Jose en Busca de Sus Hermanos

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  • 7/29/2019 Jose en Busca de Sus Hermanos

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    Emiliano Jimnez Hernndez

    JOS

    EN BUSCA DE SUS HERMANOS

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    NDICE

    1. BUSCO A MIS HERMANOS 3

    2. RASTREANDO LAS HUELLAS DE DIOS 73. LOS SUEOS DE JOS 114. EN BUSCA DE SUS HERMANOS 155. JOS EN CASA DE PUTIFAR 216. CALUMNIADO, ES ENCARCELADO 277. SUEOS DEL FARAN 318. JOS, SEOR DE EGIPTO 359. PRIMER ENCUENTRO CON SUS HERMANOS 3910. ME DEJIS SIN HIJOS 47

    11. SEGUNDO ENCUENTRO 5112. EL BESO DE PAZ 5913. LOS HERMANOS UNIDOS EN TORNO AL PADRE 6514. NO ME ENTIERRES EN EGIPTO 7115. JACOB BENDICE A SUS HIJOS 7716. DIOS CAMBIA EL PECADO EN GRACIA 81

    NOTA BIBLIOGRFICA 86

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    1. BUSCO A MIS HERMANOS

    Jacob, despus de su largo exilio en Paddn Aram en casa de su to Labn, seestablece en Canan, el pas donde sus padres haban residido como extranjeros. Sus hijos, yacrecidos, se alejan de l con sus ganados. Slo le queda en casa Jos, el hijo que su esposaRaquel le ha dado en su vejez. Es ciertamente su preferido, pero el padre ama a todos sushijos. Por ello llama a Jos y le dice:

    -Tus hermanos deben estar con los rebaos en Siqun. Ve a ver cmo estn ellos y elganado y treme noticias.

    Jos, aunque conoce el odio que le tienen sus hermanos, responde al padre:-Heme aqu.El padre, rico en ternura y amor, enva a Jos en busca de sus hermanos, guardando en

    sus odos la ltima palabra de entrega y obediencia de su hijo. As Jos sale del valle deHebrn, donde deja a su padre y parte, solcito, hacia Siqun. Fiel, recorre el corazn de latierra cananea, pero inexperto, se extrava. Desorientado, camina a campo abierto, dando

    vueltas desde las faldas del monte Ebal hasta la ladera del Garizn, sin encontrar a sushermanos. Al medioda, el sol hiere implacable, sin que nada se libre de su calor. El aire seenrarece y se carga de espejismos. El campo es una desolacin; la tierra reseca, agrietada porel sol, despide vapores de fuego, ms ardientes que el fuego de la fragua atizada para fundirlos metales; los rayos del sol deslumbran los ojos. Los pastores recogen sus rebaos en tornoa un pozo o en lo alto de las colinas donde corre, de vez en cuando, una ligera brisa, quealivia el sofoco... Jos se acerca a uno de estos rebaos amodorrados. Le sale al encuentro el

    pastor, que le pregunta:-Qu buscas, muchacho?Jos, con su voz reseca de calor y susto, contesta:-Busco a mis hermanos.

    En esta frase Jos resume la misin de toda su vida: busco a mis hermanos. l nocomprende seguramente todo el significado de esta bsqueda, pero en la obediencia al padrevive su identidad ms profunda. Slo al final de su vida encontrar a los hermanos comohermanos, reunidos en torno al padre, que les bendice.

    Jos, enviado por el padre a buscar a sus hermanos, es imagen de Jesucristo, a quienel Padre enva a buscar a sus hermanos perdidos (Mt 15,24). Cristo recorre los campos en

    busca de la oveja perdida, desciende hasta la tumba de Adn para devolverlo a la vida,revuelve toda la casa, buscando la dracma perdida... El Padre, despus de haber enviado a los

    profetas, envi a su propio Hijo, diciendo: respetarn a mi hijo (Mt 21,37). Cristo, enviadopor el Padre, cumple la misin que el Padre le ha encomendado y tambin l, como Jos, al

    final de su vida, vuelve al Padre como Primognito de muchos hermanos (Rm 8,29).

    Desde su nacimiento hasta el final de su vida, Jos busca a sus hermanos. Sunecesidad de hermanos la lleva inscrita en su mismo nombre. Raquel, su madre, asiste alnacimiento sucesivo de cuatro hijos de La, su hermana y rival. El amor del marido no le

    basta. El gozo, la satisfaccin de su hermana, los nios que crecen, todo es un reprocheconstante, una afrenta a su esterilidad. La esperanza ya ha durado bastante y comienza atransformarse en desesperacin. El hombre tiene prisa, pero Dios tiene otra medida deltiempo. Y ser estril es una afrenta insoportable. Si no puede ser madre, su vida no tienesentido. El grito de Raquel a su esposo es desolado, aterrador:

    -Dame hijos o me muero!

    -Soy yo Dios para darte o negarte el fruto del vientre?Le grita tambin Jacob sin poderse contener. No es Dios el nico origen de la vida, la

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    fuente de todos los seres? Por qu los labios de Raquel destilan la sospecha celosa de Dios?Quin le pone en el corazn la duda de que Dios se reserva para El solo una intensidad degozo y una fuente de placer negada a los hombres?, por qu inocula en la mente de sumarido la pregunta venenosa, insidiosa de la serpiente? Raquel, Raquel, nueva Evaseductora!

    En la tarde, al llegar a la tienda, Jacob no encuentra a Raquel, sino que le espera La:-Dormirs conmigo, pues he pagado por ti con las mandrgoras de mi hijo.Que una mujer pague por dormir con Jacob es la ltima humillacin que l poda

    imaginar Sus mujeres han puesto en venta su virilidad. No logra entender lo que le cuentan.Sin poder salir de su asombro escucha la trifulca del da.

    Rubn sali al campo con los segadores del trigo. Encontr unas mandrgoras y se lasllev a su madre. Son inocentes los nios o son ingenuos y maliciosos? Porque Rubn es unnio. Qu sabe de las mandrgoras? Quin le ha contado que las mandrgoras, por su racescon figura de nio pequeo, y sus frutos como pequesimas manzanas y su olor penetrante,tienen la propiedad de acrecentar el deseo y la pasin y poseen un poder generativo, que porlo dems quin sabe si es cierto?

    Lo cierto es que, al llegar Rubn con las mandrgoras, Raquel se entera. Ella se sabeamada, preferida, pero est insatisfecha, ansiosa de un hijo y, al ver las mandrgoras, unfuego incontenible le abrasa las entraas; desea las mandrgoras como estimulante de lafecundidad. El ansia le obliga a suplicar a su hermana como favor o concesin:

    -Dame algunas mandrgoras de tu hijo.Y en su boca las palabras tu hijo suenan con acento dolorido; yo no tengo hijo y

    quisiera tenerlo y quizs las mandrgoras de tu hijo me ayuden... No te pido todas; damealgunas, djame compartir tu dicha y que tu hijo nos d alegra a las dos. Pero La reaccionacon dureza; exasperada, responde:

    -Te parece poco quitarme mi marido, que quieres quitarme tambin las mandrgorasde mi hijo?

    Raquel insiste, conciliadora o interesada:-Que duerma contigo esta noche a cambio de las mandrgoras de tu hijo.Y La, furiosa, ofendida:-Qu descubrimiento! Jacob es mi marido!Y Raquel, ya sin miramientos:-No te engras tanto! Jacob se enamor de m desde el principio y si ha aceptado

    trabajar catorce aos con nuestro padre ha sido slo por m. Y si no hubiera sido por elengao perpetrado en la noche de bodas, jams hubieras visto su cara. Es como si no fuerassu esposa; has llegado a l en mi lugar, a escondidas, con engao. Si no hubiera sido poraquel fraude ni siquiera estaras aqu, hablndome de esta manera. Por eso te he dicho que si

    me das las mandrgoras, te dejo por una noche a Jacob.Y La, hija de la astucia de su padre o, quizs mejor, como buena discpula de Jacob,que no quiso ofrecer la comida por espritu fraterno a su hermano fatigado, sino que explotsu hambre para un trato inicuo, arrebatndole la primogenitura, as La aprovecha lasmandrgoras para cerrar un trato, ciertamente ms modesto que el de Jacob: una noche deamor con l, una noche sustrada a la esposa favorita.

    As fue como, al volver del campo, al atardecer, La le sali al encuentro y le solt abocajarro:

    -Dormirs conmigo, pues he pagado por ti con las mandrgoras de mi hijo.Los frutos mgicos de la mandrgora no sirven a Raquel para nada. Como Rebeca

    sigue estril hasta que el Santo se acuerda de ella, escucha la splica de su alma y le abre el

    seno, quedando encinta. Y no fue fcil el embarazo de Raquel. Slo el deseo de dar a luz unavida da fuerzas a la madre para llevar adelante el embarazo y para arriesgar su vida, que

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    -Dios ha retirado mi afrenta, exclama Raquel, gozosa. Y en seguida desea repetir laexperiencia dolorosa y gozosa. Llama al nio Jos, diciendo:

    -El Seor me d otro.

    El deseo de Raquel de otro hijo es la primera palabra que llega a los odos de Jos y sele queda grabada dentro como la misin de su vida: buscar a sus hermanos.

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    2. RASTREANDO LAS HUELLAS DE DIOS

    Jacob engendra un hijo y Raquel, su esposa, le pone por nombre Jos. Es un hechocomn, que acontece todos los das. As es la historia de Jos, una historia frvola, profana,que parece no esconder nada bajo sus palabras. Pero Pablo nos invita a no seguir la narracin

    superficialmente, pasando por ella a la ligera. La letra mata, el espritu en cambio da vida(2Co 3,6). Los hechos, que leemos en el Antiguo Testamento, les acontecieron a nuestros

    padres y fueron escritos en funcin nuestra (1Co 10,11).Jacob, tras veinte aos de exilio en casa de Labn, pasa el Yaboc y, con la bendicin

    de Dios, encuentra a su hermano Esa, que se le acerca, le abraza, echndosele al cuello ybesndole entre lgrimas. En el perdn y reconciliacin del hermano, Jacob ve reflejado elrostro de Dios. As, abrazado a su hermano, exclama:

    -He visto tu rostro benvolo y es como ver el rostro de Dios.

    Ahora, de vuelta a Canan, Jacob intenta asentarse (37,1)1en la morada de sus padresen quietud y paz, pero le sobreviene la tensin de su hijo Jos. Un pueblo no se forja en la

    quietud y la paz; culmina en quietud y paz, pero los eslabones intermedios estn engarzadospor tensiones y angustias, lgrimas y alegras. Dios haba dicho a Abraham que sudescendencia sera extranjera en tierra ajena. Por ello Dios mueve a la familia de Abrahamhacia esa tierra extranjera. Jos es el primer eslabn de esa cadena que pasa por Egipto,arrastrando tras l a toda su familia. Con una puntuacin particular del texto bblico, Rashmuestra a Jos como el origen de la historia de Jacob y sus descendientes: Esta es la historiade Jacob: Jos... (37,2).

    La historia de Jos es la historia de su familia. Est ntimamente ligada al padre y alos hermanos. Y, si miramos de cerca a los miembros de esta familia, ninguno de ellos esrealmente un santo, ninguno acta como un justo. Los hermanos se pelean, discuten, sonenvidiosos, pasan el tiempo tramando planes criminales y con frecuencia los ejecutan. Hijosde cuatro mujeres quizs slo se hallan unidos a la hora de perseguir a Jos. El padre lo ama ylo prefiere a los otros. Qu tiene esto de extrao? El Midrash dice que el padre lo ama

    porque es infeliz. Pero esto los hermanos no lo entienden. Para ellos es un extrao. l leshabla y ellos ni le responden, le vuelven la espalda, le ignoran. Ni le reconocen cuando enEgipto le tienen ante sus ojos.

