Jose Herrera Petere: Espana y los espanoles vistos desde Mexico

15
This article was downloaded by: [University of Glasgow] On: 04 October 2014, At: 04:49 Publisher: Routledge Informa Ltd Registered in England and Wales Registered Number: 1072954 Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street, London W1T 3JH, UK Romance Quarterly Publication details, including instructions for authors and subscription information: http://www.tandfonline.com/loi/vroq20 José Herrera Petere: España y los españoles vistos desde México Narciso Alba a a Université de Perpignan Published online: 03 Apr 2010. To cite this article: Narciso Alba (1999) José Herrera Petere: España y los españoles vistos desde México, Romance Quarterly, 46:1, 45-57 To link to this article: http://dx.doi.org/10.1080/08831159909603073 PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of all the information (the “Content”) contained in the publications on our platform. However, Taylor & Francis, our agents, and our licensors make no representations or warranties whatsoever as to the accuracy, completeness, or suitability for any purpose of the Content. Any opinions and views expressed in this publication are the opinions and views of the authors, and are not the views of or endorsed by Taylor & Francis. The accuracy of the Content should not be relied upon and should be independently verified with primary sources of information. Taylor and Francis shall not be liable for any losses, actions, claims, proceedings, demands, costs, expenses, damages, and other liabilities whatsoever or howsoever caused arising directly or indirectly in connection with, in relation to or arising out of the use of the Content. This article may be used for research, teaching, and private study purposes. Any substantial or systematic reproduction, redistribution,

Transcript of Jose Herrera Petere: Espana y los espanoles vistos desde Mexico

This article was downloaded by: [University of Glasgow]On: 04 October 2014, At: 04:49Publisher: RoutledgeInforma Ltd Registered in England and Wales Registered Number:1072954 Registered office: Mortimer House, 37-41 Mortimer Street,London W1T 3JH, UK

Romance QuarterlyPublication details, including instructions forauthors and subscription information:http://www.tandfonline.com/loi/vroq20

José Herrera Petere: Españay los españoles vistos desdeMéxicoNarciso Alba aa Université de PerpignanPublished online: 03 Apr 2010.

To cite this article: Narciso Alba (1999) José Herrera Petere: España y losespañoles vistos desde México, Romance Quarterly, 46:1, 45-57

To link to this article: http://dx.doi.org/10.1080/08831159909603073

PLEASE SCROLL DOWN FOR ARTICLE

Taylor & Francis makes every effort to ensure the accuracy of allthe information (the “Content”) contained in the publications on ourplatform. However, Taylor & Francis, our agents, and our licensorsmake no representations or warranties whatsoever as to the accuracy,completeness, or suitability for any purpose of the Content. Any opinionsand views expressed in this publication are the opinions and views ofthe authors, and are not the views of or endorsed by Taylor & Francis.The accuracy of the Content should not be relied upon and should beindependently verified with primary sources of information. Taylor andFrancis shall not be liable for any losses, actions, claims, proceedings,demands, costs, expenses, damages, and other liabilities whatsoeveror howsoever caused arising directly or indirectly in connection with, inrelation to or arising out of the use of the Content.

This article may be used for research, teaching, and private studypurposes. Any substantial or systematic reproduction, redistribution,

reselling, loan, sub-licensing, systematic supply, or distribution in anyform to anyone is expressly forbidden. Terms & Conditions of accessand use can be found at http://www.tandfonline.com/page/terms-and-conditions

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

JosC Herrera Petere: Espaiia y 10s espafioles

vistos desde MMco 0 . .

Narciso Aha

osk Herrera Petere se da a conocer corn0 escritor unos afios antes de cornenzar la guerra, a la sornbra de Rafael Alberti, y se consagra defini- tivamente durante 10s ahos de la contienda civil. Al terrninar la guerra, J nuestro escritor atraviesa la frontera y, desputs de una breve estancia en

el camp0 de concentracibn de Saint-Cyprien, de la que deja constancia en su libro Niebla de cuernos (entreacto en Europa)’, es liberado gracias a la ayuda del escritor ruso Ilia Ehrenburg. Recala por breve tiernpo en Paris y luego sale para Mexico en el Sinain. Lo prirnero que tiene que hacer alli es recuperar el ritmo de la vida normal y, lo rnisrno que otros rnuchos, buscar c6mo ganarse la vida. Para ello colabora en revistas y peri6dicos hndados par 10s espaholes exiliados, corn0 Romance o Epa 6a Peregrina, o mexicanos, coma Taller y El Nacional. Pero lo que Herrera Petere escribe en Mtxico es, en casi su totalidad, prosa (novela, cuentos, articulos), y la poesia que escribi6 alli se resume a su libro Rim& de Madrid y a otros cuantos poemas que se publicaron desputs, cuando regres6 a Europa, a Ginebra concretamente. Nuestro articulo comenta precisarnente estas dos obras, no publicadas nunca en Espafia.

