inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel...

36
CUSTO 1 (*) EL OOGMA, EN LA TE()LOGIA, EN y EN ESPIRITUALIDAD (Con:ti'J1,uación) P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. C. D. 2.° L& tesis del Angel Custod¿'o individfual e1'V la Sagrada. Escritura. l A Sagrada. Escritura 110S ofrece ejemplos innumerables de la tutela singular que los ángeles han dispensado siempre a los hombres por divina ordenación. Un ángel detiene el brazo siniestro de Abraham, que, fiel a su Dios, no duda sacrificar a su hijo .Isaac, fruto costoso de lágrimas y oraciones (1). . , Jacob nos deja una confesión humilde de los beneficios que el Señor le ha hecho por medio elel ángel al otorgar su bendición a los hijos de José: "Angelus ejus) qu:i enlit e1MLctis l1'lalis} béne- elieal puer-is istis" (2). Dos ángeles libran a Lot y a su familia de la tremenda conflagración ele Peptápolis (3) . . Judit vuelve jubilosa del campamento enemigo con la cabeza dé HoloÍernes sangrante, prenda de redencIón para su pueblo, y ex- . clama ante los suyos, delirantes de gozo, en la plaza de Betulia) mostrándoles el cráneo del príncipe asirio en la Inano: "Vivit aute111,. ipse Dom.inus) quonianl eustodivit me arngélus ejus)et hinc euntem) et ibi commorantem) et inde revertentem) et non perm-isit me Do- minus mzcillam SUa,11'l> (4). Al ir, mientras allí pern13- neció, y al volver J lldit había experimentado la protección del Angel del Señor. (*) crr. REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, n. 32, julio-septiembre 1949, págs. 265-287. (1) Gen, J cap. XXII, v. 11-13. (2) Gen' J cap. XLVIII, v. lO. (3) Gen., cap. XIX, v. 1.· (4) htdit, cap. XIII, v. 20.

Transcript of inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel...

Page 1: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

CUSTO 1 (*)

EL OOGMA, EN LA TE()LOGIA, EN y EN ESPIRITUALIDAD

(Con:ti'J1,uación)

P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. C. D.

2.° L& tesis del Angel Custod¿'o individfual e1'V la Sagrada. Escritura.

l A Sagrada. Escritura 110S ofrece ejemplos innumerables de la tutela singular que los ángeles han dispensado siempre a los

hombres por divina ordenación. Un ángel detiene el brazo siniestro de Abraham, que, fiel a su

Dios, no duda sacrificar a su hijo .Isaac, fruto costoso de lágrimas y oraciones (1). . ,

Jacob nos deja una confesión humilde de los beneficios que el Señor le ha hecho por medio elel ángel al otorgar su bendición a los hijos de José: "Angelus ejus) qu:i enlit n~e dé e1MLctis l1'lalis} béne­elieal puer-is istis" (2). Dos ángeles libran a Lot y a su familia de la tremenda conflagración ele Peptápolis (3) .

. Judit vuelve jubilosa del campamento enemigo con la cabeza dé HoloÍernes sangrante, prenda de redencIón para su pueblo, y ex-

. clama ante los suyos, delirantes de gozo, en la plaza de Betulia) mostrándoles el cráneo del príncipe asirio en la Inano: "Vivit aute111,. ipse Dom.inus) quonianl eustodivit me arngélus ejus)et hinc euntem) et ibi commorantem) et inde revertentem) et non perm-isit me Do­minus mzcillam SUa,11'l> eoinq~ú11a,ri" (4). Al ir, mientras allí pern13-neció, y al volver J lldit había experimentado la protección del Angel del Señor.

(*) crr. REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, n. 32, julio-septiembre 1949, págs. 265-287. (1) Gen,J cap. XXII, v. 11-13. (2) Gen' J cap. XLVIII, v. lO. (3) Gen., cap. XIX, v. 1.· (4) htdit, cap. XIII, v. 20.

Page 2: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

~ DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 439

Existen aún muchísimos más ejemplos. La misma Sagrada Es­critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc. Cierta­mente que de ellos 110 se puede deducir más que la tutela especial que Dios Nuestro Señor ha dispensado por medio ele sus ángeles a algunos hombres y en algunas circunstancias particldares de su vida. Sobre estos pasajes hay otros tal vez mucho más claros y probativos, aunque en una forma genérica también, pero que inter~ pretaclos por la Tradición y por la Teología adquieren un valor muy superior a ellos.

Tales S011, por ej emplo, el libro entero de Tobías y la escena de Pedro d~sc.rita con un realismo muy vivo en los Hechos de los Apóstoles (S).

Del primero dice el ilustre teólogo Tanquerey: (( Todo el libro de Tobias debe leerse con la. plena convicción de no ser sino 'U-rta

descripción gráfica y hermosa de los inmensos beneficios que la Providenda de Dios nos otorgq, por ministerio de sus santos ánr geles" (6).'

El segundo es todavía más claro. T-Ierodes, el inicuo degollador de Santiago el Mayor, había logrado encarcelar también al prín,. cipe. de los Apóstoles, abrigando la siniestra intención de ejecu­tarle igualmente, pasada la Pascua. Pero el Señor ordena su li­beración. La noche antes aparece un ángel llenando de claridades la estancia prisionera, Pedro despi,erta sorprendido al sentir el contacto misterioso y la voz amiga del Angel que le ordena: "Le­vántate presto .))

Al punto siente desprenderse de sus manos las cad~nas y gri­lletes que le aprisionan. Sale conducido por el ángel, sin que se percaten de la fuga los centinelas. Llegan a las puertas de la ciu­dad, que se le abren de repente. Ya está libre de sus enemigos. Se dirige' a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre IY1arcos, donde los cristianos elevan sus votos al Señor por él.

Llama sigiloso a la puerta cerrada, y sale al instante la joven Rode a observar quién es. SobrecOgida de gozo al reconocer en la voz al Santo Apóstol, ni se detiene siquiera a abrirle la puerta. Se vuelve corriendo alborozada a notificar a los hermanos tan grata nueva. Ni la -escuchan. La toman por ilusa y la desprecian. Ella se reafirma en que no es antojo, sino realidad.

(!j) M;l." cap. XII, v. 15. (8) TANQUEREY, Sinopsis Theologiae Dogmalicae, vol. n, Tract. De Deo C1'ealol'e,

cap.n, ¡;¡ n, n. 808 (Parisiis, 1933), pág'. 500, nota,

Page 3: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

,440 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ. O. c. D.

Ellos reflexionan un instante, sorprendid~s ya por la terquedad de la joven, y exclaman a una voz: "N o es él, sino su ángel" (7).

Esta expresión unifonne de todos l~s de la casa deja cierta­mente que pensar. JUNGMANN la estima inexplicable, si 'no, en vir­tud de la creencia unánime de los primitivos fieles en que cada uno tiene su prop:o Angel de la Guarda (8).

, El pasaje en cuestión ha sido interpretado por muchos Padres, teólogos y exégetas cOmo un testimonio explícito y fehaciente del Angel de la Guarda personal.

Sirvan de ej emplo solam'ente estos tres: ORÍGENES, que comenta así: "Ergo intelligitur et alius Pauli An··

gelus, . sicut et Petri, et alius .alterius Apostoli, el singulorum per ordine'm/', (9).

SAN JERÓNIMO, que concluye, tanto del, texto evangélico (Mat., XVIII, 10), como ,de éste de los Hechos: "Si autem hoc de minimis dicitur et de uno homine, quanto magis de omnibus sanctisr' (10).

SAN JUAN CRISÓSTOMO, más lacónico y terminante: "Híc ve­rum probatur unumquemq~te suum habere Angelu,m" (11).

A pesar de todo, no es necesario recurrir a estos textos para , probar nuestra tesis .

. Descartemos también de momento CDmo menos demostrativos, en fuerza de su sentido literal, los testimonios tan repetidos del Exodo, cap. 23', V. 20-21: "Ecce ego mÜto angelum meum/', etc., y el del Ps. 90, v. 11-13:· "Angelis suis mandabit <.!te te, u,t custo­diant te in omnibus viis tu.is" (12).

N os son más que suficientes estos otros, bastante más claros y eficaces que los referidos, literalmente considerados. Sobre todo si se tiene en. cuenta la interpretación unánime que de ellos hicieron siempre en ese sentido los Padres y Doctores de la Iglesia.

(7) Act., cap .. XII. (8) "Quod h'is in mentem' venil'e non potttit, nisi ex communi {ide, cuivis S1I111n

esse Angelum". JUNGMANN, Instit'utiones Theolo. Dogmaticae, parto J, cap. n, arto IV, n. 124 (Lovanii, 1883).

(9) "De donde se sigue que San Pablo tiene otro Angel como San Pedro, y otro los demás Apóstoles y cada uno el suyo." Romil. XJ in Num. cap. XVIII; M. G., 12.

(10) Si esto se dice de los pequeñuelos y de un hombre particular, ¿con mucha mayor razón no se ha de decir de todos los. justos?"Comment. in Isaiam, lib., XVIII, cap. 66. M. L., 24, 697.

(11) "De lo cudl se prueba que cada uno tiene SIL Angel." Comment. in Act. Apost., cap. XII, v. 15. 1\1. G., 60, 201.

(12) No neg-amos Su fuerza probativa en absoluto, sino ~ólo en virtud de su 8entido literal. Ya hemos dicho que muchos Padres y Doctores lo interpretan me­siánico, aunque acaso sean más los que se inclinan por la sentencia opuesta. ~ero es necesario tener esto en cuehta. Aun los que lo interpretan mesiánico en su sentido literal, no dejan de ver en sus palabras una prueba elocuente en su sentido alegórico y anagogico del Angel de la Guarda personal. Por eso hemos de aducirle más ade­lante como corroboración de nuestra tesis.

Page 4: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 441

EL PRIMERO está tomado del Ps. '33, v. 8. Dice así en la anti­gua versión latina: "Inmittet angelus IJo1nini in circuitu timentium eun.~) et er'ipiet eos" ; ¡yen la novísima promulgada por su Su San­tidad Pío XII, más real Y conforme al texto hebreo: "Castra po­nit angelus Domini circa tin~entes eum, et e'ripit eos." Traducido así por los modernos exégetas: "El ángel del Señor acampa en torno de aquellos que le temen, y los libra" (13).

La forma presente de los verbos tiene una fuerza que se nos mete irresistiblemente por los ojos. Cierto que si vamos a aqui­latar esta tutela angélica, que aquí se promete, no r,eza más que con "los qu.e temen' al Señor": "Timentes eum." Pero, ¿ cómo se en­tiende eSe temor? Luego hablarán los Padres y los teólogos ac1a-

, randa su significado.

Por de pronto, conviene hacer resaltar que es tal vez el texto escriturístico en que más se han apoyado los Santos Padres al hablar de la tutela angélica individual, haciéndola extensiva Ca pe­sar de la aparente restricción de la letra) a todos los hombres sin. excepdón alguna.

En tres razones fundamos nosotros la fuerza probativa del texto alegado: LR) En su sentido literal y directo; 2.ft) En su aná­lisis textual; y 3. R) En la interpretación de los Santos Padres y exégetas católicos.

Primero. Sentido litei'al del Ps. 33.-Es un Psalmo alfabéti­co. Su : contenido histórico es el siguiente: David se finge loco en la corte de Ab 'melec, merced a cuya artificio logra escapar de la muerte inminente que contra él conspiran sus enemigos. Libre ya de sus manos sanguinarias, entona este himno vibrante de acción de gracias a su· Dios en reconocimiento sentido y humilde al sin­gular beneficio que acaba de rec:bir. Confiesa ser obra de la amo­rosa providencia del Señor sobre los que le temen. "La experien­cia y la historia le han enseñado que Dios ampara como con UnG; guarda, angélica (tal es la potencia de los ángeles, exclama comen­tando este verso -el insignie S. ROBERTO BELARMINO) ut unus An­gelus vicem exercitus suppleat) a los que practican la verdadera piedad" (14).

(13) "Ir. SÁNCHEZ Rurz> S. J., Nuevo Salterio latino-español. Versión latina promul­gada por S. S. Pío XII (Madrid, 1946), Ps. XXXIII, v. 8.

P. JUAN PUADO, C. SS. R., Comentario Ascético teológico al nuevo Salterio (M8-. dIie], I ~J48), 1's. XXXIII, v. 8, pág. 1 H3.

NÁCAU-COLUNGA> Sagrada Biblia> edic. de la B. A. C. (Madrid, 1047), Ps. XXXIV, v, 8 (V. ::13).

(14i Explanatio in Psalmos (Parisiis, 1875), Ps. XXXIII, v. 8, pág. 116. Antes haJ)la escrÍ10 OI'igenes, parafraseando este mismo versículo del Ps. XXXIII: "A ngelu8 Domini> licet 1/111/8 sit> cellintegrllm propllgnaculum est" (Selecta in Psalmos, Ps. XXXIII, v .. 8, M. G., 12, 1307).

Page 5: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

442 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

Esto le da ocasión al real profeta para exhortar a todos a colo­car SU· confianza en el Señor y a entonar h:mnos de gratitud per~n­ne a sus bondades.

En sentido místico) San Agustín y otros expositores interpre­tán este Psalmo de Cristo y el pueblo hebreo, su gran adversario y perseguidor; del pueblo cristiano y de sus encarnizadosenemi­gos, etc. (1 S). Pero no hay que olvidar que su sentido pri11wrio, real e hütórico es un himno de graftud y alabanza a la amorosí­sima providenda d'e Dios, singular e inefable en cuanto res'¡Jecta al hombre, al justo con predilección. -

Segundo. Anál1:sis textual.-" El Angel del Señor acam,pa en torno de aquellos que le teme'lt y los l:·bra."

El A'ngel del S e{ior. Su enviado. Nuntius. Aca1npa en torno de aquellos que le temen. N o "imnittet" como s'e lee en la Vulgata; nI "castra'm.etabitur", ni "castrametetur", sino "castra ponit" J

"castra figit", "castra111,etadúr") ~'figit tabernacul~M11"} "e1'igit te11f.,­toria})} "habitans est})) conforme al texto hebreo (16).

En torno' de aquellos qu,e le temen. En derredor del justo. Que así entienden los sagrados expositores esta frase escriturística; y ese temor no se ,entiende' servil} sino filial JI amoroso) como fruto' de la justic: a, que informa la vida del alma santa a que se refie-: re (17). Con todo, la ¡frase en cuestión, no es exclusiva, sino en­fática.

