Jacq, Christian - Piedra de Luz 1.Nefer El Silencioso

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    Ttulo: LA PIEDRA DE LUZ 1NEFER EL SILENCIOSO

    Autor: (2000) Christian Jacq

    Ttulo Original: Nefer Le Silencieux

    Traduccin: (2000) Manuel Serrat Crespo

    Edicin Electrnica: (2002) Pincho

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    PREFACIO

    El mundo entero admira las obras maestras del arte egipcio, trtese depirmides, de templos, de tumbas, de esculturas o de pinturas. Pero quin creesas maravillas cuya potencia espiritual y mgica nos llega al corazn? En ningncaso hordas de esclavos o de peones explotados, sino cofradas cuyos miembros,en restringido nmero, eran a la vez sacerdotes y artesanos. Sin separar el espritude la mano, formaban una verdadera lite que dependa directamente del faran.

    Por fortuna, poseemos una abundante documentacin sobre una de esascofradas que, durante unos cinco siglos, de 1550 a 1070 a. J.C., vivi en una aldeadel Alto Egipto prohibida a los profanos.

    Tena esta aldea un nombre extraordinario: el Lugar de Verdad, en egipcio setMaat, es decir, el lugar donde la diosa Maat se revelaba en la rectitud, la exactitudy la armona de la obra que llevaban a cabo generaciones de servidores del Lugarde Verdad.

    Implantada en el desierto, no lejos de los cultivos, la aldea estaba rodeada poraltos muros, tena su propio tribunal, su propio templo y su propia necrpolis; losartesanos vivan all en familia y gozaban de un estatuto particular, dada laimportancia de su misin primera: crear las moradas de eternidad de los faraonesen el Valle de los Reyes.

    Todava hoy pueden descubrirse los vestigios del Lugar de Verdad visitando elparaje de Deir el-Medineh, en la orilla oeste de Tebas; las partes bajas de las casasestn intactas y se recorren las callejas que hollaron los maestros de obra, los

    pintores, los escultores y las sacerdotisas de la diosa Hator. Santuarios, locales de

    cofrada, tumbas admirablemente decoradas marcaban el carcter sagrado dellugar, provisto tambin de reservas de agua, graneros, talleres e, incluso, de unaescuela.

    He intentado hacer revivir a esos seres de excepcin, sus aventuras, su vidacotidiana, su bsqueda de la belleza y de la espiritualidad, en un mundo que aveces se mostr hostil y envidioso. Salvaguardar la propia existencia del Lugar deVerdad no fue siempre fcil, y no faltaron las ms variadas asechanzas,especialmente en el turbulento perodo durante el que se desarrolla este relato.

    Sea dedicada esta novela a todos los artesanos del Lugar de Verdad que fuerondepositarios de los secretos de la Morada del Oro y consiguieron transmitirlos ensus obras.

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    PRLOGO

    Hacia medianoche, nueve artistas conducidos por su jefe de equipo salieron delLugar de Verdad y comenzaron a trepar por un estrecho sendero iluminado por laluna llena. En la cima de una colina que dominaba el Lugar de Verdad, se levantabala aldea de los constructores de la morada de eternidad del faran, instalada en eldesierto y rodeada de muros para preservar sus secretos. Oculto tras un bloque decalcreo, Mhy contuvo un grito de alegra.

    Desde haca varios meses, el teniente de los carros intentaba conseguir ciertasinformaciones sobre esa cofrada que se encargaba de excavar y decorar lastumbas del Valle de los Reyes y el de las Reinas.

    Pero nadie saba nada, a excepcin de Ramss el Grande, protector del Lugar deVerdad, donde maestros de obras, canteros, escultores y pintores eran iniciados ensus funciones, esenciales para la supervivencia del Estado. La aldea de losartesanos tena su propio gobierno, su propia justicia y dependa directamente delrey y de su primer ministro, el visir.

    Mhy slo debera haberse preocupado de su carrera militar, que se anunciababrillante; pero cmo olvidar que haba solicitado su admisin en la cofrada y quesu candidatura haba sido rechazada? Nadie se burlaba as de un noble de sucalidad. Despechado, Mhy se haba orientado hacia el arma de lite, los carros,donde su talento haba hecho maravillas. No tardara pues en ocupar un puestoimportante en la jerarqua.

    El odio haba nacido en su corazn, un odio que aumentaba cada da contra esamaldita cofrada que le haba humillado y cuya mera existencia le impeda conocer

    una felicidad perfecta.De modo que el oficial haba tomado una decisin: o descubra todos los secretos

    del Lugar de Verdad y los utilizaba en su benefici o destrua ese isloteaparentemente inaccesible y tan orgulloso de sus privilegios.

    Para lograrlo, Mhy no deba dar ningn paso en falso ni despertar sospechaalguna. Durante los ltimos das, sin embargo, haba dudado. Acaso losservidores del Lugar de Verdad, segn la denominacin oficial, no eran slo unosdespreciables fanfarrones cuyos pretendidos poderes slo eran espejismos eilusiones? Y el Valle de los Reyes, tan bien guardado, no preservaba algo ms quecadveres de monarcas petrificados en la inmovilidad de la muerte?

    A fuerza de ocultarse en las colinas que dominaban la aldea prohibida, Mhyhaba esperado sorprender los ritos de los que nadie hablaba; la decepcin haba

    estado a la altura de los esfuerzos realizados.Pero esta noche, por fin, tena lugar el acontecimiento tan esperado.Los diez hombres, uno tras otro, subieron a la cresta de la colina del oeste y

    caminaron lentamente, a lo largo del acantilado, hasta el collado donde se habanconstruido unas chozas de piedra que ocupaban en ciertos perodos del ao. Desdeall, les bastaba con tomar un camino que descenda hacia el Valle de los Reyes.

    En el colmo de su excitacin, el teniente de carros cuid de no hacer rodaralguna piedra y revelar as su presencia. Conociendo el emplazamiento de lospuestos de observacin, ocupados por policas encargados de garantizar laseguridad del valle prohibido, Mhy arriesgaba, sin embargo, su vida. Armados conarcos, aquellos cancerberos tenan rdenes de tirar sin previo aviso.

    A la entrada de aquel lugar, sagrado entre todos, donde desde el comienzo del

    Imperio Nuevo descansaban las momias de los faraones, los guardias se apartaronpara dejar paso a los diez servidores del Lugar de Verdad.Con el corazn palpitante, Mhy trep por una empinada pendiente desde donde

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    poda observarlo todo sin ser visto. Tendido en una roca plana, no se perdi ni unabrizna del increble espectculo.

    El jefe de equipo se separ del grupo y deposit en el suelo, ante la entrada dela tumba de Ramss el Grande, el fardo que haba llevado desde que sali de laaldea, luego quit el velo blanco que lo cubra.

    Una piedra.

    Una simple piedra tallada en forma de cubo. Brot de ella una luz tan potenteque ilumin la monumental puerta de la morada de eternidad del faran reinante.El sol brill en la noche, las tinieblas quedaron abolidas.

    Los diez artesanos, recogindose, veneraron largo rato la piedra, luego el jefe deequipo la levant mientras dos de sus subordinados abran la puerta de la tienda.Fue el primero que penetr en ella, seguido por los dems artesanos; y el cortejose hundi en las profundidades, iluminado por la piedra.

    Mhy permaneci inmvil durante varios minutos. No, no haba soado! Lacofrada posea, en efecto, fabulosos tesoros, conoca el secreto de la luz, l mismohaba visto la piedra de la que proceda, una piedra que no era ilusin ni leyenda.Seres humanos, y no dioses, haban sido capaces de darle forma y sabanutilizarla... Y qu pasaba con los montones de oro que producan en sus

    laboratorios, segn persistentes rumores?Insospechados horizontes se abran ante el teniente de carros. Ahora saba queel origen de la prodigiosa fortuna de Ramss el Grande se hallaba aqu, en el Lugarde Verdad. Por eso la cofrada viva apartada del mundo, oculta tras los muros desu aldea.

    Qu haces aqu, amigo?Mhy se volvi lentamente y descubri a un polica nubio, armado con un garrote

    y un pual.Me... Me he perdido.En esta zona est prohibido el paso declar el polica negro. Cul es tu

    nombre?Pertenezco a la guardia personal del rey y estoy en misin especial afirm

    Mhy con aplomo.No me han avisado.Es normal... Nadie deba ser informado.Por qu razn?Porque debo verificar que las consignas de seguridad se aplican con el rigor

    necesario y que ningn intruso puede introducirse en el Valle de los Reyes. Tefelicito, polica. Acabas de demostrarme que el dispositivo es eficaz.

    El nubio estaba perplejo.De todos modos, el jefe debera haberme avisado.No comprendes que era imposible?Vayamos juntos a ver al jefe. No puedo dejarte marchar as.Haces muy bien tu trabajo.A la luz de la luna llena, la sonrisa conciliadora de Mhy tranquiliz al nubio, que

    se puso el bastn a la cintura.Tan rpido como una vbora de las arenas, el teniente de carros se lanz, con la

    cabeza por delante, y golpe al polica en pleno pecho.El infeliz cay hacia atrs y rod por la pendiente hasta una plataforma que

    dominaba el Valle. A riesgo de romperse el cuello, Mhy le alcanz comprobandoque, a pesar de que tena una profunda herida en la sien, el polica continuaba vivo.Sin prestar atencin a la suplicante mirada de su vctima, la remat con una piedrapuntiaguda, hundindole el crneo.

    Con el corazn fro, el asesino aguard largo rato. Cuando estuvo seguro de quenadie le haba visto, Mhy subi de nuevo a la cima de la colina, cuidando deasegurar bien sus presas. Con mayores precauciones an, se alej del lugarprohibido.

    Gracias a esta maravillosa noche, ya slo tena una idea en la cabeza: descubrirel misterio del Lugar de Verdad.

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    Pero cmo lograrlo? Puesto que no poda entrar en la aldea, tendra que hallarel medio de obtener informaciones serias.

    Y el criminal vio un esplndido porvenir: los secretos y las riquezas de lacofrada le perteneceran, a l y slo a l!

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    Arar inmediatamente despus de la inundacin, sembrar, segar y cosechar, llenarlos graneros, temer a las langostas, los roedores e hipoptamos que devastaban loscultivos, regar, cuidar las herramientas, trenzar cuerdas durante la noche en vez dedormir, vigilar los rebaos y los tiros, preocuparse constantemente de la tierra y notener ms horizonte que la calidad del trigo y la salud de las vacas... Ardiente nosoportaba ya tan montona existencia.

    Sentado a la sombra de un sicmoro, en el lindero de los cultivos y el desierto, eljoven no consegua adormecerse y disfrutar de un bien merecido descanso antes dedirigirse a los pastos familiares para cuidar a los bueyes. A sus diecisis aos,Ardiente, que meda un metro noventa y tena el aspecto de un coloso, no estabadispuesto a soportar la existencia de un campesino como su padre, su abuelo y subisabuelo.

    Como todos los das, iba hasta aquel lugar tranquilo y, con la ayuda de unpedacito de madera que haba tallado, dibujaba animales en la arena. Dibujar... Lehubiera gustado hacer eso durante horas y horas, y luego colorear y recrear unasno, un perro y mil criaturas ms!

