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    Bibliotecade teologa

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    BIBLIOTECA DE TEOLOGAPANORAMA ACTUAL DEL PENSAMIENTO CRISTIANO

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    LA REVELACINpor JOSEF SCHMITZ

    BARCELONA

    EDITORIAL HERDER1990

    JOSEF SCHMITZ

    LA REVELACIN

    BARCELONAEDITORIAL HERDER

    1990

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    Versin castellana deC O N S TA N T I N O R U I Z - G A R R I D O ,de la obradeJOSEFS C H M I T Z ,Offenbarung,

    Patmos Verlag, D usseldorf 1988

    IMPRMASE: Barcelona 30 de agosto de 1989J A U M E T R A S E R R A ,vicario general

    19S8 Palmos Verlag, Dusseldorf

    1990 Editorial Herder S.A., Barcelona

    Prohibidala reproduccin totalo parcialde esta obra,el almacenamientoensistema informticoy la transmisinen cualquier formao medio: electrnico,mecnico, por fotocopia, por registroo por otros medios, sin el permiso previo y

    por escrito de los titulares del C opyright

    ISBN 84-254-1704-X

    Es P R O P I E D A D D E P S I T O L EG A L :B. 21.720-1990 P R I N T E D I N S PA I NG R A F E S A- aples, 249- 08013 Barcelona

    ndice

    Abreviaturas 9Introduccin: La revelacin, tema de la teologa fundamental. 11

    1. Experiencia de la revelacin 19

    1.1. La experiencia de la revelacin enel mbitoprofano 251.1.1 . Experiencias de iluminacin en sentido amplio261.1.2. Experiencias de revelacin 281.2. La experien cia de la revelacin religiosa 311.3. La experiencia de la revelacin en la Biblia 381.3.1 . La experiencia dela revelacin enel Antiguo

    Testamento 391-3.2. La experiencia dela revelacin enel Nuevo

    Testamento 44

    1.3. 2.1. La experiencia de revelacin personal de Jess471.3.2 .2. La experiencia de revelacin de los discpulos52

    2. Compren sin de la revelacin 572.1. La reflexin temprana en torno al concepto de

    revelacin 582.1 .1 . EnlaBiblia 582.1. 2 En la Iglesia antigua 612.2. La revelacin como principio fundamental enla

    teologa medieval 64

    2.3. La revelacin como concepto clave de la teologamoderna 71

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    2.4. Reinterpre tacin del concepto de revelacin en elsiglo xx 76

    2.5. Reflejo de este desarrollo en las enseanzas delmag isterio eclesistico 78

    2.5.1. El concilio de Tre nto (1545-1563) 792.5.2. El concilio Vat icano i (1869-1870) 802.5.3. El concilio VaticanoH (1962-1965) 862.6. Retrospectiva: modelos fundamentales de

    pens ami ento acerca de la revelacin 1002.6.1. La revelacin com o experien cia de epifana 1012.6.2. La revelacin com o instruccin 1012.6.3. La revelacin como autocomunicacin 102

    3. La doctrina de la revelacin 1053.1. La revelacin en la creacin y en la historia 1083.1.1 La revelacin por med io de la creacin 1093.1.2. La revelacin histrica 1213.1.3. La coord inacin de amb as formas de revelacin .... 130

    3.2. La pala bra y la obra en el acon tecer de larevelacin 132

    3.2.1. A qu hace frente esa coordinacin? 1333.2.2. El carcter sacram ental de la revelacin 1343.2.3. La relacin mutua entre palabra y obra 1363.3. La revelacin com o acont ecim iento y com o gracia . 1373.3.1. La revelacin como acontecimiento externo en

    palab ra y obra 1393.3.2. La revelacin como acontecimiento interno de

    gracia , 145

    3.3.3. La coordinacin de acontecimiento y gracia 1493.4. Las diversas fases de la historia de la revelacin .... 1513.4.1. Raz ones que justifican esta distincin 1523.4.2. Peculia ridade s de las diversas fases 1553.5. El carcter insuperable y definitivo de la revelacin

    de Crist o 1663.5.1. Funda mento s de esta conviccin 1673.5.2. Para entend er rectamen te la pretensin cristiana ... 1693.6. La revelacin y la Iglesia 1773.6.1. La Iglesia implica la/e vela ci n 178

    3.6.2. La revelacin implica la existencia de la Iglesia 1793.6.3. Correccin de malenten didos 183

    6

    4. Justificacin racional dela fe en la revelacin 1874.1. La oposicin entre fe en la revelacin y autonoma

    de la razn 1904.1.1. Para comp render la edad moderna y la ilustracin .. 4.1.2. La crtica ilustrada de la revelacin 4.1.3. El trat ado apolog tico sobre la revelacin 4.1.4. Situacin actual de la confrontaci n 4.2. La superacin del enfrentamiento mediante una

    relacin crtica mu tua 224.2.1. Presu puesto s por part e de la fe en la revelacin 4.2.2. Desvirtuar las objeciones de la razn mode rna 4.2.3. Posibilidad es de verificar la fe en la revelacin

    ndice de nombre s 291

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    Abreviaturas

    Documentos del concilio VaticanoII

    AG DecretoAd gentes,sobre la actividad misionera de Iglesia.

    CD DecretoChristus Dominus,sobre el oficio pastoral delos obispos en la Iglesia.

    DV Constitucin dogmticaDei Verbum,sobre la divinarevelacin.

    G S COTistiVTk pasto Ta lGaudiumef spe s, sobve la iglesiaen el mundo actual.

    LG Constitucin dogmticaLumen gentium,sobre la Iglesia.

    NA DeclaracinNostra aetate,sobre las relaciones de laIglesia con las religiones no cristianas.

    OE DecretoOrientalium Ecclesiarum,sobre las Iglesiasorientales catlicas.

    OT DecretoOptatam totius Ecclesiae renovationem,sobrela formacin sacerdotal.

    UR DecretoUnitatis redintegratio,sobre el ecumenismo.

    Nota.Todos estosdocumentosse citansegnla edicin: C oncilio

    Vaticanon, Constituciones. Decretos. Declaraciones,Editorial C atlica, M adrid51967.

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    Otras fuentes

    AS Actasynodalia sacrosancti concilii oecumenici secundi,Roma 1970-1978.

    CFF H. Krings, H.M. Baumgartner, Ch. Wild (dirs.),Conceptos fundamentales de filosofa,3 vols., Herder, Barcelona 1977-1979.

    DCT P. Eicher (dir.),Diccionario de conceptos teolgicos,

    2 vols., Herder, Barcelona 1989s.DS H. Denzinger, A. Schnmetzer,Enchiridion symbo-lorum, definitionum etdeclarationum de rebus fidei etmorum,Herder, Barcelona361976.

    DZ E. Denzinger,Elmagisterio de laIglesia,Herder, Barcelona31963 (versin castellana de la 31 ed. del DS).

    HDG M. Schmaus, A. Grillmeier, L. Scheffczyk, M. Seybold(dirs.),Handbuch derDogmengeschichte, Herder, Fri-burgo de Brisg.-Basilea-Viena 1956ss.

    HFTh W. Kern, H.J. Pottmeyer, M. Seckler (dirs.),Hand

    buch derFundamentaltheologie,Herder, Friburgo deBrisg.-Basilea-Viena 1985ss.H WP J. Ritter, K. Grnder (dirs.),Historisches Wrterbuch

    derPhilosophie,Basilea-Stuttgart 1971ss.MySal J. Feiner, M. Lhrer (dirs.),Mysterium salutis.Grund-

    rissheilsgeschichtlicher Dogmatik,Einsiedeln-Zurich-Colonia 1965-1981; versin cast.,Mysterium salutis.Manual deteologa comohistoria de la salvacin,Madrid 1977ss (se cita la ed. alemana).

    QD H. Fries, R. Schnackenburg (anteriormente K. Rahner

    y H. Schlier) (dirs.), coleccinQuaestiones disputatae,Herder, Friburgo de Brisg. 1958ss.S.th. Toms de Aquino,Summatheologiae.S.c.G. Toms de Aquino,Summacontra gentiles.

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    Introduccin

    La revelacin, tema de la teologafundamental

    El cristianismo actual se entiende a s mismoreligin revelada, y la teologa cristiana como ciela revelacin. En esta caracterizacin que ambode s mismos, qu significa revelacin? Cmque el hombre m oderno entienda lo que se exprdiante este trmino? He ah las cuestiones centrlas que se va a ocupar la presente obra.

    Es verdad que slo el cristianismo moderno seteriza a s mismo expresamente como religin rpara expresar que la revelacin fue su origen, lacia que lo justifica y el sello de su superioridacaracterizacin que el cristianismo hace de s miclara que l est, s, en el mundo, pero que no

    mundo, por cuanto debe su existencia a una actlibre es decir, no necesaria de Dios. En losantiguos no aparece la palabra revelacin; enblia, esta palabra no desempea un papel centrala partir de la edad moderna se escribieron trteolgicos sobre la revelacin. No obstante, la cin de que el cristianismo tena un origen que tda al mundo, forma parte ya desde el principla comprensin que la fe cristiana tiene de s misfe cristiana existe nicamente porque existe la

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    cin de Dios en la historia de Israel y en Jess el Cristo.El contenido de esa fe no puede el hombre llegar a conocerlo por s mismo, ni es capaz tampoco de deducirlode los datos relativos al mundo o a la sociedad. Vemosque en el Nuevo Testamento se designa ya como palabra de Dios la realidad que fundamenta y estructuraesa fe: como palabra de Dios que muchas veces y demuchas maneras habl Dios antiguamente a nuestrospadres mediante los profetas. En estos ltimos das noshabl por el Hijo (Heb l,ls), por Jesucristo, quien noslo proclam la palabra (Mt 11,27; Ef 1,3), sino que lmismo es la Palabra (Jn1,1-14). Tambin se emplea eltrmino revelacin para deslindar y calificar el mensaje cristiano por su origen y por su contenido. Y, as,escribe Pablo que l no recibi ni aprendi el evangelio

    de hombre alguno, sino por la revelacin de Jesucristo(Gal l ,l s) , y que el contenido de su mensaje no es sabidura del mundo, sino sabidura de Dios (ICor2,6s). Sin embargo, el concepto de revelacin no llega ocupar un lugar central en la autocomprensin cristiana hasta la edad moderna; a partir de ese momento seutiliza para enunciar la razn ontolgica, cognoscitiva yjurdica y el centro y la norma de todo lo que tienevigencia como cristiano1.

    Este ttulo que ostenta el cristianismo de basarseen una revelacin no slo tropieza con la incomprensindel hombre moderno, porque las revelaciones son cosaextraa para el mundo en el que l vive, o porque enel mejor de los casos le parecen fenmenos marginales y exticos. Es que, adems, el discurso acerca dela revelacin se Je antojacomoalgo ajeno e incluso hos-

    1. Vase W. Kasper,Offenbarung Gottes, 53 (las referencias bibliogrficas completas delas obras citadas las encontrar el lector en la bibliografa al final de la introduccin).

