Interludio Consciente por Ralph M. Lewis, F.R.C.

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INTERLUDIO CONSCIENTE por RALPH M. LEWIS, F.R.C.

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¿EXISTE una Mente Universal? ¿ Es el espectro de la energía cósmica más de lo que la ciencia está constantemente revelando, es decir, una especie de conciencia?

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I N T E R L U D I O C O N S C I E N T E

p o r RA LP H M. LEWIS, F.R.C.

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Interludio Consciente

porRalph M. Lewis, F.R.C.

BIBLIOTECA ROSACRUZColeccidn Tradicional

Gran Logia AMORC, Jurisdiction de Habia Hispana para las Americas, A.C.

MEXICO

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Colecci6n Tradicional

7 .-/4 traves del Ojo de la Mente 2 Alquimia Mental3 Ansiedades que Perjudican4 Antiguos Simbolos Sagrados. Los5 .- A yer Tiene M ucho que Decir. El 6 Doctrinas Secretas de Jesus. Las7 Dominio del Destino con los Ciclos de la Vida. El8 . - Ensayos de un Mistico M odem o9 .-Envenenam iento Mental

10 .-E n Vos Confio1 1 .- Frutos Eternos del Saber. Los12 .- Glandulas, Nuestros Guardianes Invisibles. Las13 . - Interludio Consciente14 Lemuria el Continente Perdido del Pacifico15 . - H ave al Arte de Concentrar y Memorizar. La1 6 . - Mansiones del A Ima. Las1 7 . - M il A nos Pasados18 .- Mision Cosmica Cumplida19 Misticos en Oration20 . - Preguntas y Respuestas Rosacruces con la Historia

Completa de la Orden Rosacruz AM ORC 2 1 .- Principios Rosacruces para e l H o g a ry los Negocios22 Proceso de las Iniciaciones en el Antiguo Egipto. E l23 Profecia Simbdlica de la Gran Piramide. La24 .- Santuario del Ser. E l 2 5 Susurros del Ser2 6 Tecnica del Discipulo. La 2 7 .- Tecnica del Maestro. La 28 Vida Mistica de Jesus. La

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C oleccion Difusion Rosacruz1 .- Codigo Rosacruz de Vida2 Escuchame y Vive Feliz3 .- Grandes M ujeres Iniciadas4 . - Ideal Etico de los Rosacruces en doce Virtudes. El5 .- Ley del Karma. La6 .- Ontologia de los Rosacruces. La7 .- Orden Rosacruz, A.M.O.R.C., en Preguntas. La8 ;Que A si Sea!9 QuetzalcoatI a traves de las Culturas1 0 Trilogia de los Rosacruces. La Tomo I11 Susana. Cuento Mitologico

C oleccion U niversidad Internacional Rose-Croix1.- Concentracion. L a *2.- Figuras G eom etricasy su Simbolismo. Las3.- Importancia de los Suenos. La4.- Influencia del Color. La5 .- Influencia del Sonido y la Musica. L a **6.- Introduccion a la Parapsicologia. Tomo I*7.- Introduccion a la Parapsicologia. Tomo II**8.- Ritmos Bdsicos de la Vida

* Incluye un Casete ** Incluye dos Casetes

Coleccion M artinista1 .- Cabala bajo la Luz Martinista. La2 .- H ombre Nuevo, E l3 .- Libro de Jasher, E l 4 .- Sepher Yezirah

En preparacion:- Tratado sobre la Reintegracion de los Seres

Coleccion Juvenil1 Cri s tal y la Gran Aventura 2 . - Prin (una Gotita Especial)

Mayor informacion sobre la Biblioteca Rosacruz en la Seccion final de este libro.

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D ED ICA TO RIAV

A mi Esposa

cuyo estimulo y apoyo moral fueron para mi una fuente de inspiration en la preparation

de este trabajo.R.M.L.

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R EC O N O C IM IEN TONo debo dejar de expresar mi aprecio a la senorita Frances Vejtasa por la muy eficiente preparaci6n de este manuscrito para la im- prenta, como asimismo por sus muy titiles sugerencias.

RA LPH M. LEWIS Marzo de 1957

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CO NTENID OV

C apftulo P&ginaPrefacio................................................................................ 11Introducci6n ................................................................... 16

I Indagacibn dentro de la Consciencia ....... 29II Aventura dentro del Ser ............................. 47

III Indagaci6n en el Conocimiento ................ 59IV La Naturaleza de la V erdad ........................ 83

V {Tiene el Hombre Libre Albedrto? ....... 103VI {Es la Mente la Realidad Absoluta? ....... 113

V II Ilusiones de Ley y O rd e n .............................133V III Causalidad...........................................................145

IX Misterios del Espacio y del Tiem po ....... 161X La Cuarta Dim ensidn..................................... 191

XI Investigaci6n dentro de la Inm ortalidad....... 207X II Sobre Consciencia y Moral ........................ 231

X III dQu6 Valor tiene la Fe? .............................257XIV El Dilema de la Religi6n .............................265XV La Consciencia Mistica .................................277

XVI Una Filosofia de la Belleza ........................ 289XVII La PsicoJogia del ConHicto ........................ 313

XVIII El Incentivo H um ano..................................... 321Conclusi6n ....................................................................... 331

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El universo es un vasto ambiente en donde la vida encuentra su expresi6n. Desde el punto de vista biologico, la vida existe en diversas formas desde el nacimiento hasta la transition. Estamos principalm ente interesados en nuestra propia vida, es decir, en la vida hum ana en general. El atributo mas grande de la vida manifestada y del cual nos damos cuenta. es el atributo de la consciencia. Interludio Cons­ciente describe ese periodo de la vida en que el hombre esta particularm ente receptivo a su ambiente y a si mismo, como ser dotado de la facultad de sentir.

En este libro, Ralph M. Lewis enfoca nuestra atencion hacia un analisis de este periodo de la vida —los intervalos de la consciencia. Ese estado consciente es un acompanamiento de la mente, o lo que generalmente conocemos como mente. La exploration de la mente humana es la ultim a gran frontera que aun sigue siendo un reto para los habitantes de nuestro planeta —la T ierra. El hombre ha hecho retroceder gradualmente los limites de lo desconocido, en la misma proportion en que se ha enfrentado

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al ambiente en que se encuentra. Hay natural- mente grandes adelantos aun por lograr en la comprension y manipulaci6n del ambiente fisico del cual el hombre forma parte, pero el campo mds grande de investigation, que arin le queda al hom bre por explorar, es su mente y la consciencia que tiene de ella, siendo la consciencia una manifestation evidente de aquella.

A unque en anos mas o menos recientes se ha dado importancia fundamental en los ade­lantos tecnologicos del hombre (que deben continuar si este ha de dom inar su ambiente y llegar finalmente a la comprension de si mis­mo), a todo lo que se ha logrado desde el punto de vista de la civilization modema, y lo que estd por lograrse en lo por venir, ha de tener su origen en la mente humana. La cons­ciencia del hombre constituye la realization de si mismo y de su medio ambiente. Algunos de los suenos acariciados hoy por el hom­bre, de conquistar su ambiente fisico —no solo de este planeta sino posiblemente de otros lugares en el universo— han de encontrar el im petu necesario para su desarrollo y compren­sion dentro de la misma mente humana. El periodo en que el hom bre es un ser consciente es el tiempo en que se le puede hacer la vida provechosa.

Los descubrimientos logrados por el hombre [12]

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debidos a su esfuerzo consciente deben trans- formarse en una fuerza constructiva en la for- maci6n de la relacion del hombre con el uni­verso. La capacidad hum ana de percibir las potencialidades que existen en la consciencia es un don que el hom bre tiene con respecto a la vida; tambien es una gran responsabilidad para el volverse capaz de sacarles provecho a todas las posibilidades que pueden desarro- llarse mediante una comprension de si mismo y de su ambiente.

Cuando consideramos las conquistas del hombre aun dentro de un corto periodo de tiempo, nos damos cuenta de que ha logrado, en un sentido material, un grado notable de adelanto desde los dlas de sus primitivos antepasados. Al mismo tiempo, el hombre se ve encarado a muchos problemas que son seme- jantes a los que tuvieron que enfrentar sus antepasados. El futuro del hombre y de la civilizacion dependen de la habilidad del ser humano para continuar desarrollando la com- prensirin de si mismo y de su ambiente, capaci- tandose as! para adaptar su vida a las circuns- tancias y condiciones en que la vida misma se expresa.

Que el hombre tenga o no que dominar eventualmente al universo fisico y a si mismo tambien, es una pregunta que por ahora no somos capaces de contestar. Sin embargo, pare-

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ceria 16gico aceptar como premisa que el pro­posito del hombre es, en parte, la obtencion de la maestri'a, ya que al dominarse a si mismo y a su ambiente le estara agregando significado y proposito a esta condition que conocemos como vida. Para el hombre, el desarrollo de su ser y de su consciencia, inclusive la compresion de su relation con el ambiente, deberia cons- titu ir el paso fundamental en este proceso. El hecho de que hayamos progresado tanto solo en los campos fisicos pone de manifiesto que mucho de nuestro progreso mental se ha re- tardado.

El estudio de Interludio Consciente, en su analisis logico de la expresion productiva del hombre en cuanto a la vida, nos prepara mejor para enfrentarnos a los problemas de la vida y de nuestro medio ambiente. En este libro se examinan muchos de los atributos y funciones de la consciencia del hombre. Estudiar y ana- lizar, familiarizandose con el campo de acci6n de la consciencia, constituye una preparation para el individuo en su aprendizaje de como vivir en un estado de armoma con todo aquello que le rodea. Ese conocimiento guiara al hom­bre hacia una relation mds armoniosa al tomar su lugar dentro de su comprension de los pro­positos de esta vida que vive en la T ierra. Participar de tal estudio y tal analisis es uno de los pasos mas constructivos que el hombre

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puede dar en esta etapa particular de su de­sarrollo humano.

En Interludio Consciente el lector examina el periodo en que el hombre vive como un ser consciente; de ese modo se esta preparando a si mismo y ayudando a preparar al mundo para el crecimiento y desarrollo que el hombre es potencialmente capaz de crear. Es muy apro- piado que los hombres y las mujeres que piensan participen en este analisis constructivo de la consciencia y sus atributos, como el autor los presenta en este libro.

—Cecil A. PooleParque Rosacruz 10 de mayo de 1957

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La llegada del racionalismo, al finalizar la Edad Media, dio origen a la ciencia moderna. La abstraccion, las opiniones y la fe, quedaron aparcadas del conocimiento del m undo feno- menal, es decir, del conocimiento derivado a traves de los sentidos.

Roger Bacon, el monje franciscano, aconse- jaba a los hombres que olvidaran los cono- cimientos tradicionales que no pudieran resistir la prueba empirica. Examinar la cosa en si, era la amonestacion; extraer de ella sus cuali­dades perceptibles y dejar que estas solas que- den como conocimiento. Unos cuatrocientos anos despu£s, Sir Francis Bacon, filosofo in­gles, Rosacruz y cientifico, exhort6 a los hom­bres a que recurrieran al metodo inductivo para tener acceso al conocimiento. Aconsejaba que se comenzara con lo discernible y lo particular, avanzando de un hecho tal a otro, y deducir finalmente, de esos hechos, los principios generates. Dos siglos m is tarde, Augusto Compte, fil6sofo francos, expuso su positivismo. Incitaba a que abandonasen la especulacion acerca de las causas finales y la

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esencia de las cosas que el hombre puede que jamas conozca; abogo, en cambio, para que los hombres investigaran los fen6menos percepti- bles, analizaran su naturaleza y aceptaran como unico conocimiento aquello que es revelado como realidad a los sentidos.

En esas doctrinas estaba la semilla fertil del materialismo. Para el hombre la realidad es- taria limitada a lo que el pudiera percibir con sus sentidos receptores. Esos sentidos del hom­bre eran con frecuencia burlados y limitados en sus poderes, y, sin embargo, rapidam ente admitidos. La ciencia se inclin6 al principio a la vision de que las interpretaciones de las impresiones sensorias eran imigenes de reali­dad absoluta, externas a la mente. Mas tarde se admitio que las cualidades asociadas con los objetos perceptibles no eran necesariamente inherentes a ellos. El color, por ejemplo, no existe como tal en el objeto coloreado. No obstante, el criterio sobre lo que es conoci­miento continuo siendo la experiencia precisa de un fenomeno. Bajo condiciones controladas, si los hombres percibian del mismo modo cierto fen6meno, sin ninguna variante, eso era acep- tado como su naturaleza real o verdadera. Eso constitufa el conocimiento positivo o realidad.

Las masas no se adhirieron a esa opinion. No estaban preparadas para rechazar creencias tradicionales, ni muchas de las verdades que se

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aceptaban como evidentes por si mismas. Muchas de estas antiguas creencias del hombre comun estaban al principio mas alia de la confirmaci6n o de la impugnacion cientifica. La razon de esto era que las tdcnicas de la ciencia se desarrollaban en forma relativamente lenta. No obstante, cuando se avanz6 en los metodos, la ciencia y el materialismo impusie- ron su criterio sobre las masas de hombres. En esencia, la prueba era aceptar como verdad lo que puedas percibir, aquello sobre lo cual tus sentidos confieren una realidad. Negar la ver­dad de tal conocimiento era desacreditar los sentidos. Si ciertas experiencias se aceptaban como realidades demostrables, entonces todo lo demas experimentado bajo iguales circunstan­cias debia ser tenido como verdad. Si, por ejemplo, uno fuera a negar lo que la ciencia traia a su atenci6n visual como teniendo reali­dad, entonces tambien tendria que rechazar como realidades sus experiencias visuales comunes.

Se hizo aparente a los hombres que no podian descartar sus experiencias perceptibles sin detrim ento de la realidad del propio ser. Como resultado, en la mayorfa de los hombres la verdad se convirti6 en conocimiento em- pi'rico, preciso. La abstraction filosofica perdio su estima en relation con los criterios estable- cidos por el creciente materialismo.

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Uno de los fuertes atractivos del materia- lismo era Ia aparente ventaja practica de sus realidades. Lo que uno podia percibir obje- tivamente, es decir, ver o sentir con certeza su realidad, era una experiencia que, por lo gene­ral, podian confirmar otras personas. H ubo una aceptaci6n social de tales experiencias. Esta aprobacion de las mentes humanas, de que otras personas tienen similares experiencias a las nuestras, parecian conceder verdad a las percepciones individuales. Provey6 unidad e hizo posible la cooperacion. Los hombres apa- rentem ente podian pensar y actuar al unisono si existia un lazo de comun experiencia entre ellos. La concepcion, la abstraccidn y aun la logica, sufrieron un menoscabo en su prestigio cuando no podian ser comprobadas por los hechos, es decir, por la realidad de la objetivi- dad,

El entusiasmo por este materialismo se de­bid, principalmente, a la extension del sentido individual de la propia realidad. Las cosas demostrables, esas que tienen una cualidad que puede ser percibida, aum entaron en el hombre la realizacion de su propia entidad. Se convirtieron en una propiedad que se agreg6 a nuestra naturaleza material y a los placeres de nuestros sentidos. Por ejemplo, estas cosas proporcionan una mayor longevidad al hom­bre, aligeran sus labores y extienden sus pode-

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res fi'sicos, dandole mas orientation sobre otras "cosas” o realidades independientes de su propio ser.

El materialismo, al paso del tiempo, fue mas justificado en la position tomada por su exitoso rechazo a la superstition, y por supri- m ir los temores de las masas. Fueron impugna- das varias conclusiones de un eminente pen- sador de la antigiiedad, Aristoteles, cuyos con- ceptos fueron terminantes durante siglos. Otros conceptos se tambalearon ante la violenta em- bestida del analisis cientifico y empmco. La T ierra no es plana, como se penso que era; la T ierra no es el centro del universo; el Sol no se mueve a traves del cielo de este a oeste; los locos no son poseidos por los demonios; la crea­tion no empezo en el ano 4004 A.C. La opi­nion individual, fue a menudo desacreditada y derribada de su eminencia tradicional. La fantasia, la especulacion y la conception se consideraron —no solamente en los tirculos cientificos sino tambien por el publico en gene­ral— como de poco valor para la humanidad, a menos que pudieran convertirse en hechos.

La libertad de opinion y de creencias, por mucho tiempo acariciadas como un derecho humano, fue suplantada por la nueva doctrina materialista de la libertad de investigation. El ejercicio de la abstraction individual y libertad de consciencia, bajo el impacto de la demostra-

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cion, fue cediendo lugar al empirismo, para probar por los sentidos y por los instrumentos que los aumentan. Un pensamiento es con- siderado de poco valor si no esta acompanado por un metodo o por una tecnica, por medio de la cual pueda hacerse real, de una manera exterior y visible. Ciertamente, no se considera como verdadero o como teniendo realidad. Los hombres solo son libres para investigar. Pero esa investigation esta confinada al mundo de las peculiaridades, es decir, de todo lo que es perceptible. Los hombres son libres para ver, gustar y oler, pero no para concebir nada fuera de estas fronteras, a pesar de que sus pensa­mientos puedan hacer lo posible por adquirir validez y para recibir la dignidad de la acepta* ci6n del mundo intelectual y academico.

I La imaginaci6n, antes sin limites, ahora esta obligada a conformarse con los requerimien- tos de la experiencia objetival Se encuentra atada firmemente a la manifestaci6n del hecho; atada a la realidad probada. En el mejor de los casos, se le perm ite a la imagination la opor- tunidad de embrollar de nuevo los elementos de la experiencia, en otra forma: sus frutos son vituperados despectivamente como irreales. El abstraccionista o racionalista esta hecho para sentirse debil en el individualism© de los con­ceptos personales. La preponderancia de los hechos en las crecientes categorias de la ciencia

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hace que una idea original, si no esta revestida con estos hechos, parezca aislada e insignifi- cante.

Hoy, el idealismo esta colocado en la encruci- jada de su supervivencia. Esta continuamente puesto a la prueba de ser apoyado por hechos precisos. Si el idealismo no puede ser analizado como si tuviese substancia en experiencia de- mostrable o como para ser reducido a la reali­dad de la prictica objetiva, tiene poca o ninguna ratificaci6n ptiblica. El individuo, al expresar un idealismo insubstancial, se siente excluido por sus ideas del circulo del utili- tarismo.

El incentivo para expresar en el vivir algo diferente de lo que es proporcionado por puro apremio biologico, es la visualizac&n personal de curso de la vida. Esta meta ha impulsado al hombre a planear ciertos fines, o m is bien valorizar el periodo de la existencia humana. Como los antiguos sofistas declararon, el hom­bre se transform6 en la medida de todas las cosas. Proporciono la raz6n para su vida per­sonal. Concibi6 una mision divina decretada —o mision cosmica— para su interludio cons- ciente. No ha podido probar con realidades demostrables la mayoria de las razones que se dio a si mismo para su deseo de vivir. Sus relaciones hacia los dioses o hacia Dios o las causas metafisicas o universales, fueron total-

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mente abstractas aunque satisfacientes. Con el crecimiento del materialismo se ha visto obli- gado a probar su derecho a la libertad de cons­ciencia, a retener sus creencias como verdad, o, de otro modo, verlas consideradas como sin fundamento y, muchas veces, condenadas como fantasias sin valor.

El idealismo estd adquiriendo un creciente sentido de inferioridad. Siente aumentada la dependencia de su ser a las realidades de la existencia, es decir, al empuje dindmico de las proclamadas leyes fisicas de las ciencias.

El hombre promedio de nuestro tiempo titubea para creer, sonar o aspirar, a menos que eso tenga el apoyo de la realidad material. No obstante, las leyes del m undo fenoznenal, reveladas por las ciencias especializadas, son de una naturaleza imposible para tener intimidad con 61. T ienen menos realidad que sus propios conceptos, porque las complicaciones t6cnicas de las revelaciones de la ciencia son, mayor- mente, dificiles para que el hombre las com- prenda.

El hombre pensador, el individuo contem- plativo, no puede dejar de darse cuenta del vacio que existe entre lo que es conocido como realidad demostrable, por un lado, y lo des- conocido, por el otro. Sus concepciones de lo que todavfa no es preciso, son continuam ente llevadas a conflicto con la casi reverenciada

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doctrina prevaleciente del realismo. No obs­tante, deriva una satisfaction de sus abstrac­t io n s , de sus concepciones idealistas, que llenan un lapso en el molde de su existencia. {Debe el hombre descartar lo que no puede sostener con hechos, simplemente porque no sabe siquiera como empezar a refutarlo?

Supongamos que el hombre concibe una causa teologica donde todo es de una mente divina o consciencia universal, yaciendo detras del mundo fenomenal. Quizas esta noci6n de direcci6n mental, de un determinismo, es mds satisfactoria para el que los conceptos mecani- cos de la ciencia modema que explican el universo, todo lo cual ha sido substanciado solo en parte. {Debe tal individuo dejar a un lado sus creencias metafi'sicas, imposibles de hallarse en la realidad objetiva, como podrfa ser?

La mente hum ana lucha por la unification de todas sus experiencias. Lo inexplicable, lo misterioso, irrita al pensador; estorba su paz mental y puede producirle temor. Los hombres luchan por sobreponerse a eso. Cuando el cono­cimiento objetivo no elimina rapidamente las dudas y enlaza al mundo fenomenal en un molde agradable, el hombre imagina cosas y condiciones para substituir ese conocimiento deficiente. Esta abstraction y capricho, sin fundamento, es el bianco del nuevo materia- lismo. T al pensamiento es considerado vano, y

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tornado como una obstruction al avance del conocimiento.

Deberia haber una justification para esta critica de lo “irreal” si, en el curso del tiempo de una vida humana, fuera posible para el hombre conocer todo en experiencia objetiva de lo que quisiera investigar. La paciencia, entonces, seria una virtud, hasta que la ciencia y el analisis de los fenomenos hubieran des- cubierto las respuestas a las preguntas que surgen en la mente del hombre contemplativo. Sin embargo, la realidad absoluta, en todas sus manifestaciones infinitas, nunca podrd ser conocida por la finita inteligencia humana. Como analogia, podemos seguir descubriendo cuerpos celestes, planetas lejanos, ad infinitum , y, no obstante, nunca conocer o percibirlos a todos.

Entonces, £por que no perm itir al individuo, sin menoscabo del privilegio social o intelec- tual, que conciba el universo como el quiera? La conception no debe necesariamente ser construida de las invenciones de la sola imagi­nation, sino tambien de aquellos hechos a su disposition. Estos hechos, las peculiaridades conocidas, serian las realidades mundanas. No importa hasta donde los conceptos se exten* dieran mas alia de los hechos, la forma que ellos asuman bajo la influencia de la abstrac­tion , constituiria la verdadera libertad intelec-

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tual.Una libre asociacion de ideas, en el idea­

lismo, que es convincente para la raz6n, es decir, que parece evidente al individuo, de- beria tener un sitio en la vida pensante de todos. Eso, sin embargo, no debe im pedir la aceptacion del conocimiento empirico de las realidades o hechos demostrables. Es una reali­dad que las abstracciones y los conceptos deben ceder el paso, bajo condiciones especificas, al conocimiento de la experiencia. El punto es que muchas de nuestras impresiones sensorias y nuestras interpretaciones de ellas no son ab­solutas. El tiempo, frecuentemente, nos ha obli- gado a cambiar nuestros puntos de vista. La razon para ello es que tambien somos seres fisicos, una parte de la realidad que experi- mentamos objetivamente, como se ha hecho notar.

El descuidar nuestras percepciones seria como sacarnos a existencia material y cesar de vivir. Ademis, como se ha expuesto antes, la experiencia objetiva tiene una aceptacion uni­versal mayor que las abstracciones. Un grupo puede tener diferentes opiniones sobre el origen del Sol, pero todos lo vemos bastante parecido como para tener una comun experien­cia visual.

Nuestros conceptos racionales, que son satis- factorios, deben ser expresados. No debemos

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albergarlos sino perm itir que sean librem ente desafiados. Solamente si el conocimiento obje­tivo, la as! llamada verdad o hecho, puede refutar tales conceptos, debemos inclinarnos hacia tal conocimiento y exceptuar el anterior. Si no lo hacemos asf, ireinos contra el mundo fenomenal al que nuestros sentidos han sido hechos para ajustar. Por otro lado, si nuestras nociones no pueden ser refutadas por hechos, entonces debemos tratar de objetarlas. Debe­mos extraer del m undo de la realidad aquellas experiencias que d a rin a estas nociones per­sonales la esencia de una verdad objetiva, no solamente para nuestras mentes sino para las mentes de otros, para que asi tambien puedan percibir y darse cuenta de esa verdad.

La mayor funci6n del hombre es la razon. Arist6teles dijo: “Si la razon es divina en com- paracion al resto de la naturaleza del hombre, la vida que estd de acuerdo con la raz6n sera divina en comparaci6n con la vida humana en general”. Si la raz6n del hombre se acerca lo mas posible a lo Divino, no deberia depender, en su realizaci6n de la realidad, exclusivamente de los sentidos. Deberia exceder los sentidos, concebir aquello que los sentidos no han per- cibido. La raz6n deberia propasar cada interes del cuerpo y sus deseos; deberia buscar el conocer al universo a trav£s de la contempla­tion y la abstraction, asi como lo es para la

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mente, no solo como el hombre pueda perci- birlo Unicamente por los sentidos.

La mente en si es causa, y deberiamos estar interesados acerca de la naturaleza de lo que pensamos sean las causas infinitas, La vida ver­dadera y noble del hombre, durante el precioso interludio consciente, es la vida de la especula- cion filosofica. Es el aislamiento peri6dico de la consciencia del m undo de las cosas, el ensimis- marse para una contemplation del Cosmos.

Aristoteles, ademas, dijo: “Mientras mds me encuentro solo conmigo mismo mas me con- vierto en un amante del m ito” (mito, en este sentido, significa contemplation, meditation). Es, entonces, el objeto de las paginas siguientes ayudar al lector, a waves de la contemplation, a adquirir una comprension mas intim a y satis- factoria de las realidades de este interludio consciente llamado vida.

Un concepto que no puede ser probado como falso por la experiencia objetiva, retiene su realidad en nuestra mente. Para el indi­viduo, entonces, es tan real como cualquier cosa que haya experimentado objetivamente.

—Ralph M. LewisSan Jose, California2 de enero de 1957

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i n d a g a c i6 n d e n t r o d e l aCONSCIENCIA

queremos decir por consciencia? £ Cuales son las caracteristicas o atri- butos que asociamos con nuestra pro­

pia consciencia? T al vez un medio negativo nos ayudara mejor a contestar esta pregunta. ^Qu£ es lo que reconocemos como estado o condicidn opuesto a la consciencia? Por lo general, inferimos que es lo que parece no tener ninguna verificacion o realizaci6n de su propia entidad o de cualquier otra realidad. En consecuencia, creemos que la consciencia nos confiere una realizacion o un tener cons­ciencia.

Si pensamos mas sobre ello, esta realizaci6n, este tener consciencia, es de varias clases. Su- pongamos que usted retrocede de espaldas hacia un fosforo encendido, hasta que la llama le toque el cuello. Usted se apartard con una sensacion de dolor. En seguida, imaginemos que se produce un silbido penetrante y agudo. Podria usted asustarse tanto que taparia sus oidos con las manos para evitar, en lo posible, el sonido irritante. Estos dos ejemplos indi­can, de su parte, un tener consciencia de una

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irritation.Esta forma de darse cuenta, o sea, una reali­

zation de aquello que irrita, no esta lim itada a organismos complejos o exclusivamente a seres vivientes altamente desarrollados como el hombre. Otros seres vivientes, aun con organismos de estructuras simples como las amibas, igualmente demuestran este tener cons­ciencia. Si queremos tocar una amiba, esta se apartara en la misma forma en que nosotros lo hacemos de un fosforo encendido. Asi, pues, estamos de acuerdo en que este aspecto de "tener consciencia” es una forma elemental de consciencia que tienen todas las cosas vivientes. Es una respuesta de la materia animada a los estimulos del medio ambiente.

Algunas veces, es bastante dificil diferenciar entre este tener consciencia y un fenOmeno similar que se observa en la materia inani- mada. Por ejemplo, dos polos se repelen. La emulsion de una pelicula fotogrdfica esta for- mada por una gelatina con finfsimos granos de compuestos de plata. La luz actiia sobre esos granos. Po\ lo menos, los granos parecen responder a la luz. Tomemos otro ejemplo: si tenemos dos diapasones del mismo mimero de vibraciones y golpeamos uno, originamos vibraciones que, a su vez, ponen en movimien­to el aire, y las pulsaciones de este hardn que el segundo diapasOn vibre en resonancia con el

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primero. Es decir, el segundo diapason res• ponde en afinidad a factores que se han puesto en contacto con £1.

Existe un medio para distinguir la capacidad de respuesta de las cosas inanimadas, de aque­lla propia de los organismos vivientes. Las cosas vivientes parecen resentir cualquier retrogra- dacidn de su naturaleza, es decir, parecen oponerse a cualquier cambio basico de su es- tructura o constituci6n. A veces, un organismo viviente podra, en un momento dado, asimilar lo que actua sobre 61. Parecera cooperar como si respondiera voluntariamente a las condicio­nes de su ambiente. Otras veces, no obstante, el organismo tratari de apartarse o retirarse de los agentes que lo accionan. Repetimos que siempre tratara de evitar aquellas influencias que cambiarian su naturaleza bdsica.

Como seres humanos, nuestro tener cons­ciencia es mucho m is que esa simple respuesta. Es cierto que nosotros, como los organismos simples, tambien retrocedemos ante la irrita- ci6n. A veces, tambien, cedemos voluntaria­mente a las influencias de nuestro medio ambiente; en otras palabras, intencionalmente participamos en ellas. Pero, ademas, nosotros percibimos. La percepcion es ese aspecto del tener consciencia que localiza las causas de los agentes o impulsos que actuan sobre nosotros. Respondemos a las influencias, pero, ademas,

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tenemos una realizaci6n de los agentes que originan nuestra respuesta o que estan relacio- nados con ella.

Si una luz fuese repentinam ente encendida en su presencia, tal vez usted se sobresaltaria y quizas, gritaria. Estas acciones serian una respuesta a la irritacidn, al impulso actuando sobre usted, pero, tambien, existiria una reali- zaci6n de que las cosas que acttian sobre usted estan aparte suyo. Interpretaria la causa, quizd como luz, o por lo menos como alguna clase de realidad. Este modo de darse cuenta, o percep­tion, no esta limitado al hombre; tambien lo tienen los animales superiores, como el perro o el caballo. De este modo, la consciencia, como un “darse cuenta”, es al menos de doble as- pecto, es decir, se expresa por medio de la respuesta y de la perception.

^Cuiles son los comunes resultados de la consciencia, que ordinariam ente experimenta- nos? Ya sea que su consciencia en este momento es respondiente, es decir, que es una reaction a su ambiente —o si es percepci6n, digamos, una realization de factores actuando en y a- parte de usted— surgiri, no obstante, de ese estado de consciencia uno de los dos efectos generales: consciencia agradable o desagrada- ble. Dolor y placer son dos extremos de los efectos de la consciencia. En otras palabras, hay dos condiciones fundam entals en todas las

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clases de consciencia: dolor y placer, con una escala graduada entre ellos.

Parecerd a veces, aunque estemos conscientes y percibainos, que no experimentamos dolor ni placer, como al leer esto, por ejemplo. No obs­tante, no hay ningun estado intermedio entre estas dos condiciones. Si usted no experimenta desconcierto existe, entonces, un estado agra- dable. Lo que es agradable es placentero. Si estamos, simplemente, libres de agravio, eso en si es un moderado placer. Es satisfactorio, cier- tamente, estar sin preocupacidn y tener una sensaciOn de paz. Lo que es satisfactorio es placentero. Piense por un momento. {No puede usted agrupar sus experiencias pasadas, todas las que recuerde, en una o en otra de estas dos clasificaciones?

Hay otro resultado comun de la consciencia; esta relacionado al aspecto de la consciencia que hemos descripto como perception. Hemos dicho que percepci6n es la facultad de localizar las causas de nuestras experiencias, es decir, colocarlas en el espacio y en el tiempo. Por percepci6n, damos una cierta proximidad a nosotros mismos a la causa de los estimulos que actuan sobre nosotros, es decir, aqui, alia, lejos o cerca, etc. Tam bien los relacionamos con el ahora, con lo inmediato de nuestra consciencia. Por lo tanto, este otro resultado de la consciencia, que esti relacionado con la

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perception, es la existencia. Cuando quiera que un organismo es capaz de percibir, de- muestra una realization de lo extemo. En los animates inferiores esta realization no es un comprender las peculiaridades que percibe, sino, cuando menos, el animal evidentia un tener consciencia de lo de afuera, de lo sepa- rado de su propio ser.

Una serpiente ataca al palo que la irrita. Esto es un acto consciente. Es una combination de respuesta y perception. La vibora se irrita por las sensaciones producidas al ser tocada por el palo; pero tambien ve el palo y ataca en aquella direction en que aparentemente esta. No importa lo elemental que podamos con* siderar esta reaction: la serpiente tiene una realization de existencia, es decir, de objetos o realidades separados de si misma. La percep­tion, entonces, nos origina que tengamos cons­ciencia de la existencia, en las variadas formas que ella asume para nosotros.

Es m anifesto que la perception es la base del conocimiento. Sin llegar a una mayor ex­plication, que sera considerada en un capitulo posterior, podemos generalizar ahora diciendo que conocer es agrupar todas las experiencias dc la consciencia en ideas, en asuntos signifi- cativos. Donde quiera que la perception se haya desarrollado desde las sensaciones centricas colocandolas en espacio y tiempo para un cono-

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cimiento de sus causas o su naturaleza, entonces tendremos conception. Ver una luz y realizarla como una existencia separada, es una cosa. Pensar en ella como luz o tener cualquier idea respecto a su causa y naturaleza, es una concep­cion.

Hemos dicho que la concepcion es cono­cimiento. Quizds estaria mejor expresado si nos referimos a ella como juicio. Despu6s de todo, si concebimos, es decir, si conocemos algo, £no nos hemos formado un juicio acerca de ello? Si conocemos algo, le hemos dado un valor en relacion a otras cosas o a nosotros mismos.

No podemos decir con seguridad que la con­cepcion sea resultado directo de la consciencia, es decir, que surja directamente de ella. Existe considerable evidencia psicologica de que la concepci6n es una parte del funcionamiento del cerebro. El cerebro tiene procesos mentales como la concepcion y el razonamiento en todas sus formas. No obstante, estos procesos asocia- dos con el cerebro son dependientes de la cons­ciencia.

Puede haber una luz electrica de color azul en un cuarto, pero el azul brillante que emite el foco encendido no es el resultado directo de la corriente electrica en la bombilla. Existen otros factores, como el cristal coloreado del foco que filtra las ondas de luz emitidas del filamento incandescente, pero que no filtra la

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longitud de onda del color azul. Sin embargo, sin la corriente electrica que calienta el fila- mento no existiria el azul brillante que obser- vamos al conectar la luz. Asi, igualmente, la consciencia es esencial para los variados aspec- tos de razonamiento y de la conception.

{Como se origina la consciencia? {Cual es la naturaleza de la consciencia?

Previamente hemos designado ciertos actos surgiendo de la consciencia y ciertos efectos de ello. Pero es otro problema, sin embargo, de- finir la naturaleza de la consciencia. Por analo- gi'a, podemos diferenciar la luz de la obscuri- dad, y podemos demostrar en los laboratorios de ffsica fenomenos tales como la refraction, reflexion y difusion, pero ninguno de ellos expiica lo que constituye la luz. Es solamente una demostraci6n de los efecLOs de ella.

Por lo tanto, {deriva la consciencia de otra cosa? { Es la consciencia una substancia implan- tada de cierta manera en el ser organico o es innata? En el ser humano, {es una parte defi- nida, como algun organo como el protoplasma es parte de la substancia viviente? Veamoslo de esta manera: {Podria ser la consciencia una substancia eterea, una forma extrana de ener­gia con la que el hombre esta imbuido?

La Idea de substancia de la consciencia ha tenido una fuerte atraccion para el hombre, porque es dificil para la mente pensar en algo

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intangible. La mente esta acostumbrada a aso- ciarlo todo con una cualidad sensorial, con el gusto, olor, dimensions, etc. En consecuencia, si algo nos causa una sensacion al actuar en nuestro organismo, nos inclinamos a atribuirle substancia. En otras palabras; pensamos de lo que nos afecta, como una clase de substancia, o una cosa. Es natural, entonces, que lo que causa nuestras experiencias —o consciencia— sea considerado como una forma de substancia.

Para muchas personas, la consciencia es un escenario en alguna parte de la mente, y nues­tras ideas y pensamientos son los actores que representan en ese escenario. McDougall, emi- nente psicologo clasico, dijo que la consciencia es considerada como un escenario iluminado que hace que las ideas y pensamientos sobre- salgan claramente.

Lo inconsciente es como un escenario a obs- curas, que existe en algun sitio en la mente. En esa area obscura, en ese recinto, estan depo- sitados los pensamientos e ideas que esperan ser llamados para tener iluminacion de la cons­ciencia. Aun en 6poca tan reciente como la de Freud, ha persistido el concepto de que la cons­ciencia y la mente son alguna clase de substan­cia eterea. Se ha creido que la consciencia es mas bien una super-substancia que impregna el ser del hombre. Todas nuestras ideas y pensamientos son compuestos de la consciencia

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o es que ella los refleja, como pelotas de tenis que rebotan de una red.

La idea de la substancia de la mente y de la consciencia, todavia favorita en muchos clrcu- los, no es nueva en ninguna forma. Fue man- tenida por el filosofo griego Leucipo, tan atras como el Siglo V (A.C.) Leucipo sostenfa que toda la materia puede ser reducida a dtomos —es decir, las numer^sas formas que percibi­mos— y que estos atomos estan en movimiento. De acuerdo con el, el alma tambien estd com- puesta por atomos —los llamaba atomos de fuego— que son los mas fmos y activos de todos. Leucipo relata que cuando estos finos atomos o dtomos-alma estdn combinados en cualquiera cantidad, como en el ser humano, tambien estan dotados de sensacidn y de consciencia. Al morir, estos atomos se disuelven, terminan. Entonces la sensation desaparece y con ello cesa la consciencia.

Como tambien existen los procesos incons- cientes, de los que mucho hablaremos mds adelante, tendremos que decir que la misma escuela de pensamiento que conceptua a la consciencia como una substancia, tambien sostiene la creencia de que lo inconsciente es alguna cosa misteriosa. Para usar un simil, percibimos la obscuridad como siendo muy diferente de la luz. Sin embargo, personas inteligentes de nuestra epoca no quieren con-

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siderar a la obscuridad como una realidad sepa­rada, teniendo una existencia por si misma. Mas bien, consideran a la obscuridad como un aspecto negativo de la luz, una variaci6n o grado de luz, una aparente ausencia de ella. Asi, tambien, lo inconsciente no es una reali­dad separada, sino una variation de la cons­ciencia. Un pensador dijo que la palabra in- consciente es una designation inaplicable. Sos* tenia que seria mucho mejor la palabra ex­periencia. En tal caso, seguramente no pensa- rlamos de la experiencia como substancia o como siendo una cosa innata.

La teoria opuesta de la substancia, la que nosotros exponemos, es que la consciencia se genera o despierta dentro de nosotros. Este concepto es mas consistente con la actual ex­periencia. La frase familiar: “la corriente de la consciencia” se refiere al flujo de la consciencia a traves de la totalidad del ser organico. Des­pues de esto, substituyamos este termino por la corriente de fuerza vital orgdnica, la corriente de vitalidad a traves de toda cosa viviente. Hemos presentado los dos resultados generales, basicos, que emanan de la consciencia: lo agradable y lo desagradable. Todo lo que posi- tivamente llene o frustre, en algun grado, la vitalidad de un organismo, parece despertar la consciencia. Dicho en otra forma, lo que juega sobre la fuerza de vida de un organismo, ayu-

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dando a su funcionamiento o inhibiendolo en algun modo, es consecuencia de aquel estado o condici6n que llamamos el tener consciencia.

Existe tambien una manifestacion exterior de la consciencia. Es el valor de las cosas que se imparte al organismo. Es una evaluacion de todo lo que afecta la fuerza vital de vida en cada celula de nuestro ser. T al vez podamos comprenderlo con un breve examen de la sen­sacion.

La sensacion es el impacto de impulsos o vibraciones de energia, si asi lo prefieren, actuando sobre la fuerza vital de un organismo, dentro del organismo mismo, como impulsos del medio en que el organismo existe. En otras palabras, cuando un impulso se pone en con- tacto con la fuerza vital de vida de un orga­nismo, de la reunion de ambos surge un tercer punto, un punto de manifestacion, y esa es Ia sensacion. Debemos inferir, entonces, que la sensacion es una unidad de consciencia.

Con sabiduria se ha dicho que la sensacion es el punto de reunion del ser con las cosas. La sensacion se produce cuando el organismo es puesto en contacto con una existencia dife- rente a si misma. Cuando el mundo fisico ac- ciona sobre un ser, tendremos la sensacion, si consideramos la totalidad de ese organismo, es decir, como una unidad fisica. Los varios tipos de consciencia a los que nos referimos comrin-

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mente, son meras variaciones de la sensation, dependiendo de como las sensaciones son des- pertadas dentro del organismo. Comprendamos que la consciencia no es el impulso que actua sobre el organismo, sino m is bien es la cons­ciencia despertada como resultado del impulso. Por ejemplo: el golpe de un tambor, no es ni el tambor, ni los palillos; es una combination de los dos perturbando el aire y produciendo la sensation que tenemos del sonido. En otras palabras: el sonido no tiene existencia inde- pendiente. Despierta dentro de nosotros como resultado de los impulsos que actuan sobre el sentido auditivo.

Primitivos experimentos sobre la naturaleza de la consciencia pusieron de manifiesto que esta radica en la corteza o region exterior del cerebro. Experimentos posteriores, no obstante, probaron que esa corteza cerebral puede ser removida sin que haya una perdida total de la consciencia. En estos casos, subsiste la respuesta o el elemental tener consciencia de una irrita­tion. El organismo responde al esti'mulo de los vapores alcoholicos en contacto con el. Eso im- pugna la localization de la consciencia en la corteza.

Existen, por supuesto, umbrales, o, diriamos, niveles de consciencia. Quiere decir que im­pulsos de una clase produciran cierta conscien­cia en un organismo, y no produciran ninguna

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otra. Ciertas vibraciones al actuar sobre un organismo produciran una sensacion de tacto. Si son aumentadas, entonces se escucharan. Pero estas vibraciones no son estados separados de consciencia. Para usar un ejemplo familiar, podemos tener un cuarto con dos puertas y las dos estin entreabiertas. Las bisagras de una puerta estan muy apretadas; la puerta se abre y tierra con dificultad. Las bisagras de la otra puerta estdn flojas; la puerta se mueve facil- mente. Si momentaneamente entra una corrien­te de aire, en el cuarto, la corriente cerrara la puerta de bisagras flojas; la de las bisagras apretadas no se movera.

Decimos, entonces, que cada puerta tiene un um bral o lim ite de resistencia que responde diferentemente. Si aumentamos la corriente de aire, con suficiente fuerza, entonces la puerta con limite superior de resistencia, es decir, la de las bisagras apretadas, tambien se cerrara. Cada puerta solo funcionara segun la fuerza aplicada, lo que no significa que el aire fuese diferente para cada puerta. Asi es la conscien­cia. Ciertas partes del sistema nervioso, ciertos sentidos de un organismo responden a algunos estimulos y no a otros. Su punto de respuesta constituye su nivel o umbral.

Las variaciones, los diferentes aspectos de la consciencia, indican que no es un simple feno* meno. Son esos umbrales, esas diferentes reac-

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ciones y sensaciones del organismo los respon- sables de las formas aparentemente variadas de la consciencia. Un investigador ha explicado que en el campo de lo inconsciente existen dieciseis versiones de lo inconsciente. Hay dieciseis modos de definir el estado de lo in­consciente. Por lo tanto, la simple consciencia del hombre tiene una m ultitud de designa- ciones. Sabemos que cada nota musical tiene diferente valor matematico de frecuencia. No obstante, no consideramos cada nota como un fenomeno diferente, sino mas bien que todas son del mismo fenomeno de sonido.

Existe tambien una teorla prevaleciente de que la consciencia nace como resultado de una resistencia. Sostiene que hay resistencia al paso de impulsos en la sinapsis, que es un lugar o pequeno cuerpo entre las neuronas —es decir, las celulas nerviosas— y las fibras nerviosas. No las conecta directamente, sino que solo per- mite el transito de impulsos nerviosos de una a otra.

En la sinapsis, un mensaje (impulso nervio- so) puede viajar solamente en una direcci6n. Por ejemplo, en la Fig. 1, el mensaje solamente viaja de la neurona “A” (celula nerviosa) a la neurona “B". Sin embargo, un mensaje, dentro de una sola neurona, puede viajar en cualquier direccion; pero, una vez que haya pasado por la sinapsis, no puede regresar.

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La Fig. 2, “C ”, representa una neurona. “D ” representa las dendritas u organos recep- tores de un impulso, desde alguna neurona o fuente. “E” representa al axon de una neurona, o aquellas que solo transmiten impulsos.

*A'N eu ro n B

F i g . 1

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La sinapsis actua como una valvula, per- mitiendo el paso del impulso en una sola direc­tion , del axon a las dendritas.

Esto se verifica de manera parecida a un condensador en un circuito electrico. Aparente- mente, la energia es acumulada y luego des- cargada. Cuando la resistencia a una com ente es bastante grande en un cable, se genera calor. Cuando una sinapsis resiste los impulsos nervio- sos causados por los estimulos, esta resistencia se convierte en sensaci6n. Esto, como lo hemos explicado, es tener consciencia. Tenemos, en­tonces, una consciencia de la condici6n. Si los impulsos son repetidos continuamente, el ca- mino de la neurona —o paso del nervio— figu- rativamente tiene un desgaste. No es ofrecida ya ninguna resistencia. No hay sensation. En consecuencia, no hay consciencia del impacto, y los habitos son un ejemplo de ello. Esta teoria apoya nuestro postulado de que la cons­ciencia es engendrada por estimulos que actuan sobre la fuerza vital del organismo, y que no es innata.

El aspecto mas prom inente de la consciencia, por lo que se refiere al hombre, es ese llamado “consciencia de si mismo”. Es la medida de su existencia personal. Pero, <jque cosa es el ser? Esta sera nuestra proxima indagacion.

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AVENTURA DENTRO DEL SER

f g la mayoria de nosotros nos fascinan los cuentos de aventuras. Hay una

* romantica excitaci6n en los viajes alugares lejanos, a traves de los mares, sobre montanas, y al cruzar los vastos desiertos. Ade­nitis, por medio de telescopios gigantescos, los astronomos estan investigando los mundos que se encuentran a miles de anos-luz, en las in- mensas extensiones del espacio estelar. Tam bien con inventos electronicos, los flsicos modernos estan explorando galaxias enteras de energia, universos infinitesimales, tan pequenos, que pueden ser colocados sobre la cabeza de un alfiler. Y, sin embargo, con todas estas empre- sas, hay todavla un reino en el cual la mayoria de los hombres nunca ha entrado. Es una region extrana para ellos. Sus imaginaciones nunca se han acercado a sus fronteras u osado cruzar sus limites. Es el m undo del ser. Des- graciadamente, para la mayoria de la gente la naturaleza de este ser constituye una cortina de hierro detras de la cual no quieren penetrar.

La influencia de este m undo del ser es senti- da, no obstante, por la mayoria de los humanos,

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en forma de vagas y sutiles impresiones. Este ser es el sol, el verdadero centro de un sistema solar, personal, del hombre, alrededor del cual gira toda su existencia. La comprension de este ser origina que todos los otros mundos de la experiencia humana adquieran una relacion ordenada. Muy pronto en su vida, el ser h u ­mano normal comienza a realizar lo que para el son dos estados primarios de existencia: el Yo soy y el Yo no soy. Con la primera reflexion se llega a que yo estoy bastante seguro de lo que soy, pero, con pensamiento ulterior, estoy obligado a preguntarme: £ Y que cosa soy?

A medida que investigamos la naturaleza del ser, encontramos que no es una substancia como pensamos de la substancia de otras cosas. N o parece tener cualidades especiales n i tiene cantidad. En realidad, no podemos aislar el ser, en la consciencia —como lo hariamos con otras cosas— con el objeto de definirlo, como lo hariamos con otras experiencias. Ademas, no tenemos organos especiales para percibir el ser intem o, como los tenemos para ver, oir, gustar y oler.

Regularmente, estamos acostumbrados a pensar sobre la configuracion de nuestros cuerpos, miembros y organos, dando origen a la idea principal del ser; pensamos que esta masa particular de nuestra existencia es el ser. Sin embargo, alrededor de nosotros hay muchos

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otros cuerpos, no muy distintos al nuestro. Por lo menos, tienen muchos de los mismos com- ponentes, las mismas propiedades fisicas, como nosotros tenemos. Por lo tanto, las caracteris­ticas fisicas de nuestro cuerpo no son en apa­riencia lo suficientemente diferentes para dar origen a la idea de ser. El concepto debe surgir de ciertos otros factores.

Hasta ahora, hemos considerado al ser de una m anera general. No obstante, existen hoy en dla teorias populares acerca de la na­turaleza del ser, muy espetificas y prominentes, a las que deberiamos prestarles atencion. Estas teorias son el substancialismo, el integracionis- mo y el trascendentalismo.

El substancialismo, como su nombre lo im- plica, llama al ser una substancia, asi como el cuerpo es materia o substancia material. Sos­tiene que existe un alma-cuerpo y que de ella es el ser. El substancialismo, evidentemente, es un dualismo que reconoce un cuerpo psiquico —alma-cuerpo— al que el ser esti relacionado, y que hay tam bien un cuerpo material.

El integracionismo busca identificar al ser con un sistema. Procura integrar los estados de la mente, las emociones y las experiencias, postulando que esta com bination de cosas, los sistemas de pensamiento, las emociones y las experiencias, como un todo, es lo que llama- mos ser.

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El trascendentalismo es mas complejo. T rata de que el ser este sobre la teoria de que sea una substancia o un objeto. Lo define como subordinado a las experiencias que tenemos; presupone que el ser es eso que reconoce o percibe, y tambien aprehende o comprende. Argumenta que la consciencia presupone la existencia del ser, porque concibe un mundo y reacciona a aquello que concibe.

El trascendentalismo se opone a los otros dos sistemas en su defensa del ser como substancia. Sostiene que el substancialismo realmente ad- mite la teoria del ser como un subordinado. El trascendentalismo, ademas, especifica que si el integracionismo declara que las emociones y estados (como un sistema), componen el ser —y un sistema seria un objeto— tambien un objeto seria substancia. Es, pues, una polemica sobre la substancia y el objeto del ser, o, dicho en otra forma, <[que es el ser?

Debemos adm itir que el ser esta siempre im- plicito en nuestros pensamientos y acciones. Hacemos diariamente muchas cosas solo por­que comprendemos que tenemos ser y actua- mos respondiendo a lo que parecen ser los dictados o impulsos o motivos de ese ser. Por lo menos, el ser tiene suficiente realidad para poder ser discutido, no importa como le llame- mos. Si no tuviera esa realidad que nos obliga a estudiarlo y discutirlo, seguramente no nos

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preocupariamos de el.Esto nos recuerda el principio, ahora clasico

de la filosofia, expuesto por el filosofo frances, Rene Descartes: Cogito, ergo sum (Pienso, porlo tanto soy). Queria decir, con esta frase, que podemos argum entar con todo el mundo, que podemos decir que nada existe en los cielos o en las entranas de la T ierra, que no existen ni cielos ni T ierra. Si, aun podemos decir que no hay ningun Dios, y que no existimos. Pero, para todo ello, lo que es capaz de arguir contra todas las cosas, por lo menos, eso en si existe.

Si el ser es una substancia, es una distinta clase de substancia, como el dolor y el placer. Un dolor de muelas no es un objeto como lo es el diente, pero nadie negard racionalmente la realidad del dolor y que tenga alguna clase de substancia. A unque el ser no es un objeto que pueda ser pesado o medido, es una entidad que es percibida. La cuestion es: {Que clase de substancia? {Es enteram ente psiquica o tiene algunos aspectos fisicos, materiales?

Existe tam bien una escuela de pensamiento interesada en la naturaleza del ser, que ha persistido por algun tiempo, aunque se ha hecho prom inente s61o en forma periodica. Es conocida como panpsiquismo. Afirma que toda naturaleza tiene una realidad psiquica, es de­a r , que todo lo que existe (todo ser, toda peculiaridad) es de naturaleza psiquica. De

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ecte modo, la materia no es ni mas ni menos psiquica que el cerebro, y la consciencia no tiene mas esencia psiquica que la materia. Todas estas cosas son expresiones de la na­turaleza, y esta es psfquica. La consciencia per­sonal del hombre, o lo que designamos como ser, es la expresion mas alta en la naturaleza, pero aunque lo sea no es rads psiquica en cuali­dad de lo que es el cuerpo del hombre. En otras palabras, todo lo que se manifiesta es un proceso de la naturaleza, una graduaci6n de fenomeno. De acuerdo con este punto de vista, todas las realidades son psiquicamente iguales en esencia. En la importancia de su manifesta­tion, en la compejidad, algunas, como la cons­ciencia personal, sobrepasan a las otras.

El ser, el Yo soy, es una de las impresiones de la consciencia, algo que se identifica con ella. <{C6mo es que podemos distinguir el Yo soy, o ser, de la m ultitud de impresiones de las cuales nos hacemos conscientes? Existe una larga serie de impresiones que siempre asocia* mos con nuestros sentidos receptores, o facul- tades objetivas, y estas son las cosas que parece- mos oir, tocar, ver, gustar y oler. Sin embargo, si aislamos estos sentidos vendandonos los ojos o colocando nuestras manos sobre los oidos, excluimos esas impresiones que estan relaciona- das con nuestros 6rganos sensitivos. Cuando esas impresiones son excluidas, encontramos

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que la consciencia permanece todavia en noso­tros. La consciencia, consiste, entonces, en otra clase de impresiones. Sabemos que una de ellas es Ia memoria.

