Irakunda

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IRAKUNDA E L O K N U A

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Obra teatral del inframundo en tres actos

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OBRA DE TEATRO EN TRES ACTOS

Guion e ilustraciones de Eloknua [email protected] noeliaeloknua.blogspot.com

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ESCENAS

AEDO CHIKAIPágina 4AEDO CONYIDPágina 6AEDO SIDPAPágina 17

PERSONAJES

HINAIKA(Protagonista del inframundo)

HERTHA(Madre tierra)

VULCANO(Deidad del fuego)

SKEIRON (Estado cambiante del aire)

OLOKUN(Señor de las profundidades marinas)

MORRIGAN(La muerte)

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(El fondo aparece negro pero pronto se diferencian unas líneas blancas de distintos grosores y texturas que van siendo cada vez más grandes hasta que cubren todo el espacio.

[Proyección en pantalla:

Es una noche revuelta el caos y la confusión acechan detrás de cada arista de este cubo. Marea y viento contra aire galopante sobre la tie-rra. La luna no se ha formado, es aún un alma dominada por sus cuatro estados encontrados en plena dis-cordia, como una cabeza de medusas cuyas serpientes toman direcciones opuestas y luchan inútilmente por separarse de un núcleo común. El ceniciento cielo descarga su tor-menta, las nubes brunas se entre-mezclan bajo suspense y densa nie-bla. Se confunden los horizontes y el árido suelo rompe en grietas. La brisa espeluzna el vello, estremece el nervio y acobarda hasta el mí-nimo movimiento interno. Rugen re-molinos que parecen parir diabóli-cos metamorfos]

(Comienza a oírse un tétrico tam-bor que marca los pesados latidos, fruto del caos nace el reflejo de la luna que iluminará la noche inmor-tal de la irakunda)

[Pantalla:

El aire tiñe el ensueño de morado, conforma torbellinos de colores con formas caleidoscópicas que no paran quietos. Luces oníricas de tonos vibrantes envuelven la fantasmago-ría]

(Trás más de cuarenta días, el mar esta manso y blanco, transparente y discreto como un espejismo. La

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tierra es amarilla cual yermo. El viento se suspende y cae sobre la tierra con ramas verdes, el desier-to reposa en sus pliegues y ema-na un calor que atorra, sus len-guas rojas supuran por las grietas y bailan como algas irradiadas en el páramo. Todo queda en suspensión y el escenario aparece y desapare-ce por momentos, semejando el ruido blanco de una mala sintonización)

[Pantalla:

En las aguas profundas Hinaika des-pierta aturdida. Intenta salir en-redada en la maraña de pelo negro que tapa su cara]

(Sale del mar a gatas, se tumba en una ola que la acerca a la orilla desfallecida. Se recompone y se dirige al centro del escenario con movimientos lentos y envolventes. Asemeja en sus andares a un animal que no quiere ser visto. Su cabeza da vueltas, se encuentra lejana de cualquier conexión a la realidad. Se toca la cabeza y esta calva. La incertidumbre la cubre. No parece entender nada. Se echa como un pe-rro en el suelo y toma postura fe-tal)

Hinaika- Me encuentro muy fati-gada, como el comenzar de un mun-do. Tengo la sensación de cargar mi cuerpo a cuestas, todo me sobra. Es como estar en un letargo doloroso y creo que lo mejor es quedarme inmó-vil.

(Arrastrándose deja una piel amari-llenta y se convierte en pura luz. Todo se ilumina con un blanco cega-dor)

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(La pantalla de fondo muestra imágenes de locos, mutilados, moribundos y todo tipo de demencias sin parar de suce-derse como puñaladas o suicidios)

Hinaika- Soy incapaz de concentrar mis pensamientos, en pleno desaso-siego toda puerta es abierta por ins-tinto. Estando así nada puedo perder, quiero conocer y querer este inhóspito lugar que parece aguardar el más re-torcido secreto.

