JUVENTUD Y SU PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA 1983-2003

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 JUVENTUD Y SU PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA 1983-2003 EJE: Adriana Argentina Argerich 1 Nelson Miguel Mansilla 2 Resumen Este trabajo aborda la participación de la juventud argentina en la política durante 1983-2003 y constituye un primer avance en el marco del Proyecto de Investigación “Juventud: Eje Transversal de políticas sociales del último decenio en Argentina”. La identificación de características sobre salientes de la actuación juvenil en los espacios de participación política en el período 1983-2003, permite la comprensión de sucesos de nuestra historia reciente y el análisis de cambios e influencia en las acciones, producidos en nuestro país y que marcan nuestra contemporaneidad. En este contexto se procura analizar en un recorrido cronológico las conductas preponderantes de la juventud en cuanto a su participación política, los movimientos sociales juveniles y las características de los actores con la pretensión de determinar los rasgos propios de este grupo y que corresponden al período investigado. En este trabajo se utilizó material producido en el ámbito del Proyecto, aportado por sus integrantes. Introducción: Cuando nos referimos a la participación en la política, estamos hablando de cualquier acción individual o colectiva, dirigida a influir en el proceso político, en las decisiones y en los resultados que proceden de él. Todas estas acciones, intentan incidir en las decisiones acerca del tipo de gobierno que debe regir una sociedad, en cómo se dirige al Estado o en las decisiones que toman desde el gobierno y que afectan a la comunidad o a sus miembros (Conway: 1986) En este trabajo no se analizan las distintas corrientes de pensamiento referidas a las 1 Especialista en Contabilidad Superior y Auditoría, Prof. Adjunta Cátedra Políticas Públicas en la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad Nacional de Catamarca, Investigadora, [email protected] 2 Licenciado en Trabajo Social, Universidad Nacional de Catamarca, Investigador, [email protected]

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Resumen Este trabajo aborda la participación de la juventud argentina en la política durante 1983-2003 y constituye un primer avance en el marco del Proyecto de Investigación “Juventud: Eje Transversal de políticas sociales del último decenio en Argentina”. La identificación de características sobre salientes de la actuación juvenil en los espacios de participación política en el período 1983-2003, permite la comprensión de sucesos de nuestra historia reciente y el análisis de cambios e influencia en las acciones, producidos en nuestro país y que marcan nuestra contemporaneidad. En este contexto se procura analizar en un recorrido cronológico las conductas preponderantes de la juventud en cuanto a su participación política, los movimientos sociales juveniles y las características de los actores con la pretensión de determinar los rasgos propios de este grupo y que corresponden al período investigado. En este trabajo se utilizó material producido en el ámbito del Proyecto.

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014

JUVENTUD Y SU PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA 1983-2003

EJE:

Adriana Argentina Argerich1

Nelson Miguel Mansilla2

Resumen Este trabajo aborda la participación de la juventud argentina en la política durante

1983-2003 y constituye un primer avance en el marco del Proyecto de Investigación

“Juventud: Eje Transversal de políticas sociales del último decenio en Argentina”.

La identificación de características sobre salientes de la actuación juvenil en los

espacios de participación política en el período 1983-2003, permite la comprensión de

sucesos de nuestra historia reciente y el análisis de cambios e influencia en las

acciones, producidos en nuestro país y que marcan nuestra contemporaneidad.

En este contexto se procura analizar en un recorrido cronológico las conductas

preponderantes de la juventud en cuanto a su participación política, los movimientos

sociales juveniles y las características de los actores con la pretensión de determinar

los rasgos propios de este grupo y que corresponden al período investigado.

En este trabajo se utilizó material producido en el ámbito del Proyecto, aportado por

sus integrantes.

Introducción:

Cuando nos referimos a la participación en la política, estamos hablando de cualquier

acción individual o colectiva, dirigida a influir en el proceso político, en las decisiones y

en los resultados que proceden de él. Todas estas acciones, intentan incidir en las

decisiones acerca del tipo de gobierno que debe regir una sociedad, en cómo se dirige

al Estado o en las decisiones que toman desde el gobierno y que afectan a la

comunidad o a sus miembros (Conway: 1986)

En este trabajo no se analizan las distintas corrientes de pensamiento referidas a las

1Especialista en Contabilidad Superior y Auditoría, Prof. Adjunta Cátedra Políticas Públicas en la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad Nacional de Catamarca, Investigadora, [email protected]

2Licenciado en Trabajo Social, Universidad Nacional de Catamarca, Investigador, [email protected]

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 formas de participación ni a los factores que influyen en la participación política, más

bien el enfoque de nuestra investigación procura sacar a luz las potencialidades no

conocidas y que requieren ser documentadas, privilegiando el registro de numerosas

experiencias en las cuales los jóvenes expresan sus intereses y propuestas en torno a

los diferentes ámbitos de la vida en común. En este sentido en este trabajo se da

cuenta de acciones colectivas que llevaron a cabo los jóvenes en Argentina en el

período 1983 al 2003.

