Jacques Rouseau Trabajos en Grupo
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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, SOCIOLOGÍA Y
CIENCIAS POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO
QUITO
2015
FILOSOFÍA DEL DERECHO
TEMA: JEAN JACQUES ROUSSEAU
BIOGRAFIA
Nació en Ginebra, Suiza el 28 de junio de 1712 y murió de un paro cardiaco en
Ermenonville, Francia, 1778. Fue un filósofo suizo, junto con Voltaire y Montesquieu se le
sitúa entre los grandes pensadores de la Ilustración en Francia.
Fue un polímata es decir escritor, filósofo, músico, botánico, naturalista y definido como un
ilustrado, debido a motivos religiosos su familia se mudó a Ginebra cuando era Ciudad de
Estado Independiente, allí sus padre tuvieron un hijo al cual lo llamaron Jean Jacques
Rousseau, nueve días después de dar a luz su madre muere por lo que Rousseau considero a
sus tíos paternos como sus segundos padres ya que desde muy pequeño paso mucho tiempo
con ellos y fueron quienes lo cuidaron, cuando Rousseau tenía 10 años su padre se exilió
por una acusación infundada y quedo al cuidado de su tío Samuel, durante esta época que
como el la llamo “La más feliz de su vida” disfruto de una educación que él consideraba
ideal, junto con su primo Rousseau fue enviado como pupilo a la casa de un calvinista por
dos años. En su regreso trabajo como ayudador de relojero y posterior mente con un
maestro grabado en donde adquirió la experiencia suficiente para vivir de esta profesión
pero fue tratado de una forma tan brutal que acabo por abandonar Ginebra en 1728.
Fue acogido por la protección de la baronesa de Warens una dama ilustrada que era trece
años mayor a él que le ayudo en la educación y en su afición por la música lo convenció de
orientarse al catolicismo, a los ojos de Rousseau ella sería su madre y su amante. Ya como
amante de la baronesa Rousseau se instaló en la residencia de esta en chambery e inicio un
periodo intenso de estudio autodidacto.
Rousseau partió hacia Paris donde presento a la Academia de la Ciencias un nuevo sistema
de notación musical dado por él, con el que esperaba alcanzar una fama que, sin embargo
tarde en llegar. Como secretario del embajador francés en Venecia, pero un enfrentamiento
con éste determinó su regreso a París, donde inició una relación con una sirvienta inculta,
Therese Levasseur, con quien acabó por casarse civilmente en 1768 tras haber tenido con
ella cinco hijos.
Rousseau trabó por entonces amistad con los ilustrados, y fue invitado a contribuir con
artículos de música a la Enciclopedia de D'Alembert y Diderot; este último lo impulsó a
presentarse en 1750 al concurso convocado por la Academia de Dijon, la cual otorgó el
primer premio a su Discurso sobre las ciencias y las artes, que marcó el inicio de su fama
En 1754 visitó de nuevo Ginebra y retornó al protestantismo para readquirir sus derechos
como ciudadano ginebrino, entendiendo que se trataba de un puro trámite legislativo.
Apareció entonces su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, escrito
también para el concurso convocado en 1755 por la Academia de Dijon. Rousseau se opuso
en esta obra a la concepción ilustrada del progreso, considerando que los hombres en estado
natural son por definición inocentes y felices, y que son la cultura y la civilización las que
imponen la desigualdad entre ellos (en especial a partir del establecimiento de la propiedad)
y acarrean la infelicidad.
En 1756 se instaló en la residencia de su amiga Madame Epinay en Montmorency, donde
redactó algunas de sus obras más importantes. Julia o la nueva Eloísa (1761) es una novela
sentimental inspirada en su pasión (no correspondida) por la cuñada de Madame Epinay, la
cual fue motivo de disputa con esta última.
