Intervencion motriz en retraso mental

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Profesor: Lic. Edi Guillermo García 1/20 Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales, esta obra se encuentra protegida por una licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Obras Derivadas 2.5 Argentina. www.ceefis.com.ar Propuesta de juego para sujetos con retraso mental grave y profundo, y/o trastorno generalizado del desarrollo Parte II – Seguimiento de casos RESUMEN Se presenta la segunda parte de un proceso terapéutico en sujetos con retraso mental grave y profundo y/o trastorno generalizado del desarrollo, mediante un seguimiento de 11 casos, a través de una situación motriz que implica la estimulación de diferentes capacidades de la persona. INTRODUCCIÓN La elaboración de “Propuesta de juego para sujetos con retraso mental grave y profundo, y/o trastorno generalizado del desarrollo, parte II, seguimiento de casos” es producto del trabajo y la investigación en campo que lleva a cabo el área Educación Física y Rehabilitación por el Ejercicio del Centro de Día Avance (Villa del Plata, Ensenada, Argentina) en personas con retraso mental de complejo abordaje terapéutico, teniendo en cuenta las dificultades que ofrecen sujetos con estas características, de llevar un proceso continuo y sistemático, y que no siempre tienen una evolución lineal. En una publicación previa denominada “Propuesta de juego para sujetos con retraso mental grave y profundo, y/o trastorno generalizado del desarrollo” http://www.ceefis.com.ar , mes de agosto, se relata la experiencia a través de sus bases generales. Allí se propone un juego que capta la motivación de la persona con retraso mental grave o profundo y/o trastorno generalizado del desarrollo, donde en un espacio cerrado dividido en dos campos iguales por un aro que pende a lo alto de un gancho, dos participantes, uno en cada campo, se pasan una pelota con ambas manos a través del aro. El juego tiene diferentes niveles de progresión. En una primera instancia el sujeto es asistido por un tutor, luego la persona juega en forma individual siendo orientada por el profesor en el otro campo para, en una evolución posterior, jugar entre dos compañeros. Fruto de la constancia y de la implementación de acciones desde la práctica profesional, que implica la educación, la motricidad, el cuerpo y la acción humana, el servicio de Educación Física y Rehabilitación por el ejercicio de la institución, ha registrado la evolución en el juego de los sujetos que concurren a sus clases y aquí se describen los seguimientos individuales a través once casos documentados. ALE 13 años de edad, diagnóstico de deficiencia mental, epilepsia, trastorno generalizado del desarrollo. Ale presenta alteraciones en la interacción social y en la comunicación; rasgos de hiperactividad, comportamiento inestable y no convencional, en ocasiones exhibe episodios de agresión y autoagresión; déficit de atención, especialmente en aquellas actividades que no son de su preferencia. Ale es quien más tiempo acumulado lleva realizando este juego cumpliéndolo en una forma individual, muy dinámica y continua, desarrollando buenos niveles de coordinación motriz y fuerza muscular, implicando el tiempo de juego, además, la capacidad aeróbica y la resistencia muscular.

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Segunda parte de una propuesta ludica para sujetos con retraso mental severo y profundo a través de once casos clínicos

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Propuesta de juego para sujetos con retraso mental grave y profundo, y/o trastorno generalizado del desarrollo 

Parte II – Seguimiento de casos 

RESUMEN 

Se presenta  la segunda parte de un proceso  terapéutico en sujetos con retraso mental grave y profundo y/o trastorno generalizado del desarrollo, mediante un seguimiento de 11 casos, a través de una situación motriz que implica la estimulación de diferentes capacidades de la persona. 

INTRODUCCIÓN 

La elaboración de  “Propuesta de  juego para  sujetos  con  retraso mental grave  y profundo,  y/o  trastorno generalizado del desarrollo, parte  II,  seguimiento de casos” es producto del  trabajo y  la  investigación en campo que lleva a cabo el área Educación Física y Rehabilitación por el Ejercicio del Centro de Día Avance (Villa del Plata, Ensenada, Argentina) en personas con  retraso mental de complejo abordaje  terapéutico, teniendo  en  cuenta  las  dificultades  que  ofrecen  sujetos  con  estas  características,  de  llevar  un  proceso continuo y sistemático, y que no siempre tienen una evolución lineal. 

En  una  publicación  previa  denominada  “Propuesta  de  juego  para  sujetos  con  retraso  mental  grave  y profundo, y/o trastorno generalizado del desarrollo” http://www.ceefis.com.ar , mes de agosto, se relata la experiencia a través de sus bases generales. 

Allí se propone un  juego que capta  la motivación de  la persona con retraso mental grave o profundo y/o trastorno generalizado del desarrollo, donde en un espacio cerrado dividido en dos campos iguales por un aro que pende a  lo alto de un gancho, dos participantes, uno en  cada  campo,  se pasan una pelota  con ambas manos a través del aro. El juego tiene diferentes niveles de progresión. En una primera instancia el sujeto es asistido por un tutor, luego la persona juega en forma individual siendo orientada por el profesor en el otro campo para, en una evolución posterior, jugar entre dos compañeros. 

Fruto de  la  constancia  y de  la  implementación de acciones desde  la práctica profesional, que  implica  la educación, la motricidad, el cuerpo y la acción humana, el servicio de Educación Física y Rehabilitación por el ejercicio de la institución, ha registrado la evolución en el juego de los sujetos que concurren a sus clases y aquí se describen los seguimientos individuales a través once casos documentados. 

ALE 

13 años de edad, diagnóstico de deficiencia mental, epilepsia, trastorno generalizado del desarrollo. 

