Javier Rosado para Mercados & Tendencias

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36 www.revistamyt.com JUNIO 2015 OPINIÓN Hablamos de la época de la hiper- transparencia: la gestión de la reputa- ción como uno de los factores clave del management del siglo XXI. En la en- cuesta sobre riesgo estratégico de 2013, Deloitte ya reveló que el ‘riesgo reputa- cional’ se ha posicionado como el riesgo estratégico número uno para gerentes y directivos de todo el mundo. Por tanto, la gestión en cuanto a superar expecta- tivas de clientes es algo que los nuevos actores del sector bancario panameño tienen que hacer no sólo para no perder valor en la adquisición que han realizado, sino para impulsar las sinergias tras la adquisición. Una nueva cultura Este desafío tiene que ver con crear una nueva cultura en empresas que ya han pasado por diferentes adquisiciones en los últimos años. Aquí, además, se produce una canivalización importante en cuanto a recursos humanos dentro del propio sector gracias a la envidiable S i a cualquier empresario de la re- gión le preguntamos por una de las cualidades de Panamá, es fá- cil que la respuesta tenga un tinte eco- nómico. La dolarización, el crecimiento económico y la solidez del centro fi- nanciero serían tres de las principales respuestas. Sin embargo, el sector bancario ha estado sufriendo grandes cambios in- ternos en los últimos dos años y va a tener que enfrentar grandes cambios externos en los próximos meses. Los cambios más recientes vienen por parte de las adquisiciones que se han producido en la plaza. La compra de BBVA por parte de BAC; la adqui- sición de HSBC por Bancolombia y la posterior creación de Banistmo le han dado un marcado tinte regional, más que internacional, al sector. Estas ope- raciones junto con el desarrollo de los bancos locales tienen el mismo reto que cualquier otra entidad en cualquier lu- gar del mundo: la transparencia. Después de la crisis económica de 2008 y 2009, el sector financiero en su conjunto comenzó a estar claramente en el escrutinio público. Esto último, con el auge de las redes sociales que se ha experimentado en los últimos años en la región, y en Panamá, y se hace cada día más evidente. JAVIER ROSADO Socio y director general de Llorente & Cuenca, Panamá La carrera del sector bancario panameño encara dos retos principales: desarrollar a los bancos locales y gestionar su reputación como riesgo estratégico fundamental. La época de la hipertransparencia Un país con una reputación de lavado de dinero tiene mucha menos capacidad de atracción de inversión de calidad y de generación de riqueza. situación prácticamente de pleno empleo. Existe además un reto técnico: cómo ha- cer una transición de sistemas sin que el usuario final lo detecte o, al menos, no detecte situaciones negativas y, de esa manera, poder cumplir con la promesa de valor que se les hace a los clientes. El cuidado de la reputación en la red, además se ha convertido en algo clave. En los diferentes estudios que LLOREN- TE & CUENCA ha realizado sobre el posi- cionamiento de los bancos y las asegura- doras de Panamá, se ha visto claramente en los últimos años cómo se ha pasado de tener una presencia meramente testi- monial a comenzar a ver la gestión de sus activos online como parte de la estrategia de la entidad. No sólo se han mejorado las platafor- mas transaccionales, sino que, además, la mejora de las páginas web, el desarrollo de políticas concretas de actuación en re- des sociales permiten afrontar desde una perspectiva más sólida cualquier crisis reputacional que surja en Internet. Ya es

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OpINIóN

Hablamos de la época de la hiper-transparencia: la gestión de la reputa-ción como uno de los factores clave del management del siglo XXI. En la en-cuesta sobre riesgo estratégico de 2013, Deloitte ya reveló que el ‘riesgo reputa-cional’ se ha posicionado como el riesgo estratégico número uno para gerentes y directivos de todo el mundo. Por tanto, la gestión en cuanto a superar expecta-tivas de clientes es algo que los nuevos actores del sector bancario panameño

tienen que hacer no sólo para no perder valor en la adquisición que han realizado, sino para impulsar las sinergias tras la adquisición.

Una nueva cultura

Este desafío tiene que ver con crear una nueva cultura en empresas que ya han pasado por diferentes adquisiciones en los últimos años. Aquí, además, se produce una canivalización importante en cuanto a recursos humanos dentro del propio sector gracias a la envidiable

Si a cualquier empresario de la re-gión le preguntamos por una de las cualidades de Panamá, es fá-

cil que la respuesta tenga un tinte eco-nómico. La dolarización, el crecimiento económico y la solidez del centro fi-nanciero serían tres de las principales respuestas.

Sin embargo, el sector bancario ha estado sufriendo grandes cambios in-ternos en los últimos dos años y va a tener que enfrentar grandes cambios externos en los próximos meses.

Los cambios más recientes vienen por parte de las adquisiciones que se han producido en la plaza. La compra de BBVA por parte de BAC; la adqui-sición de HSBC por Bancolombia y la posterior creación de Banistmo le han dado un marcado tinte regional, más que internacional, al sector. Estas ope-raciones junto con el desarrollo de los bancos locales tienen el mismo reto que cualquier otra entidad en cualquier lu-gar del mundo: la transparencia.