En El contrato social (1762), Rousseau intenta articular la integración de los individuos en
la comunidad, las exigencias de libertad del ciudadano han de verse garantizadas a través
de un contrato social ideal que estipule la entrega total de cada asociado a la comunidad, de
forma que su extrema dependencia respecto de la ciudad lo libere de aquella que tiene
respecto de otros ciudadanos y de su egoísmo particular. La voluntad general señala el
acuerdo de las distintas voluntades particulares, por lo que en ella se expresa la racionalidad
que les es común, de modo que aquella dependencia se convierte en la auténtica realización
de la libertad del individuo, en cuanto ser racional
Finalmente, Emilio o De la educación (1762) es una novela pedagógica, cuya parte
religiosa le valió la condena inmediata por parte de las autoridades parisinas y su huida a
Neuchâtel, donde surgieron de nuevo conflictos con las autoridades locales, de modo que,
en 1766, aceptó la invitación de David Hume para refugiarse en Inglaterra, aunque al año
siguiente regresó al continente convencido de que Hume tan sólo pretendía difamarlo. A
partir de entonces Rousseau cambió sin cesar de residencia, acosado por una manía
persecutoria que lo llevó finalmente de regreso a París en 1770, donde transcurrieron los
últimos años de su vida, en los que redactó sus escritos autobiográficos
Pensamiento Filosófico Jean–Jacques Rousseau
El pensamiento filosófico de Jean-Jacques Rousseau
˝La naturaleza es buena, la sociedad es mala˝
El filósofo inglés, Tomas Hobbes (1588-1679), afirmó que: nuestras ideas no son más que
combinaciones de las impresiones sensibles, y nuestros pensamientos se combinan de
forma casual conforma a la ley de la asociación. Esto, desde mi punto de vista, es una
reflexión acerca del nacimiento de las ideas y de la razón, que influye en el pensamiento de
un individuo. Hobbes asegura la inexistencia de Dios, y concibe al hombre como una
animal tenebroso y perseguido, y pone como lo más peligroso a la moral.
El filósofo Suizo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), creó una filosofía revolucionaria
basada en una rígida oposición: la naturaleza es buena, la sociedad es mala, esto a su vez,
trae una serie de oposiciones: pertenece a la naturaleza todo aquello que no es artificial,
sino auténtico: el sentimiento, la espontaneidad, la sinceridad, la vida rural, los pueblos
primitivos, los salvajes, y el niño, que no está corrompido por la sociedad, por otro lado, le
pertenecen a la sociedad, las convenciones, la moda, la hipocresía, la elegancia, la
amabilidad, las instituciones y todo aquello con lo que un individuo intenta controlar sus
propios impulsos por consideración hacía los demás.
Afirma que mediante esto, el individuo renuncia a sus derechos a favor de la comunidad.
Rousseau y su Filosofía
Rousseau, frente a los ilustrados, argumenta que las ciencias y las artes no han mejorado al
hombre, sino que han ayudado a corromperlo, contribuyendo a crear sociedades artificiales en
las que domina la desigualdad y todos los males que esta trae consigo.
Rousseau intentará mostrar al hombre auténtico, al hombre no corrompido por la sociedad.
Ello le lleva a diferenciar entre estado civil y estado de naturaleza.
El estado civil es la sociedad organizada, con sus leyes convencionales y sus gobiernos.
El estado de naturaleza es la situación en que se encontrarían los hombres antes, o al margen,
de la creación de sociedades organizadas, en la que sus vidas estarían regidas por ciertas leyes
o derechos naturales.
Hecha esta distinción se trata de descubrir cómo es el hombre natural, el hombre que vive en
estado de naturaleza, y de explicar cómo hemos podido llegar a la situación actual.
No podemos observar a los hombres en «estado de naturaleza» porque tal estado ya no existe.
Es más, puede que tal estado no haya existido nunca. Quitando del ser humano todo aquello
que pone en él la sociedad (las desigualdades morales y políticas, las pasiones y deseos que
nacen en sociedad, el empleo de las diversas artes y ciencias; las convenciones sociales, etc.)
lo que queda es el hombre natural, el hombre en estado de naturaleza.
Una vez eliminadas la convencionalidad y el artificio con el que la sociedad recubre la
naturaleza humana, descubrimos que:
En estado de naturaleza los hombres viven aislados, ya que la única comunidad natural es la
familia, y solo durante el tiempo que los hijos precisan de sus padres; luego los vínculos
familiares se disuelven.
Dado que, en tal estado, los hombres no han sido corrompidos, los seres humanos son, en su
mayoría, fuertes, sanos y autosuficientes.
En tal estado los hombres son básicamente iguales, ya que las desigualdades que existen se
deben únicamente a sus condiciones físicas.
En estado de naturaleza los hombres se mueven en virtud de dos pasiones o impulsos básicos,
que son el deseo de auto conservación (le lleva a intentar satisfacer sus escasas necesidades
naturales) y la piedad o compasión por sus semejantes (impulso que nace de la capacidad de
identificarse con los demás y que se observa, incluso, en algunos animales).
Las características anteriores las comparten los seres humanos con otros animales. Pero hay
dos rasgos que les distinguen de cualquier otra especie. Estos rasgos serán los que, finalmente,
aparten a los seres humanos del estado de naturaleza haciéndole degenerar en un ser social, en
miembro de una comunidad política. Y son:
La libertad natural: es la capacidad que tienen los seres humanos para elegir lo que quieren
hacer al margen de cualquier regla natural. Capacidad que los diferencia de los animales, que
son determinados por su instinto siguiendo pautas fijas de comportamiento.