Rimado de Madridz es una cr6nica-recuerdo de 10s acontecimientos anteriores a la guerra civil, en la que encontramos datos biogrificos rnezclados con otros recuerdos o hechos de caricter hist6rico. A nuestro juicio, el valor del libro estri- ba en haber sido cornpuesto en cuaderna via, asi corn0 en la riqueza de vocabu- lario. La obra esti dividida en varios apartados o capitulos, cada uno con una exten- si6n similar y encabezado por un titulo propio. Aurora de Albornoz la enjuicia asi:

En Rimado de Madrid se propone hacer una poesia totalrnente realista, narrativa y distinta de cuanto habfa hecho antes. Para contar una historia-la de la preguerra,

45

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

en la parte que lleg6 a salir-se propone utilizar la “cuaderna via”, lo que hace del libro una curiosidad, una obra de gran ~riginalidad.~

El libro va introducido por unos versos de Antonio Machado, poeta al que se dedicaron infinidad de poemas, libros y homenajes por parte de 10s exiliados, lo mismo que Petere, el cual se daba cuenta de lo que estaba sucediendo: “A distin- guir me par0 las voces de 10s ecos / y escucho solamente, entre las voces, una”. La obra tenia una Clara intenci6n: “Rimado de Madrid fue publicado en 1946 y, seglin sabemos por una nota inicial, editado para contribuir econ6micamente ‘a la her6ica lucha del pueblo espafiol y a su cabeza 10s guerrilleros”’ (Aurora de Albornoz 69).

El primer apartado de Rimado de Madrid se titula “Aviso sobre Espafia” y con- tiene una serie de notas y pensamientos en verso, mis bien filos6ficos que potti- cos, sobre el caricter de 10s espafioles. Como dice el propio poeta, es un “aviso” para 10s incautos que no conocen muy bien a 10s espafioles y que confian en ellos desde el primer momento. Lo que sl afirma Petere, desde el primer verso, es que nadie, espafiol o extranjero, debe quedarse en ttrminos medios una vez que ha tomado partido par algo: “NADIE en Espafia intente lo suave o lo rosa”. Ad pues, Petere hace una advertencia para que no caigamos en lo que precisamente caemos una y mil veces: el olvido de 10s hechos. Al olvido, la vehemencia y la pasi6n del espafiol afiade mis adelante otras

notas: el orgullo, que nos lleva a “hablarle de t6 a1 mismo firmamento”, la “sed de amplitud”, la falta de un razonar equilibrado respetando el de 10s otros, y el encendernos, shbitamente, a1 mismo tiempo que la pasi6n cierra el camino al razonar: “el ‘ser’ no nos preocupa, nos enciende el ‘estar”’. Todas estas notas encierran un digno tratado sobre el caricter de 10s espafioles. El espafiol, a1 que se le ocult6 siempre la realidad, al que se le dio siempre “gato por liebre”, a1 que se engafi6 durante siglos “con vino bautizado”, no puede m h . Y de ahi la explosi6n de ira que arras6 10s campos de Espafia. “El espafiol desprecia la histo- ria en confitura”, dice Petere. Y era esa historia la que le habian dado a comer durante muchos siglos. Per0 el espafiol distingue perfectamente-volvamos a recorder 10s versos del principio-“las voces de 10s ecos”, y se hart6 de promesas que nunca se cumplieron:

Los idealistas forman fantasmas del destino, oscurecen la tierra con su fiublo cetrino, nos dan gato par liebre y bautizado el vino; avivar realidades es nuestro ibero sino.

A continuaci6n, Herrera Petere sefiala a 10s culpables de esa amarga realidad y 10s desenmascara. Vuelve la cara a1 paisaje de Espafia, de Castilla, de la Alcarria, su tierra. Y tambih en ese paisaje esti la dolorosa premonici6n y el destino del espafiol. En 61 oye alin 10s ecos de antiguas y cercanas guerras, retumbando en las sierras mis cercanas a Madrid. Porque, seglin el poeta, y siguiendo la inter- pretaci6n marxista, “la historia no se cierra”. Lo que en Espafia se estaba preparando era el antecedente de lo que sucederia en Europa poco despuks:

46 ROMANCE QUARTERLY

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

Nuesrra cuita es espejo donde el rnundo se rnira, luna de claridades que a 10s pueblos inspira. La pura exactitud del odio y de la ira a hermanar nos conduce el pufio con la lira.

El ritrno de la cuaderna via da viveza a la expresibn, y, en ocasiones, ernula 10s versos de Berceo. Y en ese “Bebamos un vaso por lo que ya sabdis” nos recuerda a1 “vaso de vino” que solicitaba el rnonje riojano:

Febrero veintinueve del aiio treinta y seis; entornando 10s ojos, tal vez lo record& ganarnos la contienda del dla diez y seis. Bebamos un vaso por lo que ya sab6is.

La importancia de este hecho h e fundamental, no s610 para Herrera Petere sino tambidn para otros rnuchos hombres que lo esperaban desde hacia tiernpo. Las elecciones ganadas por el Frente Popular suponian una nueva senda para Espafia. Con ellas, “un nuevo siglo se abria”. Corno podemos juzgar por este juicio del poeta, el siglo XX entr6 en Espafia 34 aiios despuds de haber empeza- do en otros sitios. Idea que expresa en otros muchos versos de este libro, con expresiones parecidas. Con aquel hecho se rompia “la losa de tinieblas, de hara- pos y de rnuerte” que habian dejado a Espaiia desgajada del rest0 de Europa.

En el “coso” rnadrileiio el pueblo pudo cantar y dar vivas a la revoluci6n de Asturias de 1934, escuchar “las fdrreas carnpanadas de 10s versos de Alberti” y aplaudir a “Rusia, a Mongolia y a Francia”. Eran rnomentos de delirio 10s que estaba viviendo el “cansino rabo de Europa”. Aquella euforia rnornentinea les hacia olvidar todos 10s yugos y torrnentos pasados durante siglos:

Yerrnos y cernenterios, canallas y tiranos desde el coso vefanse cual recuerdos lejanos. Fantasrna en la rneseta, tolvanera en 10s llanos, misricos trernoldbarnos estandartes humanos.