Ale  presenta  alteraciones  en  la  interacción  social  y  en  la  comunicación;  rasgos  de  hiperactividad, comportamiento  inestable y no convencional, en ocasiones exhibe episodios de agresión y autoagresión; déficit de atención, especialmente en aquellas actividades que no son de su preferencia. 

Ale es quien más tiempo acumulado lleva realizando este juego cumpliéndolo en una forma individual, muy dinámica y continua, desarrollando buenos niveles de coordinación motriz y fuerza muscular, implicando el tiempo de juego, además, la capacidad aeróbica y la resistencia muscular. 

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Dentro  de  las  habilidades  motrices,  Ale  en  un  primer  momento  no  recepcionaba  el  balón.  Según  la literatura  (Lacquaniti  F  1996),  esto  podría  indicar  un  déficit  en  la  integración  e  interpretación  de  la información  por  el  sistema  nervioso  central;  y  tal  vez  la  no  integración  de  los  miembros  superiores, especialmente las manos, a su esquema corporal. 

Transcurrido  un  tiempo, Ale  intercepta  el  balón bajo  la  consigna  “pon  los brazos  arriba”  guiado por  su asistente terapéutico, y más tarde  lo hace de modo  independiente, ponderándolo con palmas a modo de feedback positivo cuando recepciona. 

Por otra parte responde con placer y animosidad al juego, estabilizándole su comportamiento durante  las acciones, expresándose placentero, calmo, tranquilo, sin rasgos de hiperactividad. 

Ale  juega 2 a 3 veces por semana, 20/25 minutos por sesión fácilmente (a no ser en determinados casos por la medicación que actúa en desmedro), y ha jugado mucho más tiempo aún (ha llegado a jugar 1 hora continua sin decaer), pero no se lo expone a un período más extenso, ni tampoco repetitivamente, para no provocar  un  efecto  adverso  o  desmotivador.  El  niño  ha mostrado  eximirse  de  las  diferentes  etapas  del juego:  asistido,  individual,  con  un  compañero,  aumentando  la  complejidad,  además  de  cumplir  con acciones  que  la  terapia  intenta  suplir  en  cuanto  al  seguimiento  y  transferencia  de  órdenes  y  consignas traspasando las acciones de juego; así el niño pide jugar, busca el material, coloca los aros en el espacio de juego,  cuando  se  cae un  aro  lo  vuelve  a ubicar,  si  la pelota  se  va del  campo de  juego  la  va  a buscar  y regresa, y una vez finalizado el juego el niño saca el material y lo ordena en su lugar.  

El  juego,  como  transferencia, ha podido  ser base de otras  actividades en educación  física  cambiando  la modalidad sensorial, por ejemplo, en situación de juego uno a uno con el docente el niño pasa y recibe la pelota  con  sus  pies  en  maniobra  de  patear,  o  pasarse  un  rodillo  grande  como  acción  jugada  con continuidad en el tiempo.  

También diferentes tareas donde el alumno tiene que seguir diferentes consignas y órdenes afianzando la relación  y  el  vínculo  con  el  docente,  logrando  además  una  mayor  disponibilidad  del  cuerpo  y  del movimiento. 

En  la misma,  conservando  la  lógica  del  juego  con  aro,  Ale  también  puede  jugar  con  otro  compañero (Gerardo) pasándose la pelota con el pié en forma continua sin tocar al elemento con sus manos. 

Asimismo, con  la supervisión de su asistente, Ale completó algunas clases de educación  física que  llevan compañeros  con menor desadaptación  y menor  grado de  retraso mental,  con  actividades  cambiantes  y siguiendo diversas consignas. 

   

Ale pasando la pelota entre dos aros Juego evolucionado con presencia de coordinación motriz y fuerza muscular. 

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Ale en el proceso de aprendizaje de la intercepción del balón Su asistente le indica que mantenga los brazos en alto. Luego el niño lo hace en forma individual aunque con refuerzo 

verbal. La enseñanza surte efecto y Ale recepciona el balón. 

En la propuesta que se lleva a cabo, se insiste en el entrenamiento de la intercepción del balón, o al menos en casos más profundos, en la percepción del fenómeno. 

Gallahue (2006) reseña a la coordinación visual‐motora como aquella capacidad para seguir y hacer juicios de interceptación acerca de un objeto en movimiento. La intercepción de objetos es el segundo aspecto de la  coordinación  visual‐motora.  La  interceptación  de  objetos,  o  el  tiempo  de  coincidencia‐anticipación, implica la capacidad de lograr que coincidan los cálculos de la localización de un objeto con una respuesta motora específica. 

Pérez Martínez, J.A. (2006) también se refiere al respecto: la intercepción de un objeto en movimiento es la situación donde  la mano  interfiere con  la trayectoria que sigue dicho objeto, deteniéndolo o desviándolo en  su desplazamiento. En un movimiento  como el que  realiza  la mano para  lograr atrapar un objeto  se requiere de información acerca del contexto en que se presenta la situación, la posición de la extremidad, además de la orientación y localización del cuerpo en relación con el entorno y el objeto. Se ha reconocido que  la  manipulación  de  objetos  en  movimiento  requiere  el  control  fino  de  los  mecanismos  de  la extremidad,  éstos  representan  la  interfase  entre  los  comandos  neurales  y  el  ambiente.  Las representaciones  internas,  así  como  las  propiedades  físicas  del  objeto  y  la  posición  de  la  extremidad efectora son utilizadas por el cerebro para construir un modelo de referencia dinámica útil en el éxito de la acción de  intercepción. Uno de  los aspectos  fundamentales en  la  tarea de  intercepción de un objeto  se refiere a que el sujeto perciba el fenómeno, es decir: la trayectoria de la bola, el contexto y el movimiento que  realiza  la mano. El  campo de  flujo óptico puede  representar primariamente el origen visual para el cálculo del tiempo de contacto. La información visual presente al momento de la intercepción puede no ser suficiente para las respuestas motoras de la extremidad, ésta debe ser integrada e interpretada de manera cognoscitiva en el sistema nervioso central. 