    Ardiente saba observar. Su visin entraba en su corazn y, luego, ste dabardenes a su mano que actuaba, sin embargo, con toda libertad para trazar loscontornos de una imagen ms viviente que la propia realidad cotidiana. Elmuchacho hubiera necesitado papiro, estiletes, pigmentos... Pero su padre eraagricultor y se haba redo en sus narices cuando el adolescente le haba formuladosus exigencias.

    Haba un lugar, uno slo, donde Ardiente podra obtener lo que deseaba: el Lugarde Verdad. Nada se saba de lo que ocurra tras los muros de la aldea, pero all sereunan los mayores pintores y dibujantes del reino, los que estaban autorizadospara decorar la tumba del faran.

    El hijo de un campesino no tena posibilidad alguna de entrar en la fabulosacofrada. Sin embargo, el joven no poda dejar de pensar en los goces de quienespodan consagrarse por completo a su vocacin, olvidando las mezquindades de locotidiano.

    Bueno, Ardiente, nos damos a la buena vida?El que acababa de expresarse irnicamente se llamaba Patn, y tena unos

    veinte aos. Grande, musculoso, llevaba slo un corto taparrabos de juncotrenzado. A su lado, su hermano menor, Pata Gorda, con su estpida sonrisa. A los

    quince aos, pesaba diez kilos ms que Patn, a causa de los pasteles quedevoraba diariamente.Dejadme tranquilo los dos.El lugar no te pertenece... Tenemos derecho a venir.No tengo ganas de veros.Nosotros s. Y tendrs que explicarte.Sobre qu?Como si no lo supieras... Dnde estabas la pasada noche?Te crees un polica?Nati... Te suena este nombre?Ardiente sonri.Un excelente recuerdo.

    Patn dio un paso hacia Ardiente.Eres escoria! La muchacha debe casarse conmigo... y t, la pasada noche, teatreviste a...

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    Ella vino a buscarme.Mientes!Ardiente se levant.No aguanto que me acusen de mentiroso.Por tu culpa no me casar con una virgen.Y qu? Si es mnimamente inteligente, Nati no se casar contigo.

    Patn y Pata Gorda mostraron un ltigo de cuero. El arma era sencilla perotemible.

    Dejmoslo as propuso Ardiente. Nati y yo pasamos un buen rato juntos,es cierto, pero eso son cosas de la naturaleza. Para complaceros, aceptar novolver a verla. Y, para serte franco, no me har ninguna falta.

    Vamos a desfigurarte anunci Patn. Con tu nueva jeta ya no seducirs amoza alguna.

    No me molestara castigar a dos imbciles, pero hace calor y preferira seguircon mi siesta.

    Pata Gorda se arroj sobre Ardiente levantando el brazo. De pronto, su blanco seesfum ante l. Se sinti levantado, proyectado en el aire y cayendo de cabezacontra el tronco del sicmoro. Atontado, no volvi a moverse.

    Estupefacto por unos instantes, Patn reaccion. Hendiendo el aire con su ltigo,crey que conseguira lacerar el rostro de Ardiente, pero su brazo fue detenido porel del joven coloso. Un siniestro crujido puso fin a la corta lucha. Con el hombrodislocado, Patn solt el ltigo de cuero y huy aullando.

    Ni una sola gota de sudor haba brotado de la frente de Ardiente. Acostumbradoa pelear desde sus cinco aos, haba sufrido severos correctivos antes de aprenderlos golpes ganadores. Seguro de su fuerza, no le gustaba provocar pero nuncaretroceda. La vida no regalaba nada, l tampoco.

    Ante la idea de pasar la tarde en el pastizal y regresar dcilmente a su casa,llevando leche y lea, Ardiente sinti nuseas.

    La jornada de maana se anunciaba peor que la de hoy, ms deslustrada an,ms aburrida an, y el joven seguira perdiendo el alma, como si su sangre manara

    lentamente. Qu le importaba la pequea propiedad agrcola de su familia? Supadre soaba con trigo maduro y vacas lecheras, los vecinos envidiaban su xito,las muchachas vean ya a Ardiente como a un heredero colmado que, gracias a sufuerza fsica, duplicara la produccin y se hara rico. Soaban con casarse con uncampesino opulento al que numerosos vstagos aseguraran una vejez feliz.

    Miles de seres se sentan satisfechos con ese destino, pero Ardiente no. Por elcontrario, le pareca ms asfixiante que los muros de una prisin. Olvidando losbovinos, que se las arreglaran sin l, el muchacho camin por el desierto, sinapartar la mirada de la cima. Dominaba la orilla occidental de Tebas, la riqusimaciudad del dios Amn donde se haba construido la ciudad santa de Karnak, pobladapor numerosos santuarios.

    En la orilla oeste se encontraban el Valle de los Reyes, el de las Reinas y el de losnobles que haban acogido las moradas de eternidad de tan ilustres personajes, ytambin los templos de millones de aos de los faraones, entre ellos elRamesseum, el de Ramss el Grande. Los artesanos del Lugar de Verdad habancreado esas maravillas... No se deca, acaso, que trabajaban mano a mano con losdioses y bajo su proteccin?

    En el secreto corazn de Karnak como en el ms modesto de los oratorios,hablaban las divinidades, pero quin comprenda realmente su mensaje? Ardiente,por su parte, descifraba el mundo dibujando en la arena, pero le faltabandemasiados conocimientos para progresar.

    No aceptaba esta injusticia. Por qu la diosa oculta en la cima de Occidentehablaba a los artesanos del Lugar de Verdad y por qu permaneca muda cuando limploraba una respuesta a su llamada? La montaa, abrumada por el sol, leabandonaba a su soledad, y no seran sus jvenes amantes, vidas de placer,

    quienes podran comprender sus aspiraciones.Para vengarse, grab sus contornos en la arena con tanta precisin como era

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    capaz, luego los borr con el pie como si estuviera aniquilando al mismo tiempo aesa diosa muda y su propia insatisfaccin.

    Pero la cima de Occidente permaneci intacta, grandiosa e impenetrable. Y pesea su podero fsico, Ardiente se sinti irrisorio. No, la cosa no poda seguir as.

    Esta vez, su padre le escuchara.

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    Llegado de su lejana Nubia, Sobek haba entrado en la polica cuando contabadiecisiete aos. Alto, atltico, excelente en el manejo del garrote, aquel negro dehermosa prestancia haba sido muy bien calificado por sus superiores. Una estanciaen la polica del desierto le haba permitido poner de manifiesto sus cualidades,puesto que al menos haba detenido a veinte beduinos saqueadores, tres de ellosparticularmente peligrosos, especializados en el ataque a caravanas.

    El ascenso de Sobek haba sido rpido: a los veintitrs aos acababa de sernombrado jefe de las fuerzas de seguridad encargadas de asegurar la proteccindel Lugar de Verdad. De hecho, el cargo no era muy deseable, dadas lasresponsabilidades que recaan sobre su titular, que no tena derecho a equivocarse.Ningn profano deba penetrar en el Valle de los Reyes, ningn curioso poda turbarla serenidad de la aldea de los artesanos: a Sobek le incumba evitar cualquierincidente, so pena de ser inmediatamente sancionado por el visir.

    El nubio ocupaba un pequeo despacho en uno de los fortines que impedan elacceso al Lugar de Verdad. Aunque supiese leer y escribir, no senta aficin algunapor el papeleo y la clasificacin de informes, y lo dejaba para sus subordinados.Una mesa baja y tres taburetes formaban lo esencial del mobiliario, proporcionadopor la administracin que garantizaba la limpieza del local y su mantenimiento.

    Sobek pasaba la mayor parte de su tiempo sobre el terreno, recorriendo lascolinas que dominaban los parajes prohibidos, incluso cuando el sol daba de lleno.Conoca cada sendero, cada cresta, cada ladera, y no dejaba de explorarlos. Quienera sorprendido en situacin irregular era detenido e interrogado sin miramientos;

    luego lo transferan a la orilla oeste, donde el tribunal del visir dictaba una severasentencia.

    A partir de las siete, el nubio reciba a los centinelas apostados durante la noche.A la pregunta: Sin novedad?, respondan: Sin novedad, jefe, e iban aacostarse. Pero, aquella maana, el primer centinela no ocultaba su turbacin.

    Hay un problema, jefe.Explcate.Uno de nuestros hombres ha muerto esta noche.Una agresin? se preocup Sobek.Sin duda no... de lo contrario, habramos descubierto al culpable. Queris ver

    el cadver?Sobek sali del despacho para examinar los restos del infeliz.

    Crneo hundido, herida en la sien advirti.Tras semejante cada, no es extrao consider el centinela. Era su primeranoche de guardia y no conoca demasiado el lugar. Ha resbalado en el canchal y hacado por la pendiente. No es la primera vez que sucede y no ser la ltima.

    Sobek interrog a los dems centinelas: nadie haba observado la presencia deun intruso. Era evidente que se trataba de un horrible accidente.

    Qu ests haciendo aqu, Ardiente? Deberas estar en los pastos!Eso se ha terminado, padre.Qu quieres decir?No ser tu sucesor.Sentado en una estera, el granjero dej ante l las fibras de papiro con las que

    fabricaba una cuerda. Incrdulo, levant los ojos hacia su hijo.Te has vuelto loco?Ser campesino me aburre.

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    Lo has dicho ya cien veces... No podemos perder el tiempo en diversiones! Yono tuve ideas extraas, como t, y me he limitado a trabajar para alimentar a mifamilia. He hecho feliz a tu madre, he educado a cuatro hijos, tus tres hermanas yt, y me he convertido en propietario de esta granja y de un gran terreno... Acasono es esto xito? Cuando muera, t no pasars penurias y me lo agradecers elresto de tu vida. Sabes que el ao es excelente y el cielo favorable? La cosecha

    ser abundante, pero no pagaremos muchos impuestos porque el fisco me haconcedido ciertas facilidades. No tendrs la intencin de destruir todo esto?

    Quiero construir mi vida.Olvida las grandes frases. Crees acaso que las vacas se alimentan con eso?Pastarn sin m, y no te costar mucho encontrarme un sustituto.La angustia hizo vacilar la voz del granjero.Qu te sucede, Ardiente?Quiero dibujar y pintar.Pero eres un campesino, hijo de campesino! Por qu buscas lo imposible?Porque es mi destino.Ten cuidado, hijo mo: un mal fuego arde en ti. Si no lo apagas, te destruir.Ardiente esboz una triste sonrisa.

    Te equivocas, padre.El granjero agarr una cebolla y la mordi.Qu deseas en realidad?Entrar en la cofrada del Lugar de Verdad.Te has vuelto loco, Ardiente!Me crees incapaz de ello?Incapaz, incapaz... Y yo qu s! Pero, de todos modos, es una locura... Y no

    tienes la menor idea de la espantosa vida de esos artesanos! Estn sometidos alsecreto, privados de libertad, obligados a obedecer a unos superiores implacables...Los canteros tienen los brazos quebrados por la fatiga, les duelen los muslos y laespalda, mueren de agotamiento! Y qu decir de los escultores? Manejar el cinceles mucho ms agotador que cavar el suelo con la azada. Por la noche, siguen

    trabajando a la luz de los candiles y no tienen ni un da de descanso.Pareces muy bien informado sobre el Lugar de Verdad.Es lo que se dice... Por qu no creerlo?Porque los rumores siempre son falsos.Mi hijo no puede darme lecciones de moral! Escucha mis consejos y te ir

    bien. Cmo vas a soportar un reglamento con tu carcter imposible? Te rebelarasal primer segundo! S campesino, como yo, como tus antepasados, y acabarssiendo feliz. Con la edad, te apaciguars y te reirs de tu revuelta adolescente.