Dado que la participación política es un término que va asociado al concepto y

ejercicio de democracia, el inicio del período bajo análisis ha sido elegido de modo

coincidente con el retorno de la democracia en Argentina.

En la actualidad se considera la reformulación de las teorías clásicas, teniendo en

cuenta el rol de los movimientos sociales en el marco de la globalización y del

predominio del capitalismo neoliberal, para tener en cuenta especialmente a aquellos

grupos sociales con identidad auto establecida (mujeres, jóvenes, minorías étnicas,

sexuales, entre otros) que reclaman nuevas o diferentes formas de inclusión en la

ciudadanía. Nancy Frazer ha aportado elementos para profundizar la idea de “contra

públicos subordinados” (que expresan la voz de minorías, agrupamientos y categorías

sociales en el espacio público) lo que implica una noción de supremacía en el dominio

de unos intereses por sobre otros (Frazer, 1992; Laclau y Mouffe, 1985). Esta reflexión

alcanza mayor dimensión cuando propone ampliar la noción de la democracia para

entenderla como un proceso de construcción y reconstrucción.

Con esta visión aspiramos aportar diversos elementos para propiciar el debate sobre

la participación de la juventud en la política argentina, de modo que fortalezca el

proceso de construcción y reconstrucción de nuestra democracia.

Previo al abordaje del tema de la participación política de los jóvenes en la Argentina

de 1983 a 2003, se considera oportuno exponer algunos de los aspectos que se han

considerado en el seno del Proyecto de Investigación “Juventud: Eje Transversal de

Políticas Sociales del último decenio en Argentina”, y que permitirán comprender a qué

nos referimos cuándo hablamos de “juventud”.

Juventud como categoría analítica de investigación:

La primera tarea en nuestra investigación estuvo orientada a establecer la

comprensión de lo que podría entenderse como “juventud” y la definición que se

asignaría en nuestro proyecto. Ello permitió advertir la complejidad que implica

visualizar al “sujeto juvenil”, debido a la ambigüedad del concepto de juventud en

cuanto a la prolongación del periodo y la división por categorías analíticas, siendo la

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 más utilizada la edad a los fines del establecimiento como sujeto de estudio y

aplicación de políticas públicas.

La diversidad de enfoques permitió la selección de algunos conceptos que

consideramos importantes destacar, en cuanto hacen posible dar cuenta de la

magnitud del problema y brindan elementos sustantivos para el logro de nuestro

objetivo. Esta idea ha sido expuesta por numerosos investigadores en distintos

contextos y a través del tiempo, tal como se evidencia en el siguiente párrafo:

La juventud como categoría surgió en la Gran Bretaña de posguerra como

una de las manifestaciones más visibles del cambio social del período. La

juventud fue el foco de atención de informes oficiales, legislaciones e

intervenciones públicas, fue divulgada como problema social por parte de

los guardianes de la moral y jugó un papel importante como piedra de

toque en la elaboración de conocimientos, interpretaciones y explicaciones

sobre el período. (Clark, Hall y otros, 2000:9 [1975]).

En nuestro país, recién entre los años 80 y 90, empiezan a surgir los primeros estudios

científicos sobre juventud, pudiéndose destacar los siguientes: Braslavsky (1986),

Saltalamacchia (1990), Mekler (1992), Urresti (1996) y Margulis (1994). En tal sentido,

como lo afirma Chaves Mariana (2006), “No existía en nuestro país una sola revista

científica especializada en temas de juventud. La única experiencia conocida en este

sentido fue la revista “Mayo” (2000) editada por la DINAJU3, cuyo ejemplar ya no se

encuentra disponible en su página web”.

Otro antecedente de relevancia, es que en el año 1985, la UNESCO, declara el Año

Internacional de la Juventud.

