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Juggle. Michael Moschen El mejor malabarista del mundo Entrevista Anthony gatto malabarista cirque du soleil K8 Malabares Street Juggling Edicion n 1 Malabarismo Chile

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Jugg

le.

Michael Moschen El mejor malabarista del mundo

Entrevista

Anthony gatto+malabarista cirque du soleil

K8 MalabaresStreet Juggling

Edicionón 1

Malabarismo Chile

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Sumario

Entrevista a Michael Moschen, creador del contact y considerado el mejor malabarista del mundo.

Entrevista a Manu Sinkeli: Homeless por opción.

Anthony Gatto, Malabarista estrella del Cirque du Soleil.

Els Flaquibutti, el clown representalo más autentico y sano

de cada persona.

Jorge “koke” Petit, exponente chileno que triunfa en el extranjero.

Entrevista a Dario Brancatelli de k8 malabares.

Street Juggling, la nueva tendencia impuesta por K8 malabares.

Ambitextro, circo a dos manos.

Entrevista a Marco Paoletti, el imparable trotamundos.

Moon, la teoría del Contact. Spinning, rolling y multiball .

Nuevos juguetes exclusivos Cabeza de Martillo . Pelotas McLock ahora en Chile.

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Nacido en Estados Unidos, Moschen fue galardonado con un Genius Award por parte de la Fundación McArthur, participó del prestigioso Cirque du Soleil, fué las manos de David Bowie en la película Labyrinth (Laberinto, con Jennifer Connelly) y participó en muchísimos espectáculos.

“No veo al mundo como lo ve otra gente. Para adquirir nuevas aptitudes tengo que creer que el mundo tal como es está bien, pero no es para mí. Tengo que hacer algo nuevo que exprese lo que creo.” Así resume su filosofía de trabajo el malabarista norteamericano Michael Moschen, quien a partir de hoy presentará su espectáculo En movimiento, en el Paseo La Plaza. Moschen, quien ha colaborado con el Cirque du Soleil y ha participado de varios festivales internacionales, habló con LA NACIÓN sobre su arte.

¿Cómo empezó a hacer esto? - Siempre quise ser jugador profesional de golf. El golf me enseñó sobre la precisión, el timing, el ritmo y el uso de las manos. Pero además estimuló mi mente, porque me di cuenta de que vivo a través de mis manos. Después trabajé con un circo y con algunas compañías de danza, pero siempre volví a querer explorar el mundo de las formas, de la geometría, de la física. Investigo mucho todos estos temas cuando estoy creando una pieza.

¿Cómo crea un espectáculo? - Crear un show completo es algo muy difícil y lleva mucho tiempo. Lo que hago es crear piezas cortas. Tengo

que creer que tengo algo para contar y que la gente va a querer experimentarlo. Crear todo un espectáculo es casi como criar a un hijo: uno tiene que comprometer mucho tiempo en poner buenas influencias allí y esperar que sea un terreno fértil para que crezcan.

¿Se entrena todos los días? - Sí. Hago yoga y distintas técnicas que he aprendido para fortalecer mi cuerpo. Pero además practico mucho. Para cualquier cosa que quieras hacer, tienes que practicar mucho.

¿Cómo hace para que el show sea divertido, cuando se trata de algo tan controlado? - Un malabarista es alguien que explora lo que es el control. El control trae tensión y mi función como malabarista es cortar esa tensión y divertirme. Mi trabajo es comu nicarme con el público y decirle: “Esto es divertido”. Tengo que ser preciso pero también celebratorio.

¿Le pone humor a su trabajo? - Sí. El humor puede ser físico, pero también hay cierto sentido del ritmo que me gusta explorar y escucho al público ¿Qué está pasando? ¿Adónde vamos con esto? ¿Cuán lejos puedo llevar las cosas? Cada público es diferente, pero creo siempre quiere unirse en una especie de comunión. No hay algo específico que quiero que el espectador sienta, pero sí que cada uno de ellos tenga su propia experiencia del viaje. No es algo que entiendes o no.

Michael Moschen

Desde los juegos con los que abarca todo el espacio, abandonando la tradicional frontalidad del malabarista, hasta la incorporación de los más diversos elementos, demuestra una incansable búsqueda de materiales y un conocimiento matemático que hacen posible lo que parece imposible de lograr.