    Por lo dems, entre ellos no es que exista un gran amor. Cuando Jos decide dejar aSimen como rehn en Egipto, le abandonan a su suerte, sin hacer nada para socorrerlo. Mstarde cuando Jos se burla de ellos escondiendo una copa de plata en el saco de Benjamn, aldescubrirla se enfurecen con el pobre muchacho, acusndolo de ladrn, digno hijo de sumadre que tambin haba robado los dolos de su padre Labn. El Midrash hace una lectura

    negativa de otros muchos hechos en los que muestra la maldad de los hijos de Jacob.En esto se muestran hijos de su padre. En el fondo el responsable del drama es elpadre, que ha viciado a su hijo Jos con sus preferencias, suscitando la envidia y el odio enlos otros hijos. Un padre debera saber que de este modo rompe la paz familiar, perjudicandoen primer lugar al hijo de sus preferencias. O acaso es ciego y no ve las miradas torvas delos hermanos sobre Jos? Cmo es posible que sea l, el padre, quien manda a Jos a buscara sus hermanos lejos de casa, en los campos de Siquem? No sospecha del peligro en que lemete? No se le ocurre que a los hermanos no les resulte simptica la visita del soador?

    Sin embargo para elZoharJos es el justo. Abraham es obediente; Isaac es valiente yJacob fiel. Slo Jos es justo. Y se pregunta por qu Jos recibe el sobrenombre de justo si secasa con una mujer egipcia, no hebrea, y educa a sus hijos en un ambiente pagano. Y l

    mismo lleva una vida lujosa en el esplendor del palacio real, posee un poder casi absoluto y1Cuando no se cita el libro se trata siempre del Gnesis.

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    parece complacerse en ello. Es que no se sabe que el poder corrompe y la riqueza seca elalma? Qu hace de Jos un justo? Es suficiente para ello el haber acogido a su padreanciano, en vez de mandarlo a un asilo? Basta no sentir vergenza de mostrarse en pblicocon una familia pobre?

    La vida de Jos es una secuencia de desgracias y fortunas. La Escritura, sobre Jos,

    nos lo cuenta todo. Nos dice cuando vence y cuando pierde, nos lo muestra solo o aclamadopor todos, feliz o melanclico. Le sucede de todo y a lo grande. Vencido, toca el fondo delabismo. Ensalzado, se siente semejante a un rey. Ms dbil que los esclavos y ms potenteque los prncipes; ms pobre que los mendigos y ms rico que el soberano. No deja de hacer

    proyectos y los realiza todos. Suscita odio o amor, rencor o admiracin. Quien se le acerca noqueda indiferente. Es buscado y evitado; amado y temido. De pequeo, se suea y secomporta como rey; y cuando logra el reino, juega como un nio. No slo suea, sino que sedivierte revelando sus sueos ms ntimos, sus deseos de grandeza. Habla de s mismo sin elmnimo pudor. Gran actor, necesita un pblico que le aplauda o le rechace.

    Jos es un cro viciado por el amor de su padre, que le prefiere a todos sus hermanos.El padre le ama y le perdona todo, porque le recuerda a la madre, su querida esposa Raquel,

    ya muerta. Le ama tambin porque es el espejo de su persona. Se le asemeja como dos gotasde agua. Los dos siguen caminos iguales, se encuentran en la vida con los mismos obstculosy se sirven de los mismos medios para superarlos. Ambos sufren el odio de sus hermanos yhuyen para librarse de la muerte. A ambos les toca vivir en tierra extranjera. Pero,contrariamente a Jacob, Jos es el hijo predilecto del padre, mientras Jacob era el preferido dela madre. A Jos el padre le consiente todo. Le hace una tnica con mangas largas, elegante ydiversa de la de los hermanos: una tnica de muchos colores segn la traduccin griega ylatina. Y Jos, que desea atraer la atencin sobre s, se siente feliz con sus bellos vestidos,consciente y orgulloso de ser el preferido. La modestia no es su virtud sobresaliente. Alcontrario, se glora de las preferencias del padre.

    Caprichoso e insolente, se gana el odio de los hermanos, que le envidian y terminanpor detestarlo hasta desear matarlo. Desde el fondo de la cisterna llora e implora piedad.Vendido, llega a Egipto y enseguida vuelve a ser el mismo de siempre. Muy pronto hacevaler sus dotes hasta lograr ser el consejero y brazo derecho del Faran. Astuto y

    planificador, sabe organizar la economa de todo Egipto como ningn estadista ha sabidohacer despus de l. Sus planes no fallan nunca, todas sus iniciativas dan siempre fruto. Sus

    predicciones se cumplen a la letra. Y, para colmo, es bello, amable, enamora a las mujeres,que se sienten atradas por l, tanto ms cuanto se sienten insatisfechas de sus maridos. Estolo paga caro, aunque siempre sabe sacar bien de los males. Inspira confianza y afecto a sualrededor, y se sirve de ello para subir desde lo hondo del abismo. O es Dios quien le saca?Dios acta a escondidas hasta de l, sirvindose de los odios de los hermanos, del despecho

    de la mujer rechazada y hasta de sus mismos pecados. Dios le bendice en todo y bendice todolo que le circunda.Hombre pblico, hombre de Estado, cuanto emprende -racionamiento de vveres,

    planificacin de la economa- tiene xito. El Midrash, ante tal xito, se encuentra con unproblema. Con tantos honores, no sufre menoscabo su modestia? La respuesta es que nuncase glora de sus xitos. Sin embargo, la verdad es que la modestia, hay que repetirlo, no es suvirtud sobresaliente. Cuando manda a llamar a su padre, dice a sus hermanos: Decidle queDios me ha hecho dueo de todo Egipto (45,9). Con la misma vanidad conque de pequeocontaba los sueos en los que su yo era exaltado, de adulto intenta impresionar a su anciano

    padre. Pero el Midrash a este texto le da otro sentido: Decidle a nuestro padre que s recibirlos honores sin que la gloria se me suba a la cabeza. Nuestro padre no tiene nada que temer;

    aunque yo sea un prncipe rico y potente, l es siempre el padre y yo, para l, no soy ms quesu hijo.

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    Hay muchas cosas difciles de entender en la historia de Jos. Jacob se ha distinguidopor su astucia. Con su astucia ha arrebatado a su hermano Esa la primogenitura y labendicin de su padre Isaac. Con astucia ha vencido los engaos de su suegro Labn... Yahora, cuando los hijos vuelven de Siquem y le dan la terrible noticia de que Jos no existe,

    que ha sido devorado por una fiera salvaje, Jacob, el astuto, se lo cree, sin hacer apenas unapregunta, sin informarse sobre el lugar de los hechos, sin buscar una confirmacin de cuantole dicen. La tnica ensangrentada de Jos, la acepta como una prueba irrefutable. Privado delhijo predilecto, se hunde en la tristeza, pero no hace nada para buscarlo, yendo tras sushuellas, para recuperar al menos su cuerpo destrozado. Difcil de comprender!

    Como resulta difcil comprender a Jos. Su comportamiento hacia los suyos esbastante extrao. Con sus hermanos no es muy amable, les provoca, suscitando el odio y laenvidia, glorindose ante ellos de las predilecciones del padre, contndoles sus sueos ycontndole al padre las malas acciones de sus hermanos. Con sus murmuraciones pone a loshermanos en contra del padre y al padre contra ellos. O a los hermanos unos contra otros.Ciertamente no ayuda a crear la paz, sino la divisin familiar. Parece que se divierte creando

    intrigas, envenenando los nimos, provocando tensiones. La envidia es caries de los huesos(Pr 14,30). Cuando se filtra entre los hermanos desmorona la cohesin de la familia.

    Sin embargo hay una continuidad en la existencia de Jos. Entre sus sueos deadolescente y el final de su vida, a pesar de todos los acontecimientos tortuosos intermedios,hay una lnea recta. La direccin es clara. El designio de Dios es oscuro, pero conduce alfinal. Jos es el justo elegido para llevarlo a cabo.

    A primera vista el Antiguo Testamento se nos presenta a los cristianos como uncastillo misterioso, del que no tenemos la llave para entrar en l. Y si tratamos de forzar la

    puerta nos deslumbra ms que iluminarnos. La Biblia se nos ofrece como cubierta por el veloque cubra la faz de Moiss. La Escritura es un libro sellado; presentimos que encierra untesoro, pero necesitamos romper los sellos para entrar en su misterio. No caben en nuestramente racional las metforas en las que Dios es presentado como un hombre ebrio de vino(Sal 78,65) o un esposo celoso (Is 37,32). El simbolismo de las cifras, las contradiccionesdentro de un mismo libro y ms an en diversos libros que narran el mismo hecho, son cosasque nos disturban en la lectura. La mezcla de historia, moral, poesa y reflexionessapienciales se alzan como obstculos insalvables. Es difcil seguir el hilo conductor de cadahistoria y menos an el hilo de la historia. Colores e imgenes se combinan como en unavidriera, para dejar pasar la luz o para opacarla?

    San Agustn aconseja elegir en una primera lectura los acontecimientos mssignificativos, dejando los detalles para una lectura posterior. Los Padres, en general, invitan

    a leer los acontecimientos del Antiguo Testamento a la luz de Cristo, el Cordero degollado, elnico digno de tomar el libro y romper sus sellos, desvelando el misterio escondido. En lhalla complimiento pleno toda la Escritura. Cristo une Antiguo y Nuevo Testamento. l es la

    piedra angular, salida de Israel, sobre la que se edifica la Iglesia de Dios. Desde sus orgenesla Iglesia ha hecho suyas las palabras de Jess: Vosotros escrutad las Escrituras... PorqueMoiss ha escrito sobre m (Jn 5,39-46). El Logos divino, dice Orgenes, tiene la llave deDavid y, desde que ha venido con esta llave, l abre las Escrituras que estaban cerradas antesde su venida.

    Cristo, con su muerte en la cruz, hace de los dos Testamentos y de los dos pueblos, unsolo y nico pueblo. Dice san Ireneo: Sus manos sobre la cruz congregan a todos loshombres. Dos manos extendidas, porque hay dos pueblos dispersos en toda la tierra. Una sola

    cabeza en el centro, porque hay un solo Dios, por encima de todos, en medio de todos, entodos.

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    La tipologa bblica que desarrollan los Padres no prescinde del sentido literal ehistrico, sino que lo suponen. En el interior de la letra es donde se concentra el sentidoespiritual. Como dice San Jernimo: Cuanto leemos en los libros santos, brilla y resplandeceen la misma corteza; pero en la pulpa interior se halla una dulzura mucho mayor. Quien deseecomer la almendra debe romper la cscara (Ep 59).

    La historia de Jos es una historia cargada de inquietud. Es una historia en la quepredomina la espera, el suspense. Es la historia del amor de predileccin, del amor asediadopor la envidia; historia de silencios y mentiras, para cubrir el odio y la culpa. Historia delamor que hace del hijo predilecto vctima de esas predilecciones. Es la historia cargada desorpresas. Un pobre emigrante hace fortuna en el extranjero; un esclavo da la vuelta a los

    principios econmicos de toda una nacin. El esclavo se transforma en prncipe. El exilio seconvierte en reino, la miseria en esplendor, la humillacin en gloria, el odio en amorsalvador. Para Jos, a quien Dios acompaa en su descenso a Egipto (39,3), lo imposible sehace posible. As el relato de la historia de Jos prosigue con golpes de efecto que nossorprenden y mantienen en vilo nuestra atencin.

