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    KASPER, Walter

    El Dios de Jesucristo

    Sgueme, Salamanca 1985, 383 pp.

    (t. o.:Der Gott Jesu Christi)

    I. Introduccin

    II. Exposicin de la 1 parte

    III. Valoracin de la 1 parte:

    1) Metodologa. Fuentes de la Teologa de Kasper

    2) Reinterpretacin de la Teologa natural y de la antropologa

    IV. Exposicin de la 2 parte

    V. Exposicin de la 3 parte

    VI. Valoracin de la 2 y 3 parte

    I. Introduccin

    Profesor de Teologa dogmtica en la Universidad de Tubinga desde 1970, Kasper es bien

    conocido en el mundo teolgico europeo por su actividad cientfica, formalmente comenzada enMnster (1964) y reflejada en numerosas obras, entre las que se encuentran Fe e Historia (1970),

    Introduccin a la fe (1972) yJess, el Cristo (1974). Ha editado recientemente un volumen de artculos

    publicados desde 1970, bajo el ttulo de Theologie und Kirche. Ha colaborado en la redaccin del

    Catecismo Catlico para adultos, publicado por la Conferencia episcopal alemana en 1985. En 1984

    fue nombrado por el Papa Juan Pablo II para ocupar la Secretara General del Snodo Extraordinario de

    obispos. Tena en ese momento 54 aos.

    La presente obra, que ha sido recibida con notable inters en los ambientes teolgicos, constituye

    un tratado sistemtico sobre Dios. Se compone de tres partes. Laprimera, bajo el ttulo "La cuestin de

    Dios, hoy" (pp. 11-138), agrupa cinco temas que forman para el autor la base general del tratado: 1.Dios como problema 2. La negacin de Dios en el atesmo moderno 3. La apora de la teologa frente

    al atesmo 4. Experiencia de Dios y conocimiento de Dios y 5. Conocimiento de Dios en la fe.

    Laparte segunda trata del "mensaje sobre el Dios de Jesucristo" (pp. 159-264) y est expuesta de

    modo trinitario segn la estructura del Smbolo de la fe: Dios, Padre Todopoderoso (pp. 161-186)

    Jesucristo, Hijo de Dios (pp.187-229) y el Espritu Santo, Seor y Vivificador (pp. 231-264).

    La tercera parte es una exposicin sistemtica del misterio trinitario de Dios (pp. 265-367), que se

    divide en dos grandes secciones: 1. Bases de la doctrina trinitaria y 2. Formacin de la doctrina

    trinitaria: El punto de partida conceptos fundamentales de la doctrina trinitaria comprensin sistemtica

    de la doctrina trinitaria.

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    Un principio fundamental de la obra es la idea de que la respuesta a la cuestin moderna de Dios y

    al desafo del atesmo contemporneo es la confesin trinitaria del Dios predicado por Jesucristo.

    Mostrarlo adecuadamente es para el autor la tarea central de la teologa cristiana, que no vendra

    principalmente a solucionar la cuestin de Dios, sino ms bien a tratar de comprender el misterio divino

    en tanto que misterio. Debe ser una teologa que presuponga, sin embargo, la actualmente preterida

    cuestin metafsica del ser y que la tenga siempre a la vista.

    II. Exposicin de la 1 parte

    La primera parte del libro es entonces una defensa y busca una rehabilitacin de la teologa

    natural.

    El apartado inicial de la primera parte Dios como problema (pp. 13-27) comprende tres

    puntos: 1. El planteamiento del problema en la tradicin 2. El planteamiento del problema hoy 3. El

    planteamiento teolgico del problema. Este apartado es bastante importante para la comprensin y

    desarrollo de la obra porque establece sus bases metodolgicas.

    El autor estima que el primer artculo del Smbolo de la fe Credo in unum Deum "es elprincipio fundamental de todo el Credo, (porque) contiene implcitamente toda la fe cristiana" (p. 13).

    Dios es por tanto el "nico tema de la teologa y el que confiere unidad a sta".

    Se trata entonces de establecer en primer lugar la nocin preliminar (Vorbegriff) de Dios. Kasper

    descarta para ello dar por supuesta la nocin y empezar con la demostracin de Dios. Piensa que "no

    existe un conocimiento sin presupuestos" y que "en teologa es preciso comenzar indagando lo que las

    religiones y la tradicin teolgica han entendido por Dios" (p. 14). A continuacin se refiere

    principalmente a las descripciones de Toms de Aquino, Anselmo de Canterbury, Lutero, Ebeling y

    Rahner, para concluir que todas estas definiciones, en medio de su diversidad, muestran una cosa: que la

    palabra Dios, tal como se ha entendido en la tradicin, no es la respuesta a un problema entre otros

    muchos...Dios constituye una respuesta que abarca y trasciende toda otra respuesta" (pp. 15-16).

    "El hombre, abierto a la totalidad del mundo se lee ms adelante slo alcanza su plenitud si da

    una respuesta al sentido de su ser y al sentido de la realidad en general. Segn la tradicin religiosa, la

    realidad nombrada con la palabraDios es esta respuesta" (p. 16).

    Kasper observa a continuacin que para "el hombre medio de finales del siglo XX" lo evidente es

    la realidad perceptible por los sentidos, de modo que la realidad de Dios "cae bajo la sospecha de ser un

    simple reflejo del mundo, una pura ideologa" (p. 18).

    Es evidente en cualquier caso que el atesmo es "uno de los fenmenos ms graves de nuestra

    poca" (Gaudium et Spes, n. 19). Este atesmo no deriva de una sola causa. Kasper enumera como

    causas principales la ideologa moderna de emancipacin o "autoafirmacin humana contra el

    cristianismo" la escisin de las iglesias en el siglo XVI y el nacimiento de la burguesa moderna: "en

    bien de la paz hubo que considerar la religin como un asunto privado y aceptar como nueva base de

    convivencia la razn o el orden natural accesible a la razn, que se supona vlido etsi Deus non

    daretur. Dios qued as despojado de toda funcin social" (p. 20) el desarrollo, en fin, de las

    circuntancias modernas, que hicieron posible una cosmovisin ajena a toda fundamentacin

    trascendente.

    Dice el autor a modo de conclusin que el "pensamiento de Nietzsche (+1900) tiene hoy una

    sobrecogedora actualidad. Es ms actual que los diversos proyectos de un atesmo humanista, tambin

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    ms actual que el atesmo marxista...Porque con el misterio de Dios desaparece tambin el misterio del

    hombre" (p. 22). Se hace eco as de las consideraciones del Concilio Vaticano II, recogidas por Juan

    Pablo II en la Encclica Redemptor Hominis (1979) de que la muerte de Dios lleva a la muerte del

    hombre. "En esta situacin concluye, la idea de Dios como fundamento y meta de toda realidad se

    convierte para los telogos en un tema urgente, en el tema ms urgente de todos" (p. 23).

    "La pregunta es ahora cmo podemos hablar sobre Dios de modo inteligible en esta situacin" (p.

    23). Kasper trata de plantear la contestacin bajo un punto de vista metodolgico en las ltimas pginasde este primer apartado. Piensa que no puede responderse partiendo directamente de una fe, obvia en

    Dios, es decir, "comenzando en forma positiva con el Dios de la revelacin bblica". Tampoco es

    posible un camino desde abajo, es decir, una va sin presupuestos. "Porque toda pregunta presupone ya

    una precomprensin de la realidad encuestada. Si no hubiramos odo hablar de Dios, nunca se nos

    ocurrira hablar de l o intentar demostrarlo... Por eso nuestro lenguaje sobre Dios debe inspirarse en la

    tradicin y debe referirse a ella" (p. 24).

    Debe partirse por lo tanto del problema apuntado por la palabra "Dios" transmitida por la

    tradicin. Bien entendido, dice Kasper, que el gran esfuerzo teolgico no es "abarcar a Dios en un

    concepto", lo cual pasara por alto su carcter divino, sino la reduccin de todo saber a la comprensin

    del misterio divino en tanto que misterio (reductio in mysterium). "El fin de la teologa no puede ser la

    absorcin de la fe en el pensamiento, sino nicamente la concepcin del misterio de Dios como

    misterio" (p. 25).

    El debate teolgico sobre Dios no es la discusin de un asunto terico. Es tambin un debate sobre

    el hombre y como tal "un problema eminentemente prctico".

    Por otra parte,la teologa, que es discurso sobre Dios, se convierte por sus aspiraciones de totalidad

    en "guardiana y defensora de la filosofa como pregunta por el ser como tal". Es decir, "el discursosobre Dios presupone la pregunta metafsica por el ser y la provoca al mismo tiempo" (p. 26).

    Este quehacer presente de la teologa es visto por el autor como un aspecto esencial de lo que llama

    "retorno a lo sagrado", que es en su opinin la tarea esencial hoy da tanto para la salvaguarda de la

    realidad de Dios como del hombre. "Frente a muchos programas teolgicos reduccionistas, no es

    ninguna redundancia afirmar que una teologa teolgica es el imperativo del momento actual y la nica

    respuesta adecuada al atesmo moderno" (p. 27).

    El apartado 2 de la primera parte titulado La negacin de Dios en el atesmo moderno

    comprende tres puntos: 1. La autonoma, base del atesmo moderno (pp. 29-34) 2. El atesmo ennombre de la autonoma de la naturaleza (pp. 34-41) y 3. El atesmo en nombre de la autonoma del

    hombre (pp. 41-63): L. Feuerbach, K. Marx, F. Nietzsche.

    Este apartado se sigue lgicamente en el esquema del libro de las ltimas observaciones del

    apartado anterior. Si una teologa teolgica es la nica respuesta adecuada al atesmo, se trata de

    examinar el fenmeno ateo en la doctrina de sus expositores clsicos. No es una presentacin neutra ni

    acrtica de las posiciones ateas. Est ordenada a facilitar a la teologa la comprensin de su tarea si ha de

    ser una contestacin eficaz y positiva al atesmo.

    Afirma Kasper que "debe considerarse como atesmo aquella concepcin que niega lo divino o lo

    absoluto de cualquier tipo que no se identifique con el hombre y con el mundo de nuestra experiencia

    emprica y sus principios inmanentes". Es la "anttesis de toda afirmacin de Dios y de lo divino" (p.

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    29). Se indica que el verdadero atesmo slo se hace posible en la edad moderna cuando a partir de

    Descartes (1596-1650) aparece un cambio radical en la concepcin de Dios. El autor piensa que la

    "exasperacin nominalista de la teonoma", que entiende la voluntad divina como un absoluto, hace que

    la autonoma humana se mude defensivamente en instancia crtica. La idea de Dios es entonces

    considerada como medio para afirmar la autonoma humana. Dice Kasper: "En una ltima conclusin

    que Descartes no lleg a sacar, Dios se convierte en un requisito para la autorrealizacin del hombre "

    (p. 31).

