblemente so-bre restos de una fortificación romana. En el siglo 11, los ziríes amplían el recinto; se encuentran también algunos añadidos cristianos, como la redonda Torre del Cubo.

En esta zona está la famosa Torre de la Vela, torre vigía desde donde se contempla una vista inigualable de la ciu-dad, la Vega y la Sierra Nevada. Las casas de los soldados han desaparecido, y las mazmorras están cerradas, pero se puede caminar por algunas torres, adarves y caminos de ronda. Restos de los baños, silo, cisternas, etc.

Desde la plaza de los Aljibes entramos a este reciento por un portón de apertura moderna en el antemuro, pasan-do en dirección norte junto a la muralla oriental de la fortaleza, en la que se encuentran las torres del Homenaje, Quebrada y Adarguero (de la que solo queda la parte baja). La torre del Homenaje, que ocupa el ángulo nororien-tal, es la más elevada de la fortaleza, y en ella debió fijar su residencia Alhamar. Justo al final, y adosada al ante-muro, se encuentra la torre del Cubo, de forma semicircular y construida después de la reconquista, a la que po-demos subir para contemplar unas hermosas vistas sobre el Albayzín y el valle del Darro.

Continuando la visita, entramos en el adarve Norte, pudiendo observar el doble amurallamiento de que consta esta fortaleza. Frente a nosotros, cerrando el adarve, vemos la Puerta de las Armas, una de las entradas a la Alhambra y la única que conectaba directamente con la ciudad. Al fondo aparece la emblemática Torre de la Vela, con su espa-daña y campana, con la que se marcaba hasta hace poco el ritmo de vida de la ciudad y la vega.

Atravesando la muralla mediante un portón entramos en la Plaza de Armas, donde se situaba la ciudad castrense de la Alhambra. Actualmente solo quedan restos arqueológicos de sus edificaciones y casas, destacando la mazmo-rra que podemos contemplar al pie de la torre Quebrada y los restos de un baño cercano a la torre de la Vela, zona en la que estaba situada la primitiva entrada a la Alcazaba. Desde la Plaza de Armas podemos acceder al adarve de la Puerta de las Armas. Jardín de los Adarves. En el adarve Sur se construyó, en el siglo XVII, un jardín, desde el que podemos contemplar hermosas vistas. Se llega a él entrando junto a la Torre de la Pólvora, desde la que se accede a la Torre de la Vela. Entre las fuentes que podemos ver en este jardín destaca la que estuvo colocada sobre la taza de la Fuente de los Leones hasta 1.949, trasladada aquí al no ser parte del conjunto original.

1. Alcazaba 2. Plaza de Armas

3. Torre de las Armas 4. Torre del Homenaje

5. Torre de Vela 6. Jardín del Adarve

5. Plaza de Armas

La Plaza de Armas constituía la entrada original a la Alcazaba. Estaba compuesta por un conjunto de construcciones

en las que se realizaban distintos servicios a los habitantes de la fortaleza. A la derecha existe un gran aljibe de dos

naves, que debía ser cisterna de agua de lluvia, pero que a partir del siglo XVII empezó a recibir agua de la acequia

de la Alhambra. Cerca del aljibe, a la izquierda de la puerta de la Alcazaba, hay un baño.

En el centro de la plaza y parte del muro encontramos los cimientos de varias casas árabes, donde vivía la población

civil encargada de cubrir las necesidades de los dignatarios y militares que allí se encontraban. También podemos

encontrar, como no, una gran mazmorra casi al pie de la Torre Quebrada.

6. La Torre de la Vela

Es la torre de mayores dimensiones. Tiene planta cuadrada, de 16 m. de lado y 26,80 m. de altura. Tiene cuatro pi-

sos y una planta baja con silo y mazmorra. Estaba almenada pero en 1522 fueron destruidas las almenas por un

terremoto.

Esta torre es la más simbólica de La Alhambra. Estaba rematada por una campana que utilizaban los árabes para

anunciar desastres. Desde su posición de privilegio se domina una gran extensión de territorio, toda la Vega grana-

dina, las cumbres, los barrios, etc. y era fundamental en la defensa y vigilancia. Durante algún tiempo, esta torre se

convirtió en vivienda, por lo que su aspecto ha cambiado con respecto al que tuvo en sus orígenes. La ubicación

actual de la campana en la fachada occidental es de 1840 y tuvo que ser reconstruida posteriormente debido a la

caída de un rayo en 1882.

