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Instituto de Educación Superior “Isabel la Católica” Instituto de Educación Superior “Isabel la Católica” Instituto Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará Rawson 4011 – CC 32 - 5600 - San Rafael - Mza. Tel 0260- 4436099/0260154669831 - e-mail: [email protected] CUADERNILLO PARA EL CURSO DE INGRESO PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA Y NIVEL INICIAL

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Instituto de Educación Superior “Isabel la Católica”

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Instituto de Educación Superior

“Isabel la Católica”

Instituto de Educación Superior “Isabel la Católica”

Instituto Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará

Rawson 4011 – CC 32 - 5600 - San Rafael - Mza.

Tel 0260- 4436099/0260154669831 - e-mail: [email protected]

CUADERNILLO PARA EL CURSO DE INGRESO

PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA Y

NIVEL INICIAL

Instituto de Educación Superior “Isabel la Católica”

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I. PRESENTACIÓN

1. ORIGEN DEL INSTITUTO

Nuestro Instituto de Educación Superior nació como un fruto natural del

crecimiento fecundo que alcanzó el Colegio “Isabel la Católica” desde el año de su

fundación -1992- hasta nuestros días.

El Colegio surgió por pedido expreso de Mons. León Kruk, el entonces Obispo

de San Rafael, para la formación integral y cristiana de los niños y de los jóvenes. De

esta manera se respondía a una necesidad concreta de la Diócesis.

El Colegio Isabel la Católica pertenece al Instituto Religioso Servidoras de

Señor y de la Virgen de Matará, rama femenina del Instituto del Verbo Encarnado;

Institutos fundados por el P. Carlos Miguel Buela en San Rafael, cuyo fin y carisma

es la Evangelización de la cultura, es decir, el transformar con la fuerza del Evangelio

a todo el hombre, a todo hombre y a todas las manifestaciones del hombre.

El Colegio cuenta con los niveles inicial, primario, secundario y superior.

Actualmente funciona en las instalaciones situadas en la calle Rawson 4011. Desde

sus orígenes han sido numerosos los benefactores que con su ayuda permitieron el

mantenimiento y perfeccionamiento de esta obra educativa que aún hoy continúa en

crecimiento, amparada siempre por la Providencia Divina que no deja faltar nada y

envía los medios necesarios para llevar adelante la misión de educar y formar a los

niños, jóvenes y adultos que se acercan al Instituto esperando recibir una formación

de sólidos principios.

2. FINES QUE SE PROPONE

En consonancia con los motivos que inspiraron la fundación de los primeros

niveles del Colegio, el Instituto Superior Isabel la Católica tiende a lograr la

perfección de la persona humana. Para esto es necesario formar personas con

“espíritu de príncipes”, es decir, de principios nobles, posibilitando el desarrollo

armónico de la personalidad, descubriéndole su naturaleza, su dignidad, su vocación

y su destino eterno. Es preciso educar según el orden de la ley natural que “es paralelo

de las inclinaciones naturales” (Sto. Tomás. S. Th. I-II,94,2), dando a los alumnos una

formación jerárquica, una sólida formación espiritual, de la inteligencia y de la

voluntad, de la imaginación creativa y del carácter, de la sensibilidad estética y de la

agilidad corporal, de la solidaridad social y del compromiso personal, de la

responsabilidad y de la cortesía, del diálogo y del servicio, del respeto a los demás, del

saber dar razón de lo que se espera, del sentido señorial de la vida y de la libertad

inalienable, de la inviolabilidad de la conciencia, de la disciplina que desarrolla los

talentos, de la jerarquía de los valores, de la nobleza de alma, del amor preferencial

por los pobres. En fin, como “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del

Verbo encarnado” (Gaudium et Spes, 22) es preciso formar “otros Cristos”, que

piensen, sientan y actúen como Jesucristo, Verbo Encarnado.

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OBJETIVOS GENERALES DEL CURSO DE INGRESO

Proporcionar herramientas para el desempeño de la investigación y la actividad

intelectual: manejo bibliográfico, comprensión lectora, producción escrita.

Revisar y reforzar los conocimientos previos acerca de la matemática y de gramática

de la lengua, en tanto instrumentos del pensamiento.

Introducir en el tema de la vocación docente.

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PRIMERA PARTE

La Actividad Intelectual

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I. Consejos de Santo Tomás de Aquino al Hermano Juan

CONSEJOS PARA ESTUDIAR MEJOR

1. No te lances de golpe al océano del conocimiento, entra en él por los arroyuelos, por lo

más fácil hacia lo más difícil. Si hay algo que te parezca demasiado complicado, trata de

dividirlo en partes hasta poder recomponer el todo. El saber bien algo incluye la suma de

continuos esfuerzos. No se llega a la verdad de golpe ni en un solo intento. Solamente

quien estudia con acendrada paciencia descubre el sistema de aprender ordenadamente

y puede, con el tiempo, navegar a su arbitrio en el océano de la sabiduría.

2. No te apresures en hablar, si tu palabra no es el vestido justo para un buen pensamiento,

es mejor tardar en hablar para poder hacerlo bien; además, aprende a escuchar con

atención a quien sabe expresarse.

3. No prejuzgues a personas, situaciones o hechos que te sean extraños. Conserva la

rectitud de conciencia y de juicio, tratando de ser objetivo en tus expresiones.

4. No dejes de pensar, algunas veces al menos, en los grandes misterios: en la Vida, en la

Muerte, en la Creación, en el Destino Final. En ese ejercicio te acercarás a Dios y no

podrás jamás dar crédito a la soberbia: antes bien, conocerás la humildad.

5. Gusta de volver sobre tu conducta y meditar acerca de tu proceder en los casos que creas

que debes juzgarte a ti mismo. Comprende que ese es el juicio más difícil. Esto te ayudará

a ser benévolo con los demás.

6. Cuídate de la gente que se interesa y averigua demasiado los hechos ajenos. Quizá se

autojustifique con la calumnia o maledicencia para sentirse más cómodo frente a sus

propias miserias.

7. No trates con imprudente familiaridad a nadie. Esto puede llevarte al trato vulgar o

irrespetuoso. No hay auténtica amistad ni verdadero amor si no tienen como base el

respeto.

8. Huye de la difundida costumbre de hacer las cosas por hacerlas, del vano activismo, de la

irreflexión o improvisación. Ninguna obra realmente admirable es fruto del azar. Todo

tiene una razón de ser, de existir y de valer.

9. Muchos hombres vivieron antes que tú y dejaron la experiencia valiosa de sus vidas como

un legado de sacrificio, de dolor, de trabajo fecundo, de patriotismo, de conocimiento...;

en fin, en ellos puedes inspirarte para recrear tu propia experiencia o reforzarla con su

ejemplo. Es edificante pensar en la vida de los grandes que te rodean, pues, quizás, la

fuente de valor que buscas para obrar con altruismo la encuentres en tus propios padres,

tus abuelos o tus amigos.

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10. No te fijes demasiado en quien dice las cosas, si no en lo que dice; y si lo que expresa te

parece bueno, evalúalo, apréndelo y guárdalo en tu memoria. De ello sacarás partido

cuando debas actuar o tomar decisiones.

11. Nuestra mente es como un cofre o como un vaso que debe colmarse, el vaso abierto para

dar, el cofre íntimo para guardar...Cuida que, lo que depositas en ambos, sea digno de

ocupar un lugar en tu vida. Recuerda que lo que aparece es el reflejo de lo que llevamos

dentro. Sólo se proyecta con claridad quien ha podido primera iluminarse por dentro.

12. Aclara tus dudas. No te quedes ensombrecido, pues quien nunca duda, nada aprende,

sea, que ellas motivarán la investigación que ha de llevarte al conocimiento

verdadero...Pero ten cuidado...regúlala. No dejes que sólo reine en tu interior. Tómala

siempre como la herramienta para conseguir la verdad.

13. Respeta y no dictamines sobre las cosas que no estén a tu alcance. Investígalas. No hagas

lo que el necio, que cree poder hablar sobre todo. Así como no podemos hablar de cada

vida, pues es un misterio de silencio y de intimidad que debemos respetar, así no

podemos hablar con ligereza de aquello que no conocemos suficientemente. Sé cauto

cuando hables de Dios, del alma, de la libertad, de la ciencia, de tu vida y de la vida de los

demás.

SANTO TOMAS DE AQUINO

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II. Reglas de San Juan Bosco para el estudio1

PRIMERA REGLA, “el temor de Dios. Initium sapientaer timor Domini. ¿Queréis llegar a ser

verdaderamente doctos y adelantar mucho en las clases? Temed al Señor, guardaos bien de

ofenderlo, porque in malevolam animam no introibir sapientia, ne habitabit in corpore

subdito peccatis. La sabiduría de los hombres deriva de la de Dios. Y luego ¿qué placer queréis

que encuentre en el estudio el que tiene el corazón agitado de las pasiones? ¿Cómo queréis

que uno supere las dificultades que se encuentran en las clases, sin la ayuda de Dios? Omnis

sapientia a Domino Deo est. Un solo pecado hace una injuria tan grande a Dios que todos los

ángeles y hombres no podrían repararla. ¿Y habrá Dios de ayudar en los estudios a quienes le

hacen insulto tan grave? Nunca fueron hombres verdaderamente doctos los que ofendían al

Señor, mirad a Santo Tomás, a San Francisco de Sales. La experiencia enseña continuamente

que los que adelantan en los estudios son los que se apartan del pecado. Hay, es cierto,

algunos malvados que resplandecen por ingenio o por ciencia, pero quizás en otro tiempo con

su buena conducta y con buenas obras, merecieron del Señor este don del que después

abusaron. Por lo demás, la mayor parte de éstos no tienen verdadera sabiduría; tienen la

mente llena de errores, que enseñan a los demás. Y si a alguno de los malos le permitió el

Señor que adelantara en la ciencia, aun siendo enemigo suyo, le servirá esto de mayor castigo

y de mayor maldición, porque abusaron de ella”

SEGUNDA REGLA, “no perder nunca una pizca de tiempo. “ El tiempo, mis queridos hijos, es

precioso. Fili conserva tempus! Dadle al estudio todo el tiempo que se le debe dar. No

busquéis jamás pretextos par rehuir la clase. Es lamentable ver a los niños buscando

pretextos de enfermedades o licencias sonsacadas a los padres o superiores, para no cumplir

este deber.

No leer en tiempo de estudio o de clase libros que nada tienen que ver con las

materias escolares. Tener a raya la fantasía ¿veis a aquel niño que parece atento a su libro?

¿Crees que está estudiando? ¡ja! tiene la mente a mil kilómetros. Mirad sonríe: le parece que

está en el patio jugando; y piensa la victoria que logró sobre su compañero. El otro piensa en

las castañas y en la merienda. El otro, por ejemplo, tiene el proyecto de comprar algo, de

triunfar en aquella treta, de hacer aquella broma, de ir a aquel paseo. No hablo de los niños

que piensan en ofender a Dios, porque espero que no los haya en el Oratorio, estudiemos,

pues, y no perdamos el tiempo”.

TERCERA REGLA, “acostumbrarse a no pasar de un punto a otros de cualquier ciencia, de una

regla a otra de gramática, de un argumento a otros, sin haber comprendido bien antes lo

que precede. Después encomendad a la memoria lo que vayáis aprendiendo. Bien dijo

Cicerón: Tantum scimus, quantum memoriae mandamus. Estudiad cada día de modo que

quede tomada de memoria la lección o el trozo del autor clásico que el maestro os señale para

recitar, cada día, os digo, porque si hoy descuidáis el aprender, mañana, para no quedar

1 Citado por P. Pedro Ricaldone en Don Bosco educador, Ed. Don Bosco, Bs. As. 1954.

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rezagados deberéis redoblar el trabajo2. Quien descuidare esta diligencia por una semana,

habrá de remediar la deficiencia de siete lecciones advirtiendo que su tarea diaria es tal que lo

ocupa todo el día. No pocos por no emplear esta diligencia, tienen muchas lagunas en la

mente; no han entendido bien muchas cosas; y en los últimos meses de año escolar, se matan

estudiando por temor de una reprobación. Quien fue en cambio siempre diligente, posee con

seguridad el tesoro de sus conocimientos, y el día del examen no le trae molestia alguna”.

CUARTA REGLA, “comer a su debido tiempo. Mata más la tajada que la espada. ¿Queréis

instruiros? No viváis para comer, comed para vivir. Por la mañana, manteneos livianos. No os

deis un atracón”.

QUINTA REGLA, la compañía de los alumnos estudiosos. Este es el medio más apto para

adelantar mucho en el estudio. Cuando estáis en la recreación acercaos a los compañeros más

instruidos. Hablando a menudo entre vosotros de cosas relacionadas con los trabajos, las

lecciones, las composiciones, las traducciones, mucho adelantaréis. Dejad la compañía de los

perezosos o necios que no solo no os harían adquirir ciencia alguna, sino que os la harían

perder. Las conversaciones inútiles o frívolas no aprovechan nada, y no sirven más que para

disipar las mentes y enfriar los corazones. Dice el sabio: “si quieres ser sabio, acércate a los

sabios”.

SEXTA REGLA, la recreación ordenada. Haced completa la recreación, porque recreándoos

adquiriréis nuevas fuerzas para estudiar mejor, cuando llegue la hora de clase. No cambiéis la

hora de recreación en hora de estudio, porque después, cuando hayáis de estudiar en el

tiempo fijado, tendréis la mente cansada y sacaréis poco provecho. Cuidaos además de la

recreación excesiva.

SÉPTIMA REGLA, “vencer las dificultades que se encuentran en el estudio. Cuando encontréis

dificultades no tenéis que asustaros. ¿Qué vinisteis a hacer a la escuela? A estudiar. Es natural,

pues, que se necesita aprender lo que no sabéis. Y aprender lo que no se sabe significa

esfuerzo de inteligencia mayor o menor según el mayor o menor ingenio. Ánimo, pues; no hay

que dejar la obra a la mitad, no hacen bien los que al tropezar con una dificultad la saltan

diciendo: “esto no lo entiendo” y pasan a otra cosa; no hay que pasar adelante hasta que no

se venza y supere la dificultad. Y para lograrlo, recurrid en primer lugar a María y a Jesús, con

alguna jaculatoria, y veréis que las dificultades desaparecerán. No olvidéis jamás: este es el

medio más eficaz para vencer cualquier dificultad en el estudio, porque sólo Dios es el Dador y

el Padre de la ciencia y la da a quien quiere y como quiere. Dirigíos a los profesores que ellos

os proporcionarán toda clase de explicaciones. Os diré aún más: no sólo esforzaos y sed

constantes en vencer las dificultades, sino gozaos cuando las encontréis, porque aguzan el

ingenio y hacen experimentar una dulce satisfacción cuando llegamos a entenderlas. ¿Qué

mérito puede haber en aprender lo que fácilmente se comprende? Añadid aún que lo que se

aprende con trabajo no se borra jamás de la mente.”

2 Ciertamente que aquí Don Bosco no se refiere a una educación basada solamente en el poder de la memoria o memorística, sino que valoriza este instrumento maravilloso de conocimiento y le da el lugar que corresponde.

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OCTAVA REGLA, “ocuparse de las cosas concernientes a nuestro estudio. Pluribus intentus

minor est ad singula sensus. No se adquiere jamás ciencia alguna desflorando el mismo tiempo

en muchos libros. Interrogado Santo Tomás de Aquino cómo había podido llegar a ser docto,

respondió:- “leyendo un solo libro”.

Es necesario que grabemos en la mente que los estudios extraños a nuestras clases

deben ser dejados de lado. Si uno que estudió la lengua latina, quisiese al mismo tiempo,

estudiar el inglés y el francés ¿qué lengua sabría a fin de año? Hay jóvenes que leen mucho,

pero no se dan cuenta que con tanto leer no hacen más que enmarañar su mente. Muchos hay

que leen poetas, cuentos, historias, prosas clásicas; cosas buenas, pero dejan en tanto

demasiado de lado su deber, descuidando el adquirir los conocimientos necesarios.

Al daros estos consejos no desconozco la importancia y las ventajas de moderadas y

juiciosas lecturas, pero es necesario que al leer observéis estas reglas: 1) no se lean otros libros

hasta que no se hayan terminado los deberes de la clase; 2) no se lean antes de haber pedido

consejo al profesor o a alguien capaz de darlo, para que no suceda que leáis libros inútiles o

perjudiciales para la salud espiritual.”

NOVENA REGLA, “Recurrir siempre a la protección de María Santísima. Ella es sede de la

sabiduría, por consiguiente, antes de estudiar la lección, antes de comenzar la explicación de

los autores, antes de hacer las tares, no olvidéis nunca de rezar un Ave María, y luego añadid:

sede sapientiae, ora pro nobis”.

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III. Las virtudes de un intelectual cristiano3

l. Virtudes comunes. - Il. La virtud propia del intelectual. Ill. El espíritu de oración. -

IV. La disciplina del cuerpo.

I

Podríamos decir que la virtud contiene la intelectualidad en potencia, puesto que,

conduciéndonos a nuestro fin, que es intelectual, la virtud equivale al saber supremo.

De ahí podríamos sacar muchas deducciones; incluso podríamos deducirlo todo,

ya que, con esta primacía del orden moral, se relaciona la dependencia relativa de lo

verdadero, de lo bello, de la armonía, de la unidad, del mismo ser con respecto a la

moralidad que así está emparentada con el primer principio.

Pero prefiero seguir un camino más modesto.

Las cualidades del carácter juegan en todas las cosas un papel preponderante. El

intelecto no es más que un utensilio; los efectos son determinados por su manejo.

¿No es evidente que para bien gobernar la inteligencia se precisan otras cualidades

que la inteligencia misma? Instintivamente todo espíritu recto declara que la

superioridad en cualquier orden implica una dosis de superioridad espiritual. Para

juzgar de un modo cierto hay que tener cierta grandeza.

¿No tendría algo de chocante ver un gran descubrimiento que procediera de un

bribón? El candor de un hombre simple se vería con ello lastimado. Escandaliza ver

una disociación que. ofenda a la armonía humana. No se pone fácilmente la confianza

en esos joyeros que venden perlas y no las lucen. Mantenerse al lado de la sublime

fuente sin participar en nada de su naturaleza moral, nos parece una paradoja. Disfrutar

del poder de la inteligencia y hacer de ella una fuerza aislada, un espectáculo, se nos

hace sospechoso de ser un juego peligroso, puesto que toda fuerza aislada, en el seno

de un conjunto equilibrado, se convierte en su víctima.

Si el carácter llega a zozobrar, no podremos sorprendernos si el sentido de las

grandes verdades se resiente con ello. Cuando el espíritu deja de estar controlado y no

encuentra su nivel, se desliza por una pendiente. falsa y ya se sabe que un pequeño error

de principio se convierte al fin en uno grande. La fuerza lógica podrá precipitar al abismo al

que dejó su entendimiento sin salvaguarda. Así se explican tantas caídas estrepitosas y

tantos descuidos, geniales a veces, en maestros desorientados.

La vida es una unidad. De poco nos serviría el llevar a cabo una función con pleno

éxito al tiempo que se descuidara otra cualquiera o que pretendiéramos vivir las ideas

sin que de nada nos aprovechara el percibirlas.

¿De dónde viene esta unidad de la vida sino del amor? “Dime lo que amas y te diré

quién eres.” El amor es para nosotros el principio de todo, y este punto de partida

3En: Sertillanges, A. D. La vida intelectual.4º ed. Barcelona, Estela, 1965

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común para el conocimiento y para la práctica no puede dejar de hacer solidarios, en

cierta manera, los caminos rectos de éste y de aquél.

La verdad llega a cuantos la aman y a cuantos se le someten, y este amor no deja de

ser una virtud. Es así como, a pesar de sus posibles achaques, el genio del trabajo es ya

un virtuoso y le bastaría para su santidad con que llegase a ser más plenamente él

mismo.

La verdad y el bien arraigan en el mismo terreno: sus raíces se comunican.

Desgajada de esta raíz común y con ello menos adherida a su tierra, uno de los dos

languidece: el alma se pone anémica o el espíritu se empobrece. Por el contrario,

alimentando la verdad se aclara la conciencia, y fomentando el bien se guía el saber.

Practicando la verdad que uno conoce, se hace digno de la que todavía ignora. La

merece a los ojos de Dios y llega a hacerse digno de ella por un mérito que se corona a

sí mismo.

Puesto que todas las verdades se sostienen unas a otras y el homenaje del hecho es

entre todos el más decisivo, cuando rendimos este homenaje a la verdad de la vida nos

acercamos a la luz soberana y a sus dependencias. Cuando me lanzo a navegar por el

afluente sé que de allí voy a llegar al río y de éste al mar.

Acerquémonos más a esta doctrina tan importante, tanto que sólo por recordarla

hubiese sido ya oportuna la producción de este libro.

¿Qué otra cosa es la virtud, sino la salud del alma? ¿Y quién dirá que la virtud no

afluye a la visión? Preguntádselo a un oculista. Un práctico inteligente no se limitará a

medir la curvatura del cristalino, a escoger unas gafas, a prescribir unos colirios o baños

locales, sino que se interesará por vuestra salud general, dentición, régimen de vida,

etcétera. No os sorprendáis si este médico de un solo órgano os pregunta incluso por

vuestra conducta moral.

La visión espiritual no es menos exigente. ¿Acaso pensamos nosotros sólo con la

inteligencia? ¿Somos Quizá un haz de fuerzas del que tomamos el instrumento

apropiado para hacer esto o aquello? “Pensamos con toda nuestra alma” afirmaba

Platón. Iremos en seguida mucho más allá, nos diremos: con todo nuestro ser. El

conocimiento lo interesa todo en nosotros, desde la idea vital hasta la composición

química de la íntima célula. Los desórdenes mentales de cualquier género, los estados

delirantes, las alucinaciones, las astenias e hiperastenias, las inadaptaciones a lo real,

sea de la especie que sean, ponen en evidencia que no es sólo el espíritu lo que

contribuye a pensar en el hombre.

¿Cómo podría pensarse rectamente con un alma enferma, con un corazón estragado

por los vicios, arrastrado por las pasiones, desorientado por amores violentos o

culpables? Hay un estado de clarividencia y un estado de ceguedad, un estado sano, y

por ende sensato, y un estado insensato. “El ejercicio de las virtudes morales -nos dice

a su vez Santo Tomás de Aquino- virtudes mediante las cuales son dominadas las

pasiones, influye poderosamente en la adquisición de la ciencia»

¡Claro que sí! Analicemos. ¿De qué depende, en primer lugar, el esfuerzo de la

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ciencia? De la atención, que fija el campo de la investigación, nos concentra en él y

apoya sobre él todas nuestras fuerzas; seguidamente, del juicio, que recoge el fruto

de la investigación. En cambio, las pasiones y los vicios distraen la atención, la

dispersan, la desvían y llegan al juicio a través de unos rodeos cuyos meandros ya

escudriñó Aristóteles y otros muchos tras de él.

Todos los psicólogos contemporáneos están de acuerdo sobre este punto; la

evidencia no permite ninguna duda. La «psicología de los sentimientos» rige la

práctica, pero también, en gran parte, el pensamiento. La ciencia depende de

nuestras orientaciones pasionales y morales. Apaciguarnos es tanto como despejar el

sentido de lo verdadero.

Sigamos analizando. ¿Cuáles son los enemigos del saber?

La inteligencia, claro está: también cuanto hemos dicho acerca de los vicios, de las

virtudes y de su cometido en la ciencia presupone individuos de un mismo nivel.

Pero, aparte la estulticia, ¿qué enemigos son de temer? ¿No pensaremos en la

pereza, donde quedan sepultados los mejores dones? ¿En la sensualidad, que

debilita y entorpece el cuerpo, entenebrece la imaginación, embrutece la

inteligencia, disipa la memoria? ¿En el orgullo, que tan pronto deslumbra como

ofusca y que nos empuja hacia nuestro propio sentido, de forma que puede

escapársenos fácilmente el sentido universal? ¿En la envidia, que rechaza con

obstinación cualquier claridad vecina? ¿En la irritación, que se cierra ante toda crítica

y se afirma en el error?

Libre de estos obstáculos, un hombre de estudios se elevará más o menos según

sus recursos y su ambiente, pero llegará a conseguir el nivel de su propio genio, de su

propio destino.

Todos los defectos mencionados convergen; tienen un mayor o menor grado de

ilación; se encuentran, se ramifican y son todos ellos, en relación al amor o a la

desestima del bien, lo que respecto a la fuente son los hilillos de agua que se

entrecruzan. La pureza del pensamiento supone la pureza del alma: he aquí una

verdad que nada podrá empañar. El neófito de la ciencia debería impregnarse de

ella.

Subamos más alto, y, ya que hemos hablado de fuentes, no nos olvidemos de la

primera. La metafísica más segura nos enseña que, en las cumbres, la verdad y el bien

no sólo están unidos, sino que se identifican.

Debe precisarse, para ser más exacto, que el bien del que aquí hablamos no es,

propiamente, el bien moral; directamente, se trata sólo del bien deseable, pero un

rodeo nos conduce de uno al otro. El bien moral no es sino lo deseable medido por la

razón y propuesto a la voluntad como un fin. Los fines se sostienen entre sí. Todos

dependen de un último, y es este último el que encuentra la verdad y se identifica con

ella. Si reunimos estas proposiciones nos encontraremos con que el bien moral, aun

cuando no sea idéntico en un todo a la verdad, no obstante depende de ella a través

de los fines de la voluntad. Por consiguiente, existe entre los dos un lazo, más o

menos flojo o cerrado, pero infrangible.

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No es precisamente a través de cuanto en nosotros hay de individual como

encontramos acceso a la verdad, sino en virtud de nuestra participación a lo universal.

Este universal, que es a un tiempo verdad y bien, no podría ser honrado por nosotros

como verdad, ni podríamos adherirnos a él íntimamente, descubrir sus huellas y sentir

poderosamente su influencia sin reconocerlo y servirlo, por nuestra parte, como bien.

Si escalamos la Gran Pirámide por estos peldaños gigantescos que tan bien

representan la ascensión a la verdad, ¿cómo podríamos llegar a la cúspide, subiendo

por la vertiente norte, sin habernos acercado a la vertiente sur? Mantenernos a

distancia de ésta, sería permanecer en bajo nivel; si quisiéramos alejarnos de ella, lo

lograríamos sólo a expensas de alejarnos también de la cúspide.

