INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

16
INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y CAZORLA DURANTE LOS AÑOS CUARENTA (1) Por Eduardo Araque Jiménez y José Domingo Sánchez Martínez Sección de Geografía. Universidad de Jaén INTRODUCCIÓN I NMEDIATAMENTE después de finalizada la guerra civil española, las Sierras de Segura y Cazorla se convierten en uno de los centros neurálgi- cos para la experimentación de la política forestal que se desarrolla en nuestro país a partir de esos momentos. Circunstancias de muy diversa índole con- curren en estos macizos y los hacen especialmente atractivos para una ad- ministración deseosa de aplicar con la máxima celeridad determinados principios forestales que habían venido elaborándose desde mucho tiempo antes. Entre esas circunstancias, la que actúa como determinante en última instancia es la preponderancia superficial de los predios de titularidad pú- blica, y muy especialmente los de pertenencia estatal, los cuales alcanzan aquí una extensión realmente considerable y muy difícil de igualar por otras zonas del país. Obviamente, esa adscripción pública mayoritaria de los mon- tes va a facilitar, en gran parte, la ejecución de algunas de las medidas más urgentes y controvertidas de cuantas contempla la política forestal de post- guerra: intervención repobladora, deUmitación y ordenación de montes, ad- quisición de nuevas fincas, saneamiento de la propiedad pública, etc... (1) El presente trabajo se enmarca en un Proyecto de Investigación mucho más amplio financiado por la D.G.I.C.Y.T., que lleva por título: «El hombre contra el árbol. Resultados de la intervención antrópica sobre los espacios forestales. El ejemplo de la provincia de Jaén. Siglos XIX y XX», del que es investigador principal el Dr. Araque Jiménez.

Transcript of INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

Page 1: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y CAZORLA DURANTE LOS AÑOS

CUARENTA (1)

Por Eduardo Araque Jiménez y José Domingo Sánchez Martínez

Sección de Geografía. Universidad de Jaén

INTRODUCCIÓN

INMEDIATAMENTE después de finalizada la guerra civil española, las Sierras de Segura y Cazorla se convierten en uno de los centros neurálgi­

cos para la experimentación de la política forestal que se desarrolla en nuestro país a partir de esos momentos. Circunstancias de muy diversa índole con­curren en estos macizos y los hacen especialmente atractivos para una ad­ministración deseosa de aplicar con la máxima celeridad determinados principios forestales que habían venido elaborándose desde mucho tiempo antes.

Entre esas circunstancias, la que actúa como determinante en última instancia es la preponderancia superficial de los predios de titularidad pú­blica, y muy especialmente los de pertenencia estatal, los cuales alcanzan aquí una extensión realmente considerable y muy difícil de igualar por otras zonas del país. Obviamente, esa adscripción pública mayoritaria de los mon­tes va a facilitar, en gran parte, la ejecución de algunas de las medidas más urgentes y controvertidas de cuantas contempla la política forestal de post­guerra: intervención repobladora, deUmitación y ordenación de montes, ad­quisición de nuevas fincas, saneamiento de la propiedad pública, etc...

(1) El presente trabajo se enmarca en un Proyecto de Investigación mucho más amplio financiado por la D .G .I.C .Y.T., que lleva por título: «El hombre contra el árbol. Resultados de la intervención antrópica sobre los espacios forestales. El ejemplo de la provincia de Jaén. Siglos XIX y XX», del que es investigador principal el Dr. Araque Jiménez.

Page 2: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

BOLETIN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

En este contexto, desde comienzos de los años cuarenta empiezan a lle­gar a las Sierras de Segura y Cazorla un número considerable de futuros Ingenieros de Montes, cuya misión no es otra que la de realizar en estas tierras los «proyectos fin de carrera» que les faculten para el ejercicio de su profesión. La escasez acentuada de personal cualificado que padece nues­tro país, obliga a la Dirección General de Montes, Caza y Pesca Fluvial a recurrir a la Escuela Especial de Ingenieros de Montes para que los futuros titulados en ese centro suplan de algún modo aquellas deficiencias de apo­yatura técnica que presentan muchos de los grandes proyectos forestales que hay planteados en ambas comarcas. A los alumnos de la Escuela de Mon­tes, por su parte, la experiencia resulta tremendamente positiva y enrique- cedora porque pueden completar su formación teórica junto a ingenieros de una gran experiencia profesional, profundamente versados en el trabajo directo sobre el terreno y solventar así el último gran obstáculo que, en su carrera académica, supone la elaboración de esa memoria final obligatoria.

La documentación a que dan origen estos trabajos de especialización universitaria es muy abundante y variada y puede consuharse en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de Madrid, donde se encuentra perfectamente conservada y catalogada. En una parte de esa información, la que corresponde a los proyectos elaborados durante la década de los años cuarenta, así como en la bibliografía que surge coetáneamente, recogida ma- yoritariamente en las páginas de la Revista Montes, nos hemos basado a la hora de elaborar este estudio. A través del mismo queremos recuperar para la bibliografía jiennense a una serie de personalidades científicas muy poco conocidas hasta el momento, a pesar de que algunas de ellas llegaron a brillar con luz propia dentro del colectivo de estudiosos forestales.