La campana es la gran protagonista de esta torre. Antiguamente, su toque servía como reloj nocturno a los agricul-

tores de la Vega para regar sus campos. Comenzaba a sonar de 8 a 9:30 de la noche, y seguía sonando a distintos

intervalos y con distintos toques hasta las 3 o las 4 de la mañana, según la estación del año. Esta campana también

ha servido para llamar a los granadinos en caso de peligro. Hoy en día, es el día 2 de enero de cada año cuando la

torre de la Vela y su campana recuperan el protagonismo que tuvo antaño. En conmemoración de la fecha en la

que los Reyes Católicos tomaron Granada, existe una tradición por la cual todas las muchachas solteras de la ciudad

que hagan sonar la campana el 2 de enero de cada año, contraerán matrimonio antes de que termine el año.

7. Los palacios Nazaríes

Forman el conjunto palacial, residencia de los reyes de Granada. Lo empieza a construir el fundador de la dinas-tía, Alhamar, en el s 13, aunque las edificaciones que han pervivido hasta nuestros días datan, principalmente, del s 14. Estos palacios encierran entre sus muros el refinamiento y la delicadeza de los últimos gobernadores his-pano-árabes de Al Andalus, los Nazaríes. Tres palacios forman este recinto: El Mexuar, El Palacio de Comares, o de Yusuf I y el Palacio de los Leones, o de Mohammed V. El agua, elemento que da forma al palacio, aunando el jardín con la arquitectura, representa la pureza; agua crista-

lina que corre entre los mármoles de las fuentes; agua de vida que da riqueza y frescor al jardín, belleza estética,

generosidad del sultán... todo un mundo de símbolos y estímulos.

8. Mexuar

Es la sala más primitiva. Era la audiencia y justicia para casos importantes. Tenía una cámara elevada cerrada por

celosías donde se sentaba el sultán a escuchar sin ser visto. No existían las ventanas laterales. Tenía el techo abier-

to en su parte central. Al fondo, una pequeña habitación desde donde se divisa el Albaycín. Parte superior con un

friso escrito.

El Oratorio, situado al fondo del Mexuar, que se encontraba en un pésimo estado debido a la explosión en 1590 de

un polvorín en el valle del Darro, fue restaurado en 1917. La pared frontal presenta cuatro balconcillos, con arcos

gemelos y pequeñas ventanas. El mihrab, muy decorado, tiene arco de herradura adovelado, y presenta varias ins-

cripciones que hacen referencia a preceptos del Corán, así como elogios a Mohamed V.

Por la pequeña puerta con arco de herradura, dispuesta así para permitir el paso de una sola persona y controlar

perfectamente el tránsito de una estancia a otra, se pasa al patio en el que el Sultán recibía en audiencia a sus súb-

ditos en la Alhambra del siglo XIV.

Al norte del patio, tras el característico pórtico de tres arcos se encuentra el Cuarto Dorado, cuya decoración origi-

nal se debe a Muhammad V. Fue llamado así por la bella techumbre de madera que lo cubre, repintada y decorada,

al igual que toda la estancia, en época de los Reyes Católicos, como testimonian sus escudos, el yugo y las flechas y

la ventana central con parteluz y capitel mudéjar. Esta sala debía ser utilizada por los administradores y secretarios

de la corte musulmana para anotar y ejecutar las sentencias del Sultán.

Frente al pórtico del Cuarto Dorado se levanta la fachada más importante del palacio: la imponente fachada de Co-

mares. Fue levantada por Muhamed V para conmemorar la toma de Algeciras en 1369. Esta fachada era la entrada

a la zona residencial privada del palacio. La puerta de la derecha servía de acceso a la zona de servicio y la de la iz-

quierda a la estrictamente privada, como dice la inscripción a su arrocabe de madera. En la parte alta están las es-

tancias privadas de las mujeres, cuyas ventanas estaban cerradas con celosías para guardar su intimidad.

9- Palacio de Comares

Está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porti-

cadas en los extremos, situándose al norte la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores, que ocupa el interior de

la Torre de Comares, desde donde se domina el valle del Darro.

Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se

construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada esta obra, ya que diversas

inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V.

