Jacinto Baranguan

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En virtud del Real Decreto de 12 de abril de 1898 se establecía la creación de los colegios de farmacéuticos provinciales en cada capital y la colegiación obligatoria. Primera junta En cumplimiento de este Real Decreto en septiembre de 1898 se convocan en P amplona las primeras elecciones a presidente del colegio navarro de farmacéuticos. S alió elegido presidente don Jacinto Baranguán Castejón (farmacéutico de Sesma). J unto a él don Luis Fernández López (farmacéutico de Aóiz), primer vocal; Eduardo Laveaga (farmacéutico de Piedramillera), segundo vocal; don Fernando Palacios Pelletier (farmacéutico de Fitero), secretario contador y don Nicasio Iribarren Mendiluce (farmacéutico de Pamplona), tesorero. De este ilustre grupo de colegas vamos a fijarnos en esta ocasión en uno de ellos, al q ue corresponde el h onor de ser el primer presidente del C olegio de F armacéuticos de N avarra, don Jacinto Baranguán, q ue no siendo natural de nuestra tierra h a q uedado para nuestra h istoria por su espíritu emprendedor y su labor en atención a sus colegas. S obre los demá s miembros de aq uella primera junta, las investigaciones llevan buen camino y espero poder ofrecer pronto puntual información de ellos. C omo puede observar el amable lector, el objetivo de estas notas de A memus profesionem no es otro q ue dejar cons- tancia por escrito de la amplia h istoria de nuestra profesión en N avarra en forma de peq ueñ os bosq uejos de biografías o de h ech os notables. P ero la verdadera finalidad de nuestra sección es siempre la contenida en el título: aportar motivos para q uerer y valorar má s nuestra actividad profesional, q ue viene respaldada por milenios de h istoria con sus luces y sus sombras, con sus grandez as y sus miserias. S omos todos h erederos de esa tradición y es por esto q ue la venimos a recordar en este rincón de Albarelo. V id a y o b ra Jacinto Baranguán Castejón nació en Sádaba el 15 de agosto de 184 8, h ijo de José y de V ictoriana (R oldán escribe V ictoria, pero me ofrece má s fiabilidad el testamento dictado ante notario de octubre de 1918), labradores en aq uella tierra de A ragón. S egú n consta en los diferentes biógrafos q ue h emos podido consultar para realiz ar esta breve semblanz a, ingresó en los Escolapios de Sos del R ey Católico para estudiar allí latín. T ras este período, decidió ingresar en el S eminario de Jaca para estudiar filosofía y teología, obteniendo unas ex celentes calificaciones, segú n recoge R oldán en el capítulo dedicado a este gran farmacéutico. P or motivos de tipo político, los seminarios de toda Españ a se tuvieron q ue cerrar y, probablemente en contra de su voluntad, tuvo q ue abandonar los estudios eclesiá sticos, Carlos Adanero O slé . Boticario [email protected] Jac into B arang uá n C astejó n, el primer presidente Retrato de don Jacinto Baranguán (cortesía de la familia) Antiguo escudo del COF de Navarra N U ES T RO S FARM A C É U T IC O S : A lbarelos de la época

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Breve reseña de la vida y obra de Jacinto Baranguán, primer presidente del Colegio de farmacéuticos de Navarra. Publicado en la revista Albarelo.

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En virtud del Real Decreto de 12 de abril de 1898 se establecía la creación de los colegios de farmacéuticos provinciales en cada capital y la colegiación obligatoria.

Primera junta En cumplimiento de este Real Decreto en septiembre de

1898 se convocan en P amplona las primeras elecciones a presidente del colegio navarro de farmacéuticos. S alió elegido presidente don Jacinto Baranguán Castejón (farmacéutico de Sesma). Junto a él don Luis Fernández López (farmacéutico de Aóiz), primer vocal; Eduardo Laveaga (farmacéutico de Piedramillera), segundo vocal; don Fernando Palacios Pelletier

(farmacéutico de Fitero), secretario contador y don Nicasio

Iribarren Mendiluce (farmacéutico de Pamplona), tesorero.

