INSTRUMENTOS DE INVESTIGACION CIENTIFICA

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REVISTA CIENTÍFICA DE LA UNIDAD DE POSGRADO Y LA FACULTAD DE EDUCACIÓN, DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERÚ AÑO 2 No. 05 2013, DICIEMBRE Huancayo – Junín – Perú Huancayo – Junín – Perú HORIZONTE DE LA CIENCIA ISSN: 2304-4330

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  • HORIZONTEDE LA CIENCIADE LA CIENCIA

    HORIZONTE

    REVISTA CIENTFICA DE LA UNIDAD DE POSGRADO Y LA FACULTAD DE EDUCACIN, DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PER

    AO 2 No. 05 2013, DICIEMBRE

    Huancayo Junn PerHuancayo Junn Per

    HORIZONTEDE LA CIENCIADE LA CIENCIA

    HORIZONTE

    ISSN: 2304-4330

    HORIZONTE DE LA

    CIENCIA N 5

  • AUTORIDADES UNIVERSITARIAS

    Rector:Dr. Jess Pomachagua Paucar

    Vicerrector Acadmico:Dr. Jorge Castro Bedriana

    Vicerrector Administrativo:Dr. Carlos Prieto Campos

    Decano de la Facultad de Educacin:Dr. Luis Orlando Huaytalla Torres

    DIRECTORIO DE LA UNIDAD DE POSGRADODE LA FACULTAD DE EDUCACIN

    DIRECTOR:

    Dr. Nicanor Moya Rojas

    COORDINADOR ACADMICO:

    Dr. Luis Alberto Baltazar Castaeda

    COORDINADOR ADMINISTRATIVO:

    Dr. Jess Tello Yance

    CONSEJO DIRECTIVO DE LA REVISTA

    Director:

    Dr. Lus Alberto Yarlequ Chocas

    Jefe de Redaccin:

    Mg. Fabio Contreras Or

    Miembros de la Comisin Cientfica:

    Dr. Luis Alberto Yarlequ ChocasDr. Nicanor Moya Rojas

    Dr. Anbal Crdenas AyalaDr. Luis Alberto Baltazar Castaeda

    Comit Consultivo:

    Dr. Vctor Hugo Martel Vidal (Per)Dr. Hugo Snchez Carlessi (Per)

    Dr. Jess Tello Yance (Per)

    Diagramacin, Diseo y Arte: Grapex Per SRL

    Mg. Oscar Cencia Crispn Mg. Juan De La Cruz ContrerasLic. Linda Loren Navarro Garca

    Mg. Edith Roco Nuez Llacuachaqui

    Hecho el Depsito Legal en la Biblioteca Nacional del Per No. 2011-15024Domicilio: Ciudad Universitaria UNCP - Facultad de Educacin

    Telfono (064) 248152 / (064) 247115 / (064) 481060 anexos 3803 y 3249e-mail: [email protected]

    web www.upgeducacion.com

    El contenido de los artculos de la Revista es de entera responsabilidad de sus autores

    Leyenda de portada: Anexo de Cochangar, Ahuac - Chupaca - JunnTomada por Lic. Rebeca Vilma Aliaga Ordez

  • El nmero cinco de la Revista Horizonte de la Ciencia, sale a la luz en momentos en que la Facultad de Educa-cin, de la Universidad Nacional del Centro del Per se encuentra trabajando arduamente para la Acreditacin; tambin la Unidad de Posgrado se halla en este proceso. Este es un reto que no podemos ni tenemos derecho de evadir por ninguna circunstancia.

    A nivel externo, los resultados de la evaluacin internacional a que fueron sometidos los estudiantes del Per, muestran que la educacin peruana se encuentra en el ltimo lugar entre sesenta y cinco pases que fueron evaluados. Esto deja mal parado no slo a la ex Ministra, al actual Ministro, a las autoridades del Ministerio de Educacin, sino tambin a los responsables de administrar el Estado y sus polticas educativas, en tanto que no responden a las exigencias sociales, especialmente a los cientos de miles de educadores a lo largo y ancho del pas, que cifraron sus esperanzas en la gran transformacin educativa, que ha resultado ser un fiasco, incapaz de resolver la problemtica educativa nacional.

    A la vez, debe ser una instancia de anlisis, reflexin y modificacin del accionar de las facultades de educacin y los devaluados institutos pedaggicos, especialmente de los de carcter privado, en los que las exigencias acadmicas y epistemolgicas estn ausentes o limitadas por el afn mercantilista que ha impuesto la econo-ma neoliberal. Es necesario evaluar el fenmeno educativo suscitado y ser parte de la solucin que demanda la sociedad.

    Ya no se puede seguir haciendo cosas sin asidero cientfico. Es insostenible la idea de que slo la edad cronol-gica sea el criterio para la promocin de un estudiante del nivel inicial a la primaria. Es inadmisible adems que los documentos oficiales como el Diseo Curricular Nacional y hoy, el novsimo Sistema Curricular Nacional, las rutas de aprendizaje y los mapas de progreso, contengan topes (mximos en lugar de mnimos). Una edu-cacin no avanza si le ponemos topes, menos si no hay investigaciones serias que comprueben las certezas de tales medidas. Y, s adems los resultados son funestos; eso indica que se est haciendo mal las cosas y exige cambios inmediatos, serios y profundos.

    Por otra parte, la universidad peruana desde hace muchos aos viene enfrentando una seria crisis que fue acicateada por el fujimorismo que convirti la educacin en un negocio, permitiendo que proliferen escuelas, colegios, institutos y universidades con muy poca o ninguna calidad acadmica, pero que no obstante estas ltimas (las universidades) estn captando ingentes cantidades de jvenes a los que dan grados acadmicos y ttulos profesionales que no expresan una slida formacin acadmico-cientfica. Este tipo de universidades y los intereses que representan al parecer estn influyendo para la demora de la aprobacin y promulgacin de la nueva Ley Universitaria que, aunque debe ser discutida y mejorada, no puede esperar indefinidamente. Ahora son pocas las universidades que intentan mantener el nivel acadmico elevado, que deberan tener las universidades del pas y hay necesidad de marcar las diferencias con aquellas del montn a las que se ha hecho alusin; el sistema universitario del Per, as lo requiere.

    En este contexto los docentes universitarios tenemos que asumir un rol protagnico tanto como actores y ce-losos vigilantes de la calidad acadmico-cientfica que se debe brindar a los estudiantes, porque en la tarea de investigacin que la universidad debe cumplir, tienen que desarrollarse trabajos que verdaderamente constitu-yan aportes al conocimiento filosfico, cientfico y tecnolgico con rigurosidad e hiptesis potentes, que sean dignos de ser publicados en sta y otras revistas cientficas. Pero, ello supone formar equipos de investigacin en torno a los pocos cuadros de investigadores con que se cuenta.

    Con el propsito de contribuir al logro de esta legtima aspiracin es que hoy, a travs de Horizonte de la Ciencia, No. 05 se exponen valiosos artculos de ensayo: el Dr. Nicanor Moya Rojas, de la UNCP, escribe sobre Poltica y el poder de la cultura dominante en el Per de hoy. Necesidad de su reorientacin; el Mg. Joan Lara Amat y Len, desde la Universidad de Barcelona, Espaa reflexiona sobre la tica y valores en la educacin. Una re-flexin contextual necesaria; asimismo el Dr. Miguel ngel Polo Santilln, de la UNMSM, escribe acerca de la deliberacin y fortuna y vida atenta.

    El siempre polmico Dr. Vctor Hugo Martel Vidal, de la UNE, expone valiosas propuestas en Aportes epistemo-lgicos de la Academia Peruana de Psicologa a la cualificacin de la educacin peruana. Por su parte, el Dr. Hugo Snchez Carlessi, de la URP, ha escrito sobre La comprensin lectora, base del desarrollo del pensamiento crtico.

    Presentacin

  • Segunda parte; el Mg. Fabio Contreras Or, de la UNCP, reflexiona sobre la Vigilancia epistemolgica; el Dr. Luis Alberto Yarlequ Chocas, de la UNCP, conjuntamente con la Mg. Edith Nez Llacuachaqui y la Lic. Linda Navarro Garca, plantean la disyuntiva de Estimular o limitar la estimulacin en la educacin del nio. De otro lado el Dr. Ludencino A. Huamn Huayta UNCP expone el Mapa de procesos de la Facultad de Educacin de la Universidad Nacional del Centro del Per.

    Tambin se presenta importantes investigaciones, como la del Dr. Anbal Crdenas Ayala, de la UNCP, bajo el ttulo ndice de dificultad y asimetra de los tems en las pruebas pedaggicas; la Dra. Julie Denise Monroe Avella-neda y el Mg. Segundo Samam Talledo, de la UPLA, han investigado sobre La creatividad en los estudiantes de educacin bsica y superior de Huancayo. La Ps. Elizabeth Angelina Gmez Chamorro presenta una interesante investigacin sobre la Cognicin en estudiantes de la Escuela Acadmico Profesional de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional del Centro del Per.

    Desde la ciudad de Hunuco, el Mg. Luis ngel Colonia Zevallos, de la UNHEVAL, presenta El mtodo Yachay para el aprendizaje de la informtica educativa en los estudiantes del VII ciclo de Educacin Bsica Regular-Hunu-co. Finalmente la Dra. Carolina Mercedes Cristobal Tembladera y la M. Sc. Hilda Alina Garca Poma nos hablan acerca de la Indagacin cientfica para la enseanza de las ciencias.

    A travs de estos escritos e investigaciones se pretende cumplir con las tareas insoslayables de defender y elevar la calidad acadmica de la Universidad Peruana.

    El Director.

  • PRESENTACIN

    SECCIN:

    HUMANIDADES

    Poltica y el poder de la cultura dominante en el Per de hoy. Necesidad de su reorientacin.Dr. Nicanor Moya Rojas.

    tica y valores en la educacin, una reflexin contextual necesaria.Mg. Joan Lara Amat y Len.

    Deliberacin y fortuna y vida atenta.Dr. Miguel ngel Polo Santilln.

    Aportes Epistemolgicos de la Academia Peruana de Psicologa a la cualificacin de la educacin peruana.Dr. Vctor Hugo Martel Vidal.

    La comprensin lectora, base del desarrollo del pensamiento crtico. Segunda parte.Dr. Hugo Snchez Carlessi.

    Vigilancia epistemolgica.Mg. Fabio A. Contreras Or.

    Estimular o limitar la estimulacin en la educacin del nio.Dr. Luis Alberto Yarlequ Chocas.Mg. Edith Roco Nuez LLacuachaqui.Lic. Linda Loren Navarro Garca.

    Mapa de procesos de la Facultad de Educacin de la Universidad Nacional del Centro del Per (UNCP).Rumbo a la acreditacin. Dr. Ludencino A. Huamn Huayta.