Bienaventurados los corazones puros, ha dicho el Señor, puesto que ellos verán a Dios.

«Guarda la pureza de conciencia, dice santo Tomás a su estudiante, y no dejes de

imitar la conducta de los santos y de las personas de bien.» La obediencia del alma a

la fuente inefable, sus disposiciones filiales y preferentes, la abren ante la irrupción de

la luz, como también a la del entusiasmo y la rectitud. La verdad, una vez ha sido

amada y concebida como vida, se revela como principio; se la ve según se es; se

participa de ella participando del Espíritu al que debe su existencia. Las grandes

intuiciones personales, las luces penetrantes nos llegan, en igualdad de valores, del

perfeccionamiento moral, del desprendimiento de sí mismo y de las rutinas generales,

de la humildad, de la simplicidad, de la disciplina de los sentidos y de la imaginación,

del empuje hacia los grandes objetivos.

Ya no se trata aquí de probar la propia habilidad ni de hacer brillar las facultades

personales como si se tratara de una alhaja; se trata de comunicar con el meollo de la

luz y de la vida, y por eso hay que atacar este centro en su unidad tal como es: se le

adora y se renuncia a cuanto puede ser obstáculo, a fin de inundarnos con su gloria.

¿No es algo así 1o que significa la célebre frase: “los grandes pensamientos salen del

corazón”?

II

Henos aquí con la seguridad de que la virtud, tomada en sentido general, es

necesaria para la ciencia y que, cuando más rectitud moral se aporta, más fecundo

llega a ser el estudio. Sin embargo, hay una virtud característica del intelectual sobre la

que cabe insistir, aun cuando, más o menos, deberá salir en el curso de estas páginas.

La virtud característica del hombre de estudios será, evidentemente, la

estudiosidad. No hay que precipitarse en juzgar esto como una simpleza: nuestros

maestros en la doctrina han cifrado aquí muchas cosas y han descartado muchas

otras4.

Santo Tomás catalogaba la estudiosidad con la templanza moderadora, señalando

con ello que, aun cuando el saber es siempre bien recibido, la constitución de la vida

nos exige templarlo, es decir, adaptar a las circunstancias un afán de conocer que

fácilmente se excede, y combinarlo con los restantes deberes.

4 Cf. Santo Tomás, Summa Theologica, II-IIac, q. CLXVl1

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Cuando digo excederse, lo entiendo en un doble sentido.

En el reino de la estudiosidad, hay dos vicios que se oponen: la negligencia por una

parte, y la vana curiosidad por otra. Dejemos a un lado la primera, la cual, si no se ha

hecho odiosa al lector en el momento de cerrar este librito, será por haberse

desanimado durante el camino o porque habremos andado mal nuestra ruta. Pero

muy distinto sucede con la curiosidad. Ésta puede aprovecharse de nuestros mejores

instintos y viciarlos en el mismo momento en que pretende satisfacerlos.

Ya hemos mencionado las miras ambiciosas que desorientan la vocación intelectual.

Sin llegar a tanto, la ambición puede alterar la estudiosidad y sus efectos útiles. Un

acto de ambición a propósito de la ciencia deja de ser un acto de ciencia, y quien a él

se entrega ha dejado de merecer el nombre de intelectual.

Cualquier otro objetivo igualmente pecaminoso se granjearía el mismo veredicto.

Por otra parte, el estudio, aun siendo desinteresado y recto en sí mismo, no

siempre puede ser oportuno. Y de no serlo, el servidor de la ciencia habría olvidado su

condición de hombre. ¿Qué sería entonces el intelectual si dejara de ser hombre?

Hay otros deberes humanos además del estudio. El conocimiento tomado en su

absoluto es sin duda nuestro bien supremo, pero lo que aquí se saborea del mismo

queda a menudo subordinado a otros valores que serán sus equivalentes bajo los

auspicios del mérito.

Un cura rural que se desvela por sus feligreses, un médico que descuida la ciencia a

fin de prestar unos socorros urgentes, el miembro de una familia que sigue un oficio

con el objeto de ayudar a los suyos renunciando así a una cultura liberal, no profanan

en modo alguno su genio interior, sino que rinden homenaje a esta Verdad que es, con

el Bien, un único y mismo Ser. De haber obrado de otra forma, la verdad, tanto como

la propia virtud, hubiera sido objeto de su ofensa, toda vez que, por un desvío,

hubieran opuesto a aquélla la Verdad viviente.

Es así como se ven tantos curiosos de la ciencia que no temen sacrificarle sus

deberes más estrictos. Estos, más que sabios, son puros «dilettantes». Puede que

también dejen el estudio que responde a sus obligaciones para seguir el que alaga a

sus caprichos. En todo caso, la depreciación será la misma.

Cuantos apuntan más arriba de lo que les permiten sus fuerzas, exponiéndose al

error, cuantos malbaratan sus facultades reales para adquirir otras ilusorias, son

también los curiosos de antes. De los dieciséis consejos de Santo Tomás en materia de

estudio, dos se refieren a ellos:

“No busques más allá de tus alcances.” “Quiero que te decidas a entrar en el mar

por los riachuelos, no directamente”. Consejos preciosos que, equilibrando al hombre,

aprovechan tanto a la ciencia como a la virtud.

No queramos cargar el piso con exceso; no levantes la construcción más de lo que

permiten los fundamentos o antes de que éstos estén afianzados: sería correr el riesgo

de hundirlo todo.

¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Qué bases intelectuales presentas? He aquí cuanto

determina tus sabias empresas. «Si quieres verlos grandes, plántalos pequeños», dicen

los selvicultores, lo que, en otros términos, cs también el consejo tomista. El prudente

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15

empieza por el principio y no da un nuevo paso sin haber asegurado cl anterior. Por

eso los autodidactas tienen tantos puntos débiles. No se puede por sí solo empezar

desde el principio. Cuando consiguen al grupo en mitad del camino, entran en un

ambiente cuyas etapas pueden haber ya franqueado sin haber aprendido el proceso.

Por otra parte, lo que es cierto de cada cual en cuanto a las etapas de su desarrollo,

lo es también de uno con relación a los demás. No hay que sobreestimarse, pero sí

conocerse. Aceptarnos tal como somos es no sólo obedecer a Dios, sino prepararnos

victorias seguras. ¿Acaso busca la naturaleza más allá de lo que puede? Todo está en

ella medido con exactitud, sin ningún esfuerzo inútil y sin valuación errónea. Cada ser

obra de acuerdo con su cantidad y su calidad, su naturaleza y su fuerza: después se

mantiene en paz. Sólo el hombre vive de pretensiones y de tristezas.

¡Qué ciencia y qué virtud sabe juzgarse bien y permanecer como uno es! Te

corresponde una tarea que tú sólo podrás llevar a cabo y que deberás llevarla a la

perfección, en vez de intentar violentar las cosas. Los destinos no se cambian a

capricho. La perdición está tanto en encumbrarse como en desmeritarse. Anda tu

camino, tal como eres, con Dios por guía.

Santo Tomás añade a estas prudencias necesarias el afán: de no detener la

curiosidad en los objetos de acá en menoscabo del objeto supremo. De ahí sacaremos,

más adelante, una importante consecuencia relativa a la organización del trabajo;

pero, siempre, que el estudio deje su lugar al culto, a la oración, a la meditación

directa de las cosas de Dios. También el estudio es un oficio divino aunque por

reflexión, puesto que busca y honra los «trabajos» creadores o las «imágenes», según

escudriñe la naturaleza o la humanidad. Debe, no obstante, ceder paso, en su día, a la

relación directa. De olvidarlo, además de desconocer un gran deber, la imagen de Dios

en la creación aparece difuminada, y los vestigios no servirían más que para alejamos

de Aquél de quien dan testimonio.

Estudiar de forma que uno no ore, ni se recoja nunca, que no lea ni tan sólo la

palabra sagrada, ni la de los santos, ni la de las grandes almas, hasta olvidarse de sí

mismo, y que a fuerza de concentrarse en los objetos del estudio llegue a descuidar el

huésped interior, es un abuso y una candidez. Pensar que así podrá progresar o que de

esta forma podrá producir más, equivaldría a decir que el riachuelo va a fluir más

secando la fuente.

El orden del espíritu debe responder al orden de las cosas.

En lo real, todo remonta hasta lo divino por cuanto todo depende de él y todo

procede de él. En la representación de lo real en nosotros se echan de ver las mismas

dependencias, a menos que hayamos tergiversado las relaciones de la verdad.

III

Quedarán aseguradas estas disposiciones si, de una manera independiente a la

piedad que debe anteceder al estudio, se cultiva, incluso en el trabajo, el espíritu de

oración.

Nuevamente es Santo Tomás quien dice al apasionado de la ciencia: «No

abandones nunca la oración», y Van Helmont nos explica este precepto pronunciando

esta frase sublime: «Todo estudio es un estudio de la eternidad.»

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16

La ciencia es un conocimiento por medio de las causas, diríamos sin cesar. Los

detalles no quieren decir nada; los hechos no significan nada; lo que interesa son las

dependencias, las comunicaciones de la naturaleza. Y es que, detrás de todas las

dependencias, está la primera dependencia; en el nudo de todas las relaciones, el Lazo

supremo; en la cima de las comunicaciones, la Fuente; tras los intercambios, el Don;

bajo la sístole y la diástole del mundo, el Corazón, el Corazón inmenso del Ser. ¿No

deberá pues referirse el espíritu a Él de un modo incesante, sin perder un minuto de

contacto con Él que es así el todo en todas las cosas y por consiguiente en toda

ciencia?

La inteligencia no se halla plenamente en su cometido más que cuando ejerce una

función religiosa, es decir, dando un culto a la suprema Verdad a través de la verdad

reducida y dispersa.

Cada verdad es un fragmento que, por todas partes, exhibe sus dependencias. La

Verdad en sí misma no es más que una: la Verdad es Dios.

Cada verdad es un reflejo: detrás del reflejo, está la luz que le da el valor. Cada ser

es un testimonio; cada hecho es un secreto divino; más allá está el objeto de la

revelación, el héroe del testimonio. Toda verdad destaca sobre el Infinito como su

propio fondo de perspectiva, emparentándose en él por cuanto le pertenece. Una

verdad particular puede ocupar la escena, pero las inmensidades están más lejos.

Podría decirse que una verdad particular no es más que un símbolo, un símbolo real,

un sacramento de lo absoluto; representa y es, aun cuando no por sí misma; no se

basta: vive de préstamo, sin el cual no podría subsistir abandonada a su inconsistencia.

Para el alma en pleno despertar, toda verdad es como una cita: el Pensamiento

soberano invita al nuestro. ¿Podremos faltar a este sublime encuentro?

La vida de lo real no sólo comprende todo lo que se percibe, todo lo que se analiza

por medio de la ciencia. Lo real tiene una vida oculta, como Jesús, y esta vida es

también una vida en Dios: es una revelación de su sabiduría por medio de las leyes, de

su poder mediante los efectos, de su bondad merced a las utilidades, de su tendencia a

la difusión a través de los intercambios y del crecimiento: es conveniente venerar y

amar esta especie de encarnación con el mismo contacto de Aquél que se encarna.

Separar este «cuerpo de Dios» de su Espíritu sería abusar, del mismo modo que es

abusar de Cristo no querer ver en Él más que un simple hombre.

La encarnación de Cristo lleva a la comunión, donde no pueden disociarse el

cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad del Salvador: la casi encarnación de Dios en el

ser, de la Verdad eterna en cada caso de la verdad, debe llevarnos también a un

éxtasis celestial y no a nuestras investigaciones distraídas, a nuestras admiraciones

triviales.

Decidámonos a trabajar bajo la sombra de las grandes leyes y bajo la Ley suprema.

Ni el conocimiento ni otra manifestación alguna de la vida deben ser separadas de sus

raíces en el alma y en lo real, allí donde el Dios del corazón Y el Dios de los cielos se

revelan y se juntan. Entre nuestros actos (incluido el acto de aprender), nuestros

pensamientos Y nuestras primeras realidades debe realizarse la unidad. Pongamos en

todas las cosas toda nuestra alma, toda nuestra naturaleza, todo nuestro tiempo y la

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17

misma Divinidad con nosotros.

Para obtener este espíritu de oración en la ciencia no precisa librarse a ningún

misterioso encantamiento. No se requiere ningún esfuerzo extrínseco. Es aquí donde

tienen su lugar la invocación de Dios y su especial intervención. Santo Tomás oraba

siempre antes de dictar o de predicar y había compuesto una oración admirable a este

efecto: el pequeñín de la ciencia que todavía balbucea, busca con toda naturalidad en

la mirada divina la palabra que le falta. Pero es en la misma ciencia, en la ciencia

cristiana, donde hallaremos el escabel que, elevándonos hacia Dios, nos permitirá

volver al estudio con el alma más iluminada y como enriquecida con los dones del

profeta.

Todo cuanto instruye conduce a Dios a través de un camino cubierto. Toda verdad

auténtica es eterna en sí misma, y la eternidad que lleva en sí orienta hacia aquella

Verdad de la que no es más que una revelación. Por medio de la naturaleza -y del

alma, ¿dónde podría irse, sino a su propio origen? Si no llegamos allí, será porque nos

habremos desviado en el camino. El espíritu inspirado y recto pasa, de un salto, todas

las intermediaciones y, ante cualquier cuestión que se le plantea, sea cual fuere la

respuesta particular que pueda dar una voz secreta responde en él: ¡Dios!

Por consiguiente, no nos queda sino dejar al espíritu seguir su vuelo por una parte,

y a su atención por otra, a fin de que, entre el objeto de un estudio particular y el de la

contemplación religiosa, pueda establecerse un vaivén en beneficio de ambos. Con

empuje rápido y a menudo inconsciente, se pasa de la huella o de la imagen a Dios y

de allí, rebotando con nuevas fuerzas, se vuelve sobre los pasos del divino Caminante.

Cuanto allí se ha descubierto, es entonces comentado, magnificado; se ve un episodio

de un inmenso suceso espiritual; incluso tratándose de pequeñeces, se siente uno

cliente de unas verdades ante las cuales las montañas son efímeras; uno se siente

envuelto por el Ser infinito y la infinita duración y, entonces, el estudio se convierte

verdaderamente en «un estudio de la eternidad».

IV

Como ya llevamos dicho, la doctrina del compuesto humano se opone a una

disociación de las funciones espirituales con las funciones corporales más extrañas al

pensamiento puro. Santo Tomás ha tenido a bien avalar esta sentencia irónica de

Aristóteles: «Tan ridículo sería afirmar que es el alma sola la que comprende, como

decir que es ella sola la que construye o teje»5. El propio Doctor Angélico quiso

avanzar estas proposiciones aparentemente materialistas: «Las diversas

disposiciones de los hombres para las obras del alma, responden a las diversas

disposiciones de sus cuerpos»6. «La nobleza del alma depende de la buena

complexión del cuerpo».

Todo esto no tiene nada de sorprendente. El pensamiento nace en nosotros

después de largos preparativos en los que la máquina corporal toda entera ha sido

puesta en acción. La química celular está en la base de todo; las sensaciones más

5 Q. XIX de Veritate, art. 1, arg. 1. (6) De memoria, lect. 1. 6 In II de Anima, lect. 19

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18

íntimas preparan nuestra experiencia y ésta es producto del trabajo de los sentidos

que van elaborando lentamente sus adquisiciones fijándolas mediante la memoria. El

fenómeno intelectual se produce en el centro de los fenómenos psicológicos, en

dependencia con ellos y como una consecuencia de los mismos. Nadie es capaz de

pensar, incluso en el caso de aprovechar sólo una de las ideas adquiridas, sin evocar

una serie de imágenes, de emociones y de sensaciones que constituyen el hervidero

de cultura de la idea.

¿De qué medio disponemos para suscitar un pensamiento en una persona

cualquiera? Tan sólo de éste: provocar en ella, por medio de la palabra, de los signos,

unos estados de y de imaginación, de emoción, de memoria, gracias a los que podrá

descubrir nuestra idea y hacerla suya. Los espíritus no se comunican más que con la

ayuda de los cuerpos. Del mismo modo, el espíritu de cada cual no se comunica con la

verdad y consigo mismo sin la intervención de su cuerpo, de tal forma, que el cambio

mediante el cual pasamos de la ignorancia a la ciencia, debe ser atribuido, según

Santo Tomás, directamente al cuerpo y solamente «per accidens» a la parte

intelectual.7

Semejante doctrina, tan esencialmente, tan providencialmente moderna,

incesantemente repelida por el Doctor ¿no debe dar pie a la convicción de que para

pensar, y sobre todo para pensar intensa y sabiamente durante toda la vida, es

indispensable subordinar al pensamiento, no solamente el alma y sus diversas

facultades, sino también el cuerpo y todo el conjunto de funciones orgánicas? En el

intelectual, todo debe ser intelectual. El complejo físico y mental, la substancia

hombre están al servicio de aquella vida especial que, vista desde ciertos ángulos,

parece tan poco humana. ¡Que no le pongan trabas ellos mismos! Lleguemos a ser

una armonía, el resultado de la cual será la conquista de la verdad.

Por consiguiente, hay dos cosas que hay que prever sin ningún respeto humano,

aun cuando la primera de ellas acostumbre asustar a las personas espirituales con

juicio poco firme.

Ante todo, no te avergüences de cuidar tu salud.

Genios; han existido con salud deplorable, y si Dios permitiera que este fuese tu caso,

nada tendríamos que objetar. Pero si eso fuese por tu culpa, es un caso de tentación de

Dios con gran responsabilidad. ¿Estás totalmente seguro, discípulo de los genios, de

que tienes como ellos vigor suficiente para triunfar en la lucha incesante del alma

contra la debilidad de su carne? Nadie podrá demostrar que los propios genios hayan

visto desviados o reducidos sus talentos a causa de sus taras fisiológicas. Quizá

muchas anomalías intelectuales, entre los mejor dotados, se explicarían de esta forma,

e igualmente se explicaría la débil producción de otros.

Es cierto que, en igualdad de dones, la enfermedad supone una seria inferioridad,

puesto que disminuye el rendimiento, dificulta la libertad del alma en el momento dc

sus funciones delicadas, hace divagar la atención y puede falsear el juicio a causa de los

efectos de imaginación y de emotividad que provoca el sufrimiento. Una enfermedad

7 Santo Tomás, q. XXVI de Veritate, arto 3, ad. 12 m.

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19

de estómago cambia el carácter de un hombre y el carácter de éste cambia sus

pensamientos. Si Leopardi no hubiese sido raquítico y contrahecho, ¿tendríamos que

considerado hoy entre los pesimistas?

Cuando se trate para ti de asuntos ele alto nivel, no creas pues que vas a rebajar el

debate si te inquietas, al propio tiempo que del pensamiento, de todos tus

fundamentos orgánicos. «Un alma sana en un cuerpo sano» es siempre lo ideal. El

hombre de estudio tiene una psicología especial que es preciso cuidar y, en caso

necesario, no dudar en recurrir para ello al profesional.

En todo caso, hay que seguir las prescripciones normales.

Una buena higiene debe ser considerada casi como una virtud intelectual. En nuestros

tiempos, en que la filosofía es a menudo tan pobre, la higiene es complicada. No la

hagas por ello objeto de desdén, ya que también ella puede enriquecer tu filosofía.

Tanto como sea posible, deberías llevar una vida al aire libre. Es cosa reconocida que

la atención, este nervio de la ciencia, se halla en estrecha correlación con la respiración,

y ya es sabido que, para la salud en general, la abundancia de oxígeno constituye una

condición primordial. Las ventanas abiertas o entreabiertas de noche y de día, en tanto

la prudencia lo aconseje, frecuentes ejercicios de respiración profunda especialmente

combinados con los movimientos que los amplifiquen y les den normalidad, paseos

insertados en el trabajo o, todavía mejor, combinados con él según la tradición griega:

he aquí unos ejercicios excelentes.

Tiene su importancia el trabajar en una posición que desahogue los pulmones y no

comprima ningún órgano. También es oportuno interrumpir de vez en cuando un

ejercicio de aplicación para respirar profundamente, para desentumecer por medio de

dos o tres movimientos rítmicos que templen el cuerpo y le impidan, por decirlo así,

adquirir hábitos viciosos. Se ha descubierto que determinadas inspiraciones profundas

practicadas de pie, levantándose sobre las puntas de los pies, con las ventanas abiertas,

son todavía mucho más eficaces. No hay que descuidar nada, pues podría acarrearte la

congestión o entumecimiento de tus órganos.

La gimnasia diaria es cosa necesaria. No hay que olvidar la sentencia del médico

inglés: «Los que no hallan tiempo para hacer ejercicios físicos, deberán hallarlo para

estar enfermos,» Si no podéis practicados al aire libre, hay buenos métodos para suplir

esta circunstancias. El de J. P. Muller es de los más inteligentes, aun cuando existan

otros.

También será preciso para el espíritu como para el cuerpo un trabajo manual

moderado y distraído. Nuestros antepasados no lo ignoraban, pero nuestro siglo

alocado se ríe de la naturaleza, por lo que ésta toma su desquite. Hay que procurarse

todos los años verdaderas vacaciones y también, de una manera secundaria, alguna

que otra vez durante los períodos de trabajo. No quiero señalar con ello la ausencia de

toda actividad, lo que podría destemplar con exceso unas facultades con tendencia a la

volubilidad, sino la vida al aire libre y el ejercicio en la naturaleza.

Igualmente hay que cuidar la alimentación. Un régimen ligero, sencillo, moderado

en cantidad y en condimento permite un trabajo más rápido y más libre. Un pensador

puede pasar su vida en largos ratos de digestión.

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20

Aún con más cuidado hay que cuidar el sueño. No hay que dormir ni con exceso ni

con defecto. Demasiado dormir, entorpece, espesa la sangre y el pensamiento; el

dormir poco, por el contrario, expone a prolongar y sobreponer las excitaciones del

trabajo de modo peligroso. Uno mismo, debe vigilarse: tanto por lo que respecta al

sueño como a la alimentación, hay que hallar la medida que la propia naturaleza nos

pide para hacer de ella el objeto de una firme resolución. En esto no hay ninguna ley

común.

En resumen, hay que comprender que el cuidado del cuerpo, instrumento del alma,

constituye para el intelectual una virtud y una prudencia; Santo Tomás le reconocía

generosamente este carácter haciendo entrar esta prudencia del cuerpo entre los

elementos que concurren a la bienaventuranza temporal, prefiguración de la otra. Si

evitamos ahora ser unos raquíticos, unos fracasados, estaremos más lejos de ser unos

embrutecidos o unos viejos antes de tiempo; unos administradores necios del talento

confiado por el Dueño.

Pero la preocupación por el conjunto corporal implica también otros elementos.

Hemos hablado de las pasiones y los vicios como de formidables enemigos del espíritu.

Pensemos ahora en sus efectos psicológicos, en las perturbaciones que aportan a los

juicios, en la orientación del espíritu, que llegan a transformar, en poder de tinieblas al

alcanzar cierto nivel.

Un comilón, un perezoso, un esclavo de las sábanas o de la mesa; quien abusa del

vino, del alcohol o del tabaco; el que se abandona a excitaciones malsanas, a unos

hábitos debilitantes y enervantes al mismo tiempo, a determinados pecados periódicos

que, aunque perdonados, dejan efectos que perduran, ¿cómo podrá practicar la

higiene cuya necesidad acabamos de recomendar?

Un amigo del placer es enemigo de su cuerpo y pronto va a serlo también de su

alma. La mortificación de los sentidos es requisito previo para pensar, y sólo ésta nos

puede conducir a ese estado clarividente del que nos habla Graty. El que obedece a la

carne se pone en camino de convertirse en carne, cuando precisa llegar a ser todo

espíritu.

¿Por qué llamamos a Santo Tomás “el Doctor Angélico”? ¿Será únicamente por su

genio alado? Claro que no. Todo en él estaba supeditado al pensamiento santo y

genial; su carne, salida de las costas tirrenas, se había revestido con los albores del

Carmelo y del Hermón; siendo casto, sobrio, dispuesto para el ímpetu del espíritu y

lejos de todo exceso, era por entero un alma, “una inteligencia servida por unos

órganos”, según la célebre definición.

La disciplina del cuerpo y su mortificación, unidas a los cuidados necesarios, de los

que, a su vez, constituyen la parte más importante, vienen a ser, trabajadores

cristianos y especialmente vosotros los jóvenes, una de las más preciosas salvaguardas

de vuestro futuro.

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IV. CONDICIONES PARA EL ESTUDIO8

1. CONDICIONES PSÍQUICAS

Existen tres facultades que sirven para el estudio y deben ser convenientemente adiestradas para obtener así un rendimiento eficaz:

La imaginación. Debe ser preocupación importante en el alumno no dejar volar su

imaginación mientras estudia, ya que ello resta intensidad a su trabajo y le hace

perder tiempo, desviando su atención hacia lo que la fantasía le sugiere

El entendimiento, que permite examinar, reflexionar y profundizar.

La voluntad, que lleva a querer lograr fuerte y constantemente un buen resultado en

los estudios.

Debe ir unida a esas tres facultades la virtud de la laboriosidad, a la que Sertillanges, en

su obra La vida intelectual", llama estudiosidad. Por supuesto que no hay laboriosidad

cuando alguien se aplica al estudio de algo que no debe.

Es oportuno recordar lo que dice el sabio educador Lellote: "No estudies jugando ni

juegues estudiando".

2. CONDICIONES FÍSICAS

Todos los preceptos de la educación para la salud del cuerpo deben ser aplicados

muy especialmente a quienes se dedican al estudio. El antiguo proverbio latino: "Mens sana

in corpore sano" (Una mente sana en un cuerpo sano) sigue siendo el ideal de siempre. La

salud, don precioso de Dios, es fundamental para la vida del trabajo intelectual.

Se debe procurar:

El buen funcionamiento de la circulación y la respiración. La gimnasia diaria es valiosa

ayuda. Un médico inglés decía: " Quienes no encuentren tiempo para sus ejercicios

gimnásticos, habrán de encontrarlo para estar enfermos”. Durante las horas de

estudio conviene, además, interrumpir de vez en cuando la tarea para respirar más

profundamente, caminar, mover los brazos, etc.

Una alimentación adecuada y sin excesos, procurando una pausa entre los estudios y las

comidas.