Siguiendo con la meta propuesta al inicio de la introducción, es decir tratar de

visualizar al “sujeto juvenil”, desde el enfoque “edad” como categoría analítica a los

fines de nuestro proyecto de investigación, tenemos que: a) Naciones Unidas

establecen un rango para definir juventud entre 15 y 24 años, b) la Organización

Iberoamericana de Juventud (OIJ), entre 15 y 24 años4, y c) CEPAL implanta el criterio

3 En marzo de 1987, se crea la Subsecretaría de Juventud, y en noviembre de 1989 se denomina la actual Dirección Nacional de Juventud (DINAJU).- 4 La Convención Iberoamericana de los Derechos de los Jóvenes, establece en su Artículo 1. Ámbito de aplicación.1. La presente Convención considera bajo las expresiones "joven", "jóvenes" y "juventud" a todas las personas, nacionales o residentes en algún país de Iberoamérica, comprendidas entre los 15 y los 24 años de edad. Esa población es sujeto y titular de los derechos que esta Convención reconoce, sin perjuicio de los que igualmente les beneficie a los menores de edad por aplicación de la Convención Internacional de los Derechos

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 europeo, de 15 a 29 años.

- Visión jurídica para definición del rango etario

En este proyecto se utilizó prioritariamente la visión jurídica para establecer un rango

etario que permita el estudio de diversas variables que inciden en las conductas de

individuos bajo análisis como así también las distintas políticas públicas que alcanzan

a los mismos.

Debe advertirse que resulta complejo establecer un marco jurídico, que regule las

temáticas específicas de la juventud, debido a la gran dispersión normativa. Para esta

consideración, es necesario notar que probablemente sea la ausencia de leyes marco,

como son las leyes generales de juventud, la causa principal de la dispersión

legislativa que afecta a los países en materia de juventud. Hacia esta dispersión

confluyen el desconocimiento de un alto porcentaje de legisladores sobre la juventud,

y el sesgo electoralista que muchas veces condiciona las respuestas a algunas

demandas juveniles. Una ley marco permite organizar, orientar, distribuir competencias

y asignar recursos en el tema que legisla, eliminando con ello la falta de claridad e

institucionalidad al respecto. Específicamente, una ley marco de la juventud sería la

expresión orgánica para la regulación de las políticas sobre el tema, lo que

posiblemente se traduciría en resultados más eficientes en relación con cuestiones

juveniles tuteladas legalmente (Bernales Ballesteros, 2001)5.

Analizada la categoría analítica Juventud como aquellos individuos entre 15 y 29 años,

advertimos la complejidad de aunar un criterio razonable, para distinguir y separar dos

estadios, como lo son la adolescencia y la juventud. Al respecto Mekler (1992), afirma

que:”la juventud es un proceso social esencial en la reproducción de una sociedad

determinada históricamente aunque no siempre pueda reconocerse como un estadio

diferenciado” (1992:20-21).

Algunos autores, intentan dejar zanjada la problemática descripta, acudiendo para ello

a las disposiciones del Código Civil argentino6, que regula la capacidad de las

personas, para contraer derechos y obligaciones. Es decir que a los 18 años, los

menores cumplen la mayoría de edad para el ejercicio pleno de sus derechos civiles.

del Niño. 5 CEPAL (2004). “La Juventud en Iberoamérica. Tendencias y Urgencias. Santiago de Chile, octubre de 2004. 6 Art. 128 Código Civil: Cesa la incapacidad de los menores por la mayor edad el día que cumplieren los DIECIOCHO (18) años. El menor que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autorización, y administrar y disponer libremente de los bienes que adquiere con el producto de su trabajo y estar en juicio civil o penal por acciones vinculadas a ello.

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 También debe considerarse que a los 16 años es posible ejercer el derecho al voto7 en

los procesos electorales que tendrán una influencia directa en los destinos del país.

De conformidad al enfoque jurídico expuesto, consideramos al “sujeto juvenil”, es decir

establecimos una visualización en este grupo en estudio, a los individuos de 16 años

cumplidos. La consideración se sostiene en que a partir de esa edad, a las personas

de existencia visible, físicas, se les reconocen algunos derechos civiles y políticos.

