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Luis Jaime Castillo Butters Pontificia Universidad Católica del Perú PROGRAMA ARQUEOLÓGICO SAN JOSÉ DE MORO Informe de Excavaciones Temporada 2006

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Luis Jaime Castillo Butters

Pontificia UniversidadCatólica del Perú

PROGRAMA ARQUEOLÓGICO SAN JOSÉ DE MORO

Informe de ExcavacionesTemporada 2006

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Índice

I) Gneneralidades

A) Indicación de el o los Sitios o Monumentos Arqueológicos Incluyendo Datos sobre Ubicación, Antece-den tes , Es tado de Conservac ión y Descr ipc ión de los Componentes de l S i t io............................................................................................................................................................. 4

B) Planos detallados de la Ubicación de las Unidades de Excavación en Relación con el Sitio Arqueológico,con Coordenadas UTM y el Datum Empleado........................................................................................ 6

C) Plan de las Labores Efectuadas, tanto en el Campo como en el Gabinete y/o Laboratorio, a manera deCronograma .......................................................................................................................................... 6

D) Equipo de Investigadores y sus Responsabilidades dentro del Proyecto .............................................. 11

E) Métodos y Técnicas de Reconocimiento, Excavación y/o Conservación-Restauración Empleados dentrodel Proyecto ......................................................................................................................................... 12

F) Manejo y Deposito Actual de los Materiales Recuperados en el Campo y Sugerencia Sustentada del Des-tino Final del Material ......................................................................................................................... 12

G) Problemática de Conservación y Protección del Sitio ......................................................................... 14

II) Invetigaciones

1. Los Mochicas de la Costa Norte del PerúLuis Jaime Castillo Butters ................................................................................................................ 16

2. Informe Técnico de las Excavaciones en el Área 35 - Temporada 2006Gabriel Prieto Burméster y Jesús López Pastor................................................................................... 36

3. Excavaciones en el Área 38 de San José de Moro - Temporada 2006Karim Ruiz Rosell, Julio Rucabado y Roxana Barrazueta ................................................................... 76

4. Excavaciones en las Áreas 28, 33, 34 y 40 de San José de Moro - Temporada 2006Carlos E. Rengifo Chunga .................................................................................................................. 126

5. Tipología de la Cerámica de Tumbas de San José de Moro. Periodos Mochica Medio y Mochica TardíoAna Cecilia Mauricio Llonto .............................................................................................................. 160

6. La Producción de Cerámica Fina Mochica en el Valle del Jequetepeque. Enfoque Tecnológico, Físico-Químco y ExperimentalAgnès Rochfritsch............................................................................................................................... 184

7. Estudio arqueozoológico de restos de fauna de tumbas y del contexto de ofrendas de camélidos del Pro-yecto San José de MoroNicolas Goepfert ................................................................................................................................ 201

8. Acompañantes y Ofrendas del Anexo de la Tumba M-U1242, Área 34Sophie Vallet ...................................................................................................................................... 216

9. Adornos Metálicos de un Ataúd Transicional. Tumba M-U1242, Área 34Carole Fraresso .................................................................................................................................. 238

III) Bibliografía y Contribuciones Científicas del Proyecto San José de Moro .................................. 244

IV) Inventario General de Artefactos Arqueológicos, Temporada 2006 ............................................. 256

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I) Generalidades

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Programa Arqueológico San José de MoroCampaña 2006

Informe de Investigaciones

A) Indicación del o los Sitios o Monu-mentos Arqueológicos Incluyendo Da-

tos sobre Ubicación, Antecedentes,Estado de Conservación y Descripción

de los Componentes del Sitio.

El Complejo Arqueológico de Moro se ubi-ca en el departamento de La Libertad, provin-cia de Chepén, distrito de Pacanga. Su ubica-ción geográfica es de 7º10’ latitud sur y 79º30’longitud oeste. Se accede fácilmente al com-plejo siguiendo la carretera Panamericana ha-cia el norte de Chepén (km 702-703), aproxi-madamente a 4 kilómetros de distancia de di-cha ciudad. Esta vía cruza el complejo dividién-dolo artificialmente en dos sectores. Hacia eleste se ubica el Algarrobal de Moro, un bosquerelicto de alrededor de 350 hectáreas de exten-sión que alberga algunas construcciones colo-niales dispersas y un centro administrativoChimú/Chimú-Inca. Hacia el oeste se ubica elcomplejo ceremonial de San José de Moro.

En el centro administrativo Chimú/Chimú-Inca del Algarrobal de Moro se realizaron in-vestigaciones durante las temporadas 1995,1996 y 1997 (ver Informes parciales de las in-vestigaciones de 1995-1997). Se trata básica-mente de grandes muros de hasta cuatro metrosde altura que crean patios y plazas rectangula-res, audiencias y cuartos de almacenamiento.Este inmenso centro administrativo habría sidoocupado entre los años 1 200 a 1 532 d. C. Du-rante su estudio se elaboró un mapa detalladodel sitio y se llevó a cabo una excavación sis-temática en las diferentes unidades arquitectó-nicas registradas.

El centro ceremonial de San José de Morose dispone sobre una extensa llanura arenosaque, proyectada desde el Algarrobal, alcanza las10 hectáreas de extensión. Su superficie se ele-va en aproximadamente tres metros sobre losterrenos de cultivo que la circundan por el oes-te y sur. En el extremo meridional de esta lla-nura se concentran hasta 14 montículos artifi-ciales de distinta configuración. Muchos deellos parecen ser de carácter habitacional y al-bergan densas estratigrafías que testifican unalarga historia de ocupacioón que llega a com-prometer hasta a cuatro culturas distintas en 900años de sucesión. Las líneas arquitectónicas deestos montículos son hoy en día indiscerniblesdebido a la erosión y, sobre todo, a la accióndestructiva de los huaqueros locales. Sobre lamisma pampa, dispersas entre las estructuras ar-queológicas, encontramos algunas viviendas defamilias campesinas dedicadas a laborar en loscampos de cultivo aledaños, antes pertenecien-tes a la Cooperativa Talambo.

El complejo arqueológico de Moro se ubi-ca en la zona norte de las tierras actualmenteirrigadas con aguas del río Jequetepeque y seadscribe geográficamente a la cuenca del río«Chamán» o «Seco de San Gregorio», el cualdiscurre inmediatamente al sur del complejo.Realmente se trata de un curso de agua de limi-tada longitud, paralelo al río Jequetepeque quesólo trae agua estacionalmente. Otros sitios im-portantes, mencionados recurrentemente en laliteratura arqueológica, que se ubican en las in-mediaciones de este río son el centro ceremo-nial Lambayeque «Huaca las Estacas» (Kroeber1930; Horkheimer 1965; Kosok 1965) y el si-tio residencial de élite Mochica Tardío de

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«Cerro Chepén» o «Koslachek» (Rowe 1948;Donnan 1978).

Si bien San José de Moro ha sido visitadoen el pasado por un número importante dearqueólogos i t ineran tes (Kroeber, 1930;Schaedel, 1951; Ishida, 1960; Kosok, 1965),sólo dos se animaron a realizar excavacionesen él. Uno de ellos fue Heinrich D. Disselhoff,quien llegó al sitio a inicios de la década del 50guiado por Don Oscar Lostanau, una autoridadcivil del valle que cultivó una gran afición porla arqueología de la región. De sus breves artí-culos (1957, 1958a y 1958b) inferimos que loque más le atrajo de Moro fueron sus profun-dos depósitos estratificados. Al parecer, su pri-mera intención fue develar la historia ocupa-cional del sitio. Las excavaciones las desarro-lló durante los meses de noviembre y diciem-bre de 1953, centrándolas inicialmente en un«pequeño montículo con forma de media lunaque semejaba una duna de arena» (1958a: 183).El autor fue rápidamente seducido por el ha-llazgo accidental de algunos entierros, decidien-do desde entonces variar radicalmente el enfo-que de su investigación.

Disselhoff dispuso una segunda área deexcavación inmediatamente al norte de la«Huaca Alta», en un punto donde los huaqueroshabían ubicado un antiguo cementerio. Allí en-contró dos tumbas colectivas de extrema com-plejidad. En una de ellas se hallaron, entre suselementos asociados, cerámica Lambayequepintada en tres colores, un plato trípode perte-neciente a la fase Cajamarca IV, otros cuatroplatos similares pero de factura local y una se-rie de botellas negras de cuello efigie que élllamó de estilo «tiahuanacoide» (1958a: 186,189).

Asombrado por el hallazgo de cerámicaCajamarca en un sitio de litoral, Disselhoffahondó en la investigación sobre la interaccióncultural entre la costa y la sierra en el antiguoJequetepeque. Precisamente éste fue el temacentral de uno de los cortos artículos que escri-biera (1958a). La evidencia recogida en Morole permitió inferir la existencia de una larga tra-dición de contactos comerciales entre la re-gión de Cajamarca y la zona costeña aledaña.Los intercambios se habrían iniciado durantela fase II de la cronología para la cerámicaCajamarca elaborada por Reichlen (1949), ha-ciéndose más intensivos durante las fases III y

IV (1958a: 192) . Como da to cur ioso , aDisselhoff parece no haberle intrigado la exis-tencia de un estilo local que imitaba las formasserranas, pues en ningún párrafo de su artículoesboza una interpretación cultural al respecto.

A mediados de la década de los 70, DavidChodoff, un alumno graduado de la Universi-dad de Columbia, llegó al sitio con el proyectode elaborar una secuencia cerámica para Moroque serviría de control cronológico para futu-ras investigaciones en el valle (1979: 38). Estetrabajo había sido concebido como el punto departida de un vasto programa de investigacio-nes que Richard Keatinge, en representación dela Universidad de Columbia, pensaba empren-der en la región. En otras palabras, sería la pie-dra angular de un proyecto análogo al que laUniversidad de Harvard auspiciara en el valledel Moche durante los años 1969 a 1975.Chodoff planeaba aprovechar esta experienciade investigación como tema para una diserta-ción doctoral.

Este investigador desarrolló dos tempora-das de campo en el sitio (de octubre de 1975 afebrero de 1976 y mayo- junio de 1976)excavando tres grandes cortes, dos de los cua-les ubicó en la «Huaca Alta» y el tercero en elmontículo que nosotros denominamos «HuacaChodoff».

Sin embargo Chodoff nunca publicó los re-sultados finales de su investigación. El mate-rial excavado quedó inédito, no obstante llega-ra al parecer a concluir con el análisis del mis-mo. La única referencia bibliográfica sobre sutrabajo está representada por un breve artículopublicado en 1979. La información que se con-signa en él es muy limitada. Se trata básicamen-te de una síntesis de los breves informes men-suales de excavación que presentaba al I.N.C.Lamentablemente, Chodoff tampoco concluyósu tesis doctoral, por lo que la versión definiti-va de sus hallazgos y conclusiones nunca seráconocida.

Durante los meses de agosto a setiembre de1994, Carol Mackey y Marco Rosas, comomiembros del Proyecto «Complejo Arqueoló-gico de Moro», revisaron la fragmenteríaexcavada por Chodoff que fuera depositada enlos almacenes del Museo Nacional de Antropo-logía y Arqueología. El análisis de la misma sevio dificultado dada la ausencia de las notas decampo originales y a la especial metodología

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de excavación que Chodoff aplicara en el sitio.Inexplicablemente, Chodoff profundizó por ni-veles arbitrarios áreas caracterizadas por teneruna nítida estratificación, resultando esto en lainevitable mezcla de material extemporáneo. Loque finalmente pudimos concluir a partir denuestra intervención es que el material deChodoff repite básicamente lo mismo que no-sotros hemos reconocido en nuestros cortesestratigráficos.

B) Planos detallados de la Ubicación delas Unidades de Excavación, en

Relación con el Sitio Arqueológico, conCoordenadas UTM y el Datum

Empleado, Gráficos de Plantas, Cortesy Perfiles

A continuación se presentan los siguientesmapas y gráficos generales de los sitios estu-diados.

- Fig. 01. Mapa de ubicación de San José deMoro y los principales sitios Mochicas en lacosta norte del Perú.

- Fig. 02. Mapa de ubicación de San José deMoro en el valle de Jequetepeque según laCarta Geográfica Nacional.

- Fig. 03. Vista aérea del sitio San José de Moro.- Fig. 04. Secuencia cerámica establecida en

base a las excavaciones en San José de Moro.- Fig. 05. Plano general de San José de Moro

con indicación de las áreas excavadas desde1991 hasta el 2006.

- Fig. 06. Detalle de ubicación de las áreasexcavadas durante la temporada 2006.

C) Plan de las Labores Efectuadas, tantoen el Campo como en el Gabinete y/oLaboratorio, a manera de Cronograma

03 mayo al 02 de junio- Preparación de la temporada 2006

04 de Junio al 23 de junio- Preparación de laboratorio de campo y logís-

tica.

29 de junio al 11 de agosto- Trabajo de Campo- Análisis en el campo de los materiales

13 de agosto al 26 de agosto- Embalaje de los materiales.- Preparación del Inventario General- Transporte de los materiales a la PUCP

01 de setiembre al 21 de diciembre- Análisis de los materiales en el laboratorio.- Dibujo de los artefactos encontrados.- Registro Fotográfico de las colecciones.- Procesamiento de los datos de excavación.- Elaboración de dibujos y gráficos.

02 de enero al 31 de marzo de 2008- Preparación del Informe de excavaciones

Abril de 2008- Entrega del Informe de Excavaciones de la

Temporada 2007.

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Fig. 01. Ubicación del sitio Arqueológico San José de Moro y los sitios Mochicas más importantes en lacosta norte del Perú.

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Fig. 02. Ubicación del sitio arqueológico San José de Moro en el Valle de Jequetepeque en base a laCarta Geográfica Nacional.

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Fig. 03. Vista aérea del sitio San José de Moro (tomada de Google Earth).

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Fig. 04. Secuencia cerámica establecida en base a las excavaciones enSan José deMoro.

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Fig. 05. Plano general de San José deMoro con indicación de las áreas excavadas desde 1991 hasta el 2006.

Fig. 06. Detalle de las áreas excavadas en SJM desde 1991 hasta el 2006.

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D) Equipo de Investigadores y susResponsabilidades dentro del Proyecto

1. Luis Jaime Castillo (BA y Licenciatura,PUCP; MA y PhDC, UCLA; Profesor Principalde la Pontificia Universidad Católica del Perúy Director Científico del Programa Arqueoló-gico San José de Moro desde 1991).- Encargado de determinar las áreas de excava-

ción y de la supervisión de las labores de ex-cavación y de análisis en el laboratorio.

2. Carlos Enrique Rengifo Chunga (Licencia-do de la Universidad Nacional de Trujillo)- Arqueólogo Residente y Jefe de Campo.- Responsable de los materiales arqueológicos

en su tránsito del campo al laboratorio.- Encargado de las excavaciones en las Áreas

28, 33, 34 y 40.

3. Gabriel Prieto Burméster (Licenciado dela Universidad Nacional de Trujillo)- Encargado de la excavación en el Área 35.- Encargado de los aspectos logísticos del Pro-

yecto.

4. Ana Cecilia Mauricio (Licenciada de laUniversidad Nacional de Trujillo)- Jefa de Laboratorio.- Encargada del registro y catalogación de los

materiales arqueológicos.- Responsable del inventario de fichas de re-

gistro, herramientas y suministros.

5. Karim Ruiz (Licenciado de la UniversidadPompeu Fabra de Barcelona y alumno doctoralde la Universidad Autónoma de Barcelona)- Encargado de la excavación en el Área 38.

6. Julio Rucabado (Bachiller de la PonticiaUniversidad Católica del Perú y alumno doc-toral de la Universidad de Carolina del Nor-te, Chapell Hill)

- Responsable de la excavación de las cámarasfuenrarias del Área 38.

7. Carlos Bustamante Camacho (Geólogo dela Universidad Nacional Mayor de San Marcosy estudiante de Arqueología de la PontificiaUniversidad Católica del Perú).- Encargado de los análisis edafológicos y de

paleosuelos.

8. Maricarmen Vega (Bachiller de la PonticiaUniversidad Católica del Perú)

- Responsable de los análisis de antropologíafísica en el campo.

9. Estudiantes peruanos y extranjerosBajo la supervisión de sus profesores par-

ticiparon en diversas labores de investigaciónestudiantes de diversas universidades. Durantela presente temporada el Proyecto contó con laparticipación de estudiantes de universidadesestadounidenses (U. Chicago, U. Santa Bárba-ra), españolas (U. Pompeu Fabra, U. Autónomade Barcelona, U. Pablo de Olavide) y francesas(U. Sorbone Paris IV, U. Bordeos).

Asistentes de Excavación- Roxana Barrazueta Pino- Jesús López (U. Pablo de Olavide)- Agnés Rohfritsch (U. Bordeaux)- Nicolas Goepfert (U. Sorbonne Paris I)- Cecile Raoulas (U. Sorbona)- Sabine Girod (U. Sorbona)

Alumnos PUCP- Jessica Castro Berríos- Solsiré Cusicanqui Marsano- Lourdes Del Castillo- Rocío Torres- Enrique Urteaga Araujo- Daniela Zevallos Castañeda

Alumnos Extranjeros- Leslie Fuzellier (U. Sorbonne Paris IV)- Pauline Rouillé (U. Sorbonne Paris IV)- Beatriz Fernández (U. Pablo de Olavide)- Pablo Castellanos (U. Pablo de Olavide)- Marta Venegas (U. Pablo de Olavide)- Mary Boarman (U. Washington College)- Aimee K.Bushman (U. Mary Washington)- Rachel Pierson (Johns Hopkins U.)- Wendy Rose Earle (U. of Michigan)- Lauren A. Pecarich (Johns Hopkins U.)

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E) Métodos y Técnicas de Reconoci-miento, Excavación y/o Conservación-

Restauración Empleados dentro delProyecto

Al igual que en las temporadas anteriores,todas las excavaciones se han realizado manual-mente. Se contrataron a los mismos auxiliaresde campo de la temporada anterior, los que fue-ron supervisados por un grupo de especialis-tas.

Los métodos empleados en la temporada deexcavación 2006 son en general los mismos em-pleados en las campañas anteriores y que hanprobado ser más eficaces en términos de exca-vación, registro y preservación de la evidenciaarqueológica. Se excavó por niveles culturalesde deposición, registrándose cada elementotridimensionalmente y con relación a las capaso superficies culturales. Se recogieron todas lasevidencias culturales halladas así como mues-tras de tierras donde fue necesario.

La excavación de contextos funerarios seha realizado de acuerdo a un plan de excava-ción que contempla diferentes métodos. En estesitio, a la fecha se han localizado tres tipos detumbas: tumbas de foso, tumbas de bota y tum-bas de cámara. Cada tipo de tumba ha requeri-do de una diferente metodología para su exca-vación así como para obtener la informaciónmás completa.

Las tumbas de foso, las más simples, apa-recen generalmente asociadas con las ocupacio-nes más tardías del sitio, a partir del periodoTrans ic ional has ta l legar a la ocupaciónLambayeque Temprano. En la mayoría de loscasos, las bocas de las tumbas se encuentrandentro de las capas que actualmente se regis-tran como un solo estrato producto de algúnevento medioambiental tardío, por lo cual hasido sumamente difícil lograr obtener la locali-zación y forma exacta de dichas matrices. Enla mayoría de estos casos la excavación y el re-gistro se concentran básicamente en el conte-nido de los sepulcros.

Las tumbas de bota se han excavado dejan-do un perfil que ilustra la superposición de loselementos internos de la tumba y el sistema derelleno, de manera muy semejante a como sehan venido excavando las tumbas de bota des-de la campaña desde la temporada de 1991.

Todos los hallazgos arqueológicos que apa-recieron en este tipo de contexto fueron regis-trados, limpiados y fotografiados preliminar-mente in situ, siendo posteriormente levanta-dos y trasladados al laboratorio de campo ins-talado en Chepén. Allí se completó su limpie-za. Posteriormente estas piezas fueron catalo-gadas y en algunos casos se implementó su de-bida conservación. Los materiales así tratadosy los dibujos que eran terminados en el campo,fueron derivados al laboratorio base, donde seprofundizó su análisis.

En lo referente a los materiales excavados,su afiliación cronológica se ha determinado, enprimera instancia, en base a los estilos de cerá-mica asociados a ellos. Igualmente, se ha pres-tado especial atención a la superposiciónestratigráfica y cambios evolutivos de otros ma-teriales que puedan resultar más diagnósticos.Como se entenderá, la labor se ha visto amplia-mente facilitada por nuestro manejo de un cua-dro general de evolución de estilos cerámicosen el sitio.

Finalmente, como se ha mencionado, hemoscontado con el apoyo de especialistas en dis-tintas ramas en nuestras labores de campo. Ellosnos asistieron en las excavaciones durante lasmañanas, para luego continuar el análisis demateriales en el laboratorio durante las tardes.