La perfectibilidad o capacidad de auto perfeccionamiento: es la capacidad que tienen los seres
humanos, tanto a nivel individual como colectivo, de transformar sus vidas. Los animales, por
el contrario, no varían su modo de ser a lo largo de sus vidas o a lo largo de la vida de la
especie.
Rousseau defiende que el hombre es bueno por naturaleza. O, para ser más exactos, que no es
ni bueno ni malo, ya que la moral es un producto social, no natural. Pero el hombre se vuelve
malo, se llena de vicios, con la creación de las sociedades humanas, convirtiéndose, entonces,
tal como decía Hobbes, en un lobo para el hombre.
¿Qué hace a los seres humanos abandonar el estado de naturaleza y organizarse en sociedades
con la creación final de Estados, gobiernos y leyes? Rousseau explica el proceso del siguiente
modo:
En un primer momento los hombres pudieron descubrir que su unión les proporcionaba ciertas
ventajas para defender mejor sus intereses. La costumbre de vivir unidos hizo que se
desarrollasen ciertos lazos afectivos y pasiones antes desconocidos: el amor conyugal y
paterno, la amistad, los celos, la comparación entre unos y otros, las preferencias, el orgullo,
etc.
En un segundo momento apareció la propiedad privada, que trajo consigo el trabajo forzado, la
rivalidad y los intereses opuestos, la inseguridad, etc., y se convirtió en origen de una
desigualdad creciente.
Fue entonces cuando los hombres instituyeron gobiernos y leyes, dando origen a la sociedad
política o Estado. Pero los Estados así instituidos solo sirvieron para consolidar la situación de
desigualdad e injusticia a la que se había llegado, al mismo tiempo que las leyes se convertían
en nuevas cadenas que impedían la libertad humana.
Por eso Rousseau propone reformar las sociedades actuales con el objeto de crear un modo de
organización política que permita mantener las ventajas de vivir en sociedad, pero que sea
acorde con la naturaleza humana (esto es, que permita conservar la libertad e igualdad de las
que gozaba el hombre natural). Para llevar a cabo esta reforma es necesario encontrar un modo
de organización en la que el individuo se someta a la ley sin perder su libertad anterior. Este
problema se resuelve con el contrato social.
El contrato social consistirá, para Rousseau, en un acuerdo mediante el cual cada contratante
se somete enteramente a la voluntad general, a condición de que cada uno de los demás
asociados haga lo mismo.
La voluntad general puede ser definida como la voluntad que surge de la unión de todos los
individuos estableciendo leyes que han de ser aplicadas por igual a todos. Es decir, las leyes
deben considerar a los súbditos y a las acciones de un modo abstracto, y no estar dirigidas, por
lo tanto, a ningún individuo ni acción en particular. De ese modo, al apoyar cada contratante
unas leyes que sabe que van a regir sobre sí mismo igual que sobre cualquier otro, los intereses
particulares se desvanecen y se instaura el bien común.
La voluntad general no debe ser confundida:
con la voluntad de la mayoría, porque la mayoría podría decidir aplicar leyes que afectasen a
unos individuos concretos. En ese momento ya no sería una voluntad general sino la voluntad
particular (por muy mayoritaria que fuese) de un grupo defendiendo sus intereses frente a otro
(con lo cual este otro también estaría legitimado para desobedecer en cuanto pudiese hacerlo).
con la unanimidad, pues si fuese necesario esperar a que todos estuviesen de acuerdo en las
mismas leyes para empezar a legislar tal cosa sería imposible.
con la voluntad de todos, que es la suma de las voluntades de los individuos movidos cada uno
por su interés, con lo que no se establecería el bien común, sino una yuxtaposición de intereses
particulares.
El contrato social produce lo que Rousseau llama un «cuerpo moral y colectivo», o también
«persona pública», «república» o «cuerpo político». Mediante el contrato social los individuos
acuerdan acatar la voluntad general, instaurando con ello la república o cuerpo político. Este
recibe distintos nombres según su modo de actuar.
Cuando legisla, esto es, cuando crea leyes, se le llama soberano. Dado que las leyes son
creadas por la voluntad general, la soberanía residirá en la voluntad general. El soberano es,
pues, el pueblo. A sus miembros (es decir, a los contratantes en tanto son participantes de la
soberanía, en tanto legislan en unión con todos los demás), se les llama ciudadanos.
Cuando es pasivo, y se limita a ser un sistema de leyes ya instaurado, se le llama Estado. A
sus miembros (es decir, a los contratantes en tanto son miembros del Estado), se les llama
súbditos, pues están sometidos a sus leyes.
