Instruyendo A la Hermandad...Jesús es el siervo sufriente (1 Pedro 2:21 -25) Pedro aprendió mucho...

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Instruyendo A la Hermandad “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20) Vol. 13 / No. 93 Abril — Junio / 2019 Una publicación trimestral de la Escuela de Predicación de Brown Trail contribuyendo al crecimiento espiritual del Cuerpo de Cristo Grandes lecciones sobre la vida de Jesús

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Instruyendo A la Hermandad “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20)

Vol. 13 / No. 93 Abril — Junio / 2019

Una publicación trimestral de la Escuela de Predicación de Brown Trail contribuyendo al crecimiento espiritual del Cuerpo de Cristo

Grandes lecciones sobre la vida de Jesús

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INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

Instruyendo a la Hermandad Willie A. Alvarenga, editor

P.O. Box 210667 Bedford, TX 76095

(817) 268 3222; 545 4004 © 2019 Instruyendo a la Hermandad

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Dios. El editor de esta publicación está comprometido a incluir solamente artículos de hermanos

fieles a la sana doctrina (Tito 2:1; 2 Timoteo 1:13; 1 Pedro 4:11; Hechos 20:27). Biblias Utilizadas:

Las dos principales versiones que se emplearán en esta revista son:

La versión Reina Valera 1960 y La Biblia de las Américas.

TABLA DE CONTENIDO

ARTÍCULOS BÍBLICOS

Cristo en primera de Pedro P. 3 John Baker

Jesús y la Biblia Pgs. 4-5 Willie A. Alvarenga

En el caso de Jesús de Nazaret P. 6 J. W. McGarvey

Jesús en cada capítulo de Lucas P. 7 Willie A. Alvarenga

¿Estamos siguiendo las pisadas de Je-sús? Pgs. 8-9 Willie A. Alvarenga

La Deidad de Jesús en el Evangelio Se-gún Juan Pgs. 10-11 Willie A. Alvarenga

Jesús y la doctrina del bautismo P. 15 Willie A. Alvarenga

La enseñanza de Cristo Pgs. 16, 19 Joel Stephen Williams

LIBROS POR ALVARENGA PUBLICATIONS

Libros para su biblioteca personal P. 18

PROGRAMAS RADIALES P. 20

INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019 Página 3

A medida que segui-m o s y aprendemos de Cristo, ganamos un amor y un aprecio cada

vez más profundo por Él (Filipenses 3:10). Al principio de su relación con Jesús, Pedro hizo la gran confesión: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vi-viente" (Mateo 16:16). Sin em-bargo, es notable observar las formas en que Pedro presenta a Jesús después de seguirlo du-rante muchos años y a través de muchas pruebas. Considere lo que Pedro tiene que decir sobre quién es Jesús en el libro de 1 Pedro. Jesús es el fundamento de nues-tra esperanza (1 Pedro 1:3-4) - Pedro entendió que la resurrec-ción de Jesús lo cambia todo (cf. Hechos 2:14-41). Debido a que Él se levantó y vive, los cristia-nos tienen una "esperanza viva" y una "herencia incorruptible y sin mancha". Nuestra esperanza del cielo realmente se basa en el trabajo que Jesús ha realizado por nosotros. Jesús es el Cordero de Dios (1 Pedro 1:18-21) - Pedro una vez trató de convencer a Jesús de

que su muerte no fue ni pru-dente ni necesaria (Mateo 16:21-23). Cómo debe haberse arre-pentido de esa ocasión cuando escribió: "No fuiste redimido con cosas corruptibles ... sino con la preciosa sangre de Cris-to, como de un cordero sin mancha y sin contaminación" (1 Pedro 1:19-20). Sin su sangre, nunca podríamos haber sido redimidos. Jesús es la piedra angular prin-cipal (1 Pedro 2:7) - Pedro re-cordó cómo Jesús usó el Salmo 118:22 para acusar a los líderes de Israel de ser "viñadores mal-vados" poco antes de su muerte (cf. Lucas 20:9-19). Si uno cae sobre Cristo en humilde sumi-sión, será salvo. Sin embargo, si uno se niega obstinadamente a ceder, la Piedra Angular Princi-pal lo convertirá en polvo (Lucas 20:18). Jesús es el siervo sufriente (1 Pedro 2:21-25) - Pedro aprendió mucho sobre la sumisión y el sufrimiento al observar el juicio y la ejecución de su Señor. Con sus propios ojos, Pedro había visto cómo Jesús permaneció en silencio y sin pecado ante sus acusadores, tal como lo había profetizado Isaías 53. Cristo muestra a sus discípulos cómo

pensar y actuar en momentos de gran estrés y maltrato. Jesús es nuestro reconciliador (1 Pedro 3:18) - Cuando fuimos pecadores, injustos y hostiles a Dios, Jesús sufrió por nosotros. Lo hizo debido a su amor por nosotros (Romanos 5:8; Juan 3:16), para poder "traernos a Dios" (1 Pedro 3:18). Los cristia-nos deben armarse con la mente de Cristo para que podamos ser como Él, y también con la espe-ranza de que podamos atraer a otros también a Él (1 Pedro 4:1). Jesús es el pastor principal (1 Pedro 5:4) - Pedro sirvió como anciano en la iglesia del Señor (1 Pedro 5:1). Sin embargo, cada anciano debe darse cuenta de que Jesús es el Pastor Principal que algún día regresará y re-compensará adecuadamente a aquellos que han servido bien en esa capacidad (1 Pedro 5:2-4). ¡Cómo la iglesia necesita ver a Cristo en sus líderes! Que siempre apreciemos las muchas razones para servir y exaltar a Jesucristo. John Baker es predicador de la iglesia de Cristo de Katy en la ciudad de Katy, TX.