Es el palacio más importante, residencia oficial del Sultán y lugar donde se encontraba la sala del trono. En el Patio

Dorado encontramos la fachada de acceso a este palacio, de gran belleza y construida por Muhamed V, hijo de

Yusuf I. En ella se abren dos puertas, la de la derecha daba acceso a las dependencias familiares y la de la izquierda

(por donde se continúa la visita) a la zona oficial del palacio. La decoración es muy rica en toda la fachada, con zóca-

lo de cerámica, y yeserías, destacando el bello alero de madera.

10. Patio de los Arrayanes.

También conocido como de la Alberca y de Comares. Es un patio clásico de tipo arábigo-andaluz, con dos pórticos

en sus lados menores, una gran alberca en la que se reflejan las construcciones, rodeada por macizos de arrayán, y

dos pilas de mármol que vierten sus aguas en el estanque. Los pórticos tienes 7 arcos semicirculares, siendo mayor

el central, de paños de yeso calados. Sobre el pórtico sur se elevan dos plantas, una con siete ventanas con celosías

de madera, siendo la central doble, y otra superior ésta con una galería sobre el patio. Las dependencias del pórtico

sur quedaron destruidas al construirse el palacio de Carlos V, que se adosa a éste.

En el lado norte encontramos la mayor sala de toda la Alhambra, el Salón de Embajadores, antiguo saló del trono. Esta sala se encuentra cobijada dentro la Torre de Comares, que con sus 45 m. de altura es la mayor de toda la for-taleza. Para llegar a ella, y tras atravesar el pórtico encontramos, en primer lugar, la sala de la Barca, con hermoso techo de madera, copia del original que ardió en un incendio en el siglo 19; como nota curiosa decir que, tras la puerta que se abre en la parte izquierda de esta sala se encuentra la letrina del palacio, no visitable. Saliendo de la sala de la Barca, en el espacio entre ésta y el Salón de Embajadores, podemos ver, a la derecha, un pequeño orato-rio, probablemente reservado para el Sultán. Se dice que en esta torre se celebró el Consejo en el que se acordó entregar Granada a los Reyes Católicos. Cuentan que desde uno de sus balcones, la madre de Boabdil, al saber que su hijo estaba negociando con los cristianos la rendición, le dijo: «Mira lo que entregas y acuérdate de que todos tus antepasados murieron reyes de Granada y el reino muere en tí». También dice la leyenda que fue aquí donde Cristóbal Colón convence a los Reyes Católicos de su expedición a las Indias por Occidente que le llevó al descubri-miento de América el 12 de Octubre de 1492, y donde la reina Isabel le ofrece a Colón sus joyas para financiar el viaje.

11. Salón de los Embajadores.

Llegamos ya al Salón de Embajadores, envuelto en una relajante penumbra. La iluminación nos llega de las venta-nas presentes en los camarines que se abren en las paredes, tres por cada muro. En la central, frente a la puerta, era donde se situaba el trono y es la más ricamente decorada. A mayor altura una serie de ventanitas caladas ilu-minan el bello techo de madera, que representa los siete cielos del cosmos islámico que recorre el alma del cre-yente hasta encontrar a Allah.

De nuevo en el patio, seguiremos la visita por una habitación del lado este, que nos comunica con el Palacio de los Leones. Esta comunicación es moderna, ya que antiguamente estos dos palacios no estaban comunicados directa-mente.

12. Patio de los leones

En este palacio el arte nazarí alcanza su máximo esplendor, en el que se alcanza una belleza de una sensibilidad y armonía incomparables, donde la luz, el agua, el colorido, la decoración exquisita, convierte a este palacio en una maravilloso placer para los sentidos, en el que se deja atrás el periodo anterior de decoraciones más abstractas y geométricas para dar paso a un estilo más naturalista, sin duda influjo de lo cristiano, acrecentado por la amistad que mantuvieron Mohamed V y Pedro I, el Cruel, por aquel entonces monarca cristiano. Cuando Mohamed V sucedió a su padre Yusuf I (1377), no se limitó a terminar las reformas que éste había comen-zado, sino que comenzó a construir lo que sería su gran obra, el magnífico legado que nos dejó en la Alhambra: el Palacio de los Leones. Este palacio constituía las estancias privadas de la familia real, y se construyó en el ángulo que forman los Baños y el Patio de los Arrayanes. El palacio está compuesto por un patio central rodeado de galerías de columnas a modo de claustro cristiano, que permite el acceso a distintas salas: al oeste la de los Mocárabes, al este la de los Reyes, al norte la de Dos Herma-nas, Ajimeces y Mirador de Daraxa y al sur la de los Abencerrajes y el Harén. Lo que hoy es tierra en el patio, fue jardín. De cada sala fluyen 4 arroyos que van al centro: los 4 ríos del paraíso. Las columnas se unen con paños cala-dos que dejan pasar la luz. Las planchas grises de plomo son amortiguadores para los terremotos. Los dos temple-tes que avanzan a los dos lados opuestos del patio son como un recuerdo de la tienda de campaña de los beduinos. Toda la galería está techada con artesonado de lacería.