Regular el tiempo dedicado al sueño reparador. Es tan malo dormir poco, como dormir

demasiado. Conviene estudiar durante el día y dejar la noche para descansar

Hay que tener en cuenta ciertas condiciones de ambiente y de tiempo como valiosos auxiliares en la tarea del estudio, para trabajar así con mayor precisión y lograr la concentración necesaria:

a) El lugar

Se debe procurar estudiar siempre en el mismo lugar, y que éste sea tranquilo, cómo-

do y bien aireado. El trabajo intelectual provoca un mayor consumo de oxígeno, que se

incorpora a la sangre a través de los pulmones y provoca una correcta irrigación del cerebro, 8 Barisani, Blas. Metodología del Estudio u Comprensión de Textos. Buenos Aires, Estrada.

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indispensable para lograr una adecuada lucidez. Los diferentes medios de calefacción

consumen, a su vez oxígeno; ésa es la causa de adormecimiento y debe ser evitada con un

adecuado control.

En la mesa de estudio deben estar todos los elementos de trabajo que se van a

utilizar, evitando así desplazamientos que provocan distracción y la tentación de evadir la

obligación de estudiar. Conviene que la mesa no esté atascada de objetos; está bien descartar

cada día lo inútil o inservible.

b) La hora

Mientras se estudia —es bueno recordarlo—, todo el plan de vida debe girar en torno

de esa actividad principal; el estudio. Aún en el caso del desempeño obligatorio de otras

actividades (empleos, trabajo en el hogar, etc.), debe hacerse una composición mental en la

que el estudio ocupe una posición de privilegio y no sólo los minutos retaceados a las demás

obligaciones, trabajos o distracciones.

Salvo raras y justificadas excepciones se deberá estudiar siempre dentro del mismo

horario y no permitir en esas horas ser requeridos por otros intereses. Lo ideal es saber elegir

ese espacio de tiempo, conociendo cuál es el momento del día en que gozamos de mayor

lucidez y poder de penetración.

Es prudente, además, distribuir convenientemente ese tiempo, dedicando a cada

tema o materia el espacio que requiere, sin tratar de asimilar demasiado de una vez; la

consecuencia de esto último sería la pérdida de eficacia en la labor.

c) La luz

La higiene de la vista debe ser objeto de preocupación. La lectura prolongada, en

condiciones inadecuadas de luz, puede afectar la visión, el instrumento más precioso para los

que estudian.

Desde luego, la luz natural es la mejor y se debe procurar que llegue al lugar elegido

para estudiar, evitando sin embargo que los rayos del sol incidan directamente sobre las

páginas en las que se trabaja.

Cuando la luz natural es insuficiente se recurrirá a una apropiada fuente de luz

artificial, de adecuada intensidad; la luz demasiado viva, lo mismo que el sol, al reflejarse

afecta la visión. Conviene el uso de lámparas de mesa, provistas de pantallas que contribuyen

a la adecuada iluminación. En todos los casos, la fuente de luz debe estar a la izquierda, de

modo de que no se proyecte la sombra de la mano sobre la página en que se escribe.

d) La posición

Además de evitar deformaciones óseas que, sobre todo en la juventud, traen consecuencias a

veces irreparables, el estar correctamente sentado ayuda a la concentración y facilita la

comprensión. Es que el orden, en todas las cosas, ayuda a ordenar la mente.

Debe procurarse al leer no inclinar la cabeza sobre el libro; antes bien se lo debe sostener casi

a la altura de los ojos a unos treinta centímetros de distancia, y a la misma distancia la página

de escritura.

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V. EL APRENDIZAJE

Todo aprendizaje es un cambio duradero en la conducta. Aprender es un proceso

psicológico lento, pues constituye una verdadera transformación de la mente. A la

orientación metódica que se da a este proceso se la llama enseñanza.

En todo aprendizaje juegan ciertos elementos:

El sujeto motivado, que es el alumno.

La meta u objetivo, que es el aprender.

Una barrera, que son las dificultades a salvar.

El aprendizaje consiste precisamente en salvar esas dificultades. No siempre resulta

fácil estudiar para aprender: es necesario recurrir a la autodisciplina, que incluye buenos

hábitos de trabajo.

CONDICIONES QUE INFLUYEN EN EL APRENDIZAJE

Entre las condiciones que influyen en el aprendizaje se deben tener en cuenta:

La edad, ya que si bien la capacidad, esfuerzo y atención tienen larga vigencia en la

vida del hombre, la mayor capacidad de aprendizaje se tiene entre los 7 y 11 años y

desde los 15 hasta los 35 años. Son éstos los periodos de mayor rendimiento.

Las condiciones físicas y fisiológicas, que fueron analizadas al hablar de las

condiciones para el estudio. Agregamos aquí que la fatiga, el hambre, las dolencias,

reducen las posibilidades de éxito en la tarea del aprendizaje.

Las condiciones psicológicas, como el exceso o ausencia de emotividad, el interés o la

falta de interés, los diferentes estados de ánimo provocados por causas ajenas al

estudio pueden ser factores positivos o negativos para el aprendizaje.

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VI. APLICACIÓN DE LAS FACULTADES AL ESTUDIO

1. NOTAS SOBRE LA ATENCIÓN9

LA ATENCIÓN CONCENTRADA

Tenemos atención concentrada cuando seguimos una idea o experiencia con exclusión

de toda otra. Este tipo de atención casi no produce desgaste, es rendimiento máximo con

fatiga mínima. El desgaste de una o más horas de perfecta concentración, sin prisa ni ansiedad,

se repara con unos minutos de dejar la mente en suave reposo mediante la relajación. Al ser

un acto que está de acuerdo a la naturaleza, no hastía, sino que plenifica. “La alegría- decía

Aristóteles- es el acompañamiento del acto perfecto”.

La base de la grandeza humana de Napoleón Bonaparte fue su gran concentración

mental. Cuentan de él que, al estudiar un asunto, de tal manera se absorbía en él como si no

tuviera otra cosa que hacer.

LOS PERÍODOS O FASES DE LA CONCENTRACIÓN:

1º. La concentración no viene de repente. Suele preceder un primer período de “ajuste”

en que los nervios y músculos, tal vez sobreexcitados, se van adaptando al nuevo

trabajo. Dejados otros pensamientos se va adentrando en el presente.

Para facilitar esta adaptación hay que rechazar lo que nos puede dispersar.

Fuera de nosotros: el amontonamiento de papeles u objetos en la mesa, en el cuarto.

Dentro: multitud de problemas que resolver o acciones que ejecutar.

2º. Luego, sigue el período de “calentamiento” progresivo o profundidad de la atención.

La mente se abstrae más y más, entra en el asunto y se engolfa en él.

3º. El tercer período es de saturación o “nivelación”, se ubica entre el calentamiento y la

fatiga. En este periodo, la atención se debilita, la combinación de ideas y la formación

de conclusiones y síntesis exige mayor esfuerzo y empieza a aflorar el cansancio. Esto

sucedería a las dos horas más o menos de atención seria. La duración en la atención

varía según la edad, en los niños es solo de 30 minutos.

4º. El cuarto período es el de la fatiga. Aquí, progresivamente declina el aprovechamiento

y aumenta el aburrimiento, el desinterés y aún la inhibición, o bien el nerviosismo

junto con la molestia del esfuerzo.

Consejos para desarrollar una buena atención:

Lánzate totalmente al trabajo con plena determinación y confianza.

Coordina el cuerpo y el espíritu, con una postura ni incomoda, ni tampoco tan cómoda

que haga aflojar tus músculos y te produzca somnolencia.

9 Irala, Narciso. Eficiencia sin Fatiga en el Trabajo Mental. Buenos Aires, LEA, 1975 (Síntesis realizada por R.P. Lic. Gustavo Domenech).

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Ten siempre algún motivo, algún fin concreto. Di por ejemplo: “quiero captar lo que dice

este artículo...quiero enriquecerme con esas ideas...”

Fíjate pequeñas metas: hojas, capítulos, etc.

Haz que la ocupación te interese y entusiasme.

Empieza con ánimo, aunque no experimentes gusto ni progreso al principio.

Ejercítate varias veces al día en seguir una idea en un escrito. Si así haces, pronto llegarás

a la atención normal.

Si te angustia el recuerdo de los asuntos que tienes que hacer sin tardanza, responde con

calma: “Sí, son importantes, pero pueden esperar, luego los atenderé”.

ATENCIÓN DISIPADA

Sufrimos distracciones cuando seguimos una idea con interposición de otras

innecesarias u opuestas. Es como dormirse de lo presente. Si la eficiencia decrece, la fatiga

aumenta. Con esta atención hay que estar renovando el periodo de ajuste y abunda más la

actividad espasmódica o intermitente. Quien no sabe atender, no rinde y no goza con el

estudio.

Este tipo de atención disipada puede tener causas objetivas y subjetivas:

Causas objetivas de la distracción

1º. Término y vías desconocidos. Si desde el principio el profesor no nos indica en

concreto el fin, o el tema que va a desarrollar, es fácil que nuestra mente divague. Por

eso, por ejemplo, antes de leer un libro es bueno ante todo que mires el índice.

2º. Camino cortado. Es cuando alguien no te explica un tema y pasa por alto algunos

puntos para vos desconocidos. Tu atención decaerá por no tener la ilación. En tu

estudio privado no dejes lagunas importantes o intermedias sin haberlas entendido.

Recuerda la regla que daba Don Bosco acerca de este punto.

3º. Camino aburrido y sin descanso. Si la exposición es monótona es natural que te

distraigas, o si tienes antipatía a la persona que da la materia, se transfiere también a

la materia.

Causas subjetivas de la distracción

1º. Debilidad orgánica. Esta puede provenir por falta de vitaminas, B, B1, B6, y sobre todo

de ácido glutánico, o simplemente por falta de alimento (cuando trabajas por la

mañana sin haber desayunado). Una dieta bien equilibrada mejora la atención.

2º. Vida disipada. La vida disipada con muchos focos de interés durante el día ajenos al

estudio hace que al querer concentrarte, esos focos luchen por seguir ocupando el

centro de tu atención.

3º. Falta de entrenamiento. Uno de los métodos es el de formularse preguntas sobre la

materia y tratar de encontrarles respuestas en la lectura, o también leer “lápiz en

mano”, resumiendo. Tal vez uno objete que no se terminará nunca, contesto con lo

que decían los romanos: “festinabis lente” yendo despacio llegarás a prisa. Al

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comienzo irás lento, pero llegado el momento lo harás con rapidez y experimentarás el

placer de poseer muchas verdades en ricas síntesis.

4º. Agotamiento patológico. El “surmenage” o agotamiento cerebral suele venir por la

atención anormal: atención prolongada y sin suficiente descanso, trabajar

habitualmente con prisa y ansiedad; estar insatisfechos de lo que hacemos y

preocupados por el éxito.

5º. El remedio ideal sería no pensar en nosotros ni en esas molestias, sino concentrarnos

totalmente, con paz y agrado en lo que hacemos.

6º. Falta de interés o atractivo mayor contrario. Esta es la causa subjetiva más frecuente

de nuestras distracciones. Nos hace perder el hilo en un discurso, en una

representación teatral o musical. Esta idea contraria suele venir cargada de temor,

como muchas veces ocurre, el temor a equivocarse o a un fracaso.

7º. El remedio consiste en impedir que esos pensamientos ocupen del todo la mente y

ocuparla del todo, atendiendo mejor a lo que se está haciendo.

Remedios prácticos

a. Concentración visual externa. Trazar en el aire con el dedo figuras sin solución de

continuidad, procurando seguirlas con atención y naturalidad.

b. Concentración visual interna. Hacer esos dibujos mentalmente.

c. Concentración auditiva. Cierta persona se distraía con cualquier ruido en la oficina, en la

pieza. No podía atender a lo suyo ante cualquier ruido o sonido cercano. Se propuso

seguir el sonido del reloj, diciendo y oyendo mentalmente “tic- tac” diez veces sin

distraerse, al segundo día llegó a quince, al cuarto a veinte. Lo hizo durante un mes y al fin

logró recuperarse.

d. Concentración en la lectura. Fijar la atención en lo que lees hasta el primer punto.

Descansar allí. Leer de nuevo hasta el segundo punto y así hasta el final de una página,

repitiendo este ejercicio hasta tres veces por día. Es un excelente medio de reeducación y

el método indicado para frenar la demasiada prisa y ansia de terminar la lectura o

escritura que tanta fatiga causan.

2. LA REFLEXIÓN

Relacionar, elaborar ideas significa que, no contentos con conocer o enterarnos de

algo, queremos ver sus implicaciones con otros conocimientos. Es relacionar o asociar ideas

con otras, diferenciándolas y clasificándolas. Es discurrir, deduciendo nuevas verdades,

creando nuevos conocimientos.

Es escuchar criticando

Es leer pensando

Es mirar observando

Es construir el “palacio del saber”.

“Nunca leáis” decía Schopenhauer, “estudiad siempre”. Quería decir que busquemos

siempre algo en nuestras lecturas: ideas que aclarar, dudas que resolver, preguntas que

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contestar, conocimientos que relacionar o unificar. Muchos conocimientos y variadísima

erudición no bastan para formar un sabio. El sabio es el que ordena el saber de una manera

arquitectónica.

En primer lugar, hay que relacionar los conocimientos con nuestro plan total o con lo

que pretendemos en este estudio (asociación intencional), en segundo lugar, hay que

relacionar lo nuevo con lo sabido, la parte con el todo, la causa con el efecto, lo accesorio con

lo principal. Hay que distinguir lo cierto de lo falso o probable, la verdad probada de lo que

sólo es hipotético, (asociación intelectiva).

Los frutos de esta reflexión son los siguientes:

Tendrás ciencia, ya que lo conocerás todo por sus causas.

Tendrás unidad, al referir la parte al todo, y éste a su ideal.

Tendrás claridad, viendo cada idea en su puesto concreto y relacionado con lo demás.

Tendrás alegría, al abarcar de una sola mirada tantos elementos diversos que

enriquecen y aclaran la visión de conjunto.

Como medios prácticos se enumeran:

Las anotaciones en fichas y su buena clasificación.

El subrayado.

Esquemas. Resúmenes.

3. LA MEMORIA

a) Recuerdo posible

Los “libros” de esta maravillosa “biblioteca” o “disco rígido” son los pensamientos,

raciocinios, sensaciones, actos, sensaciones y toda experiencia que alguna vez entraron dentro

de nosotros y dejaron huellas. Es la memoria, la encargada de retener ese cúmulo de

información, las cuales quedarán más grabadas cuanto con más duración y claridad

estuvieron en nuestra conciencia y de este modo, tienen mayor posibilidad de ser evocadas.

Ellas constituyen un posible recuerdo.

b) Recuerdo pasivo

Hay muchas cosas que sabemos, como son los nombres, pero a veces no acertamos a

reproducirlos. Se nos sugieren varios nombres ajenos, los rechazamos sin vacilar hasta que

aparece el verdadero. Sabíamos que estaba en la memoria. Este es un recuerdo pasivo.

c) Recuerdo activo. Reproducción de lo grabado

Es lo característico de la buena memoria. Incluye la habilidad de traer a la conciencia,

siempre que lo queramos, el material aprendido.

Utilidad de la memoria

Se ha calculado que sólo con nuestros ojos tomamos al día 500. 000 instantáneas que se

transmiten al cerebro y que allí en un kilo de sustancia gris habría 10.000 millones de células

para recibirlas.

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Es importante mejorar la memoria. Ello se consigue con el deseo de una buena memoria,

la confianza de conseguirla y la decisión de emplear los métodos conducentes. Napoleón

llamaba por sus nombres a miles de sus soldados.

Límites de nuestra capacidad retentiva

Muchos psicólogos afirman la posibilidad de ir desarrollando, mediante el ejercicio, esta

capacidad de modo indefinido. El Papa Pío XII tenía una memoria prodigiosa: con solo repasar

una vez, pronunciaba a la letra, en muchas lenguas que sabía, el discurso que hubiese

compuesto.

Otros sostienen que es más provechoso ponerle límites a la memoria. Estos límites son

llamados unidades psíquicas. Una unidad psíquica es la que entró formando un todo, que

podría ser un nombre o algo desligado, o bien una síntesis muy rica que abarque en su unidad

muchas ideas bien trabadas. Es preferible llenar esas unidades con resúmenes, esquemas,

síntesis bien elaboradas de cosas importantes a poner cosas inconexas que se olvidan

rápidamente.

Métodos para mejorar la memoria

La memoria es un sentido interno que debemos educar. He aquí algunos de los medios

para ello:

1º. aumentar el interés, la decisión y la

confianza

2º. recibir con mejor concentración

3º. recibir por más vías sensoriales

4º. recibir por el sentido predominante

5º. elaborar por más enfoques y relaciones

6º. repetir sin fastidio y antes del olvido

7º. recitar a su debido tiempo

8º. ¿el todo o la parte?

1º. Se graba y recuerda mejor lo que atrajo más la atención

Damos mejor atención a lo que es más conforme a nuestras aficiones, a lo que nos interesa

más. Cicerón decía en la Retórica que la solicitud conserva íntegras las figuras de las

representaciones.

Lo nuevo, lo insólito, lo extraordinario, nos roba ese recuerdo. Por eso, al viajar,

recordamos mejor las primeras experiencias: nos impresionan más.

2º. A mayor concentración, mayor grabación

No se graba bien lo que estudiamos con desaliento o desgano, o en medio de distracciones, o

asaltados por ideas parásitas. Tampoco aquello que lo tuvimos en consideración, pero no el

tiempo suficiente, ni con la claridad debida para diferenciarlo de lo demás.

Cuanto con más nitidez percibamos algo y por la perfecta concentración mejor lo

distinguimos de lo demás, tanto mejor quedará grabado.

Atender a medias es grabar a medias. Sin motivación y voluntad verdadera apenas habrá

recuerdo.

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3º. Se graba mejor lo que entró por más vías sensoriales

Si además de oírlo lo vimos, si lo hablamos o escribimos; si lo tocamos o gustamos, si

tomamos parte activa en ello, se nos grabará mejor. Lo que entra por varios sentidos, entra

bajo más aspectos, es decir, con más distinción y claridad, y queda con más ataduras ligado a

nuestros recuerdos.

4º. Lo que entró por el sentido predominante

Unos tienen memoria predominantemente visual; o dicho de otro modo, cuando piensan o

recuerdan lo hacen con imágenes visuales; están como viendo lo que piensan. Estos retienen

sobre todo lo que ven o leen o lo que asociaron con algo visto; se acuerdan de la página donde

lo leyeron y del lugar que ocupaba en ella. A estos le conviene utilizar siempre los mismos

libros o apuntes y visualizar o localizar lo que quieren retener.

Otros, los músicos ante todo, tienen imaginación o memoria predominantemente auditiva,

recuerdan solo lo que oyeron o leyeron en voz alta. Estos tendrán que leer en voz alta o por lo

menos moviendo los labios, pues parece que esta memoria tiene también fundamento

muscular.

5º. Se recuerda mejor lo más elaborado

Cuando al leer, escuchar u observar algo nuevo lo vamos relacionando con lo que ya

sabíamos y notamos que lo aclara, confirma o destruye, esto sí se nos grabará. William James

dice: “De dos hombres dotados de igual memoria y que hayan tenido las mismas impresiones,

recordará más aquel que las pensare bajo más aspectos y que las sistematizare en una red de

relaciones más estrechas”.

Pongamos un ejemplo. Si tienes que comprar mañana 20 artículos distintos en el

supermercado, lo puedes apuntar en una libreta, pero si quieres ejercitar la memoria, puedes

hacer una clasificación de ellos. Junta a los 10 artículos alimenticios y subdivídelos: 3 productos

de lechería (leche, queso, manteca), 3 verduras..., 3 carnes..., 2 bebidas... clasifica los otros de

mismo modo: 5 artículos de limpieza, 5 prendas de vestir. La ley de semejanza en su origen o

uso te ayudará a recordarlos de una manera eficiente.

La ley del contraste a su vez te traerá a la mente ideas opuestas, como gigante y enano, luz

y tinieblas, condenado y salvado. Todo esto es elaborar, relacionar, poner ganchos asociativos,

que sujetarán unas ideas a otras en tu memoria.

Otra manera de elaborar ideas y de utilizar varios sentidos es tratar de expresarlas. Las

ideas en la mente, sin palabras que las expresen, son como un túnel excavado en la arena. La

expresión de la idea en sonido por medio de palabras, o en papel por escrito será el cemento

que consolide el trabajo realizado.

6º. Lo mejor repetido es mejor recordado

Todos los medios anteriores serían insuficientes sin la repetición, y por ella alcanzan su

mayor eficacia.

A) Memoria intelectiva. Cuando hemos visto la relación entre una idea y otra, para

recordar bastará de ordinario una o pocas repeticiones, tanto menos cuanto más nos

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impresionó esa relación, por lo evidente o por lo inesperado. De ahí la ventaja de

estudiar resumiendo y relacionando los resúmenes o haciendo esquemas.

B) Memoria mecánica. Para la retención de palabras o párrafos, o para “repetir de

memoria”, si se trata de la memoria inmediata (la que utilizamos al escribir al dictado

o al responder a preguntas), la repetición es innecesaria, si la serie es corta. Un adulto

puede recordar seis o siete cifras del teléfono o “sílabas sin sentido” con oírlas una

sola vez, sin necesidad de repetirlas. Los mejor dotados retendrán hasta ocho o nueve.

Los niños solo dos o tres.

En párrafos provistos de sentido repetimos hasta 36 sílabas con una sola lectura. La

memoria inmediata se desarrolla gradualmente en los niños para llegar a su mayor

capacidad hacia los 25 años.

Para poder recordar a largo plazo, la necesidad de las repeticiones es de experiencia

universal.

Relación entre las repeticiones y el rendimiento

“Con la repetición, dice Woodworth, crece el rendimiento rápidamente al principio, luego

más despacio, hasta alcanzar un límite fisiológico”. La razón de esta disminución es que en las

primeras lecturas se va reteniendo lo que es fácil e interesante (que lleva menos trabajo); lo

más difícil se queda para las siguientes lecturas.

De ordinario, al estudiar, procura:

En primer lugar, familiarizarte con la materia, entenderla;

luego, reflexionar sobre ella, ver sus conexiones y querer apropiarla;

en un tercer momento, trata de recitarla y reforzar los puntos difíciles.

Con cada una de las repeticiones vas adquiriendo mayor grado de claridad en la conciencia

de lo que en ella quedó de las repeticiones anteriores.

Lo que nos es más familiar se recuerda antes. En una lectura de una palabra empleamos

tanto más tiempo cuantas menos veces la hemos usado.

Busseman, realizando experiencias de memorias dijo que lo que resultó más fácil de

retener fueron los sustantivos concretos, luego se siguieron en orden creciente de dificultad

los abstractos, los adjetivos y los verbos y, finalmente, las palabras o sílabas sin sentido.

Ebbinghaus habiendo realizado experiencias con sus alumnos, de aprender 100 sílabas sin

sentido, llegó a la conclusión de que si no las repasaban, a los veinte minutos ya habían

olvidado 42; en una hora 56; en un día 66 y; en un mes 78. Como se ve, al principio el olvido es

más rápido, luego más lento. Pero si se vuelven a repetir al poco de aprendidas o antes que

pase una hora, o un día o un mes, se tendrá la satisfacción de conservarlas casi todas.

De ahí la utilidad:

a) de la recapitulación, que recomiendan los clásicos al orador al final de sus discursos.

b) de repetir nosotros al fin de la explicación, cuando el disertante no lo hizo

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c) de que lo practiquemos en nuestras lecturas o estudios. Por ejemplo, sí solo dispongo

de 60 minutos, emplearé los primeros dos o tres en ver el título o subtítulo y el índice,

y me reservaré los cinco últimos para recapitular las ideas.

d) de recapitular más veces cada cuarto de hora cuando se habla a niños

e) de repetir hasta quince veces al estudiar una lengua, para dominar una palabra o frase.

Hay algunos que recomiendan 35 veces.

Si repetimos inmediatamente una y muchas veces, hay peligro de aburrimiento, y con él,

de ineficiencia. Si repasamos cuando ya todo está olvidado es casi como empezar de nuevo.

Los repasos han de ir espaciados entre sí. Un repaso conviene hacerlo a la hora, el otro al

terminar el día y un tercero al mes o dos meses.

Para las lenguas y para memorizar en general el tiempo más adecuado será el más cercano

al inconsciente del sueño, el que le precede inmediatamente, así no habrá interferencias de

otras ideas que dificulten la retención. También el que inmediatamente le sigue, cuando la

mente está más fresca, máxime si logras el sueño profundo en seguida de acostarte y te

levantas descansado y despejado. Si tienes que dar una hora al día no tanto a estudiar, cuanto

a grabar lo ya estudiado, conseguirás más en dos medias horas separadas.

7º. Lo bien recitado se retiene mejor

Recitar es leer sin mirar el libro. Es un género de repetición que aumenta la memoria. Es

mejor darle el doble a la recitación que lo que se le da a la lectura.

8º. ¿Dividir o juntar? ¿el todo o la parte?

Ante una lección larga, conviene conseguir primero cierto conocimiento, aunque

imperfecto, de toda la materia y luego atacar las partes aprendiéndolas una por una,

relacionándolas entre sí y con el todo.

Si la tarea es corta hay que optar por estudiarla toda seguida.

4. MÉTODO

De acuerdo con la etimologia (método del griego metà - según y odós = camino) de la palabra, podemos definir al método como el camino o procedimiento que se sigue para hacer algo. El método se define, además, como el modo de decir o hacer con orden una cosa.

La metodologia o tratado del método consiste en el arte de aplicar el método más con-veniente a una actividad determinada para conseguir con mayor facilidad y perfección el fin que se desea.

Es frecuente ver que los estudios no rinden lo que en realidad deberían rendir porque no se sabe estudiar. Nuestras energías intelectuales podrían ser más eficaces si las supiéramos aprovechar mejor. Para tener éxito en los estudios hay que dedicarse a ellos con paciencia, pero con paciencia organizada e inteligente, es decir, con método.

El filósofo H. Collín decía: "No basta tener buen ingenio, lo principal es usar bien de él. Generalmente hablando, sin método no se logra nada", Por su parte Ortega y Gasset aseveraba: "La mayor parte de los hombres tienen una capacidad intelectual muy superior al ejercicio que hacen de ella. En general el intelecto está arrumbado y enmohecido en un rincón de la persona".