    Eres incapaz de comprenderme, padre. Es intil seguir con esta conversacin.El granjero lanz la cebolla a lo lejos.Basta ya. Eres mi hijo, me debes obediencia.Adis.Ardiente volvi la espalda a su padre, que tom el mango de madera de una

    herramienta y le golpe en la espalda.El muchacho se volvi lentamente. Lo que el granjero vio en los ojos del joven

    coloso le aterroriz, y retrocedi hasta el muro.Una mujer, pequea y arrugada, surgi del trastero donde se haba ocultado y se

    agarr al brazo derecho de su hijo.No agredas a tu padre, te lo suplico!Ardiente la bes en la frente.Tampoco t, madre, me comprendes; pero no te lo reprocho. Tranquilzate, me

    voy para no volver.Si sales de esta casa le advirti su padre, te desheredar.Ests en tu derecho.Acabars en la miseria!

    Acaso crees que me importa?Cuando cruz el umbral de la morada familiar, Ardiente supo que no volvera

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    nunca.Tomando el camino que flanqueaba un campo de trigo, el joven respir hondo.

    Un nuevo mundo se abra ante l.

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    Ardiente sali de la zona cultivada para dirigirse hacia el Lugar de Verdad. Ni lasquemaduras del sol ni la aridez del desierto le asustaban. Y el joven quera saber aqu atenerse: tal vez golpeando la puerta de la aldea lograra que se abriese.

    Aquel atardecer no haba nadie en la pista hollada por los cascos de los asnosque, da tras da, llevaban a la cofrada agua, alimento y todo lo que allnecesitaban para trabajar lejos de los ojos y los odos.

    A Ardiente le gustaba el desierto. Disfrutaba de su implacable podero, sentaque el alma le vibraba al unsono con la suya y lo recorra, sin fatiga, das enteros,saboreando el contacto de sus pies desnudos con la arena.

    Pero, esta vez, el joven no lleg muy lejos. El primero de los cinco fortines quese encargaban de la proteccin del Lugar de Verdad le cerr el paso. Puesto queArdiente se haba dado cuenta de que los centinelas no apartaban la mirada de l,se dirigi directamente hacia el obstculo. Ms vala enfrentarse a los guardias ysaber qu poda esperar.

    Dos arqueros salieron del fortn. Ardiente sigui avanzando con los brazospegados al cuerpo, para mostrar que no estaba armado.

    Alto!El joven se detuvo.El mayor de los dos arqueros, un nubio, se acerc a l. El otro se coloc de lado,

    tens el arco y le apunt.Quin eres?Me llamo Ardiente y deseo llamar a la puerta de la cofrada del Lugar de

    Verdad.Tienes un salvoconducto?No.Quin te recomienda?Nadie.Te burlas de m, muchacho?S dibujar y quiero trabajar en el Lugar de Verdad.Es una zona prohibida, deberas saberlo.Quiero conocer a un maestro artesano y demostrarle mis cualidades.Y yo tengo rdenes. Si no te largas de inmediato, te detengo por ultraje a la

    fuerza pblica.No tengo malas intenciones... Permitidme que pruebe suerte!

    Lrgate!Ardiente lanz una ojeada a las colinas de los alrededores.No esperes pasar por ah advirti el arquero nubio. Seras abatido.Ardiente podra haber derribado al polica de un puetazo, arrojarse al suelo para

    evitar la flecha de su colega y, luego, forzar el paso. Pero a cuntos arquerosdebera evitar para llegar a las puertas de la aldea?

    Despechado, desanduvo el camino.En cuanto estuvo fuera de la vista de los centinelas, se sent en una roca,

    decidido a observar lo que ocurra en el sendero. As, sin duda, encontrara una ideapara tener xito.

    La madre de Ardiente lloraba desde haca horas, sin que sus hijas lograran

    consolarla. El padre se haba visto obligado a contratar a tres jvenes campesinospara sustituir al coloso. Furioso, encolerizado contra su indigno hijo, haba acudidoal escribano pblico para dictarle una carta al despacho del visir. Anunciando su

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    decisin en trminos implacables y definitivos, el granjero decretaba, como la ley selo permita, que desheredaba a Ardiente y que la totalidad de sus bienes iran aparar a su esposa, que los utilizara a su conveniencia. Si mora antes que l, sustres hijas heredaran a partes iguales.

    Pero al granjero, ofendido y humillado, no le bastaba aquel dispositivotestamentario. Puesto que Ardiente se haba vuelto loco, era preciso devolverle la

    razn. No exista mejor modo que la coercin ejercida por una autoridadindiscutible. Por ello, el padre del rebelde haba acudido a casa del responsable delos trabajos forzados, un puntilloso escriba, procaz y cada vez ms agriado. Titularde un puesto difcil y poco gratificante, intrigaba en vano para obtener un ascenso ytrabajar en la ciudad, en la orilla este. Aqu, durante los meses que precedan a lainundacin, se encargaba de contratar personal para limpiar los canales y repararlos diques, pagando lo menos posible. Como los voluntarios eran cada vez msescasos, era preciso decretar el trabajo forzado y convencer a los dueos de laspropiedades de que le cedieran cierto nmero de obreros agrcolas, cuyamomentnea ausencia se compensaba con una disminucin de impuestos. Lasdiscusiones eran largas, penosas y fatigantes.

    As, cuando el escriba vio entrar en su despacho al padre de Ardiente, esperaba

    un rosario de jeremiadas y reclamaciones, que rechazara como de costumbre.No vengo a molestarte afirm el granjero, sino a pedir tu ayuda.Ni hablar repuso el funcionario. La ley es la ley y no puedo concederte

    privilegios, aunque nos conozcamos desde hace muchos aos. Si un soloterrateniente comienza a negar el carcter indispensable del trabajo forzado, losbeneficios de la crecida se perdern y Egipto quedar arruinado.

    Yo no niego nada, deseo hablarte de mi hijo.Tu hijo? Pero si est exento de trabajo forzado!Acaba de abandonar la granja.Adonde ha ido?No lo s... Se considera un dibujante. El pobre Ardiente ha perdido la razn.No irs a decirme que ya no se ocupa de la granja y de los pastos?

    Por desgracia, s.Ser insensato!Su madre y yo estamos destrozados, pero no hemos podido impedir que se

    fuera.Unos bastonazos y asunto resuelto!El granjero agach la cabeza.Lo intent, pero Ardiente es una especie de coloso... Y ese granuja se puso

    violento! Cre que iba a pegarme.Un hijo pegando a su padre! exclam el escriba. Hay que llevarle ante un

    tribunal para que le condene.Tengo otra idea mejor.Te escucho.Realmente ya no es mi hijo, y puesto que ha abandonado mi casa, por qu

    seguir excluyndolo del trabajo forzado?Le convocar, cuenta conmigo.Podramos hacer algo mejor an.No lo comprendo.El granjero habl en voz baja.Ese bandido necesita una buena leccin, no crees? Si se le corrige con

    severidad, la advertencia evitar que cometa mayores tonteras. Si t y yo nointervenimos, podramos ser considerados responsables.

    El escriba no se tom el argumento a la ligera.Qu propones?Suponte que convocas a Ardiente para el trabajo forzado y que se niega a

    acudir... Entonces sera considerado un desertor. Podras encarcelarle con algunos

    mocetones de los duros que le administraran un saludable correctivo.Podra hacerse... Pero qu me ofreces a cambio?

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    Una vaca lechera.Al escriba se le hizo la boca agua. Una pequea fortuna por un trabajo fcil.De acuerdo.Aadir unos sacos de grano, claro est. Pero no estropees demasiado a

    Ardiente... Tiene que volver a la granja.

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    Un hmedo hocico se pos sobre la frente de Ardiente, que abri en seguida losojos.

    Una perra de pelaje ocre olisqueaba mansamente al intruso, cuando el sol no sehaba levantado an y un fresco viento barra la orilla occidental de Tebas y la pistaque llevaba al Lugar de Verdad.

    El muchacho la acarici justo cuando la perra, alertada por el ruido de cascos, sealej. Encabezados por un borrico de paso regular, un centenar de asnos cargadosde alimentos se diriga hacia la aldea de los artesanos. Puesto que el jefe de loscuadrpedos conoca perfectamente el itinerario, avanzaba con paso seguro.

    Ardiente los vio pasar, admirado. Saban, como l, adonde iban, pero ellospodran pasar el obstculo de los fortines.

    A poca distancia, detrs de los asnos, caminaban unos cincuenta aguadores. Ensu mano diestra llevaban un bastn para acompasar la marcha y ahuyentar a lasserpientes; en el hombro izquierdo, un largo y slido tronco de cuyo extremopenda un gran odre que contena varios litros de agua.

    La perra de pelaje ocre abandon a Ardiente para acompaar a su dueo, unhombre de edad que se fatigaba ya. El joven se puso a su altura.

    Puedo ayudaros?Es mi trabajo, muchacho... No por mucho tiempo, pero me basta para vivir

    antes de regresar a mi casa, en el Delta. Si me ayudas, no podr pagarte.No tiene importancia.En el hombro de Ardiente, el fardo pareci ligero como una pluma de la oca

    sagrada del dios Amn.Es as todos los das?S, muchacho. A los artesanos del Lugar de Verdad no debe faltarles nada, y

    mucho menos el agua! Tras la primera entrega de la maana, la ms importante,hay varias ms a lo largo de todo el da. Si las necesidades aumentan, por unarazn u otra, aumenta tambin el nmero de porteadores. No somos los nicosauxiliares que trabajamos para el Lugar de Verdad; hay tambin lavanderos,panaderos, cerveceros, carniceros, caldereros, leadores, tejedores, curtidores ymuchos ms. El faran exige que los artesanos gocen del mayor bienestar posible.

    Has entrado ya en la aldea?No. Como aguador titular, puedo ir a verter el contenido de mi odre en la gran

    crtera, ante la entrada norte; hay otra junto al muro sur. Los habitantes del Lugar

    de Verdad llenan all sus jarras.Quin puede cruzar el muro?Slo los miembros de la cofrada. Los auxiliares permanecen en el exterior.

    Pero por qu haces todas esas preguntas?Porque quiero entrar en la cofrada para convertirme en dibujante.Pues llevando agua no lo logrars!Debo llamar a la puerta principal, hablar con un artesano, explicarle que...No cuentes con ello! Esa gente no es habladora ni acogedora, y sin duda un

    comportamiento como el tuyo no les gustara. En el mejor de los casos, te ganarasunos meses de prisin. Y no olvides que los guardas conocen a cada aguador...

    Has conversado ya con algn adepto?Una palabra por aqu, otra por all, sobre el tiempo o la familia.

    No te han hablado de su trabajo?Esa gente guarda el secreto, muchacho, y nadie rompe su juramento. Quientuviera la lengua demasiado larga sera excluido inmediatamente.

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    Pero bien que habr nuevos reclutas!Es ms bien raro. Deberas escucharme y olvidar tus sueos... Hay algo mucho

    mejor que encerrarte en el Lugar de Verdad para trabajar, noche y da, por la gloriadel faran. Si lo piensas bien, no es una existencia muy envidiable. Con tu fsico,debes gustar a las mozas. Divirtete algunos aos, csate joven, engendrahermosos hijos y encuentra un buen oficio, menos penoso que el de llevar agua.