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    SECCIN:

    INVESTIGACIN CIENTFICA

    ndice de dificultad y asimetra de los tems en las pruebas pedaggicas.Dr. Anbal Crdenas Ayala.

    La creatividad en los estudiantes de Educacin Bsica y Superior de Huancayo.Dra. Julie Denise Monroe Avellaneda.Mg. Segundo Ronald Samam Talledo.

    Cognicin en estudiantes de la Escuela Acadmico Profesional de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional del Centro del Per.Lic. Ps. Elizabeth Angelina Gmez Chamorro.

    El mtodo Y@chay para el aprendizaje de la informtica educativa en los estudiantes del VII ciclo de Educacin Bsica Regular- Hunuco.Mg. Luis Angel Colonia Zevallos.

    La indagacin cientfica para la enseanza de las ciencias.Dra. Carolina Mercedes Cristobal Tembladera.M. Sc. Hilda Alina Garca Poma.

    Contenido

  • SECCIN:

    HUMANIDADES

  • 9SECCIN: HUMANIDADES

    Poltica y el poder de la cultura dominante en el Per de hoy.Necesidad de su reorientacin

    Dr. Nicanor Moya RojasUniversidad Nacional del Centro del Per

    (Recibido 08/10/2013 Aceptado 17/12/2013)

    ResumenSe aborda la naturaleza, alcances y funciones que ejerce la cultura, enjuiciando sus fundamentos filosficos, polticos e ideolgicos, tanto para explicar las condiciones de vida de los seres humanos, como para tender hacia su cualificacin material y espiritual. Se reconoce que la cultura es una creacin humana, pero asociada a los aspectos materiales y espirituales; y que, en sociedades escindidas como la nuestra, la cultura es un poder para preservar intereses dominantes.

    Igualmente, con una visin humanista, se propone que la cultura debe servir para la socializacin y humaniza-cin de los seres humanos y el logro de las ms elevadas expresiones culturales, a travs del empleo de las ms hermosas tradiciones y expresiones que emergen de la realidad social.

    Palabras clave: Poltica, filosofa, poder, cultura, cultura dominante, creacin humana.

    Politics and power of the dominant culture today in Per.Need for reorientationAbstractThe nature, scope and functions exercised by culture is approached prosecuting their philosophical, political and ideological foundations, both to explain the living conditions of human beings to move towards their qua-lification material and spiritual. It recognizes that culture is a human creation, but associated with certain ma-terial and spiritual aspects, and in divided societies like ours, culture is a power to preserve dominant interests.

    Similarly, with a humanist vision, it is proposed that culture should serve for socialization and humanization of human beings and achieve the highest cultural expressions, through the use of the most beautiful traditions and expressions that emerge from the social reality.

    Key words: Policy, philosophy, power, culture, dominant culture, human creation.

    IntroduccinEn torno a la cultura, su naturaleza, alcances y funciones se vienen efectuando diversas investigaciones y pu-blicaciones, con el propsito de que los pobladores del pas y la regin Junn accedan al conocimiento, uso y bondades culturales, no solamente para analizar sus niveles inferiores de vida, trabajo, salud, educacin, vivienda, etc., y a partir de ello, procurar su mejora o cualificacin; igualmente para comprender su contenido poltico y su empleo en el marco de la vida poltica nacional, en la que es empleada para preservar los intereses econmicos, sociales y polticos, mayormente dominantes y excluyentes.

    En este discurrir se inscriben, segn nuestra apreciacin, las publicaciones efectuadas al respecto, como la de Sobrevilla (2007) bajo el ttulo de Introduccin a la Filosofa de la cultura y al Estudio de las Culturas en el Per; de Montiel (2010), El poder de la cultura; de Oliart (2001), desarrollo escolar y cambio cultural, y la de Soto (2013),

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    DE LA CIENCIAHORIZONTE

    DE LA CIENCIAHORIZONTE

    que en su condicin de editor ha hecho posible la publicacin de Enfoques sobre cultura, con diversos estudios en torno a este tema, sumamente polismico, por cierto.Estos escritos, significativos y valiosos, son los que han servido como referencia para ensayar, con un sentido crtico, discutible y propositivo el artculo que se incluye en esta revista de Horizonte de la Ciencia N 5. Sin embargo, para delimitar bien su contenido, es menester dilucidar algunas consideraciones en torno a la cul-tura, su conceptualizacin, fundamentacin filosfica, poltica e ideolgica, el rol que ejerce en lo social, etc.

    1. Nociones en torno a la culturaPara intentar comprender lo que es cultura, habra que emplear la filosofa de la cultura, que segn Sobrevilla (2007) es la reflexin filosfica sobre sta y sus elementos, la dinmica de los fenmenos culturales, la funda-mentacin de los conceptos extrados de los mismos y la evaluacin y crtica de dichos fenmenos, desde una perspectiva filosfica.

    Reflexiva y crticamente se debe reconocer que la filosofa, la cultura y otras expresiones, son creaciones de-finitivamente humanas, en su versin material y espiritual. Esta afirmacin es concomitante con la tesis que asume la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), citado por Gonzles y Guerra (2013), que reconoce a la cultura como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarcan, adems de las artes y las letras, los modos de vida, la manera de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y creencias. Concomitante a esta aseveracin Pealoza (2005), referido por Mendo (2009), razona que el ser humano es el nico ser creador de cultura y que, adems, debido a la cualidad de historicidad de este ser hu-mano, es a la vez, creado por la propia cultura que l mismo cre. Este proceso de creacin y recreacin ad infini-tum de la cultura comprende la aparicin y desarrollo de la ciencia, de la filosofa, de la religin, del arte, de las vivencias ticas y morales, de los valores, aspectos de la cultura cuya principal caracterstica es la creatividad.

    Si ello es as, es digno de reconocer que la cultura es una creacin humana, herica podramos agregar con Maritegui, en el largo proceso de su constitucin y desarrollo, transitando por distintas formaciones eco-nmico-sociales, desde la extensa y lejana comunidad primitiva, libre, sin clases ni diferencias sociales, sin la constitucin del Estado y el Derecho, hasta arribar a la del esclavismo, feudalismo y capitalismo, en medio de profundas contradicciones sociales, polticas y econmicas, aprovechando la cultura con fines de explotacin social y opresin poltica.

    En relacin a esta ltima explicacin, el entraable e inolvidable maestro Guardia (1966), escriba: Cuando la sociedad qued dividida en clases sociales, despus de la descomposicin de la comunidad primitiva, las clases dominantes se apoderaron de los medios de produccin, conquistaron el poder poltico y asumieron el papel directriz tanto en la produccin material como cultural, haciendo las veces del espritu en relacin con el cuerpo, mientras que las clases trabajadoras, ahora dominadas, realizaban las tareas materiales haciendo las veces del cuerpo, segn la visin idealista del hombre. Entonces el trabajo manual pas a la categora de una actividad inferior y despreciable, propio de esclavos, siervos, artesanos y obreros, y la actividad espiritual se convirti en patrimonio de las clases poseedoras.

    Esta explicacin sirve para reconocer que la cultura ha formado parte del desarrollo humano y social. Igualmen-te, para destacar y valorar la dinmica de los fenmenos culturales (para emplear la expresin de Sobrevilla (2007), como resultado del quehacer y participacin de los trabajadores, verdaderos constructores del avance social, mediante el procesamiento de los bienes materiales y espirituales, en condicin de esclavos, siervos (campesinos) y obreros, ubicados en distintas ramas productivas, pero, que interesa y deliberadamente han sido y son excluidos de dicha creacin cultural universal, nacional y regional, por intereses polticos y sociales.

    Ms, este reconocimiento y revaloracin, no implica, en absoluto, desconocer el gran esfuerzo del conjunto de profesionales, cientficos, tecnlogos, investigadores, docentes, escritores, artistas, poetas, etc., que igual-mente contribuyen al quehacer cultural actual, en el marco de la pluralidad, que es una opcin de riqueza, una opcin de plenitud, una opcin de humanidad y de universalidad, como reconoce Cornejo (1980).

    2. La poltica y el poder de la cultura dominanteLas diversas investigaciones cientficas y sociales, seria y responsablemente realizadas han constatado que con

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    SECCIN: HUMANIDADES

    la aparicin de la propiedad privada sobre los medios de produccin, las clases sociales y con ellas el aparato del Estado y el Derecho, se inici la diferencia y explotacin de unas clases hacia otras. En este decurso la cul-tura y sus mltiples expresiones que han sido creadas por el hombre, se han convertido en mecanismos para defender el statu quo vigente, los intereses econmicos, sociales y polticos que ello implica, y a la vez, impedir que las clases dominadas tomen conciencia de esta situacin y opten por modificar las cosas.

    As pues, la cultura que inicialmente fuera una creacin humana consensuada, armnica, desinteresada y al servicio de la humanidad, pas a estar supeditada a las decisiones polticas, econmicas, jurdicas y, definiti-vamente, a los intereses sociales. Esta es la razn para que Vich, citado por Soto (2013) afirme: siempre que hablemos de cultura tenemos que hablar de diferencia y de poder. En tanto dispositivo de control social, o en tanto herramienta para transformar una forma de vida, la cultura y los objetos culturales son un conjunto de prcticas que estn directamente relacionadas con la desigualdad, la discriminacin y la dominacin social,la cultura es siempre una instancia estratgica para cualquier proyecto poltico.

    En efecto, valiosas investigaciones efectuadas en torno a la realidad social peruana constatan cmo los grupos de poder dominante, sus organismos y partidos polticos, cada cual ms tradicionales que otras, autodeno-minados de ser exponentes de la cultura superior o hegemnica, han empleado y emplean la cultura para dominar a otras, no solo en lo econmico, social y poltico, sino motejndolas como inferiores, subalternas o simplemente de carcter popular y que supuestamente dada esta inferioridad tienen que aceptar o guiarse a travs de las pautas direccionadas por las primeras.

    Esta forma de actuar y pensar, histricamente se ha dado desde la invasin espaola, en el siglo XVI hasta inicios del XIX, incluso en los siguientes, en que se impuso la cultura espaola, europea u occidental, a travs de prcticas econmicas feudal/esclavistas y normas poltico-jurdicas y criterios ideolgico-lingsticos, va imposicin de la religin y la iglesia. En el plano superestructural se impuso el castellano y diversas costumbres alienantes como las procesiones, corrida de toros, pelea de gallos, difundidas por intelectuales escritores, pre-mios nobel, etc. Por si fuera poco, se recurri a la extirpacin de idolatras y al Tribunal de la Inquisicin, con el deliberado propsito de aquietar las almas de millones de indgenas, mestizos y negros.