Ahora bien, las dudas surgen con respecto al límite de edad de los sujetos “juveniles”,

que necesariamente debemos tomar como parámetro, para volcar en ellos, el diseño y

ejecución de las políticas públicas destinadas a los mismos, siempre para evaluar,

definir la eficacia y resultados directos, sobre las necesidades y demandas planteadas

por los jóvenes. Aquí, resulta necesario detenernos por un momento, para tratar de

arribar a un criterio razonable, acerca del límite de edad, más precisamente considerar

a la franja etaria de 24 años o 30 años.

No es una tarea menor precisar este margen, pero, resulta oportuno advertir que frente

al avance de los procesos tecnológicos, los efectos de la globalización, las nuevas

demandas laborales del mercado, deben considerarse las exigencias a los jóvenes, de

más capacitación y estudios terciarios, de grados y posgrados, para poder insertarse

al mercado de trabajo, cada vez más complejo e incierto. Frente a estas nuevas

demandas, es necesario resaltar, cómo los jóvenes muestran ser más proactivos, se

adaptan a los cambios del desarrollo productivo y tecnológico, aportando innovación,

frente a la adversidad del mundo actual.

De esta manera, la juventud aparece como “el segmento de la población cuya

dinámica se acompasa naturalmente al ritmo de los tiempos, mientras que para la

población adulta la celeridad de las transformaciones en el mundo de la producción

reduce el valor de mercado de su experiencia acumulada y coloca sus destrezas en

permanente riesgo de obsolescencia, así vemos como el foco de la dinámica se

desplaza claramente a las nuevas generaciones” (Rodríguez, 2004: 70).

Es por ello, y frente a la prolongación del periodo juvenil en constante proceso, los

denominados “adultos jóvenes”- 29 años-, han sido incluidos en esta categoría

analítica, a los fines de nuestro proyecto de investigación. Contemplar la situación de

los mismos, es también ampliar sus derechos; como ser el acceso a un empleo,

educación, vivienda y salud, como así también; colaborar con la construcción de una

7 Artículo 7°: Los argentinos que hubiesen cumplido la edad de dieciséis (16) años, gozan de todos los derechos políticos conforme a la Constitución y a las leyes de la República. Ley 26.774- LEY DE CIUDADANIA ARGENTINA

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 identidad propia.

En este sentido se coincide con lo expresado por Dávila León, cuando dice que a los

fines de avanzar en la definición de una política pública de juventud debe realizarse en

un “sentido abarcativo e integral, capaz de superar las visiones particularizadas y

sectorializadas, para propender a una visión global, integral e intersectorial de la

dimensión juvenil” (Dávila León, 2004:61)

- Visión educativa y laboral

En la consideración de un rango etario para la determinación de variables asociadas al

sujeto de nuestra investigación también se tuvo en cuenta la visión educativa y laboral

a la que está supeditado.

Algunos autores sostienen que la difícil situación de los jóvenes respecto a la relación

con el mundo del trabajo, es posible sintetizarla a través de unas pocas tendencias

relevantes. En primer lugar, los jóvenes presentan las mayores tasas de desempleo y

subempleo, y las peores condiciones de contratación; en toda América Latina,

alrededor de 5,5 millones de jóvenes se encuentran desempleados, y la tasa

promedio, es de 16 por ciento (Tokman, 1997). En segundo lugar, existe una gran

concentración de jóvenes desempleados en los grupos vulnerables: las mujeres y los

menos educados. En tercer lugar, los jóvenes entran al mercado de empleo en una

situación precaria, en trabajos sin protección y sin estabilidad; y lo que es peor, sus

posibilidades de aprender en el trabajo son escasas.

En general se observa que a pesar de contar con más años de escolaridad que las

generaciones precedentes, los jóvenes tienen mayores dificultades de insertarse y

permanecer en el mercado de trabajo, tal como lo reflejan generalmente las tasas

superiores de desempleo respecto a las del conjunto de la población económicamente

activa. Debe hacerse notar que esta problemática no afecta a todos los jóvenes por

igual, sino que está fuertemente marcada por las desigualdades sociales. A lo cual hay

que sumarle que además del difícil ingreso al trabajo, los jóvenes disponen de escasas

oportunidades de participación social y política.

Es decir que aún cuando los adolescentes y jóvenes han mejorado sensiblemente su

inserción en la educación formal desde principios de los años ochenta, las

posibilidades de acceso al mercado del trabajo han disminuido notoriamente.

