Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

106
SOBRE PEDAGOGÍA IMMANUEL KANT Ediciones elaleph.com

Transcript of Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

Page 1: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

I M M A N U E L K A N T

Ediciones elaleph.com

Page 2: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

Editado porelaleph.com

2000 – Copyright www.elaleph.comTodos los Derechos Reservados

Page 3: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

3

Introducción

El hombre es la única criatura que ha de sereducada. Entendiendo por educación los cuidados(sustento, manutención), la disciplina y la instruc-ción, juntamente con la educación. Según esto, elhombre es niño pequeño, educando y estudiante.

Tan pronto como los animales sienten sus fuer-zas, las emplean regularmente, de modo que no lessean perjudiciales. Es admirable, por ejemplo, verlas golondrinas pequeñas, que, apenas salidas delhuevo y ciegas aún, saben, sin embargo, hacer quesus excrementos caigan fuera del nido. Los anima-les, pues, no necesitan cuidado alguno; a lo sumo,envoltura, calor y guía, o una cierta protección. Sinduda, la mayor parte necesitan que se les alimente,pero ningún otro cuidado. Se entiende por cuidado

User
Texto tecleado
Educación :definición.
Page 4: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

4

(Wartung), las precauciones de los padres para quelos niños no hagan un uso perjudicial de sus fuerzas.Si un animal, por ejemplo, gritara al nacer, comohacen los niños, sería infaliblemente presa de loslobos y otros animales salvajes, atraídos por susgritos.

La disciplina convierte la animalidad en huma-nidad. Un animal lo es ya todo por su instinto; unarazón extraña le ha provisto de todo. Pero el hom-bre necesita una razón propia; no tiene ningún ins-tinto, y ha de construirse él mismo el plan de suconducta. Pero como no está en disposición de ha-cérselo inmediatamente, sino que viene inculto almundo, se lo tienen que construir los demás.

El género humano debe sacar poco o poco de símismo, por su propio esfuerzo, todas las disposi-ciones naturales de la humanidad. Una generacióneduca a la otra. El estado primitivo puede imaginar-se en la incultura o en un grado de perfecta civiliza-ción. Aun admitiendo este último como anterior yprimitivo, el hombre ha tenido que volverse salvajey caer en la barbarie.

La disciplina impide que el hombre, llevado porsus impulsos animales, se aparte de su destino, de lahumanidad. Tiene que sujetarle, por ejemplo, para

Page 5: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

5

que no se encamine, salvaje y aturdido, a los peli-gros. Así, pues, la disciplina es meramente negativa,esto es, la acción por la que se borra al hombre laanimalidad; la instrucción, por el contrario, es laparte positiva de la educación.

La barbarie es la independencia respecto de lasleyes. La disciplina somete al hombre a las leyes dela humanidad y comienza a hacerle sentir su coac-ción. Pero esto ha de realizarse temprano. Así, porejemplo, se envían al principio los niños a la escuela,no ya con la intención de que aprendan algo, sinocon la de habituarles a permanecer tranquilos y aobservar puntualmente lo que se les ordena, paraque más adelante no se dejen dominar por sus ca-prichos momentáneos.

Pero el hombre tiene por naturaleza tan grandeinclinación a la libertad, que cuando se ha acostum-brado durante mucho tiempo a ella, se lo sacrificatodo. Precisamente por esto, como se ha dicho, hade aplicarse la disciplina desde muy temprano, por-que en otro caso es muy difícil cambiar después alhombre; entonces sigue todos sus caprichos. Se vetambién entre los salvajes que, aunque presten ser-vicio durante mucho tiempo a los europeos, nuncase acostumbran a su modo de vivir; lo que no signi-

User
Texto tecleado
La instrucción es la parte positiva de la educación.
User
Texto tecleado
se debe de aplicar al hombre la disciplina desde muy temprano.
Page 6: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

6

fica en ellos una noble inclinación hacia la libertad,como creen Rousseau, y otros muchos, sino unacierta barbarie: es que el animal aún no ha desen-vuelto en sí la humanidad. Por esto, se ha de acos-tumbrar al hombre desde temprano a someterse alos preceptos de la razón. Si en su juventud se ledejó a su voluntad, conservará una cierta barbariedurante toda su vida. Tampoco le sirve de nada elser mimado en su infancia por la excesiva ternuramaternal, pues más tarde no hará más que chocarcon obstáculos en todas partes y sufrir continuosfracasos, tan pronto como intervenga en los asuntosdel mundo.

Éste es un defecto habitual en la educación delos aristócratas, pues por nacer destinados a man-dar, nunca se les contraría. Es preciso desbastar laincultura del hombre a causa, de su inclinación a lalibertad; el animal, al contrario, no lo necesita por suinstinto.

El hombre tiene necesidad de cuidados y deeducación. La educación comprende la disciplina yla instrucción. Ningún animal, que se sepa, necesitade ésta; ninguno de ellos aprende nada de los viejos,excepto los pájaros, que aprenden su canto. Aqué-llos instruyen a los jóvenes, y es delicioso verlos,

User
Texto tecleado
si en su juventud se le dejó a su voluntad, cosnervará una cierta barbarie durante toda su vida.
User
Texto tecleado
la eduacación comprende la disciplina y la instrucción.
Page 7: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

7

como en una escuela, cantar con todas sus fuerzasdelante de los pequeños, y a éstos afanándose ensacar el mismo sonido de sus gargantas. Para con-vencerse de que los pájaros no cantan por instinto,sino que realmente aprenden -vale la pena de com-probarlo- se quitan la mitad de sus huevos a un ca-nario y se cambian por otros de gorrión, o mejoraún, se sustituyen sus pequeñuelos por gorrionci-llos. Si se los coloca entonces en una caja, donde nopuedan oír los gorriones de fuera, aprenderán elcanto de los canarios, y de este modo se tendrángorriones que canten. Es admirable también, quecada género de pájaros conserva un cierto cantocaracterístico en todas sus generaciones, siendo estatradición la más fiel del mundo.

Únicamente por la educación el hombre puedellegar a ser hombre. No es, sino lo que la educaciónle hace ser. Se ha de observar que el hombre no eseducado más que por hombres, que igualmente es-tán educados. De aquí, que la falta de disciplina y deinstrucción de algunos, les hace también, a su vez,ser malos educadores de sus alumnos. Si un ser deuna especie superior recibiera algún día nuestraeducación, veríamos entonces lo que el hombre pu-diera llegar a ser. Pero como la educación, en parte,

User
Texto tecleado
unicamente por la educación, el hombre puede llegar a ser hombre.
User
Texto tecleado
los educadores deben ser bien disciplinados e instruidos.
Page 8: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

8

enseña algo al hombre y, en parte, lo educa también,no se puede saber hasta dónde llegan sus disposi-ciones naturales. Si al menos se hiciera un experi-mento con el apoyo de los poderosos y con lasfuerzas reunidas de muchos, nos aclararía esto loque puede el hombre dar de sí. Pero es una obser-vación tan importante para un espíritu especulativo,como triste para un amigo del hombre, ver cómolos poderosos, la mayor parte de las veces, no secuidan más que de sí y no contribuyen a los impor-tantes experimentos de la educación, para que lanaturaleza avance un poco hacia la perfección.

No hay nadie que haya sido descuidado en sujuventud, que no comprenda, cuando viejo, en quéfue abandonado, bien sea en disciplina, bien encultura (que así puede llamarse la instrucción). Elque no es ilustrado es necio, quien no es disciplina-do es salvaje. La falta de disciplina es un mal mayorque la falta de cultura; ésta puede adquirirse mástarde, mientras que la barbarie no puede corregirsenunca. Es probable que la educación vaya mejorán-dose constantemente, y que cada generación dé unpaso hacia la perfección de la humanidad; pues trasla educación está el gran secreto de la perfección dela naturaleza humana. Desde ahora puede ocurrir

User
Texto tecleado
cultura, así puede llamarse la instrucción.
User
Texto tecleado
el que no es ilustrado es un necio, quien no es disciplinado es salvaje.
User
Texto tecleado
la falta de disciplina es un mal mayor que la falta de cultura.
User
Texto tecleado
tras la educación, está el secreto de la perfección de la naturaleza humana.
Page 9: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

9

esto; porque se empieza a juzgar con acierto y a vercon claridad lo que propiamente conviene a unabuena educación. Encanta imaginarse que la natu-raleza humana se desenvolverá cada vez mejor porla educación, y que ello se puede producir en unaforma adecuada a la humanidad. Descúbrese aquí laperspectiva de una dicha futura para la especie hu-mana.

El proyecto de una teoría de la educación es unnoble ideal, y en nada perjudica, aun cuando no es-temos en disposición de realizarlo. Tampoco hayque tener la idea por quimérica y desacreditarla co-mo un hermoso sueño, aunque se encuentren obs-táculos en su realización.

Una idea no es otra cosa que el concepto deperfección no encontrada aún en la experiencia. Porejemplo, la idea de una república perfecta, regidapor las leyes de la justicia, ¿es por esto imposible?Basta que nuestra idea sea exacta para que salve losobstáculos que en su realización encuentre. ¿Sería laverdad una mera ilusión por el hecho de que todo elmundo mintiese? La idea de una educación que de-senvuelva en los hombres todas sus disposicionesnaturales, es, sin duda, verdadera.

Page 10: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

10

Con la educación actual no alcanza el hombrepor completo el fin de su existencia; porque, ¡quédiferentemente viven los hombres! Sólo puede ha-ber uniformidad entre ellos, cuando obren por losmismos principios, y estos principios lleguen a ser-les otra naturaleza. Nosotros podemos trabajar en elplan de una educación conforme a un fin y entregara la posteridad una orientación que poco a pocopueda realizar. Las orejas de oso, por ejemplo, cuandose las trasplanta, tienen todas el mismo color; alcontrario, cuando se siembran, se obtienen coloresdiferentes. La Naturaleza, por tanto, ha puesto enellas los gérmenes, y basta para desarrollarlas, susiembra y trasplante convenientes. Lo mismo suce-de con el hombre.

Se encuentran muchos gérmenes en la humani-dad; y a nosotros toca desarrollarlos, desplegarnuestras disposiciones naturales y hacer que elhombre alcance su destino. Los animales lo realizanpor sí mismos y sin conocerlo. El hombre ha deintentar alcanzarlo, pero no puede hacerlo, si notiene un concepto de él. La adquisición de este des-tino es totalmente imposible para el individuo. Aunadmitiendo una primera pareja realmente educada,todavía es preciso saber cómo ha educado sus

Page 11: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

11

alumnos. Los primeros padres dan ya un ejemplo asus hijos, éstos lo imitan y así se desarrollan algunasdisposiciones naturales. Todas no pueden ser culti-vadas de esta manera, pues los niños, la mayor partede las veces, sólo ven los ejemplos ocasionalmente.Antes no tenían los hombres ningún concepto de laperfección que la naturaleza humana puede alcan-zar. Nosotros mismos no lo poseemos aún con pu-reza. Pero es asimismo cierto, que obrandoaisladamente los hombres en la formación de susalumnos, no podían conseguir que éstos alcancen sudestino. No son los individuos, sino la especie hu-mana quien debe llegar aquí.

La educación es un arte, cuya práctica ha de serperfeccionada por muchas generaciones. Cada gene-ración, provista de los conocimientos de las anterio-res, puede realizar constantemente una educaciónque desenvuelva de un modo proporcional y con-forme a un fin, todas las disposiciones naturales delhombre, y conducir así toda la especie humana a sudestino. La Providencia ha querido que el hombredeba sacar el bien de sí mismo y le habló, por de-cirlo así: «¡Entra en el mundo!; yo te he provisto detodas las disposiciones para el bien. A ti toca desen-

Page 12: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

12

volverlas, y, por tanto, depende de ti mismo tu pro-pia dicha y desgracia.»

El hombre debe desarrollar sus disposicionespara el bien; la Providencia no las ha puesto en él yaformadas; son meras disposiciones y sin la distin-ción de moralidad. El hombre debe hacerse a sípropio mejor, educarse por sí mismo, y, cuandomalo, sacar de sí la moralidad. Meditándolo madu-ramente, se encuentra esto muy difícil: la educaciónes el problema más grande y difícil que puede serpropuesto al hombre. La inteligencia, en efecto, de-pende de la educación, y la educación, a su vez, dela inteligencia. De aquí que la educación no puedaavanzar sino poco a poco; y no es posible tener unconcepto más exacto de ella, de otro modo que porla transmisión que cada generación hace a la si-guiente de sus conocimientos y experiencia, que, asu vez, los aumenta y los pasa a las siguientes. ¿Quécultura y qué experiencia tan grandes no suponeeste concepto? No podía nacer sino muy tarde; no-sotros mismos no lo hemos podido obtener en todasu pureza. ¿Debe imitar la educación en el individuola cultura que la humanidad en general recibe de susdiferentes generaciones?

Page 13: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

13

El hombre puede considerar como los dos des-cubrimientos más difíciles: el arte del gobierno y elde la educación y, sin embargo, se discute aún sobreestas ideas.

¿Por dónde, pues, empezaremos el desenvolvi-miento de las disposiciones humanas? Debemospartir del estado inculto, o por uno ya cultivado? Esdifícil imaginarse un desarrollo partiendo de la bar-barie (por esto lo es también el concepto de losprimeros hombres), y vemos que, iniciándose aquélen semejante estado, se ha vuelto siempre a caer enla animalidad, y que otra vez se han necesitado nu-merosos esfuerzos para elevarse. En los más anti-guos informes escritos dejados por pueblos muycivilizados, encontramos que estaban en una granproximidad a la barbarie -¿y qué grado de cultura nosupone ya el escribir?- tanto que respecto al hombrecivilizado, se podría llamar al comienzo del arte dela escritura el principio del mundo.

Toda educación es un arte, porque las disposi-ciones naturales del hombre no se desarrollan por símismas. -La Naturaleza no le ha dado para ello nin-gún instinto. -Tanto el origen como el proceso deeste arte es: o bien mecánico, sin plan, sujeto a las cir-cunstancias dadas, o razonado. El arte de la educa-

Page 14: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

14

ción, se origina mecánicamente en las ocasiones va-riables donde aprendemos si algo es útil o perjudi-cial al hombre. Todo arte de la educación queprocede sólo mecánicamente, ha de contener faltasy errores, por no carecer de plan en que fundarse.El arte de la educación o pedagogía, necesita serrazonado, si ha de desarrollar la naturaleza humanapara que pueda alcanzar su destino. Los padres yaeducados son ejemplos, conforme a los cuales seeducan sus hijos, tomándolos por modelo. Si éstoshan de llegar a ser mejores, preciso es que la Peda-gogía sea una disciplina; si no, nada hay que esperarde ellos, y los mal educados, educarán mal a los de-más. En el arte de la educación se ha de cambiar lomecánico en ciencia: de otro modo, jamás sería unesfuerzo coherente, y una generación derribaría loque otra hubiera construido.

Un principio del arte de la educación, que enparticular debían tener presente los hombres quehacen sus planes es que no se debe educar los niñosconforme al presente, sino conforme a un estadomejor, posible en lo futuro, de la especie humana; esdecir, conforme a la idea de humanidad y de sucompleto destino. Este principio es de la mayor im-portancia.

