Inspiración de Roberto Fontanarrosa

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Inspiracin de Roberto Fontanarrosa Desde el momento en que Nacha entr al Dory se supo que llegaba con una noticia importante. Ya desde la puerta se acerc a la mesa agitando en el aire la regordeta mano libre (la otra la tena ocupada con unas carpetas) anunciando as al Negro, Manuel, Coca, Cacho y una flaquita de rulitos recin integrada al grupo, que no vea el momento de aproximarse para lanzar la primicia. . Acabo de hablar con l por telfono. atencin. atencin. - Armando vendi su obra de teatro- anunci, radiante, an antes de sentarse- No jods apart el Negro - No jods apart el - La obra- casi se - Pero eso la vista del men, que ya saba de memoria, para prestarle - Qu obra?- se extra Manuel. Negro la vista del men, que ya saba de memoria, para prestarle - Qu obra?- se extra Manuel. escandaliz Nacha por la pregunta.- Una de sus obras de teatro. Hace teatro tambin? lo de Manuel fue algo agresivo. quin se la vendi! Coca.

no es todo desestim la indirecta, Nacha. - Escuchen bien a - A quien se la vendi? se entusism - Escuchen...Escuch Cacho, vos... dijo la gorda. Cacho Esta vez s

haba retornado a su aparte privado en la punta de la mesa con la flaquita de rulos.- Se la vendi a Gerardo Postiglione! instante a Nacha. la barba. la expresin de sorpresa fue general, incluso Cacho mir por un - A la puta! Y cmo hizo? El Negro se rasc - Mir inform Nacha - Qu se yo cmo hizo! Pero vos

viste cmo es Armando... Ahora viene, ahora viene, me dijo que se vena para ac! Si yo tampoco s nada, lo nico que me dijo por telfono fue eso! Coca. nunca! el - Ay, cmo debe estar! se toc la mejilla - Mir supuso Nacha debe estar ms delirado que Y era as, noms. Apenas 10 minutos ms tarde cuando ya estaba bastante lleno, Armando abri la puerta

Dory

enrgicamente, la cerr, se par dando el frente al saln y con una sonrisa de oreja a oreja, los brazos en alto al estilo de los triunfadores boxsticos, agradeci el aplauso que rompi desde la mesa de la barra, una de las del fondo, a la cual se haba unido tambin el Buchi, llegado despus. As, con los brazos en alto, a pasos largos y acompasados, sin clausurar su sonrisa majestuosa, fue sorteando las mesas desde donde lo miraban de reojo comensales entre divertidos y acostumbrados a esa fauna algo extraa del boliche. Tuvo que eludir tambin a Chichn que medio

encorvado cruz su camino con una napolitana con fritas y que le dijo al pasar: - Qu hacs, Chichn? Te parecs a Pern. - Chichn Otros diez le deca a todos Chichn, por eso le decan Chichn.

minutos despus Armando estaba sentado ya a la mesa, haba pedido un conejito a la cazadora que segn Pepe, otro de los dueos, estaba una cosa de locos y magnetizaba la atencin de la mesa. - El asunto vino por el viejo explic El mircoles me llam desde Buenos Aires a donde haba ido a vender unos novillos. Vos sabs que el viejo es muy amigote de este Postiglione, el Gerardo... - Y de dnde lo conoce? pregunt Manuel. - Qu s yo. Pero vos viste que el viejo conoce a Dios y Mara Santsima. Seguro que son amigotes de algn boliche. El viejo cuando baja a Buenos Aires, como l dice, se flagela ah en Le Priv, del negro Molinari, y ah lo debe haber conocido a este otro, el Gerardo... Gente de la noche subray Buchi. - Lgico aprob Armando.- Ay, qu hermoso! - La cosa es

Mi viejo: baqueano de la noche portea. Baqueano de las estrellas. Gua espiritual del reviente cosmopolita. festej la definicin Nacha apoyndose en el brazo de Armando y mirando a los dems como refrendando el acierto. que el Viejo me llama y me dice: Armandito, he estado hablando con Postiglione y yo le dije que vos (por m) estabas muy pero muy interesado en hablar seriamente con l cosa que es una flagrante mentira porque yo en la puta vida le he dispensado dos minutos de mi pensamiento a ese caballero Postiglione, ni lo conozco...pero, en fin. No te la hago larga, el viejo le habl al Gerardo y le cont maravillas sobre su hijito mayor, deban estar bastante en pedo ya a esa altura, me imagino, y le dijo que yo escribiendo obras de teatro, revista o vodevil era algo as como una mezcla de Bertolt Brecht y Neil Simon. - Que es verdad! afirm Nacha. - Y lo que son las casualidades sigui Armando, ya algo impermeable a los elogios de la gorda el Gerardo Postiglione tena que venir a Rosario. - No me digas! dijeron varios. - Tena que venir para Rosario. El importante empresario y productor de nuestra farndula artstica deba venir a la Capital de los Cereales a ver si contrataba la sala del Astengo para un recital de no s quin, no s qu pajera tena que traer...no importa...qu s yo. aguant la ansiedad Coca. - Y lo viste? no - Esta tarde? - Esta misma tarde el curvado dedo

ndice de Armando golpete sobre la mesa.