Ademas de eso, sabemos que las imdgenes de la memoria no estin inmediatamente relacio- nadas con nuestras facultades sensorias. Lo que recordamos no es lo inmediatamente visto o escuchado. O tra fase de la consciencia, que realizamos cuando suprimimos nuestros senti­dos objetivos, es lo que podriamos llamar sensaciones orgdnicas. Estas son las de presiOn, contraction y dolor que parecen originarse en nuestro ser, y que no estin relacionadas con los usuales sentidos receptores. Agregados a estos estan esos estados de consciencia que llamamos emociones. Supongamos, como es usual, que llamemos externas a las impresiones que parecen estar completamente relacionadas con nuestros sentidos perceptivos, o que per- tenecen al m undo fuera de nosotros. Como resultado, el Yo soy parece estar constituido por los pensamientos, la memoria, los impulsos orginicos y las emociones. Pero, <Jes el ser sola­mente esas cosas?

Los animales que estan mas abajo en la escala que el hombre, no expresan la misma consciencia del ser, como lo hace el hombre. Sin embargo, tienen sensaciones organicas; ellos, tambien, manifiestan memoria y em otio­

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nes.{Q u£es, entonces, lo que hace en particu­lar que el hom bre distinga una clase de impre- siones como el ser?

Como seres humanos tenemos la facultad de dirigir nuestra consciencia. Podemos hacerla responder a ciertos conjuntos o clases de im­pulsos. Por ejemplo, podemos enfocar nuestra consciencia especificamente en las impresiones de nuestros sentidos organicos, sobre algo que solo deseamos ver o escuchar. Igualmente, podemos suprim ir esta consciencia al grado de excluir esas impresiones. Por esa razon, tam­bien podemos enfocar la consciencia, exclusiva- mente, en nuestras concepciones, es decir, en las ideas de la raz6n o los impulsos de nuestras emociones. Siempre existe, de nuestra parte, una consistente realization de nuestra volun­tad; diriamos que nos damos cuenta de que podemos dominar la vacilacion o cambiar nuestra consciencia, segun sea nuestro deseo.

La voluntad siempre se esfuerza por existir; es decir, continuam ente desea ciertos estados de consciencia que se sienten como m is en armonia con nuestro ser. La voluntad continua­mente busca que el organismo se vuelva cons­ciente de aquellas cosas agradables. Algunas veces, la voluntad puede identificar la cons­ciencia con el mundo de los sentidos, con aquello que Uamamos lo externo. Otras veces ella podra dirigirnos para hacernos conscientes

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s61o de las ideas de la razon o de las sensaciones internas de nuestro ser. Por lo tanto, cuando decimos “Yo” entendemos aquel estado pre- ferido de nuestro ser, que constituye la vo­luntad, porque esta siempre es el deseo de un estado predilecto del ser. Todas las impresiones de consciencia que tenemos, son una forma de realidad por el hecho de que las realizamos, pero la voluntad es la realidad mas exaltada de todas.

Mi voluntad, esa que realizo, sobrepasa a to­das las demas cosas. “Yo soy lo que soy” signi- fica que yo soy ese estado de ser que deseo ser, que prefiero ser. Yo soy aquello de lo cual deseo estar consciente. Debido a que la vo­luntad tambien esta presente siempre que haya consciencia de si mismo, esa realization de nuestra intention, de nuestro deseo, eso es el ser. El ser, como una experiencia, se yergue contra o sobre todas las demas experiencias que nos impresionan.

Experimentamos ciertas inclinaciones domi* nantes, ciertos impulsos y urgencias, y cada vez que imponemos nuestro deseo ejercitamos nuestra voluntad para mejorar aquellas inclina­t io n s , desarrollando asi el ser. La acci6n cons­ciente expande al ser. Mientras mds actuamos de acuerdo con nuestros pensamientos y nues­tras decisiones, nuestros pensamientos organiza- dos y nuestras decisiones definidas, mas desa-

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rrollamos al ser. No es suficiente que solo registremos impresiones, nos volvamos un almacen de impulsos, para que el ser pueda desenvolverse. Se necesita algo mds: eleccidn y voluntad.

Una placa fotografica tiene la capacidad de registrar impresiones lumlnicas, innumerables, pero no puede seleccionarlas; no puede pre- ferir ninguna. El hombre puede seleccionar, y en el ejercicio de este poder estd manifestando el ser. Los Rosacruces declaran que nuestra consciencia del ser —o nuestra personalidad— depende de las distinciones que hace la cons­ciencia. Mientras mds definidas sean ciertas distinciones, mds exacta es nuestra consciencia del ser. El ser, como una experiencia impre- sionante, sobrepasa a todas las experiencias que uno tiene.

Sin embargo, aunque parezca que el ser es independiente y distinto, vemos que tiene sus rai'ces directamente en la experiencia, porque sin ella, el ser no tendrla diferencia. Por este metodo de razonamiento hemos reducido toda realidad, aquello que llamamos el Yo soy y el Yo no soy, a dos clases generales: impulsos y sensaciones. Podemos decir que los impulsos y las sensaciones son, en realidad, las dos cuali­dades primarias de un estado unico del mundo del ser. Todo ser tiene estos dos atributos.

La ilustracion que sigue puede ayudar a

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comprender como la idea del ser es el resul- tado de un organismo que percibe sus propias respuestas y desarrolla nociones o conceptos acerca de ellas.

“A”, el tirculo grande, representa un orga­nismo, una cosa viviente, como un todo. “B”, representa el punto central de ese organismo, tal como un cerebro y un sistema nervioso. Aqui el organismo interpreta, en particular, impulsos o estimulos que actuan sobre el. “C”, representa los impulsos de energia, vibraciones de todas clases provenientes del mundo fisico en el que el organismo existe. Cada cosa vivien­te existe en un m ar de esa energia vibratoria.

Esos impulsos, o varios de ellos, estan conti- nuamente actuando sobre el organismo, y el punto central los interpreta ya sea como irri-

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taciones o como acciones favorables. Esto cons- tituye una respuesta y perception del mundo exterior del organismo. Dentro del organismo hay, ademas, ciertos impulsos o vibraciones que indicamos con la letra “D ” . El organismo res- ponde tambien a estos. Actuan sobre el punto central, como se ve en las ilustraciones; son los estimulos internos.

Y asi, un organismo como el hombre es capaz de definir y diferenciar entre sus estimu­los internos y los externos. De esta diferencia- cion entre lo que esta fuera y de lo que esta dentro nace la idea del mundo, de adentro y de afuera. No obstante, aquella realidad que llamamos el ser, esta constituida por la volun­tad, para elegir ciertas experiencias preferidas y seleccionar, al maxirno, los estimulos desea- dos.

Una de las funciones del ser, es la adquisi- ci6n del conocimiento. Por lo tanto, en el siguiente capitulo trataremos acerca de la naturaleza del conocimiento.

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CAPltTULO IIIINDAGACI6N EN EL CONOCIMIENTO

UANDO decimos “yo se”, £que quere- m mos decir con esta expresion bastante

comun? La mayoria de nosotros con- vendrd en que significa una realizacion, un tener consciencia de algo. Ahora, en vista de que generalmente se acepta que la consciencia es un estado de realizacion, o un darse cuenta, £sto, entonces, haria que fuese sinonimo de conocimiento. Pero, <jlo es? £ Podemos decir que la sensation de un dolor de muelas, o cualquier estado de dolor del cual estamos conscientes, sea el equivalente de conocimien­to? Si asi fuera, todos los animales que han experimentado el sufrimiento, en algun modo, podrian ser Ilamados animales instruidos, que tienen entendim iento porque han conocido el dolor.

Podriamos aun ir mas lejos con tan extremo razonamiento. Los seres vivos simples tienen una clase de consciencia. Por experiencia sabe­mos que las plantas reaccionan a su ambiente fisico cuando son afectadas por su medio. El zarcillo, por ejemplo, se retira de ciertas subs- tancias, pero se adhiere a otras. En el funcio-

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namiento de sus hojas, algunas plantas demues- tran alguna forma de consciencia. Se doblan o se cierran a la luz; otras la buscan y se ex- ponen a ella. Pero no podemos decir que esta action de respuesta sea comparable al estado de conocimiento, como generalmente pensamos de tal estado.

Cuando, por action involuntaria, alejamos repentinam ente nuestro brazo de la llama con la que se ha puesto en contacto, {podemos decir que esta sensaci6n, esta consciencia, es conocimiento? {Es igual, por ejemplo, a nues­tro conocimicnto, la hora del dia, el mcs o las estaciones del ano?

Investigando mds aun, encontramos que los objetos de conocimiento, cosas que conocemos, son paralelos a nuestra propia existencia; en otras palabras, los objetos de conocimiento parecen persistir con uno mismo; es decir, las cosas que conocemos parecen subsistir con nosotros. Ademas, podemos preguntar: {Qu£ es eso que conoce estos objetos? Decimos: “Yo se”. Esta afirmaci6n implica un conocimiento de nuestra realidad, que sabemos que existi- mos. Entonces, como manifestation, podrfamos decir que todos los objeto.' de conocimiento son tangibles, que tienen una substancia equiva- lente a nosotros mismos. Pero no es asi.

Podemos ir a la ventana, m irar a la acera opuesta y ver pasar a hombres y mujeres. Esta

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INDAGAClON EN EL CONOCIMIENTOexperiencia es comunmente un objeto de cono­cimiento. Las cosas que la componen —la gente— son tan tangibles, tan existentes comolo somos nosotros. Pero, por otra parte, tam­bien tenemos lo que llamamos juicios, deci­siones y conclusiones. Por ejemplo, podemos juzgar que es muy ofensivo insultar a una persona. Este juicio es tambidn un objeto de conocimiento, pero, en substancia, es completa- mente diferente de los hombres y mujeres que percibimos caminando por la calle. Por lo tanto, debemos inferir que los objetos de cono­cimiento son de dos clases generales: los objetos de percepci6n y los objetos de conception.

Objetos de perception son las sensaciones que tenemos del mundo de la materia, de ciertas fuerzas y energias. Son las vibraciones de atomos y moleculas que despiertan en noso­tros aquellas sensaciones que constituyen las cosas que decimos percibir, ya sea que las realicemos como imagenes visuales, sonidos, tacto o cualquier otra cosa. No obstante, estas realidades objetivas, estas cosas del mundo atomico, no siempre estan restringidas a cosas aparte de nosotros, o que son externas a noso­tros. Partes de nuestro cuerpo —nuestras ma­nos, nuestros pies tal como los vemos— tienen tanta realidad objetiva para nosotros como la tienen los arboles o las rocas. En otras palabras, las percibimos de la misma manera que las

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INDAGAClbN e n e l c o n o c im ie n t o

cosas que no son nuestras.Encontramos, tambien, que hay ciertas cuali­

dades que acompanan a todas nuestras percep­t io n s , independientes de su naturaleza. Por ejemplo, nuestras p e rcep tio n s auditivas, las cosas que oimos, los multiples sonidos, todos tienen ciertas cualidades similares. T ienen tono; el sonido es alto o bajo y tiene la cuali­dad de ser suave o fuerte. Todas nuestras percepciones visuales tambien tienen ciertas cualidades independientes de la naturaleza de las formas que adoptan. Asi, lo que vemos, es una gradation de la luz, entre obscuro y bianco brillante, o tienen la cualidad de color.

Ahora bien; esta cualidad forma parte o participa de nuestros objetos de conocimiento. Tam bien son cosas que nos parece conocer. Pero debemos preguntar: ^Existen esas cuali­dades en nuestra mente o existen en las cosas fuera de nosotros? ^Despiertan los impulsos sensorios, es decir, los impulsos que actiian en nuestros sentidos fisicos, aquellas cualidades como tono, suave o fuerte, en nuestra propia consciencia? Vamos a exponerlo en esta forma: ,jQue es un objeto de conocimiento para nues­tro ojo, la hoja de pasto por tener forma y di­mension o por su color verde? ^Aparece el color verde en nuestra consciencia cuando percibi- mos el objeto de conocimiento, la hoja de pas­to, o acompanan al color los impulsos visuales

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que nos hacen percibir toda la hoja de pasto?Consideremos ahora los objetos de concep­

tion. T al vez encontremos en ellos las respues- tas a algunos interrogantes que nos hacemos. Los objetos de conception se distinguen de los de perception por el hecho de que parecen estar originados en nuestras propias mentes. Podrian llamarse objetos de conception las apreciaciones que tenemos de las cosas. Los valores que Ies damos, o sean nuestras nociones. Tenemos noci6n de confusion, pero tambien la tenemos de orden. Apreciamos ciertas cosas como buenas, otras como malas y aun otras como bellas. Estas apreciaciones o nociones son objetos de conocimiento, pero desde el mo­mento en que se originan en nuestras mentes, tam bien son objetos de concepci6n.

Ademas de juicios o decisiones sobre las cosas, tambien tenemos opiniones. Estas son tambien objetos de conocimiento. Podemos opinar, por ejemplo, que las altas tarifas aduaneras son una prdctica danina por impedir que los productos se exporten de un pais a otro. Podemos creer que incita a una enemis- tad entre naciones, entorpece las relaciones comerciales y que algtin otro arreglo deberia encontrarse. Ahora bien; si hubieramos tenido experiencias en estas cosas, si hubieramos leido los libros que explican estos derechos o si hubieramos visitado paises donde los artfculos

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INDAGACION EN EL CONOCIMIENTOpracticamente eran prohibitivos debido a estas murallas aduaneras, y si hubieramos visto a los pueblos sufriendo como resultado de estas res- tricciones impuestas sobre la exportation de las mercantias, las tarifas, con sus condiciones concomitantes, no constituirian una opinion, sino serian algo que habrfamos observado. Por consiguiente, como punto de conocimiento, seria ahora un objeto de percepci6n.

No obstante, una opinion verdadera es ila- tiva; puede deducirse de una combinaci6n de cosas, como veremos. Suponga usted que va caminando por una calle y ve una profunda grieta. Esta experiencia es puram ente de per­ception. Pero si al observar la grieta usted opina que las ruedas de un autom6vil, al caer en esa grieta, reventarian sus neumaticos o romperian un eje o un muelle, <{c6mo es que ha arribado a esa opini6n? Lo hizo por un proceso de razonamiento inductivo, es decir, razonando desde la cosa en particular que vio, la grieta, a una conclusi6n general que no habia experimentado, digamos, que el vehiculo se danaria si cayera en la grieta.

Esto nos lleva a esforzarnos a definir justa- mente que cosa es una opini6n como objeto de conocimiento. Una opinion es el concepto que surge de la relation que la mente concibe como existente entre los objetos de conocimien­to. Tenemos ciertos objetos de conocimiento,

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pensaraientos y juicios como resultado de las percepciones o de las concepciones. En ocasio- nes nos parece ver con los ojos de la mente una cierta relaci6n existente entre diferentes clases de objetos de conocimiento, y esa relaci6n que concebimos es una opinion. Es un nucvo con­cepto en si mismo. A veces, una opinidn tiende a fortalecer los objetos particulares de cono­cim iento de los que surge. En ocasiones, los debilita. En esos casos, los objetos previos de conocimiento nos parecen ser menos reales.

El problema que ahora se nos presenta es el de si existe o no un conocimiento inmediato. Por ello entendemos un conocimiento que sea completo, suficiente por si, que este a la mano; no es el resultado completo de un razonamiento o de una perception, y aparece siendo exacto a aquel de que estamos conscientes. Como lo ex- pone Dewey, el eminente fil6sofo, hay dos es- cuelas de los que investigan logicamente dentro del contenido del conocimiento inmediato. Esas escuelas se oponen m utuam ente, pero es­tan de acuerdo en que existe ese conocimiento. Una escuela es conocida como los racionalistas; la otra, como los empiricos.

Los racionalistas dicen que la naturaleza del conocimiento inmediato consiste en los princi­pios fundamentales de un caracter universal, poseidos por el hombre. Dicho en otra forma, hay ciertos principios esenciales a los que llega

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la humanidad y son periodicamente aceptados, y por ello se les llama de conocimiento in- mediato; de otro modo no se llegarfa final- mente a ellos y no serian aceptados en forma universal. Por ejemplo, estos principios funda­m en ta ls serian nuestros conceptos de libertad e independencia y esa divisi6n general de feno- menos que generalmente identificamos como categorias astronomicas, fisicas, espirituales y morales.

Dicho en otras palabras, los racionalistas sostienen que la naturaleza del conocimiento inmediato es una perception del conocimiento interior que es una forma de entendimiento. Pongamos otro ejemplo: De noche podriamos m irar al cielo y recibir la impresi6n de la Luna como si fuese un gran disco plateado, aparente- mente flotando en el espacio. Lo efectivo que de ella vemos, las ondas luminosas actuando sobre la retina de nuestros ojos, es una percep­tion; pero si por ello estamos perplejos o con- fusos, todo lo que hemos experimentado es un objeto de perception. La comprensi6n del conocimiento interior es el entender lo que vemos. Es el significado para nosotros. Es el ser aptos para comprender lo que experimentamos.

Para los racionalistas, entonces, el cono­cimiento inmediato es la comprensi6n de lo que percibimos o experimentamos. No es exac- tamente lo que nos llega por medio de nues-

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tros sentidos, sino tambien las ideas que tene­mos respecto de lo que vemos. Ellos sostienen que la facultad que produce el conocimiento inmediato es la razon.

Ahora bien; la escuela empirica afirma que la percepcibn sensoria, es decir, nuestros cinco sentidos, constituyen el organo por medio del cual recibimos el conocimiento inmediato. Dicen que la naturaleza de este conocimiento inmediato estd compuesta por datos sensorios, es decir, por las sensaciones que tenemos de las cosas. De acuerdo con los empfricos, todo lo que vemos es exactamente como se nos pre- senta al entendimiento, y eso es el conocimiento inmediato.

Sin embargo, debemos retornar a las dos divisiones principales del conocimiento: la perceptible y la conceptual. La diferencia entre ellas llega mas alia del hecho que los objetos de conocimiento perceptible parecen manifestarse como exclusivamente objetivos e inmediata- mente relacionados con los sentidos. A veces nuestro conocimiento perceptible no es tan completo como para ser llamado inmediato. No podemos evitar el tener ciertas ideas cuan­do exponemos nuestros sentidos receptores a vibraciones particulares y a las sensaciones que despiertan.

El fil6sofo irlandes Berkeley, dijo: “Cual­quiera que sea el poder que yo tenga sobre

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mis propios pensamientos, encuentro que las ideas realmente son percibidas por los sentidos, no dependen de mi voluntad. Cuando en plena luz del dia, abro los ojos, no tengo poder para elegir lo que vere ni para determ inar cuales objetos particulares deben presentarse ante mi vista”.

Debemos comprender plenamente esta dife- rencia entre las ideas de la simple perception y las ideas de concepci6n. Para lograr esto, usaremos de una analogia: la del proceso foto- grifico. Vamos a hacer una amplia comparaci6n entre el ojo, la lente y el obturador de la cim ara. Compararemos la mente objetiva con la pelicula fotografica en la cim ara. Cuando la lente y el obturador estin abiertos, para ex-, poner la pelicula a las vibraciones de la luz reflejadas por algun objeto, ia imagen se im- prime sobre la pelicula. Esa imagen, foto- grafiada sobre la pelicula constituye el fin del total proceso perceptivo de la cimara.

Cuando la mente registra las impresiones recibidas por el ojo, se crea sobre ella una imagen visual. Cuando estamos conscientes de la imagen, realizandola como algo visto, enton­ces el proceso perceptivo de la mente tambien esti completado. Como Berkeley ha expuesto, no podemos escapar de tales imagenes sensorias mientras los organos de los sentidos esten fun- cionando y nosotros estemos conscientes.

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Partiendo de lo anterior, es evidente que cierto conocimiento perceptivo es instantineo. Las sensaciones habidas, la verdadera percep­tion en sf, se convierte en el objeto de conocimiento. Cuando recibimos las vibra­ciones de luz que nos impelen a ver azul, la idea del color azul es concomitante en nues­tra mente con las verdaderas sensaciones que la han causado. Originalmente, se hubiera podido dar otro nom bre a este color, pero, independientemente de que llamemos azul a esa particular longitud de onda, hay en la mente una inescapable e inmediata imagen de color.

Ahora, bien, bajo tales circunstancias, {diria usted que una persona esta pensando, cuando s61o estd registrando esas impresiones de las cualidades bisicas de sus sentidos? {Podemos decir que un hombre tiene una amplia fuente de conocimientos porque ha percibido las sen­saciones de calor y frfo, duro y blando, sonidos altos y bajos, colores rojos y verdes u otras cualidades fundamentales de sus sentidos?

En tales ejemplos, la idea en si surge directa- mente de la percepci6n y no puede estar sepa­rada de ella. Semejantes ideas constituyen una clase muy elemental de conocimiento. Cierta- mente es bastante lim itado el conocimiento que uno puede poseer, si s61o se compone de la reception de ideas sencillas. Sin embargo, no

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todas las impresiones que son percibidas o ex- perimentadas a traves de los sentidos, producen ideas que son directamente una parte de ellas. Suponga usted que ve un d rcu lo rojo descan- sando sobre un cubo verde, el cual, a su vez, estd fijo sobre dos triangulos. azules. Mientras esta combinaci6n de objetos se aproxima a usted, emite una serie de silbidos agudos. En este ejemplo, su percepci6n es tanto visual como auditiva.

Al reconocer esta combinaci6n de imagenes visuales y sonoras, usted encontrara que no esta totalmente implicada su identidad, De inmediato usted tendria, naturalmente, las ideas simples de color y formas geometricas de circulo, triangulos, etc. Ademds, instantinea- mente tendria idea de sonidos altos y bajos, al escuchar el silbido. Sin embargo, ^que cosa representa la com bination de estos objetos? ^Por que estos colores, formas y sonidos estan asf relacionados? A menos que usted haya teni­do una experiencia similar sobre la cual pueda referirse para obtener una identificaci6n de lo que ahora ve y oye, encontrara que su cono­cimiento es incompleto.

Locke, el gran filosofo ingles, se referia a la nna\ogia anterior, como “idea inadecuada”. La experiencia consistla en varias sensaciones no relacionadas. Los colores y sonidos, como im­presiones, no proporcionarian una inmediata

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idea unida. Si las impresiones quedasen para nuestra consciencia como imagenes separadas de color y sonido, no tendriamos otra cosa que un simple conocimiento perceptivo.

Cuando entendemos que la relacion es anti­natural —como los colores y sonidos combi- nados en este ejemplo— y procuramos formar- nos una idea de ese arreglo, entonces entramos en el campo del conocimiento conceptual. La idea que finaimente se confrere a la experiencia es un concepto. Una vez que la combination de ideas simples ha sido identificada y se ha formado un concepto, entonces, cada vez que la experiencia se repite, se conoce inmediata­mente. Debemos repetir, no obstante, que las ideas conceptuales, como un objeto de cono­cimiento, no proceden directamente de la per­ception de impresiones separadas.

Si nuestro conocimiento ha de extenderse, debemos crear nuestras experiencias. Para generar ideas no podemos depender del proceso involuntario de la condition sim- plista de nuestros sentidos. Nos incumbe encontrar en cada experiencia alguna co- nexiOn mayor, algun valor mas extenso para el ser. Cuando abrimos los ojos y vemos un campo verde, no podemos refutar la perception visual y su realidad. La imagen persiste tanto como el agente vibratorio —la peculiar banda de luz actua sobre nuestros Organos de vision.

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Sin embargo, las percepciones que no sugieren de inmediato su propia naturaleza deben tam- bi£n hacerse comprensibles y tener un signifi­cado. Debemos tener un concepto que sea irrefutable por los sentidos y en armonia con la raz6n.

Las ideas del conocimiento conceptual han sido conocidas a m enudo como ideas de refle­xion. Esta reflexi6n es, por lo tanto, tambien un asunto de la relaci6n entre varias ideas sur- gidas del conocimiento perceptivo. De ellas, Locke ha dicho: " . . . la ultim a clase de ideas complejas es lo que llamamos Relativo, que consiste en el examen y comparaci6n de una idea con otra” . Sin esta relacion del cono­cimiento conceptual, mucha de nuestra expe­riencia de los sentidos nos seria confusa. S61o serfan comprendidos aquellos elementos que estdn relacionados directamente con las cuali­dades sensorias. Las mds complejas experiencias nos dejarian sin ninguna realidad positiva, sin ninguna certeza, dentro de nosotros, respecto a su naturaleza.

{Existe un conocimiento a priori, completo, autosuficiente con el cual nacemos? {Existe un conocimiento del alma, un conocimiento con un contenido divino, con el que el hombre est6 provisto al nacer? Sdcrates fue el primero en occidente en afirmar la idea de un cono­cimiento del alma. Considero que es inestable

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INDAGACION e n £L c o n o c im ie n t o

todo el conocimiento de los sentidos, falso, no digno de confianza, por la inseguridad de los sentidos mismos, su debilidad, su imperfection, su susceptibilidad al fraude. Sostuvo que el verdadero conocimiento es del alma y razonaba que el alma es inmortal, que emana de una fuente divina, esta incorporada en el hombre y regresa a una fuente divina. Sin embargo, cuando el alma esta incorporada en un mortal, retiene aquellas influencias, el resultado de su previa contigiiidad con lo Divino; a saber, el alma retiene el conocimiento adquirido, la consecuencia de su asociacion con la fuente divina de la que proviene.

En consecuencia, si el hombre desea poseer ese conocimiento divino, debe despertarlo den­tro de su propio ser, donde reside latente; y si lo estimula, puede reun ir sus impresiones. Este esti'mulo del conocimiento es en la forma de una indagacion —indagacion propia— un hacer preguntas que provoquen pensamientos sobre uno mismo, llegando hasta lo profundo del propio ser de cada uno. En la consciencia del investigador, segun S6crates, el conocimiento toma la forma de impresiones parecidas al sueno.

S6crates trat6 de probar que el hombre po- seia tal conocimiento del alma, interrogando a sus companeros, preguntandoles de pensamien­tos que provocaran el despertar de ese cono-

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cimiento del alma. Tuvo exito en el sentido de que pudo escoger individuos que en verdad eran iletrados, los que durante su vida posible- mente no habian adquirido un profundo cono­cimiento de las artes, ciencias y artesama; y, no obstante, al interrogarlos, logro que, eventual- mente, llegaran a las mismas conclusiones pro- fundas de los hombres mas eruditos de su tiempo.

Socrates tambien dijo que el conocimiento es virtud. El que tiene conocimiento verdadero es virtuoso. Realizaba el valor de la vida vir- tuosa, porque el que es virtuoso, el que dis- ciplina el cuerpo y sus deseos, tiene libertad mental para adquirir conocimiento. Por otro lado, S6crates sostuvo que la virtud no puede ensenarse, que las llamadas reglas de la virtud son ineficaces si no existe, de parte del indi­viduo mismo, una respuesta a la virtud. Ade- mas, la opinion recta, es decir, cualquier opi­nion que juzgamos se haya probado como justa, es la equivalente del conocimiento que hubiera sido ensenado. Sostuvo que esto era una prueba de que la opinion recta llega de adentro, y que eso es el conocimiento del alma.

Plat6n, el distinguido distipulo de Socrates, afirmaba que el conocimiento verdadero con- siste en los universales, esto es, de las ideas universales que todos los hombres tienen por igual, respecto a su lugar en la vida y a su

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education. Tales ideas universales son, por ejemplo, las de justicia y belleza. Cada hombre las tiene hasta cierto grado. Son etemas. Pro- ceden del corazon, del seno de la humanidad. Son inalterables. Ademas, son de la mente, dijo Plat6n. La mente, para el, era sinonimo de alma. En verdad, era la funcirin del alma.

Las cosas del mundo, para Platon, las peculia- ridades que ordinariam ente experimentamos, son un conocimiento falso. Las cosas adquieren una semblanza de realidad, de ser un cono­cimiento verdadero, solo en el grado de parti- cipar en las ideas universales que los hombres tienen. Asi, si el hombre encuentra belleza en una rosa, aquella rosa, entonces, es un cono­cimiento verdadero, una realidad, al grado que es bella, porque la idea de belleza que el hom­bre tiene es un conocimiento del alma.

Baruch Spinoza, filosofo holandes, de padres judio-portugueses, expuso tres clases de cono­cimiento: las ideas incompletas, las ideas com- pletas y las intuitivas. Las ideas incompletas son de las pasiones y emociones del cuerpo. Nacen de las sensaciones que tenemos, de los impulsos llegados a nosotros del m undo fisico, que crean dentro nuestro las influencias ex- temas, es decir, de cosas de afuera. Spinoza afirmaba que tal conocimiento no es verdadero porque no es representative de nuestros cuerpos, ni del mundo, sino de una inter-

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accion entre nuestros cuerpos y el mundo. En substancia, no conocemos las cosas verdaderas del mundo; solamente conocemos los efectos de su acci6n sobre nosotros.

Las ideas completas, sin embargo —de acuer- do con Spinoza— son un conocimiento mucho mas digno de confianza. Existen ideas que son, por si mismas, suficientes en la mente del hombre. Para decirlo mas sencillamente, son el resultado de nuestro razonamiento. Son ideas que, al pensar, brotan en nuestra mente. Son adecuadas, porque, segun Spinoza, nuestras mentes son un atributo de Dios. Ellas tienen la misma consistencia que Dios, y por esto tales ideas deben ser un conocimiento ver- dadero.

La mas alta clase de conocimiento, dice Spinoza, es la intuitiva. Es aquel conocimiento que destella o brilla en nuestra consciencia en forma completa, sin provocation, aun sin ser buscada. Segun la doctrina spinozista de Sub- Specie Aeternitatis, todas las cosas existen bajo una forma de eternidad; es decir, todas las cosas, independientemente de su contenido o diversidad de naturaleza, incluyen un molde eterno en el universo. Ahora bien, el cono­cimiento intuitivo es aquella realization momentanea que tenemos de Dios, de una parte de Dios, plena, completa, pura. Es la parte de aquella forma universal unica, de

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in d a g a c iOn e n e l c o n o c im ie n t o

todas las cosas, que realizamos subitamente.Existe, tambien, una teoria moderna, en la

que no podemos dejar de pensar por un mo­mento. Es la teoria relativa de la mente. Hasta un grado extenso, discute sobre la idea de que la mente es del alma, que posee algun cono­cimiento divino o h e T e d a d o . En veTdad, esta teoria aun refuta que la mente sea una subs­tancia, una entidad de algun genero o clase, una fuerza o una emanation. Mas bien, sostiene que la mente es un sistema integrado, que consiste en nuestro sistema nervioso, nuestro cerebro, nuestro cuerpo, nuestro ambiente y el m undo at6mico que actua sobre nosotros. Todas estas cosas, relacionadas, constituyen un sistema de efectos o condiciones que nosotros conocemos como mente.

Esta misma teoria afirma que la consciencia no es un atributo en el sentido de que sea una substancia, o que sea, realmente, una fuerza o entidad, sino que la consciencia es una relaci6n retiproca de varias partes de nuestro ser fisico, y la relation de estas partes con el m undo y con la fuerza vital dentro de nosotros. En otras palabras, segun esta teoria, la consciencia es solo un nombre que hemos dado a una funci6n receptiva; es decir, que como seres organizados somos receptivos, y a este estado le hemos Uamado consciencia.

Esta teoria sostiene, sin embargo, que existen [771

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variaciones de consciencia, y que la mas alta forma es la consciencia de si mismo. Pero esta empieza solamente con los sistemas nerviosos m is complejos de las cosas vivientes, como en el hombre, por ejemplo. Dice que la conscien­cia de sf mismo no es de naturaleza divina. Que es el resultado de m is complicados siste­mas nerviosos, por medio de los cuales el organismo viviente obtiene una capacidad re- ceptora, no solamente de las cosas, sino tam­bien de si mismo. Es una cosa conociendo otras cosas, y, al mismo tiempo, conociendo que conoce.

Lo que es conocido en la consciencia consiste en nuestros objetos de conception y los de perception, que ya hemos considerado, y, tam­bien, aquella condition de la consciencia que es el conocedor, el que sabe que conoce. Segun la teorfa que se expone, a esto ultim o es a lo que llamamos el ser.

Las doctrinas filosOficas de los Rosacruces concuerdan con muchos de los sistemas filoso- ficos del pasado, y tambien con los racionalistas de hoy, en que el conocimiento empirico —el conocimiento de nuestros sentidos— no es digno de confianza y casi en su totalidad, es falso. Es muy sencillo para nosotros citar nume- rosos ejemplos del engano que sufren nuestros sentidos. Cada individuo conoce numerosas ilusiones opticas. T am bitii sabemos que, con

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INDAGACldN EN EL CONOCIMIENTOel cambio del intelecto (la expansion del inte- lecto a craves del estudio y por medio de la experiencia), cambian nuestras opiniones, con- clusiones y apreciaciones. Por consiguiente, lo que tuvimos como un conocimiento absoluto hace diez anos, hoy en dfa la mayoria de noso­tros lo mirariamos con duda, siempre y cuando no hubiesemos ya abandonado una gran parte de ello. Por lo tanto, los Rosacruces afirman que el unico conocimiento verdadero es eL conocimiento intuitivo.

El conocimiento intuitivo es aquel que llega a nuestra consciencia tan completo que sabe- mos que no ha sufrido ningun proceso de razo- namiento o laborioso pensamiento de nuestra parte. Pero no lo tomamos como verdadero, solamente porque nosotros, u otros, no pode­mos discutirlo o encontrar un modo de criti- carlo. Mds bien, sostenemos que es un cono­cimiento verdadero, porque es, asimismo, satisfactorio. Satisface al ser emotional tanto como gratifica a la razon. Siempre que recibi- mos un conocimiento intuitivo, nuestro espf- ritu se alegra. Nos parece estar elevados, satisfechos, felices, como si nos hubiesen qui* tado un peso de encima. T al conocimiento, no s61o es tan razonablemente plausible que com- place a la raz6n, sino tambien satisface al ser.

Este conocimiento intuitivo es el resultado' de la armonizacion consciente e inconsciente

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del hombre, de su consciencia mortal, de su mente objetiva, con la veTdadera esencia de su ser. Si lo busca conscientemente practica la introspecci6n. Transfiere su consciencia dentro de si mismo y trata de entonarse con los pode­res pslquicos de su propia naturaleza. La fuerza psiquica del hombre es parte de la misma gran fuerza e inteligencia C6smica que ocupa el universo entero. Es parte del gran orden rltmico universal.

Cuando un hombre tiene exito haciendo este entonamiento, aunque sea solo momenta- neamente, estas sensaciones superiores, o vibra­ciones de la consciencia interna, pasan a su mente objetiva; entran a la consciencia cere­bral. Esas vibraciones atraen alii a todos aque- llos objetos de conocimiento, complementarios y arm6nicos, sensaciones o experiencias, que ya ha adquirido objetivamente. Son adap- tadas al modelo perfecto, por medio del cual las sensaciones c6smicas se organizan dentro de la mente objetiva.

Usando una sencilla analogla, cuando el hombre logra su entonamiento con el Cdsmico, con la m£s profunda consciencia de su propio ser, se forma, aparentemente, un molde dentro de su mente objetiva. Ese molde tiene resqui- cios de varios tamanos y formas, y nada puede pasar a traves de 6stos, excepto aquellas sensa­ciones, aquellas experiencias objetivas, aque-

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lias ideas que el hombre ha tenido ya, y las cuales se acomodan en los citados resquicios. Y asf, el resultado es un conocimiento cdsmica- mente dirigido y organizado, perfecto y com­pleto, pero objetivamente obtenido por el hombre.

Un filosofo ha dicho que el fin del cono­cimiento es la verdad. Pero, £que es la verdad, si eso es lo que el ser pensante busca? Es en esta direccidn donde nuestra investigation nos llevard proximamente.

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USCAMOS la verdad en todas las ex­periencias humanas, principalmente, porque queremos seguridad, porque

queremos tener la certeza de que no nos esta­mos enganando. La pregunta es la siguiente: £c6mo sabemos cuando hemos alcanzado la verdad? Para la mayoria de nosotros consiste en la substantiation de nuestras ideas. Podemos sostener que una idea es una imagen mental, un cuadro mental, ese que acepta nuestra cons­ciencia. Las ideas nacen de la experiencia, como ya hemos visto, o de impresiones sen- sorias anteriores —es decir, impresiones de hace un minuto, una hora o anos— o pueden ser el resultado de nuestras percepciones inmediatas.

Todas las ideas de las cuales somos capaces, pueden dividirse en dos tipos generales: ideas internas e ideas representativas.

Las ideas internas son aquellas que parecen nacer, surgir de nuestra propia inteligencia. Consisten en nuestras interpretaciones perso- nales de nuestras sensaciones empiricas, es decir, de las cosas que parecemos percibir, como nuestras interpretaciones de sonidos y las

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sensaciones del tacto. Luego, una vez mas, las ideas internas pueden estar compuestas de los resultados de nuestro razonamiento, la combi­nation de ideas existentes en nuevas formas, como conclusiones. Cuando nos fijamos en un objeto brillante en el cielo, ese objeto es la causa de que tengamos impresiones visuales, esas que interpretamos en nuestra consciencia de acuerdo con nuestra habilidad de razonar y con nuestras pasadas experiencias. La idea de lo que vemos puede ajustar con los modemos conceptos astron6micos, o podra ser alguna no­tion primitiva, dependiendo de nuestra inteli- gencia y educaci6n. No obstante, cualquiera que sea la idea, ella es intim am ente de nuestra consciencia.

Ideas representativas son aquellas que nos son comunicadas, transmitidas por inteligencias ajenas a nosotros —por otras personas, por ejemplo.

Tales ideas representativas estan en forma de simbolos, senas o palabras pronunciadas o escritas. Por consiguiente, una idea representa- tiva es una idea integrada, o sea, es una unidad de impresiones de los sentidos por los cuales percibimos el simbolo, una palabra o signo, y la idea, ademas, estd compuesta por esa inter­pretation dada al simbolo por aquellos que nos lo comunican. Por ejemplo, alguien podria decirnos que “esta lloviendo” . Cuando recono-

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cemos la palabra, hemos realmente compren- dido un simbolo. Nos han dado solamente un cuadro verbal de la lluvia. No hemos experi­mentado aquellas cualidades sensorias que in­terior y generalmente nos producen el percibir la lluvia. En otras palabras, estan faltando las cualidades de humedad, frfo, etc.

Por lo tanto, para substanciar una idea re- presentativa, para hacerla existir como una verdad personal, debe ser convertida en una idea mtima. En otras palabras, la idea debe ser parte integrante de nuestra consciencia per­sonal. Debemos damos cuenta interiorm ente de las partes componentes de la idea. La suma total de nuestras experiencias personales, acerca de la idea, debe ser un estado de consciencia igual a la idea representativa en si; asi, pues, si no concordamos con ella, no nos parecera verdad.

De lo anterior podria evidenciarse que la verdad depende de la realidad objetiva. Parece esencial que antes de que algo sea aceptado como verdad, debemos encontrar aquella causa de lo que actua sobre nuestros sentidos. Debe­mos darnos cuenta, conscientemente, de un arquetipo externo de la idea. Esto pone una gran parte de dependencia sobre nuestros senti­dos, aunque se haya dicho que nuestros senti­dos no son de confiar. En nuestras experiencias personales, nuestros sentidos aparentan defrau­

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darnos, lo que es verdad, porque solo puede ser asf debido a las limitaciones de ellos, en ese momento. La causa de esto podria ser que no podemos ver en forma suficientemente extensa, ni oir sonidos mayores o menores. Posible- mente, si manana aumentasemos nuestros senti­dos, las verdades de hoy podrian parecer falsas. En consecuencia, las verdades que para ser substanciadas, dependen de nuestros sentidos, son verdades relatives. Estdn relacionadas con las experiencias sensorias, dependen de ellas, produciendo en nuestra consciencia una idea correspondiente a una que ya teniamos.

Las verdades reJativas son aquellas que tienen su raiz en impresiones objetivas. Son las verdades que originaron el antiguo adagio: “Ver para creer". Esta afirmacion indica que la idea debe tener una confirmation de las sensaciones de origen externo, o de lo contrario no es verdad. Las verdades relativas no necesi- tan ser aceptadas universalmente. Todos los hombres no tienen por que aceptar la misma cosa como una verdad. En otras palabras, no tienen que derivar la misma idea de la misma experiencia para dar a su propia idea la apa- riencia de verdad.

Simultaneamente, dos hombres pueden ver un objeto en un horizonte distante. Uno de ellos podra declarar que lo que ve es un arbol. El otro podra proclamar que es un grupo de

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personas. Lo que cada uno de ellos ve, const!- tuye una verdad para el. Es relativa. Esta basa- da en la interpretation de sus percepciones. Ha nacido en su propia consciencia. Mientras que sus percepciones no cambien, lo que £1 ve personalmente, es una verdad para 61. Los dos hombres, no necesariamente estan de acuerdo en aceptar sus ideas personales como una ver­dad.

No debemos seguir adelante sin detenernos un momento en el tema de las verdades asumi- das. Una verdad asumida es una idea que es aceptada por un individuo s6lo porque gene- ralm ente es sostenida por otros. Por ejemplo, muchos hombres opinan que el universo tuvo un principio definido. Aceptan esto como ver­dad, porque es una idea predominante y per­sistence para muchos otros. Una verdad asumida, por consiguiente, es solo una idea representativa que ha sido comunicada a una persona. Es un simbolo, y su substancia —aquella de que consiste— no ha sido experi- mentada personalmente por el individuo. Ni aun es, por lo tanto, una verdad relativa. Sus elementos no estan constituidos por particulari- dades objetivas que hayamos visto, ofdo, pal- pado, etc.

Indudablem ente, es peligroso adm itir las verdades asumidas, puesto que son extranas a nuestra consciencia. Realmente no sabemos

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nada de ellas, en cuanto a que no hemos ex­perimentado verdaderamente su naturaleza. No son realm ente verdades para nosotros, en el sentido como hemos considerado, hasta aqui, la naturaleza de la verdad.

Podemos hacer la positiva afirmacion de que todo lo que es real para nosotros es la verdad. Cualquier cosa que en su totalidad parece ser la consecuencia directa de nuestra propia cons* ciencia, parece salir de nuestra propia conscien­cia como real, y, por lo tanto, es verdad, Es verdadero, porque no lo podemos concebir siendo irreal o falso. A esta declaraci6n se la podrfa desafiar asi: £Son las ideas verdaderas solamente cuando sus elementos pueden perci- birse objetivamente? En otras palabras, ^debe cada idea tener una causa objetiva? ^Debemos ser capaces de relacionarla con alguna inter­vention externa?

Admitiremos que existen tambien realida­des abstractas, aquellas que no parecen tener ninguna contraparte mas alld de nuestra natura­leza. Numeros, formas geometricas, tales como tridngulos, cuadrados, ci'rculos, etc., y tambien estados de consciencia como tiempo, son reali­dades abstractas. Son realidades y nociones abstractas; no tienen existencia positiva en la naturaleza. Por ejemplo, no hay cosa alguna como el circulo que exista en la naturaleza. Hay cosas y condiciones que notamos particu-

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larmente, y a las cuales les asignamos la idea de circulo.

Por lo tanto, las ideas abstractas son realida­des negativos. Por ejemplo: La obscuridad es una idea que tenemos; empero, la obscuridad no tiene existencia positiva. De hecho, la idea nace de la aparente ausencia de la luz. El hecho de la obscuridad no es una realidad exis- tente en verdad; primero debemos tener la condici6n positiva de la luz, antes de que su opuesto, la obscuridad, se haga aparente.

Sin embargo, estas condiciones negativas son muy reales para nosotros, y, por lo tanto, son verdades evidentes por si mismas. Ellas parecen justamente tan verdaderas como lo que apa- renta tener una existencia objetiva, como las que podemos percibir a traves de nuestras facultades sensorias. La idea abstracta es real en si misma. La idea es su propia realidad. Puesto que no hay condiciones actuales exter- nas, participando en la idea, de ninguna ma- nera dependen del m undo exterior. Por ejem­plo: podemos definir un circulo como un piano cerrado, sin principio ni fin. Nuestra defini­tion de un circulo es la realidad en si misma. No podemos encontrar en la naturaleza, fuera de nosotros, algunas substancias o condiciones que posiblemente podrlan estar constituidas asl. Solamente damos la definition sobre ciertas experiencias visuales. La ilusion es, por lo

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tanto, su propia realidad.Existen, tambien, las que se llaman verdades

intuitivas. Este tema ha sido tratado en el capf- tulo anterior, como conocimiento intuitivo. Estas son las concepciones que parecen relam- paguear en nuestra consciencia, que no pro- vienen de ningun lugar de afuera. No parecen ser el resultado de un proceso o m£todo de razonamiento. No son el resultado de nuestras ideas elaboradas y directamente relacionadas. No son ideas intimas, porque estas verdades intuitivas no estan relacionadas a experiencias de nuestra consciencia, de las cuales nos acordemos. No hemos visto, oido o sentido sus causas fisicas. Dicho en otra forma, no pode­mos formar de nuevo esa idea por medio de nuestras impresiones sensorias.

Ademas, estas verdades intuitivas tienen tal claridad, son tan indudables, que parecen tener una realidad absoluta. Son claras, reales, defini- das. Como hasta aqui hemos declarado, la cali- dad de la verdad depende de que la idea que abarca sea real o no para nosotros. Por lo tanto, son tan reales que se les acepta como verdades intuitivas.

Todos nosotros tenemos deseos mentales, o mas bien debenamos decir intelectuales, in- satisfechos. Existen momentos en nuestras vi- das, cuando experimentamos obstaculos inte­lectuales —semejantes a obstrucciones mentales

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en que cesa todo avance de una idea o de un pensamiento. Semejante obstruction intelec- tual puede ser una cuestiOn provocada, para la cual no podemos encontrar respuesta, o puede ser un problema confuso, para el que no hay solution aparente. Mientras mas nos detenemos en ciertas materias, mas nos en- frentamos con impedimentos, y la mayoria de ellos nos dificultan y molestan. Pensar en ellas es tanto como estimular un apetito que no puede ser satisfecho.

SOlo hay una cosa que puede satisfacer estos deseos intelectuales, y es remover la causa, la idea irritante, proporcionando su antitesis. Debemos proporcionar el contraste opuesto a nuestra idea. Esta antitesis puede ser la solu­tion necesaria a un problema o la respuesta a una pregunta. Completa la idea le da equili- brio y procura el opuesto directo. En conclu­sion, podemos decir que una verdad intuitiva es la que proporciona una antitesis intelectual, como necesaria conception opuesta. Es la satis­faction a un irritante intelectual. Es tanto como rascar una picazOn con la satisfaction resultante.

Entonces es obvio que las verdades intuitivas agitan profundam ente las emociones y sentimos gran alivio y descanso. Las emociones son esta­dos conscientes muy intensos, y por lo tanto tienen gran realidad para nosotros. Nadie

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dudara que una experiencia emotional es per- fectamente real. Lo que es real es verdadero, y por eso las ideas intuitivas que brillan en nuestra consciencia son aceptadas como ver­dades inmediatas.

Ademas de la explicaci6n mistica del cono­cimiento intuitivo en el capitulo anterior, exis­te una psicologica, relacionada con las ver­dades intuitivas. Se puede afirmar que nuestras previas experiencias son registradas como im­presiones de la memoria en nuestra mente subconsciente. Esencialmente, se asocian en forma inconsciente con los objetos de nuestro pensamiento, como por ejemplo, un problema o asunto que constituye nuestro deseo intelec- lual que tratamos de veneer o enmendar. Tene- mos una realizacion subita de la deduction, el eslab6n entre estas ideas latentes y experiencias, las que elaboramos objetivamente. Aumenta nuestra conception y se libera el obstaculo en un instante. Esta deduction, esta conception aumentada, es la idea intuitiva.

Las concepciones de la verdad, de diferentes pensadores y fildsofos a traves de los anos, han tenido muchas semejanzas. Las mentes de los hombres, con respecto a este tema, han alcan- zado a veces cierto punto central comun, diver- giendo s61o ocasionalmente. Consideremos a Epicuro (342-270 A.C.) Para el, habia dos clases de verdad: Las verdades de la existencia

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y las verdades de juicio.Respecto a la verdad de existencia, todo lo

que existe en la naturaleza de una cosa es esa misma cosa, dijo Epicuro. Simplificando: si nuestra idea de una cosa corresponde a la realidad, a la naturaleza de esa cosa, entonces, la cosa es verdadera. En otras palabras: si nuestras percepciones de algo (la suma de las impresiones que de el tenemos, a traves de nuestros sentidos y de la cual la cosa consiste hasta donde su apariencia objetiva se refiere), equivale a nuestra idea de el, entonces, es ver­dadera. Para verlo en otro sentido: si en la naturaleza, una manzana, segun se dice, tiene color rojoj es redonda en su forma y de cierto sabor, y, si experimentamos estas cosas, enton­ces nuestra experiencia es verdadera y nuestra idea es tambien verdadera, debido a que las dos son iguales.

La verdad de juicio, para Epicuro, es que nuestras concepciones, nuestras conclusions, no importa como hayamos llegado a ellas, esten de acuerdo con las declaraciones de otras personas, referentes a la naturaleza de una cosa. O bien, nuestro juicio es cierto cuando co­rresponde al juicio expresado por otros.

Epicuro, contrariamente a muchos que le precedieron y que le siguieron, expuso que nuestras sensaciones, el resultado de nuestras impresiones sensorias, son siempre verdaderas,

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que no son falsas, y que nuestros sentidos no nos enganan. Para el, nuestro juicio u opinion es lo que cambia, y no nuestras impresiones sensorias.

Estas nuevas opiniones o juicios crean con- cepciones que pueden hacemos creer que las anteriores eran falsas. Epicuro cita una analo- gia: Al ver una torre a la distancia le parece redonda. Acercindose a ella, no obstante, se descubre que no es redonda, sino mas bien de forma octagonal. Para Epicuro, esto no es con- secuencia de un fraude de los sentidos, porque cuando llegamos mas cerca de un objeto au- mentamos o intensificamos nuestras sensacio­nes. En consecuencia, cambiamos nuestras opi­niones como causa de ellas. Por lo tanto, segiin Epicuro, todo es relativamente verdadero. Alguna cosa existe en nuestra consciencia y es real mientras esta alii. Podriamos, sin embargo, preguntamos: {Cuil es verdadera, cudl es real, la torre redonda a la distancia o la torre octago­nal que esti cercana?

£ l ofrece el significado de la evidencia res- pecto a la verdad de nuestras sensaciones. Las sensaciones son incidentes verdaderos cuando son removidos los obstaculos, Son verdaderos cuando no hay contradicciones asociadas con las sensaciones, cuando no hay ninguna duda de ellas. En efecto, cuando una idea derivada de una impresion sensoria, algo que vemos u

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oimos, tiene una sola realidad y puede ser concebida como justa, entonces es verdadera.

Epicuro todavia usaba de otra analogia. Dijo que podiamos ver a una persona acer- candose, la cual suponemos que podria ser Plat6n. No estamos ciertos. Hay una vaguedad en las sensaciones. La idea no es clara. Sin embargo, cuando por fin la persona esta bas- tante cerca de nosotros, los sentidos afirman la verdad de las sensaciones; cuando solo la inter­pretation puede ser aplicada —cuando no hay confusi6n— entonces, constituye una verdad.

Siglos despues de Epicuro, otro filosofo tuvo ideas analogas. Solamente las ofrecemos para indicar c6mo la busqueda de la naturaleza de la verdad, muchas veces en la historia del pen- samiento, trajo ideas paralelas unas a las otras, aunque separadas por siglos. Consideremos a Leibnitz, matematico, logista y eminente filo­sofo aleman, del Siglo XVII. Tam bien postulo que existen dos clases de verdad, verdades de la razon o necesarias, y verdades de hecho o verdades contingentes. Las verdades de la razon son eternas, y no es posible contradecirlas. Tales verdades de la raz6n conciernen a la naturaleza de Dios, a los propositos finales, la misi6n del hombre, el objeto del universo, etc.

Esas verdades eternas son realmente verdades abstractas, como ya hemos explicado. No tie­nen contrapartes externas. No hay realidades

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objetivas que al ser comprendidas puedan transformarse en una parte de la consciencia. La idea es su propia realidad. No hay elemen­tos fuera de la mente del hombre que directa- inente den origen a ideas similares.

Las verdades contingentes, por otra parte, eran para Leibnitz aquellas que dependen, sobre todo, de los sentidos del hombre, es decir, constituyen ellas el conocimiento em- plrico del hombre, el de las experiencias huma- nas, una colecci6n de impresiones externas, como las cosas oldas y vistas. Ahora bien, aun­que parezcan verdades, es posible que nosotros las contradigamos. Podriamos tener una experiencia por los mismos medios que ob- tenemos las verdades contingentes, pero que producirian ideas opuestas a su realidad. Posiblemente la refutan o cuando menos, nos confunden. Por lo tanto, las verdades contin­gentes son verdades relativas, verdades del momento pero posibles de cambio en un mo- mento futuro.

Por consiguiente, para Leibnitz, las verdades mas altas, las de maxima importancia para el hombre, son las verdades necesarias, es decir, las verdades de la razon, las verdades abstractas que fluyen de los requirimientos de nuestra propia naturaleza, de nuestro propio ser, tales como nuestras concepciones de Dios, que no tienen contraparte externa y no pueden ser

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percibidas objetivamente. En otras palabras, las impresiones sensorias adicionales no aumen- tan la idea de Dios.

Ahora, bien, podemos argumentar que la unica prueba de la verdad (ofrecemos esto como una proposition), es la simplicidad na­tural de la idea que tenemos. Si la idea sola es real, no representa mas que una realidad, significa una sola cosa para nosotros, no puede ser deformada o confundida; para nosotros, ella es la verdad.