Al mismo tiempo, pretendemos poner de relieve la trascendencia his­tórica de unos trabajos que, a pesar de realizarse con una gran precariedad de medios, a la postre resultarán decisivos para el conocimiento científico de estas sierras y para la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes.

LOS AÑOS CUARENTA: PREDOMINIO DE LOS TRABAJOS DE ORDENACIÓN

Como no podía ser de otra forma, los primeros trabajos que se asig­nan por la «Comisión de residencias» a los alumnos de la Escuela de Mon­tes están relacionados, mayoritariamente, con la ordenación de distintos montes públicos existentes en el macizo. De los ocho trabajos que se ejecu­tan en la década de los años cuarenta, cuatro tenían relación con esta pro­

Page 3: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

blemática (Casado Bracho , 1941; Fernández H uerta , 1941; Molina Rodríguez, 1946, y Montero Gar cía , 1946).

El hecho de haber privilegiado los trabajos de ordenación no podemos considerarlo, en absoluto, casual. Respondía a una larga tradición acumu­lada después de medio siglo de ejecuciones en este terreno. En efecto, cin­cuenta años antes de tomarse la decisión de asignar alumnos a estas tareas, la Sierra de Segura (2) ya había sido elegida por el gobierno para poner en marcha, con carácter pionero en el conjunto del territorio nacional, una ver­dadera política de ordenación de montes, «el fin supremo a que debe aspi­rarse en el tratamiento de la riqueza forestal» (3). La razón esgrimida en aquellos momentos finiseculares era que tanto éstos como los montes de Cuenca ofrecían «existencias bastantes para que, sometidas a un tratamiento racional, pueda en poco tiempo elevarse su renta, si no hasta igualarla con la de los montes alemanes, que desde hace muy cerca de un siglo son objeto de una explotación ajustada a los preceptos científicos, o con la de los pina­res de Balsaín que, sujetos ya en su aprovechamiento a un plan de ordena­ción estudiado por nuestros ingenieros, producen 50 pesetas por hectárea, a la vez que mejora el estado de su vuelo, por lo menos lo bastante para llegar a un límite que por sí solo demuestre la bondad de los procedimien­tos dasocráticos aplicados con inteligencia y discreción» (4).

Estos primeros trabajos de ordenación se desarrollan a tan buen ritmo que ya durante la primera década de nuestro siglo se habían realizado un buen número de ellos (Com isión .. . , 1909) (5). Tocaba ahora el turno, por tanto, a los proyectos de revisión de las primeras ordenaciones. En este sen­tido, en el verano de 1941, esto es, recién entrado en funcionamiento el Re­glamento que regulaba la actuación del Patrimonio Forestal del Estado, son destinados a nuestra provincia una serie de alumnos de último curso «con el fin de suplir en lo posible la escasez de personal técnico afecto a este ser-

_____________ i n g e n ie r o s d e m o n t e s e n l a s s ie r r a s d e s e g u r a y CAZORLA... 619

(2) Casi siempre que la Administración forestal ha hecho mención de la Sierra de Segu­ra, en realidad se estaba refiriendo al conjunto montañoso que integran esta sierra y la vecina de Cazorla.

(3) Real Decreto de 9 de mayo de 1890.(4) Ibídem.

(5) En concreto, estaban aprobados los Proyectos de Ordenación de los montes públi­cos Calar de Juana, Cerros del Pozo, Dehesa Carnicera, Demarcaciones de la Sierra, Río Ma­dera, Garganta de Hornos, Navahondona, Vertientes del Guadalquivir, Poyo de Santo Domingo y Guadahornillos. En estudio se encontraban los montes Cerro del Caballo, Cerro de Hinoja- res y Cumbres de Poyatos.

Page 4: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

vicio (6), para llevar a cabo el estudio y redacción de proyectos necesarios...». En concreto, esta misión se encomienda a Vicente Reus Cid, Juan José Ca­sado Bracho y Rafael Fernández Huerta. A partir de las memorias presen­tadas por los dos últimos (7) podemos comprender algunos de los aspectos más interesantes que rodean el trabajo de los ingenieros de montes durante estos años.

En el primero de los casos ( C a s a d o B r a c h o , 1941), se trata de un tra­bajo bien concretado, de forma que el alumno tendría que presentar plano detallado del monte en el que se reseñara su estado legal, natural, forestal y económico; una breve reseña del Proyecto de Ordenación en vigor; un estudio de las asociaciones vegetales, con especial referencia a las masas fo­restales, estableciendo su estado en relación al tratamiento, aprovechamiento y mejora a que estaban sometidas; y una consideración de todos los hechos más destacados a tener en cuenta en la ejecución de la revisión, con especial referencia a la discusión del método de beneficio y turno, de acuerdo con la seguridad del monte y las actuales conveniencias del mercado nacional; la Propuesta de Ordenación de los pastizales existentes; la valoración justi­ficada de los diferentes aprovechamientos; el estudio de la posibilidad de los productos primarios directos y las mejoras de que fuera susceptible el monte considerando los nuevos aprovechamientos que pudieran proponer­se en armonía con las normas selvícolas.

