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Intervención de limpieza y consolidación de restos arqueológicos … · 2015. 12. 23. ·...
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IntervencióndelimpiezayconsolidaciónderestosarqueológicosenAuditoriodelMAMBA
(CiudadAutónomadeBuenosAires)
Dra. Ana Igareta Para Leguizamón Ezcurra y Asociados SRL
Marzo 2013
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Nota: la falta de definición que exhiben parte de las fotografías que registraron el trabajo desarrollado deriva de la constante presencia de sedimento en suspensión durante todo el tiempo que duraron los mismos. Tal sedimento era una combinación de la tierra movilizada por la intervención arqueológica, y de la cal y el cemento filtrados del trabajo de remodelación que se realizaba en otros sectores del Museo y que se mantuvo por días en el aire sobre las ruinas por hallarse éstas en un recinto cerrado y casi sin ventilación.
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Consideraciones generales
El sitio actualmente ocupado por el edificio del Museo de Arte Contemporáneo de
Buenos Aires, en la esquina de las calles San Juan y Defensa de la ciudad de Buenos Aires
ha sido reconocido desde hace más de una década como un espacio de enorme valor
histórico. Los hallazgos arqueológicos realizados en San Juan 338, a metros de la
mencionada esquina, permitieron relevar la presencia de los restos de una vivienda
porteña cuya construcción se inició en el siglo XVIII y que, con transformaciones
posteriores, se mantuvo en pie hasta comienzos del siglo XXI.
Si bien la casa ya no existe, sus cimientos han quedado alojados en el interior de lo
que será el nuevo Auditorio del MAMBA. En función de lo indicado por la Ley 25.743,
como paso previo a la finalización de la construcción del mismo y con el objeto de
asegurar la conservación a largo plazo de los restos arqueológicos a la vez que su
adecuada exhibición al público, se desarrolló en el sitio una intervención de limpieza y
consolidación. En el curso de la misma se procedió también a la recuperación de elementos
e información de valor histórico-patrimonial asociada a los cimientos y cuya
disponibilidad contribuirá a ampliar el corpus de información disponible sobre la historia
colonial de la ciudad.
La orden de servicio de los trabajos de preservación arqueológica emanó de la
empresa contratista UTE – EMACO BRICONS, la que a solicitud de la Dirección General
de Obras de Arquitectura y la Dirección General de Proyectos Urbanos y de Arquitectura
del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, subcontrató a Leguizamón Ezcurra y
Asociados SRL para hacerse cargo de los mismos. El equipo arqueológico de Leguizamón
y Ezcurra que llevó adelante la intervención trabajó bajo la dirección de la Dra. Ana
Igareta y contó con profesionales y estudiantes de museología y antropología.
Las tareas realizadas respondieron a lo solicitado por la Dirección General de
Patrimonio e Instituto Histórico de la ciudad de Buenos Aires en el documento “Trabajos
de restauración y conservación de los restos de la Casa del Naranjo”, incluido en la Orden
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de servicio n° 394 – Polo sur cultural, ampliación y modernización del Museo de Arte
Moderno, entregada al antes mencionado contratista.
Observación al Ítem 7 del pedido de “Trabajos de restauración y conservación de los
restos de la Casa del Naranjo” solicitado por la DGPeIH
Cabe mencionar que en entre lo solicitado por la DGPeIH para la realización del
presente trabajo se incluía la “consolidación de la tosca bajo la última hilada” del antiguo
cimiento. Sin embargo, al momento de ser convocado este equipo de investigaciones
(febrero 2013), la tosca subyacente al mismo había sido removido durante las obras de
construcción de un sótano que se extiende por debajo del edificio del MAMBA. Así, al
iniciarse la intervención arqueológica, la mampostería histórica se encontraba ya apoyada
sobre una superficie de hormigón perfectamente seca y consolidada.