Page 15: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

15

Los padres, en general, no educan a sus hijosmás que en vista del mundo presente, aunque estémuy corrompido. Deberían, por el contrario, edu-carles para que más tarde pudiera producirse un es-tado mejor. Pero aquí se encuentran dos obstáculos:

a) Los padres sólo se preocupan, ordinariamen-te, de que sus hijos prosperen en el mundo, y b) lospríncipes no consideran a sus súbditos más quecomo instrumentos de sus deseos.

Los padres, cuidan de la casa; los príncipes, delEstado. Ni unos ni otros se ponen como fin unmejor mundo (Weltbeste), ni la perfección a que estádestinada la humanidad y para lo cual tiene disposi-ciones. Las bases de un plan de educación han dehacerse cosmopolitamente. ¿Es que el bien univer-sal es una idea que puede ser nociva a nuestro bienparticular? De ningún modo; pues aunque pareceque ha de hacerse algún sacrificio por ella, se favo-rece, sin embargo, el bien de su estado actual. Yentonces, ¡qué nobles consecuencias le acompañan!Una buena educación es precisamente el origen detodo el bien en el mundo. Es necesario que losgérmenes que yacen en el hombre sean cada vezmás desarrollados; pues no se encuentran en sus

Page 16: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

16

disposiciones los fundamentos para el mal. La únicacausa del mal es el no someter la Naturaleza a re-glas. En los hombres solamente hay gérmenes parael bien.

¿De dónde debe venir, pues, el mejor estado delmundo? ¿De los príncipes o de los súbditos? ¿De-ben éstos mejorarse por sí mismos y salir al en-cuentro, en medio del camino, de un buengobierno? Si los príncipes deben introducir la mejo-ra, hay que mejorar primero su educación; porquedurante mucho tiempo se ha cometido la gran faltade no contrariarles en su juventud. El árbol planta-do solo en un campo, crece torcido y extiende susramas a lo lejos; por el contrario, el árbol que se alzaen medio de un bosque, crece derecho por la resis-tencia que le oponen los árboles próximos, y buscasobre sí la luz y el sol. Lo mismo ocurre con lospríncipes. Sin embargo, es mejor que los eduqueuno de sus súbditos, que uno de sus iguales. Sólopodemos esperar que el bien venga de arriba, cuan-do su educación sea la mejor. Por esto, lo principalaquí son los esfuerzos de los particulares, y no lacooperación de los príncipes, como pensaban Base-dow y otros; pues la experiencia enseña que no tie-nen tanto a la vista un mejor mundo como el bien

Page 17: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

17

del Estado, para poder alcanzar así sus fines. Cuan-do dan dinero con este propósito hay que atenerse asu parecer, porque trazan el plan. Lo mismo sucedeen todo lo que se refiere a la cultura del espírituhumano y al aumento de los conocimientos delhombre. El poder y el dinero no los crean, a lo más,los facilitan; aunque podrían producirlos, si la eco-nomía del Estado no calculara los impuestos úni-camente para su caja. Tampoco lo han hecho hastaahora las Academias, y nunca ha habido menos se-ñales que hoy de que lo hagan.

Según esto, la organización de las escuelas nodebía depender más que del juicio de los conocedo-res más ilustrados. Toda cultura empieza por losparticulares, y de aquí se extiende a los demás. Laaproximación lenta de la naturaleza humana a su fin,sólo es posible mediante los esfuerzos de las perso-nas de sentimientos bastante grandes para interesar-se por un mundo mejor, y capaces de concebir laidea de un estado futuro más perfecto. No obstante,aún hay más de un príncipe que sólo, considera a supueblo, poco más o menos, como una parte del rei-no natural, que no piensa sino en reproducirse. Ledesea, a lo más, cierta habilidad, pero solamentepara poder servirse de él, como mejor instrumento,

Page 18: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

18

de sus propósitos. Los particulares, sin duda, han detener presente, en primer lugar, el fin de la naturale-za; pero necesitan mirar, sobre todo, el desenvolvi-miento de la humanidad, y procurar que ésta nosólo llegue a ser hábil, sino también moral y, lo quees más difícil, tratar de que la posteridad vaya másallá de lo que ellos mismos han ido.

Por la educación, el hombre ha de ser, pues:a) Disciplinado. Disciplinar es tratar de impedir

que la animalidad se extienda a la humanidad, tantoen el hombre individual, como en el hombre social.Así, pues, la disciplina es meramente la sumisión dela barbarie.

b) Cultivado. La cultura comprende la instruccióny la enseñanza. Proporciona la habilidad, que es laposesión de una facultad por la cual se alcanzan to-dos los fines propuestos. Por tanto, no determinaningún fin, sino que lo deja a merced de las cir-cunstancias.

Algunas habilidades son buenas en todos los ca-sos; por ejemplo, el leer y escribir; otras no lo sonmás que para algunos fines, por ejemplo, la música.La habilidad es, en cierto modo, infinita por la mul-titud de los fines.

Page 19: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

19

c) Es preciso atender a que el hombre sea tam-bién prudente, a que se adapte a la sociedad humanapara que sea querido y tenga influencia. Aquí co-rresponde una especie de enseñanza que se llama lacivilidad. Exige ésta buenas maneras, amabilidad yuna cierta prudencia, mediante las cuales pueda ser-virse de todos los hombres para sus fines. Se rigepor el gusto variable de cada época. Así, agradabanaún hace pocos años las ceremonias en el trato so-cial.

d) Hay que atender a la moralización. El hombreno sólo debe ser hábil para todos los fines, sino queha de tener también un criterio con arreglo al cualsólo escoja los buenos. Estos buenos fines son losque necesariamente aprueba cada uno y que al mis-mo tiempo pueden ser fines para todos.

----Al hombre se le puede adiestrar, amaestrar, ins-

truir mecánicamente o realmente ilustrarle. Seadiestra a los caballos, a los perros, y también sepuede adiestrar a los hombres.

Sin embargo, no basta con el adiestramiento; loque importa, sobre todo, es que el niño aprenda apensar. Que obre por principios, de los cuales seorigina toda acción. Se ve, pues, lo mucho que se

Page 20: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

20

necesita hacer en una verdadera educación. Habi-tualmente, se cultiva poco aún la moralización en laeducación privada; se educa al niño en lo que secree sustancial, y se abandona aquella al predicador.Pues qué, ¡no es de una inmensa importancia ense-ñar a los niños a aborrecer el vicio, no sólo fundán-dolo en que lo ha prohibido Dios, sino en que es:aborrecible por sí mismo! De otro modo, les es fácilpensar que podrían muy bien frecuentarlo, y que lessería permitido, si Dios no lo hubiera prohibido;que, en todo caso, bien puede Dios hacer algunaexcepción en su provecho. Dios, que es el ser mássanto y que sólo ama lo que es bueno, quiere quepractiquemos la virtud por su valor intrínseco y noporque él lo desee.

Vivimos en un tiempo de disciplina, cultura ycivilidad; pero aún no, en el de la moralización. Sepuede decir, en el estado presente del hombre, quela felicidad de los Estados crece al mismo tiempoque la desdicha de las gentes. Y es todavía un pro-blema a resolver, si no seríamos más felices en elestado bárbaro, en que no existe la cultura actual,que en nuestro estado presente. Pues ¿cómo sepuede hacer felices a los hombres, si no se les hace

Page 21: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

21

morales y prudentes? La cantidad del mal no dismi-nuirá, si no se hace así.

Hay que establecer escuelas experimentales, an-tes de que se puedan fundar escuelas normales. Laeducación y la instrucción no han de ser meramentemecánicas, sino descansar sobre principios. Ni tam-poco sólo razonadas, sino, en cierto modo, formarun mecanismo. En Austria, casi no hay más queescuelas normales establecidas conforme a un plan,en contra del cual se dice mucho, y con razón, re-prochándoselo especialmente el ser un mecanismociego. Las otras escuelas tenían que regirse por ellas,y hasta se rehusaba colocar a la gente que no hu-biera estado allí. Muestran semejantes prescripcio-nes lo mucho que el gobierno se inmiscuía en estosasuntos; haciendo imposible tal coacción que pros-perase nada bueno.

Se cree comúnmente, que los experimentos noson necesarios en la educación, y que sólo por larazón se puede ya juzgar si una cosa será o no bue-na. Pero aquí se padece una gran equivocación, y laexperiencia enseña, que de nuestros ensayos se hanobtenido, con frecuencia, efectos completamentecontrarios a los que se esperaban. Se ve, pues, que,naciendo de los experimentos, ninguna generación

Page 22: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

22

puede presentar un plan de educación completo. Laúnica escuela experimental que, en cierto modo, hacomenzado a abrir el camino, ha sido el Instituto deDessau. Se le ha de conceder esta gloria, a pesar delas muchas faltas que pudieran achacársele; faltasque, por otra parte, se encuentran en todos los sitiosdonde se hacen ensayos; y a él se le debe asimismoque todavía se hagan otros nuevos. Era, en ciertomodo, la única escuela en que los profesores teníanla libertad de trabajar conforme a sus propios mé-todos y planes, y donde estaban en relación, tantoentre sí, como con todos los sabios de Alemania.

----La educación comprende: los cuidados y la forma-

ción. Ésta es: a) negativa, o sea la disciplina, que me-ramente impide las faltas; b) positiva, o sea lainstrucción y la dirección; perteneciendo en esto a lacultura. La dirección es la guía en la práctica de loque, se ha aprendido. De ahí nace la diferencia entreel instructor (Informator), que es simplemente unprofesor, y el ayo (Hofmeister), que es un director.Aquél educa sólo para la escuela; éste, para la vida.

La primera época del alumno es aquella en queha de mostrar sumisión y obediencia pasiva; la otra,es aquella en que ya se le deja hacer uso de su refle-

Page 23: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

23

xión y de su libertad, pero sometidas a leyes. En laprimera hay una coacción mecánica; en la segunda,una coacción moral.

La educación puede ser privada o pública. Laúltima no se refiere más que a la instrucción, y éstapuede permanecer siendo pública siempre. Se deja ala primera práctica de los preceptos. Una educaciónpública completa es aquella que reúne la instruccióny la formación moral. Tiene por fin promover unabuena educación privada. La escuela en que se haceesto se llama un instituto de educación. No puedehaber muchos institutos de esta clase, ni puede sertampoco muy grande el número de sus alumnos,porque son muy costosos; su mera instalación exigeya mucho dinero. Estos institutos vienen a ser co-mo los asilos y hospitales. Los edificios que requie-ren y el sueldo de los directores, inspectores ycriados restan ya la mitad del dinero destinado aeste fin; y está probado que los pobres estarían mu-cho mejor cuidados, enviándoles este dinero a suscasas. También es difícil que la gente rica mande sushijos a estos centros.

El fin de tales institutos públicos es el perfec-cionamiento de la educación doméstica. Cesaríansus gastos si estuvieran bien educados los padres o

Page 24: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

24

los que les ayudan en la educación. En ellos se de-ben hacer ensayos y educar individuos, y así crearánuna buena educación doméstica.

De la educación privada cuidan, o bien los mis-mos padres, o bien otras personas, que son auxilia-res asalariados, cuando aquellos no tienen tiempo,habilidad o gusto; pero en la educación dada poréstos, se presenta la dificilísima circunstancia de ha-llarse dividida la autoridad entre los padres y losayos. El niño debe regirse por las instrucciones delos ayos y seguir al mismo tiempo los caprichos delos padres. En una educación de esta clase es nece-sario que los padres cedan toda su autoridad a lospreceptores.

¿Pero en qué puede aventajar la educación pri-vada a la pública o ésta a aquélla? Parece ser másventajosa, en general, la educación pública que laprivada, no sólo desde el punto de vista de la habili-dad, sino también por lo que se refiere al carácterdel ciudadano. Es muy frecuente que la educacióndoméstica no solamente no corrija, las faltas de lafamilia, sino que las aumente.

¿Cuánto debe durar la educación? Hasta la épo-ca en que la misma Naturaleza ha decidido que elhombre se conduzca por sí mismo, cuando se desa-

Page 25: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

25

rrolla en él el instinto sexual; cuando él mismo pue-da llegar a ser padre y deba educar; próximamentehasta los dieciséis años. Pasado este tiempo, se pue-de emplear aún los recursos de la cultura y aplicaruna disciplina disimulada, pero no una educaciónregular.

La sumisión del alumno puede ser, o bien positi-va: cuando ha de hacer lo que se le ha prescrito, porno poder juzgar por sí mismo y por tener aún lafacultad de imitar, o negativa: cuando necesita hacerlo que deseen los demás, si quiere, a su vez, que és-tos hagan algo por complacerle. En el primer casose aplica el castigo; en el segundo, no se hace lo queél quiere; aquí está pendiente de su placer, aunqueya pueda pensar.

Uno de los más grandes problemas de La edu-cación es conciliar, bajo una legítima coacción, lasumisión con la facultad de servirse de su voluntad.Porque la coacción es necesaria. ¿Cómo cultivar lalibertad por la coacción? Yo debo acostumbrarle asufrir una coacción en su libertad, y al mismo tiem-po debo guiarle para que haga un buen uso de ella.Sin esto, todo es un mero mecanismo, y una vezacabada su educación, no sabría servirse de su li-bertad,. Ha de sentir desde el principio la inevitable

Page 26: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

26

resistencia de la sociedad para que aprenda lo difícilde bastarse a sí mismo, de estar privado de algo y deadquirir para ser independiente.

Aquí es preciso observar lo siguiente: a) que sedeje libre al niño desde su primera infancia en todoslos momentos (exceptuados los casos en que puedahacerse daño, como, por ejemplo: si quiere coger uncuchillo afilado), con tal que obre de modo que nosea un obstáculo a la libertad de otro, por ejemplo:cuando grite o su alegría sea tan ruidosa que mo-leste a los demás; b) se le ha de mostrar que no al-canzará sus fines, sino dejando, alcanzar los suyos alos demás, por ejemplo: que no se le concederágusto alguno si no hace lo que se le manda, que de-be aprender, etc.; c) es preciso hacerle ver que lacoacción que se le impone le conduce al uso de supropia libertad; que se le educa para que algún díapueda ser libre, esto es, para no depender de losotros. Esto es lo último. Los niños tardan mucho,por ejemplo, en hacerse cargo de que más tarde es-tán obligados a preocuparse de su sostenimiento.Creen que sucederá siempre lo mismo que en casade sus padres, donde reciben la comida y la bebidasin tener que cuidarse de ello. Si no se les trata así,continúan siendo niños toda su vida, como los ha-

Page 27: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

27

bitantes de Otahití, particularmente los de padresricos y los hijos de príncipes. La educación públicatiene aquí sus más evidentes ventajas, pues en ella seaprende a medir sus fuerzas y las limitaciones queimpone el derecho de otro; no se disfruta de ningúnprivilegio porque se halla resistencia por todas par-tes, y no se sobresale más que por el propio mérito,es la educación que mejor imagen da del futuro ciu-dadano.

Pero todavía hay que resolver una dificultad quese presenta aquí: consiste en anticipar el conoci-miento sexual para impedir el vicio antes de entraren la pubertad. Más adelante se hablará de ello.

Page 28: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

28

Tratado

La Pedagogía o teoría de la educación es o físicao práctica. La educación física es aquella que el hom-bre tiene de común con los animales, o sea los cui-dados. La educación práctica o moral es aquellamediante la cual el hombre debe ser formado parapoder vivir, como un ser que obra libremente. (Sellama práctico a todo lo que tiene relación con la li-bertad). Es la educación de la personalidad, la edu-cación de un ser que obra libremente, que se basta así propio, y que es un miembro de la sociedad, peroque puede tener por sí mismo un valor intrínseco.

