Knorr Cetina- Comunidades Cientificas o Arenas Transepistemicas-libre

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DOSSIER Karin D. Knorr-Cetina ¿Comunidades científicas o arenas transepistémicas de investigación? Una crítica de los modelos cuasi-económicos de la ciencia REDES, Vol. III, No. 7, septiembre de 1996, pp. 129-160

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Epistemología Filosofía de la Ciencia Constructivismo Tecnociencia Ciencia y Economía

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  • DOSSIER

    Karin D. Knorr-Cetina Comunidades cientficas o arenas transepistmicas de investigacin?

    Una crtica de los modelos cuasi-econmicos de la ciencia

    REDES, Vol. III, No. 7, septiembre de 1996, pp. 129-160

  • Comunidades cientficas o arenas transepistmicas de investigacin? Una crtica de los modelos cuasi-econmicos de la ciencia* Karin D. Knorr-Cetina**

    La mayora de los estudios contemporneos de la ciencia operan con una cierta nocin de comunidades de especialidades cientficas, entendidas como las unidades bsicas dentro de las cuales la ciencia se organiza social y tcnicamente. Este artculo presenta una crtica de las comunidades cientficas en tanto construcciones sociolgicas que pa-recen ser en gran medida rrelevantes para el trabajo cientfico. Ms an, el artculo cri-tica los modelos cuasi-econmicos predominantes de tales entidades colectivas, por lo que parece ser un funcionalismo e internalismo ingenuo, en comparacin con las reali-dades de la vida cientfica cotidiana que ataen a los propios cientficos. Se argumenta que las "arenas" de accin dentro de las cuales procede la investigacin cientfica (de la-boratorio) son transepistmicas; esto es, incluyen en principio a cientficos y no-cientfi-cos, y abarcan argumentos e intereses de naturaleza tanto "tcnica" como "no-tcnica". El artculo tambin sostiene que la conexin transepistmica est interpolada en la inves-tigacin cientfica (y, de este modo, en los productos de la investigacin) a travs de los criterios de decisin invocados en el trabajo de laboratorio. La exposicin se apoya en un ao de observacin en un laboratorio cientfico en Berkeley, California, el cual provee los fundamentos e ilustraciones para los argumentos tericos presentados.

    La comunidad cientfica como una unidad de organizacin contextual Los estudios recientes sobre laboratorios cientficos enfatizan la relevan-

    cia terica y metodolgica del sitio de investigacin.1 En primer lugar, el sitio

    * Publicado originalmente en Social Studies of Science, Londres y Beverly Hills, SAGE, vol. 12, 1992, pp. 101-33. Traduccin al espaol de Gustavo Faigenbaum. Se publica con autorizacin de la au-tora y de la revista.

    ** Agradezco a John Law y a Sal Restivo por los comentarios y sugerencias editoriales (incluyendo la nocin de transepistmico, a la que debo la interpretacin de Restivo del presente trabajo). Me gustara agradecer a todos los cientficos que cedieron su tiempo a esta investigacin. 1 Los ejemplos y argumentos presentados en este artculo se valen de un ao de observaciones

    (1976-1977) con un grupo de cientficos que trabajaban sobre protenas vegetales en un centro de investigacin financiado por el gobierno, el cual empleaba ms de trescientos cientficos (adems

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    de la accin cientfica ofrece una oportunidad nica para investigar el proce-so de produccin del conocimiento, el cual contina siendo una "caja negra" para los estudios sociales de la ciencia.2 En segundo lugar, las escasas inves-tigaciones disponibles en la actualidad confirman, todas ellas, la naturaleza lo-cal, situacionalmente contingente de la produccin de investigacin, lo cual constituye un resultado de un inters terico considerable.3 En estos estudios, el sitio de investigacin comienza a emerger como una realidad sui generis que es constitutiva de los rasgos caractersticos de la ciencia, en forma seme-jante a la emergencia, a partir de las investigaciones microsociolgicas, de la situacin social como el lugar [locus] de la accin social en general.

    Sin embargo, resultar claro que un lugar de accin social no es una uni-dad naturalmente limitada dentro de la cual quede confinada dicha accin. Las elecciones de un laboratorio, situadas en un espacio localmente circunscrip-to, parecen estar simultneamente ubicadas en un campo de relaciones so-ciales. Las contingencias situacionales observadas en el laboratorio estn atravesadas y sostenidas por relaciones que constantemente trascienden el sitio de investigacin. Qu sabemos acerca de este aspecto contextual de la produccin de conocimiento, y qu podemos aprender de la observacin di-recta de los cientficos trabajando? Mientras que los sitios de investigacin

    de tcnicos y asistentes de laboratorio), en Berkeley, California. La mayora de los cientficos eran graduados en bioqumica y en una de las reas de la qumica, fsica, microbiologa, toxicologa, tec-nologa y economa, en las cuales el centro desarrolla investigaciones. Para una narracin ms de-tallada del estudio, vase Knorr-Cetina, K., The Manufacture of Knowledge: an Essay on the Constructivist and Contextual Nature of Science, Oxford y Nueva York, Pergamon Press, 1981. 2 Whitley, R., "Black Boxism and the Sociology of Science", en Halmos, P. (comp.), The Sociology of Science, Sociological Review Monograph, No. 18, Keele, Staffs, University of Keele, 1972, pp. 66-92. 3 Aunque con sentidos diferentes, generalmente he usado las nociones de funcin-de-ndice [inde-

    xicality], oportunismo y contingencia situacional para referirme a este fenmeno. Otros se han refe-rido a !a importancia del medio, al desorden local, o a la naturaleza circunstancial de la investigacin. Vase Zenzen, M. y Restivo, S., "The mysterious Morphology of Immiscible Liquids: A Study of Scientific Practice", Nueva York, Troy, Departamento de Antropologa y Sociologa, Rens-selaer Polytechnic Institute, 1981, manuscrito indito; Latour, B. y Woolgar, S., Laboratory Life: The Social Construction of Scientific Facts, Beverly Hills, California, Sage, 1979, pp. 235 y ss.; Latour, "Is it Possible to Reconstruct the Research Process?", en Knorr, K., Krohn, R. y Whitley, R. (comps.), The Social Process of Scientific Investigation, Sociology of Science Textbook, vol. 4, Dor-drecht, Londres y Boston, Massachussets, comp. D. Reidel, 1980, pp. 53-73; Knorr, "Producing and Reproducing Knowledge: Descriptive or Constructive? Toward a Model or Research Production", Social Science Information, vol. 16, 1977, pp. 669-696; as como Knorr, "Tinkering toward Success: Prelude to a Theory of Scientific Practice", Theory and Society, vol. 8, 1979, pp. 347-76, y op. cit., nota 1, cap. 2.

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    han sido notoriamente ignorados en las investigaciones empricas de la cien-cia, no puede decirse lo mismo de las estructuras ms globales o contextua-les. En particular, la idea de que los grupos de pertenencia profesional (llamados comunidades cientficas) son las unidades relevantes de la organi-zacin social y cognitiva de la ciencia ha penetrado virtualmente a todos los estudios sociales de la ciencia.

    La mayora de los estudiosos contemporneos de la ciencia operan con una cierta nocin de comunidades de especialistas, incluso si rivalizan con otras orientaciones tericas y metodolgicas y persiguen diferentes objetivos. As, los estudios del uso de citas y de la comunicacin, los estudios que emer-gen a partir de las cuestiones planteadas por Kuhn, las investigaciones del "sistema social" de la ciencia, y los anlisis de la institucionalizacin social y cognitiva de las disciplinas cientficas invocan, todos ellos, la nocin de una co-munidad cientfica.4 En general, estas comunidades son vistas como pequeos sistemas sociales con contornos borrosos y mecanismos internos de integra-cin; estos sistemas estn circunscriptos frecuentemente por un rea de espe-cialidad representada en la literatura cientfica.5 El mrito original de la sociologa de la ciencia estructural-funcionalista de Merton fue el de concentrar la atencin en la organizacin social de los cientficos. Siguiendo estas pautas, los socilogos de la ciencia han presumido generalmente que las comunidades cientficas son las unidades bsicas organizadoras en ciencia. En principio, puede aprenderse mucho de la investigacin de los grupos [clusters] de cien-tficos que, por cualquier medio, llegan a estar asociados con un rea de espe-cialidad, siempre que uno plantee las preguntas adecuadas. Pero son estas comunidades, adems, las unidades dentro de las cuales el trabajo cientfico, tal como es observado en el laboratorio, se organiza contextualmente?

    En un estudio reciente de los patrones de comunicacin en un grupo de laboratorios de investigacin, Whitley argumenta que las unidades organizacio-

    4 Para estudios representativos vase Hagstrom, W., The Scientific Community, Nueva York, Basic

    Books, 1965; Mulkay, M., Gilbert, G. N. y Woolgar, S., "Problem reas and Research Networks in Science", Sociology, vol. 9, 1975, pp. 187-203; Bourdieu, R, "The Specificity of the Scientific Field and the Social Conditions of the Progress of Reason", Social Science Information, vol. 14, No. 6, 1975, pp. 19-47; o los estudios recopilados en Lemaine, G., MacLeod, R., Mulkay, M. y Weingart, P. (comps.), Perspectives on the emergence of Scientific Disciplines, La Haya, Mouton, y Chicago, Al-dine, 1976. 5 La circunscripcin de estas reas de especialidad es, por supuesto, una preocupacin clave de

    los estudios de citas. Para revisiones crticas recientes de estos esfuerzos, vase Edge, D., "Quan-titative Measures of Communication in Science: A Critical Review", History of Science, vol. 17, 1979, 102-134, y Woolgar, S., "The Identification and Definition of Scientific Collectivities", en Lemaine et al., op. cit, nota 4, pp. 233-245.