De acuerdo a lo que nos fuera indicado por profesionales de EMACO BRICONS,
no se detectaron ni recuperaron elementos de valor histórico-patrimonial durante los
trabajos de excavación del mencionado sótano, y el sedimento entonces removido ha sido
retirado hace varios meses, por lo que resulta imposible cualquier intento de revisión del
mismo.
El despeje y limpieza de los laterales de los cimientos reveló que diversos sectores
de la base de la estructura presentaban intrusiones de hormigón, algunos de importante
extensión y volumen como la que se detectó sobre el muro que divide las Unidades III1 y
IV (muro E UIII / muro oeste UIV). Según nos fuera indicado, durante la construcción del
techo del recinto subterráneo, se observó que algunos tramos de la base de la estructura
histórica ubicada por encima aparecían poco sólidos y con riesgo de desmoronamiento a
corto plazo, por lo que se decidió rellenarlos a fin de evitar dicho deterioro, y dicho relleno
fue lo que se observó, ya consolidado, durante los trabajos arqueológicos.
1 Para detalles de referencias planimétricas ver Anexo I.
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Estado del sitio al momento de iniciarse los trabajos
La principal estructura que motivó la intervención se encuentra ubicada en el
centro de lo que será el Auditorio del MAMBA y se trata de los restos de los cimientos de
ladrillo sin recubrimiento de lo que fueran cuatro recintos –tres cuadrangulares y uno
menor de base rectangular- de una vivienda cuya construcción se inició en el siglo XVIII2.
El volumen aproximado del conjunto es de 18 m3 y la hilada superior de ladrillos que lo
conforman se extiende unos 10 cm por debajo del nivel de piso proyectado para el
auditorio. El ancho promedio de los cimientos que corresponden a muros portantes es de
68 cm –con un ancho máximo identificado de 71 cm- y el ancho promedio de los
basamentos que sostuvieron muros internos es de 45 cm.
A dicho conjunto se suman, alojados en el muro oeste del recinto del auditorio, los
restos de la porción terminal de las paredes norte y sur de la estructura histórica demolida,
visibles como dos columnas de unos 4 m de alto y 68 cm de ancho.
Al iniciarse la intervención arqueológica, toda la superficie de los cimientos se
hallaba cubierta por un depósito de tierra, escombro y algunos elementos de basura
moderna, mientras que algunos sectores puntuales mostraban la presencia de restos
vegetales adheridos a la estructura. Una pasarela de obra de placas de fenólico conectaba
los laterales norte y sur de la estructura moderna del auditorio, extendiéndose por encima
de la superficie de la Unidad I y, sobre el lateral norte de la Unidad III, se observaban los
efectos de un proceso reciente de derrumbe que impactó sobre el nivel más superficial del
cimiento, afectando varias hiladas a lo largo de casi 2 metros de extensión y fracturando
los ladrillos subyacentes.
2 El sitio fue extensivamente trabajado cuando la vivienda se encontraba aún en pie y el predio no pertenecía al Museo por un equipo de investigación dirigido por el Dr. Daniel Schávelzon. Los resultados obtenidos fueron publicados en el año 2012. D. Schávelzon, “La casa del naranjo – arqueología de la arquitectura en el contexto municipal de Buenos Aires”, Aspha Ediciones, Buenos Aires.
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En diferentes sectores de la
estructura se observó la presencia de
manchones de cemento que se extendían
directamente sobre los ladrillos o el
mortero de junta expuesto. Dichas
acumulaciones de cemento eran
probablemente un residuo del proceso de
construcción del que es objeto el auditorio
y se habían depositado en el curso de los
últimos años. Un manchón semejante se
identificó en la base de los restos
columnares del muro histórico norte que
aún persisten en el lateral del Auditorio.