    Se acenta as un proceso secularizado en el que se apaga progresivamente la experiencia religiosa

    del Dios vivo de la Revelacin y de la fe, a la vez que va predominando una concepcin funcionalde

    Dios, es decir, la nocin de Dios como explicacin cosmolgica o moral a problemas cientficos o ticos

    que el hombre emancipado debe resolver. La fase final de esta trayectoria ser la idea de Dios como un

    competidor del hombre con la consiguiente formulacin del atesmo postulatorio: para afirmar al

    hombre, debe negarse a Dios.

    Kasper enuncia los dos tipos fundamentales de sistemas ateos, que responderan al doble modo de

    entender radicalmente la autonoma moderna: a) la autonoma de la naturaleza y de las esferas profanas

    (cultura, ciencia, arte, economa, poltica, etc.) y b) autonoma del sujeto. El primer tipo de autonoma

    considera que los campos de la cultura no exigen la hiptesis de Dios para su realizacin. El segundo

    afirma que la dignidad y libertad humanas resultan incompatibles con la existencia de un Dios

    todopoderoso (p. 33).

    Se examinan a continuacin con algn detalle los rasgos y la gestacin de ambos tipos de atesmo,

    sobre la base de que el primero se encuentra cronolgica e ideolgicamente en la raz del segundo.

    "El primer gran conflicto que llev directamente al atesmo moderno fue la controversia entre la

    teologa y las ciencias de la naturaleza" (p. 34). Kasper se detiene sobre todo en la consideracin delreflejo filosfico de este conflicto, patente especialmente en G. Bruno (+ 1600), B. Spinoza (+ 1677) y

    sobre todo la ideologa del desmo, que equivale a la filosofa religiosa de la ilustracin del s. XVIII. "El

    pantesmo y el desmo escribe no podan ser la ltima palabra ambos arrastraban una tendencia al

    atesmo. Fue decisivo para la formacin de un atesmo explcito el concepto emprico-sensualista-

    materialista de naturaleza en los siglos XVIII y XIX" (p. 38).

    Concluye estas observaciones con la afirmacin de que "el materialismo mecanicista y el atesmo

    cientfico de l derivado se consideran actualmente como superados" (p. 39), as como la oposicin

    irreductible entre fe y ciencia. Hoy domina crecientemente la conviccin de que los enunciados de la

    ciencia natural y los enunciados teolgicos se hallan en planos diversos, "lo cual no significa que seanindiferentes entre s y nada tengan que ver unos con otros" (p. 40). La ciencia natural consciente de sus

    lmites tiende indirectamente a plantear la cuestin de Dios siempre que indaga sus presupuestos ltimos

    y cuando se pregunta por la responsabilidad del cientfico respecto a las consecuencias de sus

    investigaciones (energa nuclear, vida humana, etc.).

    La cuestin de Dios dice Kasper no se decide principalmente, sin embargo, en la

    problemtica de la naturaleza, sino en el debate en torno a la libertad del hombre (cfr. p. 41). "Los

    grandes pensadores desde Descartes hasta Hegel mantuvieron decididamente la idea de Dios. Pero el

    nuevo enfoque modific radicalmente el concepto de Dios y sent los presupuestos para el atesmohumanista de los siglos XIX y XX" (p. 41). Descartes introduce la idea de Dios para asegurar el yo

    humano. Kant necesita de Dios para la felicidad del hombre. Pero Dios no es ya importante en s, sino

    slo en su significado para nosotros. El joven Schelling se aproxima ya a un atesmo postulatorio,

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    cuando plantea la libertad humana como incompatible con la idea de un Dios objetivo. Hegel intenta

    superar dialcticamente el atesmo, pero los presupuestos de su sistema hacen de este intento una

    empresa ambigua condenada al fracaso (cfr. p. 42).

    Kasper presenta a continuacin la filosofa de Feuerbach como el intento de convertir el atesmo

    entendido slo como negacin de Dios en un sistema positivo de afirmacin del hombre. "En esta

    perspectiva dice, el atesmo es la negacin de la negacin y por ello es la nueva posicin superior.

    El no a Dios es el s al hombre" (p. 44). La mutacin absoluta de la teologa en antropologa queFeuerbach opera quiere dilucidar la idea de Dios como autoproyeccin del hombre mismo. Kasper

    observa que la teora de la proyeccin podra explicar en cierta medida algunas representaciones

    subjetivas de Dios, pero es incapaz de concluir nada sobre la realidad misma de Dios. "Sobre la teora

    de la proyeccin de Feuerbach cabe decir en especial que la conciencia humana, aun siendo

    intencionalmente infinita, recorta su propia finitud justo en el horizonte de esta infinitud intencional...

    Por eso el hombre no se basta a s mismo... Por eso el hombre tampoco puede ser Dios para el hombre.

    La reduccin de la teologa a la antropologa no resuelve el problema que la teologa trata de iluminar.

    Sin duda, la infinitud intencional del hombre no implica que al trascender humano corresponda una

    transcendencia real pero tampoco implica nada en favor de la no existencia de Dios y en favor de la

    reduccin de la idea de Dios al hombre.La crtica de Feuerbach no logra su objetivo. Deja la cuestin

    de Dios, cuando menos, abierta" (p. 45).

    Se indica luego cmo la reduccin antropolgica de Feuerbach pervive en el atesmo postulatorio

    del siglo XX, representado en autores como N. Hartmann y J. P. Sartre. Se halla tambin presente en los

    planteamientos psicoanalticos de Sigmund Freud (1856-1939) que suponen "un paso ms en la

    Ilustracin" y "coinciden ampliamente en los resultados con la teora de la proyeccin de Feuerbach" (p.

    46). Dice Kasper: "la crtica freudiana de la religin... tiene una gran relevancia en el plano teolgico y

    pastoral. Pero hay que sealar claramente sus lmites. Se puede partir sin ms de la analoga entre los

    fenmenos religiosos y los fenmenos psicopatolgicos? Lo menos que cabe decir es que analoga nosignifica igualdad. El fenmeno religioso debe analizarse en s mismo no se puede reducir de antemano

    a otro fenmeno. De lo contrario se podra sospechar que lo que es producto del pensamiento

    desiderativo no es la religin, sino el atesmo" (p. 47).

    Se mencionan finalmente otros representantes de la psicologa profunda que, como C.G. Jung y V.

    Frankl, llegan a una visin positiva y ms satisfactoria de la religin.

    El tratamiento que se hace de las posiciones de Marx se centra en la cuestin sobre "si la crtica a la

    religin y el atesmo son esenciales al marxismo o slo lo condicionan histricamente, siendo, por tanto,

    algo extrnseco" (p. 49). Kasper trata de entender y exponer lo mejor posible lo que significa para Marx

    el elemento religioso dentro del hombre. Afirma que Marx no juzga la religin en sentido puramente

    negativo ni ve en ella solo una funcin legitimadora de las condiciones reales, sino tambin una protesta

    y un gemido de la criatura oprimida. Concluye, sin embargo, que la religin no deja de ser en esta teora

    la esperanza en una felicidad ilusoria y que "en realidad, K. Marx consider siempre la crtica atea de la

    religin como presupuesto, no slo histrico, sino esencial al comunismo estimaba adems que el

    impulso humanista del atesmo slo encuentra en el comunismo su realizacin efectiva. Por eso, Marx

    no polemiza slo contra un cristianismo asocial, sino que ataca con vehemencia el cristianismo

    comprometido socialmente y favorable a la causa de los trabajadores, como en el caso del obispo

    Ketteler" (pp. 32-33).

    Dice tambin el autor que de hecho el comunismo no ha podido hasta ahora dar ninguna respuesta

    a la cuestin del sentido de la realidad, y que cualquier mesianismo intrahistrico es rechazable. "En

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    virtud de su referencia constitutiva a Dios, el hombre nunca puede ser plenamente dueo de s mismo.

    Por eso, no se puede emancipar totalmente en su historia y emprender un nuevo comienzo" (p. 55).

    Kasper atribuye lgicamente al pensamiento de Nietzsche una gran importancia en la gnesis

    prxima y en las formulaciones del atesmo contemporneo, y dedica ocho pginas a exponer

    crticamente la tesis del filsofo alemn (pp. 56-65). La exposicin es respetuosa pero se aprecia que el

    autor no estima posible un dilogo verdadero con Nietzsche, dadas las distancias insalvables (cfr. p. 57)

    que le separan de las concepciones cristianas. Recorre sintticamente los principales temas nietzscheanoscomo son la "muerte de Dios" que en opinin de Kasper va unida a la muerte de la metafsica, la

    exaltacin de la Vida como categora fundamental de la filosofa, el carcter trgico del atesmo que el

    filsofo anuncia, la descripcin del tesmo tradicional como una forma sutil de nihilismo, la doctrina del

    eterno retorno como contraria a la nocin histrico-escatolgica del cristianismo, y la creacin de un

    nuevo orden de valores donde el superhombre supera la distincin tica y cristiana entre el bien y el mal.

    El autor estima que Nietzsche no plantea la cuestin del tesmo o del atesmo y que por tanto no se

    puede contestar a su crtica "dando algunos retoques a nuestra imagen de Dios" (p. 62). Un mrito de

    Nietzsche estara segn Kasper en haber diagnosticado la tendencia nihilista de la cultura occidental

    secularizada y haber puesto de manifiesto "el vaco de sentido y la falta de orientacin, el aburrimiento

    de la civilizacin moderna" (p. 62). Bien entendido que para Nietzsche todo es consecuencia de la

    "desdivinizacin, incluyendo el vaciamiento del mundo que el platonismo y el cristianismo crearon en

    comn y que en la ciencia y la tcnica modernas han alcanzado su etapa prctica" (p. 62). La frase

    "Dios ha muerto" sera como el resumen de todo este proceso.

    Kasper observa que la respuesta de Nietzsche a los problemas que se plantea es una respuesta

    desesperada que no puede convencer. El filsofo intenta situar lo eterno en esta vida y no en el ms all,

    pero esta perpetuacin de la vida slo puede conducir, dentro de los mismos presupuestos

    nietzscheanos, a la perpetuacin de lo absurdo y al hasto de vivir. De otra parte dice Kasper elhombre no puede, si quiere ser humano, suprimir la distincin entre el bien y el mal. "Puede decir s al

    mal, a la mentira, al asesinato, a la violencia?" (p. 62). Finalmente, el recurso a lo mtico y a la negacin

    casi metodolgica del principio de identidad hacen que "cuando las contradicciones parecen haberse

    reconciliado en Nietzsche explotan de nuevo al final. Y es que el principio de contradiccin, segn el

    cual algo no puede ser y no ser bajo el mismo aspecto, es la base de todo pensamiento aun el intento de

    negar este principio lo presupone" (p. 62).

    Nietzsche muestra en definitiva la inviabilidad de una concepcin radical de la autonoma del

    hombre en el sentido de una autosuficiencia total. Esta consideracin proporciona a Kasper la ocasin

    para introducir una idea que va a repetir con frecuencia a lo largo del libro y que forma parte esencial de

    la estructura de la obra. Estima que contrariamente a la tesis de Nietzsche la identidad humana

    verdadera slo puede consistir en una libertad que se recibe como un don. "Ser autosuficiente o ser

    recibido? Puede la autonoma concebirse de otro modo que tenomamente? Y cmo concebir la

    teonoma de forma que no signifique heteronoma, sino que sea fundamento y plenitud de la autonoma?

