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1 Diario CÓRDOBA SÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021 CUADERNOS DEL SUR Conexión a internet: http://www.diariocordoba.com/ PREMIO NACIONAL DE FOMENTO DE LA LECTURA SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA AÑO XXXV. NÚMERO 1.327 SÁBADO, 27 DE FEBRERO DEL 2021 JOAN MARGARIT Carlos Clementson analiza la trayectoria del poeta catalán que fue Premio Cervantes en 2019 CÓRDOBA Libros JOSÉ CARLOS RUIZ NOVELA: `CONFESIÓN’, DE MARTÍN KOHAN; POETA CHA . DIARIOS: ‘PORQUE OLVIDO’, DE ÁL- VARO VALVERDE . ENSAYO: `UN LECTOR’, DE GEORGE STEINER; ‘ENTRE DIOS Y LA NADA’, DE CARLOS CLEMENTSON; ‘IDEAS Y PODER’, DE JUAN PABLO FUSI . POESÍA: `PUERTAS DE ORO’, DE JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ; ‘MEDEA’, DE CHANTAL MAILLARD. El filósofo cordobés publica ‘Filosofía ante el desánimo’, una obra en la que analiza desde el pensamiento crítico aspectos como la identidad de la persona, el amor, la edad o el entretenimiento, pero siempre tomando como partida la Filosofía.

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1Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

CUADERNOS DEL SUR

Conexión a internet: http://www.diariocordoba.com/

P R E M I O N A C I O N A L D E F O M E N T O D E L A L E C T U R A

SUPLEMENTO CULTURAL DE DIARIO CÓRDOBA

DIRECTOR: RAFAEL ROMERO CASTILLO

COORDINADOR DEL SUPLEMENTO: FRANCISCO EXPÓSITO EXTREMERA

AÑO XXXV. NÚMERO 1.327

SÁBADO, 27 DE FEBRERO DEL 2021

JOAN MARGARITCarlos Clementson analiza la trayectoria del poeta catalán que fue Premio Cervantes en 2019

CÓRDOBA

Libros JOSÉ CARLOS RUIZ

NOVELA: ̀CONFESIÓN’, DE MARTÍN KOHAN; POETA CHA . DIARIOS: ‘PORQUE OLVIDO’, DE ÁL-

VARO VALVERDE . ENSAYO: ̀UN LECTOR’, DE GEORGE STEINER; ‘ENTRE DIOS Y LA NADA’, DE

CARLOS CLEMENTSON; ‘IDEAS Y PODER’, DE JUAN PABLO FUSI . POESÍA: ̀PUERTAS DE ORO’,

DE JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ; ‘MEDEA’, DE CHANTAL MAILLARD.

El filósofo cordobés publica ‘Filosofía ante el desánimo’, una obra en la que analiza desde el pensamiento crítico aspectos como la identidad de la persona, el amor, la edad o el entretenimiento, pero siempre tomando como partida la Filosofía.

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2 Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

Elio Antonio de

Nebrija, huma-

nista, pedago-

go, gramático,

traductor, exé-

geta, catedráti-

co, filólogo, lin-

güista, lexicó-

grafo, impre-

sor, editor, cro-

nista real, escri-

tor y poeta, es

aún más céle-

bre por ser el

autor de la primera gramática

castellana y de los primeros

diccionarios latino-español y

español-latino, avanzando en

el ámbito de las lenguas vulga-

res. Juana Castro, pionera en

la dignificación de la mujer a

través de su poesía esencial y

simbólica, acaba de recibir el

Premio de las Letras Andalu-

zas Elio Antonio de Nebrija

que ya recibieron en su día An-

tonio Gala, Josefina Molina y

Pablo García Baena.

Es un premio otorgado por la

Sección Autónoma Andaluza

de la Asociación Colegial de Es-

critores de España que viene

desarrollando su labor desde

1994 en defensa de los dere-

chos de los creadores, sea cual

sea el género de escritura en

que hayan decidido verter su

virtualidad artística. Unir en

el tiempo y la palabra a dos

adelantados de su época es sin

duda un hito memorable.

Juana Castro

Recuadros

‘El autobús perdido’. Autor: John Steinbeck . Editorial: Nórdica . Madrid, 2021.

Quienes en los

90 no tuvimos

más remedio

que enrolarnos

en el fax y lue-

go en aquellos

ordenadores

llamados PC,

no sabíamos la

que se nos ve-

nía encima en

los dosmil por

causa del covid-

19. Tan confor-

tables en nuestras vidas de pa-

pel y de libros, de ojos y oídos

con la mesa presentadora y

presidencial y el público senta-

do al frente, que nos trasmitía

seguridad, calor y tradición.

No podía o no quería la poesía

quedarse olvidada entre polvo

y estantes, y así cada cenáculo

organizó su particular sarao

frente a las pantallas y puso de

moda otras técnicas gestuales,

juglarescas o performativas,

que más tenían que ver con la

diversión que con la cultura.

Quienes somos abuelas y abue-

los tuvimos que convertirnos,

sin comerlo ni beberlo, en in-

migrantes frente o junto a los

nativos digitales, que pueden

ser tanto nuestras hijas como

nuestros nietos. Y así vamos,

errantes, de recuadro en re-

cuadro, y de Zoom a Youtube o

a Twitter, todo por no querer

ser pasto de la otra pandemia

del olvido.

El Premio Nobel de Literatu-ra 1962, autor de novelas tan emblemáticas para el ci-ne como Al este del Edén (1962), notario de la Gran Depresión gracias a los re-portajes periodísticos acu-ñados bajo el titulo de Los va-gabundos de la cosecha, John Steinbeck escribiría El auto-bús perdido inmediatamente después de Las uvas de la ira (1940), narrando el acciden-tado viaje de un desastrado

autobús rural entre las poblaciones de Rebel Corners y San Juan de la Cruz, en California, al acabar la Segunda Guerra Mundial. Un autobús repleto de personajes icónicos para una época tan miserable como el propio vehículo. Un viaje a través del medio oeste, pero también en busca de un sue-ño, el americano, que parecen nunca encontrar. Una nove-la de personajes de distinta procedencia. LUIS SANTILLÁN

Manuel Gahete

Elio y Juana

‘¡Eureka!’. Autora: Rocío Vi-dal . Editorial: Ediciones B . Barcelona, 2021.

En tiempos de pandemia y confinamiento surgen au-tores, periodistas y publicis-tas que con disperso interés se presentan como abande-rados del conocimiento científico, o cuando menos de su interpretación. Inter-net está lleno de ellos a poco que se le explore, y ahora salta al papel con el titulo de ¡Eureka!, la “divulgadora” Rocío Vidal mostrándonos un compendio de 50 descu-

brimientos que cambiaron nuestra percepción del mundo. Desde las vacunas, al lavado de manos o el cambio climáti-co. Hasta aquí, todo correcto. La pregunta es… ¿aporta algo este libro que no lo haga por ejemplo revistas divulgativas que todos ya conocemos? Para aquellos seguidores de su ca-nal de Youtube seguro que sí, para el resto tengo serias du-das. L.S.

‘Una mala noche la tiene cualquiera’. Autor: Eduardo Mendicutti . Editorial: Tus-quets . Barcelona, 2021.

¿Sabe usted dónde estaba el 23 de febrero de 1981 cuan-do en España estaba a pun-to de triunfar, una vez más, un golpe de Estado militar? ¿Recuerda usted que fue lo que hizo aquella noche de aciago recuerdo? ¿Una mala noche la tiene cualquiera es la historia de La Madelón, tra-vesti andaluza en la España de 1981, cuando ser travesti no era ni por asomo lo que hoy en día. La historia de

una noche funesta en la que una chica sensible, parlanchi-na, solidaria y comunista, contemplaba cómo todo su mundo se desmoronaba como un castillo de naipes porque «un militar con bigote» había tomado el Congreso. De esa manera, a través de sus ojos y recuerdos, Una mala noche la tiene cualquiera se convierte en un canto a la libertad, en un homenaje a lo conseguido. L.S.

Hablemos de cineUn nuevo libro sobre Hitchcock y Gutiérrez AragónLuis Santillán

Hablemos de cine y ha-blemos de literatura. Y cómo no hacerlo de Alfred Hitchcock, bri-

llante cineasta, autor de algunas de las obras más icónicas del arte cinematográfico… y a decir de mu-chos, como parece indicar el libro Alfred Hitchcock, el enemigo de las ru-bias, «misógino y machista» hasta la extenuación. Hay que decir, que el autor, Abraham Menéndez, no se ha esmerado mucho a la ho-ra de buscar título a su obra, «el enemigo de las rubias», toda vez que el propio Hitchcock había fil-mado la que considera como su primera película en 1927, precisa-mente con idéntico rótulo. Pero salvedad hecha de este dato, y de la idea que ya entonces apuntaba de la búsqueda del falso culpable en sus películas, no es menos cier-to que «en tiempos del Me too, Al-fred Hitchcock habría sido defe-nestrado, desterrado y ningunea-do y habríamos perdido con ello algunas de las mejores películas de todos los tiempos».

Cabe decir que mi generación es heredera literariamente de Ca-mus, Sartre y García Márquez, pe-ro cinematográficamente lo es, in-discutiblemente, de Alfred Hit-chcock y su modo de ver y enten-der el cine. Si, claro, también lo so-mos (herederos) de la Nouvelle va-gue, Fellini, Visconti… Pero, ¿acaso estos directores no lo son de Hit-chcock? E, indudablemente, exis-te toda una legión de jóvenes y grandes actrices (Tippi Hedren, Carol Lombard, Grace Kelly, Doris Day, Janet Leigh, Joan Fontaine, Kim Novak, Marlene Dietrich, etc.), rubias la mayoría, que con-forman el universo Hitchcock.

Y en un giro que se me antoja copernicano, otro director de ci-ne, ahora español, presenta nove-

«Si no somos capaces

de separar el autor del

hombre estaremos en

el camino de

autocensurarnos»

la estos días bajo el título de… Ro-daje, cómo no. Tampoco se ha es-trujado mucho las meninges Ma-nuel Gutiérrez Aragón, quien pa-rece haber abandonado definiti-vamente el cine por la literatura y quien ya nos entregara La vida an-tes de marzo, una novela sobre el amor perdido, sobre el temor al pasado y al futuro, sobre la amis-

tad o la falta de ella, sobre el dolor causado y correspondido, todo ello con el contrapunto del 11M. Rodaje cuenta una historia muy ilustrativa, a la par que cinemato-gráfica, y una vez más habría que decir que su autor-director es he-redero o coetáneo de la Nouvelle va-gue, Fellini, Visconti, pero tam-bién de Luis García Berlanga, a quien se homenajea permanente-mente. Porque estamos en el Ma-drid berlanguiano, en los prolegó-menos de unos días que marcarán el destino de España, y en ese mo-mento, un joven cineasta se dispo-ne a rodar su primera película. Una historia de ficción paralela a un mundo real marcado por la sentencia a muerte de Julián Gri-mau.