    En la historia de Jos nos encontramos con todas las pasiones humanas: amor y odio,

    ambicin y celos, humillacin y exaltacin. La pasin por Dios es quizs la nica que noaparece. Dios, el actor primero de la historia, aparentemente se halla ausente, oculto tras loshechos, escondido a los ojos superficiales. Slo la mirada de la fe le descubre, caminandodelante de los hombres. Los Padres nos invitan a marchar tras l, rastreando sus huellas.

    La Biblia nos cuenta con toda clase de detalles la vida de Jos. Narra lascircunstancias de su nacimiento, sus relaciones con el padre y con los hermanos, la aventuraen el campo de Dotn y luego en Egipto. Nos describe las intrigas de sus hermanos contra l,cmo le venden a la edad de diecisiete aos y cmo a los treinta llega a ser prncipe deEgipto, para terminar su vida a ciento diez aos. De ningn otro personaje nos da tantos

    particulares: sus fracasos, triunfos, costumbres, cualidades, amistades, hasta los sueos, lasempresas polticas y econmicas, las conquistas amorosas... Y en esta historia Dios acta consuma discrecin. Jos apenas es consciente de su presencia y accin escondida.

    Sin embargo, en su lectura espiritual de la Escritura, los Padres descubren en lahistoria de Jos la presencia de Dios desde el principio. Jacob ama a Jos ms que a todos sushermanos (37,3). Jos es el hijo predilecto del padre. Ya el eco de la palabra hijo predilectoles trae a la memoria otra palabra, que Dios Padre proclama en el Jordn y en el Tabor: Estees mi Hijo amado, el predilecto (Mt 3,17; 17,5). Jacob es figura de Dios Padre y Jos esfigura de Jesucristo. San Bernardo, en una frase feliz, dice: Desnudad a Jos y encontraris aJess.

    Dios Padre se complace en su Hijo, como Jacob se complace en el hijo que Raquel, suesposa amada, le ha dado en su vejez. Y como el padre manda al hijo a buscar a sus

    hermanos (37,12ss), as Dios Padre ha mandado a su Hijo Unignito a buscar a sus hermanos,que erraban lejos como ovejas perdidas en los campos. Cristo, en busca de sus hermanos,deja la casa del Padre y camina por el campo de este mundo. Al final, nos recupera comohermanos y no se avergenza de presentarnos al Padre como hermanos (Hb 2,11). ElUnignito vuelve al Padre como Primognito de muchos hermanos.

    Esto es al final. En medio estn todas las intrigas y maquinaciones de los hermanoscontra Jos y contra Cristo. Y en esa historia de odios y maquinaciones parece que Dios noestuviera presente. l, el Dios del amor, no se asocia a la maldad de los hombres. Pero, enrealidad, no est ausente de ella, la sufre, cargndola sobre sus hombros. Los gritos, lgrimasy angustias de Jos, de Cristo, no le resbalan al Padre. En la muerte del hijo, muere el padre(37,35).

    3. LOS SUEOS DE JOS

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    Despus de una lectura global de la historia de Jos, podemos pasar, segn el consejode San Agustn, a ver los detalles de su vida.

    Jos tena diecisiete aos y era un muchacho (37,2). Al sealarnos la edad, el textonos dice que Jos se comporta como un adolescente, con actitudes vanidosas, tratando deaparecer ms alto y ms hermoso de lo que es. Desde esa altura se permite ir con cuentos a su

    padre, delatando a sus hermanos: Jos tena diecisiete aos. Estaba de pastor de ovejas consus hermanos, con los hijos de Bilh y los de Zilp, mujeres de su padre. Y Jos comunicabaa su padre las cosas malas que ellos hacan (37,2).Bereshit Rabbah especifica que Jos iba asu padre con cuentos sobre sus hermanos, delatando que maltrataban a los rebaos, quemiraban con pasin a las jvenes cananeas, y que los hijos de La eran insolentes con sushermanos, los hijos de Bilh y de Zilp, tratndoles como esclavos. Por ello, aade Bereshit

    Rabbah, Dios le castig en las tres cosas: sus hermanos mataron un cabrito para ensangrentarsu tnica (37,31), la mujer de Putifar puso sus ojos sobre l (39,7) y l fue vendido comoesclavo (Sal 105,17).

    Es cierto que Jos ayuda como zagal en el pastoreo a sus hermanos, los hijos de Bilhy Zilp. Pero los rumores o difamaciones que cuenta al padre le hacen odioso. Esta delacin

    es el primer eslabn de la cadena de motivos que suscitan el odio de los hermanos hacia Jos.De nada sirven las reprensiones del padre que le repite una y otra vez: no vayas de ac paraall difamando a los tuyos (Lv 19,16).

    Un segundo hecho viene a acrecentar el odio de los hermanos a Jos. Su padre ama aJos ms que a los otros hijos (37,3). El padre se ve reflejado en Jos. O quizs sea msexacto decir que en el hijo ve la imagen de la madre, su amada Raquel. Jacob no oculta esta

    predileccin por el hijo de su vejez. Jos es el hijo deseado y esperado por tantos aos. Estapredileccin se muestra abiertamente en el regalo de la larga tnica hasta los pies y lasmanos (37,3), bien diferente de la de los otros hijos, que les llega hasta las rodillas y sinmangas, para no estorbarles en el trabajo. Es como si Jos vistiera de seor y los dems desiervos. La tnica de mangas largas es un vestido real (2S 13,18-19).

    La preferencia paterna marca una distincin llamativa. Y esa preferencia se haceirritante, inaguantable, odiosa. Ese traje desigual est negando permanentemente la igualdadentre los hermanos. De ah brota la aversin hacia el hermano preferido. Las preferencias deRebeca y la bendicin robada del padre Isaac provoc el odio de Esa contra su hermanoJacob, odio que enturbi toda su vida, y ahora es Jacob quien est provocando el odio de diezhijos contra su preferido. Jacob ve cmo la aversin de los hermanos les lleva al punto denegar el saludo a Jos: Viendo sus hermanos cmo le prefera su padre a todos sus otroshijos, le aborrecieron hasta el punto de no poder ni siquiera saludarle (37,4). Y esto lleva al

    padre a duplicar sus atenciones con el hijo despreciado. Por qu se repite la historia? Porqu viendo lo que es bueno, se impone el mal? Por qu las ondas del odio, que dejan heridas

    tan hondas, se expanden sin cesar, de padres a hijos, de generacin en generacin?El gran telogo Procopio de Gaza, autor de una de las primeras Cadenas bblicas, ve aJos recorriendo la regin de Judea como imagen de Cristo, que recoge las ovejas dispersasde la casa de Israel (Mt 10,6; 15,24). Cristo, siendo an joven, pastorea el rebao del Padre.Revestido de la condicin de esclavo (Flp 2,7), cuida las ovejas de Dios Padre (Jn 10,11). Yal mismo tiempo, dice Ruperto, no se puede dudar del amor del Padre hacia el Hijo

    predilecto. En efecto el Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano (Jn 3,35).

    Luego vienen los sueos, que Jos se complace en contar a sus hermanos, con lo queatiza an ms el odio. Los sueos de Jos, alimentados por las preferencias de su padre, sonreveladores de su interior. Todos sus sueos se centran en su persona, colocando a los dems

    en torno a l: Jos tuvo un sueo y lo manifest a sus hermanos, quienes le odiaron ms an.Les dijo:

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    -Od el sueo que he tenido. Me pareca que nosotros estbamos atando gavillas en elcampo, y he aqu que mi gavilla se levantaba y se tena derecha, mientras que vuestrasgavillas hacan una corona en torno a ella y se inclinaban con reverencia.

    Sus hermanos le dijeron:-Ser que vas a reinar sobre nosotros o que vas a tenernos dominados?

    Y acumularon todava ms odio contra l por causa de sus sueos y de su palabras.Volvi a tener otro sueo, y se lo cont a sus hermanos. Les dijo:

    -He tenido otro sueo: Resulta que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban antem. Se lo cont a su padre y a sus hermanos, y su padre le reprendi y le dijo:-Qu sueo es se que has tenido? Es que yo, tu madre y tus hermanos vamos a

    venir a inclinarnos ante ti hasta el suelo?Sus hermanos le tenan envidia, mientras que su padre reflexionaba (37,5-11).Jos, en su vanidad de adolescente, slo puede estar en el centro del mundo. Pero esa

    vanidad se le pega al cuerpo como una sombra, que le sigue tambin de adulto. Hasta en laprisin escapa de la miseria y humillaciones, trepando a los honores. Se hace amigo ntimo yconfidente de dos ex-ministros y hasta consigue que le nombren administrador de la prisin.

    Incluso en la crcel logra ser el primero, ocupar el primer puesto, ser el centro de la atencin.En el primer sueo Jos contempla una escena terrena, mientras que el escenario del

    segundo es el cielo. Como ocurre normalmente en los sueos, ambos representan algo demomento imposible. El sueo de la gavillas de trigo no es proyeccin de los deseosinmediatos de Jos, sino que vaticina ms bien hechos futuros, ya que sus hermanos son

    pastores y no agricultores, por lo que el sueo no refleja una escena de la vida real, cotidiana.Anticipa la situacin futura cuando, en Egipto, Jos sea el centro de todos por la granacumulacin de grano, de modo que salva del hambre a los habitantes del pas y de lascomarcas de los alrededores. Este sueo, que ahora acrecienta el odio de los hermanos hacial, se cumplir a la letra en Egipto, cuando los hermanos se postren repetidamente ante l. Eranecesario que las gavillas estriles se postraran ante la gavilla fecunda, que les iba a librar dela caresta.

    Y tampoco el segundo sueo es posible porque el sol, la luna y las estrellas nuncaaparecen juntos. Al contar este segundo sueo, los hermanos callan. Pero Jos,comprendiendo que el sol poda hacer alusin al padre, se lo relata tambin a l. El padretoma nota, aunque, temiendo el odio que estos sueos despiertan en los hermanos, lereprende. A la madre no se lo cuenta, pues est ya muerta (35,19). No es un sueo vano

    pretender que la luna, la madre ya muerta, venga a postrarse ante l? Rabbi Levi, en cambio,ve aqu la fe de Jacob en la resurreccin de los muertos. En ella piensa al decir: vendremosyo, tu madre y tus hermanos. Tambin san Ambrosio ve en estos sueos el anuncio de laresurreccin de Jesucristo, cuando los once discpulos le adoran en Jerusaln al verle

    resucitado, cumplindose lo que canta el salmo: Al ir, va llorando, llevando la semilla; alvolver, vuelve cantando trayendo sus gavillas (Sal 126,6).As lo comenta Cesreo de Arls en unDiscurso sobre Jacob y su hijo Jos, en el que

    se pregunta: Y el otro sueo, cundo se cumpli? Jos suea que el sol, la luna y las estrellasse inclinan ante l. Al contrselo a su padre, ste le dice: Acaso quieres que yo, tu madre ytus hermanos nos inclinemos ante ti hasta el suelo? Este sueo no se ha podido realizar en la

    persona de Jos, pero s en nuestro Seor Jesucristo. El sol, la luna y once estrellas se hanpostrado ante l cuando, despus de su resurreccin, la Virgen Mara, semejante a la luna, elbienaventurado Jos, semejante al sol, con once estrellas, los santos apstoles, se haninclinado y postrado ante l para cumplir la profeca: Alabadlo, sol y luna, alabadlo astrostodos del cielo con vuestro fulgor (Sal 148,3). El Seor mismo dice en el Evangelio que los

    apstoles brillan como estrellas: Vosotros sois la luz del mundo (Mt 5,14). Dice adems delos apstoles y de cuantos se asemejan a ellos: Los justos resplandecern como el sol en el

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    reino de su Padre (Mt 13,43).A los hermanos les muerde las entraas la envidia y los sueos les aumentan el odio,

    y sobre todo las palabras de Jos, el hecho de que les cuente los sueos. Le odian sinmotivo, pues es normal que las personas que aman a otras comparten con ellas sus sueos.Esto muestra que Jos, aun viendo que sus hermanos le odian, l los ama y, por ello, les sigue

    contando los sueos. Como joven que es le falta ciertamente la discrecin. El sueo es ntidoy la interpretacin clara. Los hermanos han entendido sin duda alguna el significado. Y,como no lo aceptan, ironizan sobre l. Queriendo quitarle certeza o conjurar su efecto, lerecriminan: Qu, vas a ser nuestro rey?. As las palabras de Jos van incubando el odio enlos hermanos.