    No hay mujeres en la aldea?Las hay, y tienen hijos, pero estn sometidas a la regla del Lugar de Verdad,

    como los hombres. Lo ms sorprendente es que tampoco ellas hablan.Las has visto?A algunas.Son bonitas?Hay de todo... Pero por qu te obstinas?De modo que tienen derecho a salir de la aldea?Todos sus habitantes tienen ese derecho. Circulan libremente entre el Lugar de

    Verdad y el primer fortn. Se dice, incluso, que a veces van a la orilla este, pero esono es cosa ma.

    Entonces podr conocer a un artesano!

    En primer lugar, necesitaras saber que realmente pertenece a la cofrada, puesno faltan los fanfarrones. En segundo lugar, nunca aceptar hablar contigo.Cuntos fortines hay?Cinco. Tambin son conocidos como los cinco muros. En realidad son otros

    tantos puestos de guardia desde donde los centinelas observan a quien se acerca ala aldea. El dispositivo es eficaz, creme, e incluso las colinas estn estrechamentevigiladas, sobre todo desde el nombramiento del nuevo jefe de seguridad, Sobek.Es un nubio bastante vengativo y decidido a demostrar su valor. La mayora de loshombres que estn bajo sus rdenes pertenecen a su tribu y le obedecenciegamente. Dicho de otro modo, es intil intentar corromperles. Le tienen tantomiedo que denunciaran de inmediato al corruptor.

    Ardiente haba tomado una decisin: deba llegar, a toda costa, al primer fortn y

    hablar con alguien del interior.Si dices que ests enfermo y que soy uno de tus primos que he venido aayudarte a llevar el agua, seran comprensivos los guardias?

    Podemos probarlo, pero no te llevar muy lejos.Cuando divis a los guardias del primer fortn, Ardiente supo que la suerte

    estaba a su favor: acababa de efectuarse el relevo, no eran ya los mismos arquerosy no corra el riesgo de que le reconocieran.

    No pareces estar bien dijo el polica negro al aguador que se apoyaba,pesadamente, en el brazo del joven coloso.

    No tengo ya energa alguna... Por eso he recurrido a este muchacho que haaceptado ayudarme.

    Es de tu familia?Es uno de mis primos.Respondes por l?Pronto voy a dejar el trabajo y se propone sustituirme.Id hasta el segundo puesto de control.Primera victoria! Ardiente haba hecho bien en insistir. Si la suerte segua

    ayudndole, podra ver la aldea de cerca y encontrar a algn artesano quecomprendiera su vocacin.

    El segundo control fue ms puntilloso que el primero, y el tercero ms an, perolos policas comprobaron que el aguador no simulaba su desfallecimiento. Comodeba realizarse la entrega y ningn funcionario de polica aceptara abandonar supuesto para realizar la penosa tarea, dejaron pasar a los dos hombres.

    El cuarto control result ser una mera formalidad pero, ante el quinto y ltimofortn reinaba una intensa animacin. Unos peones pertenecientes al equipo auxiliar

    descargaban los asnos y seleccionaban cestos y jarras llenos de legumbres,pescado seco, carne, frutos, aceite y ungentos.

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    Discutan, se reprochaban la lentitud, se rean, bromeaban... Un polica indicpor signos a los aguadores que avanzaran para verter el contenido de sus odres enuna enorme jarra que despert la admiracin de Ardiente. Qu alfarero haba sidolo bastante hbil para crear tan gigantesco recipiente? Para el joven, fue el primermilagro visible del Lugar de Verdad.

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    Un hombre rechoncho se dirigi a Ardiente.Pareces sorprendido, muchacho.Quin ha fabricado esta gigantesca jarra?Un alfarero que trabaja para el Lugar de Verdad.Y cmo lo ha hecho?Eres muy curioso.El rostro de Ardiente se ilumin. Sin duda estaba ante uno de los artesanos de la

    aldea.No, no es curiosidad! Quiero ser dibujante y entrar en la cofrada.Ah, caramba... Ven a explicarme eso.El rechoncho llev a Ardiente ms all del quinto y ltimo bastin, hacia una

    hilera de talleres donde trabajaban zapateros, tejedores y caldereros. Le invit asentarse en un bloque, al pie de una pedregosa colina.

    Qu sabes del Lugar de Verdad, muchacho?Nada, o muy poco... Pero estoy seguro de que debo vivir aqu.Por qu razn?Mi nica pasin es el dibujo. Quieres que te lo muestre?Sabras reproducir mi rostro en la arena?Sin separar la mirada de su modelo, Ardiente utiliz un puntiagudo slex para

    trazar con rapidez unas formas precisas.Aqu est... Qu me dices?Pareces tener dotes. Dnde has aprendido?

    En ninguna parte! Soy hijo de granjero y siempre he pasado horas y horasdibujando lo que observaba. Pero me faltan los secretos que aqu se ensean, estoyseguro. Y quiero pintar, iluminar mis dibujos con el color.

    No te falta ambicin ni talento... Pero tal vez eso no te baste para entrar en elLugar de Verdad.

    Qu ms se necesita?Voy a conducirte ante alguien que debera resolver todos tus problemas.Ardiente no crea lo que estaba oyendo. Qu bien haba hecho atrevindose! En

    unas pocas horas acababa de pasar de un mundo a otro, e iba a realizar su sueo.Flanqueando los talleres exteriores de la aldea, cuyos altos muros parecaninfranqueables, el joven advirti que se trataba de construcciones de madera, muyligeras y tan fciles de montar como de desmontar.

    El rechoncho advirti su inters.Algunos auxiliares no estn aqu todos los das... Slo vienen en caso denecesidad.

    Eres uno de ellos?Soy lavandero. Una sucia tarea, puedes creerme. Debo encargarme incluso de

    los paos manchados de las mujeres. Y por mucho que vivan en esta aldea, lascosas no cambian.

    El rechoncho se diriga directamente al quinto fortn.Ardiente se detuvo.Pero... Adonde me llevas?No creeras, a fin de cuentas, que ibas a entrar en el Lugar de Verdad sin

    sufrir un riguroso interrogatorio? Sgueme, quedars complacido.

    El joven cruz el umbral del puesto de guardia ante la mirada burlona de unarquero nubio, recorri un oscuro corredor y fue a parar a un despacho ocupadopor un negro alto, tan atltico como l.

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    Buenos das, Sobek dijo el lavandero. Os traigo a un espa que haconseguido cruzar los cinco muros ayudando a un aguador. Espero que larecompensa est a la altura del servicio prestado.

    Ardiente dio media vuelta e intent huir.Dos arqueros nubios agarraron al joven, que propin un codazo en el rostro al

    primero y golpe con la rodilla los testculos del segundo. Ardiente podra haber

    desaparecido, pero prefiri levantar al lavandero, tomndole por las axilas.Me has traicionado y vas a lamentarlo!No me mates, no he hecho ms que respetar las consignas!Ardiente sinti que la punta de la hoja de un pual se hunda en sus riones.Ya basta orden Sobek. Sultalo y tranquilzate o perders la vida.El muchacho advirti que el nubio no bromeaba y dej en el suelo al lavandero,

    que desapareci sin esperar el cambio.Ponedle las esposas de madera exigi el jefe de la polica local.Esposado, con las piernas atadas, Ardiente fue arrojado a una esquina del

    despacho. Su cabeza golpe con violencia el muro, pero no solt queja alguna.Eres duro advirti Sobek. Quin te enva?Nadie. Quiero ser dibujante y entrar en la cofrada.

    Qu divertido... No has encontrado nada mejor?Es la verdad!Ah, la verdad! Tanta gente cree poseerla... Aqu, en este despacho, muchos

    han cambiado de opinin y han admitido que mentan. Una actitud razonable, a mientender... No te parece?

    Yo no miento.Te has mostrado bastante hbil, lo admito, y mis hombres, lamentables. Sern

    sancionados y t vas a decirme quin te paga, de dnde vienes y por qu estsaqu.

    Soy el hijo de un granjero y deseo hablar con un artesano del Lugar deVerdad.

    Qu quieres decirle?

    Que deseo ser dibujante.Qu tozudo eres... Eso no me disgusta, pero no deberas abusar demasiado demi paciencia.

    No puedo deciros nada ms, porque es la verdad!Sobek se palp el mentn.Tienes que comprenderme, muchacho: mi papel consiste en velar por la

    seguridad absoluta del Lugar de Verdad; en las alturas se considera que soycompetente y serio. Pues bien, mi reputacin me importa mucho.

    Por qu me impeds hablar con un artesano? pregunt Ardiente.Porque no creo tu historia, muchacho. Es conmovedora, de acuerdo, pero

    completamente inverosmil. Jams he visto a un candidato presentndose as, a laspuertas de la aldea, para solicitar su admisin.

    No tengo relacin alguna, ningn protector, nadie me recomienda, y todo meimporta un bledo porque slo conozco mi deseo! Permitidme hablar con undibujante y le convencer.

    Por un instante, Sobek pareci dudar.No te falta descaro, pero conmigo no te servir de nada. Hay bastantes

    curiosos que desearan conocer los secretos de los artesanos del Lugar de Verdad, yestn dispuestos a pagar el precio para lograrlo. Y t eres el emisario de uno deestos curiosos... Un curioso cuyo nombre vas a darme.

    Ofendido, Ardiente intent levantarse, pero sus ataduras eran slidas.Os equivocis, os juro que os equivocis!De momento, ni siquiera te preguntar tu nombre, pues estoy seguro de que

    mentiras. Eres realmente duro, y la misin que te han confiado debe de ser degran importancia. Hasta ahora, slo haba podido echar mano a la pescadilla...

    Contigo es algo serio. Si hablas en seguida te evitars muchas molestias.Dibujar, pintar, hablar con algn maestro... No tengo otra intencin.

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    Felicidades, amigo, no pareces tener miedo. Por lo general, nadie me resistetanto tiempo. Pero de todos modos acabars hablando, aunque tu piel sea msdura que el cuero. Podra encargarme en seguida de ti, pero prefiero suavizarte unpoco para facilitarme la tarea. Tras quince das de calabozo, deberas mostrartemucho menos tozudo y mucho ms parlanchn.

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    Silencioso regresaba de un largo viaje por Nubia, durante el cual haba visitadolas minas de oro, las canteras y los numerosos santuarios edificados por Ramss elGrande, entre ellos, los dos templos de Abu Simbel que celebraban la luz divina, ladiosa de las estrellas y su amor eterno por la gran esposa real, Nefertari, que habamuerto demasiado pronto. Silencioso haba permanecido en los oasis y pasadosemanas solo en el desierto, sin temer la compaa de las bestias salvajes.

    Heredero de una dinasta familiar del Lugar de Verdad, Silencioso, cuyo destinode escultor pareca decidido, moldeara estatuas de divinidades, de notables yartesanos de su cofrada para proseguir la tradicin fielmente transmitida desde eltiempo de las pirmides. Con la edad, cada vez le daran mayores responsabilidadesy, a su vez, comunicara su saber a su sucesor.