Vengo de estar con ese sujeto.

Hubo exclamaciones, grandes - Cont, cont! -

alaridos de aprobacin, salvo en la punta ms distante donde Cacho continuaba su dilogo privado con la de rulos. Ch...Y cmo es el tipo? - Por partes control Armando la

conmocin.- Bueno, la pinta...la pinta es, bueno...la que se ve en las revistas...Bastante de cuarta el pobre Gerardo...y l...Bueno, l: un chanta. Un chanta de categora, nivel Buenos Aires, pero esper que les cuento... charla. - Si, dale urgi Manuel Cont primero la - Lo voy a ver al hotel. En el Majestic el tipo. Y me recibe

en el bar, abajo. Canchero, hombre canchero, hecho al mundillo de las estrellas. Y me dice que un par de autores no me quiso decir los nombres, los preserv del escarnio lo haban colgado con una pieza. Y que l necesitaba dentro de cinco das, a ms tardar, arrancar con los ensayos y la preparacin y la escenografa y las pelotas, de un espectculo musical, que le tena prometido y contratado al pera. - Cinco das? - Cinco das. Y yo le dije que muy bien, ningn problema. Que yo tena escrita una pieza sensacional, formidable, prcticamente lista, que no me haba preocupado en terminar hasta ahora porque haba estado tratando de terminar mi serie de pinturas y adems porque no vea a nadie con mayores posibilidades de ponerla en escena. Pero que l era indudablemente un tipo solvente y que yo no tena inconveniente, dentro de cuatro das, en presentarle la peza terminada. restando importancia al asunto. - Y vos la tens terminada? pregunt Buchi. Armando hizo un gesto como - Me pregunt si yo antes haba escrito alguna cosa sigui Armando y yo le cont que con Luppi habamos estado charlando de una puesta... gir hacia Nacha buscando un testigo - Te acords cuando vino Federico a casa y estuvimos charlando de...? Nacha aprob enrgicamente con la cabeza, la boca llena de milanesa de pollo, feliz de la complicidad del recuerdo -...bueno...Y que despus... logr decir Nacha. - Luppi estaba encantado - Enloquecido sum Armando Y que

despus Federico me llam desde Buenos Aires para decirme que largaba con Convivencia y buen... El Gerardo me dijo que la palabra del viejo, para l era suficiente, mir vos y quedamos en que en cuatro das l vuelve a Rosario y yo le entrego la pieza... l vuelve para hablar con vos? se asombr Coca. - S, m hijita,

vuelve a hablar conmigo. De paso viene a cerrar el contrato con el

Astengo pero viene a hablar conmigo...Porque me dice, ch, me dice Armando estir el brazo y palme el centro de la mesa reclamando una atencin que ya tena salvo en el flanco dominado por Cacho y la rulienta me dice:Yo tengo que tener lo antes posible el libreto para largar con la escenografa. Tengo que, ya, comprometer al escengrafo. Y ah lo cagu pero lo cagu lo cagu...le digo:No se preocupe por la escenografa porque yo ya le doy solucionada toda la escenografa y no tiene que andar preocupndose por eso...!Se qued! - No me digas que le dijiste - Y sobre el pucho lo Hubo una serie eso! lo reprendi amistosamente Nacha.