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JUSTINO 

Etiología  y diagnostico de autismo  infantil,  retraso mental profundo. Discapacidad de  tipo mental, de  la conducta, de  la  comunicación  y del  cuidado personal. Deficiencia psicológica  y de  lenguaje. 21  años de edad. 

Justino ha encontrado en este  juego una actividad  física y motriz que  le permite desenvolverse en estos ámbitos pudiendo  llevarlo a cabo por al menos 30 minutos  (demostró poder realizarlo en oportunidades por más  de  una  hora).  El  joven  comenzó  jugando  en  forma  asistida  y  con  el  tiempo  lo  hizo  en  forma individual  durante  un  periodo  de  tiempo  extenso  desarrollando  esta  actividad  en  forma  continua, respetando  limites, normas y reglas, no solo de conducta sino también espaciales y temporales, en forma independiente. Su  ritmo de  juego es  lento, se acerca al aro para pasar  la pelota, en primera  instancia  la dejaba  caer,  para  luego  ya  pasar  el  balón  con  más  fuerza  evidenciando  mejoras  en  las  nociones  de intensidad  y de  tono muscular;  actualmente  el  joven pasa  la pelota  entre dos  aros.  La  intercepción del elemento ha ido mejorando, ya que en un principio su recepción estaba dificultada, primero en cuanto a la percepción del fenómeno, luego toma la pelota con bote previo para, más tarde, atraparla en forma aérea. Sigue orientación y motivación por parte del docente acerca de diversas acciones y consignas como: “pasa la  pelota”,  “vete  hacia  atrás”,  “ven  hacia  delante”,  etc.,  aunque  se  le  ha  ido  retirando  lentamente  las órdenes verbales. 

Justino  generalmente  tiene  episodios  agresivos  y  autoagresivos,  y  este último  se da  en ocasiones  en  la actividad demostrando no estar a gusto en ciertos momentos, pero sigue con las acciones de juego. Con el correr  del  tiempo  sus  episodios  de  agresión  han  ido  disminuyendo.  Esto  sumado  a  sus  gesticulaciones también accedió a conocer el  lenguaje de su cuerpo por parte del  terapeuta;  igualmente se descubre en Justino que no todo es agresión sino que expresa sentimientos positivos y que puede establecer un vínculo afectivo. Esto cotidianamente es visto por quienes simpatizan con él y viceversa, pero esta propuesta lúdica permitió una mayor  llegada hacia su persona por parte del terapeuta que de otra manera  le hubiera sido difícil concretar. 

Así  también,  como  parte  de  la  terapia  que  lleva  la madre  en  busca  de  un mejor  vínculo  con  Justino, participaron juntos de esta actividad como propuesta de reforzar la relación. 

Justino  logra  compartir  el  juego  con  otro  compañero  (Alfonso  o  Gerardo)  con  similar  ritmo,  pudiendo desenvolverse  por  un  tiempo  relativamente  extenso,  primero  con  orientación  y  asistencia,  retirándose ayudas próximas y tornándose en órdenes verbales por parte del profesor y sin su asistente terapéutico. Mediante esta situación,  Justino ha aprendido que al pasar  la pelota, debe esperar a que  su compañero esté ubicado en una buena posición de recepción orientada hacia su persona. 

Posteriormente, Justino adquiere nociones de fuerza, tono muscular e  intensidad, coordinación, habilidad mental, y pasa la pelota entre dos aros. Sumado a este progreso, Justino juega con Gerardo mediante dos aros. 

Justino puede buscar el material y ordenarlo una vez terminado el juego. 

Con  respecto a  las  características de  su  comportamiento autista, y mediante el  juego,  Justino ha  tenido progresos,  obtenidos  a  través  del  Inventario  de  Desarrollo  de  Espectro  Autista  ‐IDEA‐  (Riviere,  1997), principalmente en  las capacidades de relación y vínculo, de realización de acciones conjuntas simples, de 

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referencia conjunta, de las funciones comunicativas, el lenguaje receptivo, el comportamiento, y el sentido de la actividad propia. 

 Estabilización postural 

Los lanzamientos son acciones que precisan de la acción coordinada de impulsos generados por los músculos de los miembros inferiores, del tronco y de los miembros superiores (Kreighbaum y Barthels, 1996). La participación de los 

músculos del tronco es decisiva para el éxito de la tarea. (En Vera‐García 2007).  

 Justino instalando el material de juego 

Desempeño en otras tareas dentro de la actividad.  

 Justino interceptando el balón sin bote previo. 

Entrenamiento de la coordinación óculo‐manual (Gallhue 2006), siendo la capacidad para integrar el uso de los ojos y de las manos en términos de seguimiento de un objeto y su interrupción, y de la capacidad de reacción (Weineck 

2005), entendida como la capacidad para iniciar y ejecutar intencionalmente acciones motoras a corto plazo ante una señal. 

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   Progresión hacia dos aros de Justino 

Se adecuan las distancias entre los aros, de acuerdo a la capacidad de lanzamiento.  

ALFONSO 

Diagnóstico de retraso mental severo, estrabismo divergente, motricidad torpe, dificultad en el desempeño de  la marcha,  el  equilibrio  y  la  coordinación;  déficit  en  conductas  de  independencia  física,  social  y  de comunicación. 20 años de edad. 