(Mira alrededor y descubre una trampi-lla escondida bajo la arena. Se abre y en mitad de la confusión sale Vul-cano. Fulgor de la noche y atracción deslumbrante, con su calor la encan-dila. Nace de unos chispazos enérgi-cos que prenden llama y lo funden en una aureola de intensa persuasión. Su efusividad roza la majadería. Ella se siente absorbida ante su poderoso imán y su extraña apariencia. Queda de ro-dillas contemplándolo, lo desea pero duda de acercarse más. La realidad se disipa. Está muy débil y necesita energía. Vulcano la toma en brazos y la lleva a su guarida)

Hinaika- Vértigos. Todo se mueve. Todo decae oblicuamente en mi esfuer-zo. (Entran al refugio y hay una manta, una tabla de operaciones y una gran hoguera. Vulcano la tumba con cuidado en el suelo)

Vulcano- ¡Baúles bajo llave que ar-dían por dentro, siento que las puer-tas van cediendo. Amada ven a mi boca, abramos las puertas de la bendi-ta gloria!

(La lame, escupe y penetra. Hinaika desconfía al principio pero cuanto más duda más se aleja así que deja que flu-ya dentro de ella para descubrir hasta el final que pasa. Cuando termina la usurpación Vulcano se arrepiente y la

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desprecia)

Vulcano- Refugiada en mi tú de-mencia. Evadida de la realidad la siento en mí inmersa. Arderás en mis brasas para retenerte en la eternidad. Dulce amante que no tendrás redención. Floreció un amor imposible de combatir en su últi-mo destino, no vuelvas a visitarme, entiende que tienes que continuar mucho más adelante.

(La echa fuera. Aún más desconcer-tada que antes. Pasa el tiempo o quizás vuelve atrás. Hinaka no deja de ver leves formas moverse, som-bras, sugerencias de un mar y voces que susurran en lo lejos pareciendo mofarse de ella)

Hinaika-Nada parece lo que es.

(Grita aturdida)

Hertha- Quiere huir pero no sabe a dónde. Tiene miedo y permanece quieta, debe estar atenta a todo cuanto sucede. Siente incertidum-bre, inquietud, histeria. Grita desesperada pero nadie puede escu-charla.

Olokun- Hasta tú deberías callar-te.

(Cuando consigue un silencio alza la vista y se dirige al horizonte y en la misma línea encuentra una frase inscrita que define el ecua-dor:

“Perdida dentro de mi fantasía,no se dónde estoy yo ni dónde queda ellaMi alma nace en la orilla de tu lutoSabes donde puedes buscarmesi por uno de los chances del destino logras encontrarmeayúdame a salir para volver a encontrarte”

HINAIKA)

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Hinaika- Atrapada en medio de una telaraña donde he perdido las rutas de mi alma. La realidad, la forma y fondo adoptan otros significados. Algo está pasando. Esto he debido escribirlo yo. Yo debo de ser Hi-naika, Hinaika, Hinaka....

(Hertha se esparce en el plano re-surgiendo en rosas del desierto como yagas que nacen en la lengua. Hinaka toca un tallo y estas em-piezan a erguirse sobre si mismas. Entonces una rosa se levanta sun-tuosa y saca sus largas y retor-cidas piernas de la arena, con un caminar de insecto herido extiende sus brazos hasta juntar sus manos detrás de la nuca abriendo una co-rola de pétalos. Trepan por Hinaika las cuatro piernas que se asientan en la cabeza, la cual no sabe cómo tomárselo)

Hinaika- Una flor muy extraña y maleducada, no para de cambiar de forma, no se a que dirigirme, no puedo casi tocarla. No para de mo-verse.

Hertha- ¡Luces y acción!

(Mientras dice esto Hinaka no para de cambiar de color, parece una bola de discoteca. Skeiron despier-ta de su sueño. La rosa contrae sus piernas y brotan de sus puntas un líquido blanquecino que empapan a la chica) Skeiron- Deja de fertilizarla, ni por todas las perpetaciones del mundo harás brotar compasión.

Hertha- Tus ojos picados arañan el corazón del tránsito. El cielo se descompondrá en lluvia y la mar enmarañará los cabellos de tu tor-menta orgullosa. No te obsesiones en huir galopando sobre las olas. Solo ella guarda las llaves de pan-dora.