CRISTO EN 1 PEDRO John Baker

INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019 Página 4

“Mientras yo crea en Jesús, ¿importa lo que yo crea so-bre la Biblia?” Muchos hacen esta pregunta, in-cluso los cristia-

nos. No puedes separar la fe en Jesús de la fe en la Biblia. La pregunta que debemos hacer-nos es: "¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia la Biblia?" La Biblia que Jesús utilizó fue nuestro Antiguo Testamento. Su vida y sus enseñanzas fueron impreg-nadas por ella. Hizo referencia a menudo a las Escrituras. Al estudiar los Evangelios, po-demos determinar la actitud de Jesús hacia la Biblia. Jesús creía que la Biblia tenía autoridad. Consideró la Bi-blia de Dios y como los "mandamientos de Dios" que no deben ser transgredidos por las enseñanzas de los hombres (Mateo 15:1-9). Cuan-do un abogado trató de atrapar-lo, preguntó: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lo lees?”(Lucas 10:26). Él dijo: "La Escritura no puede ser quebran-tada" (Juan 10:35). Quebrantar significa "romper, anular, can-celar" (Abbott-Smith 274). Tha-yer dice que significa incapaz de "privar de autoridad" (385).

Jesús creía que la Biblia era históricamente exacta. Jesús creía que las doctrinas y la his-toria del Antiguo Testamento eran válidas. Algunos de los asuntos que las personas atacan y rechazan, Jesús afirmó como exacto y verdadero: Creación por Dios (Mateo

19: 1-9; Marcos 10:2-12). El matrimonio es una insti-

tución divina (Mateo 19:1-9).

Adán y Eva eran personas reales (Mateo 19:1-9).

Noé vivió y ocurrió el dilu-vio (Mateo 24:37-38).

Elías resucitó a los muertos (Lucas 4:25-26).

Naamán fue curado de su lepra (Lucas 4:27).

Jesús conocía la Biblia. En la sinagoga de Nazaret, "abrió el libro [Isaías], encontró el lugar donde estaba escrito" (Lucas

4:17). Conocía la Biblia de me-moria, como es evidente por su tentación con Satanás. Tres ve-ces se refiere y cita la Biblia. Él dice: "Está escrito:" (1) Deutero-nomio 8:3 en Mateo 4:4, (2) Deuteronomio 6:16 en Mateo 4:7; y (3) Deuteronomio 6:13 en Mateo 4:10. Jesús respetaba la Biblia. El respeto general de Jesús por la Biblia es evidente en cómo la interpretó y aplicó. Él creía que la Biblia era la revelación divina y el cuerpo de verdad escrito

(inscrito). Interpretó la Biblia con el significado normal de las palabras, mientras que tu-vo en cuenta las metáforas, símiles, hipérboles, parábolas, etc. Jesús usó al menos tres enfo-ques básicos de la Biblia. Se acercó a la Biblia con

una actitud correcta y no como muchos hoy que re-chazan la Biblia como un libro anticuado. La Biblia debe ser escuchada; es de-cir, leído, conocido y obe-decido por el hombre. Je-sús dijo: "El que tiene oí-dos para oír, que oi-ga" (Marcos 4:9) para que uno vea, comprenda y obedezca (Marcos 4:12).

JESÚS Y LA BIBLIA W. Terry Varner

Centro de Apologética Cristiana de Warren

INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019 Página 5

Usó la Biblia para inter-pretarse a sí mismo. Esto es evidente por su uso de la frase, "Está escrito" co-mo se usa en Mateo 4:4, 7, 10.

A menudo decía quién es-

cribió el pasaje, a quién se escribió y por qué se escri-bió. Compare las siguien-tes referencias: Mateo 19:8; Lucas 4:16-21; y Lucas 24:44-48.

Jesús creía que la Biblia debía ser obedecida. En Jesús tenemos la persona más grande, sabia y talentosa que jamás haya vivi-do. Jesús guardó la Ley de Moi-sés perfectamente. Fue "hecho [nacido] bajo la ley" (Gálatas 4: 4) y vivió bajo la Ley de Moisés "aprendiendo obedien-cia" (Hebreos 5:8-9). Murió cumpliendo la Ley de Moisés quitándola "clavándola" en la cruz (Colosenses 2:14). La actitud de Jesús hacia la Bi-blia se expresa cuando una mu-jer en su audiencia dijo que su madre, que lo dio a luz y lo ali-mentó, fue bendecida. Él res-pondió: "Sí, más bien, bienaven-turados los que oyen la palabra de Dios y la guardan" (Lucas 11:28). En Marcos, su actitud hacia la Biblia era clara: "El que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi ma-dre" (Marcos 3:35). Jesús equi-paró la obediencia a la Biblia con una vida comprometida con Dios. Esto se ve en su frase tan usada, "pero las Escrituras