F) Manejo y Deposito Actual de losMateriales Recuperados en el Campo ySugerencia Sustentada del Destino Final

del Material

El sistema de Inventario de las coleccionesse realiza en dos fases. La primera se ejecutaen el laboratorio de campo. Después de regis-trar debidamente el hallazgo de materiales ar-queológicos en el campo estos son conducidosal laboratorio de campo, para ello cada área deexcavación cuenta con una caja plástica pararealizar el traslado de los artefactos debidamen-te embalados, fichados y ya inventariados en lalista de artefactos provisional que se hace encampo principalmente con la finalidad de lle-var correctamente el número correlativo de losmateriales. Al llegar al laboratorio los mate-riales son divididos en 10 categorías: fragmen-tos de cerámica, material orgánico de capa (enel que se incluye: óseo Humano, óseo animal,

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muestras orgánicas), artefactos no cerámicos decapa , cerámica en te ra de capa , mater ia losteológico humano, cerámica entera de tum-ba, artefactos no cerámicos de tumba, fragmen-tos de tumba, material orgánico de capa y mues-tras de tierra. Cada grupo de excavación elabo-ra un catálogo de todos los materiales recupe-rados teniendo en cuenta estas categorías, elcódigo de las cajas es independiente para cadaárea, este código consta de cuatro números, losdos primeros indican el área a la que corres-ponde la caja y los dos últimos el número decaja (ejemplo: 30.01, para la primera caja delárea 30). En este catálogo original se consignala ubicación de los artefactos en las cajas don-de son almacenados de manera preliminar ybásicamente para su transporte a Lima. Las ca-jas utilizadas para el embalaje de los materia-les son especialmente acondicionadas para talefecto. Por varios años se viene tratando demantener todos los materiales antes, durante ydespués de su procesamiento en cajas especia-les de monitores de computadoras. Este tipo decajas han sido escogidas puesto que entran bienen anaqueles de almacenamiento (de ángulosranurados) o apiladas una sobre la otra tenien-do en cuenta el peso de cada una de ellas, ade-más el cartón con el que están hechas es bas-tante grueso, duro y por ende muy resistente.

La segunda parte del catálogo o inventariose realiza en el laboratorio de Lima conformese avanza en las labores de procesamiento delos materiales. Los catálogos que mantiene elproyecto son bastante detallados, aunque no sesuele consignar el peso de los artefactos dadoque generalmente no se conservan en el sitiomuestras que merezcan ser pesadas. Luego desu procesamiento - el cual incluye la subdivi-sión de las 8 categorías usadas en Campo conla finalidad de agilizar el análisis - rotulación,dibujo, fotografiado y análisis, las cajas sonpintadas del color asignado para la temporadade excavación, color que es usado también paraseñalar las áreas de excavación en el plano ge-neral de excavaciones de Moro. Al frente de lascajas y al interior de ellas se coloca la lista deartefactos del material almacenado, además deello se pega sobre la caja una lámina de los ar-tefactos dibujados (reducida al 20%) conteni-dos en la caja.

Sugerencia Sustentada con Respecto alDestino Final de las Colecciones y Registros

A través de 11 temporadas de campo con-ducidas en San José de Moro, desde 1995, seha recolectado una extensa colección de arte-factos arqueológicos. Estos constituyen una delas más completas y mejor documentadas co-lecciones de materiales arqueológicos debida-mente registradas, inventariadas, almacenadasen bolsas plásticas con fichas en cada bolsa, ydentro de cajas de igual tamaño claramente ro-tuladas y con una copia del inventario de con-tenido tanto en su interior como pegado a laparte externa. Las colecciones arqueológicas deSJM están divididas esencialmente en las si-guientes categorías:

a) Fragmentos de cerámica de capab) Material orgánico de capac) Material osteológico humano (esqueletos de

tumba)d) Artefactos no cerámicos de capa (subdividi-

dos en metales, piruros, líticos, cuentas, etc.)e) Cerámica Completa de Capasf) Cerámica de tumbas (generalmente comple-

ta)g) Fragmentos de cerámica de tumbah) Artefactos no cerámicos de tumbas (subdi-

vididos en metales, piruros, líticos, cuentas,etc.)

i) Material orgánico de tumba (oseo animal,oseo humano y otros restos orgánicos)

j) Muestras de tierra

Desde que acabamos la temporada de cam-po del 2003 el PASJM se ha abocado a la tareade comple ta r un inventar io genera l deespecímenes. A la fecha el catálogo ya ha sidoconcluido y los materiales arqueológicos hansido divididos en dos grandes colecciones, A yB de acuerdo al lugar donde serán almacena-dos por sus características. Dado que ya losespacios para almacenamiento en la PUCP es-tán llenos, hemos construido un depósito en elmismo San José de Moro, como extensión de lavivienda del guardián. En este espacio se al-macenarán los especímenes de las categoríasmenos susceptibles de ser robadas y que ya sehan terminado de analizar. Así, en el depósitode la PUCP, en Lima, quedarán las coleccionesque hemos definido como A:

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15PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

a) Material osteológico humanob) Material orgánico de tumbasc) Muestras de tierrad) Cerámica fragmentada de capas y tumbae) Material orgánico de capaf) Cerámica completa de capas

A principios del 2004 se solicitó y obtuvi-mos una autorización para el traslado de todaslas colecciones B de la PUCP a San José deMoro. Las Colecciones A se encuentran en loslaboratorios de arqueología de la PontificiaUniversidad Católica del Perú donde cumplenuna valiosa función educativa en la preparaciónde los estudiantes de arqueología ya que estosmateriales son materia de investigación. Comoha sucedido desde hace varios años, al final dela temporada 2006 se solicitará a la ComisiónNacional de Arqueología la autorización corres-pondiente para trasladar las colecciones a laPontificia Universidad Católica del Perú parasu estudio y catalogación. Esta también serádividida en las dos categorías A y B para sudepósito en Lima o San José de Moro.

Finalmente, las colecciones de San José deMoro recuperadas antes de la temporada 2003se encuentran preparadas para ser entregadas alInstituto Nacional de Cultura de la Libertad enel momento en que lo soliciten, para que seanalmacenadas en los depósitos del Museo deChan Chan o donde éste indique.

G) Problemática de Conservación yProtección del Sitio

En San José de Moro el primer y más im-portante mecanismo de protección del sitio ar-queológico cons is te en involucrar yconcientizar a la población residente en su pre-servación y conservación, lo cual se viene lle-vando a cabo desde 1991. Este punto es de par-ticular importancia en San José de Moro dadala cercanía de las residencias domésticas y losrestos arqueológicos. Para tal efecto se ha tra-tado de crear conciencia en la comunidad acer-ca de la importancia del sitio y de los trabajosque aquí se realizan, esto a través de charlas oproyecciones de diapositivas tanto en los loca-les comunales como en la escuela local. Si biencon estos mecanismos se ha logrado una consi-derable disminución de la depredación en el

sitio, aun se siguen reportando algunas activi-dades de huaqueo. Lamentablemente una vezidentificados los depredadores es casi imposi-ble que se les siga todo el proceso penal reque-rido y aplicárseles las penas estipuladas. Estaspersonas suelen salir libres en cuestión de ho-ras y en consecuencia se genera una imagen deimpunidad en lo referente a delitos contra el pa-trimonio cultural.

Para contrarrestar este efecto negativo seha buscado la participación de las autoridadeslocales, tanto del alcalde distrital como del te-niente gobernador. Ellos deberían convertirseen los principales protectores del sitio. Asimis-mo, desde hace ocho años el proyecto cuentacon un servicio de guardianía permanente en elsitio a cargo del Sr. Julio Ibarrola, quien vienetrabajando para el proyecto desde 1991. Paraello se ha construido un Módulo de Guardianía,Centro de Visitantes y Almacén. Además deestas medidas de carácter general, el sitio esprotegido mediante el tapado de las unidadesde excavación, dejando solo un área abiertadonde ya no existe peligro de destrucción ohuaqueo puesto que fue llevada en toda su ex-tensión hasta la capa estéril. En esta unidad seha implementado uno de los módulos de exhi-bición.

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II) Investigaciones

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Los Mochicas de la CostaNorte del Perú

Luis Jaime Castillo Butters

INTRODUCCIÓN

Los Mochicas ( también l lamados losMoche) desarrollaron organizaciones políticasindependientes e interactivas en los valles dela costa norte del Perú entre los años 200 y 850DC. Como la mayoría de sociedades costeras,los Mochicas pueden ser entendidos como unmodelo de adaptación verdaderamente exitosoal ambiente costero, donde los recursos maríti-mos estaban combinados con una agriculturaavanzada, basada en técnicas de irrigación. Losgrandes valles del extremo norte con sus múlti-p les r íos , de P iura , Lambayeque yJequetepeque, contrastan con los valles máspequeños del sur, Chicama, Moche, Virú y Santa(Figura 1). Esto determinó procesos históricosbastante distintos, que recientemente están sien-do descubiertos mediante una investigación ar-queológica de largo plazo.

Los Mochicas heredaron una larga tradicióncultural, bastante distinta de otras tradicionesen los Andes centrales. Desde las primeras so-ciedades costeras del Precerámico Tardío alCupisnique (derivado costero del Chavin), através de una serie de sociedades pequeñas ylocalmente circunscritas como Salinar y Virú,los Mochicas siguieron una historia de éxitos yfracasos, adaptación y catástrofe ambiental,dominio tecnológico en metalurgia e irrigacióny un gran avance en el arte y la arquitecturareligiosa. Pero como no eran una sino variasorganizaciones políticas independientesno

todos sus logros, rasgos o características, ar-t íst icos o atr ibuidos a la total idad de losMochicas, pero a una o algunas de sus expre-siones regionales.

Por otro lado, es obvio que los Mochicasno estuvieron solos en la costa norte, sino queinteractuaron a lo largo de su historia con po-blaciones de tradiciones locales y populares,comúnmente denominadas Virú o inclusoSalinar. Los Mochicas mismos aparentementesurgieron de este estrato antiguo y popular,cuando la irrigación a gran escala creó una nue-va fuente de riquezas. En una menor escala,pero igualmente importante para su configura-c ión e ident idad cul tura l , los Mochicasinteractuaron con sociedades que surgieron almismo tiempo, como Recuay en las alturas ve-cinas del Callejón de Huaylas, Cajamarca yChachapoyas en la sierra norte y Vicús en lalejana costa norte.

Todo el conocimiento sobre los Mochicasestá basado en investigaciones arqueológicas yaún cuando hay una gran continuidad con sussucesores, los Lambayeque y Chimú, e inclusocon las sociedades costeras modernas, se evi-dencian agudas diferencias y discontinuidadesculturales. La historia de los Mochicas, enton-ces, es la historia creada por la arqueología rea-lizada en sitios Mochica, las ideas de los in-vestigadores que han trabajado en la región du-rante los últimos cien años y los materiales quese han hecho disponibles mediante la investi-gación de campo y las colecciones de museos.

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La historia intelectual de la arqueología en lacosta norte ha moldeado nuestra comprensiónde la antigua sociedad Mochica y las futurasinvestigaciones seguirán moldeándola una yotra vez.

En los últimos veinte años, la investigaciónMochica ha sido uno de los campos más popu-lares de investigación en los Andes Centrales,con muchas excavaciones de largo plazo en lu-gares como Sipán (Valle de Lambayeque),Huaca de Luna (Valle Moche), San José deMoro (Valle de Jequetepeque), Dos Cabezas,

(Valle de Jequetepeque) y El Brujo (Valle deChicama), realizadas por equipos de investiga-ción peruanos e internacionales. La asombrosacantidad de información producida y que estásiendo generada por la actual investigación haceque sea casi imposible relatar en forma exactay actualizada lo que está pasando, o mejor di-cho, qué sucedió con los Mochicas. Inclusocuando este volumen sea publicado y segura-mente dentro de algunos años, estamos segurosde que la comprensión arqueológica de losMochicas habrá cambiado.

Figura 1: Las regiones Mochicas en la Costa Norte del Perú.

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milenio a una simple descripción. El pasadoclaramente no es un simple reflejo del presen-te, o de las condiciones que describen un esta-do de las cosas más primitivo. La flexibilidad– en el sentido de imágenes que pueden ajustarmás variabilidad que regularidad, donde laspersonas no necesariamente siguen o dirigen,donde la negociación es más probable que ladominación o la resistencia – parece ser la víapara comprender la evolución de las socieda-des. El enfoque que proponemos para estudiara los Mochicas toma en cuenta la singularidado el desarrollo específico y la diferencia de lasexpresiones regionales y los múltiples caminosque conducen al mismo resultado.

Rafael Larco Hoyle, el fundador de la ar-queología en la costa norte, concibió a losMochicas como una sociedad única, unificaday centralizada que se originó en los valles deMoche y Chicama (Larco 1945). Los Mochicastenían una sola capital, las Huacas del Sol y LaLuna y el centro urbano que se encuentra entreellas, desde el cual una élite omnipotente do-minaba toda la costa norte, combinando la coer-ción y la convicción, el poder militar y una ideo-logía poderosa basada en una liturgia religiosaelaborada, templos y artefactos ceremonialesque legitimaban el régimen dominante.

Una sociedad Mochica unificada sólo pudohaber tenido una única secuencia de desarro-llo, en la cual la extensión del Estado creció alprincipio en forma continua para controlar losvalles al norte y sur y luego disminuyó, per-diendo su control sobre estos territorios hastaque finalmente fue absorbida por una potenciaextranjera. La secuencia de desarrollo unifica-da también se tradujo en una complejidad cre-ciente de sus instituciones y en el alcance y usode tecnologías. La irrigación y la metalurgia,dos de las técnicas más avanzadas, crecieron enimpacto y alcance.

Para resumir todas estas tendencias, Larcopropuso la evolución de la cerámica fina en cin-co fases consecutivas (Larco 1948). La cerámi-ca Mochica es increíblemente realista y rica enimágenes de deidades que interactúan en mitosy rituales, así como seres humanos que desa-rrollan toda clase de actividades, religiosas ymundanas. Esta iconografía fue la más sobre-saliente fuente de información de esta sociedad,pero también fue una fuente precisa para cal-cular en el tiempo los sucesos que marcaron la

MÚLTIPLES VÍAS EN LOS ORÍGE-NES Y DESARROLLO DE LOS ES-

TADOS MOCHICA

A pesar de lo que se dice comúnmente, laarqueología andina aún concibe el desarrollo delos sistemas políticos como procesos lineales yunidireccionales. La complejidad y últimamen-te, la evolución política que conduce a la for-mación de estados es vista simplemente comoun proceso acumulativo y por momentos inevi-table. Las sociedades acumulaban institucionesy funciones, sistemas legales y divisiones so-ciales que los transformaban de organizacionespolíticas fragmentadas y regionales (dominiosde un jefe) a estados centralizados y jerárqui-cos. El aumento y complejidad es únicamentela suma de más componentes institucionales,donde los impuestos reemplazan al tributo, losburócratas asumen funciones que antes esta-ban en manos de autoridades basadas en el pa-rentesco y la producción controlada por el Es-tado reemplaza a la manufactura local. El cam-bio se presume, proviene de fuentes internas yexternas. Internamente, el cambio se originaríapor la acumulación de pequeñas adaptacionesy mutaciones dentro del sistema y estaría moti-vado históricamente por las circunstancias deuna sociedad que trató de mantener un statusquo en un ambiente social y natural cambiantey por cambios aparen temente inocuos yacumulativos, como aquellos que afectan laevolución de los estilos artísticos. El cambioexterno es percibido como más abrupto, comodesórdenes ambientales o amenazas externas;de modo que es un rompimiento de las tenden-cias de desarrollo de la sociedad. Pero, comohemos aprendido, el cambio exógeno, aún cuan-do sea catastrófico, como aquél causado por elFenómeno de El Niño o las invasiones exter-nas, rara vez puede ser la única explicación deun cambio cultural y social. Casi siempre, lasinfluencias externas adoptan la forma deinteracciones comerciales o influencias ideoló-gicas.

La continua investigación arqueológica hademostrado que la realidad de las sociedadesen el pasado es mucho más compleja de lo quecualquier modelo o teoría puede predecir, es-pecialmente porque es muy difícil reducir unproceso histórico que duró más de medio

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historia Mochica (Larco 2001). Ha tomadoaproximadamente setenta años comprender queLarco estaba parcialmente equivocado y quetodos los fenómenos, el origen, desarrollo ycaída, el uso de tecnologías, los cánones artís-ticos y materiales, e incluso las prácticas ritua-les, fueron menos homogéneas de lo que él pen-saba y que esta heterogeneidad es la clave paradesentrañar los misterios de las sociedades enel antiguo Perú.

Una sociedad unificada debió haber sido elresultado de un solo proceso de desarrollo, demodo que, para Larco, los Mochicas fueron losherederos de la vieja y prestigiosa tradiciónCupisnique, la civilización formativa de todaslas culturas de la costa norte. Cupisnique, tam

bién conocida como Chavín costera, ha evolu-cionado hacia la cultura Mochica en los prime-ros siglos de la Era Común, por intermedio deculturas como Salinar y Virú (Larco 1944,1945) . Larco nunca es tuvo in te resadoespecíficamente en los mecanismos que origi-naron a los Mochicas, sino que más bien losestudió desde el punto de vista de la evoluciónde su cultura material, particularmente las se-cuencias cerámicas (Larco 1948). La cerámicaMochica muestra en formas y motivos decora-t ivos, la evidencia de que muchos rasgosCupisnique han pasado directamente y así hanunido a ambas sociedades en una continuidadcultural. El hecho de que esta transición suce-diera una sola vez y en un solo lugar, o en

Figura 2: Fases Cerámicas de Mochica Norte y Sur

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Siguiendo la hermosa cerámica Moche-VicúsTemprana, en la fase Media se desarrolló unacerámica más simple y gruesa, Makowski(1994) la denomina Vicús-Tamarindo A & B.En la cerámica decorada Moche-Vicús Mediodestacó una forma dominante, botellas de cue-llo largo, con pequeñas asas a los lados, deco-radas con líneas gruesas, destacando la pinturamorada. Los motivos iconográficos recuerdana los diseños de Moche temprano, a pesar deque fueron creados con mucho menos calidad ycuidado. Esta cerámica bastante rara no fue se-guida por una cerámica Mochica-Vicús tardía,como si el estilo derivara en algo muy distintodel Moche.

En comparación con la región Mochica sur,y contradiciendo la secuencia de Larco, no sepudieron encontrar signos de cerámica MocheIII y IV en Piura, siguiendo a la elaborada ce-rámica Moche temprana. Mientras que Larcovio en este estilo cerámico un posible origende los Mochica, Lumbreras (1979) explicó estaanomalía como un desarrollo colonial. LosMochica de los valles centrales de Moche yChicama establecieron un asentamiento en ellejano norte, ciertamente para fines comercia-les. La «anomalía Vicús» no pudo ser explica-da bajo el paradigma centralizado y política-mente unificado de Larco. Para complicar elasunto, una cantidad indeterminada de entierrosde gran riqueza fueron encontrados en LomaNegra, un cementerio de la elite en el corazónde la región Vicús. Aún si aceptamos que losMochicas pueden haber tenido una colonia enel norte, no tendría mucho sentido haber ente-rrado a la realeza o a las personas más acauda-ladas tan lejos. ¿Por qué no haberlos traído deregreso a su tierra natal para enterrarlos? Juntocon estos peculiares entierros – lamentablemen-te no excavados arqueológicamente – la cerá-mica Moche Media dio un giro inexplicable ha-cia una baja calidad y una pobre decoración.Estas interrogantes no pudieron ser resueltascon la información disponible a mediados de1960 y se tuvo que esperar casi treinta años paraser tratadas.

Una segunda fuente de confusión y un nue-vo reto para la secuencia de Larco y su tesisunificada surgió cuando se publicaron en el año1983, las excavaciones de Heinrich Ubbelohde-Doering de 1938 de entierros Mochica descu-biertos en Pacatnamú. Estos entierros contenían

múltiples ocasiones y lugares, generando múl-tiples derivaciones, no fue tratado por Larco.Para él, una vez originados, los Mochicas si-guieron una sola línea de desarrollo, creciendoen temaño y volviéndose más complejos y refi-nados en todas sus formas de vida, particular-mente en el arte. Pero los Mochicas no estabansolos. A medida que se desarrollaban en el va-lle de Moche, otra sociedad compleja, la Virú oGallinazo, se estaba desarrollando en el ValleVirú, tan sólo a 40 kms al sur de la Huaca delSol-Huaca de la Luna. El fenónemo Virú, se-gún la interpretación de Larco, fue ligeramenteanterior al Mochica, incluso más cercano al ori-gen del Cupisnique, pero circunscrito a los va-lles del sur que fueron incorporados eventual-mente en el dominio Mochica, a través de con-quistas militares (Larco 1945).

