Julieta Kirkwood

4
Entre otras cosas, lo anterior también ha implicado para las mujeres, alcanzar conciencia política a través de las ideas, acciones y organizaciones constituidas sólo por el poder y la cultura masculina, y en sus términos, sus valores, su lenguaje, sus formas de organización. A partir de estas formas de ser y de querer ser (valores) se va a establecer lo que es apropiado y bueno para las mujeres y lo que es peor: lo que es posible para las mujeres. El problema de este ser "narrado desde afuera", es que ha determinado las modalidades de la participación política de las mujeres y también incide en la aceptación, de parte de éstas, de las formas de su participación en las organizaciones. Y, generalmente estas formas son: las mujeres constituimos bases de apoyo; complementariedad en las labores de la política; realización obediente de las instrucciones de la directiva y de la jerarquía y por último ~en algunos momentoS de la historia- se les ha asignado también el rol de constituirse en movilización explosiva o detonante, de algunas reivindicaciones ligadas a la problemática de la familia, de la relación madre-hijo, Por enconces, leímos paralelamente a nueseras reflexiones, que lo personal es polúico y experimen. tamos la necesidad de relacionar, de reintegrar lo personal y lo político. 8. En ese momento teníamos más claro ya que "lo mujer" era una "unidad compleja" producto de una confluencia de diversas estructuras: productivas, reproductivas, políticas e históricas y que el gran problema era, y había sido, el problema de la domes· ticidad de las mujeres. Problema que a todas nos pesaba (no sólo a las obreras y campesinas) y q~e nada -que hubiéramos leído o escuchado- habla sido dicho sobre nosotras en ese plano, desde las ciencias ni desde la política

description

teorica chilena feminista

Transcript of Julieta Kirkwood

Page 1: Julieta Kirkwood

Entre otras cosas, lo anterior también ha implicado para las mujeres, alcanzar conciencia política a través de las ideas, acciones y organizaciones constituidas sólo por el poder y la cultura masculina, y en sus términos, sus valores, su lenguaje, sus formas de organización. A partir de estas formas de ser y de querer ser (valores) se va a establecer lo que es apropiado y bueno para las mujeres y lo que es peor: lo que es posible para las mujeres.

El problema de este ser "narrado desde afuera", es que ha determinado las modalidades de la participación política de las mujeres y también incide en la aceptación, de parte de éstas, de las formas de su participación en las organizaciones. Y, generalmente estas formas son: las mujeres constituimos bases de apoyo; complementariedad en las labores de la política; realización obediente de las instrucciones de la directiva y de la jerarquía y por último ~en algunos momentoS de la historia- se les ha asignado también el rol de constituirse en movilización explosiva o detonante, de algunas reivindicaciones ligadas a la problemática de la familia, de la relación madre-hijo,

Por enconces, leímos paralelamente a nueseras reflexiones, que lo personal es polúico y experimen. tamos la necesidad de relacionar, de reintegrar lo personal y lo político.

8. En ese momento teníamos más claro ya que "lo mujer" era una "unidad compleja" producto de una confluencia de diversas estructuras: productivas, reproductivas, políticas e históricas y que el gran problema era, y había sido, el problema de la domes· ticidad de las mujeres. Problema que a todas nos pesaba (no sólo a las obreras y campesinas) y q~e nada -que hubiéramos leído o escuchado- habla sido dicho sobre nosotras en ese plano, desde las ciencias ni desde la política

"todo lo que es real es racional", (lo que significa para los marxistas una invitación a comprender el curso de las cosas y a modificarlo al entenderlo)

El hombre y la mujer contemporáneos, como sostiene Mailer, 1 1 a partir de la Segunda Guerra Mundial, saben que culquier opinión, toma de posición ideológica o condición biológica o racial por "naturaJ", inocente o aceptada que resulte en un momento histórico, en un segundo momento puede constituir un síndrome, un estigma, una "marca en la frente" que indique su "culpa" y su merecimiento de castigo (cadalso~ hoguera, prisión, caza, relegación o exilio)

Como sostiene Faletto: 12 "lo definitivo en la existencia de un movimiento social, es más lo que se propone que lo que es". En este sentido, se puede decir que un movimiento social es "una propuesta de cambio social consciente", una propuesta cualitativa más que cuantitativa "capaz de producir sus orientaciones sociaJes y sus orientaciones culturales, a partir de su propia actividad y de su propia capacidad de conferir un "sentido" a sus prácticas.

Page 2: Julieta Kirkwood

Ahora bien, defmidos así los movimientos, no es siempre fácil percibirlos porque: -Los movimientos elaboran y están elaborando su identidad, y constituyen su proyecto alternativo en un "contra-lenguaje" (ver Foucault); y -Su sentido no viene desde afuera, surge desde la conciencia de la opresión, de la situación oprimida y por ello no podemos leerlos ni percibirlos desde el lenguaje del "orden".

Desde una perspectiva feminista es necesario preguntarse qué significa el hacer política desde la condición de género de las mujeres, a partir de la propia experiencia y a partir de la "constatación" de las . . propias carenClas. En otras palabras, la cuestión es apuntar a cuál es la dimensión política que le corresponde a la naturaleza de la exacción o apropiación o alienación de que la mujer, como tal, ha sido objeto en la sociedad.

Entonces, constatamos la enonne diferencia entre los "postulados formales" y la "vida concreta" y nos dimos cuenta que esta comparación nos llevaba a la rebeldía y que esta rebeldía era el feminismo.

Esta posibilidad casi "civilizatoria" del feminismo, radica en el set'ltido Cl4estionador dearriba~abajo que hace de la estmetura social, económica, politica y cultural. Lo que al fin de cuentas significa "relevar" o develar las dimensiones del poder patriarcal inherentes a la división de los géneros sexuales (que como sabemos alude a categorías culturales que defmen los estereotipos masculino y femenino)

En Chile, el movimiento feminista es apenas emergente y no ha tenido aún el tiempo de teorizar, en el sentido de dar coherencia a los principales problemas expuestos por las mujeres en su actividad práctica. Tampoco ha tenido el tiempo de elaborar estrategias en torno al problema de la autonomía, de la doble militancia, de la forma de insertarse .en el campo político, de iniciar una praxis pública. El momento es delicado porque en él se está resolviendo el futuro y éste dependerá, absolutamente, de cómo se resuelva o se plantee la cuestión de la relación entre la lógica patriarcal y la de clases.

En este sentido es explicable la preocupación feminista de hoy: a) ¿Serán los partidos aptos para la representación de las "necesidades" de las mujeres, reconociéndose, primero, las distancias y ambigüedades en las relaciones de cúpula, bases militantes y bases electorales, y segundo, las dificultades de la adecuación ideológica a los nuevos temas y a las nuevas exigencias que se presentan? b) ¿Se constituirá un espacio político donde tengan efectivamente representatividad y expresión los movimientos sociales? c) ¿Qué están expresando estas nuevas dimensiones?

Pienso que la realización de la política es algo más que una referencia al poder del Estado, a las organizaciones institucionales, a las organizaciones de la economía y a la dialéctica del ejercicio del poder: es también, y tan fundamentalmente como lo anterior, repensar la organización de la vida cotidiana de mujeres y de l1ombres; es cuestionar, para negar -o a lo menos empezar a dudar de- la aftrmación de la necesidad vital de la existencia de dos áreas experienciales tajantemente cortadas, la de lo público (político) y la de lo privado (doméstico), que sacraliza

Page 3: Julieta Kirkwood

estereotipadamente ámbitos de acción excluyentes y rígidos tanto para los hombres como para las mujeres