José ortega y gasset (con immagini)
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lmbuffetti -
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José Ortega y Gasset nace en Madrid el 9 de mayo de 1883,
es un filósofo y ensayista español, exponente principal de
la teoría del perspectivismo y de la razón vital e histórica,
situado en el movimiento del Novecentismo.

Dejando aparte por un
momento la actividad
filosófica literaria de este
autor que queda de
cualquier modo
importantisima....Intentaré
presentaros el actitud que este autor tiene ante
el lenguage y la traducción.

Para comenzar la exposición del tema del
lenguaje filosófico de Ortega empezaré citando
el texto El hombre y la gente en el que él mismo
resume su concepción del
lenguaje que es pragmática y actual:

"El sentido real de una palabra no es el que tiene en el
Diccionario, sino el que tiene en el instante. Lo cual nos pone
delante de la más importante paradoja: que el lenguaje, es
decir, el vocabulario, el diccionario, es todo lo contrario del
lenguaje y que las palabras no son palabras sino cuando son
dichas por alguien a alguien. Sólo así, funcionando como
concreta acción, como acción viviente de un ser humano
sobre otro ser humano, tiene realidad verbal. Y como los hombres
entre quienes las palabras se cruzan son vidas humanas y toda vida se
halla en todo instante en una determinada circunstancia o situación, es
evidente que la realidad ‘palabra’ es inseparable de quien la dice, de a
quien va dicha y de la situación en que esto acontece".

Este fragmento nos ha proporcionado varias afirmaciones:
Por primero: que la palabra sólo adquiere su sentido en la tensión dialogal entre el hablante y el oyente, y en el contexto circunstancial en el que ambos se hallan.
Por segundo: que no hay un género literario privilegiado y propio de la filosofía.
Y por tercero que el desconocimiento de los géneros literarios en los que la filosofía puede ser expresada, lleva a la esterilidad hermenéutica.

El hombre y el lenguaje:

Quería exponer qué entendía
Ortega por ‘lenguaje’ y qué
función le atribuía, de modo
que su forma peculiar de
expresión Literaria quede
iluminada desde su concepción
general del lenguaje y la función
de éste, para la vida humana.

Aunque no dedicó ninguno de sus escritos a
exponer de modo sistemático, lo que podría
llamarse su "filosofía del lenguaje", casi todas
sus obras están recorridas por reflexiones
filosóficas sobre el lenguaje, donde semántica y
pragmática están unidas.

Su prosa filosófica es el fruto de
alguien que tuvo una extremada conciencia
lingüística y que fue un enamorado de su propia
lengua, que utilizó con belleza y rigor. Así como
Ortega ejerció profesionalmente las vocaciones de
intelectual y de filósofo. En él hay también una
vocación de "aficionado" al lenguaje, tan profunda que
en cierto momento de su vida estuvo tentado de
dedicarse profesionalmente a la lingüística.

Aunque esta vocación profesional por la
lingüística no llegó a prosperar, su interés por los
temas lingüísticos es suficientemente fuerte
como para sazonar cada una de sus reflexiones filosóficas.

Lo que salta a primera vista de su afición por
el lenguaje es su amor por las etimologías,
por lo que a las palabras ha acontecido en el
transcurso en su historia. Este amor no nace
de una erudición académica, sino de la íntima
convicción de que la etimología es un
método de investigación filosófica que nos
puede llevar mucho más allá de lo alcanzado
por la propia inspiración y por otros métodos
más frecuentes en filosofía.

Un ejemplo es el que le lleva a indagar cómo ha
llegado a forjarse la palabra castellana ‘hígado’, y
cómo esta palabra es el fruto de la afición de los
romanos a comer hígado con higos (iecur
ficatum).

Ahora, elevándonos de la anécdota
a la exposición del pensamiento
orteguiano, hay que preguntarse:
¿qué pensó él sobre el lenguaje en
cuanto filósofo? Y, ¿por qué la reflexión
sobre el lenguaje es tan importante
para la filosofía?

La importancia radical de la reflexión sobre el
lenguaje hay que buscarla en su convicción de
que el lenguaje es uno de los elementos
constituyentes, quizás el más importante, de
nuestro ser humano. El lenguaje es un medio de
socialización y de hominización privilegiado.

"El hombre, en efecto, nace en una sociedad o
contorno formado por otros seres humanos, y una
sociedad es, por lo pronto, un elemento de gestos y
de palabras en medio de las cuales se halla
sumergido. No es arbitrario llamarla ‘elemento’
porque posee buen derecho a ser adjuntado a los cuatro
tradicionales. Pues bien, todos los demás ‘mundos’ que
pueda haber, desde el físico hasta el de los Dioses, son
descubiertos por el hombre mirándolos al trasluz de un
enrejado de gestos y palabras humanos".

El hombre está sumergido y
equivalente a los cuatro
elementos (aire, tierra, fuego y
agua) que, para el pensamiento
tradicional, eran los constitutivos
de toda materia. Frente a la
materia, el hombre, para
desarrollarse en lo que
tiene de suyo, necesita este quinto
"elemento”.

Por otra parte, el lenguaje, con ser una característica esencial
de la especie humana, no tiene una realidad en sí y separada,
como las ideas platónicas, sino que se da encarnado en un hombre
concreto, sujeto a circunstancias; al menos, a tres circunstancias:
1) el lenguaje se da concretizado en la circunstancia de la lengua materna;
2) el lenguaje se da, primeramente, en la lengua común, de la que, cualquier otro lenguaje, es un metalenguaje;
3) el significado de cada palabra está sometido a circunstancias prelingüísticas.

La socialización y hominización que recibe el
hombre por el lenguaje no las recibe por el
lenguaje abstracto, sino por esa circunstancia en
la que nace inmerso que es la lengua materna;
lengua que condicionará su perspectiva de la
realidad. De aquí que la visión del mundo de
cada hombre sea una visión mediatizada por la
lengua recibida.

La investigación de la
etimología de una palabra
puede llevar a descubrir el
sustrato vital en el que esa
palabra fue acuñada, a la
vez que permite viajar
hasta las profundidades más
abisales de una lengua.

Las problemáticas de la traducción:

La traducción aparece como
problemática porque hay que
poner de manifiesto en la lengua de
llegada lo que en la lengua de
origenestá implícito u oculto: "De
aquí la enorme dificultad de la
traducción: en esta se trata de
decir en un idioma precisamente lo que este idioma tiende a silenciar"
("Esplendor y miseria de la traducción").

Lo que se tiende a silenciar en la lengua original
es lo inefable, lo que no se puede expresar
porque está sobreentendido en esa lengua y no
hace falta explicitarlo, o lo que no se puede
expresar porque está sobreentendido en esa
lengua o por la persona que manifiesta su
pensamiento en el decir:

"Todo decir expreso subdice
o da por dichas muchas
cosas que en el pensamiento
actúan, que forman parte de un
pensamiento, pero que
o ‘por sabidas se callan’ o él
mismo, de puro serle
evidentes, no ha reparado en ellas".

Esta ampliación del horizonte del lenguaje y del
pensamiento hecha por el filósofo sólo es
posible en la medida en que tenga a alguien a
quien comunicar su pensamiento, alguien que
quiera también ensanchar el horizonte del
lenguaje y de la realidad.

Para concluir afirmo que es
necesaria una reflexión sobre el
estilo literario de la expresión
filosófica de Ortega y sobre sus
circunstancias vitales, porque sólo
desde la circunstancialidad a
la que estaban conectadas pueden
entenderse sus palabras y sus silencios.