Un mes  de  juego  le  permitió  a Alfonso  pasar  de  jugar  en  forma  asistida  a  forma  individual.  Juega  por períodos de 25 minutos y más, y  lo hace de un modo continuo necesitando orientación de modo verbal acerca de las nociones de juego como “vete para atrás”, “ven para adelante”. Siente placer por la actividad y  lo toma como una necesidad de comunicarse. Pasado el tiempo, su ritmo de juego  le permite a Alfonso compartir la tarea con otro par, primero siendo asistido y orientado con mayor énfasis. Posteriormente el joven  logra  jugar con un compañero  (Justino) por espacio de 30 minutos continuos, solo con orientación verbal por parte del profesor. 

Alfonso no logra interceptar la pelota cuando se la lanzan, aunque muestra una débil percepción al mover sus manos cuando el balón está muy próximo y se entrena para coger el balón. 

Recurrimos al caso de Alfonso para hacer notar cómo esta propuesta  involucra algunos de  los postulados de  González  Mas  con  respecto  a  la  rehabilitación  del  deficiente  mental,  a  través  de  la  educación psicomotora de Picq y Vayer,  lo cual se podría  transferir al resto de  los casos: ejercicios de coordinación ojo‐mano  (adaptación  de  la mirada  a  objetos  en  desplazamientos,  adaptación  de  la mirada  a  objetos situados  a  diversas  distancias,  entrenamiento  en  las  percepciones  táctiles  y  cenestésicas  de  la manos, ejercicios de discriminación  táctil con  las manos, práctica de  lanzar y  recoger con  las manos, actividades manuales),  reconocimiento  de  valores  espaciotemporales  (adaptación  y  reconocimiento  a  situaciones espaciales básicas como delante‐atrás y arriba‐abajo, adiestramiento en la intersituación entre individuos y objetos,  reconocimiento de distancias  y  separaciones,  reconocimiento de  situaciones durante  la marcha entre  sujetos  y  objetos  o  personas  externas,  reconocimiento  de  velocidades,  reconocimiento  de duraciones, reconocimiento de  intervalos o pausas, adiestramiento en  la sucesión), desarrollo general del equilibrio (debido a que un equilibrio correcto constituye la base fundamental de cualquier tipo de acción diferenciada de los miembros superiores, debe buscarse la mejoría de aquél, puesto que el niño es incapaz de utilizar las manos si carece de equilibrio, o bien, cuando éste es defectuoso, absorbe una gran cantidad de  energía  y  atención  en  detrimento  de  las  restantes  actividades),  coordinación  dinámica  general, educación de  la sensación  (educación de  las sensaciones táctiles y musculares, reeducación de  la mano y los dedos, prensión y presiones). 

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   Desarrollo general del equilibrio 

Según González Mas, entre otras sensaciones de equilibramiento, se irá acostumbrando paulatinamente al niño a estar situado cada vez más con la cabeza más lejos del suelo, y diferenciando los miembros superiores de cualquier 

tipo de acción.  

   Alfonso y Justino en una nueva instancia de juego 

Los jóvenes poseen similar ritmo de juego, lo que permite asociarlos en el mismo, necesitando en un primer momento de la asistencia y orientación, luego jugando entre ellos sin ayuda cercana pero con refuerzo verbal. 

 

 Alfonso ordena elementos al finalizar la sesión 

Cumplimiento de pautas y consignas simples a través de la introducción del material de juego en un recipiente. 

FAUSTO 

18 años de edad; diagnóstico de trastorno generalizado del desarrollo. 

Deficiencia  intelectual, psicológica y del  lenguaje. Discapacidad de  la conducta, de  la comunicación y del cuidado personal. 

Presenta como características,  las de poseer  trastorno cualitativo de  la  relación  social, con desconexión, ignorancia  hacia  otras  personas;  realiza  movimientos  repetitivos  y  actividades  estereotipadas,  no  fija mirada. Motricidad torpe y con escaso sentido. 

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Se encuentra en una etapa asistida. Se trabaja sobre el desenvolvimiento en la ejecución de una actividad prolongada en el tiempo (20 minutos), buscando el desarrollo de la facultad perceptiva a través del objeto en movimiento, el  lenguaje  receptivo, el  sentido de  la actividad propia  (a  través de  la  imposición de  las metas simples que propone el  juego), el seguimiento con  la mirada  (se  le pide que antes de recepcionar una pelota mire a quien la pasa), la capacidad de atención, la reacción a un estimulo, entre otros. 

En cuanto a sus trastornos comportamentales, se trata de que el sujeto controle sus estereotipias motoras simples (manerías, aleteos y sacudidas de brazos).  

Ordenes simples como “toma”, “agarra”, “mírame”, son algunas respuestas a las que se habitúa dentro del lenguaje receptivo. 

En el desarrollo del juego, Fausto toma el balón con bote previo y mediante un estímulo verbal que parte del profesor. El balón lo pasa hacia al otro campo en forma autónoma en ocasiones, necesitando de la guía de su asistente. Ha llegado a jugar con otro compañero, pero bajo la colaboración asistida, estimulando la capacidad  de  percibir  la  presencia  y  el  interés  de  otras  personas  (referencia  conjunta).  Se  han implementado diferentes adaptaciones del material para una mayor retroalimentación propioceptiva. 

Fausto muestra evolución en el  juego dentro de  los objetivos que  se proponen y  los  contenidos que  se trabajan. 

Se incentiva a sus orientadores a que transfieran las pautas del juego a la vida diaria. 

   Fausto bajo tarea asistida 

El joven es orientado a través de una asistente terapéutica tomándolo de la cadera (punto clave) y orientándolo con respecto a los diversos objetivos, como pasar la pelota por dentro del aro e interceptar el balón. 