    Montiel (2010) arguye que las potencias coloniales desde el siglo XVI impuso su religin, su lengua, su escala de valores, es decir, tomar por asalto la identidad de aquellas comunidades por colonizar y someterlas. Claro est que en parte se logr ello, sin embargo, ha sido sorprendente la capacidad de resistencia de la cultura, especialmente la cultura andina y amaznica, en la que sus pobladores tuvieron el coraje de preservar el tra-bajo cooperativo, el respeto a la naturaleza y al hombre mismo, a travs de la organizacin cultural del ayllu andino, mediante la prctica de los valores sociales, la cosmovisin en el marco de la racionalidad andina, como reconoce Garca (1996).

    Flores (1989) en La agona de Maritegui, fundamenta que los hombres mantenan tercamente una cultura a pesar de la dominacin colonial espaola y la persistencia de la feudalidad en la repblica. Pero s la cultura indgena haba logrado permanecer con su lengua y sus costumbres, eso se deba a que las bases materiales de esa cultura seguan siendo consistentes. Agrega con justeza ni la conquista, ni la colonia, ni menos la repblica criolla haban podido destruir a la comunidad. Era a travs de la comunidad indgena que se mantenan suprs-tites rasgos y formas colectivistas heredadas del pasado prehispnico.

    Estas explicaciones histrico-sociales y culturales, dan a entender que la cultura constituye todo un poder, como verdadera fuerza material y espiritual, capaz de influir, modificar y orientar a distintos sectores o clases sociales, con fines de sometimiento y explotacin como ha ocurrido y ocurre no solamente en el pas, sino a nivel externo. Fabelo (2009) reconoce que el poder es utilizado como instrumento de dominacin, que humilla y restringe la libertad de quienes lo padecen, corrompe al que lo ejerce. Agrega que, quien detenta el poder impone su sistema de valores al todo social de que se trate.

    Esta imposicin cultural se procesa a travs de diversos mtodos, medios o recursos, de modo pacfico, persua-sivo, y violento, arbitrario e impositivamente, como es constatable en la realidad actual. Y por si fuera poco, la educacin, valioso medio de promocin de las capacidades y cualidades de la personalidad de los educandos, es muy utilizada por los grupos de poder para transmitir, infundir criterios, normas, modelos comportamen-tales, creencias, concepciones y opciones poltico-jurdicas. No es casual entonces que Rivera (1987) advierta que la educacin reproduce las formas econmicas de vida, de trabajo, de valores, actitudes, ideologas, afines al statu quo vigente.

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    DE LA CIENCIAHORIZONTE

    DE LA CIENCIAHORIZONTE

    Adems, la cultura es una cuestin estratgica, en tanto que, segn Montiel (2010), se convierte en un medio empleado para lograr determinados objetivos e intereses, mxime si dispone de distintos recursos financieros, como acontece hoy, con avanzados medios tecnolgicos, dirigidos por los grupos de poder y/o grandes con-sorcios de la industria cultural que monopolizan peridicos, revistas, libros, internet, radio, televisin, cine y teatro, ejerciendo una capacidad excepcional de influencia en la conciencia de millones de personas, facilitan-do su direccionamiento e inclinacin hacia propuestas polticas, no pocas veces irracionales y antinacionales. Qu duda cabe, reconocer, entonces, que aqu reside una de las fuentes de alienacin, despolitizacin y dese-ducacin de la mayora poblacional, especialmente de los educandos del sector popular!

    As deviene pues que la cultura y sus variadas expresiones son instrumentos de dominio y sometimiento como lo atestigua la historia republicana del Per de los siglos XIX, XX y el actual, en que la minora social ha disfru-tado de las ventajas y bondades econmicas, sociales y polticas, contando con el respaldo de intelectuales, escritores y educadores de diversas tendencias conservadoras; mientras, secularmente los indgenas, los ama-znicos, los mestizos, los negros y otros sectores sociales han sido y siguen siendo sometidos a una situacin de expoliacin, discriminacin y exclusin, como reconocen Morillo (1995), Mendo (2006) y otros.

    Es bueno recordar que los intelectuales orgnicos, hispanistas y conservadores, como Alejandro Octavio Deus-tua, Jos de la Riva Agero y Osma, Vctor Andrs Belaunde y los de hoy que desde la iglesia, la ctedra uni-versitaria, la literatura, la esfera poltica, el periodismo y la propia escuela an esgrimen elucubraciones de desprecio y rechazo hacia todo lo que guarde relacin con lo popular. A guisa de ejemplo, analcese lo escrito por Deustua en La Cultura Nacional, El problema pedaggico nacional, (1937) sobre el indgena, en el que destila odio y desprecio cultural: Qu influencia podr tener sobre esos seres, que slo poseen la forma humana las escuelas primarias ms elementales? para qu aprendern a leer, escribir y contar, la geografa y la historia y tantas otras cosas, los que no son personas todava, los que no saben vivir como personas, los que no han llegado a establecer una diferencia profunda con los animales ni tener ese sentimiento de dignidad humana principio de toda cultura?...

    Por su parte, Jos de la Riva Agero y Osma, otro intelectual aristocrtico, del ms rancio abolengo hispanista, con un espritu de casta, fue ms lejos que Deustua, pues aparte de afirmar que el indgena era un ser degra-dado, dotado de una psicologa de inferioridad, acostumbrado al servilismo, a tal punto que recibieron a los conquistadores con resignacin, lleg, no slo a desconocer los grandiosos avances culturales logrados hasta antes de la invasin, sino justific la agresin cultural y poltica espaola, el genocidio ejercido sobre millones de indgenas y la apropiacin de sus tierras, ganados y otros bienes. As, en el Tomo VI, de sus obras completas, La conquista y el virreinato (1968, p. 346), no tuvo empacho en escribir: la conquista castellana equivali a un avance enorme, que elev a nuestro pas desde la tenue y borrosa penumbra prehistrica, la incipiente edad del bronce, el aislamiento brbaro, la extrema exigidad primaria de elementos de vida y alimentacin, muy deficiente traccin animal, suma pobreza mecnica y desarrollo intelectual rudsimo, hasta la plena luz de la magnfica cultura europea renacentista. Es indudable que aqu subyace una posicin misonesta, retardataria y conservadora.

    Cultural y polticamente este hispanista no se contenta con ello. Va ms all, pues asumiendo una visin idea-lista, individualista y aristocrtica en lo filosfico elucubra la tesis neotomismo, escribiendo De la substancia del yo, puede inferirse legtimamente la substancia del mundo. Los cuerpos no son sino un conjunto de ener-gas, y el concepto de energa es la aplicacin a la naturaleza del de Voluntad, que intuimos en nosotros como actividad permanente (Tomo X, Ensayos jurdicos y filosficos, 1979, p. 102). Esta concepcin filosfica le fue til para justificar su idealismo social, al sostener que el pueblo, las mayoras sociales son un conjunto de ceros que no valen por s, sino a condicin de tener guas, lderes, obviamente minoritarios. No por gusto en esta referencia bibliogrfica (1979, p. 230), escribiera: la muchedumbre es por s inerte: agua de ocano o de char-ca, se mueve al azar del viento u obedecer al golpe del remo al empuje del vapor, expresivo del trabajo y de la voluntad del hombre Para multiplicar han de agregarse al nmero concreto y reducido.

    Un exhaustivo estudio social de la cultura del pas, evidencia que estas elucubraciones y otras remozadas muy sutilmente, se mantienen an, mayormente en los sectores sociales dominantes, de estirpe aristocrtica y una emergente burguesa citadina, expresado en organizaciones econmicas, sociales, jurdicas y polticas antihis-tricas, que han controlado y controlan el poder del Estado y sus numerosos organismos apndices, ejerciendo la supuesta cultura superior, de lite y oficial que se conserva y brota en los salones, palacetes, conventos, bibliotecas, etc., en desmedro de la cultura inferior, popular o de masas, pero que tiene la enorme virtud de nacer y vivir en el barrio, la calle, la taberna, la fiesta, el carnaval y otras hermosas expresiones, desco-nociendo que en lo popular, en ltima instancia, se encuentra el verdadero rostro de lo nacional, como nos lo recuerda Polar (1980).

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    SECCIN: HUMANIDADES

    El problema es que se debe tener el valor de reconocer objetivamente- esta supuesta cultura superior slo es un membrete, pero que refleja una profunda crisis de valores, costumbres y prdida de perspectivas hist-rico-sociales y ausencia de elevadas expresiones estticas y artsticas de sus promotores o sectores sociales del mundo oficial, pues en lo econmico postulan un modelo neoliberal, guiados por Friedman (1962), Nozick (1974), Hayeck (1976) y reducen el Estado a la sola proteccin del individuo y la propiedad y dejan que los in-digentes se las arreglen por s mismos; asimismo, a decir de Bunge (2009) disminuyen los servicios sociales, el debilitamiento de los sindicatos, la flexibilizacin del mercado laboral, no tienen nada constructivo que decir acerca de la degradacin ambiental, las cuestiones blicas, el desempleo crnico, la desigualdad en los ingre-sos, la discriminacin de gnero, la salud pblica, el analfabetismo, etc.

    En materia tica, estos portavoces de la imaginaria superioridad cultural muestran una carencia de principios tericos, reflejan la descomposicin tica y una orfandad moral, la prctica de la corrupcin y el aprovecha-miento poltico del poder del Estado para enriquecerse a ms de no poder, como demuestra la excelente inves-tigacin procesada por Quiroz (2013), en la que afirma: El Per es un caso clsico de un pas profundamente afectado por una corrupcin administrativa, poltica y sistemtica, tanto en el pasado lejano como en el ms reciente; en tanto que Cueto (2013) al prologar esta excelente investigacin de Quiroz, reconoce que un pa-trn de corrupcin lleg a un cenit con los abusos del poder y la violacin de los derechos humanos durante el rgimen de Fujimori y Montesinos.

    3. Necesidad de reorientar la cultura desde una visin humanista

    Pero as como existe el poder y dominio de la cultura, de la minora hacia la mayora, tambin es viable hallar y fundamentar la existencia de la cultura con capacidad de promover la reflexin y el cambio de este estado de cosas, en condicin de ser cultura de persuasin, anlisis, valoracin e innovacin, que convoque y oriente a los grandes sectores sociales. Es la cultura que emerge de las entraas de la realidad natural y social, asociada con lo nacional, como sola reflexionar Maritegui, concomitante con el quehacer material y espiritual de mi-llones de hombres y mujeres, de profesionales, intelectuales e investigadores, con una slida y elevada tica y axiologa, intervinientes en las diversas actividades productivas, econmicas y de servicios.

    Esta es la cultura que se relaciona, segn Montiel (2010), con las lenguas, las creencias, las tradiciones orales, las variadas expresiones del arte, el teatro, las danzas y la msica de los pueblos, los saberes locales, es de-cir, un conjunto de formas de expresin humanas (ritos, costumbres, formas de cantar) que hemos heredado y que debemos transmitir a otras generaciones. Especialmente ahora que ellas son vctimas de la ofensiva homogeneizadora, ha surgido un movimiento para preservarlas y fomentar su difusin. Incluso preservar las modalidades de curaciones que el hombre ha practicado hasta nuestros das y que han sido dejadas de lado por la implantacin de un solo episteme occidental.

