JULIO ANTONIO MELLA El marxismo desde una dimensión...

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Año 111/No. 1 71 El marxismo desde una dimensión cubanísima JULIO ANTONIO MELLA Comprendió que el socialismo solo puede funcionar de manera histórico concreta fundido con la herencia espiritual y las tradiciones patrióticas de muestro pueblo Por FELIPE DE J. PÉREZ CRUZ T empranamente inició su ca- mino revolucionario desde el ideario humanista, democráti- co, antimperialista y nacional libe- rador de José Martí. Asombran la profundidad y lucidez con que el jo- ven (nacido en La Habana en 1903, aún no había cumplido los 26 años al ser asesinado) llevaba dentro de sí las ideas del Maestro. Antes de 1920, solo un pequeño grupo de pa- triotas cubanos había denunciado en Cuba el fenómeno del asalto del imperio del Norte a la mayor de las Antillas, pero ninguno como él ha- bía asumido esta posición, con tan- ta identidad y nitidez martiana. Mella devela la relación de nece- sidad que nuestro Héroe Nacional expuso en su postulado antimperia- lista: La unidad latinoamericana, como condición de supervivencia y desarrollo frente a la agresiva ex- pansión imperialista de los Estados Unidos. Este será su primer gran descubrimiento del Apóstol. Martí, Marx, Lenin Las ideas teóricas sobre el socia- lismo le llegaron a Mella por la vía de una “gran herejía”; cuando Vladimir Ilich Lenin rompiendo esquemas y pronósticos, lanzó a los bolcheviques al combate, triun- fó y consolidó la Gran Revolución Autor no identificado TINA MODOTTI Nadie como Mella, en las primeras tres décadas del siglo XX, asumió el antimperialismo con tanta identidad y nitidez martiana. Socialista de Octubre, abrió para su pueblo y para los pueblos del mun- do una nueva época. Por ello desde fecha temprana –finales de 1924–, se percata de la importancia del le- ninismo y lo une insoslayablemente a la obra de los dos fundadores del marxismo. Habla de “los principios científicos que Karl Marx hizo axio- mas teóricos y que Lenin hizo mo- numentos magníficos de belleza y de justicia”. Julio Antonio Mella, con solo 21 años, llega de la mano de Martí, de manera inequívoca, al proble- ma central que estaría en el centro de los debates, de las victorias y derrotas del movimiento comunis- ta de América Latina y el mundo, hasta hoy. La causa del socialismo en general, afirma, “es la causa del momento, en Cuba, en Rusia, en la India, en los Estados Unidos y en la China. En todas partes. El solo obstáculo es saberlo adaptar a la realidad del medio”. Partici- pante del histórico acontecimien- to de la constitución del primer Partido Comunista en Cuba en agosto de 1925 –antes había funda- do la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en 1922 y lide- rado el movimiento de la Reforma Universitaria en la Cuba de 1923- 24–, la militancia comunista lo vincu- lará definitivamente con la clase obrera y del pueblo más humilde. El estudio del Programa y los Estatutos del Partido Revoluciona- rio Cubano, le descubre a Julio Antonio las similitudes de la obra mayor de José Martí, con el parti- do de los comunistas. La continui- dad se expresaba en los aportes extraordinarios de la concepción martiana de partido revoluciona- rio: democracia, centralismo y mili- tancia activa en la organización de base. La negación dialéctica se de- sarrollaba a partir del carácter y la dirección del movimiento revolucio- nario en la época del imperialismo,

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Año 111/No. 1 71

El marxismo desde una dimensión cubanísima

JULIO ANTONIO MELLA

Comprendió que el socialismo solo puede funcionar de manera histórico concreta fundido con la herencia espiritual y las tradiciones patrióticas de muestro pueblo

Por FELIPE DE J. PÉREZ CRUZ

Tempranamente inició su ca-mino revolucionario desde el ideario humanista, democráti-

co, antimperialista y nacional libe-rador de José Martí. Asombran la profundidad y lucidez con que el jo-ven (nacido en La Habana en 1903, aún no había cumplido los 26 años al ser asesinado) llevaba dentro de sí las ideas del Maestro. Antes de 1920, solo un pequeño grupo de pa-triotas cubanos había denunciado en Cuba el fenómeno del asalto del imperio del Norte a la mayor de las Antillas, pero ninguno como él ha-bía asumido esta posición, con tan-ta identidad y nitidez martiana.

Mella devela la relación de nece-sidad que nuestro Héroe Nacional expuso en su postulado antimperia-lista: La unidad latinoamericana, como condición de supervivencia y desarrollo frente a la agresiva ex-pansión imperialista de los Estados Unidos. Este será su primer gran descubrimiento del Apóstol.

Martí, Marx, Lenin

Las ideas teóricas sobre el socia-lismo le llegaron a Mella por la vía de una “gran herejía”; cuando Vladimir Ilich Lenin rompiendo esquemas y pronósticos, lanzó a los bolcheviques al combate, triun-fó y consolidó la Gran Revolución

Autor no identifi cado

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OTTI

Nadie como Mella, en las primeras tres décadas del siglo XX, asumió el antimperialismo con tanta identidad y nitidez martiana.