13. Fuente de los Leones

Los últimos estudios hechos dicen que los leones proceden de la casa del visir judío Yusuf Ibn Nagrela (1066). No se sabe si se construyó antes de su muerte, se le acusó ya en la época de querer realizar un palacio más grandioso que el del mismo rey. Representan las 12 tribus de Israel. Dos de ellos tienen un triángulo en la frente indicando las dos tribus elegidas: Judá y Leví. Son del siglo 11. La taza lleva escrita en su perímetro versos del ministro y poeta Ibn Zamrak en los que bellamente se describe la propia fuente.

14. Sala de los Abencerrajes.

Su nombre se debe a que la tradición popular asegura que en esta sala fueron degollados los caballeros Abencerra-jes, aunque los autores no se ponen de acuerdo sobre qué monarca ordenó su ejecución. Esta sala fue alcoba del sultán. Al ser cuarto privado no hay ventanas al exterior. Los muros están ricamente deco-rados. El estuco y los colores son originales. El zócalo de azulejos es del siglo 16, de la fábrica Sevillana de azulejos. La cúpula está decorada con mocárabes, en el suelo, en el centro, una pequeña fuente servía para reflejar la cúpula de mocárabes, que al estar ricamente decorada, conseguía una luz encantadora y mágica, pues al entrar la luz por la parte superior iba cambiando según las distintas horas del día. De la pila baja sale un canalillo que conduce el agua hasta la fuente de los Leones.

La Sala de los Abencerrajes tiene una gran historia. Se dice que 36 caballeros murieron aquí cuando Boabdil los sa-crificó. Los Abencerrajes eran muy populares en la ciudad y eran la personificación de todo es noble y es caballeres-co. El ejército no tenía igual. Aunque probablemente no sea la verdad que el rey los sacrificó, hay un rojo, el color de sangre, entre las baldosas del suelo en esta sala. La entrada a la sala presenta dos arcos separados por un corredor que comunica con el piso alto, a la izquierda, y con el vestíbulo de la entrada primitiva al palacio, a la derecha. El cuadrado central de la sala posee alcobas en sus laterales, con arcos decorados de manera exquisita cuyas columnas poseen capiteles azules, y techos con pinturas. Las paredes presentan cubiertas de yeserías y un zócalo de azulejos del siglo 16, de estilo renacentista. Sobre ocho trompas de mocárabes encontramos una magnífica cúpula también de mocárabes. En estas trompas podemos leer la siguiente inscripción: «No hay más ayuda que la que viene de Dios, el clemente y misericordioso». Las ventanas situadas en el comienzo de la cúpula dejan pasar una luz tenue que ilumina sus mocárabes, dándole un aspecto mágico. El piso alto parece que estuvo dedicado al Harén (harim), y por tanto era un espacio exclusivamente feme-nino. La sala de los Abencerrajes pudo ser la estancia de fiestas en el invierno, aislado por sus gruesas puertas de madera y calentado por los braseros de cerámica o piedra, y las concubinas bajarían desde el Harém superior cuan-do el sultán las requería.

15. Jardines del Partal.

Estos jardines se extienden desde la salida de la Rauda hasta la explanada en la que se encuentra la Torre de las Damas. En este mismo lugar se encontraban los jardines que rodeaban los palacios reales, distribuidos también de forma escalonada y que, posteriormente, ocuparon las habitaciones del Emperador Carlos V.

Durante la época árabe albergó numerosos edificios de magnates que vivían en torno al Palacio Real, de los que destaca por su importancia la Torre de las Damas. Los Jardines del Partal son un sitio increíble para pasear o hacer un alto durante su visita en la Alhambra de Granada.