Podemos tomar tambien, en conexion con la verdad, un punto de vista pragmatico. El valor de alguna cosa depende del grado de su utilidad para nosotros, es decir, si puede utilizarse espiritualmente, y ademas, para nues­tro bienestar fisico o mental. En este sentido, hasta las cosas desagradables tienen valor, por­que su desagrado, como el dolor o la irrita­tion , nos impele a evitar las causas de ello, y al hacerlo asi, nos refrenamos para romper la total armoma de nuestro ser. Asi, pues, cuando simplemente realizamos una cosa y nos forma- mos una idea de ella y de su naturaleza, en­tonces es verdadera; y una cosa es una verdad digna de ser retenida si tiene valor para noso­tros, es decir, si puede ser utilizada.

En oposicion a este concepto de la verdad, esta la opinion casi universal de que existen verdades absolutas. {Cuales serian los requisi-

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tos de la verdad absoluta? Esto depende de una definition de las cualidades de lo absoluto. Lo que es absoluto necesitana ser invariable. Sus caracteristicas deben ser positivas, sin pe- netrar en alguna otra naturaleza o desviandose de su calidad particular. Lo que es absoluto, es limitado, por lo menos, en clase. Debe ser eterno, es decir, independiente o superior a todas las limitaciones del tiempo. No puede ser percibida ninguna de aquellas variaciones de la consciencia que llamamos pasado o fu turo , porque si asi fuera, perderia el necesario posi- tivismo de lo que es absoluto.

Estamos de acuerdo en que lo que relegamos al pasado no tiene para nosotros las mismas caracteristicas que el presente. De alguna ma- nera ha sido alterado, por lo menos lo suficien- temente como para ser asignado al pasado. El absoluto debe tener un efecto semejante sobre nuestra consciencia, independientemente del punto en que se encuentre nuestro personal ahora. Para comprenderlo mejor usemos la analogia del nombre John Brown. En la vida del individuo asi llamado, existiria la misma realidad a los setenta anos de edad que cuando tenia diecisiete y no podria pensar algo di- ferente al tener ochenta.

Elementos limitados, invariables, ,{podrian existir como verdades absolutas? Casi todos los sistemas de metafisica y ontologia, que son

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considerados como avanzados, tienen un princi- pio en comrin: no exponen un universo es- tatico o inerte. Usamos el termino universo, en este particular, para significar el total del ser. Aun la mente, como causa teleologica tras semejante universo, no podria ser estatica. ̂Existe algun principio mas activo que la cons­

ciencia o el pensamiento? <»C6mo es la mente discernible? <jN o es por sus motivaciones cons­cientes? ^Puede la mente, como inteligencia, estar separada de la acci6n?

Repetimos que nada es mas activo que el pensamiento. Las ideas no son Ia mente. Mis bien, son productos del proceso o funciona- miento de la mente. Por lo tanto, ni siquiera una mente divina o suprema puede ser ab­soluta en el sentido de estar limitada e in­variable en su naturaleza. Ni tampoco puede ser eterna en el sentido de manifestar caracte­risticas identicas durante lo que llamamos tiempo.

Si el ser, incluyendo la mente, es una fuerza coordinada en un flujo continuo, entonces las verdades absolutas tendrian que ser como pe­quenas semillas flotando en una corriente siem­pre cambiante. <rCual seria la relaci6n entre estas semillas y la corriente total? La suma total de ellas nunca podria ser toda la verdad, la realidad del universo. Si se recogieran todas estas semillas —estas verdades absolutas— toda-

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vfa se tendria que rendir cuenta acerca de la corriente misma, que, admitiremos, es la causa del fenomeno que experimentamos como el ser y el universo.

{Para que nos esforzamos cuando hablamos de lograr verdades absolutas? Estamos tratando de descubrir los elementos basicos a los cuales todo puede ser reducido. Tratamos de unificar todas las variaciones de la existencia y decimos que estas cosas basicas son los elementos pri- mordiales, de los cuales todo lo dernas emerge. Conociendo estos, tendriamos la clave de toda la existencia. Tenemos por costumbre llamar verdades absolutas a Dios, al universo fisico en su totalidad, a la vida y similares. En reali­dad, tratamos de extender nuestras manos, deteniendo algo en su danza de cambio. Quere- mos decir: ahora, esto es esto, y siempre sera esto. Al buscar ciegamente las asi llamadas verdades absolutas, la mente trata de abarcar o abrazar el todo. Si solo existe la conveniencia, entonces la verdad debe ser siempre relativa.

{C6mo podremos decir que Dios es una ver­dad absoluta, cuando todavia no existe entre los hombres ningun acuerdo sobre la realidad de Dios? No es suficiente decir que hay algo a lo que los hombres atribuyen el nombre de Dios, y que, por lo tanto, este algo es una verdad absoluta. Hemos ensayado senalar que cualquier cosa que sea designada como

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absoluta debe tener ciertas cualidades posi- tivas. Llamarlo un algo misterioso de lo cual surge el concepto de Dios, no le confiere carac­teristicas verdaderas de absoluto. Lo mismo puede decirse del universo y del hombre en si mismo. Todos estos son impulsos canalizados a traves de la consciencia del hombre. No tie­nen cualidades absolutas.

Lo mas que podemos decir es que hay exis­tenciai, o si se quiere, el Cosmico. No tiene persistencia ni naturaleza fija. Engendra en la consciencia humana, que es parte de ella, una apreciacion relativa de sus fases temporales verdaderas. La totalidad del Cosmico es po­tential de verdades, las que se convierten en verdades relativas para la mente del hombre. Las leyes de la naturaleza son aquellos periodos del movimiento C6smico que tienen mayor duration en el lapso de la experiencia humana. Los cambios, cuando se miden por la expe­riencia del hombre, son imperceptibles. Esos periodos, esas leyes, deben ser investigados. Solamente ellas proporcionan aquella especie de estabilidad que atribuimos al absoluto, y en la cual el hombre encuentra solaz.

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dTIENE EL HOMBRE LIBRE ALBEDRfo?

7 IENE la humanidad libre albedrio? <iEs el humano verdaderamente un agente libre en sus decisiones, de las que

provienen sus actos conscientes? Con la notion de libertad existe la asociacion implfcita de independencia. Una cosa no es necesariamente libre si no tiene limitaciones o compulsiones externas; lo es pero aislada en sus relaciones con todo lo demas, separada como si fuera otra realidad. Ser libre, en el sentido comunmente aceptado, indica considerablemente mas que esa separation. Se refiere a la elecci6n de relaciones. La entidad libre seria la que no es estitica, sino mas bien la que evita o busca enlace. Ciertamente, no nos referimos a un in­dividuo naufrago en una isla desierta, aislado de toda sociedad, como si fuera gente libre, tan s6Io porque fuera removido de las influen- cias del resto de la humanidad. Seria con- siderado libre, en el sentido usual de la pa­labra, si tuviese la iniciativa en si mismo y la capacidad de elegir un camino de action.

La libertad debe estar identificada con la motivation interna. La entidad libre debe

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tener una realization, una clase de consciencia de su ser y un deseo de retener o de cambiar los estados de esa consciencia. La entidad libre es incitada a elegir caminos y medios para pre- servar un estado preferido de consciencia. Es aparente que la asi llamada entidad libre o agente, es siempre impulsada por una prefe- rencia; no puede escapar de una election. Una cosa inanimada no puede ejercer la libertad; no tiene una consciencia con la cual pueda rea- Iizar una preferencia. El hombre abunda en esas preferencias, para las cuales la palabra mas adecuada es "deseos”. Estos deseos, en cambio, son urgencias y apetitos que impulsan al cuerpo y a la mente a la acci6n. S61o aquellos estimulos inherentes que excitan las sensaciones son realizados como deseos. Esas urgencias cons­cientes son necesarias organicamente, porque inducen, principalmente, hacia la actividad coordinada de todo el organismo, mental y fi- sico. La busqueda vehemente por el sustento es prosaica, mas, no obstante, un ejemplo efec- tivo de esa actividad.

El hombre, o se somete a los deseos fun- cionales, como los apetitos, o deja de vivir; o, en el mejor de los casos, sufre una exis­tencia anormal. N ingun humano normal es libre de esas urgencias, como siendo inde- pendiente de ellas. Existen, sin embargo, otras inclinaciones e impulsos que el hombre ex-

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perimenta, los que directamente no tienen, cuando menos, su origen en la funcion de esos organos y sus apetitos. Son aquellos im- pulsos que dimanan de procesos mentales como los de la razon y la imagination. Tenemos deseos mentales, distinguibles de los fisicos. Hemos elegido caminar, o sentarnos, o escribir, o leer, o perseguir una am bition o sacrificarnos a un codigo moral. Podemos querer suprim ir otro deseo. Podemos, por ejemplo, desear per- manecer despiertos largas horas para ejecutar un trabajo, y al hacer esto, nos oponemos a la urgencia fisica de dormir.

Estos deseos impulsores de la mente, sus conclusiones y juicios, que nos mueven a la accion, se llaman voluntad. En la mayoria de los seres humanos son los mas eficaces de los deseos, porque son capaces de oponerse y su- perar con exito a todos los fisicos. Los hombres resisten dolores agudisimos y sacrifican toda comodidad, aun perdiendo sus vidas, con el objeto de satisfacer al dictado de la voluntad, algun deseo mental, algun ideal.

Los deseos y urgencias fisicas son orginicos y, en parte, psicol6gicos. La incapacidad del cuer­po, cuando no esta conforme con sus requeri- mientos, creara una condition anormal o bajo lo normal, y con ello se producira un estado irritante o uno de angustia. De estas irrita- ciones provienen ciertas sensaciones que el ser

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organico asocia con factores externos que le alivian. Eventualmente, un patron de olores, sonidos o sensaciones de tacto es realizado como una imagen de aquella cosa o condici6n ne- cesaria para mitigar la angustia, el deseo. Cuando se tiene hambre, gradualmente se ha aprendido a formar un cuadro mental de co- mida, que ha llegado a asociarse con la satis- facci6n derivada de la remoci6n de ese deseo. Los animales inferiores tienen ese patron ins* tintivo por el cual son impulsados a la bus- queda de aquellas condiciones necesarias para satisfacerlo.

Asi como el cuerpo desarrolla agudas ur- gencias y deseos, asi tambien lo hace la mente. Uno puede concebir un ideal, un fin para ser alcanzado, el que, para ser Ilevado a cabo, engendra una tensi6n emocional que es de lo mas estimulante. No existe tranquilidad de mente hasta que el ideal, el deseo mental, es satisfecho. Mientras m is intenso es el pensa­miento y mas completa su conception —el cuadro imaginario— tanto mas grande es el despertar de las emociones y tanto mas el indi­viduo experimenta un desasosiego mental, y una urgencia que consume todo lo que puede exceder la compulsi6n de cualquier pasi6n que lenga su asiento en los organos.

La voluntad en el humano no es, entonces, la implantaci6n de un poder especial o facul-

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tad como una extension directa de una fuente divina. La voluntad es funcional: proviene de la com bination de los procesos mentales, visua­lization, razonamiento, decisiones y del im- petu emocional que producen. Es menos direc­ta que los deseos menores porque es de naturaleza compleja, pero mas dominante. La voluntad es el deseo que otorga supremacia al hombre, porque puede imponerla sobre otras urgencias de su ser. De este modo puede hacer que el cuerpo quede subordinado a la vida mental. El deseo-voluntad, debido a esta exaltada funcion, muchas veces ha sido pro- clamado, tradicional y clasicamente, como un don especial, divino para la humanidad, mas bien que una natural evolution funcional humana. La funci6n de la voluntad es tam­bien exhibida por animales mds inferiores que el hombre. Los perros que se sacrifican por sus duenos, que deliberadamente mueren de inanition, en lugar de alejarse del cuerpo de su amo muerto, estdn manifestando un deseo emocional. Es una preferencia, una selection del deseo que constituye la voluntad.

{Es la manifestation de la voluntad, la se­lection de deseos que deben ser satisfechos, una evidencia del libre albedrio del hombre? Si uno tiene el poder para escoger A o B, {es por este hecho, realmente libre? No, si por libertad entendemos que nuestro ser deberia

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estar independiente de alguna compulsion in­terna o externa. Somos continuamente criaturas de deseos fisicos o mentales. Frecuentemente pasamos por una gama de ellos. Uno u otro esta siempre dirigiendo el foco de nuestro poder hacia su satisfaction.

Nuestra selection, el ejercicio de la voluntad, no es una supremacia sobre cualquier deseo, sino mas bien es siempre una sumision a uno de ellos. Nunca somos victoriosos donde la voluntad esta comprometida. La voluntad es solo el deseo dominante del momento, el que ha capturado nuestra mente y ordena a nuestro cuerpo que cumpla su mandato. El escoger A sobre B, ha sido porque la primera nos ofrecia una mas grande eficacia, la influencia abarcan- do en ese momento toda nuestra consciencia y nuestros procesos reflexivos. Significa que A nos otorga mayor satisfaction. Asi estamos mas esclavizados a A que B. Cuando A y B surgen juntas con deseos, estamos obligados a selec- cionar. No podemos escapar de su urgencia impulsiva. Podemos escoger cualquiera de ellas o sintetizarlas y crear una C, la cual, para la mente, puede tener una mayor satisfaction. Esta C puede ser, realmente, una negaci6n de A y B, puesto que, por si misma, es mas satis- factoria que cualquiera de las otras dos.

A y B pueden ser apetitos fisicos, y es po- sible que debido a algun idealismo ascetico,

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sea preferible la renuncia a ambas, A y B. Al rehusar estos dos deseos disfruto de una satisfaction mental, una clase de exaltation por la lim itation de mis apetitos. Pienso que soy un triunfador, pero, £lo soy? He sojuzgado una clase de deseo para dar curso al deseo de la voluntad, al producto de mi razonamiento y de mi idealismo moral.

A veces, algunos individuos han sido tan temerarios como para declarar una absoluta accion libre de la voluntad humana; por sus polemicas han hecho aparecer que el hombre puede interponer su voluntad, entre las fuerzas de la naturaleza y el mismo. Debe ser obvio que uno, confinado a seguir un sendero como curso general, no importando cuales sean sus excursiones laterales, no tiene una real libertad de election. Por eso al hombre le son sola* mente permitidas selecciones conforme a la direction por la que es impulsado a seguir, por las necesidades de su existencia. Las revela- ciones de la ciencia moderna tienden a con* firmar las antiguas conclusiones metafisicas y filos6ficas, al efecto de que el hombre depende de las leyes naturales e inmutables. Uno debe conformarse a lo que es y en lo que consiste o no continuara existiendo.

El suicida no ejecuta la libre voluntad. Las alternativas ya le han sido fijadas por la na­turaleza. Puede dar cauce a sus ambiciones y

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a sus aspiraciones intelectuales para que coin- cidan con la armoma de su ser, o puede es- coger el no existir, eligiendo la muerte. Sin embargo, debe escoger.

Podemos pensar de la voluntad como si fuera un carro capaz de moverse solo. Puede rodar por su propio poder, adelante y atras, despacio o rapidamente, pero no tiene otra alternativa que girar justamente en una de aquellas direcciones. Esta sujeto a un eje. Si es separado de ese soporte, su equilibrio ya no es posible ni lo son sus revoluciones. En un sentido estamos imbuidos con una jerarquia de voluntades, una escala de deseos impelentes. Cada celula, al sujetarse a sus funciones de irritabilidad, metabolismo y reproduction, por ejemplo, se adhiere a la voluntad, al deseo inherente o a la consciencia de su naturaleza. Cada organo, como el corazon, los pulmones, los riiiones y las glandulas endocrinas expresan una voluntad, como ha dicho Schopenhauer tan acertadamente. La voluntad, como se re- fiere a ella el hombre, o el deseo mental, es la sintesis de los deseos menores. Es la habili- dad para hacer que el instrum ento integrado, el organismo humano, funcione como una unidad creadora.

La voluntad impele al hombre a llevar a cabo acciones, justo como lo hacen las partes de su organismo alcanzando fines para ellas mis-

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mas. Una celula tiene el deseo, la voluntad innata de crear tejidos, sangre, huesos y trans- m itir impulsos nerviosos; y asi, tambien, el organismo humano, en conjunto, es una celula que puede objetivar su funcidn unificada como una expresion de si misma. Es la funcion de la inteligencia la que se impone como una fuerza directora e impulsora sobre otras rea­lidades con las cuales entra en contacto. Nues­tra inteligencia y los impulsos del medio ambiente actuando sobre nosotros, motivan el ejercer la voluntad, la inclination intencionada hacia esta o esa satisfaction. Entonces estamos libres para escoger; pero nuestra voluntad nunca es independiente de nuestro ser or- ganico, ni de los deseos de nuestros seres fisicos y mentales o del universo en el cual existimos.

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<JES LA MENTE LA REALIDAD ABSOLUTA?

UESTRA investigation requiere M r f aqui una conclusi6n que nos satis-

faga personalmente, sobre si la subs­tancia prim aria de todo, a la cual podemos referirnos como Ser o Existencia Absoluta, es una mente. En otras palabras, ,imanifiesta ella las caracteristicas de la mente? Primero, su- pongamos que cada uno de nosotros tiene la concepci6n de que existe tal estado subyacente o condici6n del Ser, del cua) todas las cosas participan. T al concepto tendria ciertas cuali­dades definidas, por las cuales lo reconocemos. La mayoria de nosotros, probablemente, afirmamos que el Ser es lo que Es. Con esto implicamos que es una realidad; es lo que tiene existencia para nosotros. El Ser, entonces, esta ligado definitivamente a la consciencia humana. Sin embargo, restringiendo el Ser a una notion de la mente humana, hariamos de la mente la sola realidad.

Los tfrganos de los sentidos pueden, en parte, ser responsables de la forma o imagen que el Ser asume en la consciencia humana, pero no crean los agentes, las fuerzas que actuan sobre

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ellos. El hecho de que el hombre sea receptivo y responda a los agentes externos ha sido bien establecido por la ciencia moderna. Por lo tanto, no solo somos el Cosmico o Realidad, sino somos de el. En consecuencia, podemos inferir que no importa que forma aparente pueda asumir para la consciencia del hombre, o que parte de su naturaleza pueda eludirlo, alii existe el Ser; alii esta lo que es, y no de­pende, para su existencia, unicamente de la experiencia humana.

Es comunmente conocido, hoy en dia, que las peculiaridades de nuestro mundo, lo que llamamos materia, son substancias compuestas. Son reducibles a elementos simples que tienen un lugar en la tabla periddica de los elementos quimicos. Subyacente a los atomos estan las varias partfculas o cargas de energia. Por lo tanto, basicamente, todas las manifestaciones del Ser, conocidas por el hombre, tienen una importancia, una cualidad comun. Esta cuali­dad es la energia radiante. Se nos dice que los quanta o cantidades de energia, se mueven, vibran. Pero, ^existe un medio en el cual esto se lleva a cabo? <»Es el espacio, por ejemplo?

El espacio perceptible, ese que en nuestra experiencia comiin percibimos como espacio, tiene unicamente una cualidad determinante. Es su condition negativa, es la ausencia de todas aquellas cualidades, exceptuando la de

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extension o dimension, que asociamos con la realidad. Aun esta notion de las dimensiones del espacio es dependiente de algo, porque surge de nuestra perception de impresiones visuales o tactiles, es decir, lo que vemos o sentimos. Cuando vemos o tocamos algun ob­jeto, esta experiencia puede constituir los h'mites del espacio. Dicho en otra forma, cuando el objeto es realizado, se convierte en la lim itation de lo que llamamos espacio. El objeto realizado es, obviamente, el fin de cual­quier llamado espacio, porque, desde el punto de vista de nuestra perception el ocupa espacio.

De lo anterior es evidente que el espacio no es concebido con una cualidad positiva propia, sino mas bien por engendrar en nuestra cons­ciencia la idea de que es capaz de ser ocupado por otra cosa. Aunque el tema del espacio sera considerado m is extensamente en otra parte de esta obra, su relation con el contenido de este capi'tulo requiere las observaciones presentes.

Ordinariajnente no pensamos del espacio en terminos de lo que es, sino mas bien de lo que no es. Por lo tanto, el termino espacio absoluto no debe tomarse como un estado de ninguna cosa. Nada es una idea que primero depende de la perception de algo. En vista de que el espacio absoluto no tiene cualidad positiva, existe la necesidad de la existencia del estado opuesto o positivo para su realization, y esto

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es el Ser. Por lo tanto, podemos deducir que el Ser podria no tener un principio o un fin. Lo que comienza necesitana emerger de la nada, de lo no existente. El fin del Ser requeriria tambien el paso a lo que no existe. Debemos inferir, entonces, que los quanta conocidos de energfa radiante no vibran ni se mueven en algun medio como es el espacio, sino mas bien, en un estado relacionado al Ser.

Seguidamente debemos considerar si existe alguna diferencia entre particulas del Ser cono- cido —atomos y sus subdivisiones— y aquel medio o Ser en que pensamos que existen. Para contestar esto, primero debemos llegar a alguna conception respecto a la naturaleza basica del Ser. El Ser, requiere actividad. Es una actividad positiva lo que constituye la cualidad innata de ser. Esto es csencial, porque la inercia, tregua o constancia de alguna clase, no tendria la cualidad del Ser — digamos ser. La inercia, como el espacio, es un opuesto negativo de la actividad. Primero, debe ser aquello que se dice estd en reposo. Inercia absoluta, en consecuencia, es logicamente una imposibilidad. Dondequiera que exista lo que puede parecer tener una naturaleza estable, ahf, basicamente, esta la cualidad del ser activo, causando que sea lo que es. Para que el Ser tenga alguna forma de constancia, es decir, una naturaleza inimitable, necesitana estar empare-

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dado o reprim ido por ciertas condiciones. Estas contituirian entonces imitaciones, pero semejantes factores restrictivos serian, por si mismos, una realidad, es decir, Ser.

Vease la ilustracion, Fig. 4, mas adelante. Supongamos que el punto expuesto es el Ser. No hay espacio alrededor que lo limite, como lo vemos alrededor del punto, porque este es todo lo que existe si representa Absoluto el Ser absoluto.

Ser es aquello que siempre esta “hacien- dose”, como tan sabiamente lo proclamo Hera- clito. Nunca es un simple determinativo, por- que seria el opuesto a su necesaria actividad. Ademas, concebir el Ser como consistiendo en una serie de realidades totalmente diferentes, es retornar a la noci6n err6nea de un espacio absoluto separando estas peculiaridades. En vista de que toda la materia conocida puede

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reducirse a energia, podemos aducir la con- vicente hip6tesis de que el llamado espacio es asimismo energia. Para contestar especifica- mente la pregunta originalmente expuesta, nosotros podemos asumir por lo tanto, que el Ser Absoluto, asf como las formas que de el percibimos, son energia.

El referirnos al Ser Absoluto como energia, no es suficientemente comprensible. Surge la pregunta: {Que clase de energia? Como ener­gia, el Ser Absoluto abarcaria todos los fenome­nos clasificados como tales. Sin embargo, nin- guna energia en particular conocida por si misma seria suficiente como para definir el Ser. Esta energia primaria puede ser imaginada solo en el m is abstracto sentido. Es una fuerza con un potential inherente de creation que todo lo incluye. Es un poder inexplicable, excepto para decir que es cinetico. La action de este poder solamente puede ser compren- dida como una pulsation o vibraci6n.

Para ser debe haber action, pero este poder de Ser no es generado direccionalmente. Asi mismo, no esta lim itado a funciones espedficas, porque entonces su naturaleza seria una cons- tante perm anente y no adquiriria la variation necesaria para accionar. Siendo suficiente por si mismo, el Ser debe actuar por si mismo. Debe producir un contra estado, una relativa oposici6n dentro de su propia naturaleza, para

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que sea capaz de retener y regenerar su poder.^Puede oponerse a si misma una cosa que es

esencia pura? Cualquier cosa que es, siempre tiene, potencialmente, lo contrario, para ser algo diferente de lo que es. Hemos deducido que el Ser Absoluto es una fuerza cuya cuali­dad fundamental debe ser la accion. Por lo tanto, el estado contrario seria un potencial No-Ser o un estado relativamente disminuido de actividad. Si la actividad es la naturaleza positiva del Ser, entonces, su fase negativa seria inferior a sus capacidades. La actividad de todo el Ser no podria incrementarse uni- formemente.

Si una cosa ha de ser continuam ente acelera- da en un estado de movimiento, debe tener condiciones externas a ella que contribuyan a esta aceleraci6n. Ya que el Ser Absoluto lo incluye todo, no hay elementos externos que actuen sobre el y originen un aumento de actividad. N i puede la actividad del Ser cam- biar de posici6n, como lo pensamos acerca del movimiento en el espacio, porque ahi no hay ningun otro medio aparte de el mismo. El Ser es el todo. Su actividad no puede ser revolu­tion , como la de una esfera o de un disco, porque tendria limitaciones finitas. T al cosa implicaria una cantidad particular que girara como un envoltorio espetifico de energia.

Podemos suponer, por lo tanto, que esta [119]

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actividad del Ser {undone solo como una pulsation, que consista en la expansion y con­traction del Ser. Debido a que el Ser, necesaria- mente, debe ser generado por si mismo, el empuje debe provenir de su nucleo o centro. Usamos aqui la palabra centro en el sentido relativo, y cada pulsacidn o impulso como siendo una fuerza similar. La actividad del Ser es, en consecuencia, una espiral por su naturaleza, si la idea de forma es una ayuda a nuestra comprensi6n del fenOmeno. Con cada impulso hacia el exterior (usamos el t£rmino exterior en sentido relativo), el nucleo dis- minuiri'a en su concentration de fuerza (Wase ilustraciOn, fig. 5). Lo haria menos activo, menos positivo, en contraste con la expansion total. Finalmente, cuando se ha alcanzado un estado relativamente contrario y el nucleo se hace predom inantem ente negativo, vale decir, menos activo, entonces sucede u n estado de contraction.

Esta transition a una contracciOn consiste en el impulso hacia adentro, nuevamente con direction al nucleo. Es un regreso al centro relativo, que ocurre como si fuera la introver- siOn de un espiral. (Vease ilustraciOn, Fig. 6). Esta reversion de la actividad del Ser no im- plica condiciOn alguna lim itadora externa. En vista de que el Ser lo incluye todo, no hay nada que lo limite, excepto su propia natu-

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raleza.NppaHvo

C

La oscilaci6n continua del Ser, entre los polos de mayor concentration o actividad y su menor estado de accidn, comprende una escala infinita de energia vibratoria. Cierta- mente, no hay ninguna razon para creer que esta escala cosmica de energia tenga una rela­tion recfproca, cuyo metodo de funciOn sea completamente diferente de lo que conocemos en general, como luz o fenomenos electromagne- ticos. Podemos teorizar diciendo que cuando la energia pasa a trav£s de sus oscilaciones, asciende y desciende proporcionalmente en su frecuencia. Si esto no fuera asi, a lo menos con un grado de consistencia, no habria aquella relativa repetition de fenomenos que ocurren dentro de la experiencia humana. Una cierta banda de onda de luz, por ejemplo, se manifes- taria s61o una vez, y su color aparente nunca

F i g . 5 F i g . 6

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volveria a efectuarse de nuevo. En consecuen- cia, todos los fenomenos o m anifestations del Ser, que percibimos, son una portion de esta energia vibratoria c6smica. Lo que percibimos, sin embargo, son apenas, relativamente, unas pocas de las octavas de esa escala oscilatoria, inconcebiblemente vasta, sucediendose entre sus extremos positivo y negativo. (Vease ilustracion, fig. 7)

De lo anterior es evidente que el Ser Abso­luto debe tener una sensibilidad y una co- rrespondencia inherente a su propia naturaleza. En su funcion se opone a cualquier condition que constituya una relativa inertia o xnactivi- dad. El Ser Absoluto atrae y repele a los ele­mentos de su propia naturaleza, para sustentar su cualidad basica de Ser.

F i g . 7

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Puesto que el Ser es dependiente de si mismo, debe ser sensitivo y responder a sus caracteristicas integrates. Como analogia, pode­mos usar las propiedades de repulsion y atrac- ciOn de los polos de un iman. La fisica teorica podra ofrecer varias explicaciones de como ocurre este fenomeno. Pero siempre esta ex- hibiendo una sensitividad cuando un polo atrae a su contrario y repele a uno de polari- dad similar.

A prim era vista podra parecer incongruente el conferir un estado de consciencia a estas caracteristicas del Ser. Sin embargo, recorde- mos que en nuestro examen de la naturaleza de la consciencia, en otro lugar de esta obra, hemos encontrado que sus cualidades funda­m e n ta ls eran un estado de correspondencia y una manera de realizacion. Una cosa cons- ciente es sensitiva a ciertos factores. Responde a impulsos que actuan sobre ella. Esta corres­pondencia es un tener consciencia de una cosa o condition, a la cual, la entidad consciente (aun el hombre) conviene en acomodarse, en

ajustarse a si misma.<jPodemos decir que la fuerza de un objeto

que golpea a otro y causa que el primero rebote es un ejemplo de correspondencia y un “darse cuenta”? La contestation debe ser “no”, porque la actividad del rebote no era una cualidad del objeto; fue s61o el resultado de

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factores externos. Siempre que exista una co- rrespondencia que constituya tener consciencia, esta cosa consciente tiene la habilidad de des- cubrir las verdaderas condiciones a las cuales responde. Que una cosa sea sensitiva y detecte, en v irtud de sus Organos, o que tales caracteris­ticas sean una parte inherente de su naturaleza, no es tener consciencia. La correspondencia es el estado m is simple de la consciencia. La percepci6n es una fase mas avanzada de cons­ciencia y ocurre cuando un organismo es tan desarrollado como para localizar estimulos par- ticulares. Nosotros postulamos, entonces, que el Ser Absoluto corresponde, se da cuenta, es consciente.

La mente y la consciencia nunca pueden ser separadas. Donde no hay consciencia. no hay mente, pero aun donde ciertas cualidades de ella no existan, puede, no obstante, haber mente. Un organismo, por ejemplo, puede no conocer nada del ego, es decir, no darse cuenta de si mismo, y, sin embargo, tener mente. Donde existe alguna caracteristica de la cons­ciencia hay, tambien, un aspecto de la mente. Si reducimos la consciencia a la funciOn mds simple conocida, aun tncontramos aquella cualidad de respuesta o correspondencia a la cual nos hemos referido. Se puede postular que cualquier atributo de la consciencia es representative de la mente. El grado de la

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mente puede variar, por supuesto, con el de­sarrollo del organismo. Entonces, es un coro- lario que mente y consciencia son sinonimos.

La cuestion inmediata que se nos presenta es que si esta hipotesis puede ser aplicada a la Realidad Absoluta, <*es esta, tambien, una m^nte? La mas alta funcion de la mente hu­mana es el proposito. Este requiere los atribu- tos de razon, imagination y voluntad, que son las formas mas elevadas de los procesos menta- les. ^Tiene el Absoluto, entonces, prop6sitos o determinaciones fijos, como, por ejemplo, nos quieren hacer creer el teismo y el pantei'smo? La finalidad de un prop6sito o su objetivo es siempre externo al hombre. No es de 61 total- mente. Ademis, lo que hace una cosa por la necesidad de su naturaleza —como una cuali- dad inm anente— no es un proposito. Las raices de las plantas buscan el agua. Las hojas de las plantas giran en direction al Sol. Pero 6stos no son ejemplos de causas intencionadas en su verdadero sentido. La motivation es parte de la naturaleza inherente de las plantas. Los elementos quimicos y la vitalidad que las plan­tas buscan en el agua y en la luz del Sol, son la cualidad esencial de su ser, de la fuerza vital. Lo que una cosa tiene que hacer para existir, no es un proposito real. Es un auto- matismo, ya sea que se de cuenta o no del acto.

La esencia del proposito son los valores que[1 2 5 ]

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se le asocian. Estos valores son aquellos con los cuales se piensa proporcionar ventajas y placeres, o asegurar los que ya se obtuvieron. El efecto proyectado, por lo tanto, no es unica- mente uno ejecutado con un darse cuenta de su ejecuciOn, sino tam bien con la intenciOn de proporcionar ciertos efectos anticipados. Al tener un prop6sito, deben subsistir cosas o con­diciones particulares, en relacion con los deseos del ego. El proposito debe manifestar una cons­ciencia de si mismo al grado de que el ego puede aparecer deficiente o carecer de algun factor o condition que aumentarfa su satisfac­tion. Es obvio, por lo tanto, que donde existe proposito y sus valores conexos, debe haber una dualidad de la funcion de la consciencia; debe haber una realizacion del ego y tambien un darse cuenta de algo aparentemente sepa- rado de £1. En el proposito vemos que el ego (el ser) trata de desarrollarse por acrecen- tamiento. Este proceso de asimilaciOn, por parte del ego, toma de su medio ambiente lo que siente —o imagina— que necesita o desea.

El movimiento cOsmico no admite grietas en su naturaleza absoluta. A lo menos el hombre no conoce ninguna partfcula de existencia que no tenga relacion con algiin otro fenomeno de la naturaleza. Es entonces plausible asum ir que la correspondencia o la consciencia, que es de la Realidad Absoluta, no es centripeta, sino

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m is bien isotr6pica. El Absoluto, en otras palabras, no puede atraer su perception cons­ciente en forma partial de si y tambien con- ferir una perception externa a todo lo demis de su naturaleza. Luego es corolario que, en la Realidad Absoluta, no pueden existir tales cosas como los valores. Simplemente no puede haber un aspecto del Absoluto que pueda manifestarse en menor grado en relaciOn con cualquier otro. No hay ningun orden jerar- quico de importancia que tenga un valor intrinseco mayor que cualquier otro aspecto del Absoluto.

Gire esta pagina de arriba hacia abajo y observe la ilustraci<5n fig. 8. N o tari que en cualquier posiciOn en que la ilustracion sea colocada, un extremo siempre apunta hacia arriba. Realmente, ninguno de los escalones constituye una progresiOn, excepto en relaciOn

A R R I B AF i g . 8

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a la position en la cual es sostenida la ilustra- cion. Asi, tambien, los variados fenomenos del Ser Absoluto no tienen ningun valor especial excepto en cuanto se relacionan con el punto de vista humano.

La consciencia del Absoluto debe ser di- ferenciada de la consciencia misma del hom­bre. La realizaci6n del ser, en el hombre, requiere una introversi6n de la consciencia, y ya ha sido considerada mas extensamente en otro capitulo. Esto es una forma de retirada de cualquier cosa que pudiese ocupar el cono­cimiento del hombre, aparte de su propio ser. El Absoluto, igualmente, es correspondiente a su propia naturaleza, pero es una consciencia que todo lo incluye. Por consiguiente, no existe un estado contradistintivo. No existe contraste de una cualidad existente en el interior con una externalidad. El Absoluto, por lo tanto, no tiene un ser. Cuando el hom­bre habla de Ser, inmediatamente excluye todo lo demas que no considera en esa categoria. £Seria un razonamiento convincente aplicar una condici6n similar al Absoluto? A tribuir Ser al Absoluto seria concebirlo como divor- ciado de su propia naturaleza, que necesita para establecer un contraste. T al idea es re- chazada por nuestra facultad de la razon.

‘‘Yo soy lo que Soy”, es una antigua y su- cinta definition del Absoluto y de la conscien-

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cia universal. Literalmente significa que el Ab­soluto consiste en sus funciones, y sus funciones son lo que aquel es. Podemos inferir que el proposito —como deseo o como una insuficien- cia u objetivo necesario— es incompatible con lo que concebimos que sea el Absoluto.

(Vease la ilustracion, fig. 9). “A ” representa el Ser. Los anillos concentricos a su alrededor, significan el mundo que el hombre concibe como separado de s( mismo. Las pequenas cruces aluden al proposito humano, esto es, a los objetivos del hombre. La ilustraci6n “B” denota que el Absoluto se basta a si mismo. £ l es todo y todo es el. Alii, en el Absoluto, no hay una division como el Ser o cosas que lo aparten de si mismo.

E x t e r n a l i d a d

A BF i g . 9

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En el Absoluto no hay ideales para ser al- canzados, como formas predeterminadas o fen6menos. En el movimiento cosmico de la Realidad Absoluta no hay puntos de descanso o particularidades esenciales para ser realizadas esencialmente. Alii no hay prop6sitos o valores como los concibe el hombre. El Absoluto no tiene organos receptores finitos y facultades sensorias que provean sensaciones e imagenes mentales para ser convertidas en ilusiones o ideales. Hablando figurativamente, el hombre es una burbuja en esta corriente del movimien­to c6smico, como son todos los dem is orga- nismos. La cosa viviente es una unidad ar- moniosa indudable de las fuerzas particulares de energia, de la cual consiste el movimiento c6smico. Esta burbuja (el hombre), en otras palabras, es el enlace de dos energfas —una que

sE n e r g i a

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compone la materia inanimada (A) y otra que es atribuida a la materia animada (B). El t‘en6meno de vida como una unidad emerge de esta uni6n. (Vease fig. 10). Cada fase de esta unidad, sin embargo, es parte del consciente total, en que consiste la Realidad Absoluta que, aun asi, c6smicamente, es disforme.

Dentro de esta uni6n de fuerza, o lo que llamamos la celula viviente, nace la conscien- cia finita de los seres animados. Es una cons- ciencia confinada dentro del ocedno de la cons- ciencia universal de la Realidad Absoluta. En su estado mas complejo, como en el hombre, esta consciencia limitada o sensitividad res- ponde a la unidad de su propia naturaleza compuesta, y a aquellas otras fuerzas que es capaz de percibir. Esta consciencia finita del organismo viviente es tambien activada con­tinuam ente por la consciencia inherente de la Realidad Absoluta, de la que consiste su pro­pia naturaleza. All! siempre esta el elevado impulso de ser. En el hombre, por lo tanto, el prop6sito no es mas que su aspiraci6n a valores relativamente conducentes a la urgencia innata de ser y a las gratificaciones naturalm ente resultantes.

En el misticismo, el propdsito alcanza su es­tado mds exaltado. Es un deseo para la cons­ciencia del Onico o unidad con el todo. Real- mente, no obstante, mientras se anhele o se

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ansfe una realization del Ser personal, existe de hecho una diversidad. T al realization, como se ha dicho, brota de esta notion de contraste o dualidad. Desde el momento en que la Reali­dad Absoluta carece de Ser, la consciencia del hombre no esta enteramente en armonia con ella, mientras retenga la idea del Ser.

£Es la Realidad Absoluta, aunque cons­ciente, un estado caotico, porque no posee propositos especificos como los mortales? La funcion de Ser, no es el caos. Es suprema majestad en si misma, y la Realidad Absoluta es Ser Puro. La consciencia de la Realidad Absoluta penetra en cada fase de su movimien­to incesante. Aun aquellas particulas conocidas como materia inanimada tienen consciencia de un determ inado genero en su respuesta interna a las fuerzas nucleares en que consisten. La mente del hombre, en su direction de las fuerzas naturales, en su aplicacion de la vo­luntad sobre ellas, unicamente sobre impone cambios en su eterna mudanza. La mente hu­mana, junto con las inteligencias de otras enti- dades contiguas, es la unica con propositos. Todo lo demas es una actividad vibratoria, una mente universal, solo consciente de la necesidad de su propia existencia eterna.

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5 L problema mas dificil de toda creen­cia en una causa teologica, una causa mental, yace en el universo en la

supuesta ley y orden del universo. Ley y orden significan control, y este implica intento. El metodo o la coherencia que existen en nuestras vidas se deben al control que ejercemos para prevenir que ciertas condiciones o circunstan- cias vengan de otra manera. Cuando gastamos esfuerzo para dirigir o controlar algo —es de­cir, para determ inar como debe manifestarse— siempre lo hacemos con intenci6n, con algun proposito, tal como un fin para ser alcanzado.

Volvamos al hecho de que un fenomeno que siempre se ajusta a una norma uniforme, bajo iguales condiciones, es considerado como una ley natural. En verdad, un texto cldsico de fisica define una “ley fisica" como ” . . . la relacion constante que existe entre algun fen6- meno y su causa”. Pero, ^cual debe ser el grado de constancia de algun fenomeno antes de que sea aceptado como ley?

En este problema hemos introducido ahora el elemento tiempo. Mas adelante considerare-

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mos el tiempo mas extensivamente. Para el objeto presente, concedamos que el tiempo es unicamente producto de la consciencia hu­mana. (»Es entonces s6lo la mente humana la que concibe la ley? existen otras leyes, como tales, sin la consciencia humana?

Si, por analogia, encuentro a un hombre parado bajo un irbo l, sin moverse, y lo observo por una hora sin que 61 se mueva, ^podria yo alejarme y declarar que habia visto a un ser hum ano inm6vil? T endria que decir que el estuvo inm6vil durante el intervalo en que yo lo habia observado. Que siempre estuvo in- m6vil, no podria decirlo, porque no le obser- varia siempre. Aun si fuese capaz de regresar varias veces y ver al hom bre todavia parado en la misma position bajo el irbo l, no podria suponer que estaba inm6vil etemamente. Ade- mis, no podria decir durante cudnto tiempo estaria asi. La constancia de una ley, por lo tanto, es proportional al grado en que hemos percibido algun cambio en un fen6meno.

El transcurso total de la historia, el periodo completo de la consciencia hum ana — medido en tiempo en comparaci6n con los periodos geologicos y astronomicos— es infinitamente pequeno. En consecuencia, nuestras llamadas leyes naturales o fen6menos constantes y uni­formes, aparecen como tales unicamente en relaci6n con la memoria limitada del hombre.

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Los cambios en estos fen6menos podrfan ser tan pequenos, que en el conjunto de la ex­periencia hum ana no serian perceptibles. Un million o cien millones de anos antes de que el hombre se hiciera consciente de lo que ahora llama leyes naturales —-o el mismo numero de anos de aqui en adelante— ^habran existido o sen'an las mismas leyes? No lo podemos saber. Hasta que lo sepamos, las leyes de la naturalza solo son fen6menos constantes unicamente en relaci6n con la consciencia del hombre. Hasta que podamos comprobar que lo que llamamos leyes de la naturaleza son inalterables, y con- tinuaran siendolo, no podemos deducir logica- mente que fueron determinadas por la mente, para ser justam ente como las experimentamos ahora.

Lo que a los hombres les gusta llamar orden en la naturaleza, es aceptado como una prueba de la existencia de fundamentales leyes natu­rales absolutas. Si, no obstante, hay una indica- ci6n de que la ley es s61o un fen6meno psi- cologico, es decir, la consecuencia de la mente humana, entonces el orden tambien se presta a discusion. Pensemos de “orden” en conexi6n con objetos en el espacio. Interr6guese a si mismo: <>Es la uniform idad de apariencia de objetos, —es decir, su aspecto de igualdad— esencial para la idea de su orden en el espacio? Ahora, si puede demostrar que la uniform idad

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es la causa de que nosotros tengamos la idea de un orden de los objetos en el espacio, en­tonces inmediatamente podriamos decir que el orden es una cualidad inherente que reside dentro de todos los objetos que parecen simi- lares. Ademas, si esto fuera asi, no podriamos evitar el percibir orden en cuantos objetos un i­formes pudieramos ver.

Es necesario, sin embargo examinar este problema de la uniformidad, para ver si efec- tivamente contribuye o no a la idea de orden de objetos en el espacio. (Vease la ilustracion Fig. 11). Supongamos que estos discos son todos uniformes en tamano, color y diseno. Sin embargo, han sido amontonados casual- mente, sin ningun interes en su colocation.

F i g . 1 1

Cuando miramos cuidadosamente este mont6n, {nos sugieren algun arreglo de orden en el espacio? Yo creo que estaremos de acuerdo en que no lo sugieren, que aparecen solamente como un monton descuidado, no obstante su uniform idad en tamano y diseno.

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Ahora, examinemos la Fig. 12, abajo. Los discos son todos del mismo tamano, pero de colores dijerentes. Ademas, en vez de ser arro- jados en un monton, han sido esparcidos in- distintamente. Cuando los observamos, tam- poco nos inducen a tener un concepto de orden en el espacio. Por lo tanto, de estas dos ilustraciones llegamos a la conclusion de que la uniform idad de apariencia de los objetos, no nos sugiere el concepto de orden en el espacio.

F i g , 1 2

Ahora les pido que examinen un tercer a- rreglo de los discos. (Vease Fig. 13). Verdn que han sido colocados en pares y que estas pilas de dos discos cada una han sido distribuidas a igual distancia entre si. A medida que es- tudiamos este arreglo, notamos que inmediata- mente sugiere a nuestras mentes la idea de orden. Ahora, supongamos que usamos tama- nos alternados de pilas de discos. Ademas, esta vez las colocaremos tan cerca que se toquen unas a las otras.

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F i g . 1 3

(Vease Fig. 14, 1) Notemos que continuamos derivando de este arreglo la notion de que los discos toman un orden en el espa­cio.

F i g . 1 4

^Por qu6 estas dos ultimas ilustraciones parecen sugerir un orden en el espacio? Apa- rentemente, nuestro concepto tiene algo que ver con las relaciones espaciales de los objetos. Por relaciones espaciales queremos decir la colocaci6n de los objetos en el espacio, en su

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relacion mutua. Analizando esta declaration mas a fondo, pareceria que si la relacion es- pacial es la que nos induce a tener una idea de orden, es porque se forma un arreglo en nuestras mentes —un arreglo que podemos comprender. En otras palabras, el arreglo en el espacio debe tener tantas difmiciones para nosotros como tienen los objetos o formas par­ticu la rs en si mismas.

Un objeto tiene para nosotros una forma muy definida o caracteristica; es decir, toma un tamano, una forma y tal vez un color. Si en algun momento no pueden ustedes percibir estos elementos claramente — tamano, forma y color— en conexiOn con un objeto, quedaran confundidos; no tienen certeza de la identidad del objeto, no estan enteramente seguros de lo que estan viendo. Igualmente, entonces, para realizar un orden de objetos en el espacio es necesario que percibamos una caracteristica espacial definida. Esta caracteristica es una periodicidad de cambio. Por el termino perio- dicidad de cambio, significamos un movi­miento numerado o medido —una medida en el cambio. Por ejemplo: nos referimos nueva- mente a las pilas de pares de discos, con igual distancia entre ellas, de la Fig. 13. Ese espacio uniforme entre las pilas ha engendrado en nuestras mentes la idea de un cambio. Es un cambio de las pilas fijas al espacio entre ellas;

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luego, de nuevo a otra pila, y asf, sucesiva- mente.

No debemos derivar de esta explication la idea de que la periodicidad de cambio sea nada mas que un cambio de algo o nada. Un periodo es lo que la mente considera como un ciclo, es decir, que lo que sea para nosotros aparezca poseyendo una regularidad de principio y fin. Bien sabemos que los objetos deben tener una persistencia en color, forma y todas las cualida­des ffsicas para que los reconozcamos siempre. Es obvio que si cambiasen continuamente de color y de forma no los podriamos identificar. Es igualmente necesario que debe existir una persistencia de cambio, de periodicidad —tanto en tiempo como en espacio— para que tengamos el concepto de orden.

Estamos acostumbrados a pensar y decir que el orden existe en la naturaleza porque percibi­mos una periodicidad de cambios en ella. La observation, por nuestra parte, de estos perio- dos es realmente debida a la manera como estamos constituidos. Se debe a las limitaciones de nuestras facultades objetivas de perception y a lo finito de nuestra consciencia objetiva. Empleando un ejemplo: Si estuvieran ustedes a bordo de un avion, en el ecuador, al medio- dia, y viajaran hacia el oeste a la velocidad del movimiento diario de la tierra —aproximada- mente a mil seiscientos kilometros por hora—

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para ustedes, como observadores, el Sol nunca se pondria. Estaria siempre en el cenit, tanto tiempo como ustedes permanecieran en el avion. Se perderia la periodicidad de dia y noche, con la cual ustedes estaban familiariza- dos. El ciclo de la aurora y el ocaso del Sol ya no existirian para ustedes. Siempre seria exacta- mente el mediodia. Por io tanto, decimos que es la mente la que confiere el orden a las cosas, a las circunstancias y a las condiciones, al per- cibir en ellas una periodicidad de cambio.

El hecho de que el orden pertenece a la mente puede, ademas, ser ilustrado por la ex­periencia de que las cosas que aparecen ca6ti- cas eventualmente pueden hacerse ordenadas, sin cambio alguno en las cosas mismas. Un grupo caotico de objetos, cuando meramente han sido esparcidos, para nosotros tomaran un orden si su patron, su particular contraste y su distribution persisten por un tiempo sufi- cientemente largo.

Para entender esto mejor, observemos de nuevo la Fig. 11, con algunos discos esparcidos indiscriminadamente sobre una mesa. Suponga- mos que estan dispersos en una mesa ubicada en el vestibulo de su casa. La prim era vez que usted los vio, paretian, mas bien, desarregla- dos, porque para usted no existia una perio­dicidad de cambio. En otras palabras, no habia una senal persistente de un principio o de un

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fin de su distribution. No sabi'a usted cuales discos fueron los primeros en ese arreglo y cuales los ultimos. Tampoco habia una alter- nante position en el espacio.

Sin embargo, si usted estuviera obligado a caminar por ese vestibulo muchas veces al dia, y cada vez m irara los discos esparcidos en la mesa, finalmente encontraria que constituyen una familiar relacidn espacial. Sabrfa usted exactamente d6nde encontrar cada disco. Pare- cerian organizarse en un arreglo comprensible. La particular relacion de unos discos con otros y con el espacio, tendria una identidad. Como resultado, para usted se habrian ordenado. Como una demostracion de este principio, usted podria llevar los mismos discos a otra mesa, despues de muchos dias de haberlos estado viendo, y los dispondria exactamente en la misma forma, sabiendo que se han ordenado en su mente.

Tam bien estamos acostumbrados a pensar en la repetition de especie como un indicativo de orden. Esta idea de orden —cosas que aparentemente se repiten en especie— esti totaimente basada en la semejanza. Pero por si sola, la semejanza no es confiable. Por ejemplo: los caballos y las vacas se ven iguales a cierta distancia. Tam bien todos los hombres, no im­porta su raza o color, aparecen iguales a la distancia. Un examen mas cercano de estas

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cosas las muestra como bastante diferentes. En­tonces, podemos decir que la relaci6n espacial, tal como la distancia, puede alterar la idea de similitud, y eso, a su vez, puede afectar nuestra idea de orden.

En verdad, dos cosas no pueden ser ver- daderamente identicas. Si dos cosas fueran iguales, serian una. Por ejemplo, para ser iguales, ios objetos tendrian que ocupar la misma posici6n relativa, en aquello que pensa- mos como tiempo y espacio, y deberian tener la misma forma. Por consiguiente, no perci- biriamos dos objetos, sino uno solo.

Podriamos resum ir el contenido de este capitulo, diciendo que las asi llamadas “leyes naturales” , en sus fenomenos constantes y uni­formes, aparecen como tales unicamente en relaci6n a la lim itada memoria del hombre. Mas, aun, “orden” es solo lo que entendemos como la relaci6n persistente entre las cosas. O tra noci6n de la realidad que ejerce una tremenda influencia sobre nosotros es aquella de la causalidad. Analizaremos el contenido de esta noci6n en nuestro proximo capitulo.

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CAUSALIDAD

OR el momento, vamos a suponer que una causa es aquella raz6n por la

§ cual ocurre alguna otra cosa. Mien-tras miramos alrededor de nosotros, mientras usted observa el cuarto en el cual esta sentado, {puede ver alguna cosa, algun objeto que en si mismo o por si mismo, sea una causa? En otras palabras, busque algo que no tenga otra cualidad determinante, excepto aquello que usted diga que es causa. Preguntese tambien: {Tiene la causa una clasificaci6n fisica, dis- tinta, por medio de la cual siempre pueda ser reconocida, justamente como reconoceriamos una planta o un mineral o una clase de liqui- do? Podemos identificar una silla, o una mesa, o una lampara electrica, por su forma, pero, {causa que haya alguna identidad separada que podamos senalar y decir que esa es la causa y no otra? Pienso que usted estara de acuerdo conmigo en que las causas no tienen tal identi­dad separada.

La experiencia nos ha demostrado, si quere- mos reflexionar un momento sobre esto, que una causa esta siempre asociada con alguna

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otra cosa o condici6n. En otras ocasiones aque- 11a misma cosa o condici6n que hemos llamado causativa puede parecer como sin causa, demos- trando que la cosa en si misma no es la causa.

Voy a d ibujar ahora un cuadro verbal para que usted comprenda mejor este punto. Imagi- nese una pequena bascula del tipo usado para pesar cartas y determ inar el costo postal. De­lante de usted ve la bascula en equilibrio. Primero el istil baja ligeramente a un lado, y luego al otro; en un brazo de la bascula hay un pequeno platillo o plataforma sobre el cual se colocan los sobres para ser pesados. Tomemos un sobre, en el cual ya hemos colocado una carta, y lo ponemos sobre el platillo de un lado. Inmediatamente vemos que el sobre causa una ligera inclinaci6n del Astil, hacia el lado en que estd colocado. Levantemos el sobre, y de nuevo volverd el equilibrio. Luego, coloquemos el sobre otra vez en el platillo y el dstil bajara en esa direcci6n.

Vamos a ser muy analiticos y por ello una vez mas quitamos el sobre. Al examinarlo, en- contramos que en el no hay nada singular. Ciertamente, cuando observamos el sobre, sepa- rado de la bascula, no podemos decir que la causa sea una cualidad inherente del sobre. En otras palabras, no existe una cosa conocida como causa envuelta en el sobre; tampoco hay en el una causa adherida. Ademds, cuando el

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sobre esta lejos de la bascula —no sobre ella— no es por mas tiempo una causa. Por lo tanto, podemos inferir que una causa no puede ser percibida en los objetos como si fuera parte de ellos; mas bien, una causa es una relaci6n que empieza a existir entre los objetos, segun sea nuestro grado de percepci6n en cuanto a esa relacion se refiere.

Como ha dicho el fil6sofo Hume, esta rela­cion de causaci6n aparece como una constante asociaci6n entre objetos, un objeto que llama- mos la causa, y un objeto que Uamamos el ejecto. Donde uno aparece, el otro debe apare- cer. Podemos decirlo en esta forma: En vista de que la naturaleza de un objeto siempre parece contribuir a otro, llamamos causa al primero.