Pero 10s irnpulsos contenidos heron aurnentando y el rio hurnano cornenz6 a desbordarse, calle Alcali arriba, y con “solernne graveza la rnultitud harnbrienta / exigiale al cielo saldar la antigua cuenta”. Por primera vez, “tras siglos de quietud”, un alud humano atraves6 Madrid, pidiendo justicia, atravesando 10s feudos del enernigo, que “se ocultaba cobarde” tras 10s cristales de sus cornercios, bares, el Casino, el Banco de Espafia y otros lugares que les pertenecian. Aquella rnarea hurnana avanzaba con “pisada ritrnica, vigorosa, cedente”, y, cual otra ternpestad, “returnbaban las olas del proletario mar”. Al rnisrno tiempo, presagiaba lo peor. Porque lo rnh dificil es calrnar a un pueblo cuando se le adeudan tantos afios de pobreza y engafio. Lo linico que pudo prorneter el rninistrillo de curno que sali6 al balc6n-dice Petere-, fue que “se nos haria justicia, pero OPORTUNA- MENTE”. Y asi fue, puesto que lo prirnero que se pidi6 en aquella manifestacibn fue castigo para 10s culpables del Tercio y la Legi6n que habian ahogado en san- gre la revoluci6n de Asturias. Con aquella vana prornesa, una rnis, se disolvi6 la rnanifestaci6n y se apagaron, mornentinearnente, 10s inirnos.

WINTER 1999, VOL. 46, NO. 1 47

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

A partir de la tercera parte, “C6mo florecia aquella primavera en Madrid”, entra en juego el contraste hombre/naturaleza. Sin embargo, lo que subsiste en el fondo, tal como existe en otros muchos poetas que vivieron estas mismas situa- ciones, es el contraste vida/muerte, que encontraremos en todos 10s poemas de este autor, heran escritos antes, durante y despuds de la guerra. Concordando casi las fechas, nacen dos primaveras: la del ciclo anual y la del espafiol (“Ante la primavera que llegaba a Madrid, / la pasidn se cargaba como madura vid . . .”) y mientras la primavera, estacibn, seguia su ritmo normal, la del hombre se dividi6 muy pronto en dos: la mayor y la menor. Una de ellas, la m k fuerte, trataria de asfixiar a la otra:

Hubo dos primaveras: la rnenor y la mayor; la una estaba llena de frases de orador, de elocuencia y banquetes, de solapas en flor; el minu6 juridic0 lucfa encantador.

La primavera “mayor”, la que representaba a 10s obreros, fue completamente aplastada y marchitada durante la guerra civil. Y como era la “mayor” h e , por eso mismo, m k dolorosa su muerte. La primavera, que trae el ardor en el brotar del campo y en la naturaleza toda, enerva, tambidn, 10s corazones. La alegria de ver llegar una nueva primavera, cargada siempre de vida y misterio, contrasta con esos adjetivos que emplea el poeta, que presagian un futuro doloroso: “la inqui- etud de la espera”, “toros negros”, “10s ojos encendidos”, “brillante pufial”, “el sol lucia negro” . . . Esa imagen del tor0 negro y feroz resume todos 10s presen- timientos del poeta.

Sigue esta cr6nica de anteguerra en el apartado siguiente titulado, “Relato de lo que aconteci6 el catorce de abril”. E l 14 de abril de 1931, la mayoria de 10s espafioles recibi6 el advenimiento de la Rephblica. Sin embargo, algo mds se rompi6 en aquella fecha, o algo naci6, para que el fraternal regazo de Espafia se partiese en dos del modo en que lo hizo, como un hachazo descar- gado por el brazo cainita del hombre. Herrera Petere es explicit0 en su con- clusi6n: “dos muertos nacieron, siameses, brazo a brazo / juntos en asesino y fraternal abrazo”.

Estos sucesos lo hnico que hacian era echar mis lefia a1 fuego y avivar la dis- cordia y el rencor en ambos bandos. Herrera Petere lo dice claramente:

Madrid ya era una liza de endurecida arena, donde la rnuerte iba a ernpaar su faena. Listos 10s aguijones, la escindida colmena en la segur espejo, contempl6se serena.

Se convoc6 huelga general en Madrid para el dia 17. Era tan tenso el silencio que se palpaba y la situaci6n que se estaba viviendo que, como un cristal, podria saltar en cualquier mornento. Petere utiliza la metifora del cristal, precisamente, para describirlo : “El silencio h e tal / que la ciudad era aire y el aire era cristal”. El sol alargaba su pestafia “sobre calles vacias, sobre aceras sin gente”, y en la sombra se estaba fraguando lo peor. No tard6 rnucho la historia en convertirse, de nuevo, en sangre:

48 ROMANCE QUARTERLY

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

La historia se hizo luego funeral sin carnpana, una alborada livida, un dla sin rnaiiana, un rnalparir eterno, una irnpaciencia insana, ardorosa en su calrna moral y castellana.

La parte siguiente “Oda a la luz violenta”, es rnucho r n i s concreta y arnarga que la anterior. Los adjetivos que ernplea el poeta, 10s similes y las rnetiforas, son una viva expresi6n de la muerte aletargada, acechando y deseando salir en cualquier descuido. Brutal era la luz, caliente, excitante. Desde hacia tiernpo esta- ban preparadas las dos partes, “dos montafias de piedra”, “Dos hist6ricas olas que arrancaban rnugiendo para chocar con &ria”, y llegaba el rnornento del ultimo acto.