 

 Adaptaciones del material 

En esta oportunidad el aro se coloca a mayor altura para que Fausto logre levantar los brazos y la pelota es de una consistencia más pesada para que adquiriera las nociones de intensidad de la fuerza y la estimulación de la sensación 

táctil. 

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 Referencia conjunta 

Realización de una acción conjunta simple con personas implicadas, buscando compartir focos de interés o atención con otros sujetos. 

WILLY 

Etiología y diagnóstico de deficiencia mental severa con autismo secundario, epilepsia; 27 años de edad. Presenta  torpeza  motriz,  hipocinético.  Desconexión,  escasa  respuesta  a  estímulos  sensoriales. Comunicación y habilidades sociales exiguas.  

En una evaluación previa al proceso de entrenamiento, Willy mostraba un  juego solitario con una pelota donde  la botaba  continuamente  sin  conexión  al mundo exterior,  y  ante  el pedido de pasar el balón no respondía. 

Willy participa en  las primeras sesiones con el refuerzo de un asistente  terapéutico en  la orientación del juego y, en partes, con movimientos pasivos. El trabajo en Willy se hace con una estimulación constante del asistente haciendo hincapié en la capacidad de atención pidiéndole que levante la cabeza, fije la mirada, se oriente hacia el objetivo y hacia el pasador que tiene al frente. En los primeros minutos de las sesiones al joven  le  cuesta  adaptarse  al  juego  desde  el  punto  cognitivo,  traduciéndose  en  un  comportamiento inestable, estabilizándose en  los posteriores momentos del  juego. El trabajo se desarrolla en 20 minutos, debido a que necesita continua estimulación y  supervisión en  la orientación,  la  labor  se hace estresante para el asistente. 

Entre los objetivos del juego en Willy, se persiguen la orientación respecto a un objetivo y un fin, una mayor autonomía  personal,  la menor  dependencia  dentro  de  sus  limitaciones,  la  reacción  a  un  estímulo,  el cumplimiento  de  una  tarea motriz  de  un modo  continuo,  el  gasto  energético,  y  la  estimulación  de  su condición física como la movilidad articular, la capacidad aeróbica y la fuerza muscular. 

    Willy en etapa de juego asistido 

Guiado por su asistente terapéutico, Willy busca la pelota, es orientado respecto al objetivo, y pasa el objeto. 

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JULIA 

13  años de edad, diagnóstico de deficiencia mental profunda,  trastorno  generalizado del desarrollo  con compromiso de  la conducta,  la  locomoción, el  lenguaje,  la comunicación en general. Responde a órdenes simples. Estereotipias, baja visión, movimientos involuntarios. 

Julia nos permitió obtener varias observaciones de trabajo debido a su evolución y su buena predisposición. 

Julia  supera  diferentes  instancias  del  juego.  Comenzó  con  movimientos  asistidos  y  pasivos  que  la orientaban en las acciones de juego. Se le fue retirando asistencia de manera tal que el auxiliar la guiaba de cerca  bajo  órdenes  verbales.  Cuando  se  fue  adaptando  al  juego,  pudo  desempeñarse  en  forma independiente,  retirándose  la  supervisión del  tutor, necesitando de  consignas que  le dictaba el profesor desde el otro campo de  juego. Así Julia respetaría órdenes y consignas, al  igual que comprendería ciertos límites espaciales, ya que la niña no pasaba hacia el otro campo, y se orientaba respecto a un fin (dado por recepcionar la pelota y llevarla al aro, para luego pasarla). Así también, la niña acumulaba tiempo continuo en promedio de 25 minutos donde respondía activamente implicando capacidades cognitivas, como las de percepción y atención; siendo un juego con ritmo, en ocasiones dinámico. 

A Julia en su vida cotidiana  le cuesta fijar  la mirada. Como en todos  los casos, ante este hecho  lo que se trata es de, previo a  lanzarle  la pelota para que  intercepte, se  le realiza un  llamado de advertencia como: “July, mira  la pelota,  tómala”, y una vez que  fija  la mirada el balón es enviado. Cuando  la niña  toma el balón, se le cumple con una exclamación a modo de feedback positivo: “muy bien July”. 

Teniendo en cuenta el déficit visual, y  la dispersión perceptiva de Julia (y de  los casos restantes bajo este último  punto),  un  fundamento  de  la  propuesta  terapéutica  radica  en  la  estimulación  de  las  funciones visuoespaciales y los mecanismos de atención. 

Blazquez‐Alicente & cols. (2004) –además de  los ya citados Gallahue (2006) y Pérez Martínez, JA (2006) – han  indagado  sobre  el  tema:  las  funciones  visuoespaciales  engloban  toda  capacidad  relacionada  con  la ubicación  en  el  espacio,  la  capacidad  para  utilizar  las  referencias  del medio  y  desenvolverse  en  él  y  la capacidad de orientación  intrapsíquica, además del conjunto de procesos relacionados con  la percepción (capacidades  gnósicas)  y  la  acción  (capacidades  práxicas).  La  capacidad  de  orientar  la mirada  hacia  el espacio  y  encontrar  el  objeto  diana  permite  orientar  la  búsqueda  visual  a  localizaciones  espaciales adecuadas,  lo que, a  su vez, permitirá  la completa percepción de  la escena visual. Todo este proceso  se encuadra  en  un  conjunto  de  estrategias  de  guía  visual,  control  oculomotor  y  búsqueda  de  información visual. Para trabajar estas estrategias se necesita el desarrollo de un programa centrado en los procesos de control  visuomotor  relacionado  con  los  procesos  de  control  atencional  y  las  funciones  ejecutivas.  El desarrollo  y  entrenamiento  de  estos  procesos  cognitivos  permite  dirigir  la  rehabilitación  a  objetivos concretos. Un planteamiento posible sería un programa de rehabilitación de las dificultades visuoespaciales centrado  en  el  entrenamiento  y  compensación  de  las  capacidades  de  atención  selectiva,  que  permita orientar el comportamiento del paciente a desarrollar  los procesos oculomotores y  la búsqueda visual. La atención  es  el mecanismo  que  permite  decidir  sobre  qué  estímulo  dirigir  los  recursos  perceptivos.  El mecanismo por el cual se determina el estímulo o una determinada  localización del espacio relevante se denomina  atención  selectiva,  y  es  la  capacidad  que  nos  permite  dirigir  la  atención  a  un  estímulo determinado en presencia de posibles distractores irrelevantes. 