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    nales relativamente amplias, tales como las comunidades de especialistas, son en gran medida irrelevantes y habitualmente desconocidas para los cientficos. Edge ha considerado "la definicin correcta de una especialidad" un concepto sin sentido y ha sugerido que sea reemplazado por una perspectiva de las co-lectividades cientficas radicalmente centrada en el participante.6 Cules son, entonces, las unidades de la organizacin contextual del trabajo cientfico que deben sustituir a la nocin de grupos de especialidad? En este artculo, mi es-trategia al desarrollar una respuesta a este problema consistir en comenzar con una crtica terica y metodolgica del concepto de comunidades cientficas tal como se emplea actualmente; luego esbozar una concepcin, basada en observaciones de laboratorio, de las arenas transepistmicas de investigacin, organizada en trminos de relaciones de recursos. Para responder a la pregun-ta planteada, es necesario pero no suficiente criticar la idea de grupos de es-pecialidad. Pues si las comunidades de especialidad fueran el locus de la organizacin social y cognitiva del trabajo cientfico, podramos considerar las relaciones observables entre cientficos y no-especialistas como irrelevantes para la produccin de conocimiento. Sostendr que ignorar tales relaciones constituye un error radical, y lo demostrar derivando algunas consecuencias peculiares y limitaciones que resultan del concepto de comunidades de espe-cialidad. Adems, utilizar mis propias observaciones de laboratorio para argu-mentar que las conexiones transepistmicas de la investigacin (descriptas ms abajo) estn incorporadas [built into] en la investigacin cientfica y deben ser abarcadas por nuestro concepto de la organizacin contextual de la pro-duccin de conocimiento.

    Modelos cuasi-econmicos: de la comunidad donante al capitalismo de la comunidad

    Hablando estrictamente, el problema de la organizacin contextual de la accin cientfica se ha planteado en trminos de dos preguntas distintas: la primera se refiere a las unidades de organizacin, y ha sido contestada gene-ralmente por medio de la bsqueda de comunidades cientficas; la segunda se refiere al mecanismo de integracin que caracteriza a las colectividades

    6 Whitley, R., "Types of Science, Organisational Strategies and Patterns of Work in Research Labo-

    ratories in Different Scientific Fields", Social Science Infomation, vol. 17, 1978, pp. 427-447; Edge, op. cit. nota 5, p. 427. Un concepto transcultural de las actividades cientficas se encuentra en Res-tivo, S. y Vanderpool, C, "The Third Culture of Science", en Restivo y Vanderpool (comps.), Com-parativa Studies in Science and Society, Columbus, Ohio, Charles E. Merrill, 1974, pp. 461-472.

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    respectivas. Desde las ms tempranas concepciones sociolgicas de la ciencia, las respuestas a esta segunda pregunta han estado dominadas por analogas econmicas. El movimiento de estas analogas es interesante en s mismo: la postulacin temprana de mecanismos econmicos relativamente aislados (tales como la competencia) fue reemplazada por la premisa de una economa pre-capitalista, la cual fue a su vez reemplazada por versiones estrictamente ca-pitalistas de una economa de la produccin cientfica.

    Merton fue uno de los primeros en usar la idea de competencia cuasi-eco-nmica. La idea fue desarrollada en su estudio sobre las luchas por la prioridad de los descubrimientos cientficos, y fue refinada ms tarde en su trabajo sobre el Efecto Mateo para indicar la competicin imperfecta -esto es, que el recono-cimiento es acopiado por aquellos que ya han establecido una reputacin-.7

    El uso explcito de un modelo econmico precapitalista se encuentra en Hagstrom (1965), quien funda al comportamiento funcional normativo de los cientficos en un mecanismo por el cual los logros creativos y cientficos cons-tituyen intercambios por una variedad de recompensas especficas al sistema. Este mecanismo de intercambio se liga a la idea de donacin en una comuni-dad normativamente integrada, ms que a la de maximizar las ganancias en un mercado antagonista. La existencia de la competencia no interfiere con la nocin de una vida comunal de este tipo, puesto que se trata de competencia entre realizadores por la "realizacin" ms altamente valorada. No tiene nada que ver con la apropiacin capitalista de la plusvala o de recursos escasos. Se encuentran reiteraciones de las ideas bsicas de este modelo en una va-riedad de autores, notablemente Storer (1966), quien convierte a la ciencia en una forma de l'art pour l'art. Storer combina una economa arcaica de inter-cambio con la idea de que la ciencia es una respuesta al deseo de crear, al cual funda en la naturaleza bsica del hombre.8

    La transicin del intercambio premercantil a una economa capitalista de mercado de la ciencia lleg diez aos ms tarde de la mano de Bourdieu (1975).9 El campo cientfico ya no fue visto como una comunidad de especia-listas compitiendo por realizaciones creativas, sino como el lugar [locus] de una lucha competitiva por un monopolio del crdito cientfico. La concepcin

    7 Para una revisin ms extensa del uso de la idea de competencia en la reciente sociologa de la

    ciencia, vase Calln, M., "L'operation de traduction comme relation symbolique", en Roqueplo, M. (comp.), Les Incidences des rapports sociaux sur la science, Pars, CORDES, 1975, pp. 105-141. 8 Hagstrom, op. c/., nota 4; Storer, N., The Social System of Science, Nueva York, Holt, Rinehart &

    Winston, 1966.

    Bourdieu, op. cit, nota 4.

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    de "crdito" no debe ser confundida con el "reconocimiento" introducido en es-tudios anteriores. El reconocimiento fue definido como una forma especfica de recompensa, y referido a la operacin de un sistema que se asemejaba a una situacin psicolgica de estmulo-respuesta. Las recompensas, como el reconocimiento, operan como mecanismos selectivos para reforzar el tipo de comportamiento por el cual son obtenidas. As, el reconocimiento presumible-mente reforzaba al comportamiento de bsqueda de la verdad orientado ha-cia la realizacin, considerado como tan esencial para el sistema cientfico.

    En contraste, el crdito se define como un capital simblico adquirido por los agentes cientficos a travs de la imposicin de definiciones tcnicas y re-presentaciones legtimas de los objetos cientficos en el campo. Tal capital se compone al mismo tiempo de competencia cientfica y autoridad social, y, co-mo el capital monetario, puede ser convertido en cualquier tipo de recursos ne-cesarios para la continuacin de la produccin cientfica. Lo ms importante es el hecho de que es perseguido por los agentes cientficos a travs de estrate-gias de dominacin y monopolizacin dirigidas contra otros productores relevan-tes en los mercados formados por los campos y disciplinas cientficos. Mientras que el reconocimiento opera como un organizador funcional para seleccionar el comportamiento cientfico que cumple las normas en un universo esencialmen-te cooperativo, de este modo ayudando al sistema a mantenerse a s mismo, el crdito o capital simblico de Bourdieu gobierna el mercado en un universo esencialmente antagonista. Y, sin embargo, tambin alienta "el progreso de la razn", al menos en las ciencias naturales. Los productores y clientes cientficos ejercen un "control cruzado" sobre los dems y as promueven la verdad -una propuesta planteada primero por Polanyi y adoptada por Bourdieu-.

    Latour y Woolgar no adoptan ninguna presuposicin de este tipo,10 sino que proponen la nocin de credibilidad, antes que la de crdito, para referirse a la reproduccin del capital. Los cientficos invierten en los campos y temas que

    10 Op. cit, nota 3, cap. 5. La presentacin ms coherente y pertinente de este modelo se encuen-

    tra en un artculo indito de Latour, "Le dernier des capitalistes suvages: Inverview d'un biochemis-te", Pars, Conservatoire National des Arts et Metiers, 1979. El modelo ha sido empleado recientemente por John Law y R. Williams, quienes, sin embargo, van ms all del concepto de cre-dibilidad, reconociendo que "los clculos acerca de la credibilidad casi nunca ocurren sin influencia de asuntos ajenos a la credibilidad... Ver a la ciencia como una bsqueda desinteresada de la cre-dibilidad es, a su modo, tan errado como verla como la bsqueda desinteresada de la verdad". Va-se Williams y Law, "Beyond the Bounds of Credibility", Fundamenta Scientiae, vol. 1, 1980, pp. 295-315, cita en la p. 313; y Law y Williams, "Putting Facts Together: a Study of Scientific Persua-sin", Social Studies of Science (en prensa). Considrese particularmente el ltimo artculo por su sugerencia de un modelo de "red" que trasciende el modelo de la credibilidad.

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    prometen el retorno mayor. El crdito que ganan por la produccin de un exce-dente de informacin "nueva" es pretendido solamente para su reinversin, lo que significa que los cientficos no estn interesados en la verdad, ni en los te-mas que los ocupan, ni en el excedente de informacin por s mismo. Tampoco estn interesados en el reconocimiento por s mismo. Lo que es de inters para ellos es la aceleracin y la expansin del ciclo reproductivo que produce infor-macin nueva y creble -esto es, informacin en relacin a la cual los costos de plantear una objecin son tan altos como sea posible-. La reproduccin por la reproduccin misma es la marca del capitalismo cientfico puro.11

    Estos modelos econmicos de los agentes cientficos no han sido por ahora llevados hasta sus lmites. Por ejemplo, los anlisis del rol incrementa-do del estado, la redistribucin parcial del excedente econmico, o los proble-mas de legitimacin y motivacin en teoras del capitalismo tardo aguardan an el ser incorporados a algn modelo. La inflacin de la autoridad cientfica, el movimiento hacia una tecnologa nativa "apropiada" (en oposicin a la tec-nologa asociada con la ciencia bsica), y la expansin de la poltica cientfi-ca, todo sugiere que tales anlisis no son en modo alguno irrelevantes para una teora de la ciencia. En general, por supuesto, la fuerza de los modelos cua-si-econmicos de la ciencia descansa en demostrar similitudes entre la ciencia y la vida social en otros dominios; y no descansa en aumentar la complejidad de las teoras econmicas, o de los mecanismos postulados. Aun as, la analoga puede volverse extremadamente cruda, y negligente de los argumentos que han disputado seriamente o modificado el modelo fuente. En la siguiente crtica de los modelos cuasi-econmicos de la ciencia voy a concentrar la atencin primeramente en el concepto simplista del hombre promovido por estos mo-delos, y luego voy a pasar a las curiosas consecuencias del internalismo y el funcionalismo ortodoxo que prevalecen incluso en las versiones ms radica-les de estos modelos.

    La crtica del modelo de mercado capitalista de las comunidades cientficas

    En la versin clsica del concepto econmico del hombre, homo econo-micus es un maximizador consciente de la ganancia. El es o bien presupuesto

    11 Vase tambin mi propio uso del modelo de Bourdieu, en el cual intent combinar una interpre-

    tacin constructivista de la ciencia (a travs de la nocin de xito como el principio gua de la ac-cin de laboratorio) con la nocin de Bourdieu de un campo cientfico. Esta combinacin fue un primer esbozo de lo que llev a mi concepcin actual: Knorr 1977, 1979, op. cit., nota 3.

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    como teniendo un apetito insaciable por la propiedad, o bien pensado como acu-mulando por la acumulacin misma. En el primer caso, parecemos enfrentarnos con una presuposicin implcita acerca de la naturaleza humana que sugiere que los objetivos conflictivos, la competicin y la explotacin son endmicos en las sociedades humanas. En el segundo, el comportamiento econmico individual es una consecuencia de los requerimientos del mercado que, a su vez, son una consecuencia de desarrollos histricos bien conocidos.

