Jacobo Arbenz Guzman I Parte

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www.eumed.net/eve/

QUINTO CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE

Historia y Ciencias Sociales del 7 al 25 de mayo de 2012

_______________________________________________________________

PONENCIA

JACOBO ÁRBENZ GUZMÁN: SUS APORTES AL PRIMER GOBIERNO DE LA REVOLUCIÓN

DE OCTUBRE DE 1944 EN GUATEMALA

Carlos Roberto López Mendizábal

Edy Roberto Ixcolín Arrevillaga

Facultad de Humanidades, Universidad de San Carlos de Guatemala,

San Marcos, Guatemala

[email protected]

[email protected]

[email protected]

RESUMEN La Revolución de Octubre de 1944, generó cambios profundos en Guatemala que

beneficiaron a los sectores de la población históricamente olvidada: campesinos, pobres,

mujeres e indígenas. Las conquistas de esa patriótica hazaña sacaron al país de las

anquilosadas estructuras semifeudalistas que venía arrastrando desde la época colonial.

Y aunque tuvo muchos héroes, mártires y protagonistas, el más conspicuo y recordado es

Jacobo Árbenz Guzmán, cariñosamente llamado “el soldado del pueblo”, quien desde los

inicios de la gesta se identificó con sus postulados, llegando a ser uno de los más leales

guardianes de sus logros, en los roles que desempeñó como triunviro de la Junta

Revolucionaria de Gobierno y luego como Ministro de Estado del Primer Gobierno de la

Revolución, brindando generosamente sus aportes, cuyos efectos benéficos aún hoy son

disfrutados por los guatemaltecos.

PALABRAS CLAVE

Revolución - Jacobo Árbenz Guzmán - Guatemala - Octubre de 1944 –

energía utópica - Dictadura - Jorge Ubico

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JACOBO ÁRBENZ GUZMÁN: SUS APORTES AL PRIMER GOBIERNO DE LA

REVOLUCIÓN DE OCTUBRE DE 1944 EN GUATEMALA

I. INTRODUCCIÓN Toda Revolución tiene sus héroes, tiene sus mártires. Y en las jornadas heroicas que dieron vida a la Revolución de Octubre de 1944 y a la Década Dorada de la Democracia en Guatemala, la proeza más gloriosa en toda la historia de este maravilloso país centroamericano, se erige en la memoria colectiva Jacobo Árbenz Guzmán como el referente para comprenderla. Ya que con sus aportes desde los distintos roles y puestos que como ciudadano le tocó desempeñar, promovió las reformas democráticas y patrióticas que intentaron cambiar la agobiante realidad en que vivían las grandes mayorías. Sólo un “soldado del pueblo”, un patriota, un estadista, una persona con alta sensibilidad social como Árbenz, sabía y podía interpretar y apropiarse con inteligencia, recto sentido de la justicia y profunda vocación democrática del apremiante y necesario sentimiento nacional de transformación. Sus innumerables aportes continúan incidiendo beneficiosamente en la vida de esta nación después de casi siete décadas. En esta primera ponencia, de tres, se abordan los aspectos más relevantes de la trayectoria de Árbenz, desde su niñez, pasando por su carrera militar, hasta la descripción de los principales aportes que, primeramente como integrante de la Junta Revolucionaria de Gobierno y después como Ministro de Estado en el Primer Gobierno de la Revolución, intentaron hacer realidad los ideales de esta singular gesta. En la segunda ponencia se analizará el quehacer de Árbenz como Presidente Constitucional del Segundo Gobierno de la Revolución; y en la tercera, los acontecimientos que condujeron a su vergonzosa defenestración, orquestada por la abusiva intervención norteamericana, la primera de muchas, en un país latinoamericano.

II. DESARROLLO

1. JACOBO, EL NIÑO Y EL JOVEN Jacobo Árbenz Guzmán, quien llegaría a ser Presidente de Guatemala del Segundo Gobierno de la Revolución de 1944, nació el 14 de septiembre de 1913, en la segunda ciudad más importante de Guatemala, Quetzaltenango (llamada indistintamente Xelajú, en el idioma maya quiché), a 200 kilómetros al occidente de la capital. Hijo del inmigrante farmacéutico suizo alemán Jacobo Árbenz Groebli, quien llegó a Guatemala en 1901, y de la quetzalteca Octavia Guzmán Caballeros.

