JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

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FONTES M.S.C.

SERIE 1

MISIONEROS DEL SAGRADO CORAZON

VIA ASMARA 11 00199 ROMA-ITALIA

i 1

JULIO CHEV ALIER m.s.c.

ANALES DE LA PEQUEÑA SOCIEDAD

DE LOS MISIONEROS DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS

(relación manuscrita hecha entre 1869 y 1901)

Presentación y anotaciones: Juan Bertolini msc, archivero

ROMA 1984

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INDICE DE MATERIAS

l. Presentación V

2. Anales de la pequeña Sociedad de Misioneros del Sgdo. Czón. ... 1

3. Apéndices del R.P. Lanctin, MSC, superior general... ................... 51

4. Notas 57

5. Indice de nombres ............................................................................ 66 ,

In dice analítico ................................................................................. 70

PRESENTACION

El R.P. Julio Chevalier, además de las diversas obras edita­das durante su vida, de 1862 a 1907, dejó entre otros manuscritos dos cuadernos titulados respectivamente:

ANALES de la pequeña Sociedad de Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús (191!2 x 29), 51 páginas escritas por él mismo, seguidas de 6 páginas de su sucesor, el P. Lanctin, superior general; y

NOTAS INTIMAS no destinadas a la publicidad (15 x 23), 81 páginas escritas.

El primer cuaderno, como lo indica su título <<ANALES», narra, año por año (aunque no necesarimente cada año) los aconteci­mientos concernientes a la historia de los orígenes de la Sociedad M.S.C. y de algunos sucesos.

El autor no indica cuándo lo empezó. Como lo precisaremos más adelante, la redacción de estos ANALES comenzó poco después de las elecciones de 1869, cuando la «pequef.a Socie­dad» fue declarada de derecho pontificio.

El segundo cuaderno, NOTAS INTIMAS ... es más personal: se trata, ante todo, de recuerdos autobiográficos sobre la infancia, la formación, la orientación al sacerdocio, la fundación de la Socie­dad, de la Asociación de Ntra. Sra. del Sgdo. Czón. hasta 1864, año de la Consagración de la futura Basílica. Luego, después de la expulsión de noviembre de 1880 y de un silencio sobre una docena de años, el P. Chevalier evoca sobre todo las dificultades que surgieron, tanto en el interior de la Sociedad y de la Administración General, como en sus relaciones con dos Arzo­bispos de Bourges. Este segundo cuaderno es también de redacción

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más tardía, en los últimos años dei P. Fundador; él mismo anotará la fecha de su conclusión, el 8 de abril de 1902.

Se comprende que el P. Chevalier conservara sus NOTAS

INTIMAS entre sus papeles personales hasta su muerte. Su primer biógrafo, el P. Piperon, que se encontraba en Bélgica después de la emigración de la Administración General, en octubre de 1901, no dice haberlas consultado cuando redactaba la RESEÑABIOGRAFICA:

«El M.R.P. Juan-Julio Chevalier». Su primer capítulo pudo aparecer dos meses escasos después de la muerte del P. Funda­dor, en el número de diciembre de 1907 de los Anales de Ntra. Sra. del Sgdo. Czón., y la continuación desde enero de 1908.

*** Presentamos, para su primera publicación, el manuscrito

ANALES de la pequeña Sociedad de Misioneros del Sagrado Corazón.

¿Por qué: de la pequeña Sociedad? La expresión no era ni rebuscada ni ocasional. Procedía,

espontáneamente, de las primeras Reglas (Ensayo provisional) de 1855, el relato más antiguo que nos queda de los comienzos, comenzando como ellas: «Nuestra pequeña Sociedad no es obra de hombres, sino de Dios ... ».·

Esta expresión la encontramos frecuentemente en otros escri­tos del Fundador, así como en sus cartas privadas u oficiales ... Se encontrará al final de su vida en su último Testamento, el de 1903/4: «El Señor, a pesar de mi indignidad, ha querido servirse de mí, como de un vil instrumento para fundar -la Pequeña Sociedad de los Misioneros del Sagrado Corazón ... ».

<<Pequeña», en el sentido de lo que tiene origen humilde, esta Sociedad -estaba convencido de ello- «tiene un bello porvenir», porque <<Dios tiene grandes designios sobre ella», si ella se muestra siempre grande en su modestia y su humildad.

¿Cuándo fue redactado este cuaderno? Según la crítica externa e interna, no fue empezado hasta

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después del reconocimiento del Instituto por el Decreto de alabanza de 1869 y los acontecimientos de septiembre del mismo año: la coronación de Ntra. Sra. del Sgdo. Czón., el primer Capítulo electivo, las primeras profesiones perpétuas canónicas, etc. Sin embargo, las primeras páginas, que relatan los hechos del 8 de diciembre de 1854, el Pacto con la Virgen, en enero-febrero de 1856, la instalación oficial el 9 (ó el 12) de septiembre del mismo año, son el desarrollo de un documento bastante breve y que se remonta al año 1856, documento hallado, en 1907, por el P. Emilio Bertin, entre los papeles del Fundador después de su muerte. El P. Enrique Vermin atribuye a este documento la fecha de 185 9, sin justificación sólida, pues el encabezamiento del documento con las invocaciones, así como la primera frase, son exactamente las mismas que en las Reglas de 1855. Aunque en este documento el P. Chevalier emplea una expresión como «Hace diez años ... », evocando los planes de una futura Obra, en tiempos del Seminario Mayor, no hay que tomar necesariamente esta expresión en sentido estricto, como pudiendo sugerir la fecha de 1859,

El P. Chevalier dejó de escribir en este cuaderno después de sus Bodas de Oro sacerdotales, celebradas el 14 de junio de 1901, a las que hace una sencilla alusión en la última página; después entregó su manuscrito a su sucesor, el P. Lanctin, nombrado Superior General el 3 de octubre de 190 l. No es, pues, más que una distracción del P. V ermin el haber atribuido a este cuaderno la única fecha de 14 de enero de 1901 (sic!) cf. Analecta Soc. s. IX, N.3- 1952, pp. 327, 328, 344 n. 51, 384, etc.- & Le Pere Jules Chevalier, 1957, passim.

Por otra parte, la redacción de este Cuaderno no fue hecha al hilo de los acontecimientos, sino en momentos muy distantes, no citando más que algunos hechos, sobre los cuales el P. Chevalier creyó conveniente dar una información personal, a veces incluso con acento polémico.

Tenemos primero un relato de los comienzos de la Sociedad,

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escrito entre los años 1869 y 1872, sobre hechos escalonados entre 1854 y 1864.

Después daremos una observación particular sobre esta parte.

Nombrado, después, Arcipreste de Issoudun en mayo de 1872, el Superior General, ocupado además en la preparación de diversos libros, no tenía mucho tiempo libre para poner al día sus ANALES. No retomará su Cuaderno hasta el invierno de 1880-1881, poco después de las expulsiones de noviembre de 1880.

Entonces, en febrero de 1881, hace un resumen del intercam­bio de cartas con algunos Padres Jesuitas, a propósito del título de Ntra. Sra. del Sgdo. Czón. o de los orígenes del título y de la devoción ... Después de lo cual sólo menciona la Coronación de 1869, la cuestión de la Asociación de Ntra. Sra. del Sgdo. Czón. en Roma, el establecimiento de los primeros M.S.C. en esta ciu­dad y la inauguración de la iglesia de la Plaza Navona.

Siguen hechos más recientes para el narrador: las expulsiones de 1880, el exilio y la apertura de Casas en el extranjero ...

Un poco más adelante, en una sola página, habla de nuestras Misiones en Oceanía. Y, puesto que hay también religiosas misioneras, hace alusión incidentalmente a la fundación, «hace ya algunos años ... » de las Hijas de Ntra. Sra. del S. C.

Notemos que no dice nada acerca de la fundación de la Escuela Apostólica del S. Czón. (la Pequeña Obra del S. C.) ni de su primera evolución ( 1866-1869), de la erección de un Noviciado en 1869, de la valiosa colaboración del P. J-M. V andel y de su muerte en abril de 18 77... Hay otros muchos silencios, otros olvidos, como le dirá él mismo al joven Padre P­M. Barral el 18 de febrero de 1881, en la casa rectoral de Issoudun ... ( cf. infra n. 28).

La exposición será más detallada sobre los sucesos ocurridos entre 1887 y el Capítulo de 1897: lo relativo a la «crisis interna» de la Sociedad con los Capítulos de 1891 y 1893 y sus secuelas ...

Para el período que va desde el Capítulo de 1897 hasta el

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)

final de su Generalato (octubre de 1901) el P. Fundador se contentará con dos páginas solamente.

Observación particular, para los eventuales historiadores que pudieran sorprenderse al constatar divergencias, cronológicas sobre todo, con otras fuentes o relaciones citadas hasta ahora en ciertas obras o monografías ...

Las 21 primeras páginas del Manuscrito que relatan los hechos escalonados entre 1854 y 1864, invitan a una doble lectura, como si tuviéramos dos versiones o dos redacciones, que podemos señalar como Red. A y Red. B. La Red. B es la que encontramos actualmente (y más o menos desde 1882/83) en el Cuaderno original, manuscrito, con las tachaduras, correcciones y enmiendas que el mismo P. Chevalier hizó más tarde.

La Red. A es la redacción primera, con las fechas y palabras anteriores a las tachaduras y sustituciones: estas fechas y pala­bras se perciben aún en el Cuaderno original; están además confirmadas por las copias o citas hechas antes de 1882/83. Podemos, por tanto, afirmar lo siguiente:

1) En 1882 la Sra. Ernest Helio, calle d' Auteuil, París, se ofrece a Issoudun para escribir un libro sobre la Peregrinación a Ntra. Sra. del S. C. - Se hubiera preferido que el autor del libro fuera el Sr. Henri Lasserre, muy conocido entonces como escri­tor, sobre todo por el éxito de su <<Nuestra Señora de Lourdes» ( 1869), uno de los best sellers del S. XIX; se aconsejó a la Sra. Helio que lo consultara; cosa que ella hizo. Fue a Issoudun para recabar todas las informaciones necesarias; se le dio una copia de las primeras páginas del manuscrito de P. Chevalier, ANALES DE LA PEQUEÑA sociEDAD, para lo concerniente a los orígenes de la Sociedad y de la devoción a Ntra. Sra. del S.C. - En su libro publicado por Víctor Palmé, París, en 1873, con aprobación del Arzobispado de Bourges, la Sra. Helio (Jean Lander) cita muchas veces la copia que se le prestó; todas estas citas concuerdan con la Red. A, y con las fechas de la misma. Por lo demás, su libro <<Ntra. Sra. del S. C.>> se basa entera y fielmente en las fuentes

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que le había indicado el P. Chevalier en su carta del16 de mayo de 1873.

Resulta un tanto extraño que el P. Vermin (o. c. 1952 &1957) habiendo tenido esta copia ante sus ojos, le haya dado prioridad, más aún preferencia, sobre el manuscrito, engañado sin duda por la diferencia de fechas y de ciertas palabras, no pudiendo distinguir entre las dos Redacciones A y B. Incluso le dio ti tul o a esa copia: «Comienzos», citándola a menudo (cf. Cap. VII) como fuente original. Evidentemente esta copia tiene una ligera diferencia por el empleo del sigular en vez del plural en la primera frase del Pacto de 1855: «Compromiso sagrado» en vez de «compromisos sagrados», diferencia querida sin duda por el copista a causa de otro uso de la palabra «compromisos» en la frase siguiente.

2) En 1874, el P. Joüet, residente aún en Issoudun, consulta, en la casa rectoral, el Cuaderno «ANALES de la Pequeña Socie­dad», del que dará muchas citas en su articulo del mes de ma­yo de 187 4 de los «ANALES de Ntra. Sra. del S. C.», a propósito del Cura de Ars y de la Sociedad M.S.C. (pp. 112-114); cita su fuente e indica el manuscrito según la Red. A.

3) En 1877, el mismo P. Joüet, para su articulo de marzo sobre San José, cita nuevamente la pág. 6 del Manuscrito Chevalier, siempre según la Red. A. En enero estaba de paso en Issoudun.

4) Entre 1872 y 1879, el P. Pablo Georgelin era vicario en Issoudun y residía en la casa rectoral con el P. Chevalier. También él tuvo oportunidad de leer el Manuscrito «ANALES de la Pequeña Sociedad» del Fundador. En el reverso blanco de una sencilla hoja impresa para el Examen diario de los Sacerdotes seculares del Sgdo. Czón., el P. Georgelin anotó una lista de fechas, de 1854 a 1864, añadiendo después de cada una de ellas dos o tres palabras para explicarlas; es evidente que esas palabras están tomadas también del Manuscrito según la Red. A (muchas fechas antiguas no corregidas aún). El P. Georgelin había puesto

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un titulo a su hoja: <<Efemérides». El P. Vermin (o. c. Cap. VII y notas) pone entre sus fuentes: P. Georgelin: <<Efemérides» ¡Uno pensarla en un documento importante!- Se refiere a él como a un documento de apoyo y de confirmación en el texto de la copia «Comienzos»: ambas dependen de los «ANALES de la Pequeña Sociedad».

5) En 1881, el joven P. Pedro Maria Barral, desocupado después del cierre de Chezal-Benoit, es destinado aLDespacho de la Asociación, instalado en la casa rectoral de Saint Cyr; de noche, el P. Barral dormía en casa de la Sra. de Quesne lo mismo que el P. Navarre; de día trabajaba en el dormitorio del P. Fundador, donde tenía el despacho; tuvo la buena idea de copiar en sus propios cuadernos todo lo que el P. Chevalier había escrito ya en su Cuaderno de los «ANALES de la Pequeña Sociedad».­Tenemos ahí una prueba de que en febrero de 1881 este Cuaderno tenía todavía la Red. A. La copia Barral, aunque de difícil lectura, es valiosa para constatar que a principios de 1881 el texto estaba aún como en 1864, y también para determinar el momento del cambio de la Red. A a la Red. B ( cf. infra nota 28 ).

6) En 1883, al redactar en el mes de junio el primer Capítulo de su gran obra, que será impresa en Roma y editada en Paris en julio de 1884, el P. Chevalier da una versión ya evolucionada sobre los origenes de la Sociedad: para la fiesta del Santísimo Nombre de Maria de 1855, día del establecimiento oficial de los M.S.C., cambia la fecha dei12 de septiembre que estaba aún en los «ANALES de la Pequeña Sociedad», por la del9 de septiembre, que en 185 5 cayó en domingo. Sin embargo, en NOTAS INTIMAS retomará la fecha del 12 de septiembre: seguramente por olvido.

7) En enero de 1889, el P. Joüet se encuentra en Issoudun y prepara un gran articulo sobre «Tres fiestas jubilares», cuya primera parte aparece en el no de febrero de los «Anales de Ntra. Sra. del S.C.» de 1889. Tiene oportunidad de citar de nuevo el Manuscrito «ANALES de la Pequeña Sociedad», pero esta vez consultó la Red. B, enmendado por las correcciones. Así, para el

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Pacto de 1855 pone la nueva fecha, la delJ8 de enero de1855; pero toma otra vez la del 12 de septiembre de 185 5 para el establecimiento oficial, ya que esta fecha no había sido corregida en el Manuscrito y no lo será en el futuro.

8) ¿Conocía el P. Piperon el Manuscrito ANALES de la Pequeña S oc.? Sin duda alguna, sobre todo después de la visita de la Sra. E. Helio a Issoudun. Por lo demás, él mismo nos da la respuesta.

En 1886, un nuevo compañero M.S.C., el conferenciante­escritor Juan Vaudon, nombrado Redactor jefe de los Anales de Ntra. Sra., en Issoudun, escribe al P. Piperón, entonces en Tilburg, quien contesta el 13 de noviembre de 1886:

« ... mis recuerdos sobre los comienzos de nuestra Congrega­ción se reducen a lo que usted ha leído en las notas del muy R. P. Superior General. Habiendo vivido siempre en medio de grandes problemas y un poco descuidado, nunca pude tomar ninguna nota. Prepare un cuestionario para enviármelo o proponérmelo y yo le contestaré en cuanto mi memoria me lo permita ... ». - iHe aquí lo que hay que retener de parte del futuro biógrafo del P. Fundador! Por «notas del Muy R.P.», hay que entender aquí los ANALEs de la Pequeña Sociedad, pues las Notas Intimas estaban aún por hacer, y después permanecerían reservadas hasta la muerte del Fundador.

Más tarde, en la RESEÑA biográfica publicada en los Anales de Ntra. Sra. en 1907-1908, el P. Piperón citará a veces el Manuscrito ANALES de la Pequeña Sociedad, pero según la Red. B ( cf. por ej.la Reseña, publicada en 1912, pp. 25, 33, 34, 46, 52, etc. a veces con algunas enmiendas).

*** Cualesquiera que hayan sido las razones que han retrasado

hasta ahora la publicación de este manuscrito del Padre Funda­dor, ésta ha sido facilitada por la copia dactilográfica del Padre John Bosman, en febrero-marzo de 1983.

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Los números insertos en el texto corresponden a la pagina­ción del manuscrito. AGmsc = Archivos generales MSC, Roma. APmsc = Archivos provinciales, Francia. ANN, pte. Soc. =Anales de la Pequeña Sociedad. Ms = Manuscrito. Red. A = Redacción A. Red. B = Redacción B.

Roma, febrero 1984

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Facsímil de la primera página del manuscrito.

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+ J.M.J.

(p.l) jAmado sea en todas partes el Sgdo. Czón. de Jesús! !Nuestra Señora del Sgdo. Czón., rogad por nosotros! iSan José, amigo del Sgdo. Czón., rogad por nosotros!

ANALES de la Pequeña Sociedad de Misioneros

del Sagrado Corazón de Jesús

Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos también a vosotros, para que también voso­tros tengáis comunión con nosotros. Y nues­tra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que os alegréis y vuestro gozo sea completo. 1 Jo. c.l.

Cuando Dios quiere una obra, los obstáculos son medios para El; se burla de la sabiduría humana, confunde sus previsiones, llama a la vida aquello que, según ella, no debía jamás ver el día, desarrolla y fortalece en la fecundidad lo que ella había conde­nado a la muerte.

La fundación y el desarrollo2 de la pequeña Sociedad de Misioneros del Sagrado Corazón son una prueba de esta verdad.

Los dos primeros sacerdotes de esta congregación (P. Mau­genest y P. Chevalier)3 pasaron algunos años juntos en el Seminario Mayor de Bourges. Los dos tenían un amor particular al Corazón de Jesús. Nuestro Señor les había hecho comprender que en la devoción a su divino Corazón se encontraba (p.2) el

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remedio a los males de la sociedad; por eso fmjaron ya el proyecto de unirse varios, ya sacerdotes, bajo el patrocinio del Sagrado Corazón de Jesús y consagrarse a su culto. Se fijaron el uno en el otro para la realización de este proyecto, pero ¡sin comunicarse sus pensamientos! 4 lssounuN, punto céntrico de Francia, ciudad populosa, privada hacía tiempo de ayuda religiosa, considerada como la peor ciudad del Berry, les parecía el lugar adecuado para cuna de esta obra del Sagrado Corazón de Jesús. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. Rom. c.V.v.20.

Llegó para los dos futuros Misioneros el momento de la separación. Uno de ellos llegó al sacerdocio y el otro fue a terminar sus estudios teológicos a París, en el Seminario Mayor de San Sulpicio. Sin embargo, el deseo de la nueva fundación permanecía grabada en el fondo de sus corazones. Pero ¿cómo realizarla? Todo parecía oponerse. Los que se habían elegido, bajo la mirada de Dios, para unirse, se veían condenados a una separación definitiva. El P. Maugenest se disponía a permanecer en París, mientras que Chevalier, agregado a un laborioso ministerio en la diócesis de Bourges, parecía destinado al mismo para siempre.

Pero Dios pensaba de otra forma. Contra toda previsión, y aún en contra de toda esperanza, el P. Maugenest y el P. Chevalier, después de tres años de separación, se encontraron el 15 de octubre de 1854 reunidos en lssounUN, como vicarios. 5

- Oh, Dios mío, qué admirable eres en tus obras; para conseguir tus fines, sabes disponerlo todo confuerza y dulzura.

Los dos nuevos Vicarios quedan impresionados por este reencuentro; se acuerdan con emoción de su proyecto, de sus intenciones, de sus planes. ¿Habrá llegado la hora (p.3) de la fundación de la Sociedad proyectada 5 ó 6 años atrás? se preguntan en el fondo de sus corazones. Su incapacidad, su debilidad, su falta de virtudes y de recursos, y su inexperiencia les parecen otros tantos obstáculos insuperables. Después de varias

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semanas de dudas, de luchas internas, el P. Chevalier decide abrirse a su compañero. El P. Maugenest, conmovido hasta las lágrimas, se arroja en sus brazos y le dice:

- «Tú respondes a mis aspiraciones; también yo, desde los primeros años de mi Seminario Mayor, he alimentado los mismos proyectos, he tenido las mismas ideas, y al recibir mi nombra­iento para Issoudun tuve el presentimiento de que mis sueños se harían realidad».