Así, pues, esta educación se compone: a) de laformación escolástico-mecánica, que se refiere a la habi-lidad; entonces es didáctica (instructor); b) de la for-

Page 29: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

29

mación pragmática, que se refiere a la prudencia(ayo); c) de la formación moral, que se refiere a lamoralidad.

El hombre necesita de la formación escolásticao instrucción para llegar a alcanzar todos sus fines.Le da un valor en cuanto a sí mismo como indivi-duo. La educación por la prudencia le hace ciudada-no, porque adquiere un valor público. Aprende conella, tanto a dirigir la sociedad pública a sus propó-sitos como a adaptarse a ella. Finalmente, por laformación moral adquiere un valor en relación contoda la especie humana.

La formación escolástica es la primera y másantigua. Pues toda prudencia supone habilidad. Laprudencia es la facultad de aplicar bien la habilidad.La formación moral es la última, en tanto que seapoya en principios que el hombre mismo debecomprender; pero hay que practicarla desde luego,igual que la educación física, mientras sólo descanseen el sentido común; de otro modo, fácilmentearraigarían las faltas, en las que todo esfuerzo de laeducación es inútil. En cuanto a la habilidad y a laprudencia, ha de ser continua la labor. Apenas sivale más ser, de niño, hábil, prudente, benigno, as-

Page 30: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

30

tuto, al modo de un hombre, que infantil de caráctercuando adulto.

Page 31: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

31

De la educación física

Aun cuando el que se encarga como ayo de unaeducación no toma al niño bajo sus cuidados lobastante pronto para que pueda cuidar asimismo dela educación física, conviene saber sin embargo, to-do lo que es necesario observar en la educacióndesde el principio hasta el fin. Puede ocurrir, aun nosiendo ayo más que de niños mayores, que nazcanen la casa otros niños, y, si se conduce bien, con-vertirse en el íntimo de los padres, que le pediránentonces consejo sobre la educación física de sushijos, ya que con frecuencia es el único entendidoen el hogar. Por esto necesita el ayo tales conoci-mientos.

Page 32: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

32

La educación física propiamente no consiste si-no en los cuidados de los padres, nodrizas o niñe-ras. La leche de la madre es el alimento que laNaturaleza ha destinado al niño. Es un mero prejui-cio creer que chupa su carácter con la leche; muchasveces se oye decir: ¡Tú lo has mamado con la lechede tu madre! Lo más ventajoso para la madre y elniño es que ella misma lo críe. Sin embargo, tam-bién hay en esto excepciones: en casos extremos,por enfermedad. Se creía antes que la primera lechedespués del parto, serosa, era perjudicial para el ni-ño, y que la madre había de suprimirla antes quepudiera mamar. Pero Rousseau fue el primero quellamó la atención de los médicos, sobre si esta pri-mera leche podría también ser buena, pues la Natu-raleza no ha dispuesto nada en vano. Y se haencontrado realmente que esta leche (llamada porlos médicos meconium) es la que mejor quita las in-mundicias que se encuentran en los recién nacidos,siendo, por lo tanto, muy conveniente para los ni-ños.

Se ha suscitado el problema de la posibilidad decriar mejor al niño con la leche de animal. La lechehumana es muy diferente de la leche de los anima-les. La de todos los herbívoros se cuaja muy pronto

Page 33: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

33

cuando se le añade algún ácido, por ejemplo, el tár-trico o el cítrico, y particularmente el ácido que sellama cuajo. La leche humana no se cuaja. Perocuando la madre o la nodriza comen sólo vegetalesdurante algunos días, la leche se cuaja del mismomodo que la de vaca, aunque vuelve a ser tan buenacomo antes, si no comen más que carne durantealgún tiempo. De esto se ha deducido que lo mejory más provechoso para el niño es que su madre o sunodriza se alimenten de carne durante el tiempo quecrían. Pues si el niño devuelve la leche, se ve queestá cuajada. El ácido de su estómago tiene que fa-vorecer el cuajamiento mejor que los demás; si no,en modo alguno podría cuajar la leche humana.¡Qué mal se haría si se diera al niño una leche quepor sí misma ya se cuajara! Pero se ve en otras na-ciones, que no depende todo únicamente de esto.Los tunguses, por ejemplo, apenas comen más quecarne, y son gentes sanas y fuertes; sin embargo,todos estos pueblos no viven mucho, pudiéndoselevantar con poco esfuerzo a un gran muchachote aquien, al verle, no se le creería tan ligero. Los sue-cos, y particularmente los indios, por el contrario,no comen casi ninguna carne, y sin embargo secrían muy bien. Parece, pues, que esto sólo depende

Page 34: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

34

de la salud de la nodriza, y que el mejor alimento esaquel que sienta mejor.

Aquí se pregunta: ¿con qué se ha de alimentar alniño cuando termine la leche de su madre? Desdehace algún tiempo se ha ensayado toda clase de pa-pillas; pero no es bueno alimentar al niño, al princi-pio, con tales cosas. Particularmente, se ha de evitardarle excitantes, como vino, especias, sal, etc. Esextraño, sin embargo, que los niños tengan tangrande afán por estas cosas. Ello es debido a queproporcionan a sus sensaciones, aún confusas, unairritación, una animación que les son agradables.Los niños rusos reciben, sin duda, de sus madres elmismo gusto que tienen éstas por beber aguardien-te, y se observa que los rusos son sanos y fuertes.Bien es cierto, que los que lo resisten han de tenermuy buena constitución; y así mueren muchos queno haciendo esto, hubieran podido vivir; pues talprematura irritación de los nervios produce muchosdesórdenes. Hay que preservarlos cuidadosamentehasta de los alimentos o bebidas calientes, puestambién les debilitan.

Se debe evitar, además, no mantener al niñomuy caliente, pues su sangre lo está ya por sí mismamucho más que en los adultos. El calor de la sangre

Page 35: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

35

de los niños llega a 110º Fahrenheit, y la de losadultos sólo a 96º. El niño se asfixia en una tempe-ratura en que otros de más edad se encuentran per-fectamente. La habitación fresca generalmente hacefuerte al hombre. No es bueno tampoco para losadultos abrigarse demasiado, cubrirse con exceso yacostumbrarse a bebidas muy calientes. Por tanto,hay que tener al niño en lecho fresco y duro. Losbaños fríos son buenos también. No se debe em-plear excitante alguno para despertar el apetito delos niños; ha de nacer sólo de la actividad y de laocupación. No se debe dejar que el niño se acos-tumbre a nada, pues la costumbre se convierte ennecesidad. Aun para el bien, no se le ha de hacer detodo un hábito por medio del arte.

Los pueblos bárbaros no envuelven en mantillasa sus niños. Los salvajes de América, por ejemplo,hacen para sus hijos hoyos en la tierra; cubren elfondo con polvo de los árboles carcomidos paraque absorba la orina y demás secreciones y perma-nezcan secos los niños, y, después, los cubren conhojas; pero, por lo demás, les dejan el libre uso desus miembros. Nosotros envolvemos a los niñoscomo momias por nuestra pura comodidad, para nocuidar de que se hagan daño; lo que, no obstante,

Page 36: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

36

sucede con las mantillas, que además les causan mu-cho temor y les hacen caer en una especie de deses-peración, impidiéndoles a menudo hacer uso de susmiembros; se cree entonces poder apagar sus gritoscon meras palabras; pero que se envuelva tan sólouna vez a un hombre, y se verá si no grita también yno cae en la angustia y en la desesperación.

En general, es necesario observar que la primeraeducación sólo tiene que ser negativa, es decir, queno se ha de añadir nada a la previsión de la Natura-leza, sino únicamente impedir que se la pueda per-turbar. Si hay un arte permitido en la educación, essólo el del endurecimiento: una razón más para de-sechar las mantillas. Si, no obstante, se quiere tomaralgunas precauciones, lo más conveniente es unaespecie de caja guarnecida en la parte alta por co-rreas. Los italianos la usan y la llaman arcuccio. Elniño permanece siempre en esta caja, y allí se le dejahasta para amamantarle. Se impide a la vez con ellaque la madre pueda aplastar al niño si se duermepor la noche. Entre nosotros mueren muchos niñosde esta manera; semejante precaución es, pues, mu-cho mejor que las mantillas, porque los niños tienenmás libertad y les impide deformarse, como fre-cuentemente ocurre con ellas.

Page 37: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

37

Otra costumbre de la primera educación es elmecer a los niños. El modo más fácil es el que em-plean algunos campesinos. Suspenden la cuna, me-diante cuerdas, de una viga, y no tienen más queempujarla para que se mueva de un lado a otro. Engeneral, no sirve de nada el brizar a los niños; puesel vaivén les es perjudicial. Se ve hasta en las perso-nas mayores que el columpiarse les produce vértigosy un movimiento como para vomitar. De este modose quiere aturdir a los niños para, que no griten; pe-ro los gritos les son saludables. Tan pronto comosalen del seno materno, donde no han disfrutadoningún aire, respiran el primero. Alterado con ello,el curso de la sangre les produce una sensación do-lorosa; pero por sus gritos desarrolla el niño mejorsus partes interiores y los canales de su cuerpo.También se les perjudica mucho acudiendo a elloscuando gritan, cantándoles algo, por ejemplo, comotienen costumbre de hacer las amas; ésta es habi-tualmente la primera perversión del niño, pues alver que todo viene a sus gritos, los repite con másfrecuencia.

Se puede decir con verdad, que los niños de lagente vulgar están peor educados que los de los se-ñores, porque la gente ordinaria juega con sus hijos

Page 38: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

38

como los monos: los cantan, los zarandean, los be-san, bailan con ellos; piensan hacerles algún biencorriendo a ellos cuando lloran, forzándoles a jugar,etc.; pero así gritan más a menudo. Cuando, por elcontrario, no se atiende a sus gritos, acaban por ca-llarse, pues ninguna criatura se toma un trabajo inú-tilmente. Si se les acostumbra a ver realizados todossus caprichos, después será demasiado tarde paraquebrar su voluntad. Dejándoles gritar, se cansanellos mismos; mas si se satisfacen todos sus capri-chos en la primera juventud, se pervierte su corazóny sus costumbres.

El niño, sin duda, no tiene aún ningún conceptode lo moral; pero se tuercen sus disposiciones natu-rales porque hay que emplear después castigos muyduros para volver bueno lo corrompido. Cuandodespués se quiere desacostumbrar a los niños deque se acuda presurosos a sus deseos, manifiestanun furor tan grande en sus gritos, como sólo soncapaces de mostrarlo las personas mayores; faltán-doles sólo las fuerzas para traducirlo en obras.Mandan de modo completamente despótico, entanto que no tienen más que gritar para conseguirlotodo. Es muy natural que se enojen ante la pérdidade este dominio, pues aun las personas mayores,

Page 39: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

39

cuando han estado mucho tiempo en posesión deun poder, les es muy difícil deshabituarse de pronto.

Los niños no ven bien al principio, próxima-mente hasta los tres primeros meses; tienen, enefecto, la sensación de la luz, pero no pueden dife-renciar unos objetos de otros. Para convencerse deello basta enseñarles, una cosa brillante; no la siguencon los ojos. Con la vista aparece también la facul-tad de reír y de llorar. Cuando el niño se encuentraen este estado, grita con reflexión, sea ésta todo looscura que se quiera. Entonces cree que siempre sele hace daño. Dice Rousseau, que cuando se pega enla mano a un niño de seis meses, grita como si lehubiera caído en ella un tizón ardiendo. Realmenteaquí supone ya la idea de una ofensa. Comúnmentelos padres hablan mucho de quebrar la voluntad delos hijos. No hay que contrariarles más, que cuandopreviamente se les ha corrompido. Pues la primeracorrupción nace de acceder a la voluntad despóticade los niños, en tanto que pueden conseguirlo todocon sus llantos. Después es muy difícil reparar estemal, y apenas se llega a conseguirlo.

Puede muy bien lograrse que el niño esté tran-quilo; pero en tanto, consume su cólera y mantienemás y más su rabia interior. Así se le acostumbra al

Page 40: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

40

disimulo y a las emociones internas. Es muy extra-ño, por ejemplo, que los padres exijan a sus hijosque les besen la mano después de haberle pegadocon la palmeta. De este modo se les habitúa al disi-mulo y a la falsedad; pues la palmeta no es un regalotan hermoso que hayan de agradecerlo, y es fácilpensar con qué corazón besarán entonces la mano.

Para enseñar a andar a los niños se emplean or-dinariamente los andadores y los carretones. Es cho-cante que se quiera enseñar a andar a un niño; comosi un hombre no pudiera andar por falta de instruc-ción. Los andadores especialmente, son muy perju-diciales. Cierto escritor se quejaba un día de asma,que no atribuía sino a los andadores. Pues como elniño, todo lo coge y arrastra por el suelo, apoya elpecho en los andadores, y como el pecho está tiernoaún, se aplasta y después conserva esta forma. Losniños no aprenden con tales auxilios a andar tanfirmemente como si hubieran aprendido ellos solos.Lo mejor es dejarles que se arrastren hasta que em-piecen a andar poco a poco, por sí mismos. Porprecaución se puede guarnecer el cuarto con co-bertores de lana para que no se claven astillas, nicaigan en duro.

Page 41: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

41

De ordinario se dice que los niños caen muy pe-sadamente; pero sin contar que no siempre sucedeeso, no les hace daño caerse alguna vez. Así apren-den a guardar mejor el equilibrio y a hacer que lacaída no les perjudique. Habitualmente se les ponelas llamadas chichoneras, que son lo bastante sa-lientes para impedir que el niño nunca pueda caersobre su cara. Es una educación negativa emplearinstrumentos allí donde el niño los tiene naturales.Aquí lo son las manos, que el niño pone ante él enlas caídas. Cuantos más instrumentos artificiales seusen, tanto más dependerá el hombre de ellos.

En general, lo mejor sería usar menos instru-mentos al principio y dejarles aprender más por símismos; lo realizarían más sólidamente. Sería asíposible, que el niño aprendiera, por ejemplo, a es-cribir solo, pues alguien lo ha inventado una vez, yesta invención tampoco es muy difícil. Bastaría de-cirle, v. gr., cuando quiere pan: ¿Podrías pintarlo?Entonces dibujaría una figura ovalada. Se le podríadecir que no se sabe si representa un pan o un cantorodado; trataría después de dibujar la P y llegaría deesta manera a inventar con el tiempo su propio A BC, que más tarde podría cambiar por otros signos.

Page 42: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

42

Algunos niños vienen al mundo con ciertos de-fectos, ¿No hay medio de corregir sus formas de-fectuosas a estos mal conformados? Los trabajos demuchos sabios escritores han probado que el corséno sirve en este caso más que para empeorar el mal;para impedir tanto la circulación de la sangre y delos humores, como la muy necesaria dilatación delas partes exteriores e interiores de nuestro cuerpo.Cuando se deja en libertad al niño, ejercita todavíasu cuerpo; siendo el hombre que lleva corsé muchomás débil cuando se lo quita, que otro que no se lohaya puesto nunca. Quizá se pudiera auxiliar a losque han nacido ladeados, colocando mucho pesodonde los músculos sean más fuertes. Pero esto estambién, muy peligroso; pues ¿qué hombre puededeterminar su equilibrio? Lo mejor es que el niño semueva por sí mismo y tome una postura, aun cuan-do le sea molesta, pues todas las máquinas no con-siguen nada en este asunto.