En esta parte hay que destacar la colocaci6n de 10s adjetivos y el contraste que el poeta hace entre ellos. La luz es, aqui, elernento indispensable para conseguir ese contraste. Pero esa luz tenia “la rabia de animal herido”, y su claridad ponia a prueba “las creencias rnis caras”. El juego de 10s sustantivos y de 10s adjetivos, s e g h Sean sujeto, atributo, cornplernento direct0 o desernpefien otra funcibn, precisa la importancia de 10s hechos de una rnanera plistica rnuy original: “Bajo esa luz, las iras eran aun r n i s claras, / r n i s brillantes 10s ojos, r n i s rn6viles las caras, / las risas r n i s agudas y las sonrisas raras”. La luz lo transforma todo, seg6n sea el material que la recibe. El juego lo cornpletan 10s signos de puntuaci6n y la cornbinaci6n o alternancia de preposiciones y conjunciones. Y Petere sigue diciendo que la rnuerte se cernia sobre Espafia “corno un cuervo gigante”, y lo que parecia ser agua rnansa no era r n i s que el presagio del vendaval posterior, un vendaval, un eclipse, el creplisculo vespertino de una recikn nacida esperanza, un ag6nico fanal:

Tras el Madrid enhiesto, se estrernecia un temblor; por la llanura en sornbras se ocultaba un terror un rernolino oscuro, un viento asolador, una espadfia ardiendo, la espada de Alrnanzor.

De este ambiente pasa el poeta a un personaje concreto que, aunque no podernos afirrnarlo, bien pudiera ser 61 rnisrno, pues la parte siguiente se titula, “De lo que sucedi6 a1 estudiante Marcelo”. El tal Marcelo preparaba oposiciones a Derecho. Pero un buen dia, en el pasillo de la Facultad, top6 con un grupo de j6venes falangistas que le abordaron cuando intentaba entrar en la clase del pro- fesor Aslia. Pocos dias despuks del suceso que cuenta Herrera Petere, Aslia sufri6 un atentado que cost6 la vida a 10s escoltas que Ilevaba. Este grupo de j6venes conrnin6 a Marcelo, insultindole, a que no entrara a las clases de derecho, irnpar- tidas par un “rnarxista”. Los j6venes que se enfrentaron eran explicitos: “A Dere- cho Penal s610 entran rnaricones; / Aslia es un rnarxista, profesor de traiciones. / El es quien necesita que le demos lecciones”.

La consigna que habia seguido Marcelo hasta entonces era: “Yo y el pueblo, siernpre que kste se lave”. Despuks del encuentro con tales jbvenes, carnbi6 de parecer y de consigna: “El pueblo y yo, se lave o no se lave”. Per0 heron tambiin otros 10s rnotivos que le hicieron cambiar de opini6n: 10s actos vandilicos de estos jbvenes, que seguian ciegarnente “un plan preconcebido en verde tierra extrafia”.

WlNTER 1999, VOL. 46, NO. 1 49

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

Esta parte es, sin duda, la menos poktica de todas. Su finalidad politica hace que pierda intensidad y belleza, y el escritor, tratando de ser objetivo, descubre su visi6n partidista de 10s hechos.

El relato sigue con “Limites de Madrid, que es, a nuestro juicio, el apartado mis intimo y poktico, el mhs logrado. Hay que decir que Herrera Petere describe en kl 10s campos que pis6 y am6, primero en la Alcarria, cuna del poeta, y m h tarde, Madrid, en donde pas6 10s aiios de adolescencia y juventud. El lector se deja introducir, sin querer, en 10s hechos y paseos que narra el poeta. Y asi, nos vemos ante tierras pobres-o ricas, pero mal explotadas-, ante esos horizontes de luz a las aheras de Madrid, ante esa adustez castellana. El tiempo, el paisaje, la envidia, las gentes, todo aparece descrito de una manera dolorida y rabiosa- mente amarga. Ante la belleza mistica de ese paisaje, se desenvuelven sus gentes, comidas por la ruindad, la pobreza y el desengaiio:

All se mira a ras de tierra y se malsina sobre 10s siete reales que gan6 la vecina. Lagrimean 10s ojos y la envidia se afina de noche ante el rastrojo que humea en la cocina.

No importa que en estas tierras nacieran 10s personajes que hicieron nuestra historia, pues nada justifica el proceso de pobreza que vive Castilla en pleno siglo XX. Y esto es, precisamente, lo que duele a Herrera Petere y a otros muchos poet- as, sea Andalucia, Castilla, Extremadura o cualquier otra dolorida regi6n espafio- la. Y lo peor de todo es que muchos hacen riqueza empobreciendo a 10s demh hasta el extremo:

Mohosa de miseria y de hambre secular, la ley se ha hecho una argucia para picardear. Hay tunos de plazuela, santos de muladar y gordos usureros de rorcido mirar.

Pero todo es belleza en Castilla, a pesar de lo expresado, en donde cielo y tier- ra enmarcan la implacable soledad del ser hurnano. Aqui esti la serena y cruda belleza del hombre, en contact0 estrecho con la naturaleza, sin elementos posi- tivos que la adornen. Esta belleza se hace extensiva a Madrid, por tres de sus partes al menos, tan queridas por el poeta que las llama “campos mlos”. Testigos de recuerdos y paseos, durante su juventud, con otros poetas y pintores, que hoy integramos en el grupo llamado “Escuela de Vallecas”. S610 hacia el mediodia, con la visi6n del Cerro de 10s Angeles, se rompe el

paisaje. El poeta podia haber callado este nornbre y haber dejado que cantara el paisaje; pero no olvidemos que Petere era un escritor comprometido y no puede haber un paisaje bello si lo habita un hombre que sufre y pasa hambre: “Miran- do al mediodia se oscurece la vista / sobre el cerro de Cristo, nubarrbn rigorista / con sus iglesias bifidas y su rigor tomista”. Y un llano transparente, de “misticos ecos”, lo envuelve todo. S610 el septentribn, donde habitan 10s explotadores, es diferente de ese tono de mistica belleza. Per0 el contraste de riqueza, por causa del hombre, nada quita a la narraci6n de Herrera Petere. Sirnplemente acusa de que esa riqueza haya sido conseguida, a lo largo de la historia de Espafia, de man-