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Por otra parte, en relación al proceso del juego, este no fue lineal, al igual que la mayoría de los casos, sino que  estuvo  dado  por  vaivenes  proporcionados  por  la  conducta  de  la  niña,  entre  otros motivos,  pero generalmente yendo en sentido hacia la evolución. 

Debajo, las imágenes ilustran partes del curso por los que atravesó Julia en el juego. 

 Julia en su primera sesión 

La niña es asistida, en ocasiones, con movimientos pasivos por parte de un asistente terapéutico. Nótese el aro que en el juego se encuentra suspendido de un gancho, aquí se halla además sostenido por cuerdas que lo mantienen rígido, ya que la niña no encontraba un límite al pasar la pelota y el aro cedía. Así Julia encuentra una demarcación que la 

sitúa y pasa el balón.  

 Julia, pasadas algunas sesiones 

El trabajo cobra independencia y la niña gana autonomía en el juego llevando la pelota hacia el círculo pasándola, aunque el aro sigue sostenido por cuerdas, y existe reforzamiento verbal por parte de su asistente. 

 

 Julia en acción de juego buscando la pelota 

El juego permite trabajar en Julia las capacidades de orientación y búsqueda, teniendo en cuenta su déficit visual.  

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   Julia interceptando la pelota 

La niña, tras un bote del balón cercano a ella, lo toma. Con respecto a la toma de la bola, un objetivo superior, por ejemplo, es la toma del objeto sin pique previo. 

 

 Alineación y orientación postural 

Julia siendo asistida y alineada en cuanto a su postura, buscando que la cabeza este elevada, su cuerpo erguido, los pies apuntando hacia el pasador que está enfrente, tratando de evitar además, los movimientos involuntarios que la 

niña posee.  

 La niña conserva la postura por sus propios medios 

Desaparecen movimientos estereotipados, al menos por momentos, donde la niña los aprende a controlar. 

GERARDO 

Etiología y diagnóstico de  síndrome de Down, nistagmo. Discapacidad mental y visual, y de  la conducta. Baja visión. Habilidades sociales y de comunicación, escasas, torpeza motriz, presencia de estereotipias. 26 años de edad. 

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Gerardo desde un comienzo se involucró activamente en el juego. La primera sesión necesitó ser asistido y orientado, pero ya en las próximas sesiones realizaba el juego sin asistencia personal. Durante el transcurso y pasadas  las clases, Gerardo efectuaba diferentes acciones que eran de su motivación, corría a su forma (torpeza motriz) hacia el aro, en oportunidades lanzaba con una mano, y otras veces arrojaba el balón con éxito  desde  una  distancia mayor  a  un metro  del  aro  (en  él  importante  ya  que  lograba  identificar  un elemento  a  relativa  distancia).  El  joven,  pasadas  algunas  semanas, mostraba  continuidad  en  el  juego, haciéndose  hincapié  en  la  orientación  respecto  a  un  objetivo  y  en  el  seguimiento  de  la  trayectoria  del elemento. De esta manera el próximo hito sería la intercepción del balón. Este objetivo se cumple luego de tomar  la pelota  con un bote previo. Así  también Gerardo  se  involucró  con otro  compañero en el  juego. Igualmente las bondades del juego son transferidas a otras actividades de similares características de juego uno a uno, como por ejemplo, patear un balón pasándoselo a un compañero enfrentado. 

 Gerardo en acción de juego 

En las primeras sesiones el joven necesitaba acercarse muy próximo al aro.  

 Gerardo interceptando la pelota en las primeras sesiones 

Recepción luego de un bote previo del balón.  

 Gerardo lanzando el balón desde lejos con precisión 

Puesta en juego del dominio y control espacio temporal por medios propios.  

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   Gerardo progresa y pasa la pelota entre dos aros 

Evolución, tras el entrenamiento, en la coordinación viso motora. 

El déficit visual (Mecloy EP, en González Mas 1994) trae como consecuencia una resistencia a moverse, a jugar, a correr, con gran torpeza de movimientos y, en general, una  inferioridad manifiesta en el terreno físico.  La  gimnasia,  el  juego,  deben  ser  practicados  para  conseguir  un  desarrollo  completo  del  cuerpo, soltura  en  la movilidad,  agilidad,  desarrollo  del  sentido  de  la  orientación,  comprensión  rápida  y  lo más completa posible de las situaciones y pronta reacción ante éstas. Nuestra propuesta intenta ser un aporte a ello, tanto en Gerardo, como en otros casos de deficiencia visual. 

Marcos 

11 años de edad; diagnóstico de  trastorno generalizado del desarrollo. Deficiencia mental profunda  con compromiso de la conducta, la locomoción, el lenguaje, la comunicación en general. Desconexión al mundo exterior. Movimientos torpes y estereotipias. Ausencia de historial motriz. 

