Is 49,14-15 · Sal 61 · 1Cor 4,1-5 · Mt 6,24-34 · Domingo VIII del Tiempo Ordinario Nº 253 -...

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Domingo VIII del Tiempo Ordinario Nº 253 - DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A - 26 de febrero de 2017 No os agobiéis por el mañana Is 49,14-15 · Sal 61 · 1Cor 4,1-5 · Mt 6,24-34 1. Los dos amos. El evangelio de hoy puede parecernos difícil de comprender, pues ¿cómo puede alguien no preocuparse del mañana? Eso significaría probablemente condenarse a morir de hambre. ¿Cómo no preocuparse al menos del porvenir de los hijos, de la propia familia? Más aún: si Dios alimenta a los pájaros y viste a las flores, ¿por qué deja morir de hambre o vegetar en una miseria indecible a tantos hombres? Si estas preguntas surgen en nosotros espontáneamente, entonces hemos de tener en cuenta que todo este evangelio tiene el siguiente título: dos amos; dos señores que en el fondo son incompatibles, y debemos elegir uno de ellos para servirle. Uno es Dios, del que procede todo bien y, según la parábola de los talentos, nos entrega sus bienes también para que los administremos y se los devolvamos aumentados, con intereses. El otro es el bienestar entendido como valor supremo, y ya se sabe que un bien supremo siempre es elevado al rango de una divinidad. Aquí se indica que el hombre no puede tener al mismo tiempo dos bienes supremos, dos fines últimos, sino que debe elegir. Debe jerarquizarlos, de modo que, en el caso de una prueba decisiva, quede claro cuál de ellos prefiere. 2. ."Me ha abandonado el Señor". Así se lamenta Sión en la primera lectura, así se lamentan también hoy centenares de miles de personas que sufren en la indigencia o en desgracia. Así gritó también Jesús sobre la cruz, en el momento del oscurecimiento de su espíritu. Se sentía abandonado por Dios, porque quería experimentar y sufrir hasta el fondo nuestro auténtico abandono: no el de nuestra indigencia terrena, sino el de nuestro rechazo de Dios, el de nuestro pecado. La respuesta de Dios es la de una suprema solicitud amorosa que supera incluso a la que una madre tiene por el hijo de sus entrañas. Por eso Jesús, antes de entrar en las tinieblas de nuestro pecado, ya sabía esto: «Está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os dispersaréis cada cual por su lado y a mí me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre» (/Jn/16/32). El Padre estará a su lado más que nunca cuando llegue la hora de la cruz, pero a Jesús ya no le estará permitido saberlo. El está con los pobres, los oprimidos y los hambrientos más que con los ricos y opulentos, está más con el pobre Lázaro que con el rico epulón, con Job más que con sus amigos; pero pertenece a su servicio supremo, a imitación del Crucificado, el que todos los pobres profieran su grito de angustia -por la salvación del mundo- en el sentimiento del abandono. 3. Dejar todo en manos de Dios. La actitud decisiva en este sentido la describe Pablo en la segunda lectura. «Ni siquiera yo me pido cuentas». Ni siquiera sobre la situación que Dios me asigna: si soy reconocido como administrador de los misterios de Dios o llevado ante el tribunal. Ni siquiera sobre si soy culpable ante Dios o no. Incluso si no fuera consciente de ningún pecado, no por ello me consideraría justo, «mi juez es el Señor». Esto significa «buscar sobre todo el reino de Dios y su justicia», y no el propio bienestar material o espiritual. Pablo ha trabajado para ganarse el pan. Los siervos de la parábola tienen que esforzarse para acrecentar los bienes que les ha confiado el Señor. La pereza no es precisamente «dejar todo en manos de Dios». Pero los buenos siervos no trabajan para aumentar su bienestar personal, sino para acrecentar las propiedades de su Señor. Y esto sin especular de antemano con el salario, pues éste está escondido en el «dejarlo todo»: «lo demás se os dará por añadidura». (H. U. von Balthasar)

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Domingo VIII del Tiempo Ordinario

Nº 253 - DOMINGO VIII  DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A - 26 de febrero de 2017 No os agobiéis por el mañana

