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LA AGITADA HISTORIA DE BOBASTRO puede rastrearse en los restos monumentales que. sobreviviendo al paso del tiempo, han llegado hasta nosotros. De ellos seguramente la basílica sea uno de los más sorprendentes y fascinantes. En la imagen, detalle de uno de los muros de esta construcción .

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La plegaria se hizo en nombre de al-Násir [Abd al-Rahmán III] en la abandonada mez­quita de Bobastro, donde se reinstauraron preces y sermo­

nes, poblándose allí las abandonadas mezquitas y destruyéndose las cuida­das iglesias, cuya excelente construc­ción y proximidad al palacio del maldi­to Umar [ibn Hafsún], junto al descui­do de las mezquitas y su abandono y ausencia de cuidados, habían sido los más sólidos indicios de la apostasía del maldito Umar, haciendo concluir su in­fidelidad. AI-Násir cuidó excelente­mente de los intereses de Bobastro [ ... ]: llenó su alcazaba con leales de confian­za, y tomó las disposiciones más acerta­das sobre la ciudad y sus inmediacio­nes, todo 10 cual quedó perfectamente acabado, confiándosela luego a su visir y caíd Saíd al-Mundhir al-Qurashí, al que hizo residir allí para asegurársela, concluir las construcciones planeadas y atender cumplidamente a los contor­nos" (Ibn Hayyán, Muqtabis V. Crónica del Califa Abd al-Rahmdn 111 entre los años 912 y 942).

En estos términos tan contundentes explica el gran cronista del siglo XI, Ibn Hayyán, la toma por los "leales" del ba­luarte contra el poder omeya de Bobas­tro. De la significación de esta conquis­ta expresada en este pasaje da cumpli­do testimonio la involucración en la misma del por entonces emir Abd al­Rahmán III, lo que es un efectivo indi­cio de lo prioritario que era para el esta­do cordobés la finalización de la revuel­ta ofitna, pues con ello se consumaba el triunfo del poder central que se revesti­rá al poco tiempo de la dignidad califal. Es este asunto de la caída de Bobastro

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un tema capital en el devenir de la his­toria de al-Andalus en el siglo X. De ahí la relevancia de un conjunto arqueoló­gico como éste de las Mesas de Villa­verde, en Ardales (Málaga), de cuyo análisis científico estamos seguros se obtendrán resultados muy gratificado­res en un futuro no muy lejano.

Paradigma excepcional

Entre los complejos arqueológicos del sur peninsular de época altomedieval, el lugar de las Mesas de Villaverde-o lo que es lo mismo, Bobastro (madinat Bubashtar o Bubashtruh), la ciudad del célebre rebelde alzado contra los ome­yas, Umar ibn Hafsún- resulta una ex­cepción por dos motivos: por un lado, la espectacularidad de los vestigios con­servados, realmente únicos, con más de 30 estructuras arquitectónicas a flor de tierra inventariadas por el Ayuntamien­to de Ardales. Precisamente el Museo de esta localidad alberga una destacada colección arqueológica procedente de Bobastro y sus alrededores.

De tal característica de unicum entre los complejos arqueológicos se deriva el segundo argumento que incide en su excepcionalidad: su condición de ciu­dad en buena medida preservada y co­nocida a partir de la historiografía ára­bo-andalusí como pocos lugares para los siglos IX y X, se contradice con el escaso interés por parte de aquellos que han de conservarla para la posteri­dad. Este lugar carece de una protec­ción integral que permita su uso y dis­frute por parte de la comunidad. Al mismo tiempo, se precisa de un pro­yecto que permita profundizar en su análisis científico, pues estamos segu­ros que este lugar reúne los ingredien-