deben cumplirse" (Marcos 14:40). Con este fin, Jesús vivió y dio su vida por nosotros. De-bemos imitar su actitud de la Biblia. Jesús compartió las enseñanzas de la Biblia con otros. Al final de su declaración en Mateo 5:19 están las palabras interesantes y reveladoras, pero quien las ha-ga y enseñe [las enseñanzas de la Biblia] será llamado grande en el reino de los cielos”. Jesús enseñó lo que la Biblia dice (Lucas 24:27) y aplicó las ense-ñanzas de la Biblia a la vida (Mateo 19:18-21). Cuando aque-llos que enseñaron la Biblia erróneamente, y puede hacerse y se hace, Jesús los corrigió de su malentendido (Mateo 19:7-8). En repetidas ocasiones en el gran Sermón del Monte, Jesús dijo: “Has oído que se ha dicho. . . . Pero yo os digo” (Mateo 5:21-22, 27-28, 31, 33, 38-39, 43-44). Debemos aprender a com-partir la enseñanza de la Biblia, aplicar la Biblia a nosotros mis-mos y a los demás, y alentar a otros a obedecer. Jesús enseñó que sus palabras son la misma palabra de Dios (Biblia). Jesús es Deidad y las mismas palabras que habló fue-ron las palabras de Dios. Hay una serie de argumentos que exponen esta gran afirmación. Juan declara que Jesús era la luz verdadera (Juan 1:9), y que "la verdad vino por Jesucris-to" (Juan 1:17). Jesús dijo: "Y co-

nocerán la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8:32). Je-sús también dijo: "Yo soy. . . la verdad” (Juan 14: 6). En su oración a Dios, Jesús dijo que sus apóstoles "han cumpli-do la palabra [del Padre]" (Juan 17:6) y sabían que lo que enseñó le fue dado de Dios (Juan 17:7). Él le asegura a Dios, el Padre, que les había dado "las palabras que me diste" (Juan 17:8) y que los apóstoles "recibieron". . . sa-ben . . cree que me enviaste ”(Juan 17:8). La palabra que los apóstoles recibieron de Jesús tiene su origen con Dios el Pa-dre. Los apóstoles debían ense-ñar esta palabra y alentar a otros a "creer en mí a través de su palabra" (Juan 17:20). Lo que Jesús enseñó fue la pala-bra de Dios (Biblia). Fue escrito por hombres inspirados (2 Pe-dro 1:21). Debemos tener su ac-titud hacia la Biblia. ¿La tienes tú? ¿Si no, por qué no? W. Terry Varner, editor general Evidencia suficiente: un diario de apologética cristiana Warren Christian Apologetic Center (Centro de Apologética Cristia-na de Warren) Fuente:https://warrenapologetics.org/articles-jesus-christ/2019/3/4/jesus-and-the-bible?rq=Jesus%20and%20the%20Bible Nuestro hermano Varner es ar-ticulista para el Centro de Apo-logética de Warren.

INSTRUYENDO A LA -- ABRIL—JUNIO 2019 Página 6

"... [Citemos] el poder inheren-te de los escri-tos del Nuevo Testamento para convencer a los hombres de su propio

origen divino y moverlos a la vida santa. Que debían poseer tal poder era la expectativa de los escritores, uno de los cuales declara expresamente que su propósito por escrito es, que sus lectores puedan creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que creer, puedan tener vida a través de Su nombre. El testi-monio inherente de ellos es el testimonio de una vasta multi-tud que ha sido convertida por la incredulidad en una fe triun-fante, y su poder para avanzar en la dirección de la vida santa, es atestiguado por toda la hues-te de creyentes en todas las eda-des y países cristianos. Citemos como un ejemplo individual de esto, uno de los hombres más eminentes por quienes la histo-ria de su propio estado de Mis-souri ha sido adornada. Todos los hombres mayores en la au-diencia recuerdan al general AW Doniphan, una oficina

conspicua en la guerra mexica-na, un abogado eminente, y por muchos años el líder del parti-do Whig en este estado. Hasta los sesenta años era indiferente a todos los credos, y nunca ha-bía creído en Jesucristo; pero mientras estaba en la cancha de circuito lejos de casa, se dejó caer en una iglesia el día del Se-ñor para escuchar un sermón. Como dijo después, al contar la historia, no había nada en el sermón que le interesara espe-cialmente, pero encontró su atención atraída por la seriedad manifiesta del hablante, una seriedad y un aire de sinceridad que demostraron que era un creyente profundo en el Señor Jesucristo. Mientras reflexiona-ba sobre esto, la pregunta le vino a la mente, si este hombre sencillo, con poderes intelectua-les moderados, ha encontrado evidencia para convencerlo tan completamente de las afirma-ciones de Jesús, puede que la misma evidencia no esté a mi alcance también, y puede ¿No soy culpable de una negligencia grave al no prestarle atención? La idea se apoderó de él y re-solvió que, al regresar a casa, tomaría el Nuevo Testamento

en sus manos y lo examinaría cuidadosamente, para ver si presenta un caso a favor de Je-sús de Nazaret, que él como abogado deseaba para mante-ner su reputación como tal, se comprometería a defender en un tribunal de justicia. Él lo hi-zo así; y dijo que antes de pasar por el Evangelio de Mateo se vio obligado a exclamar: "El ca-so es bueno". Unas semanas después fue bautizado y el res-to de su vida se dedicó al servi-cio de Dios. Es uno de los innu-merables anfitriones cuyas ex-periencias han sido las mis-mas". J. W. McGarvey Sermones por McGarvey (orig. 1893) Pgs. 12-14, 1975 Abril 8, 2017 Warren Christian Apologetic Center Fuente: https://warrenapologetics.org/ah-mcgarvey/2017/4/8/in-the-case-of-jesus-of-nazareth