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Skeiron- No ha conocido otra forma de vivir que la que Vulcano le ha mostrado. Es la luz que nos arras-tra a las sombras, que nos encade-na a vivir en algo superficial, afe-rrados a lo terrenal.

Olokun- Vivimos en una mentira errante, Samsara interrumpido por un juego de la más retorcida psi-que.

Hertha- Debe ver, conocer y com-prender sus estados variantes. Es necesaria la presencia de Vulcano, es parte también de nosotros y no-sotros de él.

(Hinaika esta aturdida, arranca la flor de su cabeza y hace un hoyo en el suelo, escaba en la arena pero sale por el techo cayendo sobre la flor)

Hertha– ¿Qué haces niña? No po-drás alejarme de ti. Podrás trans-formarme, ocultarme o ignorarme pero estaré siempre ahí. Tenlo pre-sente.

Skeiron- No quiere hablar, se es-conde como él. Es incapaz de mez-clarse con los otros. Su temor es su ego y su debilidad por no dejar este inframundo.

Olokun- Quiere huir de todos y al mismo tiempo retener lo que le in-teresa, es una idea macabra y ab-surda, es surrealista e inconcebi-ble que quiera aislarse.

Skeiron- ¿Inconcebible? Ella es un desierto que habla, él lo mismo es mar que cielo y yo soy un vien-to enamorado de la muerte. A veces pienso que lo más real es el amor, el motivo por el cual nos tiene atrapados en su cabeza.

Hertha- La última elección la tie-

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ne Morrigan, el fuego no puede des-virtuarnos a todos. Si seguimos aquí es porque hay esperanza.

Skeiron- ¡Estamos condenados para la eternidad! ¿Entiendes? ¡Para la eternidad! El amor es una guerra y nosotros solo personajes secunda-rios en esta historia.

(El aire se transforma en un remo-lino y desparece en el mar creando un gran maremoto que se expande y se contrae continuamente)

Hertha– Eso es, cuando no encon-tramos coherencia en nuestros de-seos nada nos conforma.

(Hinaika se transformarse también en viento y desaparecer pero solo logra golpearse contra las esquinas de su limitada visión. Quiere ir más allá, encontrarse con la muer-te para que le dé un sentido final a todo esto. Cae al suelo una y otra vez. En medio de sus débiles in-tentos aparece Vulcano. Olokun se arrastra cual glacial hasta el más bajo fondo, arrastrando todo grano de arena con él)

Vulcano- No encontrarás descanso. Hice un agujero en el sueño donde el ciclo se repite dentro del ciclo hasta la eternidad. Inventé la for-ma perfecta de tenerte siempre con-migo en esta espiral.

Hinaika- Brujo de mis entrañas, deja de reírte de mí. Deja de pre-sentarte como una fantasma. He bus-cado la muerte en todas mis esqui-nas y al final cuando desfallezco de agotamiento solo apareces tú en plena entelequia, la peor de mis tentaciones, tú mi vida y mi muerte no puedo combatirte. Déjame a so-las, necesito nadar dentro.

Vulcano- ¿Estar sola? Sí, claro.10

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(Vulcano implosiona y se esfuma. Hinaika alza el mar y se oculta bajo sus olas. Pasan los días o los años.

Como un animal salvaje es expulsa-da por Olokun al exterior. Desnuda y llena de hierbajos husmea todo el lugar, se acerca hacia el barro y se lo esparce por todo el cuerpo. Vulcano sale de su trampilla. Hi-naika guarda distancia y el mar se crispa formando una cresta que los rodea)

Hinaika- ¿Quién eres? Fuera de aquí.

Vulcano- Ya me conoces.

Hinaika- De nada me suenas.

Vulcano- No hace falta que mien-tas. Tranquila, no voy a hacerte daño. Mi pasión a la vida asusta al resto de estados. Quizás hayas oído palabras deshonestas hacia mí. No me gusta estar en presencia de los demás. Mi único fin es estar con-tigo. Nuestra atracción es inevi-table. Yo podría cuidarte por la eternidad, darte muerte en mis bra-zos y devolverte a la vida de nue-vo.