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    til a la vida. Provoca en l desconfianza y hasta porque la comprensin de la revelacin como especial comunicada a personas elegidas implique parece estar en contradiccin con los ideahombre moderno, que son libertad, igualdad,nidad, y con los principios y normas de una cojustificable racionalmente. D esde la poca de lacin, el hombre proclama la razn como fundacentro y norma de su conducta. Comportarse ramente qu iere decir llevar una vida capaz de comse y relacionarse socalmente y conceder validezmente a aquellos principios que puedan justificala razn crtica, a pesar de que se comprenden lode la razn humana, lmites con los que es razocontar. Frente a esto, apelar a la revelacin sup

    menos segn la opinin predominante, que aideas importantes para la orientacin y la conducvida no pueden conocerse mediante la razn huniversal, sino que se obtienen exclusivamente velacin. Apelar as a ideas que no son accesiblequiera, sino que se han comunicado slo a unos elegidos y de forma extraordinaria, pero que no te reclaman ob ligatoriedad universal, es algo quela sociedad humana en dos grupos desiguales: eprivilegiados que han recibido la revelacin y somisores de la misma,y el de las dems personas que , afirmar que tales ideas son superiores a la razn,capaces de verificarlas; a estos ltimos no les queposibilidad que la de aceptar obedientemente taldades. Pero de esta manera no slo se escinde ladad humana, sino que, al mismo tiempo, se sancella una relacin de autoridad y dominio. A e

    aade que el hombre religioso, que cree haber endo en estas verdades reveladas el fundamento p

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    realizacin de su vida, siente que el hecho de cuestionarlas es para l una amenaza. Como ensea la historia, entodo ello puede llegarse fcilmente a adoptar actitudesequivocadas, como la del fanatismo y la intolerancia,que son capaces de suscitar en la sociedad conflictos degraves consecuencias. Por estas razones (someramenteindicadas), el hombre moderno experimenta un granmalestar frente a las exigencias de la revelacin; talespretensiones limitan, en su opinin, la competencia dela razn para vivir una conducta justificable, originantrastornos de comunicacin entre personas de igualesderechos, y dificultan la convivencia humana.

    Esta situacin, en la que la fe cristiana designa comorevelacin aque llo de lo que recibe su esencia y verdad,y suscita as malestar y rechazo en el hombre moderno,

    hace que la revelacin sea tema central de la teologafundamental, cuya tarea consiste en reflexionar y justificar la realidad en que se cimenta la fe cristiana y de laque ella vive, situndola en su contexto histrico-social,y en disipar malentendidos y resolver objeciones, a finde garantizar siempre de nuevo la capacidad de comunicacin de la fe cristiana2.

    Movidos por este inters en materia de teologa fundam ental, escogemos en esta obra el tema de la revelacin y lo estudiamos en cuatro captulos, que tratarnrespectivamente de la experiencia de la revelacin, de lacomprensin de la misma, de la doctrina sobre la revelaciny de la crtica de tal revelacin. Este mtodo coincide con la recomendacin dimanada del concilio Vaticano II para la renovacin de los estudios eclesisticos,en lo que respecta a la teologa sistemtica3: en primer

    2. H. Waldenfels,Konlexluelle Fundamentaltheologie,19 .3. Vase OT 16.

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    lugar hay que preguntar sobre el tema a la Sagrcritura y a la tradicin. Luego hay que profundello y comprenderlo en sus conexiones, a fin puedan entenderlo como verdad de salvacin lobres de todas las pocas.

    La designacin de religin revelada, consien s misma, difcilmente ser apropiada para e

    la inconfundible peculiaridad del cristianismo, apelar a la revelacin no constituye desde el puvista de la historia de las religiones, un rasgo espde la religin cristiana. Cada religin se basa acontecimiento por el cual unos hombres han mentado que un poder sobrehumano o suprateruna divinidad daba una interpretacin del sentimundo y de la vida humana. Todas las religioneque el hombre no es sencillamente capaz de dispese misterioso poder divino, sino que ste se hally se le sustrae. Por eso, las religiones celebran lotecimientos en los que ese poder divino se hace po se muestra en objetos o sucesos que pertenemundo de la experiencia, o en los que una divhabla de manera original, constitutiva de comunfundadora de tradicin, no como si fueran demientos en los que el hombre saca algo a la luzcomo revelaciones en las que los hombres somariamente objetos pasivos. Por eso, en casi toreligiones vivas la revelacin es un momento cpor cuanto que dicha revelacin no se entiende ama como producto de especulacin humana, sisabe muy bien que se debe a la accin de la divLa palabra revelacin se emplea en este contemo sustantivo verbal y designa primariamente

    ceso por el cual llega algo a ser un hecho dado, euna determinada manera de experiencia human

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    tales experiencias de revelacin se habla tambin en laBiblia. sta nos habla de ellas y las atestigua, pero sindesarrollar una teora sobre las mismas. Lo peculiar delcristianismo se ver nicamente comparando esas experiencias de revelacin. Por eso, es conveniente investigar primero en general las experiencias de revelacin,para averiguar luego qu es lo peculiar de la experiencia

    cristiana de la revelacin. De esta manera, se puedeestablecer tambin una conexin con la experiencia humana universal y se puede aclarar la relacin con larealidad que tiene el hablar de revelacin. Las experiencias de la revelacin y la doctrina sobre la revelacin son dos cosas ntimamente relacionadas, pero diferentes . Basa rse en la revelacin es cosa im prescindiblepara la fe cristiana. Pero no lo es toda interpretacinteolgica de esa experiencia de la revelacin, ni cualquier doctrina sobre la revelacin. Pues esa doctrinapuede ser recta o equivocada, puede ser totalmenteacertada o slo parcialmente acertada, puede ser comprensible o prestar se a falsas interpretacio nes. En la historia del cristianismo, la doctrina sobre la revelacin haexperimentado innegables transformaciones. Las expondremos a grandes rasgos en el captulo segundo, afin de que pueda entenderse mejor la doctrina actual

    acerca de la revelacin. Esta visin de las cosas es tambin muy imp ortan te para la confrontacin con la crticamoderna de la revelacin, porque est por ver si lascrticas que se hacen de la fe en la revelacin hacenblanco realmente en la fe en la revelacin sostenida porel cristianismo actual.

    En el captulo tercero desarrollaremos los aspectosms importantes de la doctrina catlica actual sobre larevelacin.

    El captulo cuarto estudiar especialmente, una vez

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    ms,la cuestin de cmo habr que representar ecircunstancias actuales la revelacin para que state comprensible para el hombr e. En efecto, la comsin cristiana de la revelacin se har comprensibexpresar de manera justificada nicamente dentcorrespondiente contexto histrico-cultural, coque para nosotros, desde comienzos de la era mose caracteriza por el mutuo distanciamiento entrezn y la fe en la revelacin. Investigaremos cullas razones de ese distanciamiento. Y habr que nar si se puede, y hasta qu punto, eliminar la dfianza de la razn hacia la fe en la revelacin; puede, y hasta qu punto, superar la simple coexiso la contraposicin entre la razn y la revelac in,pue de, y hasta qu pun to, lograr que am bas se halfructfera relacin mutua.

    Bibliografa

    J. Bernard (dir.),Offenbarung. Phanomen,Begriff, Dimensin,Leipzig 1981.

    P. Eicher, Offenbarung. Prinzip neuzeitlicher Theologie,Munich1977.

    H. Fries,Teologa fundamental,Herder, Barcelona 1987,195-401.W. Kasper,Offenbarung Gottes in der Geschichte,en Handbuch der

    VerkndigungI, Friburgo-Basilea-Viena 1970, 53-96.W. Kern, H.J. Pottmeyer, M. Seckler (dirs.),Handbuch der Funda-

    mentaltheologieII : Traktat Offenbarung,Friburgo de Brisg.-Ba-silea-Viena 1985.

    H. Waldenfels,Kontextuelle Fundamentaltheologie,Paderborn-Mu-nich-Viena-Zurich 1985, 91-186.

    K.-H. Weger,Gott hat sich offenbart(HB 946), Friburgo de Brisg.-Basilea-Viena 1982.

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    / . Experiencia de la revelacin

    A partir de la era moderna se fue imponiendovez ms en el cristianismo la tendencia a consideclusivamente suyo el concepto de revelacin, conde subrayar la peculiaridad del cristianismo, uculiaridad a la que no puede llegar ninguna o tra rAs que la revelacin lleg a ser nota fundamentdefinicin del cristianismo. Conceptos como ftiana, religin cristiana y teologa cristiansustituidos en gran parte por los conceptos de frevelacin, religin revelada y teologa de lacin. Este empleo del concepto de revelacin prdestacar que el cristianismo, a diferencia de todems religiones, se debe a una libre actuacin d

    en la historia, actuacin que va ms all de la acde Dios en la creacin. Esta autocaracterizacin tianismo como religin revelada se realiz en un to histrico-intelectual en que se reinterpret periencia y la naturaleza y la historia se entencomo aconteceres determinados de manera purinmanente. Las consecuencias de todo ello son tantes para comprender lo que se expone en el pcaptulo.

    El acto cotidiano de vivir la vida humana depe

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    la experiencia (y ello de una manera permanente y trascendente al tiempo) para tener acceso a la realidad. Ellenguaje nos hace ver que el trmino experiencia seala hacia una realidad muy compleja y llena de tensiones, que no es, ni mucho menos, unvoca. Segn ellenguaje corriente, podemos adquirir experiencias,teniendo nosotros mismos esas experiencias; podemos

    acumular experiencia y llegar a ser ricos en experiencia; uno puede llegar con la experiencia a adquirirprctica; lo que se ha adquirido por medio de experiencias,puede transmitirse a otros. Por consiguiente, unopuede tener experiencias, acumular experiencias, tenderactivamente a ellas. Pero las experiencias se puedentambin proporcionar, sin que se hayan buscado;pueden ser experiencias dolorosas que contraren loque nosotros esperbamos. Las experiencias, por un lado, son algo de lo que se puede disponer a voluntad.Pero,en otros con textos, son algo de lo que no se puededisponer. Pueden ser experiencias fugaces y no dejarapenas huellas en la vida del hom bre; pero pueden tambin originar crisis y cambiar por completo a una persona. La experiencia se hace valer contra la pura especulacin de pensamiento, contra la mera teora, contra elsaber adquirido nicamente en los libros y contra loshbitos del pensar. A algunas personas se las critica deser incapaces de adquiririr experiencia. Y las condiciones para poder tenerla no son factores fijados de una vezpara siempre.

    Si la experiencia, segn la manera corriente de hablar, es un proceso tan dinm ico, multiforme, dialcticoy que no se puede dar por terminado, entonces la fijacin de la experiencia reducindola a unos cuantos

    aspectos o dimensiones de esa realidad tan compleja, esuna comprensin de la experiencia que puede conducir a

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    la supresin o eliminacin de dimensiones enteraexperiencia.