De este ilustre grupo de colegas vamos a fijarnos en esta ocasión en uno de ellos, al q ue corresponde el h onor de ser el primer presidente del C olegio de F armacéuticos de N avarra, don Jacinto Baranguán, q ue no siendo natural de nuestra tierra h a q uedado para nuestra h istoria por su espíritu emprendedor y su labor en atención a sus colegas. S obre los demá s miembros de aq uella primera junta, las investigaciones llevan buen camino y espero poder ofrecer pronto puntual información de ellos.

C omo puede observar el amable lector, el objetivo de estas notas de A memus profesionem no es otro q ue dejar cons-tancia por escrito de la amplia h istoria de nuestra profesión en N avarra en forma de peq ueñ os bosq uejos de biografías o de h ech os notables. P ero la verdadera finalidad de nuestra sección es siempre la contenida en el título: aportar motivos para q uerer y valorar má s nuestra actividad profesional, q ue viene respaldada por milenios de h istoria con sus luces y sus sombras, con sus grandez as y sus miserias. S omos todos h erederos de esa tradición y es por esto q ue la venimos a recordar en este rincón de Albarelo.

V id a y o b raJacinto Baranguán Castejón nació en Sádaba el 15 de agosto de 184 8, h ijo de José y de V ictoriana (R oldán escribe V ictoria, pero me ofrece má s fiabilidad el testamento dictado ante notario de octubre de 1918), labradores en aq uella tierra de A ragón.

S egú n consta en los diferentes biógrafos q ue h emos podido consultar para realiz ar esta breve semblanz a, ingresó en los Escolapios de Sos del R ey Católico para estudiar allí latín. T ras este período, decidió ingresar en el S eminario de Jaca para estudiar filosofía y teología, obteniendo unas ex celentes calificaciones, segú n recoge R oldán en el capítulo dedicado a este gran farmacéutico.

P or motivos de tipo político, los seminarios de toda Españ a se tuvieron q ue cerrar y, probablemente en contra de su voluntad, tuvo q ue abandonar los estudios eclesiá sticos,

Carlos Adanero O slé . Boticario

[email protected]

Jacinto B arang uán C astejó n,el primer presidente

Retrato de don Jacinto Baranguán (cortesía de la familia)

Antiguo escudo del COF de Navarra

N U ES TRO S F A RM A C É U T IC O S :

Albarelos de la época

pero conservó una profunda vida religiosa h asta su muerte y en su testamento (del cual conservo una copia, facilitada por su familia) así consta: “ … profesa la religión católica, apostólica, romana en cuya fe y creencias vive, h a vivido y espera vivir y morir… ”

C omo no h abía oportunidad de continuar con sus estudios eclesiá sticos, lo h iz o por la vía civil; primero en el Instituto de Z aragoza donde obtuvo el B ach iller en 187 0 y luego en Madrid, donde se licenció en F armacia en 187 3 y luego se doctoró en 1882 con calificación de sobresaliente. H ay q ue h acer la observación de q ue el título de la tesis defendida por don Jacinto, por lo menos el título ya q ue no h e podido acceder todavía al contenido, visto desde nuestra perspectiva del siglo X X I, suena algo cá ndido y difícilmente calificable. Dich o título es: “L a ex istencia del á tomo no es h ipótesis, sino verdad plenamente demostrable”. Madrid, 1882.

Entre ambas titulaciones vino a instalar su oficina de farmacia en Sesma el 2 de noviembre de 187 6 , y aq uí comienz a su relación intensa con N avarra, pues aparte de abrir botica en nuestra tierra, se casó con Engracia R odríguez G arraga natural de estas tierras, con la q ue no tuvo descendencia.

A unq ue la labor de los farmacéuticos rurales siempre es encomiable, Baranguán tenía intenciones de mayor alcance, inq uietud muy frecuente en much os farmacéuticos. Dedicó sus esfuerz os a la organiz ación y desarrollo de un M ontepío q ue ayudase a los farmacéuticos con problemas y a los familiares de los farmacéuticos fallecidos.

