Julia Kristeva

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Julia Kristeva: teoría, proceso e interpretación del sentido Por Douglas Bohórquez Universidad de los Andes. Núcleo Universitario «Rafael Rangel». Trujillo Originaria de Bulgaria donde nació en 1941, Julia Kristeva se instala en el horizonte intelectual francés a partir de la publicación de un libro profundamente audaz y renovador que despertará la atención y la polémica en Francia pero también en otras partes del mundo donde se discuta sobre las últimas tendencias de la crítica literaria y semiótica. Nos referimos a Semiótica. Investigaciones en torno al semanálisis (Kristeva, 1969b). Kristeva había llegado a París en 1965 con una beca de estudios, en el marco de acuerdos franco-búlgaros con la intención de obtener su doctorado de tercer ciclo en literatura francesa y comparada. Ingresa a la Escuela Práctica de Altos Estudios y sigue cursos con Lucien Goldman quien dirige su doctorado de tercer ciclo sobre los orígenes del discurso novelesco en Francia. Seducida por el universo estructuralista de Roland Barthes sigue también sus cursos. Son los años 66-67, vísperas del famoso mayo de 1968. En la atmósfera de las incitantes discusiones en torno al estructuralismo y la crítica universitaria erudita Kristeva se acerca a la obra de Jakobson, Levi-Strauss, Benveniste y Greimas, cuyos trabajos cobran cada vez más incidencia y relevancia. En 1966, por intermedio de Gerard Genette, compañero de seminario, conoce a Philippe Sollers, novelista y teórico también de vanguardia y a través de él se afilia al grupo Tel Quel. Se vincula estrechamente al ámbito de sus discusiones y forma parte, al lado de Barthes y del propio Sollers del comité de redacción de Tel Quel, revista que ocupará un espacio significativo en el debate crítico de la década del 70.

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Principio del formularioFinal del formularioJulia Kristeva: teora, proceso e interpretacin del sentidoPor Douglas Bohrquez

Universidad de los Andes. Ncleo Universitario Rafael Rangel. TrujilloOriginaria de Bulgaria donde naci en 1941, Julia Kristeva se instala en el horizonte intelectual francs a partir de la publicacin de un libro profundamente audaz y renovador que despertar la atencin y la polmica en Francia pero tambin en otras partes del mundo donde se discuta sobre las ltimas tendencias de la crtica literaria y semitica. Nos referimos a Semitica. Investigaciones en torno al semanlisis (Kristeva, 1969b). Kristeva haba llegado a Pars en 1965 con una beca de estudios, en el marco de acuerdos franco-blgaros con la intencin de obtener su doctorado de tercer ciclo en literatura francesa y comparada. Ingresa a la Escuela Prctica de Altos Estudios y sigue cursos con Lucien Goldman quien dirige su doctorado de tercer ciclo sobre los orgenes del discurso novelesco en Francia.Seducida por el universo estructuralista de Roland Barthes sigue tambin sus cursos. Son los aos 66-67, vsperas del famoso mayo de 1968. En la atmsfera de las incitantes discusiones en torno al estructuralismo y la crtica universitaria erudita Kristeva se acerca a la obra de Jakobson, Levi-Strauss, Benveniste y Greimas, cuyos trabajos cobran cada vez ms incidencia y relevancia.En 1966, por intermedio de Gerard Genette, compaero de seminario, conoce a Philippe Sollers, novelista y terico tambin de vanguardia y a travs de l se afilia al grupo Tel Quel. Se vincula estrechamente al mbito de sus discusiones y forma parte, al lado de Barthes y del propio Sollers del comit de redaccin de Tel Quel, revista que ocupar un espacio significativo en el debate crtico de la dcada del 70.Para Kristeva el estructuralismo se convirti pronto en una adquisicin ms o menos institucional. Despus del entusiasmo de sus novedosos planteamientos, se va generando todo un cmulo de interrogaciones y observaciones que le conducen a la crtica de sus conceptos y hallazgos fundamentales y en particular a la idea de dinamizar la estructura tomando en consideracin el sujeto hablante y su experiencia inconsciente por una parte y las presiones de las otras estructuras por otra parte (Kristeva, 1983: 44).Es ste precisamente un planteamiento central que encontramos desde su Semitica. Investigaciones en torno a un semanlisis (Kristeva, 1969) hasta su Polylogue (Kristeva, 1977) pasando por La Revolution du langage potique (Kristeva, 1974a), monumental anlisis de la vanguardia de fines del siglo XIX. Nos referimos a su idea del sujeto escritor (autor) como sujeto hablante que cuestiona o pone en proceso el lenguaje, generando una suerte de conmocin que puede afectar tanto niveles del habla cotidiana como la tradicin literaria a la que su trabajo se adscribe.Hay en este sentido, pues, por lo menos dos grandes lneas de trabajo en la produccin terico-crtica de Kristeva. Una primera vertiente que pudiramos caracterizar como de orientacin epistemolgica, se preocupa por los problemas tericos y metodolgicos de la semitica en tanto que ciencia crtica y/o crtica de la ciencia (Kristeva, 1969b: 47-42) y