1, y los lib1'a} los defiende, los protege, los salva. N o los librará "erip:'etJJ

} sino los libra" eripit". Es la expresión realista y bella de 10 que entraña el Dogma de

la Providencia div¡:]t(J)} que no cesa un instante de velar con inefa­ble ternura sobre la pobre criatura humana; hasta llegar a la suma delicadeza de encomendar la ejecución de ese cuidado constante, solícito y paternal sobre ella a sus lnismos ángeles. i Y qué bien expresa,do queda en las palabras del profeta! La forma presente de los dos verbos, sobre la que hace un momento llamábamos, la atención, se nos figura el reflejo más exo.cto de la amorosa solici­tud del Padre c-elestial, que tiene contado.s todos los cabellos ele nuestra cabeza y no cae uno solo sin qu~ 10 permita su voluntad. Amén del l'ealismo del verbo ac.ampar: "establecer su tienda de campaña" J "f(far su· tabernáculo") "útstalwr sus municiones" en den,edor del justo, que nos rec~lerda al ángel del Paraíso. cor~ la

P. JUAN PRADO, Comentario ascético-teológico al nuevo Salterio, Ps, XXXIII, § 46, pág. 182. ' ,

(if:J) J. LORINI, S. J., Comento in libro Psalm01'. (Venctiis" 1737), tomo I, PS. XXXIII. Arg'umentum, pág. 455.

(16) il)icl., ob. cit.', P8. XXXIII, V. 8, pág. 4.61; (17) Ibiel., ob. cit., PS. XXXIII, V. 8, pág. 462.

Page 6: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO

espada desenvainada, dispuesto a herir de muerte a todo el que pretenda violar la entrada del recinto de Yavé, el alma santa.

Tercero. Interpl'etadó,lt de los Santos Padres y exégetas ca­tóHcos.

Los Santos Padres lo interpretan del Angel de la Guarda in­dividual. Sirvan ele ejemplo (y no hacemos más que enumerarlos ahora) San Atanasio, San Basilio, San Gregorio Niseno, Teodo­reto, San Jerónimo, San Juan Cr:sóstomo, San Cirilo Alejandrino y San Isidoro (18), Luego aduciremos sus propias palabras, para tranquilidad de nuestros lectores. Por no ser 'fastidiosos, las omi­tiremos aquí.

Los exégetas católicos, recogiendo el pen5amiento de la Tra­dición, ,expresan idéntico sentir.

El Psalmo 33, d:cen, es un cal1to a la Providencia. En los an­teriores versículos, el profeta ha demostrado con S'J¡[. prop'io efetn­plo cómo Se debe recurrir a Dios en todo instante y con entera con~ fianza, particularmente en el tiempo de la tribulación; 'ahora 10 confirma 1'aC'Íonalm,ente. La razón. no es otra que la que se aduce en el versículo que 110S ocupa. El Señor ha ordenado a su Angel que establezca su morada junto al alma justa, para que la defienda de todo mal (19). "Ex quo sequitur) comenta S. ROBERTO BELAR­MINO) ut 1'11,axz:ma securitas et pa% esse debeat Ú,t carde ti11'z.entium DeU11't) qui tati custodia muniuntu,rJJ (20).

EL SEGUNDO TESTIMONIO en oro de la tutela individual está to­mado del Evange'lio de San I\1ateo, cap. XVIII, v. 10. Tiene, si c:abe, más autor:dad; ya que brotó de los mismos labios del Salva­dor, como queriendo l1amarnos la atención sobre tamaño beneficio.

"VIDETE) dice el Ma,estro a sus discípulos, ne contemnatis tt'num e .. t" his pusill1's; dico en:~m vobis quht angeli eoru'JIn Ú1 coelis semper vz:dent faciem Patris 1nei qui úz coelis est." l\1irad que 110'

despreciéis a uno de estos pequeños; porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre que está en los cielos. n

Siguiendo el paralelismo del t~xto anterior, nosotros clednci­',mos la fuerza probativa de este pasaje evangélico apoyados en e1'l­tas tres razon-es: 1.

3

) En el contenido literal del texto; 2. ") En su anál' sis doctrinal; y 3. n) En la interpretación de los Padres y Doc;­tores.

08) nI. G., 27, 167; lbid. 27, 771; M. G., 29, 363; uI .. G., 44,337; ibid., 44; I'ri. G., SU, 1014; M. L., 26, \)76; lVf. G., 69, 887; ibid." 69, 1223.

(10) S. Ron. BELARMINUS~ S. J., Expla,natio in Psalmos~ Ps. XXXIII, vs. 6-8, pág. 116. '

(20) "De donde resulta una gran pllZ y seguridad para los que temen tll Señor, a! saberse protegidos por tal tutela." Ibid.

Page 7: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

444 P. ISIDORO DE' SAN JOSÉ, O. c. D.

prz:mero. Contenido literal.-La expresión no es 'alegórica: sino ,real. Jesús pretende demostrar la dignidad excelsa de las al­lnas de los pequeñuelos recurriendo a un argumento impresionante y decisivo, a más de acomodado a la mentalidad de 10's discípulos. Es tan grande la dignidad de las almas niñas, que D:os tiene en­co!nendada su- custodia a los ángeles) sus cortesanos. El Angélico Doctor 'argumentq. de esta fo.rma, apoyado en las palabras del Maestro: "] deo aute111, non sunt contemnend)i(pusilli), qu;~a adeo carri sunt Deo quod OJngeli su'nt eis ad custod1:a111 deputati: unde sequitur.' Dico e'nú'/1, vobü qu,ia angeli eonl~11 ... " (21). Y en otro lugar: "Ita dictum est quod non contemnatis) quia ilU de qU1:bus Dominus habet tantam cura1'l1'J non stmt contemnendi" (22).

Las palabras de Jesucristo son diáfanas y expresivas dentro de su sencillez.

Cuando tal afirmaba era decir bastante, si se repara en el con­cepto ,del pueblo hebreo sobre los ángeles. "lI.IIinu.isti eu,m, pauto mi­nüs ab angelis ... " (23).

SegU1lzdo, Análisis doctrinal.-l--Iay que adelantar que las pa­labras de Cristo se refieren en su -sentido "e%preso", "directo" e "i'l'lrmediatoJ) a los n,iños)' y a los 'niños de los hebreos. y si 110 fuera por la interpretación que de las mismas nos dieron los Padres y los teólogos, moralm,ente unánimes, harto nos había de costar deducir de ellas un argumento apodíctico en favor de la tutela universal.

Sin embargo, 11oso.tros 10 estimamos válido y decisivo, a la luz de la Tradición y de la Teología. V,eámoslo.

"Videte ne contentJ!wtis unum e% his pusil(is." Mirad que 110 despxeciéis a ninguno de -estos pequeñuelos. ¿ Qué entienden los Doc­tores por "pusillus"? Responde concretamente CORNELIO ALÁPIDE, recogiendo el sentir de Padres y teólogos:

H Humilibus et abjectis) qua s mundus q'uasi viles" invaridos et impotentes) 111,iseros et inojJes) , conte11~nitJ quia licet ipsi sint inva'­Udi) validos tamen habent angelos Custodes) qui vos apud Deum Patrem) qu,em semper v-ident) quasi ejus fafJ14iliares ret intimi accu­sent} ac ejus jussu) scandala,et injurias ipsis} utpote suae curae a Deo cOn1Anissü) i1~rogata acriter castígent et ~indicent. Pr¡'ma

(21) "No se los debe depreciar, porque son tan queridos de Dlos, que' les ha en­v1ado a sus Angeles para que los g'uarden, por eso sigue: "En verdad, os digo que, etcétera", La Cadena ele 01'0, traduc. del Dr. D. Ramón Ezenarro, tomo n, pág. 436 (Madrid, 1886).

(22) Así, pues, se dice que no los desprecieis, porque aquellos de quienes el Se­ñor tiene un cuidado tan especial no deben ser despreciados. Comment. in Matth., cap. XVIII, v. iD (Ahtuerpiae, 1(12), pág. 53, K.

(23) ,Hebr., cap. n, v. 7.

Page 8: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL custODIO 445

haec est nitio) qua probat pusillos et abjectos non esse conte1n­ne1'ldosJ) (24).

Dico eni111, vobi~s quia Angeli eorúJ1It. .. Porque os digo de ver­qad que sus Ang-el,es ...

"De este lugar, prosigue el mismo docto escriturista, y del Gé­nesis, cap. 48, v. 16, como también ele los Actos de los Apósto­les, cap. XII, v. 15, y de la enseñanza común de los Padres, coligen los Doctores, que todos los cristianos) más aún, que todos los 11,0111,­

bres tienen su Angel Custodio desde el momento mismo de su nacimiento i-:.asta su lTILlerte" 1111,0 hO'l11,ines O'/m/es habere A 11gelu'l11, ad S1ti custocl:'am. ah ortu usque ad morte'in a Deo deputat.um" (25).

Demos, un paso 111ás en nuestro análisis. ¿ Qué quiere decir ., Angeli eo1'u111,"? Responde el misrúü C. ALÁPIDE) haciendo pro­pias las expresiones del docto Maldonado: (( Per pa1'vulos etia1m ac~cipü non pueros) sed hu111,ües et justos) quorum Deum, curam mojo1'em qumi¡1, ali07/1M11, h011u:num habere tata, Scripturd. testa'­lur)) (26). '!

"En seg'1Jndo lugar, prosigue el sabio jesuíta, el "Angeh: e01'um)) denota que los Angeles de los niños tlerlen un cuidado l11Uy sin­gular de ellos; cuidado que sobrepasa el ordinario que los Angele's Custodios de los jóvenes y de los viejos tienen de sus encomen­dados: tomando por niños, añade, a todos aquellos que bien pOr la edad, bien por la Ife, bien por la condición o suerte son pequel1,ue­los) es decir, débiles, viles, humildes o despreciables. Hi enim cum minus valeant jUd1:cio et prudentiaJ hinc mafori Angelorum indi­genl cura et custodia/ J (27). A continuación reproduc·e el axioma vulgar que reza: ((Infantes, et amentes magis ab AngeZ,is custodi­ri)J (los Angeles dispenséLl1 una tutela especial a los niños y a los locos). Y comenta acertadamente: "Sane nisi Angeli infal'ltiit.111, ha. berent CU1'"mn singularem saepl:us in igne11i vel aqual1't caderenl, . et a porcis el bestiis laederentu.r) ab equ-is et curribus protereren­t'lw)J (28).

. En teroer lugar, . el "A1igeli eoru,m,') quiere decir "quasi par­vulorum p1'oprii) et fa,m,üiares et a.l1ÚCZ:,' parv1.!llos e'nim et hunúles 111,l:1"e Angel{ a111,ant q~tasi suos) sibique persl~111,iles}) (29). .

El Doctor de Hipona propone esta otra interpretación) que hace propia el Angélico: "O también son llamados Angeles n'uestros

(24) Comment. in SCl'iptu.mm SaCl'am (Lug'cluni, 1875), Comment. in Matth., cap. XVIII, v. 10, pág'. 34/. '

(25) I])iel.,. ob. cit., loe. cit. , . (26) Ibiel., ob. cit, loe. cit., pág'. 348. Es la interpretación que propone el Ang'é-lico, l1aciéuclose eco de la Tradición. Comment. in Matth., cap. XVIII, v. 10, pág. 53, K.

(27) C. ALAPIDE, ob .. cit., loe. cit" pág'1 348. (28) Ibid .• loo. cH. (29) Ibid., loc.< cit.

Page 9: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

446 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

a los que son Angeles de Dios: son Angeles de Dios) potque no se separan de él, y nU1estros) porque han comenzado a tenernos por [~onáudaclc[.Jw,sl suyos: cons;.gLüentemente, aS1: como ellos ven a Dios, también nosotros le veremos cara a cara" (30 ).

Concluyamos, pues, que el sentido del texto evangélico queda patente en virtud de su análisis doctrinal. Pero aun aparec.e más

claro y decisivo a la luz de la Tradición.

Tercero. T1'Lterpretadón de padres:v Doctores. Sobre los testimonio.s 'aducidos en el núrnero anterior podríamos

amontonar aqt1Í otros muchos. Los reservamos, empero, para más adelante (cuando propongamos el argumento. de Tradición), con­formándonos, por ahora, con referir algl1110s a modo de ejemplo.

Sea el primero, por S11 autoridad, realismo y nitidez el del 'anst,,:ro dálmata SAN J ERÓNIMO J glosando este pasaj e evangélico, tan repetido de los Doctores:' "Oh dig1I1:dad 1:nmensa la de las al­'J!nas, que cada una te'l1,ga desde el m0111iento mismo de S1/t l1aci111,iento un ángel t'ufelar que la guarde" (3 I )

SAN JUAN CRISÓST01\W conclt1ye aSJsn precioso com~ntario a las palabras del Maestro: "Hinc manifestum est,quia 0111.nés sG1tC-

ti 'ibi angelos habent" (3 2 ).

C. ALApIDE deduce esta triple conclusión del texto evangé-lico: 1.°) La excelsa. dign~idad 'de nuestras almas, ~'utpote quae Angelos habent Custodes" ; 2.°) La úl11tenSa b011;dad de Dios, (( qUl ~ nobis tan nobiles asignat pedagogos ... "; 3·°) La gran humUdad ~' caridad! de los Angeles, "q1/~i nos pueros ita curamt et dir1:gu11f' (33)·

Los teólogos católicos, incluso los modernos, basados en las palabras del Salvador relativas a 1o.s niños hebr,eos, argument'an del texto evangélico en. esta forma: dicha tutela es un beneficio sobrenatural qne Di03 concedió al pueblo esc.ogido. C011'10 los be­nefj,~ios sobrenat drales concedidos 8. b Sinagoga pasaron íntegros (rnif'ntras no C011 ste su abrogación.-y en este caso no. consta-) a la ig1esla, mucho más perfectos incluso, se sigue lógican1ente que todos los niños bautizados tengan su propio Angel de la Guarda. Ni S~ ha ele pens:1r, ¡añaden) que este beneficio cesa al pasar de la niñez a la juventud, puesto que es más necesario que antes, dada

(80) STO. TOlVÍAs, Cndena de 0/'0, ExpoS. in Mattll., cap. XVIII, v. 10, pág'. 437.