Estamos acostumbrados a hablar de causa y efecto como si esta relacibn fuera una dualidad. Se piensa que la causa es un aspecto de esta dualidad, siendo el otro el efecto; de los dos, ademas, pensamos que la causa es el aspecto activo de la relaci6n. Sin embargo, ninguna cosa sola o alguna condici6n sola puede ser la causa total de algun efecto. Esto aparentemente contradice lo que hemos dicho hasta aqui, pero realmente no es asi. En y por s( solo, cada ob­jeto que experimentamos —una silla o la lampara en su cuarto— parece estar en reposo, inclusive hasta un objeto que pudiera moverse

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a traves de la habitation. Si continua presen- tandonos la misma apariencia, esta e» reposo para nuestras mentes en cuanto concierne a su forma. Si esto no fuera asi, si un objeto es- tuviera cambiando rdpidamente de forma, no tendria para nosotros una apariencia definida. No seriamos capaces de ver lo que es, porque su forma no se m antendria suficiente tiempo para permitirnos darle una identidad.

Ahora bien, cuando cualquier objeto que para nosotros tiene una forma definida, ad- quiere accidn, no esta actuando en si mismo; cuando algo es activo, encontramos que esta actuando sobre alguna otra cosa; un objeto es activo, por lo tanto, cuando parece estar pro- duciendo un cambio en algo fuera de si. El cambio que produce en la otra cosa, o condi­tion, es lo que experimentamo* como el efecto. En esto, entonces, podemos ver que nunca tene- mos una causa simple para cualquier efecto; mas bien, existen dos causas —la causa activa que actua sobre algo mas, y la causa pasiva que es “ese algo mas". De estos dos surge lo que llamamos el efecto.

Hasta aqui hemos tornado la position de que la relation de causa y efecto entre objetos es una realidad establecida y que, realmente, existen tales cosas como causas y efectos. En defensa de esta position algunos de nosotros podriamos decir que podemos recordar haber

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experimentado muchos efectos con sus causas aparentes; quizas podriamos relatar cdmo cada dia, cada hora, en numerosas maneras, hemos establecido ciertas causas con el prop6sito de realizar efectos deseados. Por otra parte, a veces cada dfa exprimentamos objetos que tienen una existencia definida para nosotros, y cuya causa no es aparente. Con esto quiero decir que no hemos visto la causa, y como consecuencia, esos objetos, para nosotros, aparecen como realida­des separadas, como si no tuvieran ninguna relacion particular con algo mas, como una piedra que pudieramos encontrar en el camino. Pero sostenemos que todas las cosas son vibra- torias en esencia, y, por lo tanto, no pueden existir realidades distintas.

Hemos afirmado que existe un espectro con- tinuo de energia, octavas de vibraciones, ab- sorbiendose las unas a las otras. En la naturale­za no existen fenomenos separados. No existen cosas absolutamente independientes de todo lo demas. Cada manifestation, cada cosa que podemos percibir, cae dentro de una de las octavas, de las divisiones de una vasta escala de energia. Esta energfa cOsmica, universal, pasa por una serie de cambios en su naturaleza vibratoria. Los cambios, las diferentes tasas vibratorias, son lo que experimentamos como las varias realidades, es decir, las peculiaridades de nuestro m undo diario.

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Asi como no existen realidades separadas, encontramos, tambien, que la relacion de causa y efecto entre objetos no existe realmente. Lo que concebimos como causas y efectos son aque­llas realidades, aquellas cosas de nuestra existen­cia, cuyo proceso de desarrollo se expone a nosotros; o podriamos decir que la noci6n de causa y efecto viene como un resultado de nuestra aparente percepci6n del desarrollo particular, por medio del cual las cosas han llegado a tom ar la forma o la naturaleza que parecen tener ante nuestros sentidos objetivos.

Esta notion de causa y efecto surge, enton­ces, -de nuestra experiencia de la relaci6n apa­rente por la cual tienen existencia las peculiari- dades de nuestro mundo. Esta relaci6n de la que surgen las ideas de causa y efecto, es una sucesion de fenomenos, siendo agrupada esta sucesion por la mente, como un todo. Por ejemplo: la mente ve el num ero “3” no como un numero o identidad separada, sino expresando una progresi6n de factores menores, que llevan hasta £1, como: 1+ 1+ 1 .

Para dilucidar mas este punto, me voy a referir a un sfmbolo muy sencillo, la cruz equilitera. (V£ase ilustracion, Fig. 15, pag. 146). Si estudiamos este simbolo aparece como un objeto, una realidad que para nosotros es bastante completa en su significado. Hagamos ahora un cambio. (Vease ilustracion Fig. 16).

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F i g . 1 5

Vamos a separar las partes que componen este simbolo, la cruz. Sacamos el brazo hori­zontal del vertical. Tenemos ahora dos objetos separados, de exactamente las mismas dimen­siones, no habiendo ninguna relaci6n aparente entre ellos. Imaginemos ahora que hacemos otro cambio:

F i g . 1 6

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M entalmente levantemos el brazo horizontal que formaba parte de la cruz, y coloquemoslo a traves del brazo vertical, para que los brazos tengan su forma original. En otras palabras, una vez mas hemos combinado los dos objetos separados. Al hacer esto, un objeto se hizo mas activo que el otro. El brazo horizontal que se ha levantado y colocado a traves del otro actuo sobre este al volverse a unir, siendo el resultado, por supuesto, la formation de la cruz equilatera.

Sin embargo, la cruz equilatera tiene ahora un significado un poco diferente para nosotros, porque facilmente recordamos que est£ cons- tituida por dos objetos aparentemente separa­dos, que han sido combinados. Estos dos ob­jetos son las aparentes causas de la cruz. La cruz equilatera, entonces, como un simbolo para nuestras mentes, ya no es mas una forma simple; es, en cambio, una forma compuesta. es decir, construida de elementos. La sucesi6n de los cambios por los cuales las cosas separadas llegan a ser una, la llamainos causas. Para la mente, parece como si estas causas se hubieran combinado para producir el efecto, el que en este ejemplo es el simbolo de la cruz equilatera.

Para comprender este problema de causali- dad, debemos dar otro paso importante hacia adelante. Antes de que algo pueda ser realizado como una sucesion —es decir, una serie de

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etapas— primero debemos tener en la mente el efecto hacia donde estos pasos parecen con- ducir. Para decirlo en forma diferente, el efecto debe aparecer como el fin definido de un pro­ceso. No podemos concebir un proceso sino hasta tener primeramente una idea de aquello a lo que el proceso contribuye.

Supongamos, ademas, que experimentamos lo que Ilamamos efecto como una contribution relacionada a algo mas alld de si mismo. En ese caso, entonces, el Uamado efecto se convierte inmediatamente en una sola etapa intermedia, una parte de la sucesion misma, que conduce a un fin o efecto todavia distante. Existen, entonces, algunos efectos de los cuales tenemos conocimiento, los que podrian aparecer como el fin de una concatenation de causas. Real- mente las causas son solo una serie de cambios que observamos y que conducen al punto arbi- trario de reposo. Son nuestras mentes que han establecido estos puntos de reposo —estos efec- tos.

Para nuestra conveniencia y costumbre tene- mos el habito de referirnos a las causas en la naturaleza. Sin embargo, es necesario afirmar que no hay causation en la naturaleza, como estamos acostumbrados a creer. Los millares de realidades a nuestro alrededor, que experi­mentamos, no son el resultado de causas en la naturaleza. No existen etapas fijas, ni efectos

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en la naturaleza, ni ningun fen6meno especial que la naturaleza se esfuerce por alcanzar. No hay fines para los cuales esten instituidas una serie de causas. Son nuestras humanas facul­tades, solamente, nuestras mentes finitas, las que conciben en la naturaleza, en su energfa universal, el punto de reposo que nosotros llamamos efectos. Tales puntos de reposo los designamos como este o aquel objeto del que tenemos conocimiento. Los cambios que somos capaces de percibir en el movimiento incen- sante de la energia crismica, pensamos que contribuyen a los puntos de reposo, a los efec* tos que nuestra mente ha establecido. En con- secuencia, a los cambios que parecen contribuir a estos efectos arbitrarios los designamos como sus causas.

Para entender mejor este punto, desearia que ustedes m iraran la Ilustraci6n, de la Fig. 17. El oscilar del pendulo de un lado al otro representa la oscilaci6n de la energia c6smica. Representa la existencia pura, que es energia en si misma. La oscilaci6n es continua. No hay descanso de ninguna clase en esa oscilaci6n. El ser es siempre activo. Con la vista mental observe este pendulo balancedndose silenciosa- mente, de un lado al otro. Piense en la energia c6smica que representa —como penetrandolo todo —y, de hecho, siendo el todo.

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F i g . 1 7

Supongamos ahora que tomamos un pedazo de papel y lo colocamos debajo del arco o del balanceo del pendulo. Dividamos ese papel en siete secciones, o cualquier numero de divi- siones, y numeremos cada divisi6n en orden consecutivo. Diremos que hemos dividido este papel en siete partes. Entonces, tenemos una escala debajo del arco del pendulo que consiste en siete partes o divisiones. Con este indicador debajo del pendulo balanceandose, su movi­miento u oscilaci6n pareceria progresivo o retr6grado. En otras palabras, el pendulo osci- larfa a traves de una serie de intervalos o divi­siones del Uno hasta el Siete, como arbitraria- mente la hemos marcado. Luego regresaria, bajando por los intervalos, nuevamente al Uno; en seguida, repetiria el ascenso una vez

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mis hasta el Siete, y asi, sucesivamente.Podemos comparar esta escala que hemos

colocado debajo del pendulo con los fenomenos producidos por nuestros sentidos. En otras palabras, nuestros sentidos objetivos hacen aparecer el movimiento c6smico como dividido en puntos de reposo, en cosas especificas, en una serie de desarrollos o sucesiones. Nuestras mentes producen puntos arbitrarios de descan- so en el movimiento cOsmico, exactamente como los numeros en la escala que hemos puesto debajo del pendulo oscilatorio indican puntos arbitrarios de reposo.

Al colocar la escala debajo del pendulo, hace- mos que el movimiento parezca una progre- sion de los numeros mayores a los menores, y que luego regrese a los numeros mayores, etc. Si observamos el pendulo, pareceria como si cada oscilacion en si misma fuese una causa, yendo a un numero mayor. Es como si al pasar por la division “Uno”, el pendulo hubiese cau- sado la division “Dos” al entrar en ella, y lo mismo al entrar en la divisi6n “T res”, y asf, sucesivamente. Lo que hemos hecho con la escala es dividir su movimiento continuo en puntos arbitrarios de reposo —los ntimeros que nosotros mismos hemos establecido.

La serie de periodos en la oscilaci6n del pendulo —es decir, los varios numeros que hemos asignado a su arco —no son partes reales

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de su vaiven. Es muy facil probarnos esto. S61o imagine que la escala se quita, y que s61o existe el balanceo del pendulo, para alia y para aca. Los intervalos o periodos, por lo tanto, tambien han desaparecido. Los varios numeros por los cuales el pendulo pareria pasar del “Uno” al “Siete” y del “Siete'’ al “U no”, etc., ya no existen. Se han ido los puntos arbitrarios de descanso. Ya no existe tampoco un progreso y un retroceso del pendulo. No se adelanta ni regresa. Entonces, en cuanto a nuestras mentes incumbe, ya no existen causas o efectos pro- ducidos por un vaiven, en lo que a nuestra mente concierne. Todo lo que queda es el movimiento continuo del pendulo, que es re­presentative, en este ejemplo, de la incesante energia cosmica.

Al grado que el hombre imagina las causas actuales que existen, hasta ese grado el es re- lativamente causativo en su propia vida; pero tales causas, en verdad, no existen en la natu­raleza. Mirando a nuestro alrededor percibi­mos lo que parece ser una gran variedad de peculiaridades —todas las cosas de cada dfa— y tambien observamos aquello que llamamos causas naturales. Asi, en nuestros asuntos, en nuestra vida, organizamos estas cosas y estas “causas naturales” ; las juntamos en una sucesi6n de movimiento de nuestro propio gusto, y en un estado que deseamos que

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se realice. Hacemos combinar este objeto o aquel fen6meno, para producir un punto arbi- trario de descanso, una finalidad arbitraria. Los puntos de descanso que nuestra mente concibe para estas cosas que hemos combinado, son lo que conocemos, en nuestros asuntos diarios, como efectos.

Por lo tanto, la total idea de causaci6n de los actos del hombre —de los que 61 es el cau- sante— es solamente una ilusi6n. Lo que pensa- mos que son la peculiaridades definidas de nuestra existencia y lo que pensamos que son las causas en la naturaleza —que combinamos para producir una serie o sucesi6n de nuestra election— no son lo que imaginamos que sean, El hombre, por lo tanto, al considerarse cau* sante, recurre a una gran ilusion, una ilusi6n forjada de otras ilusiones. En todas nuestras presuntas causas de cada dia, de cada hora, realmente no causamos nada en el sentido puram ente metafisico o netamente c6smico. Cfnicamente estamos presumiendo que usamos las Ilamadas causas naturales y cosas particu- lares, que c6smicamente no tienen existencia real.

Como mortales, estamos constituidos de tal manera que no podemos escaparnos en nuestra vida de la noci6n de la existencia de causas en la naturaleza. Nuestros mismos sentidos recep- tivos, la vista, el oido, el olfato, el tacto y asi,

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sucesivamente, contribuyen a tales ideas, como cosas en reposo, o con finalidades efectivas. Mientras seamos lo que somos, es necesario llevar adelante la ilusi6n de ser causantes, si hemos de vivir en este piano. Pero al ser cau­santes, desde nuestro punto de vista, nos limi- taremos, cuando menos, al uso de causas naturales ilusorias. En otras palabras, nos con- finaremos, lo m is posible, a lo que parecen ser las causas en la naturaleza. De este modo nos enganamos menos, y podremos a lo menos colocar un valor, en nuestras vidas, consistente con la clase de seres que somos.

El tiempo y el espacio parecen ser causas especificas; su naturaleza produce, o aparente- mente efectiia, varias condiciones en nuestras vidas. ^Tienen ellas una confiable realidad? Investigaremos ahora sus caracteristicas.

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MISTERIOS DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO

/ I la primera consideration, pareceria que el espacio y el tiempo son reali-

w w dades muy evidentes en sf mismas que necesitan poca o ninguna explication. No parece que haya misterio en ellos, porque son muy comunes en nuestras vidas. Pareceria que el espacio y el tiempo surgieran de nuestras observaciones diarias, exactamente como lo hacen otras realidades comunes, como el Sol, la Luna y las estrellas. En consecuencia, el m£todo mejor para el analisis del espacio y del tiempo es el empirico, o sea un andlisis de la experiencia sensoria que tenemos de ellos. {Que entendemos por espacio y tiempo? Pri- mero, omitiremos todas las definiciones abs- tractas que conocemos del tema. Empezaremos con el espacio como ordinariam ente lo discerni- mos, es decir, el espacio perceptible, como aparece en la experiencia comun.

Cuando miramos a nuestro alrededor, {ob- servamos en el cuarto aquello que entendemos como espacio? Supongamos que cada uno de nosotros percibe el espacio en los cuartos res- pectivos en que estamos; en otras palabras,

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cada uno experimenta aquellas condiciones que surgen en la mente como la idea de espa­cio. Cuando nos movemos, por ejemplo, vemos un niimero de objetos bastante familiares: las ldmparas, ciertas piezas de muebles, y, natural- mente, nosotros mismos. Percibimos estas cosas como substancia; para nosotros, tienen una forma espetifica, una figura definida, color y estructura. Ademas, notamos que la naturale­za de los objetos se extiende en tres pianos, es decir, los objetos parecen tener ancho, largo y alto. No podemos discutir la existencia de tales objetos como los percibimos en el cuarto; con mas raz6n si nuestras percepciones o experien­cias han sido confirmadas por otros, es decir, si ellos tambien parecen ver los mismos objetos como los vemos nosotros.

Ahora bien, ^percibimos algunas otras con­diciones dentro del cuarto, con la misma cer- teza que los objetos que nos circundan? Tenemos que contestar que percibimos una serie de vados o brechas entre los objetos, un estado que por el momento llamaremos nada. Este estado o area es realmente una condition dentro de la cual parece que se podrfan mover u ocupar lugar varios objetos. Segun esto, por lo tanto, parece que el espacio tiene un sentido muy positivo, tan positivo como los objetos. Por “positivo” entendemos lo que parece ser “nada” igual a algo, o eso que es. Nuestras

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percepciones o experiencias ordinarias con- fieren una forma de realidad al espacio, ha- ciendolo justamente tan real para nosotros como la silla, las lamparas o la alfombra en el piso.

Preparemonos para algunas abstracciones. Empezaremos por una pregunta: ^Podemos ver el espacio si simultaneamente no percibi- mos objetos? En otras palabras, si miramos a nuestro alrededor y no vemos las cosas familia- res, como la puerta del ropero, nuestro librero o aun a nosotros mismos, ^seriamos capaces de realizar el espacio? La contestation debe ser no.

Para probar esto, cerremos nuestros ojos por unos pocos segundos. Con los ojos cerrados, no experimentamos el espacio. Ciertamente, ex- perimentamos un estado de “nada” y, no obs­tante, notaremos que le falta la cualidad de la dimension. No parece haber largo o alto o fondo y, en cambio, el espacio ordinario parece tener tales cualidades. El espacio, por lo tanto, para ser realizado, requiere dimensiones y estas son determinadas por la comparaciOn de obje­tos con aquello que llamamos espacio. Para determ inar la distancia entre los objetos es necesario llegar a lo que denominamos dimen­siones del espacio.

Realmente, entonces, el espacio no es posi- tivo, sino que es un contraste negativo de aquello que parece ser la realidad positiva de

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la materia. Asi, pues, para nuestra realization, el espacio perceptible depende de la materia m is bien que si tuviera una existencia propia. Lo que llamamos espacio es la ausencia de lo que percibimos como materia; entonces, es, en realidad, un contraste negativo con la realidad. Usando un slmil podemos decir que no oimos el silencio, porque el silencio no existe por si mismo. El silencio es solamente nuestro no olr sonidos; asi, tambien, el espacio perceptible es justamente el no percibir la materia. No tiene contenido en si mismo.

Existe tambien lo que se conoce como espa­cio conceptual. T iene una existencia completa- mente conceptual; yace en el reino de la mente. Un ejemplo es la geometrla abstracta. En ella puede uno tener dos o m is dim en­siones, tantas como la mente pueda concebir. Cuando el hombre deja de crear tales concep- ciones de espacio, cuando deja de pensar en ellas, entonces dejan de cxistir.

La flsica modema designa cuatro conceptos distintos del espacio. Dos de ellos ya han sido considerados: el perceptible y el conceptual. La tercera clase es conocida como el espacio fisico. Antiguamente, el espacio de la flsica era conocido como aquel estado o condiciOn en el cual supusieron que los objetos se movlan o flotaban. La cuarta clase de espacio es el cono­cido como absoluto. Este ultim o fue anunciado

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por Newton para explicar el movimiento de los cuerpos planetarios. Era el que sostenia las masas en determinados puntos fijos, cuyas dis- tancias podian ser medidas.

Se debe notar que las dos primeras clases son totalmente individuates. Dependen de los conceptos del individuo, las ideas que tienen o, en el caso del espacio perceptible, de la participaci6n efectiva del individuo: lo que ve, o lo que siente como constituyendo el espacio. Por otra parte, el espacio fisico y el absoluto pueden ser llamados colectivos, porque se cree que son aplicables a todos, ya sea que los conci- ban o realmente los perciban.

Por un momento, analicemos la acepcion general de la idea de tiempo, es decir, c6mo pensamos acerca del tiempo en las experiencias comunes. Decimos que el tiempo tiene tres fases: pasado, presente y futuro. Ordinaria- mente, el estado de nuestra consciencia in- mediata es atribuida al presente. Al leer estas palabras, usted dirfa que son del presente, porque parece que inmediatamente esta cons­ciente de ellas. Lo que precede a la consciencia inmediata —o el momento presente— es llama- do el pasado. Ademds, el futuro es de lo que estaremos conscientes mas adelante del mo­mento presente. Estos tres estados nos parecen sumamente simples; son las experiencias comunes de cada momento consciente. Pero,

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<jes tan simple como parece? ^Tiene el tiempo alguna objetividad? £ Existe como una realidad fuera de nosotros, de la misma manera como existen la materia o los objetos?

Es evidente, por nuestra experiencia, que el tiempo no esti hecho de imigenes; no esta definitivamente relacionado con los objetos. No podemos asociarlo con algun grupo cons- tante de impresiones registradas por nuestra consciencia, las cuales se originan externa- mente. El tiempo, por lo un to , concierne mds a la propia consciencia. La extension del tiem­po no se debe a las varias cualidades sensorias. Es un periodo de un “darse cuenta", un es­tado de realizaciOn. Entonces, £que es lo que le da las dimensiones a la consciencia, aquellos factores a los que nos referimos como pasado, presente y futuro? Decimos que un aconteci- miento que precede al presente —el estado in- mediato de consciencia— es del pasado. ^DOnde estaba la consciencia cuando se ocupaba del pasado? Ciertamente, la consciencia en aquel tiempo no estaba disociada del cuerpo. Cuando estamos conscientes del pasado hay tambien un estado de “damos cuenta” . As{ podemos decir que el darse cuenta —el estar conscien­ces— es el que prevalece, tanto para un acon- tecimiento pasado como para uno presente.

Hemos mencionado en un capitulo anterior que las ideas y los pensamientos surgen de las

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sensaciones registradas en la consciencia. Esas sensaciones han sido producidas por impre- siones recibidas en la consciencia. Si esto es asi entonces las sensaciones que causan en nuestra consciencia la idea del evento pasado, son tan del dia, como agente activo, como aquellas que nos causan la idea del presente.

La consciencia no es continua, durante el estado consciente, aunque puede parecer serlo. Experimentamos la consciencia como la co- rriente de un rio que estuviera ante nosotros. En un rio puede haber muchos objetos flotan- tes sobre sus aguas. Llamaremos a estos objetos eventos. Algunos estan adelante y otros estan atras. Si se encuentran adelante o atris, depen- de de la sucesi6n en que transcurran, del orden que tomen para nuestra percepci6n. Obvia- mente, si todos los objetos flotantes en el rio se reuniesen, aparecerian como si fuesen uno solo; no habria un concepto de algo flotando adelante o atris. Las ideas, en el fluir de la consciencia, asumen esta sucesi6n. Esta asun- ci6n se debe a dim inutas lagunas en las sensa- ciones de la consciencia, lagunas de las cuales no somos conscientes, pero que son suficientes para in terrum pir lo que de otro modo seria un fluir continuo. Estas lagunas producen una sucesi6n y esta, a su vez, constituye nuestro concepto del pasado, presente y futuro.

Un prim er principio de espacio y tiempo [167]

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que haya de realizarse es que ninguno de ellos es totalmente perceptible. En otras palabras, ninguno de ellos es por completo dependiente de nuestros sentidos para su realization. T iem ­po y espacio son tambien productos de concept tos o nociones. Surgen, al mismo tiempo, fuera de nuestra evaluaci6n de las experiencias de nuestros sentidos. En vista de que no vemos el tiempo objetivamente, y debido a que el espacio no tiene existencia positiva (o supone- mos que no tiene realidad externa), obvia- mente, las nociones que buscamos de ellos, deben ser, en parte, un producto de la mente. Este aspecto conceptual de espacio y tiempo no es realizado por muchas personas. No com- prenden que su mente es uno de los principales factores en la creation de espacio y tiempo, y, tambien, de las numerosas limitaciones que debemos asociar con ellos. Ahora vamos a tra- tar de examinar c6mo la falsa idea de la natu­raleza de espacio y tiempo tergiversa nuestra estimation de la existencia.

El problema dei espacio y del tiempo no es nuevo en la historia. Los antiguos reflexiona- ron sobre 61 durante siglos. Muchas de las ideas referentes a este tema son validas hoy dfa. Contintian contribuyendo a nuestra compren- si6n de estos misterios. Arist6teles afirmaba que generalmente se piensa que el tiempo es movimiento y cambio. Cada cosa tiene movi-

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miento y cambio en si misma, en cualquier lugar en que se encuentre; pero el tiempo, decia, es igual en todas partes, con todas las cosas. No existe variation de tiempo. El cam­bio, como sabemos por experiencia, puede ser m is rip ido en algunas cosas y m is lento en otras; el tiempo no puede variar, porque el tiempo mismo determ ina rapidez y lentitud. Lo que se mueve poco en mucho tiempo, es lento; lo que se mueve mucho en poco tiempo, es rapido.

Como consecuencia, continua AristOteles, es evidente que el tiempo mismo, no es movi­miento. Sin embargo, aunque no es movi­miento, no puede existir separado del cambio. Cuando no se modifica el estado de la mente (la consciencia), o cuando no notamos el cam­

bio en la consciencia, no es posible para noso­tros la realization de un espacio de tiempo. La razOn de esto es que hemos conectado el anterior ahora con el posterior, y dejamos de percibir los intervalos entre estos ahora.

A unque el tiempo no es movimiento y no es cambio, de todos modos no es independiente de ellos. Por ejemplo, nos dice Aristoteles, cuando esta obscuro, aun cuando nuestro cuer­po no experim enta nada —es decir, ninguna de las impresiones exteriores— si, no obstante, ex- perimentamos el movimiento del alma o las impresiones del ser, entonces pensamos en el

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tiempo, porque tenemos una realization de movimiento. Reconocemos el tiempo unica- mente al distinguir un movimiento. Esta diferencia no es m is que un estado de un antes y un despues. Se desliza el tiempo cuando percibimos el antes y el despues del m ovim ien­to, es decir, intervalos. Este movimiento es concebido en dos diferentes clases de ahora, y la mente distingue que es el movimiento entre esos ahora. El tiempo no es movimiento; es el numero del movimiento, los intervalos de el. Mas o menos, continua Aristoteles, num ero es tiempo. Nos referimos a la ilustracion, Fig. 18, para un diagrama esquematico del concepto aristotelico.

j---------AHORA-------- j

A n t e s D e s p u 6 s

Numero

Medida

T i e m p o

Los primeros pensamientos desafiantes sobre el tema de lo no existente, o espacio, fueron presentados por Parmenides, filosofo griego nacido en el siglo V A.C., de una noble y rica familia. Pertenecio a la escuela Eleatica, llama-

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C O N S C I E N C I A '

( F l u i r C o n s t a n t e )

F i g . 1 8

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da asi por la Tegi6n de Elea, donde surgi6 un grupo de pensadores que proclamaron la uni­dad del universo. Sus ideas, por siglos, fueron el incentivo para la especulacion sobre el tema de la existencia y realidad. Parmenides dijo que debemos aceptar que el ser es, que tiene una realidad bisica en todas partes. Es impro- pio para el ser el no ser. Es increible, afirmaba, que el no ser pueda tener algun modo de exis­tencia. Proclamaba que el ser no tiene princi- pio, que es indestructible, universal y om nipre­sente, existiendo solo e inamovible. Sostenia que el ser nunca podra ser otra cosa que lo que es, porque es continuo.

Aunque no estamos totalmente de acuerdo con el, vemos que anticipo el moderno con­cepto de la indestructibilidad de la materia. Parmenides dijo: "N o os perm ito decir que el ser vino del no ser”. Adopt6 la idea de que, primeramente, es imposible para la mente hum ana pensar en el no ser o la nada. Despues de todo, el pensamiento mismo tiene ciertas cualidades defmidas. Segundo, £que cosa hu- biera impulsado al no ser, un estado de nada, para producir lo que es, o el ser? Aseguraba que el ser rinicamente puede emerger de si mismo.

Parmenides, ademis, nos dice que el ser no puede ser dividido, porque nada existe que pueda introducirse entre las partes y destruir

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su cohesion. No existe cosa tal como espacio por medio del cual pudiera ser separado. Don- dequiera que este, esta en contacto con su propia naturaleza. No esta esparcido universal- mente, no esta compuesto de partes. Ellas im- plicarian separation, y si as! fuese, habria necesidad de un espacio, y el espacio seria un no ser. La premisa total del argumento de Parmenides es la de negaciOn del no ser. Ade- mas, relata que el pensamiento y aquello por lo cual el pensamiento existe —digamos, la mente y el cuerpo— son uno y lo mismo, es decir, bisicamente, son el ser. Por lo tanto, aun si uno se imagina una condition como un no ser, el s61o pensamiento por el cual se llega a esa conclusion es el ser mismo. El ser es como una esfera, equidistante desde el centro a cada punto. No puede decrecer en un area de la esfera m is de lo que podria aum entar en otra. Parmenides tambien anticipaba el conocimien- to moderno que consideraremos mas adelante.

San Agustin, Padre de la Iglesia cristiana y filOsofo, habia del tema del tiempo en el libro XI de su famosa obra Las Confesiones. El tiem­po, sostiene, tiene un significado real solo en funcion de la experiencia interna. Es unica­mente una medida de comparacion de las ex­periencias del mundo. Es, por lo tanto, segun San Agustin, una conception de la mente. Nosotros, sin embargo, transferimos esta no-

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ci6n o medida de la mente a las cosas objetivas, y les otorgarnos una realidad que, de hecho, no tiene. San Agustin, ademis, dice que en un sentido divino solamente hay eternidad; no existe tal cosa como tiempo divino. En la eternidad no existen aquellos cambios que los hombres designan como pasado, presente y futuro.

“Con Dios, todas las cosas estan ordenadas y fijadas; tampoco determ ino £ l algo repentino. Todos los acontecimientos de la eternidad son preconocidos”. Entendemos que esto significa que el tiempo es variable, pero que la eterni­dad es invariable. Por lo tanto, el tiempo no podria tener existencia en el reino divino.

De esta suerte, por miles de anos los hom­bres han filosofado sobre sus experiencias con el espacio y el tiempo. Al comienzo, procedian deductivamente buscando teorias p a rticu la rs explicativas. Con el desarrollo de la ciencia se acentuO el razonamiento inductivo —el proce- der de lo particular, del hecho, a concepciones generales. La ciencia, al principio, solamente aceptaba, respecto al espacio y al tiempo, el hecho de que la mente hum ana aparentemente no puede escapar de poseer nociones de espacio y tiempo. La ciencia trat6 despues de ensan- char tales peculiaridades, agregando otras, espe- rando demostrarlas a medida que procedian. En otras palabras, {cudles son las contribu-

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ciones concretas al espacio y al tiempo? ^Que es lo que obliga a los humanos a tener esas concepciones?

Como al parecer el espacio y el tiempo tenfan, cuando menos, una naturaleza percep- tiva, el asunto fue trasladado a la ram a de la ciencia conocida como psicologia, con la coope- raci6n de la fisiologia, por supuesto. La psicolo- gia, preguntaba: ^Cuiles son las causas que producen esas sensaciones que, a su vez, estin formadas de percepciones y conceptos de espa­cio? <> Estamos constituidos como seres humanos de tal manera que sea una necesidad el con­cepto de espacio? W illiam James, psic61ogo clisico, expuso, en sus primeros trabajos en este campo, que ciertas sensaciones del cuerpo sugerian, en si mismas, cualidades espaciales. Por ejemplo, las sensaciones de vado y sofoca- ci6n parecen cambiar el volumen de nuestro ser, como si realm ente disminuyeramos en volumen. Sabemos, por experiencia, que un dolor de cabeza pulsatorio motiva una sensa- ci6n de agrandamiento del craneo.

Nuestras sensaciones tambien incluyen el elemento de intensidad. Entendemos, por 6sto, que unas de ellas son m is acentuadas que otras. Hay una variaci6n en su acentuaci6n. En el sonido, esto se distingue como ruidoso y debil; en la luz, como brillantez; en el olfato, como olor delicado o penetrante. Tam bien existen

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en las sensaciones el elemento de amplitud , que se experimenta como volumen en las sensaciones. Asi, por ejemplo, los sonidos rui- dosos producen una sensaci6n de enormidad. Nos parece, como James hace ver, casi imposi- ble que la explosi6n de un canon pueda ocurrir en un cuarto pequeno; parece como si tuviera una gran extension. Tam bien, cuando los soni­dos no son direccionales, parecen tan vastos como si llenaran todo ese espacio. Las super­ficies resplandecientes, en igual forma, sugieren dilatation o mayor volumen que las superficies no brillantes. Un hierro al rojo bianco parece voluminoso y se expande ante los ojos.

Las sensaciones son acumulativas; van au- mentando su efecto. Unas cuantas sensaciones se combinan de manera tal. que dan una suge- rencia de espacio. Por ejemplo, miramos a un rinc6n sombreado en el que quizd la sombra s61o existe realmente en una pared de una esquina y en el piso. Sin embargo, el area total entre las paredes y todo el piso ofrecen las mismas sensaciones, sugiriendo la idea de som- bras.

Ewald Hering, psicologo y fisiologo ale- m in , opinaba que las sensaciones dentro de la misma cabeza involucran dimensiones. Si con los ojos cerrados cambiamos la direcci6n de nuestra atenci6n, tendremos sensation de dimensiones. Previamente, djjimos que con los

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ojos cerrados, no realizamos dimensiones. En­tonces habria que hacer una salvedad. Para engendrar la idea de dimension con los ojos cerrados, debemos pensar en terminos de direc* ci6n. Si pensamos en el techo de la casa, visuali- zandolo, y luego pensamos en el sOtano, des- pu£s en el extremo derecho y en seguida en el extremo izquierdo y m is tarde en una distan- cia lejana al frente de la casa, sentiremos ligeras sensaciones de movimiento, dice el pro- fesor Hering.

Se ha expuesto en teoria que £sto se debe a los canales semicirculares del oido, que, por analogia, son como el nivel del carpintero. El liquido en este canal es excepcionalmente sen­sible a cualquier pequeno movimiento muscu­lar. Cuando con los ojos cerrados, pensamos en direcciones, hay un ligero estimulo en los cana­les semicirculares, que, a su vez, producen esas sensaciones de movimiento y la idea correspon- diente de dimensiones.

Existe tambien el traslado subjetivo de las sensaciones del sentido espacial. En otras pala­bras, las percepciones que tenemos del espacio varian a veces, no debido a un origen externo, sino por el mecanismo de nuestro propio ser. Esta variaciOn depende de donde los objetos, como agentes externos, entren en contacto con nuestros sentidos. Ilustr^moslo diciendo que si usted mueve la punta de la lengua por dentro

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de la boca, la cavidad le parece bastante gTande. Pero, si la observa en un espejo, es chica. Tam bien sabemos que el movimiento de un diente flojo nos parece enorme.

La proximidad o distancia entre los puntos de presion sobre la superficie cutanea del cuerpo, tambien se ajusta a sensaciones varia­bles del sentido espacial. Esto se comprueba con el siguiente pequeno experimento: Separe las puntas de un compas, mas o menos un centimetro. Luego, desnude el brazo y arrastre las puntas del compas desde la palma, por el lado interno del brazo; si usted cierra los ojos al hacerlo, experimentara variaciones de aber- lura entre las puntas; como si a veces estuvie- ran mas juntas que otras. Realmente, siempre estan a la misma distancia. La diferencia se debe a la sensibilidad variable en los puntos de presion, motivada por la diversidad en el senti­do espacial. Los puntos de presi6n en la lengua estdn muy cercanos unos de otros; por lo tanto, un pequeno objeto en la boca, como una semi- Ha, esta en contacto con varios puntos de pre- si6n al mismo tiempo, acumulando las sensa­ciones, aumentando el sentido de extension.

Lo que llamamos espacio tiene estimulos que pueden variar en tres aspectos. Primero: la direcci6n de donde el estimulo se recibe, arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda. Segundo: existe el grado, la medida del estimulo en

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angulos rectos a su direction. Por ejemplo: algo llega desde una distancia delante de noso­tros. Su extension se determ ina hasta que pun­to puede ser realizada en angulos rectos. Ter- cero, la distancia o profundidad del estimulo se transfortna en otra dimension.

Para mejor comprender la perception del espacio, debemos entender Ia percepci6n de la dimensi6n. La retina del ojo es esencialmente una superficie curvada de dos dimensiones, concava o seinejante a un plato. En teoria, entonces, cualquier objeto, al ser visto, no debe- ria producir la sensation de distancia o tercera dimension, porque la misma retina jsolo tiene dos dimensiones! <iC6mo puede un objeto bidi- mensional producir la sensation de una tercera dimensi6n? Es mas, es un hecho fisiologico que si un objeto esta lejos o cerca, de todas maneras estimula Ia misma area de la retina. Para entenderlo mejor, vease la fig. 19. 02 representa un objeto lejano; 01 representa uno cercano. No obstante, usted notara que en la retina, indicada con la letra R, el area estimu-

Area de la R e t i n a

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lada es la misma. En consecuencia, ateniendo- nos a la sola estructura del ojo, no deberiamos ser capaces de percibir la profundidad.

Existe la teoria de que la percepci6n de objetos lejanos o cercanos, se aprende a traves de alcanzarlos, y las respuestas musculares consiguiemes, eventualmente llegan a conver- tirse en datos que sugieren profundidad o es- pesor. Los datos visuales se adquieren gradual- mente hasta que se hacen habituales. Se acep- ta que existen siete sugestiones principales que transmiten el concepto de espesor y solidez.

Prim era sugestion: Altura relativa. Una figu- ra familiar, colocada delante de otra descono­cida, nos ayudara a formarnos un concepto de si la segunda es alta o baja, lejana o cercana. Como se constituye esta sugestion visual se demuestra en la Fig. 20. Si usted cubre la parte derecha del dibujo (Ia figura del hombre con el poste frente a si), parecera que el pescado es excepcionalmente pequeno, porque lo compara usted con la mano, que es una cosa conocida. Sin embargo, si usted descubre la figura del hombre, el pescado, entonces, apareceri excep­cionalmente grande, porque la figura humana nos es conocida.

Segunda sugestion: Interposition .—Similar al prim er punto. Jmplica la colocation de un objeto conocido delante de uno o de varios objetos.

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Tercera sugestion: Tamano aparente—llsta tambien esta relacionada con el prim er punto.

Cuarta sugestion: Claridad—Una masa poco iluminada u opaca sugiere distancia. Al contra- rio, lo que es nitido parece cercano. Todos estamos familiarizados con la aparente cercania de las montanas, a grandes alturas, donde parecen muy claras y perfiladas.

Q uinta sugesti6n: Color—Las ondas de luz pueden deformarse produciendo una alteraci6n en la impresion de tamano y profundidad de un objeto.

Sexta sugestion: L uz y sombras—Este princi- pio se usa en el dibujo para producir el efecto de una esfera, de un 6valo, una profundidad, etc.

Septima sugestion: M ovim iento aparente— Cambiando la direction de la que viene un estimulo, puede cambiar tambien la apariencia del objeto en relation con nosotros, es decir, puede hacerlo aparecer cercano o distante. Un ejemplo de eso es un ojo moviendose en el espacio, tal como nuestra observation de obje- tos desde un tren en movimiento. Lo llano, la apariencia antinatural del arte egipcio, en espe­cial durante las primeras dinastias, se debe a la falta de comprensi6n de estos siete principios de la perspectiva. Uno de los contribuyentes mas grandes a nuestro conocimiento de este principio fue el celebre artista Leonardo Da

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Vinci. Ocup6 mucho en el estudio de la fisiolo- gi'a de los ojos y la ciencia de la 6ptica, y sus diversos descubrimientos son citados aun en textos modernos de psicologia. Los dos ojos presentan, a nuestra consciencia, dos imagenes diferentes. Una imagen del objeto esta un poco a la izquierda, la otra esta un poco a la derecha. Asi, esta vision binocular es la que nos sugiere la idea de profundidad.

La psicologia moderna cree que el concepto del tiempo surge de ritmos internos como los obtenidos por la respiration, la digesti6n y los latidos del corazon. Si un estimulo sigue a otro demasiado rapidamente, entonces los dos son aceptados como uno solo; no podemos diferen- ciarlos. Por otra parte, si la sucesion de los dos estimulos es mas lenta, entonces sentimos una diferencia —hay un intervalo entre ellos. Esta- mos, por lo tanto, conscientes de lo que llama- mos un ‘‘periodo de tiempo” .

Ahora bien; se afirma que sentimos las pulsa- ciones ritmicas de ciertos sistemas de nuestro propio ser. Estamos conscientes de los inter­v a ls entre varias pulsaciones, y ellas son agru- padas subconscientemente; sirven para darnos un sentido de periodo o tiempo transcurrido. Sabemos con que exactitud algunas personas —y realmente la mayoria de la gente, hasta cierto grado— pueden mencionar la hora sin intervention de medios mecanicos como los

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relojes. Esta habilidad se debe, en parte, al ritmo de su propio ser. La anestesia visceral es una prueba de esto. Cuando los organos de la regi6n abdominal se anestesian, el sujeto no tiene la sensation de hambre; existe una atonia general y no mucha fatiga. Cuando el sujeto no experim enta estas sensaciones viscerales, tiene una perdida absoluta del sentido natural del tiempo.

Los fisicos y astronomos de los ultimos anos han alterado el concepto conventional de espa- cio y tiempo agregando nuevas versiones. Pri~ mero, ligaron espacio y tiempo en un continuo de cuatro dimensiones. Esto quiere decir que los dos estan conectados continuamente, con una relacion comun. El espacio tiene tres dimensiones: largo, ancho y profundidad, y una cuarta dimension que es el tiempo en si. La ciencia declara que el ultim o ya no puede separarse de las otras dimensiones. Considerare- mos la cuarta dimension en nuestro proximo capitulo. Las observaciones siguientes, sin em­bargo, tocan solo ligeramente las ideas de modernos cientificos, como Eddington y Jeans, quienes han tratado extensamente este asunto.

Supongamos que dos personas se encuentran dos veces. En el intervalo entre el primero y segundo encuentros, una de ellas ha viajado fuera del universo, al espacio interestelar. El tiempo transcurrido entre los encuentros, <-fue

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el mismo para ambos? De primera intenci6n podriamos decir que si, que fue el mismo. Pero, segun el nuevo concepto cientifico de espacio y tiempo, la contestaci6n debe ser no.

Se da la siguiente explication: Sabemos, por las leyes de la fisica, que un cuerpo que viaja a gran velocidad en el espacio interestelar aumenta su masa, y, al mismo tiempo, se pro­duce una inercia interna, o un retardo de su naturaleza interior. De esta suerte, la persona que no viajo durante el intervalo entre los dos encuentros, seri'a la que habria tenido una consciencia mas rapida de las dos. Su conscien­cia no se alter6. El que viajo a gran velocidad, segun esta ley de fisica, habria tenido un re- tardamiento considerable en sus pensamientos, procesos mentales y consciencia. Por lo tanto, su apreciacion del tiempo habria sido bastante menor. Por consiguiente, el tiempo no hubiera sido el mismo para cada uno de ellos. Esto es uno de los efectos del espacio sobre el tiempo.

Eddington dice que en relation con el espa­cio decimos que estamos aqui; y entonces todo lo demas esta en otro sitio. En relation al tiempo, estamos acostumbrados a decir que percibimos el instante como Ahora. Mas alia del Ahora esta el futuro, y antes del Ahora, como hemos dicho, esta el pasado. Roemer, astronomo danes, descubrio en el siglo XVII que la luz viaja a gran velocidad. Su descubri-

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miento altero nuestras suposiciones del Ahora, esto es, que un suceso ocurre en el instante en que lo vemos. jLa luz necesita tiempo para viajar! Los sucesos que percibimos como el Ahora, de hecho, ocurrieron en un Ahora diferente, en otro lugar. Miramos la explosion de una estrella, que es lo que los astr<5nomos denominan una nova. La luz que vemos en nuestro Ahora dejo la estrella, tal vez, hace trescientos anos. No hay, por lo tanto, nin- gun Ahora absoluto en relation a cualquier acontecimiento. Siempre se debe calcular el intervalo necesario entre el Ahora del evento y el Ahora de nuestra consciencia.

,{Son infinitos el espacio y el tiempo? Los cientificos sostuvieron, hasta hace no muchos anos, que el espacio era ilimitado y, al mismo tiempo, admitieron la imposibilidad de con- cebir un espacio ilimitado. La teoria de Eins­tein, que todavi'a es atacada desde varias fuen- tes, ofrece un nuevo concepto del espacio. Afirma que el espacio es finito, pero que no tiene fin. Del espacio se dice que es “finito, pero ilim itado”. Esto parece una incongruen- cia. ,iC6mo puede una cosa, a la vez, ser finita y no tener Hmites? Comunmente pensamos que lo que es infinito es ilimitado.

Para entender esto mejor, pensemos en una linea formando una circunferencia. Una Imea en un sentido, es finita, porque el tirculo que

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forma tiene ciertos h'mites; sin embargo, por otro iado, la linea es interm inable en vista de que forma un circulo que no tiene ni principio ni fin. Pensemos, ahora, en una esfera. Ella tambien es finita; esto es, tiene ciertos limites. Pero esa misma esfera es ilimitada, porque no tiene fronteras. Esta esfera es la conception de nuestro universo, pero con ciertas ideas adicio- nales importantes. Quitemos ahora una dim en­sion; pensemos que no hay nada dentro de esta esfera, que es solamente una cascara, esto es, una superficie. Inferimos entonces, que el espa­cio no tiene fronteras. Lo que es no puede ser confinado por lo que no es. Dccimos que una pelota cruza el campo de beisbol, en tantos segundos; al hacer esto, atraviesa cierto numero de metros. En el movimiento de la pelota no existen ni metros ni segundos en relaci6n al campo. Estos son producto de la mente hu­mana.

Aqui es interesante mencionar la metafisica de los Rosacruces respecto al tiempo y al espa­cio. Por lo general, los Rosacruces postulan que hay tres principios universales que afectan a todas las cosas en el universo, es decir, el universo que nosotros somos capaces de per- cibir. Estos tres principios son tiempo, espacio y mente. Se sostiene que el tiempo es la dura­tion de la consciencia, el intervalo del “darse cuenta” ; los Rosacruces no aceptan que tenga

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alguna realidad externa, sea la que fuere. Los suenos se dan como analogia: Un aconteci- miento, en un sueno, podria efectuarse en tres o cuatro segundos y requeriria muchos minutos e incluso horas para realizarse en un estado de vigilia, demostrando que la experiencia es una de la consciencia. El tiempo es la medida o el grado de consciencia. La medida del tiempo se logra asignando unidades arbitrarias al fluir de la consciencia, La manecilla de un reloj indica, en numerales, los segundos o minutos. Estos son puntos arbitrarios que aplicamos al apa­rente continuo fluir de la consciencia. Para interpretar este fluir contamos las interrup- ciones y las Uamamos “unidades de tiem po” .

El espacio, dicen los Rosacruces, aparece como un area entre los objetos que percibimos y nosotros mismos; lleva a la falsa notion de una realidad muy definida. Por otro lado, como la metaffsica Rosacruz hace ver, si miramos un objeto distante con el telescopio, £que le sucede entonces al espacio? Parece ser reducido a la nada, porque el objeto se ha colocado inmediatamente delante de nuestra conscien­cia, y la percepci6n del espacio, entre nosotros y el objeto, no existe. Esta experiencia demues- tra que el espacio no es una realidad, sino que lo relacionamos por medio de nuestros sentidos de percepci6n, y que es puramente una ilusion. De hecho, los Rosacruces consideran al tiempo

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y al espacio como ilusiones de la mente obje- tiva, pero, sin embargo, no hay que negarlos, porque son esenciales. No sirven, pero debemos mantener siempre en la mente la verdadera naturaleza para que no nos esclavicen. La metafxsica Rosacruz hace hincapie en que las ilusiones no tienen existencia en el C6smico.

Quisieramos finalizar este capitulo con unos puntos de vista personales sobre el asunto. Concebimos que la consciencia es la naturaleza absoluta de tiempo y espacio. lLstos saltan de la consciencia. Los conceptos del ego, de exterio- ridad o materia, empiezan con y dependen de la perception y sensitividad de la conscien­cia. Lo que llamamos extension o dimensiones de la materia son unicamente el alcance y la indole de nuestras impresiones sensorias. Visual- mente percibimos aquello que parece ser una cierta substancia. Cuando llegamos a los Kmites de nuestra capacidad de captar tales impre­siones, entonces, por supuesto, parece como si aquel objeto hubiera cambiado o perdido su forma. Por lo tanto, es tambien el fin de las dimensiones del objeto. El espacio es una per­ception amorfa; no tiene calificacion particular de los sentidos; sin en bargo, parece tener dimension. La medida del espacio es una medida del estado de nuestra no-percepci6n, es decir, la medida de aquella condicion entre los objetos o las cosas que somos capaces de ver

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como una masa o substancia.El tiempo es la aplicaci6n del cambio al

estado de la consciencia. Puede usted dividir la duration de la consciencia por medio de cam- bios mecanicos separados, por medio de objetos mecanicos como el reloj. Puede dividirla, en intervalos, si quiere. Un nuraero de intervalos es la cantidad de tiempo. Una vida realmente larga no es una medida de anos, sino mas bien, una que tiene muchos cambios de conscien­cia, una variedad de experiencias. Hemos dicho que el tiempo consiste en cambios de conscien­cia. Por lo tanto, mientras mas experiencias y mas cambios tanto mas larga es la vida de una persona. Para vivir largamente se debe obser- var, estudiar, tener conceptos y experiencias. Estos son cambios naturales de la consciencia. Una vida no debe ser determ inada por el num ero de anos, sino por lo que haya habido: pocos cambios de consciencia, moderada ex­periencia, o si ha habido frecuentes cambios de consciencia. Numerosas experiencias, el re- sultado de observation y pensamiento nos amplian el universo; lo llenan de cosas, con realidades. Nos dan mas para percibir y mas para concebir.

Es apropiado que en seguida examinemos aquel reino misterioso con el cual el ser tiene que luchar: la cuarta dimension.

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N un capitulo precedente estudiamos 5 ^ la naturaleza del espacio. ^Qu£ cosa

encontramos que representan las Cres dimensiones comunes para la mente? Signifi- can, (<ino es asi?), el grado del espacio ocupado por los objetos que percibimos o la prolonga- ci6n del espacio mismo. Veo un objeto. T iene cierta unidad para mi mente, unidad que es el resultado de establecer h'mites a sus cualidades. El objeto p o d ri tener cierto matiz verde. Don- de comienza y donde term ina aquel matiz, es la direccitfn en que se extiende; el verde delinea sus limites, los limites de sus dim en­siones espaciales.

Las dimensiones espaciales unicamente exis­ten para dos de nuestros sentidos: la vista y el tacto. La dimensi6n espacial es, igualmente, el resultado de percibir los limites de ciertas sensaciones que un objeto produce en nuestro sentido del tacto. Las dimensiones espaciales de un pedazo de hielo, al tacto, desaparecen cuando dejamos de sentir el hielo, al punto que el cambio ocurre a nuestro sentido del tacto.

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Las dimensiones comunes, por lo tanto, como los milimetros, cenu'metros y metros son meramente unidades arbitrarias de medida. Ya hemos dicho que son la medida del espacio que ocupa un objeto. Sin embargo, hemos supuesto que el espacio, por si mismo, es una realidad. Veo mas alia de mi escritorio, y digo que alld, adelante de el, hay un espacio. {Como describiria tal espacio? Podria decir que es un estado de nada. Esto es enteramente negativo, no obstante, porque la nada deriva su existen- cia s61o de la ausencia de una condici6n posi­tiva. La nada es la ausencia de algo. Asi, debe- mos tener primero algo, por medio del cual determinaremos que el espacio existe.

Podemos estar de acuerdo en que hay una ausencia de espacio, como en un area que este completamente ocupada con alguna clase de substancia. Como hemos dicho previamente, no podremos percibir el espacio sin relacionar- lo con alguna realidad o con la notion de un objeto con el cual podamos compararlo. Medi- mos tanto el espacio como los objetos. Medimos determ inando el grado de extension de aque­llas sensaciones que llamamos espacio, y limita- mos esto a nuestra vista o tacto de algo que parece tener substancia.

Hasta las substancias o las realidades que medimos —que tienen dimensiones a nuestra vista y tacto— son puram ente relativas. Sabemos

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que las cualidades de las cosas, como su color y textura, no existen externamente, tal y como las percibimos. El color rojo es unicamente una longitud particular de onda en el espectro solar, que produce la sensation de rojo en nuestra consciencia. Lo que sentimos como una superficie dspera es una masa de energia que nuestro sentido del tacto transmite como im- presiones que interpretamos como aspereza. El espacio y las dimensiones, en efecto, no son mas que limites de nuestra consciencia. Cuando menos, a si acostumbramos a relacionarlos con la masa de un objeto. De hecho, sabemos que no existen vacios en la naturaleza, ni un conti- nuo de espacio. Varias energfas pasan a traves de lo que se revela como espacio para la vista y el tacto.

Las dimensiones y el espacio son convenien- tes ilusiones que hemos llegado a aceptar como realidades. Nos sirven para hacer reales ciertos fenomenos surgidos de la estructura de nuestros ojos, y de los sentidos de la vista y del tacto en general.

La cuarta dimension, £es una ilusi6n o una realidad como lo son las otras tres dimensiones? Desde la mas antigua conception del termino, se han dado varias definiciones. Provienen de premisas bastante diferentes. Unas son muy ocultas y visionarias, otras son filos6ficas y mfs- ticas, y aun otras son presentadas totalmente

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desde el punto de vista materialista y cienti'fico. La teoria de la relatividad y la relaci6n masa- energia de Einstein, fundament6 la explication cienti'fica de la cuarca dimension.

El factor de la cuarta dimensi6n 'comiem a a surgir desde el momento en que empezamos a considerar los sucesos. Este factor es el tiempo. Ciertamente, sucesos o eventos parecen tener tanta realidad o existencia para nosotros como las cosas de que estan compuestos. Sin embargo, no podemos distinguirlos tocalmente separados del espacio, es decir, su ubicacion o vice versa. Por ejemplo, dos automoviles chocan en un accidente a las 4 horas de la madrugada del miercoles. T al informaci6n es apenas completa si no se le agrega el lugar donde ocurri6 el accidente, la intersection de las calles Uno y Dos. Si designamos la ubicacion, estamos de inmediato concernidos con las dimensiones comunes, porque cada sitio o lugar debe tener- las si puede ser percibido por nosotros.

