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José María Lorite

LAS PALABRAS DEL AIRE

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Ilustración y diseño: Luis M. Lorite Trinidad. Edita: Asociación Cultural Beturia Camarena, 102. 28047 Madrid. Colección Dávila.

José María Lorite Trinidad

Asociación Cultural Beturia I.S.B.N.: 84-404-2538-4 Depósito Legal: M-23.038-1988

Fotocomposición: PUBLIFOTO Avda. Constitución, 74. Móstoles (Madrid)

Imprime: MUNDOGRAF, S.A. Ctra. Extremadura, Km. 20,300 Móstoles (Madrid).

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Todas las generaciones discrepan de sus padres,

se ríen de sus abuelos y admiran a sus bisabuelos

(Anónimo)

DEDICATORIA

A mis futuros bisnietos. (Por si acaso)

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PRÓLOGO

José María Lorite es un poeta irrefrenable. Todo en él es pasión, entrega, exaltación inconformismo. El dolor que su tierra le produce ha hecho que de él broten, amorosamente, unos poemas fundamentales para entender la tragedia y la desesperanza de Extremadura. No sé si Almendralejo, su pueblo, sabe con el escritor, con el abanderado, que cuenta. Yo, que he recitado con él por los más sufrientes rincones de la emigración, puedo afirmar que José María Lorite es el grito de Almendralejo en pie de carne viva. Hay en este libro una hermosa declaración de amor a su pueblo en la que el poeta mientras sueña pasajes de la niñez siente cómo la distancia lo está matando de melancolías.

«Las palabras del aire» sale a la luz cuando José María Lorite ronda los veintinueve de su edad. Su primer libro «El hombre que me aloja» (1984) supuso un aldabonazo en la languideciente poesía social, tan injustamente tratada en estos años. De alguna forma, fue un resurgimiento.

Con este libro, Lorite no abandona su enfebrecido son de bardo que no claudica. Dice que sus versos le han nacido del aire. Y como el aire tienen, a veces, vendaval de reivindicaciones a veces, brisa enamorada; a veces, silbo dolorido... Y es que, bajo esta apariencia de indolente alegría, de sarcasmo político de revolucionario de otra época lo que hay, de verdad, en José María Lorite es un poeta estremecedor. SANTIAGO CASTELO

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LAS PALABRAS DEL AIRE

José María Lorite

MADRID 1988

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PRÓLOGO

Estos versos que hoy grito, como si me jugara la existencia, no nacieron ya impresos en el libro, ni de la intimidad de mi libreta. Brotaron en la piel de los desnudos y en la voz desoída del profeta. Se curtieron con aire de suspiros y, después, me habitaron la cabeza. Estos versos que hoy grito, me han nacido del aire. Cada letra conoce la ternura de la pluma y el envite terrible de la imprenta. Estos versos que hoy grito ferozmente, los ha granado el sol de la tristeza, y componen un mucho de mi vida ...Y un algo de poema.

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TU (...o LAS PALABRAS)

Sobre la tierra, antes que la escritura y

la imprenta, existió la poesía. (Pablo Neruda)

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SE PUEDE ABRIR LAS PUERTAS

Se puede abrir las puertas ... o cerrarlas. Si las abres... Puede que el frío inunde los pasillos, o que el ruido se instale en las alcobas. O que un ladrón curioso y atrevido desvalije tu casa y tus secretos. Pero, si las cierras... Nunca sabrás si un corazón espera sentado en el umbral.

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SE QUE NO SOY POETA

He de encontrar correctas vuestras acusaciones, sé que no soy poeta, reconozco que es cierto, que no mana belleza detrás de mis palabras, que soy un pregonero de gritos y panfletos. Sé que entre mis escritos nadie encontró ternura, que hay un regusto amargo detrás de cada letra, que la angustia no sirve para adornar los versos y que no me merezco el nombre de poeta. Pero os propongo un trato, para aclarar las cosas. Alegrad la tristeza que adorna cada rostro, haced que el pan le mane al hombre entre los dedos y que la libertad se siente en cada trono. Descargad este mundo de miedos y miserias, ... y seré tan poeta como lo sois vosotros.