    Las versiones ms sofisticadas del hombre econmico tienden hacia la ltima interpretacin, y sustituyen la idea de maximizacin racional por la de "satisfaccin" en condiciones de informacin limitada.12 Los actores se las arreglan con la primera solucin satisfactoria con la que se encuentran, den-tro de los lmites de una racionalidad limitada por la informacin incompleta. Incluso as, el modelo contina siendo individualista y voluntarista, ignorando la conclusin de casi todas las investigaciones microsociolgicas, de que los resultados son socialmente logrados-en-contexto o negociados interactiva-mente antes que calculados individualmente. Adems, ignora que los resulta-dos son comnmente "no-calculados" conscientemente, lo cual vuelve a la idea de "satisfaccin" tan problemtica como la de maximizacin. En la teora de Bourdieu sobre la prctica social, la nocin de habitus (la suma de dispo-siciones a reaccionar) adquirida en la socializacin especfica a la clase reem-plaza la idea de clculo individual.13

    De todos modos, los resultados de la interaccin social no pueden ser pre-dichos a partir de las propiedades que los individuos han adquirido. Es comn asociar la intencionalidad y la capacidad reflexiva con las personas individua-les, y derivar a partir de esto explicaciones de la accin social en trminos de disposiciones individuales y motivaciones. Como Goffman lo seal en un art-culo llamado "The Neglected Situation", la mayor parte de la investigacin so-cial ha implicado que "las situaciones sociales no tienen propiedades y una estructura propia, sino que marcan meramente [...] la interseccin geomtrica de actores que poseen atributos sociales particulares".14 En contraste con es-to, el estudio de la accin social in situ muestra a las situaciones sociales co-

    12 Luego del trabajo temprano de Simon, los modelos racionales de toma de decisiones han sido

    reemplazados por concepciones alternativas. Para un ejemplo reciente, vase March, J. y Olsen, J., Ambiguity and Choice in Organisations, Bergen, Universitetforlaget, 1976; y, por supuesto, la obra clsica de March, J. y Simn, H., Organizations, Nueva York, Willey, 1958. 13

    La mejor explicacin del concepto de habitus se encuentra en Bourdieu, P, Outline of a Theory ofPractice, Cambridge, Cambridge University Press, 1977. 14

    Goffman, E., "The Neglected Situation", en P. P Giglioli (comp.), Language and Social Context, Harmondsworth, Middx., Penguin, 1972, pp. 61-62, cita en la p. 63.

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    mo una realidad sui generis con una dinmica y una organizacin propia que no puede ser anticipada por los participantes o los estudiantes de la accin so-cial. Es la dinmica social de la interaccin lo que recusa las visiones individua-listas de la toma de decisin, sea que estn basadas en la idea de un clculo consciente o de una seleccin subconsciente habitual.

    Ntese que esto no lleva a negar que los participantes se muestren en algunas ocasiones como actores estratgicos. Pero la medida en que esto es as parece ser una funcin de la prctica social -esto es, de la ocasin espe-cfica, incluyendo los participantes en la situacin-. En general, por supuesto, el rango completo de los problemas asociados con un concepto de la accin social que se adecua a la teora econmica no es especfico de los estudios de la ciencia, y no es probable que los estudios de la ciencia propongan una solucin a un problema que no es de su cuidado. Sin duda, algunos estudio-sos de la ciencia han intentado resguardarse de estos problemas localizando sus anlisis en el nivel macro antes que en el micro. As, han definido su ob-jetivo en trminos de la explicacin del sistema de la ciencia, y no en trminos de poder dar cuenta del comportamiento de los cientficos individuales.15 Aun as, el describir un sistema en trminos de acumulacin y conversin de capi-tal requiere que postulemos un comportamiento individual correspondiente, o especifiquemos ciertos mecanismos para explicar por qu la descripcin del sistema no posee implicaciones similares en relacin con las unidades (los cientficos) que lo constituyen. Los modelos cuasi-econmicos de la ciencia son interpretados continuamente en trminos de intereses individuales precisa-mente porque no se ha brindado un mecanismo plausible de este tipo. De cual-quier modo, es difcil imaginar un mecanismo tal, ya que las nociones que se refieren a la acumulacin, la inversin y el intercambio de capital simblico o credibilidad tienen como referente las acciones respectivas de los individuos, y ante todo no describen sistemas. De all que debamos postular que el modo capitalista de produccin atribuido a las comunidades cientficas tiene lugar a travs de la mezquina, aunque pertinente, iniciativa de los cientficos individua-les; esto es, a travs de su inters consciente o habitual en la acumulacin de ganancia simblica, o en la renovacin y aceleracin del ciclo de capital.

    Pero la analoga econmica tambin plantea problemas que son espec-ficos a su aplicacin en los estudios de la ciencia. La ventaja de una analoga es que logramos hacer pertinente para un fenmeno poco conocido, el cono-

    15 Vase, por ejemplo, Latour y Woolgar, op. cit, nota 3, p. 207. Por otro lado, la pregunta original

    se plantea en trminos de "Qu motiva a los cientficos?" (p. 189), lo cual es en mi opinin un ejem-plo de las inconsistencias que se siguen necesariamente de emplear conceptos que se refieren a individuos (tales como inversin y credibilidad) en un nivel macro.

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    cimiento derivado de un fenmeno similar, pero mejor comprendido. Ahora bien, el conocimiento transferido debe permanecer internamente consistente, o, en caso contrario, la transferencia equivaldr a poco ms que una sustitu-cin de trminos (por ejemplo, "capital simblico" en vez de "reconocimiento"). En la teora econmica, la nocin de capital se relaciona con la idea de explo-tacin definida en trminos de la apropiacin de la plusvala, y con los concep-tos correspondientes de estructura de clase y alienacin. Sin la concepcin adecuada de explotacin y estructura de clase, el modelo capitalista pierde sus caractersticas ms distintivas. Pero cmo debemos concebir la explota-cin y la estructura de clase en los campos cientficos considerados como go-bernados por mecanismos de mercado capitalistas?

    Ahora podemos definir la explotacin en la ciencia como la apropiacin de los productos creados por el personal cientfico [staff scientists] a manos de los cientficos en posiciones superiores, quienes entonces acumulan los beneficios simblicos de este trabajo. Esto requerira que distinguiramos en-tre cientficos capitalistas y cientficos trabajadores en trminos de la posesin de capital (simblico) y del control sobre los medios de produccin cientfica. La dificultad con esto es que la posesin de este capital y este control (tal cual se define operacionalmente por una cierta nocin de crdito o credibilidad a travs de publicaciones, citas, o acceso a laboratorios y otros recursos) es una caracterstica comn -aunque graduada- a todos a quienes en general se aplica el trmino "cientfico". Para diferenciar entre trabajadores y capitalis-tas, deberamos definir un cierto nivel de capital simblico y clasificar a los cientficos en tanto pertenezcan a una u otra categora, segn su porcin de capital (o de control) caiga por arriba o debajo de aquel lmite. Es difcil ver c-mo esta distincin podra no ser arbitraria.

    Parte de la dificultad surge de que la nocin de capital simblico es un compuesto conceptual cuyos componentes no estn claramente definidos ni tie-nen estipuladas consecuencias unvocas. Por ejemplo, el control sobre los me-dios de produccin en la ciencia no implica necesariamente un alto monto de reconocimiento profesional, y aquellos con una alta autoridad cientfica no son necesariamente quienes se apropian de los productos de la investigacin de otros cientficos. Pero una dificultad mayor se debe a la referencia restringida del modelo de mercado capitalista de la ciencia, el cual contina promoviendo una visin internalista de la ciencia, a pesar del rechazo ms o menos explcito de una visin de este tipo en los estudios contemporneos de la ciencia.

    Este internalismo ya no se debe a la distincin, alguna vez dominante, en-tre los elementos sociales y cognitivos de la ciencia, sino a la concentracin continua en los cientficos mismos. Las comunidades cientficas se han trans-formado en mercados en los cuales los productores y los clientes son de igual forma colegas en una especialidad, o en reas de investigacin vinculadas. La

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    integracin normativa y funcional ha sido reemplazada por una lucha competi-tiva en los campos cientficos con los cuales se identifican los mercados. Los cientficos, por cierto, se han vuelto capitalistas, pero an son tratados como si estuvieran aislados en un sistema auto-contenido y cuasi-independiente. Ya que no podemos definir diferencias de clase dentro de este sistema de un mo-do razonable, acabamos con comunidades de capitalistas mezquinos, quienes se mantienen explotando de algn modo -o sin explotar?- a los dems. En la teora econmica, la existencia de este capitalismo de la comunidad sera considerada, por cierto, una curiosidad, particularmente dado que aquellos que proveen los recursos reales, en los cuales debe convertirse el capital simbli-co antes de renovarse a s mismo, estn notoriamente ausentes de la escena. En el modelo capitalista de la ciencia, estas agencias y grupos actan como una mano invisible, carente de relacin y sin ningn rol oficial en los negocios de la comunidad. Dado que esta mano invisible parece tener una influencia ms bien decisiva, no slo en la distribucin de fondos para investigacin, sino tambin en los negocios mismos de nuestros capitalistas (en relacin con lo que se investiga), esta operacin oculta es an ms sorprendente.

    Mi ltimo comentario crtico se refiere ms especficamente a la conexin inequvoca entre el estatuto de la informacin producida por un cientfico y su acceso a cargos, carreras, fondos para investigacin, citas, o reconocimiento, la cual es presupuesta por algunos modelos de mercado capitalista de la cien-cia. De este modo, la credibilidad asociada con los enunciados que son tan "duros" como sea posible (esto es, que son acreditados tanto como sea posi-ble como enunciados de "hechos") se invierte en los recursos mencionados ms arriba, los cuales son a la vez invertidos en la produccin de ms infor-macin creble. Pero la presuposicin de que una carrera cientfica se consti-tuye produciendo "hechos ms duros" y convirtiendo la credibilidad asociada con tales productos en cargos y recursos podra retrotraernos directamente a la famosa teora de la estratificacin social de Kingsley Davis, segn la cual aquellos que son mejores realizadores ganan y merecen las mejores posicio-nes en la sociedad. Mientras que tal mecanismo podra incluso ser llamado funcional en relacin con el logro de los objetivos sociales, dcadas de inves-tigacin social han mostrado que no existe.16

    Desde luego, es parte de la tendencia de los modelos cuasi-econmicos de la ciencia actuales el considerar el poder y la dominacin como inherentes a los emprendimientos cientficos. Pero, al restringir la perspectiva a las co-

    16 Una insinuacin de una crtica subyacente similar puede verse en la reflexin de Williams y Law

    acerca del modelo de la credibilidad citada en la nota 10.