Lo opuesto, naturalmente, tambien es ver- dad. Al describir el acaecimiento de un hecho, debe darse tambien el tiempo en que ocurrid el suceso, para completarlo. Entonces, existe un factor espacio-tiempo. El tiempo se transforma en la cuarta dimension. Ordinariam ente esta­mos acostumbrados a senalar secciones tri- dimensionales al mismo tiempo. Estas son el pasado, el presente (el ahora), y el futuro. Es

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dificil para nosotros concebir circunstancias donde por lo menos fuesen inexistentes dos de estas secciones de dimensiones de tiempo. Por ejemplo, donde s61o hubiera el ahora. No obs­tante, esto es posible.

Fue el matematico alem in, nacido en Rusia, Dr. H. Minkowski, quien prim ero demostr6 la notable relation entre la cuatridimensional unidad espacio-tiempo, como lo ha sugerido la relatividad y las tres dimensiones comunmente de la gcometria. Por mucho tiempo se acos- tum bro, aun entre los fisicos, considerar al espacio y al tiempo, para todos los prop6sitos practicos, como si fuesen separados; y la mayo- ria de nosotros lo hacemos todavia. Fue el Dr. Minkowski quien saco a luz el hecho de que lo que ordinariam ente llamamos espacio o dis- tancia es afectado por factores de tiempo, y el tiempo es, igualmente, afectado por el espacio.

Para hacer esto algo m is comprensible, creo que estaremos de acuerdo en que no podemos hablar de derecha o izquierda, excepto en rela­tion con el instante del observador en el espa­cio. Si m ira a una persona frente a usted, la izquierda de ella esti en position diferente al lado izquierdo suyo. Si cambia de lugar con aquel individuo, entonces, el lado izquierdo suyo esti en direccidn contraria de la que es- taba un instante antes. Si usted viviera en Marte, la T ierra le pareceria que estaba arriba

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y encima de usted. En Ia T ierra, Marte esta en direction ascendente. Usted habla de Australia como “un pais que esta debajo”, y, sin em­bargo, el nativo de Australia mira para arriba, a su cielo, y usted mira hacia arriba al suyo. Pero, ambos est£n mirando en direction dife- rente. Por lo tanto. arriba y abajo, son en rela­cion al instante del observador en el espacio. El instante es el factor tiempo, y la unidad es espacio-tiempo. T iem po y espacio ya no pue- den ser imaginados como si cada uno de ellos tuviera una existencia independiente. Mas bien, estan dependiendo uno del otro, y tam­bien dependiendo del punto del observador. Este puede ser un hombre o un instrumento.

La percepci6n del espacio, en cada indi­viduo, depende de la velocidad con la cual esta moviendose en aquel instinte. Los objetos dan la apariencia de dism inuir —o realmente de contraerse— cuando se mueven con rapidez. Si usted esta sentado en un tren estacionado y ve por una ventana cuando un tren expreso pasa a gran velocidad, este, aun cuando fuera mas largo que el tren en el cual esta usted, parecera mucho mas corto, debido a que la velocidad a que se mueve parece contraerlo.

El tiempo esta verdaderamente restringido a nuestra observation de la luz, la que nos llega de objetos que estan en lo que llamamos espacio. La premisa de esta teoria cientifica es

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la constancia de la velocidad de la luz. En vatios relativos, establecidos en laboratories, se ha demostrado que la luz no varia su veloci­dad de 300.000 kilometros por segundo. Con el uso de la palabra ahora, entendemos aquello de lo cual estamos inmediatarriente conscientes, o sea, el estado presente. Imaginemos una es- trella a una distancia de diez anos-luz de la T ierra. Un ano-luz es la distancia que viaja la luz en un ano, a razon de 300.000 kilometros por segundo. Miremos al cielo y veremos que una estrella estalla con una gran brillantez, durante pocos segundos. Para nosotros, el suce- so se realiza ahora, pero el tiempo, como hemos dicho, esta relacionado con el espacio. Aquel resplandor tard6 diez anos en llegar a la T ierra. j El estallido, en realidad, sucedio diez anos antes!

El tiempo del evento, el ahora, esta, por lo tanto, relacionado con nuestra position en el espacio. Si estamos situados en la T ierra o en la misma estrella, tal position determ inard el factor del presente o del pasado.

Ahora, vamos a imaginar que existen inteli- gencias en otro mundo, alejado doce anos-luz de aquella estrella donde ocurrio la explosion. Para los seres de ese otro mundo, el suceso se producira dos anos mds tarde, en el futuro, despues de que nosotros, en la T ierra, hubiera- mos visto el resplandor. Entonces, el incidente

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sera pasado en el m undo donde ocurriO, pre­sente en la T ierra, y fu turo en aquella estrella a la cual la luz no ha llegado aun.

Einstein dijo: “Cada cuerpo de referencia tiene su propio tiempo particular, a menos que se nos diga el cuerpo de referencia al cual el informe del tiempo se refiere; entonces, no hay sentido en la declaration del tiempo de un suceso”. Esto quiere decir que el tiempo en que una cosa ocurre depende de nuestra posi­tion en el espacio y del intervalo que tardamos en percibir esa cosa.

Pasado y futuro no existirian —en cuanto concieme a los sucesos en el espacio— si nues­tro cuerpo de referencia se moviera tan rip ido como la luz. Vamos a imaginar que nos en- contramos en un sistema solar que esti movi^n- dose por el espacio astronOmico a la veloci­dad de la luz, a 300.000 kilOmetros por segun- do. Seria del “ahora” para nosotros cualquier cosa que ocurriera, en cualquier lugar de ese sistema dependiente de la luz para que nosotros la percibamos. No existiria el factor tiempo, no habria demoras. Todos los cuerpos se moverian a la misma velocidad de la luz.

Sin embargo, el tiempo tambien debe ser estrictamente relacionado con las funciones de la consciencia. Lo que concebimos como tiem­po, o la relaciOn de los acontecimientos para nosotros, puede, igualmente, ser explicado en

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relation a la duration de un peri'odo de cons­ciencia. Si hubiera un fluir constante de cons­ciencia para nosotros todo seria del presente o del ahora, independientemente del lugar donde ocurriese el incidente. No obstante, hay lagu­nas de consciencia, obscurecimientos momen* taneos. Ademas, existe la oscilacion de la cons­ciencia, un cambio de un concepto a otro, de una idea a otra. El tiempo es la medida de estos perfodos de nuestra consciencia de algo. Asi como los metros y los centimetros son medidas arbitrarias de nuestra perception de un objeto en el espacio, asf tambien, en una experiencia, los segundos y minutos son el resultado de la duraciOn de nuestra consciencia de una experiencia.

Si no fuera por la memoria o la imaginacion, no seriamos capaces de dividir la consciencia en secciones del pasado, presente y futuro. Experimentariamos algo, y seria el ahora. Luego, nuestra consciencia percibiria algo mas, que podria ser absorbido con ella y seria asimismo el ahora en el momento. Son la memoria y la imaginacion las que hacen posi- ble el alternar entre las impresiones que son recibidas nuevamente y aquellas recordadas y reunidas. Ellas perm iten una evolution de la diferencia. Por supuesto que al ser realizadas, las impresiones de la memoria tambien son del ahora. Sin embargo, existe un proceso psicolo-

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gico, todavia no totalmente comprendido, por el cual la mente normal puede distinguir entre el ahora de las impresiones de la memoria y esas percibidas inmediatamente por los senti­dos. El intervalo del ahora es puramente rela- tivo a las unidades de tiempo que el hombre ha inventado. U n sueno, como ya hemos tenido la ocasion de decirlo, de un m inuto de dura­tion, podrfa ser de un suceso que en realidad pudiera transcurrir en una hora en estado de vigilia.

De la afirmacion previa, de que tres dimen­siones se utilizan para determ inar el tamano de la forma de la materia o del espacio, podemos comprender ahora que las dimensiones unica- mente miden la extensi6n de sensaciones parti­c u la rs de la consciencia. No dan identidad a las sensaciones, porque la consciencia puede darse cuenta de varias sensaciones de materia o “formas”, que al ser medidas tendrian la misma dimension.

La filosofi'a Rosacruz hace ver que las tres dimensiones no nos dan a conocer la realidad de la materia, porque para eso dependemos de la cuarta dimension o consciencia. Toda mate­ria es una realidad. Pero su esencia y los impulsos que imparte dependen de la conscien­cia para una realization de su existencia. En otras palabras, no llegan a ser realidades para el hombre hasta que son realizadas por la cons*

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ciencia las sensaciones generadas por los impul­sos. Cuando la consciencia tiene la “idea” de cierta sensacion, o una combination de ellas como componiendo una idea y esa idea es “ forma” o “identidad”, entonces cada vez que realizan sensaciones que se hallan en concor- dancia con esta “idea”, se hacen realidades para el hombre.

Este proceso es, tal vez, mas facil de ilustrar por medio de la artes de la conversation y la escritura. En un intento para hacer compren- der a otra mente la realizaci6n que tenemos de alguna cosa fisica, describimos la identidad dada por nuestra consciencia a las sensaciones de la materia. No es facil —y en la mayoria de los casos es imposible— el transm itir las sensa­ciones verdaderas; por eso usamos palabras que, como simbolos, describen la idea de la realidad. Estas palabras-simbolos, liberan en la memoria de nuestro comunicante aquellas sen­saciones que participan en la idea, y el llega a advertir la realidad.

Si alguien pronuncia la palabra sol, por ejemplo, {que es lo que inmediatamente apa- rece en nuestra consciencia? {No es la memoria de todas aquellas sensaciones que hemos agru- pado y a las que hemos otorgado la identidad de “sol”? {No pensamos en calor, luz, color, forma y position en el cielo, todo aquello de lo que esta compuesta la idea de “sol”? Si

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hemos experimentado sensaciones parecidas pero nos hemos formado una idea diferente de realidad, entonces, por aproximacion, recorda- mos esta identidad que se compara en sensa­tion pero que difiere en idea.

Como hemos anotado en un capitulo an­terior, estas sensaciones de materia se asignan al “conocimiento empirico”, el de los sentidos. Muchas doctrinas filosoficas exponen que no permanecen, que cambian, que son ilusorias, pero no verdadero conocimiento. Sin embargo, las sensaciones de la materia no son falsas; son, como hemos visto, realidades. El razonamiento individual, no obstante, aplicado cuando la consciencia sabe de las sensaciones, es apto para engendrar una idea de forma que llega a ser descartada en el futuro por un cambio sub- secuente en el razonamiento y en la evolution de la consciencia. Solamente por esta razon se ha dicho que el conocimiento de los sentidos no merece confianza. Las unicas cosas que son absolutas para el hombre son las sensaciones, porque a traves de este medio el conoce sola- mente el mundo fuera y dentro de si. Mientras haya consciencia existe conocimiento de las sensaciones; aparte de esto, el hombre no puede comprobar nada como absoluto.

De las cuatro dimensiones solo la cuarta es realidad, porque es la consciencia. Como esta permanece en relacion inmediata con las sensa-

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ciones de la materia, que son realidad, la cuarta dimension —la idea de realidad— por lo tanto, es realidad, porque esta compuesta de sensa­ciones. No estamos conscientes cuando no percibimos sensaciones. Cuando las tenemos, entonces nuestra consciencia es realidad, por­que es real aquello de lo que consiste. Esto no contradice nuestra afirmacion de que la razon podria dar una identidad equivocada a la sensa­tion. La raz6n podra dar cualquier nombre a la sensaci6n y ese nombre puede cambiar, pero mientras persistan las sensaciones espetificas, son ellas realidad. En otras palabras, lo que cambia es la interpretation de las sensaciones.

Por ejemplo: Dos hombres pueden diferir respecto a la naturaleza de un pequeno objeto observado en el cielo, a distancia. Uno de ellos declara que es un avidn y el otro afirma que es un pajaro. Ambas sensaciones visuales recibidas son identicas y son realidades. La realization que los hombres tienen de esas sensaciones tambien es efectiva. La identidad otorgada a aquella realization difiere, porque la razon difiere, Cuando el objeto se acerca, y se com- prueba que es un avion, solamente prueba que el que creyo que era un pajaro, por la raz6n de sus sensaciones, lo clasifico equivocada- mente.

Lo que no es real no puede ser realizado. Si la consciencia puede conferir una cuarta

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dimension o la idea de realidad a lo que no tenfa existencia alguna ni aun en esencia, signi- fica que la consciencia es capaz de contribuir a la existencia. Demostraria que el universo no es absoluto. Las tres dimensiones: largo, ancho y fondo, no pueden ser realizadas aparte de la cuarta dimension de realidad, porque por si mismas no tenen una realidad propia. T rate de visualizar la “forma” que es la identidad de largo, ancho y fondo. {Que es lo que le trans­mite a usted, por ejemplo, la frase 12mX8mX 8m? Estas dimensiones no estan midiendo materia, sino consciencia, como hemos dicho antes.

Como el hombre realiza toda la materia con la consciencia, las tres dimensiones solas darian unicamente una semblanza de la materia; no darian identidad de las sensaciones obtenidas. En otras palabras, todas las sensaciones de la materia que podamos percibir son realizadas por la consciencia. El grado de nuestra cons­ciencia de ellas es medido por las dimensiones de largo, ancho y fondo y otras formas arbitra- rias. Un pino gigantesco no podria ser dis- tinguido por nosotros como una realidad por diferentes sensaciones obtenidas, si no fueran descriptas por las dimensiones de la conscien­cia. . . es decir, largo, ancho y fondo. Encontra- mos, por lo tanto, que las tres primeras dim en­siones estan subordinadas a la cuarta, a la idea

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de realidad.El M anual Rosacruz establece que “la cuarta

dimensi6n es nada mis, ni nada menos, que la tasa de velocidad de vibration electronica. Desde otro punto de vista, la cuarta dimension deberia, realmente, ser la primera. Es la proyec- cion del espacio Cosmico al piano mundano, material y de manifestaci6n de todas las cosas m ateriales.. . El juntarse los eiectrones para formar atomos, y estos moleculas, constituye la primera fase de creation en el m undo material de objetividad. El proximo paso o fase es la lim itation, o forma, causado por las leyes natu ­rales y por los deseos del hombre y sus maqui- narias” .

De lo expuesto, la cuarta dimensi6n deberia, efectivamente, ser llamada la primera . Es la esencia vibratoria cosmica. Al percibirla, nues­tra consciencia le da ciertas limitaciones y estas constituyen las formas y proporciones de las otras tres dimensiones.

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INVESTIGACI6N d e n t r o d e l a INM ORT ALIDAD

IERTAS esperanzas, aspiraciones y m ^ creencias perduran a lo largo de los

siglos. Su persistencia frecuentemente podria atribuirse a la constitution mental y fisica del hombre. Hay urgencias e inclina- ciones dentro del hombre, como ser pensante, que hacen surgir ideas particu la rs . Podriamos decir que el hombre no puede escapar de tener tales nociones. El hecho es que estas ideas no son innatas en la naturaleza humana, pero si lo son sus causas. Como consecuencia, estas nociones le parecen muy naturales al hombre; le parecen verdades autoevidentes.

El tiempo a menudo ha dignificado leyendas y tradiciones que el hombre ha llegado a aso- ciar con sus nociones. Desgraciadamente, sin embargo, esta dignidad del tiempo es a veces desproporcionada con el valor de estas nocio­nes. La mayoria de los hombres estan dispuestos a poner en duda este patrim onio de las creen­cias tradicionales. Una de estas creencias ane- jas, rodeada de misterio y respeto, es la de la inmortalidad.

El origen de la idea de inm ortalidad es psi- [2 0 7 ]

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cologico. Procede, en su raigambre, mucho mas alia de lo que lo hacen las religiones m is anti- guas conocidas que incorporan la idea de la inmortalidad. Comienza con la investigation que hizo el hombre de su propia naturaleza compleja. La idea de la no existencia de la m uerte tiene su punto initial en la reaction emocional acerca de los fen6menos de la vida y de la muerte. Un estudio de las costumbres primitivas revela dos factores primarios que han originado que el hombre conciba la minor- talidad para si mismo. El primero de estos factores es negativo: consiste en el miedo, es decir, el miedo a la muerte.

{Por que el hombre teme a la muerte? No toda m uerte es violenta. No siempre es doloro­sa u horrible en su apariencia. La muerte, no obstante, es obviamente la cesaci6n o conclu­sion de los atributos que se asocian con ia vida. Para el hombre es instintivo el deseo de vivir. La vida tiene un deseo persistente de perpetuar sus funciones. La vida continuam ente se esfuer- za por ser la clase o especie de realidad que es. Las mas simples mentalidades de las culturas primitivas fueron capaces, en sus experiencias, de asociar ciertos atributos con la vida humana.

Aparte de las funciones organicas obvias, existe el despliegue de la action independiente, vale decir que el hombre puede actuar segun su election o voluntad. El ser humano tambien

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tiene la habilidad de comunicar ideas a otras inteligencias. La muerte, entonces, aparece como algo misterioso que roba al hombre estos poderes que el preserva. El hombre m uerto es el desamparado. Esti mas a lid de la ira de sus enemigos e igualmente, mds alia de la ayuda de sus amigos. T al experiencia imparte terror en los corazones de los salvajes, y continua haciendo lo mismo hoy en dia a millones de hombres y mujeres civilizados. Inculca en esas personas un sentido de desamparo e insubstan- cialidad.

De la experiencia impresionante de la muerte, la sociedad prim itiva concibi6 un dualismo. La fuerza vital de vida y todas aque- llas funciones asociadas con ella se pensaron que eran una entidad separada del hombre material y fisico, al que la vida anima. Por supuesto que multiples contrarios u opuestos en naturaleza, como la luz y la obscuridad, la buena y la mala suerte, sugirieron en las mentes primitivas un principio dual en la naturaleza. El estado de sueno tambien contribuyo a la idea de duali- dad. El hombre, al despertar, encontrabase que ffsicamente, no habia viajado lejos como lo habia sonado, o que no habia cometido aque­llos actos que fueron vividos para el durante el sueno. No sabiendo nada acerca de los suenos, la mente primitiva dio cabida a la creencia en una dualidad del ser, una creencia de que

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durante el sueno otra parte de sf mismo salia para llevar a cabo aquellas cosas que sonaba.

Con el concepto de la dualidad comenz6 la fase positive de la creencia en la inmortalidad. La dualidad era el germen para casi todas las ideas religiosas y filosoficas que estan ahora aso- ciadas con la doctrina o la creencia en la in­mortalidad.

<{Que entendemos exactamente por inm or­talidad? <JCual es la notion popular? Es creer en que existe una continuidad de la vida des­pues de la presente. Generalmente, no se ha pensado que constituya una continuation de la existencia del cuerpo fisico terrenal despues de la muerte. La decadencia y disolucion del cuerpo material eran evidentes aun para los pueblos de las culturas primitivas. Por consi- guiente, la superviviencia fue atribuida a las realidades intangibles del ser. Se pens6 que lo que seguia viviendo era el espiritu o energia que anima al cuerpo.

Era razonable creer que lo que paretia entrar al cuerpo y salir de el, no era destruido con el. El espiritu, por lo tanto, fue concebido tan in­destructible como el aire respirado por el vi- viente. Asi fue que se supuso que la vida conti- nuaria despues de la muerte. Lo que no puede ser destruido, manifiestamente se supone que tenga una continuation de su existencia.

Si el hombre deseaba vivir, era plausible[210]

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que atribuyera sus cualidades mortales y huma- nas al ser inmortal. Despues de todo, es 16gico pensar que “yo no vivo, si lo que considero como una parte de mi, tampoco continua” . No es suficiente para el ser intangible sobrevivir a la muerte; m is bien, es esencial para £ste heredar tambien ciertas cualidades del cuerpo terrenal. Si esto no fuera asi, el hombre no pensaria que ha sobrevivido a la muerte. El cuerpo quedaba, pero se pensaba que muchas de las cualidades y funciones de la mente per- duran con la parte indestructible del hombre.

Despues la imagination humana fue insti- gada con el problema sobre la escatologia. Esta atane a la doctrina de las ultimas cosas o al problema del fin de la existencia. Principal- mente, la imagination se interes6 por el tipo de la existencia que pudiera seguir a la pre­sente. En otras palabras, {como estin los muertos que tienen que sobrevivir esta vida para vivir en la proxima? {Que es el m undo futuro? Estas preguntas siguieron una ldgica de continuidad de pensamiento sobre el asunto de la inmortalidad. Si algo del hombre sobre- vive, {como y donde continua esa vida futura? Los hombres hicieron, como consecuencia, que sus mentes especularan sobre el problema, comparando este m undo y sus condiciones con el siguiente.

El hombre juzga todas sus experiencias en[2i i ]

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terminos de las cualidades que experimenta en esta vida. Ellas forman sus medidas para conce- b ir las condiciones de cualquier otra existencia. La vida, aquf, es una escala variable del bien y del mal. Cada uno de nosotros la conoce como una variation de felicidad y sufrimiento o una fluctuaci6n entre ambas cosas. La vida despues de la muerte, por lo tanto, se presumid como la contraparte de estas condiciones o mas, concibiendose como felicidad o sufrimiento estremo. Si nos detenemos a pensar en esto, njexiste un estado del ser que la mente mortal pueda concebir sin incluir la idea del ser y sus cualidades asociadas? El estar consciente del ser, es tener algun grado de un “darse cuenta” concerniente a esas cualidades humanas. Des­pues de todo, nunca estamos conscientes del' ser, sin tener una realization del ego cubierto por sentimientos y estados de animo que fluc- trian de la felicidad al sufrimiento.

Entre muchos pueblos salvajes, la cobardia es moralmente deplorable. Se creia que lo pri- vaba a uno del parafso, es decir, de la vida hipotetica despu£s de la presente. Se cree que el cobarde incurre en un castigo efectivo en el m undo por venir. Para un salvaje, por el con- trario, el valor es una v irtud que sera premiada en la siguiente vida. Este concepto esta basado, principalmente, en la experiencia de la recompensa de virtudes en esta vida. Por lo

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tanto, en la siguiente vida encontramos no sola- inente la continuation del cuerpo y las fun- ciones mentales, sino que se espera que el hombre reciba divinos premios y tambien justos castigos. Lo que aquf gustan o detestan los hombres, tambien lo gustaran o detestaran en la vida del m is alld.

Psicol6gicamente se piensa, entonces, que la proxima vida constituya una ampliaci6n, mas alia de la tumba, de las experiencias finitas de esta. Lo que el hombre conoce de esta vida es su unico conocimiento, y lo transfiere a otra existencia imaginada. La conducta tabu, como el asesinato, el robo y la mentira, que son per- judiciales a la sociedad humana, tambien seria en consecuencia, castigada en la vida por venir. En el curso de los acontecimientos humanos, los mortales, a veces, determ inan la conducta de sus iguales, es decir, los juzgan en esta vida. Asi paretia plausible que hubiera un juicio similar despues de la muerte.

El prim ero de los antiguos conceptos del juicio despues de la m uerte es el egipcio. Es, tambien, el punto de vista mas elaborado e impresionante de esas antiguas opiniones que todavfa en el dia de hoy tenemos la oportuni- dad de examinar. Segun la versi6n egipcia, el alma, despues de la muerte, es llevada por Anubis, el dios de cabeza de chacal, a la presen- cia del dios Osiris. Esta presentation ocurre en

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la gran camara que los egipcios llamaban la Sala del Juicio. Alii, segun las pinturas e ins- cripciones que encontramos en sus monu- mentos y tumbas, habia una gran bascula. En uno de los platillos estaba un simbolo llamado ab, que representaba el corazdn del difunto. Era pesado contra una pluma, que estaba en el platillo opuesto. La pluma simbolizaba para los egipcios la verdad, o maat.

Alrededor de esta sala siempre estaban re- presentados cuarenta y dos asesores divinos o jueces, ante quienes se hatia la “confesion negativa”. Se llama negativa, porque consiste en una serie de afirmaciones que el alma debe hacer, las que condenan la conducta impropia en la tierra. Si el alma pasa satisfactoriamente esta rigurosa prueba debe ser pesada contra la verdad y entonces es premiada por el dios Osi­ris. En reciprocidad, si falla, es, tal vez, ani- quilada como lo fueron los otros enemigos de Osiris. No es dificil determ inar hasta donde hayan influido estas primitivas opiniones en los conceptos posteriores de lo que ocurre despues de la muerte.

Los primitivos griegos tuvieron sus Campos Eliseos. Era el reino mitico, mas a lii del mar- gen oeste de la tierra. En otras palabras, estaba m is alia de las Columnas de Hercules, lo que hoy conocemos como Gibraltar. Era la Isla de los Benditos para aquellos que habfan vivido

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rectamente. Los malos, sin embargo, eran con- signados al T irta ro , un lugar de cascigo en el centro de la tierra. Las experiencias que el alma tenia en cada uno de estos reinos eran las exageraciones de lo que el hombre experimenta aqui, es decir, un extasis en un extremo y un tormento en el otro.

Las escuelas misticas 6rficas y las Pitag6ricas ensenaban que el alma reencarna una y otra vez, por un periodo de diez mil anos. Consi- deraban que este lapso era necesario para la purification final del alma. Se pens6 que el alma reencarnaria en el cuerpo de un ser humano o de un animal, para que pudiera evolucionar como resuhado de las experiencias obtenidas en aquel cuerpo particular. Eventual- mente, no obstante, el alma seria liberada de la necesidad de los renacimientos y entonces morarla en una felicidad etema.

Los Budistas tienen su doctrina del Karma. Esta doctrina requiere el renacimiento in- mediato del alma. Nace en un cuerpo donde mejor pueda ajustarse a los efectos de actos y obras previas. En otras palabras, el alma esta en un cuerpo donde puede aprender las lec- ciones que antes habia fallado. Para los budis­tas, cielo e infierno, o la recompensa y castigo finales, son productos, principalmente, del es- tado de la consciencia mortal. Son realizados aqui y ahora.

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Los antiguos hebreos proclamaban lo que llamaron Sheol. Para ellos, era una region de absoluta obscuridad o un abismo igneo. Los perversos eran consignados al Sheol para cas- tigo y tormento y para que sufrieran lo que ellos habian hecho sufrir a otros. Como dijo Schopenhauer: “ ^De donde tom6 Dante los materiales para su “Infierno”, sino de nuestro mundo real?” El Sheol, posteriormente, fue concebido como un lugar intermedio entre los dos extremos, esto es, una especie de purga- torio. Despues de que uno era purificado iba al reino hebreo mesianico, al reino de Dios. O tra vez vemos en estos conceptos antiguos la influencia en las doctrinas posteriores de la inmortalidad.

Lo que es importante para nosotros, en la consideration de estos hechos, es la transferen- cia psicologica del idealismo moral del hombre, los propositos que ha establecido para si mis­mo, en la proxima vida. Las nociones que la consciencia ha inspirado al hombre, asi como lo que las costumbres sociales han dictado como rectas en esta vida, constituirian las cualidades y condiciones integrales de la inmortalidad.

O tra etapa en el desarrollo del concepto de inmortalidad es lo que llamaremos la divina extension. Esta es la creencia en un ser supre­mo o una substancia divina que se difunde hacia abajo e impregna al hombre de alguna

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manera misteriosa y compleja. De la realiza­tion del hombre de sus propias Iimitaciones, asi como tambien de su creciente inclinaci6n para creer y buscar la unidad de toda existen­cia, derivo otra creencia. Era el concepto del teismo, la existencia de un dios o dioses. Generalmente, se pens6 que los dioses, como seres supremos, vivirian en un mundo mas alia de este. Tam bien se supoma que los dioses eran seres inmortales. Sin embargo, muchas de las antiguas religiones, como la de los griegos, concebian a los dioses como si en un tiempo hubiesen sido mortales her6icos, y las virtudes que se les atribuyeron eran aquellas caracteris­ticas que admiramos en los seres humanos.

En las cosmogonias antiguas se concebia que los dioses no solamente habian precedido al hombre, sino que, igualmente, lo habian creado, asi como a toda realidad. El m undo y el firmamento eran la creation de los dioses. Sobre este punto hubo alguna confusi6n en el pensamiento del hombre. Maldad y corruption son comunes en la existencia terrenal y mortal. Es evidente que la pane material o fi'sica del hombre estd sujeta a tentaciones y debilidades. Entonces, £cu&l es la relation del hombre con los dioses? Si la parte fisica es corruptible y debil, £que parte del hombre tiene una ver- dadera conexion con la naturaleza de los dioses?

Se razonaba que debi'a tener el alma, el[218]

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esplritu, esta relacion divina, la parte intangi­ble e indestructible del ser humano. Esta exten­sion de lo divino, que penecraba en los morta- les, se penso que estaba relacionada unicamente con la parte etem a o superviviente del hombre, y se descalificaba la parte fisica del ser, que por ser terrenal, era susceptible de albergar el mal.

A unque se creyo que Dios llegaba hasta den­tro del hombre, no se pensaba que esa divina extension de £ l pudiera permanecer pura, desde el momento en que habia llegado a estar en contacto con la parte material del ser hum a­no. Los elementos divinos en el hombre podrian ser corrompidos por la conducta del hombre. En un tiempo, las antiguas ensenanzas gnosticas rivalizaron en popularidad con las de la Cristiandad.

Los gnosticos ensenaron que habia dos ex- tremos de realidad: en la cima de toda realidad estaba una deidad trascendente, y en otro ex- tremo habia un vacio. Entre estos dos extremos existia una serie divina llamada aeons. Estos eran, de hecho, emanaciones de la deidad o de la Prim era Causa, y de su fuente emanaban en pares. Se crela que mientras mas lejos origina- ban la emanation, mas se apartaban de su fuente, y, por lo tanto, sus poderes iban dis- minuyendo. Cada uno de estos pares de aeons motivaban varias manifestaciones de la reali­dad. Se dijo que todos los aeons juntos eran

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una pleroma o plenitud divina. Colectivamente se situaban encima y en oposici6n a la kenoma o el gran vacio.

Estas emanaciones o aeons eran tanto de cualidades positivas como negativas, y estos pares eran, por ejemplo, mente y verdad, raz6n y vida. En la base de toda la escala estaba uno de los m is debiles, un ae6n llamado sophia. Se deda que sophia trato de ascender a la fuente de toda emanation. Esta accion desa- justo el equilibrio de la existencia. Como resul­tado, sophia fue otra vez sumergida hasta el fondo, donde se convirti6 en la parte fisica o material del hombre, aprisionando su naturale­za espiritual. Segtin los gn6sticos, la unica sal- vaci6n del hombre llegaria por medio de la sabiduria. Esta sabiduria consistia en aprender el orden esot^rico, la verdadera relation de los varios aeones entre si o las divinas emana­ciones, cuya funcion no deberfa ser opuesta.

En el neoplatonismo la em anation divina es tambien ofrecida como un medio para explicar el confinamiemo del alma en un cuerpo fisico. En muchos aspectos, este concepto es igual al de los gnosticos. Se deda que el poder divino emanaba hacia abajo, a la tierra, como los rayos del sol. Mientras mds lejos llegaba la emanation de su fuente, era menos divina y perfecta. En lo mas bajo de las emanaciones se encontraban el mundo material y la naturaleza

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fisica del hombre. Se aseguraba que el alma fue una vez perfecta y estaba en armonia con lo divino. Sin embargo, descendi6 de su alto estado y fue rapidam ente aprisionada en la existencia material. La salvacion, para los neo- platonicos, consistia en la evolution en la propia consciencia personal, de suerte que uno podia ascender en la em anation y, finalmente, fun- dirse con Dios. Seria tanto como subir por uno de los rayos del sol y entrar en el sol mismo.

Tam bien en los escritos atribuidos a Dioni- sio, el Areopagita, vemos otra vez el concepto de la divina emanation. Dionisio se refiere a la escalera celestial que se dirige desde Dios hacia abajo. Los peldanos de esta escalera son una serie de divinas inteligencias. Estan formadas en grupos de tres, cada uno de estos grupos mas alejado de su fuente. El hombre, es decir, su alma, es guiada hacia arriba a traves de estas inteligencias divinas, por medio de varias mani­festa tions, hacia una final union mistica o unidad con Dios. En el Catolicismo Romano, que es eclectico en sus doctrinas, el alma tiene salvacion solamente a traves de la jerarquia de la Iglesia, quien la dirige hacia arriba, hacia Cristo.

En una consideration ulterior sobre la in- mortalidad, uno debe brevemente examinar la manera por la cual el hom bre ha llegado a identificar su alma. En las teologias hebrea y

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cristiana, por ejemplo, no se da al alma una realidad consciente; es decir, no se le confiere ego o personalidad antes del nacimiento. En otras palabras, el alma no tiene “un darse cuenta” de si misma anterior a su incorpora­tion mortal. Segun estos puntos de vista, el alma es una realidad informe antes del nacimien­to. Se da por sentado que adquiere discerni- miento o consciencia de si misma, solamente cuando esta en el cuerpo. Los hombres habian del alma como su ser divino. Por otro lado, la definen en terminos de sus atributos mortales.

En la mayor/a de las religiones, el alma no tiene substancia, o un caracter definido. En verdad, no tiene identidad hasta que en su confinamiento mortal se asocia con las emo­ciones, sentimientos y con el idealismo moral. Por lo tanto, notamos que el hombre atribuye el alma a lo divino, pero la identifica con los valores de la existencia mortal.

Encontramos que aunque para la mayor parte de los hombres el alma no tiene ninguna naturaleza comprensible antes del nacimiento, despues de la m uerte tiene una naturaleza bastante especifica. Despues de esta vida, la consciencia de si misma, del alma, es clara- mente definida. Pareceria que el hombre no esta contento de ser unicamente una esencia divina informe despues de dejar la vida terre- nal. Cuando piensa de sf mismo como un ser

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inmortal, atribuye a ese ser inmortal —a su alma— los valores emocionales, morales e inte- lectuales que ha establecido aqui. Esta incon- sistencia en el pensamiento del hombre fre- cuentemente ha originado el que la ciencia re­fute la doctrina de la inmortalidad. Esta oposi- cion cientifica toma la postura de que un fuerte deseo hacia la superviviencia del ser, como concebimos a este, no es una prueba de que sobreviva. Ademds, el hecho de que el hombre aspire a hacer el bien, o que tenga un sentido de rectitud, no confirma la existencia de un summum bonum, un dios supremo, fuera del dominio de la propia mente del hombre.

Las mismas polemicas materiales afirman la inexistencia de una prueba en la naturaleza de que el animal humano es el ser viviente pre- ferido. No hay, por tanto, evidencia de que la identidad que el hombre asigna a su Yo vital y emocional, sobrevivira realmente en un uni- verso cambiante. Generalmente, este debatir de la ciencia indica que la doctrina de la in­mortalidad no es consistente en relaci6n con otros fen6menos cosmicos, de los cuales el hom­bre tiene un conocimiento inmediato. Se dice que es solamente un reflejo de la vanidad per­sonal humana.

Es apropiado que presentemos un inte* rrogante en este momento. ^Esta el hombre justificado al esperar la inmortalidad de la

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consciencia de su ser? ^Debemos, como seres humanos, pensar que lo que llamamos el “yo” sobrevivira a la muerte? Como analogia, su- pongamos que el cuerpo es como un arpa. Diremos que la fuerza vital que nos anima es como el viento. Cuando la brisa pasa entre las cuerdas del arpa, estas emiten sonidos. Estos sonidos tienen una cualidad. Digamos que, en efecto, son la personalidad (el ser) del arpa, su ego. ^Que es lo que ha causado el fenomeno del sonido? Es una combination de dos elemen­tos: el arpa y el aire activo, o viento. La mani­festation, el sonido, no tiene existencia inde- pendiente sin estas dos causas. Si destruimos la unidad relativa del arpa y el viento, entonces cesa la manifestation, el sonido que sale de esa unidad. Seria ridlculo pensar que el sonido continue indefinidamente, despues de que el arpa haya quedado inm6vil y el viento no actue sobre sus cuerdas. Sin embargo, ^seria esto compatible con otros fenomenos observables en la naturaleza?

La mente filosofica aceptara la ley del trian- gulo. Cada uno de nosotros demuestra esta ley de varias maneras, en nuestras vidas diarias. Por ejemplo, sabemos que cada efecto depende de dos puntos del triangulo. Existen dos causas, como las podriamos llamar —una activa y otra relativamente pasiva. Hablamos del tercer punto del tridngulo como el punto de manifes-

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tacion. Cuando hay algun cambio en la unidad de estos dos puntos, o si ellos son separados, entonces el efecto resultante de la unidad, a su vez, cambia o deja de ser.

El que el ser, despues de la muerte, no tenga supervivencia a la manera o forma ordinaria- mente imaginada, no impide nuestra unidad con el Cosmico. Se pretende, en general, que Dios, como realidad absoluta, es universal y todo lo penetra. Siendo asi, el hombre tiene una mayor oportunidad para la realization de esta unidad siendo mortal, al existir aqui y ahora. La misma ley de contraste haria posible esta realization. Aqui en la tierra, como seres finitos, estamos conscientes de nuestra relation con el Cosmico como un Todo. Despues de todo, s6Io un loco pensaria de si mismo como un ser autosuficiente y unico representante de toda la realidad. La persona inteiigente se im- presiona ante la infinidad om nipotente de aquella otra existencia separada de si misma.

Supongamos que el “yo” puede ser absor- bido completamente por la Realidad C6smica. Bajo tales circunstancias, el mortal perderia realization de su ser. Term inaria el contraste entre el ser y lo que lo trasciende. Es s61o por la aparente ausencia de la luz, por lo que realizamos la luz. Como el hombre tiene una realization de su propia existencia como ser mortal, asi tambien lo divino en el tiene una

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realization, ya que tiene un respeto reverencial por el. Los dos puntos del triangulo en la exis­tencia del hombre, la substancia vital de vida y su substancia molecular, originan la realiza­tion de su ser. Producen consciencia, como hemos visto en un capitulo previo. Los mismos dos puntos, las mismas dos condiciones, si as! lo prefieren, motivan por medio de la conscien­cia una realization de esa realidad mayor, el Cosmico. Cuando estos dos puntos, estas dos cualidades en la naturaleza del hombre se separan, cesa su realization. Sin embargo, no dejan de existir el cuerpo y la fuerza vital, las cualidades esenciales, como .dos clases de ener- gia, si usted prefiere llamarlas asi.

^Estamos entonces desprovistos de toda clase de pruebas sobre la inmortalidad? Francamente vamos a preguntarnos: <>Por que esa profunda preocupaciOn y especulacion sobre nuestra in- mortalidad por venir? Observemos, primero, lo que hay de eterno alrededor nuestro. Existe esa continuation de la existencia, aquella reali­dad sobre la cual la filosofia ha comentado durante centurias. Existe tambien la indestruc- tibilidad de la materia, demostrada por la cien­cia moderna. Cada una de las cosas que se per- ciben tienen una energia subyacente de la cual han nacido y naceran millares de cosas. T am ­bien, en cada cosa hay una continuidad de deseo, como dijo Schopenhauer. Es el deseo el

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estimulo por el cual la energia es objetivada, es decir, toma forma discernible para nuestros sentidos. Esta consciencia de ser uno mismo, este deseo de ser, ,jno es inmortalidad? Es la esencia fundamental de todas las cosas.

Existe, entonces, una consciencia que sobre- vive, pero que no se somete o no tiene afinidad hacia alguna forma en particular. No esta res- tringida o confinada en una substancia. El carbon se quema en llamas; luego emite humo. Del carbon tambien viene calor, gas y, final- mente, ceniza impalpable. La consciencia de existir persiste en cada una de las varias ex- presiones, pero nunca es inm ortal en alguna especifica forma de expresion. Toda forma es transitoria, aun el ego humano y la identidad del ser. Es futil esperar que cualquier cosa sobreviva en forma y se oponga a la funci6n de su misma paturaleza cosmica.

Que la vida y la consciencia puedan ser in- mortales, en el sentido de que son parte de un molde mayor de lo que se ha experimentado aqui en la tierra, es un concepto del que se ha hablado en esferas de la ciencia moderna mis avanzada. T al idea muestra una creciente con- cordancia con Ia metafisica Rosacruz y con la metafisica moderna de Samuel Alexander. Sir James Jeans dijo recientemente: “Cuando nos vemos a nosotros mismos en el espacio y en el tiempo, nuestras consciencias son obviamente

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las individualidades separadas de la imagen de una en particular. Pero cuando pasamos mas alia del espacio y del tiempo, ellas constituirian los ingredientes de la unica y continua corrien- te de la vida. Como ocurre con la luz y la electricidad, asi podrfa ser con la vida. Indivi- dualmente, Uevamos existencias en el tiempo y en el espacio. En lo mas profundo de la reali­dad, mas alia del espacio y del tiempo, puede ser que todos seamos miembros de un solo cuerpo”.

No debemos olvidar el hecho de que aqui en la tierra el ego humano y su personalidad deberian ser inmortalizados, y este es un poder que esta al alcance de la competencia del hom­bre. La inteligencia es un producto de la uni­dad del ser consciente. Deberia y puede ser inmortalizado en la tierra por obtenciones pro- gresivas. Cada aspiration noble, cada adelanto humano que amplia la vision y eleva a la humanidad del salvajismo, es una inmortaliza- cion del significado del hombre. Cada filosofo o moralista ha inmortalizado con sus pensamien- tos a la hum anidad en la tierra. Cualquier idealismo persistente y por el cual el hombre espera progresar mental, espiritual o fisica- mente, aunque sus formas puedan cambiar a travds de los siglos, constituye aqui la in ­mortalidad del hombre. Es el fruto del ser.

Por nuestra naturaleza nos inclinamos a [228]

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pensar, principalmente, en terminos de la individualidad humana. La inmortalidad, sin embargo, puede tambien ser construida en un sentido colectivo; el hombre, como especie, es mucho mas importante que un solo individuo. Con este concepto, el ser individual se sumerje en el esfuerzo colectivo y en el desarrollo de las especies. Uno contintia viviendo no en la cons­ciencia individual o como una entidad sepa- rada, sino por lo que el y millones de otros, cualquiera que sean las motivaciones, impartie- ron durante su vida a la corriente total de la vida humana. La muerte, en este sentido, corta la consciencia individual, lo que llamamos el ser personal. Los pensamientos, la influencia del individuo, no importa cuan pobres hayan sido como parte de la sociedad, han contri- buido a la unidad de la consciencia, al ser colectivo de la humanidad. La personalidad de la sociedad es una construction y una in- mortalizacion de las multitudes, de seres sepa- rados de los cuales se ha compuesto a traves de las edades.

Anilogamente, no lamentamos la perdida de la inteligencia separada de cada celula de los millones incalculables que cada ano mueren para dar existencia y fundamento a nuestro ser integral, fisico y mental. Comprendemos que han completado su trabajo. Son inmortali- zadas por lo que han impartido en su momento

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particular hacia la superivencia de nuestro ser. Debemos convenir que para perpetuar el ser individual, es deseo glorificar la particularidad m is bien que el desenvolmiento de la vida, de la cual el simple ser es s61o una parte.

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L hombre ha vagado sobre la T ierra desde hace unos quinientos mil anos! Asf lo aseguran los paleontdlogos. Esta

conclusion ha sido obtenida por el examen de craneos y huesos fosilizados que se consideran de origen humano. De estos se ha reconstruido lo que representa Ia estructura 6sea del hombre antiguo, Los antropologos llamaron a este tipo, pithecanthropus erectus, que literalmente quie- re decir, el hombre parecido al mono que camina erecto.

Este hombre parecido al mono, £tuvo dis­cern imiento moral? i Posefa un sentido moral? <{Era capaz de tales especificaciones como recto y falso, bueno y malo, por las cuales juzgaba su propia conducta y tambien la de otros? Las primeras evidencias que tenemos de la cons­ciencia son comparativamente recientes. Son ellas tan recientes como la historia, que es muy posterior al periodo del hombre primitivo. Si la consciencia es innata, y es una parte del hombre como la fuerza de vida en si misma, entonces el hombre, no importa cuan prim i­tivo, no importa cuan lejano hacia a tris en el

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tiempo haya existido, debe haber tenido siem­pre consciencia. Por otro lado, si la consciencia es una adquisicion posterior, algo que evolu- ciono o repentinam ente se hizo dentro del hombre, entonces, por un largo periodo, debe haber vivido en obscuridad moral.

En otras palabras, en el lapso en que ese ser, como hombre primitivo, vagaba sobre la super­ficie de la tierra y el tiempo en que la cons­ciencia fue introducida en el hombre, este debe haber vivido no muy diferentemente a las bestias del campo, en lo que concierne a cual­quier sentido de moral. Solo si investigamos dentro de la naturaleza de la consciencia, solo si determinamos en que consiste, podremos en- contrar una solution para estos misterios —es decir, podremos establecer si el hombre siem­pre ha poseido consciencia o si fue una ad­quisicion posterior.

Se relata que un egiptologo, dirigiendo unas excavaciones durante una expedition en Egip- to, se interes6 por las actividades de un nativo. Este usaba una peculiar piedra negra para moler granos de trigo. No habia nada inusitado en este primitivo metodo para moler los gra­nos, pero el egiptologo fue atraido, sin duda, por la peculiaridad de la piedra usada. No era igual a las comunmente empleadas. Para su sorpresa, encontrd, al examinarla, que con­ten d jeroglificos, la escritura en si'mbolos de

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los antiguos egipcios. Mucho de lo que se vefa, era indescifrable. La escritura estaba desunida, como si las letras del alfabeto, por ejemplo, estuvieran diseminadas en un desorden inin- teligible. La piedra intrigo a tal grado al egip- tologo, que la envio al Museo Britanico. Por ser desconocido su origen, ya que en aquel tiempo las inscripciones no eran descifrables, la piedra fue colocada en un rinc6n semiobs- curo. Esto ocurria mucho antes de que hubiera linternas de mano, y, por lo tanto, era dificil examinar la escritura en forma conveniente.

Hace una generation, el Dr. James H. Breasted, investigador de egiptologia, se sintio atraido por la piedra y decidio hacer un estudio intenso de ella. Con el tiempo descubrio que una frase de la escritura jeroglifica, en la parte baja de una de las columnas, tenia que ser continuada leyendo la columna de la derecha, en vez de la izquierda, como aparentemente era el orden. Como esta parte no estaba en la direction acostumbrada, la lectura de los sig- nos, hasta entonces, se habia intentado en orden inverso. Esto hacia que la inscription fuese desunida e ininteligible. Al empezar a leer en orden apropiado, estas columnas de jeroglfficos revelaron una notable historia. Muchos estudiantes han trabajado en la traduccion.

La historia incluye secciones que representan[233]

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a varios dioses en conversation. Al principio de esas divisiones se encuentran los jeroglificos con los nombres de dos dioses, en tal disposition, que los signos constituyen una suerte de dia- logos entre ellos.

En su estado actual, se lee que la inscription en la piedra negra era de Shabaka, un faraon etiope del Siglo V III A.C. Nos relata el haber encontrado una obra de sus ancestros, comida por los gusanos, y que el habfa tratado de pre- servarla. Debe haber sido un manuscrito en papiro lo que Shabaka encontro, porque de no ser asi no habria podido ser comida por los gusanos. Shabaka reconocio la belleza del con­tenido del manuscrito en papiro. Por lo tanto, debe haber sido un hombre docto. Tam bien debemos adm itir que fue un hombre previsor, porque al transcribirlo en piedra, lo preservo para nosotros, y como dice el Dr. Breasted “es el discurso filosofico mas antiguo conocido por el hom bre”.

Por ser tan arcaico, por sus palabras y frases mas o menos desusadas, los egiptologos y arqueologos opinan que el papiro original, del cual la inscription es copia, debe datar de antes de la fundacion de la prim era dinastia de Egipto por Menes, en la mitad del cuarto mile- nio antes de J.C., ]hace unos seis mil anos! Por lo tanto, la inscription contiene en forma escrita los pensamientos mas antiguos del hom-

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bre. Sin embargo, fue usada como piedra de molienda por sencillos campesinos egipcios de los tiempos modemos. Este maltrato, infortu- nadamente, destruyo una buena parte de las inscripciones.

Realmente, el relato describe un drama. Refiere que todas las cosas en el universo, todo lo que existe, tuvo su origen en Ptah, uno de los dioses del politeismo predom inante en el Egipto antiguo. Se dice que Ptah fue el maes­tro artifice del universo, el supremo arquitecto, que diseno, concibio y creo todas las cosas. Esta pequena piedra negra tambien nos infor­ma que Ptah fue el corazon y la lengua de los dioses —en otras palabras— que el fue la deidad principal. En Egipto, en aquel tiempo, al cora­zon se le concebia como sinonimo de la mente. O, en otras palabras, que el corazon era la sede de la inteligencia.

Hoy asociamos la palabra corazon con la idea de emotion. Decimos que alguien tiene buen corazon indicando que es simpatico y compren- sivo, o que tiene un corazon malo, implicando que es perverso. Para los antiguos de aquel periodo, era el sitio de las ideas. La lengua era el simbolo de la palabra. Fue tomada como el instrum ento del pensamiento, aun en ese perio­do remoto. La expresion oral, se decfa, es el poder que da a los pensamientos su realidad objetiva, confiriendo forma a las ideas. El cora-

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zon o mente es la causa de todo pensamiento; la Iengua, o la palabra hablada, es la materiali­zation de los pensamientos. Este concepto existio varios cientos de anos antes del Libro de Genesis y sus referencias a la Palabra de Dios, y tambien antes de las doctrinas filosofi- cas griegas de Logos, la Ley de Dios en Palabra.

La antigua inscription en piedra dice que el que hace lo que es amado recibe una vida pad- fica. Asimismo, el que hace lo que es odiado, sufre la muerte. Aqui la m uerte no significa la cesasion de esta vida, sino que posiblemente no conocera la inmortalidad. Las ideas morales aqui expresadas son tal vez las mas primitivas conocidas de la humanidad. No son llamadas bien y mal; se les denomina amor y odio. Hacer lo que es odiado, hacer lo que atraiga odio a los corazones y mentes de los otros, es hacer el mal. Hacer aquello que despertara amor en los companeros de uno, es el bien. Se aplica una sentencia. El que hace lo que es amado, hace lo recto; recibira el premio de una vida patifica. El que hace lo que es odioso, por consiguiente, el mal, conocera la muerte. Los terminos recto y malvado son de uso mas mo- demo, y aqui se dan como una interpretation adicional.

Existe un precepto escrito por Ptah-Hotep, algunos siglos mas tarde, explicando lo que el hombre deberia hacer para ser amado por los

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otros hombres. Aquellas antiguas reglas de conducta recta, pueden ser consideradas como representativas de la segunda etapa de la evolu­tion moral del hombre. Ptah-Hotep, de la Q uinta Dinastia de Egipto (Lenfita), era un sabio escriba real. Dejo estos mandatos como una ensenanza moral y guia para su hijo, no dandose cuenta de que estos preceptos serfan preservados aun para nuestra generation. Por medio de esta guia un padre aconseja a su hijo a hacer esto y aquello, y a tomar con valor ciertos principios para su futuro bienestar y felicidad.

Ptah-Hotep advierte a su hijo, en este man- dato, el evitar la avaricia —el amor a las pose- siones y cosas materiales— porque le llevaran a sentir envidia. Explica que esto produce odio y disputas, y que lo que produce odio es malo, y £1, el hijo, supondra las penalidades que resultan. Afirma, tambien, que el poder mayor es la verdad, porque la verdad es permanente y digna de confianza. Uno de sus consejos es que, cuando uno este con gente comun, debe ser como un rustico. En otras palabras: asociate a prop6sito con aquellos que te rodean. No seas arrogante, sino humilde.

Recordemos un punto im portante conectado con estas antiguas ensenanzas y las inscriptio­n s en la pequena piedra negra: amor y odio son los determinantes de la conducta humana.

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Amor y odio son emociones. Se sienten adentro y se expresan afuera. No son productos de la razon. No son normas fijas de la conducta. Nuestra buena y mala conducta, originadas del amor o del odio, despiertan los sentimientos internos de los demas, las emociones de aque- llos cercanos a nosotros. La conducta recta de nuestra parte origina que se nos ame. Por lo tanto, debe seguirse lo que motiva el que seamos amados, ya sea que constituya o no una ley moral o un codigo de etica.

D urante este periodo remoto, la consciencia era mas o menos sindnima de la fuerza vital de vida que anima al hombre. Esos primeros egipcios definitivamente relacionaron la cons­ciencia con aquella esencia- intangible que hace del hombre un ser viviente. Para ellos, la cons­ciencia era un doble, otro ser. Era un espfritu protector que segufa al hombre, una parte invisible de si mismo. A donde el hombre iba, este doble iba tambien, guiandolo y protegien- dolo. In sc rip tio n s en sarcofagos, paredes de templos y tumbas, asi como tambien el Libro de los M uertos, muestran figuras de hombres, e inmediatamente, precediendoles, otras figuras identicas, muy pequenas, vestidas de la misma tnanera. Estas pequenas figuras representaban el ser o la consciencia, que los egipcios llama- ron Ka. Algunas de estas figuras se exhiben en el Museo Egipcio Rosacruz, en San Jose, Cali-

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fomia.Ka, o la consciencia, tenia la obligaci6n

—era de su incumbencia— el dirigir continua- mente la conducta moral del individuo. Ptah- Hotep nos da un ejemplo excelente de como esto debe llevarse a cabo, justamente como hoy pensamos de la influencia de la consciencia. Afirma que un gran hombre ayudara a todos los que le rodean, pero que Ka lo hara estirar sus manos hacia los que estan mas alia. En otras palabras, un gran hombre, generalmente no se expondra, sacrificara o saldra de un cami- no determinado para asistir a otros, pero Ka, su consciencia, le obliga a hacer sacrificios, a alargar sus manos mas alia de su alcance ordi- nario para efectuar obras caritativas.