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SI AL MIRAR UN PAPEL

Si al mirar un papel no ves un árbol, si al oler una flor no oyes su risa o si al hablarle al sol no te contesta, es sólo que te falta fantasía. Pero si en un cañón ves esperanza; si al mirar una bala ves palomas o si al hablarle al hombre oyes palabras, es imaginación lo que te sobra.

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A VECES

A veces,

te levantas ácido y espinoso, singular y poeta, desnudo de esperanzas, y esparces tus poderes: Sueños como guerrillas, labios como fusiles, palabras como balas. Entonces, los geranios importan si son rojos y el sol no es suficiente para secar las lágrimas. Te sientes enemigo mortal de los silencios. Y el poema es el arma. A veces, sin embargo, despiertas cautivado, poeta y sorprendido, preñado de victorias, y acunas tus tesoros: Ternuras como noches, caricias como manos, sonrisas como bocas. Entonces, las palabras invaden si son bellas y una mirada basta para inventar palomas. Te sabes mensajero feliz de la ternura. Y el poema es la rosa. Y al final, casi siempre, el arma descargada se oxida silenciosa junto a la rosa muerta. Ya no eres enemigo mortal, ni mensajero, y acaso, ... ni despiertas.

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CIUDADANO

Te van a condenar, por ciudadano, a asistir a las fiestas del asfalto, a respirar el polen del acero y a soportar el fuego en tus zapatos. Te van a condenar, por ciudadano, a disfrutar de un canto de bocinas, a descubrir la luz de cada sombra y a contemplar un valle de avenidas. Te van a condenar por ciudadano a dormir en un grito de motores, a recortar las horas, cada día y a acelerar el tiempo, cada noche. Te van a condenar a ser el dueño de un futuro de antenas y tejados; y tú vas a crecer con el orgullo de ser un ciudadano.

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NUESTRO TIEMPO

Que nadie se desate las corazas, que no se han acabado los combates, y hay que armarse de lanzas y de espadas para librar batallas con el aire. Que nadie se desate las mordazas porque no ha terminado nuestro tiempo. y hay que armarse de plumas y poemas, para matar silencios.

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MIRAR AL SOL

Si cuando sale el sol, dejas la vista fija en su silueta y sostienes los párpados o fuerzas las pupilas, de tanto sol... verás que no ves nada. La mentira es recóndita y oscura y la verdad es ciega. ... de un modo u otro, siempre vas por la vida con los ojos cerrados.

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EL ACTOR

Apréndete el papel de cabo a rabo porque ésta es la función más importante. La crítica será feroz contigo y el público estaba beligerante. Analiza los gestos y las muecas y guarda cada instante en la memoria, que no han de perdonarte ni un despiste y no habrá apuntador bajo la Concha. Practica la cadencia de las frases, la inflexión de la voz, el ritmo, el tono. Repítelo mil veces, cien mil veces, porque van a exigir que lo des todo. Entrégate al completo, en cuerpo y alma y no dejes volar la fantasía, que el patio de butacas va a juzgarte en el rol más difícil de tu vida. Todos tus anteriores personajes los forjaste a tu modo, con tu sello. Mas hoy, que te interpretas a ti mismo, habrás de ser tal como esperan ellos.

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YO NO OS PUEDO DECIR QUÉ ES LA POESÍA Yo no os puedo decir qué es la poesía. Jamás he sido bueno definiendo. Pero quitadle al mundo la tristeza del hambre, arrancadle a los niños la sombra de los ojos, haced que las mujeres no engendren más cadáveres o callad las palabras… ... y veréis a un poeta vestido de rutina.

