Jóvenes Que No Quieren o No Pueden Trabajar en Japón

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161 Revista de Antiguos Alumnos del IEEM Por Antonio MØlich Japón, en otros tiempos el país del empleo pleno y de por vida, se encuentra ahora con un sector de jóvenes que padecen des- empleo prolongado. Unos carecen de ca- pacitación; otros prefieren disfrutar de sus aæos mozos sin oficio ni beneficio. En cualquier caso, es un problema social inØ- dito apón es probablemente el país que experi- menta el mÆs rÆpido envejecimiento de la población. Este proceso tiene dos vertientes naturales; por una parte, la baja mortalidad y la alta esperanza de vida, y por otra, la progresiva disminución de la natalidad. La longevidad manifiesta un sostenido mejoramien- to de las condiciones de vida, lo que representa ademÆs un importante logro de salud pœblica. Tam- biØn en tØrminos económicos se puede considerar desde un punto de vista positivo, puesto que supo- ne una expansión del mercado de nuevos servicios dirigidos a personas de la tercera edad. La baja fecundidad (1,29 hijos por mujer) trae con- sigo, sin embargo, no sólo un fuerte incremento de la tasa de dependencia económica, sino tambiØn un severo descenso de la población activa y de la población total del país. Segœn pronósticos oficia- les, la población total alcanzarÆ un mÆximo de 128 millones en 2006 y bajarÆ a 100 millones en 2050. J Jóvenes que no quieren o no pueden trabajar Japón se enfrenta a un nuevo problema social [continœa . ]

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Trabajar en Japón

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161Revista de Antiguos Alumnos del IEEM

Por Antonio Mélich

Japón, en otros tiempos el país del empleopleno y de por vida, se encuentra ahoracon un sector de jóvenes que padecen des-empleo prolongado. Unos carecen de ca-pacitación; otros prefieren disfrutar de susaños mozos sin oficio ni beneficio. Encualquier caso, es un problema social iné-dito

apón es probablemente el país que experi-

menta el más rápido envejecimiento de la

población. Este proceso tiene dos vertientes

naturales; por una parte, la baja mortalidad y la

alta esperanza de vida, y por otra, la progresiva

disminución de la natalidad.

La longevidad manifiesta un sostenido mejoramien-

to de las condiciones de vida, lo que representa

además un importante logro de salud pública. Tam-

bién en términos económicos se puede considerar

desde un punto de vista positivo, puesto que supo-

ne una expansión del mercado de nuevos servicios

dirigidos a personas de la tercera edad.

La baja fecundidad (1,29 hijos por mujer) trae con-

sigo, sin embargo, no sólo un fuerte incremento de

la tasa de dependencia económica, sino también

un severo descenso de la población activa y de la

población total del país. Según pronósticos oficia-

les, la población total alcanzará un máximo de 128

millones en 2006 y bajará a 100 millones en 2050.

J

Jóvenes que no quiereno no pueden trabajar

Japón se enfrenta a un nuevo problema social

[continúa . ]

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El aumento de jubilados y el descenso demográfi-

co afectan directamente al sostenimiento del siste-

ma de seguridad social, en el que han producido

ya un fuerte impacto. Para tratar de evitar su de-

rrumbamiento, en junio de 2004 se aprobó una

nueva ley de reforma del sistema de pensiones. De

acuerdo con esta nueva legislación, a partir de abril

próximo �cuando comienza el año fiscal 2005�

aumentarán las cotizaciones al seguro y disminui-

rán las pensiones de jubilación. Este nuevo sistema

será aplicable entre 2005 y 2023.

Adiós al empleo vitalicio

Tradicionalmente, en Japón los empleados comen-

zaban su trabajo en una empresa inmediatamen-

te después de graduarse en la universidad �o es-

cuela secundaria en el caso de obreros manuales�

y allí permanecían hasta su jubilación. En este tipo

de empleo de por vida, los obreros reciben forma-

ción a lo largo de su carrera, con rotaciones fre-

cuentes dentro de la empresa, para adquirir diver-

sos conocimientos.