    La palabra amor apunta ya la respuesta de la teologa. Porque el amor expresa una unidad que no

    embebe al otro ser, sino que lo libera hacia s mismo y lo lleve a la plenitud. La respuesta de la teologa

    al atesmo moderno en el horizonte de la autonoma humana es por tanto de este tenor: una mayor unin

    con Dios significa una mayor y ms plena libertad del hombre" (pp. 63-64).

    Kasper observa finalmente que la cuestin bsica del atesmo moderno es la cuestin del sentido o

    falta de sentido de proposiciones comoDios existe oDios no existe. "Es la cuestin de la condicin de

    posibilidad de proposiciones existenciales en referencia a Dios" (p. 63). Piensa que con ello la filosofa

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    moderna nos obliga, cuando plantea la cuestin de Dios, a examinarla en el plano de un pensamiento de

    la subjetividad. El autor parece indicar con estas expresiones que es preciso tratar el tema en el marco de

    una reflexin teolgica que considere a Dios no como substancia sino como sujeto, y que lo haga en el

    horizonte de la libertad. Dios es sujeto con el que el hombre, que es tambin sujeto, puede entrar

    libremente en una relacin de amor. Kasper insiste en que no deben identificarse subjetividad y

    subjetivismo. La tesis central es aqu que la cuestin del ser es el nico horizonte adecuado para

    examinar la cuestin de Dios.

    El tercer apartado (la apora de la teologa frente al atesmo) de la primera parte consta de tres

    puntos: 1. La posicin apologtica tradicional (pp. 67-70) 2. La nueva actitud de dilogo (pp. 70-80) 3.

    Relacin dialctica entre cristianismo y atesmo (pp. 80-88).

    El autor trata de describir en estas pginas la actitud que la teologa y el Magisterio de la Iglesia han

    adoptado con respecto al atesmo a lo largo de la historia. Es un apartado ms bien descriptivo pero se

    hacen en l algunos juicios de valor importantes y se establecen conclusiones que enlazan con el tema

    del apartado cuarto, dedicado al conocimiento natural de Dios.

    Kasper afirma que la tradicin cristiana, apoyada en la Sagrada Escritura, suele examinar elfenmeno del atesmo bajo el punto de vista de su estricta naturaleza arreligiosa y de sus graves

    consecuencias. El atesmo es la actitud de quien rehusa reconocer al verdadero Dios. Nace de la maldad,

    lleva a la maldad, y origina la perdicin del hombre. Los Padres de la Iglesia estiman imposible un

    desconocimiento totalmente inculpable de Dios.

    El autor destaca dos aportaciones de Santo Toms de Aquino que son a su juicio de gran inters

    para el debate actual. Una es la doctrina segn la cual afirmamos implcitamente a Dios en todo acto de

    conocimiento (De Veritate, 22, 2, 1). Dice Kasper: "esto significa que no puede haber un atesmo

    absoluto significa que el ateo... conoce a Dios de un modo que a veces escapa a su propia conciencia,aunque interprete este saber errneamente" (p. 69). Tambin es verdad, sin embargo, que Santo Toms

    afirma en el comentario a Hebr. 11, 6 la necesidad de una fe explcita, no slo implcita, para la

    salvacin.

    La segunda aportacin es la idea de que el hombre adulto debe y puede reflexionar sobre el fin de

    su vida y que si lo hace rectamente conseguir, con la ayuda de la gracia, conocer a Dios como sentido

    ltimo de su existencia y como salvacin (S. Th. I-II, 89, 6). "De ah se seguir que toda persona que se

    orienta en su conciencia por los valores ltimos, tal como puede conocerlos en su situacin concreta,

    est en camino de salvacin" (p. 69).

    Las declaraciones del Magisterio de la Iglesia sobre el atesmo que tienen lugar principalmente en

    los pontificados de Po IX (Syllabus, Enc. Quanta cura), Len XIII, Po XI (Enc.Divini Redemptoris) y

    Po XII, ponen de manifiesto su carcter contrario a la razn y destructivo de las bases de la sociedad

    humana. La Enc. Ecclesiam suam (1964), de Pablo VI, incluye una condena global del atesmo pero

    adopta una postura matizada de dilogo, que se refleja asimismo en los documentos del Concilio

    Vaticano II.

    El Concilio dice Kasper ha instaurado una actitud de dilogo sin sacrificar las posiciones

    tradicionales (cfr. p. 71). Su novedad principal estriba en que "no se limite a emitir un juicio abstracto,

    sino que adopte una perspectiva histrica y traslade el debate del plano puramente esencialista al plano

    existencial". El Concilio no argumenta primariamente frente al atesmo desde el conocimiento natural de

    Dios, sino desde el centro de la fe cristiana, es decir, desde la doctrina sobre la dignidad del hombre, que

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    se prolonga e ilumina en el misterio de Cristo. "Este tipo de argumentacin antropolgica y cristolgica

    aparece en casi todas las alocuciones del Papa Juan Pablo II" (p. 72).

    El autor piensa, sin embargo, que el Concilio ha dejado de lado la doctrina de la teologa negativa

    sobre el Dios oculto, que, en su opinin, habra podido ayudar a subrayar la funcin positiva y

    purificadora del atesmo para la fe en Dios. Tampoco alude el Concilio a la importante doctrina bblica y

    agustiniana de los presupuestos morales de la fe, que no slo incluyen la ratio pura sino tambin el cor

    purum et purificatum.

    A continuacin se mencionan algunas posturas teolgicas que, a juicio de Kasper, han ejercido una

    mayor o menor influencia sobre las enseanzas del Vaticano II. Cita concretamente a K. Rahner, B.

    Welte y H.U. von Balthasar. Habla en primer lugar de la tesis bsica de Rahner, segn la cual, la

    experiencia implcita de Dios se produce con necesidad trascendental en todo acto intelectual e incluso

    en el acto de la negacin de Dios, y llama la atencin sobre el inters de esta idea para la discusin sobre

    el atesmo.

    El autor estima a pesar de todo que, segn el planteamiento de Rahner, difcilmente podra darse un

    verdadero atesmo, pues cualquier opcin atea sera en realidad poco ms que un "tesmo anmimoencubierto" (p. 74). "La teora de Rahner sobre el atesmo escribe Kasper es la contrafigura de la

    teora atea de la religin. Si sta interpreta el tesmo en sentido ateo, como proyeccin del hombre,

    Rahner interpreta el atesmo en sentido testa, como falsa interpretacin del hombre y de su

    transcendencia" (p. 74). Cree, no obstante, que es mrito de Rahner haber mostrado que el pensamiento

    transcendental moderno y el metafsico en la lnea de Santo Toms no se oponen necesariamente. Pero

    "Dios como interpretacin de la trascendencia del hombre constituye dice una afirmacin que corre

    el peligro de no poder salvaguardar del todo la trascendencia de Dios" (p. 74) "Hoy, en las postrimeras

    de la edad moderna (R. Guardini), de la modernidad (A. Gehlen) o de la conciencia moderna (R.

    Spaemann), tal posicin no basta como respuesta al atesmo moderno" (p. 75).

    Se examinan acto seguido las posiciones de B. Welte y de von Balthasar. El primero representa

    segn Kasper un pensamiento post-metafsico que intenta salvar el carcter oculto de Dios y de la

    dimensin tico-humana de la fe en Dios, y abrir a la vez una va de comunicacin con el atesmo

    moderno. Piensa que el mtodo de Welte puede entender mejor que Rahner el atesmo sin hacer de l

    un tesmo annimo. Pero al fin, los resultados no se distinguen mucho y la diferencia entre tesmo y

    atesmo prcticamente se difumina, porque en la interpretacin de Welte muy parecida a la de Eckart

    Dios parece sumergirse en la nada y la comprensin no objetiva de Dios amenaza quedarse sin

    objeto (cfr. p. 76).

    Von Balthasar parte de la idea de que el ser y el amor son coextensivos. Dice que lo absoluto

    divino se pierde en el vaco y se deriva hacia una especie de atesmo si no se concibe como un t, como

    amor personal. Es un amor absoluto necesario para el hombre, que se da al hombre no necesaria sino

    libre y gratuitamente. La respuesta al atesmo moderno no es entonces para el telogo suizo la

    demostracin de que Dios es necesario, sino de que Dios es siempre mayor. "Dios no es necesario para

    explicar el mundo profano l est sobre todo lo mundano, ms all de todo lo funcional en el mundo y

    para el mundo es el amor que slo puede ser concebido en amor y por ello en libertad". Kasper observa

    que con esta superacin de la filosofa en la teologa, von Balthasar supera las ambigedades de Welte,

    derivadas de mantener su discurso a un nivel puramente filosfico.

    En el punto tercero de este apartado se exponen finalmente los autores protestantes que entran en

    discusin con el atesmo a partir de la misma fe y no de la teologa natural. Si los autores que usan el

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    modelo dialgico tratan de encontrar en esta teologa natural una base comn de comprensin que

    permita analizar y discutir a la vez creencia en Dios y atesmo, los telogos protestantes estudiados ahora

    por Kasper K. Barth, D. Bonhoeffer, D. Slle y J. Moltmann cuestionan esa base comn e

    introducen un modelo dialctico, que "no conoce un punto de contacto positivo, sino slo un encuentro

    en la confrontacin" (p. 80).

    Al final de todo el tercer apartado (la apora de la teologa frente al atesmo) se le impone a Kasper

    la conclusin de que faltan en este momento a la teologa "lenguaje y categoras adecuadas para hablarde Dios con precisin. Una vez que la filosofa se ha vuelto atea, expresa, tcita o metodolgica, todos

    los conceptos filosficos, el concepto de sustancia como el de relacin, se malentienden en sentido ateo"

    (p. 87).

    Hay que insistir a pesar de todo en la idea de que la cuestin del ser es el nico horizonte adecuado

    para la cuestin de Dios, pero la idea ha de reformularse en la pregunta de "si hemos de abordar la

    cuestin de Dios en el horizonte de la cuestin del ser o ms bien la cuestin del ser en el horizonte de

    la cuestin de Dios" (p. 88). Esto implica al menos un nuevo planteamiento de las relaciones entre la

    teologa natural y teologa de la revelacin, que el autor propone en el apartado siguiente.

    Se trata del apartado cuarto, tituladoExperiencia de Dios y conocimiento de Dios. Se divide en

    cuatro puntos. 1. Problema y proyecto de la teologa natural (pp. 89-102): ideas generales la teologa

    natural en la filosofa griega la figura cristiana de la teologa natural la teologa natural en la Ilustracin

    problemtica actual. 2. Experiencia de Dios (pp. 102-110). 3. Dios en el lenguaje humano (pp. 110-

    124). 4. Conocimiento de Dios (pp. 123-142): presupuestos argumento cosmolgico el argumento

    antropolgico el argumento de la filosofa de la historia el argumento ontolgico.