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  • DOSSIER

    munidades cientficas, al observar los enunciados acreditados como hechos como el pivote de las empresas cientficas, y al implicar que existe una depen-dencia inequvoca entre el estatuto de credibilidad de los objetos producidos y los recursos y posiciones, el poder y el dominio son nuevamente "funciona-lizados". Ellos se acopian exclusivamente a partir de la consecucin de infor-macin creble, no tienen ningn rol en el juego, aparte de su relevancia para la reproduccin acelerada de nueva informacin.

    El cientfico como un razonador econmico, o "Quines son los empresarios?"

    Cuando examinamos el laboratorio,17 hallamos que por lo menos parte del razonamiento que se relaciona con las decisiones prcticas de los cientficos realmente incorpora nociones econmicas, y que este tipo de discurso cientfi-co sin duda ha prestado plausibilidad al modelo del cientfico como -aunque un diferente- hombre econmico. As, cualquier crtica de un modelo que implique un capitalismo miserable de la comunidad debe decidir qu hacer con el razo-namiento econmico hallado en el discurso cotidiano de los cientficos.

    Los cientficos hablan de sus "inversiones" en un rea de investigacin o un experimento. Son conscientes de los "riesgos", los "costos" y los "rendimien-tos" conectados con sus esfuerzos, y hablan de "vender" sus resultados a re-vistas y fundaciones particulares. Parecen saber qu productos tienen una alta "demanda", y las reas en las cuales no hay nada que "ganar". Quieren incluir "productos" recin salidos del horno en el "mercado", tan rpido como sea po-sible, y "ganar un crdito" por ellos. Refleja este lenguaje una intrusin de los mecanismos econmicos -ms especficamente capitalistas- en un dominio previamente no-econmico? Se desarrollaron estos mecanismos a partir de un intercambio de dones pre-capitalista hasta la competencia y monopolizacin capitalista entre 1965 y 1975 -esto es, entre la propuesta de Hagstrom y las de Bourdieu y sus seguidores, diez aos despus-? O nos enfrentamos a un fe-nmeno para el cual disponemos de interpretaciones alternativas e igualmen-te plausibles?

    Es mi opinin que hay por lo menos dos formas distintas de razonamien-to econmico utilizadas en el contexto del trabajo de laboratorio. Las nociones

    17 Una documentacin ms extensa de los ejemplos siguientes se encuentra en la referencia de la

    nota 1. Las citas de las notas de laboratorio se indican por el mes, el da y el nmero de pgina del protocolo de observacin; por ejemplo (9-24/4) viene de la pgina 4 del protocolo del 24 de septiem-bre de 1977.

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  • COMUNIDADES CIENTFICAS O ARENAS ...?

    econmicas se emplean frecuentemente cuando los cientficos hablan sobre sus estrategias de investigacin, cuando reflexionan acerca del modo en que se toman las decisiones de investigacin. Considrense los siguientes comen-tarios de un bioqumico, hechos durante su narracin del origen de un "des-cubrimiento" mayor en el que haba tomado parte.

    Siempre calculamos los riesgos, incluso cuando no sabemos cmo calcularlos. Es slo un presentimiento, sabes, y soy muy bueno en esto por ahora. Gracias a muchos aos de experiencia, puedo ms o menos decir lo que debera aban-donar y lo que debera agarrar. Creo que esto es un problema en un montn de cientficos sin xito -no son tontos, slo que trabajan en los temas equivo-cados-!...]

    Otra cosa es que, si te ests enfrentando a una competencia excepcional, no tiene sentido luchar. As que por ahora puedo apreciar estos factores de xito, y mi propio secreto del xito es que trabajo sobre cosas que no son demasia-do improbables de desarrollar [...] (9-29/4).

    Pueden escucharse comentarios similares frecuentemente en circuns-tancias apropiadas, y algunos fueron publicados en otro lugar.18 Los cientfi-cos dirn que tratan de limitar sus intereses a las ideas que tienen probabilidades de ser "ms productivas tan rpido como sea posible dentro del marco de los recursos fsicos a mano", y que esto es un proceso de "so-pesar, entiendes, las probabilidades de xito" (9-27/9; 8-29/5). Calcular los resultados, sopesar alternativas, y seleccionar de acuerdo a alguna consi-deracin previa de las consecuencias, todo esto es parte de una eleccin ra-zonada -y lo que los cientficos hacen en estos comentarios es describir sus formas de tomar decisiones en trminos que invocan la accin racional- Da-da la mezcla de discurso racional y econmico en nuestro vocabulario cotidia-no, no es en absoluto sorprendente que el razonamiento de los cientficos evoque a veces la jerga de los hombres de negocios, particularmente cuando el tema de la conversacin es las descripciones de la accin racional.

    Hay, sin embargo, una segunda forma de razonamiento econmico, que est menos explicitada. Ella ocurre, por ejemplo, cuando los cientficos dicen que no sienten un determinado problema como un desafo porque los experi-

    18 Particularmente vase Latour, op. cit, nota 10; Williams y Law, op. cit, nota 10; Knorr-Cetina, op.

    cit, nota 1, cap. 4; y Harvey, B., "The Effects of Social Context on the Process of Scientific Investi-garon: Experimental Tests of Quantum Mechanics", en Knorr, Krohn y Whitley, op. cit, nota 3, pp. 139-163.

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  • DOSSIER

    mentos "son demasiado simples [...] el trabajo de un tcnico o un asistente de laboratorio"; o cuando se fascinan por un instrumento al que creen costoso y raro, y hacen todo lo posible por incorporar ese instrumento en su trabajo en marcha; o cuando discuten largamente acerca de la revista en la que quieren publicar su material, y muestran la preocupacin comn acerca del orden je-rrquico de los autores. En el sentido ms general, la economa implcita en este razonamiento descansa en esta preocupacin por el valor. Sea que el te-ma consiste en un experimento demasiado simple como para justificar que un cientfico se involucre, o en usar un instrumento escaso en lugar de uno co-mn, o en publicar un artculo en una revista famosa en lugar de una secun-daria, la preocupacin consiste en mantener, aumentar o exhibir valor.

    Ntese, sin embargo, que lo que se juega en estos ejemplos no es el va-lor de un producto, sino el valor de los cientficos mismos. La cadena de ins-tituciones y cargos que encontramos en los curriculum vitae provee una hoja de balance actualizada de un cientfico, no de un producto. La calidad en dis-cusin al elegir un experimento, un artefacto o una revista es la calidad de cientfico. Y el xito al cual los cientficos se refieren ms frecuentemente es el propio. Si queremos usar la metfora econmica, podemos decir que la preocupacin de los cientficos por sus inversiones y rendimientos, por los riesgos y la productividad de una lnea de investigacin, por las oportunida-des, o por el inters de los resultados, ciertamente nos remite a un mercado. Pero es un mercado de cargos, donde la mercanca es el cientfico, y no un mercado para los productos de empresarios libres o semi-libres.

    Los cientficos dicen de s mismos:19

    Me met en este asunto con la idea de refutar las variables ocultas de una vez y para siempre.

    y resulta ser que queran decir que

    [...] estaba buscando un puesto posdoctoral, o algn lugar adonde ir cuando termin mi tesis [doctoral] en astrofsica, y quera hacer algo en fundamenta-cin de la fsica cuntica, aunque la verdad es que no tena nada en mente hasta que le acerca de [...]

    19 Estos enunciados han sido tomados de las entrevistas de Harvey con cientficos involucrados en

    el test experimental de la mecnica cuntica; los nfasis fueron agregados por m. Vase Harvey, op. cit, nota 18, pp. 145 y 147. Harvey documenta la preocupacin de estos cientficos por sus ca-rreras como parte integral de su eleccin de temas de investigacin y otras movidas cognitivas.

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  • COMUNIDADES CIENTFICAS O ARENAS ...?

    Quines son los empresarios en un sistema en el cual la habilidad de un cientfico para trabajar, incluyendo la habilidad de obtener fondos, puede depender de decisiones tomadas en el nivel organizacional ms alto u otros niveles administrativos? Escuchemos una vez ms al bioqumico (Holzman) a quien cit antes, cuando habla no de sus estrategias de investigacin exito-sas, sino ms bien de sus cambiantes puestos al pasarse de una organiza-cin a la otra.

    En los Institutos Nacionales de la Salud, yo estaba a las rdenes de un tipo que tiene el mismo cargo que yo tengo ahora. En otras palabras, yo estaba en el nivel ms bajo y l estaba entre los rangos mximos y el mo. As que me te-na confianza y valoraba mi trabajo y lo alentaba, y eso es lo que importa. Pe-ro la gente ubicada ms arriba que l no tena idea de lo que yo estaba haciendo. El segundo lugar es CalTech. Ah, la persona que estaba justo arri-ba mo, el profesor, me tena confianza, y un cierto grado de admiracin. Me dej las manos totalmente libres.

    Cuando llegu aqu, era exactamente lo contrario. Me declararon estpido. Ya sabes, era observado con sospecha, y, ay, me cortaron tos fondos, mis equi-pos. Estaba totalmente solo. Era como estar preso (9-29/5, nfasis agregado).

    O considrese la siguiente descripcin de la mudanza de Holzman del California Institute of Technology al Centro en Berkeley en el cual se llevaron a cabo mis observaciones:

    [...] la plata se acab, y quizs el antecesor [del director] era hostil, o desarro-ll hostilidad, y slo dijeron, "esto es todo". Un da se metieron en el laborato-rio y dijeron: "Ya ests listo para empacar, no? Ven para Berkeley". Yo dije, "Por qu, qu pas?", y ellos simplemente decidieron un da que no podan financiar mi permanencia en CalTech. As que fue una decisin organizacional. Tal vez realmente andaban muy justos de dinero.