remacho: Y las letras de las canciones tambin las paso yo...Si vieran los ojos del Gerardo, una lechuza pareca. de comentarios entre golpetear de vasos, movimiento de platos y un cierto retorno de la atencin sobre la comida, algo dejada de lado ante lo especial de la noche. herido. Una hora despus estaban en el bar del Riviera. Armando haba dictaminado que aquello haba que festejarlo y que la ocasin bien vala unos wiskies en algn lugar elegante, mundano. Despus de todo, caminando eran apenas unas siete cuadras. Algunos no se anotaron. Cacho porque parti con la rulienta con rumbo desconocido, Manuel porque se neg a compartir celebracin con la clase social que frecuentaba el bar del Riviera, y Roberto porque al da siguiente se tena que levantar temprano y saba que las sobremesas de Armando solan estirarse hasta la madrugada. Nacha, tras catalogar de amargados y aburridos a los desertores, se colg del brazo de Armando todo el trayecto, en tanto Buchi, junto a Coca, caminaba del lado de la pared, los cuatro a buen paso porque haca un fro considerable. - Ch, Armando dijo Buchi - Y tens que hacerle muchas correcciones a la obra? Armando hizo girar el hielo dentro del vaso de whisky y adelant el torso sobre la mesa ratona que estaba entre los sillones. La excitacin inicial haba pasado y Armando se hallaba ms reconcentrado y ref lexivo. que no la tengo ni escrita. - Mir dijo La verdad Los ojos de la gorda Nacha se hicieron - Pero mir si yo voy a permitir meter tantas manos ajenas en una obra ma! se ofusc Armando,

ms redondos. Buchi tambin sinti el impacto. Armando hizo girar

su mano derecha frente a sus ojos como disipando una niebla. Tengo una idea...Ms o menos...Algo vaga... Nacha - Tens cuatro das nada ms!

-

- Pero... se alarm

- Y...?Y...? se encogi

de hombros Armando Si esto es...sabs?... hizo chasquear los dedos pulgar y grande de su mano derecha junto a su oreja As. Un segundo...Un segundo... conformarse Nacha. - Bueno...no s...Vos sabrs pareci - Por favor rest importancia a la cosa

Armando.- Quers otro whisky? pregunt a Buchi. Buchi aprob con la cabeza. Estaba entrando en su silencio alcohlico.

Cuando salieron a la calle eran casi las dos de la maana y haca un fro cortante. Hubo saltitos en la vereda de calle San Lorenzo, castaeteo de dientes y puteadas graciosas. Armando, en cambio, termin de pagar la mesa e impulsado por el envin etlico sali a la calle tras el grupo, a los gritos, aspirando hondamente el aire helado, ampliando el pecho, cerrando los puos. buscaba meterse bajo el brazo de Armando. - Esto es bueno, vivificante! grit. Coca se haba apretujado con el Buchi y la gorda - Esper, Gorda, larg la apart ste.- Esper que me saco esto y comenz a quitarse el saco ante las carcajadas asombradas de las mujeres y la mirada ya bovina de Buchi.- Hay que llenarse de este aire marino y salobre de Rosario!!Esto es salud! Y los pantalones tambin! subray el anuncio comenzando a desabrocharse el cinturn. Ah, qu loco! Aull Nacha. - No ch...! se alarm entre risas

Coca. El fro hizo recapacitar a Armando. Se abroch de nuevo, se calz el saco y se lanz sobre Nacha y Coca cobijando a ambas ba jo sus brazos. Empezaron a caminar hacia Corrientes. - Es as, Coquita, es as exclam de inmediato. El whisky le haba devuelto su habitual euforia.- La inspiracin es una cosa divina, celestial, una cosa... un rayo que ilumina al artista, en un instante, lo transforma! Yo tengo una musa inspiradora, Coquita, una musa! de Armando. Ay! Quin es? interrog Nacha, desde abajo del brazo izquierdo - Mi musa inspiradora, simplemente! Una especie - Una especie de bombera de ngel de la guardia de mi talento creador! La musa que viene en mi ayuda cuando yo la necesito! voluntaria... arriesg Coca. - Eso mismo, Coca! Una especie de

bombera voluntaria...- aprob Armando y ah comenzaron las

carcajadas.

Ya

estaban

tentados.-

Una

especie

de

bombera

voluntaria con la diferencia de que no se la puede llamar. Ella viene sola. Me entends? pregunt Coca. - No figura en Llamadas de urgencia? A ese punto de la divagacin, se rean tanto que Un polica, las

tuvieron que pararse antes de llegar a la esquina de Corrientes. Slo Buchi insista en seguir un tanto sonmbulo. manos en los bolsillos del sobretodo, golpeteando con sus tacos sobre la vereda, desde la esquina en cruz, frente a la ochava del Sibarita, los miraba.

La noche siguiente, en la mesa del Dory, el nico que faltaba era el Cacho quien, segn el resto, estaba en otra cosa. El clima de la mesa era confuso y preocupado porque Armando ni bien se hubo sentado confes que no haba tocado un solo papel, que no haba escrito una sola lnea. Nacha estaba desolada. El Negro fue un poco ms duro. - Armando le dijo - cuntos aos tens? - 38 dijo Armando, medio asombrado ante la pregunta. un pendejo. Me parece... Qu simptico! catalog Nacha al Negro. - Bueno, ya no sos

- Mir la novedad lo cort Armando.