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Bajo los tiernos cuidados de sus padres, vivió una plácida niñez en la bella Xelajú, donde culminó brillantemente la educación primaria en el colegio de María Bennett de Rölz, y la secundaria en el Instituto Normal para Varones de Occidente, el prestigioso INVO. Su padre debió emplearse como administrador en una finca cercana, debido a que su negocio de farmacia, por circunstancias ignotas, se vino a pique. Mientras que al joven Jacobo, la adversidad lo obligó a mudarse a la ciudad capital en 1932, para estudiar en el internado de la Escuela Politécnica, el centro de estudios militares del país. Allí demostró un sobresaliente desempeño estudiantil, llegando a obtener el primer lugar, por lo que fue distinguido como abanderado del plantel y ascendido a Sargento Primero, el grado más alto al que puede aspirar un cadete. Al iniciar la carrera castrense como oficial, causó alta en el Fuerte de San José, en la ciudad capital; y en el vecino municipio de San Juan Sacatepéquez, y en otros, en donde conoció in situ, la manera cómo vivían las gentes más pobres entre los pobres, quienes desesperanzadoramente continuaban atados a las injustas cadenas del trabajo forzado legalizado desde la época de Justo Rufino Barrios, que los convertía en mano de obra barata y hasta gratuita para las labores más extenuantes en las fincas propiedad de la tradicional oligarquía local, que desde la época de la Conquista Española venía aprovechándose de la concentración de la riqueza generada por el trabajo agrícola de los indígenas y ladinos pobres. En 1938, durante las celebraciones de la Fiesta Patronal de la ciudad capital, Guatemala de la Asunción, el 15 de agosto, día de la Virgen de la Asunción, conoció a quien un año después, llegaría a ser su esposa: la bella y culta dama aristocrática salvadoreña Elena Vilanova, dos años menor, con quien procrearía tres hijos: Arabella (malograda actriz de cine), Leonora y Jacobo, candidato presidencial de Guatemala en 2003 postulado por el hoy desaparecido partido político Democracia Cristiana. Para 1943, Árbenz había sido ascendido al grado de Capitán y se encontraba comandando la Compañía de Caballeros Cadetes de la Escuela Politécnica, haciendo gala de sus innatos dotes de liderazgo, capacidad y sensibilidad humana.

2. EL CONTEXTO Corría la mitad de la cuarta década del siglo XX y el mundo se encontraba inmerso en las

feroces batallas de la Segunda Guerra Mundial. Guatemala vivía los aciagos tiempos de la segunda y larga dictadura que tenía que soportar en apenas medio siglo, la del fascistoide General Jorge Ubico Castañeda quien, desde 1931, perpetuaba injustas, colonialistas y semifeudales condiciones socioeconómicas, políticas y culturales, cual rémoras del dominio colonial español. aderezadas con la

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permanente ausencia de libertades civiles, que el connotado historiador guatemalteco Carlos González Orellana, retrata con inusitada crudeza:

“Ubico desató una persecución a los sectores campesinos y obreros, estableciendo los más sangrientos métodos represivos, y favoreciendo los intereses de las compañías extranjeras y terratenientes feudales. La ley fuga en acción segó la existencia de muchos ciudadanos por levantar la voz y reclamar un mejor nivel de vida. Los intelectuales y demás sectores del pueblo fueron privados de la libertad de expresión y perseguidos y torturados cuando denunciaban algunas de las enormes arbitrariedades del régimen. La palabra “obrero” fue proscrita de la dicción nacional por un acuerdo especial del dictador, debiéndose usar la palabra “empleado”, pues el anterior vocablo lastimaba los oídos del señor presidente. Un acuerdo monstruoso, el número 2795, autorizaba a los terratenientes a matar impunemente a los campesinos, cuando se les encontraba dentro de sus feudos. El decreto 1474, de tristes recuerdos para el pueblo guatemalteco, obligaba a los campesinos a prestar sus servicios personales, de manera gratuita y obligatoria en los caminos públicos. Un tribunal especial, conocido con el nombre de “Juzgado de Instrucción”, institucionalizó el sistema de torturas por razones políticas y de orden común”1.