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DIME

Dime de donde sale tanto grito. ¿Dónde tanto pulmón lleno de aire, tanta garganta llena de palabras y tanto corazón lleno de hambre? Dime de dónde sale tanto tiro. ¿Dónde hay tanto fusil lleno de balas, tanto soltado lleno de obediencia y tanto corazón lleno de náuseas? Dime de dónde sale tanto verso. ¿Dónde hay tanto papel lleno de letras, tanto poeta lleno de sonetos y tanto corazón lleno de piedras? Dime de dónde sale tanta gente. ¿Dónde hay tanta mujer llena de hijos, tanta fábrica llena de esqueletos y tanto corazón lleno de frío? Dime de dónde salgo..., tantas veces. ¿Dónde hay tanto calor para mis dedos, tanta resignación para mis años y tanto corazón para mis versos?

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USTED (...o EL AIRE)

Las barricadas solo tienen dos lados.

(Elsa Triolet)

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APURE EL CIGARRILLO Apure el cigarrillo, señor, que el humo enturbia la limpia perspectiva que ofrece este paraje. Relaje sus pupilas, enfoque al horizonte y deje que sus ojos naveguen por el aire. Ésta es la hermosa cara que mi tierra le ofrece. Sumérjase en sus ríos y adéntrese en sus valles. Siéntase usted auténtico, eterno y primitivo y entréguese a este mundo de tiempos ancestrales. Apure el cigarrillo y apáguese el cerebro. Olvide sus inventos y civilizaciones y siéntese a la sombra madura de una encina, a esperar que la brisa rezume en sus pulmones.

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DE ACUERDO De acuerdo, no le demos más vueltas a la rueda; aclararemos las cosas de una vez para siempre: ni yo soy el coyote devorador de ideas, ni usted la dulce oveja que pace mansamente. De acuerdo, no le demos más vueltas a las cosas; aclaremos la rueda. Porque usted, como todos, también habrá engullido alguna que otra idea y yo, también soy manso cuando como. De acuerdo, no le demos más vueltas al poema; aclararemos la idea: "Que yo voy de coyote por la vida, porque usted va de oveja".

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SIÉNTASE USTED CAIMÁN

Siéntase usted caimán por una tarde, devore lo que aceche sus espacios, asome la nariz por la corriente y arrastre su barriga a cada paso. Siéntase usted el dueño del arroyo y marque su camino a dentelladas. Endurezca el perfil de su pellejo y siéntese caimán, hasta en las lágrimas. Siéntase usted cruel, casi asesino. Siéntase usted caimán, rabiosamente. Guarde su compasión en el estómago y muérdase la cola, si le duele. Siéntase capataz de su destino proteja la silueta de su sombra. Siéntase usted caimán, que ya ha pasado el tiempo de sentirse mariposa.

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PROCESO A LA SONRISA

Me declaró culpable de alegría. De alegría brutal, premeditada, sin arrepentimiento ni recato, y de una reincidencia inusitada. Me declaro culpable de alegría. Y no quiero ni indultos ni clemencia. Quiero pagar mi culpa sonriente en la triste prisión de la tristeza. Me declaro culpable de alegría y le dejó al jurado la palabra. ... Y dictaminen rápido, señores, porque voy a estallar en carcajadas.

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SU AIRE

El aire colindante al flujo de su aliento, el aire que recorre la tez de su silueta, es el pan que me nutre, ni mágico alimento, mi energía secreta. Y con el aire sólo me mantengo y me crezco. Con aire sobrevivo y sobre el aire anido, y, atenazado al aire, me duermo y amanezco por aire redimido. Yo vivo con el aire que usted ha respirado y muero por asfixia si usted me lo retira, y es usted tan cruel que sopla hacia otro lado y, a veces, ni respira.

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YO NO COMPITO

Ya sé que usted disfruta compitiendo, que no puede dormir sin demostrarse que ganó la carrera del semáforo o es el más distinguido de su calle. Ya sé que usted disfruta compitiendo, que usted no se conforma con ser grande; que ha de ser el mayor, sin paliativos. Que nunca piensa mal ni llega tarde. Ya sé que usted disfruta compitiendo, que el premio es para usted, sin convocarse; que conoce el secreto de lo puro y es el conocedor de lo importante. Pero no se moleste en demostrármelo. No compare sus versos con los míos. Si pretende ganarme en la carrera, lo siento por usted. Yo no compito. Nunca gasto mi pluma en competencias. Yo, simplemente... escribo.