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Acciones de limpieza
Las tareas del equipo arqueológico se iniciaron con la remoción manual de
sedimento y otros materiales intrusivos que se encontraban depositados sobre y alrededor
de los antiguos cimientos, con el objetivo de liberar la estructura de ladrillos y permitir
una mejor visualización del conjunto. Se solicitó el retiro de la pasarela antes mencionada
y de la estructura de madera que sustentaba a la misma y se apoyaba en las inmediaciones
de la mampostería histórica. Luego, comenzaron los trabajos de limpieza propiamente
dichos, que se realizaron en seco y empleando para ello pinceles y cepillos de variada
dureza, teniendo la precaución de que dicho proceso no removiera o afectara el mortero de
barro de las juntas. En particular, se cuidó de conservar sin alteraciones los sectores de la
superficie del cimiento en los que el mortero de junta aparecía expuesto –en algunos casos
incluso conservando la forma de los ladillos que antes sostenían y ya destruidos-,
entendiendo que a futuro la visualización de ese detalle facilitará que el público que la
observe entienda mejor las características constructivas de la estructura.
Los fragmentos de ladrillos originales que se hallaban desmoronados o in situ pero
desprendidos de los cimientos fueron recuperados –e igualmente limpiados y luego
consolidados- para ser utilizados a posteriori en las tareas de reposición de faltantes.
Asimismo, se realizó la remoción de los depósitos de cemento moderno que se hallaban en
diversos sectores del lateral sur de la Unidad IV, teniendo cuidado de que dicha acción no
dañara la hilada de ladrillos subyacente.
En cambio, resultó imposible remover la mencionada acumulación de cemento
detectada en la base de los restos del muro norte, ya que el material moderno está
afirmado sobre los ladrillos históricos y retirar el primero implicaría la inevitable
destrucción de los segundos. Tampoco pudieron ser retirados en su totalidad salpicaduras
menores de cemento que se hallaban en la periferia de dicho depósito, lo que implica que
al momento de decidirse la exhibición de los restos, dichos sectores deberán ser tratados a
posteriori a fin de minimizar la contaminación visual que supone su presencia sobre la
antigua mampostería.
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Las acciones de limpieza y despeje continuaron con la extracción sistemática y
cuidadosa de la vegetación presente en varios sectores de los cimientos y cuyas raíces, en
algunos casos, se habían extendido hacia el interior de la estructura, adhiriéndose a los
ladrillos y produciendo grietas y fracturas de diversa importancia. Si bien todas las plantas
retiradas se hallaban secas y en la actualidad no se observa actividad biológica de ningún
tipo sobre la mampostería, el daño ya producido generó en los restos sectores débiles y
con ausencia de mortero de junta que debieron ser rellenados durante las tareas de
consolidación.
Sobre el lateral norte de la Unidad III se detectó un sector de los cimientos
completamente afectado por un derrumbe, probablemente ocurrido en el momento en que
fueron destruidas las paredes; el impacto producido por la caída de los muros destruyó
varias hiladas de ladrillos y generó una acumulación de material moderno desordenado y
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muy fragmentado. Se decidió remover el material intrusivo hasta dejar expuesta la
estructura de la mampostería histórica, a fin de minimizar daños posteriores y despejar la
visual de los restos arqueológicos.
Acciones de consolidación
Una vez concluidas las tareas de limpieza, se inició el proceso de consolidación
química del conjunto empleándose para ello agua de cal apagada3, considerado por los
profesionales del campo de la conservación como el producto más adecuado para brindar
solidez a estructuras de este tipo. La superficie total de los cimientos fue vaporizada
manualmente y de modo sistemático con dicho preparado hasta observar la saturación de
los materiales. Luego, una vez que la primera mano había sido absorbida por completo se
aplicaron una segunda, tercera y cuarta, repitiendo el mismo procedimiento.
Se puso especial énfasis en aplicar consolidante en aquellos sectores que presentan
grandes superficies de mortero de junta expuesto y en los ladrillos que presentan
rajaduras o fracturas de importancia que pudieran comprometer a futuro la conservación
de los cimientos.