por elaborar una suerte de ciencia del texto o teora semiolgica de los textos. Es sta una fase de indagacin sobre el lenguaje y la lingstica y de bsqueda de una semitica de los translenguajes o prcticas significantes complejas como la literatura. Algunas de las investigaciones relativas a esta vertiente de trabajo se apoyan y se generan en torno al anlisis de autores y momentos fundamentales de la produccin literaria francesa. La segunda lnea de investigacin de Kristeva indaga en los procesos de interpretacin del sentido y de la cultura. A ella nos referiremos ms adelante.Se inicia la bsqueda de orientacin epistemolgica pero tambin de prctica analtica literaria con un primer libro publicado bajo seudnimo (Julia Joyaux): El lenguaje, este desconocido (Kristeva, 1969a), suerte de mirada histrica y conceptual al desarrollo de la lingstica. Esta lnea de investigacin contina con la publicacin de Semitica. En torno al semanlisis (Kristeva, 1969b), sigue con El texto de la novela (Kristeva, 1970), avanza con La revolution du langage potique (Kristeva, 1974a), contina con Polylogue (Kristeva, 1977) y se extiende hasta uno de sus ms recientes libros: Les temps sensible (Proust et l'experience littraire) (Kristeva, 1994).Apoyndose en una revisin crtica de los postulados de los formalistas rusos y de las nociones de la lingstica de Saussure (signo, arbitrariedad, lengua/habla, significacin) as como en las ideas matrices de la obra de Bakthine (a quien traduce y da a conocer en Francia), Kristeva propone una concepcin de la prctica literaria (moderna, fundamentalmente) como trabajo de la lengua. Nos encontramos de este modo con uno de los conceptos bsicos de su teora semiolgica del texto literario. Para Kristeva el trabajo transgresivo del escritor sobre la lengua y sobre la tradicin literaria convierte al lenguaje en sujeto en proceso, es decir, ocurre la distorsin de los signos y de sus estructuras y por lo tanto la multiplicacin y proliferacin del sentido.As concebido, el texto resulta por lo tanto de una bsqueda e interrogacin del lenguaje y de la exploracin de la tradicin de la cual l deriva. El texto no puede entenderse fuera de la productividad abierta e infinitizada del sentido que el proceso deconstructor e intertextual implica.De este modo la teora semiolgica de Kristeva insiste en el anlisis de la materialidad significante del texto y de la produccin del sentido que el trabajo en/sobre la lengua comporta. Visto en esta dimensin semitica el texto es esta suerte de aparato translingstico que redistribuye el orden de la lengua poniendo en relacin la superficie de un habla comunicativa que apunta a la informacin directa con diferentes tipos de enunciados anteriores o sincrnicos (Kristeva, 1969b: 76).En su relacin con la lengua el texto es este translenguaje que la cuestiona, que la despega de su inconsciente y del automatismo de su desenvolvimiento habitual (Kristeva, 1969b: 26). Travesa de la lengua y travesa del sentido el texto ya no es para Kristeva slo un sistema o estructura de signos, sino tambin y fundamentalmente, un proceso de lenguaje. Un sujeto en proceso que permite mostrar lo que pudiramos llamar el revs de la trama, esa otra escena de la lengua trabajada por el descentramiento y la ambivalencia del sentido.Este descentramiento y travesa del sentido en el proceso textual ser ledo a travs de algunas nociones que constituyen lo que pudiramos llamar el ncleo conceptual de esta teora semiolgica kristeveana. Estas nociones o conceptos son:a. Genotexto/fenotexto.b. Significancia.c. Semitico/simblico.d. Chora (semitica).e. Heterogeneidad.f. Negatividad.La explicacin terica, profundizacin y aplicacin de estos conceptos a la lectura de la vanguardia literaria francesa de fines del siglo XIX es el objeto precisamente de esa investigacin extraordinaria que es La rvolution du langage potique (Kristeva, 1974a). La teora semiolgica de la escritura es en este libro lectura de los fundamentos semanalticos del texto, de la constitucin en su interior del sentido, en lucha contra la heterogeneidad semitica y pulsional y contra la negatividad y rechazo que imponen las estructuras lgicas del lenguaje. Lectura por lo tanto de ese proceso del sentido que configura al texto moderno como sujeto en crisis, en proceso.Esta lnea de reflexin terico-crtica, epistemolgica, de hecho corre paralela con una segunda lnea que pudiramos denominar de interpretacin, la cual tiene antecedentes en seminarios dirigidos por Kristeva en la Universidad de Pars VII, abiertos a la participacin de otros investigadores. El primero de estos seminarios se propuso realizar una apertura hacia la reflexin sobre el lenguaje y los modos de significacin de otras culturas y otras civilizaciones: la China, la India, el Islam, el Judasmo. El segundo, realizado fuera del recinto universitario, en el hospital de la ciudad universitaria de Pars, tuvo como tema central el anlisis de la verdad y de la verosimilitud del texto psictico y marc una pauta de trabajo en la que cada vez tendr ms incidencia el psicoanlisis. Esta lnea