José Antonio Merino dificultades que se presentan a todo historiador del Medioevo

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Existen tres dificultades que se presentan a todo historiador que pretende exponer el periodo histórico del Medioevo. La primera dificultad es la extensión del espacio histórico, porque abarca casi catorce siglos. Una segunda dificultad es que los autores estudiados eran al mismo tiempo teólogos y filósofos, lo que puede generar conflicto a la mentalidad moderna que está acostumbrada a la especialización en campos diversos. Finalmente, el hecho de que vivamos bajo presupuestos culturales como los del renacimiento, neopositivismo, estructuralismo, etc., también resulta problemático ya que son muy distintos a los de la cultura medieval. Según Merino, para comprender mejor a los autores medievales y en general a cualquier pensador de una época determinada, hay que saber muy “qué han dicho, porqué lo han dicho y cómo lo han dicho” 1 . Aunado a esto, se debe evitar la extrapolación de su pensamiento y de su persona de una situación cultural y juzgarlos con criterios que les sean ajenos, digamos, un criterio científico. Lo mejor es atenerse a su situación cultural. Pasada la presentación, el autor presenta una breve introducción al pensamiento medieval. Inicia afirmando que la filosofía se encarga de responder a las preguntas que siempre se plantea el ser humano, aunque nunca de manera definitiva. Entre las cuestiones se encuentran el mundo, Dios, el alma y la libertad, por mencionar algunas. La filosofía medieval es, según el autor, una de esas múltiples respuestas que se dan a las preguntas. Las respuestas dadas por la filosofía medieval deben entenderse también como un cambio de paradigma cultural. Este nuevo paradigma sustituye al del mundo griego. José. A. Merino considera necesario revisar la filosofía griega para 1 Merino, Jose Antonio, Historia de la filosofía medieval, B.A.C., Madrid , 2001, p. XVII.

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Existen tres dificultades que se presentan a todo historiador que pretende exponer el periodo histórico del Medioevo. La primera dificultad es la extensión del espacio histórico, porque abarca casi catorce siglos. Una segunda dificultad es que los autores estudiados eran al mismo tiempo teólogos y filósofos, lo que puede generar conflicto a la mentalidad moderna que está acostumbrada a la especialización en campos diversos. Finalmente, el hecho de que vivamos bajo presupuestos culturales como los del renacimiento, neopositivismo, estructuralismo, etc., también resulta problemático ya que son muy distintos a los de la cultura medieval.

Según Merino, para comprender mejor a los autores medievales y en general a cualquier pensador de una época determinada, hay que saber muy “qué han dicho, porqué lo han dicho y cómo lo han dicho”1. Aunado a esto, se debe evitar la extrapolación de su pensamiento y de su persona de una situación cultural y juzgarlos con criterios que les sean ajenos, digamos, un criterio científico. Lo mejor es atenerse a su situación cultural.

Pasada la presentación, el autor presenta una breve introducción al pensamiento medieval. Inicia afirmando que la filosofía se encarga de responder a las preguntas que siempre se plantea el ser humano, aunque nunca de manera definitiva. Entre las cuestiones se encuentran el mundo, Dios, el alma y la libertad, por mencionar algunas. La filosofía medieval es, según el autor, una de esas múltiples respuestas que se dan a las preguntas. Las respuestas dadas por la filosofía medieval deben entenderse también como un cambio de paradigma cultural. Este nuevo paradigma sustituye al del mundo griego. José. A. Merino considera necesario revisar la filosofía griega para encontrar semejanzas y diferencias entre una y otra filosofía.

Para el autor, un cambio importante y a la vez fundamental es que se pasa de una visión cosmocéntrica a otra teocéntrica. Esto traerá consecuencias. Así, mientras para los griegos lo eterno es el mundo para el Medioevo lo eterno es Dios. Cambia por tanto la pregunta fundamental. La filosofía griega se preguntaba y trataba de resolver el problema del movimiento. Cuestionaban los griegos: ¿por qué las cosas son y dejan de ser? Con la llegada del cristianismo el problema deja de ser el movimiento y es la existencia, ahora la pregunta es: ¿por qué existen las cosas? Una consecuencia más es que con un Dios como creador del mundo, éste deja de ser eterno, como lo era para los griegos, y pasa a ser temporal, con lo cual es capaz de tener historia.A continuación expone algunos temas que el considera fundamentales en la historia de la filosofía medieval, tales como la existencia, el mundo, el logos, el tiempo y el hombre. Inicia con la existencia y esencia de Dios.

1 Merino, Jose Antonio, Historia de la filosofía medieval, B.A.C., Madrid , 2001, p. XVII.

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Para la filosofía medieval, Dios no es un resultado “de un proceso especulativo y dialectico que se presenta en el pensamiento griego”2, antes bien es una presencia que crea3. La concepción de un Dios único rechaza cualquier tipo de politeísmo e idolatría. Además, para poder pensar y comprender al Dios cristiano “ya no basta la categoría aristotélica de sustancia, sino que hay que recurrir al concepto de relación y, más concretamente, al de relación subsistente”4.

También expone al mundo, al que el pensamiento cristiano ya no concibe como eterno. Cómo ya se decía, ahora el mundo es producto de una creación. De esta creación del mundo se parte en la filosofía medieval para poner en primer plano el problema de la existencia y dejar en segundo lugar el de la ousía. El logos se presenta como “la eterna sabiduría divina en la que Dios se piensa a si mismo”5. Para el cristianismo todo está hecho por el logos.

Un cuarto tema es el hombre. El hombre no es un componente más del universo, sino que es una criatura privilegiada que fue hecha a imagen y semejanza de Dios. Esto hace que se distinga al hombre de los demás seres creados. Haciendo un comparativo con los griegos, para éstos, el hombre no era más perfecto o más importante que el mundo, sino que se encuentra íntimamente vinculado y de ningún modo contrapuesto. También se tienen conceptos distintos de alma ya que, por un lado, los griegos la asociaran con un alma universal (como los estoicos) mientras que para los cristianos será individual.

Estos comparativos muestran que existen muchas diferencias entre una y otra forma de pensar, aunque no se oponen del todo. Merino recalca que es en la moral, o mejor dicho, en la ética, donde se encuentran más semejanzas entre una y otra filosofía, ya que muchas veces se ha mencionado que el estoicismo y el platonismo son considerados como inspiradores y hasta precursores del cristianismo. Sin embargo, los griegos interpretaban la ley moral como la ley de la physis, mientras que la ley del Medioevo está dictada por Dios. Y mientras para aquellos la virtud era en muchos casos el producto de una sana convivencia con la physis, ahora la virtud es el producto del acatamiento de los mandamientos divinos.

2 Ibid, p.8.3 Cfr. Ibid, p.94 Ibid, p.9.5 Ibid, p.11

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Bibliografía Merino, José Antonio, Historia de la filosofía medieval, B.A.C., Madrid, 2001, pp. XVII, XVIII, 1-25.