Jesús Levantado Mi Casa Pastor Martín Salazar Guatemala, 1 de mayo del Año De La Revelación

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Dios ha sido bueno con nosotros al permitirnos ministrar de muchas formas a jóvenes y familias. La familia es linda pero es un tema fuerte, pues a veces los más duros problemas y el dolor más grande que se tiene viene de la familia. Sin embargo, Dios es bueno y en este tiempo, dice la Palabra que ha enviado el espíritu de Elías, una unción para restaurar familias. Venimos de una familia cristiana ministerial, por lo que desde niños tuvimos un compromiso con el Señor, pero hay muchos que han crecido en ambientes no aptos, llenos de violencia y pecado, pero todo aquel que ha tenido problemas en su primera casa, puede tener restauración en Cristo. Cuando nos quedamos sin cobertura ministerial, surgió la necesidad de la paternidad que ministra, fue un tiempo de desierto muy difícil, hasta que el Señor nos dio la conexión para poder ser parte de este ministerio. La cobertura es una bendición muy grande, la cual también necesitamos en casa, y que el Señor Jesús entre en nuestra casa, nos cubra y traiga restauración. Mateo 9:18-23 LBLA Mientras les decía estas cosas, he aquí, vino un oficial de la sinagoga y se postró delante de El, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19 Y levantándose Jesús, lo siguió, y también sus discípulos. 20 Y he aquí, una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21 pues decía para sí: Si tan sólo toco su manto, sanaré. 22 Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado. Y al instante la mujer quedó sana. 23 Cuando entró Jesús en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden, En esta casa había música, y ahora en la mayoría de casas también hay música, sin embargo, no es una música que edifique, porque hay tipos de música que atraen un ambiente que no es bueno para las familias, por ello debemos renunciar a lo que no viene de Dios. Mateo 9:23-25 LBLA Cuando entró Jesús en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden, 24 les dijo: Retiraos, porque la niña no ha muerto, sino que está dormida. Y se burlaban de El. 25 Pero cuando habían echado fuera a la gente, El entró y la tomó de la mano; y la niña se levantó. El Señor entró a esta casa y tomó de la mano a la niña. Muchos necesitamos que el Señor Jesús entre en nuestra casa y tome de la mano a nuestros hijos, y con ello, nuestra casa se levante. En este pasaje encontramos a un oficial religioso de la sinagoga, Jairo, era parte de aquellos que no simpatizaban con Jesús y hablaban mal de Él, cada oportunidad que tenían ponían como blasfemo y hereje al mismo Hijo de Dios. Por todo esto, el espíritu de la religiosidad odia ver una familia feliz, el legalismo no permite que haya risa y alegría, sino que todo debe ser seriedad y solemnidad. Por ejemplo, aquel ciego que fue sanado andaba feliz, saltando y danzando y ellos no estaban de acuerdo con el ciego y le decían, que no estaba bien. Los religiosos levantaban argumentos hasta cierto punto, tontos, llegaron a decirle Belcebú a Jesús, le decían que los milagros que hacía eran poderes del diablo. Hacemos énfasis en esto, porque muchos de nosotros, que tenemos dones y ministerio, posiblemente hemos sido golpeados por lo que han dicho los religiosos de nosotros.