La mampostería histórica mostró un excelente grado de absorción de la solución,
tanto los ladrillos como las juntas de mortero, pero fue en este último material en el que se
hizo particularmente visible la efectividad de proceso. Una revisión de la estructura
realizada una semana después de concluida la aplicación mostró que sectores en los que el
adobe se había observado a priori con escasa cohesión, se hallaban entonces firmes y bien
consolidados.
Cabe señalar que la vaporización con agua de cal produjo una leve modificación en
el aspecto superficial de los ladrillos, al generar un mínimo depósito residual de tonalidad
3 La elección de este producto como el consolidante más adecuado para la estructura en cuestión fue realizada por profesionales de Leguizamón Ezcurra y Asociados SRL, quienes poseen vasta experiencia en el tema, y proveyeron al equipo arqueológico de la solución ya preparada y lista para ser aplicada.
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blanquecina que, sin embargo, no altera en lo absoluto la percepción de las características
del conjunto construido. Modificaciones de este tipo resultan inevitables cuando se hace
necesaria la aplicación de consolidantes –todos los utilizados en la actualidad en la
conservación de restos arquitectónicos de este tipo producen algún tipo de efecto
semejante- pero se evalúan como no relevantes en función de los beneficios que
proporcionan.
De todos modos, el excedente de partículas de cal que se depositó sobre ladrillos y
juntas una vez terminada la aplicación de cada una de las sucesivas capas, fue removido
con un nuevo cepillado superficial suave, a fin de obtener como resultado final una
superficie de aspecto lo más homogéneo posible.
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Acciones de reposición4
Antes de iniciarse los trabajos arqueológicos, se realizó la toma de tres muestras del
mortero utilizado en las juntas de la estructura –una en una de las columnas ubicadas
sobre el muro oeste y dos en sectores opuestos de los cimientos- a fin de obtener
precisiones sobre su composición5. Dicha información fue utilizada tanto en la estimación
de la antigüedad de la mampostería en cuestión como durante las tareas de reposición,
cuando se buscó reproducir sus características del modo más fiel posible en el mortero de
junta empleado en la actualidad.
El nuevo ligante elaborado, de composición semejante al histórico, fue utilizado
tanto para rellenar sectores de la estructura en los que se observó la pérdida del mortero
de junta original y una consecuente disminución de cohesión general, como para sostener
los fragmentos de ladrillos –también originales- que fueron ubicados en los puntos
identificados como más débiles de los cimientos y susceptibles de desmoronamiento a
corto plazo. A fin de neutralizar la actividad de cualquier tipo de microorganismos que
pudiera afectar a futuro la conservación de la estructura, se utilizó agua de cal en la
preparación del nuevo mortero.
Además de rellenarse sectores puntuales de los cimientos, se recompusieron de
lado a lado con unas pocas hiladas en cada caso, los laterales norte y sur de la Unidad II,
destruidas en tiempos muy recientes. El motivo de dicha reposición fue facilitar a futuro
una adecuada visualización de la estructura histórica como un basamento y no como un
muro; en oportunidades anteriores, se ha podido apreciar que cuando el público se
enfrenta a un cimiento expuesto en su totalidad, tiende a percibirlo como un conjunto
murario. En tales casos, la ausencia de aberturas en los laterales de los cimiento resultan 4 A diferencia de la restauración, que suele afectar la totalidad material y el concepto de los sitios, la reposición es una actividad de intervención puntual sobre pequeños sectores de las piezas o estructuras, y su objetivo no es recuperar las condiciones originales de las mismas sino simplemente restituir algún elemento original que hubiera desaparecido y cuya ausencia comprometiera la conservación a largo plazo. 5 Los resultados del análisis químico del sedimento realizado por la Lic. Marcela Cedrola se presentan en el Anexo II.
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claves, ya que son el detalle el que permite a los visitantes comprender que en realidad se
enfrenta a una porción del recinto que se hallaba originalmente sepultada. En tal sentido,
la destrucción de los laterales norte y sur de la UII, sumada a su diseño angosto y
alargado, favorecía una errónea interpretación del mismo como un pasillo, por lo que se
creyó conveniente –dada la disponibilidad de fragmentos de ladrillos históricos- insinuar
un cierre que recompusiera parte de sus rasgos originales.