    Desde fines de la edad media, las tendencias ficas y cientficas echaron mano de la experiencila forma preferida de llegar al conocimiento de ldad. La edad moderna, movida por el impulso dener del conocimiento de la manera ms objetiva,

    labley previsible que se pudiera , entendi la expercomo la apercepcin sensible que fuera accesibigual a todas las personas, que se obtuviera mcamente, que pudiera verificarse intersubjetivamque fuese repetible en cualquier momento. Porguiente, la experiencia as entendida se caractersu factibilidad y por la posibilidad de medirse y se.La fijacin en esta dimensin de la experiencdujo a reducir la experiencia a lo que pudiera repverificarse. Frente a la experiencia general de lesa experiencia se caracteriza por la precisin, lacabilidad y la posibilidad de su utilizacin. Perexcelencias tienen un precio: de restringirse a smetdicamente, excluyendo y menospreciandosubjetiva y caprichosa toda experiencia no planino repetible y que slo pudiera ser obtenida porminadas personas y en determinadas ocasiones. Sbargo, la aplicabilidad universal de la experiencgrada por la restriccin de la misma a la experemprica, no significa, ni mucho menos, que esprensin de la experiencia sea universalmentecuada. Pues la restriccin de la experiencia conduconsecuencia paradjica de que haya que eliminapuramente subjetivas aquellas experiencias precite en las que acontece para muchas personas el cms intenso con la realidad.

    El hecho de que en la era moderna se haya im

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    esta comprensin de la experiencia se halla ntimam enterelacionado con la circunstancia de que los hombres seentiendan cada vez ms a s mismos de una maneranueva, y a partir de esa comprensin interpreten todaslas dems cosas. El hombre moderno se entiende a smismo como sujeto au tnomo, como dueo de s mismoy como un ser que se encuentra en un proceso de in

    teraccin creadora con el mundo. Un factor importantede la nueva autocomprensin es la creciente influenciaque los hombres son capaces de ejercer en virtud de lanueva ciencia y de la tcnica. El hombre se experimentaa s mismo como alguien que se halla en un mundoabierto a la influencia plasmadora del hombre; el intersdel hombre se cifra en utilizar sus posibilidades de influencia, en dirigir de tal manera el proceso de interaccin entre el hombre y el mundo, que dicho procesoconduzca a una intensificacin y enriquecimiento de lavida humana. Lo que no dimana de la experiencia verifi-cable de la naturaleza ni de la reconstruccin histrico-crtica de la historia se relega al mbito de lo no umversalmente vinculante, al mbito de lo subjetivo y caprichoso.

    Cuanto ms se iba imponiendo esa comprensin moderna de la experiencia,y cuanto m s se asentaba que lanaturaleza y la historia eran magnitudes objetivables oampliamente objetivables, tanto ms decididamente sevio obligado el telogo a extraer del mbito experimental de la naturaleza y de la historia el origen y la esenciade la fe cristiana, y a anclarlos fuera de ellas: en lo sobrenatural. La revelacin se convierte como quiendice en una superestructura ajena a la experiencia. Deesta manera, el cristianismo moderno, gracias a este

    concepto de la revelacin, se deslind del concepto deexperiencia propagado en los tiempos modernos. Por

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    medio de este autoaislamiento, la revelacin y periencia llegaron a ser magnitudes dispares. Se distanciamiento, ms an, a la ruptura entre amrevelacin contra la experiencia1. Ahora bien, all donde se establece una separacin radical entre la cin y la fe, no slo hay que creer permanentecontra toda experiencia, sino que, adems, se

    pronto el vnculo entre la fe y la vida. La falta periencia y la separacin del mundo de la vida nson las consecuencias que dimanan de este autodarse del cristianismo. Esta marcha de las cosas ca que hablar de la revelacin suene como cosa exincomprensible para el hombre actual, porque fvinculacin con la experiencia de la realidad quesee, y porque difcilmente se logra la integracirevelacin en el conjunto del mundo de la vida Se conseguir nicamente una nueva base de cosin si entre la revelacin cristiana y la experienmana vuelve a establecerse la conexin. Condicdispensable para ello es que se vea con claridad abrogue la reduccin moderna que consiste en gir la experiencia a la experiencia emprica, y recupere una comprensin ms amplia de la expcia. Tan slo entonces pod r percibirse que la rev

    est orientada a la experiencia.Por diversas razones resulta ms fcil hoy daun alegato en favor de esa comprensin ms amplexperiencia. En primer lugar, en la conciencia pactual se ve cada vez con ms claridad las defic(limitacin a un mbito parcial de la realidad tot

    1. As, por ejemplo, el esquema no discutido siquiera por el Vaticano II acmantenimiento de la fe pura, rechaza la afirmacin de que la fe consiste primariam

    experiencia por la cual se percibe todo el misterio de Cristo y la verdad de la recontenida en l (AS 1/4, 664, nm. 20).

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    pobrecimiento de sentido, etc.) y las funestas consecuencias (secuelas inhumanas, etc.) de la comprensinmoderna de la experiencia emprica, a la que le interesala fiabilidad de lo experimentado, su reproducibilidad ysu dominabilidad; en segundo lugar, se tiene concienciams y ms de que la experiencia de la vida cotidiana esno slo la experiencia primaria sino tambin la ex

    periencia aba rcante, porque es la que constituye al hombre como ser capaz para la cienciay sobrepasa el mbitodel conocimiento cientfico. Adem s, en la actual discusin en materia de filosofa y ciencias sociales, adquiereimportancia una comprensin de la realidad caracterizada por la revelacin, por cuanto segn esa comprensin la realidad se revela, sin que pueda disponerse de ella, en multitud de instantes sorprendentes2.Para permitirle al hombre moderno un acceso a la comprensin de la revelacin cristiana, puede ser muy tilaprovechar el hecho de que el trmino revelacinaparezca no slo en el lenguaje religioso sino tambin enel uso corriente de nuestros das, en el que seala algunos hechos determinados en la experiencia de nuestravida o un grupo particular de experiencias. As que,cuando se habla de revelacin, no hace falta que dejemos por completo a un lado o reprimamos la experiencia de la vida corriente. Lejos de eso, podemos enlazarcon ella para lograr comprender lo que, por lo menos,dice tambin la revelacin en el mbito religioso y en elmbito cristiano. Porque en la Biblia la revelacin noes primordialmente un mensaje sobrenatural que debacreerse, sino una experiencia que ha de atestiguarse yque,de esta manera, se convierte en mensaje, el cual,

    2. Vase B. Waldenfels,In den Netzen derLebenswell; A Grozinger,Offenbarung un dPraxis (para los datos completos, vase la bibliografa al final del captulo).

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    como mensaje proclamado, quiere ofrecer a los una nueva posibilidad de vida.

    Partimos del empleo no religioso del trminvelacin en el lenguaje cotidiano y vamos a inla ndole peculiar de la experiencia que se desiesta manera. Presuponemos con ello que las excias de revelacin designan procesos anlogos en

    bitos secular, religioso y cristiano; en dichos paparece de repente algo decisivo para la viday cautiva alhombre de tal manera que ste no puede seguir como si nada hubiera ocurrido. Es decir, son pque en cada caso establecen con la realidad una que es determinante para la conducta del homun segundo momento hay que establecer, mediestudio com parativo, lo que es peculiar de la expreligiosa y de la experiencia cristiana3.

    1.1. La experiencia de la revelacin en el mbitoprofano

    En la vida humana surgen constantemente sines en las que la persona afectada no puede mdecir: Ahora me ha iluminado la luz, ahora v

    mente las cosas, eso fue para m una autnticacin. La experiencia general de la vida se hallverada de sucesos en los que de repente vemos nos ocurre una idea, se aclara insospechadamenla rapidez del rayo algo que haba estado confuque hasta entonces habamos percibido oscuramquiere de repente perfiles claros.

    3. Me adhiero al procedimiento propuesto por E. Herms,Offenbarung.

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    1.1.1.Experiencias de iluminacin en sentido amplio

    Se trata aqu de acontecimientos de la vida cotidianade los que no puede disponer el hombre, de acontecimientos que desvelan nuevas realidades, de sucesos queafectan tanto o que hacen que se ilumine de tal manerael sentido profundo de una situacin que no se puede ya

    seguir viviendo como hasta entonces.Se trata de procesos que no se pueden producir, queno aparecen por la fuerza, y que sorprendentementedescubren nuevas dimensiones de la comprensin de smismo, de las comprensiones de personas extraas y dela comprensin del mundo, y que dilatan y ahondan laexistencia del hombre, y que producen algo en su vida.Nos referimos a intuiciones que se obtienen como unregalo y que , aunque de manera muy diferente, influyenen la conducta de la vida. Puede servir de ejemplo laexperiencia que expresamos con las siguientes palabras:Fue un amor a primera vista. Se ha hecho corrientedesignar tales experiencias y situaciones como experiencias de iluminacin o situaciones de iluminacin. Para Ian T. Ramsey, estn caracterizadas poruna estructura tensional que se desarrolla en dos tiempos o momentos: el de la intuicin(discernement) y el de

    la entrega(commitment).La realidad que de repente sele revela de nuevo al hombre y que para el sujeto de laexperiencia tiene significacin evocativa. El hombre,mediante la intuicin que se le ha concedido sorprendentemente, se experimenta a s mismo como afectado,interesado y exigido. La realidad que en tales acontecimientos de iluminacin se le manifiesta al hombre demanera nueva y distinta, tiene repercusiones sobre laconducta de su vida. Tales experiencias descubrennuevas perspectivas y puntos de vista para la vida del

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    hombre. Eilert Herms analiz algo ms detalladeste acontecer de iluminacin, y lo hizo remitiuna historia de la vida cotidiana4. En un taller, uno dlos compaeros ms apreciados es un maestro lPedro. No slo entiende bien su oficio, sino que todos sus compaeros de trabajo tienen confianzpor su amable serenidad, su comprensin, su dis

    y su servicialidad. Sus aprendices le consideran usona mimada por la fortuna, un hombre que sest de buen humor, demostrando as que la vidsonredo. Entre esos aprendices est Claudio, qutodos los das al lugar de trabajo en compaavecino. En uno de esos viajes cotidianos se enque el maestro Pedro perdi a su esposa, tras grfermedad, cuando llevaban poco tiempo casadosl tuvo que sacar adelante l solo a sus dos hpartir de esa conversacin, Claudio ve al seor una luz nueva , que influye en sus relaciones con tro.Herms estudia aqu seis aspectos que son esepara los procesos de iluminacin. Cada aconteciluminador tiene 1) uncontenidodeterminado, en nuestro ejemplo, la situacin familiar de P edro; 2) unautor,en este caso el vecino que inform sobre todo ellreceptor,en este ejemplo, el aprendiz Claudio; 4ocasin que sirve de motivo,aqu: la sorprendente notcia que le da el vecino; 5) es algo que en simplica alreceptor;aqu, Claudio se siente impresionado pque acaba de or, y ve que eso est exigiendo alg6) tieneefectos sobre la personalidad del receptoesalgo que transforma su situacin y a l mismo: laimagen que Claudio adquiere de su maestro transu actitud y sus relaciones con l.