    Incidentalmente, un cambio positivo en la vida organizacional de un cien-tfico no cambia la dependencia subyacente del trabajo cientfico. Holzman describi su "sbito reconocimiento" del modo siguiente:

    Yo estaba muy sorprendido ayer. Tuve una entrevista con M [el director] y ha cambiado sus deas radicalmente. Ayer le dije ms o menos lo que le dije ape-nas empec aqu, y mientras que en nuestro primer encuentro l fue totalmen-te despreciativo con todas las cosas que le propuse, ayer estaba dispuesto a escucharme. Me alent; incluso sugiri que deje de lado algunas cosas que es-toy haciendo que son ms o menos aplicadas y que, en mi opinin, no vale la pena hacer.

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  • DOSSIER

    Holzman no tena ninguna explicacin para este cambio repentino de opi-nin:

    Bueno, ha sufrido un cambio de personalidad (rindose). Tal vez el ARS y el go-bierno en general han sufrido un cambio de carcter, el gobierno est conmo-vido (9-29/6).

    Puede valer la pena mencionar que Holzman gozaba de un puesto cien-tfico de mxima jerarqua en el Laboratorio (lder de investigacin), y es con-siderado como un cientfico internacionalmente renombrado. Los cambios que mencion en diferentes momentos reflejan el inters variable de su tra-bajo para aquellos que lo apoyan, y que consecuentemente controlan su ha-bilidad para trabajar.

    El punto es que podramos tener que cambiar la imagen del cientfico ca-pitalista en una comunidad de especialistas por una que reconozca las depen-dencias bsicas del trabajo cientfico que nos llevan ms all de estas comunidades. Si no tomamos en cuenta estas dependencias, nos resultar di-fcil interpretar fenmenos tan bien conocidos como el desempleo estructural de los cientficos en los Estados Unidos y otros pases, o la creciente gremia-lizacin de los cientficos (incluyendo a los cientficos de las universidades!). Sin duda, hay una interpretacin que considera que el trabajo [work] cientfico es primordialmente trabajo [labour] dependiente de salarios. Sin embargo, el concepto de trabajo [labour] que se aplica al trabajo [work] cientfico ha que-dado centrado en las afiliaciones de clase de los cientficos, o, en la versin ms burguesa de esta perspectiva, en el rol y la funcin socioeconmica de los intelectuales en la sociedad industrial.20 As, con muy pocas excepciones, la interpretacin del trabajo [labour] ha dejado el contenido de la ciencia fue-ra de consideracin. Ms an, en los casos en que el contenido de la ciencia se ha incluido en la imagen (como en el caso de la obra de Sohn-Rethel), una distincin a priori entre trabajo [labour] manual y trabajo intelectual ha llevado al mismo tipo de descontextualizacin que se encuentra en las caracterizacio-nes filosficas de la ciencia.21 El trabajo [labour] intelectual es identificado con el pensamiento abstracto, cuantitativo. La ciencia emerge del anlisis de Sohn-Rethel como social por su origen y ascendencia, pero como profunda-

    20 Vase un ejemplo en Gouldner, A., The Future of Inteliectuais and the Rise of the New Class,

    Nueva York, Scabury Press, 1979. 21

    Vase Sohn-Rethel, A., "Science as Alienated Cosciousness", Radical Science Journal, No. 2/3, 1975, pp. 72-101, para un resumen de esta posicin.

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  • COMUNIDADES CIENTFICAS O ARENAS ...?

    mente "no-social" en trminos de la investigacin cientfica real, a travs del carcter postulado del trabajo [labour] intelectual.

    La perspectiva centrada en el participante

    Hemos visto que la idea de un mecanismo de mercado capitalista ope-rando desde dentro de las comunidades cientficas mantiene premisas para-djicas internalistas y funcionalistas ortodoxas, y que respalda un modelo del hombre que es, en el mejor de los casos, simplista. Tambin hemos visto que el razonamiento econmico de los cientficos, cuando no expresa simplemen-te la eleccin razonada, apunta ms all de las comunidades de especialidad, hacia las dependencias bsicas del trabajo cientfico. Cul, entonces, es el estatuto conceptual de la nocin de una comunidad de especialidad tal como se la emplea en los estudios de la ciencia? Y qu implica sustituir el aborda-je predominante a la organizacin cognitiva y social de la ciencia en trminos de grupos de especialidad, por una perspectiva relativa a la contextualidad del trabajo cientfico que est radicalmente centrada en el participante?

    Lo primero que debe sealarse es que la idea de una comunidad cientfi-ca, o de una comunidad de especialidad, se refiere a la clase lgica cuyos miembros (los especialistas) son identificados por caractersticas que les son atribuidas sobre la base de criterios sociolgicos. As, el concepto de una comu-nidad de especialidad es un ejemplo tpico de una clasificacin por similitud des-de el exterior, o, por tomar un trmino conveniente de la lingstica, un concepto tico. La distincin entre "tico" (de fontico) y "mico" (de fonmico [phonemic]) se utiliza en lingstica y antropologa para denotar la diferencia entre las des-cripciones del mundo real "sin contexto" o ticas (tales como los anlisis de los colores provistos por los fsicos), y las unidades y clases estructurales "espec-ficas al contexto" o micas (tales como las que se emplean en las terminologas folklricas [folk-terminologies] del color.22 Aqu, la distincin puede ser usada para llamar la atencin sobre la diferencia entre los colectivos taxonmicos23

    22 Un resumen del debate mico-tico en antropologa, y una presentacin de las cuestiones impli-

    cadas, puede leerse en Sturtevant, W. C, "Studies in Ethnoscience", American Anthropologist, vol. 66, No. 3, pt. 2, 1964, pp. 99-131, esp. pp. 101 y ss. [Para una exposicin sencilla de esta distin-cin en castellano, vase el Diccionario enciclopdico de las ciencias del lenguaje de Oswald Du-crot y Tzvetan Todorov, Mxico, Siglo xxi editores, 1974, p. 52. N. del T.]. 23

    Vase la discusin de los colectivos taxonmicos de R. Harr, "Philosophical Aspects of the Mi-cro-Macro Probiem", en Knorr-Cetina, K. y Cicourel, A. (comps.), Advances in Social Theory and Methodology: Toward an Integration of Micro and Macrosociologies, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1981, cap. 4.

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  • DOSSIER

    que existen en la mente del clasificador sociolgico y aquellos grupos local-mente significativos que parecen ser relevantes a los participantes mismos.

    Los colectivos taxonmicos pueden no tener interrelaciones reales, y las similitudes invocadas por el socilogo para caracterizar a sus miembros pue-den no ser significativas para los participantes mismos. Siguiendo a Harr, es-to implicara que los colectivos taxonmicos pueden no tener referente emprico, y que el uso de trminos que denoten tales colectivos es propenso a ser de naturaleza retrica.24 Esto no niega que la nocin de una comunidad de especialistas tenga una funcin en ciertas teoras relacionada con la macro-or-ganizacin de la ciencia -por ejemplo, en relacin con las asociaciones profe-sionales- Pero s reafirma que los agrupamientos propuestos como relevantes en relacin con el trabajo cientfico deberan ser de naturaleza emprica; esto es, deberan ser significativos en trminos de los compromisos contextuales de los participantes con vistas a su trabajo, y no deberan basarse preponderan-temente en clasificaciones de similitud impuestas externamente.

    Ha habido, por supuesto, un esfuerzo continuo por especificar emprica-mente comunidades de especialistas en algunas reas de los estudios de la ciencia, notablemente en los anlisis de citas. Sin embargo, como Edge y otros crticos de este trabajo han dejado en claro, es bastante poco probable que las categoras [clusters] de citacin puedan ser identificadas sin dificulta-des con redes reales de reconocimiento [indebtedness], no importa lo que ellas en verdad midan.25 El anlisis de citas omite flagrantemente el carcter literario y persuasivo de los textos cientficos y sus consecuencias con respec-to a las presentaciones escritas. Sin duda, la estructura social de las citas en cualquier conjunto de textos cientficos debera ser de un inters considerable en el anlisis del carcter literario de la ciencia. Pero puede demostrarse que la estructura social de las citas no preserva, ni siquiera intenta reflejar, la es-tructura de las interrelaciones reales de las cuales emerge un trabajo cientfi-co particular.26

    24 Ibid., particularmente la seccin sobre los conceptos macro-sociales como artilugios retricos, pp.

    148 y ss. y pp. 156 y ss. 25

    Edge, op. cit, nota 5. 26

    Un anlisis de las transformaciones que sufre el trabajo cientfico al trasladarse del laboratorio al artculo cientfico se encuentra en Gilbert, G. N., "The Transformation of Research Findings into Scientific Knowledge", Social Studies of Science, vol. 6, 1976, pp. 281-306, y Knorr, K. y Knorr, D. W., "The Scientist as a Literary Reasoner", en O'Neill, J. (comp.), Textos Cientficos (en prensa). El ltimo estudio ilustra la desaparicin casi total del texto escrito de la red de agentes y relaciones en las cuales se inserta el trabajo cientfico de laboratorio, y su reemplazo por una red de relaciones intra e inter especialidad.

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  • COMUNIDADES CIENTFICAS O ARENAS ...?

    As, incluso cuando las comunidades cientficas se conciben como estruc-turas supuestamente empricas, los grupos identificados son mejor considera-dos como colectivos taxonmicos en el sentido esbozado ms arriba. En el mejor de los casos podran considerarse como entidades tericas cuya existen-cia y relevancia, fuera del campo de los estudios sociales de la ciencia, debe ser hipottica, y, como argumentar en breve, cuya definicin es en cualquier caso incompleta. No obstante, hay un segundo sentido en el cual las perspectivas que promueven la identificacin de comunidades cientficas difieren del enfoque defendido aqu. Estoy pensando en la distincin entre perspectivas de nivel ma-cro y micro, o entre los enfoques que adoptan una perspectiva de "vista area", y aquellos que comienzan por las actividades de los participantes en el nivel b-sico y terrenal. Especificar el "sistema" de la ciencia en trminos de los meca-nismos econmicos que operan dentro de las comunidades de especialistas es exhibir desde el comienzo un inters en el nivel macro de la estructura social. En contraste con esto, la perspectiva que aqu se propugna insiste en que es-pecifiquemos los fenmenos sociales en un nivel micro, y derivemos los concep-tos de la "estructura social" del anlisis de una multitud de micro-eventos.27 La clave es aqu, por supuesto, aceptar que los enunciados acerca de la "estructu-ra social", que se basan en enunciados sobre los eventos del nivel micro, pue-den muy bien impresionar como diferentes de las aserciones acerca de la estructura que han nacido de las macro-perspectivas aisladas. Por ejemplo, po-dran incluir referencias a las macro-representaciones propias de los participan-tes, y plantear la cuestin de qu realidad puede tener la "estructura social" fuera de las realizaciones mutuamente relacionadas de los miembros.28

    27 Esta es una de las mayores divisiones entre el enfoque de la "etnografa del conocimiento" que

    defiendo y el reciente surgimiento de las perspectivas en ciencia de la sociologa del conocimiento, propuestas y representadas sobre todo por B. Barnes. El enunciado de que las imputaciones de es-te ltimo enfoque se buscan y descansan en el nivel estructural puede verse, por ejemplo, en Bar-nes, Interests and the Grow of Knowledge, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1977, p. 61. Vase tambin, en general, Bloor, D., Knowledge and Social Imagen/, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1976. Me apresuro a agregar que mi rechazo de nuestra nocin de comunidades cientficas, y el en-foque continuo en las mismas, que nace de la teorizacin fundada, implicada en las observaciones de laboratorio, no slo es perfectamente compatible con la perspectiva en ciencia de la sociologa del conocimiento, sino que incluso la respalda. 28

    La dificultad para el terico de lo macro consiste por supuesto en poder evitar la acusacin de rei-ficacin, y la dificultad para el terico de lo micro parece ser cmo evitar la acusacin de subjetivis-mo e idealismo. Sin embargo, ste no es el lugar de entrar a discutir estos enigmas filosficos y metodolgicos antiqusimos. Alcanza con decir que aquellos inclinados hacia un empirismo descara-do deben, de algn modo, llegar a fundar sus construcciones macro en fundamentos micro. O c-mo podremos justificar nuestras observaciones macro si no es siguiendo su pista, en ltimo anlisis, hasta los microepisodios en los que consiste la vida social?