de interpretacin se abrir tambin hacia los problemas relativos a la condicin femenina, pero fundamentalmente se ir delimitando en torno a lo que pudiramos llamar el anlisis de las experiencias lmites (la locura, el horror, la abyeccin, el amor, la melancola, la depresin, el exilio o extranjera), privilegiando cada vez ms, como hemos dicho, la reflexin y la orientacin psicoanaltica.La consideracin de la situacin de la mujer china en el contexto de la Revolucin Socialista es abordado por Kristeva en un libro que denominar: Las Chinas (1974b). Suerte de anlisis socio-cultural y antropolgico de las condiciones de la mujer atrapada en una red de prescripciones, normas y tabes, el libro se abre igualmente a una serie de interrogantes sobre el futuro de la mujer en el contexto de esa otra sociedad que emerge para ese momento de la Revolucin en China.Entrando ya de un modo sistemtico en el anlisis de las experiencias lmites, Poderes del Horror (Kristeva, 1980), introduce en la crtica el concepto de abyeccin, examinndolo en sus significaciones bblicas y antropolgicas y refirindolo a autores fundamentales de la modernidad literaria (Proust, Joyce, Borges, Artaud) y en particular a Luis Ferdinand Celine, de cuyo universo literario el libro es un detenido anlisis semiolgico. En Pouvoirs de l'horreur, la mirada analtica recorre esas formas y espacios del sujeto en crisis que son el asco, el dolor, la impureza, el horror. La literatura moderna y particularmente la obra de Celine le permiten a Kristeva estudiar los mecanismos y formas discursivas a travs de las cuales la abyeccin se enuncia y se enmascara.El escritor -indica Kristeva- que llega a fascinarse por lo abyecto se imagina su lgica, se proyecta en ella, la introyecta y por ende pervierte la lengua -el estilo y el contenido- (Kristeva, 1980: 23). Sugiriendo la idea de que la literatura es el significante privilegiado de la abyeccin, Kristeva intenta mostrar que lejos de ser un margen menor de nuestra cultura, la literatura de lo abyecto es la codificacin ltima de nuestras crisis, de nuestros apocalipsis ms ntimos y ms graves.La prctica psicoanaltica le ha permitido a Kristeva proseguir su investigacin de esta subjetividad en proceso que se puede captar siguiendo esa trama secreta de las dislocaciones, rupturas o recomposiciones figurativas del lenguaje. Se trata de la escucha de esa otra escena del discurso en la que el sueo y el deseo tejen sus alianzas. Es lo que podemos ver a travs de su anlisis del discurso amoroso. De las consideraciones en torno al discurso de lo abyecto al estudio del discurso amoroso Kristeva encuentra ese mismo sujeto polimrfico que se revela en las grietas del lenguaje, en esas fisuras que lo semitico abre sobre lo simblico.Historias de Amor (Kristeva, 1983) en efecto, retoma el anlisis del discurso amoroso en el camino abierto por Freud, a partir de la asociacin que ste estableci con el narcisismo. Kristeva, desde la perspectiva del sujeto hablante, se abre hacia ese horizonte de interrogaciones que suscita el discurso amoroso y su profunda imbricacin en el inconsciente y en lo imaginario.As, desde el anlisis del amor bblico y del eros griego y su transformacin en gape, las observaciones en torno al amor natural y el amor a s mismo en Santo Toms, el amor corts, el amor-odio en Romeo y Julieta, hasta el estudio de las formas discursivas modernas del amor en Stendhal, Baudelaire y Bataille, Historias de amor se configura como toda una travesa analtica por los diversos rostros y modalidades significantes del amor. Para Kristeva Narciso es hoy un exiliado, privado de su espacio psquico, un extraterrestre de aspecto prehistrico falto de amor. Es decir, la modernidad de nuevo transforma, hace de Narciso ese E.T. que somos todos: ... nio confuso, desollado, un tanto repugnante, sin cuerpo ni imagen precisos que, habiendo perdido un hbitat propio, extranjero en un universo de deseo y de poder, slo aspira a reinventar el amor.7 Polivalente, indecidible, infinito, el discurso amoroso es para Kristeva tambin como la poesa, vrtigo de palabras, sujeto en proceso.En un libro posterior, Soleil Noir (Kristeva, 1987) contina su investigacin en la lnea psicoanaltica interesndose en el anlisis de la melancola y de las figuras de la depresin femenina. El tema de la depresin le conduce de nuevo al mito de Narciso...: la depresin es el rostro oculto de Narciso, el que tendr en la muerte pero que ignora, mientras se admira en un espejo (Kristeva, 1987: 15). Pero el objetivo hacia el que conduce la rigurosa delimitacin psicoanaltica de estos conceptos es la escritura literaria: Nerval, Dostoievski, Duras.Del amor a la melancola, una misma obsesin por pensar el lenguaje, particularmente el de la literatura, su proceso del sentido, atraviesa la produccin intelectual de Kristeva. Aun cuando hay un evidente privilegio del saber psicoanaltico en la exploracin y conocimiento de estas experiencias lmites del ser humano (la abyeccin, el amor, la depresin, la melancola) Kristeva no ha abandonado sin embargo la perspectiva semiolgica.