Como se ve, una amplia gama de cuestiones que dejarían claro, en cual­quier caso, las habiUdades adquiridas durante el período formativo previo. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que los trabajos se desarrollaron únicamente entre el 1 de julio y finales de octubre, ya que debía entregarse la memoria antes del 1 de noviembre de ese mismo año. A pesar de todo, se da respuesta a la mayoría de lo requerido. Algunos de los aspectos más destacados, en este sentido, son las decisiones tomadas acerca de la elec­ción de las especies a fomentar (pino salgareño y negral), y el método de beneficio (se propone el tratamiento de la masa como monte alto madera­ble), el turno (la edad a que deben cortarse los árboles, esto es, cuando coin­cida o se aproxime a la edad en que el pino adquiere su máximo crecimiento medio, que por las observaciones realizadas en la zona resultan de 120 años

620 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

(6) Se refiere esta noticia a una disposición emanada de la Dirección General de Mon­tes, Caza y Pesca Fluvial mandada tanto al Distrito Forestal de Jaén como a la Escuela Espe­cial de Ingenieros de Montes.

(7) Hasta el momento nos ha sido imposible localizar el Proyecto presentado por Reus BOLETÍN DEL Cid, en el caso de que efectivamente llegara a realizarse.

INSTITUTO DE ESTUDIOS GIENNENSES

Page 5: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

para el laricio y 100 para el negral).

Los contenidos del encargo que se efectúan al segundo de los alumnos a que antes aludíamos, se hace en unos términos idénticos al anterior (Fer­nández Huerta, 1941). De todas formas, en la memoria final se ofrecen algunas informaciones que hoy nos pueden resultar, aparte de curiosas, bas­tante interesantes para conocer las condiciones de trabajo en el monte du­rante el desarrollo de los inventarios: el conteo de los pies existentes se efectuaba por lo general con cuadrillas formadas por tres personas, de las cuales una iba anotando las cifras obtenidas. Pues bien, en las labores diri­gidas por Fernández Huerta se explica cómo desde mediados de septiem­bre, en medio de unas condiciones climatológicas que ya comenzaban a ser muy duras por la elevada altitud a la que se trabajaba, las cuadrillas empie­zan a perder efectivos por enfermedad. No obstante, conseguirá que esta dinámica se rompa prometiendo unos ingresos extras a la culminación de la campaña que, en las condiciones económicas del momento, surten unos efectos fáciles de calcular: «tales medidas dieron tan magníficos resultados, que a partir de aquel día, ni uno solo de los obreros abandonaron el trabajo y que las medias que se obtienen por cuadrilla, a pesar del mal tiempo y lo quebradísimo que es el monte Cerros de Hinojares, fueron mayores que las que se hicieron en el monte Poyo de Santo Domingo» (Fernández Huerta, 1941).

Un plan de trabajo muy similar es el que encontramos en las dos últi­mas revisiones que nos restan por comentar. No obstante, cada una de ellas aborda determinadas problemáticas específicas de los montes que son obje­to de estudio y que por ello creemos que merece la pena resaltar. Por ejem­plo, en el caso del monte Calar de Juana y Acebadillas ( M o n t e r o G a r c í a ,

1946) hallamos respuesta a una cuestión fundamental como es el estableci­miento del turno de la especie a explotar. Se trata, en este caso, de un mon­te alto maderable donde se propone potenciar, siempre que sea posible, la presencia del pino salgareño, cuyo destino final sería la fabricación de tra­viesas. En tales circunstancias, se estima que el turno hay que cifrarlo en 150 años, esto es, a la edad en la que el tronco adquiere un grosor aproxi­mado de 50 cm., la medida más apropiada para obtener las dimensiones del producto que se buscaba.

Otro de los aspectos trascendentes, abordado en la parte correspon­diente al establecimiento del plan especial de aprovechamientos y mejoras para el decenio siguiente, es el de la compatibilización de la ganadería con el cultivo arbóreo. Tratándose de usos cuya convivencia exige un enorme

_____________ i n g e n ie r o s d e m o n t e s e n l a s s ie r r a s d e s e g u r a y c a z o r l a ... 621

Page 6: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

622 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

celo, y habida cuenta de la importancia que la producción de madera tiene en esta época, no resulta extraño que se quiera regular el pastoreo de una manera precisa, estableciendo para ello los lugares que deberían acotarse al ganado y estableciendo medidas efectivas para prevenir los incendios fo­restales.

Con tales fines, se propugna vedar al pastoreo durante seis años los terrenos que resultaran incendiados y acepta permitirlo en aquellos lugares previamente acotados con el fin de impedir que la acumulación de pasto pudiera favorecer la expansión del fuego. Asimismo, acude a prácticas coer­citivas para asegurar la participación de los ganaderos en las tareas de lu­cha contra el fuego, aclarándose que «no tendrán derecho a introducir el ganado en los montes del Estado o de los pueblos, los dueños o pastores de ganado que no acudan a la extinción de incendios que pueden producir­se en el monte, perdiendo el derecho de aprovechamiento, sin indemniza­ción, cualquiera que sea la época en que se produzca su falta de auxilio» ( M o n t e r o G a r c í a , 1946).

