Julio 2011

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Edición No. 075 AÑO DEL REINO DE DIOS JULIO 2011 EL REINO DE DIOS LLAMA A LA CONVERSIÓN Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la rotura se haría mayor. Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarán los cueros, el vino se desparramará y los recipientes se estropearán. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y así se conservan bien el vino y los recipientes.” (Mateo 9, 16 - 17) “No se echa vino nuevo en odres viejos, pues los odres reventarían, el vino se derramaría y los odres se echarían a perder. El vino nuevo se echa en odres nuevos y los dos se conservan”(Mt 9,17). Queridos Hermanos y Hermanas: este texto del Evangelio según San Mateo, escogido para acompañar en este bimestre el tema del “Reino que llama a la Conversión”, nos introduce en una meditación necesaria sobre la actitud de debemos tener al encontrarnos con el anuncio que Jesús hace de su Reino y las condiciones para tomarlo en serio, para asumirlo como parte integrante de cada uno de nosotros. En efecto, Jesús hace referencia a algo “antiguo” y algo “nuevo”. Jesús en el texto se refiere al antiguo Testamento o la antigua Alianza, frente al nuevo Testamento y la Nueva Alianza sellada con su sangre, el vino nuevo de su Reino en plenitud. No es que vea mal lo que se refiere al antiguo Testamento: lo ve “incompleto”, no había llegado a su plenitud, a su cumplimiento. Sin perder continuidad, ahora hay una “novedad” que sobrepasa y planifica todo lo que hasta ahora había ocurrido, dándole pleno sentido: En Jesucristo se cumplen todas las expectativas de la humanidad, desbordándolas y dando lugar a que la salvación y su Reino de amor, de justicia, verdad y paz aconteciera entre nosotros. La respuesta de conversión, pues, que Jesús nos pide ante esa “novedad”, es asumir justamente, una actitud nueva, que se va a dar en el encuentro con Él, la aceptación de su vida y mensaje, el seguimiento sincero como discípulos suyos y el compromiso en la misión. Esto significa, en últimas, ser criaturas nuevas y caminar siempre en la actitud de renovación que su Espíritu suscita en cada uno y en el conjunto de la Iglesia y del mundo. Es necesario examinar si hemos asumido esta actitud de renovación en la vida personal, en la familia, en nuestra Parroquia, en los grupos a los que pertenecemos y si verdaderamente hemos tomado en serio la opción de nuestra Arquidiócesis al aplicar el PDER o Proceso Diocesano de Evangelización y Renovación: Es posible que necesitemos “conversión personal y conversión pastoral”, como nos lo recuerda el Documento de Aparecida. Pidamos el auxilio del Señor para alcanzarla. Con mi fraterno saludo. † ISMAEL RUEDA SIERRA Arzobispo de Bucaramanga Intención misionera mes de julio Que los Obispos, los Presbíteros, los Diáconos, los Religiosos, las Religiosas y Laicos que Trabajan en Tierra de Misión sean Testimonios de la Alegría del Evangelio y Signos Vivientes del Amor

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Edición No. 075 AÑO DEL REINO DE DIOS JULIO 2011

EL REINO DE DIOS LLAMA A LA CONVERSIÓN

“Nadie remienda un vestido viejo con un pedazo de tela nueva, porque el pedazo nuevo tiraría del vestido y la rotura se haría mayor. Y nadie echa vino nuevo en recipientes de cuero viejos, porque si lo hacen, se reventarán los cueros, el vino se desparramará y los recipientes se estropearán. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, y así se conservan bien el vino y los recipientes.” (Mateo 9, 16 - 17)

“No se echa vino nuevo en odres viejos, pues los odres reventarían, el vino se derramaría y los odres se echarían a perder. El vino nuevo se echa en odres nuevos y los dos se conservan”(Mt 9,17).

Queridos Hermanos y Hermanas: este texto del Evangelio según San Mateo, escogido para acompañar en este bimestre el tema del “Reino que llama a la Conversión”, nos introduce en una meditación necesaria sobre la actitud de debemos tener al encontrarnos con el anuncio que Jesús hace de su Reino y las condiciones para tomarlo en serio, para asumirlo como parte integrante de cada uno de nosotros. En efecto, Jesús hace referencia a algo “antiguo” y algo “nuevo”. Jesús en el texto se refiere al antiguo Testamento o la antigua Alianza, frente al nuevo Testamento y la Nueva Alianza sellada con su sangre, el vino nuevo de su Reino en plenitud.

No es que vea mal lo que se refiere al antiguo Testamento: lo ve “incompleto”, no había llegado a su plenitud, a su cumplimiento. Sin perder continuidad, ahora hay una “novedad” que sobrepasa y planifica todo lo que hasta ahora había ocurrido, dándole pleno sentido: En Jesucristo se cumplen todas las expectativas de la humanidad, desbordándolas y dando lugar a que la salvación y su Reino de amor, de justicia, verdad y paz aconteciera entre nosotros.

La respuesta de conversión, pues, que Jesús nos pide ante esa “novedad”, es asumir justamente, una actitud nueva, que se va a dar en el encuentro con Él, la aceptación de su vida y mensaje, el seguimiento sincero como discípulos suyos y el compromiso en la misión. Esto significa, en últimas, ser criaturas nuevas y caminar siempre en la actitud de renovación que su Espíritu suscita en cada uno y en el conjunto de la Iglesia y del mundo.

Es necesario examinar si hemos asumido esta actitud de renovación en la vida personal, en la familia, en nuestra Parroquia, en los grupos a los que pertenecemos y si verdaderamente hemos tomado en serio la opción de nuestra Arquidiócesis al aplicar el PDER o Proceso Diocesano de Evangelización y Renovación: Es posible que necesitemos “conversión personal y conversión pastoral”, como nos lo recuerda el Documento de Aparecida. Pidamos el auxilio del Señor para alcanzarla. Con mi fraterno saludo.

† ISMAEL RUEDA SIERRA

Arzobispo de Bucaramanga

Intención misionera mes de julio

Que los Obispos, los Presbíteros, los Diáconos, los Religiosos, las Religiosas y Laicos que Trabajan en Tierra de Misión sean Testimonios de la Alegría del Evangelio y Signos Vivientes del Amor de Cristo