En los últimos años, sin embargo, debido en gran

parte a larga recesión económica, la lenta recupe-

ración de la economía y los crecientes costos labo-

rales, muchas empresas están abandonando el sis-

tema de empleo vitalicio. Esto es notorio especial-

mente en las grandes metrópolis de Tokio y Osaka,

donde las empresas tienden a reducir el número

de empleados fijos, sustituyéndolos por otros que

trabajan de forma regular pero a tiempo parcial.

Esto facilita flexibilidad para ajustar el número de

trabajadores que la empresa necesita, y represen-

ta también un considerable ahorro al reducir el to-

tal de horas de trabajo. Además, en estos casos la

empresa no está obligada a proporcionar todos los

beneficios que reciben los empleados fijos a tiem-

po completo: pensiones, pagas extraordinarias o

bonos, indemnización por despido, etc.

En la actualidad el porcentaje de este tipo de em-

pleados a tiempo parcial supera el 30% de la fuer-

za laboral del país. Por

lo general son personas

jóvenes o madres de fa-

milia que prefieren el

estatuto de part timers, ya que así pueden escoger

el horario de trabajo que mejor les convenga y ga-

nar lo suficiente para cubrir sus necesidades: estu-

dio, complemento de los ingresos familiares, etc.

Los cambios demográficos están transformando,

pues, el sistema tradicional de empleo; y los cam-

bios estructurales favorecen además la tendencia

de remuneración en función de la productividad,

en lugar del sistema tradicional de sueldo según la

antigüedad. Esto facilita, por una parte, que jóve-

En la actualidad el porcentaje de este tipo de empleados a tiem-po parcial supera el 30% de la fuerza laboral del país.

Jóvenes que no pueden o no quieren...

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La demanda de mano de obra altamente especializada hacrecido mucho y seguirá creciendo en el futuro próximo

Jóvenes que no pueden o no quieren...

nes emprendedores con buena preparación lleguen

a puestos de responsabilidad en la empresa, sin

necesidad de esperar los 20 años de antigüedad.

Esto facilita, por una parte, que jóvenes empren-

dedores con buena preparación lleguen a puestos

de responsabilidad en la empresa, sin necesidad

de esperar los 20 años de antigüedad requeridos

en el sistema tradicional. Pero, por otra parte, la

rapidez de los cambios es causa de gran desaso-

siego en una sociedad que no está acostumbrada

a este tipo de fluctuaciones en el campo laboral y

que añora la seguridad del viejo sistema.

El desempleo juvenil, el más alto

En 2004, la tasa media de desempleo bajó al 4,7%,

pasando a estar por debajo del 5% por primera

vez desde 2000. De todos modos, a finales de año

había un total de 2,7 millones de personas regis-

tradas en seguro de paro y el promedio para 2004

fue de 3,13 millones.

Los jóvenes comprendi-

dos entre los 15 y 24

años tienen los porcen-

tajes más elevados de desempleo: el 10,9% para

los hombres y el 8,3% para las mujeres.

A pesar de que la economía está mostrando seña-

les de recuperación, los problemas de empleo de

la generación joven no han desaparecido. Bastan-

tes de estos jóvenes no están suficientemente ca-

pacitados y carecen de la experiencia necesaria

para ser inmediatamente útiles a la empresa.

En los tiempos en que Japón empezaba a consoli-

dar su puesto en el mercado internacional y durante

muchos años después, para ingresar en la fuerza

laboral bastaba lo aprendido en la escuela secunda-

ria o en la universidad: la empresa se encargaba del

resto. Pero en los últimos 15 años �especialmente

después de la estrepitosa caída de la economía

inflacionaria de los ochenta y la subsiguiente depre-

sión� se han producido grandes cambios en la es-

tructura industrial de Ja-

pón. En respuesta a la

globalización, la indus-

tria japonesa ha evolu-

cionado hacia la producción de artículos de alta ca-

lidad. En consecuencia, la demanda de mano de

obra altamente especializada ha crecido mucho y

seguirá creciendo en el futuro próximo: la genera-

ción del baby boom está a punto de jubilarse y, con

ello, las empresas perderán gran parte de personal

cualificado. Por el contrario, los jóvenes que care-

cen de las habilidades demandadas, o con bajo ni-

vel de educación, tienen muchas dificultades para

encontrar trabajo.

