LA ACCIÓN COMUNICATIVA EN LA PERSPECTIVA DE HABERMAS-PASCUALI Y

ANTONIO PAOLI

Habermas, filósofo y sociólogo alemán, distingue la acción estratégica, dramatúrgica y comunicativa. La acción estratégica se guía por la influencia sobre las decisiones de un oponente racional y puede ser abiertamente estratégica en la que el emisor mediante su influencia al receptor señala la decisión que desea que tome, como por ejemplo en anuncios comerciales (influye sobre la decisión de compra del consumidor) o estratégica encubierta en la que el emisor pretende conseguir el mismo fin: influir en el oponente racional para obtener beneficio propio pero disimulándolo como si fuera una acción comunicativa y no estratégica. Dentro de esta Habermas señala el engaño inconsciente, en la que el emisor cree estar beneficiando al receptor por lo que es una comunicación confusa, y la consciente, en la que una persona manipula a otra para obtener beneficio propio haciendo creer a la segunda que su fin es favorecerla.En la acción dramatúrgica interactúan un agente y un grupo social, el agente da una determinada imagen de sí mismo habiendo planeado anteriormente su comportamiento para convencer a su público de que tome una decisión y así beneficiarse el mismo, por lo que pretende la persuasión.Por último la acción comunicativa se coordina a través del entendimiento y no por cálculos egocéntricos de intereses por esto señala que no se puede establecer un vínculo comunicativo cuando la convicción de uno se induce en el otro. Así en la acción comunicativa tiene que haber un saber común, es decir, reciprocidad en las convicciones siendo el enunciado del emisor verdadero con una acción pretendida correcta y que la intención que manifiesta sea la que expresa.

Antonio Pasquali, comunicador social venezolano coincide con Habermas en que debe haber reciprocidad o interacción biunívoca entre transmisores y receptores dentro del acto comunicativo, no hay proceso de comunicación con la naturaleza sino que es una relación instrumental que se utiliza para conseguir la comunicación y la existencia de un saber común que dificulta la manipulación de una persona a otra. Además Pasquali señala la posibilidad de que medios físicos o electrónicos estén sometidos al proceso de comunicación, es decir, sólo los seres racionales son capaces de promover comportamientos comunicacionales. Respecto a la reciprocidad de Habermas, Pasquali afirma que la comunicación sólo es auténtica cuando tanto emisor como receptor tienen igualdad de condiciones.

Ambos autores afirman que el fin de la comunicación es el entendimiento libre en el que se permita llegar a un saber común estableciéndose la comunicación entre personas con valores propios e intenciones de validez. Además dan como válido las diferencias que puedan haber entre las personas que establecen el acto de comunicación y su comparación de valores y pretensiones de validez en un mutuo acuerdo.

Por último, Antonio Paoli, entiende la comunicación como el mutuo respeto porque dar respeto es dar valor y al dar valor reconoces lo valioso del ser humano. Dando valor originas verdad y así comienza la comunicación. Por lo que para llegar al acto comunicativo tenemos que llegar al mutuo respeto como seres humanos que somos. Paoli afirma que la comunicación de masas no tiene este respeto porque el objetivo en esta es que se consuma tanto mensajes, mercancías como ideologías,

así añade que no deja de ser útil y necesaria pero aclara que debería llamarse difusión masiva. Nos hace reflexionar sobre la comunicación desde el ser humano y no desde los medios.

La comunicación entonces no solo es intercambio de información y mensajes como ocurre con los medios sino que es la verdadera intención de entenderse, el mutuo acuerdo, el objetivo de la verdad y el respeto mutuo.

Bibliografía:

CISNEROS, José. El concepto de comunicación: El cristal con que se mira (pp. 65-73)