Cada uno de los sectores puntuales en que se realizó algún tipo de intervención de
reposición fue marcado mediante la presencia de un pad de goma eva naranja, cuya
función es la de permitir visualizar tales sitios una vez que el nuevo mortero se halla
secado y emparejado visualmente con el mortero histórico. Cabe tener en cuenta que al
momento de ser exhibidos los restos al público, dichos sectores deben ser marcados como
“no originales”, a fin de cumplir con la normativa museológica actual que requiere la
explicitación de toda acción moderna que se haya desarrollado sobre materiales históricos.
Tal y como puede observarse en el Plano de relevamiento de ajustes de cimientos
arqueológicos6, se intervinieron durante la reposición un total de 9 sectores principales (sin
considerar el mencionado cierre de los laterales faltantes de la UII)
6 Ver detalles del plano en el Anexo I. El Plano de relevamiento de ajustes de cimientos arqueológicos del Auditorio MAMBA fue realizado por la Sta. Lucila Vázquez de U.T.E Bricons Emaco
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Hallazgos
Durante el proceso de limpieza de la estructura se recuperó conjunto de restos que
incluye fragmentos de ladrillos, tejas, azulejos, huesos de animales, lozas, cerámicas y
vidrios. El material fue hallado en algunos casos desmoronado en las inmediaciones del
cimiento y en otros, directamente asociado o incluso incrustado en sectores de mayor
potencia del mortero de las juntas.
Mientras que la mayor parte de los elementos recuperados son modernos y
probablemente se depositaron en el curso de los últimos diez años, una vez ocurrida la
demolición de la vivienda a la que pertenecieron los cimientos, una pequeña pero
significativa cantidad –justamente aquella que apareció in situ en el mortero de las juntas-
presenta un interesante valor histórico. Entre los fragmentos recuperados se destacan por
su antigüedad tres fragmentos de cerámica vidriada del tipo conocido como “lebrillo”, un
fragmento de un plato de mayólica blanca con pasta crema y decoración en azul, un
fragmento de cerámica de manufactura indígena y un clavo de hierro forjado de sección
cuadrada.
En conjunto, la antigüedad del registro remite a mediados / fines del siglo XVIII y
principios del siglo XX, lo que resulta consistente con los distintos momentos
constructivos por lo que atravesó la vivienda y durante los cuales puede haberse
producido la depositación. Se ha registrado con bastante frecuencia el hallazgo de restos
de basura doméstica incluido en el mortero de junta de cimientos y paredes de estructuras
históricas, ya que era frecuente que las zanjas abiertas para su construcción fueran
utilizadas como espacio ocasional de descarte de deshechos. En otras oportunidades se ha
registrado también el uso intencional de elementos de basura fragmentada a modo de
“antiplástico” en la mezcla de adobe empelada.
Otros elementos recuperados, como lo son los fragmentos de envases de vidrio
incluyendo uno de una botella de base cuadrada utilizada para contener ginebra y
conocida como “limeta”, dos fragmentos de loza blanca con motivos decorativos en azul,
un fragmento de loza sanitaria y el mango de lo que parece haber sido una cuchara de
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peltre, corresponden a un momento más tardío de ocupación de la vivienda, entre
mediados y fines del siglo XIX.
.
Muestra de material moderno hallado
asociado a los restos de
mampostería histórica
Material recuperado en UIII - LN (izquierda) y en la UI – LE (derecha). Destacados los fragmentos de piezas coloniales.