    Kasper intenta a lo largo de todas esta pginas rehabilitar la teologa natural y proporcionarle de

    nuevo el lugar importante que merece en un tratado sobre Dios y el modo de llegar a conocerle. Elintento traduce la preocupacin metafsica del autor y la puesta en prctica de la idea de relacionar las

    cuestiones de Dios y del ser.

    Reducida nuestra capacidad para la experiencia a la percepcin sensible en una sociedad y una

    cultura secularizadas dice, la teologa dogmtica debe ocuparse ms que nunca en determinar y

    ahondar "sus propios presupuestos de comprensin. Esta reflexin sobre los presupuestos de

    comprensin de la fe es lo que se llama teologa natural" (p. 89).

    La Biblia no reflexiona explcitamente, segn Kasper, sobre los presupuestos naturales de la fe,

    pero se refiere a ellos. En el fondo de sus afirmaciones (Salmos 8 19 29 104 148 Sab. 13, 1-5 Hebr.14, 16 17, 22-28 Rom. 1, 20 I Cor. 14, 19 Juan, 1, 1-14) late la conviccin de que el orden de la

    creacin y el de la salvacin son correlativos. La fe no es para la Biblia "una apuesta ciega, un

    sentimiento irracional, una opcin irresponsable... La fe puede y debe ser ms bien una actitud

    racional... y los creyentes estn llamados a dar razn ante todos los hombres de su esperanza (I Petr. 3,

    13)" (p. 92).

    Se recogen acto seguido las principales afirmaciones de los Concilios Vaticano I y II sobre el

    carcter razonable de la fe y la posibilidad del conocimiento natural de Dios. Kasper afirma que la

    definicin del Vaticano I "habla de conocimiento en el sentido ms amplio del trmino y no de un

    pensamiento puramente argumentado y conclusivo. No est definido, por tanto, que se pueda demostrar

    a Dios con la luz natural de la razn. Adems, la definicin habla tan slo de la posibilidad del

    conocimiento de Dios (certo cognosci posse), y no se pronuncia sobre el hecho de tal conocimiento

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    natural. Se trata de la apertura radical de la razn a Dios" (p. 93). Se dira entonces que este dogma es

    como una "proposicin teolgica trascendental", en el sentido de que se refiere a la "condicin de

    posibilidad que est implcita en la fe".

    El Concilio Vaticano II ha reiterado las afirmaciones del Vaticano I, pero ha integrado las

    formulaciones generales de ste en una perspectiva concreta e histrica.

    El autor resume este rpido recorrido de la Biblia y del Magisterio en dos consideraciones. Slohay fe en el mbito de la escucha y comprensin humanas y por tanto, adems de gratuito, el acto de fe

    es un acto plenamente humano, que debe producirse como tal racionalmente. "Una fe sin base humana y

    racional no slo sera indigna del hombre sino tambin de Dios" (p. 95).

    En segundo trmino, dado que la fe cristiana es verdad universal de salvacin para todos los

    hombres, no puede expresar slo experiencias religiosas privadas y necesita ser universalmente

    comunicable. "Esto slo es posible subjetivamente si la fe cristiana hace referencia a lo que es comn a

    todos los hombres y a lo que los liga como seres humanos, por encima de todas las culturas: su razn"

    (p. 95).

    Esta comprobacin de la racionalidad de la fe nada tiene que ver con un reduccin racionalista. La

    fe slo se funda por s misma y por su propio objeto, que es la revelacin de Dios en Jesucristo. Misin

    de la teologa natural es entonces "demostrar la racionalidad intrnseca de la fe fundada en s misma y

    desde s misma".

    La teologa cristiana lleva a cabo una recepcin prudente de la teologa natural elaborada por la

    filosofa griega: "asume el sentido crtico de la teologa natural antigua y lo trasciende al mismo tiempo"

    (p. 97). Dentro de la perspectiva cristiana y sus races bblicas, la naturaleza no es una nocin esttica

    dice Kasper, sino que ha entrado en la dinmica de la historia de Dios con el hombre. "La naturaleza

    no constituye, por lo tanto, en la Biblia un orden ntico independiente de la gracia, sino que es ms bien

    la expresin de una estructura relativamente autnoma dentro del orden de la gracia" (p. 97). Con

    estas palabras quiere decir el autor que la natura no es un sector independiente de la realidad, en el

    sentido de cerrado sobre s mismo y perfecto, sino que est orientada ms all de s, hacia una plenitud

    que ella no puede proporcionase y que slo la gracia hace posible.

    A continuacin, se pasa breve revista a las ideas de la Ilustracin, el protestantismo del siglo XIX y

    la teologa dialctica (K. Barth) sobre la teologa natural, para desembocar en la "problemtica actual".

    La nocin de teologa naturales una nocin ambigua y polivalente que es necesario especificar. Laambigedad deriva de la que posee ya el concepto mismo de naturaleza, que tiene una versin filosfica,

    en la que la naturaleza se diferencia de cultura, y una versin teolgica, en la que se diferencia de

    gracia. El concepto teolgico de naturaleza afirma el autor abarca el espritu y la libertad, que son

    "los presupuestos trascendentales de la fe y de la gracia" (p. 100).

    Se concluye acto seguido que "la teologa natural nace de una reflexin trascendental de la fe

    sobre sus condiciones de posibilidad. Pero la fe presupone un sujeto libre. De ese modo la teologa

    natural no conecta con la naturaleza en sentido filosfico, sino con la libertad en cuanto contrapuesta a la

    naturaleza. El concepto teolgico de naturaleza implica, pues, la libertad y por eso tiene un componente

    histrico" (p. 100). La teologa natural no puede contentarse con una reflexin trascendental abstracta y

    se acredita en una consideracin histrica concreta.

    Desde la parte segunda de este apartado cuarto, la exposicin se articula segn una secuencia de

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    ideas o temas, de modo que cada uno de ellos llama, por as decirlo, al siguiente, que vendra a

    completar las insuficiencias del anterior o lo que ste deja abierto. Segn este planteamiento, los temas

    que se desarrollan segn esta exposicin progresiva son: experiencia religiosa, lenguaje humano sobre

    Dios, conocimiento de Dios a partir de la analoga.

    Partiendo de la observacin de que el conocimiento de Dios necesita, como todo conocimiento, de

    una cierta base experimental, Kasper se dedica a dilucidar lo que debe entenderse porexperiencia en un

    marco religioso y teolgico. Es decir hay que determinar las relaciones existentes entre experiencia y feteologal cristiana. Dos posiciones contrapuestas que se han dado en la historia de la teologa cristiana le

    parecen insuficientes. Una es la "posicin tradicional", segn la cual la fe no se basa en la experiencia

    sino nicamente en el anuncio del Evangelio. La segunda es una tesis modernista, incorrecta adems de

    insuficiente, que concibe la fe como expresin de una experiencia religiosa (cfr. p. 104).

    Dice Kasper: "aunque es cierto que la fe cristiana encuentra su norma en el mensaje transmitido

    una vez por todas, tambin lo es que esta fe nos sale al paso en una determinada tradicin de experiencia

    histrica que ya no es directamente la nuestra, sino que debe reajustarse a nuestra experiencia actual" (p.

    104).

    Las relaciones entre la fe y la experiencia han de describirse segn lo que el autor denomina

    correlacin crtica. Esto significa que hay una relacin circular entre transmisin de la fe y experiencia

    de la fe: "Pero es decisiva la circunstancia de que el mensaje tiene la primaca en este crculo, lo cual

    significa que nuestra experiencia debe ser siempre una experiencia histricamente abierta abierta a

    nuevas experiencias" (p. 104).

    Kasper observa a continuacin que una correcta idea de la experiencia ha de superar nociones

    objetivistas y vivencias puramente subjetivas.

    Piensa que reducir la experiencia de Dios a vivencias personales equivale a encerrarse en la esfera

    de lo subjetivo y lo incomprometido. "La experiencia dice abarca ambas cosas: el encuentro

    objetivo y la impresin subjetiva" (p. 106).

    Se exponen a continuacin los rasgos fundamentales de esta experiencia que son: su historicidad

    (no es abstracta), su carcter mediato (no es inmediata, sino que se hace con, en y bajo nuestras restantes

    experiencias) y su apertura a nuevas experiencias, lo cual significa docilidad a nuevas iniciativas de Dios

    hacia nosotros.

    La parte tercera se ocupa del lenguaje religioso en cuanto lenguaje humano sobre Dios. Latemtica de esta parte se impone por el hecho de que la experiencia religiosa, que se acaba de tratar, slo

    manifiesta su verdadero significado dentro de un lenguaje religioso y de su tradicin.

    El autor pasa apretada revista a una serie de teoras modernas del lenguaje y comenta brevemente

    su incidencia en la teologa. En pocas pginas se refiere a las tesis fundamentales del positivismo lgico,

    las llamadas teoras cognitivas y no cognitivas del lenguaje, la teora de los actos verbales, la concepcin

    del lenguaje como prctica comunicativa, y finalmente las concepciones, derivadas de Heidegger, que

    intentan buscar en el lenguaje un cierto sentido ontolgico.

    Los resultados de este examen son considerados escasos por Kasper, que concluye a pesar de todoque "el lenguaje implica, tanto en el aspecto sintctico-gramatical como en el pragmtico y en el

    semntico un movimiento trascendente. No slo puede, sino que intenta decir siempre ms de lo que

    dice. El lenguaje vive de la proyeccin hacia un sentido global de la realidad y expresa sta en

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    metforas y comparaciones"(p. 118).

    Con estas palabras el autor introduce la idea de que el lenguaje es como un recuerdo de una

    esperanza frustrada de la humanidad, de modo que antes de que el lenguaje se convierta en lenguaje

    religioso explcito implica ya una dimensin religiosa. "Slo el lenguaje religioso dice Kasper lleva

    el lenguaje a su plenitud".

    Estas consideraciones se anudan y desarrollan en la doctrina de la analoga, que es la doctrinadel lenguaje de la fe. El autor expone a continuacin algunas ideas sobre la analoga y sobre todo

    propone su propia interpretacin de lo que la analoga es y supone para el lenguaje sobre Dios.

    La analoga es un lenguaje indirecto que apunta ms all de s mismo. Su importancia para hablar

    de Dios se deriva ya del libro de la Sabidura 13,3, donde se afirma la posibilidad de conocer a Dios

    analgicamente a partir del orden y belleza del mundo, que remiten a algo superior. Pero esta doctrina

    de la analoga, entendida teolgicamente, no define, ni establece, sin embargo, dice Kasper "una

    relacin csmica u ntica cerrada", sino que es un principio de apertura indefinida. "Es la indicacin del

    misterio siempre mayor, y, como tal, no es la base de una teologa natural en el sentido de una doctrina

    de Dios puramente racional, sino que es el lenguaje de la fe" (p. 121).