    El padre, en cambio, como gran soador que es, guarda en su memoria los sueos desu hijo, esperando que un da se cumplan. Los sueos son prefiguraciones de acontecimientosy situaciones ulteriores. Ofrecen imgenes mudas de los hechos, sin palabras que aclaren susignificado. Pero su interpretacin es obvia a primera vista. Los hermanos no se equivocan alver en ellos un anuncio de su sometimiento al hermano menor. Es este significado, que ellosdan a los sueos, lo que les incita al rechazo del hermano hasta negarle la palabra.

    Pero, segn la traduccin delMidrash, cuando Jos cuenta sus sueos, su padre tomanota de ellos (37,11). El Midrash dice que toma una pluma y escribe el da, la hora y ellugar, pues el Espritu le sugiere que los ponga por escrito, pues un da se realizarn. l sabe

    por experiencia que Dios habla en el sueo, cuando el sopor cae sobre los hombres y seduermen en su lecho (Jb 33,14; Gn 28,12.16). Por pura gracia, Dios concede a Jos, el

    penltimo de los doce, la preeminencia sobre sus hermanos. Los sueos, con los que Dios leanticipa el futuro, son una prueba del don gratuito que Dios concede a quien l elige.

    Los hermanos no se dan cuenta, dice Procopio, que odian, ms que a Jos, a Dios, quele predice estas cosas. Es lo mismo que dice ms tarde Jess en el Evangelio: Si yo nohubiera venido y no les hubiera hablado, no tendran pecado; pero ahora no tienen excusa desu pecado. El que me odia, odia tambin a mi Padre. Si no hubiera hecho entre ellos obrasque no ha hecho ningn otro, no tendran pecado; pero ahora las han visto, y nos odian a m ya mi Padre. Pero es para que se cumpla lo que est escrito en su Ley: Me han odiado sinmotivo (Jn 15,22-25). Como han odiado a Jos sus hermanos por sus palabras, as las

    parbolas que narraba Jesucristo suscitaban el odio contra l.El padre desea calmar a los hijos, quiere apagar los celos, pues sabe por experiencia

    de sus esposas lo peligrosos que son. Por ello reprende a Jos. Pero, en su interior, se debateentre el temor y la esperanza. Sabe que todo es posible. l, que pas el Jordn con un bastny volvi con dos caravanas (32,11), no se cierra al futuro. Hasta dnde llegar su hijo Jos?

    Jacob, pues, toma nota de los sueos. O como traduce Rash aguarda, espera

    anhelante que suceda la cosa. Aunque reprende a Jos, alienta una esperanza sobre lagrandeza de Jos en algn momento de su vida. Y esta esperanza suscita la fe en la noticia deque Jos est vivo. A pesar de haber visto su tnica desgarrada y ensangrentada y haberdeclarado que Jos haba sido devorado, cuando le anuncian: Jos vive(45,26), l no loduda ni un momento y, por ello, exclama: Basta! Todava vive mi hijo Jos; ir y le verantes de morirme! (45,28).

    Jacob, como padre, dirige su mirada a Jos y se le ilumina una esperanza ilimitada.Luego mira a los otros hijos y le embarga un temor no menos profundo y sin lmites. As sedebate entre el temor y la esperanza. Recuerda el orculo que oy su madre, cuando en suseno senta la pelea de sus dos gemelos, l y su hermano Esa: El mayor servir al menor.Y eso mismo le dijo su padre Isaac a la hora de bendecirle: S seor de los hijos de tu

    madre, que se postren ante ti. Para quin eran el orculo y la bendicin, para l o para suhijo? En la duda, decide retener a Jos con l durante un tiempo, mientras sus hermanos

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    trashuman a Siquem con los ganados. Que el tiempo y la distancia, como le dijo a l sumadre, aplaque el odio.

    La preferencia del padre y los sueos, que Jos cuenta, suscitan el odio de loshermanos. Y el odio desencadena toda una serie de acontecimientos, que se engarzan como

    una cadena hasta el desenlace final de la historia.El amor a veces desencadena el odio. Por el simple hecho de que Jos es amado, los

    otros hermanos le odian. La predileccin de Jacob hace a Jos odioso a sus hermanos.Tambin en esto es figura de Jesucristo, el Hijo predilecto de Dios Padre (Mt 3,17). ElPadre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos (Jn 3,35). Cristo, revelacin del amor delPadre, tambin es odiado y finalmente condenado a muerte precisamente por el hecho dedeclararse Hijo de Dios (Mc 14,61-64). Cristo mismo confiesa: Me han odiado sin motivo(Jn 15,25). Por la envidia entr la muerte en el mundo (Sb 2,24) y la envidia siguecausando muerte entre hermanos.

    4. EN BUSCA DE SUS HERMANOS

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    Durante el verano los hermanos de Jos se alejan a pastorear los rebaos del padrehasta las montaas de Efran. Al final del verano Jacob llama a su hijo Jos y le dice:

    -Tus hermanos estn pastoreando los rebaos en Siquem. Ve de mi parte a dondeellos.

    Jos, dcil a la llamada del padre, responde:

    -Heme aqu.Le dice el padre:-Ve a ver cmo estn tus hermanos y el ganado y treme noticias.Jos deja a su padre en Hebrn y parte hacia Siqun a buscar a sus hermanos. Fiel a

    las indicaciones de su padre recorre el corazn de la tierra cananea: Salem, Betel, Siqun.Pero se extrava. Desorientado, caminando a campo abierto, da vueltas desde las faldas delmonte Ebal hasta la ladera del Garizn, sin encontrar a sus hermanos. Es medioda y el solhiere implacable. Los pastores han recogido sus rebaos en lo alto de las colinas donde corre,de vez en cuando, una ligera brisa, que alivia el sofoco... Jos se acerca a uno de los rebaosamodorrados y le sale al encuentro el pastor, que le pregunta:

    -Qu buscas, muchacho?

    Jos, con su voz reseca de calor, contesta:-Busco a mis hermanos; por favor, dime dnde estn pastoreando.El desconocido le encamina:-Se han marchado de aqu; y les he odo decir que iban hacia Dotn.Y Jos fue tras sus hermanos y los encontr en Dotn. Jos busca a sus hermanos en

    Siquem, como le ha indicado su padre. Pero sus hermanos no estn donde les ha enviado elpadre. Los hermanos se alejan cada vez ms del padre y de Jos. Los sabios del Midrashdicen que los hermanos no han ido a apacentar los rebaos de ovejas de su padre, sino quehan ido a apacentar sus pasiones y rencores; se han ido a apacentarse a s mismos (Ez 34,2),

    buscando sus propios intereses y no los del padre. Se han alejado hasta Siquem para noconvivir con Jos, a quien odian. Y desde Siquem se han desplazado ms al norte hastaDotn, a una jornada de camino. Se han ido hasta Dotn en busca de mejores pastos, en larica llanura de Esdreln. Pero, segn Rash, el desconocido dice a Jos: se han ido de aqu,alejando de s mismos todo sentimiento de hermandad. Sin embargo el padre quiere acortarlas distancias, desea restablecer la paz entre sus hijos y, por ello, ha enviado a Jos a visitar asus hermanos. Lo mismo desea Jos quien, segn Rash, conoce la situacin y va hacia ellos,aunque sabe que le odian.

    El heme aqu de Jos es la ltima palabra que resuena en los odos y memoria delpadre por muchos aos. Cada vez que Jacob recuerda a su hijo predilecto, le recuerda comose le muestra en este momento: dcil, entregado a su voluntad como una vctima pronta alsacrificio. Con dolor se queda rumiando en su interior:

    -Conocas el odio de tus hermanos y, sin embargo, me dijiste: heme aqu.

    Siquem fue siempre una ciudad de mal augurio para Jacob y su descendencia. AllDina es deshonrada, Jos se pierde y, ms tarde, durante el reinado de Robon en Jerusaln,diez de las doce tribus se rebelan contra la casa de David, nombrando rey en Siquem almalvado Jerobon.

    En este momento de la historia, al ver a Jos de lejos, Simen, golpendose laspalmas de las manos, exclama:

    -Ah viene el soador. Ahora nos contar otra de sus fantasas. Vamos a matarlo y aecharlo en una cisterna. Veremos en qu paran sus sueos de gloria.

    Con su irona Bereshit Rabbah hace intervenir a Dios en la conversacin de los

    hermanos y les dice: Vosotros decs veremos, pues yo tambin digo veremos qu palabra semantiene si la ma o la vuestra (Jr 44,28).

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    Jos, sin sospechar lo que estn tramando, se acerca a sus hermanos y les preguntacmo estn. Ninguno le responde. Incluso en su presencia siguen confabulando, discutiendoentre ellos. Rubn, como hermano mayor, se siente responsable ante el padre e intentasalvarle:

    -No le quitemos la vida.

    Pero el odio hace reaccionar a los hermanos contra l. Se mezcla en ellos el desprecioy el miedo, la burla y el temor a los sueos contados. Rubn an busca un recurso para librara Jos, sin enfrentarse con todos los dems; lo urgente es impedir el asesinato:

    -No derramis sangre; la sangre no se puede cubrir; su grito no puede ser callado;echadle en esa cisterna, ah en la estepa; pero no pongis las manos sobre l.

    Para evitar que la sangre de la vctima grite hacia el cielo (4,10) se la cubra con tierra(Ez 24,7, Jb 16,18). Pero la sangre derramada grita y Dios escucha su voz, por lo que la cartaa los Hebreos dice que la sangre de Cristo habla mejor que la de Abel (Hb 12,24). Jos,horrorizado, con los ojos que se le salen de las rbitas, suplica con angustia:

    -Tened piedad de m, no somos hermanos, carne de la misma carne? Tened piedaddel corazn de nuestro padre; por amor de nuestro padre, no me matis.

    Los hermanos, movidos por una fuerza incomprensible, le sujetan, le quitan la tnicay le echan en la cisterna vaca. Al final del verano las cisternas suelen estar sin agua; en laque arrojan a Jos slo hay fango en el que se hunde, como un da tambin Jeremas sehundir en una cisterna vaca (Jr 38,6). Es una condena a muerte lenta. Rash dice que el pozono tena agua, pero s serpientes y escorpiones. Y en Bereshit Rabbah leemos que el pozoestaba vaco, es decir, el pozo de Jacob (sus hijos) se haba vaciado de agua, pues en ellos nohaba ni una palabra de la Tor, que la Escritura compara con el agua, cuando dice:Sedientos todos, venid por agua (Is 55,1).

    Mientras Jos grita, suplicando piedad desde el fondo del pozo, los hermanoscnicamente se sientan a comer sobre unas piedras. Rubn no soporta la escena y se alejahacia el rebao y piensa cmo sacarle a escondidas del pozo y devolverle al padre. Jud,ceudo, est luchando en su interior; no quiere que muera el hermano, pero piensa que si ledevuelven al padre, le contar todo y el padre les maldecir, qu salida encontrar?