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Por su parte, y en lo que respecta al material constructivo, la limpieza de los restos
de los cimientos y los de las dos paredes ubicadas sobre el lateral oeste del auditorio
permitió observar diferencias significativas entre las dimensiones los ladrillos utilizados
en las diversas secciones de las ruinas, habiéndose relevado un total de seis tamaños
distintos entre los que se hallaban enteros, a saber: 28 x 13 x 5 cm; 33 x 16,5 x 3 cm; 33 x 15
x 4 cm; 30 x 20 x 5 cm; 32 x 20 x 7 cm y 40 x 19 x 6 cm. Si bien no se registró un patrón
sistemático de distribución de los ladrillos por sector o por altura de hiladas, sí fue posible
observar que la mayor variabilidad se encuentra en los cimientos de la Unidad I, hecho
que puede ser relacionado directamente con una mayor antigüedad.
La variabilidad de tamaño en los ladrillos ha sido observada como una constante
en las construcciones del período colonial porteño y hasta avanzado el siglo XIX, y se
estima que respondía a la multiplicidad de procedencias que solían tener los materiales.
Mientras que parte de los ladrillos que se utilizaban en la ciudad de Buenos Aires llegaba
Material recuperado en UI - LS (izquierda) y en la UI – LN (derecha). Destacados los fragmentos de piezas coloniales.
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como lastre en los barcos mercantes que venían de Europa, otra parte podía ser
recuperada de la demolición de estructuras más viejas y el resto comprados a varios
fabricantes diferentes, cada uno de los cuales manufacturaba sus productos con el tamaño
que resultaba más conveniente a sus hornos.
Teniendo en cuenta tal dato y en coincidencia con lo establecido por intervenciones
arqueológicas previas (Schávelzon 2012:40), el sector de los cimientos denominado Unidad
I fue identificado como el más antiguo de toda la estructura, pudiendo inferirse ello tanto
por lo registrado en la planimetria histórica7, por las características de los ladrillos
empleados y por los hallazgos asociados al mortero de sus juntas.
Por otra parte, una vez que las superficies se hallaron despejadas, en el muro norte
de la Unidad I se pudo visualizar el límite entre la hilada superior de los cimientos y la
hilada inferior del muro ya desaparecido. Si bien en otros sectores de la ruina se observa
también la persistencia de restos de la base de la pared de la antigua casa, en ninguno
como en aquél las condiciones de preservación de los restos permiten observar con tanta
claridad el quiebre entre la estructura de terminación lateral irregular –y más ancha- de los
cimientos y la más angosta y regular del muro que se extendía por encima.
En la base del extremo oeste del muro sur de la mencionada Unidad I, se detectó la
presencia de un arco de medio punto integrado a la estructura del cimiento, de 1 m de
base y 0,61 m de altura máxima y compuesto por un total de 15 ladrillos. El arco cuenta
con la particularidad de incluir restos de tejas incrustadas entre los ladrillos, las que
funcionan a modo de cuñas de sostén. De acuerdo a la información documental
disponible, este arco se encuentra apenas a metros del sitio en el que se hallaba el aljibe de
la antigua casa (Schávelzon 2012), por lo que cabe supone que tal vez conectara a modo de
albañal con el mismo luego de colectar los pluviales de los techos de la antigua estructura.
Vale recordar que la utilización del agua de lluvia como alimento de los pozos de agua fue
una práctica habitual en la Buenos Aires colonial, y que existen otros antecedentes de
hallazgos arqueológicos que han proporcionado evidencia en tal sentido en la ciudad.
7 Plano de la ciudad de Buenos Aires de 1738. AGN.
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Por su parte, el análisis de los dos restos de muros que, a modo de columnas,
persisten sobre una de las paredes laterales del auditorio, permitió observar diferencias
significativas entre ambas que fueron interpretadas como producto de procesos
constructivos diferentes. Los restos del muro norte presentan características semejantes a
las observadas en los cimientos en lo que se refiere a colorimetría, dimensiones de los
ladrillos y composición del mortero de las juntas, lo que permite atribuirle una antigüedad
semejante a la de estos. En cambio, los restos del muro sur poseen rasgos más modernos,
visibles como la marcada regularidad del tamaño de los ladrillos, una coloración virada al
rojo –propia de los ladrillos de cocción industrial-, juntas con un mortero con mayor
porcentaje de cal y marcada regularidad; el conjunto de estas características indica que la
pared a la que pertenecieron estos restos fue erigida probablemente a comienzos del XX,
tal vez para reemplazar o sostener un muro más antiguo y para entonces deteriorado.