50 ROMANCE QUARTERLY

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

era vil e inhumana. “Esas borb6nicas ruinas”, como El Pardo y otros lugares sim- ilares, pertenecen a1 pasado y nada solucionan. Estos recuerdos no hacen mis que justificar el doloroso presente. Y frente a esas hazaiias pasajeras queda siempre el Universo. Es decir, la belleza misma. Herrera Petere canta al final de este relato a1 verdadero hCroe castellano, silenciado por la historia, a ese hombre que lucha, dia tras dia, contra su pobreza y su miseria, angustiado por sobrevivir entre dos eternidades misteriosas y amenazadoras: cielo y tierra.

La liltima parte del texto, “El amor en la barranca”, es un canto de amor a pesar de 10s dolores de la guerra. El amor es, en este caso, el que cada miliciano tiene a la capital de Espaiia, rodeada y acosada por 10s enemigos. Cada miliciano era con- sciente de que estaba defendiendo a la Repliblica, novia reciCn estrenada, como un idilio de primavera. Y en ese Madrid, sitiado por “esquelCticos elementos”, durante 10s dias de guerra, “la vida f ie una muerte, una diaria azaiia”. Y a h asi, habia tiempo para el amor:

En esa realidad se revolvia el amor como en el haz de un v6rtice una espinosa flor; alacrin rodeado de fiego abrasador, el amor madrileiio era carnal dolor.

Yen esa profunda “barranca” en la que comenzd el idilio iban muriendo amantes y amadores. Sima prohnda que iba tragando a sus mejores hijos. En ese horno se cocian las mis raras e inverosimiles hazaiias que s6lo la guerra puede provocar. Herrera Petere logra bellas imigenes cuando describe el amor del sufrido pueblo espaiiol por la reciCn estrenada Repliblica.

Pero a este amor, tan intenso como duradero, le esperaba una muerte dolorosa: “iQuC segura tragedia en lontananza!”, dice el poeta. Este amor naci6 para luchar y no para ser disfrutado frivolamente. Entre “politicas feroces” y “religiones de muerte” fueron estrujindolo, retorciendo sus garras alrededor de su joven cuello hasta asfixiarlo. “iOh idilio degollado!”, clama el poeta, embargado por el dolor. El relato acaba haciendo una invocaci6n a1 verano de 1936, en donde aparece la personal voz del poeta, profindamente amargado:

iTU, crema de 10s tiempos, verano que trajiste sobre Madrid el fiego de un ma1 brillante y triste; dorado caballero que al amor agrediste en demencial arranque, ;quk locura te asiste?

Y el verano contesta a1 poeta:

Entended esta trova espaiiola que 0 s cuento: El Dia de la Ira two su hndamento; asi acabo ... ;la pa?; el falso paramento de un amor agobiado, de un florecer violento.

Este final, no menos original, nos recuerda a1 que hacian 10s juglares recitando al viento, a1 agua, a1 irbol, a1 pdjaro, a la flor, para que le hablaran de la arnada. TambiCn Herrera Petere, alli en Mkjico, se preguntaba el porquC de muchas cosas irracionales, y sobre todo, el porquk de la muerte de la Repliblica.

WINTER 1999, VOL. 46, NO. 1 5 1

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

Niebla de cuernos y Cumbres de Extremadura son las dos novelas de Herrera Petere escritas en el exilio. La primera refleja, hndamentalmente, la amargura del vencido, de todo vencido que, arrojado de su patria, de su tierra, ve c6mo 10s de al lado le compadecen-franceses, en este caso-, sin haber comprendido lo que ha pasado. Y esa amargura, esa angustia, deja paso a un escepticismo y a una agria ironia, que se refleja en todas las piginas del libro. La obra fue publicada en MCxico en 1942, despuCs de la corta estancia en Paris de Herrera Petere. Recordemos que el escritor pas6 la frontera junta a otros muchos exiliados, en 1939, y estuvo un corto en el camp0 de concentraci6n de Saint Cyprien. Fue precisamente durante este corto period0 cuando el escritor se dio cuenta de lo dormida-y lejana-que estuvo Europa durante la guerra de Espaiia. Y Cl lo d a t a a lo largo de las piginas de Niebla de cuernos, con Bcida ironia, presintien- do lo que va a suceder.

No sabemos si el autor reia o sonreia al tiempo que escribia este libro. A1 menos, la novela empieza con una cita de Herbert Spencer relativa a la risa: “La risa es el sintoma de un esfuerzo que de repente se encuentra en el vacio”. En el vacio en que se encontraban todos 10s espaiioles exiliados. Pero si podemos decir, sin embargo, que ese humor y esa ironia tan caracteristicos suyos, 10s utilizaba, sobre todo, para escribir articulos cortos. Y si estin escritas estas piginas con mucha rabia y sarcasmo, que le incitan a dar dentelladas profundas en la crema de la “sociedad europea”, en la cat6lica, fundamentalmente. Le domina no s610 lo que ve, una fiesta a la francesa, sino tambiCn lo que +a rumiando en su interi- or: la pCrdida de Espafia.