El descenso de la demanda de trabajadores jóve-

nes no es un fenómeno único de Japón. Muchos

países industrializados han experimentado esta

misma tendencia a partir de la segunda mitad de

los años setenta. Pero este cambio no ha sido evi-

dente en Japón hasta el inicio de la década pasa-

da. La praxis tradicional de las empresas japone-

sas era emplear cantidades masivas de nuevos gra-

duados. Especialmente para los jóvenes que ter-

minaban la secundaria, las oficinas de colocación

concertaban con las empresas un abundante nú-

mero de empleos. Mientras tanto, la empresa se

encargaba de formarlos con la consabida condi-

ción de que se quedarían en ella hasta jubilarse.

Este sistema de empleo a través de la recomenda-

ción por parte de la escuela ha desaparecido casi

por completo. Justo cuando Japón está empezan-

do a salir del trauma económico, los jóvenes no

encuentran el apoyo que les hace falta en una so-

ciedad cada vez más competitiva.

Los freeters son recién graduados que no quieren seguir lospasos de sus padres y convertirse en �esclavos de la empresa�

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Sin ocupación fija

Por otra parte, existe una muchedumbre de jóve-

nes que crece rápidamente y que prefiere no bus-

car empleo de acuerdo con la estructura tradicio-

nal. Se distinguen por su movilidad y cambio fre-

cuente de trabajo. Se les denomina de varias ma-

neras, pero son más comúnmente conocidos como

freeters (del inglés free y del alemán Arbeiter) o

trabajadores a tiempo parcial. En 2000 eran poco

más de un millón y medio, pero en 2004 supera-

ron ya los 4 millones.

Los freeters no son ni estudiantes ni amas de casa.

La mayoría son recién graduados �bastantes de

ellos universitarios�, que no quieren seguir los pa-

sos de sus padres y convertirse en �esclavos de la

empresa� (también hay algunos que, desilusiona-

dos con el ambiente de trabajo en la compañía,

han dejado el empleo fijo que tenían). Quieren tra-

bajar pero prefieren hacerlo �a su aire�, sin com-

promisos duraderos, y se mantienen a base de tra-

bajos eventuales, por lo que se les designa tam-

bién como part timers �no regulares� o part timers

flotantes.

De todos modos, el concepto de freeter ha evolucio-

nado mucho en los últimos años. Los freeters pione-

ros de la década de la abundancia �los años ochen-

ta�, cuando había todo tipo de posibilidades de tra-

bajo bien remunerado, gozaban de una especie de

aura romántica: eran libres de elegir trabajo y dejarlo

cuando querían, no tenían responsabilidades socia-

les y podían dedicarse a sus hobbies o a viajar, en

espera de algo mejor. Pero hoy en día muchos se

encuentran atrapados por las nuevas circunstancias

laborales: ese �algo mejor� no se vislumbra, el futu-

ro es cada vez más incierto y su capacidad de elec-

ción es cada vez menor y más condicionada por los

trabajos disponibles para mano de obra sin experien-

cia.

Con contratos no superiores a seis meses y bajos

sueldos (alrededor de 900 yenes �6,50 euros� por

hora), las empresas pueden reducir costos, incluso

más que automatizando esos trabajos. Y en mu-

chos casos, los jóvenes en busca de trabajo son

tratados como artículos de usar y tirar. Aparte de

todo esto, cerca de un 30% de las empresas no los

quieren aceptar por considerarlos irresponsables,

sin habilidades específicas y con tendencia a dejar

el trabajo en cualquier momento.