EN EL CASO DE JESÚS DE NAZARET

J. W. McGarvey

Página 7 INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

Capítulo 1: El

Altísimo (1:32)

Capítulo 2: El

Ser Humano

(2:40, 52)

Capítulo 3: El Obediente

(3:21ss)

Capítulo 4: El Gran Médico

(4:18-19)

Capítulo 5: El Perdonador (5:17

-26)

Capítulo 6: El Gran Expositor

(6:17-49)

Capítulo 7: El Ungido (7:36-50)

Capítulo 8: El Sembrador (8:4-

18)

Capítulo 9: El Preeminente

(9:28-36)

Capítulo 10: El Misericordioso

(10:25-42)

Capítulo 11: El Franco (11:37-

54)

Capítulo 12: El que Advierte

(12)

Capítulo 13: El Invitador (13)

Capítulo 14: El Confrontador

(14:15-35)

Capítulo 15: El Buscador (15)

Capítulo 16: El Castigador y

Galardonador (16)

Capítulo 17: El que Vendrá

(17:22-37)

Capítulo 18: El Entristecido

(18:18-34)

Capítulo 19: El Salvador (19:1-

10)

Capítulo 20: El Lógico (20)

Capítulo 21: El Predicador (21:5

-38)

Capítulo 22: El que Ruega

(22:31-38)

Capítulo 23: El Prometedor

(23:39-43)

Capítulo 24: El Resucitado (24)

JESÚS EN CADA CAPÍTULO DE LUCAS

Willie A. Alvarenga

Página 10

En las páginas de las Santas Es-crituras aprendemos cómo Dios nos manda a seguir las pisadas de Su Hijo Jesús. El apóstol Pedro escribió las siguientes palabras, “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21). Dios también nos manda a escuchar la voz de Su Hijo, Cristo Jesús (Mateo 17:5). Un estu-dio cuidadoso de las Escritu-ras muestra varios personajes de la Biblia quienes tomaron muy en serio el trabajo de imitar la vida de Cristo. Uno de estos ejemplos es el após-tol Pablo, quien, escribiendo a los hermanos de Corintio, dijo, “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). A través de la vida de Pablo vemos como el imitar a Jesús fue una prioridad para él. La pregunta para nosotros es: ¿Estamos siguiendo las pisadas de Cristo como Pablo y muchos más lo hicieron? ¿Qué tanto con-sideramos la necesidad de ser más como Jesús? Estas son pre-guntas que cada uno de nosotros debemos hacernos cada día. A través del Nuevo Testamento ve-mos grandes ejemplos relaciona-dos a la vida de Cristo que tú y yo debemos de imitar. Permítame animarle a considerar algunas cosas de la vida de Cristo que de-

bemos imitar: Imitemos su vida de oración. Nuestro Salvador dedicó mucho tiempo a la oración. En cierta oca-sión, mientras todavía era obscu-ro, Él fue a un lugar desierto, y ahí oraba (Marcos 1:35). Jesús oró toda la noche antes de seleccionar a sus doce apóstoles (Lucas 6:12-13). Él también oró aun en medio

de un intenso sufrimiento antes de Su muerte (Mateo 26:36-46). Si en realidad deseamos ser como Jesús, debemos considerar cuida-dosamente todas las exhortacio-nes en cuanto a ser personas de oración. En cuanto a este punto se refiere, todos los cristianos fie-les deben estar muy familiariza-dos con todos los pasajes que nos motivan a ser orar sin cesar (1 Te-salonicenses 5:17; Colosenses 4:2; Romanos 12:12). ¿Estamos si-

guiendo Su ejemplo en cuanto a la oración? Imitemos Su vida de obediencia. Esto es algo muy importante que aprendemos acerca de Cristo. No hay manera de que estudiemos los cuatro evangelios sin llegar a la conclusión de que Jesús vivió una vida de obediencia a los mandamientos de Su Padre. Exis-

ten varios pasajes que mues-tran cómo Jesús fue obediente a la voluntad de Su Padre. Por favor tome el tiempo para leer los siguientes pasajes de la Escritura (Hebreos 5:8-9; Filipenses 2:5-11; Juan 5:19; 12:49-50). Recordemos que sin la obediencia, no podre-mos entrar al cielo un día (Mateo 7:21; Hebreos 5:8-9). Sin obediencia y confianza no podremos complacer a nuestro Padre celestial

(Hebreos 11:6). ¿Somos obedien-tes a la voluntad de nuestro Dios?

INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

¿ESTAMOS SIGUIENDO LAS PISADAS DE JESÚS?

Willie A. Alvarenga

“Pues para esto fuisteis llamados; porque tam-bién Cristo padeció por nosotros, dejándonos

ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21).