Un problema de compatibilización de aprovechamientos es también el que se plantea en los montes que tenían zonas sometidas a resinación en la Sierra de Cazorla: Navahondona, Guadahornillos y Vertientes de Gua­dalquivir ( M o l i n a R o d r í g u e z , 1945). Según la reglamentación en vigor, las ordenaciones y revisiones de los montes que tuvieran esta posibilidad debían comprender un estudio específico que determina cuál de las dos re­sultaba más interesante y debiera considerarse como aprovechamiento prin­cipal (8).

En el caso que nos ocupa, desde una perspectiva puramente producto­ra resultaba más ventajoso aprovechar el monte sin resinar. Sin embargo, se daba la circunstancia de que en años anteriores se había instalado una industria para practicar la resinación que ocasionó una inversión en maqui­naria realmente considerable y había ofrecido trabajo a numerosos obre­ros. Por otra parte, la resina era en estos momentos un producto de exportación, lo que venía a justificar el hecho de que se prosiguiera con su explotación.

No obstante, el tiempo vino a demostrar la inviabilidad en la continua­ción de este aprovechamiento. La Unión Resinera Española, como conce­sionaria de la explotación, fue denunciada en numerosas ocasiones por el

BOLETÍN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

(8) Artículo 151 de las «Instrucciones para la Ordenación y Organización Económica de la Producción Forestal».

Page 7: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

incumplimiento sistemático del pliego de condiciones técnicas que debía ob­servar. En este sentido, las heridas practicadas en los troncos transgredían en altura, anchura y profundidad lo dispuesto, de forma que la madera per­día calidad y se ponía en peligro incluso el carácter protector que el monte tenía reconocido desde su inclusión en el Catálogo de los Montes de Utili­dad Pública de la provincia de Jaén en 1901. Por lo tanto, no debe extrañar que unos años después, cuando se elabora la 3 / Revisión de la ordenación del monte Guadahornillos, uno de los que formaba parte de este grupo en resinación, se proponga la erradicación definitiva de este tipo de esquilmo ( B e r b i e l a G ó m e z , 1954).

RECONOCIMIENTO BOTÁNICO

Además de los anteriores existen otros cuatro trabajos de temática di­versa que ejemplifican a la perfección las prioridades forestales del momento. El primero de ellos, quizás el más atípico, constituye, que nosotros sepa­mos, el primer reconocimiento botánico sistemático de las Sierras de Segu­ra y Cazorla (LUQUE Y ViEYRA DE Abreu, 1942). Recogiendo una larga y fructífera tradición anterior de la que no son ajenos forestales de la talla de Máximo Laguna (Fernández López, 1984), José de Luque emprende el estudio geobotánico de estas sierras con el asesoramiento y la colabora­ción de distintos profesores de la Escuela de Montes, entre los que destaca Luis Ceballos, profundo conocedor de la vegetación del macizo y uno de los más asiduos visitantes científicos del mismo.

La brevedad de su estancia en estas sierras y las malas condiciones pa­ra la recolección de plantas durante la estación estival, hacen que el trabajo de Luque, como él mismo reconoce, no resulte todo lo minucioso que ca­bría esperar. No obstante, a lo largo del mismo se exponen una serie de da­tos y se sugieren ideas tremendamente sugerentes que más tarde serán asumidas en su integridad tanto por profesionales de la ciencia forestal co­mo por los mismos biólogos (Ruiz DE l a T o r r e , 1976).

No nos vamos a detener en el análisis de cada una de las cuatro gran­des partes en las que se estructura el trabajo, puesto que ello requeriría mu­cho más espacio del que aquí disponemos. Sí conviene aclarar que éste comienza con una descripción de los distintos ámbitos geográficos que es­tán presentes en el conjunto montañoso de Segura y Cazorla, para introdu­cirse posteriormente en el estudio de la vegetación actual y en el análisis de las distintas formas de asociación que tienen las formaciones vegetales que se han descrito. En la tercera parte se analizan las comunidades de pino la­

_____________ i n g e n ie r o s d e m o n t e s e n l a s s ie r r a s d e s e g u r a y CAZORLA... 623

Page 8: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

624 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

ricio (el árbol más apetecido desde el punto de vista forestal de cuantos existen en estas sierras) y de una forma muy especial aquéllas que pueden recono­cerse en los dos montes públicos más emblemáticos de este conjunto mon­tañoso: Río Madera y Navahondona. A partir de la información obtenida se establecen las conclusiones del trabajo, en las cuales siempre está presen­te la idea de proceder a la repoblación forestal del macizo e incluso la posi­bilidad de utilizar en esta empresa algunas especies exóticas. En esta última parte del trabajo será en la que nos detengamos a continuación.

Como conclusión global, el autor comienza destacando la presencia en otros tiempos de una vegetación compuesta mayoritariamente por especies cupulíferas que se extendía profusamente por todo el macizo. Los restos de Quercus faginea, Quercus Ilex y Quercus toza que ha podido reconocer en numerosos enclaves del territorio, atestiguan ese predominio secular de otras formas de vida vegetal diferentes a las que dominan a comienzos dé­los años cuarenta. Más aún, considera que las comunidades de Pino lari­cio, cuya presencia en la zona, por razones de altitud y situación, pudiera creerse que se corresponde con una situación climática, no es más que una forma regresiva de Quercetus ilicis-fagiml. Tanto las formaciones de Pinus nigra, que ocupan las posiciones más elevadas del macizo, como las de Pi­nus pinaster y de Pinus haiepensis, que se extienden de forma escalonada en las partes medias y bajas de los montes, han invadido y colonizado unos dominios que en otro tiempo estuvieron ocupados por muy distintas especies.