Entrevista2*

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Anthony Commarota (alias Anthony Gatto) nació en 1973 en Manhattan, hijo de Nick Gatto, un artis-ta de variedades y acrobacias, miembro de la trou-pe acrobática “The Gattos”. A los 4 años comen-zó a hacer malabares y, entrenado por su padre, a la edad de 8 años ya ganaba competiciones de malabaristas. Su capacidad de aprendizaje y entre-namiento era imparable y a los 10 años actuó por primera vez en el Flamingo Hotel de las Vegas.

A partir de ahí actuó cada noche durante 12 meses y toda su familia se mudó allí. El prodigio causaba sensación y comenzaron las giras inter-nacionales, los shows de televisión, los records mundiales y el asombro general por la técnica del chaval y la capacidad del “más dificil todavía” que presentaba en cada show. El premio más importan-te que ha ganado es el “clown de oro” del Festi-val Internacional de Montecarlo (algo así como los Oscars del circo), otorgado por su actuación en el

año 2000, la primera vez en sus 24 ediciones que se daba a un malabarista.

Actualmente trabaja para El Cirque du Soleil, en su espectáculo Kooza. Personalmente no me entu-siasma demasiado su estilo impecable que parece que casi no tenga mérito lo que hace. Echo en fal-ta algo más de expresión corporal o innovación, y algo más de humildad por su parte (aunque clara-mente es el mejor). Pero tengo que reconocer que dificilmente se puede encontrar un malabarista actual que llegue a su nivel. Básicamente porque lo que haría el mejor especialista en mazas él lo hace además botando una pelota en su frente, y así también con bolas y aros, increíble. R

od

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ela.

el malabarista estrella de

“He estado entrenando desde los 3 años, y actuando

desde que tenía 8. Tengo 26 años de experiencia en el mundo del espectáculo,

actuando por todo el mundo y en casi todos los principales

casinos de Las Vegas.”

“Tengo 11 récords mundiales en malabarismo y soy el único malabarista que ha ganado el Payaso de oro en la historia del Festival international du cirque de Montecarlo.”

Anthony Gatto

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Hablar de un espectáculo de Manu Sinkeli es in-útil. ¿Cómo hablar de algo que hay que ver? Igual se puede hacer el intento: un tío que no se sabe muy bien qué es lo que hace, pero que lo hace muy bien. Después, equilibrio sobre una escalera, una bici enana... más “speech”... y el doble salto mortal con gafas de sol. Mortal, definitivamente. Conversamos con el andaluz acerca de su show y del espectáculo de calle en general.

¿Cuando y cómo empezaste a hacer espectáculos en la calle? - Empecé con 17 años. Un punki me enseñó a andar en zancos. Este personaje tenía los restos de una compañía fracasada y con esto hice mis primeros pinitos de payaso de supermercado (los principios son duros). A esa edad lo flipaba: ¡mi primer trabajo! Luego estuve hasta los 20 hacien-do pasacalles con diversas compañías. Y empecé a lanzarme a salir a la calle haciendo malabares con mi gorra en el suelo a ver lo que caía. En esa épo-ca vivía en el campo haciendo el hippie y vivía con poco dinero. Hasta que un día en Granada llegué al sitio donde trabajaba y había un chico haciendo un show de calle, y me dije: “Manu, esto tiene que cambiar”. Estuve malabareando en las peatonales hasta sacar dinero para un ampli... y no veas cómo cambió la historia! A partir de entonces la gente estaba más receptiva, así empecé a crear mis pri-meros espectáculos (me acuerdo que la música la llevaba con un walkman de casetes).

¿Qué cosas, hechos o personas te han influencia-do a nivel creativo? - Unos payasos que vivían el la Sierra de Segura fueron los primeros que vi hacer espectáculos de calle con malabares y monociclos (Paco Pacolmo y Leo). Más tarde Leo nos daría algún curso de payaso en la Sierra. En el Centro Social Los 15 gatos de Granada estuve tres meses dando clases con un payaso francés, que en ver-dad no me gustaba mucho su estilo, pero fueron tres meses haciendo improvisaciones con todos los compañeros y esto me ayudó mucho a trabajar mi payaso. Conocí a Anthony Livingspace también en Granada y me rompió todos los esquemas de lo que había visto antes; no te cansas nunca de ver su espectáculo... y sus consejos también me han ayudado mucho. Muchas veces le preguntábamos si quería hacer un curso y él nos contaba que él sólo había hecho uno y le habían hecho llorar un montón, y luego decía: “invítame a unas cervezas, nos comemos unos tripis y verás que curso más de puta madre”. Desde entonces siempre suelo copiar algún chiste o alguna genialidad de las no-ches de fiesta. También estoy influenciado por los compañeros de plaza de Granada. Viendo muchos espectáculos se aprende un montón, ya sean bue-nos o malos.