Otro auténtico y vívido retrato de las circunstancias y situación a la que había llegado el país bajo la férrea bota de los sucesivos gobiernos militares de la primera mitad del siglo pasado, es descrito por la persona con la más larga carrera política en Guatemala, Alfonso Bauer Paiz: “Guatemala era antes de 1944 una nación de economía consuntiva, no monetaria, monocultivista y semicolonial. El régimen de servidumbre imperaba en el agro, las dictaduras castrenses en el gobierno, y por encima de todo aquel sistema medioeval dominaba como mandatario supremo, el colonialismo yanqui”.2 Ahora bien, ¿por qué prácticamente nadie hacia algo para cambiar esa lamentable situación? Respuesta: por un paralizador miedo, por el comprensible temor a ser víctima de la inhumana represión que campeaba en todos los rincones del país, como lo reportaba el corresponsal de la norteamericana revista Time, William Krehm: “que los indios eran muertos por robar unos cuantos centavos. Contrabandistas que operaban en la frontera mexicana eran ejecutados en las plazas públicas en grupos de treinta o cuarenta. Los “comunistas” –es decir cualquiera que tuviese pensamientos peligrosos– eran castigados con la muerte, frecuentemente precedida de fantásticas torturas”3. Hasta la Universidad estatal, foco de la intelectualidad del país se encontrada supeditada a los intereses del tirano, y ya no contaba con el ímpetu para promover cambios que la mantuvieran a la expectativa, ya no oteaba el horizonte del entorno nacional e internacional, para

1 González Orellana, Carlos (1980). Historia de la Educación en Guatemala. Editorial Universitaria,

Guatemala, p.374. 2 Bauer Paiz, Alfonso (1956). Cómo Opera el Capital Yanqui en Centroamérica (El caso de Guatemala).

Editorial Ibero-Mexicana, México, D.F., p. 13. 3 Krehn William (s/f). Democracia y Tiranía en el Caribe, citado por González Orellana, op. cit., p.375.

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enfrentar los desafíos que los problemas de la sociedad en ese momento clamaban por soluciones equitativas, democráticas y de beneficio colectivo. Pero, esos catorce infaustos años de tiranía ubiquista estaban llegando a su fin por varias causas. Las tres más importantes se comentan a continuación:

2.1 La Segunda Guerra Mundial Cuando inició la Segunda Guerra Mundial, Guatemala permaneció al margen. Incluso el 4 de septiembre de 1941, Ubico declaró la neutralidad, pero a tan solo dos días después del ataque japonés a la base norteamericana de Pearl Harbor en Hawái, le declaró la guerra a Japón y, tres días después, a Alemania e Italia. Por lo que fue cuestión de tiempo para que promoviera la intervención y expropiación de fincas cafetaleras, propiedad de ciudadanos alemanes, antiguos partidarios suyos, especialmente en el norteño departamento (provincia) de Alta Verapaz, lo que vino a favorecer los intereses de los terratenientes criollos al tener la posibilidad de acceder a mayores extensiones de tierra y a nuevas tecnologías para la producción agrícola.

La Gran Guerra, también había traído por parte de los Estados Unidos una propaganda mundial para exaltar a la democracia como la mejor forma de gobierno, y para luchar por la libertad contra el nazi-fascismo y todas las formas de gobierno dictatoriales; lo que en Guatemala se extrapoló y adaptó para sustentar y justificar la oposición contra el absolutismo ubiquista.

2.2 La crisis interna de la gestión gubernamental La crisis política y económica en la que se estaba sumergiendo el Estado Liberal cafetalero guatemalteco,4 instaurado a partir de la Revolución Liberal de 1871, que fue liderada por los presidentes Miguel García Granados y Justo Rufino Barrios, ambos Generales del Ejército, con el apoyo de las élites locales que habían venido promoviendo el desarrollo material del país para integrarlo en el mercado internacional, implementando como principal estrategia el cultivo y exportación del café, así como la proclamación del “progreso” como su lema central, pero que al mismo tiempo, de manera absurda, se lo negaban a amplios sectores de la sociedad. Por lo que era sólo una minoría la beneficiaria del mercantilismo económico que descaradamente gozaba de los privilegios para producir y vender en el mercado local e internacional, lo que le había permitido acumular considerables sumas de capital en los bancos; que paradójicamente por los obstáculos y trámites gubernamentales impuestos por la dictadura, no le ofrecía una ampliación y diversificación de sus actividades económicas. Devino, entonces, ¡vaya

4 Según el sociólogo guatemalteco Sergio Visquerra Tischler, citado por Hernández S., Bonar L. (s/f), en La

Historia de Guatemala en sus Libros, p. 11, en http://www.istor.cide.edu/archivos/num_24/dossier1.pdf,

consultado el 25 de abril de 2012.