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tes para explicar uno de los períodos más "oscuros" de la historia de al-An­dalus, los años que se corresponden con la segunda mitad del siglo IX y pri­mer tercio de la centuria siguiente, cuando en todo el sur de la Península Ibérica se vivió un período de profunda crisis política conocida bajo la denomi­nación genérica defilno. Desde el año 880 aproximadamente, la capacidad que tenía el Emirato cordobés para or­denar el Estado era mínima y los rebel­des opuestos a la estatalización que pretendía Córdoba se sucedieron uno tras otro. Entre ellos, el que más cele­bridad alcanzó, por su frenética activi­dad insurgente y por la relevancia otor-

EN EL CERRO DEL CASTILLÓN, la alcazaba coronaba el punto más alto de Bobastro. A la izquierda, planimetría de este complejo castral, según De Mergelina. En la parte superior, imagen de la llamada Casa de Ginés.

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gada por la historiografía posterior en virtud de su controvertida conversión al cristianismo, fue Umar ibn Hafsún, un descendiente de la antigua nobleza hispano-visigótica que , tras muchos avatares, se instaló en Bobastro, sede de su poder, desde donde hostigaba al Emirato cordobés. Además, Umar ibn Hafsún emprendió la edificación de to­da una red de fortalezas, erizando de husún toda la región controlada por él mismo o por sus colaboradores.

Población y despoblación

Su revuelta, que duró cerca de 50 años, fue continuada por sus hijos cuando su pad re falleció en el año 917. Dicho es­to, se comprueba que las oportunida­des que brinda el lugar de Bobastro pa­ra conocer esa etapa de la historia de al­Andalus son excelentes, toda vez que tras la roma de la ciudad por Abd al­Rahmán III, no se produjo una ocupa­ción permanente por parte de ninguno de los poderes que relevaron a los ome-

yas después de su desaparición. Es de­ci r, Bobastro es en la práctica u n des po­blado desde mediados del siglo X, sal­vo dos breves y episódicos asientos de población en época taifa y almohade, hasta la actualidad. Por lo demás, el ais­lamiento del paraje, sólo rOto a princi­pios de los años 70 del siglo XX con la construcción de una presa que ha des­truido aproximadamente un 30% de la ciudad, ha garantizado la preservación en buena medida del complejo.

Bobastro se ubica a unos 60 km de distancia de la capital malagueña en di­rección N .O., en el municipio de Arda­les. El paraje sobre el que asienta es uno de los más espectaculares de entre rodos los de la Andalucía montañosa. A la salida del Chorro, en la ribera dere­cha (garganta cárstica tajada por el Gua­dalhorce a través de milenios, llamada asimismo Desfiladero de los Gairanes), se emplaza el gran complejo arqueoló­gico, ocupando una montaña cuya su­perficie amesetada en la cumbre recibe

el nombre de Mesas de Villaverde . Prácticamente roda esa agreste mole miocénica está ocupada por la ciudad de Bobastro, aunque es la plataforma superior, entre los cerros de la Encanta­da, Tintilla y el Cas tillón, todos a algo más de 600 m, la que reúne una mayor cantidad de vestigios arqueológicos. En roral , el área arqueológica alcanza una superficie de unas 60 hectáreas aproximadamente. El resto de la mon­taña está salpicada de estructuras geo­lógicas conocidas como "tafonis", rocas horadadas por su carácter deleznable. Aunque casi siempre naturales, no es­casean los que han sido reacondiciona­dos por los habitantes de la zona para su aprovechamiento habitacional. Esa tra­dición de labra de las areniscas está pre­sente en la edificación de varios de los edificios señeros de Las Mesas, como es el caso de la Basílica que da celebri­dad al lugar. Salvo en la madina propia­mente dicha, donde hay una importan­te acumulación de estructuras de habi-

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tación , en general estamos ante un po­blamientO disperso, de pequeñas uni­dades residenciales realizadas por gen­tes expertas en la talla de la roca, como en el ámbitO periurbano de las Casas de Ginés (Bobastro), los tafonis del AI­morchón o las casas próximas al pro­pugnáculo del Peñón del Moro.