La lnea de interpretacin psicoanaltica delimita una trayectoria de bsqueda en la que la reflexin sobre el mismo psicoanlisis se alterna con el trabajo sobre pacientes y con la lectura de textos y autores de la literatura francesa fundamentalmente (Celine, Baudelaire, Stendhal, Bataille, Nerval, Duras). En este mbito de interrogaciones y certezas en torno al psicoanlisis da a conocer su Au commencement tait l'amour. Psichanalyse et foi (Kristeva, 1985).Histoires d'amour y Soleil Noir confirman el camino del psicoanlisis, como la va ms adecuada para acercarse a ese discurso secreto, desviado, del sujeto, en el que en ocasiones se encuentra atrapado, a la vez que posibilitan, desde la perspectiva del amor y la melancola, respectivamente, una nueva lectura de textos y autores claves de la literatura europea moderna. Y hemos dicho que Kristeva no ha abandonado la perspectiva semiolgica porque el lenguaje contina siendo el tema en cuestin de sus investigaciones, interrogado desde sus ms profundos, ntimos y a veces dolorosos abismos pero tambin desde sus ms altas realizaciones estticas y literarias (Celine, Baudelaire, Stendhal, Bataille, Nerval, Dostoievsky, Duras). Si el psicoanlisis le permite a Kristeva escuchar esto que ella ha denominado la salvajera del ser hablante, la mirada semiolgica penetra los textos explorando el proceso del sentido, proceso heterogneo, plural, que ninguna otra disciplina aislada, sometida a una nica direccin de acceso, podra pensar.En Extranjeros a nosotros mismos (Kristeva, 1988) interroga los supuestos que han fundado, a travs de distintos tipos y formas de sociedades, nuestra relacin con ese otro que es el extranjero. Analiza el tratamiento, las concepciones, las formas polticas que desde la Grecia antigua hasta la Francia de hoy se han utilizado para separar o trazar normas con respecto al extranjero, ese individuo que cuando no se le utiliza o se le integra en el trabajo productivo, se le tiene como una amenaza. Pero tambin el anlisis de Kristeva discurre hacia ese otro extranjero que est en nosotros, hacia ese exilio interior, esa inquietante extraeza como dijera Freud, que an en nuestro propio pas puede habitarnos y dolernos.Desde el punto de vista del estilo Extranjeros a nosotros mismos insiste en esa tendencia cada vez ms marcada en la produccin de Kristeva hacia una escritura ensaystica. Escritura crtica que configura, desde el psicoanlisis y la semiologa, una rigurosa interpretacin de la cultura, a partir de la decodificacin de los signos de su extraamiento y perversin. En esta bsqueda interpretativa se inscriben, 46 como hemos sealado, sus investigaciones sobre la presencia y situacin de la mujer en la revolucin socialista china, sobre la locura, el horror, el amor, la depresin y la melancola, la extranjera y lo que ha denominado en uno de sus ltimos libros Las nuevas enfermedades del alma (Kristeva, 1993).Estas dos vertientes de las que hemos hablado en la produccin intelectual de Kristeva (la vertiente de bsqueda semiolgica y de anlisis del proceso textual y la vertiente ensaystica, que privilegia la reflexin psicoanaltica) convergen y alcanzan unidad en lo que se puede considerar uno de los ms relevantes proyectos actuales de interpretacin y anlisis de la cultura a partir de la exploracin del entramado secreto de sus signos.Vista en su conjunto la obra de Kristeva se nos presenta como el proyecto de una semiologa que, partiendo de la discusin y cuestionamiento de sus propios mtodos y objetos de trabajo, no ha cesado de interrogar el sentido en sus diversas modalidades de produccin crtica. Desde la investigacin textual, semiolgica o psicoanaltica es ese proceso crtico del sentido y su sujeto -proceso de la heterogeneidad, de la significancia y de la negatividad- lo que los anlisis de Kristeva revelan como una de sus ms significativas constantes. La lectura de la cultura aparece entonces como lectura de la crisis del sentido y del sujeto que ste configura en los textos o a travs de esas perversiones del lenguaje que teje el poder en la locura, el horror, el amor o el exilio:la experiencia cotidiana parece demostrar una reduccin espectacular de la vida interior. Quin sigue teniendo un alma en nuestros das?... presionados por el estrs, impacientes por graves gastos, por gozar y morir, los hombres y las mujeres de hoy prescinden de esta representacin de su experiencia que llamamos una vida psquica. El acto y su doble, el abandono, sustituyen a la interpretacin del sentido.