¿Cómo ha ido evolucionando tu espectáculo con el correr de los años? - Cuando empiezas eres más tierno e ingenuo, usaba nariz, pero con el paso del tiempo los niños y niñas se te suben a la chepa y tienes que aprender a tener picardía pero sin llegar a ser cruel. Hay muchas experiencias caóticas en mi trayectoria, pero ahora no vamos a hablar de eso. Al principio hacía todo lo que sabía hacer, cinco o seis números por espectácu-lo. Luego conseguí sacar tres espectáculos con todos estos números. Y ahora tengo una fórmula de terraza y una fórmula de plaza, porque si no tengo toda la furgo llena de cachivaches. Ahora realmente estoy hasta el culo de mi espectáculo y quiero hacer algo nuevo.

Sí, me habías comentado que estás planeando un nuevo show... -Tienes buena memoria... te has acordado a pesar de habértelo comentado a al-tas horas de la madrugada... Lo que pasa es que da pereza y cosilla lo nuevo cuando ya tienes algo que funciona, pero para la próxima temporada lo voy a hacer.

¿Crees que existe una fórmula? - Existen muchas... lo difícil es encontrar una nueva. Y además hay que saber utilizarlas para que funcionen. Me en-canta cuando veo algo diferente que me rompe la cabeza, me pica para intentar evolucionar. Pero también es verdad que con algunas fórmulas, por ser más comerciales, o no sé por qué, se saca más dinero que con otras. Mucha gente tiende a anquilosarse a actuar siempre en la misma plaza pero luego cambia de espacio o escenario y no les funciona igual. Así mola conocer sitios donde te funciona, pero también investigar y abrir nuevos espacios.. Todo el mundo tiende a ir siempre a los mismos sitios mientras que a otros no va nadie.

Entrevista4*

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Marco Paoletti es uno de los malabaristas de Ar-gentina más destacados a nivel internacional. Des-de hace dos años que reside en Berlin, practica, entrena y enseña en la Katakomben y viaja por todo el mundo haciendo sus workshops y espec-táculos en las convenciones de malabaristas de los lugares más remotos del planeta. Mantuvimos una charla virtual con él donde nos acercó a su particu-lar visión de los malabares.

¿Desde cuando haces malabares? ¿Cómo eran las cosas por aquel entonces? - Empecé a hacer ma-labares hace unos 7 años cuando mi primo vino un día y me dijo: mirá lo que aprendí a hacer. Hizo tres pelotas y se tiró una por abajo de la pierna y después otra por atrás de la espalda. Después de unos meses fui a las clases de malabares de la escuela de circo La Arena en Buenos Aires, Argen-tina, y a fin de año hicimos una muestra de dos funciones para 300 personas por función. Hice tres números, uno de passing de pelotas de rebo-te, un número de pelotas de luz sobre plataformas solo y uno de una orquesta de pelotas de rebote compuesta por 9 personas. Cuando termine mi número de pelotas de luz y sentí a la gente aplau-diendo por lo que había hecho no lo podía creer, fue una emoción tan fuerte que es desde ese mo-mento que me dedico a que la gente aplauda por lo que hago. Cuando empecé a malabarear en Buenos Aires no había muchos malabaristas sino más artistas de calle que malabareaban, que no es lo mismo. Por ese entonces estaba K8 como negocio de malabares, yo le compraba pelotas y se las vendía a mis alumnos. Nos conocimos con unos chicos en plaza Francia y formamos algo pa-recido a una compañía, nos llamábamos Laira Lai-ra y trabajábamos juntos haciendo espectáculos privados. Cuando yo tenía unos 12 años ya Chaco-vachi estaba en plaza Francia haciendo su show... Por el año 2000 los que hacíamos malabares por hobby nos juntábamos en la plaza pero en otro lu-gar. Hoy en ese lugar hay 3 puestos de malabares y todos los domingos, especialmente en verano, hay muchos malabaristas practicando.

Ha cambiado mucho la escena del malabar a ni-vel internacional… - z Muchas trucos de los que aprendí en los comienzos fueron sacados de vi-deos de internet. Los malabares son una forma de expresión y cada cultura tiene diferentes intereses y modos de expresarse. Hoy hay foros de mala-

bares en muchos países, foros internacionales, competencias mundiales, foros especializados en contact, en poi, en manipulación, etc.