Todos estos aparatos artificiosos son tanto másperjudiciales, cuanto más en contradicción estáncon el fin de la naturaleza en los seres organizados yracionales; en consecuencia, hay que dejarles la li-bertad de aprender a usar sus fuerzas. Sólo se debeimpedir en la educación que los niños lleguen a ser

Page 43: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

43

flojos. El endurecimiento es lo contrario de la moli-cie. Se arriesga demasiado queriendo que los niñosse acostumbren a todo. La educación de los rusosva en esto muy lejos. Pero también muere allí unnúmero increíble de niños. El hábito es un goce ouna acción que se ha convertido en necesidad por lafrecuencia de repetir el mismo goce o la misma ac-ción. A nada pueden los niños habituarse con másfacilidad (y por eso nada se les tienen que dar me-nos) que a las cosas excitantes, por ejemplo, las be-bidas calientes, el aguardiente, el tabaco. Es muydifícil después deshabituarse de esto, y al principiova unido a molestias, porque el placer repetido pro-duce un cambio en las funciones de nuestro cuerpo.

Un hombre es tanto menos libre e indepen-diente, cuántos más hábitos tiene. El hombre, comotodos los demás animales, conserva cierta inclina-ción a lo que se le ha acostumbrado desde el princi-pio. Impídase, pues, que los niños se habitúen aalguna cosa y que nazca en ellos ninguna costum-bre.

Muchos padres quieren acostumbrar sus hijos atodo. Pero esto nada vale, porque la naturaleza hu-mana, en general, y la de los individuos, en particu-lar, no se deja acostumbrar a todo, y muchos niños

Page 44: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

44

se quedan en el aprendizaje. Quieren, por ejemplo,que puedan dormir y levantarse a cualquier hora oque coman cuando ellos lo exijan. Para poder so-brellevarlo es necesario un modo particular de vida,un régimen que fortalezca el cuerpo y que repare elmal que aquéllo ha ocasionado. Sin embargo, en-contramos también en la Naturaleza mucha periodi-cidad. Los animales tienen un tiempo determinadopara el sueño. El hombre debía también acostum-brarse a hacerlo a horas fijas para no perturbar alcuerpo en sus funciones. En cuanto a que los niñospuedan comer a cualquier hora, no se puede alegaraquí el ejemplo de los animales. Porque siendo loque comen los animales herbívoros poco nutritivo,el comer les es una ocupación ordinaria. Pero esmuy conveniente para el hombre comer en tiempodeterminado. Asimismo, quieren muchos padresque sus hijos puedan soportar grandes fríos, malosolores, toda clase de ruidos, etc. Esto no es necesa-rio cuando no se les ha acostumbrado a nada. Ypara ello, conviene mucho colocar al niño en dis-tintas condiciones.

Una cama dura es mucho más sana que unablanda. Generalmente, una educación dura sirvemucho para el fortalecimiento del cuerpo. Enten-

Page 45: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

45

demos por educación dura el mero impedimento dela comodidad. Para la confirmación de este aserto,no faltan ejemplos notables, sólo que no se atiendeno, dicho más exactamente, no se quieren atender.

En lo que se refiere a la educación del espíritu,que, en cierto modo, también se puede llamar física,se ha de cuidar ante todo que la disciplina no escla-vice al niño; éste debe, por el contrario, sentir siem-pre su libertad, de tal modo que no impida la deotro; por lo que ha de encontrar resistencia. Muchospadres rehúsan todo a sus hijos para ejercitar su pa-ciencia, exigiéndoles mucha más de la que ellosmismos tienen: esto es cruel. Que se dé al niño todolo que necesita y que se le diga después: ¡tienes bas-tante! Pero es absolutamente necesario que esto seairrevocable. No se preste atención a los lloros de losniños, ni se acceda a sus deseos cuando quieran al-canzar algo por sus gritos; pero déseles cuando lopidan amigablemente, si les conviene. El niño seacostumbrará por este medio a ser sincero, y comono importuna a nadie con sus gritos, cualquiera, encambio, les será benévolo. La Providencia parecehaber dado a los niños un aire agradable para quepuedan mover a la gente en su favor. Nada más

Page 46: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

46

perjudicial para romper su obstinación, que una dis-ciplina servil y estrecha.

Se dice ordinariamente a los niños: ¡Uf, aver-güénzate! ¡Qué indecente es esto!, etcétera. Perosemejantes expresiones no debieran encontrarse enla primera educación. El niño no posee todavía ideaalguna del pudor ni de la decencia; no tiene por quéavergonzarse, no debe avergonzarse; así no se harámás que un huraño. Quedará perplejo a la vista delos demás, y se ocultará gustoso de la gente. De talmodo, adquiere una reserva y un disimulo perjudi-ciales. No se atreve a pedir nada y debía pedirlo to-do; oculta su carácter, parece siempre de otro modoque es, y debería poder decirlo todo con franqueza.En vez de estar siempre con sus padres, huye deellos y se arroja en los complacientes brazos de loscriados.

Los mimos y caricias ininterrumpidas no sonnada mejor que esta educación estrecha. Esto forti-fica al niño en su propia voluntad, le hace falso, ycomo le revela una debilidad de los padres, les robala estimación necesaria a los ojos del hijo. Perocuando se le educa de modo que no pueda conse-guir nada con sus gritos, es libre, sin ser imperti-nente, y discreto, sin ser tímido. No se puede sufrir

Page 47: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

47

a un hombre atrevido. Muchos, tienen un rostro taninsolente, que ante ellos se teme siempre una grose-ría; así como se ven otros, por el contrario, a quie-nes se cree incapaces de decir una inconveniencia anadie. Se puede parecer siempre franco, cuando aello va unida cierta bondad. La gente dice, con fre-cuencia, de los hombres de alto linaje, que tienen unaire de realeza; pero la mayor parte de las veces ésteno es sino una cierta mirada altanera, a la cual sehan acostumbrado desde su juventud, porque no seles ha rehusado nada.

Todo lo dicho se puede considerar como perte-neciendo a la educación negativa. Pues muchas de-bilidades del hombre, vienen no de que se le enseñenada, sino de comunicarle impresiones falsas. Así,por ejemplo, las nodrizas hacen que los niños temanlas arañas, sapos, etc. Los niños podrían ciertamentecoger las arañas igual que las otras cosas. Pero comolas nodrizas muestran su terror en su aspecto tanpronto como ven una araña, este terror obra sobreel niño por una cierta simpatía. Muchos, lo conser-van durante su vida y permanecen en esto siempreniños. Porque, en efecto, las arañas son peligrosaspara las moscas, su picadura les es venenosa; pero alhombre no le perjudican. Y un sapo es un animal

Page 48: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

48

tan inocente como una hermosa rana verde u otroanimal cualquiera.

La parte positiva de la educación es la cultura. Elhombre se distingue por ella del animal. Consiste,sobre todo, en el ejercicio de las facultades de suespíritu, por lo cual, los padres han de proporcionarocasiones favorables a sus hijos con este fin. Laprimera y principal regla aquí es que se prescinda enlo posible, de todo instrumento. Así, al principio, nose usan andadores ni carretoncillos, y se deja arras-trar al niño por el suelo hasta que aprende a andarpor sí mismo, que es como andará más firmemente.Los instrumentos no hacen más que destruir la ha-bilidad natural. Y así y cuando se usa un cordel paramedir una extensión, pudiéndolo realizar muy biencalculando a simple vista; cuando se emplea un relojpara determinar el tiempo, bastando para ello la po-sición del sol; cuando se sirve de un compás parasaber el sitio de un bosque, pudiéndolo hacer asi-mismo por el sol, de día, y por las estrellas de no-che. Hasta se puede decir, que en vez de usar unabarca para ir por el agua, se puede nadar. El ilustreFranklin se extrañaba de que no aprendiera a nadartodo el mundo, no obstante ser tan agradable y útil.Citaba también una manera fácil para aprender a

Page 49: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

49

nadar por sí mismo: se pone un huevo en un arroyo,en cuyo fondo descansa el individuo, teniendo, porlo menos, la cabeza fuera del agua. Se intenta en-tonces cogerlo; al agacharse, suben los pies por altoy se echa la cabeza sobre la nuca para que el agua noentre en la boca, y así se tiene la postura que es ne-cesaria para nadar; basta ahora mover las manos yse nada. No se trata, sino de cultivar la habilidadnatural. Frecuentemente, se necesita una instrucciónpara esto; a menudo, también el niño mismo esbastante rico en invenciones, o encuentra él solo losinstrumentos.

Lo que ha de observarse en la educación física y,por consiguiente, en lo referente al cuerpo, se redu-ce, o bien al movimiento voluntario, o bien a losórganos de los sentidos. Se trata, en el primer caso,de que el niño se baste siempre a sí mismo. Para ellonecesita fuerza, habilidad, agilidad y seguridad; porejemplo, que pueda andar por un sendero estrecho,por una altura escarpada, donde ante sí vea unabismo, o por un suelo vacilante. Cuando un hom-bre no pueda hacer estas cosas, no es todo lo quepodría ser. Desde que dio el ejemplo el Philan-tropinum, de Dessau, se han hecho muchos ensayosde esta clase en otros Institutos. Es maravilloso leer,

Page 50: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

50

cómo los suizos se acostumbran desde su juventuda ir por las montañas y la habilidad que esto les da;pudiendo pasar con la más completa seguridad porlos más estrechos senderos y saltar sobre los abis-mos, habiendo previamente juzgado a simple vistaque pueden salvarlos sin riesgo. Pero la mayor partede los hombres temen una caída imaginaria, y estetemor les paraliza de tal modo los miembros, queles hace muy peligroso el andar de esta manera. Estetemor crece generalmente con la edad, y abundasobre todo, en los hombres acostumbrados a tra-bajos intelectuales.

Tales ensayos con los niños no son realmentemuy peligrosos, porque éstos tienen, en relación asus fuerzas, un peso mucho menor que los hom-bres, y por eso no caen tampoco de un modo tanpesado. Además, sus huesos no son ni tan secos nitan frágiles como lo llegarán a ser con la edad. Losmismos niños ensayan sus fuerzas. Así se les ve fre-cuentemente trepar sin propósito alguno. El correres un movimiento saludable y que robustece alcuerpo. Son buenos ejercicios también, el saltar,levantar, llevar, lanzar, arrojar hacia un objeto, lu-char, correr y todos los de esta clase. El baile artísti-

Page 51: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

51

co parece prematuro para los niños propiamentedichos.

El juego de lanzar, ya a lo largo, ya para dar en elblanco, tiene también como fin el ejercicio de lossentidos, y en particular, el de la vista. El juego de lapelota es uno de los mejores juegos infantiles por-que origina una carrera saludable. En general losmejores juegos son los que, a más de desenvolver lahabilidad, ejercitan también los sentidos; por ejem-plo, los ejercicios de cálculo a simple vista para juz-gar exactamente sobre la lejanía, el tamaño y laproporción; para encontrar la situación de los luga-res según las regiones en lo cual tiene que ayudar elsol, etc.; todos estos son buenos ejercicios. Tambiénes muy ventajosa la imaginación local, que consisteen la habilidad de representarse todo en los lugaresen que realmente se han visto; por ejemplo, el pla-cer de encontrar la salida de un bosque, observandolos árboles por los cuales se pasó antes. Lo mismosucede con la memoria localis, mediante la cual, nosólo se sabe en qué libro se ha leído alguna cosa,sino también el lugar donde está. Así, el músico tie-ne la representación de las teclas, para no tener quemirarlas. También es necesaria la cultura del oído de

Page 52: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

52

los niños a fin de que conozcan por él si una cosa seencuentra lejos o cerca y el sitio en que está.

El juego de la gallina ciega, era ya conocido porlos griegos; lo llamaban muioa. Los juegos de losniños son muy generales; los de Alemania se en-cuentran también en Inglaterra, Francia, etc. Sefundan en una cierta tendencia natural de los niños;en el de la gallina ciega, por ejemplo, comprendencómo podrían arreglarse si estuvieran privados deun sentido. El peón es un juego particular; sin em-bargo, estos juegos de niños proporcionan materia alos hombres para más vastas reflexiones, y a vecestambién, ocasión para inventos importantes. Así,Segner ha escrito una disertación sobre el peón, y elpeón ha dado motivo a un capitán de navío ingléspara inventar un espejo, mediante el cual se puedemedir sobre el barco la altura de las estrellas.

Los niños gustan de los instrumentos ruidosos,por ejemplo, las trompetillas, los tamborcitos, etc.Pero éstos no valen nada, porque importunan a losdemás. No obstante, ya sería otra cosa si ellos mis-mos aprendieran a cortar una caña para poder tocar.

El columpio es también un buen ejercicio, losmismos adultos lo utilizan para su salud y sólo ne-cesitan los niños que se les vigile, porque puede lle-

Page 53: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

53

gar a ser muy rápido el movimiento. La cometa esigualmente un juego inofensivo; educa la habilidad,porque el levantarla muy alta depende de la posiciónque se tome respecto al viento.

El muchacho se aparta de otras necesidades porel placer de estos juegos, y así aprende poco a pocoa pasarse sin otras más graves. Además, adquiere lacostumbre de una ocupación continua. Tampocodeben ser meros juegos, sino que han de tener unaintención y un fin. Cuanto más se fortifica y se curtede tal modo su cuerpo, se asegura tanto más contralos perniciosos resultados del mismo. La gimnasiasólo debe guiar a la Naturaleza; no debe produciruna gracia forzada. Primeramente ha de venir la dis-ciplina y no la instrucción. Pero es preciso conside-rar, que en la cultura del cuerpo del niño se le formatambién para la sociedad. Dice Rousseau: «No llega-réis a formar hombres enteros si no hacéis antespillos». Se puede hacer mejor de un muchacho des-pierto un hombre de bien, que de un indiscreto unhombre que obre prudentemente. El niño no ha deser importuno en sociedad, y menos, adulador; será,incitado por los demás, confiado sin importunidad,franco sin impertinencia. El medio de conseguirlo,es no mimarle nada, ni darle un concepto de las

Page 54: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

54

conveniencias sociales, porque se volverá tímido, ysilvestre, o le sugerirá, por otra parte, la idea de ha-cerse valerse. Nada hay más ridículo que la presun-tuosa modestia o la indiscreta vanidad de los niños.En este último caso, hemos de hacerle notar susfaltas, pero sin que sienta mucho nuestra superiori-dad y dominio, a fin de que se forme por sí mismo,pero en la sociedad, donde el mundo ha de ser bas-tante grande para él y para los demás.

Toby, en Tristram Shandy, dice a una mosca, quele había molestado mucho tiempo y a la que dejasalir por la ventana: «Vete, perverso animal, que elmundo es bastante grande para mí y para ti». Y estopodría tomarlo cada uno por lema. No debemosimportunarnos unos a otros; el mundo es bastantegrande para todos.

----Llegamos ahora a la cultura del alma, que, en

cierto modo, también se puede llamar física. Hayque distinguir la naturaleza de la libertad. Dar leyesa la libertad es muy otra cosa que formar (bilden) laNaturaleza. La naturaleza del cuerpo y la del almaestán de acuerdo en que se ha de impedir perturbarsu recíproca educación, y en que el arte aún ha deañadir algo tanto a una como a otra. Por consi-

Page 55: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

55

guiente, -de alguna manera- puede llamarse física ala educación del alma como a la del cuerpo.