En el análisis pormenorizado que realiza de cada una de las tres gran­des zonas altitudinales de la comarca, empieza reconociendo los graves pro­blemas que afectan a los pastizales de la «zona superior». El intenso aprovechamiento al que se han visto sometidos los mismos a lo largo del tiempo, ha provocado tal situación de degradación de las especies vegetales que éstas resultan cada vez más mezquinas y xerófilas. Ante ello, el autor propone, en primer lugar, la adopción de una política de restauración que contribuya a regenerar y mejorar los pastizales y «permita tener siempre en buen estado de conservación estos dominios forestales que tan impor­tante papel desempeñan en las altas zonas de nuestras sierras».

Por otro lado, Luque pide una reglamentación urgente del pastoreo co­mo condición esencial para que no desaparezcan estas ricas zonas pastables (9). Tal reglamentación debe realizarse «limitando el número de cabezas a

BOLETÍN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

(9) Como se sabe, tal petición sólo se ha visto satisfecha más de cincuenta años después merced a una decisión de la Junta Rectora del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segu­ra y Las Villas.

Page 9: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y CAZORLA... 625

aquel que pueda sostener el pastizal, respetando los acotamientos que se hagan temporalmente en aquellos sitios que sea preciso para mejorarle y prohibiendo que entre el ganado fuera de las épocas que se señalan para ello». Al mismo tiempo propone una política de propagación de las mejo­res especies pratenses y de erradicación de las perjudiciales (Allue A ndra- DE, 1961), utilizando como campos de experimentación, si fuera preciso, las numerosas tierras roturadas existentes en el interior de los montes.

Respecto a los pinares de laricio existentes en las altas cumbres, critica su estado «verdaderamente lamentable», motivado por el aprovechamien­to desordenado de los mismos. Como única solución ante esta situación ve la repoblación artificial con ese mismo tipo de árbol y la suspensión de al­gunas de las cortas autorizadas.

La zona de las «malezas», en la que aún es posible encontrar restos de la vegetación originaria, debe ser protegida de la invasión de los pinos y propiciar la regeneración de las especies nobles mediante adecuados tra­tamientos culturales y una regulación adecuada del uso ganadero. En aque­llos lugares más degradados es aconsejable la repoblación artificial a fin de crear unas condiciones más apropiadas para la recuperación de la vida vegetal.

En cuanto a las especies que deben emplearse en la repoblación, aboga por los distintos tipos de pinos ya descritos, en función de la situación alti- métrica y del estado de conservación del suelo en cada uno de los ámbitos donde sea precisa la intervención.

No descarta, sin embargo, la introducción de especies exóticas como el pinsapo (Abiespinsapo), el cedro del Atlas (Cedrus atlantica) o el abeto de Numidia (Abies numidica) en zonas altas de abundantes precipitaciones. En zonas de más baja altitud y menor abundancia de agua, cree posible la presencia del eucalipto, del pino canariensis e incluso de acacias y cipreses.

En definitiva, todo un plan de recuperación de los dominios forestales que empezaría a ensayarse en la zona poco tiempo después de la visita de Luque. Una buena parte del paisaje actual responde a esa intervención que se produjo en la más inmediata postguerra.

LUCHA CONTRA LOS DESASTRES NATURALES

Desde una perspectiva puramente aplicada realiza su trabajo Zam o­ra Garrido (1943). Se trata de la corrección del Barranco del Herrón, ubi­cado en el monte Navahondona sobre una de las laderas por las que se

Page 10: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

626 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

extiende el casco urbano de la ciudad de Cazorla. Los daños materiales y humanos que habían provocado las distintas avenidas detectadas a lo largo del siglo eran de una magnitud tan considerable que por sí solas dotaban a este proyecto de un elevado interés social.

Desde finales de septiembre de 1907, en que se ofrecen las primeras noticias catastróficas, hasta idéntica fecha de 1943, los desastres naturales provocados por avenidas, avalanchas y desprendimientos habían sido har­to frecuentes. Un sinfín de viviendas anegadas por el lodo, calles completa­mente destruidas y cientos de personas evacuadas, constituían el triste balance que dejaban a su paso cada una de las grandes tormentas que desaguaban en las laderas cazorlenses en los momentos finales del estío. Entonces, co­mo indicaba Zamora, el agua se encontraba ante un suelo duro e imper­meable que impedía el reblandecimiento y penetración en el subsuelo.

Ese peligro siempre latente, que hacía presagiar peligros aún mayores para una población en expansión, no había podido erradicarse por la opo­sición siempre presente del colectivo ganadero, para el cual cualquier op­ción de intervención en esa zona era rechazado de lleno ante la posibilidad de que se produjera un acotamiento al pastoreo. El Ayuntamiento, a pesar de los numerosos intentos por conciliar los intereses de vecinos y ganade­ros, no había podido articular ninguna solución satisfactoria para ambos.