Página 7 INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

Imitemos Su actitud de humil-dad. Jesús no fue una persona arrogante. Siempre tuvo contac-to con los ricos como también los pobres. Cristo nunca hizo distinción en cuanto a razas o posición económica. Él siempre amó a todos los que estaban dispuestos a llevar a cabo la vo-luntad de Su Padre. Esta acti-tud de humildad le ayudó a po-der compartir el evangelio con todas las personas y no sola-mente con los que tenían educa-ción secular. Es triste decirlo, pero muchos hoy en día no tie-nen la humildad que nuestro Señor Jesucristo tuvo. En cierta ocasión, un hermano en Cristo dijo que él solamente se sentía bien hablando con aquellos que tenían educación secular. Creo que dicha persona nunca tendrá la voluntad de compartir el evangelio con aquellos quienes no tienen la oportunidad de te-ner una educación secular. Her-manos, les animo a que por fa-vor nos esforcemos por ser hu-mildes como nuestro Señor Je-sucristo lo fue. Créame, esta ac-titud de humildad, fortalecerá la iglesia mientras llevamos a cabo el trabajo de compartir el evangelio de Cristo con todo el mundo. Existen tantas cosas que pode-mos imitar de la vida de Jesús. Qué el Dios del cielo nos dé la sabiduría y el deseo de imitar su vida todo el tiempo; ya que esta es la única manera de agra-dar a nuestro Padre celestial. Mientras termino este artículo, le animo a que por favor me-

morice el siguiente versículo: “El que dice que permanece en Él, debe andar como Él andu-vo” (1 Juan 2:6). ¡Qué Dios nos bendiga mientras nos esforza-mos en ser más como Jesús!

Página 7 INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

La Deidad de Cristo se puede observar en cada capítulo del Evangelio según Juan, por lo cual le pido de favor considere la siguiente información: Capítulo 1: Jesús es Dios (1:1) Jesús estaba en el princi-

pio con Dios (1:2). Aquí se observa la preexistencia de Él.

Jesús creó todas las cosas (1:3, 10)

Jesús es la vida del mundo (1:4)

Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (1:29, 36)

Jesús ya existía antes que Juan el Bautista (1:27)

Capítulo 2: Jesús convierte agua en

jugo de uva (2:1-11) Jesús conoce a todos los

hombres (2:24-25) Capítulo 3: Jesús había venido de

Dios y podía llevar a cabo señales (3:2)

Jesús descendió del cielo (3:13)

Jesús puede estar en la tie-rra y en el cielo a la vez (3:13)

Jesús es el único medio a

la vida eterna (3:16) Capítulo 4: Jesús es el único dador del

agua de vida (4:13-14) Jesús conoce la vida de

todas las personas (4:16-19)

Jesús sana al hijo de un noble (4:43-54)

Capítulo 5: Jesús sana a un paralítico

en Betesda (5:1-18) Jesús es amado por el Pa-

dre (5:19-29) Jesús tiene poder para re-

sucitar muertos (5:21) Jesús tiene 5 testigos que

establecen Su Deidad (5:30-47)

Capítulo 6: Jesús alimenta 5,000 varo-

nes (6:1-15) Jesús camina sobre el mar

(6:16-21) Jesús es el pan de vida

(6:25-59) Capítulo 7: Jesús conoce al Padre y de

Él procedió (7:28-29) Jesús es el único dador del

agua de vida (7:37-38) Capítulo 8: Jesús es la luz del mundo

(8:12) Jesús es el único que pue-

de dar la libertad espiri-tual (8:32-36)

Jesús salió del Padre (8:42) Jesús ya existía antes que

Abraham (8:58) Jesús aplica el título de

Dios a Él mismo (8:58) Capítulo 9: Jesús sana a un ciego (9:1-

41) Capítulo 10: Jesús es la única puerta a

la salvación (10:9) Jesús es el único Buen Pas-

tor (10:11) Jesús y el Padre compar-

ten la misma naturaleza divina (10:30)

Capítulo 11: Jesús resucita a Lázaro

(11:1-44) Jesús es la resurrección y

la vida (11:25-26) Capítulo 12: Jesús es glorificado por el

Padre (12:27-29) Jesús predica las Palabras

del Padre (12:48-50)

LA DEIDAD DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE JUAN

Willie A. Alvarenga

Página 11 INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

Capítulo 13: Jesús conoce de antemano

quién le va a entregar (13:21-30)

Jesús conoce de antemano que Pedro le va a negar (13:36-38)

Capítulo 14: Jesús es el único camino, y

la verdad y la vida (14:6) Jesús es el que intercede

por nosotros (14:13-14) Jesús conoce de antemano

que el Espíritu Santo será enviado a los apóstoles por parte del Padre (14:26)

Capítulo 15: Jesús es la Vid verdadera

(15:1) Capítulo 16: Jesús es glorificado por el

Espíritu Santo (16:14) Jesús salió del Padre y re-

gresó al Padre (16:28) Capítulo 17: Jesús intercede por sus

discípulos (17) Jesús gozaba de la gloria

antes que el mundo fuese creado (17:5)

Capítulo 18: Jesús, cuando habla, hace

caer a tierra a sus enemi-gos (18:6)