Continuaremos nuestra busqueda para deter- minar la naturaleza de la consciencia. Llegamos a Socrates, el prim er hombre que organiz6 un sistema de filosofia moral. Expuso la creencia de que cada hombre busca los mejores medios para alcanzar sus propositos, sus intereses par­ticu la rs , sean cuales fueren. La finalidad de un trato o profesion es su perfection, su mejor manera de trabajarlo, y esto requiere cono­cimiento. Por lo tanto, es necesario el cono­cimiento para desempenar bien nuestro em- pleo, cualquiera que sea. S6crates sostuvo que la finalidad de la vida es un sum m um bonum, el mayor bien que de ella puede obtenerse. De

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acuerdo con su interpretation, el bien mas alto en la vida consiste en colaborar con nuestros semejantes, con el Estado. De acuerdo con su razonamiento, ei Estado o el gobierno mejor es el que procura dar mayor libertad al indi­viduo. Lo libera de muchas limitaciones que, como individuo, debe necesariamente tener de otra manera. Para alcanzar este proposito de la vida, esta dase de buena sociedad, es nece- sario el conocimiento y tambien lo es la virtud para obtener una finalidad en la vida.

Segun S6crates, la virtud es conocimiento, porque ella requiere que dominemos nuestros placeres, que frenemos los apetitos en su lugar adecuado, y que disciplinemos nuestras mentes. Quien no se da cuenta de la necesidad de estas cosas, no puede ser virtuoso. Afirmaba que este conocimiento, en el que consiste la virtud, es del alma. Esta implantado en ella. Estd alii al nacimiento. Es la herencia de previas existen- cias del alma, transportada, posiblemente, de vidas anteriores. Desde el momento en que existe en cada alma, s61o requiere su despertar para que surja del individuo mismo, para ser recogido. Es como escuchar la voz dentro del ser. Segun S6crates, el conocimiento del alma no se desvanece. No cambia o desaparece facil- mente. Es real, digno de confianza; es la unica cosa real en la existencia del hombre.

Por consiguiente, para Socrates, la conscien-[2 4 0 ]

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cia consiste en una restriction moral, en el gobierno de los atributos de nuestro ser. Es un conocimiento intuitivo que dicta el curso de nuestras acciones. Es un satisfactorio sentido intuitivo del cual derivamos deleite. La cons­ciencia contribuye al mas elevado bien, que es un fin impersonal, no para nuestro bienestar inmediato, sino para el estado o la sociedad y el bienestar de todos los hombres. Haciendo de la buena sociedad nuestro objetivo en la vida, nos estamos obligando a ser circunspectos y disciplinados. Esta finalidad contribuye a la felicidad colectiva, una felicidad que trans- ciende lo que podria adquirirse individual y egoistamente. Es un buen razonamiento, por­que ningrin hombre puede ser feliz individual- mente en una sociedad donde prevalecen, como hoy en dia, disturbios, guerras y opresion eco­nomica. Estamos estrechamente enlazados. Las penas de una parte de la sociedad forzosamente nos afectan a todos, como el dolor de uno de nuestros Organos afecta la armoma de nuestro ser total.

PlatOn, el famoso discfpulo de SOcrates, deda que la moralidad, el sentido moral, proviene de la idea del bien. Somos morales en el grado en que nos concibamos buenos. Sostenfa que el summum bonum es lo bueno del alma, las ideas universales que el alma posee. En cada alma estdn sembradas ciertas ideas Divinas, que

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todos los hombres tienen universalmente, inde- pendientes de su lugar en la vida, nacimien- to, education o falta de ella. Tales ideas o universales son, por ejemplo, las ideas de be­lleza y las de justicia. Si el hombre tiene cono­cimiento de si mismo, si experimenta esas ideas innatas y tiene un concepto claro de estos pre- ceptos del alma, su conducta debe ser ejemplar. El hombre no se desviara de lo mejor, porque el hombre lo desea. N ingun hombre, afirmaba Platon, desea hacer el mal.

Ahora, si pensamos en esto, veriamos por experiencia que es contradictorio. Conocemos personas que parecen gozar en hacer el mal, que encuentran un placer particular en sus acciones indignas. No obstante, Platon dedutia que tal pecado o vicio, o maldad, es realmente ignorancia de lo bueno del alma. Los hombres hacen estas cosas porque no tienen el cono­cimiento interior de la conducta opuesta, el bien. Esta ignorancia es carencia de la experien­cia de los universales, de los impulsos de lo Divino que existen en el alma de todos los hombres.

Para Aristoteles, el distipulo —o por lo me­nos el estudiante— de Platon, la v irtud llega a ser una combination de procesos psicologicos y de las influencias metafisicas del alma. El cuerpo es continuam ente inducido hacia los actos sensuales, por cosas que tienen gran

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atraccion, que son placenteras a los apetitos y satisfacen los deseos. Nuestros sentidos son continuam ente atacados. Estamos, entonces, constantemente inclinados hacia un acto ex- cesivo o un acto dejiciente; es decir, que debido a estos estimulos de nuestros sentidos nos in- clinamos a hacer algo mas o algo menos de lo que deberiamos. Sin embargo, cuando la volun- tad del hombre se interpone entre estos dos extremos, entre el acto excesivo y el deficiente, se alcanza en la conducta hum ana el punto medio o equilibrio dorado. Por lo tanto, dice Aristoteles, este grado intermedio, este equili­brio de la conducta, es la virtud.

Sin embargo, la interposition de la voluntad, de acuerdo con Aristoteles, no es enteramente un proceso racional. El hombre no puede lison- jear su razonamiento y creer que este tiene que ver en su virtud. No ha aprendido el contenido de la virtud. La- virtud no puede ensenarse. Aristoteles explica que, cuando estamos dis- puestos a la acci6n, la voluntad sirve entonces al juicio superior si las consecuencias de nues­tros actos son virtuosas. Asi, para Aristoteles, la consciencia llega a ser el juicio del alma-; esta estudia y juzga los actos e interpone la voluntad, para observar que esos actos concuer- den con lo Divino. Ademas, segun Aristoteles, en todo tiempo la v irtud se manifiesta en ae- ci6n, de la cual no puede separarse. Quiere

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decir que cada acto virtuoso debe ser, por necesidad, un apremio o una restriction.

De acuerdo con este razonamiento, un codi- go £tico o moral que no nos inspire el actuar de acuerdo con el, no es verdaderamente vir­tuoso. Si no nos obliga a restringir cierta con­ducta, o nos impulsa a hacer algo, no halla respuesta dentro de nosotros y no es un ver- dadero c6digo de virtud.

^Que nos ofrece la psicologia como explica­tion de la naturaleza de la consciencia? Veamos la conclusion fria y calculadora de la ciencia. Tenemos las opiniones de McDougall, uno de los primeros psicologos clasicos. Sus escritos viven aun en los trabajos mas recientes, porque muchas veces se han usado como referenda. En pocas palabras podemos definir la opinion de McDougall acerca de la consciencia. Dice que es el despertar de una combination de sentimientos que rodean la consideration pro- pia. Sencillamente, quiere decir que, el ser, el yo, es considerado de varias maneras. Para alqunos, el ser es humilde; para otros, es orgu- lloso y arrogante, o vanidoso.

Nuestra consideration propia del ego se forma en varios modos. Estos conceptos que tenemos del ser, la manera como nos considera- mos, se desarrollan de acuerdo con nuestros poderes de auto-percepcion, al grado que sea- mos capaces de apartar el yo de otras cosas.

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Todo depende de como aparecemos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros coloca al ego en el marco de sus ideales. Esto se comprende. Hay algo que parece ser lo mejor, que es mas bueno o excelente como Hnea de conducta, como sistema de vida o como finalidad para ser alcanzada. Nos gusta ajustarnos a ese ideal. No nos gusta que se nos separe de lo que pensa- mos que es bueno.

Estos ideales son el resultado de nuestras influencias sociales, la gente con que nos pone- mos en contacto, las cosas que experimentamos en nuestra vida diaria. Llegamos a ciertas con- clusiones acerca del bien y queremos ser parte de el. Como actuamos en lo que respecta al ser depende de lo que pensemos de lo bueno. Ninguno de nosotros desea aparecer como una fea imagen de si mismo. Si somos honestos, admitiremos que nos gusta pensar de nosotros como siendo lo que creemos lo mas elevado o lo mejor de todo. Cuando el sentido moral del hombre se opone a la sociedad, como lo hace frecuentemnte, no quiere decir, necesaria- mente, que el individuo sea antisocial o recal- citrante. Indica, dice McDougall, que sus ex- periencias personales trascienden el bien de las masas; esto es, aquellas parecen ser mucho mas importantes para el hombre. En su opi­nion, sus ideales pueden ser preferibles a los que la sociedad ha establecido y, naturalmente,

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el desea ser parte de lo mejor.McDougall cita el ejemplo del objetador

consciente. En efecto, tal persona puede ser sincera. Cree que su ideal, su punto de vista de la guerra es mds meritorio, m is altruista, m is noble que aquellos que ha adoptado la sociedad, y, naturalmente, se coloca en el ideal que parece mejor para 61. Lo mismo puede decirse de la persona que es acusada de herejia. No necesariamente se opone a la religi6n el que es hereje, sino porque los ideales de su ego son diferentes y desea que su ser este en con- formidad con lo que el piensa que es lo mejor. Por lo tanto, muchos hombres, aunque motiva- dos por un sentido moral, pueden inclinarse a desafiar la ley, s61o porque esta, para ellos, no tiene la consistencia del bien mas elevado al que desea unirse.

iC u il es la concepcidn mistica y metaffsica de la consciencia? A continuaci6n exponemos gran parte del punto de vista Rosacruz. La consciencia es el guardian que continuamente esti presente en el um bral de la vida. Es el guardian que nos protege contra la adversidad, no al proporcionamos alguna clase de inmuni- dad, sino al advertirnos de la posible violaci6n de las leyes C6smicas o naturales que podrian tener consecuencias horribles. Previene y guia continuamente. Cada inclinaciOn, cada deseo que tenemos de momento a momento, es un

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umbral sobre el que estamos parados, en el que el ser esta balanceandose. Cuando accedemos a determinadas inclinaciones, hacemos un cam­bio en nuestro presente estado; hacemos algo diferente de lo que estibamos haciendo, esta­mos cambiando nuestra existencia consciente. Somos diferentes en pensamiento y acto de lo que eramos en el momento anterior. En ver* dad, cruzamos un um bral hacia un nuevo estado mental.

Cada deseo, cada tentaci6n, originan el asu- m ir nuevas obligaciones. Aunque sea ligera- mente, cambian nuestras relaciones con otros y hacia las cosas que nos rodean. Por lo tanto, si nos enfrentamos con una decisi6n en cada momento, debemos tener la certeza de que al hacerla no nos degrademos empequeneciendo nuestro desarrollo como seres, es decir, que de ninguna manera retardemos nuestro avance. En vista de que cada segundo de nuestra cons* ciencia es un um bral decisivo que debemos cruzar, jamas podemos retroceder. Debemos, pues, optar por lo mejor en esa decisi6n.

Habiendo cruzado el umbra) en nuestra mente, experimentamos esencialmente un sentimiento de rectitud o de remordimiento y pesadumbie. Si sentimos pesar, con toda pro- babilidad que no hemos prestado atenci6n a la consciencia en el momento en que debiamos actuar o decidir. Por lo tanto, en cada uno de

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esos umbrales de nuestra consciencia ella se situa como centinela de la mente subconscien- te, de la inteligencia interior, que penetra nuestro ser. No nos ordena; no es una fuerza insuperable de la cual no podamos escapar. En verdad, sabemos demasiado bien que frecuentemente podemos oponernos a la cons­ciencia. Sin embargo, ella es la influencia creadora, positiva, de la Mente Divina dentro de nosotros.

La Divina Inteligencia tiene cierta progre- si6n al manifestarse a traves de todas las cosas. Esa progresion funciona como un ciclo de evolucion y devolucion, simplicidad, y de com- plejidad a simplicidad. Este ciclo de progre­sion es ritmicamente armonioso. La oposicion a el produce Teacciones negativas que se experi- mentan como una inarmonia. Por ejemplo, la fuerza de vida en si, que nos convierte en seres animados, es parte de las energias o fuerzas de las que se compone el Cosmico. Cualquier ac- ci6n de nuestra parte que tienda a perturbar el equilibrio, o que cause interrupci6n de la fuerza de vida dentro de nosotros, produce, como bien lo sabemos, una sensacion de dolor. Cuando estamos en conflicto con las cosas que nos rodean, o si nuestros actos son tales que tiendan a interferir con el curso natural de la vida, el dolor nos pone sobre aviso de que estamos produciendo una inarmoma en nuestro

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cuerpo.Igualmente, esos actos nuestros que se

oponen al orden c6smico general en nuestro ser, o son inconsistentes, se reflejan en lo que llamamos angustias o pesares de consciencia. Cuando estamos a punto de oponernos al orden c6smico, experimentamos una sensaci6n de malestar. Esta sensaci6n la ajustamos en pala- bras, las palabras intem as de la consciencia. Efectivamente, proveemos las palabras que se adapten a nuestros sentimientos. La conducta, de nuestra parte, que no molesta a la conscien­cia, produce en nosotros un agudo sentimiento de rectitud. Si lo que hacemos, o intentamos hacer, no esta en oposicion a la inteligencia C6smica en nuestro ser, no experimentamos remordimiento, sino por el contrario una satis­faction interna.

Podemos resum ir el punto de vista Rosacruz diciendo que la consciencia es la influencia positiva de la esencia Divina en nosotros, que nos impulsa en cierta direccion. Esto, no quiere decir que fatalmente se nos guie, sino que nues- tras elecciones deben ser compatibles con la influencia positiva de lo Divino. Cuando tende- mos a desviarnos de esa influencia, entonces se produce una tensi6n que causa un disturbio. Nuestros actos, por lo tanto, son inarm6nicos con la M ente Divina y experimentamos los efectos de la consciencia.

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{•Podemos proteger estos elementos misticos que acabamos de bosquejar, relacionarlos con los conceptos filosc3ficos y psicologicos que hemos visto previamente, y que no pueden ser denegados? No podemos cerrar los ojos a la verdad de que existen en cada uno de los tres diferentes campos del esfuerzo y de la experien­cia humana. Sin embargo, establecer un acuer- do en ellos, cuando a veces parecen tan diver- sos, es adm itir un desafio. Pero eso es lo que vamos a intentar.

Empezaremos admitiendo que el hum ano es bastante gregario. Es un animal sociable. Le gusta profundam ente vivir con grupos de su propia clase. Sus intereses egoistas, aquellas cosas que siente esenciales para su bienestar, lo inclinan a ampliarlas, incluyendolas en las condiciones y circunstancias de su grupo. En otras palabras, no necesariamente solo incluye el ser intimo, sino tambien aquellas cosas de adentro y alrededor nuestro que nos producen placer, que sentimos como esenciales y desea- mos. Por comparacion, supongamos que cree- mos que un num ero dado de gente que vive en cierta area o vecindad, es necesaria para ase- gurar nuestra seguridad. En consecuencia, parecen tener un merito especial para nosotros los actos de los componentes del grupo del cual formamos parte, que producen una union que ayuda a m antener el numero intacto y que

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creemos necesario para nuestra seguridad. Tales actos, naturalmente, fomentarian nues­tros propios intereses y paz mental. De este modo, por lo tanto, esos actos llegan a ser actos buenos. Parecen tener cierto valor moral para nosotros. Sabemos que estan fomentando nues­tro instinto de conservation.

Tam bien sabemos que a veces el ser humano se siente totalmente desamparado en presencia de fenomenos insondables e incontrolables, cuando suceden cosas que el no comprende y no puede dirigir. T iene consciencia de su pro­pia impotencia y esto lo precipita al miedo hacia aquello que parece sobrenatural. Es obvio que, para tales individuos, desafiar lo sobre­natural seria provocar un desastre. Les parece- ria evocar aquellos poderes que el individuo teme. Por consiguiente, todos los actos de los miembros de su familia o de su tribu, que desafian lo sobrenatural, a lo que el le teme, se convierten en tabu. Piensa que son perjudi- ciales a sus intereses personales. Esos actos constituyen una mala conducta. Por ultimo, llegan a ser moralmente malos y se hara habi­tual, en el individuo, el pensar en ellos como tales.

Estas crudas restricciones e inclinaciones que hemos dado como ejemplo, son realmente el fondo de la moral. Son modificados por nuestos instintos y sentimientos. Las condiciones obje-

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tivas, los factores que nos rodean, como ya lo hemos explicado, estimulan estos instintos des- pcrtandolos en nosotros.

A trav^s del refinamiento, de aquella cultura que atribuimos a una civilizaci6n superior, el individuo adquiere una hispersensibilidad. Llega a ser m is consciente de si mismo, y en su propio interns llega a ser mas restrictivo de lo que era el hombre primitivo. No meramente se limita al sostenimiento y bienestar de su cuerpo o su seguridad ffsica. El individuo re- finado siente herido su orgulio, su propio ego. Por tal raz6n, el resentimiento personal que siente por su orgulio herido lo extiende, por simpatia, hacia otras personas a su alrededor. Experimenta un sentido de equivocada moral si sus actos perjudican al orgulio o el ego de otra persona.

En este proceso hemos razonado las causas del sentido moral. Realmente, sin embargo, no existe un elemento racional asociado con la consciencia. Esta es, precisamente, un impulso que recibimos. No es algo sobre lo que haya- mos razonado. Reaccionamos con algo que casi parece intuitivo, pero los elementos que en nosotros han originado este impulso, acelerdn- dolo, y que han establecido este sentido moral interno, pueden haber sido imbuidos por nues- tras experiencias y asociaciones durante la infancia, o a traves de la sensibilidad heredada

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de padres refinados.En cierto sentido de la palabra el ser es un

conjunto de muchas cosas, de las propiedades psiquicas, mentales y algunas fisicas. Todas estan integradas en lo que llamamos ser. Ob- viamente, es repulsivo para nosotros lo que irrita cualquier aspecto del ser: el mental, psf- quico o el fisico. En la sociedad primitiva, las ofensas contra el ser eran muy chocantes, como ya ha sido explicado. No se consideraban de consciencia, mas bien eran lo que de alguna manera constituyeran una imposici6n en dolor fisico, o la denegacion de cosas absolutamente esenciales para el sustento. De este modo, mien- tras mds bajo es el nivel de la consciencia, es mas basto, m is grosero, tambien, el sentido moral. En consecuencia, no podemos esperar de un salvaje o de un ser primitivo que tenga el sentido moral que nosotros tenemos.

En la consciencia evolucionada, mientras mds nos damos cuenta del ser, mds aumentan las ofensas contra este. En otras palabras, la estimation de si mismo no s61o se limita a nues­tro cuerpo y sus necesidades. Incluye honor, reputation, ejecuciones. Nosotros tambien sen- timos cualquier conducta que, en otros, afecta adversamente estas cualidades. Podemos enten- der fdcilmente que tal conducta no es deseable para los demas, y nosotros* por lo tanto, la consideramos como mala. Todos los hombres

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estan unidos por la naturaleza comun de su existencia, por los elementos C6smicos de que se componen. Por esto es que, cuanto mas in- dividualmente percibimos el ser, tanto m is lo expresamos, y mientras nuestra consciencia mas incluye a otros, mas nos armonizamos con ellos, evitando el hacer a otro lo que no nos gustaria que nos hicieran.

No puede existir un sentido moral universal, es evidente, porque no hay circunstancias uni- versales en las cuales vivan los hombres. Como consecuencia, varian considerablemente los in­tereses comprendidos en el ser. Podemos acep- tar la idea de que hay una sensitividad en nuestro ser que puede ser desarrollada y evolu- cionada como tal. Esta sensitividad puede am- pliarse para contener muchas cosas. Debemos aceptar tambien el hecho de que las facultades objetivas, lo que nos rodea, el mundo fisico mismo, todo tiene que ver con el desarrollo de aquella consciencia del ser, en la que con- siste el sentido moral. Siendo esto asi, siempre tendremos seres humanos con diferentes formas de manifestar el sentido moral. Por ejemplo, la consciencia p o d ri im pedir que se cometa bigamia por el promedio del hombre civilizado, asi como tambien por la demis gente, porque por su experiencia, por su entrenamiento y su trato social, eso seria agTaviar su propia estima­tion. Dondequiera que sea, si las personas

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han sido educadas en un ambiente social diferente, la bigamia podria no ser considerada como ofensa a la moral.

Solamente podemos decir que aquellos que tienen la consciencia mas evolucionada deben ser, hasta cierto grado, los guardianes de sus hermanos. Ademas, no deben censurar a otros con demasiada severidad, si estos no han estado en el mismo ambiente y han actuado de acuer­do con una perspectiva moral diferente.

La consciencia, o el sentido moral, constituye la manera con la cual observamos la relacion del ser con nuestro ambiente. A mayor intros­pection, mas numerosos son los actos y cosas esenciales para el ser, por lo que el sentido moral es desarrollado m is ampliamente.

Si la felicidad de otros le procura felicidad, usted juzgara como moralmente mala cualquier conducta en que pueda peligrar la felicidad de los dem&s.

Por lo tanto, el unico aspecto de la cons* ciencia que tiene sus raices en la naturaleza del hombre, es el darse cupnta del ser. Todo lo demas de la consciencia es una adquisici6n posterior del medio ambiente y de las ex- periencias durante el curso de la vida.

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J T A palabra fe tiene alrededor un aura de reverencia. Se usa como mis- terioso elemento estimulante y como

sostenimiento moral para los desesperanzados y deprimidos. Para muchas personas, practica- mente, ha tornado la cualidad de talisman, se ha hecho una especie de amuleto mental. Para tener algun valor, la fe debe entenderse. No es una cosa en si misma, sino mas bien un estado de la mente. Hay palabras que se usan como sinonimos de fe, como esperanza, creencia y confianza. Sin embargo, no son enteramente iguales en su significado. De hecho, la fe puede desviar la vida de un individuo si ella tiene una connotacion erronea para el.

La fe es la confianza depositada en ciertas cualidades exhibidas por una cosa o condicion. La cualidad no es evidente por si misma; real- mente, no revela su naturaleza. Si lo hiciera y eso fuera percibido, esa experiencia no seria cuestion de fe, sino de conocimiento. Usando una analogia, si yo he escuchado a alguien dis- cutir, ldgica y elocuentemente, sobre cierto asunto tecnico, no tengo fe en su habilidad,

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mas bien, tengo conocimiento de ello. Supon- gamos que exisce cierta causa popular. Los principios de la causa me atraen. Quisiera ha- cerla prosperar. No obstante, la causa no ha sido experimentada todavxa. No tengo cono­cimiento personal de que constituya un exito. Las cualidades de esa causa, lo que representa y lo que eventualmente lograra, solo pueden inspirar mi fe.

Consideramos la fe en su aplicaci6n mas comun, la de la religi6n. Un devoto religioso tiene fe en las varias afirmaciones y promesas de su iglesia y de su clerigo. Ambos implican un lazo espiritual y un autorizado conocimien­to profundo de lo divino y su relaci6n. Obvia- mente, mucho de lo que ambos exponen son afirmaciones no sustentadas desde un punto de vista puram ente objetivo o empirico. En otras palabras, la mayoria de las promesas teo- 16gicas, hechas como un^ parte de las doctri­nas religiosas, no pueden ser verificadas por pruebas tangibles. El devoto religioso debe tener fe en ellas. Debe aceptar una cualidad implicita, la de una autorizada conexion es­piritual. Esta implication es, para el hombre real, un substituto del conocimiento. La fe, repetimos, es la confianza en la cualidad im* pHcita de las cosas y condiciones.

No toda fe esta necesariamente exenta de razonamiento o experiencia empfrica. A veces,

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existen circunstancias que contribuyen a hacer- la mas fuerte en su significado, lo que, sin ser conocimiento, no obstante justifica la con* fianza en ellas. Existe la fe que un nino tiene en sus padres. El padre puede parecer omnis- ciente al pequeno hijo o hija, porque puede resolver la mayoria de los problemas infan- tiles. Por lo que el padre ha sido capaz de hacer, es obvia la sugestion de que potencial- mente es tambien capaz de hacer frente a otros problemas que le planteen. Luego existe la fe de quienes, por primera vez, consultan a un especialista, como a un medico, un abogado o un arquitecto. Este especialista esta dotado de autoridad en cuanto a sus aptitudes se re- fiere, lo que despierta confianza en su consejo y fe en sus observaciones.

El peligro asociado a la fe es la tendencia de muchas personas a dejarla que suplante al conocimiento. Algunas sectas religiosas han hecho dogmatica la fe, en si misma, es decir, un elemento de sus doctrinas. Insisten y exigen que el individuo tenga fe solo en sus asuntos religiosos. Erroneamente atribuyen la misma naturaleza a la fe y a la verdad. En consecuen- cia, tales partidarios religiosos renunciaran a todos los hechos, como un deber moral, re- husando considerarlos de otra manera si es que se oponen a su fe. Existe, por ejemplo, el in­dividuo particular que tiene fe en el significado

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literal de la Biblia. Es mas popularm ente cono cido como Fundamentalista. Firmemente re chaza toda evidencia cientifica que exponga el error de ciertas interpretaciones literales de la Biblia.

Un ejemplo de esto es la aceptacion de la cita de una version primitiva del Viejo Testa- mento, en el que el Genesis [acaecio en el ano 4004 antes de Jesucristo! La confianza ciega en la autoridad implicada, que es la fe en su peor forma, motiva que el individuo cierre su mente. No dudara, bajo ninguna circunstancia, de la fuente de su informacion. Aun negara que haya una improbabilidad en lo ofrecido por la fuente de su fe.

Esta mala aplicacion de la fe, la confianza en una cualidad implicita, entrega las mentes de los hombres a merced de poderes inescru- pulosos. Se hace ello posible debido a los in­tereses egoistas que utilizan la credulidad de tales personas para mantenerlas en la igno- rancia y la esclavitud. Usualmente, la persona muy supersticiosa posee una fe muy firme. Sus supersticiones no tienen fundamento; son suposiciones de causas y efectos inexistentes. Sin embargo, el individuo tiene fe en ellas. Confia en su autoridad imph'cita, es decir, en las leyendas y cuentos, los cuales abundan. La fe solamente deberfa nacer en circunstancias de solidas probabilidades. Como una analogia,

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imaginamos que el progreso general de una empresa particular sugiere su futura continua­tion . Por la observation se puede pensar hasta donde y como esta probabilidad, para el fu- turo, parece estar asegurada. Por lo tanto, tal circunstancia justifica la confianza establecida por la fe. Es obvio que sin esta clase de fe, todo progreso seria reprim ido y en su lugar sobrevendrian el caos y la confusion.

Sin embargo, la fe justificada, basada en probabilidades, como ya lo hemos examinado, s61o deberia ser una medida temporal. El hom­bre justo deberia estar en constante alerta para reemplazar la fe por conocimiento. El mi'stico verdadero, por ejemplo, subordina una fe en Dios por un conocimiento de £l. Los mas famosos mfsticos han comprendido que es im* posible para la mente humana abarcar un conocimiento absoluto de la realidad divina. No obstante, comentan que la mente humana puede experim entar aquella uni6n con la reali­dad divina que constituye el conocimiento.

A unque la definici6n de la esperanza es subs- titufda por la de la fe, hay una diferencia definida. PsicoI6gicamente, la esperanza cae en la categoria del pensamiento ansioso. Es un deseo anticipado de una cosa o condici6n. Es- pero que manana no Uueva, pero no necesaria- mente no tengo fe de que vaya a ser ni se que no va a ser. Alguien podria esperar que su

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estado econbmico mejorara en el futuro, pero, a la vez, podria no tener fe en su aptitud para alcanzar ese prop6sito.

Debe notarse que la esperanza esti siempre relacionada con un tiempo futuro. No espera- mos para el presente, sino siempre para el futu­ro. Reciprocamente, la fe puede ser del pasado, del presente o del futuro. Uno puede tener fe en ciertos acontecimientos del pasado que inRuiran de alguna manera particular en el estado presente o en el futuro. Puede tener fe o confianza implicita en la habilidad de al- guien en el presente. Igualmente, puede tener fe en la probabilidad de un incidente en el futuro. De las dos, la fe y la esperanza, la primera es (con restricciones) la mas recomen- dable.

En la mayoria de los casos, la esperanza carece de hechos efectivos o impUcitos. La fe, por otro lado, si esta fundamentada en una probabilidad razonable establecida previamen* te, justifica que la retengamos en nuestras vidas como una fuerza motivadora. La esperanza, sin embargo, aligera los caprichos de los aconte­cimientos que produciran el proposito deseado. En otras palabras, el individuo que tiene es­peranza, esti poniendola sobre factores inde- finidos para satisfacer sus deseos. Aquel que relaciona su fe con la probabilidad en lugar del conocimiento disponible, centra su aten-

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ci6n sobre la realidad. Esta realidad es el objeto particular de su fe.

Cualquier persona que tiene fe, tiene con­fianza en el objeto de su fe, aun cuando fuese un desproposito. Pero no todos los que tienen confianza necesariamente ostentan fe. Tam ­bien, la confianza es una seguridad sobre una cosa o condicion. T al confianza, sin embargo, puede ser producida por un conocimiento efec- tivo, muy alejado de la confianza implicita de la fe. Tengo confianza en que una herramienta que usare producira iguales resultados bajo iguales condiciones. He observado su funciona- miento. Conozco, por experiencia, su forma de operar. Es verdad que podria romperse, pero, aparte de esta eventualidad, yo s£ que asi funcionara.

La accion de la herram ienta no es una cues- ti6n de fe para mi. No estoy confiando en algunas cualidades que pueden incluir la afir- maci6n autonzada de alguien referente a su eficacia. Podria poner mi fe en la presentaci6n o en la venta que alguien efectuase de una nueva herram ienta solamente para descubrir, por medio de la experiencia,. que es inade- cuada.

Es aconsejable m irar objetiva y racional- mente aquellas creencias que mantenemos y a las que nos apegamos. iQuedarian ensom- brecidas a la luz de un conocimiento recien

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adquirido? ^Resistirlan esta prueba analitica? <jTenemos valor para escudrinarlas franca- mente?

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UIZAS el probleraa mas dificil para establecer la unidad de religiones han sido los principios intangibles con los

que la religi6n concierne. Primero, existe el elemento ontologico. Atane a la naturaleza de la primera causa, al principio creador, mente o deidad. a la cual esta vinculado todo lo que el hombre percibe. La asuncion de que tal causa exista, como hemos descripto previa- mente, es innata en las reacciones del hombre con su medio ambiente. Despues, existe otro elemento: el a tribu ir un proposito a esa causa. ,{Cual es el principio gobernante? ^Por que la causa funciona tal y como lo hace? <{Cuales son sus finalidades?

Estas ideas fundamentales de la religi6n con- ducen al asunto del bien y del mal. Habiendo asumido un prop6sito a la causa o un fin a la funci6n de Dios, los religiosos encuentran bastante fdcil el llamar bien a lo que esti de acuerdo con el prop6sito. Redprocamente, es considerado como mal lo que parece contrario al prop6sito divino concebido. El hombre, por supuesto, no se concibe a si mismo fuera de

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los limites del prop6sito divino, no importa cuan frecuentemente sea mala su conducta, es decir, que no concuerde con la bondad. En consecuencia, el siguiente elemento de la re- ligi6n es tratar de explicar este estado divino del hombre y como esta unido a Dios o a la Prim era Causa. Este elemento de enlace entre el hombre y Dios deja perplejo al religioso. ^Cual es la naturaleza de este Nexo Divino o Alma? La pregunta ofrece un numero inago- table de oportunidades para discusiones, pole- micas y conflictos.

Por ultimo, existen aquellos elementos reli- giosos que se conocen tecnicamente como escatologia o doctrina de las metas finales, que incluye el objetivo de la existencia mortal. Tam bien incumbe el problema de la inmorta- lidad, un tema del cual nos hemos ocupado en un capitulo anterior.

Todos estos elementos no tienen objetividad. No tienen la misma tangibilidad que el hom­bre fisico mismo. El Dios del religioso no tiene esa substantia, como un arbol, por ejemplo, que pueda ser examinada critica y simultanea- mente por un grupo de gentes. No existen cualidades objetivas para Dios que pudieran percibirse y sobre las que los hombres pudieran ponerse de acuerdo. El religioso puede aducir citas liturgicas o indicar un cuerpo de tradi- ciones y leyendas, como literatura sacra, para

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sostener su debate. Esto, sin embargo, es solo materia de referenda. Aunque en si mismo es objetiva, en lo que se refiere a los principios religiosos, siempre permanece intangible. Por lo tanto, la materia subjetiva de la literatura sacra, desde un evidente punto de vista, frecuen- temente tiene menos relacion directa con aquello a lo cual se refiere, que lo que los artefactos o piezas de alfareria y piedra tienen con su presunto creador.

El religioso podria replicar que aunque Dios no tenga realidad objetiva perceptible para el hombre, sin embargo, £1 y los elementos de la religidn, son una experiencia personal. Si Dios y los varios elementos de la religion tienen una naturaleza positiva, definida, aunque no objetiva, £no deberian ser experimentados, en igual grado, por todos los hombres? El religioso responderia a esto que los hombres perciben esos elementos internamente, en forma dife- rente, debido a su propia desemejanza. Si esto es asx, ^cual es la naturaleza verdadera o ab- soluta de los principios basicos de la religion? Si los fundamentos son absolutamente una experiencia individual, entonces es inadecuado para cualquier grupo o secta religiosa el sos­tener que solo sus propias experiencias son verdaderas.

Usaremos el ejemplo de dos hombres en pie sobre el um bral de un cuarto absolutamente

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obscuro. Nada puede ser visto u oido objetiva- mente por ellos. Si hay algo dentro del cuarto que no puede ser percibido objetivamente, y, sin embargo, los hombres deben tener una realization, entonces necesitaran experim entar subjetivamente. Seria una experiencia subje- tiva individual. Seria imposible que cualquiera de los hombres confirmara o refutara las ex- periencias del otro, sobre el contenido del cuarto obscuro. Nada hay en el cuarto que puedan seiialar y decir: esto es lo que vi. Si suponemos que cada hombre tiene una ex­periencia diferente de lo que hay dentro del cuarto, ^cual tiene razon y cual no? Ademas, <jseria efectivamente el contenido del cuarto similar a lo que cualquiera de los dos hubiera captado?

En vista de que los hombres no estan de acuerdo y ninguno puede desaprobar a otro, la validez es estrictamente un asunto de ex­periencia personal. Ambos podrian acertar o equivocarse. Si el contenido del cuarto es di­ferente de lo que cada uno de ellos experi* menta, es obvio que los dos estan equivocados. Sin embargo, como es imposible para cual­quiera de los dos establecer objetivamente la verdad de su experiencia, ambos han acertado subjetivamente. T ienen la captation subjetiva de que algo existe dentro de aquel cuarto obscuro. Lo que experimentan no tiene na-

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turaleza fisica, tangible, objetiva. La calidad objetiva que atribuyan es irreal. La unica cosa real es la experiencia subjetiva e intangible que tienen, digamos, de que algo se encuentra en el cuarto. La sensaci6n y la experiencia, en si mismas, son reales.

Una sensation es mas real que definir aquello de lo que consiste. Por lo tanto, en este simil, los hombres de pie, en el umbral, ambos, tienen razon, aunque cada uno tenga una interpretation diferente de su experiencia. Aplicando este punto de vista a los principios de la religion, podemos decir que deben per- manecer como experiencias individuates sub- jetivas hasta que sean convertidas en objetivas, para que los hombres puedan establecer un acuerdo, como lo tendrian tambien ante la vista de un paisaje. Por esto, debemos llegar a la conclusi6n de que ninguna de las experien­cias religiosas del hombre son falsas.

El religioso se inclina mas a recalcar las cualidades que la certeza de sus experiencias y sus interpretaciones. Como ejemplo adi- cional diremos que la posici6n del religioso es igual a la de la persona que asegura que el traje gris y la corbata roja usados por un horn- bre, son mas el hombre que el hombre mismo, solamente porque ha reconocido a un hombre vestido con esa ropa. En otras palabras, es una tentativa para mostrar que el hombre es

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algo que viste un traje gris y una corbata roja.El religioso ha intentado racionalizar y filo-

sofar sus experiencias subjetivas. Sin embargo, no concede que aquellos cuyas experiencias son diferentes, pueden estar tan acertados como el pretende estar. Desarrolla o adopta conceptos filosofccos como argumentos dogmaticos para apoyar sus experiencias personales. Por ejem- plo, reconoce que Dios tiene ciertas caracte- risticas. No puede demostrar, obviamente, estas cualidades que atribuye a su experiencia, pero trata de probar, por medio de razonamientos, que todas las otras concepciones deben ser falsas. M ientras erige un caso para si mismo, y por medio de la dialectica intenta dar reali­dad a los detalles de su experiencia, ofende a aquellos que difieren de £1. Por lo tanto, el conflicto de religiones no existe en la experien­cia subjetiva, sino en la teologia, “el sistema” que trata de probar las peculiaridades de la experiencia religiosa.

La verdadera actitud filosofica de la mente, difiere de la religiosa. El filosofo busca el conocimiento. Realiza que mucho de lo que para el tiene apariencia de verdad, solo es una abstraccion imposible de manifestarse fuera de los limites de su propia razon. Sabe que mu- chas de sus ideas han sido racionalizadas y que no son el resultado directo de la experiencia. El filosofo podra creer que una opinidn dife-

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rente a la suya constituye un razonamiento inadecuado. Sin embargo, no pretende que sus propios conceptos sean revelaciones divinas para ser aceptadas sin objecion.

Aceptemos la proposition de que la religion es experiencia subjetiva, una emocional y psi- quica. Los hombres tienen experiencias extati- cas. Parecen trascender en consciencia a las limitaciones de su ordinaria existencia mun- dana. En tales momentos de exaltation estan conscientes de un diferente y deseable extremo de perception. Esto podrian haberlo conse- guido conscientemente o podria haber ocurrido involuntariamente. Las sensaciones de la ex­periencia parecen sobrenaturales. En consecuen- cia, llegan a ser un estado deseable, un ideal. Se comprende, entonces, que el hombre creyera que ese estado haya sido inspirado dentro de el, por una fuerza superior o inteligencia.

Con esto comienza el conflicto moral. Aun el ser mas prim itivo lo ha experimentado. Es una lucha entre dos clases de deseos: el somi- tico y el idealista. Los deseos somaticos son muy faciles de identificar con los apetitos y pasiones; los ideales y las aspiraciones son las inclinaciones del ser, que todo lo incluye. Los animales manifiestan los apetitos. Solamente el hombre muestra muchas de las virtudes atri- buidas al ser. Esta prerrogativa sugiere que el ser m is elevado o mas excelso ha sido im-

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plantado dentro del hombre.Estas urgencias, estos deseos trascendentales,

que en la mente son incentivos tras la disposi­tion religiosa, dan, como resultado, actos alta- mente recomendables, Si el hombre pudiera actuar ciegamente en respuesta a estos impulsos religiosos, no existirian ni la controversia re­ligiosa ni los males concomitantes. No obs­tante, el individuo comienza analizando las sensaciones y encubriendolas bajo ideales. Su postura de rectitud, su falta de inclination por hacer una cosa o preferir otra, es adaptada por la razon en forma de justificaci6n intelec- tual. El sentido moral individual efectua cierto acto, por ejemplo, repugnante a el. El conteni- do del acto, sin embargo, pudiera ser que no causara en otros la misma repugnancia. El acto es racionalizado. Se pretende que el contenido es malo en si mismo, debido a la sensaci6n que provoca. Entonces, el acto es moralizado y dog- matizado. Es vedado para todos los demas, sin miramientos para la reaction subjetiva indi­vidual.

Por lo tanto, si el acto no es danino para la sociedad organizada, y para el individuo en particular, este ultim o se indigna al pro- hibirsele ejecutar el acto s61o por las experien­cias y razones para eso. Desde el momento en que alguien se pronuncia contra el acto, es que ha experimentado intim a y subjetiva-

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mente la repugnancia, lo cual es muy real para el. Parece ser de origen divino. El rechazo de otros para aceptar su interpretation de la experiencia es tornado como un ataque, no solamente a sus opiniones religiosas, sino tam­bien a un decreto divino.

Esta tentativa de filosofar o encontrar un significado a la experiencia religiosa y cristali- zarlo en terminos dogmaticos, es lo que ori- gina la rivalidad religiosa. Los hombres no tratarian de imponer las explicaciones que atri- buyen a sus experiencias religiosas o subjetivas si primero comprendieran que no fueron ins- piraciones divinas. Suponiendo que la experien­cia religiosa sea una consecuencia directa de un impulso divino, la conception de su significado y proposito tendria que surgir del individuo, no de Dios. Si, como se ha dicho previamente, la explicacidn de la experiencia religiosa y sus cualidades objetivas fueran im- pulsadas por Dios, entonces todos los hombres capaces de la experiencia deberian tener la misma realizaci6n de ella. Sin embargo, si dos hombres pueden tener una inspiraci<3n del alma y no obstante concebir un significado diferente, es obvio que las cualidades atri- buidas a la experiencia no tienen existencia impersonal.

El ser humano esta constituido de tal manera que no puede dejar de intelectualizar sus ex-

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periencias. Psicologicamente, cada sensacion toma la forma de una idea. Como hemos anotado en capitulo anterior, cada gTado de sensacion —como un sonido u olor— o crea una idea en la consciencia —como resultado inmediato— o bien se desarrolla en una aso- ciacion. Nuestras experiencias son principal- mente en forma de imagenes. No objetamos el que mas alia de nosotros existan vibraciones u ondas de luz, por ejemplo, que cuando se unen en la consciencia produzcan la imagen de un arbol.

Hoy en dia, una persona inteligente, edu- cada, no argumentaria, sin embargo, que la imagen visual del arbol realmente existe mas a lii de su ser, como lo percibe. <jPor que, en- tonces, el hombre insiste en que sus conceptos de las experiencias subjetivas tengan una rea­lidad mas alia de su mente? <{Por que trata de imponer a otros, esas imagenes? T al actitud es especialmente objetable, cuando uno se da cuenta de que el grado de percepci6n sub- jetiva varia considerablemente, mucho mas que la objetiva. Dos hombres pueden ver alguna cosa casi identicamente, pero ninguno de ellos tendria la misma e identica experiencia religio- sa.

La propia vida religiosa seria una respuesta solamente a las experiencias de esa indole, para ser guiado por impulsos que parecen provenir

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de lo Divino o los dictados del ser moral m il alto. Uno deberia hacer de tal guia una res- puesta personal, una acci6n individual, asi co- ino la experiencia fue tambien individual. La formation de ideas que, voluntaria o involun- tariamente, resultan de la experiencia, de- berian ser consideradas a la luz de la abstrac- ci6n filosofica. La experiencia de Dios es un impulso religioso.

La concepci6n de la naturaleza de Dios, el definir las cualidades de la experiencia, caen totalmente dentro del reino de la filosofia. Cada hombre tiene el derecho de la experien­cia religiosa, pero ninguno lo tiene de im- poner sobre otro sus conceptos filosoficos como experiencias religiosas, o, aun, de exponerlas como tales. Por ejemplo, facilmente estoy de acuerdo con usted en que existe una sensation como el /no . No hay desacuerdo sobre tal ex­periencia. Por otro lado, usted podrd enfati- camente oponerse al hacer yo la description de mi sensation de frio.

Hay, todavfa, otra manera de enfocar este asunto. Creo que estamos de acuerdo en que un estudio de la literatura religiosa no es equivalente a la experiencia personal. Existe una vasta diferencia entre la experiencia teo- fanica de Dios y la lectura de un tratado re* ligioso sobre Su naturaleza. Si el dogma teo- 16gico y los discursos filosoficos no son el

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equivalente de la experiencia religiosa, enton­ces, ({por que el que tiene esa experiencia trata de identiHcarla con sus especulaciones filo- soficas?

No hay nada tan pernicioso para la religion como las invectivas que en su nombre se dicen mutuam ente los seres humanos, con toda la intensidad emocional resultante de la experien­cia religiosa. Si se guardara cada experiencia religiosa tan individualmente como se obtiene, y las interpretaciones fuesen revestidas de filosoffa sin imposiciones, entonces el con­flicto religioso desapareceria. Los hombres estan ya unidos psicologicamente, en su innata capacidad, para tener experiencias religiosas hasta cierto grado. Solamente se separan cuan- do en nombre de la religion imponen sobre otros sus interpretaciones filosoficas de esas ex­periencias.

El misticismo verdadero, tal vez, es el que mas se acerca proveyendo de unidad a las religiones. La naturaleza de lo que se llama la consciencia mistica, por lo tanto, recibira nues­tro prdximo examen.

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J EMOS dicho que la perception que el hombre tiene de su Ser y la

w w formation de nociones en su rela­tion con la perception externa, dieron como resultado las ideas del Ser. Pero, eventual- mente, el hombre descubrio que el ser es mas bien un termino que lo incluye todo. Ya hemos discutido varios estados de aquella consciencia personal que llamamos ser. El mas comun, por supuesto, es el ser fisico. Es el darse cuenta de nuestra propia forma objetiva, como nuestra habilidad para percibir manos y pies, y de distinguirlos de otras realidades fisicas, como la silla en el cuarto, la alfombra en el piso. Tam bien existe el “yo”, la cons* ciencia que parece existir por si misma, aparte del cuerpo. Esta es la realization de que no somos una parte de alguna substancia o de sen- saciones somaticas, como, por ejemplo, el fun- cionamiento de nuestras visceras. Usted puede cerrar los ojos para no verse*, sin embargo, se da cuenta de quc usted es usted, aun sin disturbio interno o sensaciones funcionales.

Luego existen aquellos estados cuando us- [277]

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ted tiene la experiencia de que su ser parece expandirse. No queremos decir que verdadera- mente se extienda en su forma, que aumente- mos nuestro peso o nuestra estatura. De hecho, no hay una sensation de agrandamiento cor­poral. Mas bien, el ser se extiende en cuali­dades de espacio y tiempo. El individuo siente que es ubicuo, que esta en todas partes al mismo tiempo. Ademas, siente como si au- mentara su consciencia absorbiendo el pasado y el futuro, como si el ahora se desplegara in- finitamente hacia atras y hacia adelante.

Las percepciones del individuo, en tales ocasiones, son unicas en su genero. Experi* menta un fenomeno que para el tiene una realidad definida, y, sin embargo, no puede relacionarlo con sus sentidos fi'sicos. Por ejem­plo, no tiene condiciones sensorias como la vista o el oido. La mente parece adquirir una cualidad intuitiva, como si un conocimiento extenso fuera, de sribito, implantado en ella. Estas ultimas clases de consciencia han llegado a ser conocidas como estados misticos. No son aberraciones de la mente, como se pens6 en un tiempo. Bajo ciertos esti'mulos, son tan na- turales para el hombre como aquella conscien­cia del ser, que para 61 es comun. Jung dice que la consciencia mistica es la frontera entre el experimentar y el conocer. En este punto, la experiencia y la comprensi6n son inmediata-

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mente integradas, y no existe ninguna elabora* cion en la interpretacion de las sensaciones.

La consciencia mistica es una sublimaci6n, una sensation refmada, por medio de la cual tenemos un conocimiento del ser sin recurrir a los sentidos objetivos y facultades razona- doras. Algunos de los cienti'ficos mas promi- nentes, famosos por sus investigaciones en las ciencias fisicas, en lugar de criticar al misti­cismo lo han mirado honestamente y le han otorgado el respeto que se merece.

Eddington, famoso astrofisico, en una de sus obras references al fenomeno fisico de nuestro universo, dedica un capitulo para hablar, au* dazmente, en defensa de la consciencia mistica. Cuenta que, desde un punto de vista pura- mente cientifico, desde la actitud materialista de la mente, todas las experiencias que tene­mos. todas las cosas de las cuales somos cons- cientes, pueden ser reducidas a algunas ac- ciones fisicas, a alguna forma de realidad. Desde el punto de vista cientifico, son elec- trones, atomos, quanias de energia, ondas, vibraciones o sensaciones.

Pero aun estas cosas no nos dan una imagen verdadera del mundo fisico, porque este es abstracto. No es lo que percibimos. Somos, en efecto, enganados por nuestros sentidos fisicos, como todo materialista tendra necesariamente que admitir. Pero, como dice Eddington, <;de-

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bemos, entonces, arrancarnos los ojos, porque las cosas no son lo que parecen? No, por su* puesto. Estamos mas o menos contentos con las ilusiones de nuestros sentidos. Entonces. <Jpor que negar la experiencia mistica que, despues de todo, es el resultado de sensaciones de nues­tro organismo, asi como nuestras ideas son el resultado del universo fisico?

La consciencia mistica es un simbolismo de los fenomenos psiquicos que realizamos. Somos mas que un ser racional. Somos tambien un ser emocional —un ser sensitivo. Lo que pcr- cibimos produce ciertos sentimientos dentro de nosotros, que son una parte definida de nuestra existencia. Eddington, ademas, hace ver que desde el punto de vista cienu'fico, el arcoiris no es mas que una escala de vibraciones etereas, arregladas de acuerdo con su longitud de onda. Sin embargo, decir que el arcoiris es solamente longitudes de onda, en cuanto nos concierne como seres humanos, es una desfiguracion de la verdad, porque, cuando lo miramos, tiene otra existencia para nosotros. El arcoiris pro­duce efectos en nuestra consciencia que son parte de lo que llamamos arcoiris. Si esto no fuese asi, entonces, deberiamos sentir los mis- mos efectos al m irar sobre una tabla mate- matica de longitudes de onda. Por consiguien- te, la consciencia mistica es uno de los estados naturales de la mente.

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Los cinco sentidos del hombre delinean lo que conocemos o aceptamos como m undo ex­terior. Contribuyen a la consciencii del hom­bre. Las vibraciones de un organismo, es decir, aquellas habidas dentro de si mismo —que actiian en el cerebro— establecen sensaciones semejantes a las que, desde afuera, actuan en el organismo. En otras palabras, tenemos dos grupos de sensaciones: aquellas de adentro y las de afuera. En ocasiones estos impulsos internos nos inducen a darnos mas cuenta de nuestro cuerpo, a sentir las funciones de nues* tro organismo y sus sistemas, como la respira­tion. T ienen un origen mas profundo. Parecen descender hasta adentro de las pulsaciones de la fuerza de vida, penetrando en cada celula de nuestro ser. Cuando experimentamos esas sen­saciones, ellas no tienen forma. Son sin las usuales condiciones sensorias. Son sensaciones del ser, pero con una existencia sin dimension. Estas, digamos, raras sensaciones, son de la consciencia mistica.

La consciencia mistica es lo mas proximo a la unidad con el Cosmico que puede tener el hombre. Cuando alcanzamos la consciencia mistica, aun cuando sea momentaneamente, es como el cambiar una linea particular de un circuito telefonico a la linea principal. Todas las conversaciones y comunicaciones indivi- duales estan subordinadas a la pulsation total,

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como un sonido integrado. Desde el momento en que la consciencia mistica esti liberada de las restricciones perceptibles —o aquellas cuali­dades asociadas con nuestro organismo sen­sible— es dificil desarrollar ideas precisas de tal experiencia mistica, es decir, ideas particulares que tengan un significado objetivo.

Un mistico islamico dijo: "Cuando el cono* cimiento es elevado por encima de las cosas terrenales, cuando comienza a ensayar sobre las cosas ocultas a la vista, cuando se eleva hacia lo alto, entonces, el sentido interior despierta para el servicio espiritual”. Podemos suponer que queria decir: que por introspecci6n y volviendo nuestra sensitividad hacia adentro, respondemos a los finos impulsos de la fuerza vital de vida. Entonces experimentamos el estado mistico.

^Que es lo que hace el desenvolvimiento mistico en nuestra vida? Aparte de la inspira- cion de los valores y del contenido mistico, que podran llegarnos de la reflexion sobre estos principios, <;c6mo nos ayudan, aqui y ahora, en una existencia mundana?

La filosofia Rosacruz delmea que existen dos puntos de conocimiento que nacen como re- sultado de la practica de la evolution de la consciencia. Ambos, son personalmente bene* ficiosos en nuestra vida diaria. El prim er punto de conocimiento que podemos obiener es una

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comprension de la jerarquia de seres, de la que consistimos. Llegamos a saber, a traves del desenvolvimiento de la consciencia, que no existe un ser fijo que debamos asumir y que persista por toda la vida, con el mismo fijo punto de vista u objetivo. El ser depende de puntos de referencia de aquello con lo cual se relaciona, del mismo modo como nuestros conceptos del m undo varian, hasta cierto pun- to, de acuerdo con lo que hoy estudiamos, leemos, viajamos y tratamos a la gente.

Si atamos nuestra consciencia al mundo de los sentidos, dependiendo exclusivamente de ellos, entonces manifestamos una clase de ser objetivo puramente mundano. Por otra parte, si el ser esta conectado al lado racional de nuestra existencia, a la contemplation, a la evaluation de la experiencia, entonces tenemos otro de los seres de esta jerarquia. Si el ser se relaciona con las respuestas emocionales in- ternas, al in te rroga te sobre nuestro comporta- miento y el por que somos estimulados, lle­gamos a otro tipo diferente. Tam bien, si se relaciona con la intu ition , con las sutiles sen- saciones de nuestro propio ser, tendremos otro nuevo tipo al responder a ellas. El ser, en­tonces, es un agregado de la escala de la cons­ciencia personal. Es, en suma, una jerarquia de esta consciencia variable de nuestra propia existencia.

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No podemos saltar del ser objetivo limitado, que se ocupa solamente de cosas mundanas, al extenso ser mistico. Hay una brecha de- masiado grande entre los dos. El cruzar rapida- mente esta abertura seria como el intento de saltar del peldano mas bajo al mas alto de una elevada escalera. El intentar tal brinco, como muchos lo hacen, produce fandticos religiosos, individuos desilusionados e infortunados con aberraciones mentales.