El proceso comenz ó con la fundación de la S ociedad de socorro del colegio médico- farmacéutico de N avarra (aú n no se h abían separado colegialmente ambas profesiones). De ella fue impulsor y primer gerente. C on el paso del tiempo esta S ociedad de socorro se fusionó con las S ociedades de las provincias cercanas, G uipú z coa, Á lava, L ogroñ o, T eruel y V iz caya.

C on la llegada de la colegiación obligatoria en 1898, esta S ociedad médico- farmacéutica se rompió y se creó la C aja de S ocorros del cuerpo de farmacéuticos titulares, de la q ue de nuevo Baranguán fue gerente y motor fundamental.

N o me resisto a copiar lo q ue escribe nuestra revista profesional (B oletín informativo del C olegio de F armacéuticos de N avarra) de 194 8 sobre Jacinto Baranguán, a medio camino entre la h agiografía y el culto al pasado. L o cierto es q ue nos da idea de la profunda h uella q ue B aranguá n dejó entre sus colegas.

Dice así: “¿ Q uién fue este señ or? P ues un farmacéutico q ue ejerció en S esma durante much os añ os y en vez de especia-liz arse en el tresillo (sic) o en la cría de aves, o siembra de cereales, se dedicó a ver cómo podía librar a sus compañ eros de la pobrez a”.

M á s de veinte añ os pasados después de su muerte, aú n es recordado por sus colegas por h aber sido un h ombre bueno. Esto es un dato de vital importancia q ue da má s brillo al personaje q ue h oy h emos traído a colación. L a nota de 194 8 continú a: “todo esto, dich o así, rá pidamente no parece tener importancia, supone un trabajo enorme, pues conseguir una entidad como la caja, tan bien estudiada, q ue ni aú n lo ex traordinario de nuestra pasada guerra le h iz o sufrir alte-ración, ni cabe duda de q ue es una cosa muy digna de tenerse en cuenta”.

T ras estos añ os de peleas por su monte de piedad y otras obras de solidaridad para boticarios, decide ponerse al frente

del recién nacido colegio de farmacéuticos de N avarra, lo q ue indica el prestigio del q ue goz aba entre sus colegas. S u sociedad de socorro seguía ex istiendo en la fech a de 194 8, pues el autor de la nota dice q ue pertenece a ella. S obre el colegio, ex cuso decirlo.

El doctor Baranguán falleció en Madrid el 3 0 de diciembre de 1921, tras much os añ os de luch as personales por los derech os de sus colegas, a pesar de q ue como dice R oldán, las luch as intestinas entre los diferentes colegas dificultaron sobremanera su acción y desarticularon en gran parte el fruto de su trabajo (me parece, q ue esto me suena). De cualq uier forma pocos h ombres h an h ech o tanto por los farmacéuticos como tales en Españ a y de ello doy constancia en este retrato rá pido de un gran h ombre, q ue ademá s fue nuestro primer presidente.

Bibliografía /Para saber más

R oldán G uerrero, R ., Diccionario biográ fico y bibliográ fico de autores farmacéuticos españ oles, 4 vols., M adrid, 195 8-196 3 .

El profesor C arlos A danero h a creado un blog de h istoria de la farmacia como punto de encuentro y referencia para aq uellos a los q ue les gusta la disciplina.

P ara saber má s: h ttp://h istoriafarmacia.blogspot.com

Albarelos de la época

Addenda del autor

Toda la intención de estas páginas que con el nombre de

Amemus profesionem estamos publicando en Albarelo tienen

por objetivo difundir entre nosotros mismos el legítimo orgullo

de ejercer y vivir día a día esta magnífica profesión.

Todavía esta profesión no tiene el más mínimo reconocimien-

to en forma de calle, avenida o plaza en ningún miembro o

institución en todo el territorio foral que yo sepa. Sería bueno

que empezásemos a hacer algo en este sentido. Gracias.