La novela esti llena de expresiones, citas y nombres, que nos llevan a doctrinas filos6ficas, a composiciones musicales, a la Biblia y a pensamientos literarios. Hemos de destacar, sobre todo, el humor, negro a veces, la ironia y las agudas observaciones que aparecen en la obra, que quizh apaguen un tanto el aspecto narrativo. Es decir, lo personal prevalece sobre lo narrativo. Quizis podriamos pensar leyendo ciertos pirrafos, ciertos juicios o expresiones, que se trata de un exabrupto provocado por la inconsciencia de Europa, reflejada en el modo de vivir de 10s franceses, en medio de esa niebla que ya 10s cubre y 10s empantana. Sin embargo, un vistazo en profundidad sobre tal obra nos confirma en lo expre- sado par Eugenio de Nora: “tiene mucho de ensayo reflexivo, ficilmente inclina- do a la abstraccih ideobgica”. Anteriormente, este mismo critico ofrece a1 lec- tor un juicio extenso sobre su contenido:

Lo que llena casi totalrnente el libro son las irnpresiones, reflexiones, y apuntes del estado de dnirno a que el recikn estrenado exilio a tierra francesa sornete el espiritu del excornbatiente, henchido aGn de resonancias bClicas y tensamente inclinado a proseguir la defensa de lo que es su raz6n de vida donde todavia es posible, en con- traste con la blanca apatia, el egoisrno c6rnodo y la total inconsciencia de unas gentes que lo reciben con la fatuidad insolente o irritanternente cornpasiva del que Cree estar al abrigo de toda contingencia o peligro. La reacci6n pasa a su vez del asornbro herido a la sonrisa agria, dernoledora; de la listirna anticipada, clarividente, al exabrupto iracundo.*

52 ROMANCE QUARTERLY

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

No h e Cste un exabrupto personal de Herrera Petere. Lo que 61 refleja es el sen- tirniento de rnuchos miles de espafioles, intelectuales o no. Sobre todo, de todos 10s que pisaron las arenas de 10s carnpos de concentracih.

Hay en Niebh dp cuernoJ frecuentes referencias musicales, bien a piezas que escucha el autor en ese rnomento bien a compositores famosos. Son dos las fun- ciones que desernpeiia aqui la rnlisica: (a) contraste explicit0 enye las gentes que la escuchan y el protagonista; (b) la rnlisica que ahora escucha contrasta tarnbikn con la “rnlisica” de la guerra, es decir, con el ruido de 10s bornbardeos, de 10s aviones y dernis aparatos de rnuerte. Adernis, la rnlisica supone que se vive en tiernpos de paz, lo que contrasta con lo que han vivido 10s espafioles. El protag- onista desearia que tarnbiCn ellos estuvieran tristes, pero como no lo estin, se enrabia y actlia con brutalidad a veces. Por este motivo, uno de 10s prirneros capi- tulos del libro se titula, con ironia, “iHermoso concierto!”.

Colrnenero, alter ego de Petere, cririca a 10s aristbcratas que ve corniendo, opi- paramente, en tranquilos restaurantes de Paris o en fiestas organizadas por ellos. En realidad, critica, corno en otras obras suyas, dicha clase social, provocadora de la guerra espaiiola e, indirectamente, de su situaci6n. La rnlisica, que para 10s arist6cratas era rnotivo de Cxtasis, para 61 lo era de protesta, de enardecimiento:

Los aristbcratas comensales tenian 10s ojos entornados y parecia que iban a arrojar legrimas de un rnornenro a otro. Los cornensales suspiraban. Siento no poder tran- scribir aqui esra rnusica pero rnuchos de 10s que esto lean la habrdn oido rnultitud de veces. Era corn0 la protesta de un gran coraz6n hurnano amargado y sometido a desgracias irreparables, par causas nobilisimas.

Si la rnusica y la pianola eran rnis sublimes que sus arnigos, ahora se vale de ellas para, irbnicarnente, vengarse de su hospitalidad. Esta es, mis o rnenos, la actitud del protagonista a lo largo de toda la obra. Si se prefiere, y para ser rnis exactos, las dos rnaneras de enfocar 10s hechos 10s rniernbros de dos sociedades distintas: la francesa y la espaiiola. La parodia que, en ocasiones, representa el protagonista es la misrna que representaron estas naciones durante la guerra civil espaiiola. Con esa actitud provocadora, pero que incita a la reflexibn, Herrera Petere pretende dos cosas: (1”) devolver la rnoneda, y (2”) les augura-y desea- que les va a ocurrir lo rnisrno. De aqui que todas las escenas en las que se juega tal parodia acaben en lo rnisrno: la irritaci6n de 10s franceses. El protagonista, con ese aire meteco, esti por encirna de ellos. Su escepticisrno le lleva a no entrar en sus banales conversaciones y a centrarse linicarnente en lo bueno-la rnlisica- que 10s otros no captan. Destaca Petere tarnbiin, rnis que con caricter ir6nico con un tono rnordaz, la utilidad egoista de 10s rniernbros de dichas fiestas pri- vadas. En ellas es donde se hacen 10s negocios oscuros y 10s trapicheos de todo tipo. El protagonista de la obra intenta tarnbiCn ponerse a nivel para obtener el ternido rkckpisse‘ que, continuarnente, solicitaban 10s gendarmes.

El libro es una critica feroz e implacable de la sociedad francesa, de sus cos- turnbres, de su manera de vivir y ver las cosas, principalmente de ese aparentar lo que no se es. Es decir, lo purarnente superficial, que conlleva un profundo vacio

WINTER 1999, VOL. 46, NO. 1 53

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

interior. Es la sociedad consumista, de bienestar, en la que se enzalza la farfolla, tfpico de casi todos 10s paises de Occidente.