Hay que esperar hasta bien entrados los años cincuenta para que se establezca un consorcio entre el Ayuntamiento de Cazorla y el Patrimonio Forestal del Estado que lleva implícito la repoblación forestal de la ladera. Complementariamente, se inician los estudios para una corrección eficaz de cada una de las tres zonas en que se divide el barranco según la propues­ta realizada por Zamora. Básicamente, la actuación consiste en la construc­ción de diques de retención de mampostería de mortero que retengan los desprendimientos. El número y la ubicación de cada uno de estos muros se precisan con toda exactitud en este proyecto, por lo que sólo había que esperar a que se dieran las órdenes oportunas para su ejecución.

BOLETÍN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

EJE TRANSVERSAL DEL GUADALQUIVIR

De una temática completamente diferente a las descritas hasta ahora pueden considerarse los dos proyectos que comentaremos a continuación. En ambos casos y por distintas razones, estos trabajos resultarán transcen­dentales para el futuro de las Sierras de Segura y Cazorla, puesto que am­bos aspiraban a introducir mayores dosis de dinamismo en la movilización de los recursos forestales del macizo.

Page 11: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y CAZORLA... 627

Cronológicamente, el primero de ellos (D e la Cerda , 1941) tenía co­mo objeto la construcción de uno de los tramos correspondientes a un lar­go camino forestal que uniría la mayor parte del curso alto del río Guadalquivir, desde la Cerrada del Utrero hasta el vaso del pantano del Tran­co (10). La finalidad de semejante empresa no era otra que propiciar una mayor agilidad en los trabajos de extracción de madera; una empresa que, como es bien sabido (Rubio Ma zó n , 1968), gozaba de las preferencias dé las más altas instancias del Estado y a la cual se supeditarían durante mu­chos años todas las demás actuaciones en este macizo.

Hasta mediados de los años cuarenta la madera que proporcionaban los montes de las Sierras de Segura y Cazorla se habían extraído por vía fluvial (11), a través de los dos grandes cauces que surcaban estas comarcas (Guadalquivir y Segura) y de algunos de sus principales afluentes. A partir de esas fechas, sin embargo, comienzan a surgir fuertes impedimentos que hacían cada vez más dificultosas estas labores. La construcción del panta­no del Tranco, inaugurado en 1946, podía considerarse la más importante de todas ellas, pues obligaba a desplegar un importante aparataje técnico para salvar con éxito el muro de coronación de la presa. También existían otro tipo de obstáculos asociados a la cada vez menor disponibilidad de mano de obra dispuesta a soportar el intenso entrenamiento y las duras condicio­nes de vida que comportaban los trabajos de conducción de las maderadas.

Además de todo lo anterior, no podemos perder de vista el acelerado proceso de mecanización en el que se ven envueltas todas las actividades rurales una vez que finaliza la guerra civil. Esta tendencia a la inversión en capital constante no tenía otro objetivo que eliminar mano de obra y renta- bilizar al máximo las operaciones agrarias. En un medio tan áspero topo­gráficamente como el que nos ocupa, la presencia de maquinaria sólo tenía garantizado el éxito si previamente se construían vías de acceso y de tránsi­to por los montes (Cárdenas Moyo , 1968). Por tal razón, ese será uno de los esfuerzos a los que se consagren más energías humanas y económicas hasta bien entrados los años cincuenta (D e la Cerda , 1953).

El trabajo que realiza José María de la Cerda, tal y como él mismo admitía, era de una «importancia extraordinaria» por varias razones. En

(10) Se trata, como fácilmente puede deducirse, del camino más transitado en estos mo­mentos por el impresionante flujo humano que cada año accede al interior del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, con fines esencialmente turísticos. De hecho, esta carretera sigue considerándose oficialmente como camino forestal.

(11) La última gran conducción de maderas por el Guadalquivir se realiza en 1948 (T r e - SACO C a l v o , 1968).

Page 12: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

628 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

BOLETÍN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

principio, porque al transportarse por carretera, la madera no sufría la de­preciación que conllevaba su permanencia sobre el agua de los ríos durante varios meses. Al mismo tiempo, la carretera era un medio más rápido de transporte y podía propiciar una mayor agilidad en el desplazamiento del elevado volumen maderable que cada año salía de las sierras y que este autor cifraba en 18.000 metros cúbicos. El camino proyectado permitía, además, una salida natural hacia el norte de esos productos, mediante la conexión, a través de Villanueva del Arzobispo, con la carretera nacional Córdoba- Valencia y con el ferrocarril Baeza-Utiel, que entonces se construía, aun­que nunca llegara a entrar en funcionamiento. Finalmente, el trazado de este camino se consideraba trascendental para la comunicación de unas co­marcas como las de Segura y Cazorla que habían vivido tradicionalmente aisladas una de otra.

Redactado con esas aspiraciones, el proyecto describía con meticulosi­dad las características topográficas del trazado y las soluciones técnicas apli­cables en cada punto del mismo. El presupuesto total de la obra, calculado minuciosamente, apenas superaba el medio millón de pesetas.