La novela se desarrolla en seis días y muestra la bajada a los in-fiernos de sus protagonistas. Y es que esto es cine, señores. Guste más o menos, tanto lo que hacía el hoy parece que denostado Hit-chcock, como lo que hacía Gutié-rrez Aragón, Woody Allen o Berto-lucci. Si no somos capaces de sepa-rar el autor del hombre, estare-mos en el camino de autocensu-rarnos y así perdernos algunas de las grandes obras del siglo XX.

VENTANAS CARTAS DEL NORTE SERES DE BABEL

NOVELA DIVULGACIÓN NOVELA

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3Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

Isabel Bono

LA ESCRITORA MALAGUEÑA REGRESA CON ‘ME MUERO’, UN POEMARIO

EDITADO POR LA EDITORIAL BARTLEBY. ISABEL BONO CONSIDERA QUE

LA POESÍA DEBERÍA DEJAR LA RETÓRICA Y SER LIMPIA

I sabel Bono es una poeta y novelista que destaca cada vez más en el círculo sagrado de la literatura. Nacida en Málaga (1964), en 2002 gana el pre-

mio de poesía León Felipe Ciudad de Tába-ra, por Los días felices (Celya, 2003). Después de tantos años dedicándose exclusivamen-te a la poesía, en 2016 gana el Premio de No-vela Café Gijón con Una casa en Bleturge (Si-ruela, 2017). Tanto le animó, que ya ha pu-blicado su segunda novela, Diario del asco (Tusquets, 2020). Este año ha publicado el poemario Me muero.

– ‘Me muero’ es un libro de poemas escrito en voz baja con el entramado de la grande-za que tienen las cosas humildes. – La verdad es que nunca me lo he plantea-do. Los poemas, la prosa, todo lo que escri-bo llega de un modo intuitivo, no hay una decisión, nunca me he dicho: voy a escribir de tal manera. Voy a ciegas. Me gusta que sea así, escribir únicamente cuando no pue-do evitarlo, tal y como recomendaba Rilke: escribir sólo cuando se sienta la necesidad imperiosa de escribir. Cuando siento esa ne-cesidad (suele ser todos los días), miro a mi alrededor y cuento lo que veo. Los grandes acontecimientos no me interesan. Quizá de ahí esa «voz baja», esa intimidad.

– Es una poesía, de clima de atmósfera. Un clima donde se adivina como contexto el desánimo existencial, pero sin apenas des-tacar. ¿No es así? – Crear una atmósfera es lo más importan-te y lo más difícil. Cada poema debe conse-guir que esa persona que lo lee se vea en-vuelta no sólo en el poema sino en el mun-do del poeta, y hacerlo suyo. Para mí es im-portante que esa atmósfera se vaya creando «sola», mientras camino, por ejemplo. In-tervenir lo menos posible. Me viene la ima-gen de alguien haciendo una bola de algo-dón de azúcar, hilar moviendo únicamente un palito, ese juego de muñeca. Ese sería mi «trabajo» mover lo justo la muñeca.

– ‘Me muero’ es un poemario donde se elu-de todo tipo de anécdota o historia e, inclu-so, tema. Sólo queda la emoción desolada del poema. – Es justo eso. En los poemas hay que desnu-darse (en la prosa vestirse con cien capas). Agustín Calvo Galán dijo muy acertada-mente en el prólogo de Lo seco que mi poesía era como la cocina japonesa. Es verdad, soy de mínimos. Los poemas me llegan en alud, se forma esa nube hasta que llega el mo-mento de tirar del cabo del hilo, limpiarlo, dejar sólo su esencia.

– Una obra que parece simple en su escri-tura, pero es muy compleja a través de los objetos y situaciones cotidianas. De lo par-ticular a lo universal. – Como yo la entiendo, la escritura debería

Juana Vázquez

ser, más que simple, limpia. Olvidar la retó-rica, no llenar páginas para «oírse». Si se puede decir en dos palabras, ¿para qué es-cribir diez? Después de tantos años escri-biendo, sé lo que sobra. Podar se me da de miedo. Dejar las palabras justas es sólo cuestión de entrenamiento.

– Es una poesía de la nostalgia, melancolía, pero de forma sigilosa, casi tapada por lo co-tidiano: «Hace mucho, demasiado/ que la luz de las diez de la mañana de la vida/ no se me aparece/…». – Pues fíjate, no me tengo por nostálgica. Pero sí es verdad que tengo facilidad para la tristeza, y cada tristeza que llega me deja una impronta que en el momento menos pensado sube a la superficie y es ahí desde donde escribo. Por ejemplo, recuerdo una escena en el metro de Madrid, hace muchos años: un padre y una hija sentados muy juntos, frente a mí, su gesto cansado, como si les acabaran de dar una muy mala noti-cia, sin hablarse, y cuando llegó su parada, la hija le dio dos toquecitos en la pierna al padre como diciéndole «aquí nos bajamos»,

pero también «venga, hay que seguir ade-lante», se miraron, hicieron un amago de sonrisa, y se fueron. Esa imagen me fastidió el día, me quedé triste y preocupada por ellos, dos personas que apenas vi durante cinco minutos y que ni sé quiénes eran. Es-toy segura de que algún día escribiré sobre ellos. Pues así todo. Lo cotidiano es lo que más me toca o me toca más profundamen-te. Después, sólo se trata de no inventar, de contarlo con honestidad.

– Se maneja un léxico de lo más concreto, pero con la sutileza de la sintaxis éste se eleva a abstracto. Todo un logro. – Gracias, yo esas cosas «desde dentro» no las veo, no me propongo nada, no digo voy a contarlo de este modo o de otro. Supongo que me influyen algunos autores que hice míos. Quizá mi inconsciente trata de imi-tarlos. No lo sé. Mi único logro es ser cons-tante. Y tampoco es un logro porque no me propongo ser constante, me sale solo.

– Los objetos neutros, anónimos, lo que pasa desapercibido a la mirada cotidiana,

conforma una poesía profunda y nada ob-via: «apaga la luz/mira el borde de las co-sas». – Has dado en el clavo. Desde niña me fijo en todo lo que sucede a mi alrededor, vivo muy atenta a las cosas pequeñas. Es como si me llamaran ¡Eh, fijáte en mí! Al final me he hecho especialista en «microaconteci-mientos», en contar por escrito lo que veo por el simple placer de contarlo. Siempre digo que para escribir sólo hay que estar un poquito atento a nuestro alrededor. No hay más truco. Bueno eso y leer mucho, cla-ro.

– Los poemas son desolados amargos en su mayoría, sin dejar por eso de ser magní-ficos. ¿Se identifica el yo poético con el real?: «yo no quiero ser ninguna/yo no quie-ro ser nadie/ yo no quiero ser nada». – En poesía no invento, para eso está la pro-sa. En cada poema estoy/soy yo. En esos ver-sos que apuntas, es verdad que quizá ese día estaba saturada por algo y quería «desapa-recer». Es muy curioso leerse al cabo de tan-to tiempo, preguntarse ¿Qué me pasaba ese día? o decir ¡Qué exagerada era! Los poemas de Me muero los escribí entre 2011 y 2012. Llegaron en alud. La imagen de un tobogán abandonado desató los poemas de Lo seco (Bartleby, 2017) que hablan de los arañazos de la infancia. Una reunión de poetas y ar-tistas en una cripta, desencadenó el poema «Me muero», que da título al libro. Escribí los dos libros a la vez, creo que tienen el mismo tono. Pero, si me permites, amargos no los veo. Mientras se me siga escapando algo de ironía, lo amargo no me atrapará. Es verdad que pueden sonar pesimistas. Al-guna vez he dicho que soy «la pesimista más feliz del mundo»: como lo doy todo por perdido, cualquier cosa buena que me pase es motivo de celebración. Afortunadamen-te me pasan muchas cosas buenas, lo que ocurre es que cuando me siento feliz no «malgasto» ese tiempo escribiendo. La escri-tura llega después. Escribir es un acto de so-ledad.

– Isabel, ¿por qué escribes? ¿Qué es la lite-ratura para ti? – La literatura, leer y escribir, es vida extra. Leer nos permite vivir otras vidas, escribir le da volumen a la nuestra. Cuando escribo me siento de verdad en 3D. Escribir es estar en otro lugar, quizá en un no-lugar donde soy completamente feliz. Y escribo porque si no salgo ardiendo, o algo así. Sé que sue-na exagerado, pero se acerca mucho a la realidad. Si no escribo paso el día con ardor de estómago, de mal humor, iría por la ca-lle dando patadas a una lata, no sé. Creo que dije en algún sitio: Escribir poemas pa-ra sentir la sangre limpia. Es eso. Escribir para librarme de todas esas palabras que se agolpan sobre mí, para quitármelas de enci-ma y, a su vez, para guardarlas, pero en otro sitio que no sea mi cabeza. Vivo como si lle-vara un luminoso sobre mi cabeza que dije-ra «Un día sin escribir es un día perdido». Así son las pasiones, ¿no?

Isabel Bono.

CÓRDOBA

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4 Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Confesión’. Autor: Martín Kojan . Edi-torial: Anagrama . Barcelona, 2020.

La crudeza de la dictadura argentinaMartín Kohan se adentra en el horror de la etapa de Videla en ‘Confesión’ Manuel Molina González

Martín Kohan (Buenos Aires, 1967) tiene ya una larga trayecto-ria tanto en el ensa-

yo como la ficción, profesor de teoría literaria en varias universi-dades nos presenta su última no-vela con un impacto directo desde el título, Confesión, una práctica tan identificativa de lo social, del ser que debe abrir el lado privado en un encuentro. En la acción de confesionario siempre queda un antes y un después porque la pala-bra da luz a lo desconocido, ya sea el más irrelevante acto hasta aquel que puede hacer tambalear toda una sólida estructura cimen-tada sobre lo conocido, la norma-lidad del presente que obvia desde el desconocimiento lo revelado.

Martín Kohan plantea un rela-to dividido en tres partes. En el primero una joven recién entrada en la adolescencia descubre en el porte distinguido de un joven Vi-dela, que sería el máximo expo-nente de una virulenta dictadura, sus primeros escarceos tanto ha-cia el conocimiento de su interio-ridad, como de su palabra exter-nalizando lo sentido desconocido. El arranque puede servir para

«... una lectura para

disfrutar de los

mecanismos que

llevan a la literatura a

territorios atractivos»

ofrecerlo como ejemplo de que un buen comienzo radica tanto en las palabras como en las sensacio-nes transmitidas. En apenas tres breves oraciones intercambiadas a modo de diálogo entre el confe-sor y la joven inocente se genera un panorama literaria elevado. Mientras tanto, una dictadura marca la vida de todo un país, ese lugar vive y sobrevive, como un ci-clo natural entre los horrores si-lenciados. La confesión ejerce de puente entre lo silenciado y lo re-velado. Un buen invento para que la sociedad, por un lado, suelte la espita freudiana y, por otro, quie-nes reciben la información sepan por dónde se mueven los aires; es-cuchar y juzgar. Para un bonae-rense reflexionar sobre lo ocurri-do es un ejercicio de necesidad, como lo es de manera sorpresiva la reflexión sobre las propias aguas del espacio cercano, las que rodean la vida.