Esta situación también fue considerada en el documento de CEPAL (2004) que

enuncia como una tensión: el mayor acceso a la educación, es decir, más educación

por más tiempo, pero menos posibilidades de conseguir empleo. Ello llevó a la

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 reflexión de que “la escuela dejó de funcionar como camino de integración y de

ascenso social” (Balardini y Hermo, 1995; Salvia, 2000), lo cual abrió puertas para un

profundo debate que cada día incorpora nuevos elementos para el análisis.

Entonces, esto nos lleva a preguntar ¿a qué logros educativos acceden los

adolescentes y jóvenes con esta más prolongada escolaridad? Y la respuesta debe no

solo plantearse en los ya conocidos problemas de calidad de los sistemas educativos,

sino también en los denominados “fracasos” que se producen en los ingresos para la

formación universitaria, en la famosa “brecha” en la formación que se presenta ante el

acceso a un nuevo nivel educativo y sobre todo el costo de los “tiempos” que ello trae

aparejado para los jóvenes.

La CEPAL ha estimado que en las condiciones actuales se requieren 12 años de

escolaridad para contar con credenciales mínimas para obtener un trabajo ubicado por

encima de la línea de pobreza. La Organización Internacional del Trabajo en 1999

expuso que sólo el 33,6% de la población juvenil tenía más de 10 años de escolaridad,

el 40.3 tenia de 6 a 9 años, y el 24,3 de cero a cinco años (para este caso el cálculo se

realizó considerando como población juvenil al grupo etario de 15 a 29 años). En el

2002 había terminado la Universidad solo el 6.5% de los jóvenes de 25 a 29 años8.

Esta información permite tomar conciencia de las edades que alcanzan aquellos

individuos que obtienen títulos universitarios y nos permite justificar la elección de

nuestro límite superior en 29 años de lo que llamamos “sujeto juvenil”.

También debe tenerse en cuenta que el sistema educativo presenta fuertes tendencias

a la segmentación: por un lado, circuitos educativos de calidad a los que acceden los

sectores sociales más favorecidos, y por otro lado, circuitos educativos de baja calidad

en términos de recursos económicos, didácticos, humanos, etcétera, a los que

acceden los sectores más desprotegidos. La consecuencia que esta problemática trae

aparejada para el análisis del “sujeto juvenil” y las políticas públicas que se dirigen a

este sector poblacional, es que la situación educativa de los jóvenes no puede

considerarse homogénea y que las diversidades se plantean en todo el territorio

argentino.

La consideración de estos aspectos nos induce a reforzar el establecimiento de la

categoría analítica de “Jóvenes” como aquellas personas de existencia física cuya

edad esté comprendida entre los 16 y 29 años, en la confianza que la investigación

que llevaremos a cabo favorecerá la concepción, implementación y control de las

8Citado por Bernardo Kliksberg en El contexto de la juventud en América Latina y el Caribe: Interrogantes, búsquedas, perspectivas; páginas 15/16.Consultado el 01/08/14 en Fuente: http://www.undp.org/fondo-aecid/doc/ny1_kli_elcon.doc

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 políticas públicas destinadas a esta franja etaria que requiere de soluciones urgente

puesto que mucho dependerá de ellos para lograr el bienestar general de nuestro país.

Cabe aclarar que el segmento establecido para la categoría objeto de nuestra

investigación conlleva la idea de obtener información que favorezca el desarrollo de

bases de datos para el análisis de políticas sociales llevadas a cabo en Argentina. Del

mismo modo, se deja constancia que los parámetros seleccionados no implican

desconocimiento ni desmedro de otras consideraciones respecto al concepto de

juventud o al modo de concebir a esta etapa de la vida.

Participación social y política:

Fundamentadas las limitaciones y alcance de este trabajo, procuraremos relatar los

acontecimientos relevantes del período 1983-2003 en Argentina y la participación

social y política que tuvo la juventud.

Los jóvenes constituyen un emergente de la situación histórica y social que les toca

vivir (Urresti, 2000) por lo que los modos de participación juvenil son abordados a la

luz de los cambios políticos, económicos y culturales de la época. En este sentido

nuestro trabajo refleja, en forma resumida, el contexto en el que se produjeron las

participaciones de los jóvenes.