Cada ser tiene su propio valor particular; de otra manera no tendriamos consciencia de el. N ingun mecanico emplea una herram ienta para todos los casos. N ingun cirujano usa un ins- trum ento para todas las operaciones. Nadie que haya tenido experiencia y realizaci6n de que existe una jerarquia de seres, a traves del desarrollo de su consciencia, tratara de cons- tru ir su propia vida sobre un ser rinico y sus relaciones. Evidentemente, este punto de la jerarquia de seres proporciona una oportuni- dad para la plenitud de la vida.

El segundo punto practico de conocimiento que emerge de la evolution de la consciencia es el de adquirir una concepci6n infinita. Mien- tras mas desarrolla usted su consciencia, mayor es el grado de su experiencia, mas vastas las potencialidades del conocimiento. El conjunto de las experiencias se convierte en su concepto, y este crece hasta el infinito. Con esa con-

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cepcion infinita, usted aprende a no poner limites en las cosas. No existen limitaciones, excepto en la habilidad de la mente para com- prender en cualquier tiempo dado. Este punto desarrolla en el aspirante una vista liberal, una actitud tolerante.

Sabemos que una sola pincelada del artista, por si sola, no representa el contenido de su pintura; es el conjunto de tales pinceladas, relacionadas entre si, el que da forma al cuadro. Asi tambien quien desarrolla su cons- ciencia sabe que un solo punto, una sola actitud de la mente no puede constituir el alcance total en cualquier asunto. Sabe que en toda la vida no hay absolutos. Existen, solamente, condiciones relativas.

A veces aceptamos las cosas por su aparien- cia. Cuando lo hacemos, es solamente por­que en ese momento no tenemos la facilidad de ver mas alld de ellas. Pero, aun cuando estamos momentaneamente limitados, no debe- mos perm itir que se cristalicen en nuestras mentes tales limitaciones temporarias. Debemos estar preparados para posteriores variaciones que llegaran, si es que lo permitimos. Esta vision, entonces, proveniente de la evolucion de la consciencia, disipa en el individuo los prejuicios raciales y los religiosos. Nuestro desenvolvimiento, igualmente, elimina lo finito de ideas tales como cielo e inlierno.

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Algunos podran decir que el conocimiento de la jerarquia de seres y el concepto infinito, pueden estrictamente ser logros individuales. No importa que beneficios pueda obtener el individuo, siempre surge la pregunta: iComo benefician esos logros individuales a la humani- dad, ampliamente? Bien sabemos como la hum anidad o la sociedad ha creado finalidades generales, ciertas metas, que ha clasificado como jama, poder, riqueza y otras palabras semejantes, y ha incitado, en numerosas for­mas, a los hombres para que las persigan. Las personas son inducidas dentro de estos canales, ya sea que encuentren satisfaction o no en estas finalidades.

La jerarquia de los seres hace posible una satisfaction personal para cada individuo, de acuerdo con su propia consciencia en desa- rrollo, es decir, en relaci6n con su propio ser y desenvolvimiento. No sera instigado a con­centrarse en un solo aspecto de si mismo y destruir el equilibrio de la sociedad, haci£n- dolo demasiado mundano o demasiado uti- litarista. Si un individuo se ajusta de acuerdo con el ser de su jerarquia que mejor entiende y comprende que hay variaciones en el ser, es- tara dispuesto a comprender las inclinaciones de otros para perseguir intereses diferentes. No insistira en que su tendencia sea la unica, y sera tolerante con lo que los demas persi-

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guen, a semejanza de un padre que es tole- rante con los intereses de su hijo. El padre ha tenido aquellas experiencias y ya no le llaman la atenci6n, pero no obligara al nino a abandonar aquellos intereses solo porque el mismo los ha desechado.

El mistico que explica el desarrollo de su consciencia desea que, por su ensenanza, la humanidad experimente la plenitud de la vida. A traves de cada percepci6n individual de las variaciones del ser, el hombre aprendera que 61 mismo produce sus propias fronteras, que no puede existir excepto dentro de los limites de su propia consciencia. El hombre llegara a saber, por ejemplo, que el exito no es asunto de intervention divina, y que un Dios no actua para favorecer a un hombre o a cualquier grupo de hombres. La maestria en la vida no es resultado del protectorado o patrocinio de un ser a otro.

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y y A relacion de los humanos con la X belleza es doble: primero, la belleza

que uno busca o desea adquirir; segundo, el individuo mismo puede convertirse en bello. Cuando uno busca la belleza en el mundo, responde a un deseo de adquirir algo o una condicion agradable para sus sentidos. Por lo tanto, la belleza del mundo es todo lo que en nosotros despierta sensaciones placen- teras. Si es fragante, una rosa puede embelesar el sentido del olfato. Igualmente, una puesta de sol puede ser hennosa al sentido visual, de- bido a la refraccion y dispersion de los rayos solares. Un liquido sabroso o un sonido con- cordante podra ser bello al sentido particular que los percibe. En efecto, hay muchas pala- bras que son sinonimas de belleza, dependien- do de nuestras experiencias, como, por ejem- plo, fragante, delicioso o armonioso. Todas estas expresiones significan, efectivamente, belleza. Entonces, la busqueda de la belleza en la naturaleza es el empeno por rodearse de cosas que conduzcan al bienestar objetivo.

Cada humano es mas que un ser corporeo;[289]

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es mas que un cumulo de apariencias visuales. Es tambien un potencial de pensamientos re- sultantes en cierta conducta, y que puede influir el mundo externo del hombre. En consecuencia, la belleza no puede estar limi- tada a la atraccion fisica personal. Para el ser humano, tambien incluye potencialidades —las cosas que el, como individuo, puede llegar a manifestar.

La belleza fisica de un mortal consiste en ideales variables. Despues de todo, si la belleza fuera una cualidad inherente, si fuera un in- grediente, una substancia que existiera en los objetos que se llaman bellos, entonces seria percibida y reconocida por igual por todas las personas. Los humanos anhelan lo que com- place a la indole de uno o mas de sus sentidos. Cada sentido, como sabemos, tiene su carac- teristica y nosotros lo cubrimos con ideales. Estos estan en proportion a las variadas ex­periencias de cada vida humana.

A medida que pasan los anos, hay ciertas cosas que nosotros hemos percibido y que re- presentan el mayor placer que puede derivar de cada uno de los sentidos. Por ejemplo, un ingeniero mecanico podria tener como ideal de belleza una maquina complicada, magmfica- mente disenada, precisa, exacta en su funciona- miento. Seria diferente el ideal apreciado por un poeta o por un musico. Los ideales de una

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m ujer joven frecuentemente son diferentes de los conceptos de una m ujer de mas edad, que son el resultado de su experiencia y contacto con la vida.

Esto nos lleva a la pregunta de que es lo que constituye la belleza del rostro. A menudo hablamos de una cara bonita, pero, en verdad, ,ique queremos significar con eso? .jCual es nuestro “standard” o medida para determ inar esa belleza? Comunmente, una cara bella es la que no tiene rasgos prominentes. En otras palabras, ni los ojos, ni la nariz, ni la boca son sobresalientes. Cuando los componentes de la fisonomia son uniformes es de u n valor pasivo la atencion que se le presta a esa cara. El observador no tiene interes en hacer un analisis critico de cualquier elemento o rasgo facial. La cara da la impresion de belleza por* que es reposada y armoniosa en su uniformi- dad.

Algunos hombres son llamados kermosos, que es sinonimo de bello, debido a su fisico, es decir, a su altura y al ancho de sus hombros. Este concepto de lo bello se origina en el ideal femenino de lo que constituye el ideal mas- culino. Probablemente, esta fundado en el opuesto diametral de las caracteristicas fe- meninas. Como hemos dicho, la experiencia induce a un cambio en nuestros ideales de belleza. Mas tarde en la vida, uno podria

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llamar hermosa a la cara arrugada y fuerte, posiblemente porque sugiere contactos y con- flictos con las vicisitudes de la vida. Cuando recorremos la gama de las emociones, tales como el miedo, el amor, el odio, etc., estos impresionan los musculos faciales y dejan su seilo.

Charles Darwin, renombrado antropologo, declara, en su famosa obra El Origen de las Especies que los movimientos faciales son signos de tres expresiones emotivas principales. Afirma que los movimientos faciales no son sino una continuacion de movimientos prac- ticos, es decir, una continuacion de los movi­mientos de nuestros cuerpos, manos o piernas. Los movimientos faciales son reacciones sua- vizadas de una previa accion muscular violenta. Una persona melancolica o aparentemente de- primida, con frecuencia tendra musculos re- lajados en las comisuras de los labios. Se acepta que son remanentes de una afeccion oral. En un estado mas primitivo, cuando el hombre controlaba menos sus emociones, abria total- mente la boca para em itir un grito a toda voz. Ademas, el cerrar la boca firmemente y apretar los dientes, es una senal de determinacion mental. Es el rem anente de una asociacion de esfuerzo, cuando el apretar los dientes y los labios tensos estaban mas de acuerdo con al- gun violento esfuerzo muscular.

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T . Piderit, anatomista aleman, sostenfa, pocos anos antes de Darwin, que los movimien- tos faciales son adjuntos de los organos senso- rios, ayudando o impidiendo el sentido del estimulo. Por ejemplo, abrimos mucho los ojos para ver mejor o los cerramos parcialmente para im pedir algo. Ciertas posiciones de las ventanas de la nariz tambien facilitan o re- ducen el olfato. Un individuo con pensamien- tos desagradables, cierra parcialmente los ojos y frunce la boca, como para desechar sabores amargos y espectdculos indeseables. Por el contrario, con pensamientos placenteros, uno abrira mas los ojos para ser mas receptivo a una vision agradable. El pensamiento placen- tero hace que la boca aparezca mas dulce, la nariz mas movil o reposada. Las ilustraciones que acompanan este texto haran que sea mejor comprendido este punto sobre los movimientos faciales, como corresponden a nuestras emo- ciones. (Vease Fig. 22)

Al observar atentamente a las personas con las cuales llegamos a ponernos en contacto diario, nos hemos acostumbrado a estos ejem- plos de movimientos faciales. Los consideramos como ejemplos de las emociones expresadas por el individuo; cada movimiento es una serial de ciertas emociones; estos modelos han ayudado a formar los ideales de belleza. En otras pala­bras, aceptamos como bello ciertas normas de

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F i g . 1 , no rm al; F i g . 2 , d u lc e ; F i g . 3 , am argo ;

F i g . 4 , muy p l a c e n t e r o ; F i g . 5 , t e r c o j ' F i g . 6 ,

t e r c o y c o n d e s a g r a d o ; F i g . 7 , a t e n t o ; F i g . 8 ,

a t e n t o y c o n d e s a g r a d o ; F i g . 9 , regan6n y burl6n.

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expresitfn facial. A an semblance risueno se le llama placentero, encantador, hermoso.

La verdadera belleza humana consiste en caracteristicas aceptables por todos los adultos normales de cualquier edad, y no cambia apre- ciablemente con el tiempo. Esta belleza dentro de uno mismo debe ser desarrollada esoterica- mente. Sin embargo, en otros, se manifiesta exoterica o exteriormente. Hemos dicho que lo bello es lo que nos trae placer. Podemos notar con placer nuestra propia belleza interna o esoterica. No obstante, en contraste con la belleza fisica, esto no origina ninguna pre- suncion o arrogancia. En verdad, la vanidad y la presuncion en si mismas serian una con­ducta completamente contradictoria al atrac- tivo esoterico, y serian rechazadas con repug- nancia por el que fuera esotericamente hermoso.

({Cuales son los factores de la belleza interna o esoterica? ,jC6mo puede uno desarrollarlos? Si alguien intenta cultivar la belleza fisica, la del cuerpo, el o ella se esfuerzan por ajustarse a los ideales prevalecientes en la sociedad, de lo que constituye la belleza. Por ejemplo, el caucasico recurrira a rizarse el cabello, que es lacio por naturaleza. Lo mullido del pelo rizado sugiere una suavidad proporcionada a los ideales de la belleza femenina.

Muchos de la raza negra que, por natura­leza, tienen el cabello rizado, trataran de alisa-

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lo, porque creen que el contraste o diferencia lo hace mas atractivo a los ojos de los demas. Algunos aborigenes del Africa usan, desde el nacimiento o a una temprana edad, ciertos mecanismos para alargar el cuello y adaptarlos a su ideal de belleza. En tiempo de Gautama Buda, era costumbre usar ornamentos pesados, atados al lobulo de la oreja, dando, como re- sultado, el alargamiento de aquel. Finalmente, esta prolongacion llego a ser el signo o ideal de belleza en aquellos tiempos. Artistas y es- cultores, al representar figuras que vemos hoy dia en pinturas y restos de templos budistas, muestran la longitud exagerada del 16bulo de la oreja, como una expresion del ideal de belleza.

Para la belleza esoterica existen dos factores esenciales que uno debe desarrollar: la subs­tancia mental y la substancia moral. Igual que en la belleza ffsica, estos factores deben ajus- tarse a ciertos ideales. Sin embargo, el ideal de la belleza esoterica debe estar acorde, satis- faciendo tanto los requisitos de las leyes sociales como las del Cosmico. Para establecer una analogia, supongamos que la autodisciplina, el control de nuestras emociones y conducta, sea uno de los elementos de la belleza esoterica que constituya un ideal. Sin embargo, este ideal caeria rapidam ente si nos impidiese facilitar el progreso de la sociedad, que necesita una

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demostracion de sentimientos tales como la compasion y la fortaleza.

La belleza esoterica no es estatica; en verdad, es dinamica. La belleza esoterica siempre com- pele al individuo a organizar las cosas de su m undo objetivo en armom'a con los ideales que el posee —y esos ideales nunca retrogradan. Prosiguen adelante en una direction. Continua­mente ascienden hacia la perfection. Asi, lo que en cada generation concuerda con la be- lleza esoterica, a diferencia de muchos ideales de lo ffsico, es mas bello de lo que fue en la generation precedente.

Consideremos, ahora, la substancia mental, el primero de los dos factores de belleza eso­terica que uno debe desarrollar. La mente consta de consciencia. Como hemos dicho en un capitulo sobre este tema, la consciencia en si misma no puede ser realizada como un estado absoluto. En concreto, la consciencia siempre debe identificarse con una de las dos caracteristicas generales, es decir, siempre debe asociarse a la experiencia o a un motivo. La experiencia es la caracteristica pasiva de la substancia mental de la consciencia. Por ejem- plo, percibimos a nuestro alrededor impulsos prolongados, vibraciones de fuerzas y energias. Las ondas de luz nos producen imagenes visua- les para ver colores y formas. Las vibraciones del aire nos hacen percibir sonidos.

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Estos diversos impulsos actuan sobre la mente. Son experiencias que ella tiene. La mente, desde luego, no es el principio motor de estas experiencias. Actua sobre ellas. Pen- semos que la consciencia, la substancia mental, representa la superficie de un estanque. Luego, imaginemos que el estanque es agitado por una piedra que se le arroja. Inmediatamente, con el impacto en la superficie, se forman ondas o lineas concentricas que se extienden. Estas ondas, con sus crestas y sus valles, pueden ser comparadas con nuestras experiencias del m undo exterior. Concisamente, el impacto de las vibraciones del mundo exterior sobre nues­tro cerebro y organos afines, origina lo que llamamos consciencia y sus sensaciones.

El estanque no puede evitar tener ondas como resultado del golpe de la piedra en la superficie. Estas ondas deben formarse cum- pliendo leyes inmutables. La mente humana, asimismo, no puede escapar a la percepcion de las fuerzas y energias que la rodean. Cuando estas fuerzas caen sobre la consciencia, tenemos experiencias. La reaccion de la mente hacia el mundo, la respuesta a estos impulsos, es su caracteristica pasiva. T odo conocimiento feno- menal —es decir, el conocimiento que nos llega a traves de nuestros sentidos— es solo la carac­teristica pasiva de la mente. En consecuencia, saturar la mente con erudicion, amontonar

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los hechos de nuestra experiencia objetiva, no es en si mismo coinpletamente satisfactorio, La acumulacion de hechos proporciona aquel placer, que, como hemos dicho, asciende a la belleza esoterica.

Usando una analogia sencillar ninguna acu- mulaci6n dc materiales de construction, tales como madera, cemento, acero y ladrillos, su- ministra la misma satisfaccidn como el reunir aquellos materiales en alguna forma especifica. El plan para construir es el ideal; tiene que dar satisfaction si los materiales, las cosas ob- jetivas necesarias, concuerdan con el plan que se realizara. La belleza de una casa es la adquisicion creativa —la construction, el ejecu- tar la conception de la casa misma.

La percepci6n, el uso de nuestras facultades objetivas receptoras, es como prestar un ser- vicio a la mente. Solo provee a nuestra cons­ciencia de materiales, y no es suficiente para la belleza intelectual.

El motivo es la caracteristica activa de la substancia mental o consciencia. Es lo opuesto de la experiencia, que es el aspecto pasivo.

Hemos comparado la consciencia con un estanque. A veces el estanque puede estar agitado dentro de si mismo, independiente­mente de alguna fuerza o movimiento extemo. La superficie del mismo puede verse subiendo o bajando, o puede parecer moviendose en

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una direction u otra. Probablemente lo han afectado profundos movimientos, brotes den­tro de su propia naturaleza. Los objetos sobre la superficie del lago podran moverse conjunta- mente o podran apartarse y formar figuras geometricas. Pueden indicar, por su movimien- to, la direction de fuerzas internas.

Los objetos en la superficie del estanque pueden ser comparados a nuestras experiencias del mundo exterior, a las sensaciones en la consciencia de lo que existe fuera de nosotros mismos. Los movimientos dentro del lago pueden, a su vez, compararse a los origenes de nuestros motivos. Las causas principales de nuestras concepciones predominantes son las facultades de la razon y la imagination. Estas facultades se originan en la com bination de nuestro ser organico, nuestro ser fisico y la fuerza vital de vida que nos anirna y que nos hace seres vivientes. De ellas dos tambien de- pende la consciencia.

Vamos a considerar ahora la razon, como uno de los dos origenes del motivo o una de las dos fuentes que internamente mueven la consciencia. Como se ha explicado previa- mente, las funciones de la razon son de dos ripos generales: inductivo y deductivo. Por medio del razonamiento inductivo progresamos de lo simple y particular a lo completo. Este razonamiento nos perm ite descubrir la rela-

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cion entre ias cosas particulares para que podamos llegar a las conclusiones.

Supongamos que las partes de un rompeca- bezas, una coleccion heterogenea de piezas, estan sobre una mesa delante nuestro, y que no tenemos idea del cuadro o diseno que esas partes deberian formar. En vista de que no podriamos prever la total relacion de estas piezas, es obvio que la reunion de ellas sera mas laboriosa. Si el diseno completo nos fuera desconocido, no podriamos estar seguros de la relacion de cualesquiera de las partes. A veces, estariamos obligados a descartar algunos de los conjuntos, porque veriamos que no co- rrespondian o no contribuian a un fin deter* ininado.

Por lo tanto, si algunas cosas no son bellas en si mismas, pero llegan a serlo al participar cn un ideal al ser adaptadas a un cuadro o plan, entonces el razonamiento induaivo no podria en si mismo ser una experiencia satis- factoria, porque con tal razonamiento no nos rnoverfamos hacia un fin previsto. Muchas de las cosas seleccionadas tendrian que ser desecha- das.

El razonamiento inductivo es siempre esti- mulante y pone a prueba la mente. Provee dc experiencias nuevas, pero frecuentemente incompletas. Sin embargo, algo puede ser in- completo y, no obstante, satisfactorio, si se

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percibe como algo que contribuye a un todo. Podemos qu itar una pieza de un rompeca- bezas, y si sabemos lo que es el diseno com- pleto, aquella pieza sera satisfactoria en virtud de que su relation nos es conocida. El razona- miento inductivo frecuentemente es empleado por la ciencia para descubrir y poner en orden una m ultitud de peculiaridades.

El razonamiento inductivo tiene su valor en el examen y analisis de lo particular. La parte llega a ser identificada y, como una experien­cia, es clasificada. Asf, los variados hallazgos se agrupan y se ofrecen explicaciones. Es por eso que hemos sido capaces de distinguir entre los elementos animados e inanimados, u or- ganicos e inorganicos. Estas clasificaciones son utiles para la mente. Nos ayudan a determ inar la naturaleza cualitativa y cuantitativa de los materiales que la mente debe usar en el logro de los ideales y planes.

En el segundo tipo de razonamiento, el de- ductivo, la mente tiene un concepto general, que, cuando menos para ella, es intelectual- mente suficiente. En este razonamiento, la mente procede del concepto general a aquellos ideales particulares o cosas de las cuales parece componerse. El razonamiento deductivo es una progresi6n de lo abstracto, de lo subjetivo a lo objetivo. Es una busqueda por la que se mate- rializara el ideal.

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Supongamos que usted concibe una casa. No se detiene en la sola conception, porque no tendria actualidad para usted. Nada parece efectivo si no tiene una existencia indepen- diente, el equivalente de nosotros mismos, es decir, hasta que percibimos algo como parte de nosotros mismos. M is ciertamente, realizamos nuestro concepto o ideal, en nuestras mentes, como algo estrictamente nuestro. Cuando los elementos de nuestros ideales pueden ser per- cibidos objetivamente, entonces decimos que ha sido actualizado el concepto o el ideal. Su existencia es tan real como nuestra propia existencia. Recurriendo otra vez a nuestro simil, diremos que cuando podemos ver y tocar los materiales de la casa que planeamos, ella se hace efectiva para nosotros.

El razonamiento deductiyo busca en el m un­do aquellas peculiaridades, aquellas experien­cias idOneas con el plan o concepto que la mente admite. Intenta desenvolver esas pecu­liaridades en su totalidad. Cada pieza, cada elemento percibido objetivamente, trae su satisfaction al que usa el razonamiento de- ductivo; y debido a que lo ve adaptado a su plan, identifica o hace mas vivido el ideal sub- jetivo completo. Cuando el concepto es actuali­zado, es esotericamente bello para nosotros, porque tenemos la realization de la proeza. Hemos creado algo que tiene una existencia

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igual a la nuestra, es decir, comparable a un estado del ser.

Podemos preguntar: <[La actualizacion ante un ideal que pudieramos haber tenido no se queda corta a menudo? Debemos contestar: Si. Por otra parte, esto no contradice el princi- pio de que es bella la realizacion de un ideal. Si la actualidad o una experiencia objetiva es deficiente, ello indica que nuestro ideal par­ticular no ha sido plenamente realizado. Si la actualidad no concuerda con un ideal, entonces no es de ese ideal. Si tenenios el ideal de una casa con seis piezas y podemos objetivarlo por medio de una casa de cuatro piezas, el ideal no ha fallado; es la actualizacion la que no se ha ajustado. Aqui encontramos una distincion entre fantasia e imaginacion.

La filosofia Rosacruz afirma que la fantasia solo juega. Es una com bination de ideas con- cordantes que proporcionan una realizacion momentanea. Por otro lado, la imaginacion compele, manda y crea. La imaginacion nos satisface, porque transforma el mundo externo a nuestra voluntad y accion. Hace que las cosas o la apariencia de las cosas —mas alia o fuera de nosotros— tomen forma y concuerden con nuestros ideales. Asi, la imaginacion es suma- mente im portante por el motivo que, como hemos dicho, es una de las caracteristicas de la substancia mental o consciencia, que con-

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tribuye al logro de la belleza intelectual.El tiempo de la imagination es el futuro.

Formula un ideal que no tiene lugar objetiva- mente. En otras palabras, lo que imaginamos es algo que nunca hemos experim entado o realizado objetivamente. Por lo tanto, para nosotros, como individuos, si la cosa imaginada ha de ser realizada, debe ser en el futuro. No importa cuan pronto el ideal se realice, esta siempre en el futuro. La realidad es el futuro, en contraste con el ideal mismo. Sin embargo, los elementos del ideal imaginado son de la experiencia. Son algo que la mente ha experi­mentado en el pasado, separada de si misma. Es imposible para la mente hum ana concebir algo que sea absolutamente independiente de los elementos de su propia experiencia.

La imaginaci6n da un nuevo valor, una nueva direction a las entidades efectivas que la mente ha realizado. Ellas sostienen el curso jun to al cual las realidades del mundo, como algo experimentado, deben cambiar o deben reunirse. Pensemos en un juego de damas. Las piezas esparcidas frente a nosotros sobre una mesa, son actualidades en el sentido de que las percibimos objetivamente. Las jugadas que tenemos en mente, la disposition en que vamos a colocar las piezas, son del futuro. T ienen el valor imaginario que les hemos asignado. tJnicamente cuando hemos hecho las jugadas,

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cuando hemos reorganizado las piezas sobre la mesa para conformar el ideal que tenemos en la mente, entonces es cuando las jugadas particulares en que hemos pensado se hacen tan reales como las piezas mismas. Cuando se hace la jugada, se la percibe objetivamente.

Cada cosa percibida —es decir, lo que vemos, oimos, tocamos u olemos— tiene algun valor. Nos da una referencia. Hasta el punto donde nos interesa, si es de ayuda, es bueno, es util, etc. Si todas las cosas percibidas tienen una relation para nuestras mentes, entonces, £ob- tiene la imagination el nuevo valor que conecta nuestras ideas y nuestras experiencias? Es la aspiration la que motiva la imagination crea- tiva y le asigna un nuevo valor. La aspiration es la fuerza compulsora de la cual no puede escapar la imagination. Podemos definir la aspiration como el deseo de alcanzar lo que la mente conciba como la experiencia mas satis- factoria. Por ejemplo: las cosas que vemos u oi'mos, o aun nuestros pensamientos, podrian darnos cierta satisfaction. Pero la aspiration es el deseo de exceder una experiencia deleitable.

Nuestros talentos. por ejemplo, en relation con nuestras experiencias, pueden servir como una aspiration. Asi, el que tiene talento para pintar, al ver una pintura, sentira la urgencia de pintar. El que se incline a la mecanica, al ver un taller con maquinas, sus varios tornos

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e instrumentos automaticos, deseara entrar y fabricar algo. Tales reacciones son el resultado de nuestras concepciones, pero deseamos tener experiencias aun mas plenas que las que tene- mos. El amante de la musica deseara ser mu- sico, porque concibe una mayor satisfaction al llegar a ser ejecutante. El amante de los viajes desearia ser un aventurero, porque seri'a el medio para una experiencia mas amplia de algo que considera placentero. Asi, bajo la influencia de la aspiracion, del deseo de una experiencia mas satisfactoria, nuestra imagina­tion combina los elementos de nuestro cono- cimiento, las cosas de nuestra experiencia, para adaptarlos al fin concebido. La aspiracion siem- pre incita; la imaginacion responde creando objetivamente y, por eso, lo placentero es rea- lizado a traves de la experiencia sensoria.

<sExisten circunstancias imaginarias que ya hubiesemos experimentado y que no fueron impulsadas por la aspiracion y no crearon un estimulo? Si, existen tales circunstancias. Sin embargo, estas no son el resultado de la ima­ginacion creadora. Pueden ser definidas como la funcion de la mente conocida como imagina­cion. La filosofia Rosacruz explica que esto es solo la visualizacion del conjunto, sin relacionar los elementos esenciales de que esta compuesto, una mera pintura sin apreciacion alguna de sus partes totales.

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Por lo tanto, no sera posible duplicar la pintui'a objetivamente. Ver una imagen no es la coordinacidn intencional de los elementos, para dar actualidad o efectividad a la idea. Formar una imagen es fantasia y pasa rapida- mente. Epicteto, filosofo estoico, dijo que los que persiguen la fantasia son locos. Cuando nuestros pensamientos y razonamientos son aguijoneados por la aspiracion, esta se expresa dinamicamente como cosas hechas, como actos ejecutados. La aspiracion suministra la clave para la accion. Entonces, la belleza intelectual es la satisfaction mas grande de la mente, es la transferencia del impetu, del pensamiento a la materia.

Esto nos lleva a la otra parte esencial de la belleza esoterica, es decir, la substancia moral. Esta ha sido comunmente definida de varias maneras: como consciencia, los dictados del alma e influencia divina. No creemos que sean enteramente adecuadas para una comprensi6n, especialmente conectandolas con la belleza eso­terica. Preferimos llamar a la substancia moral la conducta del ser, y siempre estamos cons- cientes de que ciertos organos o movimientos corporales nos fuerzan a la accion. Los mas comunes son el hambre, el sexo y el manteni- miento de la temperatura. Esta ultim a nos obliga a evitar los excesos de calor o de frio y encontrar o construir refugios.

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Ahora bien; estas tendencias son comunes para todos los animales. Son el comportamiento natural de los seres organicos. Por supuesto, la etica podra, a veces, impedirlas, pero las res- tricciones eticas, a menudo, no son mas que la observancia forzosa de reglas hechas por el hombre, de las que frecuentemente escapa de buenas ganas. Sin embargo, cuando voluntaria- mente restringimos estas urgencias, tenemos un ejemplo de la conducta del ser.

Aristoteles define la v irtud como el medio dorado entre actos deficientes y actos excesivos, como el camino medio; en otras palabras, entre la mala y la buena conducta. Ciertamente, al- gunos actos de oinisibn, el dejar de hacer algo, son un mal tan grande como los actos come- tidos. Las virtudes, por lo tanto, son los medios para disciplinar el cuerpo y la raz6n, son las que guian nuestras acciones fisicas y nuestros pensamientos por un camino medio. Por ejem­plo, la virtud de justicia refrena las exigencias personales, que son parte de nuestra naturaleza animal, para no ir hasta el extremo de despojar a otro en detrim ento de sus derechos naturales. La virtud de la temperancia preserva al cuerpo de cometer aquellos excesos que lo podrian destruir. La virtud de la caridad evita que el ser est£ constrenido, es decir, que se limite a lo que interesa solo a nuestro propio ser. La caridad produce satisfacciones al ser, al am-

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pliarse e incluir el bienestar de otros.Plotino, filosofo neoplatonico y gran mi's-

tico, dijo que la virtud entra en accion cuando el alma arroja de si al cuerpo. Afirmo que la virtud impulsa al cuerpo a funcionar de acuer- do con el intelecto superior del alma. Lleva al alma hacia una asociacion con Dios. Como dirian los Rosacruces, el ser es absorbido por el Cosmico, se entona con el.

En consecuencia, la belleza moral esta basada en la accion virtuosa. Es, por lo tanto, una belleza que nunca disminuye con el tiempo o con la edad. Es no solamente placentera para nosotros, sino lo es tambien para otros. Esta fundamentada en la esencia inalterable de toda la humanidad, en la naturaleza del ser. Plotino dijo, ademas: “Si supieramos mas de la belleza de las almas buenas, deberiamos saber mas de la v irtud”. En otras palabras, para conocer el verdadero comportamiento del ser, nos intro- ducimos en el, introvertimos la consciencia m irando dentro de ella.

Dijo tambien que si todavia no vemos la belleza, entonces debemos proceder como lo hace el escultor: quitando un pedazo de aqui y otro trozo de alia. Alisando esto y aquello. Agregando esto y aquello. Queria decir qu itar los excesos del caracter, la vanidad, el egoismo y tal vez anadir tolerancia, servicio y humildad, asi como el escultor debe anadir

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para completar su obra. Entonces vera la ima- gen de la belleza interna, y con ello manifes- tara esa belleza como conducta virtuosa.

Resumiendo:La belleza fisica es la armoma de

los sentidos.La belleza intelectual es el logro

de la motivacidn.La belleza moral es la disciplina del

cuerpo y de la mente.

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C a p It u l o XVII LA PSICOLOGiA DEL CONFLICTO

^ 9 + A sea que exista una lucha entre individuos, grupos o naciones, la

w causa invariable es un confiiclo de intereses. Es natural que el hombre se esfuerce. El Ser Absoluto, la realidad total del universo. continuamente lucha para ser, es decir, como ya hemos admitido, esa es su naturaleza inhe- rente. No esperemos que el hombre dcba hacer menos. El ego tambien busca el preservarse, como lo hace el cuerpo fi'sico. Estos estimulos inherentes o intereses del ego, sin embargo, si no son inducidos hacia la armoma los unos con los otros, finalmente originan contiendas. La friction resultante motiva que el hombre torture a su propia especie, y un evidente producto comun es el de la guerra. Los ani- males inferiores no se encuentran en position de analizar su propia conducta y notar sus causas. Pero la maestria personal del hombre yace en el cumplimiento de este hecho par­ticular.

Todos los intereses de conflicto. no importa como se manifiesten, pueden ser reducidos a tres tipos fundamentales:

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El primero consiste en una situacion donde A y B desean poseer a C. Ahora bien; A y B pueden ser individuos, grupos o paises. C es lo que tanto A como B desean poseer. Puede ser una substancia, un objeto o una distincion. Por substancia u objeto queremos decir alguna cosa material que A y B desean como pro- piedad personal. Si C es una distincion, puede consistir en un titulo, honor o fama, o puede ser una posicion y para lograrla se origina el conflicto.

El segundo conflicto fundamental de in- tereses resulta cuando A y B no estan de acuerdo con la naturaleza de C. En este punto, C es la cualidad de una cosa, o el valor de una condicion. Entonces A y B no pueden ponerse de acuerdo en que consiste la cosa, de si es de una clase, tamaho, edad, propiedad o si tiene aquellas cualidades con las que puede ser aso- ciada. Como hemos dicho, este desacuerdo tambien puede concernir al valor de una con- dici6n. Puede haber alguna circunstancia exis* tente y su importancia —es decir, si es bueno, malo o indigno— puede parecer diferente para A que para B.

Despues, existe un tercer tipo de conflictos: cuando A y B desean crear un C separado. En este caso, el elemento C alude a los diferentes conceptos u opiniones que tienen A y B. Por ejemplo: A puede creer y desear un gobierno

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mundial unico. B, por el contrario, puede abogar por una federaci6n de naciones autono­mas. Con esto, vemos que C, como opinion o concepto puede, efectivamente, no tener rea­lidad; puede que no sean mas que ideas de A y B, por separado. Cada uno, no obstante, desea que su concepto particular se convierta en hecho. El conflicto de Ilevarlo a caso puede resultar en un conflicto eventual.

Existen, por lo tanto, tres causas mayores de conflictos de intereses: posesion, valuation y concepto.

^Hay algun camino para conciliar o efectuar un ajuste en estos intereses divergentes? ^Existe algun medio preventivo para no perjudicar a otros individuos o causar un dano colectivo a la sociedad? Consideremos el prim er ejemplo, cuando A y B desean poseer a C. Al principio no deberiamos afectarnos por el caracter in­dividual o los derechos inherentes (si los tie- nen) de A o B. Es natural que cada uno de ellos se mueva a impulsos de la posesion, y en este aspecto, los dos son iguales. El unico factor filosofico por considerar es la consuma- cion del hecho, el efecto que la posesion tendra para otros. <jEsta posesion de A o B sera para beneficio o detrim ento de otros?

Supongamos que B es un ladron. Robando a C, lo que sea, rompe las relaciones humanas y amenaza a la sociedad. Por lo tanto, no es

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suficiente el considerar que A y B tengan el derecho de poseer a C. En la lucha por con­flicto de intereses, D, tambien, tiene que ser considerado. En este caso, D es el bien comun de la sociedad. Los esfuerzos de la ensenanza en las escuelas, organizaciones religiosas y en sociedades misticas y filosoficas, deben tender hacia el bien comun, al resultado de las acciones de A y B, esto es, la posesion efec- tiva de C.

Tampoco es suficiente decirle a un indi- viduo que no deberia poseer esto o aquello solamente por razones morales. Es necesario que, primero, sea desarrollada su consciencia social. Con este progreso no se inclinara a poseer equivocadamente lo que podria perju- dicar a D, el bienestar general de la sociedad. A traves de una consciencia social evolucio- nada, A y B llegan a admitir, realmente, que la posesi6n injusta de C dariaria a la sociedad, de la cual, individualmente, pueden obtener mayores si no mas inmediatos beneficios que los que obtendrian por la posesion de lo de- seado. Los hombres, a sabiendas, no actuaran en contra de sus mejores intereses. Por lo tanto, con el crecimiento de la consciencia social se expande lo que constituye sus me­jores intereses, incluyendo los de la sociedad.

Hoy en dia existen demasiadas prohibiciones aceptadas por la sociedad que han quedado

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sin relacion y sin explicacibn, en cuanto se refiere a su importancia para el bienestar del individuo. Tales prohibiciones, para muchos, parecen ser obstaculos sin objeto para sus derechos personales. Es esencial influir mas firmemente en el publico que el hombre es la sociedad, mas bien que recalcar hom bre y sociedad, lo que coloca al hombre y al Estado en conflicto al uno contra el otro. En gran parte, a traves del mundo, el Estado ha llegado a ser una maquinaria dominante en vez de una ampliaci6n de los intereses personales del individuo. Esta condicion trae como resultante una hostilidad hacia el Estado e indiferencia para sus peticiones.

Ahora vamos a considerar el segundo ejem- plo de estos conflictos o las diferentes aprecia- ciones de las cosas y condiciones que puedan tener A y B. Podemos hacer una prueba ob- jetiva en donde haya una cosa o condicion y en donde sabemos de su existencia. Un exa- rnen cuidadoso determ ina usualmente la cali- dad o el valor de cualquier cosa. En esa forma podemos llegar a una conclusion racional res- pecto al objeto o cosa. Por otro lado, si la valuacion corresponde a cualquier cosa que no es material, la norma de juicio debe basarse en la contribucion que se haga para el bienes­tar de la mayoria. Aqui, una vez mas, el bien comun de la sociedad llega a ser la prueba y

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la regia a la que deben someterse las partes en discordia, o, de otro modo, se descubren como antisociales.

Como ejemplo final del conflicto de intereses o la diferencia en los conceptos del hombre debe realizarse que el nunca puede pensar igual sobre las cosas. Principalmente, esto se debe a la diferencia de experiencias que ha tenido y de las que ha sacado un sentido de los valores. Ademas, varian los poderes men- tales y el desarrollo psiquico. La prueba del concepto no consiste en que haya conflicto con las ideas de otros. Los conceptos deben ser juzgados por si se encuentran en conflicto con la realidad. El Cosmico o la ley natural, ^estara en oposici6n a lo que el individuo desea, piensa o espera crear? Las ideas que se contraponen a la ley natural o al Cosmico, estan, en realidad, en oposicion a nosotros mismos, porque formamos parte del todo Cos­mico. Es indudable que tales conceptos de- berian ser abandonados, ya sea que est£n o no en conflicto con las ideas de otros.

Existen, tambien, otras realidades que deben ser tomadas en cuenta; son ellas las basicas leyes economicas y sociales. Si lo que el in­dividuo desea o lo que cree, tiende a destruir el bien de esas realidades, sin reemplazarlas por otras de igual valor, es obvio que sus pensamientos y deseos estan fundamentalmeme

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equivocados. Por consiguiente, nuestros con- ceptos correctos deben ampliarse en todo tiem- po mas alia de lo que respecta a nuestro in- mediato bienestar fi'sico y mental. Nuestros conceptos deben estar en armonfa con el Ser Supremo, el Ser que esta en relation con el bien comun de la humanidad. Es necesario que la sociedad ensene a sus miembros esta esencia de una sociedad buena, para que siem- pre este libre de discrimination sectaria o politica. Es un estudio practico que requiere que nuestro idealismo sea objeto de un examen critico. Aun a costa de mayor amplitud, em- prenderemos en seguida este examen.

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EL INCENTIVO HUMANO

S coraun terminologi'a psico!6gica el hablar de impulsos y motivaciones humanas. Las causas bioI6gicas u

organicas de estas tendencias son ahora tan comprensibles para la inteligencia del lego como para el psic61ogo. Existc un campo de investigacion relacionado, igualmente impor- tante, que, sin embargo, no ha sido deslindado. Concierne a los conceptos que son el resultado de nuestros impulsos. En otras palabras, ^cual es la meta que el intelecto humano concibe como la ultima que deberia alcanzar? En todas las epocas el hombre ha pensado en el pro- greso futuro. ^Cual ha sido el criterio que lo ha guiado a determ inar aquello que cons- tituiria la suprema obtenci6n humana?

Los obstaculos humanos son aquellas cosas o condiciones que refrenan u obstruyen las incli- naciones. En consecuencia, el objetivo humano natural es la eliminaci6n del impedimento ante la necesidad real o concebida. El objetivo natural de un hombre hambriento, por ejem- plo, es el alimento; el de un hombre con frio, es el calor o el refugio. Es obvio que el estado

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ideal seria el liberarse de cualquier conflicto con semejantes objetivos. Seria, tambien, un estado que proporcionaria completa satisfac- ci6n a las inclinaciones humanas.

Las inclinaciones son mucho mas limitativas que los apetitos y pasiones. La persona intelec- tual y moral tambien tiene fines a los cuales aspirar, pero se enfrenta con obstaculos para realizarlos. Aunque estos fines, en sus pecu- liaridades, son tan numerosos aparentemente como las mentes que los conciben, todos ellos, en verdad, estan determinados por ciertas limi- taciones del propio ser del hombre, Estas restric- ciones las comprende solo vagamente. No obstante, existe una consciencia de una ten- dencia psiquica de superacion de los propios poderes y funciones comunes. Existe el deseo- de expandir el ser, entendiendo este, natural- mente, en sus acepciones fisicas y psicologicas. Prescindiendo de cualquier connotation reli- giosa o filos6fica, la persona inteligente cree y siente que tiene un potencial para llegar a ser mucho mas grande de lo que es. Podriamos decir que cree sinceramente que puede re- crearse a si misma, es decir, asimilar poderes, atributos y funciones que en ella no son or- ganicamente naturales.

En gran parte este deseo del hom bre por superar sus funciones naturales o comunes ha sido inspirado al compararse con otras cercanas

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formas vivientes. El ego humano es desafiado en cada experiencia que lo retrae y frustra. El ejemplo mas comun es la am plitud del poder de golpear. Es la tentativa de aum entar la fuerza fisica para obligarse a la resistencia. Por ejemplo, el arrojar una piedra en vez de un punetazo, de modo que el hombre pueda llegar mds alld del alcance limitado de su brazo. La maza de guerra fue una incorpora­tion de la idea de extension combinada con el deseo de aum entar peso al asestar un golpe, mas de lo que fuera posible si s61o se utilizasen el brazo y el puno. El arrojar un palo, una lanza o una flecha era para anadir impulso y mayor velocidad a la idea basica de extender, en el espacio, la fuerza personal.

Las modernas armas explosivas tienen el mismo principio fundamental. Increm entan el poder golpeador del individuo, tanto en fuerza como en alcance, pafa que pueda llegar mas a lii de su Iimitacion fisica. Estos explosivos estan destinados a evitar hasta donde sea po­sible el que el hombre entre en contacto in- mediato con aquello que desea destruir. En este factor es evidente el deseo paraddjico del hombre de estar en dos lugares simultanea- mente. La Iimitacion del poder, confinado al lugar de la propia persona, ha sido en la mente humana un agravante psicologico. Siendo asi, al matar a distancia por medio de proyectiles

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propulsados, se manifiesta la intenci6n mas alia de la mente y del cuerpo mortal. Por lo tanto, habia un ideal, un incentivo humano para asimilar el elemento espacio en la esfera de la voluntad; en otras palabras, hacer que la voluntad domine el espacio.

El impulso de si mismo, simplemente al correr o caminar, no ha sido satisfactorio para el ego humano. La realizaci6n de la lim itation estaba siempre presente y dominante. La in- ferioridad de locomocion era evidente en com- paracion con otros tipos de vida animal y con las aves en su vuelo. La necesidad de con- seguir alimentos, cazando animales, no era en el hombre la unica motivation para desear el aumento de la velocidad en el espacio. La inclinaci6n es vdstago de motivos psicologicos mas profundos. Existia la urgcncia impulsora de ampliar la consciencia, para obligar a los sentidos y a la mente humana a escudrinar una realidad mas vasta. Existia el deseo de atraer el foco de la consciencia hacia un area mayor de realidad, hacerla capaz, en verdad, de circunscribirla con la mente.

Al moverse mas rapidamente, la realidad, por otra parte, se hace mas extensa. Experi* mentamos mas cuando atravesamos el espacio. Ademas, la cualidad espacial parece contraerse al aum entar la velocidad de locomocion del cuerpo. Se hace mas compacto al caer dentro

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de la limitada extension de nuestros sentidos.La rapida locomotion tambien parece re-

lucir la consciencia de la influencia de la gra- vedad. Introduce un sentimiento de liberaci6n personal. Mientras mas rapidam ente nos move- mos, mayor es la sensation de liberarnos de la atracci6n de la gravedad. La evoluci6n de la rueda, a partir de las calzas o correderas, es, quizas, la consecuencia de la observaci6n hu- mana del facil movimiento de un objeto pesa- do cuando tiene una superficie redonda y suave.

Otro desafio para la mente humana resul- tante del incentivo de progreso, ha sido la aparente inm utabilidad de muchos objetos. Cerca del hombre, todas las cosas paretian re- sistir los cambios. A trav^s de su vida existi'an objetos que mas o menos presentaban el mismo aspecto o caracteristica. Parecian desafiar cual- quiera influencia que pudiera actuar sobre ellos. De alii naci6 el deseo de hacer que los objetos sirvan a la voluntad humana, de for- tnarles y adaptarles de una manera que lle- naran las necesidades y deseos personales. El hecho, siempre presente, de insuficiencia, es inherente a este deseo de cambiar los factores del medio ambiente. £Por que deberia haber plenitud de algunas cosas y carencia o escasez de lo que el hombre necesitaba o pensaba que le fakaba? La maestria consistirla en

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convertir en abundancia aquello de lo que carecia.

La independencia de la creaci6n tambien es estimulante para el incentivo. Las realidades e innumerables peculiaridades se hacen per- ceptibles independientemente de ia direccidn humana. A1U, entonces, habfa una restricci6n del poder personal del hombre. Si el hombre pudiera ejercer una influencia sobre los pro* cesos del desarrollo natural, para dar exis- tencia a lo que £1 queria, entonces la natura- leza, en una gran parte, ya no seria indepen- diente de la voluntad humana. Que algo funcione independientemente de los poderes humanos, implica inferioridad del hombre. El ego normal siempre se ha rebelado contra la inferioridad. El hombre ha creldo que no de- berfa haber limitaciones permanentes para sus poderes. Segun el concepto humano, deberia haber una conversi6n, aunque fuese gradual, de lo desconocido a lo conocido y de las in- dependientes fuerzas naturales al campo de la direction mortal.

Esto origin6 que los fil6sofos griegos inves* tigaran las primeras causas del m undo fisico. Igualmente, indujo a los alquimistas a la busqueda de la prima materia, con la cual se crey6 que el hombre tendria la clave para la transmutaci6n y el control del desarrollo de toda la materia. La mente humana continua-

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mente ha rechazado el ser aislada por cual­quier lim itation, aun por aquellas que se dice son naturales para la humanidad.

La prediction —la necesidad de revelar su- cesos futures— no esti enteramente impulsada por un deseo de seguridad que esa revelation pudiera proporcionar. Es, otra vez, el desafio de la lim itation. El futuro es una restricci6n, porque es un periodo de tiempo en el cual ocurriran hechos, pero su conocimiento es negado al hombre en el momento presente. El ser es del presente. Es la consciencia activa. Urge que el pasado y el fu turo se hagan im- presiones inmediatas para esta consciencia ac­tiva. Un pasado y un futuro desconocidos mo- tivan que el ser se sienta emparedado y reprimido.

Esta condiciOn ha impulsado al hombre a concebir caminos y medios de penetrar en el futuro intangible. Las variadas formas de prediction, no im porta c u in primitivas y su- persticiosas puedan parecer a la mente mo- derna, siempre proporcionaron una satisfaction al ser. La consciencia, por su conducto, fue proyectada al tiempo, justam ente como el arrojar una lanza extendia la fuerza del brazo en el espacio. No obstante que subsecuente- mente se han probado como falsas las pre- dicciones, siempre han dado confianza al hom­bre de que ha vencido todavia otro obstdculo

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mas, puesto trente a el.Paradojicamente, hay cambios que el hom­

bre resiste vigorosamente, como aquellos otros que trata de efectuar. El ser se rebela contra la perdida de la expresion. El ser es solo en la medida que manifiesta sus caracteristicas. Asi como el hombre se resiste a la supresion del pensamiento o a la voluntad o limitaci6n de los poderes de ia persona, asi tambien quiere una continua supervivencia del ser. Esta conscien- cia de la existencia, que constituye el ser, debe sobrevivir.

Aqui hay, entonces, una clase de cambio —la transition o muerte— que desafia la mente humana. Las realidades de este cambio son aparentes dondequiera que sea, pero el hombre acepta el cambio solo hasta donde concierne a la forma como una alteraci6n de la substancia y la disolucion del ser fisico. Desea que el ser, el elemento intimo de la existencia, sea eterno. Este concepto de un ser sin cambio es otro ejemplo del conflicto del hombre con la lim i­tation. En defensa contra ello, el hombre con- cibe la doctrina de la inmortalidad del ser, como nucleo de casi todas las teorias religiosas y de muchos de sus sistemas filos6ficos.

En resumen, entonces, <{que es el incentivo humano? Es el deseo de universalidad personal. Es el excitante para llegar a la omnipotencia y a la omnisciencia, el deseo de una actividad

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que incluiria al ser en el todo. Realizar una lim itation es alcanzar una frontera. Uno esta imposibilitado e inerte. Inercia es monotonia. Provoca pereza y deterioro como resultante. La fuerza de vida parece tener un desarrollo progresivo, no como un ideal para ser logrado sino como algo que proviene de la mera ne- cesidad de la naturaleza, siempre activa, de la vida. La consciencia altamente evolucionada, como la del ser humano, se da cuenta de este desenvolvimiento progresivo o complejidad. El hombre es capaz de hacer una comparacion entre las fuerzas del progreso de la vida a su alrededor y los varios estadios de su propio desarrollo. De este modo visualiza una exten­sion mas alia de cualquier punto que el per- sonalmente haya alcanzado.

Siempre somos capaces, por ejemplo, de pensar en un mejoramiento en t£rminos de cantidad, es decir, algo mas de lo que tenemos. Igualmente, somos capaces de pensar en un mejoramiento en terminos de calidad o incre- mento satisfactorio de cualquier experiencia. Siempre existe el incentivo de sobresalir. Dios, como un concepto humano, surge de la im- posibilidad del hombre para conceder una lim itation al total de la realidad. Dios es la concepci6n de la infinita perfection personali- zada y expresada de otro modo.

Hemos ampliado el alcance de nuestras [3291

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facultades semorias. Debido a nuesno impulse de oponernos a la limitaci6n, es que hemos logrado dism inuir la influencia del espacio y del tiempo sobre nuestras vidas. Igualmente, hemos hecho mds omnipresente nuestra cons- ciencia por la aplicaci6n metafisica y los me* dios flsicos. Para nuestra inteligencia es posible estar donde queremos, aunque nuestra presen- cia fisica pueda estar en otro lugar. Si usted quiere saber cual es el progreso que el hombre hard en el futuro, prim ero pregunte cudles son sus limitaciones actuales. Manana, el progreso sera en esa direcci6n. El incentivo humano sigue el camino de una aparente restriction.

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O existe diferencia en el vivir. El m undo esta rebosante de vida. Una

got a de agua, bajo un microscopio,revela un universo tan vivo de seres como la selva mas espesa. El esforzarse en continuar viviendo coloca al hombre en competencia con todas las cosas que se arrastran, vuelan, nadan o caminan. No hay un merito personal al someterse a esta necesidad; el hombre, en efecto, esta obligado a ceder. El individuo que se dedica enteramente solo a vivir, no ha logrado mas que la hoja de pasto que pisa con su pie.

Hoy en dia miles y miles de personas se conmueven con las pequenas novelas de bol- sillo que tratan casi exclusivamente de asesina- tos misteriosos. Instintivamente, el deseo de vivir es muy fuerte en tales personas. Les fascina el horror de que la vida se extinga re- pentinamente. Pero, gozando la vida, <>cuantos momentos conscientes dedican esas personas a comprenderla o usarla para cualquier prop6- sito diferente de llevar adelante su continui- dad?

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En todas las cosas, exceptuando el hombre, el objeto -de la vida es meramente existir. La consciencia del hombre, sin embargo, es capaz de mirarse a si misma y aplicar la vida a una finalidad. El hombre puede realizar la eco- nomia de la naturaleza y saber que no hay despilfarro de esfuerzo o de substancia en ella. Cada cosa esta relacionada con alguna otra. No hay vacios en el universo. Una cosa se funde con otra o pasa a alguna otra. La ausencia completa y permanente de un fen6- meno, o de su causa, produciria el caos. Por lo tanto, es un pecado contra la naturaleza que el hombre viva y no emplee su raz6n en su mayor capacidad. Vivir y no ejercitar cada facultad de perception y conocimiento interior es desafiar los atributos de su existencia. La rosa no retiene su perfume, ni el sol su calor y su luz. Lo que uno hace con su vida consti- tuye el proposito de su existencia. No vivir inteligentementc es retener sus potencialidades.

No es suficiente conocerse a sf mismo. Es tambi^n obligation el valerse por si mismo. Es su deber aclarar cada misterio, substitu- yendo una duda por comprensiOn. Es su deber modelar, crear y formar; no solo responder a la naturaleza, sino dirigir las fuerzas de esta, de las cuales se da cuenta. Es la obligation del hombre establecer una teocracia en la tierra, una expresi6n dc existencia lo m£s cercana

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posible a lo que concuerde con su concepci6n de lo Divino. En la consciencia del hombre esta retratado el universo. Es un especticulo que solamente a el se le perm ite con-templar, entre todas las cosas vivientes. M irarlo inten- samente, comprendiendolo, brinda suprema felicidad.

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BIBLIOTECA ROSACRUZ

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UNA EXPLICACI6N NECESAR1ALA ORDENROSACRUZ

Los editores, anticipandonos a las preguntas de los lectores de este libro, queremos hacer constar que en el raurvdo, hoy, no existe sino una sola y universal Orden Rosacruz, con ramificaciones en diversas jurisdicciones, atendiendo a los idiomas en que son difundidas sus ensenanzas, unidas y dependientes todas de un Consejo Supremo establecido de acuerdo con las disposiciones originales de los antiguos manifiestos Rosacruces. La Orden Rosacruz no es una secta ni una institution religiosa.Esta organizacion internacional conserva las tradiciones, ensenanzas, pnncipios y practicas humanitarias caracteristicas de la antigua y primitiva hermandad que inicio sus actividades en tiempos ya muy remotos. Se reconoce como la Antigua y Mistica Orden Rosae Crucis y la abreviatura que se usa para dicho nombre es A.M.O.R.C.