Jesús dijo que Pedro le ne-garía y esto fue lo que se cumplió (18:25-27)

Capítulo 19: Jesús fue el que cumplió

muchas profecías (19:1-42)

Jesús fue el que cumplió la obra redentora en la cruz (19:30)

Capítulo 20: Jesús es resucitado de en-

tre los muertos (20:1-23) Jesús es el Cristo, el Hijo

de Dios y el que llevo a cabo muchas señales en presencia de las personas (20:30-31)

Capítulo 21: Jesús contribuye para la

gran pesca milagrosa (21:1-11)

Jesús conoce cómo iba a morir Pedro (21:18-19)

Jesús conoce de antemano cuándo Juan iba a morir (21:20-23)

“Hizo además Jesús otras señales en pres-encia de sus discípu-

los, las cuales no están escritas en este libro.

Pero éstas se han escri-to para que creáis que Jesús es el Cristo, el HIjo de Dios, y para

que creyendo, tengáis vida en su nombre”

Juan 20:30-31

Página 12 INSTRUYENDO A LA HERMANDAD -- ABRIL—JUNIO 2019

Página 13

Una observación cuidadosa de las enseñanzas de Jesús nos ayuda a entender mucho sobre la doctrina del bau-tismo como un requisito esencial para la salvación. Existen aquellos que argumentan que la salvación se obtiene solamente por medio de la fe (fe solamente). Sin embargo, cuando examinamos de cerca los textos don-de Jesús habló sobre el bautismo en agua, nos podemos dar cuenta que los que enseñan la salvación por fe sola-mente no han entendido perfectamente lo que Jesús di-jo sobre el bautismo y la salvación. Le invito que consideremos algunos pasajes donde Je-sús enseñó sobre el bautismo y procuremos, sin prejui-cio alguno, aceptar lo que Él dijo, y no lo que los hom-bres enseñan erróneamente. Jesús enseñó que el bautismo en agua es un nuevo nacimiento (Juan 3:3-5). Esto fue lo que Jesús mencionó a Nico-demo cuando platicaba con él. A través de estos textos podemos ver que cuan-do la persona se bautiza en agua, tal persona experimenta un nuevo naci-miento, y esto desde un punto de vista espiritual. El apóstol Pablo le escribió a los hermanos en Corinto que si alguno estaba en Cristo, nueva criatura era, las cosas viajas habían pasado y he aquí todas habían sido hechas nuevas (2 Corintios 5:17). Nótese que Pablo utiliza la frase, “en Cristo”. Esta frase está conectada en gran manera con el acto del bautis-mo, ya que para entrar “en Cristo”, la persona debe ser bautizada en agua. Esto fue lo que escribió Pablo a los gálatas (Gálatas 3:27). Por lo tanto, el ser bautizado en agua conforme a la enseñanza de Jesús es equivalente al nacer de nuevo. Este nacimiento como he menciona-do, solamente se experimenta cuando estamos en Cris-to. Jesús enseñó que el bautismo en agua fue un mandato dado a sus apóstoles (Mateo 28:18-19). Basado en este

pasaje podemos observar que Jesús les ordena a sus apóstoles a hacer discípulos de todas las naciones y a bautizarles en el nombre del Padre y del Hijo y del Es-píritu Santo. A través de este pasaje también podemos observar que el bautismo es una practica para todo el mundo, es decir, todos aquellos que pueden entender el mensaje de salvación y obedecerlo. Si Jesús envió a sus apóstoles a bautizar a las personas es porque es esencial para la salvación. No puede existir otra manera de ra-zonar, sino esta que he mencionado. Jesús enseñó que el bautismo en agua fue un mandato dado a sus apóstoles (Marcos 16:16). En este texto Jesús

deja muy en claro que el bautismo en agua es necesario para obtener la sal-vación del alma. Jesús dijo, “El que cre-yere y fuere bautizado, será salvo…” Para obtener la salvación la persona debe creer en el Evangelio y ser bauti-zado. El lenguaje en este texto es muy claro. La persona que cree en el Evan-gelio debe bautizarse también para ser salvo. Es interesante como algunos de-nominacionales argumentan que el

bautismo no es esencial, mientras que Jesús deja muy en claro que sí lo es. ¿A quién desea creerle? La enseñanza de Jesús sobre la doctrina del bautismo en agua es muy clara en los Evangelios. La persona de-be examinar cuidadosamente la evidencia, trazarla con precisión y llegar solamente a conclusiones que estén en armonía con la enseñanza Bíblica. Jesús dijo, “El que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá si la doctrina es de Dios o si hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17). La persona que en realidad desee obtener la salvación de su alma conocerá si el bautismo en agua es necesario para la salvación. El que no quiera hacer la voluntad de Dios simplemente rechazará la voluntad de Dios y se conformará a las doctrinas de hombres.