- No. Te digo en serio.

Te digo en serio. llam a la reflexin ste antes que los comensales entrasen en las disgresiones habituales. - Ya no sos un pendejo. Esta oportunidad que se te da ahora no es una cosa como para desperdiciar. Que te d bola, que te diga un tipo como Postiglione, que ser chanta pero mueve la guita loca, que te va a montar una obra tuya...ome...No es como para desperdiciar... Escuchame...Armando no borraba la amplia sonrisa, endurecida, en su cara - Y quin habla de desperdiciarla? has desarrollado, que...No s... algo - Me

decs que no tens un carajo escrito, que tens una idea pero no la - Y a vos te parece que yo la voy a desperdiciar? se inclin hacia el Negro, Armando, por sobre la mesa. A m Postiglione podr parecerme un chanta y un tipo que no sabe un carajo de teatro, pero eso no quita que sea un habilsimo productor y un tipo que hace cosas. - Yo te digo, yo te digo insisti el Negro en un tono de advertencia que slo l se daba el lujo de esgrimir frente a Armando en el grupo, quizs usufructuando el derecho de sus 43 aos recin cumplidos. - Porque si no aprovechs esta oportunidad, no s cundo pods tener otra

igual. Ac pods pasar al frente. Y aparte del xito, ojo que estos tipos se mueven a gran nivel eh? Y hoy no te conoce nadie y maana aparecs en todos los diarios si las cosas te van bien con l. Aparte del xito pods agarrar la mosca loca. Ojo. - Y por qu te penss que me llam mi viejo? volvi a inclinarse Armando hacia el Negro, incluso a punto de acercar peligrosamente el cuello de su pulover al guiso de mondongo.- Porque el viejo ya est hinchado las pelotas de pasarme guita. dems, que aprobaron con sus cabezas. la conversacin a plano tan ntimo. La ruda aceptacin del - Por eso te digo, por eso hecho por parte de Armando lo enalteci ante los ojos de los te digo contemporiz el Negro, quiz arrepentido de haber llevado - El viejo remarc Armando ya est hinchado las pelotas de que su hijito dilecto no tenga guita para manejarse solo. Y yo tambin. Yo tambin estoy cansado de eso. O te parece que a los 38 aos me gusta tener que llamarlo cada tanto al campo para decirle: Viejo, mandame unos mangos que no me alcanza para la comida? A m tampoco me gusta. Porque ome, todo muy lindo, yo he sido siempre el geniecito, el Shirley Temple de la familia, que yo era un genio dibujando, una maravilla con la pintura, Manucho Mujica Linez le deca al viejo que por qu yo no escriba, ome, en poesa, tambin, escuchame...pero yo a l viejo con eso no lo convenzo ms...Yo no puedo hablarlo al viejo y decirle que se venga que hago una muestra en Krass de mis cosas cinticas porque al Telmo vos le habls de cinticay es como si le hablaras de los agujeros negros, ome... poco la tensin. Armando, ya para todos. diablo. Las risas afloj aron un - Yo s lo que significa esto para m puntualiz - Bueno. Y por qu no te pons a

laburar? El Negro haba adoptado su papel de abogado del - Mir, la cuestin de la creacin es muy particular dijo Armando.- Es una cosa...como te dira...mgica. A m me pasa as. Yo estoy caminando, andando por la calle, y de repente, tlac, me ilumino, es una luz, una cosa celestial...- Frunci la boca, frot los dedos de sus manos unos contra otros.- No s...es difcil de explicar. Siempre ha sido as para m. Cuando dibujo, por ejemplo. Estoy vaco, hueco, sin motivacin...y de pronto es como una luz, algo que me dice: tens que hacer esto. Es as. la cabeza. creacin...- dijo. Coca aprob con - Yo - S. Me imagino que para el que no est en la - Es difcil la apoy Nacha.- Muy difcil!

digo que tengo una musa prosigui Armando.- Y es verdad. Tengo una musa. Que no me va a abandonar en un momento as. Estate tranquilo. - Yo estoy tranquilo -. El Negro se seal con el - El vino, el vino! Armando ya haba pasado a cuchillo.- Vos...