El propio autor ha señalado có-mo lo fantasmal del terrorismo de estado se entrevera con el miedo real y concreto, cómo es naturali-zado también que quienes gober-naron los estados de terror en mu-chas ocasiones manejen el deno-minador común de la apariencia

En la segunda parte continúa una trama en teoría alejada, mos-trando un fallido intento de aten-tado contra Videla del que salió ileso y quedó en una anécdota, sin casi mención en los medios, pese a lo que pudo suponer. Para mu-chas personas esa fue una ocasión central de sus vidas y sus muertes. Se debate la lectura entre lo que ocurre y lo que parece estar suce-diendo o, incluso, con una vuelta de tuerca más, lo que sabemos que ocurrió. El horror es más ho-rror cuando todo perdura y trans-curre desde la sensación tan difí-cilmente digerible de que en apa-riencia no ocurre nada y somos conscientes sin lugar a dudas de que ocurre y de qué manera. Qué frágil frontera para que lo maca-bro se presente en lo que parece

NOVELA

Martín Kohan.

CÓRDOBA

haber sido capaz de normalizar como técnica de avestruz, que el horror estaba tan cerca. El silencio es lo contrario de la confesión. Pa-rece consustancial en las dictadu-ras la tríada de acciones recomen-dadas para una ciudadanía co-rrecta: ver, oír, callar. Pero, advir-tamos, Confesión no es una novela sobre Videla ni sobre la dictadura, ni sobre las abuelas y nietos que la sufrieron y desaparecieron en mu-chos acasos, sino sobre las varian-tes en que la monstruosidad de un ahí afuera convive con la normali-dad, incluso a sabiendas de que lo no conocido puede emparentar con lo peor imaginado.

Cierra la tercera parte un cu-rioso diálogo entre la pequeña ni-ña de la primera parte, convertida ya en abuela del nieto, fruto de uno de los protagonistas de la se-gunda. Kohan elige unos recursos literarios distintos para cada par-te, como si necesitara cada histo-ria de un hábitat propio, incluso reconociéndose el narrador con cierto atisbo de sorpresa como uno de los enumerados parientes presentados. En ese momento la confesión no es ya doctrinal, so-cial, sino que va más allá de lo ca-tártico. Una revelación puede marcar la recomposición del puzzle que supone lo vivido y lo creído. Hay algo simbólico en esa partida de cartas que recorre un capítulo y en la que se deben mos-trar para poder terminar.

En definitiva, una lectura muy recomendable para disfrutar de los mecanismos que llevan a la li-teratura a transitar por territorios atractivos, por la palabra y por los lugares de la condición humana debatiéndose en la gestión de algo tan complejo como los silencios o lo que es igual de tremendo, la confesión, todo lo contrario del mencionado ver, oír y callar.

‘La playa y el tiempo’, de Ernesto CalabuigRELATOS

Francisco Onieva

La playa y el tiempo es el cuarto libro de relatos de Ernesto Calabuig (Madrid, 1966). En él, al hilo del tiempo y de la memoria fluyen los recuerdos, las

sensaciones, las emociones y los pensa-mientos para interpelarnos a media voz y crear una íntima sintonía emocional, sus-tentada en la palabra precisa y sobria, en la elegante naturalidad de la cadencia discur-siva, en el sereno desarrollo de la trama y en la certera delineación de unos personajes que salen de la página para sentarse a nues-tro lado y darnos la mano mientras nos mi-ran a los ojos sin impostura.

Este libro está escrito desde la controver-tida frontera de los cincuenta. La concien-cia del inicio del inevitable declive físico y la sensación de que el tiempo parece esca- Ernesto Calabuig.

parse de los dedos y de que las pocas certe-zas en las que uno puede creer se agrietan dan al volumen cierto tono melancólico que, sin embargo, lleva aparejado una para-dójica sensación de plenitud, de equilibrio, de gratitud hacia lo vivido y de serenidad ante el camino que aún queda.

«Escribir es un atrevimiento, como que-darse desnuda en la playa». Con esta frase, que es toda una declaración de intenciones, se abre el rotundo cuento inicial, que da tí-tulo al conjunto y marca el tono del mismo. El autor renuncia a las máscaras y huye de los clichés a la hora de diseñar unas histo-rias que, construidas desde la propia inte-rioridad, se levantan hacia lo universal gra-cias a la honestidad de su ensamblaje.

La cercanía de unos personajes que refle-xionan sin lamentación alguna, sino más bien con gratitud y celebración, sobre las zancadas dadas y las metas no cruzadas; la

naturalidad y elegancia tanto de la selec-ción léxica como de la sintaxis; el invisible dominio de los resortes narrativos, y la há-bil conjunción de reflexión y emoción, de humor y lirismo sabiamente contenido dan como resultado diecinueve historias di-ferentes vertebradas sobre el paso del tiem-po y la fragilidad del ser humano y convier-ten a La playa y el tiempo en uno de los gran-des libros de cuentos de los últimos años, al tiempo que confirman a Ernesto Calabuig como uno de los cuentistas más interesan-tes del panorama actual.

‘La playa y el tiempo’. Autor: Ernesto Calabuig . Editorial: Tres hermanas . Madrid, 2020.

BÁRBARA SÁNCHEZ

impoluta, como si el asco interior lúgubre necesitara de lo remilga-do en lo externo. Kohan se plantea estas dudas: ¿Puede alguien ser un asesino y ser impoluto? Sí. ¿Puede alguien ser responsable de las ma-yores atrocidades de la historia ar-gentina y ser perfectamente cir-cunspecto; ser, él mismo, estricta-mente moral? Sí.

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5Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

Joan Margarit, cotidianidad y amorPOESÍA

Carlos Clementson

Ha fallecido Joan Margarit, uno de los poetas catalanes más prestigiosos y difundidos en to-da España, Premio Cervantes

2019, así como galardonado también con el Premio Pablo Neruda. Escribió su obra no sólo en su catalán nativo sino que, a su vez, gustaba de recrear su propia versión en cas-tellano, llegando a manifestar que sus poe-mas estaban «escritos casi a la vez en ambas lenguas».

Nacido en Sanaüja, en la comarca de La Sagarra, supo compaginar con reconocida maestría su intensa e indesmayable voca-ción poética con su profesión de arquitecto y catedrático de Cálculo de Estructuras de la Escuela Superior de Arquitectura de Bar-celona. En Córdoba nos visitó en varias oca-siones, tanto en la Posada del Potro como en Cosmopoética, y muchos descubrimos su poesía confidencialmente recitada en su propia voz, lo que solía hacer de pie, con una entonación íntima y afectiva, en cálida cercanía con sus oyentes.

Hasta el año 1979 cultivó su lírica en cas-tellano, pero su frecuentación como tra-ductor al español del poeta Martí i Pol, le despertó al cultivo literario de su lengua materna. Ya en catalán, la primera etapa de su producción vio la luz en 1985 en el volu-men L’ordre del temps (Poesía 1980-1984), de cu-yas diferentes secciones podríamos desta-car sus Cants d’Hekatònim de Tifundis (una es-pecie de desdoblamiento o heterónimo transitorio del propio autor, trasplantado a la Grecia clásica, quien con palabras de Àlex Broch, «dialoga sobre los misterios de la identidad personal y lingüística».

Esta primera etapa en catalán se caracte-rizará por su clásica sobriedad y contenida emoción que, sin embargo, llega intensa-mente al lector, quien fácilmente se identi-fica con el entramado de vivencias y senti-mientos que el poeta destila con esa entona-ción serena y transparente que le distingue. Se trata de una poesía, a la vez, sobria, aus-tera y profunda, vivida, hermosa y emotiva, de una extraordinaria eficacia comunican-te en su limpia esencialidad, nada oscura ni hermética, llena de conmocionante tem-blor humano y un riguroso sentido cons-tructivo.

Toda esta inicial zona de su obra va a ca-racterizarse por un sincero sentimiento de la naturaleza, particularmente de la natu-raleza mediterránea del norte de la Costa Brava, así como por una dolorida concien-cia del tiempo, de la soledad y de la pérdida, de la temporalidad y finitud de los seres queridos, llegando, a veces, a una tesitura serenamente trágica, sin caer en lo patéti-co, nutrida de la propia experiencia, la suya personal y la de la raigal Cataluña de su tiempo -también de sus infantiles paisajes del secano de Lérida y del latido colectivo de Barcelona-; de ahí la importancia que la pal-pitación de lo cotidiano y del recuerdo tie-nen para este poeta constitutivamente ele-gíaco. En él son determinantes el senti-miento del amor y de la amistad, el de las raíces familiares, y, como se verá en poema-rios tan íntimamente estremecedores co-mo Joana, nombre de su hija, de breve y di-fícil existencia por su fragilísima salud, el sentimiento del amor paternal y el aprendi-zaje de un luminoso estoicismo fecundado por el afecto y la ternura, por la irradiante inocencia entrañable de los que sufren.

Aunque se trata de una poesía cordial-mente alimentada por la vida, algunos de estos poemas participan también de una se-rie de referencias culturales, mejor que cul-turalistas, pues son plenamente sentidas y válidamente incorporadas al texto, como fundamentales elementos conformadores también de la existencia. Una poesía del aquí y el ahora, del presente y del recuerdo, del sentimiento individual, pero que tam-bién sabe hacerse eco vivo de las grandes convulsiones colectivas como la guerra y la derrota. Aprendida en la realidad, con el

lenguaje justo y concreto de lo cotidiano que le presta un gran sabor de verdad, de verdad vivida y de verdad poética; y desde un punto de vista métrico, caracterizada por la fluente y armoniosa cadencia de sus endecasílabos blancos, que se ciñen perfec-tamente al espíritu de la composición y fa-cilitan muy gratamente su lectura.

FUERZA REDENTORA DEL AMOR Ante muchos de los poemas de Joan Marga-rit, una poesía cordialmente arraigada en el tiempo personal y colectivo que le tocó vi-vir, y particularmente anclada en sus años de iniciación y aprendizaje en la vida, nos encontramos ante una cruda realidad en blanco y negro, como un film de postgue-rra, a través de cuyas melancólicas y humi-lladas figuras solitarias entre la multitud, el poeta nos va dejando su ardua visión de la vida, una vida que, como a ciertos perso-najes barojianos, parece presentársele co-mo algo oscuro, ciego, sombrío y sin pie-dad, tan sólo consolada, o mejor, redimida, por el rayo luminoso del amor, de las rela-ciones familiares, con sus padres, su esposa, su hija -decisivas en su concepción de la existencia-, en medio de un mar de injusti-cia y soledad.

De ahí que la impresión de una amplia zona de estos versos no deje de parecernos (y con razón ardua postguerra española) confortadoramente triste. Casi toda ella trasciende un halo de apesadumbrada me-lancolía y desamparo, que nos hace pensar en el absurdo de tantas nobles y dolorosas existencias cotidianas, salvadas por la fuer-za del amor, redentor de todas las miserias, por el poder del cariño, de la generosidad y la ternura, pues, como el mismo poeta se encarga de recordarnos con un verso de Philip Larkin, «lo que nos sobrevivirá es el amor».