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  • DOSSIER

    Permtaseme enfatizar que el defender una perspectiva ms centrada en el participante no significa que las versiones de los participantes acerca de los eventos sociales deban ser tomadas tal como se presentan. Ni estoy compro-metida en promover una visin Wincheana del mtodo de la ciencia social, co-mo ocupndose nada ms que de la auto-comprensin de los agentes sociales. Pero los procedimientos agregados tienden a ignorar, y como con-secuencia a distorsionar, los compromisos prcticos y los razonamientos prc-ticos de los agentes. Para evitar la acusacin de que ellos no son ms que una reificacin del socilogo, los enunciados estructurales deben tener un re-ferente emprico, lo que equivale a decir que deben incluir una especificacin del mecanismo por el cual la estructura emerge de, o se relaciona con, la ac-cin micro-social observable.

    Las arenas transepistmicas de la investigacin

    Estoy ahora en posicin de ofrecer algunos resultados tentativos de las observaciones de laboratorio que tomo como confirmando la irrelevancia, e in-cluso el sinsentido, de la nocin de comunidades de especialidad en el traba-jo cientfico real. El trabajo cientfico se muestra en el laboratorio como atravesado y sostenido por relaciones y actividades que trascienden continua-mente el sitio de indagacin. Cmo se le manifiesta esta contextualidad de la accin cientfica al observador? Vemos a los cientficos escribiendo cartas y enviando artculos y pedidos de subsidio. Los escuchamos hablar por tel-fono con gente de todo el pas, y los vemos irse a visitas y encuentros en una variedad de lugares. Omos sus informes acerca de estos encuentros, y los observamos mientras reescriben sus artculos y modifican sus pedidos de subsidio. Leemos la correspondencia archivada en una carpeta y nos entera-mos de los contratos realizados con la industria, acerca de la provisin de ma-teria prima y el intercambio de muestras. Interrogamos a los cientficos acerca de sus viajes, y su correspondencia y otras actividades que trascienden el m-bito del laboratorio, y aprendemos que ellos enmarcan su trabajo cientfico en trminos del modo en que se involucran con lo ex situ.

    Los cientficos hacen inteligible su trabajo de laboratorio refirindose a compromisos y negociaciones que apuntan ms all del lugar de investigacin (y vuelven inteligible su involucrarse con lo ex situ por referencia a su trabajo de laboratorio). Pero el razonamiento de laboratorio de los cientficos no slo nos lleva fuera de los lmites del sitio de investigacin, sino que tambin nos lleva ms all de las fronteras de la especialidad en la cual un cientfico -o un frag-mento de investigacin- es incluido. Nos confrontamos con arenas de accin que son transepistmicas; ellas involucran una mezcla de personas y argumen-

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  • COMUNIDADES CIENTFICAS O ARENAS ...?

    tos que no se dividen naturalmente en una categora de relaciones pertenecien-tes a la "ciencia" o "la especialidad", y una categora de "otros" asuntos. Si fu-ramos a dividir una tal arena de accin en trminos de estas categoras nos encontraramos en dificultades para justificar nuestra demarcacin.

    Permtaseme ser ms especfica. La reescritura de un pedido de subsidio con vistas al resultado de una visita de un cientfico a Washington generalmen-te involucra ms que cambiar el ttulo. Implica reconceptualizar partes substan-ciales del contenido de la investigacin planeada. Un cientfico que re-alinea sus mtodos de investigacin para acoplarlos a la orientacin del director de un departamento al cual se ha postulado para ocupar un cargo, influye efecti-vamente en los resultados de la investigacin. Y las indagaciones proseguidas o abandonadas, en armona con la respuesta percibida de la industria con la cual existe un contrato, pueden orientar a todo un programa de investigacin en una direccin u otra. En cada uno de estos casos, un contacto externo, una negociacin por dinero o una estrategia de carrera, tiene repercusiones tcni-cas inmediatas.

    As como no hay ninguna razn para creer que las interacciones entre los miembros de un grupo de especialidad sean puramente "cognitivas", tampoco hay razn para creer que las interacciones entre los miembros de una espe-cialidad y otros cientficos o no-cientficos se limiten a transferencias de dine-ro u otros intercambios comnmente categorizados como "sociales". Los agentes subsidiantes y los vendedores de las industrias pueden negociar la adecuacin de una eleccin tcnica particular con un especialista, y los cole-gas de especialidad discuten regularmente las decisiones financieras, perso-nales, y otras que son "no-cientficas" entre s en los departamentos de las universidades y en los institutos de investigacin. Mi argumento es que si no podemos presumir que las elecciones "cognitivas" o "tcnicas" del trabajo cientfico estn exclusivamente determinadas por el grupo de pertenencia a una especialidad de un cientfico, no tiene sentido buscar una "comunidad de especialidad" como el contexto relevante para la produccin de conocimiento.

    El razonamiento cientfico tal como se lo observa en el laboratorio no puede reconciliarse con ninguna particin entre los miembros de la comuni-dad de especialidad relevante, por un lado, y los otros cientficos y los no-cien-tficos, por el otro. Las elecciones tcnicas del laboratorio nos remiten a arenas transepistmicas de la accin que son a la vez ms pequeas y ms extensas que las comunidades generalmente postuladas en los estudios so-ciales de la ciencia. Son ms pequeas en el sentido de que la preocupacin de los cientficos gira en torno a unas pocas personas centrales y arenas de operacin, las cuales son actualizadas, transformadas y renegociadas por medio de la comunicacin directa o indirecta. Las relaciones con los cientfi-cos de mayor jerarqua [senioi] relevantes a la carrera, con administradores,

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  • DOSSIER

    tcnicos, representantes para los subsidios o editores ejemplifican estos com-promisos. Pero las arenas de transaccin respectivas apuntan a una clientela mayor que el grupo de especialidad en tanto los cientficos se relacionan no slo con cientficos de otras reas de investigacin, sino tambin con no-cien-tficos, como se indic ms arriba.

    Es crucial tomar conciencia de que las jugadas realizadas en las diver-sas arenas de accin no necesitan agregarse a un juego particular practicado de acuerdo con un conjunto coherente de reglas y persiguiendo un objetivo definido. La imagen que obtenemos es ms la de un campo sobre el cual un nmero de personas practican distintos juegos al mismo tiempo. La imagen no se integra por medio de caractersticas compartidas por los participantes, co-mo en el caso de una clase lgica. Ms bien, los distintos juegos evolucionan a partir de lo que se transmite entre agentes en una sucesin de escenas que se continan y se entretejen.29 El campo mismo es "terico" en el sentido de que no puede ser identificado empricamente, independientemente de las are-nas sociales en las cuales las transacciones ocurren. No es nada ms que la suma de las interrelaciones que el socilogo, adoptando la perspectiva de "vista area", puede reconstruir a partir de las representaciones de los agen-tes de cmo estn mutuamente involucrados. Como se indic ms arriba, es-te artculo no intenta una reconstruccin semejante, la cual presumiblemente debera tomar la forma de una red de interrelaciones fundada empricamente (pero no directamente observable). Hay, de todos modos, por lo menos dos cuestiones ms que deben ser planteadas en relacin con las arenas trans-epistmicas mismas. La primera se refiere a la naturaleza de las relaciones simblicas operantes en estas arenas, y la segunda (quizs la ms importan-te) concierne a la relevancia de la conexin transepistmica de investigacin para la produccin de conocimiento.

    Relaciones de recursos

    Cul es la naturaleza de las relaciones simblicas que se dan en un cam-po de accin que es visto como integrado, no por lo que se comparte, sino por lo

    29 La idea subyacente aqu es que las caractersticas comunes, como la cultura comn o el lengua-

    je comn, dependen de la interaccin de aquellos que las "comparten". As, deben ser vistas como consecuencias de lo que se transmite -y de este modo se renueva continuamente- entre agentes. Como ya lo haba notado Bloomfield en 1933, "las diferencias en el habla ms importantes dentro de una comunidad se deben a diferencias de densidad de la comunicacin". Lo que es verdadero en el caso del habla seguramente tambin es verdadero en otros aspectos de la cultura. Vase Bloomfield, L., Language, Nueva York, Henry Holt, 1933, p. 46.

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    que se transmite entre los agentes? Cmo interpretan los agentes mismos sus intercambios en las arenas transepistmicas a las que me he referido? En el ni-vel ms general, estos intercambios involucran lo que conviene llamar relaciones de recursos -esto es, relaciones a las cuales se recurre, o de las cuales se de-pende, para obtener insumos o apoyo-. Las arenas transepistmicas de accin simblica se muestran como el sitio [locus] en el cual se negocian el estableci-miento, la definicin, la renovacin o la expansin de relaciones de recursos.