    Estas afirmaciones desembocan en la "transformacin histrica" a la que el autor somete la doctrina

    de la analoga. Kasper propone una interpretacin de la analoga en la que no se arranque del cosmos

    como hacen la filosofa griega y la escolstica sino de una filosofa de la libertad. "Se puede afirmar

    dice que la analoga constituye una interpretacin de hechos realizados libremente" (p. 123).

    Explica su pensamiento diciendo que dado que la libertad se mueve en tensin entre lo infinito y lo

    finito, entre lo absoluto y lo relativo, nosotros podemos distanciarnos, en el acto de libertad, de la

    experiencia finita y condicionada y proyectarnos hacia lo infinito e incondicionado. Slo a la luz de lo

    incondicionado podemos concebir lo finito como finito, de modo que "todo concepto finito presupone

    una proyeccin hacia lo infinito" y "esta estructura anticipativa de la libertad y de la razn humanas

    implica un conocimiento latente de lo incondicionado y lo infinito que cabe calificar como anlogo" (p.

    123). Hay una correspondencia entre los dos polos de nuestra libertad, y a esta relacin de

    correspondencia llamamos aqu analoga. Una doctrina de la analoga del ser as concebida afirma el

    autor expresa "el plus y lo nuevo de la libertad" frente a la mera facticidad del mundo (cfr. pp. 123-

    124).

    El punto cuarto aborda ya el asunto del conocimiento de Dios, en el que confluyen las lneas

    expositivas que se han presentado hasta el momento. Se parte de la base de que la cuestin central de lateologa natural no se dirime en la experiencia ni en el lenguaje "sino a la luz de la razn". Sin el

    concepto, tanto la experiencia como el lenguaje caen en el vaco.

    Antes de proceder a desarrollar los argumentos racionales en favor de la existencia de Dios, el

    autor observa que estas pruebas no pretenden demostrar su tesis como lo hacen, por ejemplo, las

    ciencias matemticas, etc. "Si se intenta demostrar, calcular y constatar con objetividad distanciadora a

    Dios como un ente ms, lejos de conocrsele, se le ignora" (p. 126). Las demostraciones de Dios son

    una invitacin renovada a la fe. Son una llamada racional que se hace a la libertad humana.

    El argumento cosmolgico se expone bsicamente segn las ideas y las formulaciones de Santo

    Toms de Aquino. El autor se detiene especialmente en la contingencia de la realidad como algo que

    indica su cuestionabilidad radical(p. 127). Kasper afirma que la demostracin cosmolgica de Dios en

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    ltimo trmino trata de formalizar el "asombro del hombre ante el milagro del ser".

    El argumento antropolgico, que no arranca de la realidad externa del mundo sino del interior del

    espritu humano, suele referirse tradicionalmente al afn de plenitud que vive en el fondo del ser del

    hombre y que slo Dios es capaz de colmar. El autor lo reformula, sin embargo, en trminos de la

    filosofa de la libertad que penetra muchos aspectos del libro.

    La libertad humana dice se halla ontolgicamente como en tensin entre lo finito y lo infinito,de modo que slo el encuentro con la libertad absoluta proporciona al hombre la paz y la plenitud

    interior que anhela. "Cualquier otro mbito de libertad le proporciona un anticipo esperanzador, pero

    siempre frustrado, de la realizacin perfecta de la libertad" (p. 130). Dado que este anticipo de

    perfeccin hace posible todo acto libre, puede afirmarse dice Kasper que "la idea de una libertad

    plena y realizadora de todas las aspiraciones es una idea necesaria es una condicin trascendental de

    posibilidad de la libertad" (p. 131).

    Se dedican luego cuatro densas pginas (132-135) al que Kasper llama argumento histrico-

    salvfico, segn el cual las experiencias parciales del sentido realizadas en la historia presagian un

    sentido total de la realidad y sealan poderosamente hacia Dios.

    Respecto al argumento ontolgico, el autor plantea claramente una rehabilitacin y le concede un

    lugar de importancia en el conjunto de las pruebas. Explica el significado del argumento a partir de la

    idea de que a Dios no se le puede demostrar en el sentido exacto del trmino y que El mismo debe

    mostrarse. "Por eso no basta dice con concluir del mundo a Dios, sino que es preciso concluir, a la

    inversa, de Dios al mundo, y acreditar la idea de Dios en la realidad del mundo, hombre e historia. Tal

    es la va de la demostracin de Dios en Anselmo de Canterbury" (p. 136).

    El argumento ontolgico manifiesta una experiencia intelectual, es decir, una especie de irrupcin

    de la verdad en el pensamiento, y no se mueve de abajo arriba sino que "arranca de la irrupcin de la

    idea de Dios, para demostrar su realidad". Kasper llama la atencin sobre el hecho de que esta prueba se

    relaciona en San Anselmo con su doctrina de la imagen de Dios en el hombre, y observa que esta

    relacin no se suele tener en cuenta. "A su luz aade el argumento pierde la impresin de lo

    puramente apriorstico y deductivo, y se aproxima ms a la doctrina de los Padres de la Iglesia sobre la

    idea de Dios en el hombre" (p. 137).

    El pensamiento experimenta aqu segn la interpretacin de Kasper a San Anselmo la realidad

    de Dios, no en un mero concepto o idea, sino en un concepto-lmite que expresa un movimiento del

    pensamiento "ms all de s mismo". Este argumento no es entonces otra cosa que una explicitacinlgica de la constitucin ontolgica de la ratio. Cuando San Anselmo dice que "aquello mayor que lo

    cual nada puede pensarse no puede estar slo en el entendimiento, viene a indicar que la idea de Dios no

    puede pensarse como no existente sin contradecirse" (p. 137).

    La crtica de que San Anselmo deduce la existencia real a partir de un nuevo concepto ideal

    desconoce para el autor la estructura de la demostracin ontolgica. Esta no se refiere a la existencia de

    una idea cualquiera sino a la idea suprema, que es necesaria para el pensamiento "y en la que ste se

    trasciende a s mismo" (p. 138).

    El autor concluye su exposicin sobre los argumentos en favor de la existencia de Dios con las

    siguientes palabras: "el resultado de nuestras reflexiones es que el hombre es aquel ser que en las

    experiencias de su vida, en su lenguaje y en su conocimiento anticipa el misterio absoluto de una

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    libertad incondicionada, perfecta" (p. 142). El hombre es as, para Kasper, el ser situado ante el misterio

    infinito, el ser que "aguarda la libre manifestacin de este misterio", que va a tener lugar en la

    Revelacin sobrenatural y gratuita de Dios.

    La quinta y ltima seccin de la primera parte del libro se titula "Conocimiento de Dios en la Fe" y

    se distribuye en dos apartados: 1. La revelacin de Dios (pp. 143-51) 2. El Dios oculto (pp. 151-58).

    Fiel a su ttulo, el apartado primero es la exposicin del concepto de Revelacin, en cuyo marcoKasper hablar despus de la automanifestacin del Dios oculto. La nocin de Revelacin se propone al

    hilo de los datos bblicos y de las enseanzas del Concilio Vaticano II. Es decir, se habla de ella como

    de una iniciativa libre y gratuita de Dios, que tiene carcter histrico y personal, que se recibe en la fe, y

    cuyo "pice y perfeccin" estn en Jesucristo (p. 148).

    Estos datos son incluidos por el autor en un marco interpretativo ms amplio formado por las

    afirmaciones siguientes. Se distingue en primer lugar entre un concepto categorial de revelacin

    (revelaciones o hechos particulares de revelacin) y un concepto trascendental (acontecer

    supracategorial donde se abre el misterio presente en y sobre toda realidad) (cfr. p. 144).

    Correlativamente a este aserto, la fe es definida no como asentimiento categorial a unas verdadessuprarracionales, sino como "opcin fundamental de abandonarse a esa dimensin del misterio divino"

    (p. 145). Kasper dice que este modo de entender la Revelacin supone el abandono de lo que llama el

    modelo de la informacin y la instruccin (cfr. p. 146), para adoptar un modelo de comunicacin.

    Dice finalmente que la "revelacin no se produce como algo constatable objetivamente, que en un

    segundo momento es conocido en la fe. La revelacin acontece en la fe del hombre y en el estilo de vida

    que nace de ella" (p. 150).

    El segundo apartado se centra en desentraar el sentido del ttulo que lleva El Dios oculto y

    proponer una idea reinterpretada de misterio como categora central para introducirse en el tema. Kasper

    arranca de la consideracin tradicional de que la revelacin no descubre ni puede descubrir por entero el

    misterio divino. La revelacin sobrenatural desvela y oculta al mismo tiempo la vida ntima de Dios y

    los designios de su voluntad. "Dios no suprime su misterio en el acto de la revelacin no lo descifra,

    como si despus supiramos a qu atenernos sobre Dios... La revelacin es revelacin del Dios oculto

    como tal" (p. 151).

    La cuestin se expone con ayuda de diversos textos y datos procedentes de la Sagrada Escritura

    (Isai. 45, 15, etc.), de telogos que han hablado de la incomprehensibilidad de Dios (Kasper cita a San

    Agustn, San Anselmo, San Buenaventura, Santo Toms, Duns Scoto y Nicols de Cusa), y de trminosusados por los Concilios de Letrn IV y Vaticano I. Pero el autor observa que al hablar ms de la

    incomprehensibilidad de Dios que de su carcter oculto, la tradicin teolgica realiza un cierto

    alejamiento de la Biblia e instaura un concepto de misterio que se concibe sobre todo como un lmite

    infranqueable para el conocimiento, y no como "la ltima plenitud insuperable del mismo" (p. 154). Es

    decir, el concepto de misterio se ha definido en la perspectiva usual de la teologa slo negativamente

    frente a la razn humana.

    Kasper adopta y propone a continuacin la teologa del misterio expuesta por K. Rahner, segn la

    cual se parte del hombre como ser orientado al misterio, y se concibe a ste como la condicin a priori

    de todo conocimiento categorial. As, dice el autor, "el conocimiento del misterio no es algo negativo,

    no es un lmite, sino el modo originario de conocimiento que ilumina todos los otros conocimientos" (p.

    155).

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    En la revelacin habra en realidad un nico misterio, que es la libre autocomunicacin de Dios en

    el amor.

    III. Valoracin de la 1 parte

    La parte primera del libro "La cuestin de Dios, hoy", pp. 11-158, cuyo contenido se ha

    descrito en las pginas anteriores, presenta una marcada unidad y aunque desempea un papel bien

    definido dentro del conjunto de la obra segn la concepcin de Kasper, puede ser analizada en ciertomodo como un todo separado. Antes de proseguir con el anlisis de las partes 2 y 3, parece oportuno

    detenerse en una valoracin de lo que se ha expuesto hasta ahora.