Poco antes de la muerte de Larco en 1966,la cerámica Moche Temprana empezó a apare-cer en grandes cantidades en el valle norteñode Piura, paralelamente con el «menos sofisti-cado» estilo Vicús (Larco 1965, 1967). La in-terpretación de Larco no predijo esta co – ocu-rrencia y en consecuencia contradijo sus ideas.Los contextos funerarios Vicús, dentro de loscuales se encontró evidencia Mochica, conte-nían una extraña mezcla de estilos cerámicos,incluyendo Virú y Salinar. Es posible que lalejana región norteña de Piura haya sido un áreade interacción de todas las tradiciones cultura-les de la costa norte (Makowski 1994). Pero elfenómeno Mochica-Vicús era mucho más com-plejo de lo que se pensaba. Por ejemplo, sumetalurgia era impresionante en comparacióncon la que entonces era conocida para losMochica (Jones 1992, 2001). Además, la se-cuencia de la cerámica Moche-Vicús era muydiferente que la que Larco postuló para el sur(Figure 2). Makowski (1994) ha dividido demanera convincente esta tradición cerámica entres fases, Temprana, Media y Tardía (Figura2). La cerámica Moche-Vicús Temprana es degran calidad, muy parecida a la cerámica MocheTemprana más fina del valle de Jequetepequeen cuanto al moldeado y la decoración de laspiezas, los colores y el tratamiento de las su-perficies (Donnan 2002) (nótese que al referir-se a las fases cerámicas y los periodos tempo-rales el término Moche es mayormente utiliza-do en las publicaciones en inglés, a pesar deque Larco llamó a estas fases Mochica).

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cerámica que no se parecían en nada a la cerá-mica Moche del Museo Larco, que encaja per-fectamente en la secuencia de cinco fases. Sincontar unos cuantos ejemplos de cerámica deestilo Moche V del sur, encontrados en el en-tierro MXII, la cerámica Moche de Pacatnamúera más gruesa, con una frecuencia más alta delo normal de jarras con cuello en forma de ros-tros y mostrada junto a cantidades inusuales decerámica de estilo Virú. Las decoraciones ge-neralmente estaban representadas en el cuellode las vasijas y no fueron hechas con líneas fi-nas, sino con líneas gruesas. Obviamente, lasecuencia de cerámica de cinco fases de Larcono pudo ser empleada para estudiar esta colec-ción. Las excavaciones de Donnan en un cemen-terio de la clase baja, en el mismo lugar, a ini-cios de los años 80 produjo una nueva colec-ción de la misma clase de cerámica, confirman-do de este modo la existencia de una secuenciadistinta (Donnan y McClelland 1997).

Las excavaciones de entierros en Sipán(Valle de Lambayeque) y La Mina (Valle deJequetepeque) a fines de los 80’s produjo va-rios ejemplos de cerámica Moche temprana ymedia y joyas de metal extraordinarias que re-taron nuevamente la hipótesis de un origen yuna secuencia de desarrollo únicas para todo elfenómeno Mochica. En ambos casos las colec-ciones de cerámica eran más parecidas a aque-llas encontradas en Loma Negra (Valle de Piura)y Pacatnamú (Valle de Jequetepeque) que a lascerámicas encontradas en el Valle de Moche.Más aún, los entierros de estos dos lugares, ade-más de los entierros de Loma Negra, pertene-cían a personas extremadamente ricas, posible-mente miembros de la realeza que reinaba esosvalles. Si había evidencia de casas de realezaen los tres valles del norte, entonces la idea deun gobierno central basado en las Huacas deMoche también era cuestionable (Donnan 1988,1990). Parece ser que – al menos durante losperiodos Moche temprano y medio— familiasreales o linajes y sus correspondientes lugaresde entierro, existieron por lo menos en cuatrolugares, cada uno en diferentes valles.

La última y definitiva evidencia que retóel paradigma unificado, fue encontrada a finesde 1990 en las excavaciones de Donnan en DosCabezas y otros lugares de la zona baja del va-lle de Jequetepeque (Donnan 2001). Donnanencontró entierros que contenían cerámica y

metales asombrosos correspondientes al perio-do Moche temprano, ambos de gran calidad ydiseño, junto con cerámica doméstica Virú. Pa-rece que el Moche temprano y el Virú fuerondos expresiones de un mismo fenómeno cultu-ral, una vinculada a las elites y otra al pueblo(Christopher Donnan, comunicación personal).

Considerando toda esta evidencia era claroque la secuencia de cerámica de cinco fases deLarco no estaba funcionando en los valles delnorte. Había una notable ausencia de artefac-tos de las fases Moche II y IV y ningún casoreportado de vasos acampanulados y vasijasretrato. Incluso, las fases que parecían estarrepresentadas en los valles del norte, Moche I,III y V, mostraban grandes diferencias con lacerámica del sur (Castillo 2003). La cerámicaMoche Temprana, encontrada en Loma Negray Dos Cabezas, era mucho más compleja en elnorte que en el sur, mientras que la cerámicaMoche Tardía, encontrada casi exclusivamenteen San José de Moro, mostraba un repertorioiconográfico reducido y estaba acompañada decerámica con decoración policroma (Figure 2).En síntesis, las diferencias en la cerámica nosolamente se encontraban en la forma y el con-tenido iconográfico, sino también en la calidadglobal (Castillo 2000).

Basados en la gran cantidad de evidencia,es obvio que la hipótesis de Larco de un únicoorigen Mochica, una organización política cen-tralizada y una secuencia de desarrollo comúnes insostenible. A lo mucho, los modelos cen-tralizados postulados por Larco (2001), Ford(1949), Willey (1953), Strong (1952) y otros,describieron en parte lo que pudo haber ocurri-do en los valles Mochica del sur, pero inclusopara el caso de estas regiones, esas hipótesisdeben ser cuidadosamente reexaminadas. Parael territorio Mochica del sur parece más proba-ble que hubo varios orígenes en diferentes par-tes de los valles de Moche y Chicama, armoni-zados en su desarrollo mediante prácticas ritua-les integradoras conducidas por las elites. Elefecto armonizador de un ceremonialismo com-par t ido pudo haber producido lahomogeneización de diferentes velocidades dedesarrollo y de los rasgos culturales entre laselites dominantes (Christopher Donnan, comu-nicación personal). Pero esta armonización nonecesariamente tuvo que producir desarrollosidénticos o cultura material idéntica. Puede

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canales de irrigación más grandes y avanzadoshabrían producido mayores cosechas agrícolasy en consecuencia, oportunidades de enrique-cimiento personal. Una nueva y más acaudala-da elite se habría desarrollado en este ambien-te, creando la oportunidad y necesidad de dife-renciación social además de una mayor depen-dencia en recursos producidos culturalmente. Elceremonialismo, la necesidad de templos másgrandes y elaborados y el desarrollo de objetosrituales más refinados, materializaban una ideo-logía que necesitaba enfatizar la diferenciaciónsocial y la división de status (Earle 1987, 1997).Los Mochicas se desarrollaron en este periodobajo estas circunstancias y oportunidades Esprobable que al principio, durante el periodotemprano Moche, sólo las clases altas de la so-ciedad hayan sido consideradas como Mochicay el resto de la población como Virú o Gallina-zo. Pero a medida que pasó el tiempo, muchasde las tradiciones, rituales y artefactos desarro-llados originalmente para las elites y produci-das seguramente por artesanos de la elite afec-taron a los niveles más bajos de la sociedad,influyendo y moldeando todos los aspectos dela sociedad.

Pero este proceso no fue necesariamente elmismo en cada valle o región, ni estuvo condi-cionado por los mismos factores. Es probableque en algunas regiones, el proceso haya sidomotivado o incluso acelerado por la influenciade lo que estaba sucediendo en las regionesvecinas. Asimismo, según lo indican las fechas,es probable que el proceso haya empezado yterminado en tres siglos. Tampoco es cierto quetodas las sociedades de la costa norte tuvieronque seguir este proceso. Tanto en el valle nortede Lambayeque (Shimada y Maguiña 1994)como en el valle de Virú (Bennett 1949) la tra-d ic ión Virú no tomó la d i recc ión de losMochicas; sino todo lo contrario. En ambos lu-gares, la cultura Virú parece haberse manteni-do hasta que los Mochicas los incorporaron asu territorio, mediante conquistas militares(Willey 1953). Finalmente, los procesos quellevaron al surgimiento de los Mochicas no pa-recen haber tenido el efecto de articular a to-das estas regiones bajo una sol autoridad polí-tica. Lo más probable es que cada valle e in-cluso sectores dentro de un mismo valle, hayanseguido el mismo camino de desarrollo, sin al-canzar nunca una centralización política.

haber grandes diferencias en la forma cómo seprodujeron los artefactos y en su contenido ico-nográfico, que hasta ahora han pasado desaper-cibidos debido a la falta de un marco teóricoadecuado. Es probable que a lo largo de sus se-tecientos años de existencia los Mochicas delsur hayan experimentado periodos de mayor omenor centralización y fragmentación; que enalgunos momentos su sistema político centrali-zado se haya dividido en organizaciones políti-cas regionales coordinadas simplemente pormedio de prácticas rituales, celebradas central-mente en centros ceremoniales como las Huacasde Moche. Los desarrollos social, político yeconómico de cada región y localidad pudie-ron haber sido diferentes, al menos durante es-tos periodos. Sin embargo, en el territorioMochica del sur, las secuencias cerámicas y, engeneral, la evolución de todas las formas decultura material, siguen más de cerca el mode-lo propuesto por Larco, especialmente durantelas fases III y IV, cuando parece haber más cen-tralización. La fase Moche V, última y deca-dente desde el punto de vista de Larco, pudohaber sido un fenómeno regional del Valle deChicama. Este estilo se habría desarrollado unavez que este valle se separó del valle de Mochey luego se expandió hacia el sur, a Galindo(Bawden 1977; Lockard 2005) y hacia el norte,a Pampa Grande (Shimada 1994).

Tomando en cuenta los argumentos anterio-res, lo más probable es que el surgimiento delos Mochicas haya sido un caso de orígenesmúltiples, que ocurrió en varios lugares de lacosta norte, en diferentes momentos, generadopor diferentes precondiciones. En todos los ca-sos, los Mochicas parecen haber evolucionadode sus ancestros, una tradición de un periodopost-formativo identificada como Gallinazo oSalinar, primero como una tradición de elite quese desprendió del componente cultural princi-pal. Es probable que el componente general paraesta diversificación dentro de las sociedades dela costa norte haya sido la extensión de los cam-pos agrícolas debido a mejores y más confiablestécnicas de irrigación. Eling (1987) coloca laextensión de los sistemas de irrigación en elValle de Jequetepeque en este periodo tempra-no y a pesar de que las sociedades posterioreshicieron que la irrigación fuera más eficiente,la extensión original pudo haber creado opor-tunidades y riquezas nunca antes vistas. Los

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El surgimiento de los Mochicas, habiendoocurrido en diferentes lugares y épocas y sincoordinación política, debería haber producidoel desarrollo de tradiciones completamente in-dependientes, haciendo que cada proceso seacaso de der iva cu l tura l . Es ta tendenc iadiversificadora parece haber sido el caso dePiura, donde una tradición Mochica Tempranase convirtió en un desarrollo cultural totalmen-te distinto al Mochica del norte o del sur. Almismo tiempo las otras regiones - Lambayeque,Jequetepeque y Moche-Chicama—alcanzaronun alto grado de homogeneidad, al punto de quepodemos identificarlos a todos como Mochica.Es probable que existieran mecanismos inter-nos de las organizaciones políticas que previ-nieron una deriva y diferenciación cultural. Nos

inclinamos a creer que los factores de integra-ción y armonización deben haber sido ritualesde poder de las elites que incorporaron a losgobernantes y a sus cortes en una tradición co-mún, compartida, que permitió interaccionestales como intercambios sociales y el hecho decompartir materiales y tecnologías. Las elitesde las tres regiones centrales (Lambayeque,Jequetepeque y Moche-Chicama) deben haberestado conectadas, especialmente durante lasfases temprana y tardía cuando vemos más ele-mentos compartidos. A través de estos proce-sos, los Mochicas se desarrollaron independien-temente , pero s iempre in terconectados einteractuando, compartiendo conocimientos yprácticas rituales, pero enfrentando diferentesretos y reaccionando de diferente forma.

Figura 3: Murales Complejos en la Huaca de la Luna

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POLÍTICA, PODER Y LEGITIMIDADEN LA PRIMERA SOCIEDAD ESTA-TAL DE LOS ANDES: LA FUENTEDEL PODER SOCIAL MOCHICA

A medida que aparece más información, lanaturaleza del poder Mochica comienza a mos-trar más énfasis en la ideología y en las rela-ciones sociales, que en la coerción, el podermilitar, o incluso en las centralizaciones o de-pendencias económicas. Siguiendo la propues-ta de Mann (1986) para el estudio del podercomo la combinación de diferentes fuentes,pareciera que para los Mochicas, el poder esta-ba configurado como estrategias que combina-ban diferentes fuentes, en respuesta a las cir-cunstancias, antecedentes históricos, tradicio-nes y recursos. De este modo, hablar del poderMochica es estudiar las formas cómo las dife-rentes elites Mochicas, en diferentes momen-tos y situaciones políticas y bajo distintas cir-cunstancias, utilizaron la ideología, la econo-mía, la política y la coerción para diseñar es-trategias para tener el control y legitimar suposición social. Algunas de las cosas de las quepodemos estar seguros, es que los Mochicaseran una sociedad elitista, donde las contradic-ciones sociales y el acceso desigual a los re-cursos debían motivar desorden social. Lasocupaciones continuas e ininterrumpidas de lossitios y los procesos de desarrollo a largo pla-zo, entre otras cosas, dan fe de que el poderMochica, en cualquiera de sus formas, fue exi-toso durante largos periodos de tiempo. El co-lapso o los colapsos de los Mochicas, en últi-ma instancia, puede ser atribuido al fracaso deestrategias que habían tenido resultado paraellos, posiblemente debido a un mal cálculo delas circunstancias y capacidades, combinadocon factores externos e inesperados (ver sec-ción final).

En las circunstancias correctas, cualquierade las cuatro fuentes de poder pudo haber sidopreeminente sobre la otra. El poder militar debehaber sido fundamental para enfrentar una ame-naza extranjera o para sacar ventaja de la opor-tunidad para conquistar a un vecino débil. Elplaneamiento económico y el control de los re-cursos deben haber sido decisivos en época desequía o fuertes lluvias. Las interacciones po-líticas entre las elites de diferentes regiones

deben haber sido fundamentales para las estra-tegias de legitimidad. Los matrimonios entre lascasas reales deben haber sido, hasta cierto pun-to, más efectivas que la acción militar. Pero detodas las fuentes de poder, aquella que pareceser más permanente y alrededor de la cual gi-ran las demás fuentes, es la ideología y susmaterializaciones. Los Mochicas invirtieronmás recursos en la construcción y mantenimien-to de templos que en cualquier otra infraestruc-tura y dentro de estos edificios desarrollabanr i tua les que , de acuerdo a la ev idenc iaiconográfica y la información arqueológica, re-quería la inversión de grandes cantidades derecursos. La producción de artefactos ritualesera una de las actividades más sobresalientesentre los Mochicas y de acuerdo a ella se desa-rrollaban tecnologías y se creaban interaccionescomerciales. Era bajo circunstancias ritualesque la guerra se convertía en una batalla cere-monial y la tributación se convertía en una for-ma de contribución por el bien de la sociedad.Las mismas elites Mochica se convirtieron enexpresiones materiales de su sistema ideológi-co, siendo capaces de encarnar las funciones delas principales deidades y seres sobrenaturalesen las representaciones rituales (Donnan y Cas-tillo 1994; Alva 2004).

LOS MOCHICAS DEL NORTE Y LOSMOCHICAS DEL SUR

Hasta ahora hemos visto que las organiza-ciones políticas Mochicas surgieron en diferen-tes valles de la costa norte, aproximadamenteal mismo tiempo; que cada una siguió un pro-ceso de desarrollo distinto, materializado enartefactos que cambiaron con el tiempo siguien-do secuencias de evolución distintas; y que losrituales e interacciones entre las elites de estasorganizaciones parecen haber hecho que estosprocesos sean convergentes. A principios de1990 varios investigadores llegaron a la con-clusión de que el territorio Mochica podía serdividido en dos regiones distintas, Mochicas delsur y Mochicas del norte, correspondiendo cadauna a una entidad política diferente (Bawden1994, 2001; Castillo y Donnan 1994; Donnan1996; Kaulicke 1992; Shimada 1994).

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Los Mochicas del sur

La región Mochica del sur, que abarcabaoriginalmente los valles de Chicama y Moche,fue el lugar de la organización política descritapor Larco (2001), el proyecto del Valle de Virú(Willey 1953; Strong y Evans 1952), el proyec-to Moche del Valle de Chan Chan (Donnan yMackey 1978), Donnan (1968,1978) y variosotros proyectos/investigadores. La secuenciacerámica de cinco fases de Larco describe co-rrectamente la evolución de la cerámica en estaregión y la evolución de otros sistemas de re-presentación, incluidos en las pinturas muralesy los metales (Larco 1948). Las Huacas deMoche siempre han sido consideradas como lacapital de esta región, una idea que permaneceirrefutada hasta la fecha. Los trabajos recien-tes en la Huaca de la Luna (Figuras 3 y 4) y enel sector urbano localizado entre las Huacas delSol y la Luna han confirmado la condición dellugar no sólo como el centro ceremonial másgrande del sur, sino también como un centroresidencial, productor y cívico (Uceda 2001,2004; Chapdelaine 2002) (Figura 4). El Com-plejo El Brujo y Mocollope, dos grandes sitiosubicados en el Valle de Chicama pueden habersido capitales alternativas para su valle (Fran-co et al. 2001) o pueden haber sido capitalesregionales, dependientes de las Huacas deMoche (Larco 2001).

Comenzando en Moche III, Los Mochicasdel sur se embarcaron en una expansión haciael sur, incorporando a los valles de Virú, Chao,Santa y Nepeña. La finalidad de los Mochicasparece haber sido tomar el control del bajo San-ta, el único valle costero que tenía abasteci-miento de agua todo el año. Aquí y en menorgrado en los otros tres valles, los Mochicas de-sarrollaron nuevos campos agrícolas en los va-lles bajos, basados en un uso más eficiente dela técnica de irrigación (Donnan 1968; Wilson1985). El trabajo de Chapdelaine en El Castillode Santa y Guadalupito ha confirmado que losMochicas en el Santa eran casi idénticos a losMochicas de Moche, al menos en su culturamaterial y en sus técnicas de construcción(Claude Chapdelaine, comunicación personal,2004). Al sur de estos valles, encontramos unapresencia limitada Mochica y de distinta natu-raleza, probablemente funcionaban como encla-ves o puestos comerciales. En todas estas

regiones, los Mochicas encontraron culturas lo-cales de la tradición «Virú», que fueron incor-poradas gradualmente en el territorio Mochicay continuaron con la producción de su propiacultura material, a medida que incorporaban unmayor número de e lementos cu l tura lesMochica.

Debido a este proceso expansionista es muyposible que los Mochicas del sur alcanzaran unalto grado de centralización y que se haya for-mado un estado poderoso en las Huacas deMoche. Es probable que los Señores de Mochetuvieran control sobre todo su territorio a tra-vés de una administración basada en un patrónde capitales subsidiarias en los valles y centroslocales, mediante un control ceñido de la elitesobre el territorio y la centralización de sus re-cursos. Es evidente que en este proceso, la re-ligión y el ritual jugaron roles importantes ycrecientes, con ceremonias como los combatesrituales (Bourget 2001) y el sacrificio de gue-rreros (Bourget 2001; ilustrado gráficamente enDonnan 1988:552-553) que destacaban el po-der extremo de los gobernantes y su controlsobre su territorio.

A pesar de la evidencia a favor de un esta-do Mochica sur centralizado, varias incongruen-cias requieren ser explicadas. El trabajo deBourget en Huancaco, la aparente capitalMochica del Valle de Virú, ha revelado que estesitio, a la vez que comparte muchas caracterís-ticas arquitectónicas con las Huacas de Moche,tiene poca similitud en términos de las formasy estilos de los artefactos que allí se encuen-tran (Bourget 2003). La cerámica de Huancacoes bastante diferente de la forma y esti locerámico presente en las Huacas de Moche, ase-mejándose más a la cerámica Moche temprana.Es pos ib le que un es tado independien te«Mochicoide» – es decir, una organización so-cial y política que comparte muchos aspectoscon la cu l tura es tándar Mochica , peroreinterpretada en términos locales – haya exis-tido en el Valle de Virú antes de la extensión delos Mochicas a este valle, o que una organiza-ción independiente «Mochica de Virú» hayacoexistido con los Mochicas expansivos quecontrolaron el valle.