Los dos amigos se abrazan y se dicen: - «Si Dios quiere esta obra del Sagrado Corazón, saldrá

adelante a pesar de las intrincadas dificultades que se presenten; lo esencial es asegurarnos de la voluntad divina. Las circunstancias no pueden ser más favorables. Estamos en vísperas de la promul­gación del dogma de la Inmaculada Concepción de María. Ese día habta una efusión de gracias sobre el mundo; pues bien, hagamos una novena preparatoria a esta fiesta y pidamos a la Santísima Virgen, como primer fruto de la gloria con la que va a ser coronada por la Iglesia, el nacimiento de esta nueva Sociedad del Sagrado Corazón. María que nos ha dado Jesu­cristo, el fruto bendito de su casto seno, proclamada Inmaculada, dará a la Iglesia, si es la voluntad de Dios, esta nueva familia del Corazón de su Hijo: la hará nacer, por así decirlo, de ese Corazón divino, fuente de toda gracia y toda fecundidad. Si somos escuchados, nos llamaremos Misoneros del Sagrado Corazón. 6

Nuestra misión propia será la de rendir al Corazón de Jesús, trono (p. 4) de sabiduría, del amor y de la misericordia, un culto particular de adoración, alabanza y reparación, propagar por todas partes su devoción, dar a conocer a las almas, en la medida que podamos, todos los tesoros de santificación que encierra; y hacer amar y honrar a ~aria por todos los medios posibles, y de una manera peculiar». 7

Todos los días hicimos en común las preces de la novena y nuestros ejercicios de piedad. El último día, 8 de diciembre, dos monaguillos presentaron en el altar, en el momento del ofertorio,

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un pequeño cuadro simbólico esbozado por uno de nosotros. 8

Este cuadro representaba la futura comunidad, naciendo del Corazón de Jesús como de su fuente natural, por intercesión de María; espesas nubes parecían querer ocultarlo a las miradas, pero la mano poderosa de la Virgen se esforzaba en disiparlas. Esta ceremonia causó profunda impresión en nuestras almas. El santo anciano que Issoudun tenía la dicha de tener como párroco en aquel tiempo, el P. Crozat, lloraba de ternura. Este venerable sacerdote, conocedor de todas nuestras confidencias, nos apo­yaba plenamente y nos prestó importantes servicios; aparecía en el cuadro, de pie, las manos tendidas al cielo diciendo su Nunc Dimittis. Dos ángeles sostenían una banderita en la que se leía estas palabras: Oh, Corazón Inmaculado de María, sálvanos y funda los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús. Los dos futuros misioneros estaban en primer plano en actitud de oración.

Apenas terminada la Misa, un señor de Issoudun pidió hablamos y nos dijo que una persona bienhechora de fuera de la ciudad*, quería destinar 20.000 francos para fundar una buena obra en el Berry y sobre todo una sociedad de Misioneros 9, y que si queríamos, esa suma sería puesta a nuestra disposición. Así se hizo.

(p.5) Ante esta inesperada noticia, nuestros pechos se en­sancharon y de nuestros ojos corrieron abundantes lágrimas. Pasamos el día en acción de gracias. ¡Oh María, oh nuestra Madre! Bendita seas por siempre. Qué hermoso día para noso­tros. El aniversario de tu Inmaculada Concepción será en lo sucesivo el de la concepción de la nueva Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús; pues hoy comienza para ella el ¡¡misterio de su vida!!

* Esta persona, tan humilde como generosa, era el P. Champgrand, originario de Bourges y sacerdote de San Sulpicio. Por entonces era profesor en el Seminario Mayor de Burdeos. Más tarde fundó los PP. Franciscanos en Bourges; pertenecía a su Tercera Orden. !O

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El demonio, temblando de rabia ante este primer éxito de la Virgen Inmaculada, desencadenó su furor contra la obra naciente; hizo desvanecerse todas nuestras esperanzas, suscitando dificul­tades que parecían querer aniquilarla para siempre.

Su Eminencia el Cardenal du Pont, 11 Arzobispo de Bourges, se opone a nuestros proyectos; cree que el cielo no se ha mani­festado suficientemente; quiere otra prueba de su intervención:

- «N o puedo permitir que se reúnan, dijo al iniciador del proyecto que había ido a encontrarse con él a Bourges, 12 sin tentar a la Providencia, pues no tienen ningún medio de subsis­tencia; obtengan recursos y luego veremos».

Lejos de dejamos abatir, reanimamos nuestra confianza. Nos volvimos a María diciéndole:

- «Esta causa es la tuya, a ti te toca salvarla; llega hasta el final y demuestra que eres la verdadera fundadora de esta obra».

Nueve días antes de la fiesta patronal de la Archicofradía del Santo e Inmaculado Corazón de María (esta fiesta caía el 28 de enero de 1855) 13 comenzamos una novena y, para poner más de nuestra parte a la Santísima Virgen, hicimos con Ella el pacto siguiente:

Pacto entre María y dos Sacerdotes del Sdo. Czón.

Issoudun 18 enero 14 1855.

(p.6)

Compromisos sagrados asumidos por nosotros a los pies de nuestra buena Madre y depositado en su Corazón Inmaculado con una confianza absoluta.

Si la Santísima Virgen, nuestra Reina, nuestro refugio y nuestra única esperanza, triunfa de todas las dificultades, que el infierno suscita contra nosotros, y realiza en este año la obra

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concebida, tomamos para nosotros y para los futuros miembros de la Congregación los compromisos siguientes:

Art. l.

Los sacerdotes que formarán parte de nuestra pequeña Con­greción, tomarán el titulo de Misioneros del Sgdo. Corazón de Jesús y se esforzarán en hacer verdad su contenido.

Art. 11.

Tendrán especial amor y devoción particular al Sgdo. Cora­zón, y trabajarán con empeño para que sea amado y glorificado por sacerdotes y fieles y para reparar los ultrajes que recibe.

Art. 111.

En testimonio de gratitud hacia María la considerarán como su Fundadora y su Soberana, la asociarán a todas sus obras y harán amar de modo peculiar. Honrarán su Corazón Inmacu­lado. A ser posible, en sus sermones añadirán siempre algunas palabras en honor de Jesús y de Maria, asímismo procurarán en todas las confesiones inculcar el amor y la invocación de sus Sagrados Corazones.

(p.7) Art. IV.

El cuadro principal de la capilla representará el Corazón adorable de Jesús, revelándose el mundo para salvarle por intercesión de Maria Inmaculada.

Art. V

En la capilla habrá: 1 o una estatua del Corazón de Jesús; 2° otra del Corazón Inmaculado de María; 3° un exvoto, que perpetuará el recuerdo del favor obtenido.

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Art. VI.

La fiesta patronal de la Congregación será la del Sgdo. Corazón; las secundarias la de la Inmaculada Concepción, la del Corazón Inmaculado de María, la de San José, la de San Juan Evangelista, la de San Ursino, primer apóstol del Berry, etc.

Las fiestas de la Santísima Virgen revestirán especial solemnidad.

Art. VII.

Los sacerdotes del Sagrado Corazón, en su soledad imitarán preferentemente la vida oculta de Maria en el tempo y en la casa de N azare t. En su vida apostólica imitarán su celo por la salvación de las almas y su misericordia para con los pecadores.

Issoudun, 18 febrero de 1855 J.C. X E.M. X

Durante toda la novena, depositamos este pacto sobre el altar donde decíamos la Santa Misa. El día de la fiesta de la Archico­fradía, durante la misa solemne, dos monaguillos (p.8) lo ofre­cieron a Maria por medio del sacerdote.

Desde ese momento desaparecieron los obstáculos y el cielo se pronunció nuevamente en favor nuestro. Un alma generosa, inspirada por la gracia, nos prometió una renta anual de mil francos para nuestro sustento.* Comunicamos este hecho al Cardenal du Pont. Su Eminencia quedó profundamente impre-sionado.

- «Bien, hijos míos, dijo el Cardenal, someteré vuestros proyectos a los miembros de mi consejo y os comunicaré su decisión».

• Esta noble y generosa Sra. era la Vizcondesa de Quesne.IS

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Page 12: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

m ~ ~ ~ l. Primera Capilla del Sgdo. Corazón. Diseño tomado del texto original del Fundador

1-ALTAR MAYOR

2- SACR ISTIA 3-VESTIBULO Y ANTE·SACRISTIA 4-ALTAR DE SAN JOSE

5-ALTAR DEL CZON. DE MARIA

S-COMULGATORIO 7- CONFESIONARIO 8- CONFESIONARIO

2. Reproducción del diseño original, tomado del libro de P. Vermin (1957)

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FACHADA PLAZA VOUET

LA HABITACION DEl P. CHEVALIER NO TENIA VENTANA. SE ILUMINABA DESDE EL PASILLO NUEVO, MEDIANTE UN TRAGALUZ.

PUERTA

CUARTO DE

CION ¡ LIER

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JBAB~ HABITA- .

tCION DEL¡ HABITA- :P. CHEVA-

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PASILLO PASILLO NUEVO

PUERTA

PUERTA

RECIBIDOR

PUERTA

PLAZA VOUET

PUERTA DE ENTRADA

3. Croquis de la primera casa, tomado del libro de P. Vermin (1957)

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Page 13: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

La decisión no fue favorable. Tres veces fue presentada la solicitud, y tres veces se opusieron vivamente aquellos señores. El venerable P. Gasnier, Superior del Seminario Mayor, que asistía a esas discusiones, nos dijo:

- «A no ser por un milagro, jamás obtendrán el permiso para comenzar la obra».

Nos dirigimos de nuevo a Aquélla que es la esperanza de los que no la tienen, y en contra de toda previsión humana, obtu­vimos la tan deseada autorización. iOh María!, jbendita seáis! Con razón te llamamos la Fundadora de nuestra Pequeña So­ciedad. ¿Cómo podremos testimoniares nuestro reconocimiento? ¿Qué titulo darte para exaltar tu poder y tu bondad en esta obra del Sgdo. Corazón?. Compramos en seguida la casa que la divina Providencia nos reservaba y que seguimos ocupando hoy día. La cantidad puesta a nuestra disposición fue suficiente para comprarla. Ayudados por los donativos de algunos fieles pia­dosos, convertimos en Capilla una granja y un establo; era la imagen de Belén. La casa que nos reservamos para vivienda se le parecía, como parte de un edificio ruinoso y pobre que era. (p.9)

El día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de septiembre de 1855, el P. Caillaud, Vicario General de Bourges, delegado por el Sr. Cardenal du Pont, vino a bendecir solemne­mente el improvisado santuario, a instalarnos y a darnos pública y oficialmente el dulce, hermoso y glorioso nombre de Misioneros del Sgdo. Corazón de Jesús. La ceremonia fue conmovedora; toda la ciudad estaba en fiesta. Ese día fue, pues, el nacimiento de la pequeña sociedad del Sgdo. Corazón y nuestro bautismo como religiosos; justo nueve meses después de nuestra concepción: sorprendente coincidencia dispuesta por Dios solo.

Los comienzos fueron difíciles; alojados como Jesús en el establo, carecíamos de todo. La privación fue nuestra maestra; nos faltaba hasta las cosas más necesarias. Durante un tiempo cocinamos nosostros mismos, y sólo Dios sabe cómo lo lo hacíamos. Nos encargábamos también del cuidado y mante-

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nimiento de la casa y de la capilla. Cada día, o varias veces por semana, barríamos cuidadosamente la casa del Señor y lo poníamos en orden antes de que llegaran los fieles.

El divino Corazón de Jesús bendecía nuestros esfuerzos; los fieles asistían masivamente a nuestras ceremonias; había un despertar de la fe en Issoudun; pero, por desgracia, un accidente vino a perturbar nuestra alegría: todo un paño de pared de la capilla, lateral de San José, se hundió durante la noche ¿Cómo reconstruirlo? Faltándonos los recursos, acudimos al glorioso esposo de María, al amigo fiel del Corazón de Jesús. Le dijimos:

- «El (p. 10) hundimiento ha sido por tu lado, a ti te toca repararlo».

Nuestra súplica fue escuchada: inesperadamente, un alma caritativa nos dio la suma suficiente para reparar el desastre; se construyó entonces un sencillo campanario sobre el modesto santuario y un rico habitante de lssoudun, el Sr. Daussigny padre, nos regaló una campanita, que fue bautizada por el venerable P. Crozat el 18 de noviembre de 1855 con el nombre de Julieta María. El padrino fue el mismo bienhechor, que nos dejó como recuerdo una custodia de plata, y la madrina la Sra. Julieta Daussigny, su nuera, esposa del Sr. Teófilo Daussigny, alcalde de Issoudun; ella nos regaló una hermosa capa de moaré blanco.

A lo largo del año 1856, se unió a nosotros un tercer compañero, el P. Piperon, que era capellán de la prisión de Bourges. 16 (Nos unía una estrecha amistad desde los tiem­pos del Seminario Mayor y ya entonces pensábamos en él para la futura sociedad). Eramos, pues, tres: el P. Mauge­nest, originario de Culan diócesis de Bourges, el P. Pipe ron de Vierzon y el P. Chevalier de Richelieu, diócesis de Tours, incardinado desde hacía tiempo a la de Bourges, donde había realizado todos sus estudios literarios y eclesiásticos.

El Sr. Cardenal du Pont nos confió la capellanía de los hospicios de Issoudun; el P. Piperón fue el encargado; Chevalier fue elegido superior por sus compañeros, y Maugenest asistente.

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Page 14: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

Nos trazamos una regla provisional, pero seria, basada en la del Seminario Mayor. El Sr. Arzobispo dio su aprobación. 17

Pusimos todo nuestro empeño en observarla. Cada viernes y a veces con más frecuencia, cada uno tenia el derecho y el deber de advertir a sus compañeros de los defectos o imperfecciones que había observado en ellos. Nuestra vida, tal como hacemos hoy día, era una vida de familia, vida de hermanos y amigos (p.11 ).

El Sr. Cardenal vino a visitamos por primera vez el 3 de mayo de 1856: fue primero a la capilla, abarrotada de fieles, y dirigió unas breves y conmovedoras palabras al pueblo, ávido de escucharle. Les habló con emoción de la naciente obra de los Misioneros del Sgdo. Corazón de Jesús, de su oportunidad, del bien que estaban llamados a hacer en Issoudun y en la Diócesis; después bendijo a sus primeros Sacerdotes pidiendo a Dios que fecundara sus esfuerzos. Visitó luego nuestra casa con todo detenimiento, pareciéndole pobre, pero confortable. Antes de marcharse nos dirigió unas palabras de estímulo y nos manifestó su afecto, bendiciéndonos de nuevo.

Para dar mayor mérito a nuestras acciones y más estabilidad a nuestra obra, pensamos ya en ligamos por los votos de pobreza, obediencia y castidad. Para esta entrega sin reservas al Corazón de Jesús elegimos el día en que él se entregó a nosotros. La ceremonia, pues, fue fijada para el día de Navidad de 1856. Ante la cuna del Salvador, primer trono de su amor después del seno de su madre, primer altar de su sacrificio, primer tabernáculo de su alianza con la humanidad, y bajo la mirada de María y de San José, contrajimos nuestro primer compromiso. A los votos per­petuos ordinarios añadimos el de estabilidad.

Apenas había transcurrido un año, cuando fuimos nueva­mente probados de forma cruel. En 185 7, el P. Maugenest predicaba el Adviento en la parroquia de San Pedro de Bourges. En esto, murió el arcipreste de la catedral. El Sr. Cardenal du Pont ofreció el puesto a un joven sacerdote que la rechazó públicamente. Su Eminencia pensó entonces en el pobre predi-

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cador (p.12), de quien tenia muy buenas referencias. Ruegos, lágrimas, súplicas, nada hizo cambiar de opinión a Monseñor, y nuestro querido y amado compañero fue obligado a someterse y aceptar, a sus 28 años, el puesto más dificil de la diócesis. El superior de la Pequeña Sociedad, sintiendo la magnitud del sacrificio, fue a Bourges y suplicó a su Eminencia, en nombre de los más caros intereses de la naciente Congregación, para que eligiera a otro. El Cardenal respondió:

- «Es inútil que insista; si su obra viene de Dios, la pérdida de uno de sus miembros, aunque sea de los fundadores, no impedirá su éxito; por el contrario, si es cosa de hombres, ni su presencia podrá preservarla de la ruina».

Era el discernimiento de Gamaliel. 18 Sólo Dios fue testigo de nuestra profunda aflición y de las lágrimas que esta separación nos hizo derramar a todos.

Para fortalecemos ante la prueba fuimos sucesivamente en peregrinación a la tumba de la Beata Margarita María de Alacoque en Paray-le-Monial, a principios de 1858. La visita de esos lugares benditos, santificados por la presencia de Nuestro Señor, perfumados de la devoción a su divino Corazón, testigos de maravillosas revelaciones, nos causó una impresión imposible de describir. La primera misa la celebramos en el altar donde Jesucristo se apareció a la B. Margarita María, teniendo su Corazón en la mano y diciéndole:

- «He aquí este Corazón que ha amado tanto a los hombres, etc.».

La segunda misa la celebramos en la capilla del jardín donde el Corazón adorable de Jesús descubrió los secretos de su amor a su fiel servidora. Después nos arrodillamos ante la tumba de la Santa, confiándole nuestras penas, nuestras tribulaciones y tam­bién nuestras esperanzas. Le pedimos, ya que Nuestro Señor la había constituido heredera de los tesoros de su Corazón en el tiempo y la eternidad,* que nos obtuviera (p. 13) de ese divino

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Page 15: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

Corazón todas las gracias que necesitábamos. Conversamos largamente con ella, y antes de marchar depositamos un corazón dorado sobre la piedra de su sepulcro, como ex-voto, en recuerdo de nuestra peregrinación.

Fortalecidos por este viaje, llevábamos con más generosidad nuestra cruz de cada día. Las privaciones nos parecían dulces y los sacrificios agradables. Pronto nos vimos sometidos a nuevas pruebas. Nuestra primera capilla, hecha a trozos, era poco sólida, sus muros, pandeados, amenazaban ruina; los hicimos consolidar lo mejor posible, y el arquitecto de Issoudun nos aseguró que no había peligro y que respondía de ello por diez años. El Corazón de Jesús, deseando, sin duda, un santuario más digno de su amor, usó uno de esos medios que desconciertan a la sabiduría humana. El Demonio, descontento por el bien que se hacía a las almas con las reuniones en la capilla, quiso aniquilarlas; se sirvió de ello de un falso hermano. Este acudió a su Eminencia el Cardenal y le dijo:

- «Que nuestra capilla amenazaba ruina, que podía hundirse de un momento a otro y aplastar a los fieles, que el Arzobispo seria responsable de ese accidente, y que el único modo de evitarlo era mandar cerrar el local y prohibir las reuniones».

Mons. du Pont, no obstante su prudencia habitual, y el afecto que nos tenía, sin prevenirnos, sin consultar al venerable Arci­preste o a los entendidos en la materia, sin enviar ningún delegado que estudiara directamente la situación, lanzó el entredicho: en 24 horas la capilla debía ser cerrada al culto (nov. 1858).

Nuestro dolor llegó al colmo; entonces fuimos a celebrar la santa misa a la parroquia. Dios, que saca siempre (p.14) bien del mal, nos inspiró la idea de levantar un monumento al Sgdo. Corazón más digno de EL Al Arzobispo le pareció bien el proyecto: pero ¿cómo hacerlo?. Estábamos sin recursos. Se hizo

• Ver su vida por Mons. Languet.

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LOS TRAZOS GRUESOS EN NEGRO DE LA PARTE SUPERIOR Y DE LOS LATERALES, INDICAN LAS PARTES QUE SE TIRARON AL CONSTRUIR LA CAPILLA ACTUAL DE N.S. DEL S.C.

PARTE CONSTRUIDA EN 1859 l. Capilla de N. S. del S. C. 2. Capilla de San José

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DE LA BASILICA, TAL COMO ERA AL PRINCIPIO, CUANDO FUE CONSAGRADA EN 1864.

4. Reproducción del diseño original, tomado del libro del P. Vermin (1957).

un llamado a algunas personas piadosas; la primera limosna vino de una obrera de la ciudad; nos trajo cien francos, fruto de sus ahorros, sacrificio meritorio por el que fue más tarde largamente recompensada por Dios.*Recibimos lo suficiente para echar los

• Algún tiempo después, una rica señora la tomó como dama de compañía y al morir le dejó una renta anual de quinientos francos.

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cimientos del nuevo edificio, en marzo de 1859; después, por medio de pequeñas estampas del Sgdo. Corazón de Jesús que repartimos y por las que pedíamos 0,25 céntimos, prometiendo una misa dicha a perpetuidad cada primer viernes de mes, pudimos recoger suficiente dinero para construir la primera parte compuesta por el presbiterio y tres tramos. La primera piedra fue bendecida por el P. Caillaud, Vicario General capitular, durante la sede vacante del Arzobispado de Bourges Uunio 1859) por fallecimiento del Cardenal du Pont; que Dios le recompense por todo el bien que nos hizo permitiendo la fundación de nuestra Sociedad. En el mes de agosto de este año el P. Superior fue en peregrinación a Ntra. Sra. del Puy, a la tumba de San Francisco de Regis en La Louvesc, donde hizo un retiro bajo la dirección de los RR. PP. Jesuitas; y de ahí a Ntra. Sra. de la Salette; tenía mucho que agradecer y mucho que pedir. Su único compañero el P. Piperon permaneció en la casa para vigilar los trabajos. De regreso de la Salette, el P. Chevalier fue a Ars a consultar al Santo Cura y recomendar la obra naciente a sus fervorosas plegarias. Tuvo muchas dificultades para poder verlo, pues el venerable anciano estaba ya aquejado de la enfermedad que, poco tiempo después, lo llevaría a la tumba. En un coloquio que duró más de un cuarto de hora, pudo hablarle de la pequeña Sociedad del Sgdo. Corazón y del fin que se proponía. Le preguntó luego su opinión. El hombre de Dios le respondió:

-«Esta obra es la obra de las obras; (p.15) sin duda el cielo la bendecirá, pero después de muchas pruebas, coraje y con­fianza. ¿Cuándo llegará a Issoudun, hijo mío?».