    Este libro es uno de los poco que, sobre Dios, se han escrito despus del Concilio Vaticano II con

    una intencin sistemtica. En este momento en que se da una cierta crisis o al menos serias vacilaciones

    de mtodo en el Tratado sobre Dios, se inscribe el libro de Walter Kasper, que aparece con la ambiciosa

    intencin de dirimir cuestiones metodolgicas y efectuar una renovacin. Publicado en 1982, es por

    ahora la ltima obra sistemtica sobre la materia redactada por un telogo catlico.

    1.Metodologa. Fuentes de la Teologa de Kasper

    Antes de entrar en la valoracin concreta, hay que decir que el estilo y el lenguaje tienden a la

    claridad, dado que la obra est construida con rigor y el autor trata de hacerse entender. Pero los

    contenidos son densos, porque Kasper tiene que resumir formalmente en pocas lneas cuestiones

    complejas y dirimir un tema en breves palabras. Otras veces se presenta por el autor un punto de vista o

    una reinterpretacin propios que no siempre son inteligibles. El lector puede tener entonces la impresin

    de que se dan por supuestos pasos determinados del razonamiento o de que se le ofrece una opinin

    poco elaborada. Hay en suma bastantes afirmaciones oscuras o que al menos no parecen tan palmarias

    como el autor declara que son.

    La explicacin se encuentra parcialmente en el hecho de que casi todas las aseveraciones del autor

    se hacen en un contexto filosfico que no siempre es fcil de captar, y en la oscilacin entre las

    exigencias de un manual y las de un libro de texto para estudiantes de teologa, doble campo que Kasper

    quiere abarcar simultneamente. Adems, hay que aadir la formulacin meramente hipottica y como

    de pasada de algunas ideas.

    El libro contiene mritos y aciertos indudables. Debe citarse ante todo la preocupacin metafsica

    que lleva al autor a considerar la cuestin del ser como el nico horizonte adecuado para examinar la

    cuestin de Dios (cfr. pp. 26, 65, 88). En este sentido la obra de Kasper constituye una reaccin contrala influencia del puro biblicismo y de brotes irracionalistas antiguos y modernos en la teologa.

    El autor adopta una postura positiva acerca de la influencia del pensamiento griego en la

    formulacin de la fe cristiana (cfr. p. 97) e insiste felizmente en la racionalidad de esta fe y de la teologa

    que trabaja y medita sobre el dato revelado (cfr. pp. 92, 95, 104). En este marco de afirmaciones bsicas

    se sita sobre todo la rehabilitacin de la teologa natural (p. 89 y ss.), aunque esta nocin se ve

    sometida por el autor a una reinterpretacin de cierta envergadura (vid. infra).

    Aunque el autor no lo dice expresamente, su libro pretende cubrir en lo posible los tres objetivos

    que l asigna a la labor teolgica y que ha tenido ocasin de exponer en otros escritos. Segn Kasper, lateologa debe hacerse en conexin con la tradicin de la Iglesia, ha de tener en cuenta la experiencia y

    las cuestiones que le plantea a la Fe cristiana el hombre moderno, y debe satisfacer en tercer lugar los

    requisitos de ortodoxia que el Magisterio eclesistico representa y tiene derecho a exigir.

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    Se podr apreciar que, a lo largo de la obra, Kasper intenta con mayor o menor xito reflejar esta

    triple perspectiva, en una bsqueda de equilibrio que es uno de los principales objetivos del libro,

    aunque eso le suponga algunas ambigedades. Por ejemplo, el libro ofrece ms de un motivo para la

    perplejidad, en lo que se refiere al tercero de esos objetivos, el respeto de las enseanzas del Magisterio

    de la Iglesia. Kasper interpreta el dogma del Concilio Vaticano I sobre la cognoscibilidad natural de

    Dios por la razn humana como referido slo a la condicin de posibilidad que est implcita en la fe

    (cfr. p. 93). Es decir, el Concilio hablara slo de la apertura radical de la razn a Dios (proposicin

    teolgica trascendental), y no de si determinadas personas han llegado o pueden llegar al conocimientode Dios por va natural. Obviamente se trata de una interpretacin muy discutible, que hace violencia a

    las afirmaciones conciliares.

    Lo mismo ocurre con la reinterpretacin de la nocin de analoga (cfr. p. 123), que se extrae del

    contexto de una filosofa del ser y se traslada a una filosofa de la libertad. Cabe preguntarse al menos si

    la analoga de la que se habla es todava la analoga tradicional que permite un lenguaje sobre Dios libre

    de subjetivismo. Es evidente, en cualquier caso, que un estudiante no comprender lo que lee en estas

    pginas y no podr saber qu se entiende por analoga en el lenguaje magisterial y teolgico ordinario.

    Las explicaciones sobre la nocin de Revelacin presentadas en la p. 150 son algo ambiguas. Tal

    vez deba buscarse la causa en lo concentrado de la exposicin. El autor usa la terminologa tradicional y

    ofrece una idea formalmente correcta. Pero trata a continuacin de escapar al reproche crtico moderno

    de heteronoma y comenta la nocin en trminos que la aproximan un tanto a la idea de Revelacin

    como autocomprensin del hombre. Dice Kasper: "la revelacin no se produce como algo constatable

    objetivamente, que en un segundo momento es conocido en la fe". La frase, prout iacet, no es

    compatible con la concepcin usual de la Revelacin enseada por la Iglesia.

    La consecuencia del segundo objetivo ha llevado al autor a concesiones un tanto discutibles. As, la

    preocupacin de conectar con el hombre moderno a la hora de hacer teologa es un aspecto encomiablede la labor teolgica, puesto que la teologa es uno de los cauces importantes para la relacin entre la

    Iglesia y el mundo y para impregnar la cultura con sentido cristiano. El autor abusa no obstante de la

    expresin hombre moderno, que se convierte casi en una categora teolgica. El hombre moderno es

    para Kasper "el hombre medio de finales del siglo XX" (p. 18). Muchos se preguntan hoy en qu

    medida existe este hombre moderno. Pero en todo caso, vale la pregunta de si existe en medida

    suficiente para mediatizar y condicionar la construccin y presentacin de un tratado teolgico.

    Una observacin correlativa a sta es la insistencia del autor en el atesmo, presentado como

    principal reto doctrinal y pastoral para la Iglesia. Este planteamiento tiene mucho a su favor y encierra

    una gran verdad. Pero al exponerse metodolgicamente la doctrina sobre Dios en funcin de este reto,

    se limitan de hecho los contenidos y enfoques de algunos temas que escapan a la crisis histrica del

    momento actual o no guardan relacin directa con ella.

    En cuanto al primer objetivo, el respeto a la Tradicin se manifiesta en la relativa frecuencia con la

    que aparecen citas de Santo Toms de Aquino y referencias a su pensamiento. El Doctor Anglico es

    mencionado unas veinticinco veces en la parte primera. Es un nmero alto, si se considera que San

    Agustn y San Anselmo son citados cuatro o cinco veces.

    Si bien la afirmacin puede ser discutida, cabe decir que Santo Toms no es a pesar de todo fuenteprincipal del pensamiento de Kasper. La mencin que se hace de diversos lugares de sus obras sirve al

    autor para indicar la importancia de un tema o de un enfoque, o para reforzar una idea, una vez expuesta

    segn las perspectivas y metodologa de la obra. En ocasiones se interpretan los textos de Santo Toms

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    en funcin de las tesis que Kasper expone como propias o como derivadas de autores modernos. Un

    ejemplo claro se encuentra en la p. 69, donde se dice que en De Veritate, 22,2,1, Santo Toms ensea

    que en todo acto de conocimiento afirmamos implcitamente a Dios y que, por tanto, para el doctor

    Anglico, no existe un atesmo absoluto en el hombre. Aunque esta interpretacin puede ser correcta, da

    la impresin que Kasper traspone su significado, principalmente epistemolgico, a un plano moral y

    religioso en el que resulta irrelevante.

    Las verdaderas fuentes del libro no son fciles de determinar con claridad. Lo indicado ms arribano significa que Kasper no desee seriamente incorporar a su libro el pensamiento escolstico. Pero las

    influencias importantes que se detectan en la obra derivan de otros campos filosficos y teolgicos.

    Pueden mencionarse dos.

    El libro pretende ofrecer una nocin de Dios y en este sentido el autor considera seriamente el en-s

    y para-s del Dios Vivo de la Revelacin y no slo el Dios para-nosotros, que es un reduccionismo muy

    frecuente entre los protestantes y algunos ensayos catlicos modernos. Kasper fundamenta y expone su

    concepcin de Dios es decir, formaliza los datos de la Sagrada Escritura con ayuda de una filosofa

    de la libertad, que parece derivar del idealismo alemn, ledo a travs de los telogos catlicos de la

    escuela de Tubinga, especialmente de J.E. Kuhn.

    Para las relaciones entre teologa y antropologa y la averiguacin de cmo se refleja y determina

    en el hombre la cuestin de Dios, el autor utiliza la antropologa trascendental de Karl Rahner, si bien

    intenta hacer de ella un uso selectivo y fragmentario. Es consciente del peligro de entender a Dios en

    base al sistema del Rahner como mera interpretacin de la trascendencia del hombre. Por eso suele

    reelaborar y matizar los elementos que emplea y llevarlos hacia una sntesis personal en la que los

    puntos bsicos de la Fe queden protegidos.

    En cualquier caso, es evidente que los posiciones filosficas de fondo no son aqu las de la filosofaperenne, aunque hay que advertir que Kasper quiere actuar en base a un pensamiento realista y atento al

    ser de las cosas, y que tiene en todo momento la intencin de sortear el idealismo y el positivismo

    moderno, as como las diversas formas de subjetivismo.

    2.Reinterpretacin de la Teologa natural y de la antropologa

    Descendiendo a una valoracin detallada, podemos empezar reseando que el libro contiene en la

    primera parte una excelente descripcin del atesmo, que es probablemente una de las secciones ms

    logradas. Esta observacin puede elevarse a ley general en la obra, en el sentido de que las secciones

    descriptivas se hallan mejor construidas y acabadas que las valorativas y conclusivas.

    La enumeracin de las causas del atesmo reviste bastante inters. Tal vez se detiene el autor

    demasiado en las causas histricas y poco en las de ndole personal, pero stas son aludidas

    suficientemente al hablar de la "autoafirmacin humana contra el Cristianismo" (p. 20).

    La exposicin del tema sobre la experiencia religiosa (pp. 102 ss.) es sugerente, clara y correcta

    bajo todos los puntos de vista.

    Kasper efecta una breve pero certera crtica de la idea de K. Rahner de que la experiencia

    implcita de Dios se produce con necesidad trascendental en todo acto intelectual e incluso en el acto denegacin de Dios. Segn Rahner, el atesmo puede ser a veces fe en Dios encubierta. Kasper rechaza

    esta tesis, pero concede probabilidad a la tesis simtrica de que el tesmo puede ser en realidad un

    atesmo encubierto. No es sin embargo un punto en el que insista. Lo ve slo como una consecuencia

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    posible de no poder "abarcar a Dios en un concepto" (p. 25) y empearse en hacerlo.