En el periodo 1983-2003, se distinguen tres etapas con características bien

diferenciadas: la primera abarca desde el retorno a la democracia en 1983 hasta la

finalización del gobierno de Alfonsín en 1989; la segunda desde 1989 hasta 2001,

etapa conocida como la “larga década neoliberal” (Vommaro, 2013) y la tercera etapa

identificada a través de la frase “Que se vayan todos”, marcada por una profunda crisis

económica y política, que abarca desde el 2001 al 2003.

A continuación se presenta un resumen de los acontecimientos destacados en cada

una de las etapas citadas anteriormente:

- 1º Etapa: 1983-1989

El 10 de diciembre de 1983 asume en nuestro país como presidente Raúl Alfonsín,

dando cierre al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional iniciado el 24

de marzo de 1976. El retorno a la democracia genera grandes expectativas en torno a

la posibilidad de solucionar los problemas sociales de la época. La frase utilizada por

Alfonsín “Con la democracia se come, se educa y se cura”, representaba las

esperanzas de superación de los problemas que enfrentaba el pueblo argentino.

El año 1983 y los subsiguientes se reconocen como el periodo histórico de la

restauración de la democracia cuya característica sobresaliente estuvo en el esfuerzo

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 para otorgar legalidad y legitimidad a las instituciones estatales y políticas. En este

contexto, los jóvenes asumen la revalorización y consolidación de la democracia a

través de una intensa participación en los partidos políticos.

También corresponde a esta etapa la aparición de organismos, programas, proyectos y

acciones orientadas a los jóvenes. Así, en marzo de 1987 se crea la Subsecretaría de

Juventud que en noviembre de 1989 pasa a ser la actual Dirección Nacional de

Juventud (DINAJU), entretejiéndose entremedio de estos años innumerables

modificaciones de nombres, funciones, dependencias ministeriales, decretos y demás

cuestiones (Balardini, 2003).

Además el gobierno de Alfonsín instrumentó un Plan Nacional de Alfabetización (PNA)

diseñado por la profesora Nélida Baigorria. Al asumir el gobierno los datos del censo

de 1980 indicaban un analfabetismo de 6,1%. En el censo de 1991 el analfabetismo se

había reducido a 3,7%.

También en ese período se reorganizan las universidades nacionales bajo los

principios de la Reforma Universitaria, básicamente garantizando la autonomía

universitaria plena, el cogobierno entre docentes, estudiantes y graduados y la

gratuidad de los estudios de grado. Las medidas “normalizadoras” incluyeron: reforma

de planes de estudio, reapertura de universidades y carreras, libertad de cátedra y

reconocimiento de los centros de estudiantes. El movimiento estudiantil universitario

acompañó las expectativas de la sociedad en general, mostrando altos niveles de

participación y movilización. En esta etapa, el movimiento estudiantil concentro sus

objetivos en proclamar el ingreso irrestricto, reinstalar los concursos docentes, el

cogobierno y la democratización de los planes de estudio.

Un aspecto fuertemente controversial y conflictivo se plantearía en esta etapa, que

Guillermo E. Ávila9resume en Políticas Públicas de Juventud. Diseño y dimensión

práctica en procesos de profundización democrática, participativos y de cogestión, al

expresar “… desde el gobierno nacional, ya sea por temor a la inestabilidad política

que podía provocar el poder militar o por complicidad con él, se ofrecieron

concesiones como las leyes de obediencia debida y punto final...”. Esta situación junto

a la intensa crisis económica provocó una fuerte retracción de la participación de la

sociedad, en particular de los jóvenes.

Según fuentes de la Secretaría de Programación Económica- INDEC, el índice de

precios al consumidor para el año 1989 fue de 4923,6 (en 1988 había sido de 387,7).

De febrero a agosto de 1989 la inflación superó el 2300 %, lo que provocó una crisis 9 Consultado el 26/03/14 en http://www.saap.org.ar/esp/docs-congresos/congresos-saap/VII/programa/paneles/d/d6/avila.pdf

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 social que se tornó insostenible debido a hechos de violencia que dejaron muertos y

heridos, saqueos a supermercados y distintos comercios y profundizó la crisis en el

seno del gobierno. Esta etapa finaliza con en 1989 con la entrega anticipada del

gobierno al electo presidente Carlos Menem.

- 2º Etapa: 1989-2001 Esta época conocida como la “larga década neoliberal” (Vommaro, et al) se caracterizó

por la reducción de la “política a la economía”, la apertura económica y las

privatizaciones. Las políticas neoliberales contribuyeron a modificar las modalidades

de organización y participación política dando lugar a lo que se denominó procesos de

“territorializacion” (Merklen, 2005) con el surgimiento de nuevos liderazgos y actores

colectivos de la política no institucional.