- «El16 dejulio, Padre». - «Bien, el16 de julio comenzaremos una novena; usted y su

compañero únanse a ella con la intención y el Sgdo. Corazón los protegerá».

El santo varón apenas tuvo tiempo de acabar esta novena a la que dábamos gran importancia, pues murió algunos días después. 19

16

La primera parte de nuestra Iglesia del Sgdo. Corazón fue inaugurada el 15 de junio de 1860 por el P. Lamblin, Vicario general, bajo el pontificado de Mons. Menjaud, ex-obispo de Nancy, transladado a la Sede de Bourges. Su Excelencia tenía gran interés por nuestra obra. La ceremonia se desarrollo con mucha solemnidad. U na colecta realizada entre varias personas notables de la localidad aportó la suma necesaria para pagar la vidriera principal del presbiterio; fue hecha en nombre de la ciudad de Issoudun y lleva su escudo; representa la aparición de Nuestro Señor a la B. Margarita María. Además de la nave principal, la iglesia tenía otras dos más pequeñas, consagradas una a la Santísima Virgen~y la otra a San José. Desde el comienzo de nuestra obra en 1855, 20 pensamos dar un título a María para manifestarle nuestro agradecimiento y expresar su poder sobre el Corazón de su Hijo, del que nos había dado tantas muestras. Escogimos el de NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON por ser el que mejor expresaba nuestro pensamiento; lo escribimos al pie de una imagen de la Virgen Inmacúlada que habíamos colocado en nuestro jardín. Cuanto más estudiábamos el nuevo título, más justo y conforme con la sana teología nos parecía.

En 1860, expresamos esta idea en una vidriera que se colocó en la capilla de la Virgen, que en lo sucesivo llamamos capilla de Ntras. Sra. del Sgdo. Corazón. Esta vidriera se ve hoy día en el óvalo de la gran ventana de la nueva capilla de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón.* 21 Le erigimos un pequeño altar, que hoy es el de Santa Ana, pero que entonces estaba colocado en el lugar de la nave lateral frente a donde se encuentre hoy la capilla de la B. Margarita María.

Por entonces comenzamos a dar a conocer María b1\io su nuevo título. Se obtuvieron gracias preciosas, extraordinarias. Se

* Esta vidriera fue regalada por la familia de los Linetiere y de los Méloizes. 22

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Page 17: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

nos ocurrió la idea de fundar una asociación para el éxito de las causas difíciles y desesperadas. Antes, sin embargo, sometimos el nuevo titulo a Mons. de La Tour d' Auvergne, Arzobispo de Bourges. Su Eminencia, después de examinarlo seriamente, lo encontro "justo, exacto, legítimo y teológicamente justificado". Treinta y cinco obispos de Francia y el propio Soberano Pontífice Pío IX dieron su aprobación. (Para más detalles ver el libro titulado: N tras. Sr. del Sgdo. Corazón, por el P. Chevalier. 23

También queríamos darle a San José un titulo que expresara sus relaciones con el Corazón de Jesús. Le llamamos: San José, Amigo del Sgdo. Corazón. En 1860 se expresó esta idea en la vidriera de su capilla.* En el mes de agosto de ese mismo año, el P. Chevalier, provisto de una credencial de su Arzobispo, fue a Roma a rezar junto a las tumbas de los santos apóstoles, a postrarse a los pies del Sumo Pontífice Pío IX, someterle el plan de la pequeña Sociedad y pedirle su Bendición. Obtuvo la audiencia el día de la fiesta del Smo. Nombre de María, aniversa­rio del nacimiento y del Bautismo de la nueva Congregación. ¡Felices coincidencias! ¡Qué misteriosos acontecimientos en la historia de esta función!

El Santo Padre acogió al P. Chevalier con inefable bondad, le dejó hablar largamente (p.1 7) de la obra del Sagrado Corazón, del fin que se proponía y de los medios para conseguirlo. Su fin es la glorificación del Corazón de Jesús por todos los medios posibles, la santificación de las almas y del clero por su preciosa devoción, la aplicación a la sociedad, tan enferma, del soberano remedio que Elle ofrece para curarla; la reparación de las injurias que recibe, la perfección de sus Misioneros por los ejercicios de una vida regular y esencialmente religiosa. Los medios para

• Pío IX concedió 100 dias de indulgencia a la invocación: S. José, amigo del Sgdo. Czón, ruega por nosotros. Más tarde, Roma, pareciéndole este título poco adecuado a la dignidad del glorioso patriarca, lo sustituyó por el de: San José, modelo y patrón de los amigos del S. C., con las mismas indulgencias.

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alcanzar este fin son: la predicación, las misiones, la educación de la juventud, la Dirección de las almas, las ceremonias públicas, las obras del santo ministerio, las Asociaciones sacerdotales y laicas, y la extensión del culto de María, etc. Pío IX respondió:

- «Esta obra parece responder a las necesidades de nuestro tiempo. Por tanto, hago votos por su prosperidad; la bendigo con todo mi corazón; quisiera que todos los sacerdotes formaran parte de ella. Creced y multiplicaos; la Iglesia y la Sociedad no tienen otra esperanza que el Corazón de Jesús; El es quien curará todos nuestros males. Prediquen por todas partes su Devoción: ella debe ser la salvación del mundo. Dense prisa en organizarse; me complaceráa reconocerles y darles la existencia canónica que les falta».

Palabras proféticas que tuvieron su cumplimiento nueve años más tarde, como veremos en seguida. 25

Después, su Santidad, como prueba de afecto, se dignó conceder cien días de indulgencia al lema que habíamos adoptado desde el principio: iAmado sea en todas partes el Sgdo. Corazón de Jesús! y bendijo el proyecto, ya en ejecución, de nuestra iglesia del Sagrado Corazón.

Desde ese momento la pequeña sociedad comenzó a pros­perar. Un tercer sacerdote vino a unirse a los otros dos. Y, poco tiempo después, el cuarto (p. 18).

Desde su nombramiento para la catedral de Bourges, nuestro querido y añorado compañero, P. Maugenest, no había cesado de manifestar su deseo de volver a ocupar su celda del «Sagrado Corazón» donde había pasado días tan felices. No podía acos­tumbrarse a vivir lejos de esta obra que era la suya, en la que había puesto alma y corazón. En la celebración de los Santos misterios y durante la oración le parecía escuchar la voz de Dios que le urgía a que viniera a compartir nuestras penas y fatigas, nuestras alegrías y pruebas. Veinte veces lo pidió a su Eminencia el Cardenal du Pont, pero siempre en vano. Al fin, Mons. Menjaud, comprendiendo los sufrirn.ientos de su alma, consistió

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en que regresara con nosotros ( 1861 ). Al saber la noticia, corrimos a la capilla para dar gracias al Divino Corazón de Jesús y a Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón. Su Eminencia aprovechó esta circunstancia para dar a nuestra obra, que tanto amaba, una gran muestra de su estima y simpatía.

El venerable P. Crozat, que tan eficazmente había contri-buido a la fundación de nuestra pequeña congregación, quiso, mediante un último sacrificio, mostrarnos cuánto deseaba su prosperidad. Curvado bajo el peso de los años y los méritos, este santo anciano concibió la idea de renunciar a la parroquia de Issoudun en favor nuestro. Monseñor Menjaud acogió favorable­mente el proyecto, que él mismo estaba considerando, y entregó la parroquia al «Sagrado Corazón».

Mons. de La Tour d' Auvergne, coadjutor con derecho a suce­sión, aprobó esta decisión y la ratificó más tarde con su autoridad. Pero ¿a quién elegir entre nosotros para dirigir esta importante pa­rroquia en nombre de nuestra Sociedad? La elección recayó en el P. Maugenest por ser el de más experiencia; y así fue cómo a la fuerza y por pura obediencia ese querido compañero, permeneciendo reli­gioso, aceptó este segundo nombramiento.

Al aumentar las vocaciones, tuvimos que pensar en ampliar la vivienda. Hicimos construir un piso, con buhardillas, sobre la planta baja que ocupábamos (1861).

Muchos sacerdotes diocesanos, al conocer nuestra obra del Sgdo. Corazón pedían afiliarse permaneciendo no obstante en su respectivo trabajo, a fin de procurarse las ventajas de un vida de regla apropiada a sus necesidades, y salir del aislamiento moral en que se encontraban. Favoreciendo este deseo uno de los fines de nuestro Instituto, pusimos las bases de una asociación sacer­dotal que sigue produciendo abundantes frutos entre el clero secular. El18 de agosto de 1863, en nuestra casa de Issoudun se tuvo una reunión general de esos sacerdotes extendidos ya por muchas diócesis; tomaron el titulo de Sacerdotes del Sgdo. Corazón.

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Después de ampliar la casa, pensamos en continuar la iglesia. Nuevas estampas del Sgdo. Corazón y de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón, con una bendición del Papa para la construcción, nos ayudaron; fueron nuestros únicos recursos. La divina Providencia nos permitió colocar un gran número de ellas no sólo en Francia, sino también en Inglaterra, en Bélgica, en Holanda, en Alemania, en Suiza, en Italia y en América.

La iglesia se terminó en 1864. Las vidrieras que la adornan se deben, en gran parte, a la generosidad de personas piadosas; el altar mayor fue regalado por la asociación de Madres Cristianas de Issoudun. Nuestro ilustre y piadoso arzobispo f~ó la fecha de la consagración para el dos de julio del mismo año, fiesta de la Visitación de la Sma. Virgen. Mons. de La Tour d' Auvergne, nombrado coadjutor de (p. 20) Mons. Menjaud en abril de 1861, y arzobispo de Bourges en diciembre del mismo año, había heredado de su venerable predecesor todo su afecto por nosotros. Su Eminencia, de espíritu elevado y buen corazón, había com­prendido en seguida la importancia de nuestra obra; la hizo suya, por así decirlo, y hasta hoy no ha dejado de prodigarnos muestras de su vivo interés. Quiso aprovechar la consagración de la iglesia para dar también una especia de consagración a nuestra pequeña Sociedad.

Invitó a esta ceremonia a todos los obispos sufragáneos de la Sede de Bourges, en recuerdo de la Consagración de la Provincia eclesiástica al Sgdo. Corazón de Jesús en 1852, de la que nuestra iglesia era como el monumento conmemorativo. La colosal estatua que corona su aguja parece indicar que el Corazón adorable de Nuestro Señor, fuente de toda gracia, protege y bendice a todas las comarcas puestas bajo su poderosa pro­tección.

Sólo un obispo respondió a la invitación del Sr. Arzobispo de Bourges, Mons. Fruchaud, obispo de Limoges. Los demás, muy a pesar suyo, no pudieron asistir. Siete Prelados asistieron a la consagración de nuestra iglesia dedicada al Sagrado Corazón.

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Page 19: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

El arzobispo de Tours, Mons. Guibert,* fue el obispo consa­grante y Mons. Fruchaud de Limoges cantó la Misa Pontifical. Mons. Spaccapietra, Arzobispo de Esmirna, Mons. Dabert obis­po de Périgueux, Mons. de La Tour d'Auvergne y el M.R.P. Abad de Fontgombault asistieron a la ceremonia.

La gente acudió a Issoudun desde todos los rincones de la Diócesis. La multitud era tal que no cabía en el templo. Para que todos pudieran participar en la ceremonia, con la autorización del Obispo de Bourges (p. 21) se erigió un altar al aire libre, en la plaza del Sgdo. Corazón, en el que el Rdo. P. Abad de Fontgom­bault celebró la Misa. El P. Ramiere, de la Compañía de J esus, que había predicado la novena preparatoria, hizo el sermón: su auditorio pasaba de los 10.000 fieles. Antes de la ceremonia de la consagración se fue en procesión a la iglesia parroquial. Las calles estaban engalanadas y cubiertas de guirnaldas de flores; con esta ocasión, los habitantes de la ciudad habían levantado a sus expensas numerosos arcos de triunfo de notable valor y belleza. Estaban representadas todas las escuelas, cofradías y corporaciones de la ciudad. Asistieron más de cien viñadores de Issoudun portando un cirio en la mano (a su costa habían hecho construir un magnífico arco de triunfo, coronado por un bonito cuadro de San Vicente, su glorioso patrón); la tropa y la guardia nacional asistían en traje de gala.

El relato de esta solemnidad se encuentra en el Mensajero del Corazón de Jesús (1864).

Asistieron también a esta importante ceremonia todas las Autoridades locales, el General de Chateauroux y el Sr. Prefecto del lndre.

Fue por esa época cuando la devoción a Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón comenzó a popularizarse. Viendo las prodigiosas gracias que la Sma. Virgen se complacía en derramar cuando se la

• Hoy Cardenal Arzobispo de París. 27

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'i 1

invocaba bajo ese nuevo titulo, pensamos en fundar una Asocia­ción bajo la Advocación de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón abogada de las causas dificiles y desesperadas, tanto en el orden espiritual como en el temporal. Esta hermosa Asociación fue canónica­mente (p. 22) erigida en nuestra iglesia del Sgdo. Corazón por su Eminencia el obispo de La Tour d' Auvergne, Arzobispo de Bourges, el día 29 de enero de 1864, fiesta de San Francisco de Sales (ver Anales de Ntra. Sra. del S. C.). El jueves, 8 de abril, tuvo lugar la primera sesión pública, presidida por nuestro digno Arzobispo. Mons. de Charbonel, ex-obispo de Toronto (Canadá), asistente al acto, subió al púlpito y en un elocuente discurso proclamó las grandezas de Ntra. Sra. del S.C. Resaltó la opor­tunidad y la belleza de este titulo, que es el compendio de las glorias de María.

Reivindicamos este título como gloria de nuestra pequeña Sociedad de Misioneros del Sgdo. Corazón, ya que, como hemos visto más arriba, fue en su seno, en Issoudun, donde surgió. Su origen se confunde con el nuestro, en el día inolvidable de la promulgación del dogma de la Inmaculada Concepción. 028

No tiene sentido que el R.P. Cros, Jesuita, pretendiera que esta devoción había nacido en Paray-le-Monial, en 1846* y que fue proclamada entonces por el P. de St Angel, de su Sociedad. Sorprendidos por esta extraña noticia, preguntamos en seguida a las Religiosas ancianas de la Visitación de Paray que habían conocido a ese Padre. Respondieron que, efectivamente, habién­dolas ido a visitar un día el P. de St Angel, le acompañaron a la capilla del Sgdo. Corazón que hay en el jardín. En esa capilla había una imagen de la Virgen; al verla, el Padre les dijo:

- «Esta imagen de Ntra. Sra. podría muy bien llevar aquí el nombre de Ntra. Sra. del S.C. de Jesús».

No añadió nada más y nunca volvió a hablar de ello.

• Ver el Corazón de Santa Gertrudis, por el RP. Cros, página 46, 1• edición­notas.

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He aquí la copia de una carta de la Muy R. Madre Croizier, Superiora del Monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial, donde dice lo mismo. La Sra. Monspey de Brach (p. 23) de Chateau de la Beuvriere, cerca de Vierzon, Cher, muy devota de Ntra. Sra. del S.C., habiendo leído, como nosotros, la afirmación del P. Cros, quiso saber la verdad. Se dirigió directamente a la Rda. Madre y recibió esta respuesta:

Querida señora,

... Es verdad que en 1846, un buen P. jesuita, el P. St Angel, de paso por Paray, propuso a la venerada Superiora que gobernaba nuestra comunidad del Monasterio de Para y, dar a la imagen de la Sma. Virgen que estaba entonces colocada en la capilla del Sgdo. Corazón situada alfando de nuestro jardín, el título de Ntra. Sra. del S. C.; pero la cosa quedó ahí y nunca se habló más de ello ...

Vuestra humilde servidora, Hna. María de Sales Croizier, Superiora de la Visitación de Sta. María.

D.J.B.

Esta carta se conserva en nuestros archivos. La nota del P. Cros en su libro El Corazón de Santa Gertrudis suscitó un intercambio epistolar entre nosotros y él. Sus respuestas, que conservamos cuidadosamente, son confusas, embrolladas y aun contradictorias. Cómo es posible que durante 20 años el R. Padre guardara profundo silencio sobre un hecho que, en su opinión, debía tener tanta importancia, y no hablara de ello hasta que la devoción a Ntra. Sra. del S. Corazón, propagada desde hacía diez años por los Misioneros de Issoudun, había invadido el mundo con las bendiciones de la Santa Sede.

Que el P. de St Angel pronunciara en 1846 el nombre de Ntra. Sra. del S.C. ante algunas religiosas de Paray, nadie lo niega; pero en su boca esta denominación no significaba nada, ni contenía doctrina alguna, era un nombre vacío de sentido, un

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nombre circunstancial de lugar, como el de Ntra. Sra. de Fourviere o el de Ntra. Sra. de la Trapa, etc., relacionado con el lugar donde se encontraba, nada más (p. 24). Decir que la devoción a Ntra. Sra. del S.C. tiene su origen en Paray-le-Monial y que fue allí donde se estableció su culto es falsear la historia, contradecir los testimonios más evidentes e inducir a error a los fieles. 29 •

El 8 de septiembre de 1869 tuvo lugar en Issoudun la espléndida ceremonia de la coronación de Ntra. Sra. del S. Czón. en nombre de Pío IX. (Pueden leerse los detalles en los Anales).

Este fue el punto de partida del prodigioso desarrollo de la devoción a Ntra. Sra. del S.C. Muchos fieles de Roma la recibieron con entusiasmo y pidieron que se estableciera en la Ciudad Eterna. Los insignes favores recibidos de la poderosa Patrona de las Causas difíciles y desesperadas les llevaron a establecer su Asociación en una de las iglesias de Roma, en San Andrés del Quirinal ( 1872). *. Testigos de los extraordinarios favores que obtenía la gente, la hicieron elegir, sin avisarnos y sin saberlo nosotros, en Archicofradía universal, el 5 de agosto de 1873. Formaron un Comité directivo, como le llamaban ellos, compuesto por Mons. Gallo como presidente, Mons. Scalzi, secretario del Cardenal Patrizi, y varios señores y damas distin­guidas. Este Comité tuvo la pretensión de hacer depender nuestra Asociación de Issoudun, cuna de la devoción a Ntra. Sra. del S.C., de la Archicofradía romana, y tomar la dirección de esta obra admirable desponjándonos de todos nuestros derechos. Deseando tener una imagen particular que fuera de su propiedad, ese Comité presentó un nuevo modelo al Papa (La Virgen tenía en brazos al niño Jesús mostrando su corazón) y pidió a su Santidad que la aprobara como la única permitida para la Archicofradía. Para encubrir mejor su proyecto, mostraron al Papa una indigna imitación de la bella imagen de Issoudun, en la que el Niño Dios,

* Poco después fue trasladada a la iglesia de San Venancio y de allí a la de San Andrés del Valle.

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mal hecho, aparecía pequeñito a los pies de su Madre. No les costó mucho desacreditar el modelo que no era el nuestro y hacer comprender (p. 25) que, según la costumbre italiana, el niño, a la edad en que estaba representado, debía estar en brazos de su Madre. Gracias a las altas influencias de que disponían, el Comité consiguió de Pío IX un Rescripto a su favor aprobando el nuevo modelo. En seguida informó de ello a todas las Revistas religiosas de Francia y a todos los periódicos católicos de todos los países, dando a entender que la hermosa y significativa imagen de lssoudun estaba condenada. Nos enteramos de todo esto por los periódicos, al igual que Mons. de La Tour d' Auvergne. Nuestra sorpresa fue mayúscula. La confusión entre nuestros millones de asociados, inmensa. ¿Qúe hacer? El Sr. Arzobispo escribió una carta al Soberano Pontífice pidiéndole explicaciones sobre un hecho tan raro e injustificado. Mandamos hacer rápidamente una reproducción reducida en bronce, lo más exacta posible, de la imagen de Ntra. Sra. del S.C. coronada y venerada en Issoudun. El secretario particular de su Eminencia30 partió para Roma llevando la carta y la imagen, acompañado del P. Joüet, Misio­nero del Sagrado Corazón. Se concertó una audiencia y Pío IX, después de leer la carta y ver la imagen, exclamó:

-«No, no, vuestra imagen no está condenada, es un error; la encuentro irreprochable. Decid a vuestro piadoso arzobispo que pronto recibirá una respuesta que le tranquilizará».

En efecto, pocos días después, su Eminencia el Cardenal Patrizi, escribió a Mons. de la Tour d' Auvergne diciéndole que la Sgda. Congregación encontraba la imagen irreprochable en todos los aspectos; que no había nada reprensible en ella y que nunca se había pensado en condenarla, pero ya que los Eminentísimos Cardenales acababan de aprobar oficialmente una nueva para toda la Archicofradía, en elfuturo había que representar a Ntra. Sra. del S. C. con el (p. 26) Niño Jesús en brazos ofreciéndolo al culto de los fieles; no obstante, nuestro modelo existente podía seguir recibiendo los obsequios de la veneración pública.

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Habiendo ido a Roma, preguntamos por qué la imagen de Ntra. Sra. del S.C. coronada por Pío IX y declarada irrepro­chable en todo por el Santo Oficio, no podía en el futuro ponerse al culto público. Se nos respondió que los Cardenales no podían rectificarse así, que había que esperar a que desaparecieran de este mundo, entonces no habría ninguna dificultad en que volviera a ocupar su puesto en los altares. Es cuestión de tiempo, nos dijeron, tened paciencia y esperad.