    Estas exigencias deben comprender, sin duda, a la valoracin del fomento cultural, la proteccin del patri-monio, la promocin del turismo, la elaboracin de artesanas, la biodiversidad o la salud, as como el recojo de las creatividades populares, que mediante la dacin de polticas culturales firmes y objetivas se asocien a las distintas manifestaciones econmicas, laborales y educativas, como lo demanda la reciente construccin del Currculo Regional Junn, a cargo de docentes de la Facultad de Educacin, de la Universidad Nacional del Centro del Per, en que se incluye seis aprendizajes regionales novedosos y pertinentes, como son: Identidad cultural regional, Productividad con responsabilidad social, Conciencia ecolgica y promocin turstica, Acti-tud filosfica, valores y liderazgo, Capacidad investigativa y Desarrollo de psicomotricidad y educacin fsica, respectivamente.

    En todo este proceso de desarrollo cultural, no cabe duda que las instituciones educativas de Educacin Bsica Regular y las universidades del pas y la regin deben jugar un rol de primer nivel, si es que son consideradas instituciones responsables de desarrollar la personalidad de los educandos a travs de la ciencia, la investiga-cin cientfica y la valoracin cultural regional y nacional, sin soslayar lgicamente lo internacional, siempre y cuando sean compatibles con nuestra idiosincrasia y legtimas aspiraciones histrico-sociales. Slo en esa dimensin se apreciar que la cultura ofrece la capacidad de reflexionar y convertirnos en seres racionales, crticos y solventes en trminos ticos. Posibilita discernir los valores, efectuar opciones, tomar conciencia de la realidad y cuestionar nuestras realizaciones, como sostiene Prez (2013).

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    Pero no basta con reconocer esta afirmacin. Es necesario extenderla en relacin a la creacin cultural huma-na, como lo hiciera Guardia (1966) al sostener que Cultura es vida, es torrente que se precipita hacia el futuro y no charca que se estanca; cultura es humanismo, humanismo debe ser amor al hombre. La cultura para ser tal, debe difundirse entre todos los hombres que forman la sociedad, como la sangre por todo el organismo. De lo contrario, se producir la atrofia de aquellos rganos o partes a los cuales no llega. No se puede hablar de un cuerpo sano, cuando algunos de sus rganos se hallan enfermos. En la misma forma no se puede hablar de cultura cuando la mayora del pueblo permanece en la ignorancia.

    Finalmente, se debe concebir que la cultura, como sostiene Guadarrama(1988), es y debe convertirse cada vez ms en un potente medio de socializacin de la personalidad y posibilita en mayor grado el proceso de humani-zacin individual y general de la sociedad. He aqu, entonces, un gran reto acadmico y cientfico que se debe y tiene que hacer en asuntos culturales

    Conclusiones

    1. La cultura ha sido y es una creacin humana en el largo proceso de su evolucin histrica. Se halla asociada a las creaciones materiales y espirituales significativas.

    2. En sociedades escindidas en clases sociales, como la sociedad peruana, la cultura constituye un poder y es empleada para la preservacin de los intereses econmico-sociales dominantes.

    3. En los tiempos actuales la cultura debe constituirse en un valioso medio de socializacin y sensibilizacin de los seres humanos y las relaciones sociales, a travs de las asuncin y difusin de las ms hermosas tra-diciones y expresiones culturales.

    Referencias bibliogrficas:

    Bunge, M. (2009). Filosofa poltica. Solidaridad, cooperacin y democracia integral. Barce-lona: Gedisa Editorial.

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    Cueto, Marcos (2013). Prlogo Alfonso Quirz Norris (1956-2013), el historiador incansable.

    Fabelo Corzo, Jos Ramn (2009). Los valores y sus desafos actuales. Lima, Per: Educap/EPLA.

    Flores Galindo, Alberto (1989). La agona de Maritegui, Lima, Per: Instituto de Apoyo Agra-rio.

    Garca Miranda, J. J. (1996). La racionalidad andina. Lima, Per. CONCYTEC

    Guadarrama G., Pablo y otro (1988). Lo Universal y lo Especfico en la Cultura. Cuba: Universi-dad Central de Las Villas Santa Clara.

    Guardia Mayorga, Csar (1966). Cultura Humana. Lima, Per: Editorial Los Andes.

    Mendo Romero, Jos Virgilio (2009). desde nuestra races. Maestros del Per para la educacin del Per, Lima, Per: Fondo Editorial del Pedaggico San Marcos.

    Montiel, Edgar (2010). El poder de la cultura. Recurso estratgico del desarrollo durable y la gobernanza democrtica. Mxico: Fondo de Cultura Econmica.

    Prez Ruiz, Wilfredo (2013). La incultura de la sociedad peruana. Enfoque. Lima: Diario La Pri-mera.

    Quiroz, Alfonso W. (2013). Historia de la corrupcin en el Per. Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos. Serie Per Problema, 38.

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    Sobrevilla, David (2007). Introduccin a la Filosofa de la cultura y al Estudio de las Culturas en el Per

    Vich, Vctor (2013) Sobre cultura, heterogeneidad, diferencia y poder, en Enfoques sobre Cultura de Ricardo Soto, Huancayo, Per.

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    tica y valores en la educacin, una reflexin contextual necesaria

    Mg. Joan Lara Amat y LenSeminario de Filosofa Poltica de la Universidad de Barcelona

    (Recibido 29/11/2013 Aceptado 16/12/2013)

    A mis alumnos de la Maestra en Educacin de la UNCP

    Resumen En el presente artculo se analiza brevemente y se apuntan respuestas a varios de los interrogantes en materia de tica y valores en la educacin que preocupan a la sociedad, se pretende aportar elementos que ayuden a clarificar algunos de los debates sobre la tica y valores en una sociedad que ha sufrido enormes cambios en las ltimas dcadas, que muchas veces no se es consciente de los aspectos macros que guan estas transfor-maciones y que en lneas generales tienen muy poco de nacionales y ms de tendencias internacionales. Dicho esto, no se puede obviar que esas transformaciones tienen repercusiones y significaciones diferentes segn la posicin que se ocupe en la estructura internacional: econmica, poltica y cultural. Y no es posible olvidar que la educacin, y con ella la educacin en tica y valores, pertenece a esta ltima dimensin cultural. Para ello se analizan: el miedo al relativismo, la presunta crisis de valores, el papel de los medios de comunicacin y las tecnologas del yo, as como el difcil espacio dejado a la educacin y sobre todo a la tica y valores en la edu-cacin. Por ello se apela a una enseanza de esta disciplina que reflexione con su contexto para comprender la tradicin heredada y permita la valoracin sobre que debe trasmitirse de esta tradicin y qu es preferible dejar atrs.

    Palabras clave: tica, valores, educacin, crisis de valores, contexto social

    Ethics and values in education. a necessary contextual reflectionAbstract This article briefly discusses and will point answers to a number of questions on Ethics and Values in Educa-tion concern to society, aims to provide information to help clarify some of the debates on ethics and values in a society has undergone enormous changes in recent decades, which is often not aware of the macro aspects that guide these transformations and generally have very little national and more international trends. That said, we cant ignore that these transformations have different implications and meanings depending on the position they occupy in the international structure: economic, political and cultural. And we cant forget that education, and her education in ethics and values, belongs to the latter cultural dimension. By this reasons are analyzed: the fear of relativism, the alleged crisis of values, the role of media and technologies of the self and the difficult space left to education and especially to the Ethics and Values in Education. So it appeals to a teaching of this discipline to reflect its context to understand the inherited tradition and allow to evaluate what should be transmitted on this tradition and what is better left behind.

    Key words: Ethics, values, education, crisis of values, social contex

    IntroduccinEl presente artculo debe mucho a la experiencia docente en la Maestra de Educacin, de la Universidad Na-cional del Centro del Per (UNCP), al debate con sus alumnos que le ha permitido contrastar al autor su trayec-toria en la Universidad de Barcelona con las visiones y necesidades de la mltiple y compleja sociedad peruana. As pues en el texto se analiza brevemente y se apuntan respuestas a varias de las interrogantes en materia de tica y valores que preocupan a la sociedad peruana, se pretende aportar elementos que ayuden a clarificar

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    algunos de los debates sobre la tica y valores en una sociedad que ha sufrido enormes cambios en las ltimas dcadas y que muchas veces no se es consciente de los aspectos macros que guan estas transformaciones y que en lneas generales tienen muy poco de peruanos y ms de tendencias internacionales. Dicho esto, no se puede obviar que esas transformaciones tienen repercusiones y significaciones diferentes segn la posicin que se ocupe en la estructura internacional: econmica, poltica y cultural. Y no es posible olvidar que la edu-cacin, y con ella la educacin en tica y valores, pertenece a esta ltima dimensin cultural.

    Cuando se habla de tica y valores en la educacin, se tiende a tirar de manuales escritos en lugares lejanos, otras veces se tiende a tirar de algn libro sagrado de alguna religin para adoctrinar a los alumnos y otras se tiende a hacer dejacin de los contenidos para establecer un espacio ldico en vez de ser un espacio formativo. En el primer caso se tiende a reverenciar a autores nicamente por el hecho de haber escrito fuera del pas o en lenguas extranjeras, independientemente si aquello que se explica tiene poco que ver con la realidad del pas o tiene alguna posibilidad de aplicacin.

    En otras ocasiones, se confunde la asignatura de tica con una ocasin para la prdica de alguna religin. El docente a veces olvida que el lugar que est ocupando no es un plpito sino un espacio de enseanza. Y ese espacio de enseanza est normado, tanto el Per como la mayora de pases se declara un estado laico, es decir no es un estado confesional, no hay una religin de Estado, no hay ninguna confesin que deba tener un privilegio sobre las dems o sobre concepciones ateas o agnsticas. Se olvida que el Per es un pas plural, siempre lo ha sido, y esa pluralidad ha cobrado mayor visibilidad a raz de las migraciones de los ochenta y noventa (Martos Mar, 2004).

    En el ltimo caso, en el que se vaca de contenidos la asignatura, se desprestigia sta y se tiende a transmitir la idea implcita de la que la asignatura de tica es poco importante para la formacin del alumno. Y se pierde una gran oportunidad de transmitir una reflexin sobre los valores de los que est impregnada una sociedad, a una reflexin sobre la tradicin heredada y sobre qu valores merecen ser reproducidos y cuales no.

    Miedo al relativismo Quizs una de las primeras ideas que habra que desterrar es ese apego a los valores absolutos. En realidad no existen, solo existen las metforas morales que se alargan en el tiempo en el espacio pero que hacen referencia a realidades muy diferentes.