Ese mismo amor que irradia en ese con-movedor poema titulado «Los ojos del re-trovisor»: «Ya estamos acostumbrados los dos, Joana,/ a que esta lentitud,/ cuando, al bajar del coche, apoyas las muletas,/ des-pierte las bocinas y su insulto abstracto./ Me hace feliz tu compañía/ y la sonrisa de un cuerpo bien lejano/ de lo que se enten-diera siempre como ideal de la belleza,/ la penosa belleza, tan distante./ La he cam-biado por la seducción/ de la ternura que ilumina/ el vacío dejado por la razón en tu semblante./ Y cuando me miro en el retro-visor, no veo unos ojos fáciles de recono-cer, porque en ellos brilla el amor que allí han dejado/ tantas miradas, y la luz, y la sombra/ de todo cuanto he visto, y la paz que refleja/ tu lentitud, que está dentro de mí./ Tan grande es su riqueza/ que no pare-cen que puedan ser los míos/ los ojos de ese espejo».

«...una poesía cordialmente

arraigada en el tiempo

personal y colectivo que le

tocó vivir...»

Joan Margarit.

EUROPA PRESS

Pero, como nos manifiesta el propio autor en el prólogo a ‘El primer frío

(1975-1995)’, refiriéndose a esta etapa, «desde 1980 a 1985 publiqué diez

libros. Fue como si escribiese de una vez lo que había intentado escribir

durante los años anteriores. Pero es hasta 1987, año en que se publica

‘Llum de pluja’ (‘Luz de lluvia’), cuando ya se inicia la regularidad, lo que yo

llamaría -ya sin problemas- mi poesía. En aquel momento tenía 48 años y

se producía una ruptura con los libros anteriores (…). A partir de entonces

escribí ‘Edat roja’ (‘Edad roja’), ‘Els motius del llop’ (‘Los motivos del lobo’)

y ‘Aiguaforts’ (‘Aguafuertes’). Más tarde, ‘Estació de França’, ‘Joana’ y

‘Càlcul d’estructures’ forman un ciclo distinto que desemboca en mi

presente poético (…). Hoy me alegra ver reunidos estos libros escritos con

mi catalán de niño de la guerra y de la postguerra, mezcla del prístino

idioma de La Sagarra natal y del catalán de Barcelona, contaminado por

el castellano del franquismo de los cuarenta».

SU PROPIA POÉTICA

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6 Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Porque olvido. Diario 2005-2019’. Autor: Álvaro Vega . Editorial: Editora Regional de Extre-madura . Mérida, 2020.

Diario de la naturalidadÁlvaro Valverde recupera sus recuerdos entre 2005 y 2019 en ‘Porque olvido’Alejandro López Andrada

No está muy de moda hoy en nuestras letras la naturalidad, ese mo-do de escribir como si

quien lo hace estuviese respirando y lo dibujase todo sin esfuerzo. Es algo que no se suele valorar. La gen-te, la mayoría de los lectores, con-funden la sencillez con la memez, la naturalidad con la simplonería. Lo vemos a diario en libros de ver-sos y en novelas que parecen escri-tos por adolescentes y son, sin em-bargo, muy ensalzados por la críti-ca. Afortunadamente hay escrito-res que apuestan aún por la gran li-teratura ofreciendo al lector obras hermosas y atractivas, escritas con pulso lumínico, certero, usando un lenguaje sencillo y natural, co-mo el de estos diarios escritos por Álvaro Valverde, un escritor genui-no como pocos.

Desde hace unas décadas ya, el autor cacereño (Plasencia, 1959) ha venido ofreciéndonos poemarios y novelas de una calidad literaria in-soslayable. De su sólida trayectoria, entresacaríamos títulos en poesía como Una oculta razón (Visor, 1991), poemario que obtuvo el prestigio-so premio Loewe, Ensayando círculos (Tusquets, 1995) y su reciente El cuarto del siroco (Tusquets, 2018). En narrativa, destacan sus novelas Las murallas del tiempo (Algaida, 2000), finalista del Premio Café Gijón, y Alguien que no existe (Seix Barral, 2005). También ha editado un libro de viajes, Lejos de aquí, (De la luna li-bros, 2004) y el volumen de artícu-los El lector invisible (Editora Regio-nal de Extremadura, 2001). Publi-cado también por la Editora Regio-nal, aparece este hermoso volu-men de diarios, en el que Álvaro Valverde nos regala un armonioso tapiz de escenas íntimas, de expe-

«El autor cacereño

muestra en este libro

un hermoso retablo

de la naturalidad...»

riencias viajeras y asuntos persona-les, que el lector agradece, pues, no en balde, la materia literaria y poé-tica que fluye en cada página se nos muestra a los ojos con naturali-dad, con delicada y pasmosa senci-llez: «En Plasencia, las flores de las mimosas están a punto de brotar. En Baleares, un almendro está dis-puesto a florecer (si no lo ha hecho ya). En dos días, ay, estamos sudan-do de nuevo. Nunca he amado tan-to el frío como ahora» (pág. 79). De-liciosos fragmentos, como el ante-rior, se van engarzando a lo largo y ancho del volumen de una manera

diáfana, sublime, como si en el li-bro estuviera entrando el sol y sa-liendo a la vez por cada resquicio de sus páginas con una delicadeza cristalina.

Lo que Valverde cuenta en sus diarios aparentemente puede pa-recer banal; pero sucede todo lo contrario, pues en cada línea, en cada fragmento de este libro, ful-gura la calidez de un escritor que nos muestra su mundo, la natura-leza de su ámbito, con una elegan-cia y una ternura que conmueven. Y además nos sorprende, al mismo tiempo, la textura de un lenguaje

MEMORIAS

Álvaro Valverde.

poético, cálido, emotivo, que nos hace sentirnos dentro del autor ca-da vez que nos habla de las desapa-riciones de amigos queridos, de ve-cinos y familiares, cuya muerte de-ja un reguero luminoso de melan-colía, de inevitable ausencia, en quienes nos adentramos en su dis-curso. Escritores importantes que nos dejaron no hace mucho, como Antonio Cabrera, Ángel Campos Pámpano y José Antonio Gabriel y Galán, quedan inmortalizados, re-divivos, entre las cálidas páginas de este libro, sintiéndolos de este mo-do aún más cercanos.

Libro de viajes y de pérdidas, de encuentros, de conversaciones emotivas, de paisajes encofrados entre las pupilas del autor que, sen-timos y creemos pisar, mientras los leemos, apropiándonos de sus cie-los y de sus aires: «Esta tarde, a la hora de la siesta, croaban las ranas a la orilla del río que daba gusto oírlas. Eso me llevó a recordar mi infancia» (pág. 141). Ahí en ese ins-tante emotivo de una tarde a la ori-lla de un río uno encuentra sus raí-ces, la melodía sutil de su niñez. Y en esos momentos deliciosos de es-ta obra, de estos diarios sensibles, sobrios, austeros, hallamos la luz mejor de la poesía, la calidad narra-tiva de un poeta que sabe comuni-car lo que ha vivido como en su día lo hicieron los más grandes, Fer-nando Pessoa, Benjamin o Pavese.

El autor cacereño muestra en este libro, en este inefable volumen de diarios, un hermoso retablo de la naturalidad, un manojo de pági-nas cálidas, sensibles, donde el lec-tor encuentra el resplandor de las cosas sencillas, esenciales, que no pasan: el vuelo de un pájaro, la au-sencia de un amigo, el olor matinal y emotivo de un café, el retrato del campo durante un viaje en auto-móvil, pequeños detalles que sus-tancian cualquier vida, como la del escritor Álvaro Valverde, un nove-lista y poeta imprescindible.

‘3.197 pasos’, de Gloria Cambrón

NOVELA

María Rosal

Un número enigmático, 3.197, es el título de la última novela de Gloria Cambrón. Son los pasos que separan la vivienda de Isa-

bel, la protagonista, y el cementerio del pueblo en el que la esperan dolorosos re-cuerdos.

Centrada en el entorno de Hinojosa del Duque, la historia nos ofrece un conjunto de imágenes y personajes evocadores con los que resulta fácil empatizar. Se constru-ye la obra a través de un fresco de la vida ru-ral en la España de posguerra, hasta la ac-

‘3.197 pasos’. Autora: Gloria Cambrón . Edita: Imprenta Li-topress . Córdoba, 2021.

PEDRO GATO

tualidad. En ello conecta con su novela an-terior, La mula roja (2017). Es la cuarta obra de Gloria Cambrón que ya publicó La inteli-gencia de las palabras (2013) y La ciudad de Dios (2014). Una nueva entrega, reveladora del mundo de las mujeres, del espacio interior, de su fuerza y razón que acaba trastocando la vida de quienes las rodean.

‘El mismo mito, la otra voz’, de Manuel Guerrero

POESÍA

M. Rosal

M anuel Guerrero (Córdoba, 1980) aborda, en su última obra, El mismo mito, la otra voz, la relectura plural de los

mitos femeninos con una voz propia en la que predomina la sensibilidad y el buen hacer. Por sus páginas discurren Pandora, Proserpina, Dafne, Ariadna y Medusa.

El mito clásico lo aborda Manuel Gue-rrero desde la contemporaneidad y ofrece nuevos perfiles desde el cuestionamiento del patriarcado: «No, no somos trofeos/so-mos mujeres».

‘El mismo mito, la otra voz’. Autor: Manuel Guerrero . Edi-ta: Plataforma de Escritoras del Arco Mediterráneo . 2020.

Manuel Guerrero ha publicado: El des-nudo y la tormenta (2009), Loco afán (2011), Las salinas del silencio (2015) y La ciencia de estar contigo (1918), entre otros.

Como crítico literario, Guerrero ha pu-blicado Estudios críticos de literatura del Siglo de Oro (2008) y Al compás literario del tango (2017).

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7Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Un lector’. Autor: George Steiner . Editorial: Siruela . Barcelona, 2021.

Volver a George SteinerSiruela recupera en ‘Un lector’ artículos publicados por el pensadorPedro García Cueto

La editorial Siruela ha pu-blicado Un lector, de George Steiner, que recoge mu-chos de sus artículos apare-

cidos en libros y revistas, con el afán de dar a conocer, a los que no han tenido la suerte de leerlo, sus opiniones sobre política, literatura o historia.

La selección de textos de libros tan apasionantes como La muerte de la tragedia, Después de Babel y Lenguaje y silencio, entre otros, nos pone en-frente a un pensador que ya supo con claridad que el siglo XX no aca-baba con la poesía como pensaba Adorno, después de los campos de exterminio nazi, pero sí dejaba una gran frustración en los seres humanos ante la capacidad de maldad de una raza superior como la nuestra. Esa maldad y la inten-ción de comprender qué hay de-trás de un hombre inteligente para aniquilar a miles de personas nos deja pensativos ante la barbarie que se perpetró durante el siglo pa-sado.

En el capítulo titulado «Cuestio-nes alemanas», Steiner cita a Ernst Wiechert, escritor que publicó El bosque de los muertos. Wiechert es-condía en su jardín lo que escribía ante la dureza y el testimonio que narró de su vida en Buchenwald: «En El bosque de los muertos nos ha da-do un informe sosegado y breve de lo que vio en el campo de concen-tración. Vio que los judíos eran tor-turados hasta morir bajo inmensas cargas de piedras o maderos (cada vez que se paraban para respirar eran azotados hasta que caían muertos)».