Sí, esperamos, porque es imposible que una imagen declarada irreprochable por la más alta instancia de Roma, coronada solemnemente por Pío IX de santa memoria, no sólo en Issoudun sino también en Sittard (Holanda)31, en Innsbruck (Austria) en presencia de un gran número de Obispos y de muchedumbres innumerables, adoptada en más de 400 diócesis, puesta en más de 3.000 santuarios o iglesias y honrada por más de 12 millones de asociados, como dice Mons. de La Tour d' Auvergne en su carta al Santo Padre, es imposible, digo, que una imagen ante la cual se pueden ganar 100 días de indulgencia rezando por las intenciones del soberano Pontífice (Rescripto de Pío IX, junio 1870), ante la que se han prosternado tantas almas y se han obtenido tantas gracias, no pueda, tarde o temprano, encontrar un trono en los santuarios donde no la tienen todavía. Tenemos la íntima con­vicción de que un día u otro Ntra. Sra. del S.C. hará triunfar su causa. Mientras esperamos ese dichoso momento, aceptamos con filial sumisión y sin restricciones, las disposiciones de la Santa Sede. Entonces mandamos hacer en Roma, ante la mirada del Santo Padre, un nuevo diseño representando a Ntra. Sra. del S. C. con el Niño Jesús en brazos, que su Santidad se dignó aprobar. Es la que desde entonces propagamos para el culto público.

(p. 27) No contento con haber sustituido nuestro modelo por otro distinto, el Comité de que ya hemos hablado, seguía preten­diendo subordinar nuestra Asociación de Issoudun a la Archi­cofradía romana: la hija quería suplantar a la madre. Protestamos con todas nuestras fuerzas, enumerando en un memorial las

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razones que militaban a nuestro favor. Durante varios años el asunto quedó en suspenso; entre tanto, decidimos ir a Roma con algunos de nuestros estudiantes para seguir más de cerca esta importante cuestión. Al principio nos alojamos con los RR.PP. Trapenses, en la calle de S. Juan de Letrán. Nuestros jóvenes seguían sus cursos en el Colegio de la Propaganda y se distinguían por sus resultados.

León XIII acababa de acceder al trono pontificio. Puesto al corriente de nuestras dificultades con el Comité, examinó atenta­·mente el problema, y, con la perspectiva que le distingue, vio en seguida que todos los derechos estaban de nuestra parte. Ordenó, pues, que se nos devolviera para siempre la dirección de la Archi­cofradía universal de Ntra. Sra. del S.C., aunque para ello debíamos tener en Roma una residencia estable y una iglesia de nuestra propiedad. Nos aconsejó que adquiriéramos la antigua Iglesia Nacional de los Españoles, situada en el centro de la ciudad, en la Plaza N avona, que iba a ser subastada, pues temía que cayera en manos del gobierno italiano que la quería para hacer un teatro o un mercado central, o que pasara a poder de los Protestantes que también la querían para establecer en ella el hogar de su herejía. Al advertir al Santo Padre que nuestros recursos no eran suficientes para hacer esa compra, nos dijo:

- «Pues bien, os prestaré 100.000 fr. a devolver en diez años». Ante tanta benevolencia no podíamos dudar; nos presen­tamos como compradores, y (p. 28) gracias a su intervención esta antigua iglesia fue adjudicada por la suma de 200.000 fr. 33 La hicimos restaurar y encima construimos un amplio convento. Su Eminencia el Cardenal Monaco, nuestro Protector, la consagró solemnemente el 7 de Xbre de 1879 en presencia de muchos obispos (ver Anales). Entonces, León XIII, por un Decreto estableció la sede de nuestra Archicofradía en esta iglesia que dedicó a Ntra. Sra. del S.C. 34

Así es cómo Dios sabe sacar bien del mal y dirigirlo todo a su gloria, pues sin todas estas dificultades que se nos presentaron,

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'

probablemente aún no estaríamos establecidos en Roma, insta­lados en un amplio edificio con una procura, un escolasticado y una escuela apostólica.

Apenas habíamos salido de estas preocupaciones cuando se presentaron otras. Es necesario que las obras de Dios sean probadas. El gobierno francés, recelando de los jesuitas, resolvió cerrar sus colegios y residencias, pero no queriendo manifestar que era sólo contra ellos, decretó la expulsión de todos los religiosos que se negaran a someter sus Constituciones a la aprobación de las Cámaras. Sabía muy bien que ninguna Con­gregación aceptaría esa orden. Al ver que la resistencia, aprobada por Roma, era general, ordenó la expulsión de todos los religiosos y el cierre de sus iglesias. También a nosotros nos afectó el Decreto, y el 5 de noviembre de 1880, primer viernes de mes, consagrado al divino Corazón de Jesús, nos sacaron de nuestros aposentos y nos echaron a la calle. Después sellaron las puertas de la Basílica. Algunas familias cristianas de la ciudad nos acogieron en parte. Debemos recordar, como testimonio de agradecimiento, a las familias de Quesne, de los Méloizes y Piguet. Los Anales cuentan detalladamente esos hechos dolo­rosos. Los niños de la Pequeña Obra con sus profesores también fueron expulsados de Chezal-Benoit donde vivían tranquila­mente. El Noviciado, establecido en S. Gérand-le-Puy (Allier) y nuestra casa (p. 30) de Arlés (B-du-Rhóne) sufrieron la misma suerte. Algunos Padres encontraron refugio en la casa parroquial de Issoudun.

En 1872 la parroquia de esta ciudad quedó vacante.* Su titular, el P. Maugenest, aunque estuvo con nosotros desde los

* Issoudun es una ciudad de unos 15.000 habitantes, con una sola parroquia. Esta había estado siempre poco atendida, por falta de sacerdotes. Desde la gran revolución nunca había tenido más que un párroco y dos vicarios para su servicio. Cuando nos hicimos cargo de ella estaba en una situación fácil de comprender. Nuestros primeros cuidados fueron la instrucción de los niños y jóvenes. Esta-

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orígenes de la Sociedad, viendo que las vocaciones tardaban en llegar, se desanimó y decidió hacerse dominico. Después de mucho insistir, el Sr. Arzobispo le permitió que se marchara. Lo sentimos tanto más cuanto que era uno de los primeros fundado­res de nuestra pequeña Sociedad y a su gran talento unía el fervor y la virtud. Mons. de La Tour d' Auvergne que nos apreciaba mucho, nos propuso continuar al frente de la parroquia. Dudamos mucho en aceptarla. Su Eminencia, como si previera el futuro, nos dijo:

- «No quiero forzarles, pero recuerden que estamos en una república, y en Francia no se sabe hasta dónde puede llevarnos la república. Quizás un día la parroquia de lssoudun sea una tabla de salvación para vuestra obra en desarrollo».

Esta profecía se cumplió cuando las expulsiones. Muchos de los nuestros fueron colocados como vicarios y la iglesia parro­quial sirvió de santuario de Ntra. Sr. del S.C. y se convirtió, con permiso del Papa, en el centro de la Asociación. Si no hubié­ramos aceptado la propuesta de nuestro amado arzobispo, ¿qué habría sido de esta obra capital con un párroco extraño y quizás

blecimos catequesis para todas las edades y niveles, fundamos la asociación de las Madres Cristianas, la Conferencia de San Vicente de Paú!, la obra de las Sirvientas bajo la protección de Santa Blandina, los Patronatos de jóvenes y muchachas, el taller de Caridad donde las Señoras venían cada semana a trabajar para la Iglesia, los pobres y las misiones, un círculo militar, una misa especial para los hombres los domingos y otra para los niños, escuelas libres y gratuitas para níños y niñas, un asilo gratuito para niños, Religiosas para cuidar enfermos, noche y día, para los pobres, etc. Por fin, emprendimos la reconstrucción de la iglesia parroquial, con una parte en estado deplorable; parecía más una granja que un lugar santo. Hoy S. Cyr es uno de los más bellos monumentos religiosos de la diócesis, donde las ceremonias han alcanzado un esplendor inusitado.

Falta construir la fachada de la iglesia y sus dos agujas; los cimientos están a ras de suelo. Nuestro sucesor, así lo esperamos, teminará este grandioso edificio. El interior esta acabado y el visitante, al entrar, queda impresionado por la altura de las bóvedas y la pureza de líneas; sus naves laterales y sus capillas radiantes recuerdan las catedrales de la Edad Media.

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hostil a nuestra Congregación? Probablemente su ruina. Pero Dios y Ntra. Señora velaban por nosotros. Expulsados de nuestras casas, nos vimos obligados a emprender el camino del exilio para salvar nuestras obras. Fuimos a pedir refugio a Holanda (Tilburg), a España (Barcelona), a Inglaterra (Madeley y luego Glastonbury), a los Estados Unidos (Watertown). Dios sabe cuánto tuvimos que sufrir en estas fundaciones. Gracias a un pequeño colegio libre que habíamos fundado en lssoudun, pudi­mos conservar nuestros alumnos de la P. Obra expulsados de su tranquila morada. Trasladamos el Noviciado y una parte del escolasticado (p. 31) a Tilburg, para no abusar de la hospitalidad que Mons. de Bois-le-Duc nos había ofrecido, al principio, en la casa de campo de su seminario mayor. 36 •

León XIII, sabiendo que teníamos algunos miembros dis­ponibles, nos ofreció los dos inmensos Vicariatos de Melanesia y Micronesia para evangelizarlos. 37 Sintiendo que esta carga su­peraba nuestras fuerzas, dudamos en aceptarla. A pesar de nuestras humildes observaciones, el Santo Padre insistió diciendo:.

- «Esta Misión es dificil, lo sé, pero como tenéis con vosotros a la Patrona de las Causas difíciles y desesperadas, por éso quiero confiárosla. Aceptad y Dios bendecirá vuestros esfuerzos».

Ante la voluntad del Vicario de Jesucristo, expresada tan claramente, nos inclinamos con respeto y sumisión. En los Anales se puede leer la historia de esta misión, los nombres de los primeros apóstoles y los éxitos obtenidos.

Hace ya algunos años, 38 habíamos fundado en lssoudun la comunidad de las Hijas de Ntra. Sra. del S. Corazón, que hoy comparten los trabajos de nuestros intrépidos Misioneros entre los nativos de Oceanía, y les son de una gran ayuda. Esas misiones lejanas nos han llevado a establecer, en Sydney­Randwick, una doble procura para nosotros y para las Religiosas de Ntra. Sra. del S.C. Nosotros atendemos la importante parro-

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quia de Randwick, y las Hijas de Ntra. Sra. del S.C. residen en Botany Bay.

El 8 de marzo de 1869, 39 Pío IX, que había visto nacer nuestra pequeña Sociedad y la había cubierto de sus bendiciones deseándole toda suerte de éxitos, al mismo tiempo que firmaba el decreto de coronación de Ntra. Sra. del S.C., nos dio otro decreto de alabanza de lo más elogioso. Más tarde, el 20 de junio de 1874, fiesta del Sgdo. Corazón de Jesús, aprobó nuestras Cons­tituciones por 12 años. Per modum experimenti. En la audencia que se nos concedió para agradecer a Su Santidad tan gran beneficio, Pío IX se dignó declararse, en un documento firmado (p. 32) por su mano, Superior real y efectivo de nuestro Instituto, que consideraba como propio, autorizándonos a llevar un hábito parecido al suyo, es decir una sotana de lana blanca con una capa roja y sombrero blanco. La capa no debía utilizarse más que en la iglesia y en el púlpito. El símbolo del Sgdo. Czón. de Jesús se colocaría al lado izquierdo de la túnica. Le preguntamos si debíamos usar en seguida el hábito. El Santo Padre respondió:

-«Lo dejo a la consideración de vuestro piadoso arzobispo». Consultado Mons. de La Tour d'Auvergne, éste, viendo que

corrían malos tiempos, nos aconsejó esperar circunstancias más favorables.

- «Poned, dijo, un Sgdo. Corazón en vuestra sotana, llevad el manteo romano y quitaos el pechero; y ya veremos más adelante».

Este hábito, que llevamos siempre, es el prescrito hoy por nuestras Constituciones. Sólo un Capítulo General puede, si lo juzga conveniente, volver al de Pío IX.

Desde 1879 no habíamos tenido Capítulo General. Las expulsiones nos habían dispersado un poco por todas partes. Para salvar nuestras obras vitales del naufragio nos vimos obligados a trasladarlas a Holanda y a Bélgica. Con autorización de la Santa Sede, dos Asistentes se trasladaron también allá para dirigirlas. Los otros dos se vieron obligados a dejar Issoudun; uno fue con su familia, el P. Guyot, y el otro, el P. J oüet, a Roma, como

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Procurador de la Sociedad. El Superior y Fundador quedó solo para atenderlo todo y dirigir la Congregación. No pensamos que la persecución duraría tanto tiempo.

Esta dispersión de personas trajo forzosamente cierto rela­jamiento de la disciplina regular, sobre todo en nuestras casas del Norte, donde las obras habían experimentado un crecimiento muy grande. Las costumbres de esos lugares, distintas de las de Francia, habían abierto las puertas a más de un abuso. Nuestras primeras Reglas, concebidas al principio de la Sociedad y para los pocos (p. 33) Religiosos que la formaban, ya no respondía a las necesidades actuales. Preocupado por el porvenir de su Congre­gación, el Superior General quiso, antes de morir, dar el último toque a su obra completando las Reglas comunes y particulares, que tenían muchas lagunas. Su intención era impedir la arbi­trariedad y establecer, en lo posible, la uniformidad de acción en todas las casas. Pensaba, con razón, que este imperioso deber le incumbía a él para evitar, cuando ya no estuviera, sacudidas siempre peligrosas. Envió el borrador de las nuevas Reglas a todos los Superiores de las casas, aun de las más lejanas, con el ruego de que, después de consultar a su comunidades, le enviaran sus observaciones, que él tendría presentes en la redacción definitiva. Así se hizo.

La aparición de este Directorio causó fuerte descontento en las casas del Norte. Fue denunciado a Roma en una Memoria anónima como abuso de poder. Roma no lo tomó en conside­ración; pero sus autores se movieron con una actividad digna de mejor causa. Escribieron a la mayoría de las otras casas para hacerlas partícipes de sus sentimientos e indisponerlas contra el Superior General.

Este, viendo que los 1 O años concedidos por la Sgda. Congregación de Obispos y Religiosos para experimentar las Constituciones estaban finalizando, y no considerándolas sufi­cientemente explícitas en muchos puntos, pensó también en completarlas. Las envió a Roma. La Sagrada Congregación,

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después de examinarlas, encontró demasiados retoques y ciertas añadiduras muy graves, como por ejemplo dos años de noviciado en vez de uno, y un tercer año pasado en la oración y el estudio después de un lapso de tiempo transcurrido en la enseñanza o en el ministerio. Dijeron que si queríamos esas nuevas constitu­ciones, tendríamos que experimentarlas durante otros 1 O años, mientras que si preferíamos las antiguas, con algunas pequeñas modificaciones, darían en seguida la aprobación definitiva. Nos autorizaron entonces (p. 35) a reunir un Capítulo para decidir nuestra opción. El Capítulo se tuvo en enero de 1891. Invitamos, por pura condescendencia, a los Superiores de las casas de Amberes, de Tilburg y de Salzburgo, para darles una satisfación y atraerlos a mejores sentimientos. ¡Nos equivocamos! Su plan de batalla estaba trazado. La primera reunión fue dedicada a deli­berar sobre la elección de las Constituciones. Se mantuvieron las primeras y Roma las aprobó definitivamente por un Decreto de 24 de julio de 1891.

Los espíritus inquietos suscitaron dificultades de forma ás­pera; pretendían que el Superior General no había sido reelegido regularmente y que todos los votos emitidos desde 1886, cuando expiraron sus primeros poderes, eran nulos; acusaron a los Asistentes de incuria e indignos de ejercer sus cargos. ¿Quiénes eran esos jóvenes Padres tan arrogantes? Antiguos alumnos de la P. Obra que habíamos educado gratuitamente y que mantuvimos a precio de oro en los colegios romanos, mientras nosotros mismos estábamos agobiados por las dificultades de las expul­siones, intentamos salvar nuestras obras y buscando recursos pa­ra mantenerlos. Obligados por la necesidad, nuestra desgracia fue colocarlos demasiado pronto en cargos de importancia. Los honores les cegaron y ahogaron en ellos todo sentimiento de agradecimiento y de justicia.

Como quiera que sea, los Asistentes, dispersados durante el tiempo de persecución, absorbidos en la dirección de sus obras, no habían pensado, en efecto, en pedir a Roma la prórroga de los

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poderes del Superior General. Pero el P. Joüet, procurador general de la Congregación, enviado como Visitador a Quito (Ecuador),* cayendo en la cuenta de este olvido, dirigió una súplica a todos los Asistentes para que la firmaran, pidiendo. el mantenimiento del Superior General en su cargo; esta súplica fue enviada a la Sgda. Congregación, que la acogió favorablemente y renovó los poderes pedidos. Este Rescripto incluía implícita­mente la sanación de las irregularidades anteriores, puesto que el P. Joüet las había mencionado en la súplica. Los descontentos no quisieron enterarse. Enviaron (p. 36) una protesta a Roma, que examinó el problema con prudencia.

Suscitaron además en ese Capítulo cuestiones candentes, inoportunas. Querían que se trasladara a Roma la Sede de la Congregación, que el Fundador no fuera más que un Superior honorario y que le dieran un Vicario que gobernara la Sociedad, etc. Estas proposiones levantaron violentas discusiones, olvi­dando los instigadores las más elementales reglas de la caridad y de la urbanidad.

Mons. Marchal, arzobispo de Bourges, puesto al corriente de lo que pasaba, quiso que, sin tardanza, se informara a la Sgda. Congregación. El Cardenal Protector tomó cartas en el asunto. Por medio de nuestro arzobispo se envió inmediatamente un rescripto manteniendo en sus cargos a la antigua administración y ordenando dísolver en seguida el Capítulo. Esta inesperada noticia cayó como un rayo sobre los opositores. Profirieron groseras injurias contra aquellos que no compartían sus senti­mientos y amenazaron con separarse, etc. El P. Klotz, secretario

* A petición de Mons. Ordóñez, arzobispo de Quito, y a instancias del P. Jouet, habiamos aceptado la dirección de la Parroquia del Smo. Sacramento en Quito y la supervisión de la construcción de la Basílica en honor al Sgdo. Corazón. Pero, al no cumplir el arzobispo las promesas que nos había hecho por escrito, nos vimos obligados a abandonar esa residencia de Ecuador (ver el dossier de este asunto). 41

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del Capítulo, uno de los agitadores más turbulentos, cogió las Actas y se las llevó consigo a Tilburg, donde era Superior. Desde ahí se fue inmediatamente a Roma sin permiso, para presentar una protesta. El secretario de la Sgda. Congregación, Mons. Sepiacci, le ordenó regresar inmediatamente y le amenazó con el entre­dicho. Después de todo esto no podíamos dejarle en su cargo; le nombramos ecónomo de la casa de Salzburgo. 42

Poco tiempo después de estos deplorables hechos llegó un Decreto de Roma dando ad cautelam una Sanación general para todas las irregularidades que pudieran haberse cometido en los primeros años de las expulsiones y déjando libertad a los que habían hecho sus votos después de 1886, para renovarlos o dejar la Sociedad. Nosotros mismos fuimos a las diversas casas para conocer las disposiciones de cada uno. Los espíritus estaban predispuestos contra los superiores mayores: los opositores no tuvieron otra cosa más urgente que hacer, a pesar de habérselo prohibido, que poner al corriente a todos sus subordinados, incluidos los jóvenes estudiantes, de todo lo que había pasado en el Capítulo y de hacerles compartir sus ideas. No obstante, todos renovaron sus votos. 43 Sólo encontramos resistencia en las casas de Amberes, de Tilburg y de Salzburgo. Los Superiores, que habían sido los principales causantes de los disturbios del Capí­tulo, no querían dar su adhesión al Decreto a no ser con unas condiciones que Roma no podía aceptar. Tenían la certeza, decían, por un Agente 44 de la Sgda. Congregación, que les engañaba, que el Papa, mejor informado, les daba la razón; que iba a ser enviado un Decreto autorizando un nuevo Capítulo con los mismos miembros, y que, por tanto, su deber era esperar su convocatoria antes de someterse. Enviamos un telegrama a Roma para saber la verdad; se nos contestó que todo era falso. Ante esta aclaración quedaron trastornados. Pidieron tiempo para refle­xionar. Después de 8 días de espera, que era el plazo fijado, acaba­ron por dar su adhesión, exigiendo, no obstante, la promesa de que haríamos todo lo posible para reunir cuanto antes un Capítulo.

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Ante tales disposiciones, no podíamos dejar por más tiempo el Noviciado en Tilburg. Siguiendo el consejo de la Sgda. Congregación de Obispos y Religiosos y el obispo de Bourges, se decidió que volviera a Chezal-Benoit, cerca de Issoudun, donde estaba ya la P. Obra francesa. El R.P. Piperon, primer Asistente, fue el encargado de. ir a Holanda a buscar a los Novicios. Los Padres de Tilburg y el P. Reyn, de Amberes, que se encontraba allí, opusieron viva resistencia, amenazando con apelar a Roma. Pero la orden era formal y hubo que cumplirla. 45 De ahí surgieron nuevos descontentos.