Hinaika- Se cuidar de mí misma, gracias.

Vulcano- Aún no conoces el lu-gar. Serás engañada fácilmente y más problemas te nublarían por com-pleto. Te comprendo, estas liada y confusa. Déjame ayudarte. Me lo dejaste escrito en el horizonte:

“Perdida dentro de mi fantasía,no se dónde estoy yo ni dónde queda ellaMi alma nace en la orilla de tu lutoSabes donde puedes buscarmesi por uno de los chances

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del destino logras encontrarmeayúdame a salir para volver a encontrarte”

Hinaika: Desconfío tanto...pero siento que te he buscado durante una eternidad, déjame abrazarte, quiero acercarme a ti.

Vulcano- Te he echado tanto de menos. Te he deseado cada minuto de mi difusa existencia. Cada noche. Cada tormenta. Ansioso de tu llega-da.

Hinaika- Tus olores me son tan fa-miliares que son como míos.

Vulcano- Siempre he estado dentro de ti, solo que no eras consciente de mi presencia.

Hertha- Busca en ti y no te dejes llevar por su fuego. El fin dará lu-gar a nuevo comienzo. No caigas por la trampa de tu conciencia.

Hinaika- No me agrada aquella flor, arranquémosla.

Vulcano- Ya te dije que no me gusta el mundo de fuera.

(Hinaika intenta arrancar la flor pero no puede, solo consigue que-darse en la mano con sus hojas y pétalos)

La rosa queda marchita y llora sus último pétalos. Se convierte en una rama cuyos miembros están a punta de quebrar. Aparece Skeiron al oír los llantos.

Vulcano- Ven conmigo.

Hinaika- Ahora te veo mucho más nítido, no puedo ver nada más.

(Entran dentro)

Skeiron- Morrigan predijo una

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muerte cercana y he venido véloz, pero veo que es tarde ya. Su lazo es imposible por eso se amarán du-rante la infinidad de sus días. Vi-ven y mueren por un amor que nunca podrá realizarse, mientras arrasa-rán con todo lo que se les ponga por delante.

Olokun- Los elementos no pueden entregarse entre sí pero la mani-festación del fuego es tan deslum-brante que la ha encantado y ella misma se trampea dentro de un sueño lúcido. La oscuridad de las tinie-blas nos aguardan, no hay coheren-cia para una demencia hechizada.

Skeiron- Es tan difícil contro-lar las emociones y saber salir del propio trance. Yo que vago con mú-sica helada, ya quisiera que mis alas de escarlata fueran manchadas con su luz. Confio en Hinaika y en su amor que a todos parece una lo-cura menos a ella.

Olokun- Todos sufrimos del mismo dolor.

Skeiron- Pero no todos amamos la misma manera. Vulcano necesita te-nerla cerca para mantener su llama viva. No tiene límites para conse-guir lo que quiere. No se qué pasa-rá esta vez. De qué forma dará fin a esta historia. Este es nuestro de-sastre. Nuestra ruinosa individua-lidad. Olokun- La vida es un consumir-se en preguntas para alcanzar res-puestas retóricas. Voy a bombardear todos mis pensamientos.

(Skeiron comienza a expandirse por toda la escena dando vueltas, esta delirante. La rosa del desierto yace muerta)

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[Pantalla:

Aparece el interior de la guarida. Vulcano ofrece a Hinaika un cuenco con sangre. Bebe y a los pocos se-gundos siente mucho calor y se des-maya. Empieza la operación. La tum-ba y cose sus párpados. Pinta sus cabellos de rojo intenso. Abre su pecho y cambia el corazón de ella por el suyo. Vulcano permanece al lado del cuerpo inmóvil de Hinaika)

Vulcano- Esta impotencia encarcela mi alma. Quiero que seas tú, tam-bién quiero que seas. Siempre pre-feriré que seas. Prefiero que vivas en mí a que vivas fuera. El dolor y el amor se besan ante mí con el mismo triste sonido. Oh! No, no, no quiero tu amor, no quiero el amor de nadie, porque todo se vuelve llanto y dolor y luego caemos en el olvido del tiempo.