    4. Ibid. 22s.

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    1.1.2.Experiencias de revelacin

    Tales procesos de iluminacin acontecen siempreque una realidad se desvela a una persona de tal modoque sta puede y tiene que adop tar una actitud ante ella.Pero no todos los procesos son de efecto igualmenteprofundo sobre la conducta de la persona. La medida dela transformacin obrada en el receptor por los procesosde iluminacin depende del papel que desempeara ensu vida la vieja idea que es sustituida aho ra por la nueva.La mayora de los procesos de iluminacin afectannicamente a detalles o a mbitos parciales de los que elhombre se senta segu ro, pero no a sus convicciones fundamentales y que determinan su actuacin. Por eso, notodo acontecimiento de iluminacin es capaz de hacer

    que una persona exprese: Eso ha sido para m unaverdadera revelacin! Una cosa as se dice nicamentecuando el hombre recibe luz sobre algo decisivo para suvida, cuando ilumina con su destello una verdad quecautiva y transforma la vida, cuando el individuo comprende de pronto algo que constituye para l unaexigencia absoluta.

    Al analizar estas experiencias radicales de iluminacin (experiencias de revelacin), nos llaman la atencin principalmente dos notas caractersticas: laimplicacin pasivael receptor se ve envuelto pasivamenteen la experiencia de revelacin, la cual antecede atoda posible actividad propia que siga a continuaciny elcambio de conductao transformacin del sujeto dela experiencia en virtud de esa misma experiencia. Paradecirlo con otras palabras, la nueva realidad que hailuminado al receptor es para l algo tan denso, que la

    persona tiene que adoptar ante ella una actitudy tenerlaen cuenta en la conducta activa de su vida. La experien-

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    cia de revelacin no slo afecta al conocer del hsino a toda su existencia. Existe ntima relacin contenido de esa experiencia y sus efectos sobrceptor. Tales experiencias son capaces de cambiel horizonte de comprensin desde el que se perse entienden todas las cosas, y juntamente concapaces de transformar las condiciones en que e

    duo se relaciona con las dems personas y las comundo.Como es bien sabido, la capacidad que el h

    tiene de conocer y de formular juicios depende diciones individuales, sociales e histricas que msello en el mundo propio en que vive una personcondiciones son, primariamente y en la mayoracasos,algo meramente inconsciente para el hombgo que se le sustrae5. Tambin esas condiciones, quela conciencia humana no se dan como objetosotros objetos, son mudables y estn sometidas itemente a transformaciones. Y esto tiene luegocusiones sobre el conocimiento de los objetostransformacin queda fuera de la capacidad que bre tiene para disponer, y nicamente puede omediante acontecimientos de iluminacin sobre el hombre no es capaz de disponer: mediante ex

    cias de revelacin, en las que al hombre comdecirse de m anera muy significativa se quedapiracin. Quien en su vida no se ha quedado nurespiracin, es decir, quien no ha experimentado dasy conmociones en todo el contexto de su expedel mundo y en las certidumbres fundamentales

    5. Vase la distincin, corriente desde Kant, entre conocimiento categorial ymiento trascendental; el primero designa aquel conocimiento que nos capacita parlar enunciados acerca de objetos; el segundo designa el conocimiento por el que capcondiciones de posibilidad del conocimiento de objetos.

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    vida, ese tal permanecer atrapado en la totalidad delmundo existencial en que l ha vivido hasta entonces6.

    En algunas ocasiones, la totalidad abarcante del correspondiente mundo existencial de una persona se expresa en frases tautolgicas como, por ejemplo: el deber es el deber o el honor es el honor, las cuales sontriviales desde el punto de vista terico, pero para laprctica de la vida son fundamentales. Con la frasecitada en ltimo lugar, Minna von Barnhelm expresa enla comedia de este nombre escrita por G.E. Lessing(cuarto acto, sexta escena) la peculiaridad del mundoexistencial de su amante, von Tellheim: el mundo existencial de un oficial prusiano en tiempos de Federico dePrusia. En ese mundo, el honor que hace que unapersona goce de la confianza de los de su misma clase

    llega a ser un valor tan central y determinan te para todala conducta personal, que con l est en juego la vidaentera. Si alguien duda del honor personal, entonces lareparacin de esa ofensa exige poner en peligro la propia vida (desafiar en un duelo). No ser capaz de darsatisfaccin al propio honor significa la extrema deshonra. Por la manera de obrar de Minna con su amante,todo ese mundo existencial se ve sacudido y se transforma por una iluminacin abarcante de la realidad.

    Lo que la realidad es en s, antes de que la experimentemos, se sustrae a nuestro conocimiento. Se nos danicamente como realidad experimentada; pe ro, en calidad de tal, no es una magnitud independiente del sujeto de la experiencia, sino que depende de las condiciones de posibilidad de la experiencia humana, entre lasque se cuentan tambin las perspectivas experiencialesde iluminacin de la realidad, las cuales como nos

    6. Vase R. S chaeffler,Fahigkeit zur Erfahrung.

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    ensea la historia no son inmutables. En las excias de iluminacin no se trata de la elaboracirealidad en el sentido de una produccin tcnicala elaboracin de la realidad en el sentido de umunicacin iluminadora de realidad de la ccacin de aquella realidad en cuyo supuesto y emarco los hombres viven responsablemente. P

    con E. Herm s, podemos denominar revelacinprocesos fundamentales de iluminacin, por losurge aquella referencia a la realidad en cuyo supen cuyo marco los hombres viven su vida comonas7. El recurso a los procesos de iluminacin,experiencia de nuestra vida, es adecuado indumente para hacernos comprender el lenguaje reacerca de la revelacin y la referencia de ese lenla realidad y a la vida. Pero esto no basta todav amismo, para caracterizar la ndole especial de periencia de la revelacin religiosa.

    1.2. La experiencia de la revelacin religiosa

    Vamos a ofrecer en primer lugar una descripcneral de la esencia de las experiencias de revelacligiosa. Luego expondremos sus mltiples formamarco de la historia de la religin. Y, finalmenpondremos el concepto de religin revelada dpunto de vista del estudio comparado de las reli

    1) Caracterizacin general.Si por revelaciones, esentido general y formal, se entienden los proceiluminacin que implican pasivamente al recepto

    7. E. Herms,Offenbarung, 16.

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    establecen la referencia a la realidad en cuyo marco elhombre vive responsablemente su vida, entonces las revelaciones religiosas son aquellos procesos de iluminacin por los que se crea la referencia a la realidad: unareferencia que orientay soporta la conducta religiosa delhombre. La nota distintiva que las diferencia de las revelaciones en el mbito secular no es de ndole formal

    sino de contenido. Para decirlo con otras palabras, lapeculiaridad de las experiencias de revelacin religiosanace primariamente de las notas que determinan el contenido de la realidad que en esa experiencia se comunica. En efecto, esa experiencia establece la referencia auna instancia superior al hombre, y que fundamenta ysustenta su vida y su mundo. Com unica de tal modo esarealidad que no queda excluido sino incluido lo experi-

    mentable empricamente; pues esa realidad superior almundo se muestra en objetos, acontecimientos y rdenes de nuestro mundo y se representa en ellos. Elconcepto de revelacin religiosa abarca la multiplicidad de todas aquellas experiencias de iluminacin porlas que a una persona se le desvela esa realidad abarcante e incondicionada. Aparecen en forma ms intensaaquellas notas caractersticas que pertenecen a los momentos constitutivos de los procesos de iluminacin engeneral: el percibir a modo de acontecimiento una realidad nueva, extraa, superior al hombre, superior almundo, lo indisponible de ese proceso (la implicacincompletamente pasiva del receptor) y el verse afectadoen la raz misma de la propia existencia: algo por lo queese acontecimiento acta tan poderosamente en el actoexistencial del hombre, que repercute en su sentimientovital y en la conducta de su vida, en ocasiones establece

    tambin nuevas formas de sociedad y, de esta manera,desarrolla un extraordinario poder sobre el acontecer

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    histrico. Y, as, es caracterstico de las experienrevelacin religiosa el hecho de que, entre los aesenciales estudiados por Herms de todos lcesos de iluminacin, haya cuatro aspectos quetren caracterstica especial: su receptor est impde manera enteramentepasiva;su contenidoes unarealidad que trasciende al mundo; suautores al mismo

    tiempo su contenido; su efecto sobre la propia coes de particular radicalidad y contundencia8.Como ejemplo ilustrativo servir una experien

    revelacin de Zaratustra (Zoroastro)9. Este personajevivi probablemente en los siglos ix-vm a.C. enbus dedicadas a la cra de ganado mayor en la estIrn oriental. Era sacerdote dedicado a ofrecerficios y era tambin compositor de himnos. Al eel rito de inmolacin de una vctima, tiene una vuna audicin: Se lamenta la voz de la vaca: "quin me plasmaron vuestros (dioses)? Quin formado? Me mantienen atada la embriaguez denato y la violacin, el encadenamiento, la arrogala brutalidad. No tengo ms pastor que vosotrosparecis ejercitar bien vuestra actividad pastorilgunta el hacedor de la vaca la verdad: "Cul es,este juicio, el camino adecuado para la vaca?"

    habla el dador de vida, el que todo lo sabe: "Tumador te form para el ordeador y para el pastte apacienta"10. El contenidode esta experiencia derevelacin es el hacedor de la vaca, el dador dque todo lo sabe, y la relacin del hombre con como esa relacin se expresa en el sacrificio; elautoresigualmente eljplasmador y dador de vida, el cua

    8: Er-HemOffenbarung, 27s.9. Ibd. 28s.10.H. Hurobold,Di eGalhas des Zaralhuslra I, 80s.

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    mismo tiempo el contenido; elreceptores Zaratustra(Zoroas tro), el sacrificador. El motivo que crea la situacin es la circunstancia de una inmolacin ritual; el receptor se ve implicado ptica y acsticamente en el proceso de iluminacin; la repercusin sobre la conducta deZaratustra es luego la lucha contra los sacrificios tradicionales de an imales, que revestan carcter orgistico

    y sangriento, y la dedicacin desde entonces a presentarofrendas incruentas; en el culto sacrificial ofrecido porZaratustra, la prctica antigua de los sacrificios sangrientos es sustituida por la ofrenda de productos vegetales y animales. Al dador de vida se le debe ofrecernicamente un sacrificio que no destruya su don, sinoque lo conserve.