Los malabares son una forma de trabajo y de-pende mucho del público las posibilidades de como estos se muestran. En Finlandia vi shows exclusivamente de malabares por 45 minutos para público no malabarista, en Bélgica eso no funcionaría, ahí les gusta más la interacción con el público y el humor. En Argentina antes de que me fuera (hace 2 años) todavía los malabares es-taban en la calle y no dentro de las institucio-nes, en Francia Jerome Thomas improvisa con 3 pelotas y un músico, y tiene el show totalmente vendido 2 días antes.

Estuviste compitiendo en la World Juggling Fe-deration, ¿qué nos podes contar de esa historia? - Competí dos veces en la World Juggling Federa-tion, una vez en Las Vegas y otra en Inglaterra. La primera vez la verdad que no hice ni un truco bien y la segunda vez me fue bien. Fui a competir a las Vegas porque quería conocer y probar las distintas formas de malabares que había en el mundo. La primera vez fui a mostrar mis trucos, mis combi-naciones y querer hacer algo distinto a los demás.

MarcoPaoletti

el imparable trotamundos

“Empecé a hacer malabares hace unos 7 años cuando mi primo vino un

día y me dijo:

mirá lo que aprendí a hacer. Hizo tres pelotas y se tiró una

por abajo de la piernay después otra por atrás de la espalda.”

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Cuando tiro la primer pelota en el aire escucho uno de los jueces: ahora hacé 645 después 3up y pi-rueta después 744, lo hice, 0.5 puntos, lo erro me-nos 0.2 puntos y me sentí que no tenía nada que darle al público si tenía alguien que decía todo lo que iba haciendo bien o mal... ese fue mi error, yo no quería competir, quería mostrar lo que ha-bía estado entrenando en los últimos años. Al año siguiente antes de ir a escena me dije: vas a com-petir (contra vos mismo), vas a hacer la rutina lo mejor que puedas, sin errores, tené el sentimiento de querer ganar... Y me fue bien. Me parece que esa pregunta que anda dando vueltas en el mundo de los malabares de si es deporte o arte se puede contestar así: lo que hace de los malabares arte o deporte es lo que la persona que los hace sien-te: si esta persona quiere expresar algo, para esa persona es arte; si esa persona quiere hacer trucos sin errores, difíciles y le gusta el ejercicio físico y la competencia, entonces es deporte. La diferencia está en cómo uno se aproxima, lo que uno siente cuando hace malabares, pero en el fondo, a todos nos gusta la misma cosa, solo de diferente manera.

¿Dónde está la nueva escena del malabar? - La nueva escena del malabar está en todos lados. En las plazas en Chile, en la escuela Cirkor en Estocol-mo, en el Lido en Toulouse, en Japón, en los se-máforos en Madrid, en la convención Israelita... Por ejemplo en Israel están estos niños que son todos cracks en técnica y creatividad. Creo que un poco se explica así: Los organizadores de la convención de Israel fueron llevando en los últimos años lo más nuevo y experimental, a su juicio, en el mundo de los malabares... llevaron a Le Petit Traverse, Stefan y Philip, Morgan, Erik Aberg, Maksim Komaro, Tho-mas Dietz, Get the Shoe, Luke and Pola y otros.

¿A quién destacarías de esta nueva escena? - Más que esta nueva escena me gustaría nombrar a los que para mi son una idea, una forma de pensar los malabares. Lo que hoy es la escena del malabar internacional es el desarrollo de distintas maneras