La segunda incongruencia es el origen y laextensión de la entidad política Moche V. Laocupación de la Huaca de la Luna, representa-da en la cerámica Moche IV, parece haberse

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extendido hacia el año 800 DC sin la apariciónde alfarería Moche V en el lugar (Uceda 2004;Chapdelaine 2003). Mientras tanto, la alfareríaMoche V es bastante común en Galindo, datan-do del año 700 DC, con poca o ninguna apari-ción en el año 800 (Lockard 2005). La distri-bución de la cerámica Moche V parece estarrestringida al Valle de Chicama, donde Larcorecolectó la mayor parte de sus muestras exhi-bidas ahora en el Museo Larco; al lugar deGalindo en la ribera norte del Valle de Moche y

a algunos lugares insólitos detectados dentro yalrededor del Valle de Santa (Donnan 1968;Pimentel y Paredes 2003). Tenemos la impre-sión de que la organización de Moche V estabarestringida principalmente al Valle de Chicama,que evolucionó únicamente después de la frag-mentación del Mochica sur en dos entidadespolíticas (Castillo 2003). Las futuras investi-gaciones en el Valle de Chicama deberán pro-bar o descartar esta hipótesis.

Figura 4: Conjunto Ceremonial y Urbano de Huaca de la Luna

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Los Mochicas del norte

La región Mochica del norte abarca tres sis-temas de valles: 1) el valle alto de Piura, alre-dedor de la región de Vicús; 2) el sistema devalles del bajo Lambayeque, que abarca tresríos: La Leche, Reque y Zaña; y 3) el sistemade valles del bajo Jequetepeque, que abarca lascuencas de Chamán y Jequetepeque. El valle dePiura, tal como se señaló anteriormente, fueparte del fenómeno Mochica sólo durante la fasede Moche temprano o la fase temprana Moche-Vicús, desarrollando tradiciones no-Mochica enlas fases Moche media y tardía. A diferencia detodas las regiones, la ocupación de Mochica enPiura no está ubicada en una zona costera conacceso a los recursos marítimos y con una agri-cultura basada en la irrigación, sino en un en-clave fértil del valle superior, adaptando y ex-plotando un ambiente totalmente distinto.

El valle de Piura tuvo una breve y aún visi-ble ocupación Mochica localizada alrededor dela región de Chulucanas, donde se desarrolla-ron los Vicús. Los Mochicas y los Vicús pare-cen haber coexistido, pues la mayoría de cerá-micas Moche fueron reportadas provenientes deprofundas tumbas de pozos junto con alfareríade la tradición Vicús (Makowski 1994). Un pe-queño montículo funerario en Loma Negra con-tenía varios entierros de gran riqueza, del cuallos huaqueros extrajeron abundantes objetosmetálicos, incluyendo coronas, narigueras, cam-panas y ornamentos de las vestimentas de laelite (Jones 1992, 2001). A pesar de que no exis-te información contextual, es claro que los en-tierros de Loma Negra pertenecieron a perso-nas de la realeza, de identidades y status simi-lares a los de aquellos enterrados en Sipán (Alva1998) y La Mina (Narváez 1994). Interpretarla presencia Mochica en Piura ha sido un acer-t i jo . Lumbreras (1979) sos tuvo que losMochicas habían sido una colonia comercial enPiura, asegurándose acceso a los preciados re-cursos ecua tor ianos como las conchasSpondylus y el oro. Makowski (1994) opina enfavor de una sociedad multiétnica, un punto deencuentro de varias tradiciones costeras delnorte, donde coexistieron los Mochicas y apa-rentemente compartieron su territorio con otrosgrupos. También es posible, que los Mochicasde Piura fueran elites Vicús, que pasaron por elmismo proceso de transformación que tuvieron

las elites Gallinazo en Jequetepeque, creandoasí una cultura material de elite, con una ico-nografía y estilo similares a los que se emplea-ba en los centros reales de Lambayeque yJequetepeque. En todo caso, a partir de estosorígenes del Moche temprano, ya sea una colo-nia, un componente de una mezcla cultural ouna cultura de elite, los Mochicas de Piura seconvirtieron en algo muy diferente de susancestros del sur. Las razones de esta derivacultural no son claras y en la actualidad estefenómeno no ha sido investigado desde estepunto de vista. Es probable que las elitesMochica de Piura perdieran o cesaran el con-tacto con los Mochicas del sur, o fracasaran enimponer sus cánones culturales y hayan sidoarrastradas culturalmente.

Los valles de Lambayeque y Jequetepequefueron los escenarios del desarrollo de losMochicas del norte, a lo largo de las fases Tem-prana, Media y Tardía. Debido a sus diferen-cias geográficas y ambientales, en cada valleel proceso adoptó características distintas. Entérminos de tierra agrícola y agua disponible,cada uno de estos dos valles es equivalente enextensión a varios de los valles de Mochica delsur juntos (Shimada 1999), por tanto, lasinteracciones internas son mucho más determi-nantes que las relaciones entre valles. Existepoca o ninguna evidencia de que alguno de es-tos valles tratara de superar al otro, o retar elpoder de los Mochicas del sur. Muy por el con-trario, en términos de territorio, en ambas re-giones el objetivo parece haber sido la incor-poración de nuevas tierras mediante sistemasde irrigación más grandes y eficientes. En nin-guno de los casos el límite del área irrigadaparece haber sido alcanzado, por tanto, pareceque no hubo necesidad de emprender conflic-tos entre los valles para expandir las tierras decultivo y ganar acceso a más recursos prima-rios.

El sistema de valles de Lambayeque fue,durante el periodo Moche Medio, la locacióndel Señor de Sipán (Alva 2001:243) y posible-mente de otros pequeños reinos Mochica. Du-rante la etapa Moche tardía, su lado este fue elasiento de la ciudad Mochica de Pampa Gran-de. Nuestro conocimiento de cómo se desarro-llaron los Mochicas en este valle es, sin embar-go bastante incompleto debido a la falta de in-vestigación de campo. Casi todos los lugares

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Figura 5: Tumba de la Sacerdotisa de San Jose de Moro

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Mochica conocidos en Lambayeque están ubi-cados en la parte sur del valle, en las cuencasdel río Chancay-Reque (Sipán, Saltur, PampaGrande, Santa Rosa) y en el río Zaña (CerroCorbacho, Ucupe). La parte norte, irrigada porel río La Leche, parece no haber sido ocupadapor los Mochicas, pero sí por poblaciones lo-cales Gallinazo (Shimada y Maguiña 1994).Sólo dos sitios, Sipán y Pampa Grande, han sidoestudiados de forma que pueden revelar algu-nos aspectos de los principios organizacionalesde los Mochicas de Lambayeque. Sipán nos hamostrado aspectos desconocidos del liderazgoy la riqueza Mochica, especialmente el trata-miento funerario de las personas de clase altaen la sociedad Mochica (Alva 2001). Lo quelos arqueólogos ven en estos entierros en unaimagen de gran complejidad social y política,con una vasta elite de clase alta integrada porgobernantes y altos funcionarios de distintosniveles a quienes se les concedía el derecho deacompañar a sus Señores después de su muer-te. Todos fueron enterrados con los ornamen-tos y vestimentas que utilizaban en su vida dia-ria para realizar sus rituales en las liturgias re-ligiosas o civiles. En todos los casos se esta-blecía un vínculo especial entre las personas ylos objetos rituales que permitían definir susfunciones y papeles ceremoniales. Estos vín-culos continuaban después de la muerte. Losfuncionarios y sus «objetos» desarrollaron una«relación inalienable», de modo que estos ob-jetos, producidos para ellos bajo condiciones yen épocas especiales no podían funcionar paraotros. De este modo, ellos morían con sus due-ños, eran enterrados con ellos y seguirían fun-cionando para ellos después de la muerte paraseguir sirviendo a la sociedad de los vivos.

Sipán corresponde a la fase Moche Mediaen el Valle de Lambayeque, una época de posi-ble expansión y crecimiento. Saltur, el otrocomplejo monumental contemporáneo conSipán, aún no ha sido excavado. Sipán y Salturfueron construidos a ambos lados del canal deCollique, el sistema de irrigación inter vallesque abastece de agua al valle bajo de Zaña, ha-cia el sur. Es probable que la riqueza de Sipánesté relacionada con la expansión de las tierrasagrícolas luego de la incorporación del valle deZaña.

Pampa Grande, uno de los lugares Mochicamás grandes, ocupa más de 400 ha en el cuello

del río Chancay, donde los canales de irriga-ción tienen sus bocatomas. El lugar fue diseña-do y construido en un periodo corto de tiempoy combina un enorme complejo ceremonial, in-cluyendo a la Huaca Fortaleza, la plataformaceremonial más alta en el Perú, instalacionesde almacenamiento, talleres especializados,santuarios de diferentes tamaños y formas, vi-viendas y corrales (Shimada 1994). Es pocoprobable que el lugar creciera gradualmentehasta lograr sus dimensiones actuales, más bienparece que fue el resultado de una estrateia dereducción de la población. La población de todoel valle de Lambayeque parece haber sido concentrada en Pampa Grande para fines y por ra-zones que permanecen inciertos. Este experi-mento social y político duró sólo un corto pe-riodo y al término del siglo séptimo el lugarhabía sido abandonado. Shimada opina quePampa Grande , donde la cerámica«Gallinazoide» es bastante frecuente, fue de-sarrollada porque los Mochicas forzaron a losGallinazos a vivir allí y trabajar para el estadoMochica, en condiciones análogas a la esclavi-tud (Shimada 1994). Las tensiones sociales den-tro del lugar estallaron en los últimos días,cuando una revuelta popular habría incendiadolos templos y expulsado a las elites. Sin em-bargo, la mayor paradoja sobre Pampa Grandees la preeminencia la cerámica Moche V, deformas y decoraciones idénticas a la cerámicadel Valle de Chicama y Galindo. ¿Qué hacía elMoche V en Pampa Grande y por qué tenemosuna distribución discontinua de este estilo?Moche V es casi inexistente en el Valle deJequetepeque que yace entre Chicama y PampaGrande.

La ocupac ión Mochica de l Val le deJequetepeque ha sido objeto de investigacionesintensivas y extensas, convirtiéndola en una delas regiones más estudiadas de la costa norte.Se han realizado varios estudios y excavacionesa lo largo de los valles en numerosos sitios. Loslugares Mochica más importantes excavados enel Valle de Jequetepeque son Dos Cabezas, LaMina y Pacatnamú, ubicados cerca del océano;y Cerro Chepén, Portachuelo de Charcape, SanIldefonso y San José de Moro, en la parte nortedel valle, correspondiente a la cuenca del ríoChamán. Las excavaciones estratigráficas rea-lizadas en San José de Moro han producido unasecuencia cerámica de tres fases, Moche

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Temprano, Medio y Tardío, que configura unatradición bastante distinta de aquella descritapor Larco. Sólo las cerámicas más elaboradasde la elite se asemejan en formas y decoracio-nes a las del sur, mientras que las cerámicas do-mésticas muestran un conjunto de formas, téc-nicas y decoraciones completamente distinto.Las d i fe renc ias en t re las t rad ic ionesJequetepeque y Mochica del sur son más evi-dentes en las prácticas funerarias, donde losentierros en cámaras con nichos para la clasealta, las tumbas de clase media en forma de botay las tumbas pobres en pozos poco profundos,son las formas típicas, en comparación con laspequeñas cámaras y los entierros en pozos queson comunes en el sur. A pesar de estas dife-rencias los Mochicas de Jequetepeque compar-tieron con sus vecinos del sur una liturgia reli-giosa común y participaron activamente en laceremonia central Mochica, la ceremonia de Sa-crificio (Alva y Donnan 1993; Castillo 2000).Las tumbas más ricas halladas en San José deMoro presentaban entierros de mujeres de laelite rodeadas de artefactos asociados a la ce-remonia del Sacrificio y a su función como laSacerdotisa (Donnan y Castillo 1994; Figura 5).

La configuración política del Valle deJequetepeque describe un proceso de desarro-llo donde la evidencia de una centralización po-lítica compite con la evidencia de una fragmen-tación y faccionalismo. Un modelo de desarro-llo gradual y decadencia no puede explicar laevidencia, que parece encajar mejor en un mo-delo de oscilamiento político, donde los perio-dos de fragmentación eran seguidos por perio-dos de más centralización para sacar ventaja delas oportunidades o circunstancias que brinda-ban el ambiente o las interacciones entre enti-dades políticas. En la fase Moche temprana unestado pequeño y centralizado centrado en DosCabezas se desarrolló en los márgenes del ríoJequetepeque. Durante el Moche Medio la pre-sión de la población debió haber forzado a losMochicas a expandir su territorio a los desier-tos adyacentes del norte y sur. El sector sur, loque son ahora los distritos de San José y SanPedro, se desarrolló mediante un sistema de irri-gación único y centralizado. El sector norte, lacuenca de Chamán, era irrigado por un conjun-to de cuatro canales de irrigación que en efectocreaban cuatro jurisdicciones independientes:Chanfán, Guadalupe, Chepén y Talambo. Es

probable que la expansión del sistema de irri-gación haya creado regiones autónomas queeventualmente se convirtieron en organizacio-nes independientes. Estas organizaciones pare-cen haber emprendido una competenc iafaccional y desarrollado relaciones hostiles querequirieron una auto defensa y por ende, laconstrucción de fortalezas como Cero Chepén,San Ildefonso y Ciudadela-Cerro Pampa deFaclo. No hay muchos signos de que la inte-gración política haya sido la norma entre estasorganizaciones del norte de Jequetepeque. Sinembargo, parece haber ocurrido una mayor in-tegración en algunos momentos para aprovecharlas oportunidades o enfrentar las necesidades oamenazas. Se pueden encontrar signos deinteracción en San José de Moro, donde todasestas entidades políticas regionales parecenhaber participado en actividades ceremonialesy enterrado a sus elites. Se debe enfatizar queen Jequetepeque, el proceso de fragmentaciónpolítica no parece haber sido el efecto de unestado débil, incapaz de prevenir que sus re-giones adquieran autonomía, sino más bien unefecto fundacional. La clave para entender elproceso de conf igurac ión pol í t i ca enJequetepeque es la forma cómo se creó el siste-ma de irrigación, con componentes autónomosy redundantes. La colonización de la región nor-te de Jequetepeque parece haber sido el resul-tado de individuos o facciones emprendedorasy no un esfuerzo patrocinado por el estado (Cas-tillo, ms).

LA ESTRUCTURA DE LASOCIEDAD MOCHICA

La organización social Mochica ha sidoestudiada mediante en análisis de los contextosdomésticos, las representaciones iconográficasy los entierros. Estas tres fuentes coinciden enrepresentar una organización social complejaque comprende varias divisiones y segmentoscon grupos que muestran un alto grado de es-pecialización, diferenciaciones de sexo y géne-ro, agrupación de personas del mismo status ydiferencias cuantitativas abruptas entre los es-tratos sociales. En términos generales, se pue-den identificar tres grupos: la elite gobernante,el pueblo y los pobres. Las elites gobernantesMochica, que comprendían hombres, mujeres

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y niños de linaje real, fueron enterrados en tum-bas reales ubicadas en pequeñas plataformasfunerarias, generalmente en cámaras rodeadaspor finos objetos de metal, cerámicas, piedrassemipreciosas y múltiples entierros de criados.Los entierros de la elite no solamente eran ri-cos y complejos, sino que generalmente incluíanvar ios ob je tos con represen tac ionesiconográficas y parafernalia ritual incluyendovestimenta e instrumentos que les permitíanparticipar en ceremonias y recrear narrativasmíticas. Los entierros de los gobernantesMochica en Sipán y de las sacerdotisas en SanJosé de Moro son algunos de los ejemplos másdestacados de las elites gobernantes Mochica.Sus viviendas generalmente son construccionesgrandes y bien hechas con varias habitacionesy pueden ser localizadas al interior o conecta-das con los templos. Las elites Mochica estánclaramente representadas en arte mueble y mo-numenta l desempeñando func iones deliderazgo, como comandantes militares, reci-biendo ofrendas dentro de estructuras techadas,o como deidades part icipando en eventosmíticos y ceremonias. La evidencia funeraria eiconográfica coincide en presentar a las elitescon prendas extremadamente elaboradas, quecomprenden no sólo finas vestimentas sino tam-bién varios ornamentos metálicos: coronas, plu-mas, narigueras, collares, brazaletes y diversosartefactos de metal como cetros, armas, bande-rolas y literas.

Debajo de las elites reales había un gransegmento social integrado por personas que noeran ni ricas ni pobres: el pueblo. Este segmen-to representa el mayor número de entierros yviviendas estudiado y en él podemos observarun alto grado de variabilidad. Sus entierros ge-neralmente están contenidos en pequeñas cáma-ras con nichos en la región sur y en tumbas enpozos en forma de bota en la región norte. Ellospueden incluir diversos objetos cerámicos, al-gunos de ellos incluso con representacionesiconográficas complejas, pero pocos objetos demetal. Parece que el pueblo Mochica tenía ac-ceso a las representaciones de ceremonias ymitos, pero no podían desarrollar funciones deliderazgo en sus recreaciones. Estos entierroscon frecuencia contienen conjuntos de objetosrelacionados con actividades específicas, porejemplo la producción textil en el caso de lasmujeres, o trabajos en metal en el caso de los

hombres. Parece haber una representación in-tencional de los aspectos funcionales de susidentidades al momento del entierro. Las vi-viendas del pueblo son mucho más pequeñasque las de la elite.

La clase pobre Mochica es la menos enten-dida y estudiada. El estudio de Donnan yMcClelland (1997) de un cementerio de pesca-dores en Pacatnamú y las excavaciones deBawden (1994) de pequeñas viviendas a los piesde Galindo son ejemplos de los establecimien-tos de la clase baja. En muchas casos los po-bres fueron tratados en formas totalmente dis-tintas de los otros Mochicas, por ejemplo, enSan José de Moro, la gente pobre, en especiallas mujeres y los n iños , e ran co locadossumariamente en entierros poco profundos, conpoca o ninguna asociación y al lado de áreasdonde habían estado trabajando en la produc-ción de chicha. Sus entierros no corresponden– en forma, orientación del cuerpo o disposi-ción de los elementos – al tratamiento funera-rio de las elites o del pueblo. Los niños peque-ños son bastante abundantes entre este tipo deentierros, como si los niños no hubieran sidoincluidos en el status social de sus mayores ysiempre hubiesen sido tratados como pobres. EnPacatnamú, Donnan (1997) encontró un cemen-terio compuesto por 28 hombres, 27 mujeres y29 niños de clase baja. A pesar de que este tipode entierros están más organizados en términosde posición y orientación, e incluso que la ma-yoría de ellos fueron colocados dentro de ataú-des de caña, sus asociaciones muestran que aveces estos individuos tenían un acceso muyrestringido a los bienes y recursos. Las vesti-mentas muchas veces fueron producidas contelas excesivamente utilizadas, trapos con múl-tiples parches. Las viviendas de la clase baja,estudiadas en Galindo y otros lugares, son es-tructuras angostas, construidas con paredes depiedra, ubicadas en la laderas de los cerros, conacceso limitado a los recursos y muchas vecesseparadas del resto de las comunidades median-te muros. Es probable, sin embargo, que estasviviendas de la clase baja fueran en realidadrefugios para la comunidad en caso de ataques.Asociaciones frecuentes en estas casas son lasvasijas de almacenamiento, los contenedores deagua y las pilas de piedras para las hondas. Seha dicho que los Mochica pobres pueden habertenido estrechas relaciones con la tradición

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Gallinazo, o que incluso pueden haber sido po-blaciones esclavizadas Gallinazo (Shimada1994). Esta hipótesis parece ser incorrecta dadala nueva visión de Gallinazo como la tradicióncultural subyacente, es decir que todos losMochicas fueron Gallinazo en su tradición po-pular, algo que fue más evidente entre la clasepobre.

La organización social Mochica no sola-mente fue compleja, sino que también estabacruzada por divisiones económicas, funciona-les, de género y edad. Se ha argüido que elMoche tardío fue una época de crisis social, convarias evidencias de conflictos sociales que re-sultaron en verdaderas revueltas, e incluso elincendio y destrucción de los símbolos de laelite Mochica (Shimada 1994; Bawden 1996;Pillsbury 2001). A pesar de que la tensión so-cial pudo haber sido peor durante el Moche tar-dío debido a los cambios climáticos, es bastan-te evidente que una sociedad con brechas so-ciales, exclusiones y divisiones debe haber es-tado siempre acompañada de confrontación so-cial. Mucha de la ideología Mochica trata de lalegitimación de las diferencias sociales y el es-tablecimiento de roles que, a pesar de garanti-zar el sustento, daban mucho a pocos y poco amuchos.