    2) La caracterizacin general de la experiencia derevelacin religiosa deja amplio margen paraexpresiones concretas.Y, as, acontecimientos naturales extraordinarios o sucesos de la historia u objetos, animales ypersonas de eminente figura y significacin pueden convertirse en motivo que origine la situacin para talesexperiencias de revelacin. Pero lo puede ser tambin elcurso corriente de los acontecimientos, en cuanto pierdesu carcter obvio e incuestionado. Como autor puedeaparecer una realidad poderosa de orden personal o impersonal, un ser divino junto a otros de su especie, o unDios nico. El contenido puede ser la realidad de esepoder misterioso, o su actuaciny voluntad con respectoal hombre; puede comunicarse en todo ello una instruccin, una promesa, una prediccin. El receptor puedeverse implicado en el acontecimiento de la iluminacinmediante formas extraordinarias (visin, xtasis...) o demanera no sorprendente. Son tambin diferentes los

    efectos que se causan en la vida del receptor.

    34

    En la multiplicidad de las experiencias de revelque aparece en la historia de la religin se reflejabin la diferente manera que tiene el hombre de en el mundo, diferencia que aparece en el cursohistoria, y se refleja la historicidad de la existencmana. La forma predominante de la experiencia velacin se corresponde siempre con la manera pe

    de existir en el mundo que el hombre tenga encaso.En las primitivas sociedades de recolectores y d

    zadores y en las sencillas sociedades agrcolas, se ementa y se venera un poder misterioso que se men los importantes elementos del correspondientedo vital: en procesos y elementos de la naturalezobjetos , tiempos y lugares. La experiencia de revetiene e/n estos casos la forma de manifestacin: elnuminoso se da a conocer en los fenmenos del mde ja vida. As ocurre, por ejemplo, en el animal dpreferido; es, a un mismo tiempo, ese animal conpero a la vez es tambin ms , a saber, es el seor animales que ordena una conducta determinada albre que va a la caza del animal. Como se trata ordmente de varias figuras simblicas procedentes drrespond iente mundo vital, resulta de ah una plurde hierofanas. A pesar de todo, la realidad se ementa en conjunto como una unidad supremamindiferenciada, en la que no existen todava las dciones estrictas entre lo material y lo espiritual, lotivo y lo individual, lo objetivo y lo subjetivo, lo nal y lo impersonal. Se diferencia, s, entre lo saglo profano, pero siguen ambos mundos siendo intebiables; los dioses, aunque desempeen un papesobrepasan por principio ese orden csmico primo

    Cuanto ms fueron aprendiendo los hombres

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    aceptar simplemente su mundo primario de vida, sinoque se fueron decidiendo a intervenir en l mediante elprogreso de la agricultura, mediante la domesticacin ycra de animales, mediante asentamientos fijos e instituciones para la propiedad de tierras, cuanto ms se fuediferenciando la sociedad mediante la divisin del trabajo y las nuevas instituciones (el Estado, la realeza),cuanto ms se llega a la polarizacin entre el individuo yla sociedad, entre el alma y el cuerpo, en tre la materia yel espritu, tanto ms se diferencian tambin el mundode los hombres y el mundo de los dioses y se desvaneceel orden csmico primordial, tanto ms va desplazandouna red de acciones e interacciones entre Dios y el hombre al antiguo simbolismo inmediato del mun do, simbolismo que estaba sujeto a una ley de correspondenciauniversal. La divinidad se manifiesta en teofanas; la ins

    piracin proftica, la percepcin de una palabra divina,de una promesa, instruccin o disposicin, y la iluminacin del significado de acontecimientos histricos vanadquiriendo cada vez ms primaca entre las formas deexperiencia de revelacin. En los grandes reinos y en lassociedades de civilizacin avanzada, este desarrollo delas cosas conduce, por un lado , al nfasis de la trascendencia, personalidady unicidad de D ios, y, por parte delhombre, a una individualizacin, personalizacin y ma-tizacin tica del comportamiento religioso; la experiencia de la realidad se escinde por completo en un msac profano y en un ms all sagrado, y para la comunicacin entre ambos va adquiriendo cada vez msimportancia la experiencia de revelacin.

    3) En este transcurso histrico se llega areligionesreveladas de trazos bien marcados.El estudio comparado de las religiones habla de religin revelada cuando

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    la actuacin expresa de una divinidad con vistassalvacin del mundo y de los hombres determinadidamente el centro vital de una religin. No para ello la simple autocomprensin de cada una religiones, que creen que no son obra humanacreacin divina. Tampoco es suficiente la aparicimltiples experiencias de revelacin dentro de u

    ligin, pero sin constituir una unidad intrnseca. Nno que el tipo de religin revelada se da para edio comparado de las religiones cuando la religque se trate est centrada en la accin peculiary expresade una divinidad con vistas a la salvacin del mudel hombre. Las transformaciones religiosas de grder sobre el acontecer histrico, que condujerongrandes religiones universales, la mayora de las pertenecen a este tipo de religin, estn vinculadasiempre a la figura de un fundador de la religiquien se le concedi la experiencia fundamental velacin (Buda, Zaratustra, Moiss, Jess, Mahetc.).Por su nmero fueron pocos. Pero su contribhistrica es decisiva. En las religiones por ellos fdas,la comunidad vital de la existencia (la familiclan, la tribu, el pueblo) no se identifica ya sin mla comunidad de religin. Por el camino de salv

    que ofrecen, estn relacionadas ms intensamentesituacin existencial de perdicin, en la que se enceLindividuo. En este tipo de religin revelada se yen, junto al judaismo, el cristianismo y el islam,ligin vdico-brahmnica del hinduismo, el mazdiranio, determinadas formas del budismo y las relimistricas del helenismo. Las diferencias dentro dtipo de religiones se derivan de la correspondienmaca que se d al medio de revelacin (expermstica, palabra, encarnacin, etc.) y al correspon

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    contenido de la revelacin (doctrina, instruccin para lavida, comunicacin de vida divina, etc.). Y, as, sepuede distinguir entre diversas formas, segn que se trate primariamente de una revelacin de la voluntad deDios que pone exigencias, o de la voluntad de Dios queconcede gracia, o de la revelacin de una realidad impersonal de salvacin que se produce en el acto de la

    iluminacin. Dentro de esta perspectiva, el cristianismoadquiere un perfil caracterstico como religin revelada,porque en l el medio eminente de revelacin no es unadoctrina o escritura sino una persona concreta, Jess deNa zare t, y el conte nido m s impor tante es la creacin deuna nueva comunin de vida con Dios, de una comuninque redime y que supera la muerte. La experiencia fundamental de la revelacin es comunicada siempre pormed io del testimon io, la confesin de fe, la doctrina, losritos de culto, las instituciones y las instrucciones para lavida. Si estas formas de expresin objetiva no se entienden como medios que no hacen ms que comunicar larevelacin, sino que, lejos de eso, se comprenden en surealidad misma como revelados y se equiparan de talmodo con la revelacin que, por ejemplo, la doctrina yel culto se consideran como revelados, entonces habraque hablar de religin revelada de una categora espe

    cial. La autocaracterizacin del cristianismo modernono coincide por completo con el concepto de religinrevelada que se utiliza en el estudio comparado de lasreligiones.

    1.3. La experiencia de la revelacin en la Biblia

    En el cristianismo, las experiencias fundamentalesde revelacin se realizan a partir de la religin de Israel.

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    Adquieren su perfil, cuando se las compara con lperiencias de revelacin atestiguadas por el ATestamento.

    1.3.1. La experiencia de la revelacin en el AntiguTestamento

    Una pequea seleccin de testimonios pone claro que la experiencia de revelacin, en Isramueve en el marco de su entorno religioso, por respecta a la variedad de los fenmenos de reveY, as, el Antiguo Testamento conoce manifestade Dios en procesos de la naturaleza, por ejemplonube del Sina (x 24,16ss) o en la nube que cutabernculo o tienda de la revelacin (x 40,34),ruidos de pasos en las copas de los rboles (D avid5,24), en el suave susurro de la brisa (Elias19,11-13); refiere manifestaciones de Dios en for

    \mana (Abraham: Gen 18), en acontecimientos hrics^Sal 76; 98), principalmente en la salida de (Sal 77,15-21) y en el regreso del des tierro (Is 1,1conoce revelaciones de Dios en sueos (Gen 228,12ss; 31,10ss), en visiones (Is 1,1; 6,lss), en a

    nes (Moiss: x 19,3ss; Jos 3,7; 5,9; ISam 3,4-18inspiraciones internas (Esd 7,24; Nm 22-24). Lperiencia de revelacin es tematizada directamerelatos autobiogrficos d e vocacin (Is 6; Jer 1; Ezel relato de algunos encargos de misin (Am 7,11-3; Is 8,11) y en las confesiones de Jeremas (J20);se discute ya crticamente en la confrontacilos que son profetas profesionales. Junto a talecesos de revelacin, el Antiguo T estam ento c onocbin prcticas de revelacin como orculos obt

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    historia de la actuacin reveladora de Dios en su totalidad est orientada a que Israel conozca que Yahveh esel nico Dios en lo alto de los cielos y aqu abajo en latierra, y que no existe otro (Dt 4,39; 7,9).

    Lo nuevo y peculiar de la experiencia fundamentalde revelacin que establece aquella orientacin a larealidad en la que Israel vive se ilustrar mediante la

    experiencia de revelacin de Moiss11

    , que vivi probablemente hacia fines del segundo milenio antes de Cristo ,entre las tribus de nmadas que pastoreaban ganadomenor y que buscaban sus pastos en la pennsula delSina. Estas tribus adoraban cada una a un Dios, que noestaba ligado a un lugar determinado sino a una comunidad: a un Dios que se haba aparecido al antepasado opatriarca y haba concertado con l un pacto , y que prometa salvacin al patriarca y a sus descendientes a condicin de que en la vida de la comunidad se cumplieranlos mandamientos de Dios. A Moiss se le concedi larevelacin de que el Dios que adoraban cada una de esastribus era el mismo y nico Dios. Los aspectos esenciales de las experiencias de revelacin narradas en el librodel xodo (captulo tercero) son los siguientes: el motivo que origin la situacin fue un poder divino que semanifest en una zarza que arda en el desierto; sin embargo, esa experiencia de revelacin no se agota en lahierofana; sta es slo ocasin para el acontecer de laverdadera iluminacin. Moiss, como receptor, se veimplicado de manera primariamente pasiva en el acontecimiento que le afecta ptica y acsticamente: la manifestacin se produce en forma enteramente sorprendente, y lo que Moiss oye no es respuesta a una pregunta planteada por l an tes, sino un llamamiento que l

    11.Vase E. Herms,Offenbarung, 29ss.