En este escenario, Vommaro señala como nuevos espacios de participación juvenil

“Los jóvenes piqueteros y los movimientos de base territorial (MTD movimientos de

trabajadores desocupados)”, la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos por la identidad y la

justicia, contra el olvido y el silencio) que a través de actos, marchas y “escraches”

promovía la condena social de los genocidas del proceso militar que se encontraban

libres, también señala el surgimiento de los movimientos de resistencia a la violencia

policial y las expresiones artísticas en los barrios: el rock barrial, la cumbia y el arte

callejero.

El 20 de julio de 1995 fue sancionada con el número 24.521 la Ley de Educación

Superior, sosteniendo la importancia de los indicadores de eficiencia y equidad para la

distribución del aporte del tesoro nacional. Dado el progresivo deterioro de la calidad y

del nivel de formación de los graduados; el bajo rendimiento (apenas 19 egresados por

cada 100 ingresantes y excesiva duración real de las carreras), la escasa equidad en

el acceso y la permanencia de los estudiantes en el sistema, la asignación de recursos

presupuestarios en forma equitativa; el escaso desarrollo en la mayoría de las

universidades de las fuentes de recursos propios, la escasa articulación de los

requerimientos y demandas del sector productivo, la falta de articulación con el nivel

medio, así como entre las instituciones de nivel superior, y frecuente superposición en

sus ofertas de formación; llevó a que se promoviera un vasto proceso de

transformación y modernización de la universidad a través de la puesta en marcha de

programas de mejoramiento de la calidad, de incentivos a la investigación y la

evaluación y acreditación de carreras universitarias.

Fuertes rumores sobre un posible arancelamiento de las universidades públicas

movilizó a la sociedad y sobre todo a los jóvenes. Y aunque los movimientos

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 universitarios sufrieron crisis y quiebres en su organización, mantuvieron la unión para

movilizarse en Defensa de la Educación Pública repudiando el arancelamiento de las

universidades. Los estudiantes universitarios acompañaron los reclamos de los

sectores sociales afectados por las políticas neoliberales a través de marchas, paros,

manifestaciones y eventos culturales y artísticos promoviendo así un proyecto

alternativo al modelo neoliberal.

El 10 de diciembre de 1999 asumió la Presidencia de la Nación Fernando De La Rúa

(1999-2001). En Noviembre del 2001, se inició una reestructuración de los

compromisos de la deuda externa, denominada “Megacanje”. Hacia fines de ese mes,

el agravamiento inusitado de la situación económica, con inversiones que se alejaban

debido a la complicada situación política, provocó desconfianza en el sistema

financiero. Para frenar los retiros, Cavallo impuso restricciones que implicaban el

congelamiento de los fondos depositados en los bancos, medida conocida como el

“Corralito”. La medida altamente impopular perjudicó todavía más a numerosos

sectores de la economía argentina. Hacia el 19 de diciembre, la situación social se

volvió incontrolable, con saqueos y desmanes en los puntos más importantes del país,

que dejaron un saldo de alrededor de 30 muertos y la renuncia del presidente De la

Rúa.

- 3º Etapa: 2001-2003

En el período anterior y en este, se comienzan a hacer evidentes los límites de la idea

que había primado en el período de la transición democrática. La democracia, lejos de

haber puesto “la política en su lugar”, iba mostrando el abismo creciente entre las

opiniones de los ciudadanos y las instituciones políticas, la falta de credibilidad hacia

los políticos y la baja estima hacia los procedimientos partidarios para seleccionar

candidatos capaces de representar al electorado (Novaro, 1995).

Esta etapa se inicia marcada por la crisis económica y el descreimiento de la clase

política, visibilizándose en las manifestaciones que no abandonaban las calles

inculpando a los políticos del infortunio y exigiendo “Que se vayan todos”.

En esa “terrible crisis del 2001” llegó a ponerse en riego la existencia misma de la

Argentina como nación, como entidad política, económica, social y cultural. La acefalia

no pudo se conjurada por los cuatro presidentes fugaces que se sucedían en el Salón

Blanco, desde el 20 de diciembre del 2001 hasta el 2 de enero del 2002, el presidente

de la Cámara de Senadores Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, elegido por la

Asamblea Legislativa, el presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Camaño, y

finalmente el jefe del partido opositor Eduardo Duhalde. (Pacho O`Donnell. 2014).