La formación física del espíritu se diferencia dela formación moral en que ésta no se refiere másque a la libertad y aquélla sólo a la naturaleza. Unhombre puede estar físicamente muy cultivado,puede tener el espíritu muy formado, pero estarmoralmente mal educado y ser una mala criatura.

Hay que distinguir la cultura física de la práctica,que es pragmática o moral. La última tiene por fin lamoralización y no el cultivo del hombre.

Dividimos la cultura física del espíritu en libre yescolar. La libre, poco más o menos, no es más queun juego; la escolar, por el contrario, supone un pro-ceso; la libre es la que se ha de seguir siempre en elalumno; se le considera en la escolar como sometidoa la coacción. Se puede estar ocupado en el juego loque se llama pasar el tiempo, pero también se puedeestarlo por la coacción, y esto se llama trabajar. Laeducación escolar debe ser un trabajo para el niño;la libre, un juego.

Se han trazado distintos planes de educación pa-ra buscar, lo que es muy loable, cuál es el mejormétodo. Se ha pensado, entre otros, hacer que los

Page 56: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

56

niños aprendan todo jugando. Lichtemberg se burla,en un número del Magazin de Gotinga, de la ilusiónde que los muchachos lo hagan todo como juego,en vez de acostumbrarles desde temprano a los ne-gocios, porque alguna vez han de entrar en la vidaactiva. Esto produce un resultado absurdo. El niñodebe jugar, debe tener sus horas de recreo; pero tie-ne también que aprender a trabajar. La cultura de suhabilidad es, sin duda, tan buena como la del espí-ritu; pero ambos modos de cultura han de practicar-se en diferente tiempo. Ya es una gran desgraciapara el hombre ser muy propenso a la ociosidad.Cuanto más ha holgazaneado, más fácil le es deci-dirse a trabajar. En el trabajo, la ocupación no esagradable por sí misma, si no se emprende con otropropósito. La ocupación del juego, por el contrario,es agradable en sí, sin que haya necesidad de propo-nerse para ello ningún fin. Cuando se va a pasear, elpropósito es el mismo paseo, y por esto, cuantomás largo es el camino, tanto más agradable nosresulta. Pero cuando vamos a algún sitio, sea a lasociedad que se encuentra en tal punto, sea otra co-sa el objeto de nuestro paseo, escogemos con gustoel camino más corto. Lo mismo pasa con el juegode cartas. Es realmente singular, ver cómo lo hom-

Page 57: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

57

bres razonables son capaces de estar sentados, mez-clando las cartas, horas y horas. Esto prueba que loshombres no dejan de ser niños tan fácilmente. Pues¿aventaja en algo este juego al de la pelota de losniños? No quiere decirse precisamente que las per-sonas mayores monten a caballo en los bastones,aunque cabalgan en otras manías.

Es de la mayor importancia que los niñosaprendan a trabajar. El hombre es el único animalque necesita trabajar. Ha de estar muy preparadopara que pueda gozar de su sustento. Se contesta,sin duda, negativamente, a la pregunta de si se hu-biera mostrado el cielo más propicio para con no-sotros preparándonoslo todo, sin que tuviéramosque trabajar; porque el hombre ha de estar ocupado,aun en aquellas cosas que llevan consigo ciertacoacción. Es falso asimismo, creer que al haberpermanecido Adán y Eva en el Paraíso, no hubieranhecho más que estar juntos, cantar canciones pasto-riles y contemplar las bellezas de la Naturaleza. Ental estado les hubiera atormentado el aburrimiento,lo mismo que a los demás hombres.

El hombre ha de estar ocupado de tal modoque, lleno del fin que tiene a la vista, casi no sesienta a sí mismo; su mejor descanso es el que sigue

Page 58: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

58

al trabajo. Por consiguiente, se ha de acostumbrar alniño a trabajar. ¿Y dónde mejor que en la escueladebe cultivarse la afición al trabajo? La escuela esuna cultura coercitiva (zwangmässige). Es de lo más,perjudicial habituar al niño a que mire todas las co-sas como un juego. Ha de tener un rato para reco-brar fuerzas, pero es preciso también que tenga susmomentos de trabajo. Si no comprende inmediata-mente para qué le sirve esta coacción, más tardeadvertirá su gran utilidad. En general, se acostum-braría a los niños a la indiscreción, si se contestarasiempre a sus preguntas: ¿para qué es esto? ¿y aqué-llo? La educación tiene que ser coercitiva, pero sinque por ello haya de esclavizar a los niños.

En lo que se refiere a la cultura libre del espíritu,se ha de observar, que continúa siempre. Tiene quedirigirse propiamente a las facultades superiores. Secultivarán además las inferiores, pero sólo en vistade aquéllas; el ingenio, por ejemplo, en vista de lainteligencia. La regla principal en este asunto es queno se ha de cultivar aisladamente ninguna facultad,por sí misma, sino cada una en relación con las de-más; la imaginación, por ejemplo, en provecho delentendimiento.

Page 59: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

59

Las facultades inferiores no tienen por sí solasningún valor, v. gr.: un hombre de mucha memoria,pero sin ningún juicio. Semejante individuo no esmás que un léxico viviente. Son necesarias tambiénestas bestias de carga del Parnaso, porque, aunqueno realicen nada razonable por sí, arrastran mate-riales con los cuales otros pueden producir algunacosa buena. El ingenio hace grandes necedades,cuando no le acompaña el juicio. El entendimientoes el conocimiento de lo general. El juicio es la apli-cación de lo general a lo particular. La razón es lafacultad de comprender la unión de lo general conlo particular. Esta cultura libre sigue su curso desdela infancia hasta que cesa toda educación. Cuandoun joven, por ejemplo, aduce una regla general, se lepuede hacer citar casos de la historia, de la fábula enque esté disfrazada, pasajes de los poetas donde estéexpresada, y proporcionarle de este modo ocasiónde ejercitar su ingenio, su memoria, etc.

La máxima tantum scimus, quantum memoria tenemustiene, sin duda alguna, su exactitud, por lo cual esmuy necesaria la cultura de la memoria. Todas lascosas están dispuestas de tal modo, que el entendi-miento ha de seguir las impresiones sensibles y lamemoria, conservarlas. Esto sucede con las lenguas.

Page 60: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

60

Se las puede aprender, bien de memoria -formalmente- o mediante la conservación, y esteúltimo método es el mejor en las lenguas vivas. Elestudio de los vocablos es realmente necesario, peroes mucho mejor, que los aprendan los niños cuandolos encuentren en un autor, que se les ha mandadoleer. La juventud ha de tener una tarea fija y deter-minada. Se aprende mejor la geografía por un ciertomecanismo. La memoria prefiere particularmenteeste mecanismo, que es también muy convenienteen una porción de cosas. Hasta ahora no se ha en-contrado todavía ninguno a propósito para la histo-ria; se han ensayado unas tablas; sin embargo,parece que no dan buenos resultados. La historia esun excelente medio para ejercitar en el juicio al en-tendimiento. La memoria es muy necesaria, pero novale absolutamente nada, cuando se hace de ella unmero ejercicio; por ejemplo, cuando se hace apren-der los discursos de memoria. En rigor, esto no sir-ve más que para favorecer la osadía; y ladeclamación, por otra parte, no conviene más que alos hombres.

Aquí pertenecen también todas las cosas que nose aprenden más que para un futuro examen o enconsideración al futuran oblivionen. No se ha de em-

Page 61: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

61

plear la memoria más que en las cosas cuya conser-vación nos sea conveniente y que tengan relacióncon la vida real. Es perjudicial a los niños la lecturade novelas, porque no les sirven más que de distrac-ción mientras las leen; debilita también la memoria,pues sería ridículo retener la novela y quererla con-tar a los demás. Se ha de retirar, por tanto, toda no-vela de manos de los niños. Mientras las leen,imaginan en ellas otra novela, porque se representande otro modo las circunstancias, divagan y quedancomo aturdidos.

No se han de permitir nunca las diversiones, a lomenos en la escuela, pues acaban por producircierta inclinación, cierto hábito a ellas. Los que sondados a las diversiones, pierden sus más hermosascualidades. Aunque los niños se distraigan en susjuegos, vuelven pronto al recogimiento; cuandopreparan una mala partida, se les ve con frecuenciadistraídos, pues entonces reflexionan cómo han deocultarla o repararla. En estos momentos, no oyenmás que la mitad de lo que se les habla, respondenal revés, no se enteran de lo que leen, etc.

La memoria se ha de cultivar desde muy tem-prano, sin olvidar tampoco la inteligencia.

Page 62: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

62

Se cultiva la memoria: a) Reteniendo los nom-bres que se encuentran en las narraciones; b) me-diante la lectura y escritura, pero ejercitándolasreflexivamente y no por el deletreo; c) mediante laslenguas, que los niños han de aprender hablándolas,aún antes de que lleguen a leer. Puede prestar unbuen servicio, convenientemente arreglado, el lla-mado orbis pictus, pudiéndose comenzar principal-mente por la botánica, la mineralogía y la física. Alhacer una indicación en estas materias, se da motivoa modelar y dibujar, para lo que se necesitan lasmatemáticas. Lo más conveniente es que la primerainstrucción científica se dirija hacia la geografía,tanto matemática como física. Los relatos de viajes,explicados con grabados y mapas, conducen en se-guida a la geografía política. Del estado actual de lasuperficie terrestre, se vuelve al primitivo y se llega-rá a la geografía e historia antiguas.

Hay que tratar de unir lentamente en la instruc-ción del niño el saber y el poder. Las matemáticasparecen ser, entre todas las ciencias, el único mediode satisfacer este fin. Además, es preciso unir el sa-ber y el idioma (la elocuencia, el bien decir y la retó-rica). También ha de aprender el niño, a distinguirclaramente el conocimiento, de la mera opinión y de

Page 63: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

63

la creencia. De este modo, se prepara un recto en-tendimiento y un gusto, no fino o delicado, sinoexacto. Hay que preparar antes el gusto de los senti-dos, sobre todo el de la vista, y, en último lugar, elde las ideas.

Ha de haber reglas en todo lo que deba cultivaral entendimiento. Es muy útil abstraerlas, para queel entendimiento no obre sólo mecánicamente, sinocon conciencia de una regla. Es también muy con-veniente cristalizar las reglas en ciertas fórmulas yconfiarlas así a la memoria. Nosotros tenemos lasreglas en la memoria y no las encontramos prontocuando descuidamos usarlas. Se pregunta aquí: ¿de-ben preceder las reglas in abstracto? ¿se deben apren-der como consecuencia del uso? ¿las reglas y el usodeben ir a pasos iguales? Esto último es lo que úni-camente conviene. En otro caso, el uso es muy lar-go e inseguro hasta que no se llega a alcanzar lasreglas. Han de aprenderse éstas ocasionalmente,pero también clasificadas, pues no se pueden rete-ner, cuando no están unidas entre sí. Por eso, ha depreceder algo la gramática en el estudio de los idio-mas.

----

Page 64: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

64

También es preciso dar un concepto sistemáticodel fin completo de la educación y del modo de al-canzarlo.

A) La cultura general de las facultades de las espíritu,diferente de la especial. Tiene por objeto la habili-dad y el perfeccionamiento; no enseña en particularal alumno, sino que fortifica las facultades de su es-píritu. Es

a) o física, dentro de lo que todo descansa en elejercicio y en la disciplina, sin que los niños necesi-ten conocer ninguna máxima; pasiva para el alumno,que ha de seguir la dirección de otro; otros piensanpor él:

b) o moral, que no se apoya en la disciplina, sinoen máximas. Todo se pierde, si se quiere fundarlasobre ejemplos, amenazas, castigos, etc. Sería en-tonces mera disciplina. Se ha de procurar, que elalumno obre bien por sus propias máximas y no porcostumbres; que no sólo haga el bien, sino que lohaga porque es bueno. Pues el único valor moral delas acciones está en las máximas del bien. La educa-ción física se diferencia de la moral en que aquéllaes pasiva para el alumno, mientras que ésta es acti-va. Ha de comprender siempre el fundamento y laderivación de los actos por la idea del deber.

Page 65: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

65

B) La cultura particular de las facultades del espíritu. Aella pertenece la cultura de las facultades del cono-cimiento, de los sentidos, de la imaginación, de lamemoria, de la atención y del ingenio, en lo queconcierne a las facultades inferiores del entendimiento.Se habló ya anteriormente, de la cultura de los sen-tidos, por ejemplo, de la vista. Por lo que hace a lacultura de la imaginación, es preciso observar losiguiente: los niños tienen una imaginación extre-madamente fuerte, y no hay que excitarla y alimen-tarla con cuentos. Más bien se la ha de sujetar ysometer a reglas; pero sin dejarla del todo desocu-pada.

Los mapas tienen cierto encanto para todos losniños, hasta para los más pequeños. Aun fatigados,aprenden algo todavía, cuando se usan. Es esta unalabor, que no deja vagar su imaginación, antes bien,la detiene en ciertas figuras. Podría hacérseles co-menzar por la geografía, y al mismo tiempo unir aésta, figuras de animales, vegetales, etc., que la vivi-fiquen. La historia vendría después.

En cuanto a la atención, obsérvese que es preci-so fortificarla. Una persistente aplicación de nuestroentendimiento a un objeto, revela, más que unabuena condición, debilidad de nuestro sentido in-

Page 66: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

66

terno; porque en tal caso pierde la flexibilidad y nose puede emplear a voluntad. La distracción esenemiga de toda educación. Y en la atención des-cansa la memoria.

Lo relativo a las facultades superiores del espí-ritu comprende la cultura del entendimiento, deljuicio y de la razón. Al principio también se puedeeducar el entendimiento, en cierto modo, pasiva-mente, citando ejemplos para la regla, o al revés,encontrando reglas para los casos particulares. Eljuicio indica el uso que se ha de hacer del entendi-miento. Es necesario comprender lo que se aprendeo se habla, y no repetir nada sin que se comprenda.¡Cuántos leen y oyen sin comprender, aun creyén-dolo así! Para evitar esto, se necesitan imágenes ycosas.

Mediante la razón se comprenden los funda-mentos; pero hay que pensar que se habla aquí deuna razón aún no dirigida. El niño no debe querer,pues, razonar siempre, tampoco ha de razonar mu-cho sobre lo que supera a nuestras ideas. Aún no setrata en este sitio de la razón especulativa, sino dereflexionar sobre lo que procede según sus causas yefectos. El niño tiene una razón práctica en su eco-nomía y organización.

Page 67: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

67

Se educan mejor las facultades del espíritu, ha-ciendo por sí mismo todo lo que se pretende, porejemplo, cuando se pone en práctica la regla grama-tical que se ha aprendido. Se comprende muchomejor un mapa, cuando se le puede hacer por unomismo. El mejor recurso para comprender, es pro-ducir. Lo que, más o menos, se aprende por sí mis-mo, es lo que se aprende más sólidamente y lo quemejor se conserva. Con todo, sólo algunos hombresse encuentran en esta situación: se les llama autodi-dactas (autodidaktoi).