    Pero quedaba una condicin que no se haba cumplido todava: escuchar lallamada. No bastaba con tener un padre artesano ni con ser un buen tcnico paraver cmo se abran las puertas de la cofrada; cada uno de sus miembros tenacomo ttulo el que ha escuchado la llamada(1), y cada cual saba de qu setrataba, sin haberlo mencionado nunca.

    El joven no ignoraba que slo la rectitud le permitira ser amado por el oficio, yera incapaz de mentir: no haba escuchado esa indispensable llamada. El, cuyapalabra era tan escasa que le haban apodado el Silencioso, sufra por ese mutismoque no haba quebrado eco alguno.

    Su padre y los altos responsables de la cofrada haban admitido que la actitudde Silencioso era la nica aceptable: explorar el mundo exterior y, si los dioses le

    favorecan, escuchar all, por fin, la llamada.Pero el joven no soportaba vivir alejado del Lugar de Verdad, de aquel paraje

    nico donde haba nacido, haba crecido y haba sido educado con un rigor que nolamentaba. Ahora que le era imposible regresar, experimentaba la dolorosasensacin de perderse cada da ms y de ser slo una sombra solitaria.

    Silencioso haba esperado que aquel viaje y los poderosos paisajes de Nubiacrearan las condiciones necesarias para hacer que resonara la voz misteriosa; peronada haba ocurrido y ya slo le quedaba vagar, yendo de pequeo oficio enpequeo oficio.

    En Nubia haba intentado olvidar el Lugar de Verdad y a los maestros a quienesveneraba; pero sus esfuerzos haban sido vanos. De modo que haba regresado aTebas para ser admitido en un equipo de obreros que construan casas no lejos del

    templo de Karnak.El propietario de la empresa constructora haba superado los cincuenta ycojeaba, a consecuencia de una cada desde lo alto de un tejado. Viudo y padre deuna hija nica, no le gustaban los charlatanes ni los pretenciosos. De modo que elcomportamiento de Silencioso le satisfizo ms all de sus esperanzas. Sinostentacin, el joven daba ejemplo a camaradas que, sin embargo, le miraban conmalos ojos: demasiado concienzudo, demasiado trabajador, demasiado encerrado.Con su simple presencia y sin desearlo, pona de relieve sus defectos.

    Gracias al nuevo obrero, el patrn haba terminado una casa de dos pisos msde un mes antes de la fecha prevista. Muy satisfecho, el comprador no ahorrabaelogios al empresario y le haba procurado dos nuevas obras.

    Sus colegas haban vuelto a casa, Silencioso limpiaba las herramientas como le

    haba enseado un escultor del Lugar de Verdad.Acabo de recibir una jarra de cerveza fresca le dijo su patrn. Tomarsuna copa conmigo?

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    No querra molestaros.Te invito.El patrn y su empleado se sentaron en esteras, en la choza que serva de

    refugio a los obreros para hacer la siesta. La cerveza era excelente.No te pareces a los dems, Silencioso. De dnde eres originario?De la regin.

    Tienes familia?Un poco.Y no te apetece hablar de ella... Como quieras. Qu edad tienes?Veintisis aos.Ya va siendo hora de que te instales, no crees? S juzgar a los hombres:

    trabajas de un modo notable y no dejars de perfeccionarte. Hay en ti una raracualidad: el amor por el oficio. Te hace olvidar todo lo dems y eso no es tanrazonable... Hay que pensar en tu porvenir. Comienzo a envejecer, misarticulaciones me hacen sufrir y cada vez arrastro ms la pierna. Antes decontratarte, haba decidido hacerme con un capataz que me sustituyera, poco apoco, en las obras; pero no hay nada ms difcil que encontrar a alguien deconfianza. Quieres serlo t?

    No, patrn. No he nacido para dirigir.Te equivocas, Silencioso. Sers un buen capataz, estoy convencido. Pero estoyforzndote... Acepta al menos pensar en mi propuesta.

    Silencioso inclin la cabeza.Tengo que pedirte un pequeo favor. Mi hija se encarga de un jardn a orillas

    del Nilo, a una hora de camino de aqu, y necesita unas vasijas para proteger losbrotes jvenes. Aceptas cargarlas a lomos de un asno y llevrselas?

    Claro.Eso te valdr una prima.Debo ir en seguida?Si no te molesta... Mi hija se llama Clara (2).El patrn describi detalladamente el itinerario, Silencioso no podra equivocarse.

    El asno se puso en marcha, avanzando con paso seguro y tranquilo. Silenciosocomprob que el peso no fuera excesivo y camin a su lado. Tom primero unascallejas, luego un camino de tierra que se abra entre unas pequeas casas blancas,separadas por huertos.

    Acababa de levantarse la suave brisa del norte, anuncio de un anochecerapacible en el que las familias se reuniran para evocar los pequeosacontecimientos del da o escuchar a un narrador que les hiciera rer y soar.

    Silencioso pensaba en la propuesta de su patrn, consciente de que no laaceptara. Slo haba un lugar donde le hubiera gustado instalarse, pero eraimposible hacerlo sin haber escuchado la llamada. Dentro de unas semanas, partirahacia el Norte y proseguira su existencia de nmada.

    De vez en cuando senta deseos de mentirse, de correr hasta la aldea y afirmarque haba recibido, por fin, la llamada que le abrira las puertas de la cofrada. Peroel Lugar de Verdad no llevaba por casualidad este nombre... Maat reinaba all, suregla era el alimento cotidiano de los corazones y los espritus, y a los tramposos seles acababa desenmascarando siempre. Debes odiar la mentira en cualquiercircunstancia, pues destruye la palabra le haban enseado. Es lo que Diosdetesta. Cuando la mentira emprende el camino, se extrava, no puede cruzar en labarcaza y no hace un buen viaje. El que navega con la mentira no descansar, y subarco no llegar a su puerto de atraque.

    No, Silencioso no transigira. Aunque no pudiera acceder al Lugar de Verdad,respetara al menos el compromiso recibido. Magro consuelo, es cierto, pero que lepermitira, tal vez, sobrevivir.

    Una fuerte corriente animaba el Nilo, tan azul como el cielo. Acaso no se decaque el tribunal de Osiris borraba las faltas de quienes en l se ahogaban, que

    resucitaban as en los parasos del otro mundo?Bajar hasta la orilla, zambullirse, negarse a nadar y agradecer que la muerte

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    llegara pronto para olvidar una existencia desprovista de esperanza... sa era lanica llamada que Silencioso escuchaba. Pero un detalle le impidi ofrecerse al Nilo:le haban confiado una tarea y deba mostrarse digno de aquella confianza.Cumplida su misin, se librara por fin de sus cadenas gracias a la generosidad delro que arrastrara su alma hacia el ms all.

    El asno abandon el sendero principal, pas a la izquierda de un pozo y se dirigi

    hacia un jardn rodeado por un murete. No deba de ser la primera vez que elcuadrpedo iba all, y haba aprendido el recorrido de memoria.

    Un granado, un algarrobo y un rbol que Silencioso no conoca daban unabenfica sombra al jardn donde florecan las centauras, los narcisos y lascalndulas. Pero la belleza de las flores no era nada comparada con la de lamuchacha, vestida con una inmaculada tnica blanca. Estaba de rodillas, plantando.Sus cabellos, ms bien rubios, estaban sueltos y caan ondeantes sobre sushombros. Su perfil tena la perfeccin del rostro de la diosa Hator, como Silenciosolo haba visto esculpido por un artesano del Lugar de Verdad, y su cuerpo era tanflexible como una palma agitada por el viento.

    El asno masc unos cardos, Silencioso crey desvanecerse cuando la joven sevolvi y le mir con sus ojos azules como un cielo de esto.

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    Reconozco el asno dijo ella sonriendo, pero a vos os veo por primera vez.Os... Os traigo unas vasijas de parte de vuestro padre.Silencioso era un hombre esbelto y de buena planta, de talla media, su cabellera

    castaa dejaba al descubierto una frente ancha y unos ojos de un gris verdoso, queiluminaban un rostro a la vez franco y grave.

    Gracias por vuestra amabilidad pero... parecis preocupado.El joven se precipit hacia el asno que segua atracndose y, febril, sac las

    vasijas de los serones.Nunca se atrevera a mirarla de nuevo. Qu magia poda hacer que una mujer

    fuese tan bella? Sus rasgos, tan puros, su piel apenas atezada, sus miembros finosy giles, la luz que emanaba de su ser la convertan en una aparicin, un sueodemasiado hechicero para durar. Si la tocaba, se desvanecera.

    Todo est intacto? pregunt ella.Qu mgica era, tambin, su voz! Afrutada, dulce, melodiosa aunque no carente

    de firmeza, lmpida y viva como el agua de una fuente.Eso creo...Queris que os ayude?No, no... Os traigo las vasijas.Cuando Silencioso cruzaba el umbral del jardn, un perro negro ladr, se irgui

    sobre las patas traseras y plant las delanteras en los hombros del recin llegado.Luego le lami concienzudamente los ojos y las orejas.

    Con los brazos ocupados, el muchacho le dej hacer.Negrote os ha adoptado coment Clara, encantada. Y, sin embargo, es

    bastante desconfiado y slo concede esos privilegios a los viejos amigos.Me halaga.Cul es vuestro nombre?Silencioso.Es extrao...Una ancdota sin inters.Contdmela de todos modos.Temo que os aburra.Venid a sentaros en el jardn.Cuando Negrote acept poner sus patas en el suelo, Silencioso pudo satisfacer a

    la muchacha. El perro acompa a su husped. Tena la cabeza alargada y

    poderosa, el pelaje corto y sedoso, la cola larga y poblada y unos vivsimos ojos decolor avellana.Con l no tengo nada que temer dijo Clara. Es tan rpido como valeroso.Silencioso dej las vasijas en la hierba y se sent junto a un arriate de flores de

    color parecido al del oro.Nunca haba visto unas flores como stas reconoci.Son crisantemos, y slo aqu crecen bien. Adems de su elegancia, esas

    soberbias flores son tambin muy tiles; gracias a las sustancias que contienen,curan las inflamaciones, los problemas circulatorios y los dolores lumbares.

    Sois mdica?No, pero tuve la suerte de ser cuidada por Neferet, una mujer que es una

    mdica extraordinaria. A consecuencia de la muerte de mi madre, se encarg de

    m, a pesar de sus graves responsabilidades. Antes de retirarse a Karnak, con sumarido Pazair, el antiguo visir, me transmiti gran parte de su ciencia. Hoy la utilizopara aliviar los sufrimientos a mi alrededor. Aqu, en este jardn, me gusta meditar

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    y hablar con los rboles. Tal vez me juzguis insensata, pero creo que las plantastienen un lenguaje. Hay que mostrarse humilde con ellas para poder orlas.

    Los brujos de Nubia piensan como vos.Habis vivido all?Algunos meses. Cmo se llama este rbol con la corteza de color gris

    pardusco y las hojas ovaladas, verdes y blancas?

    Estoraque. Da un fruto carnoso y, sobre todo, un valioso blsamo que fluye enforma de una goma amarillenta cuando se hace una incisin en el tronco.

    Prefiero el algarrobo, con su denso follaje y sus frutos que saben a miel. Noencarna acaso la buena vida, soportando perfectamente la sequa y los vientosclidos?

    Negrote se haba tendido a los pies del muchacho, que no poda moverse sinmolestar al perro.

    No me habis explicado todava por qu llevis el nombre de Silencioso.Si lo respetara, nada debera deciros.Tan grande es el secreto? pregunt Clara.Y hundi en la blanda tierra una vasija boca abajo, para proteger su plantacin.