Marcos comenzó el proceso  formando parte de su asistente  terapéutico quien desarrolló  la actividad en algunas sesiones por contados minutos. Esto se aprovechó para que el profesor tomara el inicio del trabajo y lo plasme en el juego. 

En  la  primera  sesión  se  percató  que Marcos  poseía  capacidades  de  trabajo  y  de  atención, mostrando conexión,  mirada  en  el  objetivo, motivación,  pudiendo  tener  continuidad  de  trabajo  en  al menos  15 minutos, alentando  la puesta en marcha del entrenamiento  sistemático a  través del  juego y por  tiempo continuo. 

Las  posteriores  sesiones  no  tuvieron  el  desarrollo  de  la  primera  clase,  y Mauro  no  estaba  en  forma conectada, retomando  luego el nivel que había expuesto en  la primera clase, conservándose  la evolución siempre que haya una estimulación sistemática y aumentando los períodos de tiempo continuos de trabajo. 

Al momento del inicio del proceso, Marcos era reacio a cualquier actividad que implique una pelota; así, en un primer momento, el niño  consiguió un  contacto  con el elemento desplegando diferentes habilidades manipulativas no desarrolladas. Así, necesitó una primera orientación asistencial en  su motricidad. En  la continuidad del proceso, un logro marcado ha sido pasar de la etapa de juego asistido en forma pasiva a la de juego individual, donde desarrolla movimientos independientes, logrando así una relativa autonomía. 

A Marcos, el juego le ha permitido construir y desarrollar una praxia motriz tal como exponen las imágenes. Así Marcos toma la pelota conducido por su asistente, se orienta respecto al objetivo, se dirige hacia él, y pasa la pelota por medio del aro. Si se analizan las habilidades funcionales se enumeran secuencialmente: 

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1)  tomar  el  objeto,  2)  transportar  el  elemento,  3)  alcanzar,  y  4) pasar, observándose, de  acuerdo  a  las capacidades de la persona el buen potencial del juego. 

 

    

       Marcos construyendo una praxia motriz sin asistencia física 

Marcos toma la pelota conducido por su asistente, se orienta respecto al objetivo, se dirige hacia él, y pasa la pelota por medio del aro. 

Marcos no consigue todavía recepcionar el balón, es así que se realizó una ejercitación basada en el envío continuo de pelotas para estimular reflejos propioceptivos y de anticipación, donde se logró al menos que el niño tenga una percepción respuesta a estímulos externos. 

 Estimulación de reflejos 

Capacidad de reacción ante estímulos externos generadores de una respuesta de anticipación. 

De esta manera,  tanto Marcos  como el  terapeuta han encontrado una oportunidad de  trabajo  con  real sentido, continuidad y sistematicidad, y por la cual se puede establecer el seguimiento de una evolución. 

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LUCIO 

20  años  de  edad;  diagnóstico  de  trastorno  generalizado  del  desarrollo,  trastorno  autista,  deficiencia mental. 

Conductas  estereotipadas  y  de  autoagresión,  desadaptación  social,  comportamiento  inestable,  escasas habilidades sociales y de comunicación, torpeza motriz. 

Lucio al principio del tratamiento muestra rabietas y desadaptación al trabajo con grandes dificultades, con continua asistencia por parte de su orientador. Cuando se dirige a  tomar  la pelota en el suelo sólo  le da giros al elemento con una mano, cuando toma el balón  lo arroja al suelo con  irritación, motivando que el asistente conduzca sus movimientos; aunque tiene la posibilidad motora de interceptar el balón, lo hace en contadas ocasiones debido a un marcado déficit perceptivo. En  la continuidad del  trabajo, Lucio muestra menor resistencia a  la orientación de  los actos motores,  las posturas y el tono muscular. Posteriormente, siempre  con  asistencia,  Lucio  logra  pasar  la  pelota  con  sus  manos,  aunque  el  tutor  estabiliza  las articulaciones  de  los  codos  en  forma  pasiva,  siendo  aquel  hito  signo  de  evolución.  Así  Lucio, esporádicamente, logra pasar un balón desde alguna distancia hacia el aro mostrando pequeños signos de algún rastro perceptivo y orientación hacia un fin. 

Este  caso  aporta  a  la  enseñanza  que  observar  y  registrar  estos  detalles,  que  aparentemente  parecen pequeños, acaso sean avances significativos teniendo en cuenta  la capacidad de  la persona con  la que se trabaja,  que  marcarán  los  pasos  en  la  evolución  del  proceso,  y  darán  sentido  al  trabajo  cotidiano, retroalimentando la labor del terapeuta. 

     Lucio en la etapa de juego asistido 

El juego, en este caso, se torna dificultoso en su desarrollo.  

 El joven, al tomar la pelota, efectúa movimientos circulares con el objeto 

Se comienza a trabajar con movimientos dirigidos de toma del balón.  

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 Lucio logra pasar la pelota por el aro 

Cumplimiento de la acción con una meta atendiendo sobre el sentido de la actividad propia. 

LOLA 

15 años de edad; diagnóstico de deficiencia mental severa, síndrome genético. 

Torpeza  motriz,  desconexión,  escasa  capacidad  de  atención,  estereotipias,  deambula  sin  control  de impulsos, hiperactividad por momentos, deficiencia de la comunicación, orientación nula. 

En  una  primera  etapa,  Lola  realiza  juego  asistido,  en  palabras  de Diem  (1980)  a  través  de movimiento asociado, es decir la colaboración y adaptación al movimiento ajeno y su aprendizaje, que es aquel que le permite al niño adquirir  la destreza en sus movimientos; al  igual que todo principiante, el niño tiene que despertar su conciencia perceptiva. El movimiento asociado –por ejemplo, el niño es llevado por el adulto– representa una primera fase de compenetración en el proceso de aprendizaje. 