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DE NADA ENTIENDO

Y yo, que sé de todo, porque de nada entiendo, sé que a usted se le escapan los dogmas por la boca, que la sabiduría le pasa en el cerebro y que usted impresiona. Y yo, aquí, impresionado, perplejo y boquiabierto, sumido en su discurso de verbo poderoso; sé, porque nada entiendo, que usted no entiende nada...

porque lo sabe todo.

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EL TIEMPO

Mi tiempo, navegando por la ceguera obtusa, enfoca sus destinos al silencio y al miedo. Sin embargo, su tiempo, clarividente y vivo, se encamina gozoso hacia el valor y el éxito. Más, para todo hay tiempo... Su tiempo es oro en barra, y es por eso que lo guarda, lo vive y lo aprovecha. Mi tiempo es sólo tiempo y, por lo tanto, lo derrocho en nostalgias y poemas... Aún estamos a tiempo de que el tiempo nos curta las ideas.

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EL MIEDO

Hoy, que ya nadie teme las fauces de los lobos y que ya a nadie asustan los ogros y dragones; hoy, que se ha desterrado la voz de los cobardes y sólo los audaces reciben los honores. Hoy que ya nadie teme la voz de los poetas y que ya a nadie asustan los muertos...

ni los vivos; usted sigue en su cargo, con su temblor de piernas. Le siguen dando miedo las bombas del vecino. Y usted se aferra al miedo, y frente al miedo inventa un arsenal de escudos, cañones y torpedos. Y se esconde en su concha de repeler ataques y llena de botones las yemas de sus dedos. Y a mí,

que ya no temo las fauces de los lobos, me da miedo su miedo.

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NOSOTROS (... o EL AIRE Y LA PALABRA)

Cuando era más joven, podía recordar todo, hubiera

sucedido o no.

(Mark Twain)

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MIENTRAS QUE QUEDEN PUERTAS

Mientras que queden puertas vestidas de cerrojos, los versos serán,

sólo, piropos a tiranos.

Por eso he arrancado los muelles del cuaderno y me estoy fabricando una ganzúa.

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ORDEN DE REGISTRO

Me he extendido una orden de registro para hurgar los rincones de mi casa; y me he encontrado un libro en la mesilla y un pedazo de sol en la terraza. Hallé mis desnudeces en el baño y una conversación en la salita; un manojo de sueños en la alcoba y el pan de cada día en la cocina. Encontré una mirada en la ventana y dos rosas marchitas en el patio; un futuro abismal en la despensa y el último poema en el despacho. He hallado mi palabra en un armario y hasta mi identidad en el espejo; y esta tarde sin falta (y por si acaso), voy a buscar a Dios en el trastero.

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PARA CAZAR MIRADAS

Para cazar miradas hay que llevar los ojos bien cerrados, apretando pestañas con pestañas, formando una barrera con los párpados. Para cazar miradas, hace falta esconder el fusil de las pupilas. Los ojos muy abiertos, ya delatan que van de cacería.

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ESTE LUGAR HUELE A OFICINA

Es que en este lugar huele a oficina, a templo secular del papeleo, a sillones pegados en la espalda y a lápices que nacen de los dedos. Huele a tinta de plumas desbocadas, a fuego residual de ceniceros, a páginas que habitan los cajones y a pérdida de tiempo. Es que en este lugar huele a oficina, a nido de fantasmas y muñecos. Y yo preferiría (no es por nada), que oliese a campo abierto.

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ESTE POEMA

Es preciso decir que este poema no intenta ser el grito de lo humano, ni la palabra "fin" de la epopeya, ni el penúltimo amén de los rosarios. No quiere ser ni el canto de los cisnes, ni el verbo candeal y luminario. No sirve como "el llanto del profeta", ni como testamento del espacio. Es preciso decir que este poema no pretende ser verso planetario, ni martillo de herejes del futuro, ni corona de santos del pasado. No aspira a ser la Biblia de lo bueno ni el diario de a bordo de lo malo. No vale para voz de enciclopedia, ni para colofón de calendarios. Es preciso decir que este poema, son (mientras no se cuente lo contrario), ciento treinta palabras que componen una simple canción de desencanto.