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Ya en el siglo XVI el filósofo Juan Maldonado decía en el discurso de apertura de la Universidad de París: Sin duda para la inteligencia de cualquier clase de disciplinas es grande la importancia del talento; tal vez mayor aún la de la constancia en el trabajo: de mucho sirven los buenos profesores: grande es la ayuda que prestan los buenos libros; pero el proceder con arte y método en el aprendizaje tiene por si solo tanta importancia cuanto todas las otras ayudas juntas'.

Aprender a estudiar correctamente es asegurar el éxito de todo trabajo intelectual, dado que nos permitirá asimilar el máximo con el menor tiempo posible. Todo aquello que estu-diamos entendiéndolo, reflexionándolo, queda como "archivado" en nuestra inteligencia y se conserva mejor y por más tiempo en nuestra mente. Ello nos permitirá luego exponerlo con nuestras propias palabras y asociarlo a otros conocimientos. Si adquirimos las técnicas ne-cesarias para un estudio correcto, podremos llegar a elaborar por escrito u oralmente con claridad y concisión.

Todo aprendizaje depende del estudio. De ahí la necesidad de adquirir hábitos de estudio. Estos hábitos solo se logran a través de un constante esfuerzo personal. Saber cómo se estudia significa saber cómo pensar, observar, analizar, organizar; es decir, saber ser mentalmente eficiente. Por ello hemos de perfeccionar cada día el arte de estudiar.

Para que un estudiante aprenda debe seguir un método, una disciplina. Si nos sometemos a un método, a un plan de trabajo, notaremos cómo se simplifica nuestra tarea y cómo aumenta el rendimiento. No dejemos nunca de ajustarnos a un plan orgánico de trabajo y a un método o plan de vida, porque toda tarea, como es lógico, necesita para su realización un plan previo: un programa, una distribución horaria, que den un orden lógico a los pasos a realizar.

No se estudia para "salir del paso", sino para entrar y penetrar, cada vez más en el dominio del saber. Esto significa que el aprendizaje no puede ser, en modo alguno, confundido con las fugaces e inoperantes "indigestiones que muchos estudiantes realizan en vísperas de exámenes.

El método tiene por efecto disciplinar el espíritu, excluir de sus investigaciones el capricho y la casualidad, adaptar el esfuerzo a las exigencias del objeto, y determinar los medios de investigación y el orden de ésta " (Jolivet.)

No conviene exagerar, sin embargo, la importancia del método, hasta llegar a afirmar, como lo hicieron algunos autores, que la diferencia de las inteligencias se debe únicamente a los métodos que empleen. Baste observar un grupo de alumnos instruidos por el mismo profesor y sujetos a los mismos métodos para convencerse de lo contrario.

El método supone la inteligencia que lo usa no la crea. El método no da esas intuiciones luminosas* que llevan al descubrimiento de una verdad nueva. La ventaja que da el método consiste en hacer que la inteligencia de cada uno llegue con más prontitud y seguridad a un máximo relativo del conocimiento de la verdad, dentro de los limites de su capacidad.

Muy bien dice el adagio latino: “Quod natura non dat Salmantica non praestat" (Lo que la naturaleza no da. Salamanca no lo presta). Es decir: para que nuestro trabajo intelectual rinda debe ir acompañado de ciertas disposiciones, tanto de parte del alma como de parte del cuerpo.

En suma: talentos medianos, trabajando con método, pueden producir maravillas: sin método se pierde mucho tiempo. El progreso de las ciencias es pujante cuando se da con el verdadero método de estudiarlas y de tratarlas: la inmensa mayoría de los que fracasan en sus trabajos intelectuales lo hacen por falta de método, no por falta de talento.

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VII. LA LECTURA

OBIOLS SEÑALA LOS SIGUIENTES PASOS A SEGUIR:

a) Subrayado del texto.

b) Elaboración de imagen y concepto.

c) Parcelación del capítulo y asignación de subtítulos.

d) Colocación de notas marginales:

Introducción

Planteo del problema

Antecedentes y soluciones existentes

Solución del autor

Conclusiones

Consecuencias de las soluciones.

e) Lectura de gráficos y cuadros (paratextos).

f) Asunción de postura crítica (síntesis)

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SEGUNDA PARTE

El Lenguaje y su uso

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I. EL LENGUAJE

“El lenguaje humano es la unión más íntima que puede darse entre dos cosas realmente distintas, la inteligencia y la realidad. Desposorio necesario, primer misterio donde toda cosa halla su reposo y se despliega en su gloria.

El hombre está llamado a desposarse con el universo, a ser luz y epifanía de las cosas corpóreas”.

Fray Mario Petit de Murat

1. CONCEPTOS CLAVES PARA EL ESTUDIO DEL LENGUAJE

Se llama lengua sistema de signos que los hablantes aprenden y retienen en su memoria. Es un código que conoce y utiliza cada hablante de una misma comunidad lingüística para comunicarse.

El habla es el acto por el cual el hablante, ya sea a través de la fonación (emisión de

sonidos) o de la escritura, utiliza la lengua para establecer un acto de comunicación. El habla es

el uso particular y como acto individual, se opone a la lengua, que es social.

El lenguaje es la capacidad humana que permite conformar el pensamiento y emplear un sistema de signos orales y escritos, sonidos y gestos para comunicarse.

2. EL ESTUDIO DEL LENGUAJE: LA LINGÜÍSTICA

La lingüística es el estudio de la estructura de las lenguas naturales, como su evolución

histórica, su estructura interna, su función, su uso, así como el conocimiento que los hablantes

poseen de su propia lengua, etc. De ahí que puedan distinguirse históricamente distintas

subdisciplinas:

a) La fonología describe el modo en que los sonidos funcionan, en una lengua en particular o

en las lenguas en general, en un nivel abstracto o mental. Es una disciplina basada en el

estudio de los fonemas o segmentos mínimos de la corriente fónica que tienen entidad

como elementos del sistema lingüístico.

b) La fonética es el estudio de los sonidos en sí mismos en sus aspectos físico y fisiológico del

discurso humano. Observa la producción y percepción de los sonidos de

una lengua respecto a sus manifestaciones físicas.

c) La morfología estudia la estructura interna de las palabras para delimitar, definir y

clasificar sus unidades, la clasificación a las que da lugar y la formación de nuevas palabras.

d) La sintaxis estudia las reglas y principios que gobiernan la combinatoria de constituyentes

sintácticos y la formación de unidades superiores a estos, como las oraciones gramaticales.

e) La semántica estudia los aspectos del significado, sentido o interpretación de signos

lingüísticos como símbolos, palabras, expresiones o representaciones formales.

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3. LA MANIFESTACIÓN DEL LENGUAJE :

Las personas poseen tres medios para comunicar sus ideas y sentimientos. Dichas

manifestaciones del lenguaje son: la oral, la escrita y la gestual.

La comunicación lingüística se establece a partir de la habilidad que posee el ser

humano para expresar e interpretar conceptos, pensamientos, sentimientos, hechos y

opiniones a través de discursos orales y escritos y para interactuar lingüísticamente en todos

los posibles contextos sociales y culturales.

Escuchar, hablar y conversar son acciones que exigen habilidades lingüísticas y no

lingüísticas para establecer vínculos con los demás y con el entorno. Conllevan la utilización de

las reglas propias del intercambio comunicativo en diferentes contextos y la identificación de

las características propias de la lengua hablada para interpretar y producir discursos orales

adecuados a cada situación de comunicación. Por lo tanto, leer y escribir son acciones que

exigen desarrollar las habilidades para buscar, recopilar, seleccionar y procesar la información

y que permiten al individuo ser competente a la hora de comprender y producir distintos tipos

de textos con intenciones comunicativas diversas.

a) La oralidad

La manifestación oral es la primera y principal del lenguaje humano ya que es una forma

viva, espontánea y cambiante. Utiliza como recursos, entre otros, la mímica, la proxemia y la

entonación. Ésta, como elemento complementario, resulta muy útil pues permite conocer la

actitud del hablante por el tono de su voz.

La eficacia de la comunicación oral radica en el desarrollo de distintos aspectos:

La dicción (la forma de emplear las palabras para formar oraciones y la manera de

pronunciar) debe ser clara, se debe marcar de manera precisa cada una de las letras o

silabas que forman parte de una palabra.

La velocidad de la elocución debe ser correcta, moderada. Se debe resaltar más algunas

palabras que otras, pronunciar determinadas frases a distinta velocidad, etc.

b) La escritura

La comunicación escrita, a diferencia de la oral o verbal, no está sometida a los conceptos de

espacio y tiempo. La interacción entre los hablantes no es inmediata e, incluso, puede llegar a no

producirse nunca, aunque lo escrito perdure eternamente.

Por otro lado, la comunicación escrita aumenta las posibilidades expresivas y la complejidad

gramatical, sintáctica y léxica con respecto a la comunicación oral. Si bien hay diferentes tipos de

comunicaciones escritas, ya sean escolares, científicas, informativas, sociales, etc. básicamente se

debe tener en cuenta la claridad, la precisión, la síntesis, la naturalidad y la cortesía.

c) Los gestos

La mímica es la manifestación de gestos faciales y manuales que pueden ser

informativos o expresivos. Para algunos es la única forma de expresión o comunicación, como

en el caso de los sordomudos; para otros, la función es complementaria de la comunicación

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oral ya que otorga énfasis a la palabra hablada. Aunque su uso no es necesario, rara vez se

prescinde de ella al hablar.

Respecto a la comunicación gestual se debe tener en cuenta:

La Proxemia: Es el uso del espacio personal que rodea el cuerpo. Puede establecerse a partir de la

zona en que se ubican los participantes de una interacción, por ejemplo:

Zona íntima (es la más importante, toda persona la cuida como su propiedad, solo se les

permite el ingreso a esta zona a aquellas personas que están muy cerca a nivel

sentimental).

Zona personal (separa a las personas en el aula, en una oficina o en una reunión).

Zona social (separa de toda persona con la que no se tiene una relación cercana)

Zona pública (es la distancia en la que la persona se siente más cómoda y por lo general

proporciona más seguridad cuando se dirige la palabra a un grupo de personas).

La Kinesis: Es la capacidad de efectuar comunicación mediante gestos u otros movimientos

corporales; incluyendo la expresión facial, el movimiento ocular y la postura entre otros.

Las señales no verbales pueden ser específicas para cada individuo o generales. Algunas

pueden tener la intención de comunicar mientas que otras son meramente expresivas; pueden

proporcionar información acerca de las emociones mientras que otras nos dan a conocer rasgos de

la personalidad o actitudes. Por ejemplo la sonrisa de los niños ciegos y sordos se produce aunque

no hayan podido aprenderla por imitación, lo que califica a la sonrisa como innata o genética. De

esto se deriva que los mismos gestos faciales básicos para demostrar emoción son innatos. Por otro

lado cuando cruzamos los brazos, es decir, cruzamos el brazo izquierdo sobre el derecho o

viceversa, casi nadie puede describir con certeza qué significado tienen porque mientras que una

manera puede resultar cómoda para el individuo, la otra puede parecer errónea. Por ello, la

evidencia sugiere que ese gesto puede ser también genético y que no puede cambiarse.

d) Algunas diferencias entre la comunicación oral y la escrita

La forma escrita sustituye y depende casi totalmente de la forma oral. Funciona como

traducción de un sistema de signos orales a signos visuales. La expresión escrita convierte los

sonidos articulados en grafemas o letras (representaciones escritas del fonema).

La cualidad más importante del lenguaje escrito es la permanencia en el tiempo. Otras

de sus ventajas son: la estabilidad y la posibilidad de difusión. Concede, sin embargo, un

margen menor a la espontaneidad.

La lengua escrita permite la conservación lingüística. Es un medio eficaz de cultura y

unificación. No obstante, la conservación lingüística varía considerablemente de una lengua a

otra y de un país a otro. Puede que se produzcan reformas de la lengua escrita que permitan

integrar cambios ocurridos en la lengua hablada.

El lenguaje oral se adquiere naturalmente aunque por ser de naturaleza auditiva es

inaccesible a las personas sordas. Se acompaña de otras formas expresivas (gestos,

entonación) y presenta pausas, frases no completadas y correcciones automáticas hasta que se

llega a comunicar lo deseado. Esto evidencia algunos de los procesos que se desarrollan en la

mente del locutor en el momento de producir su mensaje.

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El lenguaje escrito se aprende y se cultiva. Es una forma conservadora, normativa

(basada en reglas gramaticales) por lo cual exige más cuidado en su producción. No hay

evidencia de los procesos mentales subyacentes en su producción pero se sabe puede deducir

los procedimientos utilizados según el estilo del texto.

La oralidad es espontánea y natural, está llena de matices afectivos lo que implica el

uso de un vocabulario simple, coloquial con menor densidad lexical. En cambio la escritura

implica una planificación previa que incluye una selección léxica adecuada a finalidad que se

desea.

ACTIVIDADES:

1) Relee la cita introductoria de EL LENGUAJE y explica por qué Petit de Murat dice que

El lenguaje humano es la unión más íntima que puede darse entre la inteligencia y

la realidad

2) Identifica a cada subdisciplina lingüística con una palabra u oración, por ejemplo:

Fonología funcionamiento de los sonidos

3) Menciona tres actividades académicas que se realizan mediante el lenguaje

4) Elabora un cuadro comparativo que defina y sintetice las similitudes y diferencia de las

distintas manifestaciones del lenguaje

4. VARIEDADES DEL LENGUAJE

La variedad lingüística es una forma específica de lengua, caracterizada por un conjunto de

rasgos lingüísticos usados por una determinada comunidad de hablantes vinculados entre sí por

relaciones sociales o geográficas.

Las variedades pueden ser distinguidas por su vocabulario y por diferencias en

su gramática, fonología y prosodia. Además existen diversos factores de variación posible asociados

a la geografía y a la evolución lingüística.

LOS LECTOS

Los lectos son variaciones del lenguaje que dependen del modo en que cada hablante

utiliza la lengua. La elección del código que emplea está determinados por sus conocimientos

culturales, su desarrollo social, su edad y lugar de pertenencia. A ese conjunto de las variedades

lectales de un individuo se lo denomina idiolecto.

El idiolecto de una persona difiere del uso de los miembros de su comunidad lingüística

aunque se establezca partir variaciones específicas: el dialecto, el cronolecto y el sociolecto.

a) Dialecto: Es la variación del lenguaje relacionada con el lugar de origen o residencia del

hablante. Sin embargo, hay que tener presente que los dialectos no presentan límites

geográficos precisos. Por ejemplo, existen variedades del español: el hablado en España no

es el mismo de América, el de Sudamérica difiere del empleado en Argentina y dentro de

este país cada región tiene sus matices propios. Por medio de la entonación, el vocabulario

y la pronunciación puede saberse de que región geográfica proviene el hablante. Además

hay que tener en cuenta la siguiente división:

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Dialecto regional rural: Se emplean expresiones típicas del campo.

Dialecto regional urbano: Usa expresiones de la ciudad.

b) Sociolecto: Este tipo de variaciones comprenden todos los cambios del lenguaje

producidos por el contexto en que se desenvuelve el hablante. Es la variedad relacionada

con el nivel de educación, la profesión y el desarrollo cultural. El sociolecto puede ser:

No escolarizado: El hablante no tiene un manejo cuidado de la lengua.

Escolarizado: Tiene un adecuado manejo de la lengua.

Profesional: Maneja términos relativos a una profesión.

c) Cronolecto: Es la variedad de lengua determinada por la edad del hablante. Tiene una relación directa con la adquisición y desarrollo sistemático del lenguaje. Se subdivide en:

Infantil Adolescente Adulto

EL REGISTRO

Existen variedades situacionales que involucra cambios en el lenguaje a partir de la

situación en que se encuentra el hablante. Las personas no hablamos igual en una reunión de

amigos que en una actividad religiosa. Desde este punto de vista, lo que provoca el cambio es el

grado de formalidad de las circunstancias.

El grado de formalidad se entiende como la estricta observancia de las reglas, normas y

costumbres en la comunicación lingüística. Esto implica la existencia de diversos registros o estilos

que los hablantes eligen al momento de expresarse, adecuado a la circunstancia en que se

encuentran.

El registro10 se considera una variedad lingüística condicionada por cuatro factores

contextuales: el medio de comunicación (oral o escrito), el tema abordado, los participantes y la

intención comunicativa. La forma de expresión lingüística —cuidada o informal, general o

específica, etc.— que escoge el hablante responde a cada uno de estos factores.

No existe una clasificación exhaustiva de registros. Generalmente se distingue formal,

profesional, coloquial, científico, informativo y literario.

En el nivel Superior, el fin último de la enseñanza-aprendizaje de los registros es que los

alumnos adquieran la competencia sociolingüística, para tomar conciencia de la diversidad

funcional de la lengua y saber modular el mensaje según las circunstancias. Disponer de

competencia sociolingüística significa ser capaz de poder elegir —según el asunto, la audiencia, el

medio, el objetivo— entre distintas palabras, entre un repertorio amplio de construcciones

sintácticas, entre varias formas de pronunciación, entre distintos géneros discursivos de un mismo

ámbito de comunicación, etc. Saber adaptarse lingüísticamente a cada situación (cotidiana,

académica, profesional) contribuye al éxito comunicativo.

10 La teoría del registro incorpora el contexto al estudio de la lengua. Fue formulada por la sociolingüística y la

lingüística sistémico-funcional anglosajona en los años 60 del siglo XX. M. A. K. Halliday, A. McIntosh y P. Strevens

(1964) plantean en primer lugar estas relaciones entre uso de la lengua y situación extralingüística.

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LA LENGUA ESTANDAR

Es una variedad de la lengua que toma las características de pronunciación, vocabulario,

construcción sintáctica, morfología, ortografía y puntuación correspondientes a los usos

establecidos como adecuados dentro de una comunidad lingüística, como el español. Se utiliza, por

ejemplo, en los medios de comunicación, en un texto informativo, en una conferencia, etc.

ACTIVIDADES:

1) Elabora un cuadro sinóptico que contenga los siguientes conceptos ordenados y subdivididos

según corresponda: variedades de lengua, registro y lengua estándar

2) Clasifica los siguientes ejemplos según corresponda

a) El Servicio Meteorológico pronostica para hoy una jornada de frío intenso, con probabilidades de heladas que harán descender la temperatura a dos grados bajo cero. Continuarán soplando vientos del sur, en ráfagas que alcanzarán una velocidad de veinte kilómetros por hora.

b) -¡!Brrr!! ¡Qué frío se nos viene! ¡A preparar las campera que estamos fritos si nos desabrigamos!

c) Querido Fabián: i. Acá tenemos un día muy frío, mientras que vos estarás disfrutando del sol y la playa. Estoy

encerrada en casa, al lado de la estufa…

d) ¡Mi Dios! Ajuera sí que ´sta frío. Pa´colmo es una lástima que no haiga calentado el rancho…

e) Che,¡hace un frío bárbaro! Haceme el aguante mientras me pongo una

campera.

f) El Ministerio de Salud, frente a la actual ola de frío, advierte que este clima

puede afectar especialmente a las personas ancianas y niños. Se recomienda …

g) ¡Má! Teno fío, no quero salir. ¡Poní la tele!

3) Ejemplifica los distintos tipos de variedades de lengua y registro con recortes,

trascripciones, textos, etc.

4) Identifica en el siguiente texto las variedades de lengua y registro. Explica qué te permitió

realizar la clasificación

5) Indica qué normas se deben tener en cuenta al redactar una carta. Teniendo en cuenta el

registro y las variedades lingüísticas, elabora una solicitud pidiendo la aceptación al

Instituto Superior Isabel la Católica. Incluye las razones por las cuales deben ser aceptados.

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24 de septiembre

Querido y bondadoso síndico que manda huérfanos a la Universidad:

¡Aquí estoy, por fin! Ayer viajé

cuatro horas en tren. ¿No es una sensación curiosísima? Era la primera vez que me subía a uno.

En cuanto a la universidad, es el sitio más enorme y desconcertante que haya soñado

jamás. Me pierdo cada vez que salgo de mi cuarto. Más adelante, cuando esté menos confundida, le

enviaré una descripción completa. También le contaré de las clases, que no empiezan sino hasta el

lunes por la mañana y ahora estamos a sábado por la noche. Sólo quería escribirle una carta en

seguida para trabar conocimiento con usted.

Produce una sensación muy rara escribir a alguien a quien no se conoce. Me parece raro, de

todos modos, estar escribiendo una carta, ya que en toda mi vida no he escrito más de tres o

cuatro. Le ruego, pues, que perdone si las que le envío no son precisamente un modelo de estilo.

Ayer a la mañana, antes de partir, la señora Lippett mantuvo conmigo una conversación

muy seria. Me indicó cómo debía portarme por todo el resto de mi vida y sobre todo cómo

portarme con el bondadoso caballero que tanto hace por mí. O sea que tengo que ser "sumamente

respetuosa".

¿Pero cómo diablos sentirse respetuosa con una persona que quiere que la llamen John

Smith? ¿Por qué no habrá elegido un nombre con un poquitito más de personalidad? Tanto valdría

escribirle al "Querido Poste del Telégrafo" o al "Querido Buzón de la Esquina".

Todo el verano pensé mucho en usted. Tener alguien que se interese por mí me hace sentir

casi como si hubiera encontrado una especie de familia, como si ahora perteneciera a alguien. Y le

aseguro que me resulta una sensación muy reconfortante. Debo confesar, sin embargo, que cuando

pienso en usted, cuento con muy poco material que mi imaginación pueda elaborar. Hay sólo tres

cosas que sé con certeza:

I. Usted es alto.

II. Usted es rico.

III. Usted odia a las chicas.

Podría llamarlo "Querido Odiador de Chicas", sólo que eso resultaría insultante para mí. O

"Querido Sr. Rico", lo cual sería insultante para usted, como si ser rico fuera su única cualidad

importante. Además, ser rico es una contingencia puramente exterior. Podría suceder que no siga

usted siendo rico toda su vida. Muchos hombres muy inteligentes se arruinan todos los días en la

Bolsa. Pero que es alto... sí, eso seguirá siéndolo toda la vida. De modo que he decidido llamarlo

"Querido Papaíto-Piernas-Largas". Espero que no tenga usted inconveniente. Será un sobrenombre

particular y quedará entre nosotros. No le diremos nada a la señora Lippett.

En dos minutos va a sonar la campana de las diez. Nuestra jornada está dividida en

secciones por medio de campanadas. Comemos, dormimos y estudiamos al son de las campanas.

Resulta muy estimulante. Me hace sentir todo el tiempo como un caballo de bomberos. ¡Ahí sonó la

campana! Hay que apagar las luces... ¡Buenas noches!

Le ruego observe con qué precisión obedezco los reglamentos. Eso se debe a mi formación

en el asilo John Grier.

Suya, muy respetuosamente, Jerusha Abbott.

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II. LA PRODUCCIÓN ESCRITA

Los escritores no escriben lo primero que imaginan ni redactan directamente sus escritos tal como se lee después. Ni siquiera los grandes novelistas proceden así.

Escribir implica pensar, evaluar y corregir continuamente el propio escrito; aunque escribir también significa leer. Una de las condiciones necesarias para escribir es ser un buen lector, no solo porque escribir exige leer durante su proceso sino porque la escritura se realiza, en gran medida, sobre la base de los modelos de otros textos escritos.

1. EL PROCESO DE ESCRITURA

El proceso de escritura consiste en una serie de pasos que normalmente se siguen para escribir, ya sea un ensayo, un cuento, un poema, una carta, un aviso, etc. Al utilizarlo se mejora el producto final. Para el escritor profesional esto significa aumentar sus ventas; para el estudiante es la manera de entender con mayor claridad un tema, de organizar mejor sus pensamientos y de obtener mejores evaluaciones o puntajes en los trabajos escritos.

LOS PASOS DEL PROCESO DE ESCRITURA:

Es importante recordar que los escritores se mueven adelante y atrás durante todo el proceso de escritura. Muchos de ellos utilizan los siguientes pasos:

A. PRE-ESCRITURA:

Consiste en una serie de actividades que se deben llevar a cabo para buscar un tema, escoger un género (forma de escritura), producir ideas y conseguir información. Por lo tanto hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

• Razones para Escribir: ¿Cuál es la razón para escribir? ¿Para cumplir con una tarea o

trabajo? ¿Para convencer a alguien y ponerlo de acuerdo con determinadas ideas?

¿Para responder a algo que se ha leído? ¿Para dar una opinión? Estos son algunos de

los motivos para escribir. Algunas veces existe más de una razón para hacerlo, estas

deben reconocerse y tenerse en mente durante el proceso de escritura.

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• ¿Quién es el lector? Es importante saber quién va a leer el escrito.

• Encontrar un tema: Algunas veces el tema lo escoge el profesor; sin embargo, en

ocasiones el escritor es quién debe generar el tema. Las experiencias personales, los

eventos presentes o pasados, o lo que el estudiante se imagina se pueden utilizar. Hay

que pensar en la audiencia y en lo que a ésta le pueda interesar, o simplemente

comenzar a escribir espontáneamente y generar ideas que ayuden a construir una

historia.

• Lluvia de Ideas: Se debe tratar de agrupar el tema como un núcleo central y escribir

alrededor de éste las ideas y palabras que vengan a la mente. Se pueden utilizar las

siguientes preguntas: ¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué?. Se hace una

lista.

• Búsqueda, Investigación:¿Qué sabes sobre el tema? ¿Qué necesitas saber? ¿Qué

necesita saber la audiencia sobre éste? Busca o investiga al iniciar el proceso no

después de que haya comenzado a escribir.

B.BORRADOR:

Durante esta etapa del proceso se escribe un primer borrador en papel. Se usa una idea principal sobre el tema, y es bueno recordar que éste puede cambiar durante el proceso de escritura. Por eso admite tachar y reiniciar cuanto sea necesario.

C.REVISIÓN:

La palabra revisión viene de dos palabras latinas re que quiere decir otra vez y vis que significa mirar u observar algo. Las revisiones tienen por objeto mirar nuevamente lo que se ha escrito para mejorarlo. En este paso, se analiza el contenido, se corrigen los errores, y se suprime lo que no es apropiado. Se reacomodan algunas partes para que el significado sea más claro o más interesante.