COLAPSOS YRECONFIGURACIONES DE LASORGANIZACIONES MOCHICA

Coincidiendo con su carácter múltiple, lasorganizaciones Mochica no colapsaron todas ala vez o por una sola razón, pero los colapsos(en plural) de los Mochicas (también en plural)con procesos claramente complejos que ocurrie-ron a lo largo de trescientos años por una com-binación de factores. Los resultados de estosprocesos te rmina les fueron lasreconfiguraciones de las sociedades de la costanorte, primero en procesos culturales bastantepeculiares, como el Periodo Transicional de SanJosé de Moro (Rucabado y Castillo 2003), y enel establecimiento de dos culturas regionalesdistintas, Lambayeque, en la región Mochicanorte y Chimú, en la región Mochica sur. Elmedio ambiente (Shimada 1994; Moseley yPatterson 1992), las invasiones externas (Larco1945; Willey 1953) y la inestabilidad interna

producida por el conflicto social (Bawden 2001;Castillo 2001; Shimada 1994) con frecuenciason citadas como la causa de la desapariciónde los Mochicas. Un examen más cercano haceque cualquiera de estos argumentos sea por símismo, débil e incompleto, particularmenteaquellos que establecen el origen del cambiofuera de la sociedad. Nuestra posición es que sidebe haber una razón común para la desapari-ción de las organizaciones Mochica, esta debeser el fracaso de una estrategia de poder basa-da principalmente en la manipulación de expre-siones materializadas de ideología. En todas susorganizaciones, las elites Mochica habían vin-culado sus destinos en forma muy estrecha conla eficacia de la ideología, el poder de la repre-sentación, la producción e intercambio de ob-jetos rituales. Durante mucho tiempo, esta es-trategia había sido exitosa, permitiendo a to-dos los Mochica crecer y prosperar y por nece-sidad debió haber estado combinada con otrasfuentes de poder. Pero, comenzando en el si-glo siete DC, claramente no funcionó más. Eldiscurso ideológico y las materializaciones enlos rituales, los monumentos y los artefactos,debilitados por la inestabilidad del medio am-biente y las amenazas externas, fueron incapa-ces de legitimar la estructura de la sociedad, ladistribución desigual de la riqueza producidasocialmente y el monopolio que las elites te-nían en la dirección de la sociedad. El estudiode lugares Moche tardío como Pampa Grande(Day 1978; Shimada 1994), Galindo (Bawden1977; Lockard 2005) o San Idelfoso (Dillehay2001; Swenson 2004) han producido imágenesbastante diferenciadas de los últimos días de losMochicas. Lo que sigue es un recuento del pro-ceso registrado en dos lugares de ocupacióncontinua, las Huacas de Moche y San José deMoro.

Las excavaciones en la Huaca de la Lunahan revelado una configuración peculiar delfin de los Mochicas. Se pueden apreciar dosfases ocupacionales, la primera desde la funda-ción hasta el año 600 DC, y la segunda entrelos años 600 y 800 DC. La primera fase corres-ponde al desarrollo y uso intensivo de la Huacade la Luna, la representación de la Ceremoniadel Sacrificio y las diversas transformacionesdel monumento. Se pone un claro énfasis en-tonces en la representación ritual y se invierteenormes recursos en la construcción y

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transformación del monumento. En el centrourbano, los estratos inferiores de la ocupacióntambién revelan un énfasis en la producción ymanipulación de artefactos rituales y en los en-tierros de las personas que actuaban como re-presentantes rituales. Este énfasis cesó alrede-dor del año 650 DC cuando la Huaca de la Lunafue casi completamente abandonada y la pobla-ción Mochica volteó su atención hacia la Huacadel Sol. La nueva edificación, construida en re-lativamente poco tiempo, siguiendo un modelode plataforma y rampa más común en la regiónMochica norte, marca un giro y una transfor-mación en las prácticas y la tradición. La so-ciedad Mochica en esta segunda fase pareceadaptarse a un énfasis más secular, con másatención en la producción de bienes domésti-cos. No afirmamos que esta segunda fase ocu-pacional corresponde a un estado secular, perolas tendencias hacia la secularidad, más visi-bles posteriormente con Chimú, hacen su de-but en este momento (Uceda 2004).

El fin de los Mochicas en San José de Moro,un centro ceremonial y cementerio de elite ubi-cado en el valle norte de Jequetepeque, es bas-tante distinto. También implica el abandono delas tradiciones Mochica, especialmente de lasprácticas funerarias Mochica y sus estiloscerámicos y supuestamente de los ritualesMochica que llevaron a estos entierros y requi-rieron estos objetos. Las prácticas funerarias ylas cerámicas son dos rasgos culturales clara-mente asociados con las elites Mochica, demodo que su desaparición implicó la interrup-ción de su producción. San José de Moro habíasido un centro ceremonial regional, donde laselites y las poblaciones en general de todo elValle de Jequetepeque se reunieron para cele-brar eventos ceremoniales, produjeron y con-sumieron grandes cantidades de chicha y cuan-do era necesario, enterraron a sus muertos. Lafunción de integración y coordinación regionaldel lugar continuó luego de que los Mochicasdesaparecieron—la chicha siguió siendo produ-cida en el lugar en grandes cantidades y losmiembros de las elites continuaron siendo en-terrados allí.

La caída de los Mochicas en San José deMoro, en comparación con la caída en la Huacade la Luna, es bastante brusca, aunque el lugarno fue abandonado, sino que fue continuamen-te ocupado durante el periodo Transicional

cuando la tradición local fue reconfigurada.Cantidades relativamente grandes de cerámicasimportadas aparecen asociadas a los entierroslocales durante el periodo transicional, repre-sentando a Wari, Nievería, Atarco, Pativilca,Cajamarca en varias fases, Chachapoyas y lle-vando a la creación de un estilo propio de tran-sición, una suerte de tradición post Moche conmuchas características formales que la conec-tan con Lambayeque y Chimú. La cerámicaimportada fue incorporada en los entierros lo-cales como una pequeña contribución que, muyprobablemente, enfatizaba un aspecto peculiarde la identidad de un individuo. Pero dentro delValle de Jequetepeque podemos detectar mu-chos procesos terminales distintos. La cerámi-ca Wari, de excelente calidad, prácticamentesólo se halla en San José de Moro, mientras queel Cerro Chepén muestra lo que parece ser unaarquitectura serrana (Rosas 2005). Otros luga-res del Moche tardío, como San Ildefonso(Swenson 2004), o Portachuelo de Charcape(Johnson, ms), muestran una situación que pa-rece ser más estándar, es decir, donde cesó laocupación Mochica y el lugar fue abandonado.Estas diferencias parecen ser el resultado de laconfiguración fragmentaria del valle previa-mente discutida, donde cada organización lo-cal era libre de establecer alianzas y afiliacio-nes con sociedades locales o externas y mos-trar de esta forma diferentes tipos e intensida-des de afinidades en la composición de sus ar-tefactos.

Si los Mochicas eran, según la afirmaciónde Bawden (2001), básicamente una ideologíapolítica, entonces su caída debe haber sido elfin de la eficacia de las ideas de las elitesMochica y sus expresiones materiales, de lasestrategias de legitimación y control, de formasidiosincráticas de representación ritual, de unaorganización social peculiar. La vida continuóen la costa norte luego de la desaparición delos Mochicas: los sistemas de irrigación que losMochicas construyeron siguieron funcionando,incluso hasta la actualidad, así como las técni-cas que ellos desarrollaron para hacer que elcobre parezca oro. De todas las cosas Mochica,la religión fue uno de los aspectos más dramá-ticamente transformados, debido a que proba-blemente, la religión – más que cualquier otracosa – estaba asociada con la forma cómo losMochicas gobernaron. No concordamos con la

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idea de que los Mochicas simplemente se trans-formaron en los Chimú o Lambayeque, o quelos podemos reconocer en sus herederos mo-dernos. Más bien, los Mochicas—como siste-ma, como forma de control de la tierra y de darsentido a la sociedad, como explicación para eluniverso – colapsaron y desaparecieron, sus lí-deres fracasaron y sucumbieron, muchas de susinstalaciones y templos fueron desocupados yabandonados. La caída de los Mochicas impli-có que se necesitaba una reconfiguración paratraer nuevamente el orden, la legitimidad y lariqueza a la costa norte del Perú (Baines yYoffee 1998), que los Mochicas no son losChimú o Lambayeque, que no podemos estu-diar a uno extrapolando al otro y que, en últi-ma instancia, las sociedades, pasadas y presen-tes, colapsan.

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Informe Técnico de las Excavacionesen el Área 35-Temporada 2006

O. Gabriel Prieto B. y Jesús López Pastor

A diferencia de las temporadas anteriores,este año hemos excavado capas ocupacionalescon arquitectura muy compleja. Esto, sumadoal área de excavación, han sido los motivos porlos que se ha podido registrar dos capas ocupa-cionales (Capa 15 y Capa 16). Ambas, aunquecomparten el uso de algunos muros ejes, sonarquitectónicamente distintas. De manera pre-liminar podemos mencionar que la Capa 15 fun-cionó durante el periodo Lambayeque Tardío,mientras que la siguiente (Capa 16) funcionódurante el periodo Lambayeque Medio.

Siguiendo los objetivos generales del área,este año hemos logrado registrar la capa ocu-pacional que se encuentra al nivel actual de lasuperficie de uso del sitio, es decir, el niveldesde donde se comenzó a construir y elevar laplataforma que hoy conocemos como Área 35.De esta manera, las capas asociadas al periodotardío de Lambayeque (capas 14 y 15) y todaslas capas Chimú se superpusieron sobre estenivel. De esta manera, la primera construcciónrealizada en este sector, (sobre la que se edifi-có la plataforma anexa a la Huaca Alta) fue unaestructura residencial con probable función ad-ministrativa del período Lambayeque Medio.

Del mismo modo, hemos podido observaralgunas relaciones entre las capas ocupaciona-les que funcionaron entre el fin de Lambayequey la incursión Chimú en la zona norte del vallede Jequetepeque. Al parecer no existe un hiatoentre ambas ocupaciones, sino un uso continuodel espacio. El cambio de «patrón cultural» sepudo advertir gracias al hecho fortuito de

ha l la r dos tumbas con c la ra f i l i ac iónLambayeque Tardío. Es muy probable que laevidencia observada sobre las capas ocupacio-nales 14 y 15 indiquen la presencia Chimúinteractuando con los remanentes de la admi-nistración Lambayeque. En ese contexto, nosllama la atención el marcado énfasis en hora-dar pisos para colocar vasijas de variados ta-maños. Es probable entonces, que la produc-ción de chicha durante el periodo Chimú no seafortuita y responda probablemente a algún even-to que se suscitó en esta transición, originán-dose probablemente en la capa 14 y manifes-tándose plenamente en la Capa 13. En este pun-to, debemos indicar que nos encontramos rea-lizando la seriación de la cerámica utilitariaLambayeque, lo que nos va a permitir compa-rarla con la seriación hecha para el periodoChimú. Así, tendremos una herramienta máspara diferenciar ambos periodos dentro del con-texto del Área 35.

Continuando con el estudio acerca de laproducción masiva de chicha, este año realiza-mos análisis en los textiles y objetos de made-ra asociados directamente a las paicas. Los re-su l tados ob ten idos en e l Labora tor io deBioarqueología de la Universidad NacionalMayor de San Marcos, nos indicaron la presen-cia de almidones y probables colonias de leva-duras adheridos a uno de los removedores demadera. Del mismo modo, se encontraron unsinnúmero de micro partículas de epidermis degranos de maíz atrapadas entre los minúsculosorificios de las tramas y urdimbres de las

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telas que cubrían las paicas. Estos datos nos hanpermitido argumentar que los objetos abando-nados sobre las paicas fueron parte del instru-mental utilizado durante la producción de chi-cha en el sitio. Los almidones y probables co-lon ias de levaduras sugieren que losremovedores de madera estuvieron en contactocon un líquido que contuvo altas cantidades deestos elementos. El hecho de hallar micro par-tículas de epidermis de granos de maíz en lastelas, comprueba nuestra hipótesis que éstass i rv ie ron para co la r l a ch icha an tes dealmacenarla para su fermentación. Así mismo,nos indican que la chicha preparada se hizo apartir de harina de maíz. Finalmente este últi-mo hecho justifica la presencia del removedorde madera, pues al cocinarse con harina, estatendería ha asentarse en la base de la vasija,por lo que un continuo movimiento fue esen-cial para evitar que el producto se queme.

Referente al material orgánico registrado enlas capas ocupacionales Chimú, presentamos eneste informe un estudio detallado de la frecuen-cia de especies por capas ocupacionales, tantoen contexto primario como secundario. Otrameta alcanzada, fue fotografiar en su totalidadeste material. Este inventario se encuentra dis-ponible en la base de datos del PASJM.

La gran cantidad de espacios arquitectó-nicos registrados en la Capa Ocupacional 16,entre los que podemos distinguir cocinas, de-pósitos, patios, plataformas elevadas, rampas yáreas de descanso con banquetas, nos indicanuna ocupación de carácter residencial – admi-nistrativa. Si a esto le sumamos el hecho quevarios de los muros se encontraron enlucidos yen uno de ellos se registró pintura mural, asícomo fragmentos de parte de un cielo raso po-licromo decorado con diseños geométricos, esprobable que nos encontremos ante un posibleconjunto residencial de elite (palacete) de laélite Lambayeque Medio en la zona norte delvalle de Jequetepeque. En cuanto al materialasociado, los fragmentos de cerámica recupe-rados nos indican una alta frecuencia de mate-rial de tipo utilitario asociado con varios frag-mentos de botellas monocromas pulidas con elclásico diseño del «Huaco Rey» (Zevallos 1986)o «Señor de Sicán» (Shimada 1980). El hallaz-go del contexto funerario M-U1401 al que estáasociada una extraordinaria botella de pastamuy fina, extremadamente bruñida y grafitada,

representando a la divinidad Lambayeque decuerpo entero, nos indica que podría ser unapieza importada de la región de Batán Grande.Este descubrimiento, junto con la residencia deelite, cambia por completo nuestra concepciónpuesto que ahora tenemos los suficientesindicadores para sustentar la presencia de una«élite lambayecana», procedente de la regiónnorteña (¿Batán Grande?). Por lo tanto San Joséde Moro no solo sirvió con propósitos funera-rios durante este periodo, sino que fue el asien-to de un importante conjunto residencial de élitecon probables funciones administrativas y ce-remoniales.

Metodología

La metodología que se aplicó fue la mismautilizada durante las campañas del 2004 y 2005,es decir excavaciones en área que cubrían todala superficie del montículo, donde los límiteseran definidos por el borde del mismo. Para ello,debimos trasladar del datum del Proyecto unpunto central e inamovible en la cima del mon-tículo. Una vez establecido este datum, se tra-zó una cruz imaginaria orientada al norte mag-nético y cuyos 4 puntos extremos estuvieronaproximadamente a 30 metros fuera del bordedel montículo, los cuales fueron reforzados conconcreto y quedaron inamovibles. La intersec-ción de los ejes sur norte y este oeste era eldatum establecido en la cima del montículo.Cada vez que se quería cuadricular se colocabael nivel en la intersección de ejes (datum) y seprocedía a trasladar los puntos extremos ubica-dos fuera de la excavación a la cima del montí-culo (específicamente los límites actuales quepresentaría). De esta manera se logró estable-cer una cruz de referencia a partir de la cual secuadriculó en cuadros de 2 x 2 metros. Estemétodo de cuadriculación fue la mejor solucióna un área de límites irregulares y que aumenta-ban a medida que se excavaba. Sin embargo, alhaber terminado la excavación del montículo,para la próxima temporada deberemos estable-cer límites estándares. Éstos, se regirán básica-mente de acuerdo a los elementos arquitectóni-cos expuestos.

Por otro lado la excavación de las capas ar-queológicas fue definida a partir de la identifi-cación de pisos arquitectónicos y/o superficiesde uso, cualquiera de estos elementos marcaba

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una capa y por lo tanto un momento de uso. Enlos sectores que no se encontraba el piso semantenía el mismo nivel. Luego del registrofotográfico, gráfico y altimétrico se procedía aexcavar todos los hoyos y cortes evidentes so-bre el piso, con el objetivo de identificar estoscortes y hoyos en las capas siguientes; final-mente se tomaban las alturas inferiores de es-tos elementos y se fotografiaban. Por las ca-racterísticas del material recuperado se consi-deró al relleno de los hoyos e intrusiones prac-ticados sobre el piso como contemporáneo,mientras que el relleno que cubría la capa (su-perficie de uso) se considera como un materialdisturbado utilizado para hacer un nuevo pisoy por lo tanto una nueva ocupación.

Este año, decidimos optimizar el registro,por lo que en nuestros planos de las capas senumeraron de manera correlativa todos los ho-yos practicados sobre los pisos arquitectónicosy o superficies de actividad. Los materialesasociados a ellos y en contextos primarios fue-ron ubicados por medio de la nomenclatura delPrograma, utilizando lapiceros de colores: rojopara la cerámica y verde para los materiales or-gánicos. Mientras que el resto fue colocado concolor negro. Los materiales ubicados en relle-nos fueron ubicados sobre el plano exactamen-te en la zona donde salieron, utilizando única-mente el color negro y un formato de letra másgrande para todos los materiales.

En cuanto al estudio del material como frag-mentos de cerámica , orgánicos , text i les ,malacológicos, metales, líticos y maderas, seutiliza las convenciones del Programa es decir,registro gráfico y digital y descripción por me-dio de fichas diseñadas para cada uno de losmateriales. Del mismo modo, la excavación delas tumbas se e jecutan de acuerdo a losestándares pre establecidos por el Programa Ar-queológico San José de Moro.

Objetivos de Excavación

Generales

1. Establecer la función y modo de crecimientode los montículos que rodean la planicie delsitio.

2. Establecer los períodos culturales que hanocupado el montículo.

3. Obtener un muestrario de restos orgánicospor el alto grado de preservación que presen-ta el área.

Específicos

1. Continuar las excavaciones de las capas aso-ciadas al periodo Lambayeque.

2. Determinar la (s) función (s) de las estructu-ras arquitectónicas asociadas a Lambayeque.

3. Acumular material cerámico Lambayequepara caracterizarlo.

4. Registrar modos y técnicas constructivasutilizadas durante el periodo Lambayeque.Determinar (si la hubiera) diferencias entrela cerámica doméstica Chimú y Lambayeque.

Equipo de Investigación

El Área 35 estuvo dirigida por O. GabrielPrieto Burmester de la Pontificia UniversidadCatólica del Perú y por Jesús López Pastor dela Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Par-ticiparon en calidad de estudiantes nacionalesJessica Castro Berríos, Enrique Urteaga y Ro-cío Torres de la Pontificia Universidad Católi-ca del Perú. Los alumnos extranjeros partici-pantes este año fueron Rachel Pierson de laJohns Hopkings University, Wendy Earle de laUniversity of Michigan y Chika Aratake de laOsaka University. Los capataces de excavaciónfueron Darío Blanco, Damián Quiróz, Francis-co Blanco y Roberto Reyes.

Fig. 01 Excavacion parcial de Capa 15.

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Descripción de los contextos excavados

Capa 15

Altura Superior: 0,50 mAltura Inferior: 0.05 m

Esta capa ocupacional se excavó parcial-mente el 2005 (Fig. 1). Se caracteriza por pre-sentar pisos de barro sólido (aproximadamente10cm.-15cm. de espesor) y restos de algunosmuros de adobes que formaron espacios arqui-tectónicos de gran tamaño (Fig. 2, 3). Por laerosión del área de excavación y los límites queestablecimos en el sector suroeste, no se pudodeterminar la configuración original de estasestructuras. Sin embargo, hemos definido 6 sec-tores, los que se pueden separar a partir de losmuros antes mencionados (para ver mas deta-lles sobre los muros del Área 35, ver Tabla 1).

Sector 1

Se define por una esquina ubicada hacia ellado sureste, que se forma por la intersecciónde los Muros 86 y 87 (Fig. 04). Abarca un áreapromedio de 102.06 metros cuadrados, es de-cir, 13.50 m. en su eje sureste-noroeste y 7.56m. en su eje noreste-suroeste. Hacia el lado su-reste se advierte una concentración de más de80 hoyos de diversos tamaños (probablementepara vasijas o postes). Dos de ellos, por la for-ma de la cavidad, estuvieron conteniendo paicasde tamaño medio (Fig. 5). Al parecer, los ho-yos pequeños es tar ían formando a lgunasalineaciones y circunferencias. Algo que nosllamó la atención es que solamente 2 hoyos(Hoyo 2 y Hoyo 54) presentaron (como partede su relleno), material cultural (algunos frag-mentos de cerámica). Hacia el lado centro-estese registró, sobre el piso, un fragmento grandede cerámica decorado con la técnica delpaleteado. Al interior de el, se colocaron dostizas de forma cónica (Figs. 06 y 07). Tambiénse registró, hacia el lado suroeste, una paica(Paica #21) que tuvo una capacidad de almace-naje de 66 litros y al interior de ella, se regis-tró un plato evertido (Cerámica # 31). En elrelleno de tierra que cubría la paica se registra-ron algunos l í t icos trabajados, huesos decamélido y un fragmento de escoria de metal(Fig.08). Es interesante resaltar la relación

paica-escoria de metal durante Lambayeque,pues en las capas asociadas a Chimú este pa-trón fue una constante. El hecho que se hallaregistrado un plato al interior de una paica nospermite postular que no solo fue utilizado comovajilla para consumir alimentos, sino tambiénpara servir líquidos. Finalmente hacia el cen-tro del sector, se registró un hoyo grande encuyo interior se registró una paica completapero muy fragmentada. Por la alta frecuenciade hoyos, es probable que el área se haya en-contrado techada y que haya cumplido funcio-nes de almacenamiento.

