Jueves santo
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Música: Passión de Bach
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Música: Passión de Bach
Cuándo tuvo lugar la Última Cena?
Según Mateo, Marcos y Lucas,
un jueves.
El día en el que se inmolaban los
corderos pascuales en el Templo, o
sea, la víspera de la Fiesta de Pascua
(cf. Mc 14,12.17).
Según esa datación, el
proceso contra Jesús
tendría lugar el día
mismo de la Fiesta de
Pascua; también la
crucifixión.
No parece que esto
pudiera tener lugar
entre los judíos.
Marcos, por otra
parte, señala un dato
interesante al
respecto: los
sacerdotes y los
escriban estaban
buscando el modo de
acabar con Jesús,
pero se decían:
«Pero no en los días
de fiesta; el pueblo se
podría amotinar»
(Mc 14,1 ss.)
El evangelista Juan
aporta otra cronología.
Manifiesta cuidadosamente que la Última
Cena de Jesús no fue Cena Pascual judía.
Según él, los jefes de los judíos, al llevar a Jesús al tribunal
de Pilato, no quieren entrar en su palacio «para no
contaminarse y poder así comer el cordero de Pascua»
(Jn 18,28).
Por ello, la Pascua judía no comenzaría hasta
el atardecer de aquel día.
Por lo tanto, la crucifixión de Jesús tuvo lugar la víspera del
día de Pascua, y no el día mismo de la Fiesta de Pascua.
La Fiesta de Pascua, aquel año, se celebró
del atardecer del viernes al atardecer
del sábado.
Por lo demás, la sucesión de los acontecimientos
no varió.
El atardecer del jueves, Jesús celebra su Última
Cena con los discípulos,
sin que sea Cena Pascual judía.
El viernes, víspera de la Fiesta
Pascual, tienen lugar el proceso y la
crucifixión.
El sábado,
descanso en
el sepulcro.
Domingo,
Resurrección.
Según esta
cronología,
Jesús muere en
el momento en
que son
inmolados los
corderos
pascuales en el
Templo.
Muere, pues,
según la tradición
cristiana, como el
verdadero
Cordero; los
corderos
pascuales de los
judíos son,
simplemente,
figura del
verdadero
Cordero, que es
Jesús.
El evangelista Juan tiene razón.
Al momento del proceso de Jesús ante Pilato, los jefes judíos no
habían comido todavía el cordero pascual judío.
Por eso tenían tanto cuidado en no contaminarse.
A Jesús lo crucificaron la víspera de la fiesta,
y no el mismo día de la fiesta.
Lo asesinaron en el momento en que inmolaban a los corderos
pascuales judíos en el Templo.
En esa coincidencia temporal los cristianos han visto algo más que
una casualidad: han reconocido que el verdadero Cordero es Jesús;
han entendido que el rito del Antiguo Testamento, el de inmolar los
corderos pascuales, ha llegado a su pleno sentido en la Última
Cena de Jesús; que aquel es figura de éste.
Jesús es consciente de que va a morir pronto.
Sabe que no podrá celebrar la cena pascual judía.
Por ello, ha querido invitar a sus discípulos
a una Cena Particular;
ésta no tiene relación con ningún rito judío.
Ha querido ofrecerles una cena de despedida, y darles una
cosa muy señalada.
Se les da él mismo como auténtico Cordero.
De esta forma, Jesús ha instituido su propia Pascua.
Los cristianos han reconocido que esta
Cena de Jesús está estrechamente relacionada
con la Muerte y con la Resurrección.
Han reconocido que esa Cena es realmente
la Pascua de Jesús.
Se ha ofrecido a sí mismo. Con este rito de la Cena
Jesús y los discípulos han celebrado verdaderamente la
Pascua; no la de los judíos, sino la de Jesús.
Con todo, se puede decir, que Jesús no ha renunciado
a la Pascua antigua, si no que con su Cena
la ha llevado a su plenitud .
El primer testimonio sobre la relación entre la
antigua cena y la nueva, es el de Pablo:
«Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva;
pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual,
Cristo, ha sido inmolado» (1 Cor 5,7).
Al presente, «el pan sin levadura» tienen que ser los
cristianos, liberados de la levadura del pecado.
Sin embargo, es Cristo el cordero inmolado.
La Pascua que permanece la constituyen, también
para Pablo, la muerte y la resurrección de Jesús.
Por todo ello, podemos entender que la
Última Cena de Jesús no es un puro anuncio.
Si no que anticipa, en los dones eucarísticos, la Cruz y la
Resurrección de Cristo: en su Última Cena Jesús ha
adelantado el gran misterio salvador de su muerte
y de su resurrección.
Ha convertido ese misterio en Eucaristía.
Al presente, ésta es Pascua, la Pascua de Jesús.
Pascua: los judíos con
ese rito celebraban,
particularmente,
los sucesos de Egipto:
que el ángel mató a los
primogénitos de las casas
de los egipcios, mientras
que pasó sin hacer daño
por las casas de los
hebreos;
que los hebreos pasaron
de Egipto al desierto;
que los hebreos pasaron
el Mar Rojo
sin sufrir ningún daño.
Y tantos otros pasos.
Pascua: los cristianos celebramos el paso
de Cristo; el paso que ha tenido lugar en la
Cruz y en la Resurrección; el paso de la
Resurrección que ha anticipado
en su Última Cena.
El paso de Jesús de esta vida a la vida de Dios.
Pascua: aquellos primeros
días de la Resurrección
fueron una gran señal para
los primeros cristianos:
señal de que había llegado
el día de Dios,
señal de que el mundo
había llegado a su ser
definitivo:
la tierra tiembla,
los muertos resucitan,
ha llegado
el momento crítico del
mundo.
Con la Resurrección de
Jesús estaban unidos el
sentarse a la derecha del
Padre y el comienzo del
reino de Cristo.
Para los primeros cristianos, la fe
significa vivir ya al presente ─ ahora y
aquí─ el estado definitivo del mundo.
Quien cree está ya en la Pascua del
tiempo de la salvación.
En adelante, Cristo es el nuevo templo, el
nuevo pan, el nuevo cordero.