    Por ejemplo, es fcil encontrar en la propia Biblia pasajes que representan valores incompatibles con el sentido comn actual, en especial el trato discriminatorio que se dispensa a la mujer. Pues bien si el libro, tenido como portador de valores absolutos, vemos que no resiste el paso del tiempo tampoco lo encontraremos en otros textos.

    La propia iglesia catlica es plural, parece ser que no es lo mismo los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI que el actual papa Francisco, no es lo mismo el Opus Dei que la teologa de la liberacin, no es lo mismo Juan Lus Cipriani que Gustavo Gutirrez. Y esa pluralidad de valores se da en la institucin valedora de los valores abso-lutos. Por ejemplo, en estos momentos corren tiempos de reconciliacin del Vaticano con la Teologa de la Lib-eracin, la iglesia de los pobres, que fue perseguida inquisitorialmente en los dos mandatos papales anteriores. Esto es importante resaltarlo porque en la sociedad peruana (y no solo en la peruana) existen posiciones ms papistas que el papa, que se sorprenderan de la defensa del papa Francisco del estado laico como garante de la paz entre creencias y no creencias (Ordaz, 27/07/2013).

    Lo que hay detrs de ese apego a valores absolutos es el miedo a la degradacin de los valores, algo muy comp-rensible, pero no hay ninguna incompatibilidad con el hecho de pensar que los valores (no absolutos) son fruto de un contexto social e histrico y unas normas de relacionarse en sociedad. El reconocer el origen humano, social e histrico de los valores no supone abrir las puertas al todo vale moral, sino dotar de realidad a esos valores y hacerlos comprensibles. Las sociedades van transformndose y con ellas los valores no son ninguna excepcin. Pues los valores dan respuesta a esos dilemas morales a los que ha de enfrentarse toda sociedad y estos no son atemporales sino que responden a necesidades histricas muy concretas. Los valores forman parte de la cultura de una sociedad y sta solo se explica si se entiende la funcin que cumple en una sociedad dada, en su economa, en su poltica.

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    Por ello, no vale la huda hacia la abstraccin para mantener la palabra del valor a lo largo del tiempo, pues el concepto se transformar en metfora y bajo la metfora las interpretaciones son libres y siempre necesitan de un intrprete.

    No es una crisis de valores Es muy comn escuchar tanto en la escuela como en los medios de comunicacin que vivimos en una etapa de crisis de valores. Pero no es una crisis de valores, es una confrontacin de valores. No estamos en un tiempo de desconcierto y shock en que no sabemos cmo guiarnos, no estamos en una anomia social. Estamos en una poca de confrontacin entre valores de lo colectivo y valores de lo individual.

    Como ya he comentado anteriormente, los valores no habitan en el mundo de las ideas sino que estn irreme-diablemente manchados del barro de la realidad social. El Per desde las ltimas dcadas de los noventa ha sufrido el mismo proceso internacional de aceptacin de las doctrinas neoliberales en economa, en poltica y en la cultura, as pues, stas necesariamente vienen acompaadas de un paquete de valores, que las legitimen y las hagan presentables ante el gran pblico.

    Esos valores son una defensa de la libertad en abstracto y el olvido de la igualdad, la defensa de lo privado y el desprestigio de lo pblico, lo individual frente a lo social. El retiro del Estado de la economa y el dejar hacer a las empresas (corporaciones). En esta batalla cultural, la hegemona de lo individual se concreta en unos va-lores que prestigian el egosmo y el individualismo frente a los valores del compromiso social. Ello no obvia que los valores de lo social estaban necesitados de una buena revisin sobre todo para eliminar aquellos aspectos discriminadores en torno a la mujer, las diferentes culturas o las opciones sexuales, entre otras cuestiones.

    Pero habra que preguntarse, cmo se transmiten estos valores?

    Medios de comunicacin de masas y tecnologas del yo No hay un buen contexto para la difusin de valores ciudadanos. Los medios de comunicacin como la tele-visin son bsicamente espacios para la publicidad, los programas son meras excusas para la irradiacin de mensajes publicitarios (Bourdieu, 1997). La propia televisin pblica que se supona sustrada a las lgicas del mercado ha sucumbido en este proceso y no se diferencia de sus compaeras privadas a no ser que ese espacio publicitario est sostenido con los impuestos de los ciudadanos.

    Tambin en el campo de la literatura, la proliferacin de ese subgnero de autoayuda que en poco tiempo ha inundado las libreras y anuncia que ofrece soluciones prcticas a problemas concretos. Pero en realidad se aprovechan de la debilidades o malos momentos por los que pasan las personas para transmitir una mentali-dad dependiente. A veces se presenta bajo el rostro de libros de empresa, pero en realidad sea el tema que sea se apela a una individualidad abstracta, transmiten la idea de que el individuo es el nico responsable de sus problemas y que la solucin slo est en uno mismo y que los factores sociales no han de ser tomados en cuenta y que solo son un pretexto para la irresponsabilidad individual. Los temas pueden variar, pueden ser como conseguir ms clientes, como tener ms amigos o ms chicas o temas de peso o salud. Pero como los vendedores de mquinas de adelgazar presentan a la mujer de sobrepeso como pecadora. Siempre hay un pe-cador y el libro presenta la salvacin.

    Estos nuevos valores del individualismo muchas veces se expresan en los tan difundidos, publicitados y ledos libros de autoayuda como el clebre Quin se ha llevado mi queso? (Johnson, 2000), en el que se propone una claudicacin de los valores a las nuevas y siempre cambiantes necesidades del mercado, la flexibilidad de los valores que no la tolerancia. As pues, en el texto se propone la aplicacin de modelos de gestin empresarial a la vida personal, es decir la irrupcin de la lgica del beneficio individual frente al social. Este es un ejemplo de un texto (que por desgracia se utiliza frecuentemente en las escuelas de forma acrtica) que se opone a los valores que deberan ser enseados en las escuelas, sobre todo pblicas.

    Cualquier culto religioso que adopte la forma y mtodos del evangelismo, sobrecarga al yo. Se presenta como una tabla de salvacin ante las inestabilidades producidas por la primaca del mercado. Una apelacin a valores

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    permanentes que tranquilicen las conciencias devastadas por las transformaciones sociales. La paradoja est en que ese rigorismo moral, basado en lo individual es precisamente la nueva moral del individualismo pos-esivo. Por ello esta nueva tecnologa del yo no tiene ninguna contradiccin con los valores disgregadores de lo social.

    Tanto el evangelismo y la literatura de autoayuda comparten un mismo molde conceptual, una funcin y unos objetivos comunes. Se trata de anlisis totalmente descontextualizados que solo tratan de variables individu-ales del carcter, no existe la sociedad, el problema social solo el problema individual. Toda una excesiva sobre-carga del yo que en los pases desarrollados lleva a llenar los consultorios de los psiclogos o de la psicofarma-cologa (no podemos olvidar a la generacin prozac, frmaco antidepresivo muy popular en EEUU).

    As pues estas tecnologas del yo, ante la nueva sociedad de la inestabilidad proponen salvaciones individuales.

    La escuela entre la utopa y la realidad Pero ha de desanimar todo este balance de la situacin al profesorado. Pues no, sencillamente se ha de partir de un anlisis de la realidad y del papel que juega la educacin en general y en especial de la enseanza de la tica y valores en la educacin. Esta dosis de realidad ha de partir de que la enseanza de la tica slo es una parte del trabajo para la construccin de una sociedad mejor. No slo desde la educacin, de la enseanza de la tica se solucionan los problemas sociales. |

    Nos puede resultar til para la comprensin del problema recurrir al anlisis de Nancy Fraser (Fraser, 2007) y su esquema tridimensional: economa (redistribucin), cultura (reconocimiento) y poltica (representacin). La autora nos advierte que casi todos los problemas de injusticia tienen estas tres dimensiones. Y que la preo-cupacin en exclusiva de una sola dimensin puede redundar en la injusticia. Por ello, para lo que nos interesa en este texto, habra que pensar que la docencia en el aula de tica es parte del reconocimiento de valores que merecen ser defendidos para una sociedad mejor. Acabara aqu el trabajo para acercarse a la justicia?, no. Otros mbitos tendrn que hacer su trabajo en el mbito econmico y poltico. Si estos otros mbitos, no apoyan o estn contradiciendo los intentos de la dimensin cultural del reconocimiento, los logros de la edu-cacin sern muy limitados y con ella la apelacin a la tica y los valores. Los estudiantes experimentarn una tica predicada y una realidad social que promueve y se mueve por lgicas muy alejadas de unos valores so-ciales. Por ello es necesario que exista una coherencia entre los esfuerzos de la educacin (cultura), la poltica y la economa.

    Conclusin: por una reflexin contextual de la tica y los valores en la educacin Ante todo con una defensa de una enseanza de tica y valores que reflexione sobre su contexto no quiero decir que simplemente se recojan de forma acrtica los valores del contexto y se difundan. Lo que quiero trans-mitir es que la tica y los valores en la educacin, como ya he mencionado, estn al servicio de un proyecto de sociedad. Y ese proyecto es una sociedad plural, laica que respete las diferentes confesiones (o no creencias) y que sea consciente de su dinamismo y las razones de ste, as como sus implicaciones. La educacin, y so-bre todo la tica y valores en la educacin, no debe olvidar que su finalidad es formar a un ciudadano, no la formacin de un consumidor acrtico o un trabajador o empresario que deje de lado las otras dimensiones de su persona y que se olvide de su responsabilidad social. Tampoco debe olvidar, para no caer en frustraciones innecesarias, que la educacin slo es una parte de los esfuerzos (junto a los esfuerzos econmicos y polticos) en la construccin de esa sociedad de ciudadanos y no de individuos atomizados.

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    Referencias bibliogrficas:

    Bourdieu, P. (1997), Sobre la televisin, Barcelona: Anagrama.

    Fraser, N. (2007), Escalas de justicia, Barcelona: Herder.

    Johnson, S. (2000), Quin se ha llevado mi queso? Como adaptarnos a un mundo en constante cambio, Madrid: Urano.

    Matos Mar, J. (2004), Desborde popular y crisis del Estado. Veinte aos despus, Lima, Fondo Editorial del Congreso de la Repblica.

    Ordaz, P. El papa Francisco defiende la laicidad del Estado, El Pas, 27/07/2013. Recuperado de: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/07/27/actualidad/1374948221_344203.html

  • II CONGRESO INTERNACIONAL DE EPISTEMOLOGA E INVESTIGACIN ORGANIZADO POR LA UNIDAD DE POSGRADO DE LA FACULTAD DE EDUCACIN (Agosto, 2013) .