de hacer malabares; de distintas perspectivas des-de donde verlo. Victor Kee mezcla los malabares con break-dance pero una de las ideas detrás de sus malabares es la de limite de la extensión del cuerpo, La compañía Traspace inventó unos nue-vos diábolos, fueron de los primeros en usar en escena el truco Excalibour que hoy por hoy no hay show de diábolo que no use ese truco. Stefan Sing es el mas grande exponente de improvisación o jam de estos días; pensar a los malabares en rela-ción con lo lúdico, lo espontáneo y el movimiento. Michael Moschen es el primero en usar pelotas de acrílico en escena con su show “Light”, fue el creador de las Eses y de los conceptos como el de “isolation”. Fue el primero en usar pelotas de rebote colocándose dentro de un triángulo y ha-ciendo tap con los pies y ritmos con las pelotas que golpeaban en las paredes del triángulo. Este artista no es solo una idea, hoy por hoy hay una comunidad de gente que usa pelotas de acrílico y una industria que las vende. Jerome Thomas es un poco la razón por la cual los malabaristas fran-ceses se visten de negro y usan objetos blancos, hace unos años Jerome escribió un libro sobre malabares y movimiento de cuerpo basado en el hombre de viturbio de Leonardo da Vinci. Anthony Gatto y Sergei Ignatov, son los ejemplos del circo tradicional pero en versión moderna, lo que hoy conocemos por trucos “tradicionales” o técnicos son los trucos de la rutina de Sergei hace 20 años y Anthony es el “hombre record” y lleva los niveles técnicos a arte o entretenimiento más altos de es-tos días. Jason Garfield inventó la World Juggling Federation, una competición de malabares en la cual el que hace mejor los trucos mas difíciles vie-ne premiado, y eso abre una nueva puerta para el futuro de los malabares. Jay Gilligan usa la idea de los malabares por los malabares, estos no necesi-tan nada extra para ser presentados... ni vestuario, ni mucho movimiento, los malabares por los mala-bares mismos. En su show “Nouveaux Noveaux” mantiene siempre un objeto en movimiento, pa-

Marco Paoletti a viajado por más de 45 paises buscando

nuevas ideas, dando workshops y mostrando sus

increibles shows.

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sando de aros a pelotas, a clavas, a pelotas de re-bote y combinándolas con un baterista en escena durante unos 45 minutos. Maksim Komaro y Ville Walo son dos artistas que no puedo ver claramente cual es su idea dominante detrás de su arte pero yo lo llamaría malabar conceptual. En Maksim Ko-maro es más el desarrollo de ideas que prima y en Ville Walo es el crear imágenes visuales. Los Gan-dini son un grupo que desarrolla con los siteswaps diferentes formas de passing, creando hermosas fi-guras con clavas, pelotas y aros. Cada vez que veo un show de ellos es diferente al anterior. En Car-vin, por ejemplo hicieron un show que se llamaba 10.000, duraba 3 horas y la “musica del show” era gente en distintos idiomas que se turnaban dicien-do todos los números de 1 al 10.000.Hay más nombres y más cosas que decir, todo esta un poco en el aire como respuesta pero bueno pa-semos a la siguiente…

Estás dando clases de malabares en Berlín regu-larmente, ¿cómo es la Katakomben? - Katakomben es mi lugar de trabajo y mi lugar para entrenar. Katakomben es un espacio para entrenar, para artistas de circo y una escuela de malabares. Hay clases semanales que se llaman Fundation Course y yo doy algunas semanas de clases. También hay workshops especiales con profesores como Ser-gei Ignatov, Stefan Sing, Victor Kee, Luke Wilson, Maksim Komaro, Jay Gilligan... Katakomben es realmente un lugar único y muy especial. Esta car-gado de energía de entrenamiento, desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche hay gente entre-nando, malabaristas, aerealistas, parada de manos, etc. Ahora estoy como alumno en el workshop de Jean Daniele Freacker de Danza Butoh y malaba-res. Este hombre es increíble, un gran profesor, ar-tista y ser humano. Hoy tuve uno de los momentos más expresivos con malabares de mi vida y tam-bién me lastimé el dedo gordo y la rodilla, espero mañana poder caminar bien para estar 100%...

Participaste en Space Juggling, el video que pro-dujo K8 malabares en Buenos Aires, ¿qué nos po-dés contar de esta experiencia? - La verdad que K8 malabares viene de mejor en mejor. Hace unos años que Darío y su equipo están teniendo unas

visiones bastante acertadas en el mundo de los malabares. El otro día en Finlandia en el 531 esta-ba entrenando y empieza a sonar la primera can-ción del DVD. Francis, que es como el ideólogo de Space Juggling, sabía muy bien lo que estaba haciendo y nos dio mucha libertad en filmar las co-sas que se nos iban ocurriendo. Estoy muy conten-to con el producto final, igualmente siempre uno quiero hacer más y mejores cosas... pero ya hay unos planes para el futuro. En diciembre voy a Ar-gentina y vamos a filmar otra vez.

También estuviste filmando un video en Israel... - Estuve filmando unas cosas con Eden Zak que es uno de los mejores malabaristas de pelotas de re-bote en el mundo. Filmamos desde Haifa hasta el mar Muerto y en Mij Moret, Tel Aviv y Jerusalem... vamos a ver que sale de esa experiencia.