Como dice un diputado

del partido del gobierno:

�Cuatro millones de

freeters en una pobla-

ción activa de 65 millo-

nes es una cosa muy seria. No pagan impuestos ni

contribuyen al fondo de pensiones. Sólo trabajan

cuando quieren, por lo que no se les puede consi-

derar como parte de la población activa en la que

la nación puede confiar. Aunque muchos de ellos

son gente con brío y buen potencial, no aportan

sus habilidades al bien de la sociedad. Por otra parte,

con sus escasos ingresos no pueden tampoco for-

mar una familia y criar hijos, lo que repercute tam-

bién en la baja natalidad y el envejecimiento de la

población. Es necesario poner en vigor una política

para hacer que la gente joven pueda conseguir un

trabajo como Dios manda�.

El fenómeno NEET, un problema de paísrico

Frente a la crisis del paulatino aumento del núme-

ro de jóvenes que no cursan estudios, no trabajan

y tampoco reciben ningún tipo de capacitación la-

boral, el gobierno japonés está determinado a to-

mar medidas para tratar de resolver el problema

del fenómeno NEET.

Las siglas NEET (Not in Education, Employment or

Training») fue acuñada en Inglaterra hacia finales

de los años noventa para designar a adolescentes

procedentes de familias de clase baja que no ha-

cen ningún esfuerzo por adquirir ni educación ni

La sigla NEET designa a personas solteras de 15 a 34 añosque ni estudian ni tienen empleo, ni se dedican a tareasdomésticas

Jóvenes que no pueden o no quieren...

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Jóvenes que no pueden o no quieren...

No son pocos los padres que, ante la evidencia, confiesan queno han sabido criar a sus hijos como personas responsables

[continúa ]

empleo. En Japón el libro blanco del Ministerio de

Trabajo, Salud y Bienestar, que por primera vez se

refirió a ese grupo en septiembre pasado, los defi-

ne como personas solteras de 15 a 34 años �inclui-

dos universitarios� que ni estudian ni tienen em-

pleo y ni siquiera se dedican a tareas domésticas.

Según el Ministerio, 520.000 jóvenes se encontra-

ban en esta categoría en 2003. El primer ministro

Junichiro Koizumi ha comentado hace poco: «Si

dejamos que crezca el número de jóvenes que no

quieren adquirir conocimientos ni capacitación la-

boral, nuestros recursos humanos no se desarrolla-

rán. Y las consecuencias para el futuro de la na-

ción serán graves».

Debido a que la distinción entre NEETs y freeters

no está del todo bien definida, los cálculos varían.

Reiko Kosugi, investigadora del Institute for Labor

Policy and Training, dice que en realidad el núme-

ro de NEETs en 2003 era de 640.000. Kei Kudo,

representante de Sodateage Net, una organización

sin fines de lucro con sede en Tokio, que ayuda a

los NEET, define a este grupo como un estado in-

termedio entre los freeter, que tienen intención y

voluntad de trabajar, y los hikikomori, individuos

que sufren de retraimiento personal y completo ais-

lamiento de la sociedad.

En octubre pasado un grupo de analistas japoneses

viajó a Inglaterra para ver cómo funciona el pro-

grama Connections, de ayuda a este tipo de jóve-

nes que se sienten aislados, con necesidad de con-

sejo y de una mano que les guíe. Uno de los líderes

del grupo, la doctora Michiko Miyamoto, de la

universidad de Chiba, glosa su experiencia dicien-

do que en Japón nunca hubo un servicio parecido

porque la situación económica era tan buena que

no había necesidad de orientación profesional o de

servicios de capacitación: «Hasta hace poco no

existían NEETs en nuestro país. En general se trata

de jóvenes demasiado ricos para tener que traba-

jar: no sienten necesidad, no hay urgencia. En nues-

tro caso es un problema de país rico».