Faltando profesores para nuestras escuelas apostólicas, sobre todo para las clases superiores, habíamos decidido, por consejo de la Sgda. Congregación, traer a los alumnos de los tres últimos cursos de las casas del Norte para juntarlos con los nuestros. Esta medida (p. 38) aprobada también por el obispo de Bourges, era tanto más sabia cuanto que ponía a nuestra disposición un número de profesores que necesitábamos urgentemente; nos pemitía reunir a todos esos jóvenes de diversas naciones, darles el mismo espíritu e interesarles por la Congregación, que era su madre.

Algunos profesores, que habían venido a disgusto con ellos, les hacían partícipes de sus ideas nacionalistas. La disciplina dejaba mucho que desear entre esos niños y el espíritu de critica se introducía poco a poco entre ellos. Hubo actos de insubordina­ción; fue necesario castigar. Por ese tiempo y forzados por la necesidad, establecimos también el escolasticado de Chezal­Benoit, donde el hermoso paisaje y la soledad parecía debían favorecer los estudios. El P. Klotz, ecónomo en Salzburgo, estaba allí a disgusto; más de una vez manifestó su deseo de cambiar, prometiendo ser, en adelante, sumiso y obediente. Este joven Religioso era un antiguo alumno de la P. Obra. Inteligente y trabajador, lo habíamos enviado a Roma donde obtuvo con éxito el Doctorado. Creyéndole en buena disposición y animado de los mejores sentimientos, cometimos la imprudencia de ponerlo de

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director del Escolasticado. Esperábamos que esta gran prueba de confianza lo acercaría irrevocablemente a sus Superiores y seria un instrumento dócil en sus manos. Creímos demasiado aprisa en su conversión; no eran más que apariencias. Después de algunos meses de prueba nos dimos cuenta, jay!, de que habíamos metido el lobo en el redil. Pronto adquirió un nefasto ascendiente entre sus alumnos; después, poco a poco, empezó a demoler a sus superiores y su administración, criticando sin razón todo lo ·que pudieran hacer o decir, explicando a los jóvenes lo que había sucedido en el Capítulo, dando la razón a los opositores; dejando entrever que si él estuviera al frente de la Sociedad las cosas cambiarían, etc. Apenas habían transcurrido seis meses cuando la ausencia de espíritu religioso, la indisciplina, la crítica y el menosprecio de los Superiores (p. 39) mayores habían invadido el Escolasticado. Era la desorganización total. La intención del director era apartar de la Sociedad a nuestros jóvenes religiosos y formar con ellos y con las casas del Norte, con las que mantenía correspondencia secreta, otra Congregación a su gusto. Estaba tan seguro del éxito de su proyecto que se lo contó a Mons. Verius, de santa memoria, que estaba entonces en Chezal-Benoit. El santo Obispo saltó de indignación y vino en seguida a Issoudun para comunicarnos estas tristes confidencias. El mal era profundo; se imponía un remedio enérgico. Fuimos en seguida a Chezal-Benoit para hacer una investigación. Los jóvenes y sus profesores hicieron, por escrito, una confesión completa. La culpabilidad del P. Klotz era tan evidente que el consejo de la Sociedad decretó su expulsión por unanimidad. Informada, Roma dio la dispensa de .sus votos. Este hecho enfureció a sus partidarios del Norte, y aconsejado por ellos, apeló a la Santa Sede, apoyándose en un decreto reciente de la Sgda. Congregación, posterior por tanto al despido del culpable, que autoriza al sujeto despedido a defen­derse ante el tribunal de Roma. Envió, pues, informe tras informe hasta que la Santa Sede creyó necesario pedir nuevos detalles. El Escolasticado fue trasladado a Issoudun.

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Mientras tanto, habíamos pedido a Roma autorización para convocar un Capítulo a fin de nombrar nuevos Asistentes y el Procurador general de la Sociedad, bajo la presidencia de un Delegado Apostólico, para evitar las disputas pasadas. Para desempeñar este cargo designamos al Sr. Arzobispo de Bourges. Se nos concedió el permiso. Habiendo fallecido Mons. Marchal antes de nuestra reunión, fue designado para reemplazarlo su hermano, Obispo de Sinope y Auxiliar suyo, Vicario Capitular durante la Sede Vacante. Nuestra asamblea tuvo lugar el 11 de febrero de 1893 en uno de los salones del arzobispado.

En los meses anteriores a la reunión, los opositores se movieron mucho y mantuvieron frecuentes contactos con sus partidarios. Estaba prescrito por el Decreto que ese Capítulo debía ir precedido de tres días de retiro; emplearon la mayor parte de ese tiempo en influenciar a los recién llegados y a (p. 40) inducirlos a votar por sus partidarios designados de antemano; de esta forma las elecciones estaban hechas antes de la reunión; es tan cierto, que todos votaron lo mismo, excepción hecha de cuatro que votaron siempre a la antigua administración.

Por la tarde, al llegar los nuevos Asistentes a Issoudun, los jóvenes les dieron una ovación significativa. El Delegado Apos­tólico no tardó en darse cuenta de la intriga y convencerse de que esas elecciones no habían sido correctas ni según el espíritu de Dios. Envió su informe a Roma señalando los hechos con imparcialidad. La Sgda. Congregación, juzgando nulas esas elecciones, las invalidó y restableció la antigua administración. El descontento llegó al colmo y nuevas memorias de protesta fueron enviadas a la Santa Sede. Poco tiempo después, la Iglesia de Bourges tenía Obispo. Aún antes de tomar posesión de su sede, recibió cantidad de reclamaciones de parte de los descontentos, quienes, por supuesto, se hacían las víctimas inocentes. Siguieron nuevas apelaciones a Roma, y Roma, para terminar con este asunto que acabó por colmar su paciencia, nombró a Mons. Boyer Visitador Apostólico con todos los poderes. El Sr. Arzo-

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bispo nos reunió para ponemos de acuerdo para el nombramiento de los nuevos Asistentes tan deseados por la parte contraria. Hizo entrar en el consejo a uno de los miembros más activos de la oposición, el P. Reyn, Superior de la casa de Amberes, antiguo alumno también de la P. Obra y amigo íntimo de P. Klotz; espíritu inquieto, altivo y lleno de suficiencia, amante de lo cómodo y confortable, ávido de autoridad. El Visitador Apostó­lico esperaba, sin duda, ganárselo de esta manera. Estaba muy equivocado. El P. Reyn fue además nombrado Superior de la casa del Sgdo. Corazón. En seguida se apresuró a defender con los suyos la causa del P. Klotz ante el obispo de Bourges, a declararlo inocente y a pedir con insistencia su retomo. Nos opusimos, exponiendo claramente la culpabilidad de su conducta pasada. El P. Klotz, por su parte, dirigió obsequiosas cartas a su Eminencia (p. 41 ), quejándose de la severidad con que se le había juzgado; protestando de sus buenas intenciones y prometiendo, si se le aceptaba de nuevo, perfecta obediencia y sumisión absoluta. El Visitador Apostólico, creyendo en la sinceridad de sus senti­mientos, nos dio a entender que podíamos recibirlo; tuvimos que ceder. Se decidió su retomo. Pero Dios velaba por nosotros.

En Issodun, el P. Reynjugaba el mismo papel que el P. Klotz en Chezal-Benoit. De acuerdo con el director del Escolasticado, 46

se dedicó a ganarse la confianza de los jóvenes mediante conce­siones malsanas; no se observaba el reglamento, y si hacíamos alguna advertencia, apoyaba a los desobedientes y desacreditaba a la autoridad, incluso delante de ellos y aún de Monseñor. La situación era intolerable. Los hermanos auténticamente religio­sos y afectos a la Sociedad sufrían por este estado de cosas. La causa parecía desesperada y nos preguntábamos con ansiedad cómo acabaría todo aquello. El plan era siempre el mismo: destruir la Congregación y fundar otra sobre sus ruinas. Privados de todo socorro humano, hicimos una novena a Ntra. Sra. del S. C., a Mons. Verius, que acababa de morir en olor de santidad, y a Pío IX que se había declarado Superior de nuestra querida

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Sociedad. Apenas terminada la novena, el P. Reyn y el P. V andel, su amigo y Director del Escolasticado, vinieron a decimos que nos dejaban para ir a fundar otra comunidad en Bélgica, espe­rando llevarse con ellos a la mayoría de nuestros jóvenes reli­giosos. 47 Viendo en esto el resultado de nuestra novena y la solución a nuestras dificultades, lejos de poner obstáculos a su partida, les animamos a hacerlo cuanto antes; por la tarde abandonaron Issoudun. Los jóvenes que tenían que partir con ellos vinieron a vemos, no para seguir a los tránsfugas, sino para decimos que se mantenían adictos a la Sociedad, como hijos a una Madre que les había llenado de beneficios, y que querían permanecer Misioneros del Sgdo. Corazón; solamente, dijeron, después de todo lo que (p. 42) ha pasado, comprendemos que no podemos seguir aquí. Perrnítanos ir a continuar nuestros estudios en una de nuestras casas del Norte y salvará nuestra vocación.

Les dimos gustosamente la autorización. Este acontecimiento imprevisto nos ofreció la ocasión de formar una Provincia compuesta por nuestras casas de Amberes, Tilburg y Salzburgo. Roma dio todas las aprobaciones deseadas. Hoy esta Provincia está constituida, y con sus obras vitales y abundantes vocaciones, parece tener por delante un gran porvenir. A partir de ahí se estrecharon los lazos, renació la confianza y la paz reinó entre nosotros. !Ojalá que nunca jamás se vea perturbada! Es el deseo más íntimo de nuestro corazón y del divino Corazón de Jesús. Tenemos que reconocer que jamás se había desencadenado tormenta semejante en contra de nuestra pequeña Sociedad. Al levantarla, Satanás esperaba desarraigar este árbol tierno y aún débil, plantado en el campo de la Iglesia y destinado a producir frutos abundantes. Su rabia sólo habrá servido para fortalecerlo y hacerlo más vigoroso, al menos así lo esperamos. Quieran el Sgdo. Corazón y Ntra. Señora velar siempre por nosotos, prote­gemos y bendecimos.

El P. Reyn y su compañero tenían al corriente de su proyecto al P. Klotz. A visado por ellos de su llegada a Bélgica, fue a

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reunírseles, olvidando sus promesas, violando su palabra y pisoteando todo sentido de agradecimiento. Nos alegramos de esta decisión: era una gracia importante que nos otrorgaba el Sgdo. Corazón, pues, admitido de nuevo en nuestra Sociedad, el P. Klotz habría, sin duda alguna, continuado su labor de diso­lución. Lo prueba este último acto de su conducta. 48

Otras decepciones esperaban a nuestros tránsfugas. Una vez en Bélgica, fueron a llamar a las puertas de Lieja. El Obispo, 49

después de hacerles algunas promesas, según parece, rehusó recibirles y les ordenó salir de su diócesis. Después de vagar por diversos lugares, volvieron a la carga y su Eminencia los nombró (p.44) vicarios en uno de los suburbios de Seraing. Desde allí nos escribió el P. V andel. Este joven Padre, de quien esperaban mucho por su piedad, su saber y gran inteligencia, decidió dejarles. Al igual que los otros, era antiguo alumno de la P. Obra y Dr. en Teología. Débil de carácter, seducido por engañosas promesas, había abrazado, sin pensarlo, el partido de la oposición. Comprendió la gravedad de su falta y se arrepintió amargamente de ello; gracia debida, sin duda, a las oraciones de su tio, fundador de la Obra Rural y primer Director de nuestra escuela apostólica. Oveja extraviada en un momento de obcecación, pidió volver al redil. Dudamos mucho antes de recibirlo. Al fin, viendo su perse­verancia y su arrepentimiento, decidimos admitirlo de nuevo. Para probar su vocación, le impusimos la condición de que fuera a residir a nuestra casa de Sydney (Australia). Aceptó esta proposición con prontitud y agradecimiento. Ahora se encuentra en su destino y todos los compañeros están contentos de tenerle de nuevo en la Sociedad, ya que era estimado y querido por todos. Tenemos que admirar la acción de la divina Providencia que siempre sabe sacar bien del mal. 50

En el transcurso de estas dolorosas pruebas, uno de nuestros hermanos, el P. Thomas, que se había hecho Cartujo, nos donó su propiedad de S. Priest (Hte. Vienne ); la piadosa familia de Cougny nos entregó su propiedad de la Pingaudiere (cerca de

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Chateauroux); pudimos fundar la casa de Vichy (Allier), esta­blecernos en París, calle de Calais, 21, con capilla abierta al público, construir el amplio edificio del Sgdo. Corazón que ocupan parcialmente los niños de la P. Obra; crear el parque del Sgdo. Corazón para los peregrinos,* conseguir la casa de campo de Clery en las proximidades de Issoudun y conseguir la reaper-

* Habiendo decidido construir un segundo cuartel, la municipalidad había comprado, en secreto, el terreno donde se encuentra hoy el parque del Sgdo. Corazón para realizar su proyecto. Se había eximido de la declaración de commodo et incommodo prescrita por la ley. Había otros terrenos apropiados, pero el Ayuntamiento, compuesto de oportunistas librepensadores, quería fasti­diamos. Una mañana, al abrir la ventana de mi habitación, vi a un grupo de obreros que estaban excavando las zanjas de los cimientos en ese terreno. El hecho me pareció raro; fui a verlos, y mientras charlábamos les pregunté qué casas iban a construirse ahí.

- «Se trata de un cuartel, dijeron, vea los planos». - «Un cuartel, respondí, bajo las ventanas de nuestro convento, ante los

muros de un lugar de peregrinación. ¡Imposible!». Fui en seguida a ver al Sr. Alcalde, que era el Dr. Jugand, y le pregunté; con

una sonrisa burlona me confirmó la noticia. Al marchar le dije que haríamos todo lo posible por libramos de tales vecinos. Acababa yo de salir cuando le dijo a uno de sus empleados:

- «El Sgdo. Corazón acaba de recibir un tiro en el ala y no se levantará más». No contaba con la protección de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón. Convencidos

de que ese proyecto era obra del demonio, pusimos medallas de San Benito en el terreno y nos encomandamos a la Abogada de las Causas dificiles y desesperadas. Informé del caso a Mons. de La Tour d' Auvergne. Su Eminencia hizo gestiones ante el Ministro de la Guerra, señalándole los graves inconvenientes de un cuartel pegado a un santuario tan célebre. Se ordenó una investigación; un coronel de Ingenieros residente en Tours vino a visitar el lugar. La vista de la Basílica le encantó. Al ver las banderas de Alsacia y Lorena cubiertas con un crespón, le embargó la emoción y se echó a llorar.

- «¿Por qué esas lágrimas, coronel?». - «iAh! Es que soy alsaciano y no puedo consolarme de la pérdida de esas

dos provincias. Basta ya, me dijo, es más que suficiente. El cuartel se trasladará a otra parte».

En efecto, días más tarde, el gobierno ordenaba al Ayuntamiento que renunciara a su proyecto, pero a condición de que adquiriéramos los terrenos a precio de coste; y lo convertimos en el Parque de los peregrinos. iQué admirable es Dios en sus caminos!. 52

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tura de nuestra espléndida Basílica donde celebramos con gran solemnidad el25 aniversario de la coronación de Ntra. Sra. del S. C. en presencia de un Cardenal, de varios Obispos, considerable número de sacerdotes y de una inmensa multitud de peregrinos venidos de todos los rincones de Francia. Benedicam Dominum in omni tempore, et semper, laus ejus in ore meo (p. 45). Nos esperaban otras pruebas. No nos extrañemos; todo lo que toca al Sgdo. Corazón debe llevar el sello de la contradicción. No en vano ese divino Corazón se manifestó con la herida sangran­te, una corona de espinas, una cruz y envuelto en llamas. Es natural que una obra que le está dedicada por completo y aquellos que la propagan, compartan el sufrimiento. Más que quejamos nos sentimos dichosos de beber el cáliz hasta las heces a ejemplo de neustro divino Maestro. Nuestra querida imagen de Ntra. Sra. del S. C., el modelo primitivo, que tan bien expresa el sentido de la devoción, que Pío IX había coronado, reconocido irrepro­chable y juzgaba digna de veneración pública, había sido, en 1875, a causa de falsos informes y malentendidos, objeto de un Decreto que prohibía en adelante exponerla al culto, permitiendo no obstante las que ya había. Cuál no fue nuestra sorpresa cuando, 20 años más tarde, un nuevo Decreto, fechado el 15 de abril de 1895, ordenaba sustituir esas imágenes por un nuevo modelo con el Niño en brazos de su Madre. Nuestro dolor fue tan grande como la sorpresa. ¿Qué razones podían haber motivado este cambio, tan súbito como imprevisto? Lo ignorábamos. Es un misterio inexplicable para nosotros. No intentamos aclararlo. Roma había hablado. Para nosotros era suficiente: nuestra sumi­sión fue completa y total. Puede verse los Anales de Ntra. Sra. del S. C. de esta época y el Folleto de las dos Estatuas. 53

Hacía años que habían caído los sellos sacrilegos colocados por orden del gobierno de la República en 1880 en las puertas de la Basílica; se toleraba la celebración de los cultos y en los días de fiesta piadosos peregrinos acudían en masa sin que nadie pensara en molestarles. El 8 de septiembre de 189 5, 26 Aniversario de la

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Coronación de Ntra. Sra. del S. C. (p. 46), se anunciaron solemnes celebraciones y de todas partes de Francia respondieron a la invitación unos 6 u 8.000 peregrinos. Pero el infierno aún no había dicho su última palabra. La Logia Masónica de Issoudun se movió y obtuvo del Ministro del Culto, la víspera de la fiesta, el cierre del Santuario con la prohibición de celebrar los cultos en él y de tocar las campanas. Esta brutal prohibición que nadie podía prever disgustó vivamente a los fieles; el Sub-Prefecto, temiendo con razón un motín, permitió a los prergrinos entrar en la Basílica en pequeños grupos por una puerta oculta. Las ceremonias se hicieron con mucho recogimiento y edificación en el Parque del Sgdo. Corazón y en la iglesia parroquial. Mons. Boyer, Arzobis­po de Bourges, había venido a realzarlos con su presencia. La Mi­sa pontifical fue celebrada en S. Cyr por el Rmo. Abad de Font­gombault. Por la tarde, al salir de la procesión con antorchas, que fue espléndida, los Agentes de la Policía, sin tacto ni prudencia, quisieron hacer callar a los peregrinos, que acababan un canto, y obligarles a apagar sus cirios que tenían aún encendidos. Estos, que no perturbaban el reposo de la gente (eran las 9 p.m.), creyén­dose en su derecho, no hicieron caso de la prohibición; hubo alter­cados e injurias de parte del Comisario. Viéndose maltratados, al­gunos forasteros gritaron:

- «A la Sub-Prefectura, a la Sub-Prefectura». La multitud se agrupa y se pone en marcha. Los Gendarmes

actúan rápidos e intentan cerrar el paso de las calles adyacentes. El jefe de la manifestación Sr. Hubert, de Bourges, a pesar de los agentes llega hasta el Sub-Prefecto y le pide explicaciones por el cierre de la iglesia.

- «La libertad, le dice, debe ser para todos. ¿Por qué la otorgáis a los franc-masones que (p.4 7) tienen derecho a hacer lo que quieran, a los clientes de los cafés-concierto y a los saltim­banquis de la calle, y la negáis a los católicos?. Hasta ahora hemos sido muy pacíficos; ya es hora de que termine ese régimen de mezquina persecución. Somos franceses, queremos libertad para

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rezar y visitar nuestras iglesias, si no nos la dais, nos la tomaremos». Después se retiró y al salir gritó: - «Viva Ntra. Sra. del S. C., Viva Ntra. Sra. del S. C.». Al día siguiente de esta escena el Sub-Prefecto autorizó la

apertura de las puertas de la Basílica, donde se celebran los oficios como antes.

Quince días más tarde, una peregrinación bastante numerosa de Loches y de las parroquias vecinas vino a Issoudun. Al salir de la estación, los peregrinos forman dos filas y se dirigen a la Basílica cantando. A mitad de camino interviene la policía y quiere dispersarlos. Los directores se oponen y responden que la calle es de todos, que tienen derecho a circular por ella y que sus cánticos son pacíficos.

- «Las procesiones están prohibidas, replica el Comisario. Y en nombre de la ley, os levanto proceso verbal».

- »Haced vuestro proceso verbal, si os place, gritan los peregrinos, tenemos libertad y la usamos ... ». .

Días después, los dos Vicarios de Loches, organizadores de la peregrinación, fueron citados ante el tribunal de Issoudun. Su abogado, Sr. Rosse, del Colegio de Loches, no tuvo dificultad en probar: 1 o que no había habido procesión en el sentido exacto de la palabra, puesto que no había ningún emblema religioso; 2° que los cantos no estabn prohibidos por ninguna ley. El Juez de Paz dio la razón a los acusados y les declaró inocentes de todo cargo (Ver Anales de Ntra. Sra. del S. C., octubre 1895).

No puedo pasar en silencio el 29 Aniversario de la corona­ción de Ntra. Sra. del S. C., que celebramos el8 de septiembre de 1894. Para hacerse una idea de la grandiosidad de esta ceremonia véase los Anales de septiembre y octubre de este mismo año.