Viajas mucho por las convenciones de malaba-res... - Sí, lo lindo es que mi trabajo es mi pasión. Normalmente hago shows y workshops pero a veces también hago de presentador y colaboro en dar algunos consejos en como organizar las convenciones. Conozco países, culturas y gente todo el tiempo. Estos dos últimos años estuve en Estados Unidos, España, Bélgica, Irlanda, In-glaterra, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Polonia, Holanda, República Checa, Eslovenia, Grecia, Is-rael, Alemania, Italia, Francia, Hungría… ya no me acuerdo qué otros países… Cuando estaba en Hungría una persona me dijo: “Hay mucha gente que piensa que tu trabajo es estar de vacaciones” y puede ser que un poco lo sea.

Bueno, ahora también vas a empezar a trabajar como colaborador en la Newton... ¿podemos con-firmarlo? - Podemos confirmarlo. Un saludo gran-de a todos los que tiran cosas para arriba.

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iencia, una instancia en d

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pleto.

Mi meta como artista es crear una atmósfera intima donde pueda manipular objetos para lograr el placer y entretenimiento

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El Street Juggling es una disciplina dentro del malabar que se desarrolla exclusivamente en las calles de las ciudades. Este tipo de práctica integra el mobiliario urbano y el espacio público dentro del juego, de manera que cualquier banco, cabina de teléfono, puente, escalera, pared, plataforma o estructura sirva de elemento para el malabar tanto como el elemento mismo con el que se malabarea...

El Street Juggling es una disciplina dentro del malabar que se desarrolla exclusivamente en las calles de las ciudades. Este tipo de práctica integra el mobiliario urbano y el espacio público dentro del juego, de manera que cualquier banco, cabina de teléfono, puente, escalera, pared, plataforma o estructura sirva de elemento para el malabar tanto como el elemento mismo con el que se malabarea y que se integre, o bien, dentro de la sesión de forma activa (haciendo rebotar las pelotas en diferentes arquitecturas o pasando las mazas a través de un puente o viga, etc.) o pasiva (utilizando el entorno urbano como escenario o escenografía).

Es una práctica que evidentemente favorece el juego del malabar con la utilización de ciertos elementos específicos, como las pelotas de rebote y las mazas o clavas, aunque no deja afuera a otros objetos habituales del malabarismo como los diábolos, las pelotas, el devil stick, etc.

Quienes practican el Street Juggling no hacen ningún tipo de referencia al mundo del circo tal como se lo conoce habitualmente, ni en sus vestimentas ni en sus formas de mostrar el malabar, no busca el humor en sus movimientos ni persigue el rol de cómico o comediante. Sin embargo, se intenta alcanzar una dificultad de alto grado en los trucos y en los movimientos, que muchas veces el malabar de escena no logra por el riesgo que produce el que no se pueda (o deba) fallar en escena.

Para el Street Juggling el que un objeto se caiga forma parte de la realidad gravitatoria, aunque no específicamente el hecho de la caída forme parte o se utilice positivamente dentro de la rutina o de la sesión de malabar.

La práctica del Street Juggling no persigue un fin económico, ya que no es un espectáculo de calle, no se pasa la gorra y ni siquiera pretende reunir

a un público, ni busca aplausos. No obstante, los Street Jugglers pueden verse recompensados económicamente con el patrocinio de marcas, con la publicidad o con la contratación para producciones en video o demostraciones en eventos urbanos, tales como festivales o encuentros.

El Street Juggling representa al acto de malabarear en sí, que se puede practicar solo o en grupos, de forma distendida o bien con el objetivo de trazar una rutina que tenga un principio y un final determinados, con la inclusión (o no) de ciertas metas a nivel de dificultad.

El Street Juggling encuentra el mejor lugar de exhibición en el video. La grabación en video de las sesiones de malabar permite la captación de los mejores momentos de la disciplina, de manera que estos queden impresos en un soporte que permita su reproducción. Durante los rodajes normalmente no hay público, el malabarista puede desarrollar, crear, inventar y mostrar lo mejor de sí mismo, sin la presión de tener que responder al ritmo y al timing de un espectáculo en tiempo real.

El Street Juggling puede alcanzar distintas dinámicas: la del entrenamiento, la de la composición y la de la prueba (ensayo-error), recuperando de esta manera el carácter lúdico del malabar sin competencias y donde su relación con el arte casi desaparece. El Street Juggling realza la astucia, la habilidad y el riesgo del malabarista que lo practica.

StreetJuggling

La tendencia que impuso K8 malabares

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Fanzine oficial chilensis

de malabarismo y artes

circenses

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