~ AUGUSTINUS, De C'ivitate Dei, lib. XXII, cap, 29,M. L., 41, 797. (31) "Magna dignitas ani11W1'Um, lit nnaquaeque habeat ab o/'t1t naUv'itatis i,n cus­

to(Uam sll'i Angelwn dcl.egatum." Comment.in MaUh., cap. XVIII, v. 10; M. L., 26,

134-1 ilo. . (il2"Y Homil. LIX in Matth., M. C., 58, 579. (33) C. ALAPIDE, ob, cit., Co.m,ment. in MattlL., cap. XVIII, v, 10. pág. 346.

Page 10: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 447

la multitud y gravedad ele los peligros que por doquier amenazan al hombre (34).

Cierto igualmente que la tutela queda delimitada, según eso, él. sólo los. bautizados. Pero se nos echa encima este interrogante inapelable: ¿ es que la razón ele conc.eder un Angel tutelar no existe para los no' baUrtizal(/jos?.. ¿ Es que para los demás hombres no existen peligros, peligros espirituales s'obre todo, ni bienes, ante todo sobrenaturales y eternos también que alcanzar? ..

. No hay ·que olvidar que la voluntad salvífica y la. redención de Cristo ¡. 'ltn,:'7jersalesJJ

y por parte de Dios, son dos verdades de fe fundamentales en el Dogma católico. Sobre que el fundamento dog­mático de la tutela angélica un.iversal y según SANTO TOMÁS) no proviene de ser uno bautizadOo o justo, sino de ser simplemente hombre. Dicho beneficio no está condicionado, según la mente del Angélico y ele la mayoría de los DoctOores, al "ser de críst1;ano JJ;

sino" al ser de creatu.ra raóonazn. Por tanto, elebe de -extenderse sin excepción a todos los hombre~, porque el Dogma de la Provi­denda divl:'I1~a cOon ese caráctercle singularidad relativo al hombr·e, es univ-ersal.

En definitiva, creemos que del' texto alegado, en su sentido literal, en su contenido doctrinal y en la interpretación exegética, patrística y teológica se. deduce claramente la tesis de la tutela angélica individual. "

Todavía existe en la Sda. Escritura un tercer testimonio muy firme para corroboración de esta doctrina. Está tOomado de San Pablo en su Carta a los Hebr·eos, cap. 1, v. 14. A él hemos aludido ya anterio'rmente bajo otro respecto.

Viene demostrando el Apóstol de las gentes con elocuenc.ia vi:., brante y majestuosa la superioridad del Verbo Encart1!ado sobre las jerarquías angélicas. 'Al fin corona su brillante argumentación con estas ·expresiones definitivas: "Non.ne omnes (angeli) sunt ad­ministratorii spiritus 1:11. m,inüterl'u111, m,úsi) propter eos

J qui haere­

dÜate.n!f,i ca,pient salutü?" "¿ Por ventura no S011 todos ellos (los ángeles) unos espíritus, que hacen el oficio de siervos o ministros envhdos de Dios, para ejercer su ministerio en favor de aquellos. que han de ser los herederos de la salud?"

El Doctor de las gentes dej a con ellas incontestablemente de­mostrada La supereminencia del Verbo Encarnado sobre losespí­ritus ang.élicos. Estos son sus ministros, sus siervos l\1ientras El oye complacido de 1abiOos. del Pac:lre en la' gloria: "Siéntate a, mi ¿Nestra.) en tanto qu,e pongo a. tus ~nem;l:gos po'r estrado de tus pies)))

(34) LERCHER (L.), S. J., In.stitutiones Theol. Dogmallcae (Barcelona, 1945 4), vol. JI , De Deo C'i'eante et Elevante, tracto II, quaest. H, al't.· H,n. 599.

Page 11: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

448 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

y ostenta radiante de majestad y hermosura el poder absoluto que se le ha otorgado. en los cielos y en la tierra; los Angeles, en cambio; son enviados por El a' todos los redimidos con su sangre como ministros o coadyuvadores suyos en el negocio trascendente de la salvación de los hombres.

Del texto paulinose deducen, ;a primera vista y sin esfuerzo, estas dos consecuencias: prh11 e1'a, , que lo que dista el. Se1ior de sus sl:e1'vos) el Rey de, sus vasallos o ministros, otro tanto dista el Hijo ele Dios hecho hombre de los espíritus angélicos; segunda,) que el millisterioprincipal de esos siervos o 111,inis1:1-os es, sencillamente, ése: cooperadores insignes en la aplicación concreta de la obra s'alvadora de Criito a los hombres, la Redención.

Ni se han de entender aquellas palabras del Apóstol: "in mi­nisterht11'L 11/,issi propter eos, qui hae1'editatem capient salutil J como U112 coartación restrictiva del 111:nisterio angélico a sólo los pre-destinados; pOfc(ue no dice San Pablo: ~'en beneficio de aquellos r que !alcanzarán de hecho 'la salvación", sino, Ci en beneficio de aque-llos que jJut?de'l1 y deberían conseguirla, ya que la voluntad salví-fica de Dios es universal y la sangre de Cristo se ha derramado por todos, sin excepción. Lo que sucede es que para los primeros (para los que de hecho la consigúen) la eficacia de esa tutela angél1ca es absoluta)' mientras para los postreros (para los que se condenan), relativa; pero no se sigue,en manera alguna,· que Dios los prive' de ella.

El Doctor Angélico ha tenido presente esta misma, dificultad, ~ que parece flota;' ele las palabras del Apóstol S. Pablo. A ella res­

pmlde- sin titubeos:

"Respondeo dicendtJm, quod angeli miituni~r in minisierium "e!" ¡icaciier" quidem propier eos solos qui haeredilatem capiunt salutis, si consid~reiur Jitimus effecfus cusfodirze (qui est perceptio hacrcdi~ latís),. nildlom¡nus tamen el aliis miílislerium angdorum non subs~ trahizur.: qüamvis enim in eis hanc efficaciam non habeal quod pe/"" ducOi:i¡¡r ad salutem, efficox tamen est circa eos angelorum minis~ terhlm, in quo?1tum a malis multis retrahuntur" (35).

Los cqmentarlstas siguen por 10 común de acuerdo con esta 'se:ücncla del Maestro.

La misma opinión expresan los con1entaristasdel texto sag'rado. Valga por todos, en plan de ejemplo, eL docto C. ALÁPIDE:

"Que, los Angeles son enviados "propter eos quÍ haereditatem capiunt s alutis" , esto es, en beneficio de aquellos que se han de sa~var, no quÍere decir que a los réprobós se los prive de la tutela

(35) l, Quaest. 113, arto V, ad tumo

Page 12: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 449

angélica, ni menos que los espíritus celestiales dejen de ser enviados a todos los hombres sin excepción - ("ad ornnes ornnino hornip nes") -, incluso a aquellos mismos que en castigo de sus propios pecados Se condenarán, puesto que la ¡ gllesia enseña de modo claro y uniforme que Dios destina a cada hombre, y por far'to al mismo réprobo, desde el momento mismo que hace a la vida, un ángel tute~ lar que lo guarde. Otra cosa es que el fruto de esa tutela resplan p

dezca de modo sil1lgular en los que de hecho logran la salvación, o que' el ministerio de los ángeles ;0 surlQ efeclo sino en aquellos que, oyendo su Voz y siendo dóciles a sus inspiraciones, se salvan. Pero de iodas formas el Apóstol quiere demostrar con esas palabras que d~ término y fin del minisierio ang0lico es ése; "conducir 3 los hornp

bres al reino de los cielos". Que luego ellos se condenen por su culpa [, .. ]" (36). ' '

A los testimonios escritutísticos' aducidos podemos añadir; por vía d-e complemento) si' bien no es necesario, el del Ps., 90, Vi 11 -13 :

C( Angel1:s suis Deus man:dam¡1,t dé te ut, custodiant te in 011;¿1'l,ibus 'Z)lÚ tuis", que antes hemos descartado en fuerza de su sen,tido ü­tetal. Pero es necesario advertir que aunque en sentido literal Si~ in­terprete m,esiánrÍco (como algunos Santos Padres lo hie~eron v p:'.rece deducirse a primera vista de las palabras del demonio en la tenta­ción del Templo. (Mat., IV, v. 6), no deja de tener un valor niuy eficiente en esta cuestión, aunque no sea más que en virtud qe su sentido "a,nagógico" o "espíJ'itual~), dada la uni,fdrmidad de Pa­dres,exégetas y teólogos.

Tanto más cuanto la sentencia opuesta (que en sentido lite1'al no hable de Cristo, sino del alma justa) tiene su peso, amén. de ser preferida PC?r muchos como más probable.

LOR1N1 dice textualment-e: "Venmz, non agi de Christo in Psalmo isto communior et melior' opinio habr;t))) citando a conti­nuación una cifra nutridí:sima de más de ve'inlÍcinco (Jutores (Pa­dres y escrituristas) que abogan por su sentenCl~a) a 1o.s que podría­mos sumar nosotros bastantes n1ás (37).

Páo concediendo y todo que el versículo en cuestión fuese ,1ne­siánico) no podríamos despojarle en absoluto de fuerza probativa; ya que los Doctores 10 han interpretado siempre del Angel de la Guarda personal en sentido an:agógico. Ya l0. v-eremos en ,este se­gundo apartado de nuestro. estudio, al aducir el testimonio de los Santos Padres. Porque donde todos estos textos escriturÍstic.os al­canzan su máxima fuerza probativa es realmente al pasar por el cauce límpido de la Tradición Patrística, intérprete auténtico de la Sagrada Escritura: . '

(36) e, ALAl'IDE, ob. cit., Comment. in Epistol. ad Hebr.) cap.l, v. 14, pág. 883. (37) LORIN:r, S. J., c.omment. in Libr. Psalmorum, tomo lII, PS. XC" v. 12, pág. 403.

Page 13: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

··450 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, o. e, D,

3'. La tesZ:s del Angel C'llstodz:o i'ndividual en la Tradkión.

Comencemos por advertir que 110;., tod~s los 'Santos Padres se ocuparon el·e esta doctrIna. Otros, los más, sólo tratan de ella in­cLrectamente al exponer el dog111a de la Providencia divina o de modo incidental en sus Comentarios a los libros de la Sda. Escri­tura, que rozan esta cuestión (Ps. 33, v. 8; Ps. 90, ·v. 1 l-I 3; lVIat., cap. XVIII, v. 10; Hebr., cap. 1, v. 24; .etc .. ). Muchos, in­cluso, hubieron de evitarla de intento. Baste recordar su reacción enérgica contra el gnosticismo pagano. en sus diversas form:as, en los tres siglos primeros de la Iglesia, sobre todo. En atención a la teoría de los eones o dioses inferiores de la gnosis, ui1a prevención muy legítima les selló los labios en 10 relativo. a la doctrina de los ángeles en general, por temor, más que fundado, a que sus pala­bras no. fuesen rectamente interpretadas por los fieles.

Sin embargo, aun podemos reconstruir un testimonio bastante· explíc}z:to y nutr:'do en favor de nuestra tesis.

Apr·eciemos primeramente en conjunto las fórmulas con que se complacen en denominar muchas veces a los espíritus. angélicos en SUs relaciones tutdares pal'a con, los humanos.

El "Pastor" de Hermas nos habla ya de' ellos bajo la fOfma alegórica, bella y realística de los "palos" u "horq~til1as" que sos­tienen 1o.s sarmientos de la v.iña, que el gr:anPaclre de familias con, fió a su :Hijo muy amado. De los" edificadores" o "constructores)) de la gran torre de la Iglesia (con las piedras vivas, que son los fieles). De los (( amigos)) leales a quienes .el . Señor e1!0omendó a sus hijo.s predilectos en este mundo. De los "1iun'L~ios JI cO'nsejerqs san­toi) de los hombres (38Y

y más. en concreto nos habla del "nuntius justitiae" y del "nuntius 'n.equ.itia/) qqe cada uno tiene en este mundo de prueba, mientras dura su peregrinación hacia la Patria (39).

ORÍGENES llama a los Angeles tutelares "actores et t~ttores", "pastoresainimarum)) y no.s habla en singular del "medicus) rector et ductor a·nimaleJ

) (40). EUSEBIO DE CESÁREA los invoca "tutores", "curatores" "du­

ces" et ((pastores hominllm." (4I} SAN CIRILO ALEJANDRlrfO des­cribe con ternura el oficio del "dhdce compa;¡'1ero)) que el Padre ce-

(38) SIXTUS COLOMBO, SS. Patrlon ApostoUCOl'um opera (g-raece et latine) (Torino, 1934), Pastor Hermae, Simil.V, II, 2-3, Visio III, II, 5; ibid. Visio lII, IV, 1; Si­mil. V, n, 6-7, 11; ibid., Simil, V, V, 3. Por esta edición citamos lo referente a los Pacll'es Apostólicos.

(~jg) Ibid., l\fandat., VI, lI, 1. (40) NI. G., 12, 733; ibid., M. G., 12, 208; ibid., M. 0'., 12, 1307; M. G., ~.1, 120;

M: G., 13,1106; M. G., 13, 1829; M. G., 13, 1239. (41) lVI. G., 22, 267; M. G., 23; 115'1. '

r !

Page 14: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIÓ 451

lestial ha dado a sus hijos" per viam asperam deambulantibus", y recurre con confi'anza al "preceptor" santo que nos enseña el culto y adoración del verdadero Dios (42).

TERTULIANO nos habla del "Angelus. orati'o.nis" y elel "orcial divz:Jw" "qui o1nnemhoJni,n-is paraturam 1!J1wdttla\tuJ'" (43)·

SAN CIRILO los aclama "co111,ües sancti", "adsociatores et ad­In/J/.:'st'r1:" Hin salutenz, ho Inirt.'lI 11'1. clep'utat'i" (44).

El PSEUDO-DIONISIO) "jJYaetectos", Hadsociatores", "ilustra­tores", "manu.d1tctores", "rectores" et "artistictes hominnm/' (45).

El insigne debelador del arrianismo, SAN ATANASIO) C( pnte­ceptores et pedagogos" (46). El intrépido SAN HIL{\RIO) (( testigos de nuestros actos" y "praesides orotiol1um, nostraru:m" (47). SAN BASILIO EL GRANDE nos habla con un realismo y ternura que con­mueven del "custos et p1'wefectus", "pedagogus et pastor", "co­nus et tuto'y", "puerorUlm instituior") etc. (48).