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    escucha inesperadamen te, y al que l a su vez reEl contenido de la revelacin es la unidad esenDios que se haba manifestado ya en diversos tieen diversos lugares a los diversos patriarcas AbIsaac y Jacob. Cuando ese Dios responde as agunta que le hace Moiss, que quiere saber su nYo soy el que soy, o yo ser el que ser, e

    ese Dios no muestra su identidad refirindose anifestacin a cada uno de los receptores de rev(por ejemplo, como el Dios de Abraham, de IsaJacob),sino que la identidad esencial antecede ydos esos diversos procesos de revelacin y es sutodos ellos; ese Dios no puede definirse a partirdiversos acontecimientos de revelacin. Este coprimario/la identidad del Dios que se revela un-vezrs al mismo tiempo el autor de ese acontecde revelacin. Los efectos sobre la vida de aparecen en el encargo que ste recibe, y cuya dconsiste en que se refiere, corrigindola, a la revya acontecida, y lo hace con el fin de lograr una de culto comn de todas las tribus: Rendiris Dios (todos juntos) en esta montaa (x 3,12bin frente al faran, Moiss afirma que la raznsalida de Egipto es buscar un lugar para los sacr

    tener un culto comn (Ex 5,1.3). La liberaciservidumbre es el comienzo del camino que llevcertar con Dios un pacto en el Sina, y a obsedebidas relaciones de los hombres con Dios yhombres entre s, tal como se describen en la a

    La revelacin de Dios mediante la palabra seder como el gran privilegio de Israe l, como el cioso de Yahveh a su pueblo12. Sin embargo, las Sagr

    12.Vase: l revela sus planes a Jacob, sus preceptos y leyes a Israel. Nootros pueb los, que ignoran sus mandatos (Sal 147,19s; Dt 4,8).

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    f f

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    das Escrituras de Israel apenas aluden al hecho de queDios interpelase directamente a todo el pueblo13; es unaconviccin profundamente arraigada que Dios dirige, s,su palabra a todo el pueblo, pero no habla directamenteal pueblo , sino que confiere a algunos escogidos el papelde mediador. Luego el pueblo asimila la palabra deDios, la recuerda en festividades y en el culto, y la codifica en la Ley. El individuo obtiene acceso, comomiembro que es de ese pueblo; ms tarde, lo obtienetambin, en casos aislados, por el hecho de decidirse ahacerse miembro de esa comunidad de culto.

    1.3.2. Laexperiencia de larevelacin en el NuevoTestamento

    En la fase incipiente del cristianismo, de la que dantestimonio los escritos del Nuevo Testamento, encontramos experiencias de revelacin de ndole muy diversa,tal y como las conocemos por la historia de Israel:sueos que transmiten instrucciones divinas (Mt 1,20;2,12), visiones que fueron concedidas a Jess , a los discpulos en el monte Tabor, a Esteban, a Pedro o a Pablo(Me 1,10; Mt 17,lss; Act 7,55s; 10,9ss; 19,6; 22,6ss,etc.),audiciones o voces del cielo (Me 1,11; 9,7 par),dones de gracia como revelaciones del Espritu Santo(ICor 12-14), inspiraciones internas, palabras profti-cas,hablar en lenguas, apariciones de ngeles en la historia de la infancia y en los relatos pascuales; hay divergencias con respecto al Antiguo Testamento, porque no

    13. Vase T odo el pueblo perciba los truenos y relmpagos, el sonido del cuerno y lamontaa hum eante; y viendo todo esto, el pueblo temblaba y se mantena a distancia. D ijeronentonc es a M oiss: Habanos t, y te escucharemos; pero que no nos hable Dios , no sea quemura mos... El pueblo se mantuvo a distancia, y M oiss avanz hacia la densa nube dond eestaba D ios (Ex 20,18-21).

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    hay teofanas, pe ro s cristofanas, es decir, apadel Resucitado, y los actos de poder de Jess se ten en signos de que se acerca el reino de Dios

    Lo nuevo y caracterstico consiste en que todexperiencias de revelacin quedan bajo la atracla persona y de la historia de Jess y se ordencionalmente a l como al Cristo de Dios. Jess

    vierte en el mediador singularsimo y en el cocentral de la experiencia^cristiana de revelacinY, as, se dicTen la carta a los Hebreos: M

    veces y de muchas maneras habl Dios antiguanuestros padres mediante los profetas. En estedel fin nos habl por el Hijo, al que nombr hertodas las cosas, por medio del cual, igualmente,mundos y los tiempos. l es resplandor de su

    imagen perfecta de su ser. l sostiene el universpalabra poderosa. Y despus de realizar la puride los pecados, se sent a la derecha de la majlas alturas (Heb1,1-3). No por su propio esfuerzo csigue acceso el hombre a este misterio, sino quequien sale de s mismo y se manifiesta. Este conocer, que se designa como el hablar de Dsucede en un acontecimiento nico, sino a menumltiples formas. Esta manifestacin constituyetoria. En efecto, la frmula antiguamente a npadres seala que el pasado sigue actuando ensente y en el futuro; en la mencin de los prcomo mediadores de revelacin, se encierra ponos algo que seala hacia el futuro, porque la mlos profetas estaba dirigida hacia la futura salvapoca de los padres puede, s, distinguirse detimos das (el tiempo del fin) en que nosovimos, pero no separarse de ellos. En la caractedel presente como tiempo del fin irrumpe la

    cia escatolgica: la revelacin en Jess es la ltima la

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    cia escatolgica: la revelacin en Jess es la ltima, larevelacin que ya no es superable, y a la que se orientatoda revelacin concedida hasta entonces a los padres. La accin de Dios para revelarse en la historia,esa accin que se efecta muchas veces y de muchasma neras, se compren de as como una unidad q ue culmina en Jesucristo, el cual como el Hijo no es sloun singularsimo mediador de revelacin, sino que esresplandor e imagen perfecta y por medio de laobra de su vida se convirti, l mismo, en el objetocentral de la revelacin cristiana. Esta contemporaneidad de ser mediador de revelacin y a la vez contenido de la revelacin remite a dos experiencias de revelacin, fundamentales y distintas, que se reflejan porejemplo en el clamor de jbilo mesinico que lanza Jess: Te alabo, Padre, Seor del cielo y de la tierra,

    porque les ocultaste estas cosas a los inteligentes y sabios,y las revelaste a los nios. S, Padre; as lo hasquerido t. Todas las cosas me han sido entregadas pormi Padre; y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquela quien el Hijo quiera revelrselo. En este texto de lafuente de loslogia(Mt 11,25-27; Le 10,21-22), la alabanza del Padre celestial (v. 25 y 26) puede considerarsecomo un dicho genuino de Jess, porqu e representa unaforma de oracin tpicamente juda, con la invocacinde Dios Padre preferida por Jess, y contiene una predileccin casi exclusiva de Jess por la gente insignificante, con exclusin de los doctores de la Ley. Por contraste, el ltimo versculo (v. 27) habla otro lenguaje ytiene otro aspecto. En efecto, la alabanza va dirigidacentralmente a Jess, el Hijo, que es el nico revelador, y no se habla ya del Padre celestial; hay, adems,un cambio de hablantes: en la alabanza habla Jess (Tealabo...), en el versculo final es la comunidad la que

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    habla de l (aquel a quien el Hijo quiera revelrJess alaba al Padre celestial, que oculta su revellos inteligentes y sabios, pero se la manifiesta a peinsignificantes; la comunidad sabe que Jess es enificante que, en su humillacin, se convirti paen revelacin d e Dio s. Y, as, en este clamor de jconjunta una doble experiencia de revelacin: la

    de Jess, que fue decisiva para su actuacin en py la de sus discpulos, que los puso en condicioentender que en la actuacin y destino de Jessdicho Dios su palabra definitiva, y de entendersmismos como el nuevo pueblo de Dios.

    Au nqu e el con tenido y la referencia al obje to dcristiana no puede fundamentarse nicamente enperiencia de revelacin propia y personal de Jesembargo, esa experiencia fue decisiva para la cosin de Jess acerca de s mismo y para su conactuacin y destino, que se convierten en el objetexperiencia de revelacin de sus discpulos. Vaexponer ahora con un poco ms de claridad la difentre la experiencia de revelacin concedida amismo y la experiencia de revelacin de los discque se orientaba hacia aqulla.

    1.3.2.1. La experiencia de revelacin personal dJess

    La experiencia de iluminacin concedida a JeNazaret se refleja en el relato de su bautismo poLas fuentes que poseemos acerca de Juan, contodas ellas el recuerdo del lugar en que l actuhablan de cmo vesta y coma, de cul era su pcin llamando a la penitencia, y de qu manera

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    zaba Si prescindimos de la visin cristiana de Juan el

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    zaba. Si prescindimos de la visin cristiana de Juan elBautista y de que se le consider como el precursor delMesas, obtendremos el siguiente cuadro: Juan vive dela esperanza de que est prximo el juicio del mundo.La ira venidera, que l proclama como inminente,cuestiona tan radicalmente a Israel, que ni siquiera elrecurrir a Abraham permite ya una esperanza de salvacin. La ltima posibilidad que le queda a Israel esnicamente la conversin. Juan asocia con ese llamamiento a la conversin un bautismo con agua para laconversin, y pone en relacin ntima su bautismo conaquel que ha de venir, que bautiza con tormenta yfuego (cf. Mt 3,11). Esto quiere decir que Juan contrapone su bautismo con agua a un acontecimiento futuro,que l entiende como el acontecimiento del juicio (tormenta y fuego deben entenderse aqu como imagen del

    juicio; vase Is 29,6; 30,27s; 30,33). En c ontraste con elactual bautismo para conversin se halla un ineludiblebautismo de juicio; para librarse de este ltimo, se administra aqu l. As lo confirma la imagen del bieldo quelimpia la era; el fuego quema slo la paja, pero el trigose recoge en el granero (Mt 3,12). Juan proclama tambin su anuncio del juicio, asocindolo con aquella promesa del Deuteroisaas que habla de un mensajero quepregona en el desierto: Preparad el camino al Seor!Allanad las veredas (Me l,2s), por cuanto l, con suactuacin en el desierto y su llamamiento a la conversin, realiza esta promesa.

    Entre los datos ms seguros de la vida de Jess estnsu encuentro con el Bautista junto al ro Jordn y elhecho de que aqul se hubiese hecho bautizar por ste,noticia que va en contra de la tendencia de la fuenteneotestamentaria (vase Mt 3,14s; Jn1,22-36). Que Jess recibiera el bautismo de Juan demuestra que l no

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    slo conoca sino que reconoca el mensaje de esfeta; ms tarde Juan sigue siendo para l un profemucho ms que un profeta (Mt 11,9), y su bauprocede segn l del cielo, y no de los hombr11,30);es decir, ese bautismo no es para Jess una tucin humana, como los lavatorios rituales de lriseos. Sin embargo, Jess se aleja de Juan y va

    propio camino, porque en un grandioso acontecide iluminacin se le hizo patente algo nuevo (unacomprensin del reino de Dios), que le proporcipresupuesto y el marco para su conducta ulteriese acontecimiento se habla a propsito de su bauPor aquellos das vino Jess desde Nazaret de Gafue bautizado por Juan en el Jordn. Y en el mode salir del agua , vio los cielos abiertos y al Espricomo una paloma, descenda sobre l. Y (vino) ude los cielos: T eres mi Hijo amado; en ti me hplacido (Me1,9-11 par)1 4. Gracias a este relato y a ulterior predicacin de Jess se puede reconstruexperiencia de revelacin. La predicacin de Juciendo un llamamiento a la penitencia y el bautisl administraba fueron la ocasin que motiv un pde iluminacin que afect a Jess de manera purpasiva, imponindosele ptica y acsticamente. E

    del acontecimiento es para Jess Dios mism11,25). El contenido de esa experiencia de revelaconstituyen dos hechos: uno de ellos es un deterestado d el cielo, que se abre y del que de sciende ritu; el segundo es la relacin de Jess con ese acmiento, su vocacin personal y los poderes que Cuando Jess, en ese acontecimiento de iluminllega a saber que el cielo se abre y el Espritu des

    14.A propsito de lo siguiente, vase E. Herms,Offenbarung, 32ss.