En la revisión se deben buscar omisiones, repeticiones innecesarias, e información poco clara o que sobra. También se puede preguntar ¿si tiene sentido lo que se ha escrito y si es interesante? Las decisiones que se toman en la revisión están controladas por el tema escogido y las limitaciones que éste tiene. Se puede solicitar a un compañero que lea el trabajo y que explique cuál es el tema.

Cuando se llega a la revisión final, se debe hacer una corrección y se editar el trabajo. Se debe verificar la ortografía, la puntuación, la coherencia sintáctica de las oraciones, que la escritura no cambie de persona gramatical, eliminar errores en el tiempo de los verbos y fundamentalmente recordar que el contenido debe concordar con la investigación y con la consigna de trabajo.

D. VERSIÓN FINAL:

La copia final debe estar limpia y bien presentada, ya que constituye el producto que se debe compartir con el profesor, compañeros, clase, padres o colegio.

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2. ALGUNOS ASPECTOS IMPLICADOS EN LA PRODUCCIÓN ESCRITA

LA ORTOGRAFÍA

La ortografía (del latín orthographia y del griego ὀρθογραφία) es el conjunto

de reglas y convenciones que rigen el sistema de escritura normalmente establecido para

una lengua estándar.

La actual ortografía española empezó a codificarse desde el siglo XVIII, con el

establecimiento en 1727 de las primeras normas ortográficas por parte de la Real Academia

Española al poco tiempo de su fundación. Hasta ese momento las vacilaciones en

las grafías eran constantes: unos optaban por soluciones fonéticas, tratando de adecuar su

escritura a la pronunciación oral, y otros se decantaban por criterios etimologizantes,

manteniendo grafías que carecían de correspondencia en la pronunciación del español de la

época. El resultado era una falta de unidad que dificultaba la comprensión.

Actualmente las 22 academias del español mantienen acuerdos que garantizan la

unidad ortográfica. De este modo, la edición de la Ortografía de la lengua española (1999) fue

la primera en ser elaborada con la colaboración consensuada de todas las academias

de América y de Filipinas.

a) Las reglas generales de acentuación

En español existe, además del acento fonético, el ortográfico. El acento fonético tiene

que ver solo con la pronunciación de las palabras, pero el ortográfico, corresponde a la

escritura de las mismas.

El acento es la mayor fuerza o intensidad con que pronunciamos una sílaba de la

palabra. La tilde o acento ortográfico es una rayita que se coloca sobre la vocal de la sílaba

tónica de algunas palabras para señalar donde va el acento. La sílaba que lo lleva se llama

tónica; las demás son sílabas átonas.

Según el lugar que ocupe la sílaba tónica, se puede distinguir cuatro clases de

palabras:

Agudas: Se acentúan en la última sílaba; llevan tilde si terminan en vocal, o en las consonantes "n" o "s". No se acentúan en el resto de los casos. Ejemplos: pantalón, patín, pincel

Graves: Se acentúan en la penúltima sílaba; llevan tilde si terminan en consonante, exceptuando la "n" y la "s". Ejemplos: regla, cádiz

Esdrújulas: Se acentúan en la antepenúltima sílaba; siempre llevan tilde. Ejemplos: patético, mérito, pretérito

Sobreesdrújula: Se acentúan en la sílaba anterior a la antepenúltima; siempre llevan tilde. Ejemplos: permítemelo, escóndeselo, termínatelo

b) Acentuación de monosílabos:

Los monosílabos, por regla general no llevan tilde. Ejemplo: fe, gris, ves, sol, mal, no, un, gran. Constituye una excepción a esta regla los monosílabos que tienen tilde diacrítica, es decir,

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aquella que permite distinguir por la tilde palabras pertenecientes a diferentes categorías gramaticales (el / él; te / té; si / sí; de/dé; tu /tú; mi/mí; mas / más; se / sé; o / ó).

c) Algunas reglas y sugerencias señalados por la Real Academia Española

Eliminación del acento en algunos diptongos o triptongos ortográfico

Palabras como guion, truhan, fie, liais eran consideradas como términos con más de una

sílaba. Sin embargo, la nueva ortografía señala que realmente se trata de palabras

monosílabas, y que por tanto, no deben llevar tilde.

Otros diptongos y triptongos afectados son: las formas del verbo criar: crie, crio, criais, crieis,

crias, cria y las del verbo huir: hui, huis.

Eliminación del acento diacrítico en "solo" y en los pronombres demostrativos

El término solo puede ser un adverbio (Solo vine a saludar) o cuando es adjetivo (Me siento

solo), no obstante ya no llevan tilde.

Los demostrativos este, ese, y aquel, con sus respectivos géneros y números actúan como

pronombres (Este es un letrado; Quiero aquel), no deben llevar acento.

Se justifica la supresión porque el acento diacrítico diferencia palabras idénticas en su grafía,

pero siempre una es átona y la otra es tónica. Sin embargo, tanto solo como los pronombres

demostrativos son siempre tónicas. Se recomendaba el uso de la tilde para no caer en casos de

posible ambigüedad. El nuevo manual resalta que siempre el contexto del enunciado permitirá

salir de cualquier duda acerca del uso de dichos términos, por tanto, no se justifica la tilde.

Supresión del acento diacrítico en la conjunción “o” escrita entre cifras

En el anterior manual de ortografía se recomendaba escribir con acento la “o” cuando se la

escribe entre cifras, para diferenciarla del cero. Ejemplo: 040 ó 020. Actualmente es

incorrecto; no se justifica el uso del acento diacrítico porque la conjunción o es átona. Y desde

el punto de vista práctica, la misma tiene una menor altura que el cero.

Sustitución de la "Q" por otras grafías del español para usar los extranjerismos

La letra q tiene un uso limitado en el español. Es en realidad parte del dígrafo qu y tiene el

mismo sonido que la letra k, pero solo se utiliza ante las vocales e, i (queso, quien)

La nueva regla establece que cuando se trata de términos que derivan de otras lenguas, sean

latinismos o extranjerismos, y que en su ortografía deban incluir la letra q, los mismos deben

adaptarse al sistema ortográfico español, y por tanto, suprimir el uso de dicha letra. Ejemplos:

quark11, quorum, y exequatur deben ahora escribirse de la siguiente manera: cuark, cuórum y

execuátur12. Si preferimos utilizar la q, dichas palabras son consideras extranjerismos crudos y

por tanto se escribirán en cursiva y sin acento.

11 Tipo teórico de partículas elementales con las que se forman otras partículas como son el protón y el neutrón. 12 Documento que autoriza a los extranjeros a ejercer las funciones propias de sus cargos en un país/ Autorización para que se cumpla una sentencia en un país distinto del que la dictó./Documento por el que las autoridades civiles aprueban las bulas pontificias.

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Extranjerismos y latinismos se rigen ahora por las mismas reglas

La ortografía de 1999 establecía reglas diferentes en lo que respecta al uso de palabras que

provienen de otras lenguas. En el nuevo manual, se equipara el tratamiento tanto de los

extranjerismos como de los latinismos.

Los mismos, cuando son crudos, es decir, no adaptados al sistema ortográfico del español,

deben escribirse preferentemente en cursiva de tal manera a indicar de esa forma su carácter

foráneo. Cuando algún extranjerismo o latinismo es adaptado, se escribe sin ningún tipo de

resalte. Ejemplo: A mi hermana le gusta el ballet. A mi hermana le gusta el balé.

Ch y Ll, ya no forman parte del abecedario

Ch y ll quedan eliminadas del abecedario español. Se argumenta que en realidad las mismas

constituyen dígrafos, es decir, conjuntos de dos letras pero que representan un solo fonema.

De esta manera, el alfabeto queda constituido por veintisiete letras: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l,

m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.

Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del abecedario

La manera para hacer referencia a las letras del abecedario, especialmente al momento de

pronunciarlas, varía en los diferentes países de habla hispana. Por lo cual se recomienda la

utilización de una sola forma de designar a dichas letras. Como se trata de una recomendación,

no es incorrecto decir ve corta para hacer referencia a la v (uve).

d) Homonimia: homógrafos y homófonos

En la lengua se producen una serie de fenómenos que propician la existencia de

palabras que se pronuncian o se escriben de forma parecida. Son palabras que son similares

pero tienen un significado parcial o totalmente diferente.

Este fenómeno es importante para la ortografía, ya que para escribir correctamente las

palabras es necesario reconocer la acepción que tiene un término en determinado contexto

lingüístico (en una oración o texto).

Existen dos clases de homónimos: los homógrafos y los homófonos.

LOS HOMÓGRAFOS: son palabras que se escriben y se pronuncian igual pero tienen diferentes

significados.

vino (bebida) vino (del verbo venir)

copa (vaso) copa (tope de un árbol)

casa (vivienda) casa (matrimonio)

viste (verbo ver) viste (verbo vestir)

invertir (emplear el dinero) invertir (cambiar de posición)

como (verbo comer) como (comparación)

mango(fruta) mango (de un sartén)

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LOS HOMÓFONOS: son palabras que se pronuncian igual pero se escriben de manera distinta.

ACTIVIDADES:

1) Escribe los significados de los siguientes homófonos:

a

ha

abría

habría

asta

hasta

barón

varón

baso

vaso

bello

vello

bienes

vienes

calló

cayó

consejo

concejo

cosido

cocido

hierba

cocer (cocinar) coser (unir con hilo)

cien (número) sien (parte de la cabeza)

cauce (del río) cause (del verbo causar)

meces (de mecer) meses (plural de mes)

sebo (grasa) cebo (carnada)

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hierva

hizo

izo

orca

horca

rallar

rayar

sabia

savia

sueco

zueco

tubo

tuvo

2) Escribe cinco ejemplos de pares de homógrafos con sus significados

3) Lee atentamente:

Precio y significación de la ortografía

No descuides la ortografía, que es la urbanidad del lenguaje. Y respecto a haches,

recuerdo haber visto no ha mucho este título: “La haraña y el escarabajo”, en cierta revista; y

en otra, al pie de un grabado: “El equipo Alcones”. Hasta a los animales, a pesar de serlo, hay

que respetarles su nombre. Un escrito sin ortografía por bueno que sea, es como un hombre de

apariencia elegante y distinguida, pero de modales de carretero. Y perdonadme un cuentecillo.

Isabel la Católica aborrecía el ajo, no solo en el sabor, sino en el olor. Un día le sirvieron

perejil que había crecido junto a una mata de esos bulbos, y, por lo mismo, se había penetrado

del mismo aroma. Al sentirlo, dijo la Reina: “¡Venía el villano vestido de verde!” ¡Pobre perejil

desechado por su olor a ajos! ¡Y pobre el caballero despreciado por sus errores ortográficos,

que revelan un descuido rayano en la ignorancia!

Acordémonos de que en estas materias de lenguaje nada es despreciable, y que aquí

cabe muy bien el refrán que enseña: Hasta el pelo más delgado hace su sombra en el suelo.

José J. Ortega Torres

4) Escribe, a partir de la lectura, tres reflexiones o reglas acerca de la ortografía, por

ejemplo: La mala ortografía empequeñece y quita valor hasta al más destacado

escritor.

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LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN

Los signos de puntuación tienen una función importantísima porque ayudan a que

todo lo redactado pueda ser leído y comprendido de una forma fluida y clara. Indican la

producción de una pausa en la oración, o bien para indicar el modo en que la misma debe ser

entendida, como cuando usamos los signos interrogativos, los cuales nos señalan que dicha

oración es una pregunta. En la ortografía del español, los signos de puntuación más utilizados

son: el punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los signos de interrogación y

admiración.

El punto tiene la función de señalar el final de una oración. Mediante el uso de este signo

ortográfico, las oraciones pueden ser leídas en forma ordenada. Con ayuda de los puntos, la

lectura del texto es más fácil porque la información se encuentra dividida en varias partes.

El punto y seguido señala el final de un enunciado dentro de un mismo párrafo.

El punto y aparte separa las oraciones de párrafos diferentes.

El punto final señala que la terminación del texto es definitiva.

La coma sirve para señalar una breve pausa dentro del enunciado. Puede llegar a separar

distintas palabras u oraciones, pero siempre deben referirse a un mismo tema.

El punto y coma se utiliza para indicar en la oración una pausa más larga que la señalada

por la coma, pero no tanto como la expresada por el punto y seguido.

Los dos puntos tienen la función de indicar una pausa en el enunciado para llamar la

atención del lector y poner énfasis en lo que sigue a dicho signo.

Los puntos suspensivos son utilizados para establecer una pausa especial dentro del texto y

que indica un suspenso. Se escriben en forma de tres puntos consecutivos (...) y dan la

sensación de que la oración quiere inducir a un final impreciso o incompleto.

Los paréntesis tienen la función de insertar una información adicional o aclaratoria.

Los signos de interrogación sirven para indicar que la oración que precede es una pregunta.

Los signos exclamativos o de admiración dan un tono particular a la oración a la cual

encierran porque con la intención de enfatizarla y llamar la atención del lector.

Para leer y comentar: El autor, Marcelino Fernández dedicó este poema a sus tres hijos

aunque según confiesa todavía está pagando por su arrebato paterno-poético-patético.

MARCELO, MARCOS Y ESTHER

Marcelo, Marcos y Esther

me piden a mí que escriba

a cual prefiero tener

en mayor grado de estima.

Y escrito está a continuación

en mal verso y sin puntuación:

Digo que prefiero a Marcelo

aunque a veces sea de hielo

no a Esther cuya hermosura

compite con su frescura

no alabo a Marcos por su ciencia

qué no es poca su inteligencia

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Marcelo, el primero que leyó, puntos y

comas así entendió:

Digo que prefiero a Marcelo,

aunque a veces sea de hielo.

a Esther, cuya hermosura

compite con su frescura.

No alabo a Marcos por su ciencia,

que no es poca su inteligencia.

Esther puso interrogaciones y quedaron así

las puntuaciones:

¿Digo, que prefiero a Marcelo,

aunque a veces sea de hielo?

No. A Esther, cuya hermosura

compite con su frescura.

No alabo a Marcos

por su ciencia,

que no es poca su inteligencia.

Marcos, cuando al fin le tocó otros signos

añadió:

¿Digo, que prefiero a Marcelo

aunque a veces sea de hielo?

No. ¿A Esther, cuya hermosura

compite con su frescura?

No. Alabo a Marcos por su ciencia,

que no es poca su inteligencia.

Mas yo leí con emoción y signos de

admiración:

¿Digo, que prefiero a Marcelo

aunque a veces sea de hielo?

No. ¿A Esther cuya hermosura

compite con su frescura?

¡No! ¿Alabo a Marcos por su ciencia?

¡Qué no! Es poca su inteligencia.

III. LA EXPOSICIÓN ORAL

La exposición oral es la exhibición relatada, explicación y desarrollo de un tema con el propósito de informar rigurosa y objetivamente sobre él. Posee tres partes: la introducción, el desarrollo y la conclusión.

Es una oportunidad para comunicarnos; implica decir a otros de manera clara y sin temor nuestras ideas y opiniones, así como escuchar y atender las de los demás. En las situaciones escolares puede constituir un medio a través del cual se evalúan los conocimientos que poseemos sobre un tema y la claridad y precisión con que los presentamos. Desarrollar la habilidad para expresarte en forma oral permite:

CONSIDERACIONES BÁSICAS

Un discurso bien elaborado requiere dedicación de tiempo y trabajo para su preparación y

exposición. Es común que en situaciones escolares la exposición oral sea sobre un libro

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determinado o un trabajo escrito de un tema particular. En ambos casos conviene preparar

una guía de lo que vas a exponer.

La elaboración y redacción del trabajo escrito para una exposición oral permite:

Familiarizarte con el material y adaptarlo al tiempo de exposición. Planear el orden en el que se llevará a cabo la exposición.

PASOS DE LA EXPOSICIÓN ORAL.

Para la exposición oral del tema es conveniente utilizar los pasos siguientes: 1) Planear la exposición Te ayuda a conocer qué decir, cómo y cuándo se va a hacer, así como los materiales con los

que se cuenta. Es conveniente:

Confirmar la fecha y el tiempo del que dispondrás para prever la información que

incluirás y la organización de la exposición.

Revisar tus fuentes para ver si el contenido y la secuencia será la misma durante la

exposición.

Ver si tu selección de puntos principales cumple con los propósitos iniciales del

trabajo, y estos relacionarlos con experiencias o conocimientos anteriores.

Selección de recursos de apoyo: afiches, gráficos, esquemas, ilustraciones, etc. Los

gráficos o esquemas deben ser ligeros, fáciles de leer, recogiendo pocas ideas

importantes, con combinaciones de colores.

2) Práctica o ensayo para llevar a cabo la exposición.

Ensayar la exposición permite, además de practicarla, darse cuenta si se ha comprendido y

si se domina el tema. Así, buscamos y probamos caminos para expresarnos. Algunas

sugerencias:

Leer primero en silencio y luego en voz alta el escrito a exponer Comprender la secuencia, y hacerte preguntas basadas en la guía elaborada. Al practicar en voz alta, habla claro y fuerte; despacio cuando se trate de puntos

principales o conceptos difíciles; y como si estuvieras platicando para la información adicional.

Realiza un ensayo ante otras personas, que te den su opinión y sobre esos datos, corrige la exposición.

3) Exposición del tema.

Los dos momentos principales de una presentación hablada son el principio y el final.

Al principio el estudiante intenta conseguir captar la atención del público (si no la capta

entonces difícilmente lo va a hacer luego). En esta fase debe ser especialmente claro y

comunicativo, generando entre el público "curiosidad" por lo que va a exponer.

Al final del discurso, en las conclusiones, debe recalcar las ideas principales que ha expuesto y

los argumentos que las apoyan. Probablemente sea lo único que al final recuerde el público de

toda la exposición.

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La presentación gana mucho si se acompaña de apoyo visual (diapositivas, transparencias,

afiches.) Transmite una imagen de profesionalidad y facilita la comunicación con el público.

Sugerencias para el momento de la exposición:

No emplees palabras desconocidas sin antes verificar su significado Utiliza tu guía (Ficha) Emplea los recursos para facilitar el ritmo de la exposición Si notas aburrimiento, atrae la atención del auditorio haciendo preguntas, modificando

el tono de voz, etc. Si preguntan acerca de lo que desconoces, contesta con honestidad que no sabes la

respuesta.

4) Auto evaluación de la exposición. Permite corregir los puntos o aspectos inadecuados. Te puedes hacer preguntas tales como: ¿Me preparé adecuadamente para mi exposición? ¿Cómo percibí a mi público cuando inicié la exposición? ¿Dije lo que había planeado? - Durante mi exposición, ¿el público se mantuvo interesado, atento, se aburrió, empezó a platicar? - ¿Me sentí satisfecho con mi exposición? De no ser así, ¿Qué fue lo que no me agradó? ¿Cómo puedo corregirlo para futuras ocasiones?

IV. LA COMPRENSIÓN LECTORA

La comprensión lectora es la capacidad para entender lo que se lee, tanto en

referencia al significado de las palabras como al texto en sí mismo. Implica procedimientos que

llevan a alcanzar la significación de las ideas relevantes de un texto y relacionarlas con

los conceptos que ya tienen un sentido para el lector.

La lectura es un proceso de interacción entre el pensamiento y el lenguaje, el lector

necesita reconocer las letras, las palabras, las frases. Sin embargo, cuando se lee no siempre se

logra comprender el mensaje que encierra el texto; es posible, incluso, que se comprenda de

manera equivocada. Como habilidad intelectual, comprender implica captar los significados

que otros han transmitido mediante sonidos, imágenes, colores y movimientos.

La comprensión lectora es un proceso más complejo que identificar palabras y

significados; esta es la diferencia entre lectura y comprensión. Es una habilidad básica sobre la

cual se despliega una serie de capacidades conexas: manejo de la oralidad, gusto por la

lectura, pensamiento crítico. Es una tarea cognitiva que entraña gran complejidad: el lector no

solo ha de extraer información del texto e interpretarla a partir de sus conocimientos previos y

metas personales sino que, además, ha de reflexionar acerca del proceso seguido para

comprender en situaciones comunicativas diversas. No obstante se pueden presentar diversas

dificultades como la dislexia, la disgrafía, la disortografía, etc.

ESTRATEGIAS DE LECTURA

La lectura consiste en un trabajo activo en el que el lector construye el significado del texto a partir de su intención de lectura y de todo lo que sabe del mundo; de todos los conocimientos que lleva hacia el texto desde antes de empezar a leer y de los que pone en el texto mientras lee.

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Los lectores se acercan a los textos con propósitos definidos: entretenerse, informarse sobre un tema específico, encontrar placer estético, etc. Este propósito estará vinculado con el tipo de lectura que realizará. El proceso de comprensión de cualquier lector consiste en acercamientos progresivos al texto, mediante los cuales va elaborando hipótesis que luego rechazará o confirmará definitivamente. Dentro de este proceso se pueden distinguir varias etapas que pueden agruparse de diferente manera según el modelo de comprensión.

MODELO I

1. Lectura de aproximación o pre-lectura

En esta etapa, entre las estrategias que el lector desplegará aparece la de interpretar las claves del paratexto: identificar los elementos icónicos (ilustraciones, gráficos, esquemas) diseño tipográfico y de tapas, paginación y márgenes. Luego se leen los elementos verbales que se encuentran en torno al texto y cumplen la función de anticiparlo o comentarlo como título, índice, prólogo, epígrafe, epílogo, glosario, notas y tipografía.

El Título, por ejemplo, suele adelantar información acerca del tema o del género de la obra. El Índice muestra la organización interna del texto, indicando capítulos, subtítulos. El Prólogo resume o explica el contenido del texto, destaca su importancia; describe a veces cómo compuso el autor la obra, etc.

2. La lectura

La lectura comprensiva se da en distintos niveles de profundidad porque los lectores captan en forma diferente un mismo texto. Influyen sus habilidades y las estrategias empleadas para alcanzar el máximo entendimiento.

Es posible comprender un texto de manera literal (centrándose en aquellos datos expuestos de forma explícita), crítica (con juicios fundamentados sobre los valores del texto) o inferencial (leyendo y comprendiendo entre líneas), entre otras.

a) Lectura literal

En esta lectura se sigue una secuencia que identifica el orden de las acciones; los personajes y los tiempos y lugares explícitos. Mediante las relaciones de causa o efecto se reconoce razones explícitas de ciertos sucesos o acciones.

b) Lectura literal en profundidad

Es una lectura más profunda que ahonda en la comprensión del texto, reconociendo las ideas que se suceden y el tema principal, realizando cuadros sinópticos, mapas conceptuales, resúmenes y síntesis. La mayor parte de estas técnicas son más adecuadas para textos expositivos que para literarios.

c) Lectura inferencial

En esta etapa se buscan relaciones que van más allá de lo leído, explicamos el texto más ampliamente, agregando informaciones y experiencias anteriores, relacionando lo leído con nuestros saberes previos, formulando hipótesis y nuevas ideas. La meta del nivel inferencial es la elaboración de conclusiones. Este nivel de comprensión es muy poco practicado en la escuela, ya que requiere un considerable grado de abstracción por parte del lector aunque favorece la relación con otros campos del saber y la integración de nuevos conocimientos en un todo.

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d) Lectura crítica

Esta lectura permite la emisión de juicios sobre el texto leído. Tiene un carácter evaluativo donde interviene la formación del lector, su criterio y conocimientos de lo leído.

Los juicios toman en cuenta cualidades de exactitud, aceptabilidad, probabilidad. Los juicios pueden ser:

de realidad o fantasía: según la experiencia del lector con las cosas que lo rodean.

de adecuación y validez: compara lo que está escrito con otras fuentes de información.

de apropiación: requiere evaluación relativa en las diferentes partes, para asimilarlo.

de rechazo o aceptación: depende del código moral y del sistema de valores del lector.

La lectura crítica pude incluir un nivel apreciativo como respuesta emocional al contenido verbalizada en términos de interés, aburrimiento, diversión, miedo, odio, alegría, etc. Puede manifestarse la identificación con los personajes e incidentes, sensibilidad hacia los mismos, simpatía y empatía o reacciones hacia el uso del lenguaje del autor.

MODELO II

Otro modelo de comprensión es el de las tres lecturas que va aumentando la

profundidad de comprensión a medida que se relee el texto.

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PROCEDIMIENTOS DE COMPRENSIÓN

Un texto se entiende cuando se puede explicar lo leído en forma oral o escrita. Para esto

hay que aplicar una serie de procedimientos o técnicas que además de ayudar a la

comprensión, favorecen el estudio de diferentes temas.

a) El subrayado

El subrayado facilita el estudio: ayuda a la retención de las ideas principales, a la confección de resúmenes o esquemas, mejora la atención y hace más eficaz el repaso.

Pasos para un buen subrayado:

1º. Tener a mano los elementos necesarios (regla, lápiz negro, resaltador o colores, diccionario, hoja en blanco para anotar las definiciones, las ideas importantes o las dudas que se vayan presentando) para no interrumpir la lectura una vez iniciada.

2º. Realizar una lectura exploratoria del texto (observar con atención en el título, el autor, los gráficos e ilustraciones que posee, etc.)

3º. Leer el texto en forma completa de manera lenta y con la ayuda del diccionario.

4º. Lee cuantas veces sea necesario, no olvides que lo importante es comprender.

5º. Subrayar las ideas principales que poseen la información más importante. Cuando se estudia o se resume un texto no se pueden suprimir, ya que sin ellas no se podría entender el tema.

6º. Marcar con otro color las ideas secundarias. Éstas ofrecen información complementaria que amplías las ideas principales. En los textos, los ejemplos, las reformulaciones, las aclaraciones entre paréntesis y las comparaciones son ideas secundarias. Éstas si pueden ser suprimidas, ya que no son imprescindibles para el desarrollo del tema.

7º. Si un párrafo completo parece muy importante, debemos marcar una línea vertical en el margen derecho que resalte su importancia. Pero debemos procurar que este párrafo no supere las 10 líneas. Ni tampoco hacerlo en demasiados párrafos, parecería que todo es importante.

ATENCIÓN: Un subrayado bien hecho puede ahorrar mucho tiempo ya que concentra la información importante del texto, que luego volvemos a releer fijándonos solamente en lo que se ha marcado.

b) La nota al margen

Consisten en escribir al margen palabras generalizadoras, el subtema que trata el párrafo o

alguna aclaración sobre una palabra o concepto.

c) El resumen

El resumen es un texto que sintetiza la información de otro, por lo tanto resumir consiste en convertir un texto en otro más reducido. Para ello es necesario leer y comprender el texto para reconocer y extraer las ideas principales.