Al final del libro, el tema de la mlisica y las canciones ocupa toda una pagina. En ella, el protagonista confiesa cudes son las canciones que mas le gustan, decantindose precisamente por las populares, por las que se levantan de las fabri- cas, del trabajo, de la barricada, por aquillas que sacan a pliblico 10s vicios y 10s sucios negocios de 10s patronos, de 10s nobles, de 10s arist6cratas. Petere no habia renunciado a 10s principios que defendi6 durante la contienda civil.

Si a travks de la mlisica, o de las conversaciones sobre mhsica, Herrera Petere criticaba el mal gusto de sus anfitriones, por medio de las expresiones filodficas el protagonista augura un h turo de castigos y penas para Europa occidental. Pero esa niebla que 10s cubre no les deja ver claramente lo que esta pasando. Y 10s cuer- nos, aunque tambidn dificultan la vista, aluden, a nuestro juicio, a la continua relajaci6n de costumbres de sus gentes. La primera cita, sobre el tema que esta- mos tratando, es la siguiente:

iHerAclito solemne me asista y su cohorte de seguidores, todos 10s flotantes y lumi- nosos espiritus que contemplan desde la altura de la noche la gran corriente de agua universal donde unos se ahogan y otros se atascan en ilusorios y felices remolinos donde el cieno es la base de la vida, donde a1 final es la muerte para volver a empezar despuCs de haber fecundado la tierra!

El juicio del autor al respecto es transparente. A travCs de conversaciones y encuentros, de charlas con diferentes personas de toda clase social y de todas las edades, el protagonista nos ofrece una visi6n general de c6mo pensaban, en momento tan critico. Es ahora su conversaci6n con una estudiante, por las calks de Paris, mientras se dirigen a una fiesta privada, la que manifiesta su punto de vista. Por supuesto, en Paris uno tiene “10s mejores conciertos del mundo”, “10s mejores museos del universo”, “10s mejores prosistas de la interpretacibn psi- col6gica de las cosas”. Y a estas insolencias, fruto del chovinismo franc& m k cerr- ado, el protagonista no puede hacer nada sino callar. Callar dolorosamente, desputs de la experiencia vivida:

Y cuando, por ejemplo, entre hediondos perfumes de faldas, ruidos callejeros y voces de perritos de tocador, se recuerdan campos de tomillo y romero y muertes que nos han impresionado iquC debe hacerse?

Y cuando se piensa en las grandes filosoffas de accih, $mo debe interpretarse a Bergson y a otros satisfactorios sistemas que tanto han dado de que gozarse?

Las discusiones o conversaciones que aparecen en el texto no s610 nos ofrecen el punto de vista de las personas que emiten su juicio sino tambitn el estado de h i m 0 a que ha llegado el protagonista desputs de 10s hechos vividos. Estos hechos le han llevado a un callej6n sin salida, a un escepticismo total acerca del sentido de la vida. Y estos pensamientos tambitn 10s expresa el protagonista. La obra tiene asi un doblevalor, en el que no penetraron algunos criticos, pero que ya destacb Eugenio de Nora con estas palabras: “Niebla de cuernos time mucho

54 ROMANCE QUARTERLY

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

de ensayo reflexivo”. Efectivarnente, pues, a lo largo de la obra, asi se dernuestra. Y acaba la obra corn0 ernpezb, con un hornenaje a la risa-recordernos la cita de Spencer que la abre-, pero en este caso, r n i s esctptica, sarcktica e irbnica. Mis sana y profunda: la risa espafiola. Contraste total, pues, entre ciertos franceses (burgueses, aristbcratas) y 10s espafioles (el protagonista = pueblo), hasta en la rnanera de reir:

-<Per0 por quC hay que ser pesimista si no es para reirse mejor, para mejor gozar de la vida? Este es-me decia y o - e l sentido espaiiol de lo grotesco, la raz6n de la risa que se produce siernpre que de repente falla una esperanza que se tenla. Es a modo de un equilibrio forzado y de un insult0 y hay carcajadas que suenan como el gol- pear de caballos salvajes que se alejan para no volver mh.

No sucede lo rnisrno, sin embargo, entre las clases populares. Un poco m k adelante, el protagonista de la obra es despedido par un obrero, rnientras la policia lo ernpujaba hacia la Gendarmerie:

--Sobre todo no hay que perder la esperanza-me dijo el obrero Rochelle-, y nos fundimos en fuerte abrazo, en el que iba todo mi afecto a la Francia, por la que, en Espafia habiamos luchado durante casi tres afios.

Lo misrno que hay continuas alusiones a doctrinas filodficas, encontrarnos tarnbikn frecuentes alusiones a textos blblicos, tanto del Antiguo Testamento corn0 del Nuevo. Y hay un punto comhn a casi todos ellos: prernonicibn o anun- cio de un futuro castigo. $‘or q u t textos biblicos siendo Herrera Petere una per- sona tan alejada de la religibn catolica? En muchos casos, a1 rnenos por la situacibn e n que son pronunciados, y por el tono, nos da la sensacibn de que son dichos con una agria ironla, como si estuviera parodiando 10s continuos castigos que anuncia cualquier sacerdote desde el pdpi to , por Cuaresrna. Es r n i s , lo misrno que anteriorrnente con las alusiones filosbficas, ha querido dernostrar la falsedad del saber de 10s franceses en materia de religibn, quiere demostrarles que sus con- vicciones religiosas no van rnk alli de una pantalla, en la que se refleja su con- ducts cristiana. Per0 son, por tal rnotivo, falsas. $‘or q u t son dignos de lktirna 10s espafioles, desputs de la derrota, si ellos pudieron witarla? $‘or q u t la caridad para con ellos si antes olvidaron la justicia? Por eso el protagonista deja asornar su rabia cuando ve que en aquellas reuniones a las que asiste le cornpadecen. el utiliza entonces su rnisrna arrna, lo que provoca en sus anfitriones inesperadas sorpresas:

- h a usted que lo compadezco-me habian dicho-y yo podia contestar como Jesucristo a 10s judios: -No IlorCis por mi, franceses, llorad mas bien por vosotros, por vuestras mujeres y vuestros hijos.