Socialista de Octubre, abrió para su pueblo y para los pueblos del mun-do una nueva época. Por ello desde fecha temprana –fi nales de 1924–, se percata de la importancia del le-ninismo y lo une insoslayablemente a la obra de los dos fundadores del marxismo. Habla de “los principios científi cos que Karl Marx hizo axio-mas teóricos y que Lenin hizo mo-numentos magnífi cos de belleza y de justicia”.

Julio Antonio Mella, con solo 21 años, llega de la mano de Martí, de manera inequívoca, al proble-ma central que estaría en el centro de los debates, de las victorias y derrotas del movimiento comunis-ta de América Latina y el mundo, hasta hoy. La causa del socialismo en general, afi rma, “es la causa del momento, en Cuba, en Rusia, en la India, en los Estados Unidos y en la China. En todas partes. El solo obstáculo es saberlo adaptar a la realidad del medio”. Partici-

pante del histórico acontecimien-to de la constitución del primer Partido Comunista en Cuba en agosto de 1925 –antes había funda-do la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) en 1922 y lide-rado el movimiento de la Reforma Universitaria en la Cuba de 1923-24–, la militancia comunista lo vincu-lará defi nitivamente con la clase obrera y del pueblo más humilde.

El estudio del Programa y los Estatutos del Partido Revoluciona-rio Cubano, le descubre a Julio Antonio las similitudes de la obra mayor de José Martí, con el parti-do de los comunistas. La continui-dad se expresaba en los aportes extraordinarios de la concepción martiana de partido revoluciona-rio: democracia, centralismo y mili-tancia activa en la organización de base. La negación dialéctica se de-sarrollaba a partir del carácter y la dirección del movimiento revolucio-nario en la época del imperialismo,

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4 de enero de 201972

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Organizador del Congreso Nacional de los Estudiantes (1923), un año antes había fundado la FEU.

Junto con delegados de partidos comunistas hermanos en el Congreso Mundial contra la opresión colonial.

donde a la tarea martiana inconclu-sa de la liberación nacional, estaba ineludiblemente unida, la lucha por la emancipación social.

El papel del partido único para la Revolución, completaría en Mella el descubrimiento por la esencia del te-soro ideológico y político legado por Martí. Esta concepción muy nítida en el ensayo de 1925 Glosas al pen-samiento de José Martí se articu-la con la ratifi cación de la unidad la-tinoamericana como necesidad de sobrevivencia y desarrollo frente al imperio estadounidense y sus ému-los europeos.

Entronca Julio Antonio con la Internacional Comunista por la vía de la Liga Antimperialista de las Américas, su más acertada crea-ción en nuestras tierras. Ardiente patriota, defendió con fi rmeza los principios internacionalistas, los que para él (en 1925) signifi caban “en primer término, liberación na-cional del yugo extranjero imperia-lista y, conjuntamente, solidaridad, única, estrecha con los oprimidos de las demás naciones”.

La fundación en 1925 de la Liga Antimperialista en Cuba como fren-te único de obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales, y de la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC) en el México de 1928, creada para unir a todas las fuerzas revolucio-narias y democráticas cubanas con el propósito de derrocar la dictadu-ra de Machado; constituyen hitos importantes en la concreción de las concepciones martianas, marxistas y leninistas de Mella.

Mella en su tiempo

En la noche del 10 de enero de 1929, cerca de la esquina formada por las calles Morelos y Abraham González, en Ciudad México, pistoleros a sueldo del tirano Gerardo Machado lo asesi-naron. Caía en vísperas de grandes combates latinoamericanos: Nica-ragua 1927-1933, Cuba 1930-1935, Brasil 1930, El Salvador 1932. Su sa-biduría y audacia hubieran consti-tuido un aporte sustancial en estas primeras “pruebas de fuego” del mo-vimiento comunista y revolucionario de la región.

Después de su muerte, el im-prescindible trabajo por la unidad de todas las fuerzas antimperialis-tas y democráticas sufrió notables facturas. Su experiencia política y desarrollo ideológico, la creciente ascendencia como líder entre los comunistas y antimperialistas cen-troamericanos y caribeños, poten-ciaban la labor martiana que ya ha-bía emprendido, de unir voluntades y precisar conceptos.

La referencia a la trascendencia de Mella para el movimiento re-volucionario de su época, y sobre todo, la intelección sobre su posi-ble actuación en aquellas comple-jas circunstancias, no constituyen meros ejercicios especulativos. Se fundamentan en la acción y pen-samiento de un hombre que mar-caba la vanguardia ideopolítica de su generación. La contempo-raneidad, la permanente actuali-dad de Julio Antonio Mella, parte, precisamente, de esa perspectiva histórica.

Dentro del Partido, defendió la diversidad de enfoques, alterna-tivas y matices sobre la manera más atinada de enfrentar el trabajo revolucionario. Fue un constante promotor del imprescindible clima de fraterna polémica y debate en el que se debe nutrir y desarrollar la organización revolucionaria. En los años fi nales de su existencia Mella crece y se proyecta en la historia de Cuba y América, desde la matriz del pensamiento martiano, una articu-lación inédita y feliz, un modo y un estilo de hacer, que enriquecieron y desarrollaron las esencias de los clásicos del socialismo científi co.