Los médicos del campo no toca-ban ni a los judíos ni a los gitanos para que la herida que tenían no les infectara a ellos, ni siquiera em-

«Lo que consigue este

repaso a tantos textos

de George Steiner es

poner una luz en la

inteligencia»

pleaban guantes para evitarlo, de-jaban que se infectara más hasta que se gangrenase. Steiner comen-ta que muchos alemanes alegaron ignorancia después de la guerra al conocerse las atrocidades de los campos, aunque él lo puso en tela de juicio. La obsesión por los cam-pos de concentración persigue a Steiner porque está centrado en la idea de la maldad humana, cómo un pueblo culto pudo llegar a esos extremos de barbarie.

Hay otros temas en esta selec-

ción rigurosa y brillante, como el apartado titulado «Crítico/ Lector», donde habla de la capacidad del crítico para entender y traducir el mundo. Si el crítico se deja llevar por sus gustos y a veces es arbitra-rio, el lector se crea un canon que sigue firmemente.

La idea de la inmanencia frente a la trascendencia pone al lector ante el deseo de trascender lo leído de su momento, de llevarlo a un te-rreno que está fuera del tiempo, de envolverlo en un espacio que sea siempre eterno. Como Steiner su-po ver la lectura nos aleja de lo temporal y nos sumerge en un es-pacio donde todo es instante, sin pasado ni presente. Cuando lee-mos las grandes novelas (muy inte-resante en el libro el apartado dedi-cado a comparar a Tolstoi con Dos-toievski) nos hallamos en un mo-mento único, donde solo somos nosotros con nuestra avidez cultu-ral para imaginar como lectores lo que ha escrito el autor. Tanto es así que incluso somos creadores de un libro que vamos gestando en nues-tra imaginación.

Pero también en la avidez cultu-ral de Steiner encuentra en Home-ro y Tolstoi motivos de convergen-cia, como dice en el apartado «Ho-mero y Tolstoi»: «El Homero de la Ilíada y Tolstoi concuerdan tam-bién en otro aspecto. Su imagen de la realidad es antropomórfica; el hombre es la medida y el centro de la experiencia. Además, la atmósfe-ra en la cual vemos moverse a los personajes de la Ilíada y de las nove-las tolstoianas es profundamente humanista y hasta secular».

Da la impresión que George Steiner supo mirar la literatura co-mo si descifrase un código, lleno de comparaciones, afinidades y dife-

ENSAYO

George Steiner.

rencias. En esta selección de textos alumbra el hombre sabio que sabe recitar de memoria los pasajes de la novela (en la estela de Bloom, que seguía impartiendo clases muy enfermo, recitando párrafos de poemas a sus alumnos). Esta ca-tegoría de gran humanista late en Steiner, que va más allá del crítico o el lector, es el hacedor del lengua-je que transforma al leer todo lo que escucha en ese diálogo autor-lector en una torre de inteligencia y verdad.

Por el libro pasean grandes no-velistas como George Eliot (la auto-ra de Middlemarch), D.H. Lawrence (el gran novelista que supo ver la psicología de las mujeres como na-die y la sexualidad latente en ellas), Henry Miller, James Joyce y mu-chos otros, sin olvidar a Homero, Horacio y otros clásicos.

Lo que consigue este repaso a tantos textos de George Steiner es poner una luz en la inteligencia, hacer más fácil la lectura de todos ellos, poner una vela en las pala-bras para que sean llama y nos con-viertan a los lectores en un arsenal de recuerdos que vivirán siempre en nosotros. Su afán de hacer lite-ratura comparada nos sirve para aprender y saber leer de otra mane-ra, con otros ojos, con otra inten-cionalidad.

Ya no quedan sabios como Stei-ner, ya se han ido muriendo los grandes como él y Harold Bloom, mucho más que críticos o profeso-res, seres que llevan la literatura en la memoria y que han alumbrado en generaciones de alumnos y de lectores una llama, la de la sabidu-ría.

Cuando terminamos esta selec-ción de textos ya sabemos que su huella queda en nosotros, nos hace mejores y seguiremos amando la li-teratura con un afán nuevo, el que descubre el que lee como si escu-chara, el que escribe como si el tiempo fuera eterno.

Catulo, Horacio y MarcialPOESÍA

Manuel Gahete

El número 6 de la colección Poéti-cas, dirigida por el poeta y crítico literario José Sarria, especializada en la recuperación de textos im-

prescindibles para comprender la naturale-za humana tanto en su contexto sincrónico como en su evolución diacrónica, nos acer-ca en esta ocasión a la obra del veronés Vale-rio Catulo, el venusino Quinto Horacio Fla-co y el bilbilitano Marco Valerio Marcial, tres de los más grandes autores de la anti-güedad clásica, afincados en Roma donde desplegaron con menor o mayor ventura su talento perspicaz y palmario. El ensayista y traductor Ernesto Fernández Busto, respon-sable de la edición, nos advierte sobre los

que separa lo amargo de lo dulce, lo mor-daz de lo elegíaco, fel y mel, amor y odio que perturban, por su paradójica proximidad, el espíritu humano.

La exaltación del carpe diem, feraz y lu-minoso en los escritos paganos, marca los textos del poeta de Verona que deconstru-ye el falaz escenario del bonus amor elogiado por el imperio, evidenciando el abismo en-tre el idealismo de la fidelidad y el drama de la realidad que acaba convirtiendo la pa-sión amorosa en un padecimiento vergon-zante.

Mas apolíneo en su versión del tópico, Horacio afina el punzante ímpetu de la líri-ca griega y refrena el torpe imperativo de la pasión para acercarse a la fisonomía del im-perio. Cuando Marcial nace, Roma sigue siendo centro imperial y cuna del éxito lite-

rario por lo que allí se establece el joven his-pano para obtener los beneficios de su ars poética, granjeándose la amistad de reputa-dos escritores, el favor de los emperadores Tito y Domiciano y la admiración de un pú-blico entregado a sus ingeniosos epigra-mas.

El traductor cubano -con la mesura que requiere la corrección de lo académico y atento siempre al paladar estético de la poe-sía- ha penetrado con lúcida conciencia en el interés de estos textos para recordarnos su actualidad y su placer, mezcla sabia de pensamiento y emoción, de reflexión e iro-nía, de introspección y descubrimiento; textos que, sin duda, no dejarán indiferen-tes a los lectores más osados.

‘Catulo, Horacio, Marcial. Miel y hiel’. Editorial: Valpa-raíso Ediciones . Granada, 2020.

CÓRDOBA

peligros que supone adentrarse en la dife-rente mentalidad que separa dos mil años de historia, en una época que tiene poco en común con la nuestra y la disímil concep-ción sintáctica y métrica que estructura la lengua madre de sus derivaciones posterio-res; pero a la vez nos insta a comprender lo necesario de reconocer el tas donde se forja lo universal del pulso de la vida y las pasio-nes renovadas.

Pero la traducción poética tiene un do-ble riesgo, el de su precisa interpretación, común a todas las traducciones, y la desvia-ción que supondría verter en prosa lo que fue escrito para transmitirse en verso, re-quisito inexcusable para extraer con rigor la intensidad del poema, lo complejo de su concisión y lo misterioso de su sutileza. Así el editor nos avisa sobre la invisible línea

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8 Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Entre Dios y la nada’. Autor: Carlos Clementson . Editorial: Universidad de Córdoba . Córdoba, 2020.

Entre Dios y la nadaCarlos Clementson profundiza en la poética existencial y mística de Miguel de Unamuno Alberto Monterroso

La más reciente obra de Carlos Cle-mentson es un exquisito y original ensayo que titula Entre Dios y la na-da, un estudio lúcido e iluminado

sobre la poesía de Miguel de Unamuno, donde el autor se centra en los elementos clave que componen la poliédrica y por-tentosa figura de don Miguel, en especial la pasión religiosa, Unamuno ante la críti-ca, las fuentes y la reivindicación que hace de la lírica inglesa. Pero lo más sorpren-dente de esta obra no es el acercamiento científico del Clementson profesor, sino el emotivo del Clementson poeta. Lo que añade verdad a este ensayo no es solo el fi-no olfato de escritor que posee el autor o su mirada certera de crítico literario, sino los distintos y complementarios modos de aproximarse al Unamuno poeta y filósofo. El autor, no se sirve solo, como ocurre en este tipo de libros, de un acercamiento ra-cionalista, lógico, conducido por la razón discursiva y el rigor científico. Lo novedo-so del enfoque es la forma que tiene Cle-mentson de completar esa visión, de abor-dar la compleja personalidad poética de Unamuno, no solo filósofo sino, ante todo, poeta visceral, hombre contradictorio que no se entiende solo desde la racionalidad, sino también desde el componente emoti-vo y poético.

Para ello, el autor intercala dos capítu-los en los que explica a Unamuno y Cernu-da desde la propia poesía, es decir, desde una aproximación puramente literaria, al-go que solo puede hacer un profesor y crí-tico literario como él, que, a la vez, es tam-bién poeta. Con este fin recurre a la poesía didáctica, tan olvidada hoy y tan impor-tante en la antigüedad.

Y Carlos Clementson sabe emplear sus cualidades de poeta para completar ese acercamiento científico que ya ha perge-ñado en los primeros capítulos. La poesía didáctica le sirve para limar el conflicto entre la dura materia de la filosofía y el componente poético que aparece en Una-muno a cada momento, un personaje vis-

«El suyo es un atrevimiento

magistral: hay que unir en

un mismo crítico el

conocimiento científico, el

arte de ser poeta...»

es un atrevimiento magistral: para ello hay que unir en un mismo crítico el cono-cimiento científico, el arte de ser poeta y el dominio de los géneros poéticos clásicos, porque hoy la poesía didáctica ha sido

apartada del universo conceptual de la lí-rica, excluida del Parnaso con soberbia, en una actuación casi tiránica por parte de nuestra moderna concepción poética, que la rechaza sin saber que el acercamiento más completo a un autor como Unamuno se hace desde la ciencia pero también, in-disolublemente unido a ella, desde la poe-sía. Aquí, el elemento poético tiene una misión de servicio, de intermediación: a través del poema didáctico, el autor consi-gue una representación más completa del hombre y su mundo, del filósofo y del ar-tista, de ese dogmatófago hambriento de Dios que era Miguel de Unamuno.

Las fuentes comunes que comparten Unamuno y Cernuda permiten al autor

ENSAYO

Miguel de Unamuno, protagonista del libro de Carlos Clementson.

EFE

‘¿Quiénes somos. Libros de la literatura española del siglo XX’. Autor: Constantino Bértolo . Editorial: Periférica . Cáceres, 2021.

Si la literatura es una de las herramientas que la socie-dad utiliza para construir su identidad, un espejo en el que mirarse y reconocer-se, esta propuesta nace de un intento de saber cuál se-ría la respuesta de la litera-tura a la pregunta de quié-nes somos. El crítico y edi-tor Constantino Bértolo des-pliega en ¿Quiénes somos? su extensa experiencia, su pro-fundo conocimiento de las

letras españolas y una capacidad de análisis acerada para ofrecer un recorrido en clave histórico-crítica de la literatu-ra producida durante el siglo xx. Por estas páginas transi-tan desde Azorín y Ramón J. Sender hasta Olvido García Valdés y Luis Magri‟nyà, pasando por Luisa Carnés, María Zambrano, Juan Eduardo Zúñiga o Rafael Chirbes. Del mundo rural al proletariado y la revolución, de la Guerra Civil y la posguerra a la resistencia antifranquista.