    Las tesis ms dudosas y criticables del libro se encuentran relacionadas con la sntesis que se

    intenta hacer entre la antropologa trascendental de Rahner y la filosofa de la libertad tal como el autor

    la concibe. Se enumeran a continuacin algunos puntos centrales.

    El autor procura continuamente no dejar aislado el concepto de naturaleza y lo acerca bien a la

    gracia (p. 97), bien a la historia (p. 100). Tiene razn en el sentido de que la natura no se opone a lagracia ni es un sector de la realidad que pueda considerarse independiente, esttico, perfecto y cerrado

    en s mismo. Pero hecho este planteamiento, dice a continuacin que la naturaleza abarca el espritu y la

    libertad, afirmacin cuyo significado preciso se nos escapa. Acto seguido leemos, sin embargo, que el

    espritu y la libertad son precisamente "los presupuestos trascendentales de la fe y de la gracia" (p. 100),

    que es un principio rahneriano, aceptado por el autor y que compromete las bases antropolgicas de su

    pensamiento.

    Rahner reaparece de nuevo en la p. 142, donde como coronacin del argumento ontolgico que

    es rehabilitado totalmente por Kasper se presenta al hombre de hecho como "oyente de la palabra".

    Es precisamente la recepcin de esta nocin de hombre lo que, permite a Kasper defender el argumentoontolgico, si bien la exposicin es bastante oscura.

    Cuando se habla del conocimiento de Dios en la fe y se presenta a Dios como el Dios oculto, el

    autor se apoya exclusivamente en la concepcin de misterio avanzada por Rahner y en la idea del

    hombre como ser para el misterio. Rahner habla de una correlacin entre conocimiento del hombre y ser

    de Dios que es aceptada bsicamente por Kasper. Pero esta tesis implica en principio la afirmacin de

    que es posible tener una experiencia directa de Dios mediante una especie de intuicin intelectual (es el

    camino elegido por Rahner para superar el agnosticismo Kantiano), lo cual por otro lado parece

    contradecir algunas observaciones acertadas del autor, formuladas al tratar de la experiencia religiosa(Vid.supra).

    Dos observaciones ltimas para cerrar esta primera valoracin. La idea (pp. 118-119) de que el

    lenguaje es como el recuerdo de una esperanza frustrada de la humanidad y de que antes de que el

    lenguaje comn se convierta en lenguaje religioso explcito exhibe ya una dimensin religiosa, es

    oscura. En s misma no contiene nada incorrecto, pero no se advierte bien lo que Kasper quiere decir y

    cul es el alcance de su afirmacin.

    Finalmente, no es correcto afirmar que Hegel mantuvo decididamente la idea de Dios (p. 41) y que

    el pensamiento transcendental moderno y el de Santo Toms de Aquino no se oponen (p. 74).

    IV. Exposicin de la 2 parte

    En este apartado expone, bajo el ttulo general de El mensaje sobre el Dios de Jesucristo, la

    doctrina sobre las tres divinas personas, que son tratadas por separado. Se divide por lo tanto en tres

    secciones que vienen numeradas correlativamente desde la parte primera:

    6.Dios, Padre todopoderoso: El problema de un Dios Padre todopoderoso el mensaje cristiano

    sobre Dios Padre (a. Dios como padre en la historia del Antiguo Testamento b. Dios como padre en el

    Nuevo Testamento c. Dios como padre en la historia de la Teologa y de los dogmas) la Esencia deDios en perspectiva teolgica (a. la esencia de Dios en el horizonte de la metafsica occidental b. la

    definicin de Dios en el horizonte de la moderna filosofa de la libertad).

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    7.Jesucristo, Hijo de Dios: La cuestin de la salvacin, punto de partida de la cuestin de Dios el

    anuncio de la salvacin por Jess, el Cristo (a. la promesa de la salvacin mesinica en el A.

    Testamento b. La conducta y la predicacin de Jess de Nazareth c. La cristologa del Hijo en el N.

    Testamento d. la Filiacin divina de Jesucristo en la historia de los dogmas y de la teologa e.

    Interpretacin teolgica de la Filiacin divina de Jesucristo: Cristologa del logos. Cristologa de la

    Knosis).

    8.El Espritu Santo, Seor y Vivificador: Problema y urgencia de una teologa del Espritu Santohoy el Mensaje cristiano vivificador (a. Es Espritu de Dios en la creacin b. El Espritu Santo en la

    historia Sagrada) el Espritu Santo como persona Teologa del Espritu Santo (a. Diferentes teologas

    en Oriente y Occidente b. Esbozo de una teologa del Espritu Santo).

    La Seccin dedicada a Dios Padre se abre con una exposicin de las dificultades con que a juicio

    del autor tropieza semejante doctrina, debido al desprestigio que la misma idea de Padre sufre en la

    cultura de nuestros das. Kasper enumera algunas razones de este desprestigio, que seran de ndole

    psicolgica, sociolgica y metafsica. Concluye positivamente que "en esta situacin de desplome del

    orden metafsico, el cristiano debe replantear la cuestin del fundamento que da origen a todo, lo

    sustenta todo y da la medida de todo... Debemos volver al primer artculo de la fe y preguntarnos qu

    significa creer en Dios, Padre todopoderoso" (p. 165).

    En el siguiente apartado se afirma que la palabraPadre es originaria en la historia de la humanidad

    y de las religiones, hasta el punto que no puede reemplazarse ni ser traducida por ningn otro concepto.

    Esta palabra ancestral "es una palabra fundamental en la revelacin bblica" (p. 167). El trmino

    sufre en la Biblia una profunda remodelacin y expresa "la libertad y la soberana de Dios, su

    transcendencia, que es libertad en el amor y que por eso se revela histricamente como condescendencia

    de Dios en la inmanencia, como ser-con-nosotros. Dios como padre no slo es origen ni slo presente,sino tambin futuro: un Dios de la historia" (p. 168).

    Al tratar del Nuevo Testamento, el autor pone de manifiesto cmo el apelativo Dios como Padre se

    relaciona con el mensaje de la llegada del reino de Dios y cmo el anuncio de Jess sobre el Padre

    resume de modo personalsimo la totalidad de su mensaje. Todas las afirmaciones que se hacen se

    apoyan en breve anlisis de los textos ms relevantes.

    Kasper ofrece a continuacin un apretado recorrido por la tradicin cristiana, e indica al final que

    as como los escolsticos entendan el tratado deDe Deo Uno como un estudio de la esencia divina y

    sus atributos, l lo concibe como la doctrina de Dios Padre. En ella se debe realizar una conciliacin decontenidos filosficos y teolgicos (cfr. p. 176).

    El apartado sobre la esencia de Dios (pp. 176-186), en el que culmina la presente seccin, se

    refiere en primer lugar al proceso de aplicacin de ciertas categoras filosficas a las afirmaciones

    bblicas sobre el ser y la accin divinas. Es un desarrollo que comienza en Filn de Alejandra y termina

    en la sntesis de Santo Toms de Aquino. Este equipara el nombre bblico de Dios con el concepto

    filosfico de ser y concibe a Dios como el ipsum esse subsistens, que es "origen y fundamento, o, en

    otros trminos bblicos, padre de toda la realidad" (p. 172). Con esta doctrina de Dios como el ser

    subsistente, Santo Toms puede salvar la transcendencia de Dios frente al mundo, dado que entre elser

    serde Dios y el tener serde las criaturas hay una diferencia cualitativa infinita, y puede afirmar a la vez

    la inmanencia de Dios en el mundo en virtud del concepto de creacin (cfr. p. 178).

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    El autor piensa, sin embargo, que la concepcin tomista de Dios se presta a crticas, a pesar de su

    grandiosidad y genialidad. Dice Kasper: "Las diferencias entre el nombre bblico de Dios y la definicin

    tradicional de Dios son evidentes. La Biblia no habla del ser, sino de existencia en cuanto presencia y

    asistencia de Dios. Este Dios vivo de la historia y su ser personal no se puden expresar mediante la

    definicin clsica de Dios. Se dira que se ha convertido a Dios en algo abstracto, neutro, un dolo

    conceptual sin rostro, con toda clase de atributos salvo las cualidades personales. No parece que la

    filosofa se ajuste lo bastante al testimonio de la Biblia" (pp. 179-180).

    Despus de una breve alusin a Heidegger, el autor retrocede hasta el telogo catlico de Tubinga

    J. E. Kuhn (Katholische Dogmatik I/2, 1862), cuya doctrina sobre el ser de Dios resume en pocas

    lneas. Kuhn busca una sntesis de las diversas definiciones escolsticas de Dios. La espiritualidad divina

    implica la reflexividad, es decir, un ser en s y para s. Por ser espritu absoluto, la reflexividad lleva

    consigo tambin la aseidad. As considerada la aseidad de Dios, en relacin con la espiritualidad, exige

    su libertad. Se puede entonces definir a Dios como libertad absoluta y como persona absoluta (cfr. p.

    90).

    Siguiendo a Kuhn, Kasper propone una definicin del ser divino en el horizonte de la libertad, que

    le parece corresponder mejor al giro antropolgico moderno y ser capaz de conectarse con la nocin de

    Santo Toms de Aquino. "La categora de persona escribe puede expresar en forma nueva que el

    ser subsiste en Dios de un modo nico y que Dios es por tanto el ipsum esse subsistens. La definicin

    personal de Dios asume la definicin clsica y la supera al mismo tiempo. No concibe a Dios en el

    horizonte de la substancia ni la define como substancia absoluta, sino que la concibe en el horizonte de

    la libertad y define aDios como libertad perfecta. Esta definicin personal de Dios ofrece la ventaja de

    ser ms concreta y ms dinmica que la definicin metafsica abstracta de la tradicin. Y por ello se

    aproxima ms a la imagen bblica de Dios como Padre" (pp. 183-184).

    La seccin dedicada a Jesucristo, hijo de Dios, se abre con unas consideraciones sobre la realidaddel mal y concluye con la idea de que la cuestin de Dios, planteados ante la presencia del mal y del

    sufrimiento, "slo tiene respuesta a nivel cristolgico y estarurolgico, como teologia crucis" (p. 192).

    Jess de Nazaret cumple las expectativas mesinicas y anuncia el Reino de Dios, que est

    indisolublemente ligado a su persona (cfr. p. 198). La predicacin de Jess, su comportamiento, la

    invitacin que hace a su seguimiento y su modo de dirigirse al Padre contienen implcitamente toda una

    cristologa de la filiacin que justifica la cristologa dogmtica-tradicional y proporciona adems un

    nuevo enfoque cristolgico. Dice Kasper: "Nosotros no partimos ya, en la lnea de la cristologa

    calcednica de las dos naturalezas, de la cuestin de las relaciones entre la naturaleza divina y la humana

    en Jesucristo nosotros consideramos que las relaciones de Jess con su Padre suponen indirecta y

    objetivamente la doctrina de las dos naturalezas. La filiacin de Jess implica que l tiene su origen en

    Dios y depende radicalmente de Dios" (p. 201).