FACTORÍA DE VADILLO-CASTRIL

El proyecto de M a d r i g a l N e i l a (1949), en una línea muy semejante al anterior, incidía en la transformación «in situ» de la riqueza generada en los montes cazorlenses y segureños, y ponía especial énfasis en aquellos productos madereros que hasta entonces habían venido exportándose en bru­to fuera de la región. Se consideraba entonces, y sigue considerándose hoy día, como uno de los principales problemas que aquejaban a la economía de estas comarcas, dado que todo el valor añadido bruto que se generaba a través del tráfico de maderas escapaba por completo al control del empre- sariado autóctono y, por tanto, apenas generaba rentas en la zona ni tenía repercusión sobre el mercado de trabajo local.

La ubicación en Vadillo-Castril, en pleno corazón de la Sierra de Ca­zorla, de una serrería y de un secadero de maderas, podía contribuir a pa­liar en parte esa deficiencia estructural de la economía serrana, desde el momento en que a partir de esa empresa podían ofertarse a los mercados unos productos maderables semielaborados o, en el mejor de los casos, com­pletamente acabados.

El proyecto de instalación de la factoría en ese preciso lugar no pode­mos considerarlo fruto de la casuaUdad. Respondía a la existencia en ese paraje de toda una serie de elementos que hacían especialmente atractiva su localización. En primer lugar, existía la posibihdad de aprovechar sobre

Page 13: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

el terreno la energía eléctrica que debería producir la central instalada en la Cerrada del Utrero, cuya puesta en funcionamiento estaba prevista para el año siguiente al de la redacción de este proyecto. Coincidía también que en el lugar elegido había una gran disponibilidad de agua que proporciona­ba el Guadalquivir y las numerosas sugerencias existentes en sus inmedia­ciones. A partir de un elemento tan abundante el autor pensaba, incluso, en la posibilidad de fabricar pasta de papel y así aprovechar al máximo to­das las potencialidades que ofrecían los recursos maderables (12).

La mano de obra, por su parte, era otro de los elementos que más abun­daban en la zona, si bien estaba sometida a una fuerte estacionalidad en el empleo por las especiales peculiaridades que en toda la provincia presen­taba el mercado de trabajo agrario ( G ó m e z Q u e v e d o , 1952). Con la rea­lización de la empresa que se propom'a, se podría paliar de una forma efectiva este problema y solventar así una de las más graves carencias que desde el punto de vista social y económico presentaban estas comarcas. Al mismo tiempo, la construcción de la factoría supondría la concentración en torno al pequeño núcleo urbano de Vadillo-Castril de un importante volumen de población que hasta entonces vivía disperso por los montes. Como afirma­ba el autor del proyecto, en esta medida «mejorarían sus condiciones mate­riales y espirituales de vida con la instalación simultánea de estas industrias y una iglesia y grupo escolar que les proporcionaría el alimento espiritual del que viven completamente alejadas la generalidad de la población serrana».

Por último, la serrería y el secadero proyectado no tendrían ninguna dificultad para el aprovisionamiento de materia prima, dada su situación en el ámbito de influencia de algunos montes productores de la entidad de Navahondona, Guadahornillos, Calar de Juana, Poyo de Santo Domingo, etc. De todos ellos podía extraerse anualmente un volumen suficiente de pie­zas maderables correspondientes a los tres tipos de pinos antes descritos, que una vez elaborados, secados y manufacturados encontrarían una bue­na salida en los mercados.

Por lo demás, el proyecto se dedicaba a estudiar desde el punto de vis­ta técnico tanto la serrería como el secadero de maderas y concluía con una valoración económica de ambas obras.

INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y CAZORLA... 629

(12) La idea, que hoy puede parecemos descabellada por el tremendo impacto medioam­biental que acarrean las papeleras, hay que entenderla en el contexto autárquico de la postgue­rra española.

Page 14: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

630 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

BIBLIOGRAFÍA

BOLETÍN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

A l l u é A n d r a d e , J. L. (1961): «Ordenación de pastizales en la Sierra de Segura», Montes, núm. 198, págs. 183-187.

Be r b iel a G ó m e z , L . (1953): 3. “ Revisión de la Ordenación del monte «Guadahornillos», Pa­trimonio Forestal del Estado. Original mecanografiado.

C á r d e n a s M o y o , J. (1968): «Explotación forestal en las Sierras de Cazorla y Segura», Mon­tes, núm. 141, págs. 257-260.

C a sa d o B r a c h o , J. J. (1941): Memoria de la segunda revisión del Monte «.Poyo de Santo Domingo», de la tercera del Monte «Cerros del Pozo» y de la primera revisión del Monte «Cerros de Hinojares». Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Original mecanografiado.

— Comisión para el estudio de la producción y consumo de trigo. Su nombramiento. Actas de sus sesiones. Dictamen y apéndices. Madrid. Imprenta de la sucesora de M. Minuesa de los Ríos.

D e L u q u e y V ie y r a d e A b r e u , J. (1942): Contribución al estudio geobotánico de la Sierras de Segura y Cazorla. Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Original mecanografiado.

D ir e c c ió n G e n e r a l d e M o n t e s , C a z a y P e sc a F l u v ia l (1963): Los montes españoles. Polí­tica y administración forestal. Madrid. Hauser y Menet, S. A.

