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    EL SISTEMA INTERNACIONAL DEL ARTE CONTEMPORNEO

    Universalismo, colonialidad y transculturalidad

    Joaqun Barriendos

    La idea de la eliminacin del consenso multicultural por la que aboga la nueva

    internacionalizacin del arte contemporneo, si se enfoca bajo la ptica de los

    problemas emergidos tras la globalizacin de las diversidades culturales, da la

    apariencia de ser una va posible para tender hacia una convivencia ms justa entre las

    culturas dentro del escenario global. Debemos comenzar entonces afirma Jean

    Fisher, nombrando para des-nombrar, y as evitar la mercantilizacin!: hay que

    decirlo de una buena vez como lo ha hecho Geeta Kapurque un nuevointernacionalismo no es un asunto de consenso; el trmino debera ser desmantelado.

    Jams el internacionalismo ha sido un asunto de consenso.1En el contexto actual, en

    el que la tolerancia funciona como paliativo frente al desequilibrio histrico de las

    subjetividades y los imaginarios, y en el que asistimos tanto a una regulacin del

    mercado de las identidades como a una serie de estrategias transnacionales de

    industrializacin de la diferencia como parte integral de la economa cultural, esta

    emancipacin de lo consensual resulta, como mnimo, difcil de instrumentar.

    En la conferencia A Brief Note on Internationalism pronunciada dentro del simposio

    Global Visions: Towards a New Internationalism in the Visual Arts2, Olu Oguibe se

    planteaba si el nuevo internacionalismo experimentado por el arte contemporneo no

    era sino otra de las respuestas surgidas tras el exceso de confianza que el

    multiculturalismo haba puesto en teoras occidentalizadoras de la tolerancia: Es

    posible ver en el discurso del nuevo internacionalismo, tal como ha surgido

    recientemente en entornos alternativos de dilogo en Occidente, un intento de apertura

    en la prctica cultural internacional. Lo que en realidad estamos presenciando, sin

    embargo, es una repeticin cclica de situaciones que en el pasado despertaban tantas

    e incluso ms expectativas pero que, finalmente, no consiguieron romper las firmes y

    bien asentadas estructuras que ahora nosotros estamos cuestionando. Los espejismos

    de la tolerancia cultural que emergen frente a un dilogo como este !al igual que la

    mayora de los fenmenos culturales en Occidente! parecen seguir, como la moda o

    la msica, un ciclo de treinta aos tras el cual se desvanecen rpidamente, slo para

    reaparecer una vez ms.3 Para el crtico y poeta africano, por lo tanto, tolerar a los

    otros significaba aceptar la diversidad de las culturas como una forma de correccin

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    poltica, como una concesin que Occidente estaba obligado a hacer al Tercer mundo

    para ser congruente con el discurso de la descolonizacin y con el de la globalizacin

    de la democracia.

    Al otro lado del golpe de luz universalista que aparece bajo la lupa del nuevo

    internacionalismo, puede observarse por lo tanto la manera en que las alteridades

    emergentes reconocidas como diversidades culturales extremas (respecto a

    Occidente) se han acomodado en la escena internacional ganando visibilidad y

    representabilidad esttica sin que ello suponga que se sientan culturalmente

    reconocidas o que disfruten de un reposicionamiento en el interior de las polticas de

    representacin transcultural dentro de la escalada de la globalizacin de la diversidad

    cultural. En un texto titulado African Curators and Contemporary Art. Notes and

    responses to the Sao Paulo Letter , publicado como respuesta a la polmica

    generada por la famosa carta enviada en junio del 2000 por Olu Oguibe a Ivo

    Mesquita (co-curador de la Bienal de San Paulo) tras la decisin de ste ltimo de

    incluir en la edicin nmero 25 de la Bienal a curators africanos slo como

    observadores, el terico africano se refiere a las formas ocultas y subexpuestas de

    discriminacin en los procesos de desautorizacin tanto del arte como de los curators

    africanos: Resulta un tanto malicioso argumentar que podemos prescindir de ciertos

    curadores y curadoras argumentando que la cultura de origen es algo irrelevante para

    una visin curatorial [] Es una tctica retorcida sostener que no tiene ninguna

    importancia que un curador o curadora sea de Asia o de Latinoamrica, bajo el

    supuesto de que sus orgenes o su bagaje no conciernen de forma clara e inmediata a

    determinado tema o concepto curatorial. En lo sucesivo, esta postura tendr que

    evitarse. En tanto que individuos, no somos nicamente lo que nos ha sucedido;

    somos tambin lo que llevamos a cuestas. Un curador nacido en Londres, el cual

    adems ha vivido all toda su vida, puede ser muy competente, incluso excelente en su

    trabajo, pero no hay duda de que sus experiencias y, por tanto, su visin diferirnde las de otro curador que ha vivido y trabajado en tres continentes diferentes. Un

    curador puede tener conocimientos muy amplios y ser casi infaliblemente sensible y

    liberal en sus opiniones y en su prctica, pero su sensibilidad y visin diferirn de una

    u otra forma, por ms sutil que ste sea, de los de una curadora.4

    La aparicin de la periferia en el centro mismo de la escena internacional del arte

    contemporneo puede mirarse, por lo tanto, desde dos perspectivas diferentes: como

    una corroboracin esttica del multiculturalismo (en tanto que programa de

    representacin poltica y reconocimiento de la diferencia), o bien como la posibilidad

