Justicia predicando con el ejemplo

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Justicia: “Predicando con el Ejemplo”

“Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán

la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para

glorificarme.” (Isaías 60:21)

El profeta Isaías se refería a la gloriosa Sion en la Era del Reino, la gloriosa Sion que es un pueblo: Israel

más la Iglesia de Cristo, el olivo silvestre injerto en el olivo natural (Romanos 11:24), porque de dos

pueblos, Dios por medio de Nuestro Señor Jesucristo hizo uno (Efesios 2:12-14).

-Un Dios Justo, Un Pueblo de Justos-

La Palabra de Dios establece que El Justo por su fe vivirá (Habacuc 2:4, Gálatas 3:11). Pero, ¿qué es ser

justo, que es la Justicia de Dios y que son los frutos de justicia?

I) Justificados por la Fe:

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros

también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley,

por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.” (Gálatas 2:16)

II) Ser Justos, ante Dios:

El apóstol Juan en su primera epístola, nos da luz al respecto:

“Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.” (1 Juan 3:7)

Es decir, que justos para Dios son los que hacen justicia. Pero, alguien dirá:

No somos salvos por obras de justicia. ¿Para que debemos entonces practicar la justicia, si

somos salvos por Gracia?

El apóstol Pablo responde y aclara en carta a los Efesios capítulo 2, versículos del 8 al 9:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no

por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)

-Salvos Por Medio de la Fe-



Si “Somos salvos por medio de la fe”, entonces, ¿La gracia sin fe, no nos salva?

¿Y cómo entonces mostramos nuestra fe? El apóstol Pablo aclara en el versículo que sigue:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,

las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en

ellas.”(Efesios 2:10)

Esto nos dice que la gracia de Dios, que es en Cristo Jesús, nos alcanza por medio de la fe. Pero, una

vez en Cristo Jesús, recibimos un rollo espiritual de obras para caminar en ellas, las cuales mostrarán

que somos verdaderos hijos de Dios. Sobre esto, el Espíritu Santo nos dice por medio del Apóstol Juan:

“En esto se manifiestan los Hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel

que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.”(1 Juan

3:10)

Aún más, nos sigue diciendo:

”Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su

esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y

resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.” (Apocalipsis 19:7-8)

- El lino fino es las acciones justas de los santos-

“El lino fino es las acciones justas de los santos”. No nos llevemos a engaño, si las vestiduras no están

blancas como el lino fino, nuestro nombre no está inscrito en el Libro de la Vida.

Cuando los setenta discípulos regresaron gloriándose diciendo, hasta los demonios se nos sujetaban en

el nombre de Jesús, él les dijo:

”Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros

nombres están escritos en los cielos.” (Lucas 10:20).

Todavía mas, Jesús les advirtió a sus discípulos:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace

la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 7:21)

Debe quedar claro que si no hacemos la voluntad de Dios, no nos salvaremos, palabra de Nuestro Señor

Jesús. (Mateo 7:21)

Entonces yo pregunto:



¿La voluntad de Dios está ligada a la Justicia, la Justicia a la fe y la fe a la Gracia?

De acuerdo a las Sagradas Escrituras concluimos que eso es correcto. Al respecto veamos que nos dice el

Espíritu Santo por medio de la epístola de Santiago:

“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la

fe salvarle?” (Santiago 2:14)

Y dice aún más:

“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”

(Santiago 2:20)

Ante este cuadro, algún hermano podrá decir:

Pastor, estoy confundido: si no es por obras que somos salvos, sino por Gracia, ¿cómo es que si

no hago obras, la Gracia de Dios no me alcanza? La respuesta es simple: cuando estas en el

mundo, eres un pecador y tus obras aunque parezcan “buenas”, ante Dios son inmundas (y

además ante el mundo, tú te llevas la gloria), por eso Dios envió “a su Hijo unigénito para que

todo aquel que en el cree no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16). Luego que has sido

lavado con la sangre de Cristo, Dios preparó obras para que la ejecutemos por fe en el nombre

de Nuestro Señor Jesús (Efesios2:10), para que la Gloria sea para Dios y no para nosotros.

Por esto Jesús les adelantó a sus discípulos:

“Más buscad primeramente el reino de Dios y su Justicia, y todas estas cosas os serán

añadidas.” (Mateo 6:33)

III) La Justicia de Dios:

“Y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.” (Isaías 61:3)

A lo largo de toda las Sagradas Escrituras, Dios nos compara a árboles: la higuera, la vid, el olivo,

el trigo y la cizaña. Dios nos ve como Arboles de Justicia (Isaías 61:3). También nuestro señor

Jesús, nos confirma esta aseveración:

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en

mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para

que lleve más fruto.” (Juan 15:1-2)

Jesús enseñó a sus discípulos a identificar a los que son de la Verdad (de Cristo Jesús): “Un árbol bueno

no da fruto malo, y un árbol malo, no dará fruto bueno.”



Si aún no entendemos a que se refiere Dios sobre su Justicia, que es lo mismo que salvación, miremos al

Maestro explicarlo a sus discípulos:

“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos

de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está

en los cielos. Cuando, pues des limosna, no hagas tocar trompeta delante

de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser

alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.”