Is 49,14-15 · Sal 61 · 1Cor 4,1-5 · Mt 6,24-34

1. Los dos amos.

El evangelio de hoy puede parecernos difícil de comprender, pues ¿cómo puede alguien no preocuparse del mañana? Eso significaría probablemente condenarse a morir de hambre. ¿Cómo no preocuparse al menos del porvenir de los hijos, de la propia familia? Más aún: si Dios alimenta a los pájaros y viste a las flores, ¿por qué deja morir de hambre o vegetar en una miseria indecible a tantos hombres? Si estas preguntas surgen en nosotros espontáneamente, entonces hemos de tener en cuenta que todo este evangelio tiene el siguiente título: dos amos; dos señores que en el fondo son incompatibles, y debemos elegir uno de ellos para servirle. Uno es Dios, del que procede todo bien y, según la parábola de los talentos, nos entrega sus bienes también para que los administremos y se los devolvamos aumentados, con intereses. El otro es el bienestar entendido como valor supremo, y ya se sabe que un bien supremo siempre es elevado al rango de una divinidad. Aquí se indica que el hombre no puede tener al mismo tiempo dos bienes supremos, dos fines últimos, sino que debe elegir. Debe jerarquizarlos, de modo que, en el caso de una prueba decisiva, quede claro cuál de ellos prefiere.

2. ."Me ha abandonado el Señor".

Así se lamenta Sión en la primera lectura, así se lamentan también hoy centenares de miles de personas que sufren en la indigencia o en desgracia. Así gritó también Jesús sobre la cruz, en el momento del oscurecimiento de su espíritu. Se sentía abandonado por Dios, porque quería experimentar y sufrir hasta el fondo nuestro auténtico abandono: no el de nuestra indigencia terrena, sino el de nuestro rechazo de Dios, el de nuestro pecado. La respuesta de Dios es la de una suprema solicitud amorosa que supera incluso a la que una madre tiene por el hijo de sus entrañas. Por eso Jesús, antes de entrar en las tinieblas de nuestro pecado, ya sabía esto: «Está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os dispersaréis cada cual por su lado y a mí me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre» (/Jn/16/32). El Padre estará a su lado más que nunca cuando llegue la hora de la cruz, pero a Jesús ya no le estará permitido saberlo. El está con los pobres, los oprimidos y los hambrientos más que con los ricos y opulentos, está más con el pobre Lázaro que con el rico epulón, con Job más que con sus amigos; pero pertenece a su servicio supremo, a imitación del Crucificado, el que todos los pobres profieran su grito de angustia -por la salvación del mundo- en el sentimiento del abandono.

3. Dejar todo en manos de Dios.

La actitud decisiva en este sentido la describe Pablo en la segunda lectura. «Ni siquiera yo me pido cuentas». Ni siquiera sobre la situación que Dios me asigna: si soy reconocido como administrador de los misterios de Dios o llevado ante el tribunal. Ni siquiera sobre si soy culpable ante Dios o no. Incluso si no fuera consciente de ningún pecado, no por ello me consideraría justo, «mi juez es el Señor». Esto significa «buscar sobre todo el reino de Dios y su justicia», y no el propio bienestar material o espiritual. Pablo ha trabajado para ganarse el pan. Los siervos de la parábola tienen que esforzarse para acrecentar los bienes que les ha confiado el Señor. La pereza no es precisamente «dejar todo en manos de Dios». Pero los buenos siervos no trabajan para aumentar su bienestar personal, sino para acrecentar las propiedades de su Señor. Y esto sin especular de antemano con el salario, pues éste está escondido en el «dejarlo todo»: «lo demás se os dará por añadidura».

(H. U. von Balthasar)

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Al oír estas palabras, ¿qué conclusiones los discípulos han de tomar y qué decisiones prácticas han de adoptar? Ciertamente éstas: han de abandonar en manos de Dios la preocupación por el alimento, y acordarse de lo que dijo aquel santo varón: Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará. Sí, él da con largueza a los santos lo

necesario ara la vida, y ciertamente no miente al decir: No estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir... Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo esto. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura.