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contradicción! para con estos tradicionales aliados, el incubamiento, muy en el fondo, de un resentimiento hacia la dictadura. A la par se manifestaba un crecimiento significativo de capas medias urbanas que encontraban serias limitaciones para ascender social y económicamente. Ya que esta clase social históricamente tenía plena conciencia de su situación de marginación, y dada su preparación académica, tenía también la posibilidad de incidir para convertirse en una de las principales opositoras a la dictadura. Al mismo tiempo, un sector de la prensa escrita, que había sido decididamente pro-ubiquista, comenzó a criticar, primero tímidamente y luego con mayor firmeza, a los gobiernos dictatoriales y a ensalzar las características deseables de la democracia para impulsar el desarrollo de los países.

El régimen estaba, entonces, en franco proceso de descomposición que se iba acelerando por el malestar que provocaba para las mayorías, la falta de espacios de participación ciudadana, y la vox populi iba regando en todos los ámbitos de la vida cotidiana descontento, frustración y el convencimiento de que la tiranía no podía tolerarse eternamente. La suerte estaba echada para el impopular régimen. Una muestra de cómo se fueron desenvolviendo los trascendentales acontecimientos en el capítulo de cierre de esta opresión, es descrita magistralmente por William Krehm5:

“Una reacción en cadena había empezado. Una vez cada 25 años las ovejas de Guatemala se convierten en leones. Cuarenta y cinco abogados firmaron una petición en la cual le pedían a Ubico que destituyera a un juez famoso que manejaba casos políticos. Doscientos maestros de escuela pidieron alza de salarios y sus líderes fueron inmediatamente sometidos a un consejo de guerra por sedición. En represalia, los maestros se negaron a asistir a los ensayos para el desfile anual en honor a Ubico, y cantidades fueron despedidos. Los estudiantes se unieron para pedir que a la Universidad le fuera restituida la autonomía que éste le había quitado hacía 13 años, libertad de expresión ilimitada y una prensa para publicar sus opiniones. Y lo que es más increíble todavía, le dieron al dictador un ultimátum de veinticuatro horas antes de entrar en huelga”.

Y efectivamente, el 22 de junio de 1944 se inició el paro universitario que fue acompañado por los maestros de escuela, los trabajadores y el comercio.6

“Ubico respondió con una ola de persecuciones […]. Las garantías constitucionales, que siempre eran un chiste malo, fueron suspendidas con el pretexto de que elementos “nazi fascistas” estaban perturbando la paz; 311 ciudadanos firmaron un memorial en círculo, para ocultar el orden de las firmas, en el que pedían a Ubico no solamente que

5 Krehm, William (1999). Tiranías del Caribe en los Años 1940s. Editorial Lugus, Toronto. pp. 133-134.

6 González Orellana, Carlos, op cit., p.376.

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restaurara esas garantías, sino que tomara medidas para llevarlas a cabo”7.

2.3 La incontenible energía utópica8 de las fuerzas vivas y populares

Paulatinamente las fuerzas vivas y populares se fueron fortaleciendo con la participación de obreros, militares jóvenes como Jacobo Árbenz Guzmán, estudiantes, profesionales, amas de casa, intelectuales, jóvenes y adultos, que de manera valiente y decidida estaban sembrando y abonando la semilla de la Revolución. De esa cuenta, el descontento ante la opresión gubernamental estaba engendrando también sus primeros héroes y mártires, como los estudiantes que entraron en huelga el 22 de junio, seguidos a los pocos días por los maestros, trabajadores y hasta por los abogados y médicos. González Orellana narra así esta heroica efemérides:

“El 25 de junio recorrió las calles una manifestación de protesta encabezada por estudiantes y maestros, que fue brutalmente reprimida por elementos del ejército. En esta gesta gloriosa el magisterio enlutó sus filas con la muerte de María Chinchilla, una maestra de escuela que formaba parte de aquellos grupos patrióticos, y que ofrendó su vida a la causa revolucionaria que se iniciaba.”9