(Se aleja del cuerpo nervioso. Ella empieza a despertarse. Las emocio-nes afloran y se abren al cielo ima-ginario como fuegos artificiales que petardean)

Hinaika- Mi circulación se aferra al vientre y le da la vuelta. Sien-to fuegos y ardores que me recorren cual ruedas que chirrían por mis venas. Mis fluidos hierven en len-guas de azufre. Mi sangre es vino que me embriaga y hace tu atrac-ción más intensa. El calor me ex-cita, me suelta, placas fervientes se mueven dentro de mis entrañas. Siento una presión vibrante con on-das y espasmos que me atraviesan.

Vulcano- Puedo oler desde el otro lado del mundo tu sangre de fresa y sentir tus curvas de musa griega que vienen a tentarme, aman-te que vagas en pena. No puedo re-sistirme a tus encantos, no podrás negarme en tu último aliento.

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(Se acerca tanto que las narices de sus puntas se estan tocando)

¡Te deseo! Necesito estar dentro de ti. Tengo un incendio en el corazón y mil hormigas que escapan por el ombligo hacia tu cuello. Lo últi-mo que quiero es hacerte cualquier daño, también quiero que esto se resuelva. Que cosa más complicada. No puedo pensar con lucidez. Pier-do la cordura y toda compostura si estás cerca. Quiero explotar en tu boca. A veces pienso en conservar tu vida en un frasco para no dejar-te marchar nunca y observarte cada noche y cada día de mi locura...¡Haaahh! …Soy un demonio.Te quiero Hinaika. (Vulcano la besa)

Vulcano- Te amo tanto que no pue-do dejarte ir. No puedo abandonar-te. Cada noche eres más bella, más enigmática. Más mía, más eterna.

Hinaika- Me sobresaltan tus pen-samientos, me crispan la piel. Me entrego a ti, con esto sentimientos veloces y vertiginosos que me lan-zan a tu jaula donde me encuentro dichosa presa.

(Ella lo abraza y lo mata con unas agujas quirúrgicas. Sale fuera. Llueve a mares, llueven estrellas y planetas, llueven aliens y tijeras, llueven aullidos y sonidos de las fieras. Una brisa se acerca, el pe-cho de ella arde y está dando con-vulsiones)

Skeiron- Aún respira. Tiene una cicatriz en el pecho. No creo que viva por mucho tiempo. Pronto deja-rá el sufrimiento.

(En el interior de la guarida, Vul-cano parece decir sus últimas pala-bras)

Vulcano- Lo siento por acabar con 15

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toda esperanza. Jamás podrás ser libre. Ahora me llevas en tu cora-zón. Y tus pecados son los míos. Y tus purezas resplandecen en mi pe-cho. Ahora tu camino es el mío y tu búsqueda será incansable pues se han apagado los faroles que alum-braban tu camino.

(Vulcano muere y de insofácto tam-bién Hinaika que lleva su corazón. Skeiron forma un vendaval que los empuja al mar, donde se hunden des-pacio. Hertha se abre en sí misma, el desierto se pliega y traga todo el escenario. Todo se vuelve oscu-ro y hostil. El desierto tirita de frío, el cielo se ramifica en true-nos y rayos que zigzaguean. Todos echan a correr, se chocan, caen, se tropiezan, se vuelven locos, final-mente desaparecen. Queda el vacío, la conciencia.

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[Pantalla que se abre dentro de la anterior:

Escenas dentro de un mar de os-curidad. Hinaika abre los ojos en las profundidades. Está muerta y recuerda este frío lugar. Hay mi-les de almas que vagan en el mar junto a ella. Nada hasta alcanzar un abierto en el fondo marino. Hay una roca en el medio y toda una batalla campal se sucede alrede-dor. Rodeada de cuervos y cala-veras, se mantenía allí quieta y cambiante Morrigan, esperando la llegada de la irakunda]

Morrigan- Tu alma vaga en pena. Habla conciencia. ¿Cuáles son tus confesiones?