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EL ABANICO

Cerrado, el abanico es sólo una amalgama, un artefacto inútil de telas y madera. Pero abierto es el centro de un huracán de aire, una explosión de fuerza. Cada cosa en su sitio y en su estado más útil, acelerando el paso para ganar presencia. Una mente cerrada es como un abanico guardado en la maleta.

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LOS LOCOS QUINCEAÑEROS

Sí. Me están dando envidia las calles que se pueblan de estudiantes armados de plumas y palabras. Hay una marabunta de voz y cazadoras que dejan las aceras e invaden las calzadas. Cómo si el sol quisiera sumarse a la algazara, e intentaran las nubes prohibirle la protesta, el cielo torna grises los tonos del invierno que los chavales quieren vestir de primavera. En Cibeles concurren los locos quinceañeros y la cordura embiste rabiosa y represiva. Los jóvenes recitan versos que ya no entienden los que fueron vestidos de mayo por la vida. Pues la razón suprema de ser joven obliga, muchachos, casi niños, entonan sus canciones, reclaman sus futuros y dejan sorprendidos a algún grupo de "yoopies" que habla de ordenadores. Y yo mascando envidia. Y el autobús se marcha abandonando el templo jovial de la protesta. Una señora oscura protege sus oídos contra la sinfonía para tupés y crestas. Y la envidia se torna en pena y en vergüenza y hasta en alguna lágrima que escapa de los ojos de los que se sintieron rojos hasta el cabello. Los mismos que hoy se espantan de ver cabellos rojos.

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EL SUR

Rumbo al sur se encaminan mis palabras porque el sur es la esencia de mis dudas. Rumbo al sur van mis años y mis lágrimas, y rumbo al sur mi voz. Y el sur me escucha. En el sur me nacieron los silencios porque en el sur brotaron mis ideas. En el sur resucita mi esperanza, y me sueño en el sur. Y el sur me espera. Desde el sur me llegaron los poemas y llevó al sur cargado en las espaldas. Desde el sur, cada grito, me estremece. Que llegué desde el sur. Y el sur me mata.

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UN BANCO DE VERSOS

Hoy me estoy reservando las palabras por si hay que negociar con el silencio; por si los nuevos tiempos vienen malos o por si hay escasez de sentimientos. Hoy me estoy reservando las palabras; pero no es por pereza ni por miedo; es que estoy invirtiendo mis ahorros en un banco de versos.

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EPÍLOGO

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LAS PALABRAS DEL AIRE Mañana, (cuando los libros tomen la grave decisión de perdonarme, y vuelvan a vestirse de cuartilla los versos que me pueblan el cuaderno), estaréis frente a mí,

para escucharme. Y yo, no diré nada. Acaso, (si me apuran), volveré a repetiros

las palabras del aire. (Y que nadie se llame a desengaño, que aquí no grita nadie más que nadie).

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EN ROCA VIVA

Así es mi vida, piedra,

como tú.

(León Felipe)

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GRITO DE LA DISTANCIA

Sólo para llorarte, sólo para hacer eco del tiempo que me faltas, he parido estas frases. Sólo para mostrarme, tierra, desnudo y seco, detrás del horizonte, perdido en los jamases. Yo sé de la distancia lo que tú ni imaginas. Conozco del silencio lo que tú no conoces. Soy pasto de la angustia de añorar tus esquinas, de soñar tus sonrisas y recordar tus voces. Antes de ser simiente era ya parte tuya. Antes de oler la vida eras ya, Almendralejo, la nana cariñosa que duerme cuando arrulla, la madre que amamanta con sal de su pellejo. Después fuiste la escuela que controló mis pasos y el incesante viento que me curtió la cara. Te colaste en mis venas, corriste por mis vasos y vertiste en mis ojos torrentes de agua clara. Más tarde hubo un abismo de leguas de distancia, un bestial precipicio que separó mis ojos del frescor agridulce que inunda de fragancia el gesto de tus calles y el sol de tus rastrojos. Por eso he de decirte, tierra, casi gritando, que echo tanto de menos tus hombres y tus tierras que una angustia innombrable me está despedazando y odio, hasta con las vísceras, el pan que me destierra.