Incluso algunas respuestas-la anterior, por ejernplo-, contienen un tono de irreverencia sorprendente. Blasferno, diriarnos, para un cat6lico. Y aqutllos que lo cornpadecian lo eran. Por lo tanto, podernos irnaginarnos la cara que pondrian algunos al recibir respuestas corn0 Csta, que tienen indicios de verdaderas bofetadas.

WINTER 1979, VOL. 46, NO. 1 5 5

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

Per0 si recordamos la narraci6n biblica cornpleta, su contexto, nos darernos cuenta de que el sirnbolisrno es profundo. Jesucristo dio esta respuesta carnino del Calvario. Es decir, cuando todo estaba ya decidido. Iba ya hacia la consurnaci6n final, al con- firrnar su papel de Redentor de la Hurnanidad. Con el pueblo espafiol sucedi6 algo parecido. En 61 se habia redirnido ya el fascisrno, pero 10s francese+y Europa, en general-no lo habian cornprendido. Espaiia ya habia pasado su Via Crucis partic- ular, corn0 una de las estaciones del calvario europeo, pero continuaba el recorrido hasta el final. Y esto es lo que anuncia el protagonista de Niebkz de memos.

El protagonista aparece corno arnenazador-corno ingel exterrninador, rnejor dich-n una escena del libro. La situaci6n y el contexto de la rnisrna estin per- fectarnente logrados. el y su amigo Jehoel conternplan la ciudad, desde la colina de Montrnartre. La noche y el lugar-p6rtico de la iglesia de Sacrc? Coeur-dan a la escena un tono apocaliptico. Desde alli, al rnisrno tiernpo que lo recuerda, ve lo que va a suceder, y lo ve porque ya lo ha vivido recienternente. Es decir, el pasa- do y el h turo se unen al presente en ese instante. Y el presente es la noche. Pre- ciosa irnagen en la que se resume un periodo particularrnente doloroso para Espaiia. Dice asi el pirrafo: “Yo me sentia una especie de San Pablo arnenazador, sobre la Ciudad Eterna y no podia olvidar el efecto de las bornbas de quinientos kilos, estallando sobre 10s tejados de las viejas casas de rnadera”.

De la conducta de 10s franceses, lo que rnk irrita a Colmenero, el espafiol exil- iado, es la cornpasi6n. Y lo dernuestra a lo largo de la obra. Hable con quien hable, sea de la clase social que sea, 10s franceses tienen siernpre en su boca la pal- abra cornpasi6n. Cornpasi6n al exiliado y a su pais, que es una forrna rnuy diplornitica de desprecio y rebajamiento, de hurnillaci6n: “-Si ies espantoso!- exclarn6 el seiior Giroflax-. Crea usted que le cornpadezco, que cornpadezco a su pals.’’ Y ante esta supuesta y no querida cornprensi6n, la reacci6n de irnpo- tencia del exiliado es silenciosa y dolorosa: “Yo apretc? 10s dientes y cerrc? 10s pufios en 10s bolsillos. Las Iigrirnas acudieron a rnis ojos”. Lo que siente el protagonista es vergiienza ajena, una rabia contenida rnornentineamente, que surgiri, poco a poco, a rnanera de exabrupto.

Las alusiones literarias que aparecen en la obra, asi corno algunas de Historia, adernis de dernostrar la erudici6n del autor, desernpefian una fLnci6n precisa, en relaci6n a la situaci6n que esti viviendo el protagonista. Por consiguiente, si hernos visto que tanto las filos6ficas corn0 las biblicas habian sido escogidas por su ironia, no lo son rnenos las literarias, cornpletadas por otras histbricas, escogi- das en obras y autores de la Literatura Universal. El autor rnis citado es Graciin, no s610 por su humor y por la ironia que contiene su Criticdn, sino que esta obra, adernk de literaria, contiene prohndos pensarnientos y reflexiones filodficas.

Amargura e ironia, he aqui las dos notas rnis sobresalientes de estas dos obras, que expresan la irnpotencia rnk profunda del exiliado Petere. Ambas van trans- formindose en desesperacibn y angustia con el paso del tiernpo, hasta corroer en el coraz6n del poeta el rninirno hilito de un amanecer distinto para su patria.

UniversitP de Petpipan

56 ROMANCE QUARTERLY

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4

NOTAS

1 . Jose Herrera Petere, Niebla de cuernos (entreacto en Europa) (Mexico: Seneca, 1940). 2. JosC Herrera Perere, Rimado de Madrid (Mexico: FOARE, 1946). 3. Aurora de Albornoz, “Poesia de la EspaAa peregrina”, en EL exilio espafiol de 1939

4. Eugenio de Nora, La novela espafiola contempordnea (Madrid: Gredos, 1982) tom0 (Madrid: Taurus, 1976) romo 4, 69.

111, 35.

WINTER 1999, VOL. 46, NO. 1 57

Dow

nloa

ded

by [

Uni

vers

ity o

f G

lasg

ow]

at 0

4:49

04

Oct

ober

201

4