En la cultura de la razón se ha de proceder so-cráticamente. En los diálogos que Platón, de algúnmodo, ha conservado, da Sócrates -que se llamabala partera de los espíritus-, el ejemplo de cómo lasgentes de edad pueden sacar mucho por sí mismasde su espíritus. Se usa la razón de los niños en mu-chas cosas que no debía usarse. No han de razonaren todo. No deben conocer los fundamentos deaquello que se emplea para educarlos; pero sí, losprincipios, en cuanto se trata del deber. Se ha demirar principalmente en esto, no meterles los cono-cimientos racionales, sino más bien sacarlos de ellosmismos. El método socrático debía dar la regla alcatequístico. Aquél es sin duda, lento y difícil de

Page 68: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

68

acomodar para que mientras se sacan los conoci-mientos a unos puedan aprender algo los otros. Enmuchas, ciencias es también bueno el método me-cánico-catequístico, por ejemplo, en la exposiciónde la religión revelada. En la religión universal, porel contrario, se tiene que usar el método socrático.Se recomienda especialmente el método mecánico-catequístico para lo que se tiene que enseñar históri-camente.

Corresponde aquí también la educación del sen-timiento de placer y de disgusto. Tiene que ser ne-gativa, pero sin halagar el sentimiento mismo. Lainclinación a la comodidad es para el hombre peor,que todos los males de la vida. Por eso es de unaextrema importancia, enseñar a trabajar a los niñosdesde el principio. Cuando no están ya mimados, lesgustan las diversiones a las cuales va unida la fatiga ylas ocupaciones en que necesitan fuerzas. No hayque dificultarles sus placeres ni dejárselos escoger.Ordinariamente las madres educan mal a sus hijos ylos miman. Y no obstante, se observa que los niños,en particular los hijos, quieren a sus padres, más quea sus madres. Esto nace de que las madres no lesdejan saltar, corretear, etc., por temor a que puedanhacerse daño. El padre, que, por el contrario, los

Page 69: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

69

riñe, los pega cuando han sido malos, a veces loslleva al campo y allí los deja corretear, jugar y estarcontentos, como es propio de su edad.

Se cree ejercitar la paciencia de los niños ha-ciéndoles esperar las cosas mucho tiempo.

Sin embargo, esto no debe ser necesario. Pero sínecesitan la paciencia en las enfermedades, etc. Lapaciencia es doble. Consiste, o bien en renunciar atoda esperanza, o bien en recobrar un nuevo valor.La primera no es necesaria cuando sólo se pide loque es posible, y se tiene siempre la última cuandose desea sólo lo que es justo. La desesperación agra-va tanto las enfermedades, cuanto las mejora elbuen valor. Pero ¿quién es capaz de hacer com-prender a los enfermos, que no abandonen la espe-ranza de su estado físico o moral?

Tampoco ha de hacerse tímidos a los niños. Su-cede esto principalmente, cuando se les dirige inju-rias y se los avergüenza con frecuencia. Aquíencajan particularmente las palabras de muchos pa-dres; «¡Puf; avergüénzate!» No se ve propiamente dequé, debían avergonzarse, por ejemplo, cuando tie-nen los dedos en la boca, etc. Se les puede decir:esto no es conveniente, pero no se les debe dirigirun «¡puf, avergüénzate!», más que en el caso de

Page 70: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

70

mentir. La Naturaleza ha dado al hombre el ruborpara que le traicione en cuanto mienta. Por eso lospadre no deben hablar nunca de vergüenza a losniños, más que en el caso de que mientan, y de estemodo conservarán el rubor para la mentira durantetoda su vida. Pero si se están avergonzando cons-tantemente, adquirirán una timidez, que conserva-rán toda la vida.

Es preciso no romper la voluntad de los niños,como ya se dijo antes, sino sólo guiarla de modoque ceda ante los obstáculos naturales. Al principio,el niño tiene que obedecer a ciegas. No es naturalque mande por sus gritos y que el fuerte obedezca aldébil. Nunca, pues, habrá que complacer a los niñospor sus gritos, aun en su infancia, ni dejarles conse-guir nada por este medio. Ordinariamente se equi-vocan los padres en este asunto, y quieren más tarderepararlo, negándoles en absoluto todo lo que de-sean. Es muy absurdo negarles sin motivo alguno loque esperan de la bondad de sus padres, sólo porcontrariarles y hacer -a los débiles- sentir su supe-rioridad.

Se mima a los niños, cuando se satisface susgustos, y se les educa de un modo completamentefalso, saliendo al encuentro de su voluntad y de sus

Page 71: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

71

deseos. Esto sucede ordinariamente, cuando losniños sirven de juguete a los padres, particularmenteen la época que comienzan a hablar. Pero esto mis-mo les causa un gran mal durante toda su vida.Efectivamente se les impide mostrar su enojo, sa-liendo al encuentro de su voluntad, pero entoncesse enfurecen más y más interiormente. Aún no hanpodido conocer el modo cómo deben portarse; porconsiguiente, la regla que se ha de observar con losniños desde su más tierna infancia, es auxiliarlescuando griten y se crea que algo, les hace daño, perono, hacerles caso cuando meramente griten por có-lera. Más tarde, se observará de modo continuo unaconducta semejante. Es del todo natural, la resisten-cia que encuentra el niño en estos casos, y es pro-piamente negativa, sólo porque no se acude a sussúplicas. Por el contrario, muchos niños obtienende sus padres todo lo que piden cuando ruegan.Dejándoles conseguirlo todo con sus gritos, se en-colerizan, pero si lo obtienen con ruegos, llegan ahacerse blandos. Hay que acceder a las súplicas delos niños si no se tiene ninguna razón importante encontra; pero habiendo motivos para no ceder, tam-poco hay que dejarse conmover por sus muchas

Page 72: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

72

súplicas. Una negativa tiene que ser irrevocable.Esto lleva a no tener que negar frecuentemente.

Suponiendo que existiera en el niño una inclina-ción natural a la obstinación, lo que sólo se puedeaceptar como extremadamente raro, el mejor modode proceder, es no complacerle en nada, cuandotampoco nos haga nada con gusto. -El quebra-miento de la voluntad le produce un modo servil depensar; por el contrario, la resistencia natural oca-siona la docilidad.

La cultura moral tiene que fundarse en las má-ximas, no en la disciplina. Ésta impide los vicios,aquélla forma el modo de pensar. Ha de mirarse,pues, a que el niño se habitúe a obrar por máximasy no por ciertos estímulos. Con la disciplina sóloqueda una costumbre, que se extingue con los años.El niño debe aprender a obrar por máximas, cuyajusticia comprenda él mismo. Fácilmente se ve, quees difícil conseguir esto con los niños pequeños, yque la educación moral exige la mayor ilustración departe de los padres y de los maestros.

Cuando el niño miente, por ejemplo, no se le hade castigar, sino acogerle con desprecio, decirle queno se le creerá en lo futuro, etcétera. Pero si se lecastiga cuando obra mal o se le recompensa cuando

Page 73: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

73

obra bien, hará lo bueno para que se le trate bien.Más tarde, «vendrá al mundo en que no sucede así,donde puede hacer el bien sin una recompensa, y elmal sin un castigo, y entonces será un hombre quesólo mire el medio de prosperar, o será bueno omalo, según lo encuentre más ventajoso.

Es preciso que las máximas nazcan del hombremismo. En la cultura moral se debe inculcar prontoa los niños el concepto de lo que es bueno o malo.Si se quiere fundamentar la moralidad, no hay quecastigar. La moralidad es algo tan santo y tan subli-me, que no se la puede rebajar y poner a la mismaaltura que la disciplina. Los primeros esfuerzos de laeducación moral son para fundar un carácter. Con-siste éste en la facilidad para obrar por máximas. Alprincipio son las máximas de la escuela, y después,las de la humanidad. El niño en los comienzos obe-dece a las leyes. Las máximas también son leyes,pero subjetivas; se derivan del propio entendi-miento del hombre. No ha de quedar impune nin-gún quebrantamiento de la ley de la escuela, aunqueel castigo tiene siempre que ser apropiado a latransgresión.

Al formar el carácter de los niños, se trata dehacerles perceptible un cierto plan en todas las co-

Page 74: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

74

sas, ciertas leyes que tienen que seguir punto porpunto. Así, por ejemplo, se les señala un tiempo fijopara el sueño, para el trabajo, para las diversiones, yesto no se ha de alargar o acortar. En las cosas indi-ferentes se les puede dejar la elección, habiendosólo de seguir constantemente después lo que hicie-ron una vez por las leyes. No hay que formar en losniños el carácter de un ciudadano, sino el de un ni-ño.

Los hombres que no se han propuesto ciertasreglas son veleidosos; ocurre con frecuencia, que nose les puede entender ni conocer nunca bien comoson. En efecto, se censura a menudo a la gente queobra siempre por reglas; por ejemplo, al hombreque fija un tiempo para cada obra; pero muchas ve-ces es injusta esta censura; esta precisión asienta unadisposición favorable para el carácter, aunque pa-rezca meticulosidad.

Es necesario, ante todo, la obediencia en el ca-rácter de un niño, particularmente en el de unalumno. Ésta es doble; en primer lugar, una obe-diencia absoluta al director, y luego, a la razonada yrecta del que dirige. La obediencia puede nacer de lacoacción y entonces es absoluta, o de la confianza yentonces es razonada. Esta obediencia voluntaria es

Page 75: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

75

muy importante, pero aquélla es en extremo necesa-ria, porque prepara al niño al cumplimiento de lasleyes, que después tiene que cumplir como ciudada-no, aunque no le agraden.

Por eso, los niños han de estar sujetos a unacierta ley de necesidad. Pero esta ley tiene que seruniversal, en vista de la cual hay que obrar siempreen la escuela. El maestro no ha de mostrar entrevarios niños, predilección ni afecto alguno de prefe-rencia por uno determinado, pues si no, la ley dejade ser universal. El niño se vuelve rebelde en cuantove que no se somete a todos a la misma ley.

Se habla constantemente de que se ha de pre-sentar todo a los niños de modo que lo hagan porgusto. En muchos casos esto es bueno sin duda,pero hay que prescribirles también muchas cosascomo un deber. Después les es esto de la mayorutilidad en toda su vida; porque sólo el deber, y nola inclinación, nos puede conducir en los impuestospúblicos, en los trabajos del oficio y en otros mu-chos casos. Suponiendo que el niño no compren-diera el deber, lo mejor en hacerle entender quetiene deberes como niño, puesto que es más difícilque comprenda, que los tiene como hombre. La

Page 76: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

76

obediencia sería más completa si pudiera compren-der esto, que sólo es posible con los años.

Toda infracción por un niño de lo mandado esuna falta de obediencia, que lleva consigo un casti-go; tampoco está demás en la infracción de una or-den cuando es por descuido. Este castigo es, o bienfísico o bien moral.

Se castiga moralmente cuando se contraria la incli-nación a ser respetados y queridos, cuando, porejemplo, se avergüenza al niño, recibiéndole contono frío y seco. Hay que conservar esta inclinaciónen cuanto sea posible. Por ello este modo de casti-gar es el mejor, porque viene en auxilio de la mora-lidad; v. gr., cuando un niño miente, una mirada dedesprecio es un castigo suficiente y aun el que másconviene.

El castigo físico consiste en no acceder a sus de-seos, o en la aplicación de una pena. El primer mo-do de castigar es semejante al moral y, además,negativo. Los demás castigos tienen que usarse conprudencia para no producir una indoles servilis. Con-viene no conceder recompensas, porque así se ha-cen interesados y se les causa una indoles mercenaria.

La obediencia es, además, o bien del niño o biendel muchacho. A la infracción de ella sigue el casti-

Page 77: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

77

go, que es, o natural, que el mismo hombre contraecon su conducta, por ejemplo: cuando el niño en-ferma por haber comido mucho, y éstos son losmejores, porque el hombre los experimenta toda suvida y no sólo mientras es niño, o bien es artificial.

La inclinación a ser apreciado y querido es unmedio seguro de hacer permanentes los castigos.Los físicos sólo tienen que ser un complemento delos morales. No se llegará a formar ningún carácter,cuando los castigos morales apenas sirvan y se tengaque acudir a los físicos. Pero al principio tiene quesuplir la coacción física a la falta de reflexión de losniños.

Los castigos que se aplican con señales de cóle-ra, son contraproducentes. Los niños no los venentonces más que como efecto de la pasión de otro,y ellos mismos se creen objeto de esta pasión. Engeneral, los castigos se han de aplicar siempre conprudencia, para que vean que el único fin de éstoses su mejoramiento. Es insensato -y convierte enesclavos a los niños.- cuando tienen que agradecer-los, besar las manos, etc. se hace tercos a los niñosaplicando a menudo los castigos físicos; cuando lospadres castigan a sus hijos obstinadamente, sólo leshacen ser cada vez más testarudos. Los tercos no

Page 78: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

78

son siempre los peores hombres; a veces se condu-cen fácilmente por buenas representaciones.

La obediencia del joven es diferente de la del ni-ño. Consiste en la sumisión a las reglas del deber.Hacer algo por deber es obedecer a la razón. Es untrabajo inútil hablar al niño del deber; acaban porverlo como algo a cuya infracción sigue la palmeta.El niño podría ser guiado por sus meros instintos;pero en cuanto crece hay que darle el concepto deldeber. Tampoco se ha de acudir al recurso de lavergüenza con los niños, sino solamente en los añosde la juventud. Esto no puede hacerse hasta que laidea del honor haya echado raíces.

La veracidad es otro rasgo principal en la funda-ción del carácter del niño. Es lo básico y esencial deun carácter. El hombre que miente, apenas tienecarácter alguno, y si posee algo bueno, únicamentelo debe a su temperamento. Muchos niños son in-clinados a la mentira, que procede frecuentementede una imaginación viva. Es asunto de los padresprocurar que los niños no se acostumbren a ella,pues las madres, ordinariamente, lo miran como unacosa de ninguna o escasa importancia; encuentranen esto una prueba lisonjera de las disposiciones ycapacidades superiores de sus hijos. Este es el mo-

Page 79: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

79

mento de hacer uso de la vergüenza, pues ya com-prende bien el niño. El rubor nos traiciona cuandomentimos, pero no siempre es una prueba de ello.Nos ruborizamos a menudo de la imprudencia conque otro nos acusa de una falta. Por ningún motivohay que tratar de arrancar la verdad a los niños me-diante los castigos; su mentira debiera arrastrar con-sigo un daño igual, y entonces este daño loscastigaría. La pérdida de la estimación es el únicocastigo que conviene para la mentira.

También se pueden dividir los castigos en negati-vos y positivos. Se aplicarían los primeros a la pereza oa la inmoralidad; por ejemplo: en la mentira, la des-cortesía y la insociabilidad. Los castigos positivossirven para la mal intencionada ira. Hay que guar-darse, ante todo, de tener rencor a los niños.

La sociabilidad ha de ser un tercer rasgo del ca-rácter del niño. Ha de tener amistad con los demásy no ser siempre sólo para él. Muchos maestros seoponen a ello en la escuela, pero muy sin razón. Losniños se deben preparar a la más dulce satisfacciónde la vida. Los maestros no han de preferir a ningu-no por su talento, si no solamente por su carácter,pues, de lo contrario, nace la envidia, contraria a laamistad.

Page 80: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

80

Los niños tienen también que ser francos, y susmiradas, tan serenas como el sol. Un corazón con-tento es el único capaz de encontrar placer en elbien. La religión que hace al hombre sombrío esfalsa, pues él tiene que servir a Dios con el corazóncontento y no por la coacción. No es necesario con-servar siempre el buen humor en la coacción de laescuela, pues en este caso se la derribaría pronto; serehace cuando hay alegría. Para esto sirven ciertosjuegos en los que hay animación, en que el niño seesfuerza por hacer algo antes que los demás. En-tonces el alma vuelve a serenarse.