    El salmo 22, que Cristo recita desde la cruz, nos describe a la presa cada en latrampa, con los perros que la circundan y ladran, a punto de devorarla. La presa est all, conla patas cogidas por las cuerdas, completamente vulnerable, impotente, expuesta a laviolencia. Es la imagen de Jos en el fondo de la cisterna, impotente, aterrorizado,contemplando la escena cruel de sus hermanos sentados encima y que comen mientras l gritadesde el abismo, desnudo, despojado de la tnica, lejos del padre, abandonado de loshermanos. Jos es el justo que grita, a punto de morir: Dios mo, Dios mo, porqu me has

    abandonado?. Es la imagen de Cristo, desnudo sobre la cruz, despojado de la tnica,abandonado del Padre, con la masa de gentes que pasa delante y lo insulta. Cristo, impotente,Dios vulnerable, expuesto al mal del mundo, ora y se entrega en la manos del Padre,confiando verse rodeado de sus hermanos en la asamblea que da gloria al Padre, que salva al

    justo de la muerte.El pozo, la cisterna, es una constante del paisaje bblico, tanto del Antiguo como del

    Nuevo Testamento. Sentado junto al pozo de Sicar, cerca del terreno que Jacob dio a Jos,su hijo (Jn 4,5), Jess encuentra a la Samaritana, que va a buscar agua. Jess le habla delagua viva, que se opone al agua de muerte. En la cisterna donde es arrojado Jos no hay agua.Hay oscuridad, hay fango, en el que se hunde, condenado a una muerte lenta, tragado por lanoche del fondo. La cisterna es una verdadera tumba... Pero precisamente desde el fondo del

    abismo comienza el camino de la salvacin. Desde la noche de la cisterna comienza Jos elcamino que salvar a sus hermanos. Tambin Cristo vence la muerte dejndose tragar por ella

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    (Jn 19,28ss).

    Levantando la vista, Jud ve una caravana de comerciantes con sus camellos cargadosde aromas y resinas olorosas. El texto bblico unas veces dice que estos mercaderes sonmadianitas y otras veces les llama ismaelitas; madianitas e ismaelitas son descendientes de

    Abraham, unos por Quetura (25,1-2) y otros por Agar (Gn 16). Quizs nos hallemos ante unaidentificacin de los dos pueblos, segn cuanto se dice en el libro de los Jueces (Ju 8,22-24)Es una de las caravanas de traficantes que cruzan Palestina para intercambiar mercancasentre el Egipto meridional y los pases de Oriente. Su itinerario parte de Damasco haciaGalaad, cruza el Jordn y alcanza al sur del Carmelo por la ruta costera que conduce a Egipto.Dotn est en la ruta. Las mercancas que transportan son: el tragacanto -secrecin gomosa dela corteza del lentisco-, la almciga y el ludano, sustancias resinosas, que sirven como

    blsamo, apreciado en Egipto para embalsamar los cadveres. Al verles, a Jud se le iluminael rostro y propone a sus hermanos:

    -Qu sacamos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a venderlea los comerciantes de esa caravana y no pondremos nuestras manos en l, que al fin es

    nuestro hermano y carne nuestra.Ninguno se opone. Todos saben que es intil tapar con tierra la sangre derramada,

    porque desde el suelo clama pidiendo venganza (4,10; Jb 16,18; Is 26,21; Ez 24,7-18). Lesacan de la cisterna y le venden a los madianitas. El trato es breve. Le venden por veintesiclos de plata, un precio inferior al de un esclavo, que eran treinta siclos de plata (Ex 21,32).Con los veinte siclos de plata, segn se lee en Los captulos de Rabbi Eliezer, se compraronun par de sandalias, conforme a lo que est escrito: Venden al justo por dinero y al pobre porun par de sandalias (Am 2,6). Se acabaron los sueos y las pesadillas. El soador de futurosreinados se encamina como esclavo a un pas extranjero. Dios, segn Bereshit Rabbah, poramor a Jos, hizo que los madianitas esta vez llevaran especias aromticas y no pielesmalolientes, como solan llevar. As suaviz de alguna manera el triste viaje de Jos.

    Entre tanto Rubn vuelve al pozo y, al ver que Jos no est all, se rasga lasvestiduras; busca a los hermanos y les grita:

    -El muchacho no est, a dnde voy yo ahora?, qu dir al pobre viejo?Entre todos traman el engao. Cogen la tnica de Jos, degellan un cabrito y,

    empapando la tnica en la sangre, se la envan al padre con un recado:-Esto hemos encontrado, mira a ver si es la tnica de tu hijo o no.A Jacob se le hiela la sangre en las venas, al reconocerla:-Es la tnica de mi hijo, una fiera lo ha devorado, ha descuartizado a Jos.Rash, -lo mismo que otros rabinos- afirma que el Espritu Santo ilumin a Jacob y

    por ello profetiz que una fiera feroz habra de asaltar a Jos. Esta fiera era la mujer de

    Putifar. Pero ya en el presente Jos es vctima de una fiera feroz: la bestial maldad de sushermanos. S, el odio fraterno ha despedazado a Jos. Los hermanos son fieras feroces.

    Jud!, exclaman los sabios del Midrash, no te zumban los odos al mandar a tupadre la tnica y decirle: hemos encontrado esto, mira a ver si es la tnica de tu hijo o no?No resuenan en tus odos las palabras de Tamar, al enviarte el anillo del sello y el bastn,con el recado: Estoy encinta del dueo de estas prendas, mira a ver si las reconoces? (38,25).

    Cnico y cruel es el engao. As como Jacob enga a su padre y rob la bendicin asu hermano, a quien el padre prefera, as ahora l es engaado por los hijos, que le privan desu hijo predilecto. El cabrito y la sangre apuntan derechos a Esa y a la piel de cabrito conque Jacob se cubri para engaar al padre. Es como si la sombra de Esa se cerniese sobre el

    engao. El cabrito sustituy un da, con su carne adobada, la pieza de caza y, con su piel sincurtir, el vello de Esa. Ahora el cabrito muere en lugar de Jos y sustituye con su sangre la

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    de Jos, para perpetrar el engao.Como un viejo, arrugado igual que un higo, Jacob se levanta sobre la punta de los pies

    y grita. Rasga sus vestiduras y se cie un sayal de luto por su hijo. Se postra en tierra ypermanece mudo como una piedra. Finalmente, se levanta y el llanto y los lamentos le subendel corazn a los labios. Con la tnica ensangrentada y destrozada de su hijo entre las manos,

    llora y llora. Y entre sollozos piensa en el da en que se puso las ropas de su hermano Esa.Era slo un disfraz para simularse velludo como su hermano o era la manifestacin externade esa presencia oculta, ntima, de Esa dentro de l? No ha sido l quien ha provocado lamuerte de su hijo, mandndole solo por los campos? Entre sollozos repite: Ah, hijo de misentraas!, dnde han quedado mis preferencias y los sueos que con ellas alimentaba en ti?Dnde te han llevado, hijo mo?

    El gesto de Jacob, rasgndose los vestidos y cindose un sayal a la cintura, loimitarn los reyes y prncipes de Israel cuando caiga una gran desgracia sobre la nacin: Ajab(1R 21,27), Joram (2R 6,30), Ezequas (2 R 19,1), Mardoqueo (Est 4,1), Matatas y sus hijos(1M 2,14). En la pasin de Jesucristo lo hace el sumo sacerdote (Mt 26,65) en virtud de suministerio sacerdotal. Tambin el velo del templo se rasg en dos de arriba abajo (Mt 27,51).

    Despus llegan los hijos, que torpe, intilmente intentan consolarle. Con los hijosllegan las hijas, Dina y las nueras, pero Jacob rehuye todo consuelo, dicindoles:

    -De luto por mi hijo bajar a la tumba.Inquieto se agita por la casa, golpeando una mano contra otra, automticamente,

    repitiendo desesperado:-Jos, hijo mo, Jos...Qu queda de la familia edificada con tantos aos de servicio en Harn? Un padre

    engaado por una mentira, que lo devora y consume, sin ms perspectiva que la muerte.Yjunto a l, pero distantes de l y entre s, estn los hermanos. Los hermanos slo estn unidospor el secreto, que les separa del padre y tambin entre ellos, pues la desconfianza se hainstalado en sus corazones. Sus falsos intentos de consolar al padre suenan ms a burla que a

    piedad. Si la vida de Jos se ha salvado en el ltimo momento, su presencia y su nombre seha borrado de la familia: no existe (42,13). En realidad los hijos, hermanos de Jos, no

    pueden dar esperanzas al padre, pues lo nico que desean es que no vuelva a aparecer. Estnunidos por un secreto que los separa del padre y, en realidad, tambin les divide a ellos, unosde otros. Mientras Jos va camino de Egipto, los dems hermanos continan su vida cada uno

    por su lado.

    La historia de Jos anticipa la historia del pueblo. La historia del pueblo de Dios sedesarrolla en dos planos, en la tierra y en el cielo, como los sueos de Jos. Como Jos esvctima de sus hermanos, por el solo hecho de soar, inspirado por Dios, as los paganos

    convierten al pueblo de Dios en vctima por el simple hecho de traer al mundo el mensaje delamor de Dios, por el hecho de ser el puente entre el cielo y la tierra. Jos protagoniza el sueode Jacob, su padre, cuando vio la escala que una el cielo con la tierra. Y en Josvislumbramos nuestra propia historia, si cae sobre nosotros la eleccin de Dios.

    Y, en primer lugar, Jos es figura de Cristo, enviado por el Padre a buscar a sushermanos. Como comenta san Ambrosio, el que enviaba al hijo en busca de sus hermanos,

    para ver si estaban bien las ovejas, vea los misterios de la futura encarnacin. Qu ovejasbuscaba Dios ya entonces, cuando se preocupaba de ellas el patriarca, sino aquellas de las quehabla el Seor en el evangelio cuando dice: No he sido enviado ms que a las ovejas

    perdidas de la casa de Israel (Mt 15,24)? Jess recorre los campos de este mundo comoenviado del Padre. No acta nunca por su cuenta, sino que todo lo hace en nombre del Padre

    (Cf. Jn 5,43; 8,42; 12,44...).El Padre enva al Hijo en busca de sus hermanos. De este Padre, sigue san Ambrosio,

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    tenemos que reconocer que no perdon ni a su propio Hijo, sino que le entreg por todosnosotros (Rm 8,32). Y as nos ha retratado el Hijo al Padre en el evangelio: Era un

    propietario que plant una via, la rode de una cerca, cav en ella un lagar y edific unatorre; la arrend a unos labradores y se ausent. Cuando lleg el tiempo de los frutos, envisus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos,

    y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo envi otros siervos enmayor nmero que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Finalmente les envia su hijo, diciendo: A mi hijo le respetarn. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entres: Este es el heredero. Vamos, matmosle y quedmonos con su herencia. Y agarrndole, leecharon fuera de la via y le mataron (Mt 21,33-39).

    Como Jos, tambin Cristo, al ser enviado a la pasin, responde con docilidad:Heme aqu. En Cristo se cumple la profeca de Isaas: El Seor Yahveh me ha abierto elodo. Y yo no me resist, ni me hice atrs. Ofrec mis espaldas a los que me golpeaban, mismejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no esquiv los insultos ni los salivazos. PuesYahveh habra de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el

    pedernal, a sabiendas de que no quedara avergonzado (Is 50,5-7). As lo confiesa la carta a

    los Hebreos: Al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblacin no quisiste; pero me hasformado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije:He aqu que vengo - pues de m est escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tuvoluntad! (Hb 10,5-7).