Estos legítimos reclamos al ser violentamente reprimidos lejos de aminorar la intensidad de las protestas callejeras, trajo consigo la realización el 29 de junio en la ciudad capital de la más grande protesta de su historia, con más de cien mil manifestantes en contra de la dictadura, lo que obligó al tirano a renunciar el 1 de julio, dejando el mando en una junta militar afín, integrada por Eduardo Villagrán Ariza, Buenaventura Pineda y liderada por el General de la misma calaña, Federico Ponce Vaides, quien dos días después fue nombrado Jefe del Poder Ejecutivo10. En vista de estas desalentadoras circunstancias, las fuerzas populares no dejaron pasar mucho tiempo, y el 10 de julio, le envían un memorial en el que le piden una declaración “categórica y expresa” de que no aceptaría ser postulado a la presidencia. Por lo que ese mismo día se establece que las elecciones presidenciales serían el 17, 18 y 19 de diciembre de ese mismo año, 1944. Al evidenciarse que Ponce Vaides era una continuación del régimen anterior, llegando a ser el nuevo gobierno “un ubiquismo sin Ubico”, el movimiento popular, unido en un mismo propósito, con las armas en la mano, derrocó al nuevo aprendiz de dictador, 108 días después de su entronización, el 20 de octubre,

7 Krehm, op. cit.

8 Concepto tomado de Robert Darnton y sus investigaciones sobre la vida cultural de la Francia del siglo

XVIII, aplicado a los cambios integrales que los franceses le intentaron dar a la Revolución Francesa. 9 González Orellana, Carlos, op. cit.

10 Villalobos Viato, Roberto (2011). Jacobo, ¿El Rojo? Revista D, Prensa Libre, Nº 384, Guatemala, 27 de

noviembre 2011, p.18.

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después de dos días de combates en los que tomaron acción comandos militares, que desataron una sangrienta e intensa guerra en la capital, que con su cuota de sacrificio y muerte, dio como fruto el inicio de la Década de Primavera Democrática en Guatemala, o según la aguda sentencia montefortina, inaugurando la “primavera democrática, en el país de la eterna dictadura”.11 Así, la incontenible energía utópica desplegada por el pueblo guatemalteco en aquellas heroicas jornadas del glorioso año 1944, le permitió dejar de ser tan solo “pueblo”, para convertirse en “auténtico ciudadano”, y como aptamente lo describe en el título de su libro el escritor guatemalteco Manuel Galich, para lograrlo pasó, con valor, decisión y patriotismo, “del pánico al ataque”.12

3. LA JUNTA REVOLUCIONARIA DE GOBIERNO Es en estas caóticas circunstancias que el 25 de octubre, Árbenz, a sus recién cumplidos treinta y un años, asume temporalmente el poder como triunviro de la Junta Revolucionaria de Gobierno, juntamente con el Mayor Francisco Javier Arana y el ciudadano distinguido Jorge Toriello Garrido. El ahora Teniente Coronel “era un joven vigoroso, de conformación atlética. Su rostro era blanco pálido, más todavía por el cabello; sus pestañas y cejas, rubias… sus modales eran reposados, tenía una atildada y no deliberada elegancia; era lento y seguro al hablar, sin variaciones en su medio tono de voz. No gesticulaba ni sonreía, sino de vez en cuando”.13 La belleza física del prohombre era un claro reflejo de su profunda vida interior de la que emanaban también los más nobles y caros valores humanos listos para ser puestos al servicio de sus compatriotas. Entonces, ante la enorme responsabilidad de cumplir las grandes expectativas de un pueblo ávido de libertad, justicia social y progreso con equidad para todos, Árbenz, Arana y Torrielo, imbuidos en el más alto espíritu de servicio a la patria, con carácter resoluto tomaron las decisiones que se irían materializando en las acciones de gobierno necesarias para irse acercando a la utopía revolucionaria. De estas acciones las más destacadas, por la trascendencia de lo que aportaron, fueron:

El ordenamiento de los asuntos de gobierno, mediante la legislación a través de Decretos.

La convocatoria a elecciones libres para elegir Presidente de la República, las que se realizan en diciembre del mismo año, en donde gana abrumadoramente el eminente humanista Juan José Arévalo Bermejo con el 85% de los votos.