(Kristeva, 1993: 14)

Toda la produccin terico-crtica de Kristeva se nos presenta como una bsqueda obsesiva del sentido, de su lgica oculta detrs de los textos o detrs del discurso de los sujetos hablantes. De la lectura de la Biblia a la lectura de las pasiones y terrores del hombre moderno toda su obra pregunta por el sujeto que habla, por su discurso tramado de imgenes y deseos, de fantasa y realidad, por ese proceso del sentido tramado tambin por la palabra del otro. Referencias bibliogrficasKRISTEVA, J. (1969a). Le langage, cet inconnu. S.G.P.P. (Publicado bajo seudnimo. Reapareci firmado por Kristeva en 1981, Pars: Editions du Seuil, Col Points).___ (1969b). Semiotik Recherches pour une semanalyse. Paris: Du Seuil, Col Tel Quel (Traduccin al espaol: Semitica I y II. (1981). Madrid: Fundamentos.___ (1970). Le texte du roman. Approche smiologique d'une structure discursive transformationnelle. La Haya: Mouton (Traduccin al espaol: El texto de la novela. Barcelona: Lumen. 1974).___ (1974a). La rvolution du langage potique. L'avant-garde la fin du XIX sicle: Lautramont et Mallarm. Paris: Du Seuil, Col. Tel Quel.___ (1974b). Des Chinoises. Paris: Des Femmes.___ (1975). La traverse des signes (obra colectiva). Paris: Du Seuil, Col Tel Quel.___ (1977). Polylogue. Paris: Du Seuil.___ (1980). Pouvoirs de l'horreur. Essai sur l'abjection. Paris: Du Seuil, Col Tel Quel (Traduccin al espaol: Poderes de la perversin. Trad.: Nicols Rosa y Viviana Ackerman. Mxico: Siglo XXI editores, 1989, 2. edicin).___ (1983). Histoires d'amour. Paris: Denol, Col. L'infini (Traduccin al espaol: Historias de amor. Mxico: Siglo XXI Editores, 1988).___ (1985). Au comencement tait l'amour. Psychanalyse et foi. Paris: Hachette, Col. Textes du XX sicle.___ (1987). Soleil Noir. Dpression et melancolie. Paris: Gallimard.___ (1988). trangers nous Mmes. Paris: Fayard. (Traduccin: Extranjeros para nosotros mismos. Trad.: Xavier Gispert. Barcelona: Plaza y Jans Editores, 1991).___ (1993). Les nouvelles maladies de l'me. Paris: Fayard (Trad.: Alicia Martorell. Madrid: Ctedra, 1995, Col. Teorema).___ (1994). Le temps sensible. Proust et l'experience littraire. Paris: Gallimard.

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/signa-revista-de-la-asociacion-espanola-de-semiotica--4/html/dcd92e0c-2dc6-11e2-b417-000475f5bda5_25.html

Julia Kristeva: "Psicoanlisis y literatura son la misma cosa"Referente ineludible de las teoras lingsticas, la relacin entre la literatura y el psicoanlisis y las polticas de gnero, esta discpula del Roland Barthes estuvo en Chile donde aport sus nociones a las manifestaciones estudiantiles y por estos das llega a Buenos Aires para dictar una serie de conferencias y recibir un Honoris Causa en la UBA. Por Mauro Libertella

TIEMPOS MODERNOS. "Estamos en la civilizacin de Internet. Es maravilloso, pero ambin tiene trampas", sostiene Kristeva.Tengo que confesar que cuando me hablan de Julia Kristeva, yo digo quin es esa? Mi hijo me dice no me gusta Julia Kristeva. Prefiero simplemente a Julia. Yo estoy en un momento avanzado de mi vida, y al mismo tiempo no me siento en la hora de los balances. En mi familia, en Bulgaria, mi madre, de una genealoga de varias generaciones de misticismo judo religioso, era biloga, y me haba transmitido el darwinismo. Mi padre era muy creyente, y haba hecho el seminario antes de ser mdico; esa era su forma de resistir un poco al comunismo duro. A travs de lecturas nos transmiti el amor por las lenguas, pero su religin era sobre todo la cultura. Me empujaban fervientemente a m y a mi hermana a aprender lenguas extranjeras. Bulgaria, adems, es el nico pas del mundo que festeja un da de la cultura, todos los 24 de mayo, que es el da de la creacin del alfabeto eslavo. S, por lo pronto, que en ese contexto me cri. Cuando llegu a Francia, al alba del ao 68, cuando la universidad francesa empezaba a desperezarse, recal directamente en los cursos de Roland Barthes y de Emile Benveniste. Que yo fuera una mujer no era un obstculo. No haba muchas mujeres, y tampoco muchas extranjeras, por lo que me haba erigido en una especie de curiosidad. Yo tuve suerte de haber cado en ese contexto; el grupo Tel Quel y mi marido Philippe Sollers estaban muy abiertos a lo que yo pudiera decir, y era paradjico ver a una joven que no era tan fea y deca cosas. Suerte de autobiografa jibarizada, museo en miniatura de una educacin intelectual, Julia Kristeva, tan joven como siempre, espeta estas palabras desde el escenario de un teatro en la ciudad chilena de Valparaso. Las arroja como se lanzan dardos al vaco, pero ah abajo es lo opuesto al vaco y sus ideas encuentran un eco efervescente: cientos de jvenes chilenos anotan las palabras de la pensadora con la voracidad con la que se desgrana una letana o se repite el estribillo de una cancin de rock. Es el ltimo da del Puerto de Ideas, la primera edicin de un festival cultural que llev a las costas de esta ciudad alucinante a estrellas intelectuales como Carlo Ginzburg, Marc Aug y la propia Kristeva, entre otros. Es el primer eslabn de una modesta pero largamente esperada gira por ciertos puntos neurlgicos de Latinoamrica, y que la trae por estos das a Buenos Aires a recibir el ttulo Honoris Causa de la UBA e impartir dos conferencias en la UNSAM.Ah fuimos, entonces, para hacerle algunas preguntas a una de las ms complejas y luminosas pensadoras de una camada francesa que cruza disciplinas y que cal en la academia y los libros de nuestro pas con una hondura profunda y hasta ahora indeleble. Condensadsima hoja de vida: de formacin lingstica y semiolgica, lleg con 24 aos a la Pars de la primavera convulsionada y se insert rpidamente en los grupos intelectuales de avanzada. Se podra decir que la creacin de las universidades interdisciplinarias que emergieron en esos meses fueron el toque mgico que las inquietudes de Kristeva necesitaban para terminar de materializarse. Su pareja, el escritor Philippe Sollers, la convid a participar en las pginas y las reuniones de la revista Tel Quel, que supuso una modernizante cruza de teoras formalistas con psicoanlisis, lingstica, filosofa y literatura. Fueron los aos, tambin, en que los tericos franceses forzaron los cimientos del estructuralismo hasta hacerlo languidecer, y aparecieron entonces con fuerza las corrientes posestructuralistas que marcaran la impronta colectiva del grupo. Sus primeros libros son tratados recargados y puntillosos, apuntalados siempre por certidumbres tericas bien de poca.