otro tema. Haba atrapado su vaso, bien abierto el codo de su brazo derecho - El vino que alimenta mi inspiracin natural, sangre vegetal que...- se puso de pie corriendo la s illa con estruendo ...alimenta la bestia primigenia...-- Qu loco! Nacha controlaba la repercusin en los dems. Los dems se rean. Cuando Armando se sent haba iniciado ya una polmica sobre el ltimo film de Fassbinder (lo haba visto en Buenos Aires) que le haba provocado una ereccin. Pero lo que sucedi diez minutos despus es algo Incluso pasado el tiempo fue algo siempre muy parroquianos del Dory. Armando estaba difcil de explicar. noche y los

complejo de razonar para los que compartan aquella mesa esa otros prcticamente con el mentn apoyado sobre el centro de la mesa. Slo separando su torax del mantel por el brazo derecho doblado bajo la tetilla, los ojos muy fijos en la cara de Manuel que estaba definiendo carajo. a Fassbinder como un jeropa me ntal del Armando permaneci as, hipnotizado, y de repente tuvo - Te pasa algo? alcanz a preguntarle

como un estremecimiento, tan notorio que todos se dieron cuenta y cesaron la discusin. Nacha. Fue cuando sucedi: un chorro de luz intenssim o pareci perforar el humedecido techo del Dory iluminando a Armando. Al mismo tiempo atron el aire un coro celestial. Armando, lvido, en xtasis, ms que ponerse de pie pareci levitar como succionado por el mismo rayo ambarino. Sus ojos estaban desmesuradamente abiertos pero no reflejaban temor. Las voces angelicales del coral celeste aturdan y un viento arrachado despein el rubio cabello de Armando. De los bolsillos de su pantaln, de los bolsillos de su saco, aparecieron palomas que volaron por el interior del Dory, enloquecidas. Una suerte de microclima extrao se generaba dentro de ese cilindro dorado en el cual flotaba, casi a 50 centmetros del suelo, Armando. De pronto, as como se haba producido, el encanto ces. Se retir la luz replegndose hacia lo alto, callaron las voces infantiles del coro y todo volvi a la rutinaria normalidad del Dory. El fenmeno no haba durado ms de un minuto, tanto que muchos, despus, negaron que hubiese existido. - Un papel! pidi a los

gritos Armando apenas sinti sus pies nuevamente sobre el piso. Un papel! inaudible. - La inspiracin, la inspiracin! gritaba, demudada, la - La Luz...la luz del genio... - susurraba Coca, La primera en reaccionar fue Nacha; de una de sus - Qu te dijo? Qu te dijo? lo gorda Nacha.

misteriosas carpetas arranc una hoja y se la alcanz a Armando que an no se haba sentado. tom de un brazo Manuel, de paso para comprobar si estaba sano. Armando recibi el papel que le alcanzaba Nacha, lo arrug un poco y con l limpi uno de sus hombros, donde haba sido alcanzado por un resto de postre Balcarce, volatilizado ante el viento divino. Armando se sent. Armando...Qu te - Era tu musa le dijo Coca. dijo? exigi Nacha. - Tu musa, s...un Ahora

papel...una birome...- pidi Armando, todava lento, como quien sale de un sueo profundo. Nacha volvi a manotear y casi destrozar una de sus carpetas. Con gestos violentos apart vasos, platos y botellas. - Saquen todo, saquen todo! grit - Tiene que - Qu te dijo la musa, Armando? escribir, tiene que escr ibir!

apur Manuel. Armando tena la birome frente al papel blanco con su mano derecha mientras los dedos de la izquierda opriman y arrugaban su frente. - Qu te dijo, Armando? insisti Coca. Pods creer que me olvid? dijo Armando.

Al da siguiente, a eso de las siete, fueron llegando a El Cairo como todos los das. Nadie se atrevi a tocar el tema con Armando dado que ste casi lleg considerablemente y ms opaco un que de de costumbre, malhumorado denotando ati sbo

preocupacin. Incluso le pidi a Coca que se sentase al lado suyo, cosa de ocupar la silla que haba quedado vaca ofreciendo el riesgo de que fuese ocupada por Nacha (an no haba llegado) y que sta empezase con sus cargoseos y efusividades. El ot ro flanco de Armando ya estaba ocupado por Cacho, quien haba aparecido con la rulienta y ahora los dos charlaban en su cosmos particular, en voz baja, muy seriamente. Sin embargo, fue el propio Armando el que sac la conversacin aprovechando que Manuel l e pregunt, por formalidad, cmo andaba. Quin? pregunt Manuel. Postiglione! pareci - Hoy me llam dijo Armando. El Gerardo. su humor El Armando.Mi Gerardito

recuperar

productor..

- Ahh!

- Te llam? se asombra Coca.