SAN GREGORIO NISENO) del "co'l'l'Zes et auxi'liator" (49). SAN GREGORIO DE NACIANZO) del "du,;r et adjutor", del" protector en el ca¡nino de la vida)) (50).

El dulce SAN AMBROSIO los invoca" custodies bonos", "d·?fen-· sores" , "episcopos al1/imantm" (SI). El CRISÓSTOMO) "conservi nostri" (52). SAN AGUSTÍN) "concives 'nostri" (53). SAN JERÓNI­MO) SAN GREGORIO y, SAN ISIDORO) "praeúdes", (( c'Ustodes", "tu­telares", étc. (54).

Después de esta mirada ele conjunto,' descendamos ahora en . particular a un análisis concreto ele los textos de los Santos Padres.

Los escritos !apostólicos son los ,anillos de oro que enlazan la era evangélica con la edad patrístic.a, propiamente dicha. Por eso vamos a detenernos un instante en su estudio por el interés que suscitan en orden a nuestra tesis.

Son dos los documentos, que particularmente reclaman nuestra atención.

(42) M. G., 69, 223; M. G., 76, 689. (43) l\I. L., 1" 1277; M. L., 1, 761; M. L., 2,' 757. (44) M. G., 70, 182; lVl. G., 69, 190. (l5) Nr. G., 3, 363; M. G., 3, 259; lVI. G., 3, 294; M, G., 3, .292-300. (40) M. G., 27, 402; 11'1. G., 27, 1043. (47) M. L., 10, 786; M. L., 9, 1020. (48) riL G., 29, 655-658; M. G., 30, 418; M. G. 30, 355. (4!l) M. G., 44, 337. (50) M. G., 37, 519; IVI. G., 37, 1019. (51) M. L., 15, 1361; IVI. L., 15, 1267; M.' L., 15, 1652. " (52) M. G., 63, 30. ~ (53) M. L., 41, 797. (5'4) M. L., 26, 134-135; M.' L., 24, 903, etc.; 11'[, L., 75, 665; M. L., 75, 666; IVI. L.,

75, 874; M. L., 82, 274; M. L., 83, 557. VACANT-MAl'WENOT, D'ictionaire de Theologie CathoUqueJ V. Ang-es, voL 1, coL 1.217. VILLER-CAVALLERA-DE GUIBER1', Dic.tionaire de Spiritu(/;litéJ V. A n g' e s gurdlens,

col. 58Q.· .

Page 15: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

~--------------~~- ------------------ --

"

p, ISIDORO DE SAN JOSE, 'O, c. D,

La teología positiva los ha denominado' el l' Pastor FI el'nwe" y 'la "Epístola Barnabae".

a) El" Pastor I-f er1nae JJ (segunda milad del siglo n) (55), , En la visión tercera del (( Pastor" contempla F[.ermas a una

multitud inmensa de hombres que laboran incansables suministran­do piedras bien talladas, hlancas y hermosas, a seis, jóvenes que están edificando una gran torre. Leaélmira -el orden, la simetría, la excelsitud, la belleza, en una palabra, de la construcción.

Sospecha misterio, pero no da con él. El ansia de c.onocerlo le a interpelar a la regl;a l11atrona que le muestra la tor're: "Se­

liora, ¿ qué me aprovecha contemplar todas estas maravillas si no soy capaz 'de comprenderlas?"

, La matrona entonces, prendada de la humildad ingenua del vi­dente, despliega sus labios virginal,es para descifrarle la parábola., "La torre, dice, que ves en construcción soy yo, "la Iglesia", la que hace un instante y al presente rne comunico a ti:' (56).

"Señor,a, replica I-Iermas, n1:e admira por 10 maravillosa y es­ttlpenda. Mas estos' seis. jóvenes que la construyen, ¿ quiénes son? Ella responde: éstos son los Angeles del Señor, que fueron c.rea­dos arites que todas las cosas, a los cuales encomendó él todas sus creaturas (tl'adid'it D.0111,Ú1US 01nl1en crectturan~ suam) , para que ellos incrementen, edifiquen y don1inen sobre todo. Ellos llevarán a cabo la c011.ptrucción de la torre" (57).

Repone de nuevo el vidente: (ly aquellos otros que suministran las piedras, ¿ quiénes son? También éstos, le dice la matrona, son ángel,es el'el Señor; sólo que esos seis son más nobles que ellos, Una

(55) "El "Pastor" ele Hermas, elice el DI', Altaner, se cataloga de ordinario entre los escritos de los Padres Apostólicos, pero en l'oaliclad es un Apocalipsis apócrifo", Pese a esta afirmación elel esclarecido Profesor de Breslau, la obra no pierde, antes g'ana, en autoridacl para nuestro estucHo" Dlg'aulos de paso que San Ireneo (Haer., 4, 20, 2), Tertuliano (antes ele hacerse montanista: 01'. lo de Pud.) y Orígenes (Mat., 14, 21; Frinc., 4, 11) la incluían entre los liJ)l'oS de la' S. Escritura, aunque, al decir ele Orígenes, no se 'lefa en las asambleas litúrgicas y el Fragmento muratoriano afirma "leg'i eum quidem opportet sed publicare vero in Ecclesia populo neque inter p1'o­phetas completum numero, neque ínter a'posto10s in flnem temporum potest". No obstante, el pueblo lo veneraba como escri10 apostólico. De allí su autoridad y su influencia. Q

Fué compuesto a meeUádos del sig'lo IIJ clurante el pontiflc'ado de Pio í (140-159), de quién le llace hermano el citado Frag'illerito ele Muratori (ROUET DE JOURNEL, En-ch'l1'idion Patl'lsticu1nJ 268 (75). '

Además de algunos frag'mentos en copto y en medo-pe1'sa'J existen otros más completos en gl'iego) entre los C'.uales sobresale el manuscrito ilparecido en uno de los monasterios del Monte ALbos, 1856, al que lalta sólo la conclusión., Fragri1enta'rios son tamJJién los rolios en papiro ele la Universiclacl cleMichigán ,publicaclos recientémente, y que se remontan a fines del si'glo III.' '

Sobre éstos, la obra se, conserva además en dos aritig'uas traducciones latinas (en1l'e los siglos II y IV o V) y en una versión etiópica.

El libró contiene cinco "Visiones"J (loce"P1'eceptos" y diez "Aleg01''ias''. 1 Uf'. DR, B. ALTANEm, PatTologia (Maclrid, 1944), pág'. 48. Sobre la "E1Jistola Bal'nabale" diremos dos palabras lineas adelante.' (50) Pastor Hel'm¡¡.e, Visici nI, n, 4-8; ibid., Visio III, IU/i,S. (57) Visío IIIt IV, 1.

Page 16: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 453

vez que se dé :fin a la construcción de la torre, todos igualmente se alegrarán en la presencia del Señor y entonarán himnos de a1a­b,anza ;;t su Dios (58).

Pro.sigue aún inquiriendo H·ermas 'quiénes sean las piedras que con tanto primor van colocando en los muros los edific.adores de la Lorre. Las piedras son los fieles, le da a entender en seguida su interlocutora. Luego. le va descubriendo el n1isterio sobre la ex­ceIencia, variedad, estructura y' colocación 'admirable reservada a cada piedra en el edificio. H,asta le hace reparar en aquellas que los edificadores se ven precisados a desechar por inútiles, arroján­dolas muy lejos de la ton-'e. Son los pecadores y todos aquellos que tienen fe, pero cuya vida está manchada con fealdad abomin¡able de crímenes, vicios y concupiscencias (59). Son, sobre todo, los pre­varicadores e, impenitentes (60).

I-Iasta aquí la visión. Y a fe que es clara y elocuente. De acuer­, do. que· de ahí ¡a lo de la tulela individual hay gran trecho; sobre ofrecérs'enos la 40ctrina obvelada bajo el bello ropaje de la metá­fora.' Con todo, habrá pocas tal vez tan realés y <:xactas. Refle-xionen10s.

i Qué hermo.sa alegoría del Cuerpo Místico! ... L:a Iglesia es la Torre, levantada sobre la piedra viva y angular, Cristo. Los constructores so.n los Angeles superiores. Los espíritus inferiores son, los oficiales que les suministran las piedras vivas (justos, al­mas santas) para la edificación.

Creemos s~nceramente que, aunque de un modo algo abstracto, aparece clara en estas líneas del "Pasto1~) la misión de los Ange­les con relación a los 111iembro.s del Cuerpo Místico. Y a la luz de otros pasaj es del mismo la juzgamos,' ciertamente decisiva.

Prosigamos nuestro análisis. El Angel le, propone al vidente e~ta otra parábola:

Hubo un Señor muy hacendado. que tenía una' grande here­dad. A"la vez un hijo muy querido, y una multitud incontable de siervos.

Un día plantó una viña ~n medio de ¡aqüella heredad; y 11a­In ando al más fiel de sus' criados, le encomienda su administración con la orden expresa de que a cad~ c.epa de la viña le vaya po­niendo un:a horquilla que la levante hacia arriba, de manera que lo.s pámpanos 110 se arrastren por el suelo, con riesgo seguro de que se malogre el fruto. En recompensa de su trabajo el Padre de fa- ,

(58) Visio III, IV, 2. (59) Visia IlI, V, 1-5. (60) Visío III, V, 5.

Page 17: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

454 P. ISIDORO DE'. sAN lOSE" o. c. D.

milias promete al buen siervo su libertad. Mientras, él se ausenta muy lejos de la viña.

El siervo fiel cumple al instante, y a conciencia, él mandato de su Señor. Ya está cada üepa sostenida por su horquilla, merced a la cual puede recibir sin estorbos el influjo ¡fecundo d:el aire y elel sol.

l\las no queda satisfecha C011 eso la fidelidad del buen siervo. A.Jlvirtiendo que la viña está infestada de malas hiervas y abrojos que sofocan y chupan traidoramente la savia a las vides, se decide a cavarlatambién. Queda limpia de hierbajos. Luego la poda. Deja la tierra esponjada y las cepas en alto esperando la lluvia, los vientos

eI sol de primaver,a como una bendición. Pronto brotarán los bo­tdnes cuajados de esperanza, y la vida aperecerá, cuan fértil y hermosa es, a los ojos de su Señor.

Pasaron. los ardores del estío. El Padre de familias se presenta en la viña. Una expresión de gozo colmado se dibuja en su rostro cuando contelnpla los sudores del buen siervo florecidos en fron..: dosidad de hojas grandes y apiñados .racimos, que esperan, ya maduros, la tijera de su vendimiador. .

Llama enton.ces al heredero, su hijo muy amado, oon todos sus amigos. Les da parte ele la encomienda que había hecho a su sier­vo. De la fiel ejecudón de éste, generosanlent~ sobrepaS,pda. De la viña florecida y con fruto.

Ellos le felicitan efusivamente. Y se congratulan alborozados ante la reaEdad de la obra cumplida, cargada de racimos en sazón. El Señor les propone retribuirla con creces; En vez de la libertad prometida hará al siervo fiel coheredero de todos sus bienes con el hi j o muy amado~ Este y los !amigos aprueban complacidos el dicta­men de su Señor. Desde aquel instante, el siervo laborioso pasa a 'ser hijo del gran Padre de famiEas (6I). Hasta 'aquí la parábola;

. trasladada casi literalmente. Ved qué hermosamente desglosa ahora el "Pastor'} la alegoría: La heredad es este mundo. El Creador ele todas las cosas, su

Señor. La viña, el pueblo c.ristiano, la Iglesi;a. Los pámpanos, cada uno de los fieles. El siervo bueno y fiel a cuyos cuidados ftié con­fiada, el Hijo de Dios. Las horquillas que sostienen los pámpanos. sus santos Angeles. Las hierbas que infestan la viña, los pecados de los cristianos. Los amigos y -consejeros "Mnici et consiliariiJJ

)

los Angeles. La ausencia del Padre de familias, el lapso de tiempo que no's separa de su. segunda venida ... (62).

(61) Similitudo v, n, 1-11. (6.2) Similitud o V, IV, v, 1-4.

Page 18: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRiNA DEL ANCEL CyS!ODIO 455

El "Pastor" insiste con más explicitud en la doctrina de los Angeles al declarar la condición no servil, sino excels:a, del Hij o de Días. Dice así: "Quon,iam 7JineatJ11J Deus planta:vit) id est) po·· pUlu.1n creavl:t) eu'J'lt!,que Filiosuo tradidi:'t) Fz:tiusque Dei nuntios praeposui.t a,d ~o'l'lservandos singu,los; Ipes autem' /)!urimu111 labo­ravit plu.rimumque perpesslts est) ut aboleret ddicta eorum'" (63)·

La fr;ase "Füiusque Dei nu,ntios praeposIát ad conserva,rvdios singulos")' que Migne traduce: "Et F,Wus POS'IIit Angelos super eos) ut eos conserval'et", hay que confesar que tiene fuerza de evidencia absoluta. Sobre ser ya <;:laras, de por SI, y reallsllnas; las alegadas de la "horquilla" sosteniendo a cada pámpano de la vid (que además tiene el mérito de recordarnos una de las más bellas y profundas parábolas del Santo Evangelio-¡ nuestra unión con .Cristo!-), y la otra de los "o pe rm'ios" de la torre, que su­ministran a los constructores l.as "piedras vivas") imagen evan­gélica .tanlbién y símbolo de nuestra edificación y radicación en Cristo-ambas expresiones magníficas de la ide:a ele 1 Cuerpo lVfís­tico en pl.ena realización-tenemos la seguridad indubitable de las últimas expresiones del "Pastor": "Filius Dei Angelos praepo­sUfit) ad c011rServa-nd1os singulos"~. El Hij o de Dios ha deputado a sus Angeles piara guard~,r a cada uno de los mortales (64),

N o satisfecho con esto, Hermas insiste de nuevo en los "Pre­cejJtos" sobré la misma tesis.

Viene hablando· de Uil'l doble esp'íl'Üu que se disputa constan­temente en la vida el dominio del hombre. Cierto que si no ofr'e·' ciese detalles más concretos sobre el particular, ese doble espíritu tanto podría entenderse de una doble tendencia existente en el fondo del corazón humano impulsiv¡a a la re~titud o a la maldad en general, como de los Angeles buenos o malos de donde pu­diera arrancar ese movimiento o tendencia en último. término. Pero d (Pastor" es más preciso. Véase todo el ((111 a,ndatu1'l1, se~t"­

tU1n", así rotulado por SrXTUS COLOMBO en su edición moderna de los Padres Apostólicos: iI De agnoscendis uniuscu.jusque ho­m'in¡:s duob'us spiritibus el u,t1!iusque 1:nspirationibus."·

Dice el Angel a .Herm;as: "Escucha y guarda esto como de fe." "D~lO sum.t n,u,ntii (angeli) CUln hom,i¡~e: u,nus justitiae et unus nequitiae." Hay dos Angeles cIue acompañan de continuo al hOll1bre.: uno bueno y el otro malo (65).