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Juego de palabras de Luis Cardoza y Aragón, literato guatemalteco (1901-1992), derivado del epíteto que

identifica a Guatemala como “el país de la eterna primavera”. 12

Galich, Manuel (2001). Del pánico al ataque. Editorial Universitaria, Guatemala. 346 pp.

13

Galich, Manuel (1996). Por qué lucha Guatemala. Arévalo y Árbenz: dos hombres contra un imperio.

Editorial Cultura, Guatemala.

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La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, cuyo fruto fue la elaboración de una nueva Constitución Política de la República “probablemente el producto más decantado de la Revolución de Octubre”14, por su normativa democrática y avanzada para su época, al sancionar el 13 de marzo de 1945 aspectos relevantes como:

o El reconocimiento de las garantías constitucionales. o La descentralización efectiva de los poderes del Estado. o La incorporación del puesto y funciones del Vicepresidente de la

República, que sustituyó la figura de “designados a la presidencia”. o El principio de la alternabilidad en el poder, aboliendo la reelección

presidencial, para evitar la entronización de nuevas tiranías, por las experiencias vividas en el siglo veinte, con Manuel Estrada Cabrera (quien gobernó dictatorialmente y se perpetuó en el poder durante 22 años, de 1898 a 1920), y el recién defenestrado Jorge Ubico.

o Reconocimiento del derecho del pueblo a la rebelión frente a futuros intentos de perpetuación en el poder.

o La valoración y dignificación del trabajo como un derecho de la persona y una obligación social, incorporando derechos socieconómicos al trabajador, como:

el sueldo mínimo, la jornada laboral, los asuetos y descansos remunerados, la libre sindicalización, la huelga y el paro, la indemnización universal por despido injustificado, el fin del trabajo forzoso la abolición de la prisión por deudas.

o La creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. o El reconocimiento de la propiedad privada en función social. o El derecho del Estado a orientar la economía nacional en beneficio

colectivo. o La declaración de la educación laica y gratuita. o La modernización y organización del Ejército. o La autonomía de las municipalidades, mediante la elección popular

de sus integrantes. o La autonomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala. o La autonomía al Organismo Judicial. o La institucionalización de la pluralidad multipartidaria y el respeto a la

actividad de los partidos políticos. o El sufragio obligatorio y secreto para el hombre alfabeto. o El sufragio obligatorio y voto público para el hombre analfabeto. o La valoración de la mujer como ciudadana, reconociendo el derecho

de voto a la mujer alfabetizada.

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Peláez Almengor, Oscar (2011). Energía Utópica: La Revolución de Octubre y los Acuerdos de Paz.

Universidad de San Carlos de Guatemala, Centro de Estudios Urbanos y Regionales, p. 9.

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Esta nueva Constitución entró en vigor el mismo día que Juan José Arévalo Bermejo tomó posesión de la Presidencia, el 15 de marzo de 1945, asegurando en su discurso: “La Revolución de Octubre está profundamente comprometida con los trabajadores de Guatemala. Les hemos dicho que los vamos a dignificar y podemos cumplirlo. Si antes no se había intentado esta empresa patriótica ha sido más por cobardía que por ignorancia. Se ha creído que las masas desorganizadas son más pacíficas que las masas organizadas”.15 Y por supuesto, en ese trascendental acto estaba Jacobo Árbenz, como parte del gabinete de gobierno de Arévalo,

4. EL PRIMER GOBIERNO DE LA REVOLUCIÓN En este nuevo rol, Árbenz afrontó valerosa y lealmente la responsabilidad de promover, salvaguardar y proteger los diversos logros que iba alcanzando el Primer Gobierno de la Revolución, en su cargo de Ministro de la Defensa. Conquistas de beneficio para la gente que históricamente había sufrido las consecuencias de la marginación, la discriminación, la injusticia y la inequidad. Muchas de tales conquistas han perdurado hasta la fecha, a pesar del cambio en la orientación ideológica para el ejercicio del poder público, derivado de la infame intervención norteamericana de julio de 1954, orquestada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la operación “PBSucess”, que arteramente puso fin al Segundo Gobierno Revolucionario, que presidía “el soldado del pueblo”, Jacobo Árbenz Guzmán, quien con su sensibilidad humana generosamente brindó sus aportes para que en el período del 15 de marzo de 1945 al 14 de marzo de 1951, junto con el equipo del Primer Gobierno de la Revolución, se hicieran realidad:

Profundos cambios en el sistema educativo nacional: o Creación de nueva infraestructura escolar, como las Escuelas Tipo

Federación, para el nivel primario, en las cabeceras departamentales.

o Actualización didáctica y pedagógica. o Actualización de la tecnológica educativa. o Creación de establecimientos para la formación docente. o Creación de la primera Escuela Normal Rural Regional con sede en la

finca nacional La Alameda, en Chimaltenango, para preparar maestros rurales bilingües con conocimientos culturales indígenas en los aspectos de idiomas, nutrición y agricultura.

o Profesionalización del magisterio. o Dignificación económica para los maestros, mediante la Ley de

Escalafón Docente. o Acceso del magisterio al seguro social. o Estímulo a la organización escolar con el impulso de consejos de

profesores y una sociedad de alumnos organizados en comités en pro del mejoramiento de la comunidad en todas las escuelas normales e institutos de secundaria.

15

Galich, Manuel (1996). Op. cit.

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o Impulso para la realización de múltiples actividades académicas con fines formativos.

o Mejoramiento de la evaluación educativa. o Implementación de bibliotecas y laboratorios en las escuelas. o Creación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San

Carlos de Guatemala. o Creación del Comité Nacional de Alfabetización, que contribuyó a

disminuir el analfabetismo, especialmente en el área rural. o Creación de la Dirección General de Educación Fundamental,

integrándola con el Departamento Nacional de Alfabetización, los Núcleos Escolares Campesinos y las Misiones Ambulantes de Cultura Inicial.

o Creación del Departamento de Educación Rural. o Facilitación para la impresión de libros a través de la fundación de la

Editorial “José de Pineda Ibarra” del Ministerio de Educación.

Conquistas sociales y culturales: o Promulgación del Código de Trabajo. o Creación del sistema de seguridad social, mediante el Instituto

Guatemalteco de Seguridad Social. o Creación y funcionamiento de guarderías infantiles para las madres

trabajadoras. o Reorganización con mejores bases del servicio de sanidad

departamental. o Democratización del servicio de salud pública, para desarrollar una labor

más efectiva en materia de higiene y saneamiento a favor del sector rural del país.

o Impulso a la organización social y a una más efectiva participación en el desarrollo nacional de los trabajadores, campesinos e indígenas, mediante la creación del Departamento de Fomento Cooperativo.

o Creación del Instituto de Antropología e Historia de Guatemala. o La visibilización de la realidad indígena. o Creación del Instituto Indigenista Nacional. o Institucionalización del alfabeto oficial para la escritura de los idiomas

mayas: cakchiquel, quiché, kekchí y mam.

o Aprobación y ratificación de: la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA),

la Convención Americana sobre los Derechos Políticos y Civiles de la Mujer (con reservas).

Conquistas en el aspecto económico: o Promoción al incremento y a la diversificación de la producción nacional en

todos sus aspectos, sobre todo la producción agrícola y agropecuaria. o Promulgación de leyes para la promoción del desarrollo económico:

Ley de Arrendamiento Forzoso de Tierras. Ley General de Cooperativas. Ley Monetaria. Ley de Bancos.

o Creación de instituciones y dependencias gubernamentales de fomento:

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Oficina Nacional de Turismo. Instituto de Fomento a la Producción (INFOP, banco de desarrollo

agrícola e industrial). Ministerio de Economía. Ministerio de Trabajo y Previsión Social, para velar por la

efectiva protección de la clase trabajadora, mediante el eficaz cumplimiento de la normativa laboral.

Banco de Guatemala (Banco estatal). Junta Monetaria. Superintendencia de Bancos.

o Incorporación del país al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.

Estos aportes del Primer Gobierno de la Revolución evidenciaron:

el compromiso de los líderes revolucionarios, como Árbenz, con los más caros intereses nacionales y del pueblo; y

su sensibilidad humana y la sabiduría para canalizar en acciones de gobierno la energía utópica que seguía emanando de aquellas memorables jornadas junianas y octubrinas de 1944.