Sector 2

Se trató de un pasadizo (delimitado por losmuros 84 y 86) ubicado en el lado sur del área(Fig. 9). Este espacio se orientaba de suroestea noreste y al parecer conectaba el extremo su-roeste del área con los sectores 3, 4 y 5 (Fig.03). El piso estuvo horadado por algunos ho-yos que no contuvieron material cultural signi-ficativo.

Sector 3

Se encontraba ubicado hacia el lado cen-tro-este del área y estuvo delimitado por el nortepor el Muro 88. Abarcó un área promedio de86 metros cuadrados (7,92 metros en el eje su-reste/noroeste y 10,95 metros en el eje suroes-te-noreste). Algunos muros ubicados en el ex-tremo este del sector indicaron que al interior,el área estuvo subdividida (Fig. 10). Se regis-traron mas de 50 hoyos de tamaño variado, delos cuales 6 tuvieron un diámetro de aproxima-damente 1,24 metros, lo que indica que estu-vieron conteniendo paicas de gran litraje. Unalineamiento de hoyos que corría paralelo al surdel Muro 88, indica que el área estuvo techada.Otros hoyos de tamaño medio formaron unamedia luna en el lado suroeste. A diferencia delos hoyos del Sector 1, éstos presentaron mate-rial cultural en su interior. Por ejemplo, loshoyos 172, 228 y 229 tuvieron una inusual con-centración de material orgánico (semillas deguanábana, chirimoya y palta). El hoyo 228 des-taca por la presencia de un mate completo co-locado boca abajo. Otros presentaron materia-les diversos: el hoyo 180 tuvo dos cantos roda-dos pequeños de forma ovoide y el hoyo 197

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Fig. 02 Capa 15 vista general.

Fig. 03 Capa 15, dibujo de planta.

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Fig. 04 Capa 15, vista de Sector 1.

Fig. 5 Capa 15 Hoyo para paica.

Fig. 06 Capa 15, tizas en contexto.

Fig. 07 Capa 15, detalle de tizas.

presentó un fragmento de textil de algodón fino(Fig. 11 y 12). El piso del sector se encontrócubierto de conchitas (Donax sp.). Del mismomodo, cerca de esa concentración, el piso estu-vo manchado con pigmento rojo y una quemasuperficial pero intensa. Finalmente hacia elextremo sureste del sector, destacó una extrañaestructura. Se trató de 5 adobes colocados de«costilla» al ras del piso. Dentro de las ranurasexistentes entre adobe y adobe, se registró unfragmento fino en alto relieve, hecho en hornode atmósfera reductora (Fig. 13). Al igual queen el Sector 1, la presencia de varios hoyos in-dicaría que este espacio fue utilizado como de-pósito. Sin embargo, la alta frecuencia de res-tos malacológicos (Fig. 14) nos hace pensar enun espacio multifuncional, donde además dealmacenar se estuvieron consumiendo alimen-tos.

Fig. 08 Capa 15, Paica 21 con plato (C31).

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Sector 4

Se encontró ubicado en el sector central delárea y estuvo delimitado por el suroeste con elMuro 87. Abarcó un área de 40 metros cuadra-dos en promedio (14,15 metros en su eje sures-te-noroeste y 2,83 metros en su eje suroeste-noreste). Se trató de un espacio rectangular ubi-cado entre los sectores 1 y 5. El único elemen-to arquitectónico que presentó fue es una ban-queta de adobes y barro de 2,63 metros de lar-go por 0,83 metros de ancho que sirvió, a lavez de separador entre este sector y el Sector5. Los hoyos (que en su mayoría fueron parapostes), formaron estructuras pequeñas de ma-terial perecedero al interior de este sector. Ha-cia el lado noreste se registró una paica (Paica20) que tuvo una capacidad de almacenaje de270 litros. Dentro de la paica se recuperaronadobes de barro por lo que es posible que ha-yan estado sosteniendo alguna cubierta de telao petate que se desintegró con el tiempo.

Sector 5

Se encontraba ubicado en el lado norestedel área y está delimitado por el muro 88 (su-reste), por el muro 91 al noreste y por los mu-ros 92 y 95 al noroeste. Cabe señalar que elMuro 92 se reutiliza de la capa anterior. Abar-có un área de 97 metros cuadrados en prome-dio (10,39 metros en su eje suroeste-noreste y9,40 metros en su eje sureste-noroeste). Se tra-tó de un espacio cuadrangular en cuyo interiorse configuraba, hacia la zona suroeste, dos es-tructuras cuadrangulares construidas con mu-ros de material perecedero. En esa zona se re-gistraron hasta 4 hoyos grandes que pudieroncontener paicas de gran litraje. Inmediatamen-te al sur de estas estructuras se registraron al-gunas concentraciones de conchitas (Donax sp.)sobre el piso. En la esquina suroeste se hallóun corte irregular, dentro del cual registramosla mitad de un cántaro cuello recto evertido conuna aplicación cerca del gollete que represen-taba una cabeza antropomorfa con tembetá, unaollita hecha en horno reductor (Cerámica # 32)y una lagenaria (Lagenaria sp.) completa (Fig.15 y 16). En la zona noreste solo se registró unhoyo grande, mientras que el resto del sectorse encontró completamente limpio y sin ningúnhoyo u otro elemento en el piso. Por la poca

Fig. 09 Capa 15, pasadizo.

Fig. 10 Capa 15, vista del Sector 3.

frecuencia de hoyos, es muy probable que estesector haya estado destinado al consumo de ali-mentos y como área de descanso.

Sector 6

Se encontraba ubicado en el extremo nortedel área. Estuvo delimitado por los muros 92,93 y 95 hacia el lado sur. Abarcó un área de 62metros cuadrados en promedio (13,47 en su eje

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Fig. 11 Capa 15, hoyo con cantos rodados. Fig. 12 Capa 15, Textil 151.

Fig. 13 Capa 15, Estructura con adobes de costilla. Fig. 14 Capa 15, Donax sp. en piso.

Fig. 15 Capa 15, contexto de cántaro, ollita y mate. Fig. 16 Capa 15, Ce 22

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suroeste-noreste y 4,66 metros en su eje no-roeste-sureste. Se trató de un espacio rectangu-lar que tuvo en su esquina noreste una estruc-tura de adobes en forma de «L» que estuvoenlucida. El espacio que separaba esta estruc-tura con el Muro 92, había sido construido comoun piso a modo de rampa. En la zona central seregistraron algunos cortes irregulares con tie-rra suelta y alineaciones de hoyos que pudie-ron formar una estructura cuadrangular.

En líneas generales la Capa 15 es un mar-cador diferencial respecto al resto de capas an-teriores. La composición y solidez del suelo,así como la presencia de muros de adobes queformaban espacios ortogonales, indicaron unaplanificación más elaborada y un uso diferen-te. La escasa presencia de hoyos respecto a lascapas anteriores, indicaría actividades menosintensas, pero más estables en el tiempo. Delmismo modo, no se observó un incremento enel material orgánico. Por el contrario, éste hadescendido. Probablemente esto se deba a quela conservación ya no es la óptima. Otro factores el cambio en la función del espacio. Estecambio estuvo acompañado de un importanteincremento en el material cerámico fino. A di-ferencia de las capas anteriores se ha notadoque existe, en las colecciones de rellenos, unainteresante cantidad de fragmentería de cerá-mica fina de estilo Lambayeque Medio y Tar-dío. No obstante, este material estuvo mezcla-do con abundantes fragmentos de cerámica detipo utilitario, que nos va a permitir hacer unatipología de formas utilitarias para el períodoLambayeque. El hecho de haber hallado en con-texto dos paicas y una interesante cantidad de«conchitas» (Donax sp.) sobre los pisos de gran-des espacios cercados, nos indicaría que esta-mos frente a sectores destinados al consumo dealimentos. La ausencia de fogones y la concen-tración de hoyos para vasijas en algunos am-bientes, indicaría, además, la presencia de de-pósitos. Finalmente la orientación y proyecciónde las estructuras arquitectónicas, indican queesta capa estuvo en estrecha relación con eledificio contiguo, conocido como Huaca Alta.

Capa 16

Altura Superior: 0,05 m. (sobre el nivel delsuelo)

Altura Inferior: 0, 50 m. (bajo el nivel delsuelo)

El relleno que cubría esta capa fue muygrueso y se diferenció del resto por tratarse deuna tierra gredosa amarilla muy compacta, queal parecer, fue extraída de las capas estérilesdel sitio. Salvo el relleno registrado en la zonaeste, casi no se registró material orgánico (se-millas, restos de vegetales, textiles, maderas,etc.) mezclado con el. En referencia a la capaanterior, aumentó la cantidad de fragmentos decerámica fina de estilo Lambayeque Medio yfragmentos de cerámica Transicional. A dife-rencia del resto de capas ocupacionales, se re-gistró un total de 21 ambientes arquitectónicos,que estarían formando un conjunto arquitectó-nico asociado a funciones de carácter adminis-trativo y de residencia. Creemos, por el mate-rial recuperado y los finos acabados que se ledieron a algunos espacios, que podría tratarsede un palacete que funcionó durante el periodoLambayeque Medio. La marcada separación deespacios arquitectónicos por medio de muros,nos condicionan a describir esta capa ocupacio-nal por ambientes arquitectónicos.

Ambiente 1

Este ambiente se encontró ubicado en elsector suroeste y estuvo delimitado por losmuros 96 en su eje suroeste-noreste y 97 en sueje noroeste-sureste. Aunque parte del ambien-te se encontró en el perfil suroeste de la exca-vación, tuvo una superficie expuesta de aproxi-madamente 3,95 metros cuadrados. El piso es-tuvo ligeramente gastado por las actividadesdesarrolladas en el y presentó en la zona cen-tral una quema que compromete parte del mis-mo y el Muro 96. En su interior hallamos unapaica (Paica # 22, ver Tabla 3) intencionalmenterota y quemada, en la que se colocaron frag-mentos de hasta 4 vasijas (dos ollas, un plato yuna botella). Al sur de la paica se registró unhoyo relleno con ceniza gris. Por sus caracte-rísticas podría tratarse de una cocina (Fig. 19).

Ambiente 2

Este ambiente se encontró ubicado en elsector suroeste y estuvo delimitado por losMuros 96 y 1 que estaban orientados en el ejesuroeste-noreste y los Muros 97 y 98 que seorientaban en el eje noroeste-sureste. Tuvo unasuperficie de 3,82 metros cuadrados.

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Fig. 17 Capa 16, vista general.

Fig. 18 Capa 16, dibujo de planta.

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Lamentablemente, un pozo de huaquero destru-yó gran parte del piso, sin embargo se conser-vó, hacia el lado noreste un hoyo de tamañomedio. Cabe resaltar que este ambiente se en-contró 15 cm. mas elevado que el ambiente 1(con el que limita por el noreste), por lo que esposible que sea una especie de banqueta o de-pósito de la cocina (Fig. 20).

Ambiente 3

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por losMuros 97 y 100 en el eje noroeste-sureste y elMuro 99 en el eje suroeste-noreste. Aunqueparte del ambiente se encontró dentro del per-fil suroeste de la excavación, tuvo una super-ficie promedio de 3,32 metros cuadrados. Des-tacó por tener un piso de barro mas conservadoque los ambientes anteriormente descritos. Ensu esquina noreste se registró un hoyo para pai-ca, el cual no tuvo, en su interior, material cul-tural significativo. Al parecer este ambientepudo haber funcionado como un anexo de lacocina (ambiente 1).

Ambiente 4

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por losMuros 97 y 100 en el eje noroeste-sureste y porel muro 1 en el eje suroeste-noreste. Tuvo unasuperficie de 3, 61 metros cuadrados. Al igualque el ambiente 3, presentó un buen piso debarro con la diferencia que se encontró agrie-tado. No presentó ninguna asociación directa.

Fig. 19 Capa 16, Ambiente 1. Fig. 20 Capa 16, Ambiente 2.

Es probable que haya funcionado como undepósito de todo el conjunto de ambientes an-teriormente descritos (Fig. 21).

Ambiente 5

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por losMuros 97 en el eje noroeste-sureste y el Muro1 en el eje suroeste-noreste. Aunque parte delambiente se encontró dentro del perfil suroestedel área, tuvo una superficie promedio de 13,46metros cuadrados. Destacó por presentar elmejor y más elaborado piso de barro hasta elmomento registrado en las 16 capas ocupacio-nales del Área 35. Este elemento (de aproxi-madamente 10 a 12 cm. de espesor), presentóuna superficie compacta y lisa. En la zona cen-tral y hacia el Muro 1 se registró un hoyo gran-de, dentro del cual se registró restos de mate-riales orgánicos y cerámica. Igualmente, doshoyos mas irregulares en su forma y de pocaprofundidad se registran inmediatamente al oes-te. Hacia la zona del perfil que delimita el am-biente, se registró en el piso una impronta demuro y relleno, que parecería ser de una ban-que ta que fue desmontada en t iemposLambayeque (Fig. 22).

Ambiente 6

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por losMuros 101 y 102 en el eje noroeste-sureste y elMuro 1 en el eje suroeste-noreste. Aunque par-te del ambiente se encontró dentro del perfil

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noroeste de excavación, tuvo una superficiepromedio de 16,67 metros cuadrados. Esta am-biente destacó por presentar una banqueta (Ban-queta 1) que se dispuso paralela al Muro 1. Esteelemento midió aproximadamente 4,32 metrosde largo, 1,23 metros de ancho y 18 cm. de al-tura. Fue construida con la técnica de muro con-tención y relleno interno. En la intersección delMuro 1 con el Muro 102, existió un vano deacceso de 80 cm. de ancho, que para esta ocu-pación fue clausurado. El hecho más significa-tivo de este ambiente fue la presencia de unmural policromo en la cara interna del Muro 102(Fig. 23).

Mural Polícromo

En la actualidad, se trata del primer casoregistrado para el sitio de San José de Moro yen general para cualquier sitio Lambayequefuera de su región de origen (valles de Zaña,Reque, Lambayeque y la Leche). Se trata de unapared de 3,70 metros de largo1 por 51 cm. dealtura conservada. Al respecto, es evidente queel muro se destruyó o fue desmontado al mo-mento de hacer modificaciones arquitectónicas.El mural se encontró mejor conservado en laparte central de la pared. Al parecer, la pinturase aplicó sobre un enlucido de barro fino deaproximadamente 1 cm. de espesor. Sobre el,se aplicó pintura roja como fondo. Este fondosirvió de base para diseñar figuras geométricasdelimitadas, en algunos casos, por líneas decolor negro anchas (Fig. 24). Lamentablemen-te el grado de conservación del mural no nosha permitido distinguir con claridad los

Fig. 21 Capa 16, Ambientes 3 y 4. Fig. 22 Capa 16, ambiente 5.

diseños, sin embargo es evidente que hay tresagrupaciones de motivos: uno en el extremooeste del muro, otro en la parte central y final-mente otro en el extremo este del muro (VerAnexo I).

Diseños del extremo Oeste:Estos diseños fueron los más afectados por

la destrucción del muro. Sin embargo, se pudoadvertir que eran de color amarillo, blanco yrojo (Fig. 24).

Diseños de la zona central:Se trata de cuatro rectángulos de límites

curvos, delimitados por líneas negras e interiorblanco, dispuestos horizontalmente, colocadosde manera paralela y consecutiva. Los intersti-cios entre ellos fueron rellenados con coloramarillo. Sobre el cuarto rectángulo, se obser-varon los restos de 3 figuras curvas a cada lado(6 en total), hechas con la misma técnica quelas anteriores, las que flanqueaban una imagencentral que lamentablemente está destruida. Enla parte inferior de esta figura destruida se pudoobservar una especie de colmillo, delimitadopor una línea negra y cuyo interior estuvo pin-tado de color blanco (Fig. 24).

Diseños del extremo Este:Estos diseños fueron hechos con pintura de

color negra y ploma. La figura central pareceser una especio de tumi invertido, el cual estu-vo delimitado por líneas negras anchas y el in-terior fue pintado de color plomo. Del mismomodo se observaron algunas bandas paralelasde color blanco y un diseño no identificado decolor amarillo, también delimitado por líneasnegras (Fig. 24).

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Fig. 23 Capa 16, Ambiente 6.

Fig. 24 Capa 16, Mural polícromo.

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Cubierta con Cielorraso Policromo:

Durante el proceso de excavación, pudimosregistrar una gran cantidad de fragmentos de untecho que debió funcionar durante el uso delmural. Aunque no hemos registrado hasta elmomento hoyos para poste en el piso del am-biente, es muy probable que éstos restos perte-nezcan a este sector. La estructura estuvo con-formada por vigas de madera (probablementealgarrobo (Prosopis pallida), que soportaronuna estructura hecha de cañas bravas y esteras,amarradas con soguillas de junquillo. Toda estaestructura fue cubierta y enlucida con una grue-sa capa de barro, la que posteriormente fue pu-lida y decorada con diseños polícromos. Estosdiseños formaron chevrones y otras figurasgeométricas de color negro, plomo, blanco,amarillo y rojo (Fig. 25).

Evidencia de Quema y Abandono

Durante la excavación se pudo observar queel relleno que cubría este ambiente, especial-mente el que estuvo cerca del mural, presenta-ba una gran cantidad de adobes rubefactados,carbones y material orgánico quemado que for-maron parte del cielorraso polícromo (Fig. 26).Al parecer el fuego se originó al interior delambiente que debió conformar el muro polícro-mo con el techo. Evidencia de ello es que lapared se encuentra muy quemada en algunossectores (Fig. 27). Al parecer, el fuego destru-yó los materiales orgánicos haciendo que el te-cho colapsara hacia el piso. Algo que nos hallamado la atención es que hemos recuperadofragmentos del techo que aún conservan con-centraciones de ceniza y hollín en su superfi-cie. El grado del incendio debió ser muy altopues algunas improntas de este techo se hanrubefactado al punto de adquirir la dureza ycomposición de un ladrillo.

Al parecer el ambiente fue abandonado porun tiempo, pues hemos registrado huellas depequeñas chorreras de agua que surca el muralen dirección vertical (Fig. 28). Sin embrago esteespacio de tiempo no debió ser muy largo, puesno existe evidencia de un abandono pronuncia-do en el resto del ambiente y en el área en ge-neral. Es probable que esta lluvia haya ocurri-do tras el evento del incendio. Finalmente he-mos logrado registrar una serie de graffitis en

Fig. 25 Capa 16, Cielorraso policromo colapsado.

Fig. 26 Capa 16, Vigas de techo quemado.

Fig. 27 Capa 16, Muro polícromo quemado.

el mural, sin embargo no tienen una forma par-ticular, siendo en general, líneas verticales yhorizontales (Fig. 29). .

Por la presencia de una banqueta, muralespolícromos y restos de un cielorraso decorado,es probable que el Ambiente 6 haya sido parte

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del sector mas importante de la residencia deélite en cuestión. Al parecer, en este espacio seestuvieron realizando ceremonias cívicas o re-ligiosas.

Ambiente 7

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por losMuros 102 y 104 en el eje noroeste-sureste ylos Muros 1 y 103 en el eje suroeste-noreste.Tuvo una superficie promedio de 70 centíme-tros cuadrados. Se trata de un ambiente cuadran-gular que fue rellenado con tierra suelta y gra-villa. Al parecer fue parte del sistema de relle-no que se aplicó sobre el acceso ubicado en lazona noroeste del Muro 1 (Fig. 30).

Ambiente 8

Este ambiente se encontró ubicado en el

Fig. 28 Capa 16, evidencia de lluvia en muralpolícromo.

Fig. 29 Capa 16, graffitis en mural policromo.

sector noroeste y estuvo delimitado por el Muro102 en el eje noroeste-sureste y el Muro 1 en eleje suroeste-noreste. Se trató de un espacio rec-tangular con una superficie promedio de 23,10metros cuadrados. Al parecer fue un espacioabierto que conformó parte de la fachada nortede la residencia de élite. El límite de nuestrasexcavaciones no nos ha permitido entendercomo se articulaba con algunos ambientes quese proyectan hacia el norte de este sector. Du-rante la remodelación arquitectónica para cons-truir la Capa 16, se elevó su altura. Este proce-so se llevó a cabo sometiéndolo a un procesode relleno con estructuras rectangulares deaproximadamente 1 metro de altura, hechas conadobes dispuestos de soga y rellenadas con tie-rra, adobes fragmentados, etc. (Fig. 31). Estesistema, ya ha sido registrado anteriormente ensitios del periodo Intermedio Tardío ubicadosen los valle de Lambayeque, La Leche y Zaña(Shimada 1990). Sobre el particular, véase mas

Fig. 30 Capa 16, Ambiente 7. Fig. 31 Capa 16, Columnas Norte.

