La actividad física en la infancia y adolescencia 1º ESO
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La actividad física en la infancia y adolescencia: una hora diaria, cinco veces por semana.
La actividad y el ejercicio físico debe formar parte de la vida, y en
todas las etapas. En un presente con tasas de sobrepeso y obesidad
infantil alarmantes, no se debe descuidar este aspecto tampoco en
la niñez.
El mantenerse activo debeser un hábito, y no ser
sólo clave para mantener el peso saludable, sino
también para la salud en general. Además, debe ser
motivador y recreativo.
Según las recomendaciones de los expertos recientemente reunidos
en Madrid, con motivo del Simposio “Implementación de la
actividad física, objetivo esencial en salud pública”, como parte de
un congreso de la Asociación Española de Pediatría, los niños y
adolescentes deben practicar actividad física de moderada a
intensa al menos una hora diaria, cinco veces a la semana.
Además, las actividades sedentarias no educativas (ver televi-
sión, jugar a los videojuegos, etc.) no deberían superar las dos
horas diarias.
Rosaura Leis, doctora y especialista pediatra, ha destacado al res-
pecto que “el importante aumento de la obesidad en el país en los
últimos años guarda estrecha relación con los profundos e
importantes cambios acontecidos en nuestros hábitos, como el
descenso de la actividad física y el aumento de la inactividad y el
ocio pasivo“.
De hecho, el sedentarismo es un problema grave de salud,
equiparable incluso a otros factores como la presión arterial alta,
colesterol elevado y el tabaquismo, según señaló el doctor Gerardo
Rodriguez, del Grupo de Actividad Física de la Asociación
Española de Pediatría.
Según los últimos datos disponibles con respecto a España, el 12
por ciento de los menores de entre 5 y 14 años, y el 45 por ciento,
de los de 15 a 24 años “realizan nula o escasa actividad física“.
En este sentido, Javier Rico, gerente de la Fundación Deporte
Galego, aboga por la intervención en centros escolares como
fórmula para el fomento de la actividad física, ya que “intervenir
en los centros educativos permite actuar sobre el 100 por ciento de
la población en edad escolar“.
Hay que tener presente que la actividad física no sólo propicia
buena salud y un peso adecuado, sino también mayor bienestar
emocional y, en términos generales, equilibrio psicofísico.
Asimismo, aumenta la autoestima y fomenta la sociabilidad.
Pero además, la actividad física durante la infancia resulta
determinante para potenciar el crecimiento y desarrollo, tanto
neurológico como músculo-esquelético, facilitando una mayor
mineralización de los huesos y mejorando la salud ósea en la edad
adulta.
Junto a ello, la actividad física desde edades tempranas favorece la
maduración del sistema nervioso motor y aumenta las destrezas
motrices, además de ayudar al control del sobrepeso y obesidad,
previniendo la obesidad en la edad adulta.
Finalmente, se destaca que según cada etapa de la infancia y
adolescencia, la actividad física deberá adaptarse a la edad y
cumplir sus funciones específicas: “entre los 2 y 5 años el objetivo
es estimular la percepción sensorial, la coordinación motriz y el
sentido del ritmo, mientras que entre los 6 y los 12 años se trata de
buscar el dominio y control del equilibrio junto a la adquisición o
perfeccionamiento de movimientos automáticos“, explicaron los
profesionales.
“Entre los 10 y los 11 años es importante no insistir en el carácter
competitivo del deporte y que se practiquen varios diferentes y ya
en la adolescencia, es relevante evitar el abandono del ejercicio
físico“, concluyeron.