La soberanía es inalienable e indivisible. Si el pueblo dejase en manos de unos representantes
la capacidad de decidir por él, en ese momento perdería su libertad. En consecuencia, el pacto
que dio origen al cuerpo político habría sido roto, los particulares estarían legitimados para
defender sus propios intereses al margen de la voluntad general, y la comunidad se habría
disuelto. Por eso la soberanía es inalienable.
Además, dado que la voluntad general es una (de lo contrario no estaríamos ante la voluntad
general, sino ante voluntades particulares, aun cuando representasen a una mayoría de
individuos), la soberanía es indivisible. Por esta razón, Rousseau, frente a Locke y a
Montesquieu, rechaza la división de poderes. El poder legislativo y el poder ejecutivo no
pueden ser independientes. El poder legislativo es el único poder soberano. El poder ejecutivo,
que reside en el gobierno, debe limitarse a administrar lo establecido por el legislativo; esto es,
a hacer cumplir la ley.
La voluntad general hace las leyes pero no puede ejecutarlas, ya que ejecutarlas consiste en
una serie de disposiciones que afectan a individuos o acciones concretas, mientras que las
leyes son, operan por igual sobre todo el cuerpo político. Es necesaria, pues, una institución
que encarne el poder ejecutivo: el gobierno. Al gobierno le compete una función meramente
administrativa, al servicio del soberano. Y así como no es tarea del poder legislativo gobernar,
tampoco es tarea del ejecutivo crear leyes, sino acatarlas y hacerlas cumplir.
Rousseau da el nombre de Príncipe al cuerpo entero del gobierno, y el de Magistrados a los
miembros individuales de ese cuerpo.
Rousseau diferencia entre tres tipos posibles de gobierno:
1) Democracia: cuando los magistrados designados por el soberano son todos los
ciudadanos o la mayoría.
2) Aristocracia: cuando los magistrados son menos que el número de los ciudadanos
comunes. La aristocracia puede ser:
Natural: cuando los magistrados lo son en función de alguna cualidad natural (edad,
experiencia).
Electiva: cuando los magistrados son elegidos por los integrantes del cuerpo político. Esta
forma de aristocracia le parece a Rousseau la mejor, la que constituye la auténtica aristocracia.
Hereditaria: cuando los miembros del gobierno lo son por sucesión familiar.
3) Monarquía: cuando el soberano concentra todo el poder en manos de un solo ciudadano
magistrado, del que reciben su poder los demás.
Rousseau sostiene que «en general, el gobierno democrático conviene a los pequeños Estados,
el aristocrático a los medianos y la monarquía a los grandes». Si bien encuentra muchos
obstáculos para que el gobierno democrático y el monárquico funcionen bien, por lo que
parece decantarse por una aristocracia electiva.
Rousseau cree que los seres humanos pierden algunas ventajas con el cambio del estado
natural al estado civil, pero las que ganan son mayores. Los seres humanos perderían su
libertad natural, su igualdad natural y la posesión de aquello que apetecen y pueden alcanzar.
A cambio ganan libertad civil, libertad moral, igualdad moral o civil y derecho a la propiedad.
La libertad natural es la libertad que posee el individuo en el estado de naturaleza, "que no
tiene más límites que las fuerzas del individuo». La libertad civil es la libertad que posee el
individuo como miembro del estado civil, república o cuerpo político. Libertad que "está
limitada por la voluntad general». La libertad moral aparece con la constitución del estado
civil. A partir de entonces el individuo tiene que abandonar sus impulsos naturales para
someter su acción a los principios o leyes que emanan de la voluntad general. Leyes que él se
ha dado a sí mismo. Con lo cual el individuo se vuelve dueño de sí mismo. No está ya
sometido a sus impulsos naturales, a los puros deseos. Del acatamiento voluntario de dichas
leyes nace además el sentido del deber, fundamento de toda moral. De ese modo, los seres hu-
manos se vuelven seres morales.
La igualdad natural consiste en que nadie tiene más rango ni poder económico que nadie,
dado que en el estado natural no hay sociedad organizada ni propiedad privada, origen de la
desigualdad moral o política. La igualdad moral o civil consiste en que todos estén sometidos
por igual a las leyes que emanan de la voluntad general, y en que todos sean parte por igual de
la voluntad general. En el estado civil la desigualdad natural o física entre los hombres carece
de valor, por lo que, en cierto sentido, es más igualitaria que la igualdad natural.
En el estado de naturaleza el trabajo y cultivo de un terreno o producto lo convierte en
posesión de quien lo trabaja en virtud de lo que Rousseau llama "derecho del primer
ocupante». Pero tal derecho solo se convierte en verdadero derecho en la sociedad civil, tras la
instauración del derecho a la propiedad, que convierte la simple posesión en propiedad
garantizada por una ley positiva (esto es, convencional, emanada de la voluntad general).