Además de la belleza paisajística, la ri­queza patrimonial y arqueológica del lugar, neces itado de un planeamiento para su completa interpretación y pre­servación, no es más que el resultado de la intensa capacidad constructi va de Umar ibn Hafsún y de sus más cercanos colaboradores, entre ellos sus hijos. La actuación de esta élite que encabeza la fiMo va destinada a crear una suerte de "experimentO urbanístico" que sirva, por un lado , como modelo de ciudad

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para la población de la zona (sometida a la política predatOria de los dirigentes de la revuelta, política basada en la ex­tracción de renta de las comunidades campesinas), y, por OtrO, como propa­ganda frente a la actividad constructOra del Estado, convencido que su imposi­ción sólo vendría de la mano de la ex­tensión de los modos de vida urbanos . Por ello, la contradicción que resulta de la pretensión ruralizante de ] bn Hafsún y la presentación de esta ciudad como modelo urbano no es tal : rambién aquí Bobastro es una excepción, ya que es e l único lugar debido a la labor constructi­va de los rebeldes que alcanza la cate­goría de ciudad (madina), lo que está en relación con su asunción de sede epis­copal de nueva constitución , ca rgo creado por Ibn Hafsún.

Las resonancias que tiene el empla­zamientO como centro neurálgico de la revuelta de Umar ibn Hafsún son muy amplias. Bobastro es un lugar común de los manuales de historia de España, aunque ello no haya ido acompañado de una política tendente a su preserva­ción, puesta en valor y estudio. La ce­lebridad arqueológica de Bobastro se deriva prioritariamente del conjuntO basilical conservado, reproducido en multitud de manuales de h is toria del arte como ejemplar más destacado del grupo de iglesias mozárabes del sur de la Península Ibérica.

Historia de un yacimiento

El complejo fue excavado por Rafael Puertas Tricas en la década de 1980. Junto a la iglesia, aunque en menor es­cala, la alcazaba que corona el punto más altO de la ciudad, el Cerro del Cas­tillón, también ha merecido la atención de la investigación. Cayetano de Mer­gelina fue el artífice de unas excavacio­nes llevadas a cabo en este recinto cas­tral en la década de los años 20 del siglo XX, trabajos que han llegado a ser clási­cos en la arqueología andalusí de los si­glos IX y X. Ahí se acaba la relación de intervenciones arqueológicas efectua­das en las ¡\Ilesas de Villaverde, si bien es cierto que en el momento que se es­criben estas líneas tenemos pendiente el inicio de un trabajo de documenta­ción y estudio de varias unidades resi­denciales exhumadas medi'-lOte activi­dades clandestinas, situadas en las pro­ximidades de la alcazaba e integradas en la parte superior de la modino.

La percepción espacial de Bobastro como un todo articulado en distintas unidades parte de De Mergelina y ha si­do desarrollada por el que escribe en distintas contribuciones. Ello represen­ta indudablemente el primer argumento a la hora de explicar la complejidad del emplazamiento. Los autores arábigo­andalusíes dieron cumplida cuenta de la polifuncionalidad de este enclave y de su carácter como foco del "contra poder" que tantos quebraderos de cabeza oca­sionó a los distintOs emires cordobeses. Prácticamente, no existe ningún lugar en al-Andalus a lo largo del período omeya en que se encuentre una varie-

LAS CASAS-CUEVAS constituyen una de las peculiaridades de Bobastro. A la izquierda, arriba, casas-cuevas próximas a la Casa de la Reina Mora; abajo, canteras de la Casa de la Reina Mora. En la página siguiente. cerámica de Bobastro y dirham emiral (abajo) .

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dad tal de aplicaciones terminológicas alusivas al poblamiento. Además de tér­minos relativos a accidentes naturales, tales como wadi= río, yabal= mon taña o sajrat= peña, los cronistas se refieren a la sede de Ibn Hafsún con otros que resal­tan su condición de núcleo principal de lafitna hafsuní, como madina= ciudad, his1t= fortaleza, maaqil= refugio, qasba= alcazaba, qalaa= alcalá, qaida= sede, etc.