    Por supuesto, de acuerdo a una suposicin subyacente en muchas obras sobre comunicacin cientfica, los cientficos dependen del trabajo de otros cientficos en sus propias producciones cientficas. Recientemente, Barnes ha enfatizado que la significacin histrica del conocimiento es que acta como un recurso que los agentes emplean calculadamente para realizar sus intere-ses; y Bourdieu nos ha alertado acerca de los recursos sociales y culturales ("capital") que los cientficos vuelven relevantes para sus trabajos, y que se enriquecen a partir de los mismos.30 As, implcita o explcitamente, la nocin de recursos es central para los estudios sociales de la ciencia. Sin embargo, yo no me ocupo, primariamente en este trabajo, del conocimiento como un re-curso, o de los recursos invertidos en la produccin de resultados cientficos. El punto crucial aqu es que estamos hablando de relaciones, y que estas re-laciones organizan las transacciones tanto entre especialistas como entre cientficos y no-cientficos.

    Permtaseme desarrollar esta tesis discutiendo el segundo aspecto en primer lugar. Las relaciones de recursos que se postulan aqu no presuponen una delimitacin a prior! del universo al que se aplican. Esto significa que las relaciones respectivas deben ser interpretadas, en principio, de modo similar, sea que ellas establezcan un lazo entre los cientficos de un mismo grupo de especialidad, o entre cientficos y no-cientficos, de acuerdo con el rol profe-sional y la afiliacin. Un ejemplo de lo que parecen ser relaciones de recursos intra-especialidad lo tenemos en el estudio de Pickering acerca de la reciente aceptacin de la explicacin por el charmonum de ciertas partculas reciente-mente descubiertas en la fsica de alta energa.31 El estudio ilustra cmo el modelo charm [encanto] triunf por sobre las explicaciones rivales al generar una fresca corriente de nuevos enigmas solubles -esto es, alimento para la continuacin de la ciencia normal- y al vindicar el trabajo cientfico previo que haba utilizado el concepto de quark. Parecera que la mayora de los fsicos

    30 Vase, por ejemplo, Barnes, op. cit, nota 27, 16, 30, 81; y Bourdieu, op. cit, nota 4.

    31 Cf. Pickering, A., "The Role of Interests in High Energy Physics: The Choice between Charm and

    Colour", en Knorr, Krohn y Whitley, op. cit, nota 3, pp. 107-138.

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    de alta energa relevantes vieron el modelo charm como un recurso al que po-dan convertir en trabajo de investigacin propio, y descartaron el modelo de los colores, que era el alternativo, a causa de sus explicaciones inconexas ad hoc. El ejemplo armoniza con mi propia observacin de que los cientficos res-ponden a las sugerencias de sus colegas en trminos de "oportunidades" -es-to es, en trminos de la percepcin de capacidades no realizadas de un resultado- a ser insertadas como un recurso en la urdimbre de sus propias in-vestigaciones en marcha.

    Pero hay otros tipos de relaciones de recursos. Tmese el caso de un in-vestigador pos-doctoral de la India quien me dijo que estaba siendo "usado" por el jefe del laboratorio del cual dependa para la continuacin de su visa y sus contratos. El investigador llevaba a cabo toda la investigacin de un pro-yecto, supervisaba a alumnos y tcnicos y propona ideas que eran conside-radas como "innovadoras". Su nombre apareca en los artculos, pero no en las patentes que resultaban de la investigacin, y era el jefe del laboratorio quien decida cundo y dnde publicar, y quien presentaba el trabajo en con-gresos. Sin embargo, mientras el jefe del laboratorio usaba al investigador pa-ra ejecutar el proyecto, el investigador utilizaba al jefe del laboratorio para impulsar su propia carrera. Lleg al laboratorio para tener acceso a las publi-caciones, fondos de investigacin y temas de investigacin en boga; y pens que su afiliacin a un instituto prestigioso le permitira obtener un cargo bien pago y de prestigio al volver a su pas. En suma, el investigador pareca usar al jefe del laboratorio como un recurso en su proyecto de carrera, mientras que se presentaba a s mismo como un recurso necesario para el jefe del la-boratorio. Las dos partes involucradas monitoreaban la relacin de recursos, de modo que el balance fuera tan favorable como fuera posible a sus intere-ses. Otros ejemplos de lo que est implicado en las relaciones de recursos puede ser observado fcilmente cuando se ocupan cargos acadmicos, cuan-do se otorgan fondos de subsidios a los investigadores, cuando se eligen ora-dores para una conferencia cientfica, etc. Para una institucin acadmica, la seleccin de un candidato puede depender del grado en el cual l/ella prome-te ser un recurso que puede ser convertido en otros recursos relevantes para la institucin (tal como estudiantes y dinero de investigacin), o para el cuer-po de profesores que toma la decisin. Para la fundacin que otorga un sub-sidio, el valor del recurso puede ser definido en trminos de la medida en la cual un grupo de investigacin puede ser confiado para participar de una in-vestigacin cuya financiacin y cuyos resultados puedan justificarse pblica-mente. Para la casa editora, publicar un libro depender del grado en el cual el trabajo o su autor es percibido como un recurso para atraer un auditorio.

    Ntese que en todos los casos mencionados, lo que cuenta no es algn "valor intrnseco" del trabajo de investigacin, sino ms bien la convertibilidad

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    del recurso pronosticado (ya se trate de un cientfico o del trabajo de un cien-tfico) en las "monedas" en las cuales las nociones tales como valor o utilidad adoptan su significado por medio de un indicador [indexical meaning]. Ntese tambin que mi insistencia en hablar acerca de las relaciones de recursos im-plica que esta convertibilidad es un logro continuo y generalmente recproco en por lo menos tres sentidos. En primer lugar, es un logro continuo en el sentido de que la determinacin de qu vale como un recurso es eso mismo, lo que se juega en estas relaciones simblicas. Una definicin recproca de algo como un "recurso" no es estable, sino una estabilizacin, que se apoya en prcticas que sostienen la definicin. En segundo lugar, las relaciones de recursos de-ben ser continuamente renovadas para sobrevivir. Considrese el monto des-proporcionado de esfuerzo que algunos grupos de investigacin invierten en renovar sus relaciones de recursos con agencias de financiacin, escribiendo propuestas de investigacin. Finalmente, en un tercer sentido, los cientficos parecen estar activamente comprometidos en construir, solidificar y expandir las relaciones de recursos y en manipular la convertibilidad de los recursos arriesgados.

    As, es vital darse cuenta de que los intereses que sostienen la definicin de algo como recurso, la equivalencia establecida entre recursos definidos de modo dispar, y ms generalmente la convertibilidad de los recursos, son a la vez negociados en las relaciones de recursos. Esto significa, por ejemplo, que no podemos invocar, sin dificultades, los intereses de un agente para explicar por qu algo se percibe y adopta como recurso.32 De lo que se ha dicho an-

    32 Esta es una segunda divisin fundamental entre el enfoque de la etnografa del conocimiento aqu

    adoptado y el "modelo de los intereses" desarrollado por la perspectiva en ciencia de la sociologa del conocimiento. Ahora bien, no estoy sugiriendo que no podamos intentar explicar la accin social desde una perspectiva naturalista, en trminos de Intereses; esto es, despus de todo, lo que todos nosotros hacemos en la vida cotidiana. Pero tales explicaciones deben de algn modo zanjar el pro-blema de que a) estos intereses no son generalmente obvios para los mismos agentes; b) los inte-reses, como otros fenmenos, parecen ser negociados y logrados en la accin social en vez de ser simplemente "existentes"; c) los intereses "objetivamente" atribuidos y "subjetivamente" percibidos no siempre coinciden; lo que significa que d) existe la pregunta de quin puede o no puede identi-ficar legtimamente los intereses de alguien, y con qu fundamentos. Mientras que algunas de es-tas cuestiones, y otras, han sido admirablemente encaradas en el modelo marxista de los Intereses, sin duda no puede decirse que hayan sido resueltas. Una crtica levemente diferente del modelo de los intereses puede verse en Woolgar, S., "Interests and Explanation in the Social Study of Scien-ce", Social Studies of Science, vol. 11,1981, pp. 365-394. Pueden encontrarse Ilustraciones del mo-delo de los intereses -el cual, a pesar de las dificultades sealadas, ha dado lugar a varios provocativos estudios de caso- en Barnes, op. cit, nota 27; Pickering, op. clt, nota 31; MacKenzie, D., "Statistical theory and Social Interests: A Case Study", Social Studies of Science, vol. 8, 1978, pp. 35-83; MacKenzie y Barnes, "Scientific Judgement: The Biometry-Mendelism Controversy", en

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    teriormente quedar en claro que las relaciones de recursos no son concebi-das en trminos de objetivos compartidos por los participantes. Ms bien, pa-recen emerger de una fusin de intereses, los cuales, a la vez, pueden ser negociados. Es tentador -pero incorrecto- ver a tales fusiones de intereses como marcadas por la cooperacin ms que por el conflicto. En el caso de la relacin entre el investigador pos-doctoral y el jefe de su laboratorio, el con-flicto acechaba por detrs del frgil balance logrado por la fusin de intereses, y sala a la superficie cada vez que este balance era temporariamente roto. Las relaciones de recursos generalmente ligan a los competidores en un rea, o giran en torno a alguna otra fuente de antagonismo latente. Las oscilacio-nes entre conflicto y cooperacin, entre la fisin y la fusin de intereses que se definen recprocamente, son los correlatos acostumbrados del proceso de negociacin que caracteriza las relaciones de recursos.

    La conexin transepistmica de investigacin

    He dicho que el trabajo cientfico observado en el laboratorio nos refiere continuamente a las arenas transepistmicas de investigacin, y que los parti-cipantes interpretan las transacciones simblicas en estas arenas en trminos de relaciones de recursos. La pregunta que estas observaciones suscitan, por supuesto, es cmo estas conexiones transepistmicas se vuelven relevantes para la produccin de conocimiento, y por qu merecen gran parte de la aten-cin que generalmente se le dedica a los grupos de especialidad. Claramente, mi campaa por la organizacin contextual de la ciencia no se motiv en un in-ters en las relaciones sociales de los cientficos fuera e independientemente de su trabajo. Ms bien, consisti en un intento de especificar aquellos compro-misos contextuales que afectan a, o son una parte intrnseca de, la produccin de conocimiento tal cual se la ve en el laboratorio.

    Ahora es mi intencin postular que los compromisos transepistmicos de los cientficos son el lugar [locus] en el cual se definen, revisan y negocian las traducciones de la decisin (los criterios) invocados por las elecciones del la-boratorio, en conexin con las negociaciones acerca de los recursos en juego en varias relaciones. Tmese el caso de un pedido de subsidio. Se ha notado hace tiempo que los "problemas" pueden representar una entrada [input\ "ex-

    Barnes y S. Shapin (comps.), Natural Orden Historical Studies of Scientific Culture, Londres y Be-verly Hills, Calif., Sage, 1979, pp. 191-210; y Shapin, "Homo Phrenologicus: Anthropological Pers-pectives on an Historical Problem", ibid., pp. 41 -71.