El vidente replica: (( ¿ Cómo, pues, podré yo, Señor, discernir la in~tigación de cada uno de estos dos espíritus?"· Oyelo, dice

(63) Similituclo v, VI, 1-3. (64) Similitud o V, VI, '2. (65) Mnndatum VI, n, 1.

Page 19: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

~~=~~~~~~----,---~~----------~-- ------ -

456 P. ISIDORO DE SAN Josf, O. é. D.

el Angel. Y comienza a proponerle las notas distintivas de uno y otro espíritu.

El Angel bueno es dulcísimo, rec:atado, modesto, pacífic.o. Por lo t~nto, su inspiración lleva' al étlma aroma de t~rnura, de paz, de justicia, de santidad, de pureza, de frugalidad; en una pala­bra: "de q11'lni opere prob1:tat'Ís et de o11'/,ni 7Jirtute honesta". A este es al que debes de creer e imitar en todo momento (66).

En cambio, los rasgos de identidad del espíritu del mal son , la antítesis del Angel bueno. Ante todo es, iracundo y amargo so­

bre manera. Sus obras abominahles y que producen estragos en los hijos de Dios (67).

, Sus frutos, por c.onsecuencia, llevan al álma hidesde fruta en agraz, iracundia, lascivia, embriaguez, voluptuosidad, avaricia, fraudulencia, maldad) "et quae lús similia sunt et proxtma". T,an pronto como adviertas su inst;gación huye de él y no 10 creas, "q'Lda fac'ta ejus malw sunt et inuÚUa servís Dei" (68).

I-Iay que tener, pues, gran' cautela, prosigue el "Pastor", para saber discernir esos dos espíritus y no dejarse seducir por el An­gel n1alo. De eso depenclei-á la rectitud o perversidad del cora- . zón (69). "Vides) eygo) insiste el Angel, quia bonU1n esf a n'un­tio (angelo) nequitiae absti1'lere) et 'nu,ntio (angelo) bono acquies­cere" (70).

Al fin concluye el Precepto' s'exto con estas ponderativas ex­presiones: ~'De fide) ergo) ,1nandatu,m hoc' est) ut operibus boni

,nuntii (angeli) et just'i credas) et operatis, eis vivas Deo; et cre­'das quia factei ·illius w];~ntii (angeli) nequÜiae mala, sunt} el abs­tineas ab ,t:psis)- et vives Deo" (71).

La nitidez de semejantes expresiones ~10S excusa de todo co­mentario.

Séanos permitido añadir que esta creencia en la tutela de un ángel bueno y en la impugnación de un ángel m:a10 respecto de cada h0111bre alcanzó grande universalidad en la antigüedad cris­tiana, tanto en el pueblo como entre los Doctores. No creo sea avent'urado el'a,firmar que fué brote espontáneo del influjo ex­tr:aordinario que ejerció este! librito a partir de su aparición, pro­mediado el siglo segundo; aunque 'concedamos también su parte a las idea,splatónicas de los genios, al Pseudo~Enoc y al Pseudo­Bernabé.

(60) fifan(iatum VI, n, 2-3. (67) lVIandatum VI, n, 4. (68) Mandatum VI, n, 5-6. (69) Mandatum VI, n, 7-\l. (70) Mandatum VI, n, 8. (71) Mandatum VI, n, 10.

Page 20: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 457

Después de ló dicho nada extraña, pues, que. Orígenes se haga eco de la doctrina del doble espíritu. Como luego más tarde Gre­gorio de Nisa, San Juan Crisóstomo, Casi ano y tantos más. Ya di jimos que muchos escolásticos susc.ribieron también la sentencia del maestro alejandrino. Santo Tomás la expone sin aproharla, S. Robérto Belarmino, en cambio, la impugna abiertamente (72).

El fundamento positivo más antiguo y autorizado de esta opi­nión, a . nuestro humilde sentir, es el "Pastor" de Hermas, como ya queda expuesto.

b) La "Epistola BaiJ"nabae" (últimos del siglo 1 ó primer terc:o d'~1 n) (73).

Aunque en una forma menos precisa que Hermas, tambiétl hace a1usión a esta verdad al hablar de los dos caminos: el CC!­

m1no de la luz y el de las tinieblas. (( Alte¡"o ,vio luds, altera te'l1e­bl'anf.11'Z." La diferencia de ambos caminos es radical. Como oue uno lleva a la muerte y el otro a la vida. Y es que el uno está custodjado y re.e:ido por los Anqeles de D1"os, emisarins de la Tus, y el otro por los de Satán, fuente de tim:eblas. "Uni siqu.idem p1'ae­positi sunt angeli Dei luce11; praeferentes) alteri vero angel1~ Sa­tanae" (74):

Al pasar los l1mites ele la era apostólica y penetrar en Ja pa­trístic:a nos encontramos vernadéramente sorprencl1dos ante la multitud y c.laric1ad de los testimonios.

Si bien ha'yamosde confesar, en obsequlo a la verdad, que se aprecian no pocas fluctuaciones e incoherencias en los Padr'e? eh cuanto a la extensión del· beneficio de la tutela angélica. El gran máestro alej andrino,. Oríp:enes. ha sido el responsaple, a nuestro parecer (como Hermas 10 fué de la tesis del 'dobre espíritu), de que los Padres primitivos (siglos nI. IV y parte del v) no te'ngan un pensamiento fijo y definido sobre esta cuestión.

(72) P. G., 13, 1.829 D; P. G., 44, 327, 340; P. L., 62, 322; P. L., 49, 750, 929; Dictionail'e ele Spil'it1lalUé (Parfs, i 933), v. Anges gareliens, vol. 580, nota.

(73) El'istola. Bal'nabae fué atrilm1cla al Apóstol por Clemente dA Alejandria, Ol'fg'enes y la Tré1rHción escritn. Hoy, en camhio, se tiene como cosn cierta que BU

autor no fué el ApÓstol Bernabé. En cuanto al lugar ele su composición, los criticos sc inclinan a pensar fucse Alejandría. Ln fecha no es unánime. Mientrns unos señalan como más prol~Rhlp lo~ nños elel 90 fll 100, otros la colocan entre el 130 y 140.

"Investigaciones nlo(l:~rnas 'han demoslrllelo, dice el DR. ALTANER, una dependen· cia de la Diclaché (!-6) ele Be1'/w7)é (18-QO)" (Ob, cit., pág. 28).

La cnrta rué clescubiArta 1nteg1':1. "11 p·"iC';'.'(), en el llamarlo Códice Sinaftlco (que elHta del siglo IV), por C. Ti:scl1en(n~·r. 011 I P.fúl, Y también .iuntocon la Diclaché en el Códice Jerosol1niitano elel 1046. Hasta 1859 no se conocian más que los pI'imeros

'caljítulos en una traducción latina elel siglo III, a la que faltaban los últimos. Cfr. DR. B.. ALTANlm, ·ob. cit., pág: 45; SIXTUS COLOMBO, ob. cit., Introducción,

pág. VI, n. 5-7. (74) Epistola Bal'nalJae, XVIII-XXI.

Page 21: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

458 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

Cierto que no es ne~eS3.rio llegar a I-Ionorio de Autún (t 1151), corno algunos han aseverado (75), para hallar la afirmación neta ele que "todas las a}m3.s) sin excepción, son confiadas a la tutela de un Angel Custodio desde el momento mismo en que son in­fundidas en el cuerpo" (76); porque ya el genio portentoso del

/gran Obispo de I-lipona) que sobre tantas verdades arrojó haces cl~ luz, dejó perfectamente cons,ignacla y definida en el de "Civi­tate Dei" la creencia universal de su tiempo en torno ai esta ver­dad (77); por si {uera pOco, en otro lugar llega a foni1ular esta expresión ponderativa: "Quia unaqua,equae res V/:sibüisin !toe 1Il.U1ldo) hal7el potestatcin angelicam s'~bi praeposz:taYn" (78).

Pero ele todas fOfm;as hay que confesar que hasta bien entra­do el siglo v no hallamÜ's la precisión que deseáramos en el plan­teamiento de ] a tesis de la tutela angélica individual con relación a todas las 81mas (79). '

En .el siglo VI se nos revela Y,,1 pl:eciso y trasparente el juicio del sabio enciclopédico hispalense en el "Lib. S eJ1-tentüt1"um") don­cle' dice sin titubeos: "Singulae gentes praepositos An{ldos habere creduntur ... 1tem. omnes hom/nes Angelos habere probantur, lo­que'/1.te D0111,ino in Evangelio: Amen d1:CO' vobis) qu,ia Angeli eorU1n semper 'llident faáe111, Patris mei) q'ui in coelü est" (80).

Esto dicho, a Ú'lOdo de nota preliminar, comencernos a trans­cribir textos en concreto.

Para proceder dara y ordenadamente aduciremos los testimo­nios de los Santc3 Padres,' haciendo notar la fecha y el lugar donde los profirieron, observando la división cronológica de eta­pas' que 110S ofrece la Patrologí~ (8 I).

(75) lJicllona'i1'e [le SjJirUuullté, v. Allg'es g'ardiens, col. 58'2, n. 4, (76) HONomo DE AurmlI, Elucidario, lib, II, 28, M. L., 127,' 1154. (77) 8. AUGUSTINUS, De Civitale Dei, lib, XXII, cap. 2D; l\L L., 41, 707. (78) S. AUGUSTI~USJ Lib. LXXXIII QlluestiOlwm, Qtlacs1. iD, M. L. 40, !lO. (79) Causa de esto, ano c]udarlo, es ID imprceisión con que se nos ofrece In tesis

C'Il la Sag'í'ada ~Cl'i{.ura. Cfel'ln que llaylexlos en lo~, "P,I!ln,s [un categóJ'Íf:os y clm'os CCJmo el de S. Jerónimo, ya referido (P. L., 26, 170); pero que, comparados con otros !lel mismo autor vienen U sembrar el cles('nllcÍprto; ele suerlA C[ue termina uno por 110 salJer cuál es la mentalidad del PudrE' soJ)rc 1~ extensión del benefiCio de la tutela. Lo propio ocurre con la mayoria ele los Pacires y escl'ltol'es de 108 cillco pJ'i­meros sig'los, Aunque saque 11110 la convicción . plena (le que el alma ,justa, por lo nlenos, tocIos unánimemente se lo conceelen. Y a .nosotros nos basta.

(80) Tres Lib1'. Sentent., lib. I, cap. X, IVI. L., 83, 557. . (81) Sabido es que los modernos manuales ele Patrología e1i\'iclen est.a ciencia en

1.l'es períodos.· El ]Jl'im.el'o, que caracterizan por la !OI'mnlación inicial de los\lJrincillios y fe extiende desde el 11)'0 hasta el 3.~5, en qUE. se celebra el primer Concilio Ecu­ménico.

El ser/iUI((u, que llaman ele /lo1'eCimienlo (verdadera edad de oro de la Patrística) y comprendéelesrle el 325 hasta el COllc'nio de Calcedonia, en 451.

El tCl'cel'G-cle clecac/encia-'-, Cjlle f~J):!lTO descle ostn fpehn l1astn In muerte (le .San Isidoro ele Sevilla, 636 (en Geeic1en1e) ; l::,sta la muerte ele San Juan Do¡:nosceno, 749

, (en Oriente).

Page 22: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 459

PRIlV[ER PERIODO (150-325)

EN AFRICA

Orígenes (154).-Ya queda insi'nuada su fluctuación ac.erca de la extensión de la tutela angélica (82). Con todo, tiene textos tan explícitos como estos,: {(A cada hombre asisten dos ángeles, uno de justicia y otro de iniquidacL Cuando ,del corazón emergen bue­nos pensamientos y en el alma comienza :a brotar la justicia, es signo evidente que el Angel del Se'ñor habla en nosotros. Si, por el contrario, elel corazón brotan malos pensamientos, es que el An­gel de Satán instiga al mal" (83)., Y en otro lugar: "'Ipsi (angeli) veJut procurationem animarum nostr,arum tenent, quibus j dum ad­huc parvulí SU111US velu.t tutoribus et actoribus cOlnmittl:mU1' uSCjl1e ad praefinitum tempus a Patre'" (Gál., IV, 2) (84).

Más concreto y explícito aún es este otro, donde desc.ribe la, misión del Angel Custodio: "Cada, uno de nosotros) aun el más pequeño de la Iglesia de Dios, está encomendado a la tutela ele un Angel bueno, Angel del Señor que le oriente, q'ue le ;aconseje, que le dirija, que contemple de continuo el rostro de Dios en el cielo para alcanzarnos sus misericordias y corregir nuestras flaquezas, conforme el dictamen ele Cristo en el Evangelio" (85).

EN ROMA

San Justin~ (m'. hacia el r6S).-lVIenos concreto que el sabio maestro alejandrino, escr:be: "De'Us qu-i universu111, 1nu11.dum crea-

(82) Unas veces la hacen extensiva solamenle a los bautizaelos, M. G., 12, 733; otras, a sólo los convertidos, M. G" 11, 1272; muchas, a los rieles, 1\1., G.,' ,11, 240; las más, a Iós justos, M. G.; 12, 606. Ni deja de ser peregTina la opinión de que sólo los cris{,ianos menos perfectos son quienes tienen su Ang'el de la Guarda, mientras Crif'to en persona es qUien hace las veces ele Angel tutelar para 10'5 perfectos. P. G" 1~, 762; M. G., 13, 1666.

Cfr. Dfét'lonail'e ele Theologie Cathollqu.e, v. Anges, vol. J, coL 1.2[6-7" Diclionail'p rl'! Spi1'itualité, v, Ang'es garcliens, cols. 586-87.