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    de una toma de conciencia respecto al rol que pretende jugar Occidente en el proceso

    de gestin de la globalizacin de lo diferente y respecto al hecho, tambin, de que las

    polticas de representacin que dieron forma a las identidades marginales del Tercer

    mundo, lejos de agotarse, se han actualizado bajo el amparo de la inclusin del Otro.

    El carcter abrasivo de las polticas de absorcin de la alteridad que rodean en la

    actualidad el escenario global del arte contemporneo puede, por lo tanto, agudizar

    los mecanismos de colonizacin simblica de los imaginarios culturales bajo la

    retrica de la integracin poscolonial y el universalismo geoidentitario. En este

    sentido, tanto los discursos de la transparencia y la traducibilidad estticas como el de

    la narracin incluyente de las diversas culturas visuales han de observarse bajo la

    lente de las polticas transculturales de representacin y de las polticas

    intersubjetivas del reconocimiento esttico. En miras de cuestionar el no-

    reconocimiento en las polticas liberales del reconocimiento geoidentitario resulta

    necesario arrojar la siguiente pregunta: Puede mantenerse el rol poltico que han

    adquirido recientemente las geografas subalternas al quedar integradas en los

    procesos de globalizacin, visualizacin e internacionalizacin de la alteridad o, ms

    bien, sus batallas semiticas interculturales, como las ha definido Tomaselli, se

    debilitan dentro de los escenarios internacionalistas del arte global?5

    Como puede verse, la representabilidad de la alteridad en el interior de la escena

    internacional del arte contemporneo est inmersa en una coyuntura epistemolgica

    que atae tanto a la nueva cartografa sobre la que interactan la esttica y la crtica

    del arte, como a la plausibilidad misma de una condicin ya no poscolonial sino

    realmente descolonial en la poca contempornea, es decir, una condicin que supere

    las desigualdades heredadas de los desequilibrios interculturales fermentados tras

    largos siglos de exclusin y deslegitimacin colonialista. Las formas de

    representacin de la alteridad en la poca de la globalizacin de la diversidad, por un

    lado, y las estrategias que giran en torno a su uso poltico como herramientas dealienacin o emancipacin de las relaciones interculturales, por el otro, se han

    convertido entonces en algo ms que el campo de trabajo de ciertas prcticas artsticas

    y creativas globales, pues han dado pie a la existencia de un tipo de interaccin

    poltica que rompe tanto la autonoma del objeto artstico como la autonoma de la

    visualidad propiamente esttica. Este campo podra definirse como el de las

    negociaciones transculturales y las circulaciones geoestticas,6 es decir, como un

    nuevo campo de reflexin y resistencia en el que se cruzan la antropologa de los

    imaginarios culturales y las polticas transculturales de la visualidad con la crtica a

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    los paradigmas poscolonialistas y al saber geogrfico que ha da forma a la

    colonialidad del ser.7

    Es en este contexto en el que Sarat Maharaj ha propuesto que el arte contemporneo

    se convierta en un motor epistemolgico8 y en el que John Yang ha promovido

    nuevas formas de representabilidad del arte contemporneo como un campo til de

    lucha poltica frente a la globalizacin de lo diverso.9 Lo que de alguna manera se

    sigue poniendo en juego a travs de las polticas de representacin transcultural es

    entonces lo que Hal Foster ha denominado la etnizacin,10

    Jean Baudrillard la

    domesticacin,11

    Michael Pickering la estereotipificacin,12

    Arjun Appadurai la

    disyuncin13

    y Homi Bhabha la sincronizacin de la alteridad14

    en tanto que formas de

    neocolonizacin de las subjetividades culturales en el interior de los procesos de

    internacionalizacin y de globalizacin de la diversidad.

    Tras varios siglos bajo una cultura visual marcadamente colonialista y excluyente, el

    carcter vertiginoso de este proceso de visualizacin del arte contemporneo

    perifrico nos arroja por lo tanto las siguientes preguntas a la mesa: qu motiv que

    este otro arte entrara en los circuitos de exposicin occidentales? por medio de qu

    vas se ha vuelto esta alteridad accesible? la bsqueda de un verdadero equilibrio en

    la cartografa internacional del arte contemporneo encuentra su correspondencia en

    el equilibrio de las polticas de representacin de la diversidad cultural, o la

    integracin de la periferia, paradjicamente, ha servido ms bien para perpetuar y

    fortalecer el poder del centro? qu queda del otro, y en dnde, cuando es

    representado? la incorporacin de la periferia cultural (de los extremos de occidente)