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 En 2002 el trueque era la estrategia de subsistencia utilizada por más de cuatro

millones de argentinos (Balardini, 2012). En este contexto las nuevas modalidades y

estrategias de organización convocan a miles de jóvenes que participan, y en muchos

casos impulsan las asambleas barriales, la recuperación de fábricas, la participación

en movimientos de trabajadores desocupados organizando actividades productivas y

culturales y los clubes de trueque.

Otra forma de expresión surge con los cortes de ruta y piquetes encabezados por los

Movimientos de Trabajadores Desocupados, que relaciona la participación de los

jóvenes con “poner el cuerpo” en la lucha política y el espacio público (Vázquez,

2004). El lamentable símbolo de la crisis es la figura de los jóvenes Darío Santillán (21

años) y Maximiliano Kosteki (22años) que el 26 de junio de 2002, fueron asesinados

brutalmente por la policía mientras participaban en una jornada de protesta en puente

Pueyrredón. La figura de estos jóvenes fue retomada como símbolo por otros miles

que militaban en movimientos territoriales y de desocupados.

La elección de Néstor Kirchner en 2003 da cierre a esta etapa e inicia un nuevo

capítulo de la Participación Juvenil en la vida política y social del país.

Conclusiones

En este trabajo se ha repasado, a través del relato cronológico, aspectos centrales del

contexto en que vivió la juventud argentina en el período 1983-2003 y se han

destacado algunos acontecimientos que los tuvieran como protagonistas. El sentido ha

sido favorecer la identificación de características sobresalientes de la actuación juvenil

en los espacios de participación política en el período bajo análisis, colaborando en la

comprensión de sucesos de nuestra historia reciente y en el análisis de cambios e

influencia de las accionesque marcan nuestra contemporaneidad.

Para el desarrollo de la temática elegida se han explicado los alcances y limitaciones

del trabajo y de los términos aquí utilizados.

Se ha dicho que la participación de los jóvenes en la política, está referida a las

acciones dirigidas a influir en el proceso político, en las decisiones y en los resultados

que proceden de él.

En un primer análisis de estas participaciones surge que los jóvenes argentinos

durante las tres etapas en las subdividimos el período de estudio, han producido

acontecimientos donde exponen conductas predominantemente de resistencia o

levantamiento contra la sociedad disciplinar que pretende normalizar sus conductas.

La participación de los jóvenes en la política desde el acontecimiento hace posible,

define, un proceso de constitución del mundo y de la subjetividad que no parte del

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XXVII Congreso Nacional de Trabajo social. 11, 12 y 13 de septiembre de 2014 sujeto, sino del acontecimiento (Lazzarato, 2006: 45), visión ésta en la que se apoya

nuestro análisis.

Es en forma de lucha cómo mayoritariamente los jóvenes se han expresado, por lo

que cabe preguntarse si esta no es la respuesta por el reconocimiento y la

incorporación tardía de este segmento de la población en la participación política. Ello

implica no solo incorporar la juventud como una cuestión básica de la gran agenda

gubernamental, sino también cambiar la orientación vertical y paternalista que prima

en las políticas públicas dirigidas a los jóvenes y producir la apertura para aceptar los

cambios que ellos pueden proponer.

Hay que experimentar lo que implica la mutación de la subjetividad y crear los

agenciamientos, dispositivos e instituciones que sean capaces de desplegar estas

nuevas posibilidades de vida, recibiendo los valores que una nueva generación ha

sabido crear: nuevas relaciones con lo económico y con la política-mundo, una manera

diferente de vivir el tiempo, el cuerpo, el trabajo, la comunicación, nuevas maneras de

estar juntos y de estar contra" (Lazzarato, 2006: 44)

La descripción de los acontecimientos permite evidenciar que las conductas de los

jóvenes se han manifestado no como la solución de un problema sino como la

apertura a posibles soluciones. Y para encontrar las posibles soluciones, es prioritario

incorporar el tema de la juventud en un lugar central, de modo que sea útil para los

jóvenes pero así mismo fundamental para construir un modelo abarcativo e integrador

que permita el sano ejercicio de espacios de convivencia y fortalecimiento del sistema

democrático de gobierno.

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