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Pero debemos estar tranquilos porque Dios mira nuestro corazón y tiene un plan para cada uno, pero no todos nos van a entender lo que vean en nosotros. La hija de Jairo cae enferma, se está muriendo y decide correr a los pies de Jesús, y aunque tal vez estuvo en reuniones religiosas donde se habló mal de Jesús; ahora viendo cercana la muerte en su casa corre a los pies de Jesús. Cuando afectan a nuestros hijos, debemos estar dispuestos a correr a los pies de Jesús, no importando el tiempo o el conocimiento que tengamos en el Señor, debemos dejar atrás los prejuicios y los esquemas que le ponemos a Dios para que actúe, pero debemos saber que Dios es Dios y que actúa fuera de los esquemas humanos y hace como Él quiere. Por ello podemos decir que algo nuevo de Dios viene para nuestra casa. A Jairo ya no le importó no estar de acuerdo con todo lo que hacía Jesús y no le importó todo lo que dijo de Él, corrió a Sus pies para pedirle que sanara a su hija y permitir que algo nuevo de Dios entrara a su casa. Debemos tener la humildad de correr a los pies de Jesús, buscar a Cristo coma la primera vez en todo momento, principalmente cuando entra el mal a nuestra casa. Hay tres características en Jairo que toda familia en Cristo debe tener para que puedan haber milagros en las casas. Sin querer, a veces, caemos en el error de pensar que ya conocemos todo de Dios, pero no debemos olvidarnos de la sencillez de un corazón que simplemente quiere más de Cristo, porque el día que perdamos esta humildad y sencillez, se levantan muros y habrá un impedimento para que Cristo se glorifique en nuestras casas. Los religiosos de aquel tiempo creían que ellos tenían toda la verdad y querían decirle a Dios cómo tenía que ser el Mesías prometido, pero El ya había enviado al Mesías, había nacido en un pesebre, comía con pecadores, hablaba con ellos, tenía la unción del Espíritu Santo, era manso y humilde de corazón. Si vamos a ser humildes de corazón, empecemos hoy y no esperemos a que una hija nuestra se esté muriendo para correr a los pies de Jesús, todos debemos reconocer que tenemos problemas en casa porque no somos perfectos. Los evangélicos tenemos un problema; siempre queremos estar a la par de los pastores que están de moda, pero si este ministro tiene un problema que lo desacredita ya no se recuerdan que estuvieron a su lado y lo desechan. Jairo se olvidó de sus conocimientos y corrió a Jesús para que salvara a su hija. Este hombre era un religioso renombrado en la sociedad, destacado y conocido, pero en ese momento solo quiere tener la oportunidad de que Jesús lo vea y le dé una oportunidad. Hay muchos dentro del pueblo de Dios que tiene ministerios grandes, pero deberán llegar a tener el corazón de Jesús, que cuando haya gente que les hizo la vida imposible y corran a pedir una bendición, tengan el deseo de bendecir sin pensar en el mal que les hicieron. Recordemos que la humildad no tiene popularidad, porque pareciera que se es un perdedor cuando se obra bien por mal; pero para Dios no es así, con el Señor siempre se gana, nunca se pierde. Jairo por ejemplo, rompió su orgullo, es decir, se hizo humilde, tuvo que hacer a un lado su religiosidad y corrió al

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Señor. Si queremos que nuestro hogar sea restaurado, debemos ser humildes para poder pedir perdón, porque tal vez alejamos del Señor a los que amamos, y lo hacemos por nuestro mal testimonio en casa. Dios conoce lo que pasa en la intimidad de nuestro hogar, tal vez en la iglesia somos los grandes siervos, pero en casa las cosas son diferentes. Entonces nos tocará humillarnos y pedir perdón para poder rescatar nuestro hogar. Naamán quería la sanidad de la lepra, pero el profeta ni siquiera lo atendió y lo envió a bañarse al Jordán (la humillación). Tuvo que quitarse su ropa y aquellos que lo veían como un gran general, vieron lo horrible de la lepra, esto significa que cuando Dios quiere sanarnos por medio de un proceso, los demás verán aquello feo que teníamos, pero un día verán la sanidad también, pues en la séptima zambullida Naamán salió limpio del Jordán. El Señor llegó a la casa de Jairo, pero la niña ya había muerto, entonces el Señor le dice a Jairo, “no temas, cree solamente”. Con esto le estaba diciendo: “no te rindas”, debemos creer en el Señor, no rendirnos y creer que el milagro que estamos pidiendo llegará a nuestra casa. “Si crees verás la gloria de Dios, no te rindas”. Cuando Jesús iba de camino a casa de Jairo, se le atravesó una mujer que había tenido flujo de sangre durante doce años, y cuando vio que estaba yendo a una casa, sintió esperanza. Muchos verán la gloria de Dios y tendrán esperanza cuando vean que el Señor entró en nuestra casa. La mujer dijo dentro de sí “si toco el borde de su manto, seré sana”. La mujer sabía algo de las Escrituras, pues entendió que el manto que Jesús llevaba era especial, tenía unas borlas de color azul que significaban “Jehová es mi ayuda”, era un manto que solo utilizaban personas especiales, y por ello, al saber esto, la mujer creyó y fue sana. No necesitamos mucho conocimiento, solo necesitamos fe para creer en lo que sabemos de las Escrituras, eso es suficiente para que ocurran milagros. Humillarse es una clave para que vengan las grandes cosas de Dios, aunque muchos hayan dicho cosas malas de nosotros, si al final nos humillamos, Dios nos exalta. No debemos rendirnos, debemos seguir orando pidiendo por nuestra casa. Un punto que no podemos dejar pasar por desapercibido es que en la casa de Jairo había música, pero de muerte, la cual debe salir de nuestro hogar. La música que debe prevalecer en nuestro hogar es la inspirada para alabar a Dios porque lo alabamos y El nos ministra de Su fuerza y fe para seguir adelante en medio de la tormenta.