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    entonces esto significa: ahora no se trata ya nicamente

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    entonces esto significa: ahora no se trata ya nicamentede ofrecer a Israel una posibilidad de escapar del juicioen que va a incurrir, sino ms bien de anunciar de talmodo la posibilidad ofrecida por Dios que Israel puedacaptarla y aprovecharse de ella. En virtud de este proceso de iluminacin, Jess com prend e la situacin actualcomo tiempo de salvacin; as lo prueban las afirmaciones que hace en su predicacin, en las que alabacom o dichosos a los que le escuchan (Dichosos los ojosque ven lo que estis viendo ... y oyen lo que estis oyendo: Le 10,23s par), y califica el tiempo presente detiempo de la cosecha (Le 10,2 par) y de tiempo de fiesta(Acaso van a ayunar los invitados a bodas mientras elnovio est con ellos?: Me 2,19). La vida de las person asactuales no es ya una vida alejada de Dio s, sino una vidaen su cercana; por eso , hay que recibirlo y aprovech arsede ello, como acogen los nios lo buen o que se les ofrece(Me 10,35). Jess mismo afirma que la razn para lanueva calificacin que ha recibido el presente es la llegada del reino de Dios, que ya comienza en ese tiempo.Adems de la percopa evanglica que habla del bautismo de Jess, hay unas palabras de Jess que hacen referencia a esta vivencia visionaria de carcter fundam ental: Yo estaba viendo a Satans caer del cielo como un

    rayo (Le 10,18). Estas palabras recogen la expectacinapocalptica contempornea (vase Ap 12,7ss) de que,al fin de los tiempos, Satans sera derribado del cielo yse pondra fin a su rein ado , y con ello la tierra, sometidaa los poderes satnico-demonacos, sera asumida en elproceso divino de liberacin. Para decirlo con otras palabras, las estructuras del mal determinantes del mundoy de la historia seran quebrantadas por Dios. CuandoJess, por el poder de Dios, cura a posesos, hace quepersonas que haban llegado a ser extraas para s mis-

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    ma s vuelvan a ser ellas mism as; Jess pen etra en ldel fuerte, lo ata, le despoja de lo que tena, y hque llegue a ser realidad el reinado liberador deDe esta manera, el reinado futuro de Dios reque por lo mismo debe implorarse todava (vasegunda peticin delPadrenuestro) es ya par a Jess unacontecimiento que califica al presente: una persque se expone ya en varias parbolas. Este prociluminacin hace que Jess se entienda tambinue vo a s mism o; l tiene conciencia de estar ta n tan vinculado con ese reino de Dios, que su relaciDios adquiere una impronta peculiar y singulaque aparece claramente en la manera tpica comse dirige a Dios en la oracin llamndoleAbba: Padre! Esta experiencia de revelacin permite a Jevir y morir con una absoluta confianza en aquel aamorosamente llamabaAbba, entregarse por completa ella y existir para otros, dirigirse sin reservashombres, encontrarse con ellos y aceptarlos en utitud de apertura radical y de total confianza; Jesque los hombres experimenten esa misma confiala que l vive, par a que tam bin ellos tengan conflleguen a ser personas nuevas, es decir, personhum anas y fraternales. E sta actitud escatolgic

    decisiva que Jess reclama para s en virtud de eperiencia de revelacin, est atestiguada en aquelabras: Os digo que a todo el que me confiese de los hom bres, el Hijo del homb re le confesar tdelante de los ngeles de Dios; pero el que me ante los hombres, tambin ser negado delante ngeles de Dios (Le 12,8s). El proceso repercutmanera sobre la ulterior vida de Jess, que l spor completo al servicio de este reino de Dios quya actualmente; Jess no espera a que los homb

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    guen a l sino que va hasta ellos da seales (actos de

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    guen a l, sino que va hasta ellos, da seales (actos depoder) de que llega el reino de Dios (Le 11,20 par) yexpresa ese reino en sus parbolas. Con su mensaje ycon la prctica de su vida, que se interpr etan mu tuam ente , garantiza Jess la llegada del reino de Dios, el amorde Dios hacia los hombres: un amor liberador, reconciliador y que permite la comunicacin, un amor quellega hasta la muerte. Por la manera como acta Jess,transform a l la situacin y a las perso nas qu e se abren al con fe, hacindolas libres para que amen con amorsolidario a sus semejantes (vase el caso de Zaqueo,recauda dor de im puestos). Com o Jess tiene concienciade ser un ins trum ento al servicio del reinado salvfico deDios, remite a quien le pregunta por su propia legitimacin a que contemple lo que sucede de hecho en laactividad pblica de Jess en favor del reino de Dios:

    Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedanlimpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y seanuncia el evangelio a los pobres; y bienaventuradoaquel que en m no encuentra ocasin de tropiezo (Mt11,5-6). En la superac in d e lo que se halla per dido y delo que es malo , hace Jess que en el mu ndo h aya esp aciopara el reino de Dios.

    1.3.2.2. La experiencia de revelacin de losdiscpulos15

    La experiencia de revelacin, absolutamente fundamental para la vida de Jess, que hizo que l estuvieraseguro de que el reino de Dios llegaba actualmente, yque motiv su entrega completa al mismo y el hecho de

    15. A propsito de lo siguiente, vase ibdem, 35ss.

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    que exhortara a los hombres a la conversin y a lael evangelio (es decir, a la fe en el testimonio qdaba del reino de Dios), no tiene como consecuenmucho m enos, el que tambin las personas interpe invitadas por l vieran sin ms en la actuacin dela llegada del reino de Dios. Habla en contra de hecho de que, por lo menos, parte de esas per

    fueran reaccionando cada vez con ms incomprentorcida interpretacin a los anuncios y a la conduJess,llegando hasta el rechazo y el odio m ortal. Inlos discpulos, a quienes l haba llamado y ganadque, con fe, se comprometieran en el testimoniopor l acerca del reino de Dios, y para q ue , en comcon l, sometieran tambin la propia vida a las ecias del reino de Dios, le com prenden errne amemuchas ocasiones y caen cuando l sufre muerte iniosa. La experiencia personal de revelacin fundta la orientacin de Jess a la realidad en la que su vida, pero no la orientacin de la comunidadtiana. L os discpulos, que haban presen ciado y viactuacin de Jess en pblico y se haban sentidonados por l, podan asociar en el mejor de los antes de la muerte de Jess, su accin liberadoranadora con la llegada, testimoniada por l, del reDios,pero no er an capa ces de asociar todava con totalidad de la vida y de la persona de Jess. La pcin del significado constitutivo de la persona depara el comienzo del reino de Dios presupone vida de Jess est terminada. Tan slo con la muJess finaliza la historia terrena de su vida. El finde hecho tuvo la vida de su Maestro, su ejecucinominiosa, la experimentaron los discpulos comestremecedor que los convirti en presa del pnic

    slo en conexin con la muerte de Jess se les co

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    l di l ll i i d il i i

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    a los discpulos aquella experiencia de iluminacin queles hizo ver que todo el testimon io de la vida de Jess e sla manifestacin del reino de Dios: el camino que lrecorri desde Galilea hasta Jerusaln, sus palabras yacciones llenas de poder, y su impotencia como profetacrucificado de N aza ret, tod o eso lo vieron como la irrupcin del reinado escatolgico del amor de Dios. Pablo se

    refiere a esta experiencia cuando escribe en la segundacarta a los Corintios: Aunque hemos apreciado antes aCristo segn normas humanas, ahora ya no lo apreciamos as (2Cor 5,16). Pedro fue el primero a quien seconcedi esta nueva revelacin; y ella tuvo como consecuencia el que Pedro tomara la iniciativa de reunir denuevo al grupo de los doce. En favor del papel primariode Pedro en este acontecimiento de revelacin, no slohabla el especial nfasis de la aparicin a Pedro (vaseICor 15,3ss y Le 24,34), sino tambin la conexin entreesta aparicin concedida a l y el cambio de nombre porel que Simn pas a llamarse Pedro. Pues parece bienfundada la hiptesis de que los versculos Bienaventurado eres t, Simn, hijo de Jons; porque ni la carneni la sangre te lo ha revelado, sino mi Padre que est enlos cielos. Pero yo tambin te digo que t eres Pedro, ysobre esta piedra edificar mi Iglesia, y los poderes delmundo inferior no podrn contra ella... (Mt 16,17-19)pertenecen originalmente a un relato sobre la experiencia pascual de Simn, y que el cambio de nombre por elque Simn pas a llamarse Pedro est relacionado ntimamente con su papel en las experiencias pascuales.

    En la experiencia de revelacin de Pedro pueden observarse todos los aspectos que son esenciales a cualquier acontecimiento de iluminacin: El motivo queofreci la ocasin no es (como no lo fue tampoco para

    Jess la actuacin pblica de Juan el Bautista) una pala-

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    bra particular o un acto de poder de Jess reaantes de su muerte, sino el conjunto de la vida devida que culmina con la muerte en cruz. Pedro nofrente a esa vida de Jess como un observador ciado, sino qu e, com o discpulo de Jess, se vio aprofundamente por ese acontecimiento y se adenl. Pedro se ve sobrecogido, de manera completapasiva y visual, por el proceso de iluminacin: Jescificado y resucitado se hizo visible a Pedro (Le El contenido manifestado es una accin inesperDios, que resucita de entre los muertos a Jess qba muerto en la cruz16. Dios, de esta manera, declaque estaba de parte de Jess, le confirm y justilos ttulos que l alegaba y en la obra realizada Pero se siente as seguro de que Dios se revela

    totalidad de la vida de Jess; de que ese hombrrevelacin de D ios; de que la vida de Jess, en sudad, atestigua el reino de la salvacin divina quactualmente. De conformidad con la forma pasverbo, el autor de ese acontecimiento es Dios miproceso hace no slo que Pedro vea en Jess la cin de Dios, sino que l comprende tambin lo significa p ara su prop ia vida; Ped ro se siente tan por Jess y por su causa, que sta se conviertedete rmin ante de toda su vida; l se pone por e ntereservas al servicio del reino de Dios, manifestJess.En esta experiencia de Pascua, concedida ay a otros discpulos, se funda la orientacin a la resa orientacin en cuyo marco la comunidad cvive su vida. Mediante ese proceso de iluminacdiscpulos estn capacitados para reconocer el re

    16.Vase condensada esta conviccin en las ms antiguas frmulas unimembcian la resurreccin: Dios, que resucit a Jess de entre los muertos (ITes1,10), o Diosresucit a Jess de entre (los) muertos (Gal 1,1).