Luego,  Lola es asistida por  su asistente  terapéutico bajo pautas verbales,  retirándose paulatinamente el estímulo físico, representando una evolución y el paso a una cierta autonomía de movimiento. 

La  alumna  puede  realizar  habilidades manipulativas,  que  antes  no  las  ejecutaba,  como  la  prensión,  el agarre, el desplazamiento, el transporte de objetos, que  le permiten transferirlos otras tareas y con otras nociones psicomotrices, por  ejemplo,  a  llevar  cubos de un  lado  a otro,  agruparlos  y  clasificarlos. Así,  la prensión va haciéndose cada vez más precisa, asociándose a los gestos y la locomoción. 

     Lola mediante juego asistido al inicio de las sesiones 

Posteriormente, la niña ejerce mayor autonomía en sus acciones.  

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 Prensión palmar 

Otras de los beneficios del juego es trabajar el mecanismo de prensa manual al tomar la pelota. Con Lola se hizo hincapié en este sentido, ya que no utilizaba sus dedos para coger el objeto. Según González Mas, en los deficientes mentales más deteriorados (se adapta a este caso) debe desarrollarse la actividad de toma del balón, ya que lo suelen 

hacer más con los antebrazos y las muñecas que con las manos. 

Juanse 

20 años de edad (6/12/1980); diagnóstico de retraso mental severo, trastorno generalizado del desarrollo. 

Presenta  dispersión  en  los  mecanismos  de  la  capacidad  de  atención,  torpeza  motora,  estereotipias, desadaptación social; historial motriz desorganizado, sin estimulación ni trabajo. 

Al comienzo del proceso, en el juego, Juanse expresa rabietas, conductas insólitas (tirarse al piso, llamar la atención, llorar). 

El caso de Juanse, por su carácter de novato en la institución, ejemplifica el potencial de la actividad como medio de estabilización de la conducta y el comportamiento del sujeto cuando éste se inserta en un grupo que  lleva el cumplimiento de pautas cercanas a una convivencia  lo más social posible. La adaptación a  la vida  grupal,  la  disciplina  y  las  formas  de  comportarse,  el  cumplimiento  de  las  reglas  y  los  límites,  el seguimiento de órdenes y consignas; así como  también el  juego, vale como vehículo de organización del comportamiento para otras actividades motrices. 

Juanse  comenzó a  jugar en  forma  individual con orientación del profesor desde el otro  campo de  juego bajo estímulos verbales. Las primeras sesiones muestran un desajuste en su conducta, exhibiendo acciones y comportamientos desadaptados. El  joven comprende el objetivo del  juego, pero en su desarrollo,  llora, patea la pelota, se dispersa en el seguimiento del juego. De a poco el joven estabiliza su comportamiento, y desarrolla un juego continuo con el profesor, con pocas  interferencias, sintiendo placer   por el desarrollo, haciendo gala de algunas habilidades motrices combinadas ya adquiridas, como saltar y pasar la pelota. Al comienzo del proceso,  Juanse  recibe  la pelota con un bote previo, evolucionado posteriormente hacia  la intercepción aérea del balón. El joven progresa a la etapa de juego con otro compañero, bajo la orientación verbal del docente. 

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 Juego individual 

Permanencia en un lugar determinado, cumplimiento de límites y consignas, desempeño e independencia personal.  

 Acción compartida con un compañero 

Intervención motriz con un par que implica una situación propicia para acciones de conexión e intercambio, esperas programadas, reconocimiento del otro y encuentro de miradas. 

 IMPORTANTE: La identidad de las personas a través de las imágenes son resguardadas y los nombres de los sujetos fueron modificados. 

 

CONCLUSIÓN 

A través de diferentes casos de sujetos con retraso mental grave y profundo, junto a trastorno general del desarrollo, con características de complejo abordaje, se ha construido una  idea que permite el trabajo, el seguimiento y la evolución de la persona a través del desarrollo en un juego. 

La  propuesta  implica  la  estimulación  de  capacidades motrices,  físicas,  cognitivas,  de  vínculo,  afectivas, sociales,  las  cuales  son  orientadas  por  el  terapeuta,  y  a  través  de  sucesivas  etapas,  que  implican  una evolución dada por el  trabajo y el entrenamiento; van desde  la dependencia hacia  la  independencia del sujeto, el reconocimiento del otro, y la socialización. 

El proceso del entrenamiento  comprende  la  capacidad de aprendizaje,  siempre  importante en  cualquier hecho  educativo,  en  las  clases  de  de  educación  física,  en  actividades  que  involucran  el  cuerpo,  el movimiento  y  la  interacción  social,  y más  en  sujetos  con  RM  grave  y  profundo,  sumado  el  trastorno generalizado del desarrollo. 

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Como se ha visto, los resultados son diferentes para cada caso en particular y no son transferibles de uno a otro, teniendo no obstante, elementos en común. 

Actualmente, el área de Educación Física y Rehabilitación por el Ejercicio de Centro de Día Avance utiliza esta metodología  de  trabajo,  principalmente  con  sujetos  que  se  incorporan  en  carácter  de  novatos,  en personas que cumplen el perfil para dicho trabajo, y en aquellos que están en proceso de adaptación a sus sesiones grupales, involucrando nuevos casos a los ya documentados. 

Finalmente,  la relevancia de esta propuesta radica en que cualquier profesional que se desempeñe en el campo de  la rehabilitación del sujeto con RM,  tiene una herramienta de  trabajo y desde allí, partir hacia donde la persona, el terapeuta, el tiempo, y demás factores lo dispongan. 

Edi Guillermo García 

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