La reivindicación de la primacía de la esfera sentimental del hombre constituye un eje
fundamental en la concepción del hombre de Rousseau. Los moralistas ilustrados -como
Helvétius- eran conscientes del importante papel de los sentimientos en la conducta del
individuo. Sin embargo, pensaban que el sentimiento más fuerte era el egoísmo que, de suyo,
llevaría a los hombres a continuas guerras entre sí. La razón tenía como misión ilustrar al
individuo egoísta y hacerlo apto para vivir en sociedad. En Rousseau encontramos una
concepción social con un esquema opuesto: No le sirve la sociedad del egoísmo ilustrado.
Acepta, como punto de partida, lo que ya enseñaba Mandeville, que la dinámica económica
capitalista no es compatible con el altruismo; y rechaza la idea de que una sociedad construida
sobre el egoísmo competitivo (el amor propio) sea una sociedad auténtica. Sin embargo, es
posible construir una auténtica sociedad porque existen en nosotros poderosos sentimientos
altruistas, cuya expresión más elemental es la piedad. Frente al optimismo de los ilustrados
burgueses, Rousseau afirma que la razón opera precisamente como factor estimulante del
egoísmo y, consiguientemente, como fuente de conflicto social.
Si los sentimientos del hombre pudieran ser correctamente reformados y desarrollados
mediante una educación adecuada y viviera en una situación social que no estuviese basada en
relaciones de egoísmo, entonces podría salir al exterior y ser operativa la bondad natural
encerrada en el hombre. Respecto a la reforma educativa, Rousseau expuso sus ideas en
Emilio. En lo que se refiere a la reforma social, la tarea crítica es realizada en sus dos
Discursos, mientras que la labor constructiva es desarrollada en El contrato social.
OBRAS DESTACADAS
El contrato social (1762)
Julia o la nueva Eloísa (1756)
Emilio (1762)
Ensoñaciones del paseante solitario (1776)
Confesiones (1782)
Discursos sobre las ciencias y las artes (1750)
TEORIA DE LA EDUCACION
Esta teoría está expuesta magníficamente en la obra "Emilio o sobre la educación". En esta
obra Rousseau nos hace una construcción ideal, un modelo utópico de cómo deben ser las
condiciones educativas del niño (Emilio) y de la niña (Sofía, futura esposa de Emilio). Para
Rousseau la educación tradicional oprime y destruye la orientación natural del ser humano.
Los hombres nacen libres y buenos pero la educación va anulando su libertad
progresivamente. Lo ideal es una educación que conduzca al desarrollo natural del niño. La
educación tradicional basada en los libros y la memorización es artificial y repetitiva. El niño
debe aprender por sí mismo, aprender a pensar e interactuar en contacto directo con las cosas y
con la naturaleza. La educación tiene como objetivo formar un hombre libre, el desarrollo de
la intuición y del sentimiento. La moralidad se fundamenta en sentimientos naturales como el
amor, sentimientos que la educación ha de potenciar. Si esto fuera así, aparecería el ciudadano,
un ser humano que tendría sus raíces en la bondad de la naturaleza humana. "el hombre nace
bondadoso pero la sociedad lo corrompe"
AQUELLOS QUE INFLUENCIARON A ROUSSEAU
Barón De Montesquieu
Nicolás Maquiavelo
Plutarco
René Descartes
Tomás Moro
AQUELLOS QUE ROUSSEAU INFLUYO
Eugenio Espejo
Karl Marx
Maximiliano Robes Pierre
Simón Bolívar
FRASES DE JEAN JACQUES ROUSSEAU
El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas.
El alma resiste mucho mejor los dolores agudos que la tristeza prolongada.
La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.
Un hombre honrado no encontrará jamás una amiga mejor que su esposa.
Ideas políticas y sociales
En sus estudios políticos y sociales Rousseau desarrolló un esquema social, en el cual el
poder recae sobre el pueblo, argumentando que es posible vivir y sobrevivir como conjunto
sin necesidad de un último líder que fuese la autoridad. Es una propuesta que se
fundamenta en la libertad natural, con la cual, Rousseau explica, ha nacido el hombre.
En El Contrato Social, Rousseau argumenta que el poder que rige a la sociedad es la
voluntad general que mira por el bien común de todos los ciudadanos. Este poder sólo toma
vigencia cuando cada uno de los miembros de una sociedad se une mediante asociación
bajo la condición, según expone Rousseau, de que “Cada uno de nosotros pone en común
su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y cada
miembro es considerado como parte indivisible del todo”. En fin, Rousseau plantea que la
asociación asumida por los ciudadanos debe ser “capaz de defender y proteger, con toda la
fuerza común, la persona y los bienes de cada uno de los asociados, pero de modo tal que
cada uno de éstos, en unión con todos, sólo obedezca a sí mismo, y quede tan libre como
antes.”