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    Deliberacin y fortuna y vida atentaDr. Miguel ngel Polo Santilln

    Universidad Nacional Mayor de San Marcos(Recibido 22/11/2013 Aceptado 10/12 /2013)

    ResumenLa deliberacin como procedimiento tico y poltico para la toma de decisiones, es puesta en cuestin por la irrupcin de la fortuna. Debemos solo confiar en la deliberacin? Qu hacer ante la aparicin de la fortuna? He aqu algunas reflexiones al respecto.

    Palabras clave: Deliberacin, fortuna, democracia, vida atenta

    Deliberation and fortune and life carefullyAbstractDeliberation as ethical and political procedure for decision-making, Is challenged by the emergence of fortune. Should we just trust deliberation? How to react to the appearance of fortune? Here are some thoughts on the subject.

    Key words: Deliberation, Fortune, Democracy, Mindful Life

    IntroduccinEn el artculo se ofrece cinco reflexiones acerca de la deliberacin y la fortuna, aspectos consustanciales a la existencia humana, y que se hallan presentes en la construccin de las democracias deliberativas, a pesar de los diversos conflictos que se suscitan en ellas. Se debe persuadir que las sociedades democrticas van encon-trando un modo ms genuino de serlo con la participacin dialgica de los ciudadanos.

    Sin embargo, los propios ciudadanos no pueden decidir todo, por lo que se ven presos de las decisiones de los polticos y de las transnacionales que toman decisiones que los afectan. La fatalidad se muestra en toda su crudeza en guerras que afectan a personas y familias que no participan de la misma. Deliberacin y fortuna, procesos dialgicos y poderes impersonales, dilogos y azar, cuyas fronteras se ponen siempre en juego en nuestras vidas. Se trata de expresin de la existencia trgica del hombre?, O puede ser pensada de otro modo esta relacin?

    Vale la pena aclarar que estas reflexiones sobre el tema, fueron tratados en la antigua filosofa como en la actual.

    1. Deliberacin es un proceso dialgico cuya finalidad es elegir un curso de accin. Fortuna abarcar lo que denominamos suerte, azar, acontecimientos no dirigidos por la intencionalidad humana. Trminos que ya apa-recieron en la filosofa antigua. As, uno de los reclamos significativos que distancia el planteamiento aristot-lico del estoico es con respecto al lugar de la deliberacin en la razn prctica. En la tica aristotlica, la razn prctica es prudencial, entendida sta como actividad deliberativa que nos lleva a tomar las mejores decisio-nes. En el campo de la tica y la poltica no es posible una ciencia de verdades eternas, desde la que se pueda deducir las acciones. Es el lugar de las opiniones que requiere un proceso deliberativo para saber qu hacer. Los estoicos, por su parte, tomaron distancia de esta forma de entender la razn prctica, porque la identificaron con la terica y con la idea metafsica que un orden racional y divino. Deliberar deja de tener sentido ante una realidad ya ordenada. Se requiere una serena aceptacin de las cosas y seguir el curso natural y racional. Saber y actuar, en lugar de deliberar y decidir (Aristteles, 1985).

    Qu nos dice este debate antiguo para nuestro tiempo? Dentro de sociedades democrticas, el recurso a los

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    procesos deliberativos se ha vuelto importante para organizar las sociedades, especialmente en el contexto plural en el que vivimos. A nivel nacional e internacional creamos organizaciones deliberativas para tomar las mejores decisiones y regir la vida de los ciudadanos. Y hasta pensamos que la deliberacin es la manera alter-nativa de solucionar los conflictos, lo que implica una renuncia a la violencia. Sin embargo, la sospecha est presente. Realmente con los procesos deliberativos eliminamos la violencia? Y la deliberacin es realmente opuesta a la violencia? Con ella no tomamos decisiones que afectan violentamente la vida de las personas, especialmente de las minoras? Adems, el encanto de la deliberacin no est ocultando su ineficacia tica y poltica?, No esconde la deliberacin la creencia que podemos controlar nuestros destinos cuando en realidad el destino no responde a la voluntad humana?, No ser que los esticos tenan razn cuando consideraron que debemos aceptar el curso de las cosas?

    Creo que, en parte, las crticas a los procesos deliberativos son ciertas, en la medida que no basta con inter-cambiar ideas y argumentos, sino que detrs de ello se encuentran relaciones y estructuras de poder, humanos y naturales que rebasan la voluntad humana. El antropocentrismo ha puesto demasiada confianza en la volun-tad, descuidando una mirada atenta al curso de lo real, entendida como eventos que nos manifiestan sentidos, sin sentidos, inicios, trminos, triunfos, fracasos, valores, antivalores, etc., pero especialmente que nos trazan cursos de acciones.

    El gran problema de la perspectiva estica, especialmente si se quiere aplicar hoy da, es que este saber de lo real estaba en manos de los sabios. Por eso, la idea platnica del gobierno de los sabios era una consecuencia natural a la aristocracia del saber. Sern los sabios modernos, los cientficos, quienes tendrn que decirnos qu hacer? Esta pretensin antigua es comprensible para sociedades jerrquicas, que ocultaban para s la po-sibilidad humana de mirar el mundo y guiarse segn sus manifestaciones. Los sabios modernos, asociados a cientficos y tecncratas, dictan el curso de los hechos y de la vida de las personas.

    2. Frente a ello, la sabidura de la simplicidad se manifiesta en las acciones humanas cotidianas. Las madres tienen hijos y los cuidan, hay un accidente y procuramos hacer algo, vemos venir un vehculo y nos detenemos, etc. Buena parte de nuestras actividades diarias e importantes se realizan sin actos deliberativos. Simplemente es cuestin de saber estar en el mundo. Sin embargo, necesitamos la deliberacin cuando entre la naturaleza de las cosas y la accin se interponen las ideas, los pensamientos, las creencias, que al ser variadas, luchan por imponer su verdad, hasta lograr una verdad promedio o la verdad de los que tienen poder, expresada en la de-cisin. Estamos en medio de una crisis ambiental y nos ponemos a deliberar si hacemos algo o no, mientras la accin se posterga y la crisis sigue manifestndose. Al final, nadie sale satisfecho, nadie se siente representado en las decisiones y la destruccin del medio ambiente contina. Fracaso de la deliberacin.

    Necesitamos aprender a mirar la realidad. Y que esto tenga sentido tico y poltico. Esto no implica un olvido de la deliberacin, quiz s dejar de sobrevalorar los procesos deliberativos. Llevar la contemplacin que Aristteles consideraba exclusivo de algunos sabios al plano social y poltico, la meditacin a las activida-des humanas, a la praxis, porque es una accin, quiz la forma excelente de accin. No se trata de una nueva invasin de la subjetividad, sino de una disposicin fundamental de la existencia, un modo de estar que nos permite apertura al mundo y al otro. La mirada atenta nos revela el mundo, pero tambin a nosotros mismos, disposicin atenta a lo que ocurre en el momento que ocurre, interna y externamente.

    La deliberacin se hace indispensable no solo porque vivimos en contextos plurales, sino porque las verdades plurales representan perspectivas diversas y parciales del complejo trama de lo real. Dichas perspectivas ge-neran deseos y cursos de accin que hoy deben considerar a las dems perspectivas, si no quiere asumirse una actitud intolerante, agresiva y autoritaria. Sin embargo, sin una actitud atenta a nuestros propios bloqueos e intolerancias, as como a la dificultad de encontrar consensos completamente satisfactorios, no podremos tener la disposicin para una genuina deliberacin democrtica. Es decir, la vida atenta requiere estar inserta en los procesos deliberativos, de lo contrario, los procesos deliberativos se vuelven un campo de batalla, donde gana quien tiene poder, justificado como procesos democrticos. Sin estar conscientes de nuestro mundo in-terno y externo, la deliberacin como mecanismo social podra permitir nuevas formas de imposicin, supues-tamente de la razn. Difcil es reconocer que nuestras vidas particulares y colectivas son perspectivas desde las cuales podemos mirar el mundo, pero que no constituyen la nica perspectiva desde la cual podamos mirar. Sin la crtica y mirada a ese bloqueo interno (que despus de todo tambin se gener cultural e histricamente) no podemos dar paso a genuinas deliberaciones, solo a negociaciones e imposiciones, todo justificado por el marco democrtico.

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    3. As pues, hay que ver que la diosa fortuna tambin est presente en los procesos deliberativos, por lo que no se tratan de dos opuestos irreconciliables. En los procesos de dilogo hay factores que no podemos ni co-nocer ni controlar, por lo que no todo cae bajo la esfera de la voluntad deliberativa. Pensemos, por ejemplo, en deliberaciones polticas, donde no podemos conocer todas intenciones de los dems, las condiciones futuras en las que tendr que cumplirse las decisiones asumidas, por lo que las garantas para el cumplimiento de lo deliberado nunca sern incondicionadas. Justamente esos factores no conocibles y no controlables hacen surgir lo nuevo, lo inesperado, que renueva nuestras existencias y relaciones. Herclito hablaba de que habra que esperar lo inesperado (frag. 18), por lo tanto estar dispuesto a lo nuevo, pero una actitud atenta, distinta a la actitud moderna de quererlo controlar todo. Se trata de una disposicin atenta a lo que acontece. Delibera-mos, sabiendo que en ese mismo proceso se encuentra factores que estn fuera de nuestra voluntad, as que solo nos cabe esperar atentamente en su cumplimiento. As, es una saber estar en el mundo.

    4. Este asunto ya haba sido pensado por Maquiavelo quien, en El Prncipe, prefiere no anular la prudencia ni de-jarlo todo al azar: pienso que puede ser cierto que la fortuna sea rbitro de la mitad de las acciones nuestras, pero la otra mitad, o casi, nos es dejada, incluso por ella, a nuestro control (1986, p. 117). Pone el ejemplo de los ros torrenciales que arrasan todo a su paso, ante lo cual los hombres huyen. Pero en tiempos de tranquilidad, deben prepararse para ello construyendo diques, espigones, canales, etc., as no afecte tanto a las poblaciones. Lo mismo ocurre con la fortuna: ella muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente y por eso vuelve sus mpetus all donde sabe que no se han construido los espigones y los diques para contenerla (1986, p. 117). Esta es la enseanza general del florentino: prepararse para asumir la fortuna.

    La otra enseanza es armonizar con la condicin de los tiempos. Maquiavelo aconseja actuar de conformidad con los tiempos. Por eso afirma: Si se cambiase la naturaleza de acuerdo con los tiempos y las cosas nunca cambiara la fortuna (1986, p. 119). Sin embargo, al parecer no entiende Maquiavelo que siempre deba ser pru-dente, pues se puede actuar impetuosamente y eso puede estar acorde a los tiempos y las cosas. Por eso dice:

    Vale ms ser impetuoso que precavido porque la fortuna es mujer y es necesario, si se quiere tenerla sumi-sa, castigada y golpeada. Y se ve que se deja someter antes por stos que por quienes proceden framente. Por eso siempre es, como mujer, amiga de los jvenes, porque stos son menos precavidos y sin tantos miramientos, ms fieros y la dominan con ms audacia. (Maquiavelo, 1986, p. 120).