Hinaika- Amar a quien no debie-ra.

Morrigan- Esas palabras no te pertenecen.

Hinaika- ¿No me crees capaz de amar? Este fuego suyo me pertene-ce, soy tan Vulcano como aire que lo eleva.

Morrigan- Vives en un cuerpo lleno de ilusiones a las que no quieres dejar atrás.

Hinaika- No hay más que fuego en el corazón y si fuera ilusión es la única realidad que conozco.

Morrigan- En ti habita una fuer-za extraña. Ese fuego te converti-rá en cenizas.

Hinaika- Moriré. Lo sé. Pero que es morir sino otra fantasía. Amo a mis divinidades como a mis seres

AEDO SIDPA

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iracundos. ¿Qué mejor manera de permanecer eternamente juntos? La muerte es lo que nos une. No quie-ro descansar en paz. Vagaré por este mar esperando tu dulce con-dena para volver a encontrarlo en los infiernos reencarnado.

Morrigan- ¿Quién querría tormen-to eterno?

Hinaika- Sólo un enamorado.

Morrigan- No quieras hacerte eso.

Hinaika- ¿Qué te importa? Haga-mos un trato.

Morrigan- No sabes quién eres, no puedo negociar con una ilusión.

Hinaika- Yo soy mi caos y mi hambre y hasta la muerte oso a contradecir si quiere anielarme. Tú eres mi ilusión.

Morrigan- Soy la última termi-nal de todas tus puertas. Cuando consigas deshacerte de tus apegos podrás conocer la libertad verda-dera.

Hinaika- Esclava del amor no soy quien para decidir. Me enamo-rado de mis demonios. Voy a matar una y otra vez a todos mis elemen-tos para vagar en pena y encon-trarme siempre con ellos.

Morrigan- ¿Automutilarte para alzar tus pasiones? El motivo por el que permaneces en este limbo es para liberarte de tus posesiones. Entonces la luna brillará por sí sola y todos volveremos a nuestro cauce. Hinaika- Siempre me gusto la contracorriente. Mi cauce es sal-vaje y divergente. No nace ni va

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a ninguna parte. La unidad se me esparce cuando el amor transforma cada una de mis células. La locura de ir en contra es más coherente con el camino que a veces la rea-lidad evoca. Mi ávido fuego quiere desbocarse en la boca de esta vida intensa.

Morrigan- No encontrarás tu so-ledad, solo caes un pozo cada vez más hondo.

(Hinaika toma una de las armas de Morrigan y la atraviesa por la boca del estómago. Morrigan cae sobre Hinaika vistiéndola con un manto rojo sanguinoliento. Hinaika empieza a ascender dentro de una burbuja como un cuerpo flotante, subió durante mucho tiempo, para ella fueron años o quizás mile-nios)

(En un momento de su meditación se encontró en un claro. Confusiones entres visiones del pasado, pre-sente, futuro o mismamente ensue-ño)

Hinaika- Las pasiones nacen de la voluntad, la voluntad nace del pensamiento y de la imaginación, ambos vulnerables a mis emociones.

Cuando estoy emocionada busco ca-nalizar la intensidad y el nervio-sismo de mis entrañas, quiero el amor en mis emociones por encima de mi cuerpo en la vida.

De la pasión surge la preocupación y el miedo. Cuanto más busque mi felicidad más desdichada seré. No se puede ser infeliz cuando no existe un presente y un futuro, cuando no existe esperanza, cuando uno vive en la nada.Cuando no hay deseo no hay sufri-miento.

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Pero la pavura es tan bella que has-ta en soledades me emociono de mis propios encuentros en el si-lencio.

Solo existo aquí y ahora.Busco hasta el extremo y me doy cuenta de que la búsqueda es absur-da. La búsqueda es un deseo, una pasión. Incapaz de entregarme a mis pasiones quise automutilarme.Ya no soy cuerpo y mis pasiones son mucho más místicas que carnales.La mente es mi guía y me orienta con sus sentidos poliédricos.Mi conciencia no vaga tranquila y la voluntad de sus elementos no es su-misa.

