Introduccion al vestuario escenico

Introducción al vestuario escénico

El trabajo del diseñador de vestuario en el cine y del figurinista en el teatro


El ser humano, sus emociones, las historias en esencia son

siempre las mismas. Lo que va variando y marca el carácter de las diferentes épocas son los nuevas estéticas.

El director marca al figurinista en qué clave se va a abordar el texto, los personajes, la escenografía, el vestuario: el aspecto visual tiene que conformar un todo armonioso.

La rusa Alexandra Exter (1884-1949) fue la creadora de la teoría plástica del traje escénico tal y como hoy la entendemos.

El traje escénico es entendido en el siglo XX como la segunda piel del actor y tiene la capacidad de funcionar a modo de decorado móvil.

La realidad y el verismo histórico no es el fin último en el cine y las artes escénicas, constituyen una base sobre la que construir una ficción plausible a ojos del espectador y que sume expresividad y carácter a los personajes. El vestuario va evolucionando con ellos y con el texto.


El subtexto, lo que no está escrito en el texto de la obra es lo más importante para desarrollar el trabajo del figurinista. Este deberá hacerse determinadas preguntas sobre el personaje como quién es o de dónde viene para darle credibilidad a sus diseños.

Para conseguir transmitir visualmente esos rasgos a través de la indumentaria es de gran importancia el uso de detalles y complementos como símbolos de su psicología.

Ej: Dos personajes enfrentados tendrán diferentes líneas de color y vestuario para destacar su oposición, incluso aunque su sexo, edad, contexto económico-social-cultural sean semejantes.

En el teatro de género, además de tener en cuenta el subtexto, el texto, la psicología de los personajes… hay que contemplar también los clichés específicos de cada género: No funciona igual el vestuario de un mismo personaje tomado de un mismo texto si lo abordamos en clave de comedia o si lo hacemos en clave dramática.


1. El trabajo del figurinista.2. El taller de confección de vestuario escénico.3. Los retoques del sastre y los ayudantes de vestuario

durante la representación/filmación y la limpieza-mantenimiento.

Estos son los profesionales del vestuario escénico que

trabajan en equipo al servicio del proyecto. Es imprescindible entender a fondo todos los detalles y exigencias del libreto -en el caso del teatro- o del guión -en el caso del cine. Tiene que existir una buena comunicación para que todo el equipo trabaje en la misma dirección y al servicio de la puesta en escena dictada por el director.

El vestuario funciona cuando es un elemento más de la puesta en escena, cuando no destaca sobre el resto. Esto no implica que un vestuario funcional sea mediocre, al contrario, estará cumpliendo la tarea para la cual fue concebido.


En la preproducción (fase previa de preparativos) el diseñador de vestuario/figurinista deberá negociar con producción cuánto dinero del presupuesto irá destinado a su departamento. A esas alturas el director no suele tener muy claro aun lo que quiere.

Para empezar con el proceso creativo debemos primero leer con detenimiento el guión o libreto y extraer de él toda la información que pueda ser útil: época en la que se desarrolla, estación del año, localización geográfica, clase social de los personajes… A partir de aquí comienza el trabajo de documentación, en el que se debe recabar información de fuentes escritas y visuales para apoyarnos en ella a la hora de diseñar.

Para inspirarse, se utilizan como fuentes directas pinturas, esculturas, códices, fotografías… de la época en cuestión. Para los films y obras ambientados en la actualidad, lo mejor es ver fotografías de gente normal de la calle, ya que las de las revistas de moda no tienen que ver con la realidad inmediata.


La línea de color se decide por consenso entre el director artístico (es el que diseña los espacios donde se desarrollará la película (ya sean construidos a tal efecto o localizaciones naturales preexistentes ambientadas y atrezadas), el director de fotografía (es el encargado de diseñar la iluminación) y el figurinista (que en el campo del cine es llamado diseñador de vestuario).

También debemos entender a los personajes en su dimensión psicológica y adaptar el vestuario a las diferentes fases/estados de ánimo que estos sufran a lo largo de la obra/el film.

Con todos estos datos sintetizados en un dossier hay que hablar con el director, que ya habrá terminado los castings y estará iniciando los ensayos con los actores seleccionados. Entonces ya tendrá más claro lo que quiere en referencia al vestuario (poner cara y físico a los actores ayuda) y el figurinista podrá empezar el trabajo de diseño.


Si el físico de los actores seleccionados no se ajusta a la silueta de la época o al personaje, podemos cambiar las proporciones para conseguir el efecto deseado.

Ej: Ensanchar hombros y caderas con prótesis y rellenos para dar impresión de cintura más fina. Estos trucos son más aplicables al vestuario de teatro, en el cine pueden ser demasiado evidentes y no funcionar.

En el diseño del figurín no solo se debe mostrar un traje a la manera que lo hacer los modistos convencionales, también se debe entrever el alma del personaje que lo va a llevar.

Se dibujará un figurín por cada traje que llevará cada personaje (figurines artísticos y técnicos por delante y por detrás para que la sastrería pueda reproducirlo).

Se eligen las telas y adornos y se llevan al taller de sastrería. Un buen figurinista/director de vestuario debe tener cierto conocimiento técnico de patronaje y corte de diferentes épocas para explicar con precisión el resultado que busca. Habrá que acudir al taller periódicamente para despejar posibles dudas y supervisar el trabajo.