Este nacionalista y eficiente trabajo gubernamental quedó expuesto a la vista de toda la sociedad, por lo que desde las comunidades más recónditas de la geografía guatemalteca aumentaba la cantidad de corazones agradecidos de ciudadanos que por primera vez eran tomados en cuenta como seres humanos dignos, y que percibían con certeza cómo el equipo de gobierno, mediante estos aportes respondían a sus necesidades, problemas y expectativas, y que al transformarlos en inusitadas políticas públicas, tutelaban y promovían el reconocimiento de sus derechos sociales, económicos, políticos, laborales y culturales; les generaban otras opciones en las distintas dimensiones de la cotidianidad y, que además, fomentaban la expansión de sus capacidades. La nueva ciudadanía, antes invisibilizada se fue constituyendo en la base que sustentaba y legitimaba las acciones de gobierno, y que al concluir los cinco años para el que fue electo, reclamó su continuidad para garantizar la sostenibilidad de esa perspectiva revolucionaria de desarrollo antropocéntrico. De ahí que esta necesidad popular para consolidar lo conquistado y seguir ampliando las oportunidades de las mayorías, desembocó en la natural y espontánea candidatura de Jacobo Árbenz para un Segundo Gobierno de la Revolución, quien, con un impresionante 86% de los votos, ganó las elecciones y lo asumió el 15 de marzo de 1951… pero esa es la temática a desarrollar en la segunda de estas tres ponencias acerca de su trascendental vida y obra. Para finalizar esta primera parte, es oportuno remarcar que los aportes de Jacobo Árbenz Guzmán y de los otros próceres revolucionarios, nos siguen enseñando a los pueblos y gobiernos, especialmente de Latinoamérica, que mediante la acción del gobierno es posible que el bienestar de unos pocos, no debe ser producto de la abolición de los derechos de las mayorías, porque éstas deben tener la

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oportunidad de acceder y gozar de los beneficios del desarrollo, siempre y cuando sea concebido con la visión que tuvieron los dos gobiernos revolucionarios: desarrollo holístico, integral, incluyente, democrático, equitativo, antropocéntrico, con pertinencia cultural y sostenible.

III. CONCLUSIONES

1. Árbenz, como patriota y estadista supo y pudo interpretar y apropiarse con inteligencia, recto sentido de la justicia y profunda vocación democrática del apremiante y necesario sentimiento nacional de transformación, después de sufrir el pueblo de Guatemala continuos y crueles regímenes dictatoriales durante la primera mitad del siglo pasado.

2. Los aportes de Árbenz como miembro de la Junta Revolucionaria de

Gobierno y como Ministro de Estado del Primer Gobierno de la Revolución fueron innumerables y variados, cuyos beneficios en la vida de los guatemaltecos, aún se perciben después de casi siete décadas.

3. Uno de los factores del éxito de las aportaciones de Árbenz y el equipo del

Primer Gobierno de la Revolución fue la visión de desarrollo que evidenciaron en las acciones de gobierno que emprendieron: Desarrollo concebido con la visión de ser holístico, integral, incluyente, democrático, equitativo, antropocéntrico, culturalmente pertinente y sostenible.

IV. BIBLIOGRAFÍA Bauer Paiz, Alfonso (1956). Cómo Opera el Capital Yanqui en Centroamérica

(El caso de Guatemala). Editorial Ibero-Mexicana, México, D.F. Galich, Manuel (1996). Por qué lucha Guatemala. Arévalo y Árbenz: dos

hombres contra un imperio. Editorial Cultura, Guatemala. Galich, Manuel (2001). Del pánico al ataque. Editorial Universitaria, Guatemala. González Orellana, Carlos (1980). Historia de la Educación en Guatemala.

Editorial Universitaria, Guatemala.

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Hernández S., Bonar L. (s/f), en La Historia de Guatemala en sus Libros, pág. 11, en http://www.istor.cide.edu/archivos/num_24/dossier1.pdf, consultado el 25 de abril de 2012.

Krehm, William (1999). Tiranías del Caribe en los Años 1940s. Editorial Lugus,

Toronto. Peláez Almengor, Oscar (2011). Energía Utópica: La Revolución de Octubre y

los Acuerdos de Paz. Universidad de San Carlos de Guatemala, Centro de Estudios Urbanos y Regionales, Guatemala.

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