Un resumen no es la simple transcripción de esas ideas, sino la transformación del texto utilizando nuestras propias palabras y estrategias de síntesis que ayudan a resumir y

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conectar las ideas del texto. Hay que tener en cuenta que siempre tiene que poseer una extensión no superior a una cuarta parte del texto original y las ideas deben estar integradas y relacionadas.

Para elaborarlo es necesario ordenar las ideas en un borrador, pero estos suelen tener partes repetidas innecesariamente, que se suprimen o sustituyen aplicando procedimientos de síntesis.

Una vez realizados los procedimientos sobre el texto base deben llevarse a cabo los propios de la redacción del resumen. Para que pueda redactarse de manera coherente y correcta, y represente debidamente al texto base, conviene llevar a cabo las siguientes operaciones:

Reemplazar palabras por sinónimos o pronombres para no repetirlas. Integrar las oraciones a partir de las relaciones que se establecen entre ellas. Leer el resumen para comprobar si representa los aspectos principales del texto base.

En esta instancia es conveniente guiarse por las siguientes preguntas:

¿Cuál es el tema principal del texto? ¿Dónde y cómo se desarrolla ese tema? ¿Cuáles son los temas secundarios del texto? ¿Las ideas principales y secundarias, están relacionadas entre sí? ¿Cuál es la conclusión? ¿El resumen se puede comprender con facilidad?

V. TEXTOS LITERARIOS Y NO LITERARIOS

El principal instrumento de comunicación es el lenguaje, cuando lo empleamos producimos un texto. Los textos no son iguales ya que nos comunicamos con distintas intenciones. Éstas pueden consistir en informar, narrar, convencer o simplemente comunicar.

A veces los textos se diferencian a simple vista por su forma exterior o paratexto, por el ámbito en el que se usan (escolar, comercial, universitario, periodístico, profesional, etc.), por el lugar donde se encuentra (libro, revista, periódico, enciclopedia, diccionario) y por su intención comunicativa.

1. TEXTOS LITERARIOS Y NO LITERARIOS

Los textos no literarios se fundamentan en el mensaje entregado y no en la intención

de crear belleza en el lenguaje. Poseen distintas finalidades que dan origen a tipologías como

la informativa, expositiva, argumentativa, instructiva, etc.

Así, el testimonio, la nota periodística, la carta, y todo lo que hoy las editoriales

engloban bajo el rubro de "no ficción" (excepto el ensayo, que es literario) son ejemplos de

textos no literarios.

Algunos de los textos que se consideran pertenecientes al género no literario son:

• Diálogos

Tratados

• Cartas

• Confesiones

• Memorias

• Testimonios

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• La nota periodística

• La reseña

• Afiches

• Boletas

• Artículos científicos

• Tesis

• Ponencias

• Monografías

• Textos históricos

Cuando un escritor se enfrenta a construir un texto, asienta su quehacer sobre la

escritura misma, deteniéndose en los recursos lingüísticos y dando libertad y belleza a su

mensaje. Busca llamar la atención en sus lectores por la manera de decir las cosas pues su

finalidad es artística, literaria.

Algunos de los textos que se consideran pertenecientes al género literario son:

• Epopeya

• Romance

• Novela

• Cuento

• Leyenda

• Cuadro de costumbres

• Oda

• Canción

• Elegía

• Romance lírico

• Balada

• Tragedia

• Comedia

• Drama

• Tragicomedia

• Auto Sacramental

• Entremés

• Epístola

• Fábula

• Ensayo

VI. LA LITERATURA

1. DEFINICIÓN DE LITERATURA

Es difícil definir la literatura ya que a lo largo del tiempo los hombres le han otorgado

diferentes conceptos. En sentido amplio podría definirse como la expresión de la belleza por medio de la palabra oral o escrita.

Es, entonces, el arte que utiliza como instrumento la palabra. Por extensión, se refiere también al conjunto de producciones creadas de una nación, de una época o de un género (la literatura griega, la literatura del siglo XIX, la literatura fantástica, etc.).

En Diccionario de Autoridades (1734), la Literatura es el conocimiento y ciencias de las letras. La etimología viene de la palabra latina Littera, que significa letras. En el siglo XVI en España se le designaba a los manuscritos legales, y a las artes y letras. En el Diccionario de la Real Academia Española, (1992) literatura se le asigna al arte que emplea como instrumento la palabra, que comprende las obras que caben elementos estéticos. Una segunda denominación habla sobre una teoría sobre las composiciones literarias. En el Diccionario de uso español de María Moliner se designa Literatura al «arte que emplea como medio de expresión la palabra hablada o escrita». Una segunda designación habla sobre el conjunto de obras literarias.

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De acuerdo con el Diccionario internacional de literatura y gramática filosófica de Guido Gómez, la literatura se refiere a los escritos imaginativos o de creación de autores que han hecho de la escritura una forma excelente, para expresar ideas de interés general o permanente.

2. LOS GÉNEROS LITERARIOS

Los géneros literarios son modelos que permiten la clasificación de obras literarias (según la forma y su contenido) en tres grupos importantes: narrativo, lírico y dramático.

a) EL GÉNERO DRAMÁTICO

El género dramático es aquel que representa algún episodio o conflicto de la vida de los seres humanos por medio del diálogo de los personajes.

Este género está destinado a ser representado públicamente frente a un auditorio, por lo tanto, abarca a todas las manifestaciones teatrales, a todo lo escrito para el teatro.

Una característica esencial es la acción. Lo que sucede en la obra no está descrito ni narrado ni comentado directamente por el dramaturgo, sino visto por el espectador. La obra está escrita, pero lo principal en ella es lo que ocurre (debido a esto, existen obras dramáticas sin palabras, o sea mudas, en las cuales se utilizan gestos y actitudes que expresan el conflicto).

b) EL GÉNERO LÍRICO

La lírica o género lírico es un género literario en el que el autor quiere expresar todos sus

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sentimientos y emociones respecto a Dios, la naturaleza, una persona u otro objeto de inspiración.

Se llama género lírico porque en la antigua Grecia se cantaba y era acompañado por un instrumento llamado lira. Su forma habitual es el verso y la primera persona.

Principales elementos del poema

A. El verso: es la división menor en que puede dividirse el poema. Su significado depende de

los otros versos con los que forma de la estrofa y luego del poema

B. La medida: es la cantidad de sílabas métricas que compone un verso. Los versos se

clasifican por el número de silabas métricas (trisílabo, octosílabo, etc.) que tienen en general y

deben ser igual en todas las estrofas.

C. El ritmo: todos los poemas tienen ritmo. El ritmo es la musicalidad de un verso La estrofa: es

un conjunto de versos que poseen una cierta medida o que tienen una rima en común. Es un

grupo de versos en número determinado y fijo, con un número concreto de sílabas en cada

verso.

D. La rima: es la repetición de sonidos que se da a partir de la vocal tónica de la última palabra

de cada verso. Según la rima, los versos pueden ser:

• Consonante: Si, desde de la última sílaba acentuada, riman vocales y consonantes. Por

ejemplo: «Todo necio / confunde valor y precio» (rima en –ecio)

• Asonante: Si, desde la última sílaba acentuada, sólo riman las vocales. Por ejemplo:

«Más vale pájaro en mano / que ciento volando» (rima en á-o).

• Versos blancos: son aquéllos que si bien se ajustan a la medida de los versos, no

presentan rima.

• Versos libres: no tienen ni rima ni una medida fija, ni tampoco se amoldan a una

estrofa concreta.

Licencias métricas

En el momento de medir los versos hay que tener en cuenta las licencias métricas y la

acentuación de la última palabra del verso:

La sinalefa: Consiste en formar una única sílaba con la última de una palabra que termine por

vocal y la primera de la siguiente que empiece por vocal. Ejemplo: me-ta um-bro-sa al- va-que-

ro-con-ven-ci-do (Góngora. Soledad Primera)

Hiato: Consiste en el fenómeno contrario a la sinalefa, es decir, formar dos sílabas diferentes

con la última de una palabra que termine por vocal y la primera de la siguiente palabra que

empiece por vocal. Ejemplo: y hu-yó-su-al-ma-a-la-man-sión-di-cho-sa(José de Espronceda. El

estudiante de Salamanca)

Diéresis: Consiste en dividir en dos sílabas las vocales que deberían ir en una sola porque

forman diptongo. A veces viene indicada por el poeta con el signo de la diéresis (¨).Ejemplo: la-

del-que-hu-ye el- mun-da-nal-ru-ï-do (Fray Luis de León. Oda a la vida retirada)

Sinéresis: Consiste en lo contrario de la diéresis, es decir, en la unión, para formar una sílaba

métrica, de dos vocales contiguas que no forman diptongo en el interior de una palabra

Ejemplo: de-noc-tur-no-Fae-tón-ca-rro-za ar-dien-te (Góngora. Soledad Primera)

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Acentuación de la última palabra del verso

Cuando la última palabra del verso es aguda, se suma una sílaba al final del verso.

Cuando la última palabra del verso es grave, esto no afecta al cómputo de las sílabas del verso.

Cuando la última palabra del verso es esdrújula, se resta una sílaba al final del verso.

Recursos estilísticos

Las figuras retóricas o recursos estilísticos de la lengua literaria consisten en una desviación del uso normal del lenguaje con el fin de conseguir un efecto estilístico: reiteración o repetición de elementos, intensificación, embellecimiento del mensaje, etc. Son propios de los textos literarios tanto en prosa como en verso, más abundantes en la poesía. De su estudio se ha encargado tradicionalmente la Retórica o "arte del bien decir, de embellecer la expresión de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia para deleitar, persuadir o conmover" (R.A.E.)

Algunos ejemplos de figuras del lenguaje:

Para crear figuras del lenguaje, el autor se centra en cómo tratar los elementos lingüísticos (sonidos, sílabas, estructuras sintácticas…). Puede añadir, suprimir, repetir, combinar los elementos, e incluso puede cambiar el significado.

Onomatopeya: Variedad de la aliteración que imita sonidos (tic-tac, zas, guau-guau).

Ejemplo: El kikirikí del gallo me despertó

Adjetivación: la acumulación de adjetivos otorga un gran valor expresivo. Ejemplo: Platero

es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón.

Adjetivo afectivo: impregna al sustantivo de afectividad. Ejemplo: Queridos hijos

Enumeración: es una acumulación de elementos diversos de forma desordenada o bien

como gradación ascendente o descendente. Ejemplo: En polvo, en humo, en aire, en

sombra, en nada.

Hipérbaton: Es una alteración en el orden sintáctico de la lengua; las palabras más

expresivas se colocan en posiciones fuertes. Ejemplo: Por las terribles estepas castellanas/ al

destierro con doce de los suyos/ el Cid cabalga

Paralelismo: Distribución de los elementos de la oración "en paralelo" en cuanto a

longitud, formas gramaticales, estructuras sintácticas o cadencias rítmicas. Ejemplo: juntos

vuelan por el cielo /juntos vuelan par a par

Comparación Relación entre dos ideas o elementos semejantes a fin de que la menos

conocida resulte comprensible. Las dos ideas deben estar unidas mediante un nexo (como)

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas/ como el pájaro duerme en las ramas...

Algunos ejemplos de figuras del pensamiento:

Hipérbole: se trata de emplear expresiones que literalmente exageran la verdad. Se busca

con ella la originalidad o el humor. Puede ser idealizadora o caricaturesca. Ejemplo: Érase un

hombre a una nariz pegado/ érase una nariz superlativa.

Personificación: Atribución de características o cualidades humanas a seres inanimados o

animales Ejemplo: El río sacó afuera el pecho y le habló esta manera.

Antítesis: contraste de dos términos o ideas contrarias. Ejemplo: Yo velo cuando tú duermes

Sinestesia: Cruce de sensaciones percibidas por sentidos diferentes: voz dulce, color chillón.

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Imágenes: se vinculan a los sentidos. Ejemplo: "La noche cae, brumosa ya y morada. Vagas

claridades malvas y verdes, perduran tras la torre de la iglesia”(imagen visual)

Interrogación retórica: es una pregunta que no tiene respuesta pues quien la emite, la

conoce. Constituyen afirmaciones o desahogos emocionales. Ejemplo: ¿Cuántas veces,

Jesús, me has perdonado/ y en amargo silencio me amonestas?

Exclamación lírica: Expresión de sentimientos por medio de exclamaciones con la finalidad

de dar emotividad al mensaje. Ejemplo: ¡Cuántas respuestas/ nos da esa Cruz en la que estás

clavado!

Epíteto: adjetivo que aporta al sustantivo una cualidad que ya posee con fines estéticos.

Ejemplo: blanca nieve

Metáfora: Sustitución de un término real por otro imaginario, mediante una relación de

semejanza establecida entre los mismos. Ejemplo: Dormid, Cordero santo/ mi vida, no lloréis

/que si os escucha el lobo/vendrá por vos, mi bien.

c) EL GÉNERO NARRATIVO

Es la expresión literaria que se caracteriza porque se relatan historias imaginarias o también ficticias (sucesos o acontecimientos) que constituyen una historia ajena a los sentimientos del autor.

Aunque sea imaginaria, la historia literaria toma sus modelos del mundo real. El narrador es la persona que presenta la narración; él es el encargado de dar a conocer el mundo imaginario al lector.

ESPECIES DEL GÉNERO NARRATIVO

Dentro del género narrativo se desarrollan los subgéneros (cuentos, leyenda, parábola, fábula, novela, mitos, , etc.) que son diferentes manifestaciones de este género, en las que se representan a los personajes como constructores de mundo a través de su participación.

LA FÁBULA

Las fábulas son composiciones breves literarias en las que los personajes son siempre animales, plantas u otros objetos que presentan características humanas como el habla, el movimiento, etc. Estas historias concluyen con una enseñanza o moraleja de carácter instructivo. Pueden estar escritas en prosa o verso.

Las fábulas y los apólogos se utilizaron desde la Antigüedad grecorromana por los esclavos pedagogos para enseñar conducta ética a los niños que educaban. Esopo entre los autores de expresión griega, y Fedro entre los romanos, han sido los autores más célebres de fábulas y han servido de ejemplo a los demás.

EL APÓLOGO

Un apólogo es una narración didáctica cuyo propósito es instruir sobre algún principio ético o moral, por lo general situado al final o al principio de la misma y denominado moraleja.

A diferencia de la fábula, que comparte un fin semejante, no está protagonizada por animales, sino por personas. Generalmente se escribe en prosa, plasma hechos que parecen de la vida real. Las historias se preocupan por la perfección interior, la búsqueda de ideales, la

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reflexión trascendente, el sacrificio y la abnegación por las grandes causas, así como enfatizar principios elevados.

LA PARÁBOLA

La voz parábola (del latín parabŏla, y este del griego παραβολή) designa una forma literaria consistente en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. La parábola tiene un fin didáctico y podemos encontrar un ejemplo de ella en los Evangelios, donde Jesús narra muchas parábolas como enseñanzas al pueblo.

LA LEYENDA

La leyenda es una narración tradicional más o menos fantástica, esencialmente admirativa, generalmente puntualizada en una persona o época y lugar determinado. Las leyendas revelan lo mejor del alma de un pueblo: sus aspiraciones más altas, sus anhelos más profundos, sus dolores y alegrías. Si bien las leyendas no son Historia, suelen partir de la misma Historia y muchas veces penetran en ella con más profundidad de la que se espera.13 Estos relatos pueden clasificarse desde un criterio geográfico (leyendas celtas, americanas, españolas, etc.) o desde un criterio temático (leyendas populares, leyendas históricas, leyendas doradas o de santos, entre otras).

EL RELATO MITOLÓGICO

El mito es una narración de contenido religioso que relata un acontecimiento ocurrido en el tiempo de los orígenes u ofrece una explicación de los fenómenos naturales. Esta historia se desarrolla entre la esfera humana y divina; es atemporal ya que no se puede precisar cuándo sucedieron los hechos.

Etimológicamente, mito proviene del griego mythos que significa verdad revelada. Los mitos, tal como se conservan actualmente, son restos de la protorrevelación que se mezclaron en los pueblos paganos con fabulaciones humanas.

Los mitos se transmitieron oralmente, de generación en generación, desde tiempos remotos. Con el paso del tiempo se reprodujeron mediante la escritura y diversas formas artísticas: la pintura, la música, la escultura y la literatura.

Los relatos mitológicos se clasifican según su contenido en teogónicos, cosmogónicos, etiológicos, morales y escatológicos.

EL CUENTO

El cuento es una narración breve de hechos imaginarios o reales, protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo.

El cuento es transmitido en origen tanto por vía oral como escrita. Además, puede dar cuenta de hechos reales o fantásticos pero siempre partiendo de la base de ser un acto de ficción, o mezcla de ficción con hechos reales y personajes reales. Suele contener pocos personajes que participan en una sola acción, y hay quienes opinan que un final sorpresivo es requisito indispensable de este género.

13

Riccomi y Ricoveri. Lengua 7EGB. La Plata:UC@LP,2006

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Se establece mediante la intervención de un narrador, y con preponderancia de la narración sobre el monólogo, el diálogo, o la descripción. Puede clasificarse en realista, fantástico, policial, maravilloso, etc.

LA NOVELA

La novela (del italiano novella, noticia, relato novelesco) es, según la RAE, una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres y de costumbres.

La novela posee libertad de contenido y de forma. Para clasificar este género ha de tenerse en cuenta que existen diversos criterios para clasificar empleados por las distintas tipologías propuestas: por el tono que mantiene la obra (novela satírica, humorística, didáctica), por la forma (autobiográfica, epistolar, dialogada, ligera). Atendiendo a su contenido, las novelas pueden ser: de aventuras, caballeresca, de ciencia ficción, costumbrista, histórica, pastoril, picaresca, policial, romántica, sentimental, etc.

ELEMENTOS DEL GÉNERO NARRATIVO:

EL NARRADOR: Es la persona que se encarga de relatar la historia, presentar a los personajes y explicar las circunstancias en que se desarrollan los hechos. Puede aparecer desde distintos puntos de vista:

LOS PERSONAJES O AGENTES

Los personajes son quienes realizan las acciones. Se puede distinguir entre principales y secundarios. Los personajes principales son los protagonistas y el resto son los secundarios.

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Al analizar una narración es importante no solo identificar al protagonista y a los demás personajes sino también caracterizarlos (reflexionar sobre cómo son los personajes, que refleja cada uno, qué importancia tienen en el cuento). Con sus intervenciones y actuaciones dentro de la narración, los personajes revelan una norma de conducta, un comportamiento y una forma de pensar. Por lo tanto pueden aparecer caracterizados de la siguiente manera:

EL ESPACIO

El espacio es el componente narrativo que se refiere al lugar en el que se desarrolla la acción y por el que se mueven los personajes. Puede haber espacios urbanos, rurales, domésticos, entre otros.

Se denomina macrocosmo al lugar general predominante y microcosmo a lugares específicos donde se van efectuando los episodios.

EL TIEMPO

El tiempo es el elemento de la narración que tiene en cuenta la duración, sucesión y ordenación en que se producen los distintos acontecimientos. La duración del tiempo puede ser diverso: varios años, un día, unas horas, etc. En cambio, el orden temporal de los acontecimientos puede presentarse de diversas maneras:

Desarrollo lineal: Los hechos se presentan con el orden cronológico (desde el principio

hasta el final) en que se produjeron.

In media res: La narración se inicia en un punto intermedio de la historia y se van

relatando hechos anteriores y posteriores.

Flash-back: La narración empieza por el final y retrocede al pasado.

Elipsis temporales explícitas: el narrador marca un gran salto en el tiempo.

Elipsis temporales implícitas: el narrador salta el tiempo pero no lo enuncia.

EL TEMA

El tema es en contenido esquemático de la obra, lo que se repite constantemente a lo largo de

ella, ya que es lo que el autor quiere que trascienda. Puede resumirse en una oración

unimembre (sustantivo abstracto con su modificador indirecto).

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LA IDEA CENTRAL

La idea central es la generalización del tema, cuando la abstraemos de la obra y la

universalizamos. (El amor, la muerte, etc. )

EL TONO

El tono hace referencia al estado de ánimo del narrador. Puede ser: sentimental, intelectual,

cómico, irreverente, moralizante, irónico, trágico, indolente, alegre, etc. Surge de la lectura y

de la respuesta a la pregunta ¿cómo lo cuenta? Si el tono cambia, también cambia el sentido.

LA ATMÓSFERA

La atmósfera es la actitud del narrador ante el dónde y el cuándo de la situación en que actúan

los personajes. Es la proyección del estado de ánimo al ambiente de la obra. Se percibe a

través del lugar, los personajes, vestimentas, modo de hablar, etc. Puede ser: lúgubre, alegre,

familiar, nostálgico, futurista, etc. Para configurarla el autor utiliza recursos como la

descripción y la caracterización de los personajes.

LA SUPERESTRUCTURA NARRATIVA

Toda narración se caracteriza por una estructura básica: marco, suceso y episodio. Estas tres categorías forman la trama. Observa el siguiente gráfico para comprender mejor la superestructura:

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La narración se origina con una complicación en la vida de los personajes. A la complicación se la reconoce porque generalmente responde a la pregunta : ¿Qué pasó?

Esta complicación lleva a tomar una resolución mediante diferentes reacciones que responde a la pregunta: ¿Cómo terminó (resolución)?

La complicación, sumada a la resolución, forman un suceso. Todo suceso se desarrollo

en un marco que está dado por el lugar, el tiempo y los personajes. Además todo suceso con

el marco forman un episodio. Hay narraciones que tienen una solo episodio pero hay otras que

tienen más de uno.

La suma de los episodios forman la trama. El narrador (a veces) mientras relata la trama,

comenta, opina, hace su evaluación. La evaluación no pertenece a la trama porque se trata de

una reacción del narrador frente a la misma. Esta opinión puede presentarse también como

cualidades que el narrador atribuye a los personajes o sentimientos que expresa acerca de

ellos. Muchas narraciones tienen una moraleja, enseñanza que puede aparecer al principio o al

final de la narración.

VIII. LA COMPOSICIÓN LITERARIA

Componer es lo mismo que poner unas partes con otras para formar un todo. Y así,

composición, en general, es el arte de disponer entre sí varias partes para formar un todo.

Cuando los elementos que se combinan son, por ejemplo, sonidos y forman una

marcha, un vals, un canto o cualquier otra pieza, tendremos una composición musical.

Si se combinan tipos o letras de imprenta para formar las páginas de un libro, la

composición es tipográfica.

Pero, si las partes que se reúnen son pensamientos expresados con palabras, resulta la

composición literaria, de la cual vamos a tratar ahora brevemente.

La composición literaria es el arte de expresar con palabras una serie de pensamientos

ordenados a un fin.

Este fin es el desarrollo de un tema. Llámese tema el asunto o argumento acerca del

cual uno se propone discurrir; por ejemplo: La madres, La facultad, Un día de primavera, Un

rasgo de heroísmo.

La composición, o desarrollo de un tema que uno se ha prefijado exige tres

operaciones, a saber:

1º Buscar y elegir los pensamientos, lo cual se llama invención; es la sustancia, el fondo

de la obra.

2º Ordenarlos convenientemente, o sea, la disposición. Esto es como una forma

interna de la composición.

3º expresarlos con las palabras y formas oportunas, lo que constituye la elocución, o

forma externa.

La invención o fondo es como el alma; la disposición o forma interna, el cuerpo; y la

elocución o forma externa, el vestido o aspecto exterior.

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LA INVENCIÓN

Facilitará el trabajo de la invención:

a) La cabal comprensión del tema, leyéndolo, releyéndolo y meditándolo, observando

sus variados aspectos para elegir el más oportuno, que será el más proporcionado a las

fuerzas del que intenta desarrollarlo.

b) Apropiarse o sentir el tema, imaginando presentes las cosas de que se debe tratar,

figurándose ser cada uno de los personajes que intervienen, y estar en sus mismas

circunstancias, para expresar con la exactitud posible los sentimientos de cada uno,

especialmente cuando estos son de los que nunca se han experimentado.

c) La lectura de buenas composiciones de asunto similar.

d) Las respuestas a preguntas como: ¿quién?, ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿dónde?,

¿cuándo?, ¿con qué medios?, ¿con quién?, ¿con qué resultados o consecuencias? etc.

que se llaman circunstancias.

LA DISPOSICIÓN

Para la disposición, téngase presente que toda composición suele constar de tres

partes, a saber: principio, medio y fin, y, por lo tanto, a cada una de ellas deben asignarse los

pensamientos hallados que les convengan, trazando con estos elementos un bosquejo o

sumario, que señalará los pasos que se han de dar para desarrollar el tema. “Todo depende del

plan” (Goethe).

El principio, exordio o introducción puede consistir en un dicho, en una sentencia o

refrán, en un hecho breve, en una descripción del lugar, en un retrato de la persona por la cual

se vino en conocimiento de lo que se va a exponer, en referir algún antecedente del personaje

principal, de la época o lugar de la acción, etc.

La introducción debe ser breve (no pocas veces se omite enteramente), interesante y

adaptada a la índole de la composición. Deben evitarse las fórmulas demasiado triviales; como:

“Había una vez…”, “Tomo la pluma para…”, “Deseo que al recibo de la presente…”, “Opino…”

Todo el que escribe debiera tener la ambición de comenzar su trabajo en una forma nueva,

que despierte el interés, pero sin dejar de ser sencilla y natural, para no incurrir en

extravagancia.

La parte más importante y esencial de la composición es el medio, núcleo o cuerpo. En

él se procurará que:

a) Los varios puntos estén bien ordenados, a saber, que no esté al principio lo que

naturalmente debe estar al fin o en el medio, y viceversa;

b) Cada punto tenga señalado su debido desarrollo o ampliación, acudiendo, si es preciso,

al auxilio de las preguntas que sirven para determinar las circunstancias de tiempo,

lugar, modo, fin, etc.

c) Cada punto tenga su desarrollo proporcionado a su importancia, es decir, que no se

debe uno detener demasiado, por ejemplo, en circunstancias secundarias, ni, por el

contrario, pasar muy a la ligera por otra de la cual depende el resultado o desenlace;

d) No se pierda de vista el tema, para no tratar de cosas completamente ajenas al mismo

o que no influyan en él directamente.