    al mainstream es parte del proyecto de estetizacin de lo subordinado? la inclusin

    de los otros debe ser vista como una victoria del proyecto poscolonial, como la

    expresin cultural ms eficaz de la descolonizacin, o como una nueva forma de

    domino intercultural mediada por el control de los mecanismos de exhibicin de lasidentidades y por la gestin de las polticas de representacin de la diversidad

    cultural? en qu medida puede la esttica implicarse en este juego de tensiones para

    mediar el desequilibrio entre las diferentes culturas? ser capaz la esttica (a travs

    de una nueva delimitacin geoepistemolgica de sus fronteras) de utilizar esta

    escenificacin global de la pluralidad del arte contemporneo como un verdadero

    motor epistemolgico que revierta la estandarizacin de las identidades y la

    absorcin de las diferencias culturales? tienen la esttica y la visualidad crticas un

    papel ineludible en el proceso de arribo a una verdadera condicin decolonial de la

    culturas globales?

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    Como puede deducirse, repensar las fronteras estticas de lo poscolonial es repensar a

    su vez las fronteras coloniales de Occidente y repensar los lmites mismos de la

    modernidad; lo cual supone, por otro lado, asumir tambin la profunda imbricacin

    que puede establecerse entre la actual epistemologa crtica de la cultura y las

    prcticas del arte contemporneo en la poca de la globalizacin de la alteridad.

    Replantear los bordes estticos de la realidad, por su parte, supone tomar en cuenta

    con absoluto compromiso poltico aquello que Kobena Mercer ha descrito como el

    peso de la representacin (the burden of representation), esto es, la verdadera

    capacidad de emancipacin cultural que las polticas de representacin tienen en el

    proceso de reubicacin de las subjetividades y en el de construccin de significados

    culturales a travs del arte contemporneo. Las nuevas formas de internacionalizacin

    del arte, en este marco, parecen ms bien fijar antes que permitir una constante

    oscilacin cultural en la que lo subalterno se reubique para dejar de serlo.15

    Si no se

    revisan crticamente las polticas de representacin geoesttica del argumento

    internacionalista, lo que ste acabar haciendo aunque se perciba a s mismo como

    un punto de fuga hacia un nuevo orden ecumnico e igualitarista ser cobijar, con

    mayor o menor conciencia, formas extremas de pluralismo identitario en el interior

    mismo de las culturas visuales. Sin la pluralidad del propio pluralismo, como ha

    expresado Maurice Beuchot, ste terminar convirtindose en una expresin

    encubierta de conservadurismo identitario.16

    1 Fisher, Editor's Note, en: Fisher (ed.), Global Visions: A New Internationalism in the Visual Art,

    Londres, Kala Press, 1994.2 Este simposio fue organizado por el Arts Council of England en cooperacin con la Tate Gallery de

    Londres en abril de 1994; vid. Jean Fisher (ed.), op. ci t. 3Oguibe, A Brief Note on Internationalism, en: Fisher (ed.), op. cit.

    4Oguibe, African Curators and Contemporary Art. Notes and responses to the Sao Paulo Letter. Este

    artculo fue publicado originalmente en la revista suiza Paletten con el ttulo Afrikanska Curatorer

    och Nutida Konst, 1/2001, pp. 28-31. El texto puede consultarse en:

    http://www.camwood.org/African_Curators_and_Contemporary_Art.html .5 Tomaselli, Popularising Semiotics: Semiotics and social struggle, en: A Quarterly Information

    Service from the Centre for the Study of Communication and Culture , vol. XI, nm. 2, 1991; Politics

    of Representation: Semiotic Struggles in South Africa, en: Caiet de Cinema, Romania, 11, 1995, pp.

    1-20. El concepto Arte Global tiene una compleja historia reciente que se entrecruza de manera

    directa con el asunto de la geoepistemologa del conocimiento y con el de la deconstruccin

    postcolonial del pensamiento geogrfico; sobre este tema ver: Barri endos, (2007), Global Art and

    Politics of Mobility. (Trans)Cultural Shifts within International Contemporary Art System in Mieke

    Bal, Miguel A. Hernndez (eds.) Aesthetic Migrancy , Amsterdam, ASCA, pp. 159-182; y Barriendos

    (2008), La Descolonizacin del Pensamiento Geogrfico: Arte Global, Transculturalidad, Polticas de

    la Movilidad en: La Crt ica de Arte en la Era de la Mobilidad Global, Barcelona, Actas delSimposio

    de la Asociacin Catalana de Crticos del Arte: La Crtica de Arte en la Era de la Movilidad Global,

    2007.6Sobre el concepto Geoesttica puede consultarse la siguiente bibliografa: Barriendos, Geoesttica y

    Transculturalidad: La Internacionalizacin del Arte Contemporneo, Girona, Fundaci Espais de lArt

    Contmeporani, 2007.7Sobre el tema ver Barriendos, La Descolonizacin del Pensamiento Geogrfico, op. cit.

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