De los antiguos palacios que existían en esta zona, solo ha llegado a nosotros, parcialmente, el Palacio del Pórtico, del que se conserva la Torre de las Damas. Probablemente de tiempos de Muhammad III, nos encontramos ante la edificación palaciega más antigua de las conservadas en la Alhambra, lo que hace suponer que los primeros reyes nazaríes establecieron su residencia en esta zona. Este palacio se alza sobre la muralla, y está compuesto por una sala cuadrada, dentro de la Torre de las Damas, un pórtico de cinco arcos ante un gran estanque y un pequeño mi-rador sobre el edificio.

A la izquierda de este edificio podemos ver tres pequeñas casitas árabes, de construcción posterior a la del palacio, y que conservan en su interior pinturas árabes de gran valor; no son visitables. A la derecha del estanque encontra-mos la Torre del Mihrab, que conserva en su interior un pequeño oratorio decorado en tiempos de Yusuf I.

Subiendo por los jardines podemos encontrar, hacia la derecha, una torre o Qubba, llamada la Torre de la Rauda, que comunica con el Palacio de los Leones, y que tiene en su interior una interesante bóveda. Junto a ella podemos encontrar los restos del Cementerio Real o Rauda, de la que toma su nombre la torre.

Volviendo a los jardines, podemos ver los restos de varios palacios, pues en esta zona habitaba la nobleza musul-mana. El más importante de ellos fue el Palacio de Yusuf III o de los Condes de Tendilla, de planta similar a la del Palacio de Comares. Tristemente demolido en el Siglo XVIII, de él se dice que era uno de los más suntuosos de la Alhambra. Desde aquí la visita continúa por el Paseo de las Torres.

16. Casitas del Partal

Con este nombre se conocen el grupo de casas construidas en el siglo XIV, a continuación del pórtico del palacio del Partal, montadas también sobre la muralla.

Las cuatro Casas del Partal -casa de González Pareja, casa de Villoslada, Casa de los Balcones y casa de las Pinturas- son independientes, todas tienen dos plantas y carecen de patio. Su principal atractivo es que guardan en su inte-rior restos de adornos de yesería, una hermosa armadura y especialmente unas pinturas murales de tipo cortesano. Según algunos autores, constituyen el único ejemplo en el Conjunto Monumental de pintura nazarí, ya que las pin-turas de la Sala de los Reyes en el Patio de los Leones fueron realizadas por pintores cristianos.

17. Palacio de Carlos V

El origen del Palacio de Carlos V se debió a la necesidad de un lugar que reuniese todas las comodidades de la épo-

ca para el emperador y su familia, ya que el Alcázar, que era su residencia de verano, no cubría sus necesidades.

El emperador ordenó la construcción del palacio junto a la Alhambra para poder disfrutar de sus maravillas. El ar-

quitecto encargado de la obra fue Pedro Machuca, un enamorado del renacimiento de acreditada experiencia. La

construcción del palacio comenzó en 1527 y financió en su totalidad en 1957. La construcción pasó por varias eta-

pas, falta de fondos, sublevaciones que pararon las obras, etcétera. Los techos llegaron a hundirse por abandono.

Destaca su patio circular en el centro, único en su estilo y la obra más destacada del renacimiento en España. Sólo

están decoradas las fachadas sur y oeste en su totalidad. La norte y este sólo en parte, debido a que el edificio esta

unido al Alcázar de la Alhambra.

El edificio, de cantería, es cuadrado, y mide 63 m. de longitud y 17,40 de altura en las fachadas principales, quedan-

do inscrito en el interior su patio circular, lo que determina una planta extraña y de difícil aprovechamiento, sin pre-

cedentes construidos.

El patio, en alto, es por su grandeza y suntuosidad, una de las más bellas creaciones del Renacimiento. Su amplio círculo, de 30 m. de diámetro, ocupa el centro de la construcción y le rodea un ancho pórtico con 32 columnas dóri-cas. Las columnas, de piedra pudinga del Turro (Loja), corresponden a otras tantas pilastras que decoran el muro del claustro, entre las que se abren arcos, hornacinas y puertas para comunicar con las diversas dependencias del edificio. Igual disposición ofrece la parte alta, que tiene columnas jónicas apoyando un entablamento de piedra de Elvira que forma un anillo de sorprendente ejecución.