Si bien no estaba indicado en la orden de servicios, se realizó un cateo sobre el
mismo muro que sostiene los dos restos de paredes históricas, a fin de corroborar que el
mismo no formaba parte del conjunto original, hecho que quedó comprobado una vez que
fuera retirado el revoque y quedara expuesto un aparejo integrado por ladrillos modernos
y junta de cemento.
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Vista del lateral sur de la UI antes de la limpieza
Vista del arco de medio punto hallado en lateral sur de la UI
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Vista restos del muro sur Vista restos del muro norte
Recubrimiento final de los restos
Una vez concluidos los trabajos de limpieza y consolidación, se procedió a cubrir
los restos de cimientos y de los de muros ubicados al oeste del auditorio con media
sombra negra, a fin de que los mismos quedaran debidamente resguardados de toda
acción posterior que pudiera dañarlos hasta el momento de decidirse su exhibición.
La utilización de media sombra como cobertura se decidió teniendo en cuenta las
propiedades de permeabilidad de este material, que posibilitará la evaporación de la
humedad residual que pudiera existir aún en ladrillos y juntas, a la vez que impedirá que
derrames y salpicaduras de cemento, hormigón, etc., que pudieran producirse durante las
restantes trabajos de refacción del lugar, afecten la superficie de la mampostería histórica.
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Las medias sombras colocadas sobre las columnas fueron clavadas a los sectores
modernos del muro oeste, mientras que las que se extendieron sobre los cimientos fueron
sostenidas con pesos colocados a intervalos regulares sobre los laterales de los mismos.
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Recomendaciones para el tratamiento y exhibición de los restos
El estado del conjunto de mampostería histórica una vez finalizada la intervención
de limpieza y consolidación es el mejor conseguible teniendo en cuenta su antigüedad,
grado general de deterioro y condiciones en las que se encontraba al momento de iniciarse
la misma. Sin embargo, a fin de que dicho estado se mantenga a largo plazo y que los
restos arqueológicos puedan ser adecuadamente exhibidos al público que futuro transite
por el MAMBA, es necesario tomar una serie de recaudos que aseguren su integridad, a
saber:
a. La estructura debe permanecer tapada durante todo el resto del tiempo que duren
las obras de acondicionamiento del Auditorio, a fin de minimizar el impacto
negativo que podría tener sobre la misma la depositación de todo tipo de restos de
cal, cemento, hormigón, yeso, pintura, etc., utilizado en dichas obras. Asimismo,
debe prestarse particular atención al desarrollo de cualquier tipo de proceso
constructivo que, de modo indirecto, pudiera incrementar innecesariamente el
coeficiente de humedad del recinto, ya que ello alteraría la estabilidad alcanzada
por el conjunto arqueológico y podría producir nuevos ataques de agentes
biológicos sobre el mismo. En tal sentido, se recomienda que la preparación de
materiales empleados obra húmeda se desarrolle fuera del auditorio y que se tome
la precaución de no apoyar baldes con material o latas de pintura que pudieran
derramarse sobre ninguna de las superficies de los cimientos.
b. Una vez decidido que sectores de las estructura serán exhibidos, se procederá a
despejar los mismos y liberarlos de la mediasombra, mientras que el resto de la
superficie deberá permanecer cubierta con la misma por debajo del cerramiento
que se decida colocar encima. Dicho cerramiento no deberá apoyarse directamente
sobre los ladrillos históricos, sino que deberá contar con un sistema de soporte que
se mantenga a una distancia segura de los mismos, de modo tal que una vez
inaugurado el Auditorio, la vibración que se produzca en el recinto no se transmita
a los antiguos cimientos, ya que ello pondría en riesgo su preservación.