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e) No se repitan inútilmente las mismas ideas, aunque se expresen con distintas palabras.

La última parte de la composición se llama fin o conclusión. La forma de ésta varía con

las composiciones; no puede ni debe ser siempre la misma. Puede consistir en un breve

resumen del tema, en una moraleja, en la exposición de alguna de las impresiones o de las

consecuencias felices o desastrosas, et. Pero siempre ha de ser breve, natural y espontánea.

Una conclusión feliz impresiona favorablemente a los lectores y aun los dispone a

olvidar defectos advertidos durante el desarrollo.

LA ELOCUCIÓN

No basta tener abundancia de ideas administradas por la invención, ni haberlas

sometido al orden fijado por la disposición; hasta allí no habría más que un trabajo interno,

privado.

Para poder exponerlo al público, es necesario revestirlo de un ropaje exterior

conveniente, de una apariencia que lo torne agradable a cuantos lo contemplen He ahí la tarea

que se impone la elocución.

La elocución es la expresión bella de los pensamientos por medio de la palabra. La

forma o manera de expresar los pensamientos no es una misma para todas las personas. Cada

una las expresa de un modo distinto.

Un mismo pensamiento, por ejemplo, Mario de un modo vulgar y duro; Carlos, en

forma elegante y fluida; Tomás con languidez y amaneramiento. Esta forma de expresarse

propia de cada uno es lo que se llama estilo.

El estilo es la manera de escribir o de hablar propia y privada de cada individuo. Como

cada uno tiene su manera peculiar de expresarse, cada uno tiene su estilo. Y como no hay dos

fisonomías idénticas, no hay dos estilos completamente iguales; en algo difieren siempre. Por

eso se ha dicho con Bufón que el estilo es el hombre.

Las cualidades esenciales (que no deben faltar) de todo estilo, o de la elocución propia

de cada uno, son:

1º La claridad, por la cual damos a entender a los demás, en toda su integridad,

nuestros pensamientos. Es la cualidad más importante; porque, si no nos entienden, de nada

sirven todos nuestros discursos.

Para escribir con claridad:

No construir cláusulas (oraciones) muy largas; preferir las breves, especialmente en los

primeros ensayos.

Evitar el abuso de las oraciones explicativas, de relativo, incidentales o intercalares y

paréntesis.

Emplear siempre términos castizos y propios, como enseñan las dos cualidades que

siguen.

2º La pureza consiste en el empleo de voces y giros propios del idioma. Son enemigos

de la pureza: los barbarismos, neologismos, arcaísmos, solecismos, etc.

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Para que las composiciones sean castizas:

No descuidar la práctica de las reglas gramaticales, particularmente de la sintaxis.

Leer con preferencia buenos modelos: las obras clásicas de nuestros escritores, y tratar

de imitarlos.

Evitar la lectura de obras traducidas de otra lengua, en especial, del francés, a menos

que el traductor sea reconocidamente óptimo.

3º La propiedad consiste en el empleo de voces que expresen exactamente lo que se

quiere decir.

Para escribir con propiedad:

Evitar el empleo de términos vagos o genéricos, cuando los hay propios; no decir

siempre hacer, en lugar de componer, pintar, producir, etc., haber por levantarse,

correr, extenderse, etc. según los casos, y las palabras cosa, objeto, etc. para referirse

a todo.

Cuando para una idea concurren varias palabras sinónimas, recordar que una sola es la

que corresponde exactamente a aquella, y esa es la que se debe elegir.

Consultar con frecuencia el diccionario, principalmente cuando asalte alguna duda.

4º La naturalidad consiste en expresarlo todo como si no hubiese costado esfuerzo

alguno. En el escrito natural no se descubre ninguna afectación ni artificio.

Para hablar o escribir con naturalidad:

Desechar toda manera de decir muy extraña y rebuscada, que pueden hacer incurrir

en ridiculez, en especial cuando el tema es sencillo y familiar.

No abusar de las galas del lenguaje: metáforas, hipérboles, imágenes, etc.

5º La conveniencia adapta las palabras al género de los argumentos, a la calidad de las

personas, a los tiempos y lugares. Es derivación de la naturalidad.

Si el argumento es elevado, debe tratarse con palabras graves y nobles; y si, por el

contrario, es familiar, las que le convienen son las llanas y sencillas, pero nunca bajas.

Para que la elocución sea conveniente:

No emplear nunca voces bajas y triviales. Expresiones que a veces se toleran en la

comunicación familiar, escritas pueden llegar a ser vituperables.

No hacer uso de voces técnicas o científicas en argumentos que no lo son, llamando,

por ejemplo, protóxido de hidrógeno al agua, o cloruro de sodio a la sal; porque ese

alarde de erudición no estaría exento de ridiculez, si la composición no fuera de tono

festivo.

6º La armonía consiste en una bien concertada y grata variedad de sonidos, resultante

de las sílabas, voces y expresiones felizmente combinadas.

Para escribir con armonía:

Evitar toda proximidad de sonidos ásperos, las series de monosílabos, la repetición de

las mismas sílabas (cacofonía), el encuentro de unas mismas vocales (hiato) etc.

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En la prosa no suenan gratamente las voces consonantes ni aun las asonantes muy

próximas.

Tratar de que no se encuentren seguidas varias voces agudas.

Procurar no rematar las oraciones con monosílabos o palabras esdrújulas, sino más

bien con graves.

Acostumbrarse a leer en voz alta y reposada lo que se ha escrito; la lengua que se traba o el

oído que se resiente advierten defectos de armonía.

Otras cualidades pueden adornar el estilo como la sencillez, la concisión, la sobriedad,

la fuerza, la vehemencia, etc., pero no son sino accidentales, esto es, no son de necesidad

como las enumeradas más arriba; porque bien puede un estilo no ser sobrio, vehemente o

magnífico, en tanto que siempre deberá ser claro, castizo, propio, natural, conveniente y

armonioso.

El oportuno empleo de las figuras literarias, unido a las cualidades esenciales,

comunicará al estilo variedad y elegancia.

Un último trabajo exigido por las composiciones es el así llamado de la lima o

corrección y retoque.

Consejo muy útil para esto es el siguiente:

Una vez terminado el trabajo literario, dejarlo reposar; olvidarlo durante cierto tiempo más o

menos largo; trascurrido éste, volver a hojear, releer con atención, y enmendar, añadir o

perfeccionar.

Tachar y corregir. “Hay que dejar ‘oscuro el borrador’, para alcanzar la claridad

perenne”, ha escrito el insigne literato mejicano Alfonso Junco.

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TERCERA PARTE

Selección de textos

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Miguel Cané (1851-1905) Juvenilia (1884) Segunda edición. Buenos Aires, 1901.

XXXI

Pero la juventud venía y con ella todas las aspiraciones indefinibles. La música me

cautivaba profundamente. Recuerdo las largas tardes pasadas mirando tristemente las rejas de

nuestras ventanas que daban a la libertad, a lo desconocido, y oyendo a Alejandro Quiroga

tocar en la guitarra las vidalitas del interior, los tristes y monótonos cantos de la campaña y las

pocas piezas de música culta que conocía. Aun hoy me pasa algo curioso que en ciertos

momentos, me lleva irresistiblemente a aquellos tiempos. Una tarde, Alejandro se puso a tocar,

sentado en su cama, una marcha lenta y plañidera, pero de un ritmo marcado y cariñoso al

oído. Yo me había colocado en el borde de la ventana, aprovechando la última luz del día, para

continuar la lectura de la Conquista de Granada , de Florián, que me tenía encantado. Había

llegado en ese instante al momento en que Boabdil se despide con los ojos arrasados en

lágrimas, desde lo alto de una colina, de la dulcísima ciudad de los mármoles y las fuentes, los

amores y los perfumes. Me pareció que la música que llegaba a mis oídos era la voz misma del

infortunado monarca, y di a aquella melodía sollozante el nombre de El adiós del rey moro ,

que Alejandro le conservó. Más tarde, hoy mismo, cada vez que en un libro encuentro una

referencia al mísero fin de la dominación árabe en España, los acordes de la marcha pesarosa

cantan en mi memoria. Así se explica esa preferencia llena de misterio que algunos hombres

sienten por ciertos trozos de música, indiferentes para los demás. Los han oído por primera vez

en un momento especial, la impresión se ha confundido con todas las que entonces se grabaron

en el alma, y por una afinidad íntima y secreta, una sola fibra que se estremezca en un rincón

de la memoria, despierta a todas aquellas con que está ligada…

“LENGUA ANTAÑONA Y RECIA DE CASTILLA” (José María Pemán, español)

Lengua antañona y recia de Castilla,

a bendecirte y a cantarte vengo,

y a maldecir la casta que mancilla

con extranjeras voces tu abolengo.

Yo te bendigo, reina soberana,

porque eres tú blasón y ejecutoria

de la prócer estirpe castellana,

porque eres resto de su vieja gloria,

porque eres clara luz y eres cristiana

como los grandes siglos de su historia…

porque en tu frente brilla

toda el alma de un pueblo sin segundo,

que en las grandes llanuras de Castilla

se sintió estrecho…¡y conquistó otro mundo!

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JOSÉ MANUEL ESTRADA (Mons. Audino Rodríguez y Olmos, argentino)

¡Estrada! Consigna y bandera. Voz de orden y clarinada de combate. Se apoderó de la

Verdad y se apasionó por la justicia. Su elocuencia fue un torrente que rebosa, avasalla,

desborda y fecundiza. Nadie frente a él, nadie midiéndose con él en las lides de la inteligencia,

fue capaz de resistir la pujanza de su genio formidable y el empuje de su verbo, vibrante como

tempestad. Armado de la fe, revestido de la Eucaristía, impertérrito como un peñasco en

medio de la mar bravía, frente al poder de los tiranos y aún frente al fantasma pavoroso de la

miseria, no hubo halago, ni amenaza ni tortura, ni martirio capaz de doblar su rectitud o de

hacerle traicionar su honor. Caballero todo integridad, cruzado del bien, fuerza y carácter

indómitos, verbo hecho rayo, héroe y mártir, su huella ha quedado profundamente grabada en

el alma de todas las viriles juventudes argentinas. Recoged, jóvenes, su bandera –a vosotros

está reservada esta empresa- y clavadla en la cima de la gloria.

EN LA BENDICIÓN DE LA PRIMERA BANDERA DE GUERRA DE LA AVIACIÓN ARGENTINA

(Mons. Andrés Calcagno, argentino)

¡Yo no quisiera, señores aviadores argentinos, nadie quisiera que esa santa bandera

sea tocada por la metralla de aviones enemigos; todos quisiéramos que esa bandera fuera

eternamente símbolo de paz y de concordia, de amor y de progreso!

Pero, si algún día se desencadenara sobre nuestras pampas el huracán de la guerra;

¡ah! entonces, señores aviadores, nosotros levantaremos nuestros ojos al espacio para ver si

los enormes cóndores de acero graznan en el rezongo de sus hélices. ¡Entonces buscaremos la

bandera que sintetiza tanto cariño y tantos sacrificios, para ver si sabe flotar gallardamente,

como un sacrosanto augur de la victoria! ¡Entonces os querremos dispuestos a ver en pedazos

vuestras alas, antes que arriar ese símbolo divino de nuestras más caras afecciones!

MADRECITA (Arturo Capdevilla, argentino)

Di, ¿quién será tan bueno que si dijera yo:

" Dadme una estrella ", al punto fuera a traerme dos?

Solo la madre lo hace,

fuente de todo amor.

¡Dame una estrella, madre!

y ella me daba dos:

sus ojos, como estrellas

profundas del Señor.

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A MI MADRE (Guillermo Matta, chileno)

(…)

¡Una madre es la luz, es la existencia!,

es el único amor que no concluye,

que dentro el corazón como una esencia

que purifica, esparramando fluye.

Cuando abate el pesar toda creencia,

jamás esta creencia se destruye;

y queda en nuestras almas tan asida

¡que parece la yedra de la vida!,

doquiera siempre igual, conmigo viene

como celeste incógnita armonía,

tu nombre el corazón grabado tiene,

y lo tiene también mi fantasía.

¡Él será el eco postrimero que suene

en mis murientes labios, madre mía!,

y será en mi sepulcro relicario

que guardarán mi losa y mi sudario!

MI PADRE (Ataliva Herrera, argentino)

Era mi padre, como el pan casero, bueno y afable, sin doblez, querido; y repartía, antiguo caballero, la mitad de su capa al pordiosero, la otra mitad para el amado nido.

PADRE (Ricardo León, español)

Vive con noble osadía; se valiente sin crudeza; sé prudente sin flaqueza; piadoso sin ufanía. Trabaja con alegría; cumple y obra con llaneza, y huye de toda tristeza, de toda melancolía. No adelgaces el humor, mas no olvides que el vivir es una escuela de honor, donde se aprende a sufrir, para enseñarnos mejor cómo se debe morir.

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CUANDO TU ESTABAS ENTRE NOSOTROS (Alfredo Bufano - Misa de Réquiem 1920))

Cuando eras joven y firme,

buena moza y bien plantada,

nuestra vida era otra cosa,

¡Oh dulce madre del alma!

¡Qué diferente los días!

¡Qué diferente la casa!

Todo lo hacían tus manos,

tus manos santas y sabias;

tú lavabas nuestra ropa,

tú nuestro pan amasabas,

tú preparabas el horno,

siempre alegre,

siempre ufana;

tú zurcías nuestras medias

de noche, junto a la lámpara;

eras tú la primerita

en levantarse en la casa,

-ya oía a veces tus pasos

oscura aún la mañana-

y la lámpara, en la noche,

eras tú quien la apagaba.

fuiste luego envejeciendo,

pero, así todo, la casa

era la misma, la misma

que tus manos arreglaban.

La madeja de tu pelo

de negra tornose blanca;

ya llevabas, madre mía,

medio siglo a las espaldas,

y sin embargo seguías

en la dura brega diaria

como en los tiempos aquellos

en la que eras joven y guapa.

Luego el mal terrible y hondo

que te quitó la palabra,

que dejó duros tus miembros

que fueron de seda y ascuas;

pero así, desde tu silla,

pero así, desde tu cama,

gobernabas con los ojos

los quehaceres de la casa.

¡Madre, no tenías voz,

pero tus ojos hablaban!

¡Madre, no tenías voz,

pero tus hondas miradas

con su pena o su alegría

llenaban toda la casa!

¡Ahora ni eso siquiera

nos queda madre del alma!

¡Y de todo lo que había

y de todos los que estaban

junto a ti, cuando vivías,

ya lo ves, no queda nada!

¡Al irte tú para siempre

se deshizo nuestra casa!

ORACIÓN (Alfredo Bufano)

¡Señor, porque era una madre

como tal vez no hubo dos,

porque bien se lo merece,

dale tu sitio mejor!

¡Porque fue todas su vida

un gran remanso de amor,

porque fue como una cuerda

sonora su corazón!

Porque fue como una estrella

toda blancura y candor,

porque era toda ternura,

porque era toda emoción!

¡Porque era como una copa

de cristal multicolor,

llena de agua clara y fresca

de la que a todos nos dio!

¡Porque era para nosotros

guía inefable Señor;

porque era para mi vida

una síntesis de Dios!

¡Porque a todos quiso mucho,

porque a todos perdonó,

porque fue mártir y santa,

y santa y mártir murió!

¡Porque se fue sin decirnos

el hondo, el último adiós;

porque se fue sin besarnos,

por este solo dolor,

por esta angustia suprema,

oh, Señor; oh, mi Señor;

manso poeta judaico,

manso y triste soñador,

porque en esta vida breve

por amarnos, ni durmió,

hazla dormir a tu lado,

no la despiertes mi Dios!

¡Que duerma hasta que me llames

para despertarla yo!

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ROMANCE DE LOS DOS RÍOS (Alfredo Bufano - Los collados eternos-1934)

Labrador era mi padre,

y yo he sido labrador;

pero mi madre tenía

de cristal el corazón.

El me dio músculos recios

para ser trabajador;

y en ella en mi alma, viento y agua,

su música deshojó.

El trabajaba la tierra,

¡con que cariño Señor!

Ella miraba las nubes

cual suelo mirarlas yo.

Mi padre me hizo labriego,

mi madre me hizo cantor

por él manejo el arado

por ella lloro de amor.

El me decía: “¡Muchacho:

agua y tierra es lo mejor”!

Ella a mi oído rezaba:

“rapaz, ¡qué cielo el del Dios!”

Mi padre vino a estas tierras

a buscar lo que encontró:

fresnos, hogar y domingos

por seis días de sudor.

De estos dos ríos contrarios,

de estos ríos vengo yo.

De los dos ríos que canto

no sé cuál será mejor.

A ella el cielo le gustaba,

y el cielo se la llevó.

El se quedó mudo y solo

con su tierra y su dolor.

Vivió en ásperas pobrezas,

y así pobre envejeció

¡Un día se fue en silencio,

tan pobre como llegó!

Allá se encontró con ella,

la misma que aquí adoró.

¡Estará mi padre arando

arando en las tierras del Señor!

¡Soñando estará mi madre

sentada a su bastidor!

El me dejó fortaleza

para aguantar mi dolor;

sus ojos ella y sus lágrimas

para llorar a los dos.

Hoy, ya solito en el mundo,

Esta copla canto yo:

Mi padre me hizo labriego,

mi madre me hizo cantor.

Por él manejo el arado,

por ella lloro de amor.

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EL CABALLO Y EL JABALÍ (FEDRO14)

Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo. Allí también

acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con la trompa y las patas, enturbiaba el

agua. El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.

Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos. Entonces el caballo salvaje, lleno

de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda.

-Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero debes permitirme montar sobre tu lomo.

El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo. Lo encontraron cerca del

bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio

muerte. Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro

de que no volvería a ser molestado. Pero el hombre no pensaba desmontar.

-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un

espléndido caballo.

Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y

montura. Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que

obedecer a un amo. Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día:

-¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto!

¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!

A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen, nos aliamos con quien sólo

tiene interés en dominarnos.

HISTORIA DEL CALAFATE15

Hace millones de inviernos, cuando el fuego del sol recién estaba naciendo, más allá del sur de la Tierra, en Santa Cruz, vivían los gigantes. Eran tiempos de noches con estrellas, de ballenas cantando en el mar, de cuevas para abrigarse. En una de esas cuevas vivía Huenulún., el gran jefe. Y con él vivían sus tres esposas y su única hija, Calafate.

Calafate tenía los ojos dorados y una cabellera del color de las uvas oscuras. Todas las noches se peinaba con el viento, en la orilla de las olas. Por las mañanas, el sol se apuraba a llegar y las gaviotas danzaban en el cielo cuando escuchaban su canto.

Un día, desde el aire, llegó a las tierras de Huenulún un gigante de las tierras más al sur del sur. Se llamaba Aoniquén y montaba un hermoso cisne de cuello negro. Apenas vio a la joven supo que no quería separarse de ella hasta el final de los días y las noches. Lo mismo sintió ella.

A Huenulún le molestó el forastero. Amaba demasiado a su hija como para soportar que se alejara hacia otra tribu. Amaba demasiado a su tribu como para permitir que entrara un extraño. Así que, como se aproximaba el tiempo de la nieve, ordenó a su gente marchar hacia

14

Poco es lo que se sabe de Fedro. Pero muchas de las fábulas de Esopo fueron reescritas en verso por el poeta griego Babrio, probablemente en los siglos I y II a.C., y en latín por el poeta romano Fedro en el siglo I d.C.

15 El término referiere a tres especies de arbustos espinosos del género Berberis de Sudamérica

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el norte. De nada sirvieron los ruegos de Calafate. Aoniquén no podía ir con ellos y ella no podía quedarse allí.

Esa misma noche, mientras el gran jefe dormía, Aoniquén y Calafate subieron juntos al cisne de cuello negro, se cubrieron con la mejor manta que había fabricado la joven y escaparon hacia las tierras de los bosques, de los ríos y de los lagos con peces, donde ellos creían que nunca irían a buscarlos.

A la mañana siguiente, cuando Huenulún notó que su hija no estaba, bramó como un puma herido y ordenó a la hechicera que la hiciera regresar. La bruja encendió una fogata de fuego eterno, echó en una vasija plumas de ñandú, patas de zorro colorado, tallos de totora y agua del tronco del caldén. Poco a poco, un vapor azulado fue trepando hacia el cielo. La vieja siguió su recorrido. Después llevó a su oreja la caracola de los murmullos marinos.

Pronto supo del vuelo del cisne y cómo ubicarlo. Entonces, soltó una bandada de feroces pájaros violetas que volaron en la dirección exacta. Cerca de los bosques de ñires y lengas, los pájaros de la bruja encontraron a la pareja montada en el cisne. Con sus largos picos atacaron al animal, que, enloquecido de dolor, empezó a curvarse. Calafate cayó cerca de los árboles y Aoniquén un poco más allá, en la orilla del lago.

Cuando Huenulún llegó al sitio donde había caído su hija sólo encontró una planta desconocida de flores amarillas como los ojos de la joven, de frutos violáceos como sus cabellos y de sabor tan dulce como su canto. Es el calafate, que hoy crece en la Patagonia.

El joven gigante había sobrevivido, pero al conocer el destino de su amada, se le heló el corazón y rápidamente todo él fue un muro de hielo azul. Es el glaciar que aún hoy, cuando se acuerda de ella, grita como el trueno y se rompe de dolor.

EL CASTIGO DEL AVARO

Erase un hombre muy rico, pero también muy avaro. Un día acudió a la feria, donde le

ofrecieron un jamón muy barato.

-¡Se, lo compro! Después de todo, hago un negocio, pues con ese dinero ni patatas hubiera

adquirido.

Y se dio el gran atracón de jamón, manjar que nunca probaba. Resultó que estaba

podrido y al día siguiente, aquejado de fuertes dolores, hubo de llamar al médico.

-~Qué habéis comido? -le preguntó el galeno.

El avaro, entre suspiros, mencionó su compra barata.

-¡Buena la habéis hecho! -se burló el médico-. Entre la factura de la botica y la mía, caro va a

saliros el jamón podrido.

EL ÁRBOL DEL ORGULLO G.K. Chesterton

Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de los bosques entre

el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña leyenda sobre un santo de los siglos

oscuros. Ahí, en el límite crepuscular del continente oscuro, perduran los siglos oscuros. Sólo

una vez he visitado esa costa; y aunque está enfrente de la tranquila ciudad italiana donde he

vivido muchos años, la insensatez y la trasmigración de la leyenda casi no me asombraron,

ante la selva en que retumbaban los leones y el oscuro desierto rojo.

Dicen que el ermitaño Securis, viviendo entre árboles, llegó a quererlos como a

amigos; pues, aunque eran grandes gigantes de muchos brazos, eran los seres más inocentes y

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mansos; no devoraban como devoran los leones; abrían los brazos a las aves. Rogó que los

soltaran de tiempo en tiempo para que anduvieran como las otras criaturas. Los árboles

caminaron con las plegarias de Securis, como antes con el canto de Orfeo. Los hombres del

desierto se espantaban viendo a lo lejos el paseo del monje y de su arboleda, como un

maestro y sus alumnos.

Los árboles tenían esa libertad bajo una estricta disciplina; debían regresar cuando

sonara la campana del ermitaño y no imitar de los animales sino el movimiento, no la

voracidad ni la destrucción. Pero uno de los árboles oyó una voz que no era la del monje; en la

verde penumbra calurosa de una tarde, algo se había posado y le hablaba, algo que tenía la

forma de un pájaro y que otra vez, en otra soledad, tuvo la forma de una serpiente. La voz

acabó por apagar el susurro de las hojas, y el árbol sintió un vasto deseo de apresar a los

pájaros inocentes y de hacerlos pedazos. Al fin, el tentador lo cubrió con los pájaros del

orgullo, con la pompa estelar de los pavos reales. El espíritu de la bestia venció al espíritu del

árbol, y éste desgarró y consumió a los pájaros azules, y regresó después a la tranquila tribu de

los árboles.

Pero dicen que cuando vino la primavera todos los árboles dieron hojas, salvo este que

dio plumas que eran estrelladas y azules. Y por esa monstruosa asimilación, el pecado se

reveló.

LOS TRES ARBOLES

Había una vez tres árboles en la colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y

esperanzas y el primero dijo: "Algún día seré cofre de tesoros. Estaré lleno de oros, plata y

piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos, todos verán mi

belleza".

El segundo árbol dijo: "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré a los más grandes

reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán

seguros por mi fortaleza, fuerza y mi poderoso casco".

Finalmente el tercer árbol dijo: "Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los

árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y

pensarán en el Dios de los cielos, y cuán cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de

todos los tiempos y la gente siempre me recordará".

Después de unos años de que los árboles oraban para que sus sueños se convirtieran en

realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles. Cuando uno vio al primer

árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y

comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría

convertirlo en cofre para tesoros.

El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: "Parece un árbol fuerte, creo que

lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que

estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación.

El último leñador se acercó al tercer árbol, este muy asustado, pues sabía que si lo

cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: "No necesito nada

especial del árbol que corte, así que tomaré éste", y cortó el tercer árbol.

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Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida

para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no

era por lo que tanto había orado.

El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo

suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus

sueños de ser una gran embarcación cargando reyes habían llegado a su final.

El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una

bodega.

Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían

orado. Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dio a luz un niño, y lo

colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El

hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. El

árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande

tesoro de la historia.

Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al

segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en

el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte

para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo:

"¡Calma! ¡Quédate quieto!" y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo

árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Finalmente un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas.

Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al

Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol

y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio

cuenta que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y

estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él.

Cuando parece que las cosas no van de acuerdo a tus planes, debes saber que siempre Dios

tiene un plan para uno. Si pones tu confianza en él, te va a dar grandes regalos a su tiempo.

Recuerda que cada árbol obtuvo lo que pidió, sólo que no en la forma en que pensaba. No

siempre sabemos lo que Dios planea para nosotros, sólo sabemos que: Sus Caminos no son

nuestros caminos, pero sus caminos siempre son los mejores.

TESEO Y EL MINOTAURO16

El Rey Minos, de Creta, tenía varios hijos: Ariadna, Fedra, Glauco, Catreo, pero su

predilecto era Androgeo, joven fuerte y vencedor en el gimnasio y la palestra.