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JESÚS Y LA DOCTRINA DEL BAUTISMO

Willie A. Alvarenga

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Hay mucho que usted y yo podemos aprender de Jesús sobre el amor. Es-to lo podemos lograr observando la vida de Jesús y cómo Él amó a sus discípulos. A través de las enseñan-zas y vida de Jesús podemos notar la clase de amor que debe prevalecer los unos para con los otros. Por esta razón le animo que observemos lo que podemos aprender sobre el amor. El amor de Jesús se puede notar a través de la manera de cómo se preocupó por enseñarles la Palabra de Dios. Jesús siempre se preocupó por enseñar a sus discípulos la Pala-bra de Dios. En la oración que Jesús hizo en Juan 17, le dijo a su Padre que Él les había dado Su Palabra (Juan 17:14). Todo lo que Jesús les enseñó a sus apóstoles fue la Palabra que el Padre le había dado a Él. Su amor se puede notar aun cuando observamos cómo les envía al Espí-ritu Santo para que les recuerde to-do lo que Él les había enseñado (Juan 14:26; 15:26; 16:13). Enseñar la Palabra de Dios a alguien más es una forma hermosa de mostrar amor hacia los demás. Jesús lo hizo, y no-sotros debemos hacerlo también. El amor de Jesús se puede notar a través de la manera de cómo les or-denó amarse el uno al otro (Juan 13:34-35). En el capítulo 13 del Evan-gelio de Juan podemos notar varias maneras de cómo Jesús les muestra

amor, humildad y una actitud de servicio a los demás. Esto lo pode-mos notar en la manera de cómo Él les lavó los pies a sus discípulos. Una persona que no tiene amor, hu-mildad y una actitud de servicio a los demás nunca hará lo que Jesús hizo; sin embargo, tales actitudes estaban en la vida de Jesús y fue las actitudes que le enseñó a sus discí-pulos. Luego en los versículos 34-35, les ordena que se amen los unos a los otros de la manera que Él les aca-baba de mostrar. Si ellos hacían esto, el mundo entero se iba a dar cuenta de que eran discípulos de Él. Hoy

más que nunca necesitamos Cristia-nos que se amen los unos a los otros, así como Jesús nos ha amado. Juan 13:1 dice que Jesús amó a sus discí-pulos hasta el fin. Cuando leemos acerca de la vida de Jesús, nos pode-mos dar cuenta que este fue el caso, aun desde la cruz del calvario. El amor de Jesús se puede notar a través de la manera de cómo les en-seño a sus discípulos a tener amor por Dios y por su prójimo (Marcos 12:30-31). Jesús fue un supremo

ejemplo en cuanto a la clase de amor que debemos tener para con nuestro Padre celestial. Este amor se observa a través de una completa obediencia y confianza en el Padre. Esto fue exactamente lo que Jesús hizo. Él fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Filipenses 2:5-11). Cada uno de nosotros debemos esforzarnos por ser obedientes a nuestro Padre celestial. Esta es la mejor manera de mostrarle a Dios que en verdad le amamos (Juan 14:15). Jesús también nos enseñó a tener amor por el próji-mo. Jesús se preocupó por todas las personas. Se preocupó en que cono-cieran al Padre, proveyó para sus necesidades tanto físicas como espi-rituales. Cuando hacemos estas co-sas, entonces estaremos mostrando amor al prójimo, así como Jesús lo hizo. Jesús es la esencia del amor que de-be prevalecer en nuestras vidas. Ca-da persona que observe su vida des-cubrirá el verdadero amor que tanto necesitamos en nuestras vidas. Dios nos ayude a estudiar más y más la vida de Hijo de Dios para que en realidad podamos aprender lo que es el verdadero amor que Dios desea que vivamos en nuestras vidas. El amor que vemos en las paginas del Nuevo Testamento es el amor que Jesús nos enseñó. Esta es una buena razón por la que debemos estudiar la Palabra de Dios.

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JESÚS Y EL AMOR Willie A. Alvarenga

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Los cristia-nos llaman a Jesús el Maes-tro. Hasta donde sa-bemos Je-sús no reci-

bió enseñanza formal (Juan 7:15); sin embargo, él enseñaba de un mo-do tan notable que el pueblo se admi-raba de su enseñanza (Juan 7:46). Jesús frecuentemente enseña-ba por parábolas, o historias, que ha-cían su mensaje muy interesante. Él usó ilustraciones comunes de la vida del pueblo y las aplicó en su ense-ñanza. En contraste con otros maes-tros que en algún momento fallan en vivir de acuerdo a lo que enseñan (Mateo 23:3), Jesús practicaba per-fectamente lo que él enseñaba. Jesús enseñaba con gran autoridad (Juan 3:34; 7:16; Mateo 7:28,29). Él no tuvo que apelar a la autoridad huma-na para probar su punto. El simple-mente declaraba “Yo les di-go” (Mateo 5:22,28,32,34,39,44). Jesús no sola-mente enseñaba la verdad, él era la verdad (Juan 14:6). El modo de vida que Jesús nos enseña a vivir es el modo de vida que nos guía a la feli-cidad (Juan 10:10; Mateo 5:3-12). Muchos psicólogos han descu-bierto que lo que ellos enseñan a sus