La obra rousseauniana argumenta que esta asociación de los hombres no es algo natural. El
hombre sale de su estado natural de libertad porque le surgen necesidades de supervivencia
que le imponen la creación de algo artificial, ya que el hombre no es sociable por naturaleza
y no nació para estar asociado con otros. Es voluntariamente que se unen los unos a los
otros y fundamentan este vínculo con el desarrollo de la moralidad y la racionalidad para
satisfacer las necesidades que la naturaleza le ha impuesto. La moral y la razón se hacen
evidentes en la sociedad al establecer un modelo normativo capaz de crear un orden social
que evite la dominación de unos sobre otros y que involucre una representación
participativa de todos los miembros de la sociedad.
Mediante El Contrato Social, Rousseau le abre paso a la democracia, de modo tal que todos
los miembros reconocen la autoridad de la razón para unirse por una ley común en un
mismo cuerpo político, ya que la ley que obedecen nace de ellos mismos.11
Esta sociedad
recibe el nombre de república y cada ciudadano vive de acuerdo con todos. En este Estado
social son necesarias las reglas de la conducta creadas mediante la razón y reflexión de la
voluntad general que se encarga de desarrollar las leyes que regirán a los hombres en la
vida civil.11
Según Rousseau, es el pueblo, mediante la ratificación de la voluntad general,
el único calificado para establecer las leyes que condicionan la asociación civil.12
De
acuerdo con la obra de Rousseau, todo gobierno legítimo es republicano, es decir, una
república emplea un gobierno designado a tener como finalidad el interés público guiado
por la voluntad general. Es por esta razón que Rousseau no descarta la posibilidad de la
monarquía como un gobierno democrático, ya que si los asociados a la voluntad general
pueden convenir, bajo ciertas circunstancias, la implementación de un gobierno monárquico
o aristocrático, entonces tal es el bien común.11
En su modelo político, Rousseau atribuye al pueblo la función de soberano. A este término
no le asigna características que designan a una sola clase o nación, sino la representación de
una comunidad de los que desean formar un Estado y vivir bajo las mismas leyes que son la
expresión de la voluntad general. El pueblo, como soberano, debe llevar a cabo una
deliberación pública, que ponga a todos los ciudadanos asociados en un plano de igualdad,
en la cual el cuerpo no puede decidir nada que atente contra los intereses legítimos de cada
uno. Las leyes en la república de Rousseau están desarrolladas conforme al orden social,
establecido por la naturaleza del pacto social y no por las convenciones humanas de un sólo
individuo. Las leyes deben fundamentarse en las convenciones que traducen en reglas las
exigencias de la racionalidad y moralidad humana, al tiempo que no atentan contra el ideal
de la justicia que impone que todos los asociados se respeten los unos a los
otros.11
Rousseau establece que las reglas de la asociación deben ser el resultado de la
deliberación pública, ya que en ella se encuentra el origen de la soberanía. Las leyes
nacidas de la deliberación no serán justas y la soberanía no será legítima si la deliberación
no respeta el interés común y si los ciudadanos no aceptan las condiciones por las que las
reglas son iguales para todos.11
Estas leyes no instituyen ninguna forma específica de
gobierno, sino que fijan las reglas generales de la administración y definen la constitución,
por la cual el pueblo ha de regirse, ya que son la máxima expresión de la voluntad general.
El ideal político planteado por Rousseau en El Contrato Social se basa en la autonomía
racional. Esta es la asociación que supone el reino de la ley común, en la cual cada uno de
los asociados, al entregarse al pacto social, se obedece a sí mismo porque las leyes se
fundamentan en la voluntad general, en la cual cada ciudadano es a su vez legislador, al
deliberar públicamente en la creación de las reglas, y súbdito, al someterse libremente a la
obediencia de las mismas.
El ideal político de El Contrato Social puede realizarse bajo cualquier forma de gobierno.
Rousseau argumenta que cualquier forma de gobierno es válida y legítima si se ejerce
dentro de los parámetros regidos por la ley común. En su obra, Rousseau define una
república como “todo Estado regido por leyes, cualquiera que sea su forma de
administración”.
En el modelo político de Rousseau, el pueblo aparece en una doble dimensión, en la cual es
sujeto y objeto del poder soberano. Cada individuo es sujeto de la soberanía porque entrega
todos sus derechos a la comunidad, pero, al mismo tiempo, es objeto porque, al ser parte de
un todo, se los entrega a sí mismo. Al establecerse este pacto, la soberanía reside en el
pueblo y, como resultado, la misma es inalienable, indivisible, absoluta e infalible, ya que
es contradictorio que el soberano como pueblo implemente algo contra sí mismo como
súbdito.