    Para los Padres, Jos es tipo de Cristo en toda su vida. As ven a Jos que busca a sushermanos, mientras que ellos buscan cmo matarlo. Siguiendo las indicaciones deldesconocido, Jos encuentra a sus hermanos en Dotn y se acerca a ellos. Los hermanos, encambio, le ven de lejos. La envidia y el odio les impiden ver al hermano de cerca, comohermano. Y, vindole de lejos, sin esperar a que se acerque, conspiran contra l, deciden darlemuerte. Los judos, al ver a Jess, deciden igualmente crucificarlo. Los hermanos despojan aJos de su tnica de mangas largas; igualmente los soldados despojan a Cristo de su tnicasin costura, hecha de una sola pieza de arriba abajo. Jos, una vez despojado de la tnica, esarrojado a una cisterna; Cristo, despojado de su cuerpo, desciende a los infiernos. Jos, luego,es sacado de la fosa y vendido a los Ismaelitas, es decir, a los paganos; a Cristo, despus desubir de los infiernos, gracias a la fe, le acogen los paganos. Jos, segn la sugerencia de suhermano Jud, es vendido por veinte siclos de plata; Cristo, por medio de Judas Iscariote,tambin es vendido por treinta siclos de plata (Mt 25,15). Jos desciende a Egipto (Hch 7,9) yCristo desciende a este mundo; Jos salva a Egipto de la falta de trigo y Cristo libra al mundodel hambre de la Palabra de Dios: Por toda la tierra ha resonado su voz y su palabra hasta losconfines del mundo (Sal 18,5).

    Cristo, despojado de su gloria y revestido de la condicin de siervo (Flp 2,6-11), es el

    verdadero Justo renegado y conducido a la muerte (Hch3,14-15). El odio de los fariseos essimilar al odio de los hermanos de Jos. Con insistencia deciden darle muerte (Mc 3,6).Como Jos es entregado a los mercaderes y luego a los egipcios, as Cristo es entregado a los

    paganos, a los romanos, para que le crucifiquen (Jn 18,28ss). As lo comenta, por ejemplo,san Pedro Crislogo: Jos es calumniado por sus hermanos, Cristo es acusado por los falsostestigos. Jos con sus sueos profticos cae bajo los celos, Cristo con sus visiones profticas

    provoca la envidia. Jos, sumergido en la cisterna de la muerte, sale de ella vivo, Cristo,colocado en el sepulcro, resucita y se muestra vivo a los apstoles.

    El veneno de la envidia, por la que entr la muerte en el mundo (Sb 2,24), hace quelos hermanos aborrezcan a Jos hasta el punto de no poder hablarle amablemente (37,4). Elhomicidio brota del odio. Hay toda una cadena de sentimientos que lleva al ltimo eslabn:

    indiferencia, desprecio, antipata, rencor, odio, muerte del hermano. San Juan Crisstomodice que Can, despus del fratricidio, es maldecido como la serpiente del paraso, porque

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    obr como ella: Hizo casi lo mismo que la serpiente y sirvi de instrumento al diablo. Comoella introdujo con mentira la maldad, as ste con engao sac a su hermano al campo y lemat. El diablo, a quien mueve la envidia del hombre, us el engao para introducir lamuerte. As Can, envidiando la preferencia de Dios por su hermano, lleg al homicidio. Laenvidia por la preferencia de Jacob hacia Jos lleva a los otros hermanos al borde del

    homicidio.Tambin Cirilo de Alejandra sigue paso a paso la historia de Jos, viendo en cada

    acontecimiento un anticipo de la vida de Cristo. Ve a Cristo en Jos negado por sushermanos, arrojado en la fosa, de la que sale con vida. Luego, como Jos desciende comoesclavo a Egipto, as Cristo se abaja hasta anonadarse (Flp 2,7) y se hace como nosotros,tomando la condicin de esclavo, se somete a la muerte, y muerte de cruz, descendiendohasta el infierno, de la que era imagen la fosa. Pero reconquista la vida y es consignado aquienes son comerciantes de aromas espirituales, es decir, a los apstoles. stos, espirando el

    buen olor de su ungento, llegan a la regin de los gentiles, mediante el anuncio delevangelio, llevando a quienes no le conocan a Aquel que se revisti de la forma de esclavo.Se le anuncia, en efecto, como Aquel que por nosotros se ha encarnado y ha tomado la forma

    de esclavo.

    Merece la pena recoger tambin el comentario a la frase de Jud: No es carnenuestra?. Dos personas, hombre y mujer, se hacen una sola carne por la unin conyugal,amada en el amado transformada. Los hermanos, siendo una misma carne y sangre, seseparan, creando la diversidad. Vinculados por la carne y la sangre viven el amor y la unidaden la diversidad. Cristo toma nuestra carne y nuestra sangre para hacerse hermano nuestro,asemejndose en todo a sus hermanos (Hb 2,14s). Y para hacernos a nosotros hermanossuyos, hijos del mismo Padre, nos da su carne y su sangre: Tomad y comed...., Tomad y

    bebed..... Hacindonos hermanos suyos, comparte con nosotros la herencia del padre: somoscoherederos de Cristo.

    La historia, con todos los acontecimientos, ensear a los hermanos de Jos que lafraternidad supone comunin y diferenciacin. La diferencia de los hermanos es una riquezaen s misma, pero si uno no la acepta corre el riesgo de sentirse discriminado. Entonces seincuba en su interior un disgusto, que se vuelve rencor y puede transformarse en odiofratricida.

    EnBereshit Rabbah se comparan la actitud de Jacob ante la muerte de Jos y la deJud ante la muerte de su esposa. De Jud se dice que se consol (38,12) de la muerte de suesposa, mostrando as que mereca la preeminencia sobre sus hermanos (1Cro 5,2), pues nose debe llorar a los muertos ms de lo necesario. En cambio se dice que Jacob no se quisoconsolar (37,35) de la muerte de uno de sus hijos, siendo el padre de todos ellos. Rab Jos

    defiende a Jacob diciendo que uno se consuela por un muerto, pero no por uno que estvivo. Uno puede darse paz cuando est seguro de la muerte de un ser querido, pero nomientras haya la mnima duda de que puede estar vivo.

    Despus de describir el duelo de Jacob por su hijo, el texto aade y su padre lelloraba. Si se entiende del padre de Jos es una frase superflua, pues ya est dicho antes. Porello, la lectura atenta del Midrash dice que se trata del padre de Jacob, Isaac, que an estvivo. Isaac acompaa a Jacob en su luto, aunque l sabe que Jos no ha muerto. Por ello,mientras est al lado de su hijo Jacob, llora. Pero, cuando sale de su presencia, se lava y unge,cosa que est prohibida durante el tiempo de duelo, come y bebe. Y por qu no se lo revela aJacob?

    -Si el Seor no se lo revela, quin soy yo para hacerlo?

    5. JOS EN CASA DE PUTIFAR

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    Jos fue llevado a Egipto (39,1). Es lo que dice el texto bblico. Pero, en realidad, esl quien llevar a Egipto a su padre y a sus hermanos. Dice Rabbi Tanchum: Se puedecomprender con un ejemplo. Haba una vez una vaca a la que se deseaba poner el yugo sobresu cuello para ir a arar un campo, pero se negaba a aceptarlo. Qu hicieron? Le quitaron elternero, hijo suyo, y lo llevaron al campo donde ella tena que arar. El ternero comenz a

    lamentarse y entonces la vaca, al orle, fue sin rechistar al campo donde no hubiera ido deotro modo. As hizo el Santo, Bendito sea, cuando quiso cumplir la profeca hecha a Abraham-tu descendencia ser extranjera (15,13)-. Para realizarla tom como ocasin la venta deJos. Detrs de l fueron a Egipto todos sus hermanos.

    Por su parte, los madianitas, llegados a Egipto, venden a Jos a Putifar, comandantedel Faran y capitn de los guardias (37,36). As Jos entra como esclavo en una buena casaegipcia. Aunque, comenta Rab Lev, es un siervo quien compra: Putifar, siervo del Faran;los hijos de la sierva son quienes venden: los ismaelitas, descendientes de Agar; y as elhombre libre, Jos, es considerado siervo de ambos.

    La vida de esclavitud parece cerrar a Jos todo camino de esperanza. Pero Yahvehasiste a Jos mientras est en la casa del egipcio (39,3). La presencia de Yahveh en la vida

    de Jos es continua y su accin se deja sentir rompiendo muros y barreras, abriendohorizontes nuevos e insospechados. Es Yahveh quien escalona la ascensin de Jos desde lascisternas, pozos, prisiones, donde los hombres le hunden.

    Dios baja al exilio con Jos. De este modo Jos se convierte en cauce de bendicinpara la casa de Putifar, que le ha comprado, lo mismo que ocurri con Jacob para Labn(30,30) y antes con Isaac para Guerar (26,12). En todos los lugares donde van los justos, laPresencia divina va con ellos y su bendicin se difunde en torno a ellos: Yahveh bendijo lacasa del egipcio en atencin a Jos, extendindose la bendicin de Yahveh a todo cuantotena en casa y en el campo (39,6).

    Y Jos no oculta su fe en Dios. Hasta un pagano, como Putifar, ve que Yahveh estcon l y le hace prosperar en todas sus empresas (39,3). Siervo de la casa, muy pronto Josalcanza una posicin de privilegio: el seor le constituye intendente de toda su casa, dejandotodo en sus manos. Impresionado por la bendicin de Yahveh, que ha llegado a su casa conJos, Putifar entrega a Jos las llaves de su casa y no le pide cuenta de nada de lo que hace,segn dice el mismo Jos: Mi seor no me controla nada de lo que hay en su casa y todocuanto tiene me lo ha confiado (39,8).

    Pero Jos, segn el Midrash, al verse tratado con tanta confianza, comienza a comer, abeber y a rizarse el cabello, mientras dice:

    -Bendito sea Dios que me ha hecho olvidar la familia de mi padre!.Entonces el Seor dice:-Cmo! Tu padre hace luto por ti, y t no haces ms que comer, beber y arreglarte el

    cabello? Mandar contra ti un oso!Y, en efecto, inmediatamente despus la mujer de su seor puso sus ojos en Jos(39,7). Y el Midrash aade una semejanza, con las que tanto disfruta: Se puede poner estacomparacin: Un hombre fuerte y robusto se hallaba en la plaza pblica, se embelleca losojos, se arreglaba el cabello y se alzaba sobre los talones, mientras deca: Yo soy fuerte y

    bello. Entonces le dijeron: He aqu un oso; si eres valiente, mtalo.Jos ha heredado la belleza de su madre. Y esta belleza, extica en Egipto, excita el

    deseo de su ama Zuleika, que intenta seducirlo con halagos o amenazas. Y si la mujer dePutifar no es insensible a la belleza de Jos, tampoco lo son las otras mujeres. Quien lo ve no

    puede no amarlo apasionadamente, secretamente, segn cuenta elMidrash, que dedica a esteaspecto de la vida de Jos innumerables ancdotas. Ya el texto bblico es suficientemente

    explcito. Jos, adquirido por Putifar, siente sobre s la mirada de la esposa de su seor. stase enamora locamente del joven siervo, que la rechaza. Pero el deseo de una mujer

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    insatisfecha de su marido es incontrolable. Ella insiste, persiste en su intento de seduccin.Montet, eminente conocedor de las costumbres de Egipto describe a la mujer egipcia de laalta sociedad como frvola, coqueta y caprichosa, incapaz de guardar un secreto, mentirosa yvengativa, e infiel naturalmente.