Testimonio de los cronistas

Las descripciones de los autores árabo­medievales insisten en esta caracterís­tica, así como en su extraordinaria forti­ficación que se relaciona asimismo con el emplazamiento natural del lugar y en su tortuoso acceso, lo que dificultó su definitiva conquista. Por ejemplo, este es el breve pasaje que el geógrafo del siglo XII al-Idrisí dedica a Bobastro: "Al norte de Marbella está la fortaleza de Bobastro (qalaa Bubashtar), de bue­na defensa y de difícil acceso". Ade­más, se destaca indirectamente la enor­me extensión del lugar, hasta el punto de que en algún momento el topónimo genérico parece designar una comarca natural. De hecho, se incluyen varios de los cerros inmediatos a Las Mesas,

donde se instalaron puestOs defensi­vos, generalmente de escasa entidad y que tendrían un uso prácticamente único de vigilancia. Los distintos cro­nistas árabes se refieren a ellos con tal calificativo, añadiendo en algún caso que era "puerta del adarve" de Bobas­tro. Mencionan cinco de estas peque­ñas fortalezas: Talyayra, Shant Nariyya, Shant Awlaiya, Burtiqat y Suhayb, den­tro del cíngulo defensivo de Bobastro que hemos denominado, de acuerdo con los transmitido por las crónicas, hu­still-abwab o "cas tillos-puerta". Hemos conseguido identificar alguna de estas fortalezas, como la de Talyayra. Los ha-

giotopónimos empleados vienen a de­mostrar la "cristianización" del espacio llevada a cabo dentro del programa po­lítico de Ibn Hafsún, comprobable en la edificación de las iglesias cristianas a las que se refieren las fuentes y de la que han quedado varios ejemplos, y en la proliferación de cruces grabadas en todo este ámbito de Las Mesas.

La basílica de Las Mesas de Villa ver­de es, pues, indudablemente, el edifi­cio más conocido de tOdo el asenta­miento. Se integra en un auténticodayr fortificado que estudiaran Cayetano de Mergelina y Rafael Puertas Tricas. El complejo monástico tiene forma de gran cuadrilátero , delimitado por un muro exterior al que se adosan varias habitaciones rectangulares. En el cen­tro de ese espac io se configura una es­pecie de patio a manera de claustro en el que se ha exhumado un aljibe para recogida de aguas y un silo para cerea­les , que la imaginación popular ha que­rido convertir en la tumba de Umar ibn Hafsún. En una de las crujías se halla­ron grandes vasijas de almacenamien­to. También contaba el conjunto ceno­bítico con una pequeña necrópolis, no excavada aún. Otra muralla, que flan-

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quea el acceso a la basílica y continúa resguardando el camino que desde ésta lleva al Alcázar, encierra totalmente el cuadrilátero. Su cronología se corres­ponde con los momentos de lafitna. En uno de los laterales del conjunto se le­vanta la basílica, labrada en la roca a modo de iglesia rupestre, siguiendo la tradición eremítica de las Mesas de Vi­Jlaverde, y seña de identidad de Bobas­tro. El espacio interior está bastante compartimentado y ofrece una gran je­rarquización aprovechando el desnivel desde los ábsides hasta sus pies. Bajo éstos, se labró un inicio de cripta.

Perfil de la madina

Entendemos por madina el espacio central donde se da una mayor acumu­lación de áreas residenciales, casi siem­pre estructuras semirupestres de varia­da dimensión. Todo ese sector central se organiza en torno a la alcazaba em­plazada en el punto más elevado de las Mesas de Villaverde, en el cerro de El Castillón, donde Abd al-Rahmán 111 erigió, "según su plan"en palabras de Ibn Hayyán, una gran fortaleza urbana sobre otra anterior, una vez acabada la fitna y al poco de iniciarse la bajada de la mayor parte de la población levantis­ca allJano. Se trata de un edificio de ca­rácter oficialista: una doble estructura envolviendo la exterior a un sector in­terior, de una extensión aproximada de un tercio de toda la fortaleza.