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Por eso he de gritarte, con la voz destrozada, que el mar de tus olivos me explota y me levanta, que la luz de tus viñas se clava en mi mirada y el aire de tus campos me seca la garganta. Por eso he de llorarte, tierra, que estoy dormido, que me muevo en un sueño de sombras y visiones, de Torres levantando su planta y su sentido y "piedras refalizas" gastando pantalones, Que la calle Real me apaga los silencios y La Piedad me llena de viento los pulmones, y que me estoy juzgando, tierra, que me sentenció a ser polvo en tus calles y piedra en tus terrones. Que me encontré culpable de abandonar tu lecho, de apartar mi cabeza del Sol, cuando te abrasa, de separar mi pecho del ritmo de tu pecho y de plantar mi casa tan lejos de tu casa. Por eso, Almendralejo, sólo para llorarte, sólo para hacer eco del tiempo que me faltas he parido estas frases, sólo para soñarte en el campo más fértil y en la cima más alta. Oye esta voz que quiere surgir a tu medida y recuerda, soñando pasajes de la infancia, que, mientras que tu naces de nuevo hacia la vida, a un hijo de tus hijos lo mata la distancia.

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NO SOY UN ELEGIDO DE LAS MUSAS

No me pidáis que llene de guirnaldas la miseria esencial de una cadena, ni siembre de nenúfares la pena de quien lleva la muerte a sus espaldas. No me pidáis que llene de guirnaldas las bocas invadidas por la arena, ni que adorne la mesa de la cena cuando el hambre chorrea por sus faldas. No me pidáis que invoque ruiseñores o pinte de metáforas obtusas la verdad descarnada que respiro. No me pidáis más versos de colores. No soy un elegido de las musas. Soy el mero cronista de un suspiro.

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CÓMO DUELE EL SUDOR

Cómo duele el sudor, cómo se suda al querer escribir, sin que el talento, la inspiración, el genio, el pensamiento, ... o lo que haga escribir, te preste ayuda. Cómo duele el sudor, cuando es más cruda el ansia de expresar los sentimientos, y después de un intento y otro intento, sigues viendo la página desnuda. Cómo duele el sudor. Hasta entran ganas de arrugar los papeles virginales y de hacerlos volar, por la ventana. Éste, es de esos momentos esenciales en que sudo y me amargo la mañana. Quiero hacer un poema... y no me sale.

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LABRADORES DEL CEMENTO

Henos aquí, rumiando mezquindades. Somos los labradores del cemento, con el perfil, quimérico y hambriento, de máquinas que habitan las ciudades. Pero miradnos bien, no somos rocas ni fantasmas del ruido y de la prisa. Sabemos del color de la sonrisa y de los llantos presos en la boca. Detrás de esta esperpéntica careta se esconden nuestras vísceras de humano que, hartos de guardar hambre en cada mano, encerramos la vida en la maleta. Y vinimos aquí, donde el trabajo nos limitó la cárcel del asfalto: la espada de la máquina en lo alto y el puñal de la lápida, debajo.

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Y el tiempo se comió nuestro talante. Y se nos está yendo la paciencia, cansados ya de tanta penitencia para nuestra conciencia de emigrantes. Nos duele el sol, nos duele y cualquier tarde vamos a reventar, de ciudadanos, y vamos a arrancar con nuestras manos estas miradas tristes y cobardes. Y ciegos ya, desnudas nuestras vidas, liberados del tiempo, en paz, despacio, nos veréis destrozando los palacios para sembrar de arroz las avenidas.