(83) "Unicllüjllc duo o'ssistent Angeli, alfe/' ,inslitiaej artel' iniquilalis, Si bonac cogi.totiolles in co'/'(le '1108t1'0 ll'el'inl, el in al/imo jl/sUfla l/Ululal'U ha'1lcl cll~l)ium (jI/in

nol!'is 10qllatlll' AnriPl1/s flomini. Si VP1'0 maln lllel'int in l/OStl'O corele ¡'el'sata, 10r¡lIitul' no/lis Angelus ¡fiO!lO!i" nI.' 0'.; 13, 182(l), '

(84) "Los mlsíiuls ,\ n,rjeles son los ({/le tienen c1lirlado !le IIlleslms almas; a los cuales somos encomendmelos ,"ienrln rl'íll 1;:)/'1/ ni'ños como a unos tuflnes 71 acfrn'('s hastf~ la (echa señalada ]JOI' el Pati/'e 1í:"L, IV, 2)". P. G., 12. 208; P. G" 12, 733; P. G" 12, 1307). ,

(85) "Aclest nnicuique nostrum, etil/m millimis, qlli Sllut in Ecclesia Dei, An{jcl1/s bonus, Angelus Domini, qui 1'egat, qui moneat, ([ut gnlJel'net, ([ni pro ocfibus nostris c01'1'igenelis, et miserationiblls exponenclls quotielie vieleat {aciem Patris, qui in coelis e8t, sicut Dominus clesignM in Evangelio" (Mat., XVIII, 10, M. G:, 12, 733),

Page 23: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

460 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D;

vÜ ... h01J1i'1'lUn et rel"tlJJL sub coelo positaru,wl- cüra1l)n cl11gelis, quos huic praefecit lnulleri) c0111misit" (86).

EN CARTAGO

Terl'lfliano (m. rlésflués ,del 220), el terrible africano ele palabra. mordaz y actitud inf1e:~ib1e, 110S habla del Angel que preside nues­tr,a oración, (lel espÍ1< tu malo que desde nuestro nacimiento 110S si.O:l1e p01' doquier haciéndose, como Orígenes, eco del "Pastor". « Cuí eni'm hOIFt1>l'liWJ:lt non adhaereb;t spiritlls 1u¿qum11~, ab ipsa et-ial'/1. ja11.ua n.ativz:taHs anim.as occupandus ... " (87). Por si ofreciese 803-

pecha acerca del Angel bueno escribe en otro lugar del mismo li-· b1'o "De Anima": "OlItnún autem hominísin '¡llero serendi, struendi) tingencli p'araturaln ubiq1,be utique potestas diV1:na modu'-la,tu,y" (88). .

Qué potestad s'Ca é:cta) dice Migne (en este lugar) nota 4~~), lo explica un POc.o más adelante cuando. escribe: "N os officia r{.¡:vl:na (id est) phras!: jurecons/!!to1'1/JIl.) 11únísfros Dei) angelos credi-mus" (89). . . ' .

Tertu'Iiano cierra este primer período y noS' introduce en el si­guiente, mucho más rico y ·explícito que el ,anterior en testimonios.

S E G U N D O P E R 1 O D O (32 5 - 4 5 1 )

EN CESAREA DE PALESTINA

Eusebio) el Padre cl~ la Historia Eclesiástica (m. en 339), tie­ne afirmaciones tan nítidas como esta: "N osotros hemos aprendí:" do ,en la Sagrada Escritura que cclda. cua,z tiene deputado un Angel para. su custodia" (go), y en otro lugar describe la .singular pro­videncia de Dios hacia la c.reatt1ra humana, que no ha querido dej arla como a las irracionales del campo, antes le ha concedido a sus santos ángeles que hagan para ella las veces de tutores y guardianes (gI).Aun pl1c1iéran10s alegar otros ll1uchísÍmos textos.

(86) "El creador de todas las cosas encomencló a sus Angeles el cuidado de todas. sus criaturas y cle lOS mismos hombres", M. G., 6, 451.

(87) "¿Hab1'á siquiera 11n homb1'e a qu.ien no acompañe un Angel malo desde el momento mislIlo ele su nacimiento?" (M. L., 1, 701; M.· L., 1, 1277).

(88) M. L., 2, 756-57 (89) Ihiel., M~ L., 2, 75'7. (\lO) Pmeparatio Evamgel.) lib. VI, 15; 11,'1. G., 21, 553. (\l1) lJemost1'atio Evangel., lib. IV, cap.· VI; IV!. G., 22, 267; M. G,. 11, 120; ;M. G.,

12, 733.

Page 24: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 461

E N ,E G 1 P TO'

San Atanasia el Grande (295-373), víctima de persecuciones y destierros por su inflexibilidad contra el arrianismo, en su Co­mentario al Ps. 33, v. 8: "El Angel del Señor acampa en torno d~ ,aquellos que le temen y los libra", añade: "Esto conforma con las palabras' del Apóstol (Hebr., I, 14) (N onne 0111nes sunt adm,1:11istratori'i spz:ritus) etc.), y apoyándose en los textos del Gé­nesis, XLVIII, 15; XXIV, 40, Y en el de Zacarías) II, 3, COll=

cluye el beneficio de la tutela angélica individual. En su Comen­tario al Ps. 90, v. 11: "Quoniam a'ngelis suisJ etc.", cita como :aludiendo a esta doctrina las palabras del Salmo 33, v. 8, que aca­hamos de transcribir juntamente con los pasajes escriturísticos que allí alegó, y a cont:nuación añade: ¡¡Ex omni pa.rte igitU1P edücim,tts, quod u,n1:versorum Deus eos qui credunt Ú't ipsum per Angelos custodit. Ut custodiente Ú" ontnibus viis tuis. Qu.i in nullo delinq'uit} is custoditur in omm:bus v::~s Stn's" (92).

EN LAS GALlAS

San HilG1'io de Poitiers (m. en 367), que ve en el benefido de la tut~la una señal de amorosísima predilección: "Arctissimum. vinculum mu.t:ui amoris imposuit ad eos praecipue qu.i vere in Do­mino credid:erunl ... " (93). y en Jd Comentario a San Mateo) ca~

'.ili'

pítu10 XVIII, v. 10 (ya hemos visto en otro lugar (94) los acen-tos d~ exactitud con que propone nuestra tesis): iI Es indubitable que los ángeles presiden las oraciones de los fieles y las ofrecen diariamente al Padre por' Cristo" (95).

EN ITALIA

San Ambrosi.o (339-397) enseña ~abiertamel1te que "el Señor envía a sus ángeles en defensa de aquellos que han de ser los herederos de las promesas celestiales" (96). En el libro ~'De vi­d1,tis" exhorta a encomendarse a los ángeles, ya que el Señor los

(92) M. G., 27, 167; ;\1. G., 27, 402; M. G" 27, 1043. (93) In Mat., cap. XVIU, n. 5, M. L., 9, 1020. (94) erro' REV. ESPTRI'r' J n. 32, pág. 275'. (95, M. L., 9,1.020. "Fidelium orationibus praeesse AngelosJ absoluta atlctori­

las est." (96) "Mittit Dominlls Angelos suos ad de{en.sionem eOTtlm qui haeredes futuri

8unt promissionum coelestium", M. L., 15, 1267.

Page 25: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

462 P. I51~RO .DE SAN JOSÉ, O. c. D.

ha puesto para tutela de los hombres (97). En el Comentario a San Luc.as se muestra aún más preciso: "N o sólo---exc]ama­destinó Dios a los Obispos como guardianes del rebaño de Cris­to; sino que también encomendó este oficio a sus mismos Ange­le~'? (98). En otro lugar de esta misma obra exhorta a la con­versión. que es causa de alegría a los espíritus angélicos: ti Quam-

, quam hoc quoque proficiat ad incentiva probitatis, si unusquisque conversionem suam gratam fore credat coetibus angelorum, quo­rum 'aut affectare patrocinium, aut vereri ,debet offensam. Et fU igitur esto angelis laetitia, gaudeant de redditu tuo" (99). Final~ mente, en 'la exposición al Salmo 38, v. 11, da la razón por qué el Angel Custodio deja algunas veces a su encomendado: "Está el Angel en derredor del hombre que tutela, para que nada le perjudique y no se retira de su lado, sino cuando el Señor se lo impone-uf suús athleta, de,c.{ertet-para qtie pelee más virilmente su atleta" (100).

EN ASIA MENOR

Savn Basilio (:t~0-379);---:Es de los Pad1"es más explícitos en esta doctrina. i Lá~tima que se resienta de las" fluctuaciones de Orí­genes en cuanto a la extensión del beneficio de la tutela!

Pero una cosa es inconcus'a para él: que todos los fieles ti~­nen su Angel tutdar. Ved cómo se explIca: "Nadie pondrá en duda que (JI cada fiel acompaña, un Angel tutelar, como pedagogo y pastor qu~ rige su, vida"si recuerda las paJabras del Salvador:' HNo despreciéis a ninguno de estos pequeñuelos, pues os digo de verdad que sus Angeles, ven de coní' nuo el rostro de mi Parlre que está en los cielos (Mat., XVIII, ro). También el salmista di jo: "Acampa el Angel del Señor en derredor de los temerOS09 de Yavé" (Ps. XXXIII, 8). Y en otra parte: HEl Angel' que me libró desde mi juventud ... B~ay otros muchos lugares" (rOl).

En su Comentario al Ps. XXXIII, v. 3, expone: HA todo fiel crütia'J1o acompaña un Angel, a no ser que con nuestra mala

(97) "Obsecrandlsunt Angeli pro no bis, qui nobis ad praesidium dmtr súnt" (De vidllis, cap. IX, n. 55', rv1. L.', 16, 264).

(98) 1ft Luc., lib. 11, n. '50,' M. L. 15, 1652. (99) B'xposit. in LlIc., lib. VII, n. 210, M. L., 15, 1846. (100) BrwTratio in PSl/imos, Ps. XXXVIII, v.,li, M. L., 14, 1104. (101 Adve1'. Eunomium, lib. III, M. G., 29, 655'-658. "Quod autem untcu'ique tlde­

Hum ddsit Angelus' velut pedagog'us qtlld'am et pastor vitam dirig'ens, nemo con~ tradicet, qui 'meminerit vorborum Domini, qui aH: uNe contemnatls unuin ex hiS pusíllis, eo quod Angeli eorum semper vident faciem Patris mei qlli in -coelis 'est" (Mat., XVIII, 10). EtPsalrhista dicit:: "Castrametabitur Angelus Domlni in circuitu Umentium lp~um", et: "Angelus qui liberavit me a juventute mea"; et quaecumqUi eJusdem generis sunt".

Page 26: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO

conducta lo apartemos de nuestra c.ompañía" (r02y. Hasta ,detalles de un realismo que encanta.

"Del mismo modo, dice, que los muros de una dudad cuandfJ la circundan tolalmente sin dejar en ella brecha alguna imfJiden y ha­ce/1 imposible los asaltos de los enemigos, asi el Angel te' defiende de

frente y espalda sin dejar en ti parle alguna exenta de protección. Por eso dijo: Mil' caerán a tu lado (izquierdo) y diez. mil a tu derecha; a ti, en cambio, no lograrán acercarse, ni herirle podrán con la más pequeña h~rida. Porque a sus Angeles Jió la encomien­da de defenderte" (103),

En el Comentario a I~aías propone idéntico pensamiento: (t. El Señor entregó sus fieles a los santos Angeles para que los cus­todien, pues de ellos dijo: vuestros Angeles ven continuamente el ,rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mateo, XVIII, 10) (104). I

En 'este mismo lugar da a entender que Dios priva a veáis justamente al ahna irifielde este beneficio singular en castigo de sus/pecados.

"Tal vez, dice, cuando alguno de nosolros, favorecidQ con la tutela de un Angel santo, que mora de continuo a nuestro derredor. cae en algún pecado, se haga -acreedor al castigo de ser privado d(t su proiécción; de la protección de ese 'muro inexpugrable.' Ahora bien, el alma que es privada de esta defensa 'queda' expuesta al poder destrudor de los enemigos, esto es, de .[os demonios" (105).

Existen aún bastantes textos más. Pero juzgamos suficiente5 los adueidos para reflejarnos su mentalidad. Se aprecia una in­

,sistencia marcada en este Padre en hacer aborrecible al alma cris­tiana todo pec.ado, recurriendo a esta hermosísima doctrina. Hasta llega a afirmar que así como el humo ahuyenta a las abejas y el '. ,mal olor a las palomas, de igual modo el pecado ahuyenta a nues­tro Angel de la quarda (106).

(102) "Assistit Angelus cniUbet el Dominum credenti, nisi non tllum operibu8 prá­vis abigamus." Homil. in Ps. XXXIII, v. 8, M. G., 29, 363.

(t03) "Quemadmodum enim urbium muri in circuitu omni ex partecircumductí, unaecumque hostiuIÍl assaltus arcent: ita etiam Angelus et praemunlt a rronte, et a tergo custodit, nec quidquam utrinque incm:toditum relinquit .. Ea de causa 'lnquU "eadent lA 1atare tuo mile, 'et decem militia (sic) a dextris tuis; ad te autem nec plaga quirlem Cujusquam hostis appropinquabit, "Angelis mandavit de te". Homll. in Ps. XXXIII, v. 8, 1'11. G., 29, 363.

(104) Comment. in [saiam, cap. VIII, M. G.,30, 478; M. G., 30, 435. (105) Ibid., cap. V. n. 5-'7, M. G., 30, 355. (TOo) "Quemadmodum enim fumus apes et foeto1' columbas expellit: sic Ange­

lum vitae nostrae custodem lac1'yrnablle ac gTaveo1ens peccatum abigit." Bomil. tD Ps. XXXIII, v. 8, P. G., 29, 363 B). "Ex i1s (Angelis), dice en otra parte, alil. quidem, praet'ecti sunt gentibus, alii yero unicuique fidelium adjunctl comitessunt." Adve1'.

Eunomium, lib. nI, M. G., 29, 655.

Page 27: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

464 P. ISIDORO DE SAN lOSÉ. O. c. D.

San Gregario Niseno (335-394).-Es con Gregorio ei Teó­logO' y San Basilio de los que más claramente reflejan su pen­samiento sobre este punto.