- S, seor -

afirm Armando.- Ya somos como chanchos con el Gerardo. Y? pregunt Manuel.- Cmo va la cosa? de hombros, despreocupado. momentos antes. En eso

Armando se encogi

- Magnfico calific, despachndose llegaba Nacha, acerc una silla,

en cuatro tragos la copa del vino blanco dulce que le haban servido desparram sus carpetas y el bolsn tejido enorme en otra ms y tir besos a todos con la punta de los dedos. se apur a informarla el Negro. - Lo habl Postiglione - Te hab Postiglione? no lo

poda creer la gorda. Armando asinti con la cabeza. - Para qu? - Est desesperado el Gerardo comunic Armando, a todos Me record la fecha en que tengo que entregarle la obra. tres das contabiliz Manuel, alertando. Manuel.- Ya est todo cocinado, mi querido. amantes a travs del auricular. - Dentro de - Ningn problema, - Gerardo. Y l me

Gerardo le dije yo continu Armando, sin acusar la acotacin de dice Armandito. ntimos. ntimos somos con el Postiglione. Dos - Ch Buchi, que haba Armando oscil su mano sus ojos. Est permanecido callado leyendo La Tribuna, reclam la atencin de Armando.- Y ya tens lista la cosa? derecha, lentamente, frente a

todo...ac...fluctuante...vago...- dramatiz . Los ojos de Nacha se llenaron de pavor. Media hora despus arrancaron en patota hacia Pedro Omar Minervino expona acuarelas y, la galera de Gilberto.

aunque algunos no tenan la ms remota idea de quin era Minervino y otros apenas si informaban que era un flaco que haba solido frecuentar las sbanas de una ex-novia de Buchi, la perspectiva de encontrarse con gran parte de la fauna y tomarse unos vinos gratuitamente los encamin sin dilaciones hacia la sala de arte. Armando, posiblemente gracias a los efectos de un par de vinos blancos, haba abandonado su rostro preocupado y se mostr ms que jovial y comunicativo en la inauguracin de las acuarelas de Minervino, a las cuales lleg a calificar como emparentadas con la escuela holandesa, pero con la escuela diferencial holandesa. Salieron de all una hora ms tarde, al fro de la

noche, rumbo a la cita obligada del Dory. El Negro y Cacho se haban ido hacia all un poco antes, Coca y Manuel estaban a mitad de camino y como siempre la verborragia de Armando lo haba hecho quedar ltimo, slo flanqueado por Nacha y Buchi que hasta

ltimo momento haba insistido en levantarse una rubia interesante y algo bizca que luego result ser la novia de Minervino. Fue llegando a la esquina de Santa Fe que ocurri de nuevo: Armando qued como clavado en el piso, cosa de la que se percataron Nacha y Buchi tres pasos ms adelante, apurados como iban en procura de la calidez del boliche. Se dieron vuelta pensando que a Armando se le haba cado algo o haba olvidado alguna cosa en lo de Gilberto. Pero no, Armando estaba quieto, mirando fijamente al frente, como aterido y de pronto el dorado rayo de luz lo atrap levitndolo unos centmetros. Rompi el coral de ngeles a cantar y de nuevo el viento casi huracanado que se generaba dentro de ese bao de luz ambarina, despein el cabello del autor. Esta vez fueron pequeos pjaros de pecho rojo los que escaparon de bajo su saco de cuero y hasta pareci escucharse un rumor de mar entre las voces de los nios celestiales. - La musa, la musa! alcanz a decir, paralizada, Nacha. Cuando termin de decirlo, el fenmeno haba cesado. Corrieron hacia Armando quien ya estaba de nuevo apoyado con ambos pies sobre la vereda, alborotado el pelo, confuso, meneando la cabeza, tocndose los labios. La calle pareca ms vaca, ms silenciosa y ms oscura que nunca tras la retirada del cilindro de luz. Entre Nacha y Buchi, practicamente alzado por - Lo agarr, lo los codos, llevaron a Armando hasta el Dory. tanto sentaban a Armando en una silla.

agarr de nuevo! comunic nacha a los gritos, a los dems, en - Armando, Armando...Armando lo tom del brazo Manuel. - Qu te dijo? Qu te dijo? derecha se abra y cerraba, nerviosa. todos, con lentitud. todos.

miraba fijamente una botella estacionada frente a l. Su mano - Qu te dijo? Quers papel? insisti Nacha. Armando recorri los rostros anhelantes de - Pods creer...- comenz, con broma- Cmo?! saltaron ...pods creer que no le escuch nada?

- Y qu voy a escuchar golpe con su puo derecho

sobre la mesa, Armando con ese coro de mierda que te aturde? Qu voy a escuchar?