Resumiendo las caracteristicas de la Orden Rosacruz:• Los Rosacruces, son estudiantes de las ensenanzas poco comunes y

esotericas, de esta organizacion filosofica y cultural, de gran antigiiedad, activa hoy en mas de 80 paises; son hombres y mujeres que estan descubriendo los horizontes ilimitados de la intuition, la meditacion, los estados alterados de consciencia y la imaginacion.

• Los Rosacruces no son una religion, pues incluyen miembros de todas las religiones; no son una organizacion ocultista, pues no ensenan ni practican el como decir la buena ventura o la magia o cualquier practica supersticiosa o pseudocientifica; no estan afiliados con ninguna otra organizacion, pues son independientes en sus actividades y no estan asociados con ningun otro movimiento de cualquier especie.

Los Rosacruces pueden ayudarlo a encontrar paz, prosperidad y felicidad en su vida. Quienes deseen mas informes sobre la historia y ensenanzas de los Rosacruces, pueden escribir solicitando se les envie gratis el folleto El Dominio de la Vida. Este librito ha cambiado las vidas de miles de personas.Para su comodidad, puede utilizarse el cupon contenido en la ultima pagina

o bien consultarlo en nuestra pagina Web de Internet <http://www.rosacruz.org>

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LA BIBLIOTECA ROSACRUZ

esta compuesta por varias colecciones de libros escogidos:

Coleccion TradicionalColeccion Difusion RosacruzColeccion Universidad International Rose-CroixColecci6n MartinistaColeccion Juvenil

muchos de los cuales se enumeran en las paginas siguientes, con un pequeno resumen de su contenido.

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Apartado Postal No. 827, Ofna. Centro,C P. 37000, Leon, Gto.,

MEXICO

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Coleccion Tradicional

A TRAVES DEL OJO DE LA MENTE Por Ralph M. Lewis, F.R.C.

Una de las ultimas obras escritas por el que fuera hasta 1987, Imperator de la Orden Rosacruz AMORC: Ralph M. Lewis quien lego a la posteridad valiosas joyas de lectura contenidas en sus numerosos escritos y libros.En esta trascendente obra el autor aborda temas tan interesantes como El Origen de la Raza Humana; El Cultivo de la Civilizacidn; Ajustandose a la Nueva Era; La Aplicacion Practica del Misticismo; Las Raices del Karma y otros similares, contemplandolos desde una perspectiva global, con un enfoque de universalidad, no limitado solo a la perception visual.Es la vision mental, sin limites determinados, la que permite al hombre ser consciente de su propia experiencia asi como del impacto que recibe del medio ambiente que lo rodea.

ALQUIMIA MENTAL Por Ralph M. Lewis, F.R.C.

Obra postuma de este ilustre autor de temas misticos, metafisicos y filosoficos. ^Somos responsables cada uno de nosotros por la creation de nuestro propio medio ambiente?. Quizas no enteramente, pero por medio de la actitud mental apropiada, podemos alterar ciertos aspectos de nuestra vida, haciendolos mas compatibles con nuestras metas.Es mas facil enfrentamos a una dificultad si comprendemos que, hasta cierto punto, podemos transmutar el problema en una solucidn realista, mediante la alquimia mental. El proceso no es facil ni efectivo instantaneamente.Largas horas de reflexion, francas revisiones de nuestras metas y de las metas de los demas y un honesto analisis de las capacidades personales, son elementos necesarios para el proceso de la alquimia mental.No obstante, eventualmente la persona seria sera recompensada, obteniendo la habilidad de alterar el curso de su vida, mediante el pensamiento apropiado y el entendimiento de los elementos involucrados.

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ANSIEDADES QUE PERJUDICAN Por Cecil A. Poole, F.R.C.

Cada uno de nosotros tiene problemas, pero es la forma como los resolvemos, lo que afecta nuestro desarrollo individual y nuestras relaciones con otros. La erudicion es un resultado de nuestros problemas y sus soluciones.Comprender nuestras debilidades y basar nuestras vidas en un sistema de valores viales, nos ayudara a cada uno de nosotros en nuestra evolucion personal.Este libro detalla problemas especificos tales como: la preocupacion, el miedo y el insomnio. Contiene el desarrollo de una filosofia practica de la vida para aliviar el sufrimiento causado por estas dificultades. El tratado esta encuademado e impreso atractivamente.

LOS ANTIGUOS SIMBOLOS SAGRADOS Por Ralph M. Lewis, F.R.C.

Los simbolos son el lenguaje de la verdad etema. <;Cuales fueron las tradiciones que, segun se afirma, fueron reveladas a Moises sin que los antiguos hebreos las hubieran mencionado?. ^Cuales fueron las fuerzas de la naturaleza descubiertas por los sacerdotes egipcios y consignadas en extranos simbolos, que se convirtieron en el conocimiento perdurable que permitio la construccion del templo del rey Salomon y que se abrieron camino hasta las ensenanzas secretas de cada siglo?Independientemente de la consciencia cambiante del hombre, ciertos signos y rasgos han inmortalizado para todos los tiempos las verdades que lo hacenlibre.Conozcamos el significado del ancla y del area, de la estrella de siete puntas. de los vetustos jeroglificos y de muchos otros simbolos secretos de la antiguedad.Este es un nuevo libro sobre el simbolismo de los antiguos. Esta profusamente ilustrado y escrito de manera sencilla e interesante. Para prepararlo fue necesario emplear mucho tiempo y hacer muchas investigaciones.

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EL AYER TIENE MUCHO QUE DECIR Por Ralph M. Lewis, F.R.C.

La conquista de ia naturaleza por el hombre y su conflicto con su propio ser, tal como estan contenidos en las ruinas de las antiguas civilizaciones, encontrados en los escritos sagrados de templos y santuarios y como se muestran en antiguos ritos tribales, le son relatados al lector por el autor, como fmto de sus extensos viajes e intimas experiencias.Este no es un simple libros de viajes. Constituye un testimonio y relato personal de ceremonias pnmitivas, conversaciones con maestros misticos y austeros altos sacerdotes del Cercano y Lejano Oriente. Le lleva al interior del Africa a ver la actuacion de un brujo y a los templos de Peru, India, Egipto y otras tierras exoticas.El autor tuvo el privilegio -debido a su afiliacion Rosacruz- de ver y aprender lo que no es ordmariamente revelado... Un libro de casi 500 paginas, incluyendo dieciseis fotografias.

LAS DOCTRINAS SECRETAS DE JESUS Por H. Spencer Lewis, Ph. D.. F.R.C.

<,Sabia usted que desde 328 D.C. hasta 1870, se llevaron a cabo veinte reuniones eclesiasticas o del consejo de ia iglesia en las que el “hombre” por si mismo decidio los contenidos de la Biblia?. Jueces autonombrados en estos consejos decidieron expurgar la Biblia, quitando aquellas escrituras sagradas que no les complacian. Pero las ensenanzas secretas de Cristo fueron “preservadas privadamente” en archivos hasta ahora desconocidos.;Un libro que si se atreve a contarlas!El Dr. H. Spencer Lewis, eminente autor especializado en temas misticos y filosoficos, despues de anos de extensa investigation y viajes a Europa, al Lejano Oriente, a Tien-a Santa y a Egipto, intrepidamente ha revelado en este libro las doctrinas de Jesus.Este volumen, bellamente presentado e ilustrado, le lleva a conocer doctrinas por mucho tiempo veladas e ignoradas.

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Este libro es unico en su especie y se diferencia de cualquier otra publication aparecida en America sobre el particular. Trata de los desconocidos periodos ciclicos existentes en la vida de todo ser humano y explica como las fuerzas cosmicas influyen en nuestros asuntos diarios.Esta obra nos ensefta a aprovechamos de los ciclos favorables para lograr buen exito, felicidad, salud y todo genero de prosperidad y asimismo nos indica los periodos en los cuales debemos abstenemos de actuar a fin de no fracasar en nuestros propositos. No tiene nada que ver con la astrologia ni con ninguno de los sistemas de predecir ventura, pero nos da el metodo desde hace mucho tiempo usado por los maestros del misticismo del Oriente, para conocer las leyes que rigen la vida y las cuales son absolutamente ciendficas y demostrables. Una lectura del indice y de los cuadros ilustrativos del libro bastarian para indicamos lo interesante de su contenido. Nos ayudara a suprimir de nuestras vidas el factor suerte o destino y nos dara la clave para dominar dichos eventos.He aqui un libro que sera como guia semanal para conducir sus negocios y actividades durante todo el ano. Y no hay nada de magia en el: solamente una vision amplia y precisa de lo que conviene hacer o no hacer en determinadas epocas.

MONEDA DE LOS CICLOS y folleto explicativo

Nos es grato presentar a los lectores de este libro una sencilla moneda basada en los diagramas del mismo, que a primera vista revela los periodos diarios, precisos, matematicamente ciertos. Una hojeada a esta moneda informa al lector lo referente a los periodos diarios que gobieman la vida, sin ejecutar o adivinar.La moneda puede llevarse en el bolsillo. Siempre estara lista para revelarle las tendencias de los ciclos que le afectan. Acompana a la moneda un folleto que explica con detalle que cosas debera evitar en ciertos periodos e indica los que han de ser favorables.Todo lector de este libro deberia poseer esta practica moneda de referenda.

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Los escritos de un verdadero filosofo mistico constituyen la literatura cosmica. Las ideas que contienen nacen de la experiencia intima, el contacto del ser con la inteiigencia cosmica que reside intemamente. Por ello dichos escritos Ilevan el timbre de conviccion, de verdad.Este libro, "Ensayos de un Mistico Modemo”, revela aquella confianza personal e iluminacion que la intema vision mistica puede dar a un individuo.Los ensayos que contiene son una compilacion de los escritos privados del Dr. H. Spencer Lewis que nunca se habian publicado en forma de libro.El Dr. Lewis no solo es autor de muchas obras literarias, sino que tambien hizo contribuciones de su talento a varias publicaciones y periodicos de circulacion mundial.

ENVENENAMIENTO MENTAL Por H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.

A diario transitan por los caminos de la vida almas torturadas, seres humanos que han perdido la fe en si mismos y cuyos pensamientos han sido contamtnados por miasmas invisibles: las supersticiones y los prejuicios adquiridos.^Pueden la envidia, el odio y los celos, proyectarse a traves del espacio y ser transmitidos de una mente a otra?. ^Pueden los pensamientos malevolos atravesar el eter como rayos de muerte misteriosos para ir a herir una victima inocente?. ^.Pueden los malos deseos y las maldiciones formuladas en un momento de exaltacion formar una tromba arrolladora para arrasar a los seres indefensos?. ^Puede la humanidad estar a merced de los pensamientos viles que surjan en la mente de seres degenerados y viciosos?Anualmente millones de individuos son victimas de todas estas malas influencias. <,Esta usted a salvo de esta calamidad?. “Envenenamiento Mental" es el tituio del libro escnto por el Dr. H. Spencer Lewis, quien atrevidamente expone este interesante problema psicologico.Este libro constituye una revelacion sensacional. Lealo y compruebelo.

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EN VOS CONFIO Ensenanzas Secretas del Tibet

Este es uno de los mas importantes y profundos libros orientales conocidos hasta ahora. Se tradujo con autorizacion especial del Gran Lama y los Discipulos del Colegio Sagrado del Gran Templo del Tibet.Fue escrito hace milenios y su contenido jamas habia sido publicado hasta hoy, siendo solo conocido de los miciados en los templos del Tibet.Ademas de la aureola de misterio con que lo envuelven los siglos, este libro encierra en si valiosas y raras ensenanzas, las cuales, a exception de las comprendidas en la Biblia, son quizas las mas antiguas palabras de la sabiduria escrita por el hombre.Centenares de libros se han escrito acerca de los Maestros y Adeptos del Lejano Oriente, pero ninguno de ellos divulga las ensenanzas secretas que aparecen en este.

LOS FRUTOS ETERNOS DEL SABER Por Cecil A. Poole, F.R.C.

Las verdades son esos pensamientos que tienen un valor continuo para el hombre, en inspiration y servicio. A traves de las edades, han descendido las ideas iluminadoras de los fildsofos, misticos y pensadores profundos, que son tan reales ahora como cuando fueron concebidas siglos atras. Ha sido correctamente declarado que estamos parados sobre los hombros de aquellos que nos precedieron.Desafortunadamente, sin embargo, muchas veces no estamos conscientes del conocimiento que ha sobrevivido la prueba del tiempo. Dicho conocimiento puede servimos del mismo modo en nuestros tiempos modemos, como les sirviera a los hombres del pasado. Existen puntos de experiencia y entendimiento que son etemos en sus beneficios a la humanidad.Este libro revela en una forma clara, concisa e interesante, lo que son estas gemas doradas de sabiduria.Este volumen trata de temas tales como: la Naturaleza del Absoluto; Cuerpo, Mente v Alma: el Bien y el Mai; el Proposito Humano y el Universal y muchos oii'os topicos interesantes.Es un libr© en rustica muy bien impreso.

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LAS GLANDULAS. NUESTROS GUARDIANES INVISIBLES Por el Dr. M. W. Kapp

No necesita usted seguir esclavizado a las caracteristicas glandulares de su vida que no sean de su agrado. Estas influencias pueden modificarse gracias a los descubrimientos de la ciencia y a los prmcipios misticos de la naturaleza. Como primer punto esencial debe recordarse la antigua maxima “Conocete a Ti Mismo”.

Deje que este libro le revele las verdades acerca de las glandulas. Su control puede significar el control de su vida. Estos hechos comprobados cientificamente y con su interpretation mistica, son por primera vez presentados en lenguaje sencillo y sin tecnicismos en este ameno libro, con cuya lectura todos habran de beneficiarse.El Dr. M. W. Kapp, autor de esta obra, gozo durante su vida de gran estimation de parte de la fratemidad medica, no obstante el hecho de haber expresado tambien un profundo conocimiento de las leyes misticas de la vida y su influencia sobre el funcionamiento del cuerpo fisico.

INTERLUDIO CONSCIENTE Por Ralph M. Lewis, F.R.C

<,Es el hombre la mcdida de todas las cosas?... INTERLUDIO CONSCIENTE es un libro que desafia a la credulidad. Proporciona una cstimulante aventura y presenta una liberal filosofia de la vida. Figurativamente. este estudio lo situa a usted en el umbral de la realidad, midiendo con mente abierta toda su experiencia.El libro abre un mundo de pensamiento radical -radical solamente es aquello en que el autor ha logrado liberarse a si mismo de toda idea traditional- y honestamente revaloriza lo que se nos ha dicho y que estamos acostumbrados a creer.El autor nos muestra que permanecemos entre dos grandes etemidades, la una detras nuestro, la otra delante. Toda nuestra portion de vida es solo un “interludio consciente", literalmente un infinitesimal momento de existencia. De como vivamos esta fraction de segundo de existencia depende de nuestra consciencia, nuestra vision, nuestra interpretation de las experiencias de la vida. El proposito de este libro extraordinario -INTERLUDIO CONSCIENTE- es el de como hacer lo mas que sea posible, en ese intervalo de vida.

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LEMURIA -el Continente Perdido del Pacifico Por Wishar S. Cerve

Bajo los mares ondulanles yacen los misterios de las civilizaciones olvidadas. Barridos por las mareas, medio enterrados en las arenas, gastados por tremendas presiones, estan los restos de una cultura que es poco conocida por nuestra era actual. Donde el poderoso Pacifico ondula majestuoso en un area de miles de kilometros, hubo una vez un vasto continente.A esta tierra se le conocia como Lemuria y a su gente como lemurianos.Gradualmente, la ciencia ha juntado las evidencias de esta raza perdida y en este libo encontrara los capitulos mas asombrosos y cautivadores que alguna vez haya leido. Esta hermosamente encuademado, bien impreso e ilustrado.

LA LLAVE AL ARTE DE CONCENTRAR Y MEMORIZAR Por Saralden

La ayuda practica de este librito es innegable. De valor inestimable y sin embargo excepcionalmente barato. Esta escrito en estilo sencillo, facil de entender y contiene una mtroduccion de H. Spencer Lewis, F.R.C., Doctor en Filosofia y autor de multiples obras sobre misticismo y metafisica.

LAS MANSIONES DEL ALMA Por H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.

jLa reencarnacion!. La doctrina mas discutida del mundo. “^Porque estamos aqui?” Estas palabras siempre resonando intenormente en la mente y en el corazon de los estudiantes, misticos y pensadores de todos los tiempos. La reencarnacion ha sido criticada por algunos que sostienen que esta en contradiccion con la literatura sagrada y que esta fuera de toda comprobacion.Este libro, sin embargo, revela de manera extraordinana, las muchas verdades que apoyan la doctrina de la reencarnacion.He aqui algunos de los asuntos interesantisimos que en e) se tratan: La Concepcion Cosmica. (',Sobrevive la personalidad al fallecimiento?. Puntos de vista de la religion y de la Biblia. El Karma y la evolucion personal. Referencias cnstianas. Entre las encarnaciones. Las almas de los animales y de los “no nacidos” . Recuerdos del pasado.

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MIL ANOS PASADOS Por H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.

Aqui tiene una obra que le dara una verdadera explication sobre ia reencamacion. Es la historia del Alma y cuenta detalladamente como esta entra en el cuerpo en el momento del nacimiento, como lo abandona en el instante de la muerte y como vuelve una y otra s e t a reencamar en diferentes cuerpos.No considere esta narration como un simple relato novelesco, pues en ella se dan a conocer las leyes y principios misticos descubiertos y experimentados siglos antes por los Maestros del Lejano Oriente. Este libro, interesante, atrayente e instructivo, ha merecido ser traducido a diferentes lenguas y ser recomendado por los misticos y adeptos.

MISION COSMICA CUMPLIDAPor Ralph M. Lewis, F.R.C.

^Tiene el hombre un proposito especiftco en el piano terrestre?. ^Existe una mision decretada para cada ser humano o el futuro yace sin moldear en la vida, en la mente y en la actividad de cada persona?. i,Si nos vamos a formar una mision nosotros mismos, cual deberia ser nuestra guia?. Todo lo que deseamos o esperamos puede no ser nuestra verdadera mision.La vida de HARVEY SPENCER LEWIS, Imperator de la Antigua y Mistica Orden Rosae Crucis, es un fascinante relato del esfuerzo de un mistico- filosofo contra las fuerzas del materialismo. Esta biografia es el primer trabajo extenso, completo, de su vida, desde su ninez hasta su transicion. El autor de este libro, Ralph Maxwell Lewis -anterior Imperator de AMORC- fue hijo de Harvey Spencer Lewis. Estuvieron estrechamente ligados durante muchos aftos, en una condition official.

MISTICOS EN ORACION Recopilado por Many Cihlar. F.R.C.

Primera recopilacion de oraciones famosas de misticos y adeptos renombrados de todos los tiempos. En leguaje sencillo explica la razon para orar, como orar y las leyes cosmicas que implica. Usted llega a aprender la eficiencia de la oracion y a comprender toda su belleza, realizando la aplicacion de utiles principios divinos y no solo la de palabras. El libro contiene una iluminadora introduction del Dr. H. Spencer Lewis.

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PREGUNTAS Y RESPUESTAS ROSACRUCES Con la Historia Completa de la OrdenPor H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.

Este volumen contiene la primera historia, completa y autentica que, desde los tiempos mas temotos hasta nuestros dias, se haya pubHcado acerca de la Orden Rosacruz.La obra esta dividida en dos partes: una que trata de las leyendas y tradiciones y otra que se refiere a los hechos historicos. Esta llena de aventuras romanticas y veladas de misterio y abundan en ella los incidentes pintorescos y fascinadores.El libro es un texto de consulta inapreciable. Muchas preguntas que surgen en la mente, en relation con los estudios misticos y esotericos se hallan contestadas en el.Por siglos los valiosos y misteriosos archivos de los Rosacruces estuvieron vedados a todo ojo que no fuera el de un iniciado. Ni siquiera los editores de las grandes enciclopedias fueron capaces de obtener el mas minimo dato referente a las extraordinarias actividades de los Rosacruces. Ahora la historia completa es dada a la publicidad y cualquiera la puede leer. Tambien ofrece este libro una information detallada sobre los propositos y finalidades de la fratemidad Rosacruz.

PRINCIPIOS ROSACRUCES PARA EL HOGAR Y LOS NEGOCIOS

Por H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.Este libro contiene algunos de los principios y ensenanzas Rosacruces que ayudan a solucionar los problemas de la vida privada y publica de cada persona. En el se encuentran reglas preciosas para conservar la salud y evitar los achaques pasajeros que frecuentemente aquejan a gran numero de personas; asimismo nos dice como se puede lograr la armoma y la felicidad y nos revela el secreto para obtener buen exito en los asuntos fmancieros.Abundan en esta obra las sugerencias practicas relacionadas especialmente con la vida del hombre de negocios y del empleado. Previene contra el uso incorrecto de los principios misticos y metafisicos y ensena la forma debida en que deben aplicarse dichos principios para atraer clientela, aumentar las ventas, fomentar nuevos negocios y, en fin, para que se coronen con exito feliz las mas altas aspiraciones de la vida.

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Por Max Guilmot, F.R.C.El termino Iniciacion relacionado con las antiguas historias y tradiciones de Egipto, despierta en todos un especial interes y una inquietud acerca de lo que en realidad habia contenido en las Ceremonias a las que se sometian a los candidatos, antes de ser admitidos a un nuevo umbral, es decir, a una Iniciacion.<,En que consistia el proceso probatorio y preparativo de los inciados?^Como lograban ser meritorios de la iniciacion?El Doctor en Filosofia Max Guilmot, egiptologo belga que formo parte del personal de la Fundacion Egiptologica Reina Elizabeth, de Bruselas, explica en este libro los procesos relativos a las Iniciaciones del Antiguo Egipto, intercalando las traducciones de las inscripciones conservadas en los sarcofagos y otros restos de los antiguos templos.Esta publicacion, aunque contiene pocas paginas, es un valioso auxiliar para lodo estudiante de misticismo.

LA PROFEC1A SIMBOLICA DE LA GRAN PIRAMIDEPor H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.

La Gran Piramide es un monumento a la sabiduria y logros de los antiguos.Por siglos, sus secretos que estuvieron escondidos en piedra ahora estan siendo revelados. Nunca antes, en un libro al alcance de todo lector, se ha dado la historia, vasta sabiduria y profecias de la Gran Piramide.Usted se asombrara ante la construccion cientifica de la piramide y el inmenso conocimiento de sus constructores misteriosos.Dentro de las paginas de este iluminador libro estan las respuestas a muchas preguntas fascinadoras. Profetizo las guerras mundiales y el gran trastomo econdmico. Bien encuadernado, contiene importantes esquemas e ilustraciones.

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EL SANTUARIO DEL SER Por Ralph M. Lewis, F.R.C.

^Podria haber algo mas importante que el descubrimiento y analisis del Yo, compuesto por esa consciencia que constituye todo el ser humano?. Este libro, con una logica perfecta, presenta con toda claridad y amplitud las cuatro fases de la vida humana: Los Misterios, La Tecnica, Las Caidas y El Triunfo.<,No se ha preguntado usted a veces si esta viviendo su vida en la forma mas provechosa?. Usted puede encontrar una respuesta en algunos de los 23 capitulos contenidos en esta obra.El Amor es proclamado como Ia solution de todos los conflictos humanos. Pero, ^comprende usted el significado verdadero del amor absoluto?. ^Sabe usted que existen varias clases de amor y que a veces lo que llama “amor” es en realidad un impulso peligroso?Escrito con autoridad, por el renombrado autor Ralph M. Lewis este libro de mas de 350 paginas, es de especial valor como texto para maestros y estudiantes de metaflsica, filosofia y psicologia.

SUSURROS DEL SER Por Validivar

Susurros del Ser es la interpretation de impresiones intuitivas recibidas por un gran filosofo mistico, Ralph M. Lewis, que en esta obra escribe bajo el seudonimo de Validivar.Los aforismos de esta coleccion han aparecido de uno en uno en copias de El Rosacruz durante un periodo de cuarenta aftos y comprenden discemimientos en todas las areas de la experiencia humana -la justicia, la guerra y la paz, la etica, la moral, el matrimomo, la familia, el trabajo, el descanso e incontables mas.El estilo franco y directo de Ralph M. Lewis provee, con cada impresion breve, mucho alimento para el pensamiento. Si el lector adquiere el habito de usar un pensamiento por dia, tiene mas de doscientos de entre los cuales elegir.

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Una vez que el distipulo ha entrado en el sendero de la realization espiritual, centra su interes que antes habia fijado en el Ser objetivo, hacia el Ser intemo, afirmando paulatinamente su control e introduciendose en nuevos campos de consciencia.El discipulo va moldeando entonces las facetas de su personalidad, para transformarla en el armonioso reflejo de su alma.Esta obra de Raymund Andrea, penetra en los aspectos de la alquimia espiritual que acontece, expone sus necesidades y nos ensena lo importante que es el servicio y la funcion que deben cumplir la voluntad y la iniciativa del discipulo.Se presenta en muy interesantes capitulos: Los primeros pasos del neofito en el sendero; La prueba initial; El neofito y el servicio; El neofito y la iniciativa; La voluntad del neofito; Las exigencias del estado de discipulo - extenso tema que cubre tres capitulos-; Estructura organica de la tecnica; El discipulo en action; La prueba de fuego. Es la continuation del libro del mismo autor intitulado La Tecnica del Maestro.

LA TECNICA DEL MAESTRO Por Raymund Andrea, F.R.C.

La tecnica es necesaria para evitar que el estudiante de misticismo deambule entre una marana de temiinos y teorias abstractas, en su busqueda de la obtencion de la consciencia cosmica, ese estado completo y absoluto de absorcion de la personalidad en lo perfecto y omnisciente.Raymund Andrea esta califtcado para brindar dicha tecnica al estudiante. El sirvio durante muchos anos como Gran Maestro de la Orden Rosacruz en la Jurisdiction Britanica. Tuvo el deber de guiar por el sendero del conocimiento a un gran numero de iniciados y ayudarlos en su busqueda.

LA VIDA MIST1CA DE JESUS Por H. Spencer Lewis, Ph. D., F.R.C.

Al fm aqui esta el libro que millares de personas aguardaban ansiosas; la vida de Jesucristo descrita en su verdadera realidad. Esta obra estuvo en preparation durante muchos anos y requirio un viaje de estudio a Palestina y a Egipto, para verificar muchos datos conservados en los archivos Rosacruces y Esenios.Es la historia completa de la vida de Jesus. Nos habla de su nacimiento, de su infancia, de su adolescencia y de los periodos de su vida que no figuran en los Evangelios...

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Coleccion Difusion RosacruzCODIGO ROSACRUZ DE VIDA

Comentado por Christian Bernard, F.R.C.Los veintinueve preceptos que, por primera vez, surgen comentados, hacen de esta obra un autentico libro de cabecera, por la facilidad de su asimilacion y, especialmente, por su alto grado de aplicabilidad en todos los momentos y dias de nuestra vida en este piano.Los comentarios han sido formulados por el Sr. Christian Bernard, actual Imperator de la Orden Rosacruz AMORC, en su Jurisdiccion Intemacional, ampliando el enfoque de cada uno de ellos, para enfatizar la gran importancia que cada uno de los preceptos que integran el Codigo Rosacruz de Vida, contiene en si mismo, no obstante su aparente y cotidiana sencillez.

ESCUCHAME Y VIVE FELIZ Por Mario Salas, F.R.C.

Esta obra es el broche final con el que el autor viene a cerrar la mision que le tomo un cuarto de siglo de su vida. En sus mensajes escritos, esta contenida la confirmacion de aquello de lo que tanto hablo por mas de veinte anos, pero ahora dedicada especialmente a todos los estudiantes de misticismo.A traves de sus paginas escritas, manifiesta y entrega espontanea y gentilmente a quienes las lean, muchos de los frutos de su personal experiencia como mistico, como hermano, y sobre todo, como ser humano... compartiendo todas sus experiencias. Escribe refiriendose a la posibilidad de superacion, nos recuerda nuestra facultad para generar y dar amor y nuestra capacidad para recibirlo. Nos induce al movimiento y a la actividad; a la accion dinamica que caracteriza a la vida y a la evolution; al desarrollo de una verdadera personalidad, basada, definida y sustentada por una autentica integridad.El libro que el autor nos lego, conforme va siendo leido y asimilado, tal parece que no se resigna a su existencia real -pagina tras pagina- solo como lenguaje escrito... Al leerlo, la fertil imagination y el recuerdo de antaiio, por momentos nos causan la impresion de que esta siendo relatado de viva voz, en el tono modulado, persuasivo, convincente, que caracterizo al autor durante sus anos de Conferencista. Su titulo, de apariencia imperativa, no es sino el postrer consejo que, a modo de ruego, formula a todos sus futuros lectores.

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GRANDES MUJERES INIC1ADAS Por Helen Bernard

Este libro contiene la noticia historica de la vida de algunas mujeres notables, destacadas tambien en el mundo mistico e iniciatico.Ellas han dejado una huella indeleble en las tradiciones filosoficas, con su proceder ejemplar, participando activamente en la evolution del intelecto humano y el desarrollo de la consciencia, en sus fases intemas y trascendentales, a traves de los anos.“En todos los tiempos y en todos los campos -dice la autora- la mujer ha sido intencionalmente ignorada. Pero en la religion y en el misticismo, es en donde ella ha tenido la mayor dificultad para ser reconocida”.Muy justo, que en los tiempos actuales en que la imagen de la mujer va recibiendo, por fin, la reivindicacion que hace muchos anos debio habersele otorgado, sean traidas al conocimiento de los estudiantes de misticismo las proezas de aquellas que dedicaron su existencia a la perpetuation de los mas puros ideales que puede abrigar el ser humano.

EL IDEAL ETICO DE LOS ROSACRUCES en doce Virtudes

Por Serge Toussaint, F.R.C.La Antigua y Mistica Orden Rosacruz AMORC en una Organization filosofica que perpetua las ensenanzas que los Iniciados se han transmitido a traves de los siglos, desde la mas remota Antigiiedad.Paralelamente a las ensenanzas, transmite cierta etica, fundada en el despertamiento de las virtudes inherentes en el alma humana.En obia, t \ autor expUca de capfra\o en capituio doce de las virtudes, \as cuales son cualidades que todo ser humano debe adquirir durante el curso de su existencia, no solamente porque estas justiflcan nuestra propia evolution espiritual, sino tambien porque contribuyen a la felicidad de los demas.

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Karma es un vocablo de origen Sanscrito cuyo significado literalmente es "action". En el hemisferio occidental el termino Karma es usado como sinonimo de una de las Leyes Universales relacionadas precisamente con el significado original de action: “La Ley de Causa y Efecto". Otras acepciones comunes son causalidad, mecanismo de retribution y action y reaction. Para los estudiosos se trata de una Ley general, infalible y etema que opera en el piano fisico y a la cual el ser humano esta sujeto en su existencia independientemente de que la acepte o la rechace.La Ley del Karma encaja con mas precision que cualquiera otra en las doctrinas filosoficas que apoyan una verdadera justicia para quienes causalmente dan lugar a reacciones o efectos que por su propia naturaleza deben ser esencialmente retribuidos o compensados.

LA ONTOLOGIA DE LOS ROSACRUCES Por Serge Toussaint, F.R.C.

Este libro, escrito por Serge Toussaint, Gran Maestro de la Antigua y Mistica Orden Rosacruz para la jurisdiction de habla francesa, constituye una presentation general de la filosofia rosacruz. Basado en el estudio de 12 leyes misticas fundamentales, permite entrever ciertos temas tratados en las ensenanzas de esta Orden traditional e iniciatica, como la naturaleza del alma humana y su union con Dios, el proposito espiritual de la vida, los misterios del nacimiento y de la muerte, el karma, la reencamacion, los Maestros Cosmicos y los Angeles,...

LA ORDEN ROSACRUZ AMORC EN PREGUNTAS Por Christian Bernard, F.R.C.

La Antigua y Mistica Orden Rosacruz, mas conocida con el nombre de 'Orden Rosacruz A.M.O.R.C.", es una organizacion que muchos

historiadores y teologos clasifican siempre entre las Sociedades Secretas. i,Que es exactamente? ^En que consiste esta Orden y cuales son sus origenes? ^De que tratan sus ensenanzas y cual es su proposito? ^.Cuales son los fundamentos de su filosofia y tiene esta una utilidad practica? ^Como los rosacruces han preservado y enriquecido su herencia espiritual a traves de las epocas? i,Que papel juegan en el mundo actual y como consideran el futuro de la humanidad en el alba del tercer milenio? Estas son solo algunas de las numerosas preguntas tratadas en este libro que levantan un poco el velo sobre la autentica Tradition Rosacruz.

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jQUE ASI SEA! Bajo los auspicios de la Rosacruz Por Christian Bernard, F.R.C.

Si decide leer este libro es porque la palabra “Rosacruz”, evocadora de tantos misterios, ha suscitado en usted una emocion cuyo origen debe ser buscado en lo mas profundo de su alma y porque, consciente o inconscientemente, desea levantar una esquina del velo que la oculta. Si el “azar” ha puesto este libro entre sus manos o bien si desde hace tiempo camina usted por el sendero de la Tradicion Rosacruz el autor se siente realmente feliz de compartir con usted los conceptos filosoficos y espirituales reflejados en su libro.El senor Bernard ocupo el cargo de Gran Maestro de la Jurisdiccion de lengua francesa durante dieciseis anos y, en 1990, fue nombrado Imperator de la A.M.O.R.C. Durante todos esos anos, ha tenido muchas oportunidades de comumcar a los estudiantes rosacruces, en forma de mensajes, sus propias reflexiones sobre los mas importantes principios misticos. Los miembros de A.M.O.R.C. le han rogado que haga una compilation de estos “mensajes” y que los presentara bajo la forma de un libro. Acepto su ruego con la idea de que esta obra vaya dirigida tanto a los estudiantes rosacruces, como a aquellos que no lo son, pero que tambien estan buscando la Luz Mayor. Como es facil de comprender, tuvo que seleccionar y adaptar los textos a fin de preservar ciertos aspectos de la Tradicion rosacruz, pues es consciente de que no podia compartir con todos los lectores los momentos de intensa emocion espiritual que, a lo largo de estos anos, le han mantemdo unido a los rosacruces.

QUETZALCOALT a traves de las Culturas Por Susana Zarco Caron, S.R.C.

Este libro constituye una sintesis muy interesante de conocimientos geograficos, historicos y arqueologicos de Mexico, asi como de sus diferentes culturas. Permite presenter la existencia de una herencia mistica a traves del tiempo, que une las diversas civilizaciones del pasado. Las doctrinas sagradas de Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada, principal divinidad de los pueblos de Mesoamerica, nos muestra una nueva faceta mistico-cultural que nos hace revivir el desarrollo de todas esas Culturas: Olmeca, Mizteca, Tolteca, Azteca, Maya, etc., entre las principales. Esta obra nos invita igualmente a visitar los Templos y las Piramides de Monte Alban Teotihuacan, Palenque, Uxmal, Chichen Itza, Tula. La analogia con el desarrollo de Egipto esta claramente definida, no solo en el plan pictoral y arquitectural, sino en el plan mistico y en el principio de las ceremonias de iniciacion mistica, que implican las Doctrinas Sagradas y Secretas de Quetzalcoatl.

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LA TRILOGIA DE LOS ROSACRUCES Fama Fratemitatis, Confessio Fratemitatis y Las Bodas Quimicas

TOMOILa Orden Rosacruz, la cual habia permanecido voluntariamente desconocida durante siglos, revela su existencia a comienzos del siglo XVII, por medio de tres enigmaticos manifiestos, publicados en Alemania: La “Fama Fratemitatis” (1614), la “Confessio Fratemitatis” (1615) y las “Bodas Quimicas de Christian Rosenkreutz” (1616).La “Fama Fratemitatis”, precisa de una manera que a veces es alusiva y, otras, muy concreta, la vida y la busqueda mistica de Christian Rosenkreutz (“heredero” de la familia germanica R+C).La “Confessio Fratemitatis” proporciona en el ano 1615 ciertas precisiones sobre la Fama e, igualmente, sobre los comienzos de la Orden Rosacruz.En 1616 aparecen “Las Bodas Quimicas de Christian Rosenkreutz”, relato alegorico -aunque en nuestros dias todavia sea considerado por muchos como un texto exclusivamente historico- sobre la naturaleza profunda y real de la Fratemidad Rosacruz.Esta Trilogia continua siendo, tanto ahora como en el siglo XVII, un texto fundamental para aquellos que desean conocer a esta antigua Fratemidad mistica y a los ideales que propaga desde hace muchos siglos.

SUSANA Cuento Mitologico Por Susana Zarco Caron, S.R.C.

Este cuento mitologico nos permite imaginar, con todo su esplendor, la vida de una extrana criatura, que penetra en un mundo extrano, donde la historia y la fiction se confunden, dando lugar a una revelation de extranos rituales, extranos poderes y extranos personajes, cuyo surrealismo nos transporta a un mundo que podria ser el nuestro.El luminoso destino de Susana, lleno de fantasia y de amor por lo natural y lo sobrenatural, llevara al lector a regiones inimaginables, donde los suefios se hacen realidad y la realidad se vuelve un sueno. El periplo relata el recorrido semibiografico de la autora, quien nos revela cosas y hechos velados a los profanos.La sorprendente filosofia de los pueblos de America Latina es aiin desconocida para muchos y esta obra abre las puertas para seguir descubriendo los muchos secretos que aun nos aguardan.

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Coleccion Universidad lnternacional Rose-Croix

LA CONCENTRACION Por Pedro Raul Morales, F.R.C.

La presente obra, ofrece una magnifica guia, para aquellas personas que tienen cierta dificultad para concentrarse.Mas que un libro, tiene usted en sus manos, un curso preparado con una nueva vision y metodo de ensenanza, donde usted podra aprender en forma practica y con ejercicios simples, una tecnica infalible para concentrarse.Esto Ie permitira no solo tener exito en su vida, “sino poder desarrollar sus facultades intemas, preparandose para que usted pueda aprender a m editar y alcanzar estados superiores de consciencia, que le ayudaran a obtener una vida mas elevada, armoniosa y feliz”.Este curso va acompanado de un casete con instrucciones precisas, para un plan didactico de desarrollo.

LAS FIGURAS GEOMETRICAS Y SU SIMBOL1SMO Por Pedro Raul Morales, F.R.C.

Esta obra trata sobre la geometria esoterica, en la cual se presentan ios principios que rigen las leyes naturales, de acuerdo con el simbolismo y las leyes de manifestation, crecimiento, maduracion y extincion.El autor recomienda el estudio y comprension de este tema, a traves de una profunda meditation de cada simbolo, tratando de incorporarlo a su personalidad, viviendolo y sintiendolo.Esta nueva version sobre simbolismo esoterico ha sido preparada por el Prof. Pedro Raul Morales, Conferenciante Intemacional de la Orden Rosacruz, AMORC, quien tiene una amplia experiencia en el campo de la ensenanza.Este libro bellamente presentado e ilustrado, esta redactado de una manera sencilla e interesante y es el feliz resultado, de un largo periodo de estudio, trabajo e investigation del autor.

Page 360: Interludio Consciente por Ralph M. Lewis, F.R.C.

(,Sono usted anoche? Si ahora mismo usted esta pensando que no soiio y por mas que trata de repasar su mente no le llega ningun recuerdo, no crea que el fenomeno no ocurcio. Solamente recordamos una pequena proporcion de los suenos que tenemos. Aunque hay personas que afirman que no suenan nunca, todos los estudiosos de los suenos afirman que nadie deja de sonar mientras duerme.El hombre primitivo logro darse cuenta de su “yo” interior o de su otro “yo” a traves de las experiencias de los suenos. Cuando se veia a si mismo en ese estado, cazando o peleando con otros hombres o con ammales, creia que una parte de si mismo salia de su cuerpo para llevar a cabo esas actividades.

LA INFLUENCIA DEL COLOR Por Pedro Raul Morales, F.R.C.

Investigador de los Fenomenos Metafisicos y Parapsicoldgicos, autor de varias obras sobre estos temas. Oriundo de las Islas Canarias (Espana), Venezolano por adopcion, Profesor de Ciencias Experimentales, Doctorado en Quimica, fue Catedratico en la Universidad Lisandro Alvarado (Venezuela). Miembro de AMORC desde 1963, nombrado Conferencista Intemacional en 1973, ha viajado por todos los paises Latinoamericanos y Espana.Este libro nos plantea un estudio completo sobre la influencia del Color y como sus vibraciones pueden influir en nuestra consciencia excitandola, subyugandola o calmandola.<,Como seria nuestra vida si no tuvieramos la capacidad visual y cerebral para transformar e interpretar las vibraciones de luz como color?Un mundo en bianco y negro, evidentemente seria muy monotono. El estudio de este tema nos mostrara en forma breve y sencilla como usar el color de manera practica, a fin de poder hacer un ajuste del ambiente, del hogar o de la oficina y obtener mejores beneficios a nivel personal.

Page 361: Interludio Consciente por Ralph M. Lewis, F.R.C.

/.Sabia usted que el exceso de ruido o sonido nos afecta negativamente generando problemas psicologicos, como la neurosis y el stress?El autor de esta obra, nos ilustra sobre este agente perturbador que amenaza nuestra salud y nuestro bienestar.Nos ensena el lenguaje universal de “ la niusica” , para neutralizar los efectos negativos y el de su empleo con fines esteticos, para producir beneficios especiales.El curso esta dividido en dos partes: la primera para conocer los efectos positivos y negativos del sonido y la segunda una information general acerca de las caracteristicas basicas de la musica; esto permitira al lector comptendei \a impottancia de \a musica en nuestra vida.Este libro elegantemente presentado, esta acompanado de dos casetes.

INTRODUCCION A LA PARAPSICOLOGIA TOMO I

Por Pedro Raul Morales, F.R.C.El autor de esta obra se ha dedicado durante muchos anos a la enseftanza y es un eminente Conferenciante de la Orden Rosacruz AMORC que durante mas de veinte anos, ha dictado numerosas conferencias sobre este tema y otros similares a lo largo de todo el Continente Americano.La presentation del libro del Prof. Morales, esta planeada como un curso completo que incluye examenes y cuestidnarios de autoevaluacion, con la intention de que el lector, conforme avanza en el estudio de los interesantisimos topicos que contiene la obra, pueda comprobar la comprension de los temas que va logrando y adquiera un conocimiento mas solido en la materia.Este libro, esta ilustrado profusamente y comprende en forma clasificada, un analisis de todos los “fenomenos parapsicologicos” con ejemplos y referencias.Se acompana de un casete.

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INTRODUCCION A LA PARAPSICOLOGIA TOMO LI

Por Pedro Raul Morales, F.R.C.Segundo tomo de la obra anterior que complementa esta rama del saber -La Parapsicologia- definida como el estudio de los fenomenos no explicados por la ciencia, asi como en el campo del pensamiento, aquello que generalmente no alcanza a explicar la sicologia.En esta disciplina, han incursionado destacados hombres de ciencia. Ademas de las instituciones que dedican parte de sus posibilidades a las investigaciones parapsicologicas en Europa y en los E.U.A., se han editado importantes tratados sobre el tenia.. debidos a la acuciosa labor de autores especializados en la materia.Siendo escasas las obras en espaiiol enfocadas directamente a esta fascinante materia, la contribution contenida en este libro, en el que el Prof. Pedro Raul Morales realiza a traves de sus paginas un completo, detaliado y racional analisis de los fenomenos que sobrepasan lo racional, sustenta una mayor y verdadera importancia. Se acompana de dos casetes.

RITMOS BASICOS DE LA VIDA Por Pedro Raul Morales, F.R.C.

Recientemente la ciencia comenzo a comprender la importancia de los ritmos basicos de la vida y como influyen en nuestro bienestar. Desde el punto de vista filosofico, constituyen la expresion de una ley fundamental del universo en todos los procesos de origen fisico, mental y espiritual. (',Se ha sentido usted frustrado por no haber realizado una entrevista ansiosamente esperada? o inversamente, <,No habra sido agradablemente sorprendido por una invitation para una entrevista que le tenian preparada para una oportunidad que le era muy necesaria? Eso no es casualidad; es el resultado de comenzar las actividades en el momento mas adecuado.La Orden Rosacruz, AMORC, siempre afirma que las decisiones mas importantes de nuestra vida deben ser tomadas cuando surge la oportunidad, o en su debido tiempo. Esto no es superstition. La ciencia cada dia descubre principios que los rosacruces explicaron hace siglos.Los ritmos y ciclos sirven como una orientation o guia general para asuntos importantes o trascendentes. En este libro, el autor ofrece un verdadero curso que puede llevarlo a conocer los ritmos basicos de la vida. de modo que usted pueda administrar sus decisiones y tomar providencias con la mayor posibilidad de exito posible. ;Ese conocimiento puede llegar a ser un factor fundamental de su vida!

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Coleccion M artinistaLA CABALA bajo la Luz Martinista

Por Adrian Perez de VeraLa Cabala es un tratado oculto de verdades universales referentes a las emanaciones creativas. Para la elaboration de este estudio, Adrian Perez de Vera repaso una a una las lecciones martinistas, deteniendose en los puntos mas ocultos de los cuales ha intentado levantar el velo.No se pretende substituir ninguna lection, sin embargo, abarca los temas mas importantes y difkiles de dilucidar de la Cabala, y que son de mucha utilidad para profundizar el estudio de la Creation en una forma seria.Como lo indica su autor "es un pequeno manual no unicamente para ser leido, sino para ser estudiadoy meditado

EL HOMBRE NUEVO Por Louis Claude de Saint-Martin

El autor aplico sus conocimientos para recordar a los hombres su origen divino, con el fin de incitarlos a seguir el camino de la reintegration. Efectivamente, desde la caida de Adan, el hombre esta como aprisionado dentro de su envoltura terrenal.(iComo puede liberarse de esta situation y salir de este “Hombre viejo” para renacer en espiritu en un “Hombre Nuevo”?En este libro, Saint-Martin responde a esta pregunta e indica el camino que debemos seguir para engendrar dentro de nosotros ese ser purificado que ha de devolver al hombre su verdadera dimension.

EL LIBRO DE JASHER Anonimo

Uno de los libros sagrados perdidos y rebuscados desde hace mucho tiempo, que deberia estar incluido entre los libros de la Biblia; pero fue excluido como otros muchos.Ademas de las dos referencias al “Libro de Jasher” que se pueden encontrar en los demas libros de la Biblia, hay referencias historicas a este manuscrito perdido y es evidente que, en los ultimos siglos, se han emitido muchas hipotesis para explicar por que y como el “Libro de Jasher” ha estado perdido, oculto o suprimido.

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SEPHER YEZIRAH Libro Sobre la Creaci6n o

La Metafisica Hebrea de la Antigiiedad Traduccion del Ingles al Espanol por la Lie. Francesca Lo Truglio

Este antiguo tratado de caracter cabalistico, conocido como el Sepher Yezirah o Libro Sobre la Creadon, es atribyido por algunos estudiosos a Abraham. Sin embargo, en opinion de otros, el autor file el Rabino y cabalista hebreo Ben Joseph Akiba (50-132), quien dirigio la escuela rabinica de Jaffa y fue maestro de Simeon ben Yochai y Meier. Indican que a Akiba, considerado como uno de los martires de la plegaria de penitencia de los hebreos, se debe tambien la sistematizacion de las tradiciones orales hebreas, considerandolo como uno de los recopiladores de la Misnah. Segun fuentes de la tradicion oculta, fue el unico de los profetas que alcanzo la Iniciacion.El Sepher Yezirah, combinacion de filosofia natural medieval y simbolismo mistico, tuvo su primera traduccion latina en Mantua en 1562, pero sus fundamentos esenciales son caracteristicos de los primeros siglos de esta era.Sus paginas encierran un texto conciso, que en su brevedad, envuelve toda una antigua tradicion que fascina al lector con un interes creciente, sutilmente progigado, acerca del significado oculto de simbolos tan antiguos como lo son las letras del alfabeto hebreo, que por si mismas, toman en este tratado la representacion de las energias cosmicas con las que fue estructurada la creacion y a traves de las cuales ha alcanzado su actual glorioso esplendor.

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Coleccion Juvenil

CRISTAL Y LA GRAN AVENTURA Por H. Spencer Lewis, F.R.C.

Este libro cuenta las peripecias y descubrimientos de una piedrita de cristal muy curiosa que abandona la apacible vida de las montanas en busca de nuevas experiencias de gran valor.Amena lectura dedicada a todos los ninos y al nifio que viven cada uno de nosotros.

PRIN Una gotita especial

Por Rosa T. Bonini de Araujo, S.R.C.Prin no es solo una Gotita, sino la identificacion del Aima-Personalidad de cada uno de nosotros, que busca su continuo mejoramiento a traves de las etapas de vidas sucesivas.Prin es un ansia de conocer que existe en cada Ser mistico para superar sus limitaciones en el mundo material, para descubrir muchos secretos y, sobre todo, para saber quien es realmente.

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ACTIVIDADES MUNDIALES DE LA ORDEN ROSACRUZ

Paises del mundo donde hay filiales de A.M.O.R.C. denominadas: Logias, Capitulos y Pronaoi Rosacruces

* Alemania * Finlandia * Nicaragua* Angola * Francia * Niger* Antillas Holandesas * Gabon * Nigeria* Argentina * Ghana * Noruega* Aruba * Granada * Nueva Zelanda* Australia * Grecia * Panama* Austria * Guadalupe * Paraguay* Barbados * Guatemala * Peru* Belgica * Guayana Francesa * Portugal* Benin * Guinea * Puerto Rico* Bolivia * Haiti * Rep. Central Africana* Brasil * Holanda * Republica Checa* Burkina Faso * Honduras * Rep. Democratica del Congo* Camerun * India * Rep. Costa de Marfil* Canada * Inglaterra * Rep. Popular del Congo* Colombia * Irlanda * Republica de Togo* Costa Rica * Irlanda del Norte * Rep. Dominicana* Cuba * Italia * Reunion* Chad * Jamaica * Santa Lucia* Chile * Japon * Senegal* China * Kenya * Singapur* Dinamarca * Libano * Sudafrica* Ecuador * Madagascar * Suecia* El Salvador * Malasia * Suiza* Escocia * Mali * Suriname* Eslovaquia * Martinica * Trinidad y Tobago* Espana * Mauritania * Uruguay* Estados Unidos * Mexico * Venezuela* Filipinas * Monaco * Zimbawe

Aunque no existen Organismos Afiliados Rosacruces en todos los paises del mundo, hay miembros

estudiantes que residen virtualmente en casi todas la naciones.

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Cupon desprendible

al reverso

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Esta edition consta de 1000 ejemplares.Se termino de imprimir el 15 de octubre de 2000,

en los Talleres de Litografica Virgo Santa Lucia 351, Local 9, Col. Olivar del Conde

C.P. 01400 Mexico, D.F.

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<,EX1STE una Mente Universal? ^Es cl espectro de la energia cdsmica mas de lo que la ciencia estd constantem ente revelando, es decir, una especie de consciencia? Si es ast, quiere decir que todo lo que existe esti imbui'do de consciencia, ya sea un grano de arena, un mar o una estrella d is tan te E ste lib ro exp lica este asunto in tr ig an te , y reconcilia asombrosamente conceptos de la ciencia moderna con las viejas doctrinas metafisicas.Todas las invenciones, todos los conocim ientos hum anos, son la consecuencia del incentivo humano y los esfuerzos naturales del hombre. Lo que son estas cosas, c6mo ellas han hecho avanzar al hombre y qu6 podemos esperar de ellas mafiana, est4 descnto en forma fascinadora en este libro.El hombre tiene sus propdsitos, pero, i,es s61o quien los tiene? ,̂Es una idea en6nca el atribuir propositos, intenci6n y objetivos a la deidad o Ser Supremo? He aqui una discusion desafiante que penetra con espiritu intrepido en el reino de la causa.^,Puede la verdad ser absoluta? ^Existen, en realidad, las llamadas verdades eternas? Si el hombre es la medida de todas las cosas, entonces el solo determina lo que seri la verdad. Las variaciones o clases de verdad est£n tratadas en forma analitica y fuerte en las pAginas de este libro.Hablamos del ser. Pero, <,es 61 una simple manifestation o una jerarquia de muchos seres? Si el ser es un compuesto, entonces, {,qud es nuestra total personalidad? ^Cual es la parte real, verdadera, de nuestro ser? Ya sea que usted este o no de acuerdo con el examen del tema, como se presenta en este libro, por lo menos colocar& a su pensamiento junto a nuevas y diferentes vias relacionadas con la naturaleza del ser.La religi6n empez6 como la preservacidn de ciertos valores de la vida. t,Es(4 siendo ahora suptantada, en eso, por la ciencia? A despecho del presente aumento en la asistencia relig tosa, existe una consideraci6n racional al dilema que enfrenta la religi6n del mafiafina en un mundo de desarrollo tfecnico en aumento.Existen dos cosas que la mayoria de los hombres sienten como ciertas: ellos creen que existe una Ley y un Orden abasolutos en el universo. i,Est£n ellos trabajando en un concepto falso? <,Son la ley y el orden sdlo ilusiones de los sentidos? ^Es el orden, despuSs de todo, nada m is que un producto de la mente humana? Los revolucionarios pensamientos de este capitulo exigen su escrupulosa atencidn.^Puede existir la paz en la sociedad cuando los seres humanos es tin en conflicto? Un estudio de lo que constituyen los conflictos b£sicos entre los hombres determina, en gran escala, en la sociedad, el que pueda a lcanzarse una paz verdadera . El cap itu lo “ La Psicologia del Conflicto”, en este libro, va al coraz6n de este oportuno concepto.