(Mateo 6:1-2)

Nuestro Señor Jesús nos está diciendo que obras de justicia es: amar a nuestro prójimo como a

nosotros mismos.

“Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; fui

forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me

visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.” (Mateo 25:35-36)

Si a estas alturas no está claro cuál es la clave de la Salvación, Santiago te dará más luz:

“Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del

mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz,

calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el

cuerpo, ¿de que aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta

en sí misma” (Santiago 2:15-16)

Si por alguna razón estás en un lugar donde no se socorren los unos a los otros,

como se hacía en la iglesia primitiva, entonces en ese lugar no hay Hijos de Dios.

Como decía Jesús a sus discípulos, al árbol se conoce por sus frutos (Mateo 7:16).

La iglesia Laodicea era una iglesia dura de corazón, dependía de los bienes materiales, no de la fe en

Dios.

Si en todo este tiempo que tienes congregándote, no has visto como son socorridos no solo los

hermanos en la fe, sino las criaturas del mundo que están en tinieblas, no recibiendo el pan de vida, ten

por seguro que la salvación está lejos de ese lugar. Aunque con la boca lo digan, su espíritu está muerto,

pues Jesús dijo que el espíritu vive a causa de la Justicia. Comienza a orar por el Pastor y los líderes

de esa congregación, pues están lejos de la voluntad de Dios:



“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus

labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que

un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.” (Isaías 29:13)

-Y el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado-

“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro

Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, esta envanecido,

nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales

nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres

corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como

fuente de ganancia; apártate de los tales.” (1 Timoteo 6:3-4)

-La Doctrina de Cristo es conforme a la Piedad-

En este versículo, el Espíritu Santo nos está diciendo que la Doctrina de Cristo es conforme a la

Piedad. Por tanto debes abrir los ojos y los oídos espirituales y busca, mientras puedas, la verdad que te

salvará.

¿Cómo saber si estas en falsa doctrina, doctrina de demonios, doctrina de hombres impíos?

Recuerda que la Palabra de Dios nos enseña que también satanás se viste de ángel de luz. Y que también

los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19).

He aquí una pequeña muestra del pan espiritual que has estado recibiendo, Si tu corazón no se

quebranta ante:

a) la maldad en el mundo,

b) las injusticias,

c) los niños que mueren de hambre (la UNESCO reporta que en promedio caen muerto al

suelo, en promedio 125,000 niños cada día por falta de alimento),

d) las mujeres que son asesinadas o violadas,

e) los menesterosos en toda la tierra,

f) los desamparados que duermen a la intemperie,

g) los que no han sido alcanzados por la Palabra de Dios, y

h) los que claman por sed de justicia



Si tu corazón no es redargüido ante estas situaciones, entonces tú necesitas el bautismo del Espíritu,

para que Dios habite en ti y te muestre el camino de la verdad y de la justicia: definitivamente, tú

necesitas convertirte a Cristo para ser salvo.

-Hombres Corruptos de Entendimiento y Privados de la Verdad-

Las congregaciones cuyo objetivo no es predicar con el ejemplo la justicia (leer

el libro de Hechos), a sus líderes, Dios les llama: hombres corruptos de

entendimiento y privados de la verdad (1 Timoteo 6:3-4).

Como la salvación es individual y la Palabra de Dios nos enseña que no se tomará por inocente al

culpable, te reitero hermano lee cuidadosamente 1 Timoteo 6:3-4 y obedece a Dios antes que a los

hombres impíos: Apártate de los tales porque son hombres impíos.

(Impíos= no-píos, no-piadosos, no-misericordiosos, no-justos, in-justos)

“Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde

aparecerá el impío y el pecador? (1Pedro 4:18)

IV) Frutos de Justicia

El Espíritu dice a las iglesias:

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo

todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo,

santifíquese todavía.” (Apocalipsis 22:11)

El Espíritu Santo nos sigue advirtiendo sobre estos tiempos finales:

“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos

peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros

vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,

ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,

intemperantes, crueles, impetuosos, infatuados, amadores de los



deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero

negaran la eficacia de ella; a estos evita.” (2 Timoteo 3:1-5)

Pero Pastor, sigo confundido: el hombre del Mundo es pecador, y siempre ha sido así el hombre

mundano: ingrato, avaro, amadores de los deleites más que de Dios, etc., ¿a quién se refiere entonces el

Espíritu Santo por medio de la carta de Pablo a Timoteo?

El Espíritu Santo no se refiere a los pecadores del Mundo, sino a los impíos de nuestras congregaciones

que en estos tiempos postreros, serán amadores de sí mismos, sin temor de Dios.

El Espíritu Santo nos habla de los falsos cristianos, los impíos, los cabritos, los pámpanos que no dan

frutos, la cizaña entre el trigo. De igual forma, nuestro Señor Jesucristo profetizó sobre este tipo de

cristianos cuando dijo:

“Enviara el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos

los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echaran en el

horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 13:41-42)

Y luego en otro lado sigue advirtiendo:

“Entonces los justos le responderán diciendo:

Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te

dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuando te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá:

De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos

más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Mateo 25:37-40)

-A Mí Lo Hicisteis-

“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” (Mateo 24:12)

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para

recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:12)

Justicia predicando con el ejemplo

Spiritual

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