El cuerpo es el medio y puede ser observado desde fuera y desde den-tro. Es la llave que si abre la psique te permite volar libre.No se puede ir en contra de uno mismo, lo externo es parte también de mi fantasía. Necesito una com-prensión profunda de mi naturaleza. Ser flor abierta y sensible a la existencia.

La realidad es kaos por eso el mila-gro de la armonía que brota.Eso es¡ Somos kaos y somos sosie-go, somos conflicto y somos acuerdo, somos fuego y agua y nuestro sitio esta con nuestros propios demonios.

Qué es el amor sino un encuentro en-tre la vida y la muerte. Un enfrentamiento entre nuestros ma-yores deseos y miedos.

Para amar debo estar en el presente no como cuerpo sino como materia que transciende, debo amar mis venenos y beber su miel.Manifestar mis alegrías e irás; ob-servar cómo todo va cambiando y ol-vidarme de mi propia existencia.

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(Hinaika desciende por un arco iris a toda velocidad y cuando llega al paraje, se ve a ella misma desde fuera. Puede controlarse y como una marioneta se guía por un entorno que parece conocer bien.)

Hinaika- Dejad que yo misma me descubra, dejad que observe mis es-tados. Ver como se transforma esta confusión bajo un claro de luna.

(Se dirige hacia la trampilla y la cierra. Hinaika toma sus riendas y canaliza su pasión; siendo cons-ciente y entregada se somete al es-tado de pura acción y persuasión)

Hinaika- Sal de donde estés Vul-cano. Ahora, ámame como ser que viene de otro mundo y entabla la primera conexión que nos unirá por el resto de nuestras vidas.

Vulcano- Soy un demonio. Aléjate.

Hinaika- Necesito sacar todo el amor que siento por ti. Toda esta fuerza que llevo dentro me acabará consumiendo.

Vulcano- Quiero tu corazón para mí, quiero tu cuerpo, quiero tus pecados, quiero tu muerte, quiero tus ojos quebrando.

Hinaika- No podrás matarme. Mi alma vaga en pena y su cuerpo no te pertenece. Amémonos pues ahora que he podido encontrarte o ¿quieres matarme para evitar perderme?

Vulcano- Es la forma de amar que conozco. Poner mi luz negra en tu interior para tenerte vagando por la eternidad en busca de mi guari-da. Así unidos por siempre volve-ríamos a encontrarnos en los trán-sitos que ocurren trás la muerte.

Hinaika- Tú quieres poseerme, 21

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pero no debes ser más cobarde. Ahora yo confío en ti. Soy feliz de encon-trarte aunque infelizmente quieras matarme.

Vulcano- Tenía envidia de los otros estados, pero el aire me alienta, y la tierra me da cobijo, también el mar te engendra en este medio sin gobernantes pero con ali-jos.

Hinaika- Sin mi nada existiría. Ningún lugar, ningún estado, nin-gún fuego ni agua, ninguna tierra ni viento. Eres desdichado y te acomo-dado en la adversidad absoluta por-que no crees en que yo pueda darle un verdadero sentido a este caos.

(Vulcano se acerca hasta ella, que no se inmuta. Hinaika apoya la mira-da en sus ojos y espera inquietarlo)

Hinaika- Mucho antes de verte ya existías en mí. La semilla de tu fuego crece en mi interior. Eres parte de mí ser. Todo lo que ves soy yo. Todo lo que sientes es fruto de mi propio estado mental. No puedes aislarte, no puedes correr, no pue-des esconderte por más que quieras. Es inútil que intentes matarme por-que renaceré una y otra vez hasta tomar las riendas.

Vulcano- Me sorprendes. ¿Has dado con la muerte? Acaso eres un nuevo espejismo?

Hinaika- La hice desaparecer. Fui yo la que ilumino mis infortunios, mi locura, mi caos, mi desorganiza-da corudura esta ya sintonizada con mi esencia más pura. Y ahora tu ser vive en mis dominios y tu corazón me permanece y alienta mi conciencia exultante. Mi emoción lo es todo. Y matarté a ti también sería un acto triunfante cargado de euforía.