Después de la crisis económica de 2008 y 2009, el sector financiero en su conjunto comenzó a estar claramente en el escrutinio público. Esto último, con el auge de las redes sociales que se ha experimentado en los últimos años en la región, y en Panamá, y se hace cada día más evidente.

Javier rosaDoSocio y director general de

Llorente & Cuenca, Panamá

La carrera del sector bancario panameño encara dos retos principales: desarrollar a los bancos locales y gestionar su reputación como riesgo estratégico fundamental.

La época de la hipertransparencia

Un país con una reputación de lavado de dinero tiene mucha menos capacidad de atracción de inversión de calidad y de generación de riqueza.

situación prácticamente de pleno empleo. Existe además un reto técnico: cómo ha-cer una transición de sistemas sin que el usuario final lo detecte o, al menos, no detecte situaciones negativas y, de esa manera, poder cumplir con la promesa de valor que se les hace a los clientes.

El cuidado de la reputación en la red, además se ha convertido en algo clave. En los diferentes estudios que LLOREN-TE & CUENCA ha realizado sobre el posi-cionamiento de los bancos y las asegura-

doras de Panamá, se ha visto claramente en los últimos años cómo se ha pasado de tener una presencia meramente testi-monial a comenzar a ver la gestión de sus activos online como parte de la estrategia de la entidad.

No sólo se han mejorado las platafor-mas transaccionales, sino que, además, la mejora de las páginas web, el desarrollo de políticas concretas de actuación en re-des sociales permiten afrontar desde una perspectiva más sólida cualquier crisis reputacional que surja en Internet. Ya es

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opINIóN

algo que la mayoría de los grandes ban-cos tiene en marcha y es sólo cuestión de tiempo que esa visión permee al resto de los bancos del país. Al fin y al cabo, la configuración demográfica en Panamá continúa cambiando.

El aumento de la clase media y la so-fisticación de sus demandas, aunado a ser un país receptor de profesionales ex-tranjeros, está haciendo que haya nue-vas oportunidades de productos para los bancos, pero también aparecen nuevas necesidades que hay que saber cubrir.

Limpiar reputación externa

Pero, sin lugar a dudas, el principal reto que enfrenta en estos días el sec-tor bancario de Panamá es su reputa-ción externa. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sigue manteniendo a Panamá en la lista gris de paraísos fiscales, al igual que lo hace el Grupo de Acción Finan-ciera Internacional (GAFI) por supuesto lavado de dinero. Y eso ocurre a pesar de la exitosa ofensiva que dirigió el ex Ministro de Economía y Finanzas, Al-berto Vallarino, y que llevó a firmar más de 15 acuerdos de doble tributación que era uno de los principales requisitos so-licitados por la OCDE para sacar al país

quete de leyes. En definitiva, se quiere cumplir con la actualización de la le-gislación penal, la reestructuración de la Unidad de Análisis Financiero (UAF) y una nueva ley antilavado que refor-zará esta institución. Son propuestas que han sido bien acogidas por el le-gislativo y que se antojan necesarias para mantener el rumbo de crecimien-to sostenible que hasta ahora ha man-tenido el país.

Un país a quien le pese una repu-tación de lavado de dinero tiene mu-cha menos capacidad de atracción de inversión de calidad, de generación de riqueza. Al sector financiero local se le pueden complicar, y mucho, el acceso al crédito. Con ello, una subida de ti-pos de interés coartaría las iniciativas emprendedoras en el país. También podría hacer que muchas de las multi-nacionales que actualmente residen en Panamá gracias a la Ley de Sedes de Empresas Multinacionales tengan que pensar si el hecho de estar en un país considerado paraíso fiscal les puede afectar reputacionalmente.

Afortunadamente, el actual go-bierno ha creado una Alta Comisión que está trabajando para preparar la estrategia que permita que las refor-mas necesarias estén en tiempo y así poder solicitar una revisión por parte de OCDE y del GAFI con el fin de ser retirados de las listas discriminatorias en las que se encuentra y de que se haga justicia a la realidad que vive la economía de Panamá.

del istmo de la lista gris. En cuanto al GAFI, a pesar de que se habla de lavado de dinero, la institución hace más énfasis en otros actores del mercado que en el propio sector bancario.

Por tanto, nos encontramos ante un momento en el que se deben tomar las medidas oportunas y no continuar dila-tando una acción clara que están soli-citando los organismos internacionales. Si Suiza ha claudicado en sus esfuerzos por mantener su centro financiero pro-tegido en su propio cascarón y las au-toridades internacionales le han puesto ahora la proa a Luxemburgo, es razona-ble pensar que Panamá vaya a tomar las medidas necesarias para proteger su re-putación y, con ella, el negocio financie-ro que tanta admiración ha levantado en la región. Sobre todo, cuando Panamá siempre ha tenido vocación de atracción de inversión, gracias a su conectividad aérea y marítima y a la receptividad de su gente.

Retirarse de listas internacionales

A partir de ahí, le ha tocado al ac-tual gobierno del Presidente Juan Car-los Varela, tomar cartas en el asunto y ya se aprobó en la Asamblea un pa-

Si Suiza claudicó en mantener su centro financiero protegido en su cascarón, es razonable pensar que Panamá tomará las medidas necesarias para proteger su reputación.