    Es una buena descripcin de Zuleika. Pero todos sus intentos son vanos. Jos no cede

    a su pasin. As hasta que un da en que la casa est vaca, ella lo agarra y trata de forzarlo.Desesperado, Jos huye, dejando en manos de ella, su manto. Inconsolable, la seductoraZuleika, rechazada y frustrada, abraza fuertemente la tnica de Jos contra su corazn y laacaricia, dice elMidrash, que sabe hasta el nombre de ella.

    De todos modos es siempre peligroso rechazar a una bella seora, sobre todo si estenamorada y es rica e influyente. Jos va a parar al fondo de la crcel. Es una historia banalaparentemente, no muy digna de la Biblia. El pudor es una virtud de los hebreos. Y, sinembargo, el Midrash se entretiene en ampliar esta pgina, narrando episodios de corazonesfemeninos destrozados por Jos en el reino del Faran. Basta una de estas historias, comoejemplo. Un da, algunas mujeres de la alta sociedad egipcia se renen en casa de Putifar. Laseora de la casa les ofrece cedros que las seoras pelan con los cuchillos. De repente entra

    Jos y todas las mujeres presentes, emocionadas y deslumbradas, se cortan las manos, quecomienzan a sangrar.

    -Esto es lo que yo debo soportar cada da, cada hora, les dice la mujer de Putifar, conel respiro ahogado.

    Es consciente Jos de su atractivo sobre las mujeres? Es probable. Le gusta agradar,quizs hasta provocar, como haca con sus hermanos con su tnica de colores y, sobre todo,contndoles sus sueos. Jos se suele meter l mismo en los los, confiando en que Dios lesacar de ellos. Eso es lo que confesar al final de la historia. Ahora Dios no aparece, estescondido detrs de los hechos. Jos desde luego se detiene en sus intrigas en un cierto punto.

    No as la mujer de Putifar, que desea seducirlo hasta llevarlo a la cama. El Midrash dice que,para ello, cambiaba de vestidos tres veces al da: en la maana, a medioda y en la tarde. Ysin embargo, Jos casi adolescente resiste a todos sus atractivos de mujer madura. Pero otrossabios de Israel dicen lo contrario. Acusan a Jos de meterse por su cuenta en la boca dellobo. Por qu entra en la casa de la mujer de Putifar, sabiendo que no hay nadie ms en ella?Y, suponiendo que sea inocente, por qu no ha escapado antes? por qu ha esperado alltimo momento, cuando ya ella le tena entre sus brazos, teniendo que dejar en sus manos elvestido?

    Nos cuentan los egiptlogos que el desbordamiento anual del Nilo era recibido al sonde las arpas y los tambores. Todos los egipcios salan al campo a celebrar la fiesta. En casa dePutifar, su esposa Zuleika, con el pretexto de que no se siente bien, se queda en casa con unoscuantos siervos y con Jos, naturalmente. Es la ocasin esperada para seducirlo. Es entonces

    cuando entra Jos a hacer su trabajo (39,11) o, segn Rabb Shemuel en un comentariorecogido por Rash, Jos entr en la casa dispuesto a ceder a las incitaciones de Zuleika. Pero,al entrar en la habitacin donde ella le esperaba, se le apareci en la ventana la imagen de su

    padre, que le gritaba: Jos! Tus hermanos tendrn sus nombres escritos en las piedras delefod (Ex 28,6-14), y tu nombre estar entre el de ellos, o quieres que tu nombre seacancelado de en medio de tus hermanos y que a ti se te considere como compaero de

    prostitutas?. Esta imagen del padre le dio fuerzas para vencer la tentacin.De todos modos el testimonio de su inocencia est en la Escritura. Es la respuesta que

    le queda a Rabbi Yossi ante las dudas con que se entretiene el Midrash: La Biblia no nosengaa; nos narra los pecados de tantos otros grandes hombres, como los de su hermanoJud, por qu nos mentira sobre Jos? Si hubiera cedido al deseo, la Tor nos lo habra

    dicho. Una prueba de la inocencia de Jos es que termina en la prisin. Si hubiese cedido alos deseos de la seductora, sta no lo habra denunciado. Vengarse del siervo que la ha

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    rechazado, acusndolo de su propia maldad, es algo que entra en la lgica femenina.El Targum Neophiti, en su amplificacin del texto, traduce: Cuando ella hablaba con

    Jos da tras da, l no la escuchaba en lo de cohabitar con ella en este mundo, para no estarcon ella en el infierno en el mundo futuro. Lo repite Jacob en su bendicin, referido a lasdems mujeres egipcias que ponan los ojos en l: Las hijas de los reyes y de los prncipes te

    observaban desde las ventanas, cuando recorras el pas, y te escuchaban desde las celosas, yarrojaban delante de ti cadenas, anillos, collares, broches y toda clase de objetos de oro,esperando que levantases tus ojos y mirases a una de ellas. Lejos de ti, Jos, hijo mo! Nolevantaste los ojos ni miraste a ninguna de ellas. Las hijas de los reyes y de los prncipes sedecan unas a otras: ste es Jos, el varn piadoso que no va tras la apariencia de los ojos nitras los pensamientos de su corazn, que son los que hacen perecer a los hijos de loshombres (Neophiti).

    Para elMidrash Jos es el Justo porque sabe dominar el instinto sexual. A pesar delambiente de sexualidad que reina en Egipto, l sabe resistir a la adltera mujer de Putifar y atodas las otras, que le provocan cada da, tratando de seducirlo. Dios, que ha descendido conl en Egipto, le protege del mal. Es la bendicin del justo, segn el canto del salmista: De

    Yahveh penden los pasos del hombre, firmes son y su camino le complace; aunque caiga, nose rompe, porque Yahveh le pone debajo la mano (Sal 37,24). No es que Dios libre a Jos dela tentacin, pero s de caer en ella, pues Dios prueba al justo como el alfarero prueba en elhorno las vasijas de barro (Si 27,6). As es como Dios estaba con l (Hch 7,9).

    Y los Padres lo amplan en sus catequesis a los cristianos. Un adobe sin cocer, puestocomo fundamento de un edificio que se alza junto a un ro, no resiste ni un da. Pero, cocido,resiste como la piedra. Como adobe no cocido es el hombre que se deja dominar por lacarne y que siempre tiende hacia las cosas carnales (Rm 8,5). Si no pasan por el fuego dela prueba, como Jos, al ser elevados a una posicin de autoridad, sucumben, pues estas

    personas que viven en medio de los hombres estn rodeadas de tentaciones a todas horas. Es,pues, conveniente que quien conoce la medida de sus fuerzas huya del poder. Slo quienes sealzan sobre el fundamento de la fe - los que se dejan guiar por el Espritu y tienden hacia lascosas espirituales (Rm 8,5)- slo stos permanecen firmes e inconmovibles, progresandosiempre en la obra del Seor, conscientes de que su trabajo no es vano en el Seor (1Co15,58). As, Jos, que no era un hombre terreno, al ser tentado en una tierra donde no haba nirastro de culto a Dios, sali victorioso, pues el Dios de sus padres estaba con l y lo libr detodas sus angustias (Sal 34,7), por lo que ahora est en el reino de los cielos con sus padres.

    Jos rechaza a Zuleika cada vez que ella se le ofrece. Este rechazo de Jos hiere de talmodo a Zuleika que se enferma de amor. Con palabras, con dones, con promesas yextorsiones busca todas las formas de vencer la resistencia de Jos. Y, como esta va no lleva

    a ninguna parte, intenta romper su resistencia con amenazas:-Sers oprimido cruelmente.-Dios ayuda a los oprimidos, responde Jos.-Sufrirs hambre.-Dios nutre a quien tiene hambre.-Te arrojar a la crcel.-Dios libera a los prisioneros.-Te har besar el polvo.-Dios levanta a quien cae.-Te arrancar los ojos,-Dios da la vista al ciego.

    Jos podr anunciar a su padre que est vivo y que tiene el dominio sobre todo Egipto,pues pisotear el apetito sexual, comenta Orgenes, escapar a la lujuria y poner lmites y freno

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    a todas las pasiones de cuerpo es tener el dominio de todo Egipto, smbolo de todaesclavitud. Si Jos, comenta Orgenes en la misma homila, se hubiese dejado vencer por lalujuria y hubiese pecado con la mujer de su seor, no creo que los patriarcas le hubiesen dadoa su padre, Jacob, esta noticia: Tu hijo Jos vive. Pues, si se hubiera comportado as, nohabra estado vivo, porque el alma que peca, morir (Ez 18,4) .

    Jos, comentan los sabios de Israel, es de bella presencia y de hermoso semblante(39,6), como su madre Raquel (29,17). Pero Jos no se aprovecha del encanto que suscitasobre la patrona de casa, no muy satisfecha de su marido, para arrancarle ningn privilegio

    personal o para una simple aventura. La castidad de Jos es, en primer lugar, una cuestin dejusticia en relacin al prjimo: Jos dijo a la esposa de su seor: Mi seor no me controlanada de lo que hay en su casa, y todo cuanto tiene me lo ha confiado. No es l mayor que yoen esta casa? Y sin embargo, no me ha vedado absolutamente nada ms que a ti misma, porcuanto eres su mujer. Cmo entonces voy a hacer este mal tan grande, pecando contraDios? (39,8-9).

    En segundo lugar, la justicia, que preserva a Jos del pecado, nace del temor de Dios.La piedad de Jos le hace vivir en la verdad ante todos. Pecar contra su seor, adulterando

    con su esposa, es pecar contra Dios. En ltima instancia Jos apela a Dios. Por fidelidad aDios vence la tentacin. Contrapone la unin con la mujer a su unin con Dios. Jos es justoante Dios. Ms tarde, el Rey David, despus de su adulterio con Betsab, confesar ante el

    profeta Natn: He pecado contra Yahveh (2S 12,3). Jos, en su respuesta a la mujer dePutifar pone ante los ojos de ella la injusticia que hace al marido y el pecado que comete anteDios. Su propuesta es doblemente inaceptable. El temor de Dios es lo que le impide infligiruna injusticia semejante a su seor. Dios no le permite traicionar la confianza que le haotorgado su seor. En Israel el adulterio es uno de los delitos ms graves, que slo se podaexpiar con la pena de muerte. El adltero o la adltera quebrantaba uno de los mandamientosms santos del Dios de Israel.

    Los Padres de la Iglesia dicen, comentando la victoria de Jos sobre la tentacin de lamujer de Putifar, que dominar las pasiones es gobernar todo Egipto. Por Egipto entienden el

    pecado, la esclavitud y la muerte. Cirilo de Alejandra invita a los fieles a seguir el combatecon Jos, el joven adolescente, con la incontinencia de la Egipcia, que intenta con toda sufuerza y violencia forzarlo a cometer el pecado, que l no desea. Ella, con sus manos de fieraenfurecida, le aferra los vestidos para obligarlo a unirse con ella. A Jos no le queda otrasalida que, abandonando sus vestidos en manos de ella, salir huyendo. Entonces ella, echandosobre l la acusacin de violencia libidinosa, le calumni, costndole la crcel. As Cristollega en medio de los gentiles en la persona de los apstoles. Pueden bien decir que llevan ensu cuerpo los estigmas de Cristo (Ga 6,17), pues no se conforman a los apetitos mundanos,huyendo constantemente de las concupiscencias carnales. Es siempre as la vida de los santos.

    Como la mujer impdica odi a Jos, as los cristianos son siempre insidiados y calumniadospor quienes sienten como un peso a quienes quieren vivir en Cristo. Al ser perseguidos yencadenados, recordaban la palabra de Cristo: Si el mundo os odia, sabed que a m me haodiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amara lo suyo; pero, como nosois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo (Jn15,18-19).