Al otro da Armando no apareci ni por el Cairo primero, ni luego por el Dory lo que desat el espanto en Nacha. Desoyendo el paternal consejo del Negro quien le sugiri no romper las pelotas a Armando, la gorda amonton sus carpetas y parti rumbo al

departamento de ste. Armando le contest pero, cosa extraa, no le abri la puerta mediante el portero elctrico sino que l mismo baj hasta la planta baja. - Ests trabajando? pregunt Nacha. - No. No. respondi Armando, siempre sin soltar la puerta de calle, como dando a entender que estaba pronto a cerrarla. - Pero se agit Nacha Hoy...no trabajaste... en la obra? Armando neg con la cabeza. Nacha hundi algunos de sus dedos en su fofo moflete derecho, consternada. - Y? pregunt.Tens dos das, nada ms. - Dos das, as es acept Armando. Y...qu vas a hacer? - Mir...yo s que la inspiracin no me va a abandonar, justamente ahora. - Y...qu estabas haciendo? apur Nacha, algo incmoda en el fro de la calle. - Estaba por comer. - Vas a comer solo? Te acompao. - No, gracias. - Es feo comer solo. - Sabs qu pasa, Nacha? Armando abandon su tono fro y procur ser convincente.- Pienso que a la inspiracin hay que ayudarla. Hay que crear un clima especial. Una cierta predisposicin de nimo, un mbito...un continente... - Y quers estar solo? - S. Estoy seguro que en las otras veces que me asalt la inspiracin, el rapto...eh...creativo, yo no estaba predispuesto. Estaba distrado, en otra cosa. Y no se puede jugar as con una musa inspiradora. No se puede jugar as. - Por supuesto. Por supuesto corrobor nacha.- Me voy, entonces. - Chau. - Pero prometeme que si necesits algo me llams. Vamos a estar hasta tarde en el Dory y despus seguro que vamos a ir a lo de Coca. Al departamento nuevo? - S. Dice que qued regio. - Bueno se interes Armando.- Ms tarde, si ya me ha ocurrido algo, me voy para all. - Si no, maana. Acordate que maana a la noche la Coca inaugura oficialmente su buln. No pods faltar. - Voy a ir. Voy a ir. cort Armando. Nacha se fue. Armando subi a su departamento y cerr con llave. Haba terminado su frugal cena y llev la escasa vajilla sucia a la cocina. Luego fue hasta el living, tom buen cuidado en cerrar la puerta que daba a la cocina para evitar el paso de aomas grasos, y apag la lmpara del techo, dejando slo encendido el spot que iluminaba la mesa pequea en un ngulo de la habitacin y el silln. Fue hasta el tocadiscos y puso el concierto en mi menor para violn de Mendelssohn. Despus se dio una ducha prolongada con agua bien caliente. Se sec, se perfum y se cubri con una salida de bao de seda. Volvi al living Llevando en sus manos una botella de whisky, un vaso y un baldecito con hielo. Los cigarrillos ya estaban sobre la mesita ratona. Puso todo al alcance de sus manos, elev discretamente el volumen de la msica y se recost en el silln. Estuvo as cerca de diez minutos, pensando. Luego se durmi. Lo despert una mano femenina, sacudindolo por el hombro. Algo asustado, Armando se qued un par de minutos contemplando a esa mujer ya no tan joven, algo desgreada, con un inquietante parecido a la imagen de la Repblica, pero ms flaca. - Quin...-atin a balbucear