    Este nuevo enfoque permite relacionar adems, segn el autor, la cristologa y la soteriologa. Jess

    es el "modo existencial del amor de Dios que se comunica y se difunde". El ser de Jess es inseparable

    de su misin y de su servicio, y este servicio presupone su ser. Entonces el ser y la misin estn

    correlacionados y no se pueden separar. "La funcin de Jess, su existencia para Dios y para los dems,

    constituye su esencia" (p. 201).

    Los siguientes apartados exponen datos conocidos acerca de la cristologa en el NT y de la

    tradicin hasta el Concilio de Nicea. Acto seguido el autor presenta la cristologa del Logos, que arranca

    de San Juan, es tenida en cuenta por San Agustn y formalizada por Santo Toms de Aquino. Esta

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    cristologa interpreta la filiacin divina de Cristo mediante la nocin depalabra y sirve para entender no

    slo el dogma cristolgico sino tambin para concebir desde la fe el conjunto de la realidad. Se funda en

    la Biblia y hace comprensible que en Jesucristo se nos haya revelado la esencia ntima de Dios.

    Estima Kasper, sin embargo, que esta cristologa del Logos no recoge todos los datos bblicos y

    que la Encarnacin del Verbo exige adems una cristologa de la Cruz y de la Knosis, segn la cual

    Dios se enajena en Jesucristo y se manifiesta en cierto modo en su contrario, y donde la revelacin de

    Dios significa la revelacin de su ser oculto (cfr. p. 219).

    La seccin sobreEl Espritu Santo se desarrolla con gran claridad y cierta concisin. Se exponen

    los datos bblicos y las diferencias entre las concepciones oriental y latina. El autor aboga por una

    coordinacin de ambas e insiste en su complementariedad. Sus reflexiones terminan en un esbozo de la

    teologa del Espritu Santo, que es llamado "posibilidad subjetiva de revelacin" porque El nos hace

    conocer la gracia y el amor como dones divinos (cfr. p. 259). Kasper se distancia de la concepcin

    neoclsica de la gracia como una realidad creada, distinta de Dios. Dice que "la gracia es primariamente

    gracia increada, autocomunicacin de Dios en el Espritu Santo" (p. 263). A pesar de todo no excluye la

    gracia creada, que prepara en el hombre la recepcin de la gracia increada.

    V. Exposicin de la 3 parte

    En esta ltima parte, exponeEl misterio trinitario de Dios y consta de dos secciones:Bases de la

    doctrina trinitaria (pp. 267-300) yFormacin de la doctrina trinitaria (pp. 301-357).

    La primera de estas dos secciones (Bases) se divide en tres apartados:Antecedentes en la historia

    de las religiones y en la filosofaFundamentacin teolgica de la revelacin yDesarrollo teolgico y

    dogmtico. El autor inicia sus reflexiones con la observacin de que la cuestin de la unidad es un

    problema fundamental del hombre y de la humanidad. Aade que no menor que la cuestin de la

    unidad, la de la Trinidad "constituye un problema originario del hombre" (p. 271). Esto explica la

    abundancia de smbolos y grupos terciarios que aparecen en las religiones paganas.

    La doctrina de la Trinidad nada tiene que ver con esos smbolos, porque la idea de una divinidad

    en tres personas no se encuentra fuera del cristianismo. Pero la confesin de un Dios en tres personas

    intenta responder de modo cristiano a la pregunta originaria de la humanidad: "la cuestin de la unidad

    en la pluralidad, una unidad que no se resigna a lo mltiple, sino que lo configura en un todo, una

    unidad que no es pobreza, sino plenitud y perfeccin" (p. 272).

    Se expone a continuacin el fundamento bblico de la doctrina trinitaria. El autor indica que elmonotesmo del Antiguo Testamento deriva de una experiencia religiosa de Dios vivo, que la unidad de

    Dios es aqu algo ms que una unidad numrica o cuantitativa, y que esta unidad numrica o

    cuantitativa, y que esta unidad de Dios no excluye la cuestin de la Trinidad, sino que la incluye (p.

    276). Por eso "la imagen veterotestamentaria del Dios vivo no es una imagen conclusa y cerrada, sino

    abierta a la revelacin definitiva de Dios" (p. 278). La concepcin personal de Dios hubo de suscitar la

    interrogacin sobre el verdadero t de Dios, porque un yo no es concebible sin un t al mismo nivel.

    Respecto al NT, Kasper observa que el acontecimiento mismo de la Revelacin posee una

    estructura trinitaria. Jess revela a Dios como Padre y, despus de la Pascua, la insercin de los

    creyentes en las relaciones de Jess con el Padre se atribuye a la accin del Espritu. La explicitacin

    trinitaria del hecho de la revelacin se encuentra en las tradiciones neotestamentarias importantes

    (sinptica, paulina, Juan), de modo que el mensaje del NT no aparece como mensaje trinitario en cada

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    una de las afirmaciones, sino en su estructura fundamental. Kasper se opone con esta afirmacin a la

    tesis de O. Cullmann, segn la cual la estructura bsica de la confesin neotestamentaria es puramente

    cristolgica. "La confesin cristolgica dice Kasper slo es posible como confesin trinitaria. Esta

    aparece indisolublemente unida a la fe en Cristo y a la condicin cristiana" (p. 284).

    Se expone finalmente el desarrollo histrico-dogmtico del tema trinitario. El autor afirma que hasta

    Nicea la doctrina se formula y expresa en un marco soteriolgico, pero que despus de Nicea se produce

    un cambio de perspectiva, por el cual la trinidad inmanente se independiza respecto a la trinidadeconmica y "pierde importancia en el plano de la economa de la salvacin" (297). Estima que hay que

    prestar mayor atencin al nexo entre trinidad soteriolgica y trinidad inmanente. Es preciso, dice,

    mantener el smbolo nicenoconstantinopolitano delser-en-si de la trinidad inmanente y explicar lo que

    eso significa para nosotros en el plano soteriolgico (cfr. p. 300).

    La ltima seccin de la obra, sobreformacin de la doctrina trinitaria, se inicia con una exposicin

    de los intentos idealistas (Hegel, etc.) para explicar el misterio. El autor recuerda, sin embargo, que la

    Trinidad es un misterio stricte dictum y por tanto incomprensible a la razn humana. Se puede lograr

    una cierta comprensin ms profunda del misterio de la Trinidad de tres modos: a) por analogas

    tomadas de la esfera natural (S. Agustn) b) mostrando el nexus mysteriorum y c) observando el

    vnculo de la fe trinitaria con el objetivo final del hombre, que es la comunin externa con Dios por

    Cristo en el Espritu Santo (cfr. pp. 308-309).

    Kasper se ocupa acto seguido de la relacin entre trinidad inmanente y trinidad econmica, y critica

    la posicin de Rahner, que identifica ambas. Dice que la equiparacin despoja a la trinidad econmica

    de su reflejo histrico, y con el peligro adems de disolver la trinidad inmanente en la trinidad

    econmica, como si la trinidad eterna se formara en la historia y mediante la historia (cfr. p. 314).

    El autor propone modificar el axioma equiparador de Rahner del modo siguiente: "la comunicacinintratrinitaria est presente de un modo nuevo en la autocomunicacin soteriolgica" (p. 314).

    Se exponen a continuacin las categoras fundamentales de la doctrina trinitaria. Pero el autor hace

    notar que, a diferencia de la dogmtica manualstica, no da preferencia al orden ntico sino al orden

    cognoscitivo. Comienza por tanto mencionando, no las procesiones, sino las misiones. El punto de

    partida es aqu el concepto de misin (cfr. p. 316), que lleva el de procesin. Se habla despus de las

    relaciones divinas, como expresin abstracta de las tres personas divinas (cfr. p. 319), y finalmente de

    las propiedades, las apropiaciones y la pericresis.

    Kasper llama luego la atencin sobre la problematicidad del concepto de persona (cfr. p. 236) y delpapel que puede desempear en la doctrina trinitaria. Se muestra disconforme con la sugerencia de

    Rahner, que en vez de persona quiere hablar de modo distinto de subsistencia. Le parece al autor una

    expresin ininteligible, que puede adems parecer modalista (cfr. p. 327-328). Concluye "que en la

    trinidad hay tres sujetos, conscientes uno de otros en virtud de una misma consciencia que es poseda de

    ese modo por los tres sujetos" (p. 329).

    En el ltimo apartado de la seccin se consideran dos cuestiones: la unidad en la trinidad y la

    trinidad en la unidad. Kasper habla en primer lugar de que el tesmo abstracto de un Dios unipersonal es

    rechazable y observa que la Iglesia nunca ha defendido la unidad de Dios a costa de la doctrina

    trinitaria: "Quiere justamente salvaguardar en la doctrina trinitaria el monotesmo cristiano. La Iglesia

    considera la doctrina trinitaria como la nica forma posible y consecuente de monotesmo y como la

    nica respuesta vlida al atesmo moderno" (p. 336).

  • 7/29/2019 Kasper, Walter

    23/24

    Frente a la cuestin radical de la fe cristiana dice Kasper no es suficiente un tesmo tmido sino

    slo el testimonio decidido sobre el Dios vivo de la historia, que se manifesta concretamente por medio

    de Jesucristo en el Espritu Santo (cfr. p. 356).

    VI. Valoracin de la 2 y 3 parte

    La 2 parte contiene en realidad tres tratados teolgicos en miniatura, correspondiente a cada una de

    las tres personas divinas. La seccin dedicada a Dios, Padre todopoderoso pone al comienzo unexcesivo nfasis en la situacin actual de desprestigio real o no de la idea de padre, aunque nada de

    lo que el autor dice incida negativamente en el desarrollo posterior del tema.

    La tesis ms importante de esta seccin es la definicin de Dios como libertad perfecta, que es uno

    de los principios bsicos de la filosofa presente en todo el libro. Si bien este modelo categorial para

    pensar al ser divino tiene cierto origen en la filosofa Kantiana y en el pensamiento de Fichte, puede

    decirse que el autor lo libera de sus hipotecas y condicionamientos sistemticos iniciales, al menos en el

    sentido de que Dios, libertad perfecta, no es entendido como postulado de una unidad de libertad y

    naturaleza ni como orden moral universal.

    Dado, sin embargo, que esta nocin de Dios no permite usar la via eminenti para extraer las

    propiedades ontolgicas aplicables al ser divino, Dios no puede ser concebido como el ser mayor, o la

    sustancia infinita, o la causa primera, etc. Es decir, el autor se cierra deliberadamente la posibilidad de

    elaborar y presentar la doctrina sobre los atributos divinos, que no son tratados en ninguna parte del

    libro.

    Aunque el autor dice presentar una sntesis entre la concepcin de Dios como ipsum esse

    subsistens que no rechaza en ningn momento y Dios libertad perfecta, se limita en realidad a

    presentar ambas nociones una detrs de la otra, en una cierta yuxtaposicin.

    La seccin dedicada a Jesucristo ofrece un resumen aceptable de la cristologa. Es criticable que la

    exposicin se haga como una r