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USTED

Usted, que tiene un traje de parecer poeta y que esgrime una pluma de piropear gladiolos, que duerme en una cama de amanecer sereno y viaja en una máquina de devorar kilómetros. Usted, que inventó el beso de despedir esposas y ocupa una oficina de hacer buenos negocios, que calza zapatillas de jugar bien al tenis y come en restaurantes de parecer gastrónomo. Usted, que usa colonia de seducir muchachas y se pone las gafas de devorar periódicos, que llevaba el monedero de repartir limosnas y luce la sonrisa de parecer gracioso. Usted, que usa palabras de demostrar cultura y que gasta miradas de despreciar harapos, que sabe dar palmadas de asegurar futuros y esconde su camisa de evocar el pasado. Usted, que tiene un brazo de repartir justicia y lanza su mensaje de perdonar hermanos, que saca el talonario de avasallar protestas y se pone el sombrero de parecer honrado. Usted, que sabe el guiño de parecer demócrata y se aprendió el discurso de criticar tiranos... ... A veces, usa el grito de arrebatar palabras y, si es preciso, el látigo de dirigir esclavos.

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Así que deje el cuento de convencer patanes y olvide su costumbre de equivocar las puertas. Muérdase usted los labios de besar niños pobres y escóndase en sus sueños de conquistar la tierra. Bájese usted del púlpito de levantar las masas y abandone sus dogmas de despertar conciencias, guarde su heroica frase de provocar aplausos dentro de su maleta de acumular ideas. Mire usted a su espejo de mostrarse a sí mismo, quítese la careta de parecer de izquierdas, coja sus documentos de ser gente importante y móntese en el carro de marcharse a la mierda.

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SUEÑO DE SOL

El mutante horizonte del viaje va marcando un esquema de perfiles. Mientras, el tren machaca los raíles y apaga los silencios del paisaje. Tienen tanta humildad estos parajes... Hay un sabor a arados y a rediles flotando en el ambiente, y a candiles, y a mujeres en flor, sin maquillaje. Pasar de La Serena hasta Las Vegas causa estupefacción, y se restriega los ojos el viajero ensimismado. Un salto tan brutal del pardo al verde, hace que quien lo vive, lo recuerde como un sueño de sol desmesurado.

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POEMA PARA ESCUPIRLE AL SIGLO XXI El orden de este mundo carnavalesco y cómico, cuando no desgarrado, risorio y esperpéntico, sueña con el manejo del fondo cromosómico, persigue un hombre en serie, múltiple, igual, idéntico. Y cree hallar, en la suma de su arsenal atómico, la paz y la esperanza, lo principal, lo auténtico. Sacrifica lo tierno, sentimental o cálido, en aras de lo fuerte, lo estructural, lo válido. El orden de este mundo de mente ágil y rápida, basado en los principios del orden y la lógica, hace al hombre carnada del vientre de una lápida queriendo desgarrarlo de su verdad biológica. Inutiliza el arte, la belleza y la estética, buscando los faldones de un Dios de cibernética. El orden de este mundo, el orden de esta esdrújula amalgama impecable de estaño y celuloide, hace perder al hombre sus rumbos y su brújula y arroja contra el genio, la sombra del androide. El orden de este mundo de entendimiento esférico, preñado, al fin y al cabo, de fe decimonónica, modela un universo de aspecto cadavérico. Y el hombre se estremece con tanta vida clónica, con tanto átomo suelto y tanta voz histriónica. Y aún queda quien se extraña de ver al hombre histérico.

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CUATRO POEMAS PARA UN RITO

(A Carmen)

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I

LA TIERRA

(Acróstico)

Tan diosa y tan viril, y tan, a veces, Inverosímilmente descarnada. Estás, de puro fértil, moldeada, Renacida del barro en que te meces. Renacida del barro en que te meces. Amante de la viña que, embrujada, Descarga su pudor de enamorada En la piel de tu vino, y lo ennoblece. Barro y viñas serán tus estandartes: Aire para el danzar de tus enaguas; Rocas para la urna que te encierra. Renacerán tus hijos por soñarte, O, acaso, de por volverse polvo y agua Sólo para ser barro de tu tierra.