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    terna" al trabajo cientfico, en tanto son elementos que el contexto social ms amplio le pasa a la ciencia para su cura y tratamiento. Frecuentemente los fondos estn reservados para ciertas reas de problemas, y los cientficos son alentados, si es necesario, a escoger problemas de inters general.

    Pero las agencias de financiacin hacen mucho ms que marcar los ob-jetivos socialmente deseables. Las propuestas que he observado consisten en cadenas de traducciones de problemas, las cuales comienzan con una defini-cin de propsitos y continan con una desmenuzada refinacin de los mto-dos, materiales fuente y procesos. Exactamente a travs de estas precisiones, las agencias de financiacin y los cientficos negocian cul es el problema, y cmo debe ser traducido en elecciones de investigacin reales. Referirse a los problemas de investigacin como una entrada [input] externa a la ciencia equi-vale a ignorar el proceso de refinamiento, el cual penetra en el ncleo mismo del trabajo cientfico. Las agencias subsidiantes, o los contratantes del gobier-no y la industria, estn directamente involucrados en este proceso, proponien-do o previniendo traducciones de los problemas ligados con los criterios de decisin empleados en el laboratorio.

    En otro lugar he propuesto que la investigacin cientfica se muestra en el trabajo cientfico real como constructiva ms que como descriptiva, y he espe-cificado la constructividad en trminos del carcter del trabajo de investigacin de estar impregnado de decisiones.33 De acuerdo con esto, el trabajo cientfi-co consiste en la realizacin continuada y la tematizacin de la electividad, lo que significa que las elecciones realizadas en el trabajo cientfico previo se vuelven tanto tema como recurso de investigaciones cientficas subsiguientes. Las elecciones slo pueden hacerse sobre la base de otras elecciones; esto es, ellas requieren traducciones en elecciones sucesivas, los llamados "crite-rios de decisin". Por ejemplo, la opcin aparentemente simple entre un filtro y una centrifugadora para separar ciertas sustancias puede traducirse en elec-ciones que apelan a la duracin diferente de los procesos, la accesibilidad de los equipos o los diferentes costos de energa implicados. Los productos cien-tficos estn altamente estructurados internamente en trminos de estratos de elecciones, adems de cualquier estructuracin "externa" que puedan poseer a causa de cierta compatibilidad o contraste con la naturaleza.

    Ahora bien, la tesis propuesta es que los constreimientos en que se tra-ducen las elecciones de laboratorio, y las relaciones que alimentan estos constreimientos, se negocian en las arenas transepistmicas en las que los cientficos estn involucrados; esto es, ellos nos refieren a campos transepis-

    Cf. Knorr-Cetina, op. cit, nota 1, cap. 1.

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    tmicos de transaccin simblica, ms que a los campos cientficos o a las co-munidades de especialistas. Sin duda, el trabajo cientfico consiste en una medida sustancial en realizar verdaderamente (tanto como prever, planear o reconstruir) las elecciones respectivas. Sin embargo, esto no significa que es-tas decisiones, y consecuentemente las construcciones de laboratorio, sean independientes de las tramas transepistmicas a las cuales nos hemos refe-rido. Tener control sobre una decisin no es lo mismo que tener control sobre las traducciones necesarias involucradas, y las conexiones transepistmicas de investigacin se mantienen a travs de estas traducciones de criterios de decisin. En estas traducciones se invocan y se toman en consideracin los compromisos y los intereses negociados en las arenas transepistmicas, y as la consistencia con los requerimientos impuestos por las relaciones de recur-sos se constituye en el interior de los resultados cientficos.

    No hace falta decir que slo las elecciones que se vuelven de inters te-mtico llevan a traducciones en las cuales las opciones se hacen explcitas. Mu-chas elecciones de laboratorio se hacen rutinariamente, sin que lleguen a ser temas de discusin o reflexin. Los cientficos hablan de estas elecciones co-mo lo "normal", "natural" o "lgico". Esto implica que la selectividad congela-da, incorporada al curso normal de la accin cientfica, no ser percibida, a menos que algo interfiera con la secuencia "natural" de eventos.

    Pero hay otro argumento que debe ser enfatizado antes de concluir es-te artculo. Postular una conexin entre las implicaciones contextuales de los cientficos y las elecciones del laboratorio mediadas por criterios de decisin no significa sugerir que podamos leer estos criterios a partir de implicaciones contextuales especficas. Los compromisos negociados -as como la especi-ficacin de problemas de investigacin anticipados- en las interacciones transepistmicas, pueden ser renegociados en el trabajo de laboratorio real, y los criterios de decisin encarnados en estos compromisos pueden ser re-visados, ignorados o desestimados en el proceso de investigacin. Ms an, cuando hay una fusin de intereses producida por relaciones de recursos, su impacto sobre las decisiones de investigacin puede estar mal definido. Lo-grar la consistencia de los resultados cientficos con el contexto en el cual ellos se sitan es un problema para los cientficos mismos. Los cientficos "conjeturan", "presumen", "piensan" y "esperan" que una traduccin particu-lar de un problema, una tcnica elegida o un producto construido en el traba-jo de laboratorio coincidir con el inters de aquellos con quienes se encuentran comprometidos, pero corrientemente no saben exactamente lo que se espera de ellos. De modo que redireccionan su capacidad de adivinar de acuerdo con las respuestas que pbtienen, y pueden terminar convencien-do a aquellos que estn "interesados" en su trabajo acerca de cul exacta-mente debera ser el objeto de su inters.

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  • COMUNIDADES CIENTFICAS O ARENAS ...?

    Es importante apreciar esta indeterminacin como crucial para la apari-cin de nueva informacin. Si las elecciones de laboratorio pudieran predeter-minarse por medio de un conjunto de criterios especficos efectivos bajo condiciones precisables, la investigacin se reducira a la ejecucin pre pro-gramada de las condiciones respectivas. De este modo, lo importante no es deplorar la existencia de la indeterminacin que nos impide predecir las deci-siones de la investigacin, sino ver esta indeterminacin como una condicin de posibilidad para el aumento de informacin. De acuerdo con la teora de la informacin, no puede ocurrir un ptimo de informacin si dos sistemas vincu-lados son totalmente dependientes o totalmente independientes el uno con respecto al otro. Ms bien, este ptimo emerge de una transmisin de infor-macin distinta de cero entre los sistemas, y un cierto monto de error en la transmisin.34 En este sentido, la indeterminacin (correspondiente a algn error, o a nuestra incapacidad para leer las elecciones del laboratorio a partir de los compromisos transepistmicos del cientfico) puede ser vista como per-mitiendo u ocasionando la aparicin de nueva informacin.

    Conclusin Para concluir, permtaseme enfatizar que no hay, por supuesto, nada nue-

    vo en el hecho de postular una conexin sustantiva entre las construcciones de la ciencia y otras reas de la vida social. Los historiadores de la ciencia han de-ducido estas conexiones a partir de desarrollos superpuestos dentro y fuera de la ciencia, y los socilogos del conocimiento han intentado proveer concepcio-nes tericas del problema (aunque slo recientemente en relacin con las cien-cias naturales). En general, estos estudios parecen haber procedido por medio de la identificacin de similitudes entre las ideas expresadas en las teoras u otros productos cientficos, y los modos de pensamiento o comportamiento ha-llados en la prctica social. Como ejemplo, considrese la afinidad postulada por Sohn-Rethel entre el concepto galileano de movimiento inercial y la abs-traccin del intercambio de mercancas en las transacciones econmicas coti-dianas. Sin embargo, tales similitudes, que muchas veces son atribuidas a visiones del mundo o intereses de clase compartidos (los Interesenslagen de Mannheim), son cuestionadas muy fcilmente, particularmente si los mecanis-

    34 Un resumen de los argumentos que fundamentan la creacin de la "organizacin a partir del

    azar", o "el orden a partir del desorden", de acuerdo con desarrollos recientes en la termodinmica y la teora de la informacin, se encuentra en Atlan, H., Entre le cristal et la fume, Pars, Seuil, 1979, particularmente el ejemplo en la p. 47.

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    mos a travs de los cuales la correspondencia alegada se produce permane-cen en la oscuridad o son difciles de defender empricamente.35

    En contraste con el enfoque centrado en la congruencia, mi propuesta apunta hacia un enfoque gentico de las conexiones transepistmicas de la in-vestigacin. El argumento a partir de las observaciones de laboratorio es que las conexiones transepistmicas de la investigacin operan a travs de tra-ducciones de decisiones negociadas en las arenas transepistmicas de la ac-cin. As, la observacin de laboratorio localiza el problema en el proceso de produccin de conocimiento. Ella sugiere que este proceso es constructivo (impregnado de decisiones), e identifica las relaciones de recursos en las cua-les el trabajo cientfico aparece inserto como el vehculo de las conexiones transepistmicas. En particular, la propuesta especfica de este artculo es que las conexiones transepistmicas de la investigacin, tal como se mues-tran en el laboratorio, objetan nuestra tendencia a detenernos en la nocin de comunidades de especialidad como los contextos relevantes de la organiza-cin social y cognitiva del trabajo cientfico. El trabajo cientfico parece estar inserto en contextos que, por naturaleza y necesidad, apuntan ms all de las reas de especialidad por las cuales los contadores de la vida cientfica pue-dan clasificar un trabajo. Paradjicamente, el propio trabajo interno de la cien-cia demuestra que el internalismo implicado en nuestra preocupacin por las comunidades cientficas o por los campos de especialidad necesite, finalmente, ser rechazado.

    35 Vase, por ejemplo, la crtica de B. Young de la similitud invocada por Sohn-Rethel, en su intro-

    duccin a Sohn-Rethel, op. cit, nota 21. O considrese la crtica de Norton de la homologa postu-lada en el estudio de Barnes y MacKenzie {op. cit, nota 32) entre la concepcin de Parsons de la evolucin como un proceso creciente pasible de redireccin gradual y las corrientes de pensamien-to reformista e intervencionista atribuido a la clase media profesional emergente: Norton,.B. J., "Karl Pearson and Statistics: The Social Origins of Scientific Innovation", Social Studies of Science, vol. 8, 1978, pp. 3-34, en p. 30.

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