"Existe una opinión, afirma: el i'ustre Capadocio, apoyada en la tradición de los Padres, que enseña que, después que la humara naturaleza cayó en el abismo del pecado, no fué abandonada a su' miseria ni privada del auxilio del Señor; antes al contrario, él dis~ plISO que uno de aquellos espíritus (Angeles) de naturalezaircor~ pórea, hiciese aquí en la vida para nosotros oficio de tuielar .. mien~ tras el corruptor de nuestra náturaleza, por el contrario, procura por medio de un ángel malo dañarnos. Así es que el hombre está colo~ cado entre ambos espíritus, hacle,do con su v:da que prevalezca el uno o el otro: o el hueno, que inspira santos pensamientos, que los justos miran con esperanza; o el ma'o, que ofrece deleites bajos y sucios de los que nada bueno se puede esperar, y cosas presentes. que aquí se pueden alcanzar y que cautivan· los corazones de los neciosH (107).

Gregario :de Nacianzo (329-390).-Se dirige a Dios confiado antes de ,emprender un viaj e y le suplica le conceda un santo Angel que sea par.a él en el camino columna de fuego que le guíe, nube

,protectora que le defienda, alimento celestial que le nutrá, cam­peón' esforzado que alzando en su mano la bandera de la santa Cruz confunda la ,arrogancia del enemigo: .

"Yiam inimus. Sed mihi aliquem Ange'lum MiUe ducem viae, fausrum custodem, Qui me. columna ignis et nubis ducat, Dividat mare, flumina sistat verbo, Nutl'Íat cibo coelesti et infero largiter. Crux autem manibus signata auda.ciam Inimici frangat: Neque in die media Aestus ur8!t me, neque nox timorem aHerat", etc. (108) ..

EN PALESTINA

San Jerónimo (347-42o).-El Solitario de Belén propone la , tesis de la tutela angélica individual con bastante nitidez; pero no

(.07) hl:lermo quidem est, ex paterna trallitioneHdem habens, qui didt, natura nOSlra in peccaturn lapsa, Deum nonreliquisse miseriam nostram absque patrocinio. sed ab eo Angelmn aliqucIIl, ex iis qui incorpoream naturaIIlsortiti sunt, comtitutum esse ad auxiliandum 1lniuscujusque vitae, e contrario auLem cOrl'upl0rem naturae machinari pariter per pravum aliquem et maleficum demona et inncere vitam homl­nis, hominem vera inter hos duo E medium esse utroque cOIIlitantium fineru opposltum ud alterum se habent, ip,cumque per se eficere uter praevaleat; bono quidem of1'e­rente cogHationibusbonae virtutis, quae per spem a rectis conspiciuntur; altero Butem sordidas delectationes, a quibus nulla spes' est bonorum, et res praesentes et possldendae et visibles in servitutem sensus illsipielltium redigullL" (De vita M oysis, M. G., 44, 33;¡').

(108) Carm., lib. n, historica, III, v. 5, 13, M. G., 37, 1019.

Page 28: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO

se aprecia blen definido su juic.io sobre SI este beneficio es o no universal.

En el comentario a San Mateo parece inclinarse por la a'fir= nlativa; y así lo propone sin restricciones: ~'iOh dignidad inmensa la de las alm,as-exclama-, que cada. cual tenga desde Su mismo' naámiento 'un Angel tutelar que la guarde." (109).

Otro tanto· parece inferirse del comentario a Isaías:

"Que cada uno de nosotros tenga un Angel tutelar es cosa qi!e en muchos textos de la Sagrada entre los CElales esM

aquel del Santo Evangelio .. "N o de;{Jreciéi:; a. ninguno de estos pe .. queñuelós, porque os digo de verdad que sus Angeles ven de con .. . , tinuo en el cielo el rostro de mi Padre celestial que está en 103

cielos" (110).

En cambio, en su paráfrasis al Ps. XXXIII, v, 8" parece ha­blar solamente de los que temen al Señor:

"No hay duda~ escribe el Santo Doctor, que los que ,temen 1.1 Señor son custodiados por sus santos Angeles, conforme él mismo testifica en el Evangelio: "En verdad, en verdad os digo, etc., y concluye: "V allantur ergo praesidio angelico, qui de corde puril:a~ tis timuerint Deo" (111). .

Qué enfenda él po~ ese temor de Dios, en este caso, no es fácil puntualizado, /"1'

Idéntico sentir expresa en su comentario a, los Actos de los Apóstoles (112).

EN CONSTANT1NVPLA

San 'l~tani Crisóstomo (354-407).-Viene comentando las pa­labras de Cristo en el Evangelio: "Mira:d que no despreciéis a ninguno de estos pequeñuelos, etc., y concluye con estas expre­siones lacónicas, pero precisas: "Hinc mal1ifestum est quía omnes sancti ibi Angelos habent." De donde se sigue que todos los justos tienen allí su Angel" (113).

En la homilía XVIII al cap. VII de San Mateo vuelve a insistir en la misma doctrina y con idéntico sabor restrictivo en

(109) -COmrne1¡t: in Mat.) cap. XVIII, v. 10, M. L., 26, 134-135. (110) Comment-4:rr lsaiam) lib. XVIII, cap. 66, M. L., 24, 697. (111) Bl'evial'ium in PsalnlOs, Ps. XXXIII, v. 3, M. L., 26, 976. (112) Comment. in Act. Apost., cap. XII, M.' L., 29, 470-471. (113) Homil. L/X, in Mat., M. G., 58, 579. Lo mi'smo concluye, y casi co:q idénti-'

ca.s palabras, del Comment. a l08 Act. de los Apost., cap. XII, v. 15. "Angelus ejus esto Hinc verum p1'obatul' llnllrnqllemque nostl'um Angelmtlhabere", Comment. (n Act. Apost., Xn,~5', P. G., 60, 201.

Page 29: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

las palabras: HUnde dicit propheta ad justW/11,: "In manibus p01·~ tabunt te) nt fort€? offendas ad lapide m pedem tuum. Oi111A~is enin'li justus custoditur ab Angelis, ne forte in occasion,em offensio'nis. OCCUl'rat pes conversationis ipsius" (I I4).

En el comentario :a la Epístola a los I-Iebreos se explica de forma mucho más general:

"Esta es la misión de los Angeles, ser ministros de Dios el! el negocio de la salvación de los hombres. Por lo cual éste es su prí17~ cipal oficio, ordenarlo .iodo a la salvación de los hermanos: más aún, diríase que ellos hacen el mismo oficio de Cristo. Porque a la verdad él nos concede la salo ación corr¡o Señor nuestro; ellos, em­pero, como siervos o ministros suyos, por lo cual, nosotros, siendo igualmente siervos de Cristo, podemos llamarnos en realidad con~ siervos de los Angeles. é Qué, pensáis que los A n¡geles están ociosos I En manera alguna. Son siervos del Hijo de Dios, y él los envía a muchos lugares para que ,trabaJen por nuestra salvación. Por lo tan­lo, con razón podemos llamarlos "consiervos nuestros" (115).

EN AFRICA

.San Agustín (354-430).-Parece recoger e insistir con m.ar­cado empeño en la mIsma idea delCrisóstomo en un texto clásico ya aludido, (/ De CiiJz:tate Dei": "Sic sunt Angel-i nostri) qu,i sunt A.ngeliDei" :

"Así, pues, son Angeles nuestros los que son Ange'l~s de Dios, como Cristo, que, siendo Hijo de Dios, es también propiedad llues~ ira. Son Angeles de Dios, porque nunca dejan de contemplar el rostro de Dios, y son nuestros, porque ya en este mundo nos han CO~ menzado (1 tener por conciudadanos' suyos. Por cuya razón elija Nuestro Señor Jesucristo: "Mirad que no despreciéis a ninguno de estos pequeñitos. Porque de verdad os digo que sus Angeles ven de continuo el rQsiro de mi Padre 'que está en los cielos., Así, pues, 4e1 mismo modo que ellos lo ven ahora, lo, veremos nosotros algún día, aunque al presenle 110 lo veamos" (116).

(114) De donde dice el Profeta al justo: "Te recibirán en sus ,manos (los An­geles) para que no tropieces. Por lo tanto, todo justo es C11stocUado por los Angeles para que no encuentre tropiezo el pie de su conversación", Homil XVIII, in cap. VII

,Mat., M. G., 56, 733 .. {t15) Cornrnent. in Epist. ad Hebl'.} cap. I, Homil. lII, M. G., 63, llO. "Roe est munus Angelorum, ministrare Deo ad nostram salutem. Quamobrem hoc

est Angelis opus omnia facere ad fratrum salutem, imo vero est opus ipsius Chl'ísLi. Nam ipse dat salutem tamquam Dominus, ipsi autem tamquam serví: et nos etiam servi, sed conservi Angelorum. Quid, ínquit, Ange~os hiantes suscipi~is? Sunt serví Filií Dei, et in multa loca propter nos mittuntur, et ad nostram ministl'am salutem. Quam ob rem sunt nostri conservi."

(116) "Sic sunt ergo Angeli nost1'i, qui sunt AngeliDei, quemadmodum Chl'ls1US Dei, Cbrístus est noster. Dei BunL qu1a Deum non reliquel'unt; nostri sunl, quia SU08

clves nos pabere· coeperunt. DixiL autem Dommus Jesus: "Videte ne contemnatis unum de pus1llis istis. Dieo enim vobís, quía Angeli eOl'um in coells semper viden~

Page 30: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO

En las obras de este mismo Padre hemos hallado textos muy realistas y bellos sobre la doctrina del Angel Custodio,' particula;. mente en aquellas, que por ll1ucho tiempo se creyeron fruto de su talento y de su pluma, aunque más tarde la crítica histórica haya venido a demostrar que no le pertenecen. Tales son, por ejemplo, entre otras, la segundal versiónl de los Soliloquios y algunos Ser­'manes ad Fl'atres in Ererno.

De todos modos, aunque hayanl0s de confesar que avalados estos textos con la firma del gran Doctor tendrían un peso y au ~ {oridad mucho fnás eficiente, creemos; sin embargo, que como tes tirnonio explícito de la tradición de aquel tiempo podemos con todo d~recho transcribirlos aquí. Dém'oslos, pues, por justificados ..

Viene, el :a1ma 'sosteniendo un encendido coloquio con sU Dios y Señor, re CallO cid a a la multitud iricoritable de beneficios reci­bidos de sus manos. A continuación exclama: "Insuper facis· An­gelos tuos spiritus propter me." "Por si fuera p'ocó, has hecho a. tus Angeles ministros o servidores míos, a los cuales has enco­mendado'la misión de guardarme en todos mis caminos, para que no haya- ofendículo en que tropiece mi pie?' (117).

En el Sermón 68, (( Ad Fratres in Ere1no", viene exhortando a las virtudes cristianas de la humildad, abstinencia, largueza, po­

de espíritu, y luego :añade:

"Debiendo eslar convencidos Jeque tenemos por custodios a los. Angeles de Dios, conforme ajI' didado del Saloador: "En verdad, ett verdad os diigo _ .. " Por lo cual debemos estar firmemente per~ .suadidos que fodas nuestras obras, sean buenas o malas, hechas a la luz del día o en la oscuridad de la noche, S011 preseniadas porIos Ar:geles ante el trono de Dios. Porque el AllgeJ bueno 110S está exhortando a cada instante a obrar bien, de saerfe que siempre que hacemos alguna cosa puena hemos de estar persuadidi(s que se debe a él, qtie anda solícito a nuestro alrededor. Por el conlrario, siempre que [Jemamosu obramos mal, sea en poco,sea en mucho, es indu­dable que el ángel de Satán nos insiiga a ello y que $é mofa dí!!: nuestra derroia, mienlras el Ang¿~ santo queda condolido y fri:;le lamentando 7luestradebilidad" (118).

Aun es 111ucho más bello' y elocuente -el ,cap. XXVII de los Soliloquios. Aquí se describe hasta el detalle, y con una unción '4.ue penetra hasta el fondo del alma) la misión amorosisima <;le nuestros Angeles custodios. Permítasenos la . transcripción com·

faciem Patris me! (fui in coell.s est" (MaL, XVIII; i O). SIcut erg'o illl vident, Ha el _ n.os vlsurl sunius: sed nondum ita videmus", De cívitate Dei, lib. XXII, cap. 2!J, 1.1, L., 41, 797.

(117) M. L., 40, 885. (tiB, Serm. 68 ad [t'faltes in Eremo.) M. L" 4.0, -1354.

Page 31: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

pleta del texto,en gracia;a su valor literario, y la riqueza de co:­lorido con que se própone:

"Me amasteis, ¡oh Amor mío eterno! antes que yo os pudiese amar " y con es,e dulcísimo amor me criasteis a vuestra semejanza. y me hicisteis señor de loda~ vuestras creaturas. Y no ,os habéis con .. tentado con esto, sino que me habéis dado aquellos soberanos espíri .. tus para que sean Angeles y guardas y defensores míos, yen todos mis caminos me acompañen, para que no tropiece ni caiga. Estas son las centinel~ que velan siempre sobre Jos muros de esa nueva Jerusalén; ~on los montes que la cercan, las guardas que nos de .. Henden, tos ciudadanos de esa bienaventurada ciudad, nuestra ma~ dre, que vos enviáis para bien de aquellos que han de ser herederolJ ", de vuestra gloria, para que los acompañen en iodos sus caminos, y defiendan de sus enemigos, y los amonesten y esfuercen, y ofrez~ can sus oraciones ddarle del acatamiento de vuestra soberana ma­jestad. Con gran cuidado y v~gilancia en: lodas parie~ y a todas ho­ras nos asisten y nos socorren y proveen la todas nuestras necesida­dades; y son medianeros solicitos entre vos y nosolros, ofreciéndoo,

, nuestros suspiros y gemidos, y alcanzándonos vuestra gracia y' be'n .. dición.

Andan con nosotros por iodos nuestros caminos, entran y saltm con nosotros, considerando con grande alención la piedad y hones~ lidad con que conversamos, y con cuánta ansia y deseo buscamos vuestro reino y vuestra justicia, y con cuánto respeto y temor 0'$ ser­vimos y nos alegramos en vos. N os ayudan cuand o trabajamos : nos defienden cuando reposamos; nos animan cuando peleamos; nos coronan cuando vencemos,' nos compadecen cuando padecemos por vos, y se gozan cuando nos gozamos en Vos. Crand~ es el cuidado

. que tienen de nosotros, grande el afecto de su caridad, y todo nace por honrar a aquella vuestra inestimaMe cariqad con que nos amas­teis " porque ellos aman a los que vos amáis, guai-dan a los que val guardáis, desamparan a los que vos (desamparáis y aborrecen a los qúe obran mal, porque vos los ~borre.céis. Cuando hacemos bien. los A ngeles se alegran y los demonios se entristecen; cuand o nos apar~ tamos de la bondad, d~egramos a nuestro enemÍlgo y privamos a nuestros Angeles ddl gozo. porque ellos se ,gozan cuando el pecador hace penitencia, y el demonio cuando el jusio vuelve atrás.