También es necesario acudir a los ensayos de los actores con el director para ver cómo se van a mover y adaptar el vestuario a la acción. Es el nexo entre los ensayos y el taller de confección.

Hay una fase de integración del vestuario en el actor: es un trabajo del intérprete que los primeros días, tras recibir el vestuario definitivo, tendrá que introducir el traje en la dinámica de los ensayos finales. Adaptarse a él es duro, pero con la ayuda de ligeros retoques para que se sienta más cómodo lo hará suyo y le ayudará a meterse en la piel del personaje.

El patronaje de época solo es útil para hacerse una idea de las formas básicas. Hay que transformarlo y adaptarlo al cuerpo actual.

Los patrones finales se trazan en papel y a continuación se pasan a un algodón barato llamado retour. Casi todos los trajes de teatro van forrados para ser más resistentes y ese patrón de algodón que fue la base para pasarlo a las telas definitivas, se aprovechará como su forro.


El patronaje de época se utiliza más bien como documentación previa al diseño. Hay que crear prendas cómodas para el actor que engañen al ojo y visualmente simulen ser de época (adaptación de los patrones).

Hechos los patrones se procede a preparar los tejidos finales antes de ser cortados y confeccionados: se lavan, planchan, tiñen, lo que haga falta.

Elementos como las botargas (rellenos que se colocan bajo el traje para producir efectos de transformación de la silueta) se trabajan siempre sobre el maniquí con las medidas del actor. Se confeccionan con algodón y se rellenan con guata de poliéster cuyas diferentes capas se cosen entre si para evitar que se desplacen con los lavados y el uso. Las prendas que van a ser usadas con botargas debajo no se patronan ni confeccionan hasta que no están hechos los rellenos. Las medidas de esos trajes se toman del actor con las botargas puestas.


En el teatro hay que reforzar mucho los trajes para que

tengan presencia, se dejan unos márgenes de costura mayores que los de confección normal (a veces hasta 5 ctms).

Las pruebas de vestuario se hacen siempre frente a un espejo para detectar posibles asimetrías indeseadas (el espejo nos devuelve la imagen con todos sus defectos).

Cuando esta primera prueba de volumen y corte está hecha empieza lo más duro: confección a mano de los detalles y decoraciones, poner cierres, asegurar y armar estructuras.

En el teatro los adornos y estampados de los trajes deben ser más evidentes porque el espectador visualizará el vestuario de lejos. En cambio, en el cine, es más importante lo que quede de cintura para arriba: se apreciará con detalle en los primeros planos y planos medios mientras que en los planos generales solo se distinguirán claramente las siluetas y el color.

En el teatro el trabajo del figurinista termina el día del estreno. En el cine termina con el fin del rodaje.


También se pintan muchas decoraciones o se estampan con

plantillas de acetato y tintas textiles con la ayuda de una brocha de estarcido o una plancha de serigrafiado (este recurso solo se utiliza cuando un motivo se va a repetir muchas veces, si no resultará poco económico y más trabajoso).

Cuando no se preparan los tejidos lavándolos y planchándolos antes de decorar con pintura, en la primera limpieza desaparecerán total o parcialmente.

Hay que experimentar todas las técnicas y pasos en una muestra del tejido final antes de hacerlo sobre el traje confeccionado.

Para añadir elementos de realce que puedan simular joyas y herrajes de los trajes se puede recurrir a pistolas de silicona caliente pintadas y cubiertas de pan de oro (pigmentos dorados si no tenemos mucho presupuesto). Esto normalmente funciona mejor en el teatro, ya que de lejos dará el pego.


Si quisiéramos obtener joyas o elementos metálicos de

diseño propio tendríamos que encargarlo a un taller de modelado para que sacaran las piezas en resina o silicona posteriormente pintada. Esto atrasaría la entrega de los trajes definitivos y engordaría, a veces innecesariamente, el presupuesto.

También es muy corriente pintar y matizar telas sencillas y baratas para enriquecerlas y darles más textura: se usan aplicadores de pintura similares a un biberón de cocinero con la pinta muy fina, mas o menos como la de un rotring. Estos degradados aportan mucho volumen si no se tiene un buen presupuesto.

Para introducir en un traje escénico cuero y piel de pelo debemos utilizar piel auténtica, nada de imitaciones sintéticas porque se nota muchísimo y puede arruinar un buen diseño. Hay que evaluar en que casos utilizar un material barato es viable (esto se comprueba concertando pruebas de cámara para hacer test de los diferentes tejidos en el caso del cine y viendo las prendas a distancia y con la iluminación que tendrá la obra en el caso del teatro).


Para el acabado final de los trajes es necesario atrezzarlos: texturizar y degradar parcial y selectivamente las prendas para conseguir aspecto de usado. Las herramientas más frecuentes para conseguirlo son por ejemplo cepillos de púas metálicas y papel de lija de diferentes granos para frotar, tijeras para desgarrar, cera para manchas de aspecto grasiento, pigmentos en polvo para manchas de tierra…

En función del proyecto habrá que ser creativo y pensar en las herramientas y los materiales idóneos para producir un efecto de envejecimiento o una textura que hemos plasmado en el figurín.

Para enriquecer y dar el toque final, a veces es util añadir tramas sobre el traje con sutiles capas de gasa, tul de seda u otros textiles finos y ligeros debidamente teñidos y tratados.

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