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En relación con la exhibición de los restos, se sugiere:
a. A fin de concentrar la atención del público en la mampostería histórica, recubrir la
periferia de los mismos -cuando menos en aquellos sectores que quedaran a la
vista- con pedregullo o cualquier tipo de sedimento semejante, de cualquier color
diferente al rojo. Dicho recubrimiento cumplirá el doble papel de tapar las juntas
modernas que claramente se observan por debajo de los cimientos a la vez que
destacar las hiladas que se extienden por encima. Cabe tener en cuenta que la
presencia de un piso moderno de hormigón por debajo de un cimiento histórico
produce en los visitantes una sensación de falsedad, que debe ser salvada
visualmente y mediante una explicación en la cartelería informativa que acompañe
la presentación del material.
b. Que los sectores de la estructura principal y restos adyacentes que presenten
manchones de cemento que no pudieron ser removidos durante la intervención
arqueológica en razón del riesgo que ello implicaba para los ladrillos históricos
sean “camuflados” de la vista del público para no ser entendidos como el producto
de una acción descuidada que dañó la mampostería histórica. En tal sentido, se
recomienda pintarlas con una solución de barro muy diluido, a fin de que el color
del cemento se destaque menos por sobre el de los ladrillos y pase más
desapercibido al ojo del visitante.
c. Marcar los sectores en los que se desarrollaron tareas de recomposición con
elementos cuya paleta de colores y diseño coincida con los utilizados en la
elaboración de la carterlería informativa que se colocará en las inmediaciones de la
ruina para explicar su presencia y dar cuenta de sus características. Dichos
marcadores no deben ser de tamaño excesivo ni competir visualmente con aquello
que se desea mostrar, sino integrarse con la exhibición. Se sugiere el empleo de
pequeñas piezas cuadrangulares o “venecitas” de vidrio para tal fin, ya que las
mismas son altamente durables, no suponen un factor de riesgo para la
conservación de la estructura y pueden adherirse firmemente a la misma.
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d. La utilización de LEDS o semejantes contribuirá a mantener al mínimo los
porcentajes de calor y humedad que todo sistema de iluminación genera sobre los
restos materiales, debiendo las lámparas ser instaladas a una distancia no menor a
20 cm de los ladrillos y las juntas de mortero en exhibición. Se sugiere también que
las luces sean utilizadas para destacar algunos de los rasgos constructivos más
interesantes del conjunto, en particular aquellos tres sectores destacados en el
plano de relevamiento de ajustes incluido en el Anexo I.
e. Que la exhibición de los restos sea acompañada por una adecuada carterlería
informativa, en la cual se presente de modo claro, sintético y preciso información
relacionada con los materiales exhibidos y que permita a los visitantes del Museo
conocer la historia de la estructura que estará bajo sus pies y familiarizarse con sus
características.
f. La estructura de exhibición que se montará sobre los cimientos deberá contar con
rejillas, orificios, pequeñas aberturas o símil que funcione como sistema natural de
ventilación de la mampostería, ya que si bien la imposibilidad de que se genere un
exceso de humedad ascendente reduce significativamente los riesgos de
humidificación de la misma, los restos construidos presentan siempre un mínimo
coeficiente constante de disipación que debe ser tenido en cuenta. Aunque no se
considera necesaria la instalación en esta oportunidad de un sistema de ventilación
forzada o artificial, sí se considera imprescindible que cada módulo de exhibición
de los cimientos cuente con una mínima ventana de circulación de aire.
g. El sistema de exhibición que se instale debe contar, en cada módulo singular
utilizado, con un sector que otorgue acceso directo a los restos arqueológicos, a fin
de posibilitar la realización de las tareas de mantenimiento que los mismos pudiera
requerir a futuro, así como también permitir el desarrollo de toda actividad de
limpieza que los mismos pudieran requerir.
Dra. Ana Igareta La Plata, 19 de marzo de 2013