Niños malcriados

Bastantes especialistas en problemas de la juventud

coinciden en que el fenómeno NEET es una de las

peores lacras resultantes de la sociedad de la opulen-

cia; y no son pocos los padres que, ante la evidencia,

se ven obligados a confesar que no han sabido criar a

sus hijos como personas responsables, al mimarles

demasiado y consentir sus caprichos desde peque-

ños. Un amigo que sabe mucho de familia y educa-

ción de los hijos suele decir que los padres que no

enseñan a sus hijos a ser útiles desde pequeños, lo

que hacen es criar me-

rengues. Justamente eso

es lo que parece haber

ocurrido con los NEETs.

Kosugi, que por su trabajo ha entrevistado a este

tipo de jóvenes sin empleo, los clasifica en cuatro

tipos, aunque en los casos reales normalmente se

combinan elementos de más de un tipo:

l Los que poseen un buen nivel de formación

intelectual, pero están absolutamente perdidos

en un laberinto de dudas acerca de lo que de-

ben hacer. Como dice uno de ellos: �¿Cómo

puedo descubrir qué es lo que me gustaría ha-

cer? Me gustaría que alguien me lo dijera�.

l Los que han perdido confianza en sí mismos:

para muchos de estos el sentirse útiles importa

más que ganar dinero, pero la incertidumbre y

falta de convicción en sus posibilidades les im-

pide enfrentarse con la vida. Les gustaría po-

der trabajar, pero no se sienten capaces. Por lo

general han tenido algún pequeño fracaso que

no han sabido superar y acaban inhibiéndose

del todo.

l Los que no tienen amigos, no quieren ir a la

escuela, pierden el sentido de dirección, se

apartan cada vez más de la sociedad activa y

acaban viviendo como los hikikomori, reclui-

dos en su cuarto y sin ánimo de hacer nada.

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De Aceprensa, Año XXXVI, 9-15 de marzo

de 2005.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

l Los hedonistas, que lo único que les interesa

es pasarlo bien ahora, y no quieren pensar en

el futuro.

Entre los distintos problemas que afectan a la ju-

ventud japonesa, el gobierno considera el fenóme-

no NEET como el más grave, que es necesario re-

mediar cuanto antes.

A mediados de octubre pasado el Nomura Research

Institute llevó a cabo un sondeo por internet acerca

de este fenómeno. Aunque el nivel de reconoci-

miento de la sigla NEET es, en general, todavía

bajo (pero alto entre la gente joven), un porcentaje

extraordinariamente elevado de los entrevistados

piensan: que crecerá el número de esos jóvenes

(87%); que se trata de un problema muy serio (más

del 92%); que la causa está principalmente en la

familia (55,5%) y que representa un grave peligro

para sostenimiento del sistema de seguridad so-

cial. Por su parte, Dai-ichi Life Insurance Institute

Inc. predice que el número de jóvenes que ni estu-

dian, ni trabajan, ni reciben capacitación, sobrepa-

sará el millón en 2015.

Para intentar resolver este problema, varios ministe-

rios (Educación, Industria, Trabajo, Sanidad) junto

con la oficina del gabinete, han solicitado un presu-

puesto de 81.000 millones para el año fiscal 2005.

Con este dinero se pretende aumentar el número

de centros de capacitación que faciliten a los jóve-

nes encontrar trabajo y a integrarse en la sociedad

activa. En estos centros se imparte el llamado �Cer-

tificado de Aptitudes Básicas para las Nuevas Gene-

raciones�, que se concederá en dos niveles: el bási-

co, para graduados de escuela secundaria, y el prác-

tico, para los que tienen estudios superiores. Este

programa, que certificará que los titulados tienen la

preparación necesaria para trabajar como oficinista

o como vendedor, se concentrará fundamentalmen-

te en cinco áreas: comunicación y habilidades

interpersonales; profesionalidad y sentido de respon-

sabilidad; aptitudes académicas: lectura y matemá-

ticas; protocolo o etiqueta profesional y modales; y

certificación en áreas específicas, como contabili-

dad o lenguas extranjeras.

Jóvenes que no pueden o no quieren...