F e r n á n d e z H u e r t a , F . (1941): Memoria de la Revisión de los Proyectos de Ordenación de los Montes «Guadahornillos y Vertientes del Guadalquivir». Cazorla (Jaén). Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes.

F e r n á n d e z L ó p e z , C . (1983): «Botánicos y exploraciones botánicas en la provincia de Jaén», Anuario del Adelantamiento de Cazorla, núm. 25 , págs. 85-96.

G ó m e z Q u e v e d ó , R. (1952): «El paro obrero en Jaén. I y II», Revista Sindical de Estadísti­ca, tercer y cuarto trimestre. Monográfico.

M a d r ig a l N e il a , J. (1949): Estudio de una serrería y secadero de madera en el Vadillo Cas- tril (Jaén). Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Original mecanografiado.

M a r t ín e z d e P isó n y N e b o t , M . (1948): Defensa del método «ordenar transformando», M a ­drid. Diana Artes Gráficas.

M in is t e r io d e A g r ic u l t u r a (1952): Instrucciones para el Servicio de Ordenación de M on­tes. Madrid. Publicaciones de la Sección de Capacitación (reimpresión de las instrucciones de 1930).

M o l in a R o d r íg u e z , F . (1946): Proyecto de ordenación del grupo de montes en resinación de la Serranía de Cazorla (Jaén). Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Original mecanografiado.

M o n t e r o , G. (1990): «Aspectos ecológicos y productivos de la selvicultura». Ecología, núm. 6, págs. 111-121.

M o n t e r o G a r c ía , J. M . (1946): Tercera revisión del monte Calar de Juana y Acebadillas. Provincia de Jaén. Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Original mecanografiado.

P a t r im o n io F o r e s t a l d e l E sta d o (1951): Memoria resumen 1940-1949. Madrid. Ministerio de Agricultura.

R o jo A l b o r e c a , A., y M a n u e l V a l d é s , C. (1992): «La intervención dasocrática en los montes ■ públicos españoles. El caso del “ Pinar y Agregados” de Cercedilla, Madrid», Agricultura

y Sociedad, núm. 65, págs. 415-452.

Page 15: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y CAZORLA... 631

R u b io M a z ó n , J. S. (1968): «Las explotaciones forestales de la Red Nacional de los Ferroca­rriles Españoles», Montes, núm. 140, págs. 127-133.

R u iz d e l a T o r r e , J. (1976): «Paisaje vegetal de las Sierras de Cazorla y Segura», en AA.VV.: Sierras de España, Segura y Cazorla. Jaén. Instituto de Estudios Giennenses.

T r e s a c o C a l v o , J. (1968): «Flotaciones de traviesas por ríos de Andalucía», Montes, núm. 141, págs. 261-267.

Z a m o r a G a r r id o , R. (1949): Proyecto de corrección del «Barranco del Herrón» (Ladera de Cazorla). Proyecto Fin de Carrera. Madrid. Escuela Especial de Ingenieros de Montes. Original mecanografiado.

Page 16: INGENIEROS DE MONTES EN LAS SIERRAS DE SEGURA Y …

632 EDUARDO ARAQUE / JOSÉ DOMINGO SÁNCHEZ

BOLETÍN DEL INSTITUTO

DE ESTUDIOS GIENNENSES

CONTENIDO Y ESTRUCTURAS DE UN PROYECTO DE REVISIÓN DE MONTE ORDENADO

Título primero: Crónica y contabilidadCapítulo primero Aprovechamientos ordinarios y extraordinarios de produc­

tos maderables.

Capítulo segundo Contabilidad de los ingresos obtenidos de los productos pri­marios.

Capítulo tercero Aprovechamientos e ingresos de productos secundarios (pas­tos, caza, roturaciones, plantas aromáticas, restos leñosos y apicultura).

Capítulo cuarto Ejecución del plan de mejoras (defensa del monte: guarde­ría, vigilancia contra incendios, comunicaciones telefóni­cas, caminos de comunicación y vigilancia; alojamiento del personal: conservación y reparación de casas forestales; tra­zado de ordenación; trabajos selvícolas).Resumen de gastos ocasionados por la ejecución de mejoras. Resumen de gastos e ingresos del monte.

Título segundo: InventaríoCapítulo primero Estado legal.

Capítulo segundo Estado natural.

Capítulo tercero Estado forestal: conteo de pies, árboles tipo, valores me­dios de crecimiento, cálculo de las existencias, coeficientes mórficos, valores xilométricos y epidométricos. Comparación de existencias e inventarios con la revisión anterior.

Título tercero: OrdenaciónCapítulo primero Preliminares: Conclusiones derivadas de la crónica y del in­

ventario.

Capítulo segundo Fundamentos de la ordenación: división en secciones, for­mación de cuarteles, elección de especie, método de bene­ficio y turno.

Capítulo tercero Plan General de aprovechamientos.

Capítulo cuarto Plan especial para el decenio: plan de cortas, cálculo de la posibilidad, método de cortas, valoración de productos ma­derables y leñosos, plan de productos secundarios, plan de mejoras.

F u e n te : Montero García. Citado en bibliografía.