    Dejando de lado el tema de gnero (la comparacin de la fortuna con la mujer, as como el trato agresivo hacia ella), Maquiavelo sostiene que los hombres especialmente el gobernante deben aprovechar los momentos de paz para prepararse para cuando el tiempo y las cosas cambien. No hacerlo causa la ruina.

    Un prncipe sabio debe observar reglas semejantes: jams permanecer ocioso en tiempo de paz, sino que haciendo de ellas capital se preparar para poderse valer por s mismo en la adversidad, de forma que cuando cambie la fortuna lo encuentre en condiciones de hacerle frente. (Maquiavelo, 1986, p. 83).

    Qu hacer frente a la fortuna? Prepararse, es lo que nos dice el florentino. Sin embargo, para ello, no importan los medios, especialmente cuando estn involucrados seres humanos. Puede justificar la salud del cuerpo so-cial atentar con grupos minoritarios, por ejemplo? Probablemente los seguidores de Maquiavelo diran que s, armonizando con algunos utilitaristas. Pero debemos reconocer que parte de la condicin de los tiempos y las cosas contemporneas es que existen derechos, lmites a los deseos ilimitados. Adems, la sensibilidad moral contempornea no acepta tal camino, despus de todo, la metfora todo-parte no hace justicia a las relaciones entre humanos y con los seres no humanos.

    5. Pero, podemos prepararnos para la fortuna? La visin antropocntrica de la modernidad europea considera que los criterios para armonizar con el tiempo y las cosas deben ser solo los intereses y las necesidades huma-nas. Por eso hay que someter agresivamente a la dama fortuna. Eso es lo que est en cuestin hoy da. No son solo los criterios humanos, sino tambin del ecosistema lo que debe contar. Si cuentan los lazos con la realidad no humana, la armona debe tener otra cualidad.

    Esa cosmovisin como marco era el horizonte de sentido de las prcticas mgicas, chamnicas, rituales, de las sociedades tradicionales, lo que permita dicha armona con el tiempo y las cosas. Lo anterior, plantea un asun-to interesante: tendremos que darle su espacio a las prcticas premodernas para garantizar esa armona?,

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    podremos incluirlas en los propios procesos deliberativos de las democracias actuales? A pesar de todo, de procesos deliberativos, de prcticas chamnicas, de voluntad de poder, de astucia, la for-tuna siempre escapa a nuestros planes. La armona entonces se traslada al mundo interior, porque somos nosotros los desarmonizados, los separados, los conflictivos, porque siempre habr cosas fuera de nuestro control. Solo nos queda ese lazo, esa disposicin, ese talante: una vida atenta a las condiciones de los tiempos y las cosas, que no son solo eventos fortuitos externos sino tambin incluye la realidad humana, tanto externa sino internamente.

    Referencias bibliogrficas:

    Aristteles (1985). tica nicomquea. tica eudemia. Madrid: Gredos.

    Capra (1994). Sabidura inslita. Conversaciones con personajes notables. Barcelona: Kairs.

    Farr, L. (1959). Herclito. Exposicin y fragmentos. Buenos Aires: Aguilar.

    Maquiavelo (1986). El Prncipe. Madrid: Alianza Editorial.

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    Aportes epistemolgicos de la Academia Peruana de Psicologa a la cualificacin de la educacin peruana

    Dr. Vctor Hugo Martel VidalUniversidad Nacional de Educacin

    Enrique Guzmn y Valle(Recibido 21/11/2013 Aceptado 16/12/2013)

    ResumenLa Academia Peruana de Psicologa celebra sus diecinueve aos de existencia, aportando las herramientas inte-lectuales necesarias orientadas a alcanzar la cientificidad que los psiclogos, maestros y otras profesiones afines requieren; de este modo tenemos la esperanza de intentar resolver los graves problemas que aquejan a los ser-vicios de salud y bsicamente de educacin, asimismo, es nuestro deseo mejorar la calidad de las investigaciones que se desarrollan para optar los grados de bachiller, maestra y doctorado, en las universidades, con el mismo propsito anterior: mejorar la calidad de los servicios de la salud y la educacin. Reconociendo que los aportes alcanzados hasta ahora son todava individuales e insuficientes, sin embargo los usuarios de nuestra Biblioteca Virtual va creciendo en la medida que los colegas encuentren en ella la atencin que buscan para sus necesidades de conocimiento.

    Palabras clave: Epistemologa, cualificacin, educacin peruana.

    Epistemological contributions of the Peruvian Academy of Psychology to peruvian education qualificationAbstractThe Peruvian Academy of Psychology celebrates nineteen years of existence, providing the necessary intellectual tools aimed at reaching the scientificity psychologists, teachers and other related professions require; in this way we hope to try to solve the serious problems facing health care and education basically, also, It is our desire to improve the quality of research undertaken to choose the degrees of bachelor, master and doctor, in universities, with the same above purpose: improve the quality of health services and education. Recognizing the contribu-tions made so far are still single and insufficient, however users of our Virtual Library is growing to the extent that her colleagues are in seeking care for their knowledge needs.

    Key words: Epistemology, qualification, Peruvian education.

    IntroduccinPara comprender la importancia y trascendencia de la Academia Peruana de Psicologa, se necesita recurrir a la historia, as que dndole una rpida mirada a los escritos de Alarcn (2000) en Historia de la Psicologa, se re-fiere a la historia de la Psicologa en el Per, donde narra que despus de la invasin espaola al Tahantinsuyo, se consolida la conquista y las sociedades coloniales, donde se busc preservar la dependencia. Se implemen-taron regmenes de castas, produciendo la inequidad a tal extremo que se puso en duda la naturaleza humana de los nativos. Sin embargo los conquistadores nos impusieron tambin su educacin y su cultura espaola. Se fundaron escuelas, colegios y rdenes religiosas. Esta educacin tuvo un definido carcter elitista en todos sus niveles, estado que se mantiene hasta la actualidad de diversas maneras. Cabe resaltar en el predominio de la escolstica, hecho que ha sido destacado por Eguiguren (1950) los conquistadores deban valerse de la religin para dominar el alma de los infieles, adoptando el carcter de instrumento poltico, experiencia que

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    se mantiene vigente hasta nuestros das. Pero el vestigio ms notorio de la colisin de dos culturas, la espaola y la andina se observa con mucha nitidez en la discriminacin entre limeos y provincianos (Bruce ,2007).

    De este modo, durante los siglos XVI, XVII y casi la totalidad del XVIII, vivimos completamente en la edad me-dia, sintiendo el mismo desprecio por las ciencias que nos hacen conocer al hombre y al mundo, esta tendencia lamentablemente se encuentra en vigencia cuando observamos la precariedad en la formacin humanstica de los egresados de nuestros Centros de Educacin Superior.

    Ya en 1930, nacen los pioneros de la psicologa en el Per: Walter Blumenfeld y Honorio Delgado. El primero influy poderosamente en la conceptualizacin de la psicologa, adhiriendo la corriente cientfica a esta disci-plina; en tanto que Honorio Delgado critica a la psicologa experimental de laboratorio, sosteniendo que sta se limita la observacin de los fenmenos aislado fuera del contexto dinmico donde se producen a diario.

    Tambin se hizo presente Valdizn (1986, 2005), con sus importantes aportes a la psiquiatra, quien estudi las manifestaciones del comportamiento normal y patolgico de los antiguos peruanos y las etiologas de la alie-nacin mental, entre otros muchos trabajos de investigacin orientados a los grupos raciales y tnicos. En esta misma orientacin encontramos los aportes de Rotondo (1970, 1998), quien aplic sus estudios de psiquiatra social, investig sobre la adaptacin de los migrantes provincianos a la capital de la repblica; estudi proble-mas relacionados a la transculturacin, frustraciones de expectativas, relaciones interpersonales, prejuicios, agresividad, envidia, temores y conductas antisociales, comportamientos que podemos observar hasta la ac-tualidad en nuestra poblacin.

    Segun (1963, 1979), desarroll el concepto de sndrome psicosomtico de desadaptacin. Donde se explica las reacciones representaciones subjetivas que incluyen otras tantas viscerales que provocan los malos acomo-dos en los migrantes internos en el pas, experiencias que nos resultan muy comunes en nuestras experiencias cotidianas. Sin duda estos personajes ejercieron una inmensa influencia para la llegada de la carrera profesio-nal de la psicologa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en 1953.

    Aportes de las pedagogasEn lo referente a los aportes de las pedagogas; stos estaban relacionados a los estudios de la enseanza-aprendizaje, crendose un movimiento de pedagoga cientfica. Aqu destacan la presencia de Encinas (1919, 1932, 1936), Mir Quesada (1926,1951) y Blumenfeld (1938). A partir de ello, surge un evento muy importante en el desarrollo de la psicologa, en particular de la psicologa educacional, establecindose en 1950 el Departa-mento de Psicopedagoga en los colegios secundarios pblicos, logrando importantes xitos en la investiga-cin y su aplicacin cotidiana.

    En 1954 se funda la Sociedad Peruana de Psicologa, conformada por personalidades que le dieron a la psicolo-ga en el Per un desarrollo considerable, entre quienes destacan: Honorio Delgado, Vctor Andrs Belaunde, Mariano Iberico, Luis Mir Quesada, Walter Blumenfeld, Augusto Salazar Bondy, Humberto Rotondo y Rey-naldo Alarcn. Estudiosos que se propusieron impulsar la psicologa en el pas, realizando diversas actividades como conferencias y la publicacin de la Revista de Psicologa. En esta misma poca es notoria la presencia de Jos Antonio Encinas, quien aporta al debate intelectual propuestas pedaggicas que tiene la ocasin de ejecutarlas en Puno con su proyecto del Ensayo de Escuela Nueva en el Per.

    En los aos 1960-1990, la psicologa como una nueva profesin en el Per tuvo que encarar varios desafos, entre otros el reconocimiento social, el mercado de trabajo y, sobre todo, la identidad profesional. Fueron aos de lucha y de arduos debates pblicos, donde los psiclogos propusieron argumentos orientados a presentar su perfil de profesin independiente. La profesionalizacin de la psicologa condujo a la creacin del Colegio de Psiclogos de Per, en cuyas instalaciones nos reunimos hoy a conmemorar un aniversario ms de la Academia Peruana de Psicologa. Esperamos continuar disfrutando de esta clida y confortable acogida.