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II

LA VIÑA Racimos lloras, viña, y tierra, y viento, como quien llora a un sol que se deshace. Látigos lloras (pan de capataces), y hambre en cada rincón de tus sarmientos. Pámpanos lloras, necios escarmientos a mendigos de panes y de paces, y sombras, y castillos incapaces de acabañarse, y versos sin aliento. Y lloras cepas, viña, lloras hojas, lloras manos, sudores y fatigas, lloras fruto perdido en el camino. Y, por lloras, lloras la paradoja de que el pie que te vive no consiga que, bajo sus pisadas, llores vino.

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III

EL LABRADOR

Se le han ido los años de repente. Se le han ido a la viña de sus días; la que plantó, cantando de alegría, y despidió, llorando amargamente. Se le han ido los años. Por su mente pasan las estrecheces, las sequías, y las lágrimas viejas. La agonía le hace sentirse débil, impotente. Se le han ido los años. Las heridas le hacen daño en la piel del pensamiento y no hay ni una canción de despedida. Se le han ido los años con el viento. Al final, sólo queda de su vida una cana prendida de un sarmiento.

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IV

EL JORNALERO Horizonte de espaldas encorvadas. Manos presas de callos, uñas rotas, barro en el cuero viejo de las botas y mosto en las mejillas arrugadas. Nacieron para ser dueños de nada. Se criaron con panes de bellota. Curtieron su pellejo con las gotas del rocío, la escarcha y las heladas. Hoy son hombres con llagas en los dedos y en voz alta, orgullosa y masculina gritan al sol que son vendimiadores. Que se dejan la piel en los viñedos para que cualquier tarde, en una esquina, se beba algún borracho sus sudores.

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INDICE

Prólogo de Santiago Castelo ........................................................................................... 6 LAS PALABRAS DEL AIRE ............................................................................................................. 7

Prólogo ............................................................................................................................ 9 TÚ, (O LAS PALABRAS)

Se puede abrir las puertas ............................................................................................ 13 Se que no soy poeta ..................................................................................................... 14 Si al mirar un papel ....................................................................................................... 15 A veces .......................................................................................................................... 16 Ciudadano ..................................................................................................................... 17 Nuestro tiempo............................................................................................................. 18 Mirar al sol .................................................................................................................... 19 El actor .......................................................................................................................... 20 Yo no os puedo decir qué es la poesía ......................................................................... 21 Dime .............................................................................................................................. 22

USTED, (O EL AIRE) Apure el cigarrillo.......................................................................................................... 26 De acuerdo.................................................................................................................... 27 Siéntase usted caimán .................................................................................................. 28 Proceso a la sonrisa ...................................................................................................... 29 Su aire ........................................................................................................................... 30 Yo no compito ............................................................................................................... 31 De nada entiendo ......................................................................................................... 32 El tiempo ....................................................................................................................... 33 El miedo ........................................................................................................................ 34

NOSOTROS, (O EL AIRE Y LA PALABRA) Mientras que queden puertas ...................................................................................... 38 Orden de registro ......................................................................................................... 39 Para cazar miradas ........................................................................................................ 40 Este lugar huele a oficina .............................................................................................. 41 Este poema ................................................................................................................... 42 El abanico ...................................................................................................................... 43 Los locos quinceañeros ................................................................................................. 44 El sur ............................................................................................................................. 45 Un banco de versos ...................................................................................................... 46

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EPILOGO Las palabras del aire ..................................................................................................... 50

EN ROCA VIVA Grito de la distancia ...................................................................................................... 54 No soy un elegido de las musas .................................................................................... 56 Cómo duele el sudor ..................................................................................................... 57 Labradores del cemento ............................................................................................... 58 Usted ............................................................................................................................. 60 Sueño de sol.................................................................................................................. 62 Poema para escupirle al siglo xxi .................................................................................. 63

CUATRO POEMAS PARA UN RITO I: La Tierra ..................................................................................................................... 65 II: La Viña....................................................................................................................... 66 III: El Labrador ............................................................................................................... 67 IV: El Jornalero .............................................................................................................. 68

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