Mucha gente mira los años de su juventud comolos mejores y los más agradables de su vida; esto noes cierto: son los más fastidiosos, porque se está tansujeto a la disciplina, que es raro tener un amigoverdadero, y más raro aún tener libertad. Ya diceHoracio: Multa tulit facitque puer, sudarit et alsit.

Únicamente se ha de instruir a los niños en co-sas convenientes a su edad. Se complacen muchospadres en oír hablar a sus hijos como sabios preco-ces. Pero tales niños, ordinariamente, no llegan a sernada. Un niño ha de ser sólo prudente como unniño. Nunca tiene que remedar. Está completa-mente fuera de su edad el niño provisto precoz-

Page 81: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

81

mente de juicios morales, que no son si no imitados.No debe tener más que el entendimiento de un ni-ño, ni lo debe mostrar temprano. Un niño seme-jante no será nunca un hombre de inteligencia y deentendimiento sereno. Es asimismo insoportable unniño que quiere ya seguir todas las modas; porejemplo, acicalarse, llevar puños y hasta tabaquera.Así se convierte en un ser afectado, cosa que no espropia de un niño.

Una sociedad culta le es una carga, y al fin faltacompletamente el valor de hombre. Por esto tam-bién se le ha de impedir muy pronto la vanidad, omejor dicho, no darle motivo a que llegue a ser va-nidoso. Sucede así cuando se les dice que son her-mosos, que les sienta de un modo encantador este oaquel adorno, o cuando se les promete y se les dauno. Los adornos no convienen a los niños. Sólohan de conservar sus vestidos limpios y sencillos,como una cosa necesaria. Pero tampoco han de dar-se los padres a si propios ningún valor, ni mirarse alespejo, pues en esto, como en lo demás, el ejemploes todopoderoso y afirma o destruye las buenasdoctrinas.

Page 82: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

82

De la educación práctica

La educación práctica comprende: a) la habili-dad; b) la prudencia; c) la moralidad. En lo que serefiere a la habilidad, se ha de procurar que sea sóli-da y no fugaz. No hay que adoptar aire de conocercosas que después no se pueden realizar. Hay quebuscar la solidez en la habilidad, y que llegue a seresto, poco a poco, por hábito en el modo de pensar.Es lo esencial del carácter de un hombre. La habili-dad es necesaria para el talento.

Por lo que toca a la prudencia, consiste en el artede colocar nuestra habilidad en el hombre; es decir,ver cómo puede servirse de ellos para sus intencio-nes. Requiere esto varias cosas. Propiamente, es lo

Page 83: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

83

último en el hombre; pero por su valor merece elsegundo lugar.

Si se ha de dejar al niño la prudencia, tiene quehacerse disimulado e impenetrable, pero pudiendoexaminar cuidadosamente a los otros. Tiene parti-cularmente que ocultarse en lo que se refiere a sucarácter. Los modales son el arte de la aparienciaexterior, y éste le ha de poseer. Es difícil penetrar enlos otros, pero se ha de lograr necesariamente el artede hacerse impenetrable. Para ello se necesita disi-mulo; es decir, ocultar sus faltas y su apariencia ex-terior. El disimulo no es siempre el fingimiento, quese puede permitir a veces, aunque confina con laimpureza. El fingimiento es un medio desesperado.La prudencia pide no precipitarse fácilmente, perono hay que caer tampoco en la indolencia. Valiente,es diferente de violento. Un hombre bravo (strenus)es el que goza queriendo. Esto es relativo a la mo-deración del afecto; la prudencia corresponde altemperamento.

La moralidad concierne al carácter. Susline et absti-ne es prepararse a un prudente moderación. Paraformar un buen carácter es necesario suprimir laspasiones. Hay que acostumbrar al hombre a que susinclinaciones no lleguen a ser pasiones, y a pasar sin

Page 84: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

84

lo que se le niegue. Sustine, significa: soporta yacostúmbrate a soportar.

Es necesario valor e inclinación para aprender aprivarse de algo. Hay que acostumbrarse a las res-puestas negativas, a la resistencia, etcétera.

La simpatía pertenece al temperamento. Ha deprevenirse a los niños contra una compasión anhe-lante o lánguida. La compasión es realmente sensi-bilidad; concuerda sólo con un carácter sensible. Estambién distinto de la piedad, siendo un mal la-mentarse meramente de una cosa. Se debía dar di-nero a los niños para gastos menudos, con los quepudieran socorrer a los necesitados, y entonces sepodría ver si son o no son piadosos; pero cuandosólo son dadivosos en el dinero de sus padres, pier-den esta virtud.

La máxima festina lente indica una actividad con-tinua; hay que apresurarse a aprender mucho; esdecir, festina; pero también hay que aprender confundamento, y por lo tanto emplear tiempo en esto;es decir, lente. Se ocurre preguntar si es preferibledar una gran cantidad de conocimiento o sólo unapequeña, pero sólidamente. Es mejor saber poco,pero con fundamento, que mucho y superficial-mente, pues al fin se advertirá en el último caso lo

Page 85: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

85

poco profundo de esto. Como el niño no sabe enqué circunstancias tendrá que usar este o aquel co-nocimiento, lo mejor es que sepa algo de todo consolidez; de lo contrario, sólo seducirá y deslumbraráa los demás con sus conocimientos superficiales.

Lo último es la fundación del carácter. Consisteéste en los firmes designios para querer hacer algo, ytambién en la ejecución real de los mismos; Vir pro-positi tenax, dice Horacio, y éste es el buen carácter.Por ejemplo: si yo he prometido algo, he de mante-nerlo, aun cuando pueda perjudicarme. No puedefiarse mucho de sí mismo el hombre que, haciendopropósito de algo, no lo hace. Acaba por desconfiarde sí el que proponiéndose levantarse tempranosiempre para pasear, para estudiar o para hacer estoo aquello, se excusa, en la primavera, con que aúnson frías las mañanas, pudiéndole perjudicar el frío;en verano, con que es bueno dormir, siéndole elsueño agradable, y aplaza de este modo su propó-sito de un día para otro.

Lo que es contrario a la moral queda excluido detales determinaciones. En un malvado, el carácter esmuy malo; pero aquí se le llama tenacidad, y aunentonces agrada a ver que cumple su propósito y es

Page 86: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

86

constante, aunque fuera mejor que se condujese asíen el bien.

No hay que contar mucho con el que aplazaconstantemente la ejecución de sus propósitos. Estoocurre con la llamada conversión futura. Es imposi-ble que pueda convertirse en un instante, comoquiere, el hombre que fue siempre vicioso, al nosuceder un milagro para que de una vez sea comoaquel que caminó bien toda su vida y siempre pensóhonradamente. Tampoco se puede esperar nada delas peregrinaciones, mortificaciones y ayunos; no seconcibe cómo pueden hacer de un hombre viciosoun hombre noble las peregrinaciones y otras prácti-cas semejantes.

¿Qué hace por la honradez y corrección ayunartodo el día, comiendo, en cambio, a la noche, o im-poner una expiación a su cuerpo que en nada puedecontribuir al cambio del alma?

Para fundar un carácter moral en los niños hayque observar lo siguiente:

Enseñarles, en lo posible, el deber que tienenque cumplir, mediante ejemplos y disposiciones.Los deberes que el niño ha de cumplir son sólo losdeberes ordinarios hacia sí mismo y hacia los de-más. Es preciso educir estos deberes de la naturale-

Page 87: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

87

za de las cosas. Aquí tenemos que considerar inme-diatamente:

a) Los deberes para consigo mismo. No consis-ten en procurarse un magnífico traje, comer delicio-samente, etc., aunque haya que ser limpio en todo,ni en buscar el contento de sus apetitos e inclina-ciones -por el contrario, hay que ser muy moderadoy sobrio-, sino en que, el hombre tenga en su inte-rior una cierta dignidad que le ennoblezca ante to-das las criaturas, siendo su deber no desmentir estadignidad de la humanidad en su propia persona.

Pero nosotros nos separamos de esta dignidadde la humanidad cuando, por ejemplo, nos entre-gamos a la bebida, realizamos actos contra naturale-za, cometemos toda clase de excesos, etc.; todo locual coloca al hombre mucho mas bajo que losanimales. No es menos contrario a la dignidad de lahumanidad el hombre que se rebaja a los otros y leshace siempre cumplimientos, imaginándose que secaptará su voluntad con conducta tan indigna.

Habría también que hacer sensible la dignidadhumana a los niños en sí mismos; por ejemplo, en elcaso de suciedad, que, por lo menos es indecorosopara la humanidad. Pero cuando realmente se colo-ca el niño por bajo de la dignidad humana, es con la

Page 88: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

88

mentira, pues ya puede pensar y comunicar sus pen-samientos a los demás. La mentira hace al hombreobjeto del menosprecio general, y es un medio quele roba a sí mismo la estimación y crédito que cadauno debiera tener consigo mismo.

b) Los deberes para con los demás. Hay que en-señar al niño desde muy pronto la veneración y res-peto al derecho de los hombres y procurar que loponga en práctica; si, por ejemplo, un niño encuen-tra a otro niño pobre y, orgulloso, le arroja de sí odel camino o le da un golpe, no se le ha de decir:«No hagas eso, le haces daño, sé compasivo, es unpobre niño», etc., sino tratarle con la misma altane-ría y hacerle sentir cuán contraria al derecho de loshombres era su conducta. Los niños apenas tienengenerosidad. Se puede ver esto, v. gr., cuando lospadres mandan a sus hijos que den a otro la mitadde su tostada, sin que, vuelvan a recobrarla; enton-ces, o no lo hacen o lo hacen muy raramente y demala gana. Tampoco se les puede hablar mucho degenerosidad, porque aún no tienen nada propio.

Muchos han pasado por alto o han explicadofalsamente, como Crugot, la parte de la moral quecontiene la teoría de los deberes para consigo mis-

Page 89: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

89

mo. Consiste el deber hacia sí mismo, como se hadicho, en conservar en su propia persona la digni-dad humana. El hombre se censura teniendo a lavista la idea de humanidad. En su idea tiene un ori-ginal con el cual se compara. Cuando aumenta elnúmero de años, cuando empieza a nacer la inclina-ción sexual, es el momento crítico en que la digni-dad humana es la única capaz de conservar en suslímites al joven. Hay que advertirle temprano elmodo de preservarse de esto o aquello.

Apenas hay en nuestras escuelas una cosa quepromovería la educación de los niños en la honra-dez, a saber: un catecismo del Derecho. Habría decontener casos populares que sucedieran en la vidaordinaria, y en los cuales entrara siempre, natural-mente, la pregunta: ¿es esto justo o no? Por ejem-plo: cuando uno se conmueve a la vista de unnecesitado, teniendo que pagar aquel día a su acree-dor, y le da la suma de que es deudor y que debíapagar, ¿es justo o no? No; esto es injusto, pues parahacer buenas obras tengo que ser libre. Cuando doyel dinero a los pobres, hago una obra meritoria; pe-ro al pagar mi deuda hago lo que debía de hacer. Sepreguntaría además: ¿es permitida una mentira ofi-ciosa? No; no se concibe caso alguno en que con-

Page 90: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

90

venga la excusa, por lo menos ante los niños, puesde otro modo mirarían como una necesidad cual-quier bagatela y se permitirían mentir a menudo. Sihubiera un tal libro, se le podría destinar diaria-mente una hora con mucha utilidad, para conocer yaprender de memoria el derecho de los hombres -esta pupila de Dios en la tierra.

La obligación de socorrer no es mas que unaobligación imperfecta. Tampoco hay que ablandar elcorazón de los niños para que se afecte por la suertede los demás, sino más bien hacerle fuerte. Que noestá lleno de sentimiento, sino de la idea del deber.Muchas personas llegan a hacerse duras de corazón,porque habiendo sido compasivas anteriormente, sevieron engañadas con frecuencia. Es inútil quererhacer comprensible a un niño lo meritorio de lasacciones. Los eclesiásticos, frecuentemente, se equi-vocan al presentar las obras de beneficencia comoalgo meritorio. Aun sabiendo que no podemoscumplir nunca nuestras obligaciones con relación aDios, no hacemos sino cumplir nuestro debercuando socorremos a los pobres, pues la desigual-dad del bienestar nace sólo de circunstancias oca-sionales. Así, pues, si yo poseo una fortuna, sólo latengo gracias a que estas circunstancias fueron favo-

Page 91: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

91

rables para mí o para mis predecesores, continuan-do siempre siendo la misma la relación con el todo.

Se excita la envidia de un niño, haciendo que seestime por el valor de los otros. Debe estimarseprincipalmente por los conceptos de su razón. Lahumildad no es, por consiguiente, más que unacomparación de su valor con la perfección moral.La religión cristiana, por ejemplo, no enseña tanto lahumildad, cuanto hace humildes a los hombres, portener que compararse con el más alto modelo deperfección. Es absurdo asentar la humildad en apre-ciarse menos que los demás: «¡Mira cómo se condu-ce tal o cual niño!», etc. Hablarles de este modo,sólo les produce maneras innobles de pensar.Cuando el hombre aprecia su valor por los otros,trata, o bien de elevarse sobre los demás o de dis-minuir el valor de ellos. Esto último es la envidia.Entonces sólo pretende atribuir faltas a los demás;de otro modo no podrían compararse con ellos:sería el mejor. Aplicando mal el espíritu de emula-ción, sólo se produce la envidia. Aún podría servirde algo la emulación en el caso que se tratara deconvencer a alguien de la posibilidad de una cosa;por ejemplo: cuando yo exijo al niño aprender una

Page 92: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

92

determinada tarea y le muestro que otros pudieronhacerlo.

En modo alguno hay que consentir que un niñoavergüence a los otros. Es necesario ahogar todoorgullo fundado en la superioridad de la fortuna.Pero, al mismo tiempo, se ha de crear la franquezaen los niños, que consiste en una discreta confianzaen sí mismo. El hombre se pone mediante ella ensituación de mostrar convenientemente sus dotes.Se ha de diferenciar de la impertinencia, que con-siste en la indiferencia respecto al juicio de otro.

Todos los deseos del hombre son formales (li-bertad y poder) o materiales (referentes a un obje-to), deseos de opinión o de goces, o bienfinalmente, se refieren a la mera duración de ambos,como elemento de la felicidad.

Los deseos de la primera clase son la ambición,el deseo de mando y la codicia. Los de la segunda, elgoce sexual (lujuria), el de las cosas (bienestar) o elde la sociedad (gusto en la conversación). Por fin,los deseos de la tercera clase son: el amor a la vida, ala salud, a la comodidad (despreocupación de cui-dados para lo futuro).

Los vicios son: o de maldad, o de bajeza, o depusilanimidad. A los primeros pertenece la envidia,

Page 93: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

93

la ingratitud y la alegría por el mal ajeno; a los se-gundos, la injusticia, la infidelidad (falsedad), el de-sorden, tanto en la prodigalidad de los bienes comoen la de la salud (intemperancia) y en la del honor.Los vicios de la tercera clase son la dureza, la mez-quindad y la pereza (molicie).