Semitica y La revolucin del lenguaje potico se pueden leer en esa lnea. Huidiza por natualeza y vocacin, Kristeva sin embargo no se qued encandilada por las propuestas juveniles de sus das de formacin, y fue revisando sus postulados hasta el punto de repensar el hecho artstico ms en trminos de experiencia que de lenguaje puro, como quera el primer tel quelismo. Varios son los elementos que le permitieron desencapsular lo ms rgido de las teoras del lenguaje: el psicoanlisis en general y el lacaniano en particular (que para la autora fue siempre un agente conflictivo, a veces dramtico, en tensin permanente con lo freudiano), el feminismo, la poltica. En el prlogo a la edicin correspondiente al ao 1994 de Sentido y sinsentido de la revuelta apunta que procurar integrar en los mbitos del arte y de la literatura, concebidos como experiencias, la nocin de cultura-revuelta. E introducir una apuesta que consiste en superar la nocin de texto a cuya elaboracin contribu junto con tantos otros, y que lleg a ser una forma de dogma en las mejores universidades de toda Francia, para no hablar de Estados Unidos y de otras ms exticas todava. En su lugar, me esforzar por introducir la nocin de experiencia. Cuando le pedimos que profundice en este paso de la textualidad pura a la experiencia en sentido amplio, Kristeva arquea las cejas, respira y dispara: Para m la nocin de texto nunca ha superado la nocin de experiencia. A lo mejor me entendieron mal. Una cierta recuperacin estructuralista de la nocin de texto slo ve en el texto la tcnica: cmo construir un producto de mercado, por ejemplo. A m lo que siempre me interes es el laboratorio en donde se producen los textos. Si mirs bien, hay artculos que escrib hace treinta aos, como La productividad llamada texto, y con eso quera decir que para producir un texto hay que cuestionarse entero: la manera de sentir, la sexualidad, el lenguaje. Y desde este punto de vista se trata de una experiencia, pero no en el sentido de un cientfico que hace un experimento con los conejillos de indias para buscar un resultado, sino como cuestionamiento de lo antiguo y posterior surgimiento de lo nuevo. Se parece ms a la experiencia mstica, si se quiere. Es una experiencia personal que va a contracorriente del mercado y de la comunicacin. En un momento determinado voy a comunicarlo, pero primero tengo que transitar ese renacimiento para luego poder construir de manera comercializable. Que haya dos perodos en ese proceso no significa que sean consecutivos, primero cambio y luego escribo. Pasan al mismo tiempo. Si lo digo de este modo, enunciando dos momentos, lo hago para la claridad de la exposicin, y que la gente que lea esto entienda que hay dos momentos en el acto creativo, pero finalmente esos dos momentos son uno solo y suceden de un modo simultneo. La tcnica es inseparable de esa transformacin ntima, personal. En alemn hay dos trminos: uno para cambiar la vida y otro que se refiere a la tcnica. Lacan en la pampaUna de las razones ms ntidas por las que la obra de Kristeva tuvo semejante trascendencia en nuestras costas es, desde luego, el modo tan propio con el que reelabora y metaboliza las lneas centrales del psicoanlisis, una disciplina que encontr en nuestro pas una devocin inaudita. Inclinada siempre a cruzar imaginarios, pens el psicoanlisis a travs de la literatura y la literatura a travs del psicoanlisis, en un juego de espejos invertidos, ampliacin del campo de batalla para una y otra disciplina. As, en Sol negro. Depresin y melancola , por ejemplo, lee la obra de Marguerite Duras para rastrear, en un gesto crtico quirrgico, lo que llama figuras melanclicas. Pero, cmo pensar simultneamente la literatura y el psicoanlisis sin caer en la trampa del psicoanlisis aplicado?, le preguntamos. El psicoanlisis y la literatura son la misma cosa dice, y traza una conciliadora pausa antes de seguir. Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimiento para vivir mejor. Pero es la misma dinmica psquica, que consiste en barrer todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo aliento, cambiar el modo de hablarse a s mismo y de nombrar las cosas y ligarse a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e inscribir esa recreacin de la intimidad y de lo personal en una tradicin cultural como la literatura. Hacer una obra que se sita despus de Balzac, o Dostoievsky o Cervantes, formar parte de una memoria cultural... para eso toman la fuerza de pulir su lenguaje, buscar un editor, ir a la televisin a publicitar su libro. Otros no dan ese paso, y se contentan con volver a casarse, o cambiar de profesin, o dejar de beber, o simplemente estar enamorados habiendo pensado que eran incapaces de amar. El laboratorio donde sucede ese click es el mismo. En su propia prctica profesional como analista, Kristeva dice profesar la sesin prolongada, de base ms bien freudiana, que busca el punto ciego para destrabar la inhibicin y el sntoma. Sin embargo, la idea lacaniana del inconsciente estructurado como un lenguaje le sirvi para pensar ese proceso teraputico desde el prisma de la lengua, y conjugar as sus campos de especialidad. Una preocupacin por el lenguaje en el interior del discurso y la prctica psicoanaltica que a su modo ya estaba en el primer Freud pero que Lacan, segn Kristeva, amplific y llev a un estadio altsimo. El segundo sexoJulia Kristeva lleg a Valparaso para hablar, sobre todo, del feminismo, una de las patas ms importantes de su pensamiento. En los albores del siglo XXI, elabor a fondo la cuestin en una triloga que tiene edicin argentina bajo el ttulo El genio femenino . Ah toma tres casos que le sirven como paradigma para edificar una lectura de la mujer como agente de transformacin humano y esquirla revolucionaria en el campo del pensamiento (Hannah Arendt), el psicoanlisis (Melanie Klein) y la literatura (Colette).En el segundo tomo del trptico asegura que es posible entrever algunas constantes comunes en los genios de Arendt y Klein: ambas se interesan por el objeto y el vnculo, se preocuparon por la destruccin del pensamiento, y rechazaron el razonamiento lineal, a lo que aade, ya en el tercer tomo, que al nomadismo de estas dos mujeres, a su reflexin reveladora que slo se apacigu pagando el precio de atravesar la tragedia, Colette agrega otra experiencia que tambin es uno de los rostros de ese mismo siglo. Desde los micrfonos del Puerto de Ideas, agrega: El movimiento feminista moderno pas por tres etapas. Las sufragistas, de origen anglosajn, que provenan del protestantismo y queran obtener el derecho a voto despus de largas luchas. Luego el gran momento de El segundo sexo de Simone de Beauvoir, de 1949, en donde declara que la palabra felicidad hoy es libertad, y que en esta libertad los hombres y las mujeres son hermanos; hay una igualdad de las exigencias y tambin de los derechos. Fue un momento radical en la historia de la humanidad para la posicin de la mujer, y sabemos que muchas de estas cosas se fueron consiguiendo, sobre todo en las democracias avanzadas, y tenemos que luchar ahora por la paridad a nivel econmico, social y poltico. Esta universalidad no fue dejada de lado por el movimiento siguiente, fue ms bien completado ese movimiento, que data de la Francia del 68, en el que yo particip slo brevemente por cuestiones que no vienen al caso. Este movimiento se plante una vuelta de tuerca: la mujer tiene esos derechos, s, pero es distinta. Tiene una sexualidad diferente, una creacin literaria diferente, y esto es importante. Y de qu modo ese tercer movimiento del feminismo, el de Francia en 1968, abri caminos para que hoy en Latinoamrica, por ejemplo, tengamos ya presidentas mujeres? Tengo la impresin de que en ese momento participamos en un movimiento que era general y colectivo, cada una desde su lugar particular. Tenamos entonces la exigencia de superarnos a nosotras mismas y superar as las normas de la sociedad. Todas esas mujeres eran unas revueltas, y esa revuelta fue conduciendo a esta aparicin, en Latinoamrica y en otros lados, de una serie de personalidades inclasificables, singulares, animadas por una gran energa, y que tratan de trascender con los otros hacia un universo ideal, espiritual, pero tratando de cambiar las leyes y los lenguajes de la cadena humana, de la globalizacin. Estoy muy orgullosa de todas nosotras.