    Bajo el impulso de las races, el recipiente se rompera y los fragmentos de la vasija

    se mezclaran con la tierra.El muchacho no haba sentido nunca antes deseos de confiarse, pero cmoresistirse a Clara?

    Fui educado en la aldea de los artesanos, el Lugar de Verdad, donde mi padreera escultor. Cuando nac, mi madre y l me dieron un nombre secreto que me serrevelado cuando me convierta, a mi vez, en escultor. Hasta entonces, debopermanecer silencioso, observar, escuchar y or.

    Y cundo llegar el gran momento?Nunca.Pero... Por qu?Porque nunca ser escultor: el destino ha decidido otra cosa.Y entonces... Qu pensis hacer?

    Lo ignoro.Clara molde un reborde de tierra hmeda alrededor del algarrobo, para retenermejor el agua del prximo riego.

    Pensis trabajar mucho tiempo en la empresa de mi padre?Me ha pedido que fuera su capataz.Le habis hablado del Lugar de Verdad?No... Sois la nica que conoce mi pasado. Ahora est muerto y bien muerto.

    No conozco ninguno de los secretos de los artesanos y slo soy un obrero como losdems.

    Eso os hace sufrir, no es cierto?No creis que soy ambicioso. Quera simplemente... Pero no tiene importancia.

    Rebelarse contra la vida es intil, hay que saber aceptar lo que te da.No sois demasiado joven para hablar as?Te... Temo importunaros.Y ese puesto de capataz?Vuestro padre se ha mostrado muy generoso, pero soy incapaz de ejercer

    semejantes responsabilidades y me sentira desolado si le decepcionara.Estoy convencida de que os subestimis. Por qu no probarlo? Entretanto,

    ayudadme.La muchacha mir a su perro que, inmediatamente, abri los ojos y se levant.

    Negrote perciba la menor intencin de Clara, quien la mayor parte de las veces nisiquiera necesitaba hablarle.

    Liberado, Silencioso se levant a su vez para participar en los trabajos de jardinera, imitando los gestos de Clara. Haca mucho tiempo que no habadisfrutado de una paz semejante, lejos de cualquier angustia. Contemplar a la

    joven le haca tan feliz que olvidaba sus dudas y sus sufrimientos.Tras haber obtenido una buena cantidad de caricias en lo alto del crneo y en el

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    cuello, Negrote haba vuelto a tumbarse a la sombra.Cada noche, las tinieblas intentan devorar la luz dijo Clara. Combatiendo

    valerosamente, consigue rechazarlas. Quien contempla la salida del sol, del lado dela montaa de Oriente, distingue una acacia de turquesa que seala el triunfo de laluz resucitada. El rbol se ofrece a todos. Para percibir su belleza, basta con sabermirarlo. Este pensamiento me ha guiado cuando he debido superar duras pruebas.

    La belleza de la vida no depende de nosotros, pero reside tambin en nuestracapacidad de captarla.

    Silencioso admiraba el modo como actuaba Clara, sin precipitacin alguna, congestos eficaces, precisos y graciosos.

    Lamentablemente, la plantacin finalizara y le sera necesario retomar el caminode la ciudad.

    Vayamos a lavarnos las manos en el pequeo canal propuso ella.Los agrimensores del Estado, los especialistas en irrigacin y los trabajadores

    forzados haban trabajado bien; cultivos y jardines eran recorridos por venas yarterias que canalizaban el agua de la vida.

    Arrodillado junto a Clara, Silencioso oli su perfume, en el que se mezclaban el jazmn y el loto. Y como no poda mentirse a s mismo, supo que acababa de

    enamorarse perdidamente.

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    Sobek detestaba las recepciones, pero estaba obligado a asistir a la fiesta anualde la polica de la orilla oeste de Tebas, durante la que se anunciaban los ascensos,los cambios de destino y las jubilaciones. Para la ocasin se mataban algunoscerdos y se beba vino tinto ofrecido por el visir.

    El nubio, cuya estatura no pasaba desapercibida, fue objeto de todas lasatenciones. No por ser polica se es menos curioso, y muchos de sus colegas lepreguntaron si haba descubierto alguno de los secretos del Lugar de Verdad.Fatalmente, se ironiz sobre sus supuestas relaciones con las mujeres de la aldea,que no podan sino sucumbir al encanto del soberbio negro.

    Sobek bebi, comi y dej que hablaran.Al parecer, tu nuevo puesto te gusta le susurr el escriba del trabajo forzado,

    un amargado al que Sobek detestaba.No me quejo.Se murmura que ha habido un muerto entre tus hombres...Un novato que se cay, por la noche, en las colinas. La investigacin se ha

    cerrado.Pobre tipo... No aprovechar los placeres de Tebas. A cada uno sus

    problemas... Yo no consigo echar mano al hijo de un granjero que intenta escapardel trabajo forzado.

    El caso no debe ser raro.Te equivocas, Sobek. Es un deber que todos aceptan y las penas para los que

    delinquen son pesadas. Adems, con la planta del mozo, a pesar de que slo tiene

    diecisis aos, la detencin promete ser movida.El escriba del trabajo forzado hizo una descripcin que corresponda,

    perfectamente, a la del espa encarcelado por Sobek.Y ha cometido otros delitos el muchacho? pregunt el nubio.Ardiente se enemist con su padre, que quiere darle una buena leccin para

    que regrese a la granja. Lo malo es que hay delito de fuga... Probablemente eltribunal pronunciar una severa pena.

    Sus hermanos no te han dado ninguna informacin til?Ardiente slo tiene hermanas.Es curioso... Y siendo el nico muchacho de la familia, no debera estar

    exento del trabajo forzado?Tienes razn, tuve que amaar un poco el procedimiento para satisfacer a su

    padre, un viejo amigo. Todos lo hemos hecho un da u otro.

    Unos das de calabozo no haban hecho mella en el orgullo de Ardiente, que semantuvo muy erguido ante Sobek.

    Bueno, muchacho, ests decidido a decirme la verdad?No ha cambiado.Eres una especie de obra maestra del gnero tozudo! Debera haberte

    interrogado a mi modo, pero tienes suerte, mucha suerte.Me creis, por fin?He sabido la verdad sobre ti: te llamas Ardiente y eres un fugitivo que intenta

    escapar del trabajo forzado.Pero... Es imposible! Mi padre es granjero y soy su nico hijo!

    Tambin lo s. Tienes problemas, muchacho, graves problemas. Pero resultaque el escriba del trabajo forzado no es un amigo y tu caso no es de micompetencia. Slo puedo darte un consejo: abandona en seguida la regin y haz

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    que te olviden.

    En la obra, era la hora de la siesta, despus de la comida. Como de costumbre,Silencioso estaba aislado, abandonando el jolgorio a sus cuatro compaeros detrabajo, un sirio y tres egipcios.

    Sabis la ltima? pregunt el sirio.

    Van a aumentarnos el sueldo! sugiri el egipcio de ms edad, un cincuentnde vientre dilatado por el exceso de cerveza fuerte.

    El nuevo llev unas vasijas a la hija del patrn.Bromeas! De eso se encarga siempre el patrn en persona. Nadie tiene

    derecho a acercarse a su hija, una autntica belleza. A los veintitrs aos no se hacasado an. Se dice que es un poco hechicera y que conoce el secreto de lasplantas.

    No bromeo, fue efectivamente el nuevo quien le llev las vasijas.Entonces, eso significa que el patrn le aprecia mucho.Ese tipo no abre la boca: trabaja ms de prisa y mejor que nosotros y subyuga

    al patrn... Os digo que va a nombrarle capataz!El egipcio panzudo hizo una mueca.

    Ese puesto debera corresponderme a m por antigedad.Por fin has comprendido! Ese intrigante va a quitrtelo delante de tus naricesy l nos dar las rdenes.

    Nos veremos obligados a seguir su ritmo... Nos agotar, seguro! No podemosdejarle hacer. Qu propones, sirio?

    Librmonos de l.De qu modo?Maana, cuando salga del mercado con sus compras, le hablaremos un

    lenguaje que comprender perfectamente.

    Silencioso estaba terminando de moldear un centenar de gruesos ladrillos quecolocara sobre el lecho de piedra que formaba el zcalo de una casa destinada a la

    familia de un militar. Para un hijo de escultor del Lugar de Verdad, era la infanciadel arte. Durante su adolescencia, Silencioso se haba divertido haciendo ladrillos detodos los tamaos, y haba acabado, incluso, fabricando l mismo los moldes.

    Tu tcnica es excepcional estim el patrn.Tengo buena mano y me tomo tiempo.Sabes mucho ms de lo que muestras, no es cierto?No lo creis.No importa... Has pensado en mi propuesta?Dadme tiempo.De acuerdo, muchacho. Espero que otro empresario no intente atraerte...Tranquilizaos.Confo en ti.Silencioso haba comprendido la estrategia de su patrn: haba hecho que

    conociera a su hija para que quedara seducido, la pidiera en matrimonio, aceptarael cargo de capataz y fundase un hogar. As se vera obligado a encargarse de laempresa familiar. El patrn era un buen hombre, crea actuar por el inters de suhija. Silencioso no senta resentimiento alguno hacia l. La maniobra podra haberconcluido en un fracaso, pero el joven se haba enamorado locamente de Clara.Aunque el porvenir que su futuro suegro le trazaba se pareca a una crcel en laque no quera entrar, ya no poda imaginar su vida sin la muchacha. Gracias a ella,a su rostro y a su luz, no se haba arrojado al Nilo para poner fin a su vagabundeo.Pero nada demostraba que ella compartiera sus sentimientos, y no la obligara acasarse para satisfacer a su padre.

    Cmo confesar a una mujer un amor tan intenso? Seguro que la asustara.Silencioso haba imaginado mil y un modos de abordarla, pero le haban parecido a

    cul ms ridculo. Tena que rendirse ante la evidencia: lo mejor sera enterrar supasin en lo ms profundo de s mismo y partir hacia el Norte, como haba previsto,

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    soando con una felicidad imposible.En la pequea habitacin donde su patrn le alojaba, Silencioso no conciliaba el

    sueo. Crea haber tomado la decisin acertada, pero no le procuraba ni el menorapaciguamiento. La aldea, la ruta sin fin, los ojos azules de Clara, el ro... Todo semezclaba en su cabeza, como si estuviera ebrio.

    Vivir para ella, ser su sirviente, permanecer constantemente a su lado sin pedirle

    nada ms... Tal vez fuera la solucin. Pero ella se cansara y acabara casndose. Eldolor de la separacin sera ms desgarrador an.

    Silencioso no tena eleccin.Maana por la maana terminara el trabajo que estaba haciendo, ira al

    mercado a comprar provisiones y abandonara Tebas para siempre.

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    Ardiente haba tomado la barcaza, considerando preferible alejarse por algntiempo de la orilla oeste, aunque sin perder de vista su objetivo: convencer a unartesano del Lugar de Verdad de que le apadrinara. Tras pasar una semana en laorilla este, el joven cruzara el Nilo a nado e intentara acercarse a la aldea pasandopor las colinas ms elevadas.