Armando en tanto se incorporaba, arreglndose un poco el cabello revuelto - quin sos? La mujer, cumplido el hecho de despertarlo pareca haberse desentendido de l y hurgueteaba entre los discos diseminados sobre el Audinac. El suelto vestido blanco que le llegaba hasta los tobillos y la melena larga y rubia que le caa desordenada y desaliada sobre los hombros, adems del no muy resplandeciente pero s notorio halo ambarino que la recubra, le daban un aspecto etreo que hubiera sido completo a no ser por el cigarrillo que apretaba entre sus dedos largos, amarillentos de nicotina. - Quin sos? repiti Armando, adivinando la respuesta. La mujer se sent, cruzndose con soltura de piernas; miraba la cubierta de un long-play. - Tu musa respondi seca. Y...cmo...? - Ome cort la musa, tirando a un lado el disco.Creo que las preguntas las tengo que hacer yo. Armando, dcil, volvi a sentarse. - Dnde estabas las dos veces que intent tomar contacto con vos? pregunt ella. - Bueno,,,-vacil Armando.- La primera vez estaba... - En el Dory, ya s. Y la segunda, por la calle. - S corrobor Armando Creo que fue por eso que no... - Dejalo as.- cort la musa. Se puso de pie y se dirigi a contemplar unos cuadros que colgaban de una de las paredes.- Cundo tens que presentar la obra? - Pasado maana. - Y tens algo escrito? - La verdad... - No. - No.admiti Armando. - Bueno, bueno...-la musa continu su recorrido en torno a la mesa redonda observando los detalles del living, golpeando sobre la mesa con su encendedor.- te puedo ayudar. La cara de Armando resplandeci. Era la primera frase cordial que escuchaba de su musa. - Pienso que me vendra bien reconoci.ya estaba algo preocupado. Estoy medio atascado. Empantanado. La musa volvi a sentarse e n el silln frente a Armando. - Bueno dijo Yo te puedo ayudar. Puedo pasarte las cosas a mquina. Armando la mir con fijeza. - Cmo a mquina? se inquiet. - Claro, vos me dicts y yo te voy pasando las cosas a mquina. As hacs ms rpido. - No! se puso de pie Armando.- Cmo pasarte las cosas a mquina, pasarte las cosas a mquina? Con pasarme las cosas a mquina no arreglamos nada. Lo que yo necesito son ideas! Para pasarme las cosas a mquina llamo a Manpower, las llevo a la Pitman, mir qu joda! - Yo escribo rpido. - Pero...- se envalenton Armando.- Qu carajo me interesa que escribas rpido? Sos una musa o una secretaria? - Mir recuper su tono duro la musa.este no es el primer trabajo que hago. Fui durante mucho tiempo la inspiracin de un msico francs que es uno de los que mejor anda en Europa. Fui ayudante de musa de Antonioni. Y estuve propuesta para musa de Woody Allen antes de venir ac... As que... Armando dio unos pasos nerviosos por la habitacin. - Lo que yo necesito son ideas. Ideas.- dijo, golpendose la frente con la punta del dedo ndice. - Muy bien...muy bien... - Si quers

propuso Armando me tirs una idea y te vas. Despus sigo yo solo, no tens por qu quedarte. - Bueno, cmo no el tono de la musa era casi burln.- Te agradezco, pero acostumbro a terminar mis trabajos. Los empiezo y los termino. - Me parece bien. La musa se levant del silln, fue hasta la mesa, corri una silla y se sent all - Traete papel, unos lpices, fibra mejor, la mquina d e escribir... - Para qu? - Para trabajar. para qu te parece? Si tens caf, tra. Mucho, que... - Pero ome...- vacil Armando.- Yo lo que necesito es una idea bsica, una armazn, una columna vertebral...un... - Y bueno...- lo mir la musa. - Y bueno qu?. Decmela. Decime la idea... - Escuchame...- resopl la musa-...si yo la tuviera te la dira. Pero no la tengo. Por eso te digo que traigas las cosas, nos ponemos ac; y empezamos a trabajar. Armando la mir largamente. - O cmo te cres que salen estas cosas? sigui ella.- Nos sentamos ac, empezamos a charlar de qu puede tratar la pieza, anotamos cosas, tiramos ideas... Armando se acerc y se sent junto a ella. - Por eso te digo que traigas mucho caf explic la musa Porque nos vamos a pasar toda la noche ac, maana y hasta el momento en que entregus la obra no nos levantamos... - Pero... escuchame! Armando se puso de pie nuevamente. - Qu clase de inspiracin sos...qu...? - Hay formas de trabajo...- sonri por primera vez ella y formas de trabajo. Hay musas distintas, es cierto. Si no te gusta, me voy. Armando volvi a mirarla, apretando los labios. No. Qu te vas a ir.- dijo. Y se sent.- pero...ome...yo maana a la noche tengo una reunin en lo de una amiga y... - Entonces olvidate...- la musa corri hacia atrs su silla y se puso de pie ...And a lo de tu amiga, hac tu vida y yo... - No, par, par...se asust Armando no es obligacin...Maana la llamo por telfono y le digo, digo... La musa se sent nuevamente. Olvidate del telfono le advirti.- Tra el papel, lo que te dije... Armando fue hasta su pieza, sin embargo pudo escuchar que la musa deca a sus espaldas, como para s: A m me dan cada trabajo. Armando volvi con una pila de papel oficio, varios lpices de fibra, gomas, reglas y otro montn de cosas innecesarias. Las puso sobre la mesa y se qued mirando por un instante a la musa. - Qu pasa...- pregunt qu pasa si no se nos ocurre nada? - Si no se nos ocurre nada? Copiamos algo. sonri ella, y l no supo si estaba bromeando.