    La Academia Peruana de PsicologaHace 19 aos, un grupo de psiclogos, se reunieron para forjar la Academia Peruana de Psicologa, tratando de continuar con lo que se inici en 1954 con la Sociedad Peruana de Psicologa, siendo los fundadores de nues-tra Academia Peruana de Psicologa: Hctor Lamas, Fernando Espinar, Germn Chang, Luis Chang, Edmundo Beltrn, Luis Daz, Jos Cuny, Abel Rodrguez, Julio Grimaldo, Alejandro Loli, Walter Cornejo y Csar Sarria. En

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    la actualidad nuestra academia trata de encaminar la visin cientfica de la psicologa en el Per, a travs de nuestros estudios, investigaciones y disertaciones; en un intento por superar las ya seculares limitaciones de las teoras reduccionistas psicolgicas e intentando aproximarnos hacia una teora unificada que nos permita explicar con una mayor aproximacin al complejo estudio del comportamiento humano en su singularidad.

    Es posible explicar la singularidad del comportamiento humano a partir de teoras generalizadoras? Estamos convencidos de que si es posible, a partir de la construccin de una teora unificada de la psicologa. Muchos colegas ya iniciaron individualmente esta tarea, nuestra Academia pone a disposicin de la comunidad al-gunos de estos aportes. Siendo este un asunto que ha desafiado a toda la humanidad durante milenios y que corresponde a la psicologa intentar explicarla, como en esta breve exposicin no es posible abordarla, para esto disponemos de un rgano de difusin virtual. Por lo que les invito a visitar nuestra biblioteca virtual.

    Durante el presente ao de gestin, el Consejo Directivo se ha empeado en cumplir con una serie de tareas, tanto administrativas como acadmicas, luego de tediosas gestiones realizadas, finalmente hemos logrado ac-tualizar nuestra inscripcin en los registros pblicos, con esto nos incorporamos a la formalidad institucional. As mismo, a partir de la presencia individual y colectiva de sus miembros hemos continuado aportando en la formacin profesional en los diversos centros de educacin superior, tanto de pre como de los posgrados a lo largo del pas, en nuestras labores cotidianas.

    Nuestra institucin ha puesto a disposicin de la comunidad acadmica una biblioteca virtual www.academia-peruanadepsicologia.org donde es posible acceder y disponer de herramientas intelectuales de actualidad ta-les como textos, revistas, investigaciones cientficas, artculos de divulgacin cientfica, etc. Esta contribucin puede servir para que los miembros de la comunidad nacional e internacional, accedan sin restriccin alguna a una variada informacin actualizada, donde se permite la reproduccin total o parcial de todo lo que contiene.Este ao hemos conformado la Comisin de Psicologa Educativa en el Colegio de Psiclogos del Per, as como nos integramos tambin a la Mesa de Concertacin de Lucha Contra la Pobreza, en la Direccin Regional de Educacin de Lima Metropolitana. Tareas que asumimos con inmensa satisfaccin.

    Concertacin en la educacinConcertar significa aproximarnos hacia una decisin consensuada de llevar adelante la inclusin educativa, entendida como un derecho humano que aproxima a las personas a la ciudadana y hacia una calidad de vida, a partir de una educacin de calidad, ya que la educacin tradicional solo ha servido como un medio para profundizar diversas formas de discriminacin social, econmica y poltica. Estamos convencidos de que solo a partir de la decisin concertada de los actores que participamos en este servicio, ser posible alcanzar la inclusin social de los distintos miembros de la poblacin, logrando reducir las diferencias que mantuvieron en un estado de marginalidad a inmensos sectores de la poblacin, volvindolos vulnerables ante sus derechos.

    Calidad en la educacinPara aproximarnos a una educacin de calidad, se requiere alcanzar como requisitos previos, dos tareas inelu-dibles: La acreditacin acadmica de las instituciones educativas superiores y sustituir la antigua educacin discriminadora por otra inclusiva en la educacin bsica. Pues solo de esta manera se lograr la formacin acadmica profesional adecuada de los egresados, de acuerdo a las exigencias de las diversas competencias, cognitivas, afectivas y actitudinales que los egresados de las instituciones educativas requieren y estas se inte-gren en las instituciones desde las ms pequeas con pocos miembros hasta las colectividades de numerosos miembros. Asimismo los escolares contarn con instituciones donde encuentren ambientes ms confortables y acogedores, exentos del acoso cotidiano.

    La acreditacin la entendemos como un proceso continuo de mejoramiento de la calidad del servicio edu-cativo, que involucra diversos indicadores: recursos humanos, medios y materiales educativos, accesibilidad arquitectnica, tiempos, disponibilidad y compromisos, entre otros; tareas que los miembros de la Academia Peruana de Psicologa asumimos, estando conscientes de que nuestro aporte sigue siendo insuficiente, por la magnitud del problema que confrontamos. Y aqu se requiere juntar esfuerzos que muchas veces se encuen-tran dispersos e insuficientes. Juntando esfuerzos es ms probable que obtengamos mayores logros.

    Junto a la acreditacin acadmica, se impone tambin, ir reduciendo una serie de deficiencias que afectan la actividad acadmica tanto en la educacin bsica, como en la superior no universitaria y universitaria, al

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    respecto, se requiere contar con una legislacin ms actual, que nos permita recuperar nuestras instituciones universitarias muchas de ellas copadas por la corrupcin, anarqua y desgobierno, que las ha afectado grave-mente, luego de varias dcadas de deterioro, requerirn de una atencin y vigilancia mucho mayor, siempre y cuando la nueva ley universitaria nos lo permita.

    Dentro de las universidades hay sectores conservadores que ofrecen resistencia al nuevo proyecto de ley, ya que se han habituado al desgobierno y las ventajas que le otorga la corrupcin, donde pretenden seguir lucran-do y seguir imponiendo a los usuarios de la antigua defraudacin acadmica, estos sectores lamentablemente no son pocos, felizmente que el debate sobre esta propuesta contina y esperamos se apruebe y promulgue pronto, pues se trata de una herramienta legal que esperamos ya hace algunas dcadas. Los ltimos conflictos tanto en las universidades pblicas y privadas nos muestran la necesidad impostergable de agilizar la aproba-cin de una nueva ley universitaria, por lo que invocamos a los poderes pblicos, la pronta dacin de una ley que nos permita ejercer acciones orientadas a recuperar las universidades en conflicto, a fin de que puedan prestar un mejor servicio a los estudiantes.Reducir nuestra participacin acadmica a conservar la precaria estabilidad laboral no contribuye a reparar las deficiencias que ya no pueden ocultarse, es necesario ir formando a las nuevas generaciones en la competencia acadmica, aunque fuese individualmente, con la esperanza de que estas nuevas generaciones se conviertan en impulsoras de los cambios que por el momento parecen difciles de lograr, por los obstculos que confron-tamos a diario.

    Agresividad en el sistema educativoEn la educacin bsica, es necesario dar una rpida respuesta a un problema que no ha sido atendido en su complejidad: El acoso escolar. Un diagnstico precoz nos conduce a reconocerlo como el resultado de la precariedad de las instituciones tanto familiar como educativa. La familia se encuentra amenazada por la dis-funcionalidad en sus miembros. Una familia se hace disfuncional cuando no se practica la tolerancia entre sus miembros y solo se impone el conflicto, generado por marginalidades culturales econmicas y sociales en sus miembros, especialmente en los menores de edad. La prctica de la tolerancia es una cualidad que se adquiere en la actividad cotidiana dentro de las instituciones educativas que hayan superado las limitaciones impuestas por la ausencia del estado.

    Son las instituciones educativas precarias donde se producen la mayor parte de los casos de acoso escolar en nios y en jvenes, dentro de esta dinmica resulta imposible alcanzar los logros acadmicos mnimos. Mu-chas de estas instituciones no logran diagnosticar ni tratar este tipo de agresiones, simplemente las continan reproduciendo en una espiral de agresividad y violencia cada vez mayores. Organizar programas destinados a la atencin de esta problemtica debiera ser una de las tareas de los psiclogos, a partir de su participacin en las mesas de concertacin de la lucha contra la pobreza. Hacer posible la presencia de un profesional en tutora es responsabilidad de las autoridades educativas.

    Dejar sin la atencin adecuada, expone a estudiantes y profesores a estados de agresividad en aumento, de este modo es como se cierra un crculo vicioso que es necesario convertirlo en otro virtuoso, atendiendo las carencias que se han sealado. Es en este sentido que los fines que se propone nuestra academia procuran atender una parte de las deficiencias sealadas. Reconocemos que el aporte individual es insuficiente, por eso aunamos esfuerzos con otras organizaciones educativas, tanto en la educacin bsica como en la superior, especialmente en la universitaria, para atender las necesidades ms urgentes que se requieran.

    La tutoraLa formacin profesional de tutores, es algo que no tiene la atencin que se necesita, la tutora contina siendo hasta la actualidad una actividad espontnea, sujeta a la escasa disposicin del docente, quien a su vez des-empea la enseanza de otras asignaturas, en estas condiciones la tarea es insuficiente. El acompaamiento al escolar, tiene que estar bajo la responsabilidad de un profesional que pueda hacer rpidos diagnsticos y efecte las intervenciones con la prontitud que se requiere; debe tener la capacidad tambin para adecuar los programas que se necesitan para cada grupo de riesgo o para un tratamiento individualizado. Los programas deben continuar incorporando al tratamiento a los familiares ms cercanos, de modo que se integren efectiva-mente en el proceso educativo de los estudiantes.

    Para lograr estos objetivos urge sustituir las deficiencias actuales por la incorporacin de equipos de trabajo

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    que cuenten con las condiciones de trabajo adecuadas, desde ambientes destinados para la tutora, disponi-bilidad horaria que incluya visitas domiciliarias, seguimiento y evaluar los avances de los programas que se implementen.

    La falta de estas condiciones, continan exponiendo a los estudiantes y profesores a deteriorar las ya precarias condiciones de trabajo escolar. Algunos miembros de nuestra academia integrados en las mesas de trabajo de concertacin, ya vienen exponiendo estas orientaciones a fin de poder atender con prontitud a los miembros de la comunidad escolar. Sin embargo, debemos reconocer que los avances son todava lentos, se encuentran en una fase de sensibilizacin orientados a quienes deben tomar las decisiones administrativas pertinentes.

    La tarea que nos proponemos es bastante larga, se requiere superar el escepticismo natural, luego de varios intentos frustrados, desde la Orientacin y Bienestar del Educando y el intento actual. Lo que se impone ahora es analizar las deficiencias de tales programas para que aprendiendo de los errores anteriores, pueda propo-nerse un mejor servicio a los estudiantes.

    A modo de conclusionesLa Academia Peruana de Psicologa en su dcimo-noveno aniversario, hace pblica su vida institucional, invita y convoca a todos los profesionales, a orientarnos para conseguir que el desarrollo se produzca en una socie-dad mentalmente saludable, lo que permitir construir su propio proyecto nacional; para esto se requiere del aporte de qu