    La barcaza atrac en el mercado que se celebraba a orillas del ro, donde podacomprarse carne, vino, aceite, legumbres, panes, pasteles, fruta, especias,pescado, ropa y sandalias. La mayora de vendedores eran mujeres, expertas en elarte de manejar la balanza. Confortablemente instaladas en sillas plegables,regateaban speramente y beban cerveza dulce cuando tenan la gargantademasiado seca.

    Viendo tantos gneros, Ardiente tuvo una brusca sensacin de hambre. Lasraciones del calabozo no haban colmado su apetito y tena ganas de comer cebollasfrescas, un pedazo de buey seco y un meloso pastel. Pero qu dar a cambio? Elmuchacho no posea nada para hacer el trueque.

    Ya slo le quedaba apoderarse de un panecillo sin que la panadera y el babuinopolica que se lanzaba contra los ladrones y les morda las pantorrillas para impedirque huyeran le viesen.

    Una viuda intentaba cambiar una pieza de tela por un saco de trigo, pero alvendedor le pareca en exceso mediocre la calidad del tejido. Comenzaba unadiscusin que tardara en concluir. Una hermosa morena que mantena a su hijocontra su pecho deseaba una pequea jarra a cambio de pescado fresco, un

    vendedor de puerros alababa sus magnficas legumbres.Ardiente se introdujo en la multitud para acercarse por detrs a los puestos y

    aprovechar un momento de descuido de una vendedora de pasteles; pero haba unsegundo babuino polica, sentado sobre sus posaderas y cuya mirada segua a loscuriosos.

    Ests contento, perfumista, yo tambin! exclam el intendente de un nobleque acababa de adquirir una redoma cnica llena de mirra.

    Ardiente se alej del simio de impresionantes mandbulas, demasiado atentopara que le engaaran. Con el estmago en los talones, sali del mercado detrs deun joven de ms edad y menos atltico que l. Cargado con un saco de legumbresy frutas, tom por una calleja cubierta de palmas.

    Intrigado por la precipitada maniobra de tres hombres que seguan los pasos del

    comprador, Ardiente los sigui.Al extremo de la calleja, los tres comparsas se lanzaron juntos sobre su presa. Elsirio golpe a Silencioso en los riones, los otros dos le sujetaron por los brazos y leobligaron a tenderse boca abajo.

    El sirio puso el pie en la nuca de su vctima.Vamos a darte una buena leccin, muchacho, y luego saldrs de la ciudad.

    Aqu no te necesitamos.Silencioso intent volverse de lado, pero una patada en la espalda le arranc un

    grito de dolor.Si te defiendes, te golpearemos con ms fuerza.Y no queris probar conmigo, pandilla de cobardes? pregunt Ardiente.Dicho esto, salt sobre el sirio, le agarr por el cuello y le lanz contra una

    pared. Sus aliados intentaron rechazar al joven atleta, pero l golpe al primero conla cabeza agachada, par el ataque del segundo y le hundi el codo en el vientre.Silencioso intent levantarse, pero vio treinta y seis candelas (3) y cay de

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    rodillas mientras Ardiente derribaba al sirio de un puetazo. Sus cmplices pusieronpies en polvorosa, pero fueron interceptados por unos policas y un babuino quemostraba sus acerados colmillos.

    Que nadie se mueva! orden uno de ellos. Estis todos detenidos.Cuando Silencioso despert, ya haba amanecido haca mucho rato. Tendido boca

    abajo, con los brazos colgando a uno y otro lado de una estrecha cama, sinti una

    deliciosa sensacin de calor a la altura de los riones.Una mano muy delicada pona blsamo en las doloridas carnes. De pronto, el

    muchacho se dio cuenta de que estaba desnudo y de que era Clara quien lecuidaba.

    Quedaos quieto exigi ella. Para que sea eficaz, el blsamo debe penetrarbien en las contusiones.

    Dnde estoy?En casa de mi padre. Fuisteis agredido por tres obreros que os apalearon y os

    desvanecisteis. Los bandidos fueron detenidos y os trajeron aqu. Habis dormidoms de veinte horas, pues os hice beber una pocin calmante. Por lo que alblsamo se refiere, est compuesto de beleo, cicuta y mirra. Gracias a l, vuestrasheridas sanarn rpidamente.

    Alguien acudi en mi auxilio...Un muchacho que ha sido detenido tambin.Es injusto! Arriesg su vida por m, l...Segn la polica, est en situacin irregular.Tengo que levantarme e ir a declarar en su favor.El asunto ser juzgado maana mismo en el tribunal del visir. Mi padre ha

    presentado una denuncia que ha sido atendida en seguida, dada la gravedad delasunto. Lo ms urgente es que volvis a poneros en pie y dejis que os cuide.Tened la amabilidad de tenderos de espaldas.

    Pero yo...Ya no tenemos edad para falsos pudores.Silencioso cerr los ojos. Clara le unt la frente, el hombro izquierdo y la rodilla

    derecha con blsamo.Mis agresores queran que abandonase la ciudad.No os preocupis: sern condenados a una pesada pena y mi padre contratar

    a otros obreros. Desea ms que nunca que aceptis el puesto de capataz.Temo no ser muy popular...Mi padre est maravillado ante vuestra competencia. Ignora que fuisteis

    educado en el Lugar de Verdad, no he traicionado vuestro secreto.Gracias, Clara.Quiero pediros un favor... Cuando hayis tomado vuestra decisin, me gustara

    ser la primera en conocerla.Cubri al herido con un lienzo de lino que ola al aire limpio y perfumado de la

    campia tebana.Silencioso se incorpor.Clara, me gustara deciros...Los ojos azules y luminosos le miraron con infinita dulzura, pero no se atrevi a

    tomar la mano de la muchacha ni a expresar sus sentimientos.Siempre he trabajado a las rdenes de alguien ms cualificado que yo y estoy

    seguro de no ser capazde regular las tareas de otro... Debis comprenderme.Significa eso que lo rechazis?Slo debo pensar en ayudar al muchacho que vino a socorrerme. Sin l tal vez

    estara muerto.Tenis razn asinti ella con voz transida de tristeza. l debe ocupar el

    centro de vuestros pensamientos.Clara...Perdonadme, tengo mucho trabajo.

    Ligera, inaccesible, sali de la habitacin.Silencioso hubiera deseado retenerla, explicarle que era estpido, incapaz de

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    abrirle su corazn. La puerta que acababa de cerrarse no volvera a abrirse nuncams, sin duda. Debera haber tomado a Clara en sus brazos y cubrirla de besos,pero le impresionaba demasiado.

    El blsamo era eficaz; poco a poco, los dolores desaparecan. Pero lamentabaque los agresores no hubieran concluido su siniestra tarea. De qu serva vivir sino haba odo la llamada y no se casara con la mujer amada? En cuanto su

    salvador fuera absuelto, Silencioso desaparecera.

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    El juez designado por el visir para la audiencia del da era un hombre de edadmadura y gran experiencia. Vestido con una simple tnica sujeta por dos anchostirantes anudados por detrs del cuello, llevaba un collar de oro del que colgabauna figurita que representaba a la diosa Maat.

    Maat, una mujer sentada que sujetaba la llave de la vida. En su cabeza, latimonera, la pluma que permite a los pjaros orientar su vuelo sin error. Verdad,

    justicia y rectitud al mismo tiempo, ella era la verdadera patrona del tribunal.A los pies del juez haba un pao rojo en el que se haban dispuesto cuatro

    bastones de mando, smbolo de un autntico Estado de derecho.Bajo la proteccin de Maat y en nombre del faran declar el juez, esta

    audiencia queda abierta. Que la verdad sea el aliento de vida en la nariz de loshombres y que expulse el mal de su cuerpo. Juzgar al humilde del mismo modoque al poderoso, proteger al dbil del fuerte y apartar de cada cual el furor delser malvado. Que sean introducidos los protagonistas de la ria que tuvo lugar enla calleja del mercado.

    El sirio y sus dos aclitos no negaron los hechos e imploraron clemencia altribunal. Compuesto por cuatro escribas, una mujer de negocios, una tejedora, unoficial de reserva y un intrprete, el jurado conden al tro a cinco aos de trabajosde utilidad pblica. En caso de reincidencia, la pena se triplicara.

    Cuando Ardiente compareci ante el magistrado, no agach la cabeza. Ni elambiente austero del tribunal ni el rostro adusto de los jurados parecieronimpresionarle.

    Tu nombre es Ardiente y afirmas haber socorrido a la vctima.Es la verdad.Los policas confirmaron la declaracin de Ardiente, luego testific Silencioso.Fui golpeado en la espalda, los agresores me obligaron a tenderme boca abajo,

    slo pude oponer una dbil resistencia y tal vez habra muerto si este muchacho nohubiera acudido en mi auxilio. Siendo uno contra tres, necesit un valorexcepcional.

    El tribunal lo admite de buena gana reconoci el juez, pero el escriba deltrabajo forzado, aqu presente, ha denunciado a Ardiente por delito de fuga.

    En primera fila, el funcionario esboz una sonrisa satisfecha.El valor de Ardiente debera valerle la indulgencia del jurado aleg Silencioso

    . No puede perdonrsele este error de juventud?

    La ley es la ley, y el trabajo forzado, una tarea esencial para el bienestarcolectivo.Sobek el nubio avanz.Como jefe de la polica del sector del Lugar de Verdad, comparto la opinin de

    Silencioso.El magistrado frunci el ceo.Qu justifica esta intervencin?El respeto a la ley de Maat, que a todos nos importa. Siendo el nico hijo de

    un granjero, Ardiente est legalmente exento del trabajo forzado.El informe del escriba no menciona este punto fundamental observ el juez.Es un texto mentiroso, pues, y su autor debe ser severamente castigado.El escriba del trabajo forzado ya no sonrea.

    Ardiente miraba al nubio con asombro. Nunca habra credo que un polica leayudara.Que detengan a ese funcionario poco escrupuloso orden el juez, y que

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    liberen de inmediato a Ardiente.Silencioso apenas oy la decisin pues, desde haca mucho rato, sus ojos

    estaban clavados en la figurita de Maat que adornaba el pecho del juez.El Lugar de Verdad, el lugar de Maat, el mbito, privilegiado entre todos, donde

    se expresaba lo justo, donde se enseaba su secreto gracias al gesto de losartesanos iniciados en la Morada del Oro... Eso era lo que Silencioso no haba

    percibido hasta entonces.Mirando a la diosa, su corazn se abri.La figura creci, se hizo inmensa, llen la sala del tribunal y atraves el techo

    para llegar al cielo. Maat era ms vasta que la humanidad, se extenda tan lejoscomo el universo y viva de la luz.

    Silencioso vio de nuevo las casas de la aldea, los talleres y el templo. Y escuchla llamada, la voz de Maat pidindole que volviera al Lugar de Verdad y llevara acabo, all, la obra a la que estaba destinado.

    No voy a repetirlo dijo el juez, irritado. Os pregunto si estis satisfecho,Silencioso. Habis odo?

    S, oh, s, he odo!Silencioso sali lentamente del tribunal, con la mirada puesta en la cima de

    Occidente, protectora del Lugar de Verdad.

    Me gustara hablarte le dijo Ardiente, pero tienes un aspecto realmenteextrao.

    Posedo an por la llamada que le haba invadido, Silencioso apenas reconoci asu salvador.

    Perdname, quera darte las gracias. Estoy vivo gracias a ti.Bah! Me divirti intervenir.Te gusta pelear, Ardiente?En el campo hay que saber defenderse. A veces el tono sube de prisa y pelean,

    de buena gana, por una nadera.Dnde vives?