(p. 48) Después de la erección de la Provincia del Norte, todo había vuelto a la normalidad, la unión y el entendimiento más cordial reinaban entre nosotros. Nuestras obras se desarrollaban en Europa y sobre todo en Sydney, y las misiones de Oceanía progresaban de forma maravillosa, a pesar de las trabas de los gobernadores ingleses y alemanes y de la oposición de los

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catequistas protestantes. Se nos ocurrió entonces convocar un Capítulo general que todos deseaban. Todos veían en esta reunión un medio poderoso para dar a nuestra querida Sociedad un nuevo impulso en el espíritu religioso y en el desarrollo de sus obras. El fin primordial era nombrar constitucionalmente los Asistentes y el Procurador general, así como terminar la re­dacción de un nuevo Directorio que hacía tiempo se necesitaba.

Consultado el Visitador Apostólico acerca de la oportunidad del Capítulo, respondió que no sólo lo consideraba oportuno, sino necesario. La Sgda. Congregación de Obispos y Religiosos nos autorizó por un Rescripto a celebrarlo en la segunda quincena del mes de agosto de 1896. Enviamos cartas de convocación para el tiempo determinado a todos los Superiores, incluso los de Oceanía. Acudieron todos al llamamiento, menos nuestros Vica­rios y Pro-Vicarios Apostólicos de Nueva Guinea, de Nueva Pomerania y de las Islas Gilbert.

La intervención del demonio, siempre furioso contra nuestra pequeña Sociedad, debía dejarse sentir también en esta ocasión. Mons. Couppé, temiendo que el Capítulo nombrara a dos miem­bros de la Provincia del Norte para ponerles en la Administración General, lo que traería, según él, perjuicios a la Misión, escribió al Visitador Apostólico, Mons. Boyer, arzobispo de Bourges, para pedirle que aplazara el susodicho Capítulo hasta el momento en que la Provincia del Norte tuviera todo el personal necesario para un buen funcionamiento. Era un aplazamiento indefinido. Su Eminencia estaba entonces en Roma para recibir del Papa su Capelo Cardenalicio. Sin avisamos, ni preguntamos, ni estudiar el valor de la petición del Vicario Apostólico de Nueva Pome­rania, que sólo se fijaba en su interés particular (p. 49), su Eminencia fue a ver inmediatamente al Sumo Pontífice para rogarle que atendiera satisfactoriamente a Mons. Couppé. Al día si­guiente, si es que no fue el mismo día de su audiencia, Mons. Boyer nos escribió que León XIII ordenaba el aplazamiento del Capítulo y que había que avisar rápidamente a todos los que estaban convocados para que no vinieran. Esto era en el mes de

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julio, 54 sin tiempo material para dar la contraorden, pues nuestros hermanos de Oceanía y de América estaban ya en camino para reunirse en Issoudun o al ~enos lo sospechábamos. La mayor parte de los capitulares, exceptuados los tres Vicarios Apostó­licos, llegaron a la casa-madre antes de la Asunción; el comienzo del retiro preparatorio estaba fijado para el16 de agosto. En esto recibo un Rescripto del Cardenal Verga, Prefecto de la Sgda. Congregación de Obispos y Religiosos, ordenando aplazar inde­finidamente el Capítulo a petición de Mons. Couppé, quien aseguraba que el Superior de la casa de Amberes y el Director del Escolasticado iban a ser nombrados uno Asistente, y el otro Procurador general en Roma, 55 y que la pérdida de los dos miembros de la Provincia del Norte, donde eran indispensables, sería un golpe mortal para su misión. ¿Cómo podía el Vicario Apostólico de Nueva Pomerania prever y asegurar con tres meses de anticipación que un Capítulo, compuesto de 20 miembros venidos de todas partes, iba a elegir preferentemente a los dos Padres indicados?

Parecía raro e incomprensible que la Sgda. Congregación basara su Rescripto en motivos tan fútiles, cuya falsedad salta a la vista. Según derecho, es evidente que este aplazamiento no tenía valor alguno. En la 1 a reunión advertí a la asamblea que no había Capítulo e informé acerca de todos los detalles relativos al asunto y de la carta de censura que creí debía dirigir a Mons. Couppé. Como hijos sumisos a la Santa Iglesia, nos inclinamos respe­tuosamente, ya que para nosotros la palabra del Papa es sagrada, así como toda decisión de las Congregaciones Romanas. No hubo, pues, Capítulo. Nos contentamos con hacer nuestro retiro anual en común y animamos a llevar más que nunca una vida regular y auténticamente religiosa. Esta reunión tuvo la inmensa (p.50) ventaja de unir los espíritus y los corazones con estrechos lazos, cimentar un entendimiento más cordial y dar nuevo impulso a nuestras obras. Entre tanto, una familia rica y noble de Italia, el Conde y la Condesa de Franceschini, nos regaló una

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50 Aniversario de la Ordenación Sacerdotal (Foto Jules Gotté, Bourges, en 1901)

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hermosa propiedad en Iesi, Provincia de Ancona, con vivienda y capilla. En ella hemos puesto la P. Obra italiana del Sgdo. Corarzón, después de haber visto que Roma, donde antes estaba, no era lugar favorable para ella.

Viendo la necesidad de tener una casa en Marsella, 56 que sirviera de Procura para las misiones de Oceanía, nos instalamos en esa ciudad con el permiso de Mons. Robert, que tenía mucho interés en tenernos en su Diócesis, tan adicta al Sgdo. Corazón. Habiendo fallecido nuestro venerable y eminente Protector, el Cardenal Monaco, Su Santidad León XIII, a petición nuestra, nos dio como nuevo Protector al Cardenal Parocchi, Vicario de Su Santidad.

El Cardenal Boyer, arzobispo de Bourges, poco tiempo después de su regreso a Roma, adonde había ido para recibir el capelo, cayó gravemente enfermo y murio en enero de 1897. 57 No hablo aquí de la proposición que nos hizo de vendernos la propiedad de Chezal-Benoit que formaba parte del patrimonio episcopal, ni de la llegada de Mons. Servonnet como arzobispo de Bourges, de su carácter, de su política, ni de las molestias que nos causó. Todos estos hechos quedan consignados en otro cuaderno titulado: Notas íntimas. 58 El14 de junio de 1901, fiesta del Sgdo. Corazón, se cumplieron 50 años de mi ordenación sacerdotal en la catedral de Bourges de manos de su Eminencia el Cardenal du Pont. Mis hermanos creyeron que tenían que celebrarlo solem­nemente. Invitaron para esta fiesta de familia a todos los supe­riores de las casas de Francia y del extranjero. El Santo Padre envió su bendición apostólica. La ceremónia fue edificante y emocionó a todos. 59

Nuestra casa de Roma, habiéndose desarrollado, fue erigida en Provincia, teniendo por Provincial al P. Gennochi, religioso distinguido por su piedad y saber. Es una pena que se le nombrara al mismo tiempo superior de la casa de Roma y Director del Escolasticado, así como Procurador de la Congregación. Estos cargos deben estar separados. 6o

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APENDICE

(p. 52) Lo anterior ha sido escrito por nuestro venerado Fundador, el M.R.P. Chevalier. 61

En el mes de octubre de 1901, a causa de la persecución religiosa, trasladamos nuestras obras al extranjero, quedando sólo algunos Padres en Francia.

Fue entonces cuando el M.R.P. Chevalier presentó su dimi­sión de Superior General y me fue impuesta esta carga.

Se puede decir que comienza una nueva etapa para nuestra Congregación. Necesitamos más que nunca la ayuda y protección del Corazón de Jesús y de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón.

Se dice que San Ignacio de Loyola, ilustre fundador de la Compañía de Jesús, pidió que su Congregación estuviera siempre expuesta a la persecución, persuadido de que sería para ella garantía de una vida siempre renovada y de las bendiciones prometidas a los perseguidos por causa de la justicia. Por el rel;Ho precedente de nuestro P. Fundador, es fácil constatar que la cruz y toda clase de pruebas han sido la suerte de nuestra Sociedad. Aceptamos ahora y para el futuro, la cruz que corona el Sgdo. Corazón: En ella encontramos la salvación y la vida. In croce salus, in cruce vita.

En el mes de abril de 1900, un Capítulo general convocado a petición de nuestro venerado Fundador para elegirle sucesor, no quiso darle más que un Vicario general. Todos deseaban conser­var al frente de ellos, el mayor tiempo posible, a su Padre y primer Superior.*

• En este Capítulo se decidió publicar las Analecta, donde serían consig­nados los hechos más relevantes de las diversas Provincias. A ellas hay que acudir para estar al corriente de la Historia de la Sociedad. No obstante, para continuar la obra del M.R.P. Chevalier, indicaremos aquí algunos hechos conocidos más particularmente por nosotros.

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Mientras tanto, en Francia la tempestad amenazaba a las Congregaciones religiosas. El gobierno les obligó a pedir la autorización legal o disolverse. ¿Qué partido debíamos tomar? (p. 53). Durante seis meses se trató esta cuestión en el Consejo General. A causa de las indecisiones, se reunió a los Padres principales de la Circunscripción francesa: cualquiera que fuese la decisión nos exponíamos a enojosas consecuencias.

- «Exiliarse, se decía, es suicidarse. Pedir la autorización, es ponerse a merced de un gobierno impío que no nos perdonará; la muerte será así segura, más humillante y más cruel».

Se decidió por último no solicitar la autorización de un gobierno sectario y franc-masón que no tenía más que un objetivo: destruir la religión en Francia.

Por otra parte, nos repugnaba sobremanera abandonar por completo Issoudun, centro de la obra, la ciudad de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón. Algunos Padres pidieron la secularización a Roma: fueron el M.R.P. Chevalier y los Padres vicarios, a fin de poder permanecer en la parroquia de Issoudun y continuar al servicio de la misma. Igualmente los Padres encargados del Despacho de la Asociación de Ntra. Sra. del S. Corazón, ya que es a Issoudun adonde nuestros asociados dirigen siempre su corazón y sus pensamientos; y podríamos temer una catástrofe en el mantenimiento de nuestras obras si nuestros Padres no podían quedarse para la correspondencia. Sin duda era una forma osada de actuar, y debemos temer que se tomen medidas en contra de los Padres residentes en Issoudun, tanto de la parroquia como del Despacho; pero por otra parte esperamos que Ntra. Sra. del S. Corazón tenga piedad de nuestra angustia y continúe velando sobre sus hijos y misioneros.

Los Padres del Despacho están en casas particulares. En la casa del Sgdo. Corazón queda un solo Padre, a titulo de guardián, puesto por la Sociedad Inmobiliaria del Indre. En París, algunos Padres secularizados continúan ejerciendo el cargo de capellanes en los pensionados religiosos.

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(p. 54) Nuestros inmuebles habían sido sellados y nombrado un liquidador para la venta de bienes. Cuando, después de hacer inventario, se quitaron los sellos, confiando en Maria, aún nos atrevimos a abrir de nuevo la capilla de la Rue de Calais en París y poner a uno de los nuestros con un sacerdote secular. 62

En tan tristes coyunturas, el arzobispo de Bourges no nos dio ni los consejos ni el apoyo que podíamos esperar de un padre. Su Eminencia el Cardenal de París se mostró benévolo para la reapertura de nuestra capilla de París.

La partida de Issoudun y de Chezal-Benoit fue un espectáculo desolador. Había que abandonar obras importantes, alejarse de la querida Basílica de Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón cerrada de nuevo, abandonar la casa madre que, en adelante, parecía una tumba. ¿Cuándo se conmoverán el Corazón de Jesús y Nuestra Señora y llevarán a su casa a sus misioneros? Depende de nosotros el merecerlo por la oración y nuestro espíritu auténtica­mente religioso.

El Consejo General se establece provisionalmente en la frontera belga, en Rémy-lez-Chimay (Hainaut) diócesis de Tournay. 63

La acogida que nos dispensaron el Sr. Obispo de Tournay, el clero y la gente fue muy cariñosa. Tenemos la ventaja de estar solos, y en un lugar bastante céntrico para ocuparnos de la Congregación. Este aislamiento de los Padres Asistentes, sin tener que ocuparse de ninguna obra en particular y, por lo mismo, plenamente dedicados a su cargo, ha sido, sin duda, beneficioso para una buena administración general. Hay que reconocer, sin embargo, que no podían permanecer mucho tiempo así, sin ningún ministerio en que ocupar su celo y arrancarles de las preocupaciones y dificultades de tal administración. Las pre­dicaciones que a veces les piden son a todas luces insuficientes.

(p. 55) La P. Obra, que constaba de unos 80 alumnos, disminuyó considerablemente. Muchos niños volvieron con sus familias; así lo exigía la prudencia. Los gastos ocasionados por

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los viajes y las instalaciones fueron grandes, y había que pregun­tarse si las ayudas caritativas serían suficientes en adelante. La P. Obra, que al principio debía estar en Canet de Mar, tuvo que ceder este lugar a los Escolares. Fue a refugiarse a Barcelona, donde, falta de espacio, dificultaba a las otras obras, al tiempo que experimentaba considerables dificultades. Los dos cursos superiores fueron enviados al Noviciado de Glastonbury. Espe­rábamos que el Escolasticado establecido en Argelia podría permanecer allí; pero a última hora se supo que también caía bajo la ley de asociaciones. Nuestros jóvenes dejaron precipitada­mente Bouzaréah y fueron a Canet, un lugar encantador, cierta­mente, pero con una casa harto deteriorada en que hubieron de vivir en santa pobreza. Algunos escolares fueron a nuestras casas de Roma y Quebec.

La primera preocupación del Consejo general fue informarse del espíritu y de las necesidades de la Sociedad. Se dedicó un año a las visitas canónicas de las diversas Provincias, casas y misiones de Oceanía. Las noticias de las misiones son conso­ladoras. El Sgdo. Corazón bendice los trabajos y los sacrificios de nuestros misioneros. Por nuestra parte, nos sentimos contentos de haberles enviado bastantes refuerzos.

Para el resto de la Congregación quisiéramos más espíritu sobrenatural; más espíritu de celo y abnegación; más unión y caridad; más amor al Sgdo. Corazón, a Ntra. Sra. del S.C. y a nuestras obras ... Parece que el Corazón de Jesús nos pide más ... ¡Cuánto deseo que le demos cumplida satisfacción!.

(p. 56) En el Capítulo general de 1900 se había decidido erigir Francia en Provincia aparte. Nos apresuramos a cumplir este deseo; pero Roma no juzgó oportuno conceder su consen­timiento. En el mes de mayo de 190 1, el Cardenal Gotti, Prefecto de la Congregación de Obispos y Regulares nos decía:

- «N o conviene una Provincia francesa en un tiempo en que vuestras obras de Francia están dispersadas por el extranjero y muy alejadas unas de otras ... ».

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Su Eminencia nos aconsejó que por el momento nos conten­táramos con una «Circunscripción francesa». Es lo que hemos hecho. Cuando los acontecimientos nos permitan reorganizar nuestras casas y nuestras obras en Francia, nos sentiremos contentos de poder erigir una Provincia canónica.

Las demás Provincias de la Congregación se desarrollan poco a poco: En Italia, fundación de Omegna, cerca de Boca; en Alemania, fundación del escolasticado de Oeventrop y de una nueva Pequeña Obra en Salzburgo, en Holanda, creación de la misión de Nueva Guinea Holandesa; construcción de una casa en Lo vaina.

Y a dije que la P. Obra francesa, trasladada a Barcelona, dificultaba las otras obras españolas y ella misma estaba limitada. Había que pensar en cambiarla a otro lugar. Desde hacía tiempo pensábamos en Suiza. Parecía que allá tendríamos libertad y vocaciones. En los años precedentes se habían realizado varios viajes sin resultado. Se siguió buscando y nos decidimos por Friburgo.

Durante el Congreso Mariano de Friburgo (agosto 1902) compramos una casita en la calle de Morat. Estábamos satis­fechos por haber acabado con nuestras indecisiones y pedimos a la Sma. Virgen que bendijese esta nueva obra. Esta buena Madre quiso sin duda probamos. El mismo día en que (p. 57) habíamos firmado el contrato de compra, nos enteramos por los periódicos que el Gobierno Federal Suizo acababa de emitir un decreto de expulsión contra los religiosos franceses llegados últimamente a Suiza sin permiso. Quedamos hondamente preocupados. ¿Qué hacer? ¿Vender la casa? ¿Hay que intentar una empresa que parece contradecir todas las reglas de la prudencia?

Fuimos a consultar a Mons. Dérauz quien, a pesar de las ocupaciones y las fatigas del Congreso, nos acogió con gran bondad. Su Eminencia nos aconsejó visitar al Sr. Python, diputa­do católico muy influyente, asegurándonos que podíamos seguir sus consejos con toda confianza. Nos habló también con pro-

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fusión del P. J .M. V andel, fundador de la P. Obra, al que había conocido íntimamente en Friburgo; 64 nos contó algunos datos de su bondad, su espíritu de fe y de su amor a la Eucaristia.

- «Tened confianza, nos dijo Monseñor, el P. Vandel es un santo cuya protección os traerá suerte».

Después nos dio su bendición. Animados por las bondadosas palabras de su Eminencia,

fuimos a casa del diputado y le expusimos nuestro caso: - «No se preocupen por lo que han hecho, nos dijo. Lo que

ustedes abren en Friburgo no es una comunidad religiosa, sino una Escuela. Para mayor garantía, matriculen a sus alumnos en la Universidad; de esta manera incluso agradecerán su llegada a nuestra ciudad».

Estamos contentos con esta solución, damos gracias a Ntra. Sra. del Sgdo. Corazón y nos encomendamos de nuevo a Ella.

A principios de octubre, inauguraron la Pequeña Obra de Friburgo 2 Padres y 12 alumnos.

Crescite et multiplicamini

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NOTAS

1 Las letrasJ.MJ. coronadas por una cruz, al comienzo de un manuscrito y a menudo al principio de una carta, son una característica de los escritos del P. Chevalier.

Las tres invocaciones siguientes, tal como suenan, indican que la redacción no comenzó en los diez primeros años de la Sociedad ...

2 «La fundación y el desarrollo de la pequeña Sociedad ... »: la frase supone un período de algunos años.

3 El paréntesis con los dos nombre fue añadido posteriormente, a lápiz, por el mismo P. Chevalier. Los sacerdotes Chevalier y Maugenest se encontraron <<juntos en el Seminario Mayor» desde octubre de 1848 a julio de 1850.

4 Atención al final de la frase: «pero sin comunicarse sus pensamientos»; en un manuscrito del P. Chevalier (que el P. Vermin designa con las siglas Ms. 1859, pero que evidentemente se remonta a 1856 lo más tarde, según la critica externa e interna, muy cerca por tanto de las Reglas de 1855) el autor dice ya: « ... Lleno de estos pensamientos, puse tímidamente los ojos en un seminarista al que creía totalmente apto para secundarme en esta empresa, el Sr. X ... nunca le hablé de ello ... » (subrayado por mí).

5 El sacerdote Chevalier debió de llegar a Issoudun el sábado 14 de octubre de 1854, para comenzar el domingo 15. El sacerdote Maugenest había sido nombrado Vicario de Issoudun el 10 de enero del mismo año. ( cf. también Notas íntimas ... ).

6 El Pacto con la Virgen, fechado primero el6 de febrero de 1855 como en el Ms. 1856, así como las Reglas de 1855, dicen <<Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús».

7 Al final de la frase, la redacción A decía simplemente <por todos los medios posibles». -La redacción B cambia el punto por una coma y añade «y de manera especial». En el Pacto (cf. p.6 del presente Ms.) en el Art.III se dice también y se subraya «de manera especial»: expresión inexistente en el Ms. 1856.

8 Cuadro hecho por el sacerdote Maugenest, que más tarde completará él mismo.

9 Las palabras «y sobre todo una Sociedad de Misioneros» fueron añadidas por el P. Chevalier después de 1880; no existían aún en la copia hecha a principios de 1881 por Barra!, en la misma casa parroquial de Issoudun.

10 Igualmente, esta nota fue añadida después de 1880. 11 Los historiadores de Bourges escriben preferentemente: Cardenal

DUPONT, aunque el Anuario Pontificio de la época escribía«.Du Pont»: este sardo de nacimiento y francés de adopción escribió arbitrariamente su nombre con dos palabras (cf. Devailly, Le Diocese de Bouges, París 1973).

12 Las palabras <<al iniciador del proyecto que había ido a verse con él en Bourges», fueron añadidas por el P. Chevalier después de 1880.

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13 El paréntesis (esta fiesta caía el 28 de enero de 1855) fue añadida al margen antes de 1880. En efecto, en 1855 esta fiesta caía el domingo 28 de enero. (Cf. Vermin o.c., p. 115 y nota 34 p. 484).

14 La redacción A llevaba la fecha del6 de febrero de 1855: es visible debajo de la tachadura y la sustitución por la fecha del 18 de enero de 1855; la rectificación es posterior a 1880. La primera fecha se encontraba en el Ms. 1856; se encuentra también en los escritos que hacen referencia a la redacción A y en los documentos que no son más que copias de esta misma redacción A, copias de los años 1872-1874 (cf. PP. Jouet, Georgelin y Sra. Ernest Helio).

Como prueba de la corrección posterior a 1880, he aquí un pasaje de una carta del P. Chevalier a su Procurador en Roma, el P. Jouet, de fecha 14 de febrero de 1881: « ... Sabe que hemos hecho una novena al Sto. e Inmaculado Corazón de María, fiesta patronal de la Archicofradía de Ntra. Sra. de las Victorias, que cayó en el 3er o 4° Domingo después de la Epifanía ... Esta novena era para pedir ayudas extraordinarias para que el Arzobispo de Bourges quisiera autorizar la fundación de nuestra Sociedad. Fuimos escuchados en 1855 (febrero). He aquí la razón. El 8 de febrero coincide muy bien con esa época. Pida ese día».