Cuando en Atenas se organizaron los juegos en honor de Palas Atenea, se reunieron

los mejores atletas griegos, y allí partió Androgeo, para medirse con los más fuertes paladines

16

En la mitología griega, Asterión el Minotauro (del griego Μινόταυρος, Minótauros), era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El mito tiene su versión más completa en la biblioteca mitológica de Apolodoro. Su nombre significa "Toro de Minos", y fue concebido de la unión entre Pasífae y un magnífico toro con motivo de una afrenta divina. Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artífice Dédalo, hecho expresamente para retenerlo, ubicado probablemente en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta.

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de la Hélade, con el beneplácito de Minos, quien esperaba a su hijo regresar con la corona del

triunfo.

El joven príncipe logró vencer en todas las pruebas a sus rivales, los mejores

campeones de la ciudad. Pero los atenienses, en lugar de victorearlo, hicieron recaer su furia

sobre él, por haber derrotado a sus luchadores, y esa misma noche le dieron muerte.

Al recibir la noticia el Rey Minos, sintió un inmenso dolor, pero inmediatamente se

despertó en él un irrefrenable deseo de venganza, y marchó con un numeroso ejército a sitiar

a Atenas, hasta que logró que se rindieran incondicionalmente, e impuso condiciones y penas

terribles.

Entre sus condiciones, estableció que durante nueve años, los atenienses debían

enviar a la isla de Creta a siete robustos jóvenes y a siete doncellas, quienes serían las víctimas

que se ofrecerían para ser devorados por el minotauro.

El minotauro, mitad hombre y mitad toro, vivía en un laberinto, cercano a Cnosos,

capital de Creta. Estaba encerrado en dicho laberinto y se alimentaba de carne humana, de

esclavos y prisioneros de guerra, así como los jóvenes atenienses, que enviaba el rey Minos.

Año a año, llegaban los mensajeros de Creta a elegir a sus víctimas.

Al tercer año, un joven y gallardo joven hijo del rey ateniense Egeo, llamado Teseo, se

ofreció voluntariamente, pues se consideraba capaz de enfrentar y dar muerte al minotauro.

Al enterarse el Rey Minos, expresó:

- Como miembro de la familia real estás eximido de ir como víctima. Pero si insistes, te

diré que, aunque mates al minotauro, jamás encontrarás la salida del laberinto.

-No me importa- respondió el joven Teseo, me basta con matar al monstruo y ser útil a

Atenas.

Ariadna, quien escuchó el diálogo, secretamente, por la noche se acercó al joven y le

entregó un puñal y un ovillo de hilo, diciendo:

-Con este puñal mágico, podrás atravesar el corazón del minotauro, y si sigues el hilo

de este ovillo podrás hallar la salida.

Agradecido quedó el joven Teseo, y penetró en el laberinto, desenvolviendo el ovillo

de hilo. Durante horas recorrió el laberinto hasta enfrentarse con la bestia. Después de ardua

lucha, logró atravesar el corazón del monstruo con el puñal que le entregara la bella Ariadna.

El minotauro expiró entre convulsiones. Y Teseo rescató a sus compañeros, con los que

emprendió el camino de regreso siguiendo el hilo.

Fue aclamado por la gente de Cnosos por haberlos liberado del monstruo y del salvaje

castigo que año a año debían tributar al minotauro.

Teseo, victorioso, regresó a Atenas en su nave con las velas desplegadas.

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LA HISTORIA DEL TITANIC

El RMS Titanic (en inglés: Royal

Mail Steamship Titanic, 'Buque Correo

Real') fue el barco de pasajeros más

grande, por su lujo y avances técnicos

frente a los transatlánticos de la

competencia a principios del siglo XX.

La noche del 14 de abril de 1912,

durante su viaje inaugural, el Titanic

chocó contra un iceberg y se hundió

dos horas y 40 minutos después, en las

primeras horas del día 15. El siniestro se

saldó con la muerte de 1517 pasajeros

de los más de 2200 que viajaban a

bordo. La elevada cifra de muertos se

debió principalmente a que, a pesar de

cumplir con las reglas marítimas de la

época, el navío no llevaba botes

salvavidas suficientes para todos los

pasajeros. Los botes tenían una

capacidad total de 1178 plazas, aunque

el barco podía albergar hasta 3547

personas. Un desproporcionado número

de hombres murieron debido al

protocolo de salvamento empleado.

Este buque se diseñó usando

algunas de las más avanzadas

tecnologías disponibles en aquel

tiempo; se creía que podían mantenerlo

a flote en caso de rotura de una parte

del casco; iba dotado de telegrafía, un

nuevo diseño de hélice de tres palas y

las instalaciones de primera clase no

tenían comparación con otros buques

en cuanto a lujo se refiere. Cumplía con

todas las normas de seguridad exigidas

por la legislación británica y

norteamericana.

Fue equipado con una piscina

interior, un gimnasio, una cancha de

squash, un baño turco, una biblioteca, y

una sala de recepción, entre otras

comodidades (para uso exclusivo de

primera clase). Los camarotes estándar

de primera clase fueron adornados con

revestimientos de madera blancos,

muebles costosos y otras decoraciones

elegantes. Contaban solamente con

baños compartidos que disponían de

agua caliente y fría. Se contaba además

con estufas eléctricas. Entre la primera,

segunda y tercera clase, había en total

2.224 pasajeros, quienes disfrutaron de

lujosos comedores, piscina interior,

bibliotecas, gimnasio, alumbrado a

todas horas.

El barco era comandado por el

veterano y prestigioso capitán Edward

John Smith, quien previamente expresó

que éste iba a ser su último mando

antes de jubilarse. El Titanic tuvo un

viaje placentero. Los días transcurrieron

sin novedad, pero el 13 de abril

empezaron a llegar los primeros

informes de avistamiento de bloques de

hielo en la ruta; al menos una docena de

mensajes pudieron ser recibidos antes

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de que el telégrafo fallara por un lapso

de 10 horas. Restablecida la

comunicación, empezaron a recibir

avisos de peligro de icebergs, los cuales

fueron ignorados o no tomados muy en

cuenta por la oficialidad reemplazante.

El clima se enfrió a medida que

se acercaban a los grandes bancos de

Terranova y el capitán Smith ordenó

alterar un poco el rumbo para pasar

más hacia el sur de los grandes sectores

de icebergs. La velocidad era de 22

nudos y Smith consultó al

vicepresidente de la compañía, si podía

bajarla, a lo cual este se negó alegando

que deseaba hacer el mejor tiempo en

su viaje inaugural.

Poco antes de la medianoche

(23:40), los vigías dieron alarma de

iceberg al frente, a 600 m de la proa. El

primer oficial intentó evitar la colisión,

primero girando el timón (muy pequeño

para la longitud del navío) todo a

estribor, seguidamente dando marcha

atrás, lo cual fue fatal pues el timón

perdió presión de virada. El barco en el

último minuto logró evitar el choque

frontal. Finalmente el buque rozó el

iceberg abriéndose las placas de

estribor.

Smith, en estado de shock, sabía

que muchos pasajeros morirían por el

escaso número de botes. De ahí en

adelante a pesar de su experiencia, se

mostró indiferente, ajeno a la situación

en su forma de actuar. Sólo se

embarcaron 711 personas de un total de

1.100 plazas disponibles en los botes,

dándosele preferencia a la primera y

segunda clase, mujeres y niños

principalmente. El 50% de la tercera

clase pereció. A las 0:30 la proa estaba

ya sumergida, a la 1:45 alcanzaba la

cubierta de botes, se desató el pánico

entre los que quedaban y hubo disparos

y confusión. Su tragedia fue debida a un

exceso de arrogancia y prepotencia del

hombre, que confió ciegamente en la

tecnología desestimando los factores de

imprevistos.

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IX. TEXTOS PARA TRABAJOS PRÁCTICOS

Texto comparativo

1. La leyenda y el texto expositivo

Texto argumentativo

2. Carta de la Madre Teresa a los jóvenes

Textos expositivos

3. La prudencia

4. La lengua castellana, de Rodolfo Ragucci

Textos literarios

6. El zorzalito, de Leonardo Castellani

7. Historia de una pasión argentina (fragmentos), de Eduardo Mallea

LA LEYENDA Y EL TEXTO EXPOSITIVO

Una leyenda, que es un texto literario, se distingue de un texto expositivo en muchos

aspectos, aunque pueden llegar a compartir una temática común. Por ejemplo, puede ser que

una leyenda nos relate el origen de alguna planta particular y que en un texto expositivo

encontremos la definición, descripción y utilidad de esa misma planta.

El texto expositivo será totalmente objetivo, sin intervención del “yo” autor,

intentará describir científicamente qué es esa planta, cómo y dónde crece, qué beneficios

tiene. Estará escrito predominantemente en presente, por la vigencia de sus afirmaciones.

Habrá estrategias tales como la definición, la descripción, la causalidad y la ejemplificación.

En cambio, la leyenda estará llena de expresiones cargadas de subjetividad, estará

escrita predominantemente en pasado, alternando el Pretérito Imperfecto y el Pretérito

Perfecto Simple para señalar las acciones de las personas intervinientes.

El primer texto atribuirá el origen de la planta a hechos explicables totalmente desde

el punto de vista físico: el vocabulario será preciso y se usarán términos biológicos muy

específicos, mientras que el segundo texto tal vez atribuya el origen de la misma planta a la

acción de algún dios mitológico.

En el texto expositivo no encontraremos más elementos que los referidos al objeto

de estudio, pero en la leyenda podremos hallar descripciones de costumbres, personajes y

otros elementos que aparezcan en la trama. Así mismo, en el primer texto no habrá

intervención de autores y, por tanto, no habrá diálogo. En cambio, en la leyenda hallaremos

diálogos en boca de los distintos personajes.

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CARTA DE LA MADRE TERESA A LOS JÓVENES

India, 29 de marzo de 1991. -

Queridos jóvenes de hoy:

El mal más grande de nuestros días es la falta de amor y de caridad, la

terrible indiferencia hacia los hermanos y hermanas, hijos de Dios, nuestro Padre Celestial, que

viven marginados, presa de la explotación, de la corrupción, de la pobreza y de la enfermedad.

Puesto que la vida se abre ante vosotros, pido al Señor que comprendáis

cada vez más su auténtico sentido. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, que es Amor.

Hemos sido creados por la mano de un Dios, amor infinito, para amarlo y ser amados por Él. Dios se

hace uno de nosotros, nuestro hermano Jesús, para ayudarnos a comprender qué es el amor, para

enseñarnos a amar.

El servicio más grande que podéis hacer a alguien es conducirlo para que

conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga, porque sólo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad

del corazón humano, para la que hemos sido creados.

La vida es un don maravilloso de Dios y todos han sido creados para amar

y ser amados. Ayudar a los pobres, material y espiritualmente, más que un deber, es un privilegio,

porque Jesús, Dios hecho Hombre, nos ha asegurado: “cuanto hagáis a uno de estos pequeños

hermanos míos, me lo hacéis a mí”. Cuando ayudamos a otra persona nuestra recompensa es la paz

y el gozo, porque hemos dado un sentido a nuestra vida y ya no estamos aislados.

No dejéis que falsas metas de la vida –dinero, poder, placer- os conviertan

en esclavos y os hagan perder el auténtico sentido de la vida.

Aprended a amar tratando de conocer cada vez más profundamente a

Jesús, de creer firmemente en Él, de escucharlo en la oración intensa y en la meditación de sus

palabras y gestos, que revelan perfectamente el amor, y entraréis en la corriente del Amor Divino

que hace partícipes a los otros del amor.

Sólo en el cielo veremos cuán grande es nuestra deuda hacia los pobres

por habernos ayudado a amar mejor a Dios.

Queridos jóvenes:

El fruto del silencio es la oración.

El fruto de la oración es la fe.

El fruto de la fe es el amor.

El fruto del amor es el servicio.

El fruto del servicio es la paz.

Madre Teresa de Calcuta

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LA PRUDENCIA

“La palabra “prudencia” procede del latín “prudentia” y ésta, a su vez, de “prudens”,

que significa prudente, cuerdo, discreto, acertado y circunspecto.

En sentido general, suele apicararse la palabra prudencia al conocimiento de la

verdad para obtener un bien o para evitar un mal.

En este sentido general deberá distinguirse una “falsa prudencia” y una “prudencia

imperfecta”.

Falsa prudencia es la que se aplica a la obtención de un fin que no es bueno, y así

decimos “prudente ladrón” del que sabe elegir los mejores medios para robar, pero su

prudencia es falsa por cuanto el fin es malo.

Prudencia imperfecta es la que persigue un fin bueno, pero de carácter particular y

parcial, y así decimos “prudente marino” del que sabe elegir los medios más convenientes para

la conducción de su barco; evitar escollos, llegar con fortuna a puerto. Su prudencia es

imperfecta porque, si bien se dirige a un fin bueno y verdadero, este no es el fin común de

toda la vida humana.

En cambio, en sentido estricto, la palabra prudencia designa a una de las cuatro

virtudes cardinales; y es, entonces, prudencia perfecta, porque tiene en cuenta el bien moral y

tiende a la perfección del hombre.

De los conceptos analizados, podemos deducir la siguiente definición:

La prudencia es una virtud moral que inclina a nuestro entendimiento a elegir, en cada

ocasión, los medios más adecuados para obrar el bien y evitar el mal, en orden al fin último

de la vida.

Los elementos que integran la virtud de la Prudencia son las cualidades necesarias

para que el acto prudente sea un producto de la virtud.

Esos elementos son: memoria o recuerdo de lo pasado; inteligencia o conocimiento

de lo presente; docilidad y respeto; sagacidad; firmeza y seguridad de juicio; providencia;

circunspección y cautela.

La virtud de la prudencia se divide en cuatro especies, según se aplique al hombre en

sí (prudencia personal), o al hombre en su relación con la familia (prudencia familiar), o en su

relación con la sociedad (prudencia social), o en su relación con la patria (prudencia militar).”

(Etcheverrigaray, Franco, Moral; Texto adaptado a los programas del 2º año de la enseñanza secundaria. Itinerarium, Buenos Aires, 1949.)

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LA LENGUA CASTELLANA

Idea es la representación de un ser o cosa en la mente.

Palabra es la expresión oral de una idea. Sinónimos: voz, vocablo, término, dicción.

La palabra puede representarse en lo escrito por medio de signos; tenemos entonces la

palabra escrita, la cual también es expresión de una idea.

Las palabras pueden exteriorizares también con ademanes o señales.

Lenguaje es el medio de que nos valemos para expresar las ideas. Ya hemos visto que

podemos expresarlas de tres modos:

1º por la voz: LENGUAJE HABLADO U ORAL;

2º por la escritura: LENGUAJE ESCRITO O GRÁFICO;

3º por señales o gestos: LENGUAJE MÍMINCO O NATURAL.

Este último se llama natural porque lo emplea el hombre sin haberlo estudiado; y es el único

para todos los pueblos y todos los tiempos.

Los otros dos, oral y escrito, lo aprendemos de nuestros semejantes y varía para cada raza o

nación.

Cada una de estas variedades de llama idioma o lengua.

Idioma o lengua es el conjunto de voces y signos escritos propios de cada nación.

Nuestra lengua nacional y oficial es la española o castellana.

Llámese española por venirnos de España, donde la hablan la mayor parte de sus habitantes, y

castellana porque en Castilla, uno de los antiguos reinos de España, se habló primero con

mayor perfección.

Origen, formación y elementos principales del español

No ha sido posible aún determinar cuál haya sido el idioma primitivo de España. Sólo

se sabe que, al llegar los romanos a la Península, en ella se hablaban ya el íbero, el vasco, el

celta y el celtíbero, lenguas de los más antiguos pobladores, y la otra multitud de dialectos y

subdialectos derivados de la mezcla de aquellas con las de los sucesivos colonizadores que

había ido llegando: fenicios, y griegos y cartagineses.

Los romanos, en 206 antes de J.C., llevan el LATÍN; pero no el latín clásico de escritores

como Cicerón, Tito Livio, Virgilio y Horacio; ni siquiera el latín urbano, hablado en las ciudades

más adelantadas; sino el LATÍN VULGAR de los plebeyos, agricultores y advenedizos, que eran

el núcleo preponderante de los soldados. Para entenderse éstos con los nativos españoles, y

viceversa, tratan de aprender el habla ajena y la ensayan injiriendo en la propia numerosos

vocablos y giros de la extraña: los españoles latinizan su lengua y los romanos españolizan la

suya. Pero predomina el instrumento de los más fuertes: el latín vulgar. Este latín, modificado

diversamente por la lengua o dialecto propio de cada región, da origen a otras tanta hablas

neolatinas o romances.

En 409 los bárbaros invaden a España, en cuyos idiomas los visigodos, que dominan

durante tres siglos, dejan no pocas huellas del suyo.

Desde 711, en que la Península se ve sometida a los árabes, los romances se modifican

aún con la contribución lingüística que aportan éstos durante casi ocho siglos de dominación.

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Así se fueron formando paulatinamente los romances españoles o lengua neolatinas:

catalán , aragonés, leonés. asturiano, gallego, etc., mientras en otras partes se formaban el

provenzal, francés italiano, portugués y rumano.

El romance que en la Península se habló primero con mayor perfección fue el gallego;

pero no tardó en sobreponérsele el castellano, sobre todo por obra del gran Rey Alfonso X el

Sabio, quien lo sustituyó al latín como lengua oficial de su reinado en el siglo XIII, hasta que, a

fines del siglo XV, gracias a los Reyes Católicos, empeñados en lograr la completa unificación

del reino, se convirtió en la única lengua oficial de España y de la América conquistada y

colonizada por España. Hoy la hablan unos ciento setenta millones de individuos, en España,

América, Filipinas, África y regiones de Asia Menor.

Puede llamarse indistintamente CASTELLANA o ESPAÑOLA: castellana, por razón de su

origen (Castilla); española, por su oficialidad para toda la Península, aparte de otras razones

que pudieran alegarse.

Se hablan, además, en España, varios idiomas regionales o dialectos, como el VASCO, de

origen enteramente distinto, el CATALÁN, el GALLEGO y el ASTURIANO, derivados del latín, sin

contar con la variedades de éstos, como el mallorquín, el valenciano, el charro, el sayagués, el

aragonés, el andaluz, el extremeño, etc.

P. Rodolfo Ragucci

EL ZORZALITO (P. Leonardo Castellani- Fábulas Camperas)

Salió del nido una tarde de verano, dio un revuelo con sus alas todavía un poco

inseguras, se sentó en la copa del aguaribay, emitió un silbido agudo que hizo callar atento a

todo el monte, y después ensayó un gorjeo y luego un trino que salió lleno y limpio como el

viento de la tarde entre las hojas.

Él mismo extrañaba la potencia y agilidad de su garganta. La calandria, para oírlo mejor,

voló hasta su rama en silencio. El zorzalito entusiasmado había iniciado una magnífica sinfonía.

El zumbido de la brisa, las quejas de las hojas, la orquesta rumorosa del amanecer, el aliento de

la noche estrellada, el grito de los árboles bajo el sacudón de la tormenta, todas las hondas

impresiones que había recogido en su nido, pasaron a su garganta y se vertieron en el silencio

crepuscular convertidas en sonidos tan hermosos que la calandria creyó que ella misma nunca

había entendido el monte hasta aquel momento…

Calló el zorzalito y se hizo un silencio armonioso en el monte. Y entonces un gorrión

superficial que no entendía de música, exclamó bruscamente:

- Qué feo queda. Cuando hincha la garganta, parece un sapo.

Y la calandria, el jilguero, el tordo, el cardenal y el boyero, que entendían de música,

arrobados en su admiración, no dijeron nada.

El zorzalito levantó el vuelo todo cortado, y se perdió a lo lejos convencido de haber

hecho un papelón. Y desde aquel día ya no cantó jamás. Porque cuando el corazón le pedía

canto, le venía a las mientes la imagen de la garganta del sapo y el alma se le caía a los pies,

amargada para siempre por aquella primera y repentina desilusión…

Los que entienden, que alaben a los que valen, no sea que vengan los que no valen y se

hagan dueños del mundo.

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HISTORIA DE UNA PASIÓN ARGENTINA (FRAGMENTOS - Eduardo Mallea) Prefacio

Después de intentar durante años paliar mi aflicción inútilmente, siento la necesidad

de gritar mi angustia a causa de mi tierra. De esta angustia nace esta reflexión.

He aquí que de pronto este país me desespera, me desalienta. Contra ese desaliento

me alzo, toco la piel de mi tierra, su temperatura, estoy al acecho de los movimientos mínimos

de su conciencia, examino sus gestos, sus reflejos, sus propensiones – y me levanto contra ella,

la reprocho, la llamo violentamente a su ser cierto, a sus ser profundo, cuando está a punto de

aceptar el convite de tantos extravíos.

Y me dirijo hacia nuestra Argentina, hacia una Argentina difícil, no hacia una Argentina

fácil. Mientras vivamos durmiendo en ciertos vagos bienestares estaremos olvidando su

destino. Algo más: la responsabilidad de su destino.

Es necesario ir hacia ello, no detenerse argentinos, argentinos sin sueño, argentinos

taciturnos, argentinos que sufren la Argentina como un dolor de la carne.

Es a ustedes a quienes me dirijo. No a otros. No es al argentino que se levanta, calcula

el alba según términos de comercio, vegeta, especula y procrea. No es al, así llamado, “Señor

de la Patria”, tan generalmente vendido a oros ignominiosos. No es a los que “hacen” y “viven

de” la Argentina. No. Sino a ustedes, que forman parte, quizá, de esa argentina sumergida,

profunda, a cuya digna y grave gloria está dedicado este libro. A ustedes que tienen la edad del

alba.

Y sólo en la medida en que lo racional de un hombre es alto crece hacia su raíz la nacionalidad intrínseca, la nacionalidad inmanente, lo nacional. Estamos abocados a tantos males, en esta tierra de tanto sol y tanta tierra y tanto

cielo, que yo no veo remedio, para salirles al paso, más que el fruto de una categórica, radical,

rotunda movilización de las conciencias. Movilización es maduración.

El sentido de la argentinidad. Hay que poner el grito en el alma porque estamos ante

la comprobación de una certidumbre y es que nuestra conciencia permanece inmatura y de

que corremos el riesgo, no ya de seguir siendo, sino de ser cada vez más hombres prematuros.

No lo eran aquellos de quienes nacemos como pueblo. Lo estamos siendo, cada vez

más, nosotros. Por una involución, por un proceso de involución ante el que hay que detenerse

y decir: no.

No. La Argentina que queremos es otra. Diferente. Con una conciencia en marcha,

siendo esta conciencia lo que debe ser, es decir, sabiduría natural.

He aquí que estas reflexiones, llevadas a su extrema consecuencia, no me dejan calma.

Cada día veo a la Argentina actual desnaturalizarse en uno u otro acto.

Malos dueños de nuestros caminos somos cuando empezamos a descuidarlos. Porque

entonces, según la parábola de las Escrituras, el que va en busca de días y noches opulentas

vuelve por el camino triste siendo cuidador de puercos.

La Argentina visible

La peor, la más nociva de las personas actuantes en la superficie de la Argentina es la

persona que ha sustituido un vivir por un representar. No son unos pocos, son los que saltan a

la vista, un verdadero Estado desde el gobernante hasta el humilde abogado de barrio o el

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médico con pretensiones de figuración mundana. Son los que, según sus propias palabras

hacen el país.

Son, en efecto, con una trágica constancia, con una irremediable generalidad, los que

representan al país. Forman tan difusa y prolífica multitud que su voz llena todo el país de

extremo a extremo, desde el Parlamento, las tribunas, las cátedras, la carta abierta o el

artículo del periódico.

Y estos hombres con quienes a diario me encontraba, que llenaban los claustros de las

facultades, de los laboratorios, las instituciones del arte... Y estos hombres habían llegado a no

vivir como hombres, no amar como hombres, no sufrir como hombres, no odiar como

hombres, no tener devoción como hombres, sino a vivir, amar, sufrir, odiar, tener pasiones,

tener devoción “como lo que querían parecer”.

Me pareció que siendo un pueblo de origen sano, era como si estuviera vendiendo a

buen precio la adulteración de un producto natural, todos esos magistrados, señores,

funcionarios, profesionales, industriales; personajes todos estos, argentinos visibles.

El país invisible

Y hay, en fin, un hombre que vive en esa tierra, que la prueba, la hiere, la trabaja y la

fertiliza; un hombre a quien rara vez se siente vivir en la Argentina; un hombre casi sumergido

en el secreto de su labor. En ese habitante de la tierra hay hombría, es decir: humanidad

substancial, substancia humana en libertad. Hasta sus manos son raíces, no ya esos ojos

quietos y profundos en los que parece ir a nacer a cada instante un nuevo estado de amor. Y si

en el otro ser adventicio y metropolitano en que el país se desvirtúa, con este otro tipo de

humanidad en estado puro, siempre está a punto de hacerse real aquel ético elemento

entrañado en las palabras de Séneca: “No te dejes vencer por nada extraño a tu espíritu:

piensa, en medio de los accidentes de la vida, que tiene dentro de ti una fuerza madre, algo

fuerte e indestructible, como un eje diamantino, alrededor del cual giran los hechos

mezquinos que forman la trama del diario vivir; y sean cuales fueren los sucesos que sobre ti

caigan, sean los que llamamos prósperos, o de los que llamamos adversos, o de los que

parecen envilecernos con su contacto, manténte de tal modo firme y erguido, que al menos se

pueda decir siempre de ti que eres un hombre.”

¿Quiero aludir al gaucho, quiero aludir al paisano, al agricultor, al estanciero? No, no

aludo a ninguna de esas “profesiones”, sino a un estado especial, el estado de un hombre

argentino éticamente muy definido.

Cuando este hombre invisible fue para mí visible, cuando me acerqué en la ciudad

capital y en las ciudades del interior a su continente grave sin solemnidad; creí con alegría

haber hallado el cogollo vivo de mi tierra.

En ellos residía sobreviviendo una causa espiritual eminentemente argentina, un

sentido de la existencia, “una exaltación severa de la vida”.

Propia del argentino profundo, del verdadero, del que es raíz humana y no

follaje y representación.

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X. BIBLIOGRAFÍA

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1983

2. Cubo de Severino. Leo pero no comprendo .Córdoba: Comunicarte, 2007.

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lenguaje y del significado, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1982.

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Santillana, 1993

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10. Pierre Grimal (2006): Diccionario de mitología. Buenos Aires: Paidós

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