Mella tiene –a nuestro modo de ver–, tres grandes méritos. El pri-mero, de fundador del socialismo cubano: martiano, latinoamerica-no, marxista y leninista. El segun-do, haber defi nido con optimismo e intransigencia –en medio de las más adversas condiciones–, la op-ción socialista para nuestros pue-blos, y en consecuencia, combatir, de forma decidida, constante y au-daz por el logro de ese objetivo. El tercero, situar al pueblo, sus anhe-los, necesidades y potencialidades, en el centro de todo análisis, vivir y actuar en el seno de ese pueblo, y luchar junto a él, por demostrar en la práctica la verdad de las apre-ciaciones que nacían del contacto intenso con la teoría y la realidad.

Incorpora el marxismo y el leni-nismo a la ideología revolucionaria

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cubana como programa de asimila-ción cognoscitivo, valorativo y prác-tico transformador de la realidad. Comprende desde sus primeras incursiones teóricas al socialismo, que este solo puede funcionar en una cultura de manera histórico concreta, fundido con la herencia espiritual y práctica transformado-ra en la que se incluye. Martí fue su gran guía en fi losofía y política para la Revolución

Julio Antonio Mella no fue portador de una visión marxista acabada. No podía serlo en las condiciones en que estudió, trabajó y luchó, ni tampoco lo pretendió porque comprendía, en toda su dimensión, el valor y la nece-sidad del constante enriquecimiento de la teoría en la práctica revolucio-naria, en la acción trascendente de las masas. En sus trabajos aparecen a los ojos de la ciencia marxista actual limitaciones comunes en esos años en que –como hoy– se debatía junto al presente y futuro de la Revolución, el presente y futuro de la propia teoría revolucionaria.

Lo fundamental y decisivo fue que nada frenó su labor de síntesis y generalización dialéctica de los principios metodológicos, la ideo-logía y la política de los clásicos más avanzados del pensamiento revolu-cionario universal vistos con una dimensión cubanísima, y por tanto también universal, que crece desde lo más auténticamente progresivo de la cultura y el pensamiento cari-beño y latinoamericano.

SEGUNDA QUINCENA

19 (1869) José Martí publica su primer artícu-lo político en El Diablo Cojuelo. Cuatro días después, aparece su poema dramático “Ab-dala” en el periódico La Patria Li-bre. ANIVERSARIO 150.

21 (1959). Concentración de más de un millón de personas ante el Palacio Presidencial en apoyo a las medidas revolucionarias. ANIVERSARIO 60.

22 (1869). Los llamados voluntarios (paramilitares al servicio de España) atacan al público asistente al teatro Villanueva. ANIVERSARIO 150.

22 (1959). Operación Verdad. Fi-del refuta las campañas mediáticas contra Cuba. ANIVERSARIO 60.

23 (1959) Fidel viaja a Venezuela. Durante su estancia en ese país, muere en un accidente el coman-dante Paco Cabrera, jefe de su es-colta. ANIVERSARIO 60.

24 (2004). Fallece la destacada actriz cubana Raquel Revuelta, recordada por sus interpretacio-nes de Lucía y Doña Bárbara. ANIVERSARIO 15.

28 (1853) Nace en La Habana José Martí.

28 (1939). El Congre-so Obrero Nacional acuerda la fundación de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC). Lázaro Peña es electo secretario general. ANIVERSARIO 80.

EFEMÉRIDES DE ENERO

El pensamiento de Mella funda-menta cómo desde el nacimiento de nuestro socialismo existió un substrato original. En función de las necesidades y esencias criollas, y sobre todo, permeado de la espi-ritualidad y la riqueza conceptual que le venía directamente de José Martí, Mella encuentra el camino –que Baliño vislumbró– por el que transitarían los más preclaros revo-lucionarios cubanos en el presente siglo: de Martí a Marx y Lenin, y de estos el regreso con más certezas y pasión a Martí.

Ese fue el camino de Rubén Martínez Villena y Pablo de la To-rriente Brau; por él avanzaba a paso fi rme Antonio Guiteras cuan-do cayó en combate. Por la misma cuesta se empinó la Generación del Centenario, y su vanguardia, con Fidel Castro al frente. Ese tránsito natural y el tipo de articulación de pensamiento y tradiciones que se logró, constituye el mayor suceso espiritual de la Revolución Cubana, la más importante originalidad del socialismo cubano, sin cuyo cono-cimiento cabal no es posible en-tenderle de veras, y cuyas conse-cuencias distan mucho de haberse agotado.

______________Fuentes consultadasLa compilación J. A. Mella. Documen-tos y artículos (Editorial de Ciencias Sociales. 1975).

En Glosas al pensamiento de José Martí devela los postulados antimperialistas del Apóstol y su concepción de la unidad latinoamericana para enfrentar la agresiva expansión imperialista de los Estados Unidos.

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