‘Verde’. Autor: Luis Foronda . Edita: Fundación Huerta de san Antonio . Jaén, 2021.

Yago Arentín es un adoles-cente retraído con un pro-blema de cojera que ansía «andar mundo». La oportu-nidad le vendrá de la mano de su tío Pepe. Un optimista nato, bondadoso, de enor-me corazón y de absoluta mala suerte. Ambos recorre-rán, en un Seat 131 de color verde esmeralda, las llanu-ras de la Mancha, vendien-do macarrones de pueblo en pueblo, de tienda en

tienda, hilvanando historias. Un viaje que es el retrato de la España de la Transición en el año 1977, con una democra-cia aún verde, tan verde como lo está Yago para descubrir el amor secreto de su tío. En Verde, su tercera novela, Luis Fo-ronda habla de la muerte, de la soledad, del amor imposi-ble y de las ganas de ser libres. Y lo hace con un pollo que pi-cotea un cáncer, un ángel que anhela su libertad, unos vientos celosos y una espada de fuego.

‘Lo nomal’. Autor: Juan Gar-cía Rodenas . Editorial: Uno Editorial . Albacete, 2020.

Fuera de lo normal son es-tos poemas de Juan García Rodenas. Toda una invita-ción a observar con nuevos ojos lo cotidiano, desde su simple extrañeza, desde su rebeldía manifiesta y cierta radicalidad con el lenguaje y sus posibilidades. Desde la emoción y valentía a un tiempo, nos llegan estas pautas para descubrir una propuesta original, distin-ta, cercana a la poesía que

se forja desde un sentimiento profundo y que se manifiesta de forma natural. Lo más sencillo halla aquí un motivo, una excusa para ‘provocar’ en el lector algún tipo de emo-ción, bajo ese tono a veces irónico, a veces tierno, u otras contundente; los poemas acaban convirtiéndose en un trance necesario, en un avance hacia nuevas posiciones frente a las cosas, los lugares, las situaciones que generan ese chispazo hacia lo poético. ANTONIO LUIS GINÉS

ENSAYO NOVELA POESÍA

ceral y racional a la vez, un hombre que so-lo puede entenderse como lo hace Cle-mentson, desde el anudamiento entre el saber y la imaginación, de la conjunción de rigor científico y aliento lírico. El suyo

asociar a ambos poetas en un jugoso capí-tulo titulado «La sed de eternidad» que ha-ce al poeta (ecos unamunianos en la poe-sía de Luis Cernuda). Precisamente, el últi-mo tercio del libro se dedica a Luis Cernu-da, desde el mismo acercamiento con que nos desnudó a Unamuno: una exposición original, un enfoque a la vez científico y poético, cuyo colofón es un poema final, de estilo lírico didáctico, en que apostrofa a Cernuda para desvelar, desde el misterio de la poesía, la zozobra espiritual que afec-ta al poeta en un momento determinado de su exilio en Gran Bretaña.

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9Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Puertas de oro. Iti-nerario poético’. Autor: José María Álvarez . Editorial: Ars Poética . Ovie-do, 2020.

Itinerario de José María Álvarez‘Puertas de oro’, un recorrido por la obra del escritor en la editorial Ars PoéticaJosé Antonio Sáez

Del grupo de los 70 o de los novísimos, José Ma-ría Álvarez es uno de los poetas que han per-

manecido más fieles a los orígenes de todo cuanto caracterizó a esta generación de la lírica española. Y ello, tal vez, de la mano de Luis An-tonio de Villena y puede que hasta de Guillermo Carnero. De la poe-sía de la generación anterior, la del 50, enlazan con Francisco Bri-nes y Jaime Gil de Biedma. De la del 27, con Cernuda; además de con poetas universales como Ka-vafis o Eliot. En el caso de Álvarez, también con Borges. El cine, la pintura y el arte en general, la téc-nica del collage aplicada al poema, la clara conciencia de acabamien-to de una época terminal de la his-toria de la humanidad y la vulga-rización del arte, cuya aristocra-cia defienden como algo selectivo ante la invasión de las masas de turistas que no consideran ins-truidas para valorarlo, la liberali-dad en lo erótico y la libertad del individuo frente a las ideologías políticas dominantes que lo mani-pulan, son algunos de los argu-mentos más recurrentes y socorri-dos de sus poemas. Se trata de un decadentismo aristocrático y se-lectivo que se muestra, en lo per-sonal, en el refinamiento de las formas de vestir y de un romanti-cismo basado en la contempla-ción de la belleza de ciudades icó-nicas de la antigüedad clásica o el renacimiento, como Venecia, Ro-ma, París o Constantinopla. Es un detenerse ante las ruinas y apren-der a descubrir en ellas la digni-dad y la belleza que atesoraron, así como la capacidad destructora del ser humano ante la civiliza-ción y el arte en todas sus facetas.

En el caso de José María Álva-rez, la literatura va de la mano de

«... la literatura va de la

mano de la música, de

la pintura, de la

escultura y la

naturaleza»

la música, de la pintura, de la es-cultura y la naturaleza. Es la suya, pues, una poesía de honda raíz ro-mántica, donde decadentismo, simbolismo y clasicismo se dan la mano con el erotismo y la libertad del individuo desencantado de un presente zafio y, en consecuencia, acaparador de un pasado cultural esplendoroso. Algo o mucho de un cierto sentimiento de autodes-

trucción se acumula también en sus textos a través del abuso del al-cohol y el tabaco, que parecen coadyuvar a hacer más soportable la realidad en la vigilia. Ese deca-dentismo se muestra en el simbo-lismo de ciudades como Venecia, que se hunde lentamente en el mar con todos sus palacios, su his-toria y la belleza única que ateso-ra. Como Venecia, la humanidad también se hunde lentamente en el proceso de su propia extinción, de su propio aniquilamiento a tra-vés de ideologías devastadoras, el pseudoanalfabetismo y embrute-cimiento de la inteligencia, de la aniquilación de la conciencia y la dignidad humanas.

El poeta se salva de la constata-ción de ese proceso a través de la poesía, la música, el erotismo, la sofisticación y el arte en general, haciendo alarde de un refina-miento aristocrático y decadente que utiliza como máscara ante la muerte, ante la propia decadencia física del cuerpo acosado por el tiempo o la edad. Álvarez cultiva su imagen de escritor público y lo hace con una actitud elegante, co-mo un diletante, practicando una suerte de dandismo. Al final, no son sino la destrucción, el deterio-ro y la muerte quienes aguardan su turno y no se trataría sino de le-vantar un muro frente a ellos, co-mo si tal cosa fuera posible y no vi-niese a parar todo en una vana ilu-sión. Cada uno sobrevive como puede en este naufragio que es vi-vir y la postura vital y artística del poeta de Cartagena está cargada de una honda razón moral, de una ética aristocrática de supervi-vencia desoladora. Cada uno lu-cha contra la soledad como pue-de, contra el desamor, contra el horror y contra la consciencia lú-cida de la muerte, dando brazadas en medio del mar para no ahogar-se. Quien puso en nosotros el ger-men de la vida puso también, y al

POESÍA

José María Álvarez.

mismo tiempo, el germen de la muerte y, con él, el de la autodes-trucción.

El escritor navarro Alfredo Ro-dríguez, editor del volumen, se ha convertido en uno de los mejores conocedores de la obra del poeta novísimo, de quien ha publicado varios volúmenes de conversacio-nes: Exiliado en el arte (2013), La pa-sión de la libertad (2015) y Nebelglanz (2019); así como la antología de poemas venecianos del autor murciano, El vaho de Dios (2017). El lector encontrará su enjundioso estudio preliminar, «El sueño de la cultura», estructurado en justi-ficadas secciones que nos hablan del itinerario vital de un poeta verdadero, de las entradas al mag-no libro de libros que supone Mu-seo de cera, forjado con la obra escri-ta por el poeta José María Álvarez entre los años 1960 y 2002, para preservar la belleza del mundo de la nueva llegada de los bárbaros, paseando por las distintas galerías del museo; esto es: el devenir suce-sivo de las obras que han ido enri-queciendo ese Museo de cera, así co-mo, ya en el apartado IV, y des-pués de dar por concluido el paseo a través de las salas o poemarios que lo componen, para adentrar al lector en la obra publicada por el poeta de Cartagena entre los años 2006-2018, última etapa de la producción literaria, hasta el momento, de un poeta que ha si-do además un gran viajero, confe-renciante, narrador, organizador y coordinador del homenaje vene-ciano a Ezra Pound o de los en-cuentros murcianos de «Ardentí-sima».

Nihiloma, la caídaPOESÍA

Antonio Luis Ginés

Apuesta arriesgada la de Rubén Martín con este poemario, no so-lo por la forma, sino también porque el contenido debe ir en

equilibrio con ésta. Poesía con cierto grado de fragmentación pero que no pierde de vis-ta un discurso, una dirección muy concreta que el lector pronto irá desvelando. La red que nos domina y en la que creemos mover-nos con cierta libertad, muestra un fallo, y a través de esa fisura el sujeto revela y visuali-za la caída de dicha red, de esos restos que nos vamos encontrando, y entonces surge la crítica a todo un sistema, a cómo se es-

surgiendo durante esta «caída», que el pen-samiento -no un yo lírico en el sentido tradi-cional- pone de relieve, destilando el asom-bro por lo que sucede, y cómo sucede.

No parece haber memoria y se construye un presente frágil, sujeto al momento de necesidad. Ese desarraigo promueve buscar otros vínculos, aunque sean inestables, con-fusos, readaptarse a una situación, y en la red, a pesar de todo, se halla amparo, cobi-jo. El humano ante la máquina. La máqui-na y su insaciable red. El encuentro, la caí-da. Una propuesta sólida, arriesgada y no apta para lectores indolentes, que bien me-rece una oportunidad lectora.

‘Nihiloma’. Autor: Rubén Martín . Editorial: Liliputienses . Cáceres, 2020.

CÓRDOBA

tructura, adquiriendo pronta visibilidad: «hasta llegar a aquí / a este ahora / este deli-rio de cristal cuyas entrañas consumimos».

Lo lírico identificado como poético que-da en otro plano, la sencillez expresiva del lenguaje apunta y deja en desnudo un siste-ma que anula al individuo como tal, en pro del grupo, del que tampoco se tiene una conciencia clara, definida. La distorsión, la anomalía que el sujeto desnuda desde la conciencia, implica también a lo visual del mensaje, a las palabras, que parecen verse afectadas en los versos, y por ende la comu-nicación, el lenguaje. Qué es lo real, qué fic-ción, si la ficción que se vive es la única rea-lidad que queda, si la conciencia apenas se distingue del sueño. Cuestiones que van Rubén Martín.

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10 Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Ideas y poder. 30 biografías del siglo XX’. Autor: Juan Pablo Fusi . Editorial: Turner . Madrid, 2019.