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    catolgico del amor de Dios que irrumpe en la persona yen la vida de Jess, y para comprenderse a s mismoscomo el nuevo pueblo de Dios.

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    S. Wiedenhofer,Revelacin,en DCT II, Herder, Barcelona 1990.

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    2 . Comprensin de la revelacin

    Hasta ahora hemos hablado de laexperiencia de larevelacin. En el presente captulo vamos a estupensamientoen torno a la revelacin en la historiacristianismo. Dar testimonio de experiencias de cin, por un lado, y reflexionar sobre ellas y socontenido transmitido por ellas, por otro lado, scosas distintas. Frente a todo pensam iento, las excias de revelacin conservan, como tales , su caraca previamente dada. Pero la justificacin de eperiencias, ante la conciencia de la verdad, se aprehender nicamente en el pensamiento. Las ciones no proceden del pensamiento, pero hace

    sar (M. Seckler). En la historia del cristianismoflexin acerca de la revelacin y la idea de la revvan adquiriendo cada vez ms importancia; al tiempo, el pensamiento en torno a la revelacinrimenta profundos cambios1. El desarrollo histricmuestra tres momentos decisivos: en la edad mela edad moderna y en la segunda mitad del prsiglo. Es verdad que en la Sagrada Escritura yIglesia antigua existen ya unos primeros indic

    1 . Vase HD G I ,U y Ib; HFTh II , 61-67.

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    emplea la palabra revelacin para calificar y legitimarde manera especial su predicacin religiosa (su evangelio); l quiere comunicar a sus lectores cmo debeentenderse la predicacin paulina. En la carta a los G-latas, Pablo acenta con mucho nfasis que el evangelioproclamado por l no lo recibi ni lo aprendi de hombres, sino que lo recibi por revelacin de Jesucristo

    (1,12). Tambin en otros pasajes del Nuevo Testamentoel trmino revelar sirve para deslindar el contenido d eque se habla y diferenciarlo por su ndole de la carne ysangre (Mt 16,17), o de la sabidura humana (ICor2), o de historias ingeniosamente inventadas (2Pe1,16). Al mismo tiempo, se seala de esta manera que elcontenido expresado es algo de lo que no puede disponer el hombre; es, por tanto, un contenido que slo lopuede conocer aquel a quien le ha sido revelado (Mt11,27; 16,17). Para decirlo con otras palabras: el contenido se puede conocer nicamente en virtud de una libredecisin de la voluntad de aquel que lo revela, y es conocido nicamente por aquel a quien el revelador elige(ICor 2,7-10; Ef 3,5-10, etc.).

    Por otra parte, aparece una utilizacin incipiente,doctrinal, terica de la terminologa de revelacinsiempre que diversas experiencias de revelacin se convierten en predicados en la confesin de fe en Cristo:Jess no es slo el anunciador proftico de la palabradivina, sino que es en persona la "palabra (encarnada)de Dios" (Jn l,lss; Col l,25ss; Act 19,llss); Jess no esslo maestro de la sabidura de Dios, sino que es en persona la "sabidura de Dios" (ICor1,24): l no es sloel realizador de signos y milagros, sino que es en persona el "signo de la salvacin de Dios" (Le 2,34); l mismo es, en su persona, el s irrevocable de Dios (2Cor1,19), el misterio de Dios, que hab a estado oculto p ero

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    que se ha revelado ahora (Col1,24-27; Ef l,9ss), y lameta de todos los caminos de Dios, que l da a condesde la creacin; l es la suma de la accin divina creacin y la redencin (Col l,15-20)2.

    2.1.2. En la Iglesia antigua

    En la teologa de la Iglesia antigua,hasta la edadmedia, se reflexiona poco sobre el concepto de recin. La esencia, la posibilidad y la efectividad drevelacin no son todava temas centrales de la discteolgica. Para las perso nas de aquella p oca , las reciones no son nada extraordinario. Se reconoce umsalmente la realidad efectiva de experiencias de re

    cin. Ms an, podemos afirmar que existe una acexpectativa de revelaciones en las que Dios manifsu poder y grandeza, su ira y su gracia, su voluntad instrucciones. Las revelaciones, segn la conviccila Iglesia antigua, no son nicamente algo que suen el pasado es decir, no son acontecimientossados, sino que ocurren tambin en el presenteposibilidades que existen en todo momento, y pocuales Dios interviene en los destinos del individuo

    la comunidad. No slo se entiende como revelaciacontecer salvfico del Antiguo y del Nuevo Testato , sino tamb in las epifanas y manifestaciones de posibles en los tiempos postbblicos y la iluminasubjetiva en la vida del individuo.

    As com o no se distingue especialm ente en tre reciones bblicas y revelaciones postbblicas, tampohace distincin entre la revelacin en la creacin

    2. Vase S. Wiedenhofer,Revelacin, en D C T II (concretamente el apartado II, 2,c)

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    riamente a una determinada prctica de la vida (el se ni fundamentarse a partir de la filosofa Y a

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    riamente a una determinada prctica de la vida (elseguimiento). En la Iglesia antigua, y por influencia delhelenismo, se va desarrollando poco a poco una evolucin que conduce a una progresiva intelectualizacin dela revelacin. Extrem ando un poco las cosas podramosdecir: la revelacin no slo proporciona saber acerca dela salvacin, sino que permite que el conocer sea salvacin, por cuanto la salvacin aparece como bien para elentendimiento y es buscada en la contemplacin de laverdad divina como confirmacin perfectsima de la facultad humana ms elevada.

    2.2.La revelacin como principio fundamental en lateologa medieval

    La evolucin iniciada ya por el encuentro del cristianismo con el mundo cultural de la antigedad tardallega a su pleno desarrollo en la alta edad media. Enrelacin con los procesos de diferenciacin intelectual ysocial y con la fundacin de las universidades, la teologadesarrolla un concepto formal de la revelacin que ladefine a sta como fuente de conocimiento que supera lacapacidad de la razn humana. En todo ello tuvo unpapel importante la aceptacin de la filosofa aristotlica

    y el concepto aristotlico del saber, puesto de nuevo enboga. La ocasin que condujo a una distincin ms rigurosa entre la filosofa y la teologa no fue el saberacerca de Dios, ya que ese saber se haba desarrollado yfundamentado tambin en la filosofa con ayuda de larazn, sino el conocimiento de la accin redentora, libera dor a y salvfica de D ios en la historia, principalme nte en Jesucristo, accin de la que da testimonio la Sagrada Escritura y que se halla compend iada b revem ente en

    los artculos de fe. Tal conocimiento no puede adquirir-

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    se ni fundamentarse a partir de la filosofa. Y aencuentro con la doctrina filosfica acerca de Diopor su parte haba elaborado criterios formales pconocimiento racional, oblig a la teologa a desdel conocimiento filosfico de Dios el mensaje crde la fe, a su vez mediante la elaboracin de prinformales. En el marco de una ordenacin y unidatodava se mantiene) entre la naturaleza y la gracife y la razn , se fundam enta la peculiaridad d e la de fe reducindola a la revelacin. La fundamende la fe en la revelacin se convierte en su caractedistintiva frente a la razn y su conocimiento. Elbre,con su razn, no es capaz de conocer como vlas verdades de fe; en favor de esas verdades se phallar a lo sumo razones de conveniencias pero sdad se legitima nicamente por razones extrnse

    credibilidad y por su origen, es decir, por la revelEn efecto, no es razonable nicamente el asentimirealidades afirmadas que son inmediatamente evio que se pueden probar, sino que lo es tambin eltimiento a realidades cuyas razones intrnsecas pnecen ocultas, una vez que se ha sabido que Diono puede equivocarse ni inducirnos a error, las hnifestado efectivamente. Y as en la edad media,al esfuerzo teolgico por llegar hasta el conteniverdad de cada uno de los enunciados de la fe, sprende tambin la tarea distinta de legitimar anteesos enunciados de la fe. Adems de lasradones quedilucidan las verdades de la fe, las cuales sirvencomprender la fe, aparecen lostestimoniaque justificanla fe y sirven para la fundamentacin de la mism5. Larazn se entiende como el rgano de conocimien

    5. Vase A. Lang,Die Enlftillung des apologesc hen Problemsin de r Scholastik d esM'utel-allers(datos bibliogrficos completos, en la bibliografa al final del cap.).

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    denado al mbito de conocimiento de las cosas creadas; id d iti ll l i d D

  • 8/8/2019 Jose Schimitz - La Revelacion

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    denado al mbito de conocimiento de las cosas creadas;la revelacin se comprende como fuente de conocimiento que sobrepasa la capacidad cognoscitiva de la razn,como fuente de saber acerca de la salvacin. La revelacin se convierte en presupuesto, razn y norma de la fey de la teologa. Con precisin clsica, Toms de Aqui-no elabor la distincin entre conocimiento filosfico yconocimiento teolgico de Dios, basndose en sus correspondientes principios cognoscitivos. Distancindosede la filosofa, que se basa en principios cognoscitivosque la razn humana puede alcanzar por s misma, y quepara ella son evidentes en s mismos, la teologa seapoya en princpios que fueron revelados por Dios. Lapeculiaridad de la teologa estriba en basarse en la revelacin(S.th. I, 1,1).

    Toms de Aquino est convencido de que es posibleun saber racional natural acerca de Dios, aunque en unmarco muy limitado, principalmente por la inadecuacin del conocimiento de Dios, deducido de los efectos,en lo que se refiere a la realidad divina en s misma(S.th. I, 2,2, ad 3) y por lo fcilmente que la razn humana cae en error(S.th. II-II, 2,4c). En la vida actual,todo conocimiento humano comienza con la experienciasensible, pero no se limita a lo sensible. Lo dado en laexperiencia sensible es, s, el objeto inmediato de nuestro conocimiento natural. Pero este conocimiento llegaslo hasta donde las cosas sensibles pueden conducir.Como entes finitos que son, esas cosas hacen que elhombre se pregunte cul es la razn y el origen de lasmismas. De esta man era, se pueden cono cer, deducindolas por conclusin, la existencia de Dios y, adems,todas aquellas notas caractersticas que le correspondennecesariamente como causa primera de todo lo existen

    te . Sin embargo, lo sensible no puede conducir a nuestra

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    capacidad cognoscitiva a ver en ello la esencia de Dporq ue la causa no se agota en su efecto, y por tan tono alcanza a aqulla en su plenitud ntica. Para decon otras palabras: el hombre, mediante su razn tural, puede conocer la relacin que las criaturas ticon Dios como origen que es de las mismas; puedenocer, igu alme nte, la diferencia que hay en tre las cr

    ras y el Creador, a saber, que ste es diferente por pcipio de todo ente finito, y superior a l, y que, consiguiente, el Creador no