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adelante el acápite «Columnas de Relleno» eneste mismo reporte. Es interesante notar que elhecho intencional de colocar estas columnas derelleno haya permitido ganar altura en este pun-to específico, pues además de ser la esquinanoreste de la estructura será posteriormente labase para comenzar la construcción de la plata-forma elevada que se utilizará durante la etapamas tardía de la ocupación Lambayeque y du-rante toda la ocupación Chimú en el sitio.

Inmediatamente al norte de este ambiente,registramos un hoyo de más de 1 metro

Fig. 32 Ceramica registrada en hoyo, Ambiente 8.

Fig. 33 Ollita Lamabayeque Medio (C33).

diámetro, el cual estuvo relleno con tierra suel-ta. En su interior hayamos hasta 3 vasijas decerámica. Las dos primeras estuvieron incom-pletas (un plato con base pedestal hecho en hor-no oxidante y una olla paleteada), mientras quela tercera fue una ollita miniatura impresa condiseños de volutas y puntos (Figs. 32 y 33). Jun-to a estas vasijas, se pudo registrar algunos frag-mentos de cerámica (Fc 618 y 619), un piruro(Pi.08) y huesos de animales (O.A. 174).

No hemos podido determinar la función deeste ambiente.

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Ambiente 9

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por losMuros 1 y 105 en el eje suroeste-noreste y elMuro 106 en el eje sureste noroeste. Se tratóde un pasadizo-rampa de aproximadamente 4,77metros de largo por 0,82 metros de ancho, queconectaba el Ambiente 20 con una plataformaelevada (Ambiente 10). La única función de esteambiente fue conectar espacios arquitectónicosmás amplios dentro de la dinámica del conjun-to residencial (Fig. 34).

Ambiente 10

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste y estuvo delimitado por el Muro1 y el Muro 107 en el eje suroeste-noreste y elMuro 106 y 108 en el eje sureste-noroeste. Setrató de un espacio rectangular elevado (aproxi-madamente 20 cm.) con una superficie prome-dio de 14,16 metros cuadrados. Este espacioarquitectónico fue el resultado del relleno deun ambiente rectangular de similares dimensio-nes que funcionó en la capa ocupacional ante-rior (17). Para lograr este fin, se colocaron dosgrupos de 4 columnas arquitectónicas de ado-bes de barro y relleno, siendo las interfacesentre ellas rellenas con tierra semi compacta yadobes rotos (Sobre el particular, véase masadelante el acápite «Columnas de Relleno»).Posteriormente se aplicó una capa de barro quefuncionó como un piso. Este sector estuvo te-chado ya que dos de las columnas de rellenotenían las bases quemadas de postes de maderapara soportar una cubierta. Es probable que esteespacio haya funcionado como una plataformaceremonial desde donde se presidieron algunasactividades importantes. Desde este punto sepueden controlar todos los espacios arquitec-tónicos del conjunto. Así mismo, inmediata-mente al norte se encuentra el patio con ban-queta y paredes con diseños policromos. Final-mente se accedía a esta plataforma por mediode una rampa ubicada en su esquina noreste(Fig. 35).

Ambiente 11

Este ambiente se encontró ubicado en elsector suroeste y estuvo delimitado por el Muro

Fig. 34 Capa 16 Ambiente 9, rampa.

Fig. 35 Capa 16, Ambiente 10.

1 y el Muro 109 en el eje suroeste-noreste y elmuro 108 y 110 en el eje sureste-noroeste. Setrató de un ambiente cuadrangular con una su-perficie promedio de 10,16 metros cuadrados.En el sector noroeste un pozo de huaquero des-truyó parte del muro (Muro 1) que delimitabael ambiente. Como elementos asociados presen-tó un hoyo de 91 cm. de diámetro, dentro delcual no se registró material cultural significa-tivo. Inmediatamente al sur de este hoyo se re-gistró un fogón rectangular, delimitado por

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adobes (en su mayoría rubefactados) dispues-tos de soga. Este fogón se encontraba abierto yorientado hacia el suroeste, probablemente paracaptar las corrientes de viento que permitían unacocción más intensa. Hacia el oeste de este fo-gón se advirtió una concentración de hoyos pe-queños, probablemente para soportar postes decubiertas. Algo interesante fue que el Muro 109,que delimitaba el ambiente por el sur, fue debaja altura (solo una hilera de adobes) y teníaun ancho de 68 cm., por lo que es muy proba-ble que haya estado sirviendo como banqueta.Cerca de la intersección de éste con el Muro110, registramos un hoyo dentro del cual seabandonó una paica rota (Fig. 36).

Este ambiente funcionó como una cocina,que pudo estar atendiendo a los grandes ambien-tes ubicados inmediatamente al sur y al nortedel Muro 1.

Fig. 37 Capa 16, Ambiente 12.

Fig. 36 Capa 16, ambiente 11.

Ambiente 12

Este ambiente se encontró ubicado en elsector suroeste y estuvo delimitado por losMuros 1, 111 y 112 en el eje suroeste-noreste yel Muro 113 en el eje sureste-noroeste. Aunqueel perfil del área no permitió excavar este am-biente en su totalidad, se trató de un espaciorectangular con una superficie promedio de53,81 metros cuadrados. Hacia el sector noroes-te del ambiente se registró una concentraciónde hasta 23 hoyos entre medianos y pequeños.De ellos, 3 eran medianos y estaban dispuestosen media luna formando una parábola abiertahacia el suroeste. Probablemente estos hoyossirvieron para colocar vasijas de tamaño medio(cántaros). Alrededor de estos hoyos se dispu-so el resto (hoyos pequeños) que tienen un apa-rente orden, orientados de suroeste a noreste.Hacia el sector sur del ambiente, otra concen-tración de más de 40 hoyos de diversos tama-ños formaron estructuras de materiales perece-deros que parecen haber estado protegiendo doshoyos medianos que debieron contener vasijaspara almacenaje de granos y/o líquidos. Al me-dio de estos dos hoyos, se registró un corte enel piso, relleno con tierra suelta, en cuyo inte-rior se registró material orgánico, algunos hue-sos humanos (Oh. 12) y fragmentos de cerámi-ca. Del mismo modo, al suroeste de los hoyosmedianos se registraron dos manchas de ceniza(una pequeña y otra grande). La más grandepresentó restos de material orgánico, huesos deanimales, restos malacológicos y algunos frag-mentos de cerámica. En el límite del acceso surdel ambiente se registró otro corte ovalado, re-lleno con tierra suelta en cuyo interior se re-gistró nuevamente algunos restos humanos (Fig.37). Finalmente, hacia el sector central y juntoal perfil de la excavación (zona centro oeste delambiente), se registró un contexto funerario (M-U1412). Al parecer se trataría de un individuode sexo femenino el cual fue colocado en posi-ción flexionado echado. Por la disposición delos huesos y la ausencia de otros, es muy pro-bable que este entierro sea secundario. La grancantidad de arena adherida a los huesos, seríaun indicar que se le trajo de un área donde pre-dominó este tipo de relleno (¿dunas del vallebajo?). El material asociado al individuo per-teneció al periodo Lambayeque Medio (Fig. 38).Por la dimensión de este ambiente y la gran

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cantidad de hoyos registrados en su piso, esprobable que haya estado funcionando comolugar de convergencia, o como un área espe-cializada en el consumo de alimentos. Al mis-mo tiempo la presencia de una tumba y cortesrellenos con cenizas y algunos huesos huma-nos de infantes, sugiere la práctica de algunosrituales o simplemente ofrendas al momento declausurar este ambiente.

Ambiente 13

Este ambiente se encontró ubicado en elextremo sur del área, delimitándose por estelado con la esquina sur del área de excavación.Sólo hemos registrado el límite norte del am-biente, delimitado por los Muros 111 y 112, quelo separaron del Ambiente 12. Presentó unasuperficie promedio de 19 metros cuadrados. Secaracterizó por tener más de 22 hoyos en su

Fig. 38 Capa 16, Cerámica de Contexto M-U1412.

mayoría pequeños (para postes) y algunos me-dianos para colocar vasijas de cerámica. Granparte de los hoyos pequeños parecían formarun alineamiento que partía del acceso que uníaa los Ambientes 12 y 13, formando un límiteque va de noroeste a sureste, girando 90° haciael noreste. Este muro, que fue hecho de mate-riales perecederos, dividió el ambiente en dossub áreas: el Ambiente 13a y el Ambiente 13b.El Ambiente 13a se caracterizó por presentardos hoyos (uno mediano y otro grande) en cu-yos interiores no se registraron materiales cul-turales relevantes. El Ambiente 13b se caracte-rizó por presentar dos cortes irregulares hechosen el piso de barro, los que se rellenaron contierra suelta. Cabe mencionar que en su inte-rior no se registró material cultural significati-vo. No hemos podido definir la función de esteambiente.

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Ambiente 14

Este ambiente se encontró ubicado en ellado sur del área, delimitándose con la Banqueta2 y el Muro 113 por el sector suroeste (eje no-roeste-sureste), con el Muro 114 y 115 por elsector noreste (eje noroeste-sureste) y con elMuro 109 por el lado norte (eje suroeste-no-reste). Tuvo una superficie promedio de 40metros cuadrados y se encuentra afectado pordos pozos de huaquero que destruyen el pisoen el sector central y sureste. Se caracteriza porpresentar cuatro hoyos grandes ubicados en elextremo noroeste del ambiente. Uno de ellos(Hoyo 115), presentó una interesante concen-tración de fragmentos de cerámica, huesos deanimales y restos malacológicos. Este hoyo estáflanqueado por dos hoyos para poste a cadalado. Otro de estos hoyos (Hoyo 132), se en-cuentra ubicado cerca de la esquina noreste yestá delimitado por adobes. En el sector cen-tral se registró un corte en el piso, que estuvorelleno con tierra suelta. Este ambiente parecefuncionar como un pasadizo ancho que debióconectar al conjunto residencial con un área aúnno excavada en el sector sur. La presencia deuna banqueta (Banqueta 2) y algunos hoyosgrandes sugiere que pudo ser un área de des-canso y/o almacenamiento.

Ambiente 15

Este ambiente se encontró ubicado en elsector sureste del área, delimitándose con losMuros 114 y 115 en el sector suroeste, con elMuro 117 en el sector noreste y con el Muro116 en el sector sureste. Tuvo una superficiepromedio de 33,63 metros cuadrados. Se carac-terizó por presentar en el sector central, algu-nos hoyos alineados (en dirección suroeste-no-reste) de diversos tamaños. Así mismo, se re-gistraron algunos adobes abandonados sobre elpiso. Se registraron algunos cortes rellenos contierra suelta, en los que no se encontró materialcultural significativo. De todos ellos, el que másllamó nuestra atención fue un corte ubicadocerca de la esquina que formaba los Muros 114y 116, pues estuvo relleno con tierra rojiza. Esteambiente, por encontrarse al medio del Ambien-te 14 y el conjunto de Ambientes 16, 17 y 18,pudo haber funcionado como un patio de arti-culación y ventilación dentro de la dinámica delconjunto residencial.

Fig. 39 Capa 16 Ambientes 16,17 y 18.

Fig. 40 Capa 16, Banqueta 3.

Fig. 41 Capa 16, Detalle de relleno gredoso.

Ambiente 16

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noreste del área. Formó junto con losambientes 17 y 18 (los que se encuentran

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paralelos y con la misma orientación) una es-tructura en forma de «U», orientada al suroeste(Fig. 39). El ambiente 16 estuvo delimitandopor el noreste con el Muro 119, por el noroestecon el Muro 118 y por el sureste con la Ban-queta 3 (Fig. 40). Tuvo una superficie prome-dio de 5,14 metros cuadrados. Presentó un cor-te ovalado relleno con tierra suelta, dentro delcual no se registró material cultural significa-t ivo. A diferencia del resto de ambientesexcavados, presentó un relleno compuesto portierra amarillenta gredosa (Fig. 41). Por la pre-sencia de la banqueta y el reducido tamaño delambiente, pudo ser un área de descanso.

Ambiente 17

Este ambiente se encontró ubicado en elsector noroeste del área. Estuvo delimitado porel noroeste con la Banqueta 3, por el surestecon el Muro 120 y por el noreste con el Muro119. Tuvo una superficie promedio de 4,00metros cuadrados. Por la presencia de hoyospequeños para postes, es probable que parte deeste ambiente haya estado cubierto. Presentó uncorte relleno con tierra suelta ubicado en la es-quina sureste, dentro del cual no se registrómaterial cultural significativo. Por sus caracte-rísticas pudo haber sido un depósito o un áreade descanso.

Ambiente 18

Este ambiente se encontró ubicado en elsector central del área. Estuvo delimitado porel noroeste con el Muro 120, por el sureste conel Muro 121, por el noreste con el Muro 119 ypor el suroeste con el Muro 117. Tuvo un áreapromedio de 4,91 metros cuadrados. Se carac-terizó por presentar 8 hoyos de diversos tama-ños los cuales se encontraron alineados con elMuro 121. De los tres ambientes descritos, estees el único que no tuvo un acceso directo alpatio contiguo (Ambiente 15), por lo que esposible que haya funcionado como un espacioprivado, destinado al almacenamiento o al des-canso.

Ambiente 19

Este ambiente se encontró ubicado en elsector sureste del área. Estuvo delimitado por

el noroeste con el Muro 121, por el sureste conel Muro 116 y por el noreste con el Muro 122.És te ú l t imo l ími te es producto de unaremodelación tardía, por lo que antes de ella,este ambiente conectaba el patio (Ambiente 15)con el Ambiente 20 (Fig. 42). Este muro tam-bién fue contemporáneo con una remodelaciónhecha al piso, que se puede observar por la ad-herencia de los piso a los muros límites delambiente (Fig. 43). Se trató de un pasadizo de4,50 metros de largo y 1, 33 metros de ancho,que estuvo orientado de suroeste a noreste. Seregistraron algunos hoyos en su interior, sinembargo es evidente que fueron eventos mástardíos, pues de haber habido vasijas allí, hu-biera imposible circular l ibremente. Algodestacable es que los muros de este ambienteestuvieron enlucidos con una fina capa de ba-rro de aproximadamente 1cm. de espesor (Fig.45). Finalmente el Muro 116, que tuvo 0,86metros de ancho, fue hecho bajo la técnica de«doble fila» (colocar una fila de adobes de ca-beza y otra de soga) (Fig. 44). Es probable quepor su ancho haya sido utilizado como una ban-queta, pues tampoco existe algún indicio queeste muro haya sido mas alto. Al mismo tiem-po, la proyección del muro parece configuraruna plataforma o banqueta mas grande deaproximadamente 1.20 metros de ancho. Estabanqueta fue hecha a partir de una serie de hi-leras de adobes (a manera de muros) que con-tuvieron rellenos de tierra compacta y fragmen-tos de adobes.

Ambiente 20

Este ambiente estuvo ubicado en el sectornoreste del área. Estuvo delimitado por el no-roeste con el Muro 1, por el suroeste con elMuro 106 y 119. Aunque parte del ambiente seencuentra aún sin excavarse, definimos un es-pacio en forma de «L» invertida, con una su-perficie promedio de 188, 47 metros cuadrados.Hasta el momento es el ambiente más grandede todo el conjunto. Lamentablemente, granparte del piso se encontraba muy desgastado,por lo que no se ha podido registrar remanen-tes de actividades (Fig. 46). Algo que nos lla-mó la atención es que, a diferencia de los relle-nos que cubrían el resto de los ambientes, latierra del relleno estuvo mezclada con una con-siderable cantidad de restos orgánicos (corontas

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Fig. 42 Ambiente 19, pasadizo.

Fig. 44 Capa 16, Disposición de adobes en murode doble hilera.

Fig. 46 Capa 16, Ambiente 20.

Fig. 43 Capa 16, detalle de remodelaciónarquitectónica.

Fig. 45 Capa 16, enlucido de muros de Ambiente 19.

Fig. 47 Capa 16, Botella Lambayeque, contextofunerario M-U1401.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 58

de maíz, semillas diversas, restos de mates, car-bones, etc.). Este espacio está unido al Ambien-te 15 (patio) y al conjunto de ambientes 16,17y 18 por medio del pasadizo (Ambiente 19). Asímismo, se conectaba por el norte del Ambiente15, al área anteriormente mencionada. El ex-tremo norte del ambiente se caracterizó por pre-sentar dos rasgos muy interesantes. El primerode ellos se registró en el proceso de excava-ción para exponer el piso de la zona noreste delambiente. Se trataba del entierro de un niño deaproximadamente 9 años de edad, colocado enposición flexionada sentada. Tenía como ofren-das algunos restos de material orgánico, frag-mentos de textiles, una concha Spondylus y unabote l la escu l tór ica hecha en a tmósferareductora. Esta botella, delicadamente pulida,representaba a la divinidad Lambayeque o Se-ñor de Sicán (Shimada 1990), de cuerpo enteroy flanqueado por dos mujeres que lo sosteníande un cinturón (Fig. 47).

Fig. 48 Capa 16, Muros con corte cuadrangular,zona noreste

Fig. 49 Capa 16, Piso Mochica Tardío en el fondo decorte cuadrangular

El segundo rasgo fue un conjunto de murosque formaban un espacio cuadrangular. Estosmuros estuvieron enlucidos con una fina capade barro color marrón claro. No se pudo deter-minar la función de este espacio pues estuvointruido por un corte cuadrangular de más de1,40 metros de profundidad, relleno con tierramarrón semicompacta gredosa (Fig. 48). Alprincipio pensamos que se trataba de una tum-ba, sin embargo no hallamos ningún elementoasociado a ella. La excavación se detuvo cuan-do registramos un piso con claras asociacionesMochica Tardío (Fig. 49).

Registro de Columnas de Relleno

Tal como hemos mencionado en la descrip-ción de los ambientes arquitectónicos asocia-dos a la capa ocupacional 16, se registraron dosambientes que al ser clausurados se rellenaroncon el sistema de «columnas de relleno». Estoselementos son estructuras cuadrangulares deaproximadamente 1,00 metro cuadrado por 0,85metros de altura en promedio (ver detalle enTabla 2). Fueron diseñadas a partir de cuatromuros de adobes dispuestos de soga y rellenascon tierra y/o fragmentos de adobes (Fig. 50).En algunos casos la columna fue hecha íntegra-mente con adobes de barro. El objetivo de estesistema fue al parecer, ganar volumen y alturaante la carencia de rellenos (tierra y/o basura,etc.) en espacios de tamaño regular. Por algunarazón las constantes remodelaciones hechas al-rededor del área en la que se les utilizó, fueronaumentando en altura, quedando el área en cues-tión a un nivel muy bajo. La solución más prác-tica fue el uso de estas columnas. Hemos nota-do que en algunos casos sirven de base paracolocar postes de madera para soportar cubier-tas. Esto sería lógico pues en un espacio de re-gular profundidad relleno con tierra, sería unabase un tanto inestable para soportar los postesy subsecuentemente las cubiertas. En nuestraárea de excavación se colocaron en dos filas pa-ralelas, dejando entre ellas espacios que osci-laron entre los 0,26 metros y los 0,55 metrosde ancho. Los ambientes arquitectónicos quepresentaron este elemento fueron los Ambien-tes 08 y 10, ambos ubicados en el sector no-roeste del área de excavación y separados porel Muro 1.

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Columnas de Relleno del Ambiente 8

Se trató de 6 columnas dispuestas en dosfilas paralelas que estuvieron orientadas de su-roeste a noreste (Fig. 18 y 51). La primera filade columnas reposó sobre un muro más tem-prano que parece haber estado pintado de blan-co (Fig. 52). Todas las columnas recibieron unenlucido muy tosco, en el que incluso se pudoadvertir las huellas dactilares de los construc-tores.

Columna AUbicada en el sector sureste del ambiente, me-día 1,38 metros de largo x 1.24 metros de an-cho x 0,60 metros de altura. El relleno fue tie-rra semi compacta y adobes rotos.

Columna BUbicada en el sector centro sur del ambiente,medía 1,48 metros de largo x 1,40 metros deancho x 0,84 metros de altura. El relleno fuetierra semi compacta y fragmentos de adobes.

Columna CUbicada en el sector suroeste del ambiente,medía 1,10 metros de largo x 1,40 metros deancho x 0,90 metros de altura. El relleno fuetierra suelta y fragmentos de adobes.

Columna DUbicada en el sector noreste del ambiente, me-día 1,40 metros de largo x 1,40 metros de an-cho x 0,60 metros de altura. El relleno fuefragmentos de barro y mortero de barro.

Columna EUbicada en el sector centro norte del ambien-te, medía 1,14 metros de largo x 1,24 metrosde ancho x 0,80 metros de altura. El rellenofue fragmentos de adobes y mortero de barro.

Columna FUbicada en el sector noroeste del ambiente,medía 1,24 metros de largo x 1,14 metros deancho y 0,80 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro.

Columnas de Relleno del Ambiente 10

Se trató de 8 columnas dispuestas en dosgrupos de 4. Al igual que las anteriormente des-critas, fueron hechas a partir de cuatro murosde adobes dispuestos de soga. La mayoría fuerellenada con tierra semi compacta y con frag-mentos de adobes de barro.