    Lutero subraya la sabidura singular de Jos, que prefiere salvarse mediante la huidaen lugar de luchar con la adltera. La huida es el remedio mejor, segn la palabra de Pablo:Huid de la fornicacin! (1Co 6,18). La fornicacin, y ms an el adulterio, seca las racesde la fe, es un pecado contra Dios mismo. De hecho, dice el mismo Lutero, quien viola lacastidad con el adulterio o con amores ilegtimos, no tardar mucho en perder la fe. Jos

    justamente une el amor a la castidad y la fidelidad a Dios. Es la piedad hacia Dios la que le dafuerza para vencer la tentacin. Con razn la Escritura aconseja: Tened todos en gran honor

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    el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adlteros losjuzgar Dios (Hb 13,4).

    San Ambrosio se fija en que a la mujer que tienta a Jos se le llama con propiedad lamujer de su patrn, pues ella no es la patrona, ya que ni con la fuerza pudo obtener lo queantes haba buscado con splicas. El verdadero padrn es Jos, que no se dej dominar de

    la ardiente pasin de ella, ni atar con sus seducciones, ni atemorizar con sus amenazas demuerte. Prefiri la muerte inocente a la unin con el poder pecaminoso. Jos sali victoriosode quien slo consigue poner los ojos sobre l (39,7). La mujer de Putifar pertenece algrupo que describe san Pedro: Tienen los ojos llenos de adulterio, que no se sacian de

    pecado, seducen a las almas dbiles, tienen el corazn ejercitado en la codicia, hijos demaldicin! (2P 2,14).

    El tema de la mujer seductora es frecuente en la literatura sapiencial. El sabioamonesta al joven a huir de la mujer extraa, de la extranjera, que endulza sus palabras, queabandona al compaero de su juventud y olvida la alianza de su Dios (Pr 2,16-17). Loslabios de la extraa destilan miel y su palabra es ms untuosa que el aceite (Pr 5,3). La

    seduccin que ejerce sobre un joven la mujer tentadora la describe magistralmente el libro delos Proverbios al narrar esta escena : Estaba yo a la ventana de mi casa y miraba a travs delas celosas, cuando vi, en el grupo de los simples, distingu entre los muchachos a un jovenfalto de juicio: pasaba por la calle, junto a la esquina donde ella viva, iba camino de su casa,al atardecer, ya oscurecido, en lo negro de la noche y de las sombras. De repente, le sale al

    paso una mujer, con atavo de ramera y astucia en el corazn. Es alborotada y revoltosa, suspies nunca paran en su casa. Tan pronto en las calles como en las plazas, acecha por todas lasesquinas. Ella lo agarr y lo abraz, y desvergonzada le dijo: Tena que ofrecer un sacrificiode comunin y hoy he cumplido mi voto; por eso he salido a tu encuentro para buscarte enseguida; y ya te he encontrado. He puesto en mi lecho cobertores policromos, lencera deEgipto, he rociado con mirra mi cama, con loes y cinamomo. Ven, embriagumonos deamores hasta la maana, solacmonos los dos, entre caricias. Porque no est el marido encasa, est de viaje muy lejos; ha llevado en su mano la bolsa del dinero, volver a casa para laluna llena. Con sus muchas artes lo seduce, lo rinde con el halago de sus labios. Se va trasella en seguida, como buey al matadero, como el ciervo atrapado en el cepo, hasta que unaflecha le atraviese el hgado; como pjaro que se precipita en la red, sin saber que le va enello la vida (Pr 7,6-23).

    En la historia de Jos nos encontramos con un movimiento pendular que lleva a Jos alo hondo de la cisterna o a la mazmorra de la prisin o al palacio del Faran. Locontemplamos sumido en la afliccin y la angustia o cosechando xitos de reyes. Otro

    elemento que persigue a Jos, -y que los Padres se complacen en comentar-, es el de suvestido. Los hermanos sufren envidia de su tnica de mangas largas y es lo primero quedesgarran cuando conspiran contra l. La mujer de Putifar tambin se aferra a su vestidocomo prueba de su frustracin personal. Ms tarde el mismo Faran cambiar el vestido de

    presidiario de Jos por un traje de lino y un collar de oro.Jos, dejndole el vestido en sus manos, sali huyendo afuera (39,13). El manto en

    manos de Zuleika es la prueba de cargo contra Jos cuando regresa a casa el marido. As laseductora despreciada, se venga. Cuando Putifar escucha la historia, que le cuenta su esposa,y ve el vestido de Jos en las manos de ella, monta en clera, toma a Jos y le encierra en lacrcel donde estaban los presos del rey.

    La calumnia hunde a Jos hasta el abismo. Pero cuando toca fondo surge victorioso de

    l. Dios est con l en todo momento, desciende con l, para hacerle ascender a la gloria. Esevidente el paralelo entre la historia de Jos y la historia del pueblo de Dios. El odio amenaza

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    con destruir a Jos como al pueblo de Dios. Y como Jos sube de pozos y fosas, el pueblo deDios se levanta constantemente, cambiando su ropa de esclavo para reinar en la libertad delos hijos de Dios.

    Habiendo encontrado en la egipcia una segunda Eva, la Serpiente trata de hacer caer aJos con la adulacin de sus palabras, pero l, abandonando la tnica, huye del pecado y,

    estando desnudo, no siente vergenza, igual que Adn antes de la desobediencia. Jos es,pues, figura del nuevo Adn, el de la carne gloriosa, que resucita del sepulcro en Cristo.

    Dios, despus del pecado, viste al hombre y a la mujer con tnicas de piel (3,21). Elhombre queda cubierto con la piel de animales. Es el aspecto visible del hombre. Jacob, paraengaar a su padre se viste con pieles de cabrito. Sus hijos le engaan a l, mostrndole latnica de su hijo Jos manchada con sangre de un cabrito. Siempre se usan las tnicas delengao para encubrir la muerte. El diablo es mentiroso y asesino desde el principio. Al final,Cristo es despojado de la tnica, y levantado sobre la cruz, victorioso sobre el diablo y sobreel pecado. En Cristo, la mentira es desvelada y la muerte vencida. Ya no es necesaria latnica. Jess, al resucitar, deja en el sepulcro el sudario y las vendas que han cubierto sucuerpo de pecado (Jn 20,6; Rm 8,3; 2Co 5,21). Jos, vencida la tentacin, deja tambin el

    vestido en manos de la mujer y huye desnudo. Se quita el traje del hombre viejo, sometido alas pasiones, y se reviste de gloria. El hombre, al renacer como hombre nuevo, se despoja delhombre corruptible y se reviste de incorruptibilidad (1Co 15,53).

    A Jos le cambian el vestido para presentarlo al Faran (41,14), se viste un traje delino cuando es nombrado virrey (41,42) y regala dos vestidos a cada hermano al final, para

    borrar con el bien el mal de la envidia: a quien te quite la tnica, dale tambin el manto (Mt5,38ss). A la vuelta del hijo prdigo el Padre dice a los siervos: Sacad el mejor traje yvestidlo (Lc 15,22). Cristo sube al Glgota vestido de un manto de prpura, smbolo de surealeza (Jn 19,2-3). All en el calvario los soldados se reparten sus vestidos, echando a suertela tnica sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo (Jn 19,23-24).

    Los hermanos de Jos se quedan con su tnica y tienen que inventar una mentira parael padre. La mujer de Putifar se queda con los vestidos de Jos y tambin ella tiene queinventar una mentira para su marido. Para cubrir el pecado hay que inventar siempre unamentira, pues el tentador es padre de la mentira (Jn 8,44). Jacob, que enga a su padre (Gn27), es ahora engaado por sus propios hijos. El astuto, que rob la primogenitura al hermano(25,29ss), ahora es vctima de sus clculos. En realidad, Jacob recoge lo que ha sembrado. Lamisma cosecha recogen los hijos. Desean liberarse de Jos, y el hermano muerto queda

    para siempre en la memoria como remordimiento de su culpa.

    6. CALUMNIADO, ES ENCARCELADO

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  • 7/29/2019 Jose en Busca de Sus Hermanos

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    La pasin de Zuleika por Jos se cambia en aborrecimiento y odio. A la mujer dePutifar, al verse rechazada por Jos, le ocurre lo mismo que a Amnn con su hermanastraTamar, despus de violarla: Despus la aborreci con tal aborrecimiento que fue mayor suaborrecimiento que el amor con que la haba amado (2S 13,15). La pasin sexual, satisfechao frustrada, se transforma en odio. Para cubrir su situacin, hecha pblica por la huida de Jos

    sin el vestido, la mujer cambia los papeles y atribuye a Jos las solicitudes de las que ella esculpable. El vestido, que ha arrebatado a Jos, lo presenta como prueba de las intenciones deJos, a la vez que cita como testigos a los domsticos de la casa. Ante ellos acusa a Jos yluego ante su marido, apenas ste vuelve a casa. En una sola frase hay un reproche patentehacia Jos, llamado despectivamente ese hebreo, y hacia el marido: Ha entrado a m esesiervo hebreo que t trajiste, para abusar de m (39,17). En sus labios resuenan las palabrasde Adn, acusando a Eva y a Dios simultneamente: La mujer que t me diste porcompaera me dio del rbol y com (3,12).

    El vestido, que la adltera aprieta entre sus manos, es la prueba con la que justifica laacusacin contra Jos:

    -Cuando yo he levantado la voz y he gritado, entonces l ha dejado su ropa junto a m

    y ha huido afuera.Al or su seor las palabras que acababa de decirle su mujer, se encoleriz, prendi a

    Jos y le puso en la crcel, en el sitio donde estaban los detenidos del rey. All, en la prisin,dice san Efrn, permaneci sin su vestido, lo mismo que haba estado en la cisterna deldesierto sin la tnica. Pero el Seor tuvo piedad de l y le cubri con su misericordia,haciendo que agradara al jefe de la crcel; todo lo que se haca all, lo haca l. El jefe de la

    prisin no controlaba absolutamente nada de cuanto administraba Jos, ya que Yahveh leasista y haca prosperar todas sus empresas (39,21-13).

    Rash nos da una prueba de esta asistencia benvola de Dios sobre su justo Jos.Como las palabras malvolas de la adltera mujer de Putifar haban puesto en labios de todosel nombre de Jos, imprecando contra l, Dios difundi la noticia de las culpas de dos de losdignatarios del Faran, para desviar hacia ellos la atencin de la gente, de modo que dejasenen paz a Jos. Y, al mismo tiempo, poniendo a estos dos en contacto con Jos, les hacainstrumento de su salvacin. As, pues, el Faran, irritado contra sus dos ministros, el jefe delos escanciadores y el jefe de los panaderos, les encierra en la prisin. En realidad, leemos en

    Bereshit Rabbah, la detencin de los dos funcionarios no era sino el medio que Dios eligepara liberar a Jos. Dios hace de ellos la llave para abrir a Jos las puertas de la prisin.

    A Jos, ya se sabe, le gustan los sueos. Los tiene o se los cuentan a pares. En laprisin Jos se gana al jefe y ste le encomienda el cuidado de todos los presos. As, pasadocierto tiempo, se encuentra con el copero y el panadero del rey, que han ido, tambin ellos, a

    parar a la misma crcel. Los dos, cmplices de una conjura o de negligencia en elcumplimiento de su servicio, declarados culpables, van a parar a la prisin, bajo la vigilanciade Jos. En la misma noche, cada uno de ellos tiene un sueo y, a la maana, los dos se locuentan a Jos, para que les d su interpretacin. Jos posee una luz superior, un sabersobrehumano, que le suministra la clave y le hace transparentes las imgenes ambiguas de lossueos. En ellas puede leer con precisin y anunciar el futuro de los soadores. Al copero y al

    panadero, a quienes en la maana encuentra sumidos en la preocupacin, Jos les dice:acaso no corresponde a Dios la inte