En la década de 1920, Cayetano de Mergelina desarrolló un detallado tra­bajo en este ámbito, especialmente en la estructura interior, que a la manera de área diferenciada, marca la máxima altura del conjunto. En él se observa­ron importantes discontinuidades ar­quitectónicas que fueron interpretadas correctamente por el arqueólogo como reflejo de los distintos momentos cons­tructivos que dejan entrever las fuen­tes. El recinto interior ofrece, según la planta publicada, un esquema 3.3.3.3. modificado por la orografía. El exterior, por su parte, más irregular, pues dibuja una planta trapezoidal, muestra un es­quema 2.2.2.2. En este cíngulo exterior se aprecia con mayor nitidez el típico despiece a soga y tizón.

Las áreas de ocupación residencial de la madina, de bastante amplitud, se dis­tribuyen en torno a la alcazaba, esen­cialmente a su noroeste, donde llegaba el camino de acceso a la ciudad desde el valle del Guadalhorce, el llamado "Caminito del Jldoro", una tortuosa ve­reda que penosamente asciende por la vertiente oriental de Las Mesas. A este acceso parece referirse el anteriormen-

LA CONVERSiÓN AL CRISTIANISMO de Umar ibn Hafsún halla su representación gráfica en las cruces grabadas en roca de Bobastro. Arriba, cruz mozárabe con peana inscrita en la roca. A la derecha, posible necrópolis al pie de la alcazaba del Castillón.

te mencionado pasaje de al- Idrisí, en el que se afirma que el acceso a Bobastro se realiza por una difícil subida.

Vivir en La Encantada

En esa vaguada de La Encantada se concentran buena parte de las vivien­das, planteándose el hábitat en terrazas o paratas superpuestas. Es en las zonas más bajas de La Encantada donde ha­llamos un mayor número de cuevas acondicionadas para uso residencial. La estructura de mayor envergadura co­rresponde a la llamada Cueva de la En­cantada, semirupestre, de la que sub­siste un paramento con vano, acondi­cionada para albergar una reducida segunda planta, utilizada quizás como granero. JuntO a estas viviendas, encon­tramos grandes canteras en las que se aprecian visiblemente las marcas de extracción mediante cuños de los blo­ques pétreos. Sin embargo, se observa la presencia de estructuras de habita­ción rea provechando esa labor de can­tería. En este sector de La Encantada hubo también una necrópolis, destrui­da en los años 70 del pasado siglo por la construcción de la presa. En la cornisa occidental de la alcazaba se expande otro sector en el que se concentran al­gunas estructuras dignas de mención.

En toda la fachada que se asoma al pre­cipicio que delimita Las Mesas por el sur se suceden varias habitaciones la­bradas en la roca o viviendas semiru­pes tres que cuentan con sus propios al­jibes, en número de seis. Este sector precede al que, también en la fachada meridional, se expande mediante terra­zas por esa ladera.

En la Casa de la Reina Mora

En efecto, al suroeste de El Castillón, encontramos la llamada Casa de la Reina Mora, a la que se llega a través de un ca­mino custodiado por una línea de fortifi­cación que parte del torreón suroeste del recinto exterior de la alcazaba. Final­mente, se accede a dicha casa, vivienda de tres niveles. Al más alto, cavidad irre­gular con dos bocas, tal vez destinada a depósito, se llega mediante escaleras la­bradas en la roca. Los dos niveles inferio­res presentan planta con tendencia rec­tangular y puerta abierta en el paramen­to frontal, con vano de acceso lateral desde las escaleras de subida al segundo de ellos. Esta vivienda se integra en un complejo de mayores dimensiones en el que no faltan tampoco las canteras.

Virgilio Martínez Enamorado, arqueólogo y arabista

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