Las virtudes son: o virtudes de mérito, o mera-mente de deber, o de inocencia. A las primeras perte-nece la generosidad (vencimiento de sí mismo, tantoen la venganza como en el bienestar y en la codicia),la caridad y el dominio de sí mismo; a las segundasla honradez, la decencia y el carácter pacífico, y, fi-nalmente, a las últimas, la probidad, la modestia y lasobriedad.

¿El hombre es por naturaleza, moralmente,bueno o malo? Ninguna de las dos cosas, pues no espor naturaleza un ser moral; sólo lo será cuandoeleve su razón a los conceptos del deber y de la ley.Entretanto, se puede decir que tiene en sí impulsosoriginarios para todos los vicios, pues tiene inclina-ciones e instintos que le mueven a un lado, mientrasque la razón le empuja al contrario. Sólo por la vir-tud puede devenir moralmente bueno, es decir, poruna autocoacción, aunque puede ser inocente sin losimpulsos.

Page 94: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

94

La mayor parte de los vicios nacen de la violen-cia que el estado civilizado ejerce sobre la naturale-za, y, sin embargo, nuestro destino como hombresha de salir del estado de naturaleza en que estamos.El arte perfecto vuelve a la naturaleza.

En educación, todo estriba en asentar por todaspartes los principios justos y en hacerlos compren-sibles y agradables a los niños. Han de aprender asustituir el odio por el aborrecimiento de lo repug-nante y absurdo; con el horror interior, el exteriorde los hombres y castigos divinos; con la propiaestimación y la dignidad interior, la opinión de loshombres; con el valor interno de la acción y la con-ducta, el de las palabras y movimientos del corazón;con el entendimiento, el sentimiento, y con una ale-gría y una piedad en el buen humor, la triste, tímiday sombría devoción.

Pero, ante todo, se les tiene que preservar deque no aprecien demasiado la merita fortunae.

Por lo que se refiere a la educación de los niñosen vista de la religión, el primer problema es ver sies posible enseñarles pronto los conceptos religio-sos. Sobre esto se ha discutido mucho en Pedago-gía. Los conceptos religiosos suponen siemprealguna teología. Ahora bien; ¿se debe enseñar una

Page 95: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

95

teología a la juventud que no conoce el mundo, quetampoco se conoce a sí misma? ¿Podría la juventud,que no conoce aún el deber, comprender un deberhacia Dios? Es verdad que si fuera posible que losniños no vieran acto alguno de veneración al SerSupremo ni oyeran nunca el nombre de Dios, seríaadecuado al orden de las cosas llevarle primero a losfines y a lo que conviene al hombre, aguzar su jui-cio, instruirle en la belleza y orden de las obras de laNaturaleza, añadir luego un conocimiento más pro-fundo de la fábrica del universo y, por ello abrirlesla idea de un Ser Supremo, de un legislador. Perocomo esto no es posible en nuestro estado actual,sucedería que, cuando más tarde se les quisiera en-señar alguna cosa de Dios, como le oyen nombrar ypresencian manifestaciones de veneración hacia Él,le produciría indiferencia o ideas equivocadas; porejemplo: un temor ante su poder. Como hay queprocurar que estas ideas no aniden en la fantasía delniño, ha de enseñárseles pronto las ideas, religiosaspara preservarles de aquéllas. Sin embargo, no ha deser esto obra de la memoria, pura imitación o meromimetismo; el camino que se escoja ha de ser ade-cuado a la naturaleza. Aun no teniendo los niñosuna idea abstracta del deber, de la obligación, de la

Page 96: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

96

buena o mala conducta, comprenderán que existeuna ley del deber, que no es la comodidad, la utili-dad, etc., quien debe determinarla, sino algo univer-sal que no se rige por el capricho de los hombres. Elmismo maestro se tiene que hacer esta idea.

Primeramente hay que atribuir a Dios todo lo dela Naturaleza, y después ésta misma; como, porejemplo, está todo colocado para la conservación delas especies y su equilibrio, pero también remota-mente, para que el hombre pueda hacerse feliz porsí mismo.

Se podría, desde luego, hacer más clara la ideade Dios comparándola con la del padre bajo cuyoscuidados estamos, con lo cual se podría indicar pro-vechosamente la unidad de los hombres, formandocomo una familia.

¿Qué es, pues, la religión? La religión es la leyque está en nosotros, en tanto que nos imprimefuerza mediante un legislador y juez; es una moralaplicada al conocimiento de Dios. No uniendo lareligión con la moralidad, es sólo mera aspiración alfavor divino. Los salmos, las súplicas, el ir a la igle-sia, únicamente deben dar a los hombres nuevasfuerzas, nuevo valor para su mejoramiento, o ser laexpresión de un corazón animado por la represen-

Page 97: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

97

tación del deber. Sólo son preparación a las buenasobras, pero no por sí mismas buenas obras, y no sepuede ser agradable al Ser Supremo más que con-virtiéndose en un hombre mejor.

Con el niño hay que empezar por la ley que tie-ne en sí. El hombre se juzga despreciable cuando esvicioso. Este desprecio tiene su fundamento en élmismo y no en que Dios haya prohibido el mal,pues no es necesario que el legislador sea a la vez elautor de la ley. Así, puede un príncipe prohibir elrobo en su país, sin que por esto se le pueda llamarel autor de la prohibición del robo; y así aprende elhombre que sólo su buena conducta le hace dignode la felicidad. La ley divina tiene que parecer a lavez como ley natural, porque no es voluntaria. Lareligión se necesita para toda moralidad.

Pero no hay que empezar por la teología. La re-ligión que se funda meramente en la teología nuncapuede contener algo moral. No habrá en ella másque temor, por una parte, y sentimientos y mirasinteresadas, por otra; y esto sólo produce un cultosupersticioso. Así, pues, tiene que preceder la mora-lidad y seguir la teología, y esto se llama religión.

La ley en nosotros se llama conciencia. La con-ciencia es propiamente la aplicación de nuestras ac-

Page 98: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

98

ciones a esta ley. Los reproches de la concienciaquedarán sin efecto si no se los piensa como repre-sentantes de Dios, cuyo asiento elevado está sobrenosotros, pero que también ha establecido en no-sotros un tribunal. Cuando la religión no procede dela conciencia moral, queda sin efecto. La religión sinla conciencia moral es un culto supersticioso. Sequiere servir a Dios, por ejemplo, alabándole, ensal-zando su poder, su sabiduría, sin pensar en cumplirlas leyes divinas, hasta sin conocer e investigar supoder, sabiduría, etc. Los salmos son un narcóticopara la conciencia de algunos y un cojín sobre elcual deben dormir tranquilos.

Los niños no pueden comprender todos losconceptos religiosos, a pesar de lo cual hay que en-señarles algunos, sólo que han de ser más negativosque positivos. No sirve de nada hacer rezar a losniños, que no les produce sino una falsa idea de lapiedad. La verdadera veneración hacia Dios consisteen obrar por su voluntad, y esto hay que enseñár-selo a los niños. Se ha de procurar, tanto con losniños como consigo mismo, no usar a menudo elnombre de Dios. Es asimismo un abuso usarle enlas felicitaciones, aun cuando se haga con intenciónpiadosa. Cada vez que los hombres pronuncian el

Page 99: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

99

nombre de Dios debían estar penetrados de su ideacon un profundo respeto; por esto debían usarloraramente y nunca con ligereza. El niño tiene queaprender a sentir veneración hacia Dios como señorde la vida y del mundo entero; además, como cui-dador de los hombres y, finalmente, como su juez.Se cuenta que, siempre que Newton pronunciaba elnombre de Dios, se detenía y reflexionaba algúntiempo.

El niño aprende tanto mejor el concepto deDios y del deber por una explicación de los cuida-dos divinos respecto de las criaturas, y se le preservade la inclinación a la destrucción y a la crueldad quemanifiesta a menudo atormentando a los animalitos.Asimismo, se debía enseñar a la juventud a descu-brir el bien en el mal; los animales de rapiña y losinsectos, por ejemplo, son modelos de limpieza y deasiduidad. Despiertan a los hombres malos las leyes.Los pájaros que persiguen a los gusanos son los de-fensores de los jardines, etc.

Por consiguiente, hay que enseñar a los niñosalgunas ideas del Ser Supremo para que cuando ve-an a los demás rogar, etc., puedan saber hacia quiény para qué lo hacen. Pero estas ideas tienen que ser

Page 100: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

100

poco numerosas y, como se ha dicho, meramentenegativas.

Se ha de empezar a enseñárseles esto desde sumás temprana edad; pero hay también que mirarque no estimen sólo a los hombres por el cumpli-miento de su religión, pues, a pesar de la diversidadde religiones, hay una unidad de religión en todaspartes.

----Finalmente, queremos hacer aquí algunas ad-

vertencias que debía observar especialmente la ni-ñez al entrar en la adolescencia. Empieza eladolescente en este tiempo a hacer ciertas diferen-cias que antes no hacía, Primeramente la diferenciasexual. La Naturaleza ha extendido sobre esto elvelo del secreto, como si hubiera en ello algo no deltodo conveniente para el hombre y no fuera másque una mera necesidad de la animalidad humana.Ha tratado de unirlo con toda clase de moralidadposible. Aun las naciones salvajes se conducen aquícon una especie de pudor y recato. Los niños hacena veces preguntas a los mayores sobre este asunto;por ejemplo, dicen, ¿de dónde vienen los niños? Yse les deja fácilmente contentos, o bien con res-

Page 101: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

101

puestas absurdas, que no significan nada, o bienrespondiéndoles que eso es una pregunta de niños.

El desarrollo de estas inclinaciones en el adoles-cente es mecánico; se realiza, como todos los ins-tintos que se desarrollan en él, sin necesidad deconocer su objeto. Es, por tanto imposible conser-var al adolescente en la ignorancia e inocencia queen él están unidos. Con el silencio, no sólo se haceel mal, sino que se empeora. Se ve en la educaciónde nuestros antepasados. En la de nuestro tiempo seadmite con razón la necesidad de hablar al adoles-cente francamente y de un modo claro y preciso.Sin duda este es un punto delicado , porque no sehace de él gustosamente un objeto de conversaciónpública. Pero se obrará perfectamente hablándolecon digna seriedad de ello y entrando en sus inten-ciones.

A los trece p catorce años es ordinariamente elmomento en que se desenvuelve en el adolescentela inclinación sexual (cuando sucede más tempranoes por haberles seducido y perdido con los malosejemplos). Su juicio está ya desarrollado y la natura-leza los ha preparado para la época en que se lespuede hablar de esto.

Page 102: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

102

Nada debilita tanto el espíritu y el cuerpo delhombre como esa clase de voluptuosidad dirigida así mismo (die auf sich selbst gerichtet ist) y en completalucha con la naturaleza humana. Pero tampoco hayque ocultársela al adolescente. Se le ha de presentaren su completo horror, y decirle que así se inutilizapara la propagación de la especie; que las fuerzas desu cuerpo marchan directamente a su ruina; quecontrae una temprana vejez; que sufre su espíritu,etc.

Esa instigación se puede evitar mediante unaocupación constante, por lo cual es preciso que noconsagre al sueño y a la cama más tiempo del nece-sario. Con estas ocupaciones hay que procurar queabandone esos pensamientos, pues aunque el objetosólo quede en la imaginación, no por eso deja decorroer la fuerza de la vida. Cuando su inclinaciónse dirige al otro sexo, siempre puede encontrar al-guna resistencia; pero cuando se dirige a sí mismo,puede satisfacerla en toda ocasión. El efecto físicoes del todo perjudicial, pero son mucho peores lasconsecuencias con relación a la moralidad. Se tras-pasan aquí los límites de la naturaleza y la inclina-ción se desencadena sin trabas, porque noencuentra ninguna real satisfacción. Hay maestros

Page 103: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

103

que a jóvenes ya desarrollados han formulado estapregunta: ¿se permitirá que un joven se relacionecon el otro sexo? Cuando necesariamente haya deoptarse entre ambas, preferible es esta última solu-ción. En lo primero, obra contra la naturaleza; en loúltimo, no. La naturaleza le ha llamado para serhombre en cuanto es mayor de edad, y propagar asísu especie; pero las necesidades que tiene el hombrenecesariamente en un estado civilizado hacen queno pueda siempre educar a sus hijos, de este modocomete una falta contra el orden civil. Lo mejor es,siendo además su deber, que espere el joven hastaque esté en situación de casarse regularmente. Obraentonces, no sólo como un buen hombre, sinotambién como un buen ciudadano.

Que el adolescente aprenda pronto a estimar alotro sexo, a adquirir en cambio la misma considera-ción por una libre actividad y aspirar así a encontrarel alto premio de una feliz unión.

En la época que entra el adolescente en sociedadcomienza a hacer una segunda diferenciación; con-siste en el conocimiento de la diferencia de los esta-dos y de la desigualdad de los hombres. No hay quehacérselos notar cuando niño. A esto hay que añadirque no mande a los criados. Si ve que los padres lo

Page 104: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

104

hacen, se le puede decir en rigor: «Nosotros les da-mos el pan, y por eso nos obedecen; como tú no selo das, tampoco tienen que servirte». No conocenellos nada de esto, si los padres no inculcan esta ilu-sión a los niños. Hay que mostrar al adolescente quela desigualdad entre los hombres es una situaciónque nace de haber buscado uno alcanzar ventajassobre los otros. Se les puede formar poco a poco laconciencia de la igualdad de los hombres en la desi-gualdad civil.

Se ha de procurar que el adolescente se estimeen absoluto y no por los otros. La estimación deotro, en la que no se determina el valor del hombre,es vanidad. Además, hay que incitarle a tener con-ciencia de todas las cosas y a no esforzarse sólo enparecer, sino en ser. Hay que prevenirlo para que enninguna circunstancia se convierta en vana resolu-ción la resolución, que haya tomado. Es preferibleno formar ningún proyecto y dejar la cosa en duda.Hay que enseñarle la sobriedad en las circunstanciasexteriores y la paciencia en los trabajos: sustine y abs-tine; también la frugalidad en las diversiones. Se lle-gará a ser un miembro apto de la comunidad y sepreservará del fastidio, no sólo no deseando los pla-ceres, sino también siendo paciente en sus tareas.

Page 105: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

S O B R E P E D A G O G Í A

105

Hay que enseñar, además, al adolescente la ale-gría y buen humor. El gozo de corazón nace de notener que reprocharse nada, así como la igualdad delhumor. Se puede llegar por el ejercicio a mostrarsesiempre de buen humor en sociedad.

Han de mirarse muchas cosas siempre comodeber. Una acción ha de serme valiosa, no porqueconcuerde con mi inclinación, sino porque me-diante ella cumplo mi deber.

También se ha de desenvolver el amor a losotros y después los sentimientos cosmopolitas.

Hay algo en nuestra alma que hace interesarnosa) por nosotros mismos; b) por aquellos entre quie-nes hemos crecido, y c) por el bien del mundo. Seha de hacer familiares a los niños estos intereses ytemplar en ellos sus almas. Han de alegrarse por elbien general, aun cuando no sea el provecho de supatria ni el suyo propio.

Que pongan escaso valor en el goce de los pla-ceres de la vida. El temor infantil ante la muertecesará de este modo.

Se ha de mostrar al adolescente que el placer noproporciona lo que a la vista promete.

Page 106: Kant Emmanuel - Sobre Padagogi

I M M A N U E L K A N T

106

Y, por último, la necesidad de una liquidacióndiaria consigo mismo, para que pueda al final de lavida hacer un cálculo de su valor.