Biografías de ideas y poderJuan Pablo Fusi analiza la vida de 30 personajes destacados del siglo XXAntonio González Carrillo

Algunas de las ideas del libro Teoría de la biogra-fía, de María Teresa Ol-mo, las recoge Juan Pa-

blo Fusi, catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Ma-drid en 30 biografías del siglo XX (Ideas y poder), editada por Turner Libros en 2019.

Las grandes tormentas ideoló-gicas han comenzado con las ideas y los grandes hechos históri-cos del siglo XX con un reflejo de ello. La igualdad, el psicoanálisis, el feminismo, el fascismo, el co-munismo, Europa y el euro pési-mo o la relatividad son algunos de los temas tratados.

Toda acción histórica requiere siempre, además, algún nivel de organización articulada a través de decisiones y actos individuales, que es objeto de investigación en esta obra. La Historia no es sino la esencia de innumerables biogra-fías. Aparecen, entre otras, perso-nalidades tan fundamentales co-mo Freud, Pankhurst, Trostski, Einstein, Keynes, Monet, Ben-Gu-rion, Sartre y Simone de Beauvoir, Luther King, Mandela e Isaíah Ber-lín.

Dada la imposibilidad de rese-ñar a todos y cada uno de los bio-grafiados por el historiador Fusi, haré una selección de algunos de los más destacados.

Lytton Strachey, del grupo de

«Las biografías

recogidas son claves

necesarias para

entender el complejo

siglo XX»

Blomsbury, ya en 1918 había es-crito Ilustres victorianos acerca de personajes eminentes de la época, que eran unas refinadísimas y maliciosas biografías, lo que de-muestra el interés de la cultura británica por este tipo de sem-blanzas. Una de las más celebra-das fue la que dedicó a la pionera del feminismo Emmeline Panskhurst, que también aparece en este ensayo (a pesar de las po-cas mujeres seleccionadas).

Entre nosotros fue Ortega quien narró las peripecias vitales de Vives, Galileo y Velázquez, en-tre otros muchos. Consideraba que el ser humano era un ser bio-gráfico, sin naturaleza, con histo-ria. En Meditaciones del Quijote (1914) sostenía que había hombres deci-didos a no contentarse con la rea-lidad. Uno de ellos era Lawrence de Arabia, que también aparece en este ensayo.

Freud es el primero de la larga lista, que fue biografiado por un colaborador suyo, Ernest Jones. Es-te psicólogo fue quien cambió pa-ra siempre la percepción que tene-mos de nosotros mismos.

Presta especial atención a los tres personajes que hicieron la Re-volución de Octubre: Lenin, Stalin y Trotski. Del primero señala que carecía de sensibilidad democráti-ca; del segundo habla que era un seminarista al que califica de emi-nente mediocridad, cruel y despó-tico. Del tercero destaca su talante

cología de las multitudes. El ale-mán, en la versión de Kershaw, te-nía en su antisemitismo la esencia de su locura y su barbarie.

La mayor parte de este ensayo gira en torno a figuras de la esfera anglosajona. Entre ellos glosa la fi-gura histórica de W. Churchill, que tuvo como objetivo derrotar al nazismo, lo que cambió la histo-ria del mundo. En cambio, prefe-ría a Franco respecto al Frente Po-pular. Criticaba a Gandhi y defen-día el Imperio Británico.

De J.M. Keynes (1883-1946) se-ñala que este célebre economista liberal asumía plenamente la idea de justicia social y del bienestar de las mayorías como responsabi-lidad del gobierno al servicio de los fines públicos del Estado.

Como español elige a Manuel Azaña, demócrata radical y refor-

HISTORIA

Juan Pablo Fusi.

EFE

mista contra la falsa imagen de él como revolucionario. Considera que los méritos y los errores de la República fueron suyos.

Las biografías recogidas en este libro son en muchos sentidos cla-ves necesarias para explicar y en-tender el complejo siglo XX. Cada una de sus vidas refleja su perso-nalidad, su capacidad de lideraz-go, sus ideas y el contexto en el que se desarrollaron. De manera que cada biografía aspira a ofrecer el hecho histórico, de una manera pura, completa, en su realidad.

Una moral y una estéticaNOVELA

Pedro M. Domene

Rosa Chacel (Valladolid, 1898- Ma-drid, 1994) supo situarse a la van-guardia de los años veinte sin des-cuidar la más fecunda tradición

intelectual española, y cualquier esfuerzo que suponga rescatar una meditada y pro-funda obra para un lector curioso de hoy, puede que resulte todo un acontecimiento, pongamos por caso una cuidada edición que la granadina Cuadernos del Vigía pu-blica en una nueva colección, La mitad igno-rada, con nombres propios de algunas de las mujeres más influyentes del comienzo de siglo pasado, Carmen de Burgos, Concha Méndez, Elisabeth Mulder, entre otras.

La vallisoletana fue, desde un punto de vista intelectual una persona tan exigente

como generosa con su obra, aunque se con-sideró autodidacta creció en un ambiente artístico e intelectual atípico, según cuenta en Desde el amanecer (1972), autobiografía de los diez primeros años de su vida, crónica de una niña que busca su camino a través de negaciones y oposiciones muy firmes que la llevarán hacia posiciones de van-guardia, sin descuidar la tradición más fe-cunda: Cervantes, Larra, Galdós o Unamu-no, a quienes dedicaría páginas deslum-brantes en sus ensayos. Alumna de Valle-In-clán en la Escuela de Bellas Artes de San Fer-nando, conoció y trató a Juan Ramón Jimé-nez, quien en su obra, Españoles de tres mun-dos (1942), le dedicó dos autorretratos; asis-tió a las tertulias de Ramón Gómez de la Serna y de Ortega y Gasset, a quienes consi-deró sus maestros.

A esa España pertenece Estación. Ida y

vuelta (1930), que edita Jairo García Jarami-llo, una novela en sintonía con la transfor-mación del género que se gestaba por en-tonces, con Proust y Joyce a la cabeza como referentes de la joven Chacel, una obra que tiene mucho de metaficción, cuenta la re-visión del camino que emprende un joven narrador-protagonista, e incluye una histo-ria de amor y el recuento que se va hacien-do de esta. De «modernaza» la califica Mar-ta Sanz, en su prólogo a esta edición. Y, pa-ralelamente, el texto de Chacel resulta la crónica de los cambios preferenciales de una nueva generación que intentaba una moral y una estética distintas de las ante-riores. Calificada, a su vez, de novela de ideas, pues el pensamiento de Ortega, y el concepto de razón vital como núcleo, re-presenta a los monólogos del protagonista, muy en la línea de lo que después hará Sar-

‘Estación. Ida y vuelta’. Au-tora: Rosa Chacel . Editorial: Cuadernos del Vigía . Grana-da, 2020.

tre en su celebrada, La náusea (1938), con la filosofía de Heidegger como telón de fon-do.

Es su primera novela, aunque ya se aprecia su capacidad para transcribir la vi-da interior de sus personajes, y ofrece as-pectos visuales que se traducen en auténti-cas epifanías, o esa fuerza de vida que se concreta en la realidad última, incluso ilu-minaciones, como esclarecimiento inte-rior para llegar al fondo y dilucidar un asunto o una doctrina que la narradora irá desarrollando en obras posteriores, como La sinrazón (1960), una de sus más significa-tivas, que aportará un lenguaje preciso, justo, un uso mágico de la palabra, aun-que mágico en el sentido de un auténtico valor de alquimia.

totalitario, objeto de una persecu-ción inaudita.

En el lado opuesto, las figuras de Mussolini y Hitler, una brutal amistad. El italiano, un ilumina-do irracional, poseído, orador de masas y buen conocedor de la psi-

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11Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

‘Filosofía ante el desánimo’. Autor: José Carlos Ruiz . Editorial: Destino . Barcelona, 2021.

La penúltima oportunidad del logosJosé C. Ruiz reclama el pensamiento crítico en ‘Filosofía ante el desánimo’Juan María Prieto

Bertrand Russell ya advirtió cómo, frente a otros «negocios prácticos», el ser humano considera la Filosofía una ocupación inocente, frívola e inclu-so inútil. En su obra Los problemas de la filosofía, el

británico reflexionó acerca del valor de dicha disciplina y la necesidad de dedicarle tiempo suficiente a su estudio. José Carlos Ruiz, profesor de la Universidad de Córdoba y uno de los filósofos de referencia en el panorama nacional, vuel-ve a las librerías con su nuevo ensayo, Filosofía ante el desánimo, un ensayo rotundo y preclaro que nos invita a adoptar una actitud crítica para combatir los grandes ma-les del siglo XXI.

Tras el éxito de obras como De Platón a Batman (2017) o El arte de pensar (2019), Ruiz gesta con su última obra un minu-cioso recorrido a través de diversos ámbitos vivenciales del ser humano, trazando un lúcido análisis con que proble-matizar aquellas actitudes a que nos ha llevado el progreso en las últimas décadas. Lejos de los gurús de la autoayuda, Ruiz se impulsa en la Filosofía para abordar frontalmente cuestiones como la identidad, el amor, la edad o el entrete-nimiento -entre otras-, tomando un enfoque clarificador aunque severo a través del cual ofrecernos la luz del logos. En ese sentido el ensayo -lejos de cualquier sustrato pater-nalista o motivacional- articula sus capítulos con un espíri-tu estructural similar al de un decálogo, ofreciendo una breve sentencia -casi un aforismo- que abre la reflexión en las sucesivas cuestiones en que se detiene el autor y ayudán-donos a tomar conciencia del carácter terapéutico de la sa-biduría.

ENSAYO

Maternidad como lucha

POESÍA

Francisco Onieva

En su apuesta por difundir al-gunas de las voces más inte-resantes de la actual poesía hispanoamericana, Edicio-

nes Liliputienses publica en nuestro país La escuela, el castillo, de la poeta ar-gentina Tamara Domenech (La Plata, 1976), editado hace dos años en su pa-ís natal por la editorial El Ojo del Már-mol.

El volumen, compuesto por ciento diez poemas escritos durante el año 2015, se estructura en once fotogra-mas de diez historias protagonizadas por otras tantas mujeres que compar-ten inquietudes, frustraciones, anhe-los, necesidades y afectos mientras es-peran a sus hijos a la puerta del cole-gio, en unas conversaciones teñidas de urgencia y cotidianidad.

Estas madres aparecen dibujadas de manera impresionista: el inconfor-mismo visceral, la irrenunciable inte-gridad, las grietas inconfesables, los vacíos sentimentales, las derrotas ínti-mas, la necesidad de tener una casa propia, la urgencia de disfrutar de

José Carlos Ruiz.

‘La escuela, el castillo’. Autora: Tamara Dome-nech . Editorial: Edicio-nes Liliputienses . Cáce-res, 2020.

CÓRDOBA

En el primer capítulo, el ensayo parte del concepto de «bulimia emocional», abordando esa desafortunada confi-guración identitaria, exhibicionista y virtualizada, que na-ce como consecuencia de la hipermodernidad y la tecno-globalización. Ruiz echa en falta esa tensión hacia lo exte-rior, hacia lo desconocido, en una actitud caprichosa e hi-peractiva con que el ser humano trata de apoderarse de la realidad. En ese contexto se han desvanecido la curiosidad y el asombro, que no solo han marcado secularmente al ser humano sino que fueron el origen de la Filosofía allá por el siglo VI aC.