pacientes para ser felices es igual a lo que Jesús enseñó siglos antes. Algunas de las parábolas de Jesús son muy notables por su tierna belle-za y profundidad espiritual. Lea, por ejemplo, las tres parábolas en Lucas capítulo 15: la oveja perdida, la mo-neda perdida y el hijo pródigo. El mensaje de estas parábolas es que Dios desea que sus hijos perdidos regresen a su casa y él les dará la bienvenida. También lea la parábola del buen pastor en Juan capítulo 10. Algunas de las grandes enseñan-zas de Jesús han sido reunidas en lar-gas secciones en el evangelio de Ma-teo. Lea las siguientes tres secciones de las enseñanzas de Jesús y usted comprenderá porque los cristianos correctamente le llaman el Maestro. 1. El sermón del monte (Mateo 5:1-7:28) 2. La parábola del reino (Mateo 13:1-53) 3. La vida en el reino (Mateo 18:1-35) La enseñanza ética o moral de Cristo es la más eminente que el mundo ja-más ha conocido. Las normas éticas que Cristo enseñó no son meramente un código de reglas y reglamen-tos. Él se dirige directamente al co-razón de las cosas, o a la realidad (Mateo 23: 1-28). El matar es pecado, pero Jesús nos enseña que quitemos el odio y la ira

de nuestros corazones porque estas cosas pueden guiarnos al acto de ma-tar (Mateo 5:21-26). El adulterio es pecado, pero Jesús nos enseña que evitemos el deseo carnal de nuestro corazón (Mateo 5:27-30). Jesús nos enseña que hagamos buenas obras, pero debemos hacerlas por los moti-vos adecuados (Mateo 6:1-6, 16-18). Una obra hecha con motivos egoís-tas pierde todo el valor de la bon-dad. Muchas de las enseñanzas de Jesús fueron sobre el “reino de Dios” (Marcos 1:14-15; Mateo 13:1-53). Muchas veces este tér-mino “reino de Dios” se refiere o trata con el reinado o gobierno de Dios. Cuando Jesús habla de la he-rencia del reino, él lo dice con refe-rencia a nuestro galardón en el cielo y la vida eterna (Mateo 25: 34). Al hablar tan a menudo del reino de Dios, Jesús estaba animando al pueblo a que se sometan a Dios como rey y que le obedezcan (Mateo 6:10).

Continua en la página 19

LA ENSEÑANZA DE CRISTO

Joel Stephen Williams

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Jesús también enfatiza el arrepenti-miento, la humildad y el servicio a otros (Marcos 1:15; 9:35; 10: 15; Lu-cas 22:25-27). Jesús también habla mucho del amor como la clave para vivir bien. Por “amor” Jesús nos da a entender que el amor no es simplemente “sentir bondad hacia otros” o “querer a otros”. El amor del cual él habló sig-nifica buscar lo mejor para otros sin motivos egoístas. Él dijo que hasta tenemos que amar a nuestros enemi-gos (Mateo 5:43-48). Cualquiera puede ser bueno con él que es bueno con él, ¿pero en verdad podemos ser buenos con nuestros enemi-gos? Jesús enseñó a sus discípulos que se “amen los unos a los otros” (Juan 13:34; cp. Juan 15:10; 1 Juan 5:3; 2 Juan 6). Él enseñó que el amor es el deber supremo del hom-bre: “‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con to-da tu mente.’ Éste es el primero y el más importante de los mandamien-tos. El segundo se parece a éste: ‘Ama a tu prójimo como a ti mis-mo’” (Mateo 22:37-39; cp. Marcos 12:29-31; Lucas 10:27; Deuterono-mio 6:5). Jesús nos dio lo que llama-mos la “regla de oro” para vivir: “Así que en todo traten ustedes a los de-más tal y como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo 7:12; Lucas 6:31). Sin duda alguna, Jesús tie-ne “palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Traducción al español por Silbano García Sr.

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LUNES: Motivaciones espirituales a las 9:05 a.m. Miguel García Instruyendo a la Hermandad a las 10:00 a.m., 4:00 p.m. y 6:00 p.m. Willie Alvarenga El Tiempo de Dios a las 4:00 p.m. Juan Luna Fuente de Salud a las 5:00 p.m. Juan Jiménez ¿Conoceremos a Dios? a las 7:00 p.m. Rogelio Medina Las Sendas Antiguas a las 8:00 p.m. Fredy García

MARTES: La Hora de la Verdad a las 4:00 p.m. Jesús Martínez MIÉRCOLES: Motivaciones Espirituales a las 9:05 a.m. Miguel García Predicando las Buenas Nuevas a las 4:00 p.m. William García JUEVES: Tiempo de Oración a las 9:00 p.m. Omar Hernández y Hugo García A Solas con Jesús a las 10:00 p.m.

Juan Martín Flores Poniéndole el Sentido a las 4:30 p.m. Leonardo Enríquez VIERNES: Motivaciones espirituales a las 9:05 a.m. Miguel García Visión a las 10:00 a.m. Enrique Morales

PROGRAMACIÓN DE RADIO-INTERNET DE LA IGLESIA DE CRISTO

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EL PLAN DE SALVACIÓN CONFORME AL NUEVO

TESTAMENTO

Para ser salvo usted debe: (1) Oír el evangelio (Ro. 10:17), (2) creer en el evangelio (Mr. 16:16), (3) arrepentirse de sus pecados (Hch. 17:30-31), (4) confesar a Cristo como Hijo de Dios (Ro. 10:9-10), (5) ser bautiza-do para perdón de pecados (Hch. 2:38), vi-vir una vida fiel en Cristo (Ap. 2:10; 1 Co-rintios 15:58). ¡Si obedece, el cielo será su hogar un día!