El P. Chevalier pedía al Procurador que obtuviera de la Santa Sede para la Sociedad de los M.S. C. la fiesta del Sgdo. Corazón de Maria como de rito doble, etc. Ya el año anterior, por carta del P. Morisseau del 20 de enero de 1879, había hecho una petición similar: El M.R.P. Superior le pide que aproveche la presencia del Obispo de Bourges en Roma para solicitar algunos favores: l. La facultad de celebrar, a partir de 1880, el último domingo de Epifanía, o si está impedido, el domingo siguiente, con rito doble de 1• clase con Octava, la fiesta del Sgdo. Corazón de María, que celebramos el domingo después de la Octava de la Asunción con rito doble de 2• clase con Octava ... (al margen) «Razón particular para los Misioneros del S.C.: en esa fecha han obtenido un favor muy importante al final de una novena. Razón de conveniencia: la fiesta del S.C. de Maria es celebrada en esa fecha por la Archicofradía de Ntra. Sra. de las Victorias». (AGmsc- Morisseau 1879).

¿Por qué ese cambio de fecha en los Anales de la pequeña Sociedad después de 1880? Sin duda un rectificación de la fecha del Pacto para reconciliar una memoria indecisa con una fiesta esencialmente movible, por celebrarse en domingo. Pero lo que nos interesa, es que tenemos una nueva. prueba de la autenticidad del Pacto de 1855, aun cuando la terminología de los Anales de la peq. Sociedad denota una ligera evolución en relación con el Ms. de 1856, pero sin modificar lo esencial.

15 La nota (1) es posterior a 1880. Se trata, pues, de la Vizcondesa Blanca Heurtault du Metz de Quesne, viuda del Contralmirante Du Quesne (1804-1854) fallecido precisamente el año de la fundación MSC y cuyo yerno será el Vizconde Fernando de Bonneval, gran amigo del P. Chevalier.

16 «prisión de Bourges» = lugar de detención. El paréntesis (Nos unía. .. para la futura sociedad) fue añadido por el P. Chevalier después de 1880.

17 «Nos trazamos una regla provisional»: cf. Ms. Reglas de los Misioneros del Sgdo. Corazón 1855 (Ensayo provisional).

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Las palabras: El Sr. Arzobispo dio su aprobación fueron añadidas antes de 1880.

18 Era el discernimiento de Gamaliel: añadidas después de 1880. 19 La visita a Ars, según la redacción A era: <<El santo varón no tuvo tiempo

de acabar esa novena ... pues murió algunos días después». Mons. Fourrey, que tenia fotocopia de este pasaje, podrá decir: «El P. Chevalier se equivocaría si la fecha indicada para el primer día de la novena prometida por el Cura de Ars fuera el 16 de julio ... Se sabe que ell6 de julio el P. Vianney tenía aún casi tres semanas de vida por delante». «(El auténtico Cura de Ars, Fayard, París, 1964). Sin embargo, si se puede ver aún, bajo la tachadura y las palabras sustituidas, la frase indicada antes de la Red. A, mucho antes de 1880 una corrección nos dice: «El santo varón apenas tuvo tiempo de acabar esa novena ... pues murió algunos días después». En 1874, el P. Jouet ya pudo usar esa cita (cf. Anales de Ntra. Sra. del S.C. 1874, pág. 113). El P. Piperon, en su Ms. de 1902-04 sobre el M.R.P. Chevalier, p. 90, comete el mismo error al decir: «La novena que comenzó en la tierra la acabó en la gloria». El Cura de Ars murió el 4 de agosto de 1859. Se ha querido ver una corrección en el libro Ntra. Sra. del S. C. de la Sra. E. Helio, pág. 88, que pone el regreso del P. Chevalier a Issoudun el i26 de julio! Pero, una carta anterior del P. Chevalier, dirigida el27 de junio, a la Sra. Marquesa de Méloizes, que anunciaba su visita a Issoudun, dice textualmente: « ... Temo no tener el honor de verla en su 1• visita a lssoudun, pues el próximo lunes me marcharé, hasta el 15 de julio; estaré en Issoudun el 15, 16 y 17, y el 17 por la tarde es posible que me ausente de nuevo hasta el 4 de agosto. Depués estaré con toda seguridad, se lo prometo ... ». (Arch. Familia de Méloizes, copia parcial, París y Roma). En NOTAS INTIMAS, pp. 51-53 el P. Chevalier habla más ampliamente de su visita a Ars. Dice entre otras cosas: « ... Tenia que estar necesariamente en Issoudun el 15 de julio, y ... el 14 por la mañana llegué a Ars ... » (y después de una relación más detallada de su encuentro con el santo Cura, el P. Chevalier añade): « .. .fortalecido por sus palabras, le pedí una Novena, y me prometió comenzarla el 16 de julio; me encomendé a sus oraciones y regresé directamente a Issoudun. Algunos días después de mi llegada me enteré de la muerte del Santo Cura ... ». Más tarde, en su RESEÑA de 1907/08, el P. Piperon retomará la extraña corrección: i26 de julio!.

20 «Desde el comienzo de nuestra obra en 1855 ... ». La Red. A tenia otra milésima: la última cifra <<5» ha sustituido a otra cifra, verosímilmente la cifra «7». El P. Piperon había escrito ya en «PODER. .. 1866 & 1868: <<En 1857 la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, fue llamada Ntra. Sra. del S. C.». Distingamos entre la idea que hubiera tenido el P. Chevalier «desde el principio de la obra» y la manifestación a la comunidad en 185 7, a la que alude sin duda el P. Piperon.

21 Efectivamente, en sus cartas al Sr. Leopoldo Lobin, de Tours, de julio 1860 a abrill861, el P. Chevalier especificaba claramente lo que deseaba para la vidriera pequeña que representaba por vez primera a Ntra. Sra. del S. C. y las otras dos vidrieras entre ellas la de San José, Amigo del S. Corazón.

Al decir aquí, a propósito de la de Ntra. Sra. del S.C.: <<Esta vidriera se ve hoy en el óvalo de la ventana grande de la nueva capilla de Ntra. Sra. del S. C.», el P. Chevalier nos da a entender que redactaba sus Anales después de la inauguración

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de la capilla construida en 1868/9. Después de la restauración de la Basílica, en Issoudun, esta vidriera pequeña de 1861 se conservó y se colocó en el centro de una composición entre la Basílica y la capilla de Ntra. Sra. encima de la puerta de vidrio.

22 La nota acerca de los donantes de la vidriera había sido añadida antes de 1880. La misma familia de los Méloizes-De Linetic~re había conseguido también de los talleres Lobin, de Tours, una réplica de la vidriera pequeña de Ntra. Sra. del S.C. de Issoudun, en 1865, para la capilla dedicada a Ntra. Sra. del S.C. en la iglesia parroquial de Thizay construida ese mismo año de 1865.

24 Para San José Amigo del Sgdo. Corazón, cf. nota 21. Al decir: «la vidriera de su capilla expresaba esa idea, en 1860», hay que entender que el encargo hecho enjulio y octubre de 1860 se cumplió con la entrega de las vidrieras en 1861.

En cuanto a la nota que sigue sobre los lOO días de indulgencia concedidos por Pío IX y al cambio de titulo, evidentemente es posterior a 1880, puesto que el cambio es de 1891.

25 Al decir que las <<palabras proféticas» de Pío IX en la audiencia de 1860 «tuvieron su cumplimiento nueve años más tarde, como veremos en seguida», se puede deducir fácilmente que el P. Chevalier escribía su narración después de 1869.

26 La parroquia de Issoudun ¿fue realmente confiada entonces a la Sociedad de MSC? - Desde Bourges el P. Maugenest había presionado claramente al anciano cura Crozat para que se retirara con la intención de ceder la parroquia «al Sgdo. Corazón», como dice aquí el P. Chevalier. Este estaba convencido de ello. Acaso no escribió el 29 de julio de 1861 a la Sra. de Méloizes: «Sabiendo el interés que tiene por nuestra obra, me apresuro a hacerle saber una gran resolución: el P. Maugenest, párroco de la Catedral, regresa con nosotros. El Sr. Párroco de Issoudun ha presentado su renuncia en favor de nuestra casa y el P. Maugenest será el titular en nombre de la institución ... (es un secreto entre nosotros). Las dos renuncias han salido ya hacia París ... ».

Al R.P.H. Leblanc s.j., París: «Mons. de La Tour d'Auvergne, arzobispo de Bourges, nos aprecia mucho. Para la prosperidad de nuestra obra, por la que se interesa mucho, nos ha dado, como sabe, la parroquia de Issoudun ... El párroco es y será siempre uno de los miembro de nuestra Sociedad. Lo cual es muy favorable ... » ( 1 o dic. 1862).

Al R.P. Ramiere, s.j.: « ... después de tres años de ausencia (del P. Maugenest) el divino Corazón de Jesús ... inspiró a Mons. de La Tourd'Auvergne, al comienzo de su episcopado, el darnos a· nuestra casa del Sgdo. Corazón la importante parroquia de Issoudun (15.000 almas), y es el ex-arcipreste de la metrópoli quien, permaneciendo MSC, es el titular en nombre de la institución ... » (9 dic. 1862).

Y más tarde aún, al R.P. Leblanc s.j.: « ... Para los futuros miembros(= de nuestra Sociedad) que serán párrocos inamovibles ¿habrá que hacer como en Issoudun? ¿Exigir, al tiempo de su nombramiento, que renuncien por escrito a sus derechos en manos del superior a fin de que el Obispo esté más libre para disponer lo que le parezca mejor y el superior también?» (8 febrero 1863).

O al P. Vandel: « ... El obispo de Bourges, para manifestarnos todas sus

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simpatías, ha entregado a nuestra casa la importante parroquia de Issoudun; uno de los nuestros es el titular. .. » (24 agosto 1964).

Según el Echo des Marchés, Maugenest llegó a su casa parroquial el 4 de septiembre de 1861. Pero sus vicarios son escogidos por el arzobispo entre el clero diocesano ... Lo que importa es que el Ordo diocesano, de 1861 a 1865 inclusive, lo cita en el grupo de los MSC, nombrándolo antes que el P. Chevalier, sin duda a causa de su titulo oficial de Arcipreste. En el curso del año 1865, cuando comenzó la construcción de la iglesia del Sgdo. Corazón, no aceptará todas las ideas e intenciones de su superior religioso, poco a poco se independizará, no participará en las elecciones de 1869, y el 31 de diciembre de 1871 dejará la parroquia de Issoudun, regalando su biblioteca personal al P. Chevalier. Entró luego con los Dominicos, guardando buena relación con la comunidad MSC: entre 1908 y 1918, año de su muerte, dará hermosos testimonios sobre el P. Chevalier y el P. Piperon.

27 La nota sobre Mons. Guibert: <<Hoy cardenal arzobispo de París» fue añadida antes de 1880; Mons. Guibert había sido creado Cardenal en diciembre de 1873, murió en 1886.

28 Aquí, en la pág. 22 del Manuscrito, termina la primera parte de la narración del P. Chevalier, escrita entre 1869 y 1872 aproximadamente. Pode­mos decir también que en esta misma página se termina !a Red. A. Después hay un vacío de algunos años. Nombrado Arcipreste de Issoudun en 1872, el P. Chevalier tuvo menos facilidades para continuar sus Anales; hasta después de las expulsiones de noviembre de 1880 no se decidió, como lo afirma un testigo presente entonces en la casa parroquial, «a dar la última mano a su relato de los comienzos de la Sociedad». Y fue precisamente durante el invierno de 1880-1881. Del 7 de noviembre de 1880 hasta el 25 de junio de 1881, eljoven Padre Pedro-María Barra! estuvo destinado al Despacho de la Asociación, trasladado a la rectoral de San Cyr. De día trabajaba en el dormitorio del P. Chevalier y compartía las mismas comidas. Según una costumbre adquirida desde la Escuela Apostólica, el P. Barra! anotaba diariamente sus impresiones y seguía reuniendo todas las informaciones posibles sobre la Sociedad ... Aprovechó para copiar todo lo que el P. Fundador había escrito en su Cuaderno Anales de la pequeña Sociedad, hasta el momento justo en que la redacción quedó interrumpida, a propósito de la Asociación de Ntra. Sra. del S.C. en 1864 ... Afligido por las expulsiones y el exilio de sus hermanos, el P. Chevalier estaba muy preocupado, sufriendo moralmente: «Quisiera estar en el cielo ... » había dícho en una conversación, durante el recreo de la noche, el 17 de febrero de 1881. Y Barra! confió a su block de notas: «Desde hace algunos meses se diría que el R.P. Chevalier tiene sospecha de su cercana muerte; bastante a menudo sus palabras lo dan a entender. Además, el buen Padre da la última mano a su relato de los comienzos de la Sociedad; y, volviéndose a mí, me dice: Dentro de unos días pasaré este cuaderno para que pueda continuar. .. Será el Analista de la Sociedad. -18 de febrero ... en el desayuno, el M.R.P. Superior me dice: Pronto le entregaré mi cuaderno; usted continuará los Anales, usted será el Baronius de la Sociedad ... Cuántos detalles se han olvidado que serían muy interesantes; si pudiera

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encontrarlos y reconstuir un poco estos Anales, dentro de 50 años estarán contentos de poder leerlos ... ».

Más adelante veremos que en este contexto el P. Fundador redactó su primer TESTAMENTO ESPIRITUAL, fechado el 25 de enero de 1881. Estaba, pues, bien pensado. El20 de enero, había asistido en Bourges a las exiquias del Sr. Fernando Champgrand: «i ... Orad y haced orad! le debemos nuestra Obra del Sgdo. Corazón, después de Dios ... ». El 24, al acabar su retiro recibió a uno de sus Asistentes, el P. Guyot... y la misma tarden, sin duda, trazó las líneas de su Testamento ...

29 En febrero de 1881, el P. Chevalier, con un estilo nuevo, vuelve a tomar sus Anales ... Resume el conjunto de su intercambio epistolar con muchos Padres Jesuitas, a propósito de las insinuaciones del P. Cros sobre los orígenes del titulo de <<Ntra. Sra. del S. C.>>. Estas cartas van de 1869 a 1873, con un rebrote en este mes de febrero de 1881. Notemos aquí que, en la polémica, todos los P. Jesuitas hablan invariablemente de Ntra. Sra. del Corazón de Jesús, como el P. St. Angel a partir de 1846 en Paray-le-Monial, en tanto que los Padres Chevalier, Jouet, etc. defienden el origen issouduniano de Ntra. Sra. del S. C.! Una y otra parte parecen ignorar que estas dos expresiones tienen antecedentes en Francia, en Italia y en otras partes, que se remontan más allá del siglo XIX, por ej. a 1766 en el Convento de San Buenaventura, en Roma.

El P. Barra! pudo, pues, anotar el 18 de febrero 1881: «Por la noche, en la recreación, el R.P. nos leyó las cartas cruzadas entre él, el P. Cros, el P. Deschamps, jesuitas, a propósito del origen de la devoción a Ntra. Sra. del S.C., atribuida falsamente al P. de St. Angel en 1846 ... ».

He aquí la fecha de las pp. 23-24 del Manuscrito: febrero 1881. 30 Mons. Druon, secretario de Mons. Carlos-Amable de La Tourd'Auvergne.

cf. especialmente Anales de Ntra. Sra. del S. C., Issoudun, mayo y junio 1875. 31 En Sittard, Limburgo holandés, 11 diciembre 1873, en la capilla de las

Hnas. Ursulinas; en Innsbruck, Austria, 24 octubre 1874, para la iglesia de los Servitas.

32 Los primeros escolares, en número de tres, llegaron a Roma el 16 de diciembre de 1875, seguidos de un cuarto, el 24 de diciembre; fueron alojados en seguida en la Procura de los Trapenses donde el P. Víctor Jouet se había instalado el 15 de diciembre: P.M. Barra!, Alfonso Postal, Pablo Berthon, Santiago De Mondion.

33 El contrato de compra fue firmado por P. Chevalier en la Embajada de España, el 31 de julio de 1878.

34 Decreto de la Sgda. Congregación de las Indulgencias, 26 de abril de 1879.

35 Sólo después de haber hablado de las expulsiones de noviembre de 1880, el P. Chevalier recuerda su nombramiento como Arcipreste de Issoudun en 1872, para manifestar que Mons. de La Tour d' Auvergne había sido previsor, pero también para justificar su propia aceptación, ya que en 1872 todos sus Asistentes eran más bien contrarios a ella. Eran ellos: el P. Piperon, el P. V andel, el P. Guyot, y otros ...

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36 Primero en la casa de campo del seminario Mayor, en Gerra, después en la Casa de Veldhoven en Tilburg (agosto 1882).

37 El P. Chevalier pasa en silencio el ofrecimiento que habían hecho de una Misión, AUCKLAND N.Z., desde el 15 de enero de 1879; habla aquí del ofrecimiento oficioso, en febrero de 1881, y oficial después, el 25 de marzo siguiente, de los Vicariatos de Melanesia y Micronesia.

38 <<Hacía algunos años ... >>. Es decir, desde 1874. Las Hijas de Ntra. Sra. llegaron a Sydney el 31 de enero, luego a Botany-Bay a mediados de abril de 1885.

39 Aquí, el P. Chevalier empieza, por así decirlo, un «nuevo capítulo»: el del período de la «crisis interna» que se incubaba bajo las cenizas y se manifestó desde la aparición de las nuesvas Reglas y Constituciones en el año 1888, presentadas a titulo de ensayo ... Las páginas que siguen tienen un tono de justificación, de «defensa pro domo>>, pero están también marcadas por una gran sinceridad.

40 La Memon·a anónima de Amberes data de febrero de 1889, en latín, dirigida a Mons. Luis Sepiacci, obispo titular de Callinicum, Secretario de la Sgda. Congregación de Obispos y Regulares, Palacio de la Cancilleria, Roma. Según el Voto pedido al Procurador Víctor Jouet, esta Memoria (hecha en Amberes) fue enviada desde «lssoudun» y recibida el 20 de febrero de 1889, después entregada al P. Jouet el 5 de marzo: Pro informatione et voto. El Procurador, después de leerla y copiarla, escribió al R.P. Chevalier; más tarde pudo unir a su Voto la carta-respuesta del Superior General, fechada el 25 de marzo, refutando las alegaciones del Memorial (carta-respuesta preparada por el mismo P. Jouet). En Amberes, en el mes de abril de 1889, el P. Eugenio Meyer redactó una copia del Memorial, añadiendo estas palabras: «Esta copia no es exacta palabra por palabra, ya que se ha hecho del borrador del autor, que era casi indescifrable. Sin embargo, están todas las ideas y argumentos>>. Preguntado mas tarde sobre el autor de la Memoria, el P. Meyer, entonces ex-General, no quiso decírselo ai hermano, añadiendo: «Imposible, prometí al autor no traicionarlo jamás ... >>, asegurando que él no era el autor, conocido de los Archivos. Pero en los Archivos Vaticanos, en el Reg. B/26/b-1889, no se encuentra la Memoria; se señala sin embargo la respuesta del P. Chevalier: Relación Chevalier sobre el estado de la Sociedad, 25 de marzo de 1889.

41 El ofrecimiento del Arzobispo de Quito, primero al P. Jouet en Roma, después en Issoudun, fue en febrero de 1887. El primer equipo de misioneros partió el 10 de mayo siguiente, bajo la dirección del P. Morisseau, Asistente General. El asunto de Quito acabará en 1894. El P. Víctor Jouet fue a Ecuador como Visitador desde mayo de 1889 a fmales de julio de 1890.

42 Nombramiento del P. Xavier Clotz en Salzburgo, marzo 1891. 43 «todos renovaron sus votos», excepto uno, el joven P. Hermann Kliem,

miembro en Nueva Pomerania, que por lo demás estaba «en crisis>>, ambicionando la sucesión de Mons. Couppé!.

44 Este «agente de la Sgda. Congregación>> de Obispos y Regulares, era un amigo de nuestros antiguos estudiantes en Roma, rápidamente identificado y llamado al orden por sus superiores.

45 El traslado del Noviciado de Chezai-Benoit había tenido lugar ya antes del

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Capitulo dell891, es decir el15 de octubre de 1890. Aquí, el P. Chevalier tiene una distracción.

46 El Director del Escolasticado era el P. Julio V andel, sobrino del fundador de la Pequeña Obra del Sgdo. Corazón.

47 Esto sucedió el 8 de febrero de 1894, después de la reunión del Consejo General.

48 Después de la salida de los Padres Reyn y Julio Vandel, el Padre Klotz decidió pedir a Roma la dispensa de sus votos y se reunió con los primeros en Seraing, Bélgica, el 22 de abril de 1894. Será de forma casi continua el primer Asistente del Instituto de los Capellanes del Trabajo, fundado por el P. Reyn. El P. Klotz murió en Bélgica el 18 de julio de 1927.