Recrear nuevos idealesEl concepto de revuelta es, desde luego, otro de los pilares centrales de la arquitectura kristeviana, y es uno de los tpicos de mayor longevidad en su derrotero pero que, al mismo tiempo, encuentra hoy una pertinente actualidad. Su ltimo trabajo en esa lnea tuvo edicin espaola en 2000 y se titul El porvenir de una revuelta . Escuchmosla: Dediqu muchos aos a estudiar lo que llamo la revuelta. Como soy de formacin lingstica, me dediqu primero a entender el significado de la palabra, que tiene origen snscrito, y quiere decir pasar hacia atrs y volver hacia el futuro. Una memoria fuerte de la transformacin, pero que no es nunca una negacin del tipo estoy en contra y mato eso. El sentido profundo de la revuelta tiene que ver con revalorizar los antiguos valores para que surjan otros, nuevos. La palabra volumen, por ejemplo el volumen de un libro, cuyas pginas doy vuelta para aprender, viene de la misma raz. Esa fuerza que mira hacia el futuro aprendiendo algo del pasado es la que me interesa. Otra significacin que es muy querida es la que desarroll en La revuelta ntima . Ac va a hablar la psicoanalista. Contrariamente a lo que se dice, el psicoanlisis no es algo viejo o rgido. Es una tcnica que consiste en reapropiarse del pasado propio, de los padres y de generaciones anteriores, para construirse una secularidad: quin soy, cul es mi singularidad, como la puedo compartir con los otros? Estamos en la civilizacin de Internet, de los mensajes de textos, de Facebook. Es algo maravilloso, que incita a revueltas en el mundo rabe, por ejemplo, pero como otras cosas tambin tiene trampas. La trampa que me interesa puntualizar es que nos mantenemos a un nivel horizantal, no acelera la comunicacin pero no se cuestiona aquello que se comunica. Uno no se pregunta por los sistemas de comunicacin. Y en Francia se llega a decir incluso que la gente comunica por elementos de lenguaje. Lo que se pierde en este proceso es el lugar de interrogacin de la persona, y es all donde se ubica la especificidad de nuestra civilizacin, la de las luces, en la que cada ser humano es capaz de poner en problematizacin a s mismo y a los otros. Y es esa capacidad de problematizacin que crea la experiencia humana lo que hace de cada uno de ustedes un maestro. Hannah Arendt, cuando se le pregunt cul es la manera de combatir contra la banalidad del mal, dice que hay que restituir la capacidad de pensar libremente, plantearse preguntas, que es lo contrario de calcular mensajes. La mayora de ustedes ac son universitarios: la universidad tiene como finalidad evitar que las personas se vuelvan calculadores de mensajes. Y para eso hay que apropiarse del pasado, pensarlo, y hacer algo nuevo. Esa es la revuelta contempornea.Usted habla de la experiencia-revuelta y pone el concepto en sintona y actualidad con los movimientos de indignados y las protestas estudiantiles en Chile. En uno de sus ltimos trabajos habla de la adolescencia como un grupo enfermo de ideales. Cmo piensa esa enfermedad de ideales en el contexto mundial de hoy? Yo s que, por ejemplo en el caso chileno, los jvenes buscan una revuelta que modifique las estructuras pragmticas, como los subsidios y las becas, pero al mismo tiempo buscan un cambio en los valores. Recrear nuevos ideales: ese es el sentido real de la palabra revolucin. Eso es posible solamente si uno se cuestiona a s mismo, si es capaz de atravesar experiencias interiores, y recin despus uno podr traspolar eso a una sociedad encadenada por las finanzas y por los elementos del lenguaje. Eso est en la base de lo que buscan los estudiantes. Hay muchos jvenes que no participan de estas manifestaciones, y que cuando van al analista nosotros percibimos en ellos la experiencia de la revuelta, pero ellos todava no lo saben o no pueden expresarlo. En ese sentido, y esto tiene que ver con lo que est pasando en el mundo, el psicoanalista est ah para comprender al que busca nuevos ideales, al que est cansado, aburrido e indignado de los antiguos ideales. Pero cuidado: el psicoanalista no es un sacerdote o un educador que le va a dar a esos jvenes un guin moral. El psicoanalista les puede legar, solamente, una confianza. Les va a decir ustedes tienen que crear, vayan.

Prxima estacin: Buenos AiresEn Buenos Aires, el pensamiento kristeviano y el de todo su grupo la escuela francesa, diramos peg con fuerza en la Academia argentina de la reconstruccin democrctica e hizo metstasis en las aulas de los aos ochenta y noventa de un modo profundo. Las ctedras de Pezzoni, Panesi, Ludmer, Sarlo y tantas otras acusaron recibo de ese pensamiento disrruptivo y pusieron a jugar aquellas teoras con la tradicin local. De una manera tremendamente vital, estos textos funcionaron como un deshielo o un golpe de luz para modernizar la Academia y el pensamiento argentino despus de los aos oscuros. Con la dcada de 2000, las inquietudes de Julia Kristeva siguieron transformndose y diversificndose. Ningn volantazo atomiz su inspiracin, lo que demuestra una vez ms, por si haca falta, que la persistencia acrtica de las taras juveniles, por ms exitosas o productivas que hayan sido, es lo que verdaderamente envejece un pensamiento. As, sus mltiples lneas de sentido se estudiaron aqu en crculos bien distintos: la Escuela de Orientacin Lacaniana, la Asociacin Psicoanaltica Argentina, la Facultad de Filosofa y Letras, los estudios de gnero, la facultad de Sociales. Algunas traducciones argentinas acompaaron a lo largo de los aos el desembarco de este pensamiento, y otros libros espaoles o en su idioma original circularon de mano en mano o en gastadas fotocopias. Esa misma experiencia transmitan los lectores de Kristeva en Valparaso, y esa es, sin dudas, la experiencia compartida de un continente que, adems de leerla, ha encontrado muchas veces en el da a da poltico, social, psicoanaltico y literario de sus pases la materializacin de esa vasta teora de vida.

http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/julia-kristeva-entrevista_0_589141333.html