Era sumamente útil -necesario incluso- que los que son investidos de la dignidad apostólica tuvieran un alma liberada del apetito de riquezas y nada aborrecieran tanto como la acumulación de donativos, contentándose más bien con los que Dios les proporciona, pues, como está escrito: La codicia es la raíz de todos los males.

Convenia, por tanto, que a toda costa se mantuvieran al margen y plenamente liberados de aquel vicio que es la raíz y madre de todos los males, agotando -valga la expresión- toda su diligencia en ocupaciones realmente necesarias: en no caer bajo el yugo de Satanás. De esta forma, cantinando al margen de las. Preocupaciones mundanas, infravalorarán los apetitos carnales y desearán únicamente lo que Dios quiere.

Y al igual que los más aguerridos soldados, al salir al combate, no llevan consigo más que las armas necesarias para la guerra, lo mismo aquellos a quienes Cristo enviaba en ayuda de la tierra y a asumir la lucha, en pro de los que estaban en peligro, contra los poderes que dominan este mundo de tinieblas, es más, a luchar contra el mismo Satanás en persona, convenía que estuvieran liberados de las fatigas de este mundo y de toda preocupación mundana de modo que, bien ceñidos y con las armas espirituales en las manos, pudieran luchar denodadamente contra los que bloquean la gloria de Cristo y sembraron de ruinas la tierra entera; es un hecho que indujeron a sus habitantes a adorar a la criatura en lugar de al Creador y a ofrecer culto a los elementos del mundo.

Tened embrazado el escudo de la fe, puesta la coraza de la justicia y por espada la del Espíritu Santo, toda palabra de Dios. Con estos pertrechos, era inevitable que fueran intolerables para sus enemigos, sin llevar entre su impedimenta nada digno de mancha o culpa, es decir, el afán de poseer, de atesorar ilícitas ganancias y andar preocupados en su custodia, cosas todas que apartan al alma humana de una vida grata a Dios ni la permiten elevarse a él sino que más bien le cortan las alas y la hunden en aspiraciones materiales y terrenas.

SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Homilía LXII sobre el evangelio de san Lucas

Domingo VIII del Tiempo Ordinario (A)

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MONICIÓN DE ENTRADA

Celebramos hoy el octavo domingo del Tiempo Ordinario. El Señor nos invita a descubrir la providencia de Dios para con nosotros. Buscar la voluntad de Dios conduce a quien se deja guiar por su Espíritu a la perfección que el Padre quiere de nosotros y nos ayuda a comprender la fugacidad y la provisionalidad de los bienes de este mundo. Que la celebración de hoy nos ayude a desterrar de nosotros todo egoísmo y a encontrar en Dios la auténtica riqueza.

ACTO PENITENCIAL (Fórmula 3ª)

— Tú, que has sido enviado para hacernos el don de tu Reino de paz y justicia: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.

— Tú, que manifiestas a los pequeños y a los pobres el amor del Padre hacia todos sus hijos: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.

— Tú, que eres para nosotros la roca segura de salvación: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.

MONICIÓN A LAS LECTURAS

Poner a Dios el primero en nuestra vida: eso es la fe. Es reconocer su señorío y trabajar para transformar la sociedad en la dirección indicada por Jesús. La justicia de Dios es su cercanía solidaria con la humanidad débil y necesitada de salvación. Escuchemos con atención la Palabra de Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Hermanos: Dios no se olvida de su pueblo y no desoye sus necesidades, porque Él sabe lo que necesitamos antes incluso de que se lo pidamos. Al Padre que está en el cielo elevamos nuestra plegaria humilde y confiada, diciendo: Padre, escucha la voz de tus hijos.

Domingo VIII del Tiempo Ordinario (A)

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Domingo VIII del Tiempo Ordinario (A)

Lector:

• Por la santa Iglesia, para que todos sintamos la llamada a colaborar en el progreso del mundo ofreciendo los propios talentos, y para que no hagamos un ídolo de las riquezas que ocupe en nuestro corazón el lugar de Dios, roguemos al Señor.

• Por los gobernantes de las naciones, para que en su acción busquen siempre el bien común de los hombres, sepan cuidar a todos los miembros de la sociedad y no olviden a los pobres y a los marginados, roguemos al Señor.