49 Mons. José Doutreloux, obispo de Lieja desde 1879. 50 El regreso del P. Julio V andel se consiguió por las intervenciones conjuntas

de los PP. Eugenio Meyer y Lanctin de una parte, y de su prima hermana la Madre Léontine Vandel, Superiora General de las Hnas. de la Caridad de San Vicente de Paúl, en Roma, ayudada especialmente por el P. Jouet, por otras parte - Su destino a Australia fue preparado por iniciativa de su hermano y amigo de Hermanee, el P. Pedro María Treand, superior de Sydney: él mismo se lo comunicó al R.P. Chevalier por carta del12 de agosto de 1894: « ... (Julio V andel) parece inclinado a aceptar la proposición que le hice -propio motu- de venir aquí a Sydney, y regresar a la Congregación. Se que fue una osadía por mi parte hacerle esta proposición sin la autorización de Ud. Quisiera preguntarle ahora ... si le permitiría venir aquí, y en qué condiciones. Una vez esté aquí, le haré escribir todo lo que desee para pedir su perdón y su reingreso en la Congregación ... ». Se decidió todo antes de partir para Australia, en una doble entrevista con los PP. Meyer y Lanctin (agosto y sept. 1894).

51 Se trata del P.Juan Thomas, antiguo párroco de Vemeuil, nacido en 1834, profesó en 1881, entró en la Cartuja en 1883.

Para las casas o propiedades indicadas, he aquí las fechas: St. Priest (1881); La Pingaudiere (1894); Vichy, Villa de las Lilas (1892); París rue de Calais (1887); Propiedad de Cléry (o Clairy) cerca de Issoudun (1893); reapertura de la Basílica (sept. 1894 ).

52 El asunto del cuartel databa de 1875; el Parque de los Peregrinos se hizo algunos años más tarde ... y se inauguró el 8 de septiembre 1890.

53 El folleto: Las dos estatuas de Ntra. Sra. del S. C., 19 págs., publicado en 1895. El texto se encontraba ya en el apéndice no 4 de la gran obra Nuestra Señora del Sgdo. Corazón, 4• edición, París 1895.

54 En el mes de julio 1896. 55 Se trataba respectivamente del P. Cél. Ramot y del P.E. Meyer. 56 Procura en Marsella, calle Thiers, 87 desde el año 1896. 57 Mons. Boyer, creado Cardenal en el Consistorio del 29 de noviembre de

1895, murió en Bourges el 16 de diciembre de 1896 (no en enero de 1897). 58 Tenemos aquí la primera referencia al Manuscrito Notas Intimas ... que el

P. Chevalier redactó en los últimos años de su vida. 59 A propósito de la brevísima evocación de sus Bodas de Oro sacerdotales,

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el14 de junio de 1901, pensamos que el P. Chevalier terminó poco después de esa fecha la redacción de sus Anales de la Pequeña Sociedad, para los que el P. Vermin -por distracción- da la fecha de enero de 1901.

60 La última anotación es la erección de la Provincia de Italia, que se remonta ello de septiembre de 1900. Podemos damos cuenta que la interrupción de estos Anales coincide con el fmal del Generalato del P. Fundador, el 3 de octubre de 1901.

61 Desde la pág. 52 hasta el final pág. 57, el R.P. Arturo Lanctin, Superior General, indica «algunos hechos particularmente conocidos por mí», dice, para el período de transición desde el 3 de octubre de 1901 a principios de octubre de 1902, fundación de Friburgo, en Suiza.

62 Después del cierre de las casas de formación en Francia y el éxodo de muchos Padres con los Novicios y Escolares a Holanda, España, Inglaterra, al Canadá y a Roma, no quedaron en Francia, con el R.P. Fundador, Arcipreste inamovible de Issoudun, más que una veintena de hermanos franceses. Todos «secularizados» en virtud de una disposición especial de la Santa Sede para los Religiosos en Francia. Estos MSC residían en Issoudun, París, Marsella, Vichy (cf. Actas del Primer Consejo «Circunscripción» de Francia, tenido en Canet y Barcelona en febrero de 1902 y presidido por el P. Lanctin).

63 El Generalato se instaló en St. Rémy-lez-Chimay el2 de octubre de 1901 primero por los PP. Carriere y Eugenio Meyer, encargados de organizar la casa; el P. Piperon llegó el 17 de octubre; el R.P. Lanctin, retenido en España durante el mes de octubre para la instalación de la P. Obra en Barcelona y el Retiro de los escolares en Canet del Mar, llegó a Bélgica el 2 de noviembre (Diario de St. Rémy, 1901-1905).

64 Antes de ser obispo de la diócesis de Lausana, el P. Déruaz había conocido especialmente al P. Vandel, cuando ambos eran párrocos de dos parroquias vecinas en el Cantón de Vaud, Déruaz en Rolle y Vandel en Nyon, remplazándose mutuamente en una y otra parroquia entre 1848 y 1856.

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INDICE DE NOMBRES

Los nombres de personas van en letra normal, los nombres de lugares en cursiva.

Argelia 54 Alemania 21, 47, 55 Allier 29, 43 Alsacia 43 Amberes 34, 36, 37, 40, 41, 48,63 América 21, 48 Ana, (Santa) 17 Ancona 50 Arlés 29 Ars (cura de)X, 16, 59 Auckland 63 Australia 42, 64 Auteuil (calle de, París) IX

Barcelona 31, 54, 55, 65 Barra! (P.M., padre) VIII, XI, 61,

62 Belén 10 Bélgica VI, 21, 32, 41, 42, 53, 64,

65 Benito (San) 43 Berry 2, 4 Berthon (Pablo, padre) 62 Bertin (Emilio, Padre) VII Blandina (Santa) 30 Boca 53 Bois-le-Duc (Obispo de) 31 Bonneval (vizconde Fernando de)

58 Botany Bay 32, 63 Bourges 1, 2, 4, 5, 11, 12, 13, 16,

17, 19, 21, 22, 35, 37, 39, 45, 47,49, 50, 53,57, 58,60

66

Boyer (Cardenal) 39, 45, 47, 50, 53,64

Brach (Sra. de) 24 Burdeos 4

Caillaud (J. F. sacerdote) 10, 16 Calais (calle de, París) 43, 53, 64 Canadá 21, 65 Canet de Mar (España) 54, 65 Carrierre (Pablo, padre) 54, 65 Cartuja (La) 42, 64 Champgrand (padre de) 4 Charbonnel (de, obispo) 23 Chdteau de la Beuvriere 24 Chdteauroux 22, 43 Chevalier (Julio, padre) V, VI, VII,

VIII, IX, X, XI, XII, 1, 2, 11, 16 ,18, 51, 52, 57, 58, 60, 61, 62, 64

Chezal-Benoit IX, 29, 37, 38, 40, 50, 53, 63.

Cléry 43, 64 Convento de San Buenaventura

62 Convento de la Visitación 24 Cougny (familia de) 42 Couppé (Luis, obispo) 47, 63 Croizier (madre Maria de Sales) 24 Cros (padre, S.J.) 24, 62 Crozat (Guillermo, sac.) 4, 11, 20,

60 Culan 11

1

Dabert (Obispo) 22 Daussigny (Julieta) 11 Daussigny (Teófilo) 11 De Quesne (familia) 29 De Quesne (Sra. Blanca) XI, 7, 58 Derauz (José, obispo) 55, 56 Deschamps (padre, S.J.) 62 Doutreloux (Víctor José, obispo) 64 Dupont (Celestino, cardenal) 5, 7,

10, 11, 16, 19

Ecuador 35 Esmirna 22 España 28, 31, 62 Estados Unidos 31 Europa 46 Fontgombault (Abad de) 22, 45 Fourrey (René, mons.) 59 Fourviere (Ntra. Sra. de) 25 Francia 2, 21, 26, 30, 33 Franceschini (conde de) 48 Franciscanos 4 Francisco de Sales (San) 23 Francisco de Regis (San) 16 Friburgo 55, 56, 65 Fruchaud (obispo) 21

Gallo (mons.) 25 Gamaliel 13, 59 Gasnier (Pedro, padre p.s.s.) 10 Genocchi (Juan, padre) 50 Georgelin (Pablo, padre) X, 58 Gerra (Holanda) 63 Gertrudis (Santa) 23 Glastonbury (Inglaterra) 31, 54 Gotti (cardenal) 54 Guibert (obispo) 22, 61 Guyot (Juan B., padre) 32, 62

Hainaut 53 Haute-Vienne 42

Hello (Emest, Sra.) IX, XII, 58, 59 Hermanee 64 Holanda 21,27,31,32,37,55,65

Iesi (Italia) 50 Ignacio de Loyola (San) 51 Indre 22, 52 Inglaterra 17, 31, 46, 54, 65 Innsbruck 27, 62 Islas Gilbert 47 Issoudun IX, X, XI, 2, 4, 7, 11,

12, 16, 17, 21, 22, 23, 25, 26, 27' 29, 30, 32, 37' 38, 39, 40, 41,45,52,57,59,60,61,62,65

Italia 21, 48, 65

Jesuitas VIII, 16, 24, 29, 51 (ver Cros, de Saint-Angel, Leblanc, Ramiere)

José (San) X, 1, 7, 11, 12, 17, 18, 35

Jouet X, XI, 26, 32, 58, 59, 62, 63 Juan de Letrán (calle de S.) 28 Juan Evangelista 7 Juagand (doctor) 43

Kliem (Germán, padre) 63 Klotz (Feo. Javier, padre) 35, 37,

38,40, 41, 42,63,64

La Louvesc 16 Lamblin (sacerdote) 17 Languet (mons.) Lanctin (Arturo, padre) VII, 65 Lander (Juana) ver Helio (Sra.) La Salette 16 Las erre (Enrique) IX La Tour d' Auvergne (obispo) 18,

21,22,26,27,30,32,43,60,62 Lausana 65 Leblanc (H., padre S.J.) 60

67

Page 42: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

León XIII (papa) 28, 31, 36, 47,50 Lieja 42, 64 Limoges 21 Linetiere (familia de) 17, 60 Lobin (Leopoldo) 59 Loches 46 Lorena 43 Lovaina 55

Madeley (Inglaterra) 31 Marcha! (Juan José, obispo) 35,

37, 39 Margarita Maria Alacoque (Santa)

13, 17 Marsella 64, 65 Maugenest (Sebastián, padre) 1, 2,

11, 12, 29, 57,60 Melanesia 31, 63 Meloizes (marquesa y familia de los)

17, 29,59,60 Menjaud (Alejo, obispo) 17, 20,21 Meyer, (Eugenio, padre) 63, 64 Micronesia 31, 63 Monaco de Valetta (Cardenal) 28,

50 Mondion (Santiago de, escolar) 62 Monsprey (de, Srta.) 24 Morat (calle de, Friburgo) 55 Morisseau (Francisco, padre) 58,

63

Nancy 17 Navarre (Luis, obispo) XI Navona (Plaza) VIII, 28 Nazaret 7 Nueva Guinea 46, 47 Nueva Guinea Holandesa 55 Nueva Pomerania 47, 48, 63 Nueva Zelanda 63 Nyon 65

68

Oeventrop (Alemania) 55 Oceanía VIII, 31, 46, 47,54 Omegna (Italia) 55 Ordóñez (obispo) 35

Paray-le-Monial 13, 24, 25, 62 París IX, XI, 2, 22, 43, 53, 59 Parocchi (Cardenal) 50 Patrizi (Cardenal) 25, 26 Périgeux 22 Pío IX (papa) 18, 25, 26, 27, 32, 40,

44,60 Piguet (familia) 29 Pingaudiere (la) 42, 64 Piperon (Carlos, padre) VI, XII,

11, 16, 37, 59, 62, 65 Postal (Alfonso, padre) 62 Propaganda (Colegio de la) 28 Protestantes 28, 47 Puy (el) 16 Python (Jorge) 55

Quebec 54 Quito 35, 63

Ramiere (Enrique, padre S.J.) 22, 60

Ramot (Celestino, padre) 64 Randwick 25 Reyn (Teófllo, padre) 37, 40,41, 64 Richelieu 11 Robert (obispo) 50 Rolle 65 Roma VIII, 25,27, 28, 29, 32, 34,

36, 39, 41, 44, 50, 54, 58, 62, 63,64,65

Rosse (abogado) 46

S. Andrés del Valle (Iglesia) 25 S. Andrés del Quirinal (Iglesia) 25 Saint-Angel (de, padre) 23, 24, 62

S. Cyr (Iglesia) XI, 30, 45 S. Gérand-le-Puy 29 S. Pedro (parroquia) 12 S. Priest 42, 64 S. Rémy-lez-Chimay 53, 65 S. Sulpicio (Paris) 2, 4 S. Venancio (Iglesia) 25 Smo. Sacramento (parroquia) 35 Salzburgo 34, 36, 37, 41, 55, 63 Scalzi (mons.) 25 Sepiacci (mons.) 36, 63 Seraing 42, 64 Servonnet (Pedro, obispo) 50, 53 Sinope (obispo de) 39 Sittard 27, 62 Spaccapietra (obispo) 22 Suiza 21, 55, 65 Sydney 31, 42, 46, 63, 64

Thiers (calle, Paris) 64 Thizay 60 Thomas (Juan, padre) 42, 64 Tilburg XII, 31, 34, 37, 41, 63 Toronto 23 Tournay 53 Tours 11, 22, 43, 59

Trapenses (Roma) 28 Treand (Pedro Maria, padre) 64

Ursulinas (Hermanas) 62 Ursino (San) 7

Vandel (Léontine, madre) 64 Vandel (Julio, padre) 41, 42, 64 Vandel (J.M., padre) VIII, 42, 56,

60, 65 Vaud (cantón de) 65 Vaudon (Juan, padre) XII Verga (obispo) 48 Verius (Estanislao E., obispo) 38,

40 Vermin (Enrique, padre) VII, X,

XI, 57, 58, 65 Verneuil (familia de) 64 Vicente de Paul (San) 30 Vicente (San) 22 Vichy 43, 64 Vierzon 11, 24 Visitación, ver Convento de.

Watertown 31

69

Page 43: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

INDICE ANALITICO

Los nombres de los escritos van en mayúsculas.

Administración general, 39, 51, 52, 53, 54; ver Asistentes; Chevalier; Procurador.

Adoración 3 ANALECTA VII, 51 ANALES DE NTRA. SRA. S.C. X, XI, XII, 23, 25, 28, 29, 31, 44, 46 ANALES DE LA PEQUEÑA SOCIEDAD V. SS. 58, 59, 61, 62 Archicofradía de Ntra. Sra. del S.C. (Ver Ntra. Sra. del S.C.) Archicofradía de Ntra. Sra. de las Victorias 7, 58 Arzobispo de Bourges: Ver Dupont (1842); Menjaud (1859-1861); De la

Tour d'Auvergne (1861-1896); Servonnet (1897-1909) Assistentes generales 32, 34, 37, 39, 47, 48, 53,63 Asociaciones 18; ver Archicofradía; Sacerdotes Seculares del S.C. Asociación de madres cristianas 21, 30

Basílica (Issoudun) V, 8, 10, 11, 12, 14, 16, 17, 20, 21, 22, 29, 30, 44, 46,53, 60,64

Basílica, vidrieras 17, 21, 59; ver Ntra. Sra. del S.C., Imagen. Basílica del Sgdo. Czón. (Quito) VII, 49, 50 Bodas de Oro sacerdotales VIII, 49, 50

Capítulos: 1869: VII; 1879: 32; 1891: 34, 35, 39, 40; 1893: VIII, 36, 40; 1897: VIII, 47, 48; 1900: 51, 54

Casa (primera) 9, 10, 12, 20 Casa del Sgdo. Czón. 40, 52; ver Casa (primera) Casas del Norte 33 ss., 41 Casa de Roma 29 Circunscripción francesa 52, 55 Cominidad 12; ver Casa; Misioneros del S.C. Conferencia de San Vicente de Paú! 30 Congregación de Obispos y Religiosos 33, 35, 36, 37, 38 ,39, 47, 48; ver

Santa Sede Congreso Mariano (Friburgo) 55 Consagración; ver Sgdo. Czón. CONSTITUCIONES 32, 33, 34, 63; ver DIRECTORIO; REGLAS Corazón de Jesús 1, 3, 6, 11, 12, 13, 17, 18, 20, 21, 29, 41,51

70

'"

Corazón de Maria 4, 5, 7, 58; ver Archicofradía Ntra. Sra. de las Victorias Crisis interna VIII, 33 ss., 63 Culpa (la) 12

DECRETO DE ALABANZA VII, 32 Delegado Apostólico 39, 40; ver Visitador Apostólico Despacho XI, 52; ver Ntra. Sra. del S.C., asociación DIRECTORIO 33, 34, 47; ver REGLAS Disciplina regular 33, 37 Divisa (Amado sea en ... ) 1, 19

Escuela Apostólica; ver Pequeña Obra Escolasticado 29, 37, 38, 41, 54 Expulsión de los Religiosos de Francia VI, VIII, 29, 31, 34, 52, 53, 54

Generalato; ver Administración general

Hábito 32 Hijas de Ntra. Sra. del S.C. VIII, 31

Inmaculada Concepción 2, 4, 5, 7, 23; Fiesta de la 5, 7 Instituto de Capellanes del Trabajo, 64 Internacionalismo 37 Invocaciones 1,18, 57; ver Divisa

José (San) X, 1, 7, 11, 12, 17, 18, 59,60 Juan Evangelista 7

Mal moderno 2, 18 Maria 3, 6, 7, 12, 17, 19; Fundadora 3, 10; ver Czón. de Maria; Ntra. Sra. Maria (nombre de); ver Nombre de Maria, fiesta del Masonería 45, 52 MEMORIA ANONIMA 33, 63 MENSAJERO DEL SGDO. CORAZON 22 Misericordia 7 Misioneros del Sgdo. Corazón XII, 1, 3, 4, 6, 10, 12, 13, 16, 18, 23, 24,

30, 31, 38, 41, 42, 47, 51, 54, 57, 58; fin de los, 1, 3, 6, 18, 20, 44; fundación de los, 3, 5, 6, 10; medios, 18; Pío IX Superior de los, 31, 40; ver Pequeña Sociedad

Misiones extranjeras VIII, 31, 33, 46, 47,63

71

Page 44: JULIO CHEVALIER MSC., Anales de la Pequeña Sociedad

Nombre de María (Fiesta del) 10 NOTAS INTIMAS 50, 59, 64 Novenas 3, 6, 16, 40, 58, 59 Noviciado VIII, 29, 31, 34, 37, 54, 63,65 Ntra. Sra. de la Fourviere 25 Ntra. Sra. del Puy 16 Ntra. Sra. del Sgdo. Czón. VII, 1, 3, 6, 10, 17, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 31,

40, 44, 45, 46, 52, 54, 56, 59; asociación de, V, VIII, 18, 23,27, 28, 30, 52, ver Despacho; Archicofradía (Roma), 25, 26, 28; coronación, VII, 25, 26, 32, 44, 46; peregrinación, IX, 44, 45; imagen, 4, 6, 17, 21, 23, 25, 26, 27, 32, 44, 45, 59; titulo, VIII, 17, 23, 24, 62

Ntra. Sra. de la Salette 16

Obra Rural 42 Obra de las sirvientes 30 Obstáculos l, 5, 12, 13, 14, 26, 29, 45, 47, 52; ver Crisis interna; Provi­

dencia

PACTO (con la Virgen) VII, X, XII, 4, 6, 7, 57,58 Papa 28, 31, 40, 44, 50; ver León XIII; Pío IX; Santa Sede Parque del Sgdo. Czón. 43, 45 Pequeña Obra del S.C. VIII, 29, 31, 34, 37, 40, 42, 43, 50, 53, 54, 55,

56, 61; ver Vandel, J.M. Pequeña Sociedad VI, 1, 10, 16, 23, 30, 32, 57; ver Misioneros del S.C. Plaza del Sgdo. Czón. 22 Pere·grinación del P. Chevalier 13, 16, 18 Pobreza 10, 12, 54 Procura general 29, 48 Procura de misiones 50 Procura de los Trapenses 62 Procurador general 33, 39, 50, 58; ver Jouet, Genocchi Profesión religiosa VII, 12; ver Votos Protector (Cardenal); ver Monaco; Parocchi Providencia 1, 3, 5, 10, 13, 15, 18, 21, 31, 42 Provincia de Francia 54; ver Circunscripción francesa Provincia del Norte 41, 46, 48 Provincias 54, 55

REGLAS VI, 12, 33, 58; ver DIRECTORIO Reparación 3, 6, 18 Retiro 16, 39

72

Sacerdotes del S.C. 5; ver Misioneros del S.C. Sacerdotes seculares del S.C. X, 20 Sagrado Corazón 1, 14, 17, 18, 20, 21, 22, 23, 32, 43, 44, 50, 51, 52,

54; consagración al, 21; devoción al, 1, 3, 6, 13, 16, 19, 50; fiesta del, 7, 32, 50; imagen del, 6, 16, 17, 21, 51; ver Corazón de Jesús

Santo oficio 27 Santa Sede 25, 26, 27, 32, 37, 38, 39, 41, 44, 48; actitud hacia, 27, 44,

48; ver Congregación de Obispos y Religiosos; Papa Secularización de los religiosos 65 Seminario Mayor de Burdeos 4 Seminario Mayor de Bourges VII, 1 Seminario Mayor de S. Sulpicio 2 Seminario Mayor de Gerra 31 Sociedad de los M.S.C.; ver Misioneros del S.C.

TESTAMENTO ESPIRITUAL 62

Ursino (San) 7

Vicario apostólico 4 7, 48 Vicario general (MSC) 35, 51 Vicario general (Bourges) 16, 17 Vida comunitaria 12, 37 Viernes (primer) 16, 29 Visita canónica 54 Visitador apostólico 39, 40, 47; ver Delegado apostólico Votos 12, 34, 36 Voto de estabilidad 12

73