En la obra, por lo que respecta a las relaciones persona-les, Ruiz analiza también el modelo de amor «líquido» -en la línea de Zygmunt Bauman-, devenir ególatra y frágil del verbo «amar», que ha privilegiado al deseo como vía para li-berarse de una suerte de opresión, cambiando el paradig-ma de las relaciones sentimentales; asimismo, la amistad, ahora cuantificable y virtualizada, que nos ha convertido en seres ausentes -a pesar de las videoconferencias y recien-tes aperitivos virtuales- ofreciendo una versión adulterada de dicho concepto, lejos de la nostálgica narratividad resul-tante de las experiencias memorables que han marcado nuestra felicidad prepandémica.

De especial repercusión, los capítulos que José Carlos Luis reserva al binomio placer-dolor, dos conceptos decisi-vos a la hora de configurar nuestra identidad. Desgraciada-mente, el sistema ha uniformado nuestra manera de sen-tir, de desear, generando en nosotros la eterna necesidad del placer. Dicho efecto -asegura- ha acabado con los límites entre el placer y el deseo, nos ha situado en un rol deseante mediocre y productivo. Así, el aparato neoliberal nos ha distanciado inevitablemente de lo sencillo, de lo real. En el mismo camino, surgen nuevas formas de violencia, todas ellas silenciosas y virales -disculpen el adjetivo- que mate-rializan a su vez nuevas formas de alienación. Así el sacrifi-cio, el consumo y el éxito como placebos normativos que nos aportan alivio para seguir tolerando la frustración en un mundo donde no podemos sentirnos realizados porque no comprendemos el dolor.

Con todo, podríamos pensar que Ruiz propone una vi-sión poco alentadora de la realidad actual. No es así. Es la misión del filósofo -de todo ser racional- examinar crítica-mente la existencia, adoptar un enfoque valiente en la bús-queda de un saber con frecuencia doloroso. Hacer filosofía es adoptar una nueva mirada, liberarnos de todo tipo de subyugación. Lejos del argumento ineludible de su progre-siva y premeditada desaparición de los planes de estudios, la Filosofía es la única disciplina que nos enseña a ser feli-ces, si la concebimos como un arte de vivir («la vida contem-plativa, el reposo, el arte, la belleza, el deleite»). José Carlos Ruiz nos ofrece la enésima oportunidad de aferrarnos al pensamiento filosófico, un nuevo punto de partida para volver a comprendernos en el mundo.

Tamara Domenech.

CÓRDOBA

más tiempo libre, los trabajos que se deben combinar para llegar a fin de mes, las horas dormidas, la comida y el baño de los niños o el tiempo dete-nido después de acostarlos.

Cada retrato se completa con un verso directo y descarnado, polifónico y transparente, que evita edulcoracio-nes y pretende invitar a la acción al lector, quien no puede quedar impasi-ble ante un discurso honesto y carga-do de verdad, en el que la maternidad no es concebida solo como un deseo si-no como una lucha, como un cuestio-namiento del mundo en que vivimos y como una ruptura de la comodidad en la que encorsetamos nuestra vida en un estéril intento de hacerla más cómoda y habitable, intentando anu-lar las variables y la incertidumbre so-bre las que se levanta cualquier exis-tencia.

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12 Diario CÓRDOBASÁBADO 27 DE FEBRERO DEL 2021

Cuadernos del Sur

Francisco Gálvez

Poesía en internet

¡Hola, parapoesía!, y la

poesía ni siquiera res-

ponde. Son muchos

los que ya han escrito

sobre este tema, aun-

que no me importa su-

marme. La lírica es al-

go ajeno a la vida lite-

raria y a todo lo que

parece que lo es en las

redes sociales y tam-

bién fuera de ellas, pero no hay que

echar la culpa al espacio digital que

no escribe los poemas, ni buenos ni

malos, en algunos casos está sobreva-

lorada y acompañada por cifras de

venta que marean, pero eso nada

quiere decir y nada tiene que ver con

la poesía que, sobre todo, es otra cosa.

Es obvio que de todo hay en este alu-

vión de Facebook, bitácoras de crítica

seria y otras de autobombo. La mala y

buena poesía siempre ha existido, y

hoy no es mejor poeta el que recibe

en las redes cuatrocientos o quinien-

tos ‘likes’.

¿Qué es poesía…? No seré yo quien es-

criba la tópica y consabida respuesta.

Llevamos preguntando lo mismo

ciento de años y hay pocos argumen-

tos o ninguno, fuera de su formal de-

finición. Por otra parte, y de esto se

habla menos, desde hace mucho más

tiempo la lírica ha roto corsés y barre-

ras de los géneros, y eso es mucho

más importante. Nada descubro ni lo

pretendo, cualquier poeta que se pre-

cie sabe lo que es y lo que no es, y des-

de los distintos puntos de vista, desde

el lado clásico y desde el otro extre-

mo. Los jóvenes de hoy tienen inter-

net y no es un mal medio, ni bueno ni

malo, es el suyo, su tiempo, depende

del uso que le demos, y es un escapa-

rate de muchas propuestas. Pero no

es cierto que la nueva poesía sólo se

encuentre en dicho espacio. Todo en

su justa medida. Vázquez Montalbán

dijo: «Los dioses se han marchado,

nos queda la televisión». Hoy, ade-

más, tenemos a las redes, pero no son

las causantes, las redes no escriben

los poemas.

MODOS DE MIRAR

‘Medea’. Autora: Chantal Maillard . Editorial: Tusquets . Barcelona, 2020

Los mitos siempre vivosUna reflexión sobre el arte de vivir en ‘Medea’, de Chantal MaillardFrancisco Morales Lomas

Medea siempre encarnó el para-digma de las contingencias y los límites del ser humano, a través de esa figura, mitad ma-

dre-mitad maga, que asume acaso el infanti-cidio, no ya solo como venganza ante el agre-sor (Jasón, su esposo) sino, en las versiones más antiguas, como forma de inmortalizar-los, al haber sido enterrados sus hijos en el santuario de Hera. Pero Medea también nos representa a todos, que olvidamos el arte de la ramificación de nuestros actos y las pautas que encierra el vivir. Con esta obra Chantal Maillard ha creado un libro de un pesimis-mo consciente, de un nihilismo activo en torno al dolor y la insatisfacción ante el reco-rrido humano, encarnado en una viva mujer que sufre la existencia y trata de encontrar rumbos, salidas a ella. En Medea es continua-dora de libros anteriores como Hilos y Cual, donde percibíamos, a través de los hilos, una traslación de un lugar a otro de nuestro consciente o de nuestro inconsciente, de nuestro miedo o de nuestra inhibición, de nuestra angustia o de nuestras ansias por transformar una euritmia no aceptada.

Organiza la materia lírica en tres libros con un preámbulo inicial donde nos habla de la patria de Medea, una historia que sitúa simbólicamente en el Mar de Alborán, su su-frimiento, su muerte. En un círculo se abre y cierra la obra con la descripción en cursiva en torno a la situación de Medea sentada en la barca, de espaldas al horizonte, anciana, soportando el pasado y los muertos («Así los muertos. Ojos vaciados. ¿De qué? De volun-tad»); y la misma imagen al final, sabiendo que no hay velas («¿Las velas? No las hay. Dejó de haberlas hace tiempo. Amanece») como pérdida absoluta de toda esperanza ¿o no? La obra opera a través de fragmentos porque la existencia siempre es fragmentaria e incluso llegando al final lo sigue siendo y nos avisa de que el razonamiento en torno a ese fluir de la conciencia en torno a la existencia será permanente, no una detención, sino una res-piración que fluye y se corta a cada paso. El renacido de los poemas iniciales es alguien que vuelve como un fantasma, «como hilo de saliva». En su alegorización es un renaci-do que vuelve entre los vivos. Que se observa y penetra en sus errores vitales. Que busca otro mundo, un modelo de vida diferente, al tiempo que una reflexión sobre sí mismo en ese mundo creado, sabiendo que «todo lo vi-vido fue/ una estrategia dilatada» que acaso conduzca a la nada: «Todo círculo es vicioso». Y en esa singladura, que siempre es personal, «el yo inventa sus fantasmas», a través de la tela de araña que simbólicamente va giran-do siempre, trata de agarrarse a nuevos im-pulsos que lo proyecten vitalmente. Y surge el amor, ese profundo amor de Medea hacia Jasón, pero desde el inicio es advertida: «-No hay mayor pena que el amor». En el fragmen-to 6, un gran poema, se encierra ese mundo, la representación de la palabra, su valor co-mo metáfora que trasciende lo representado y se le advierte de que redimirse es vano afán. Germina entonces el hilo paradigmático: «Más corto es el camino de la araña/ que aquel de los océanos./ Más eficaz saber cortar

«Munch está aquí en un

poemario que como una

gran tragedia trata de definir

un mundo tenebroso»

con palabras duras, enfáticas… muy propias de una tragedia de Eurípides. El dolor de la madre ante este terrible sudario y el concep-to de caída, «oficio/ de tinieblas». Cada idea es una honda en esa tela de araña que va construyendo su red en un mundo absurdo. Su tono siempre es admonitorio: amonesta, aconseja, exhorta… trata de que el lenguaje, con su impotencia para expresar, no rompa la cadena de pensamiento siempre anclado en la herida del vivir, el miedo, el dolor y sus eternos correlatos: «En este mundo ¿quiénes somos/ las víctimas y quiénes los culpables?». Es una tela de araña infernal que no se rom-pe nunca y genera la náusea, porque no hay verdades que sostener, ni principios que fun-damenten la derrota: «No hay nada que espe-rar/ nada que descubrir (…)// Desengáñate:/ sólo existe el hambre/ la herida del naci-miento/ su grito». Munch está aquí en un poemario desolador que como una gran tra-gedia trata de definir un mundo tenebroso e inútil pero lúcido.

POESÍA

Chantal Maillard.

EFE/ALEXANDRA COOL

el hilo». Se sabe presa de la inmovilidad de un círculo que avanza como en una laguna. Y cómo sus hilos comienzan a anudarse y a crecer en esa tela de araña, que al fin y al ca-bo es el círculo tautológico de la existencia. Le advierte que es necesario cortar el hilo y la dinámica de deseos/angustias, expectati-vas/decepción, mente/cuerpo. Un conjunto de antítesis que se resuelven en la paradoja del vivir siendo los hijos la versión simbólica de, acaso, una salida: «Maté a mis hijos, sí. O esa fue/ la historia que os contaron». Pero, co-mo decíamos antes, como una restitución hacia la luz porque, cuando nacen, en reali-dad los hacemos «compartir la violencia/ y el miedo al saber». ¿Qué hacer? «¿Qué es lo que exhorta a seguir/ contando y dando cuen-ta?». Son preguntas que trata de responder. Y se replantea toda la existencia, el concepto de falsos saberes, la sabiduría y sus axiomas, pero también su acusación al género huma-no y la alegorización en torno a la existencia,