• Por quienes han acogido la llamada divina a compartir los sufrimientos de quien está en la pobreza o la indigencia, para que puedan ser ante estos hermanos signos del amor providente de Dios, roguemos al Señor.

• Por quienes ejercen en la Iglesia un ministerio o servicio educativo, para que puedan ayudar a las nuevas generaciones a descubrir los valores de un uso sobrio y sabio de los bienes materiales, roguemos al Señor.

• Por todos nosotros, que participamos en esta santa liturgia, para que pongamos al servicio de todos nuestra solidaridad activa y que nuestra ayuda a los hermanos sea signo concreto de la providencia de Dios con todos los hombres, roguemos al Señor.

Sacerdote:

Padre Santo, el regalo de tu Palabra y el don de la vida de tu Hijo son signos de que tú cuidas nuestra vida. Bendice a tu pueblo con el don del Espíritu Santo y escucha las súplicas que con confianza te hemos dirigido, para que, confiándote nuestra existencia, sepamos vivir buscando lo primero de todo tu Reino y su justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

MONICIÓN AL PADRENUESTRO

El Señor Jesús nos ha enseñado que el Padre conoce todo aquello de que tenemos necesidad. Fiándonos de su Palabra, sintiéndonos parte de una comunidad que trabaja por el progreso del mundo y por la venida del Reino de Dios, nos dirigimos al Padre providente, diciendo con confianza: Padre nuestro…

ORIENTACIONES PARA LA CELEBRACIÓN

• Ornamentos de color verde. • Se dice “Gloria”. Se dice “Credo”. • Se utiliza uno de los prefacios dominicales. Sugerimos el Prefacio Dominical V. • En la Plegaria Eucarística se puede decir el embolismo propio del domingo. • No se permiten las misas de difuntos, excepto la misa exequial.

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La introducción de la nueva traducción del Misal Romano supone que ya no se podrá utilizar, en lo que a oraciones se refiere, el actual “Libro de la Sede”, que contiene las oraciones colecta y postcomunión de las misas. Está prevista la elaboración de un nuevo “Libro de la Sede”, pero se demorará durante un tiempo. Para intentar paliar esta carencia, el subsidio “Vivir la Eucaristía del domingo” va a cambiar su formato, perdiendo algunas de sus secciones, pero ganando -así lo esperamos- en utilidad práctica. A partir de la próxima semana se publicará en dos versiones: la versión que llamaremos “Vertical” será una única hoja tamaño A4 que se imprimirá por ambas caras, y que contendrá, junto con las habituales moniciones y oración de los fieles, las oraciones a utilizar en la misa dominical. Se publicará también otra versión, llamada “Horizontal”, que está pensada para utilizarse doblada, en forma de folleto. El contenido de ambas será idéntico. Junto con estos subsidios dominicales subiremos también a la web y enviaremos por correo electrónico un correo elaborado por D. Ramón Clavería, de la diócesis de Jaca, con formularios similares para las misas feriales, oraciones incluidas. La difusión de estos materiales se hará como hasta ahora: cada lunes se enviarán por correo electrónico a la lista de sacerdotes que han proporcionado su dirección de e-mail a la Secretaría General ([email protected]), y se subirán a la web de la diócesis (www.diocesisdecartagena.org). Esta misma semana enviaremos también un correo a los sacerdotes por si alguien quiere

adquirir las carpetas (tamaño A5 o A4) que mostramos durante la presentación del misal del pasado martes, dado el interés que suscitó entre los asistentes. Para cualquier duda o sugerencia, podéis enviar un correo electrónico a Ramón Navarro, delegado episcopal de Liturgia ([email protected]) o llamar al

teléfono que viene en la Agenda diocesana.

Domingo VIII del Tiempo Ordinario (A)

EL PRÓXIMO DÍA 4 DE MARZO COMENZAREMOS A UTILIZAR, EN LA MISA DEL I DOMINGO DE CUARESMA,

LA TERCERA EDICIÓN EN ESPAÑOL DEL

CUYO USO SERÁ OBLIGATORIO A PARTIR DE ESE MOMENTO EN LAS CELEBRACIONES.