    En la orilla oeste, pero he abandonado definitivamente la granja familiar. Memuero de sed, t no?Lo menos que puedo hacer es ofrecerte cerveza fresca.Silencioso se procur una jarra y los dos amigos se sentaron en la ribera, a la

    sombra de una palmera.Por qu has dejado a tu familia?Porque no quiero ser granjero ni suceder a mi padre.Y cmo imaginas tu porvenir?Slo tengo una pasin: el dibujo. Y slo existe un lugar donde puedo probar

    mis dotes y aprender lo que me falta: el Lugar de Verdad. He intentado acercarme,con la esperanza de entrar en l, pero parece imposible. Sin embargo, norenunciar a mi proyecto... Es la nica razn que me hace seguir vivo.

    Eres muy joven, Ardiente, y podras cambiar de opinin.Eso no ocurrir, tenlo por seguro! Desde mi infancia, observo la naturaleza,

    los animales, los campesinos, los escribas... Y los dibujo. Quieres que te lomuestre?

    Encantado.Rompiendo el extremo de una palma seca, Ardiente traz en la tierra, con

    notable precisin, el rostro del juez, su collar y la figurita que representaba a ladiosa Maat.

    Por primera vez, se sinti inquieto. l, que siempre haba estado convencido desu talento y se burlaba de las crticas de los dems, aguardaba angustiado el juiciode aquel joven mayor que l, tan tranquilo y ponderado.

    Silencioso se tom tiempo.Est bastante bien consider. Tienes el sentido innato de las proporciones

    y tu mano es muy segura.Entonces... Crees realmente que tengo dotes?

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    Lo creo.Fabuloso! Soy un hombre libre y s dibujar!De todos modos, te queda mucho por aprender.No necesito a nadie! clam Ardiente. Hasta ahora me las he arreglado solo

    y seguir hacindolo.En este caso, por qu quieres ser admitido en la cofrada de los servidores del

    Lugar de Verdad?La contradiccin golpe de lleno al artista en ciernes.Porque... porque me permitir dibujar y pintar durante todo el da, sin

    ocuparme de nada ms.Y crees que te necesita?Le demostrar que soy el mejor!Probablemente la vanidad no sea el mejor modo de forzar la puerta.No es vanidad, sino un deseo ms ardiente que el fuego. S que debo ir all e

    ir, sean cuales sean los obstculos.Tal vez el ardor no sea suficiente.Ardiente levant los ojos al cielo.No es slo ardor, sino una especie de llamada que he odo, una llamada tan

    potente, tan imperiosa que no puedo dejar de responderla. El Lugar de Verdad esmi verdadera patria, es all donde debo vivir, no puedo permanecer en ninguna otraparte... Pero t no puedes comprenderlo.

    Creo que s.Ardiente abri los ojos asombrado.Lo dices por simpata, pero te dominas demasiado, a ti mismo y a tus

    emociones, para compartir mi pasin.El Lugar de Verdad es mi pueblo revel Silencioso.

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    Ardiente tom de los hombros a Silencioso con tal mpetu que ste crey que ibaa aplastarle.

    No es verdad, no es posible... Te ests burlando de m!Cuando me conozcas mejor, sabrs que yo no soy as.Pero entonces, sabes cmo se puede entrar en el Lugar de Verdad!Es mucho ms difcil de lo que imaginas. Para contratar a un nuevo artesano,

    es preciso que estn de acuerdo todos los miembros de la cofrada, el faran y elvisir. Y es preferible pertenecer a un linaje de escultores o dibujantes.

    No reclutan a nadie del exterior?Slo a seres observados durante mucho tiempo en las obras al servicio de los

    templos, como Karnak.Intentas hacerme comprender que no tengo oportunidad alguna... Pero no

    renunciar.Para presentarse al tribunal de admisin, tambin es preciso no tener deudas,

    poseer una bolsa de cuero, una silla plegable y madera para fabricar un silln.Una pequea fortuna!Siete meses de salario para un principiante, aproximadamente. Es la prueba de

    que sabe trabajar.Soy dibujante, no carpintero!El Lugar de Verdad tiene sus exigencias; y no vas a ser t quien las modifique.Qu ms?Lo sabes todo.

    Y t por qu abandonaste la aldea?Todo el mundo es libre de salir cuando lo desee... Yo, realmente, no haba

    entrado todava.Qu quieres decir?Fui educado all, me cruc con seres extraordinarios y mi familia esperaba que

    fuera escultor.Te negaste?No respondi Silencioso, pero no hice trampa. Haba cumplido las

    condiciones necesarias, deseaba seguir viviendo all, pero me faltaba lo esencial: nohaba escuchado la llamada. Por eso decid viajar, con la esperanza de que misodos se abrieran por fin.

    Y... se han abierto?

    Hoy mismo, en el tribunal, tras muchos aos de vagabundeo. Te debo mucho,Ardiente, y no s cmo agradecrtelo. Si t no hubieras intervenido en la calleja, nohabra tenido que comparecer ante ese juez y no habra escuchado la llamada.Desgraciadamente, no puedo ayudarte. Cada candidato debe arreglrselas solo. Siha gozado de alguna ayuda, su demanda es rechazada.

    Y t... Ests seguro de ser aceptado?En absoluto. Tal vez quienes me conozcan hablen en mi favor, pero su opinin

    no pesar mucho en la balanza.Dime todo lo que sepas sobre el Lugar de Verdad exigi Ardiente.Para m, fue una aldea como otra. No he sido iniciado en ninguno de sus

    secretos.Cundo irs?

    Maana mismo.Pero... Y la bolsa, la silla plegable, la madera?Dej mi peculio a un guardin.

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    T no necesitars un salvoconducto!Es verdad, me dejarn cruzar los cinco fortines y presentarme ante el tribunal

    de admisin. Pero tal vez no vaya ms lejos.Eres ya un hombre maduro, pareces paciente como la piedra y tranquilo como

    la montaa... La cofrada debe de apreciar a los candidatos de tu talla y un carctercomo el tuyo.

    Lo esencial es haber escuchado la llamada y convencer de ello a los artesanoselegidos como jueces de admisin.

    En ese caso, lo conseguir.Silencioso pos las manos en los hombros de Ardiente.Te lo deseo de todo corazn. Aunque el destino nos separe, no olvidar mi

    deuda contigo.Gracias al asno que llevaba las vasijas, Silencioso encontr el camino del jardn

    de Clara. Se haba levantado el viento del sur, y unas colricas olas agitaban el Nilo.La arena volaba y agreda a los hombres, los animales y las casas.

    Silencioso puso el borrico a cubierto, en un establo, en compaa de dos vacaslecheras, luego volvi al sendero, tranquilo y atormentado al mismo tiempo.Tranquilo, pues escuchar la llamada haba liberado en l fuerzas que no haba

    sospechado; como Ardiente, estaba decidido a cruzar la puerta del Lugar de Verdadpara conocer sus secretos. Atormentado, pues si consegua convencer al tribunal deadmisin, perdera a la mujer que amaba.

    Barrido por furiosas rfagas, el jardn estaba vaco. Silencioso record conemocin las recientes plantaciones de Clara, en las que haba participado. Le habragustado verlas crecer junto a ella, cuidarlas da tras da, envejecer al comps de suflorecimiento. Pero la llamada de Maat y del Lugar de Verdad era tan imperiosa queno tena otra opcin: quera recuperar su patria perdida y penetrar en susmisterios.

    Se haban esfumado los aos vacos, se haban olvidado las dudas... Silenciosotena la sensacin de haber atravesado una noche profunda de la que crea que nopodra salir. Era preciso no embarrancar en el dintel de una aventura que presenta

    fabulosa.Me buscabais?Con los hombros cubiertos por un chal de lana, Clara acababa de aparecer,

    preocupada.Me haba refugiado en una cabana explic. Esperaba que vinierais.Deseabais ser la primera en conocer mi respuesta definitiva, y cumplo mi

    promesa.Rechazis el puesto de capataz, no es cierto?S, pero por una razn tan particular que deseo desvelrosla.Los azules ojos de la muchacha estaban tristes.No ser necesario...Escuchadme, os lo suplico!Se acerc a la joven, que no se alej.Aceptis... que os tome en mis brazos?Clara no respondi y permaneci inmvil. Silencioso la abraz tiernamente, como

    si fuera tan frgil que pudiera romperse. l sinti que su corazn lata tan fuertecomo el suyo.

    Os amo con toda mi alma, Clara. Sois la primera mujer de mi vida y no habrotra despus de vos. Y, puesto que os amo as, me est prohibido hacerosdesgraciada.

    Ella se abandon, saboreando aquel momento de felicidad.Qu puedo temer de ti, Silencioso?He escuchado la llamada del Lugar de Verdad y debo responder a ella. Si se

    me niega la admisin, ser un hombre quebrado, sin razn para vivir. Si me laconceden, mi existencia se desarrollar en la aldea de los artesanos, lejos de este

    mundo.Es irrevocable tu decisin?

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    He escuchado la llamada, Clara, y tiene tanta fuerza como mi amor por ti. Sifuera posible olvidarla, lo hara. Pero no quiero mentir ni mentirme.

    Te casars con una mujer de la aldea?Nunca me casar y ocupar una casa de soltero, pensando cada da en ti.Permanecers enclaustrado?Podr salir, de vez en cuando, del Lugar de Verdad para verte, pero no sera

    eso torturarme?Bsame.Sus cuerpos se unieron con ardor y ternura. Abrazados, se tendieron bajo el

    algarrobo de tupido follaje, que les protegi del viento del sur.Mientras se amaban, baados por los rayos del sol poniente, Negrote montaba

    una atenta guardia.

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    Tres soluciones simples habran permitido a Ardiente procurarse la silla plegable,la madera y la bolsa de cuero. La primera consista en comprarlos, pero no tenanada para ofrecer a cambio; la segunda, pedrselos a su padre, pero nunca volveraa ver a aquel hombre por el que no senta ya afecto alguno. La tercera, robarlos ariesgo de que lo descubrieran. Ahora bien, una pena de crcel le apartaradefinitivamente del Lugar de Verdad. Adems, durante el interrogatorio de losartesanos, le preguntaran de dnde proceda su peculio, y se vera obligado amentir. Suponiendo que le descubrieran, las puertas de la aldea se cerraran parasiempre.

    Se impona una conclusin: Ardiente tena que trabajar para poder procurarse loque se le exiga. Siete meses de labor... Demasiado tiempo! Se privara de sueopara acortar el plazo y presentarse, cuanto antes, ante la cofrada.

    Ardiente vio a un anciano sentado en un taburete que estaba adormecindose.Perdona que te despierte, abuelo... Podras indicarme el camino que lleva al

    barrio de los curtidores?Qu quieres hacer all, jovencito?Buscar trabajo.No es un oficio muy agradable... No se te ocurre ninguna idea mejor?Eso es cosa ma.Como quieras, jovencito... Ve hacia el norte, sal de la ciudad, deja a tu

    izquierda el pequeo palmeral, luego sigue derecho y guate por el olor.Gracias a las indicaciones del anciano, a Ardiente no le cost encontrar el barrio

    de los curtidores. De las grandes cubas que contenan orina, estircol y tanino parasuavizar las pieles se desprenda un hedor espantoso