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(Vulcano empieza a perder firme-za y termina acurrucado en Hinaika. El corazón de ella late tan fuerte que en una llama gigante se funden ambos. Fuera el viento levanta la tierra y el agua se alza en colum-nas mientras ellos arden en el bajo suelo. La energía va cesando poco a poco. Queda el viento ofuscado que busca a Morrigan por todas partes. Quizás pasaron años cuando el exte-rior empezó a apestar.

Observamos el interior, donde ya pa-rece haber movimiento:

[Pantalla dentro de la pantalla dentro de la pantalla:

Hinaika despierta de un sobresal-to. Va a buscar a Vulcano, se siente halaga por sus palabras que suenan en sus oídos como sonidos indesci-frables que encandilan sus sentidos. Todo parece fantástico a su lado, pero no está, no lo encuentra. Se levanta y decidida de lo que hace bebe todo un caldo de mortíferas ro-sáceas que encuentra.

Sale al exterior y encuentra a Olokun pintando muy enérgico. Pinta muerte y resurrección, pinceladas de brocha parda envuelta en un palio de contraluces que intentan desvelar un futuro macabro. Hinaika le ayuda a pintar y escribe en el horizonte:

“Perdida dentro de mi fantasía,no se dónde estoy yo ni dónde queda ellaMi alma nace en la orilla de tu lutoSabes donde puedes buscarmesi por uno de los chances del destino logras encontrarmeayúdame a salir para volver a encontrarte”

Hinaika

Al leer la frase Olokun cae de su caballo y muere en el impacto. Skei-

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ron mira asustado.

Hinaika- Fuera de aquí todo el mundo¡ Quiero estar a solas! De-jadme. No quiero oír vuestros errores pasados.

Skeilon- Tu luz ciega todo lo demás. Tú eres dueña del caos y de la calma y a tus peores ene-migos te has aliado. Tus intensi-ficaciones en los significados de sus gestos han desatado la male-volencia, la catatonía y hasta el propio suicidio.

Hinaika- Puedo ser mucho más profunda que tú y albergar mis-terios y amores que no cabrían en ningún océano. No quiero que Vulcano desaparezca, no volvería a verlo en miles de años, qui-zás para mi fueran millones, ¿no lo comprendes? Amar duele, amar envenena. Bendita locura que da sentido a la vida. La vida es fantasía y la coloreo como quie-ra. No quiero aún el nirvana sino estar entre demonios y fieras. Estar entre amores que matan y entierran. Morir como moribun-da y abandonarme en el sueño que despierta otro sueño y que cuan-to más me arrastra a la realidad más túneles le encuentro. Pues mi tototalidad es el conjunto de mis pedazos rotos.

(Hinaika muere por el veneno y la realidad se vuelve un cubo don-de se encuentra su mente a solas alucinando en sus últimos minutos de esta vida.

Hinaika- No hay nada más, en el más puro vacío ni el aire puede tener lugar.

(El cubo tira sus muros. Todo se desvanece. Tras unos 50 días de devastación y cuando parecía el vacío hacerse un hueco en el has-

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tío, un punto sin coordenadas precisas empieza a emanar agua, se crean olas y tras ellas Olokon abre su pecho mostrando la luna nueva. Comienza a oírse un funes-to tambor, todos saben lo que eso significa, ha comenzado el nuevo nacimiento y Vulcano paciente es-pera como llega La Irakunda)

FIN

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Irakunda es una obra que escribí hace ya casi más de 10 años. Entonces tenía 16 y muchas ganas de compartir las percepciones ocultas que nos embriagan. El resultado fue la histo-ria de una chica que muere y cae en el infra-mundo por una espiral eterna.

Hace unos días leí el libro tibetano de los muertos el cual ha echo que por sorpresa en-contará un símil entre sus líneas y mi obra. Intento profundizar en la fuerza de las emo-ciones y la realidad que creamos nosotros mismos a través de los sentidos y las recep-ciones que interpretamos.

Noelia Unión