,Pues, i oh Padre San.tísimo l. dadnos gracia para que estos ,san .. tos Angeles siempre tengan gozo por .nosolros, y vos por ellos seáis siempre alabado en nosotros, y con ello vengamos a ser una manadet y rebaño; y. iodos juntos os alabemos y glorifiquemos, com(j> criador de los Angeles y ,de .[os hombres. Cuando digo esto, Señor, os con., fieso y alabo por este tan grande beneficio, y por habernos dado los A rtgeles por guardas y tuiores; pues habiéndonos dado para nuestro servicio iodo lo que está de.bajo del cielo, como si fuese poco habéis añadido lo que está sobre los cielos.

Los mismos Angeles, Señor, os bendigan por este vuestro favor. y ,todas vuestras obras os alaben, y todos vuestros santos os ensaf", cen; porque. vuestro nombre es admírableen toda la tierra ... " (119),

(119) Soliloquios, cap. XXVII, pág. 238, traducción del P. Rivadeneira, S. J. (Barcelona, 1874), P. L., 40, 885.

Page 32: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 469

'EN MARSELLA

Juan Casiano (36o-430).-Recoge el pensamiento de la tradi Q

ción y alega como fundamento los textos escriturísticos aducidos por .los Padres:

"Que a cada uno de nosotros dice en e'l libro de las Colaciones, as¡~ian dos Angeles, uno bu~noy oiro malo, cosia claramente de la Sagrada Escritura .. De los buenos' dice ciertamente nuestro Sal~ vador: "N o despreciéis a ninguno de estos pequeñuelos, porque os digo de verdad que sus Angeles en el cielo ven de continuo el rostro de· mi Padre celestial" (Mat., XVIII, 10) . También reza con esto aquello'otro del Ps. XXX/ll, v. 8: "El Angel del Señor acam­pa en tor;'o de aquellos que le temen y los libra." Y lo que se dice de Pedro en los Actos de los Apóstoles" (Act. XII, 15) (120).

EN PALESTINA y ROMA

Rutino de Aquile'Jla C41o).-Para el célebre controversista 'de San Jerónimo, el Angel del Señor preside las oraciones del monje y hace el oficio de maestre y educador en el ejercido santo de las virtudes: ~'Sed et Angelum suum assistere Jnihi semper tecit edo- ' centem me de singu,lis quibusque virtu.tibus mundi" (121).

E N AL E J A N D RÍA

San Cirilo (444).-En ,su Comentario al Ps. XXXIII, v. 8: "Acampa el Angel del Señor en medio de aquellos' que le temen y los libra", dice así: "SaJictis tentatis apposuit Deus Angelos, qui acuant ad tortitudinem) quique violentas ab eis incursiones arcere queant." y añade: "Pues abandonado a sus propias fuerzas el espíritu del hOlnbre no podría hacer -frente a las acom~tidas de tan formidables enemigos" (122).

Más realista y preciso se nos ofrece en el Comentario al Ps. XC) V. 11, que aunque 10 interpreta de Cristo" primo et principalite1''' , no . obstante, habla de la tutela angélica con relac.ión al hombre. Con1parando la conducta del Padre celestial con nosotros 'a la de los padres terrenos con sus hij os. De la misma manera viene a ,de~ cir San' Cirilo que éstos no dejan emprender a sus hijos un viaje (mucho menos si es largo y expuesto a peligros) sin antes depa­r,arles un buen compañero que les sirva de guía y protector en el

(120). Coll. VIII, cap. XVII, M. L., 49, 750; ibid., Coll. XIII, cap. XII, M. L., '9" 9,2{¡.

(121) Historia monachorum, cap. X, M. L., 21, 4,29. (12.2) M. G., 69, 887.

Page 33: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

410 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O •. C. D.

V1aJe, de igual modo el Padre celestial no ha podido permitir 'que en este camino, tan azaroso, del tiempo a la eternidad, queden sus hijos desprovistos de 'toda tutela y amparo. Tarlto lllás cuanto que los enemigos que. acechan nuestros pasos son muchos y muy crue­les, empeñados enconadamente en hac.ernos claudicar (I23).

EN NTIOQufA

\ Teodo1<efo de Ciro (393-460).-Enseña con toda preclslOn: aSingulos homines subesse singulorum Angelont111, procurationi") apoyando su dictamen en las palabras del Divino Maestro (1\'la~ tea, XVIII, 10) (124).

En el C0111enta1'io al Ps, XX.XIII, v. 8, vuelve sobre esta doc-­trina: "El Ang~l del Señor acampa en Inedio de los que le te­men." Las palabras del Apóstol, :añade,. están del todo. confOrmes con esta sentencia. Puesto que de los Angeles dice también (I-Ie­breos, 1, 14): "¿Acaso no son ellos unos espíritus que hace'n\ el oficio de siervos y ministros en favor de aquellos que han de,

, ser los hereder.os de la salud?" Y a continuación aduce los pasaj es bíblicos'del Génesis c.ap. XLVIII, 16; XXIV, 7, Y de Zaca­rías, I, 9, como corroboración de esta doctrina (125).

En' el c.o1'J1,entarioa Dániel, cap. X, v, I3, parafraseando aquellas palabras, tfln repetidas en esta cuestión por los Doctores: le Princeps aute1'J't< reg'ni persaru1n 1'est'itit mihi.,.", se expresa de esta manera: (( En estas expresiones se ,!ws da. a entender q-ue cada uno dI! nosotros está colocado bajo la tutela de un' Angel singular para que nos guarde, .3' nos proteja) y nos libre de las dsechanzas dél demonio" (126). Luego añade .que a los Arcán­geles se les ha confiado la misión de custodiar los reinos. y naciones, como a los Angeles les 1;13 sido encomenda·da la tutela de las per­sonas.

Teodoreto de .Ciro cierra el período de oro de la patrística y 110S introduce ·en el siguiente. '

Aunque no sea tan nutrido y rico en testimonios como el pre­cedente, hemos de confesar· que estimamos suficientes los que ale-

(123) M. G., 69, 1223. (124) In Genes., cap. 1, Respons. ud ·lnterrogat., 3; M. G., 80, 8i. (125) I Comment in Psalm" XXXIII, v. 8,' M. G., 80. Igual es su pensamiento 8J,1.

el Comment. al Ps.. XC, V. 11, M. G., 80, 1614. "Ubiql1~ igitu'r di,sctmus, per Angelo8 universo1'1tm peum eos qui in eo spem collocal'unt custodil'e."

(126) Comrnent in SC1·ipt. Sacr., M. G., 81, 1495-98.

Page 34: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO

gamos, ya que la egregia figura del Hispalens'e y I del Damasceno se conceptúan en la historia de la Patrología como un dilatado remanso ·del río caud,aloso, de la Tradición.

ComencenlOs por advertir que del Pseudo-Dionisio y San Gre­gorioMagno no podemos deducir argumento positivo alguno en

, favor de la tesis de la tutela angélica individual. Y sorprenderá por fuerza tal aserto si se' tiene en cuenta que fueron ellos los que af.rontaron más directamente el tema de la angelología. Pese a todo, y aunque nos cause extrañeza (al ignorar la causa), hay que concluir que el gran Doctor de la Iglesia y el esclarecido, ignoto, autor de .ió De coelest1: Hiera!}'ch1:a n no pueden ,aducirse en corroboración de la tesis que nos ocupa (127). Pero nos bastan los tres siguientes.

EN AFR1CA

Pri'fJlwsio) obispo de Adrumeto y muerto poco después del 552 )

plantea claramente la cuestión en su Comentario a, la Epístola ad 1-1 ebreós y dice: "Es sentencia c.omún, como enseñan los Doctores, que a cada uno de los fieles el Señor k depara un, Angel Custodio, bien desde el momento mismo del nacimiento, bien desdes'u ba:u­tisn10/ para qt1e le guarde e incline siempre a: obrar el bien" (128).

EN ESPAÑA

. San Isidoro de Sevilla (57o~636).-El~ el libro VII de las Etitnologías nos dice cómo Dios tiene asignado a cada uno de los Angeles un oficio particular: "Uniculque enim, sicut praedictum \ est propria officia sunt injuncta ... N amquia Angelis et locis et hominibus praesunt. "AI.egaen seguida en apoyo, de su tesis el texto de Daniel, cap. X, v. I3', y'concluye: "Uride apparet nullum esse bonum cuí Angeli n011 praesint. Praesunt enin1 et auspiciis operum omniull1" (I29).

Así d~ transparente se nos muestra también en el Lib1'O de las Sentencias) doncle aduce' en con~rmación de su pensamiento las

(127) Cfr. DictionaiTe de Theologie Catholique) voL 1,' cQl. 1219. San Gregorio llama a los Ang'eles "1'eges nost'ros", "Consulcs", "illuminato1'lls",

"ailmonUo1'es", etc.; pero de esto a la tesis de la tutela individual va mucho. Su pensamiento, en general, sobre este tema lo podemos deducir del lib. IX, cap. IX de los Morales, donde comenta las palnbras del Apóstol San Pablo a los Hebreos, cap. l. v. '14. Cfr. M. L., 7B, 20; M. L., 7B, 1251; l\I. L., 75, 665; M. L., 75, '666; 1'11. L., 7~, 874, etc.

(128)' "Generaliter nutem, sicut Doctores dicUI1f., unicuique ficlelium ab ortu na­tlvitatis, vel potius a temporebaptismatis,. datum a Deo Angelum ad sui custodinm, et qui suadeat bona ag'ere" IIn Ep. Heb1;.., cap. l¡ Y. 14, M. L., 68, 61l6);

(129) Etymol.) lib. VII, cap. V, M. L., 82, 274.

Page 35: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

412 P. ISIDORO DE SAN JOSÉ, O. c. D.

palabras del Apóstol en la Ep'ístola' ad Hebreos} cap. I, v. I4: ~¡ N ome omnes sunt administratorii spZ:ritus in ministerium mis­si ... ?" (130). En otro lugar de esta misma obra nos dic·e con exactitud:. "Todas las gentes están persuadidas que los Angeles rigen sus destinos ... Más aún, que todos los hombres tengan su Angel se deduce de aquella sentencia del Señor en el EvangeI:o: "En verdad, en. verda:d os digo que sUs Angeles ven de continuo el rostro de mi Padre, que está 'en los cie~os" (Mat., XVIII, 10). A lo cual' hace alusión también aquello de los Actbs de los Após­toles (Act., XII, 15), cuando Pedro llamó a la puerta y excla~ maron desde dentro los Apóstoles: "No 'es Pedro, sino' su An­gel" (131).

Por estas palabras queda clara la mente del santo, Doctor sobre la doctrina que nos ocupa. Con todo, no son únicas, sino que hemos de renunciar al placer de. trasladarlas todas por 110

prolongar indefinidamente este trabajo.

EN ORIENTE.

San Juan Dam·{1ISceno (67S-749).-E1 gran del\:_ . -r del culto de las imágenes tiene alusiones claras a nuestro tema, si bien no es tan concreto y exacto. como el Hispalense.

Afirma que los Angeles ¡están siempre prontos a cmnplir la voluntad de Dios y a ejecutar sus mandatos a la más mínima insinuación de su majestad. Que tienen encomendadas a su tutela las naciones y los reinos, gobernando nuestras cosas y prestán­donos su auxilio a los humanos: "Res nostras gubernant ac. nobis opes 'ferunt" (132). .

* *. * Tres conceptos incluye en una sola lazada la estructura del

argumento que acabamos de construir: Unidad} conformidad, con­tinuidad.. Todas tres reductibles a la primera, a la unidad. Porque 1;a conformidad y la continuigad no son más que la unidad en et tiempo y en el espacio. De ahí su ¡fuerza probativa.

Después de todos estos testimonios tan ~%plíCitos en la forma, tan universales en el tiempo,_ tan varios en el espacio, tan nutridos en número, tan garantizados por la autoridad de los testigos que

(13b) "'Boni tamen Angeli ad ministerium salutis humanae deputati sunt, ut cu~ ru& admInistrent mundi, et regant omnia jussu Dei, testante Apostolo": "Nonne om~ . nes sunt átdministratorii .spiritusJ etc." (Tres Lib. Sentent'J lib. 1, cap. X, M. L., 83'. &'57. .

('1'31) Ibid., lib. 1, cap. X, M. L., 83, 557. (132) De fide .orthodoxa, lib. n, cap. 111, M. G'~', \14, 8710

Page 36: inter~ - Revista de EspiritualidadLa misma Sagrada Es critura nos habla del Angel de Agar, del Angel de Elías, del Angel de Daniel, elel Ang,el de Zacarías, del Angel de Pedro, etc.

LA DOCTRINA DEL ANGEL CUSTODIO 47.3

los profirieron, creemos poder afirmar con toda justicia que la. tesis del Angel Custodio individual es una verdad revelada formalmente contenida en la Tradición c.ristiana, al menos por lo que se refiere a los Justos; muy probable por lo que respecta a los pecadores; porque el sentir de los Padres y Doctores es unánime y conforme; hac endo extensivo el beneficio a todos, los bautizados, sin ,excep­ción, En cuanto' a los demás h01nbres} no es tampoco improbable, pero ya nos costaría tal vez más si quisiéramos probarla a base de la Escritura y de la Tradición.

De todos modos, por 10 que a nosotros ~ace¡ nos basta con 10 dicho. Saber que todos los justos, (( al menos", tienen su Angel de la Guarda; ya que el intento principal que motiva este estudio es demostrar primordialmente el fundamento dogmático y teol&­g:co de' la tutela angélica 'individual,para que sepan las almas que tratan de perfección sobrenatural la eficacia santificativa que para ellas puede tener la doctrina bellísima y consoladora del Angel Custodio personal. Que todas las almas en gracia lo téngan es cosa que no puede ponerse en tela de juicio sin gravísima teme­ridad. Si 10 tienen o no todos los demás hombres es cuestión que­incumbe directamente a los teólogos y que acasoso en otra ocq.siÓn afrontemos de lleno. Al alma que aspira a la santidad le basta saber con certeza que la amorosa providencia de Dios le ha depa­rado un Angel Custodio que la gt,lÍe, la ilumine, la proteja y la ayude a santificar.