Lo que caracteriza el modelo político que Rousseau desarrolla en El Contrato Social es la
idea clave roussoniana de "voluntad general". Tal voluntad se diferencia de la voluntad de
todos por su carácter universalista y su aspecto normativo. No es una voluntad cualitativa,
sino que se forma por una cualificación moral, en la cual se requiere que los hombres
actúen de acuerdo a los intereses universalistas Una vez se forma esta voluntad, su
mandato es inapelable, ya que lo que persigue es el interés colectivo que no es diferente del
interés individual. Es por ello que, si algún asociado intentase resistir la voluntad general,
se verá obligado por el cuerpo social a obedecerle.
Rousseau concebía la democracia como un gobierno directo del pueblo. El sistema que
defendía se basaba en que todos los ciudadanos, libres e iguales, pudieran concurrir a
manifestar su voluntad para llegar a un acuerdo común, a un contrato social. En El contrato
social diría que «toda ley que el pueblo no ratifica, es nula y no es ley» y que «la soberanía
no puede ser representada por la misma razón que no puede ser enajenada». Como
"voluntad general" no puede ser representada, defendía un sistema de democracia
directa que inspira, hasta cierto punto, la constitución federal suiza de 1849.
La relación de las teorías de Rousseau con el nacionalismo moderno es uno de los temas
abundados por la teoría política y la historia de las ideas. En sus obras, Rousseau planteó
las bases para el nacionalismo moderno atribuyéndole los sentimientos de identificación
con la república o sociedad a la cual el hombre se ha asociado, aunque argumentó que estos
sentimientos sólo hubiesen sido posibles en Estados pequeños y democráticos.13
De la soberanía y las leyes
Rousseau considera que toda aquella persona que participe del contrato social es soberano,
por ende es un bien común el que se obtiene a través de este contrato. Por esta razón no
puede existir una distinción entre soberano e individuo y se debe legislar bajo la voluntad
general. Este tipo de gobierno comienza una vez el pueblo ha madurado moral y
políticamente para lograr comprender e implementar la voluntad general, y que esta sea
libre de interferencias. Debido a esto, la ley siempre es general, porque considera a las
acciones y a las masas, nunca a un individuo. Acerca de las leyes, Rousseau, hace una
diferenciación entre la voluntad general y la voluntad común. Y estas leyes o contratos no
pueden ser creados por la voluntad común, debido que la voluntad común puede ser buena
o mala, pero esta no necesariamente se dirige hacia la voluntad general, cuyo fin es el bien
común.
Estas leyes son divididas entre las Fundamentales, Civiles y Criminales:
Leyes Fundamentales o Leyes Políticas: establecen las relaciones entre el gobierno y el
soberano.
Leyes Civiles: establecen la relación de miembro a miembro, o del miembro a las masas.
Leyes Criminales: establece la relación entre cada individuo con las leyes y las penalidades
por desobedecerlas.
De la desigualdad entre los hombres
Rousseau planteó algunos de los precedentes políticos y sociales que impulsaron los
sistemas de gobiernos nacionales de muchas de las sociedades modernas17
estableciendo la
raíz de la desigualdad que afecta a los hombres; para él, el origen de dicha desigualdad era
a causa de la constitución de la ley y del derecho de propiedad produciendo en los hombres
el deseo de posesión. A medida que la especie humana se fue domesticando, los hombres
comenzaron a vivir como familia en cabañas y acostumbraban ver a sus vecinos con
regularidad. Al pasar más tiempo juntos, cada persona se acostumbró a ver los defectos y
virtudes de los demás, creando el primer paso hacia la desigualdad. “Aquel que mejor
cantaba o bailaba, o el más hermoso, el más fuerte, el más diestro o el más elocuente, fue el
más considerado.”18
En este aspecto, la formación de la sociedad hizo necesaria la creación
de entidades que regularan los derechos y deberes de los hombres, perdiendo estos así la
libertad de tomar posesión de lo que tenían a mano, y los adoctrinó a olvidarse de sus
antiguos sentimientos y manera de vivir sencilla y los impulsó a superar a sus semejantes
provocando la pérdida de la igualdad, o mejor dicho, dando nacimiento a la desigualdad.
En su estudio sobre la desigualdad, estableció las diferencias entre el hombre civilizado y el
hombre salvaje, determinando que las situaciones que estos enfrentaban en su diario vivir
definían su comportamiento con los demás. El hombre civilizado, motivado por un deseo
de ser superior a los otros, crea una especie de antifaz que le presenta al mundo, con el
propósito de crear distinción entre ellos y los demás. En esta nueva sociedad, “Las almas no
son ya visibles, ni la amistad posible, ni la confianza duradera, porque ya nadie se atreve a
parecer lo que es”. En este mundo artificial, la comunicación humana se hizo imposible El
hombre salvaje no presentaba este problema, él no vivía en sociedad porque no lo
necesitaba, pues la naturaleza le proporcionaba todas sus necesidades.23
Cuando sentía
hambre contaba con los animales de la selva para saciarla, al anochecer buscaba refugio en
una cueva, su relación con los demás se llevaba en armonía, siempre que ambas partes así
lo requirieran y que no se presentaran conflictos, y así mismo todos por igual tenían
derecho a una parte de las tierras que habitaban. Según Rousseau, a medida que el hombre
salvaje dejó de concebir lo que la naturaleza le ofrecía como lo prescindible para su
subsistencia, empezó a ver como su rival a los demás hombres, su cuerpo no fue más su
instrumento, sino que empleó herramientas que no requerían de tanto esfuerzo físico,
limitando por ello sus acciones y concentrándose en el mejoramiento de otros aspectos de
su nueva forma de vida, transformándose así en el hombre civilizado.
En el Origen de la desigualdad entre los hombres, afirma: “tal es, en efecto, la causa de
todas estas diferencias: el salvaje vive para sí mismo; el hombre social, siempre fuera de sí,
no sabe vivir más que en la opinión de los demás; y de ese único juicio deduce el
sentimiento de su propia existencia”. Esta naturaleza humana, que Rousseau supone del
hombre salvaje, no es sino una hipótesis de trabajo, pues él mismo admite en esta obra que
no es posible mostrar que dicho estado salvaje haya existido.
A pesar de que algunos de sus escritos parecían atacar la estructura de la sociedad, este era,
según Rousseau, el modo de pensar de sus adversarios, como lo expresa aquí “¿en qué
quedamos? ¿Es preciso destruir la sociedad, confundir lo tuyo y lo mío y volver a vivir en
las selvas como los osos? Esta es una consecuencia del modo de pensar de mis adversarios,
que tanto me gusta prevenir como dejarles la vergüenza de deducirla”. Su intención no fue
la de desmantelar dicha potencia, sino el de hacer de la misma una comunidad de igualdad
donde todos tuvieran la libertad para expresar su pensar y tomar las decisiones que
beneficien a todos, como se puede apreciar en El Contrato Social.
De la formación del hombre
Rousseau hace un estudio de la formación del hombre individual antes de éste "ingresar a la
sociedad", con sus primeras obras que incluyen: Discurso sobre las ciencias y las
artes, Ensayo sobre el origen de las lenguas y Emilio, o De la educación. En la primera y
en la segunda, Rousseau identifica los vicios y las virtudes, y en la tercera propone
encaminar al hombre a la virtud haciendo a un lado los vicios.
Una de las definiciones: Vicio: lo artificial, las artes: las letras, las lenguas, música
las ciencias, excesivo uso de razón, expresión de sentimientos que no existen.28
"palabras
vacías",29
la armonía; virtud: lo puro, natural, la melodía, expresión sincera de sentimientos
y el "conocimiento necesario".30
Las artes, según Rousseau, traen el conocimiento que hace al individuo comportarse de una
manera para "ser de agrado a los demás", y no es un comportamiento natural;31
en vez de
crear una unión entre seres humanos, crean la desigualdad entre ellos. Se crea una
esclavitud a ellas y una esclavitud entre los hombres, se explica con su famosa cita: "las
ciencias, las letras y las artes, menos despóticas y más potentes acaso, tienden guirnaldas de
flores sobre las cadenas de hierro de que están cargados, sofocan en ellos el sentimiento de
esa libertad original para la que parecían haber nacido". Por lo que entra la educación, que
involucra a las artes como parte del proceso, sin uso excesivo de ellas, a "transformar al
individuo liberándolo de las perversiones".33
CONCLUSION
Existen miles de cosas que han separado y provocado separaciones y riñas en el transcurso
de la historia del hombre, pero, creo que el hombre no es por instinto egoísta. Es decir
refiriéndome a la sociedad, la sociedad, es quien lo hace egoísta. Desde mi parecer, en todo
caso, es la sociedad quien hace al individuo malo, egoísta, narcisista, consumista,
guerrillero. Y la única manera de evitar esto es tratar de conseguir que el individuo, desde
que es pequeño, forme un criterio de sus acciones y considere incorrecto el daño a otros
individuos.
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NETGRAFÍA
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https://www.youtube.com/watch?v=h1ka7dkMv8s