Columna AUbicada en el sector noroeste del ambiente,medía 0,84 metros de largo x 0,90 metros deancho y 0,29 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro.

Columna BUbicada en el sector noroeste del ambiente,estuvo completamente desmontada. Solo sepudo registrar algunos adobes alineados.

Columna CUbicada en el sector suroeste del ambiente,medía 0,97 metros de largo x 1,00 metro deancho y 0,60 metros de altura. El relleno fueadobes entramados. En la parte superior se re-gistró los restos de la base un poste de made-ra quemado (Fig. 54).

Columna DUbicada en el sector suroeste del ambiente,medía 0,74 metros de largo x 1,16 metros deancho y 0,60 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro.

Columna EUbicada en el sector noreste del ambiente, me-día 0,84 metros de largo x 1,12 metros de an-cho y 0,66 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro.

Columna FUbicada en el sector noreste del ambiente, me-día 1,00 metro de largo x 0,90 metros de an-cho y 0,57 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro. Aligual que la Columna C, se registró la basede un poste de madera quemado.

Columna GUbicada en el sector sureste del ambiente, me-día 0,82 metros de largo x 1,06 metros de an-cho y 0,70 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro.

Columna HUbicada en el sector sureste del ambiente, me-día 0,80 metros de largo x 0,80 metros de an-cho y 0,70 metros de altura. El relleno fuefragmentos de adobes y mortero de barro.

Técnicas Constructivas de los Muros

Durante la presente temporada se registróun total de 39 muros, todos hechos de adobes.Tal como se detalla en la Tabla 1, 12 se regis-traron en la Capa 15 y 27 en la Capa 16. Comopodemos apreciar, hubo un incremento de 11 a

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Fig. 50 Capa 16, Dibujo de caras de Columna F, Ambiente 8.

Fig. 51 Capa 16, Columnas norte vista desde el noreste.

Fig. 52 Capa 16, Dibujo de sección Columnas Norte, primera fila.

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6 en la Capa 16 con respecto a la Capa 15, loque indica claramente un cambio en la funcióndel sitio durante estas dos capas ocupaciona-les. Los muros se edificaron continuando conlas técnicas constructivas que se observan des-de el periodo Mochica. En total hemos regis-trado un total de 5 técnicas constructivas, lasque se detallan a continuación.

Muros con adobes dispuestos de Soga

Es la técnica más común en ambas capasocupacionales y se caracteriza por colocar losadobes longitudinalmente, uniéndose por las«cabezas» (ver Tabla 4).

Muros con doble hilera dispuestos de Soga yCabeza

Es la segunda técnica más común en ambascapas ocupacionales y se caracteriza por colo-car dos filas paralelas de adobes (una de soga yla otra de cabeza), dando un mayor ancho almuro y al mismo tiempo una mayor solidez.Hemos observado que para el caso de la Capa16, los muros que fueron hechos con esta téc-nica constructiva delimitaban espacios princi-pales o servían de muros ejes para la distribu-ción del resto de los espacios. En la mayoría delos casos, estos muros estuvieron enlucidos.Cabe mencionar que los adobes que se utiliza-ron en los muros tuvieron tamaños específicos.De esta manera, los adobes que se colocaron desoga fueron siempre más largos de lo usual,mientras que los que se colocaron de cabezafueron más anchos que el promedio (ver Tabla4).

Muros con doble hilera de adobes dispuestosde Soga (Soga Doble Hilera)

Es la tercera técnica más común en ambascapas ocupacionales y se caracteriza por colo-car dos filas paralelas de adobes dispuestos desoga. En algunos casos hemos registrado unrelleno entre ambas hileras compuesto por ado-bes rotos y tierra semi compacta.

Muro con adobes dispuestos de Soga y Costilla

Solo se registró un caso en la Capa 16. Setrata de una base adobes dispuestos de Soga y

una hilera sobrepuesta con adobes dispuestosde costilla.

Muros con adobes dispuestos de Cabeza

Es la técnica menos popular en ambas ca-pas ocupacionales y se caracteriza por colocarlos lados más largos de los adobes de formaparalela.

Análisis preliminares y comentariosfinales

La Capa 15 difiere del resto de contextosexcavados hasta el momento por cuanto presen-tó un piso uniforme y muy compacto distribui-do por toda el área. Así mismo, se observó unorden en la distribución de los espacios arqui-tectónicos. A pesar de haber existido muros deadobes, se hicieron algunas subdivisiones conestructuras de material perecedero. La arquitec-tura que presenta esta capa ocupacional, se com-pone básicamente de grandes espacios abiertosque superan los 40 metros cuadrados. Asocia-dos a estos grandes espacios, se han registradosobre el piso restos de productos malacológicos(Donax sp.), pigmentos derramados sobre elpiso y hasta algunos implementos para elabo-rar textiles (Fig. 07). Un aspecto curioso es quedurante esta capa ocupacional, se inició el cre-cimiento del árbol de algarrobo (Prosopispallida) que creció aproximadamente unos 5metros de altura y que fue quemado posterior-mente durante el uso y abandono de la Capa 14.Este árbol, debió proveer de sombra a todo elSector 5, que además fue la zona central delconjunto. Los contextos asociados nos sugie-ren un uso intenso que involucró el consumode vasijas de diversos tamaños y formas. Estose hace evidente en los hoyos que se concen-tran en el sector suroeste del área (Sector 1) yalgunos otros alineados al interior del Sector5. El hecho de haber hallado algunas paicas encontexto y por el contrario no haber registradoningún fogón cercano, sugieren que durante estacapa ocupacional se estuvo almacenando algúnproducto. Sin embargo el hallazgo de un platoal interior de una paica (Fig.08), nos indica quese estuvo sirviendo el producto que contuvie-ron estas grandes vasijas. Un rápido análisis delos fragmentos de cerámica del área nos indica

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una predominancia de platos y ollas, seguidode una interesante muestra de cántaros y paicas.Es decir, existe una mayor tendencia al uso devasijas hechas para el «consumo» y para «ser-vir». En cuanto al material diagnóstico hubo unincremento, en referencia a la capa anterior, decerámica fina de estilo Lambayeque que en sumayoría se compone de fragmentos hechos enhorno reductor y pulidos (Fig. 55). Al parecer,durante la Capa 15 se construyeron grandes es-pacios cercados destinados al consumo de ali-mentos. Estos espacios debieron ser parte(¿traspatios?) de un complejo más grande quedebe estar actualmente bajo una serie de relle-nos y remodelaciones y que hoy se configuracomo la «Huaca Alta». La gran cantidad de hue-sos de animales quemados, registrados en elrelleno que cubría esta capa ocupacional po-drían ser los restos de los alimentos consumi-dos en este sector. Del mismo modo la inusualconcentración de restos malacológicos registra-dos sobre el piso de este conjunto sería unaevidencia más de su función como área de con-vergencia social a partir del consumo de ali-mentos. Este momento parece corresponder alperiodo Lambayeque Tardío, pues es anterior alas tumbas tardías registradas en la Capa 14 yposterior a la tumba M-U1401, con claro mate-rial Lambayeque Medio. Así mismo, sobre elpiso se registraron algunos fragmentos de ce-rámica con diseños paleteados típicos de perio-do Tardío (Fig. 56).

Hemos registrado algunos hoyos que sinlugar a dudas contuvieron paicas, lo cual re-salta la función de expendio-consumo que serealizó en este sector. A diferencia del resto de

Fig. 53 Capa 16, Columnas Centro, Ambiente 10. Fig. 54 Capa 16, Poste de Madera quemado, ColumnasCentro, Ambiente 8.

capas ocupacionales hemos notado un marcadodescenso de materiales orgánicos en los relle-nos y en hoyos. Es probable que esto se deba aque nos encontramos más cerca de la napafreática. Por otro lado, hemos notado una ma-yor selectividad al momento de depositar res-tos en este tipo de contextos. Solo una decenade ellos contienen materiales que pueden habersido ofrendados: platos de lagenarias, conjun-tos de semillas de palta, chirimoya y zapallo,textiles de buena factura y cantos rodados. Es-tos conjuntos solo se han registrado en el Sec-tor 5, lo cual denota una marcada selección almomento de depositarlos. Al igual que en lascapas ocupacionales Chimú, se registró escoriade metal asociada a una de las paicas (Paica 21),por lo que podemos argumentar que esta prác-tica se remonta desde el periodo LambayequeTardío. Nos llama la atención el reiterado aban-dono de objetos asociados a la producción detextiles. Éstos, se encontraron generalmentedentro de hoyos y abandonados sobre los pi-sos. Este comportamiento ya había sido obser-vado en las capas ocupacionales Chimú, sinembargo es más recur ren te en las capasLambayeques. En base a todo lo expuesto, esevidente que el Área 35 funcionó durante estemomento ocupacional como un espacio desti-nado a la ejecución de festines y banquetes ce-remoniales que pudieron celebrarse de manerasimultánea a los eventos funerarios de la ex-planada central del sitio.

La Capa Ocupacional 16 marca un cambioradical en comparación a todo lo excavado hastala fecha en este sector. Si bien es cierto había-mos registrado algunas superficies en capas

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Fig. 55 Capa 16, fragmentos de cerámica finos, estiloLambayeque.

Fig. 56 Detalle de fragmento paleteado registradoen piso.

muros estuvieron enlucidos y hasta pintados,mientras que otro presentó pintura muralpolícroma. El hallazgo de restos del cielorrasocon restos de pintura, nos induce a pensar en lacomplejidad y exquisitez de la construcción.Los pisos registrados se encontraron completa-mente limpios y parecen haber recibido un man-tenimiento constante. El área de la cocina estu-vo claramente separada de sectores más secu-lares y con probables funciones administrati-vas y residenciales. Es evidente que el conjun-to estuvo dividido por el Muro 1, separando dosáreas bien marcadas: una al noroeste de emi-nente carácter ceremonial (muros con pinturamural, banquetas, pisos muy bien elaborados)y otra de función residencial y como hemosmencionado anteriormente, probablemente ad-ministrativa. Este último sector se encuentraflanqueado por dos grandes «patios», ubicadostanto al suroeste como al noreste (Figs. 17 y18) y concentra la mayor cantidad de elemen-tos constructivos. Del mismo modo, en estossectores laterales, es donde hemos registradola mayor cantidad de elementos descartados(material orgánico, fragmentos de vasijas, etc).Por otro lado la relación y orientación del sec-tor ubicado al noroeste del Muro 1 con el ce-menterio ubicado en la explanada sugiere quefueron espacios destinados al culto a los muer-tos y probablemente a la ejecución de las exe-quias de los individuos enterrados durante elperiodo Lambayeque Medio.

Las técnicas constructivas son nuevas y laexactitud y simetría con la que se construyeroncada uno de los recintos implica un trabajo or-denado y especializado. Hemos podido obser-var que en el proceso, se utilizaron adobes he-chos con gaveras de diversos tamaños, los cua-les eran utilizados para colocarlos en lugaresespecíficos de los muros. Así mismo nos indicala gran cantidad de fuerza de trabajo empleadaen la construcción de este complejo. El anchoy consistencia de los muros, es algo que hastael momento (salvo el Gran Muro de la cercadurade las tumbas Transicionales) no había sido re-gistrado en San José de Moro. El tratamientode las superficies, como el enlucido y posteriorpintura, indican que las actividades que se rea-lizaron y los individuos que allí residieron tu-vieron un status elevado. Del mismo modo, esla primera vez que se registra en San José de

anteriores con muros que delimitaban espaciosdiferenciados, no habíamos excavado, hasta lafecha nada igual. En una superficie de más de400 metros cuadrados hemos registrado 20 am-bientes arquitectónicos con diferentes funcio-nes (patios, pasadizos, plataformas, cocinas, de-pósitos, áreas de descanso, etc.) que se articu-lan dentro de una dinámica orientada al usoconstante de toda la estructura. Algunos

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 64

Moro, la técnica de «columnas de relleno» paracubrir y clausurar estructuras arquitectónicas.Hasta el momento, esta técnica era casi exclu-siva de los sitios del complejo de valles deLambayeque, por lo que su uso en el Área 35,indicaría una estrecha relación con los gruposde poder norteños.

El material registrado al interior del con-junto parece demostrar el carácter residencialdel sector: platos, jarras, vasos, botellas finas,concreciones de pigmentos, herramientas paratejer y otras probablemente para labrar objetosde metal, piedra o madera (Fig. 57). Estos últi-mos podrían corresponder a las labores que seadministraron o a los productos que se contro-laron durante el Lambayeque Medio desde estecomplejo. El material también sugiere una ten-dencia a la convivencia o coexistencia entre elperiodo Transicional Tardío (que no solo inclu-ye piezas locales hechas en horno reductor, sinofragmentos de estilos sureños: Atarco, Viñaque)y el Lambayeque Medio (Fig. 58). El hallazgodel contexto funerario M-U1401 en medio deun relleno arquitectónico, en el que se registróuna extraordinaria pieza de cerámica asociadaa un niño, sugiere comportamientos ritualesmuy relacionados a los registrados en el com-plejo de Batán Grande. Es probable que estehecho, sumado a ciertas características arqui-tectónicas propias de los valles de Lambayequenos estén indicando una relación muy fuerteentre los grupos que habitaron este complejo ylas elites Lambayecanas. Es muy probable queesta élite haya venido junto con el grupo queconstruyó y administró el sitio de Huaca LasEstacas, ubicada a unos kilómetros al noroeste.

Finalmente, es la primera vez que se regis-tra pintura mural Lambayeque fuera de su es-fera de origen, y esto nos debe llevar a haceralgunas reflexiones. Aunque hasta el momentoes relativamente poco lo que se ha excavado deestructuras semi monumentales de esta socie-dad, la gran mayoría se encuentran en la regiónal norte del valle de Jequetepeque. Úcupe,excavada en la década de los ‘80s por Alva(1986), es un claro ejemplo de este tipo de ar-quitectura. Así, la estructura registrada en elÁrea 35 aunque no es tan compleja como lamencionada, parece tener la misma configura-ción y función. Ambas se encuentran cerca deun cementerio y presentan pintura mural contemas complejos. Del mismo modo en ambos

Fig. 57 Instrumentos de metal, registrados en relleno decapa 16 (RC16).

Fig. 58 Fragmentos de estilo Wari y derivados enrellenos de Capa 15 y 16.

casos parecen ser unidades residenciales conaparentes funciones administrativas. La quemaintencional que se observó en el muro polícro-mo del Área 35 se relaciona con las quemasintencionales observadas tanto en Úcupe, BatánGrande e incluso Túcume (Narváez 1996), endonde se han reconocido fuertes incendiosdireccionados a los sectores más sacros de losconjuntos arquitectónicos (Shimada 1990). Altérmino del poder de la elite Lambayeque Me-dio, estos sitios sufrieron un vandalismo gene-ral izado, producto de la represión social(Shimada 1990). Es probable entonces que es-tos tres conjuntos hayan sido coetáneos y almismo tiempo, cada uno de acuerdo a su

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escala, hayan compartido las mismas funciones.Esto se vería confirmado en el hecho que laCapa 15 da muestras de un marcado desgasteen relación con el conjunto clausurado de laCapa 16.

La construcción de este complejo en SanJosé de Moro, donde además se estuvieron en-terrando individuos de rango medio y elevadode la elite Lambayeque, sugiere que existió unarelación muy marcada entre ambas actividades.¿Acaso una tendencia a demostrar un vínculoestrecho entre los ancestros difuntos y la élitegobernante?, ¿por qué los Lambayeque insis-tieron en construir esta residencia junto a uncementerio que además ya tenía una larga tra-dición de cobijar individuos de alto status?. Enlas próximas temporadas de excavación trata-remos de acumular un mayor cantidad de evi-dencia empír ica para i r respondiendo yagudizando esta problemática.

Descripción de los ContextosFunerarios

Tumba M-U 1401

Ubicación: Área 35Filiación cultural: Lambayeque MedioTipo de estructura: fosa ovalada.

Número de individuos: 1Sexo: no se pudo determinarEdad: 6-7 años +-24 mesesPosición: sentado flexionadoOrientación: cabeza orientada al suroesteTratamiento: colocado dentro de un fardo

Observaciones:El individuo fue colocado en una fosa ova-

lada de aproximadamente 1,20 metros de largopor 0,85 metros de ancho. El relleno de la tum-ba fue tierra grumosa de color amarillo. Estuvoubicado en el sector noreste, al sur del Muro 1.En realidad no se pudo observar la matriz deeste contexto por lo que presumimos que fueincluido como una ofrenda al momento de es-tar colocando el relleno que cubrió la capa ocu-pacional 17. El individuo estuvo colocado enposición flexionado sentado con el cráneoorientado al suroeste y la mirada hacia el no-reste. Algunos de los huesos no estuvieron en

posición anatómica, por lo que es probable queel cuerpo haya estado dentro de un fardo fune-rario (Fig. 59, 60).

Asociaciones:

CerámicaC.01 Botella escultórica hecha en horno reduc-

tor con base pedestal corta y asa cintada pos-terior con la aplicación de dos aves unidas porel pico. Presenta gollete cónico. El motivorepresentado es la divinidad Lambayeque o«Señor de Sicán» de cuerpo entero. Presentacomo tocado de cabeza una especie de coro-na aserrada, la clásica máscara con ojos ala-dos, pectoral y largos aretes triangulares do-bles a cada lado. Lleva una camisa corta de-corada en las mangas y con flecos en la bas-ta. Algo interesante es que el individuo encuestión no presenta brazos, por lo que lasmangas de la camisa simulan alas. Esta ima-gen central está flanqueada por dos mujeresque lo sostienen de un apéndice que sale desu cintura (¿cinturón?). De los extremos deeste apéndice cuelgan una especie de borlastriangulares, similares a los aretes que llevapuesto la imagen central. Estas mujeres tie-nen la cabeza cubierta por un velo, llevan unaespecie de collar y portan un vestido que lesllega a las rodillas. Algo interesante es quelos senos de ambas mujeres están expuestoso en todo caso han sido enfatizados. Todo esteconjunto escultórico está finamente pulido(mas que el resto de vasija) y se le ha aplica-do grafito, que al exponerse a la luz, da unatonalidad metálica a este conjunto. Así mis-mo esta escena se encuentra de pie sobre elcuerpo globular de la vasija en cuyo centrose advierte una línea que lo divide en dosmitades iguales. Esta pieza estuvo ubicadacerca al brazo derecho del individuo (Fig. 61,62).

MetalesM.01: Conjunto de tres «prills» de metal. Ubi-

cados junto a la mano izquierda del indivi-duo.

MalacológicoMa.01: Concha de Spondylus princeps. Ubica-

da junto a la mano izquierda.Ma02: Valva de «conchita» (Donax

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 66

Fig. 59 Contexto Funerario M-U1401.

Fig. 60 Contexto Funerario M-U1401, dibujo de planta.

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67PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 61 M-U1401-C01.

Fig. 62 Detalle de M-U1401-C01.

peruvianus). Ubicada debajo del pie derechodel individuo.

TextilTx.01: Muestras de textil de algodón, ubicada

cerca de la mano izquierda del individuo.

OrgánicoOg.01: Algas marinasOg.02: Fragmentos de lagenaria sp. (No se pudo

conservar)

OtrosOt.01 : Restos de pigmento rojo, cinabrio. Ubi-

cados cerca del brazo izquierdo y en la man-díbula inferior.

Muestras de TierraMU.01: Seis muestras de tierra tomadas del con-

junto de material orgánico descompuesto so-bre la mano izquierda del individuo.

Resultado del Análisis de Antropología Física:Sexo: indeterminadoEdad: 6-7 años +- 24 mesesEstatura: no se pudo determinar

Observaciones Generales:Estaba flexionado, con la cabeza hacia las

rodillas.Las rodillas están flexionadas formando án-

gulos de 45º, dirigiéndose ambas piernas haciamedial. La pierna derecha se dirige hacia el ter-cio distal de la t ibia izquierda. El tercioproximal del antebrazo derecho está sobre eltercio distal fémur del mismo lado, formandoel codo un ángulo mayor de 45º. El radio iz-quierdo forma un ángulo de 90º con su húmero.La muñeca izquierda parece formar un ángulode aproximadamente 45º hacia medial. La manoizquierda sujeta un Spondylus.

El omóplato derecho presenta su extremoinferior hacia arriba, al igual que el izquierdo.La clavícula derecha está sobre el tercioproximal del húmero del mismo lado. Las cos-tillas y dorsales están en su posición anatómi-ca.

Tal parece que el individuo se hallaba sen-tado. Las cervicales y e l cráneo habr íancolapsado, dejando el cráneo sobre el abdomen.Si se trató de un fardo, éste no fue muy ajusta-do ni el individuo fue amarrado fuertemente.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 68

Tumba M-U 1412

Ubicación: Área 35Filiación cultural: Lambayeque MedioTipo de estructura: fosa alargada.

Número de individuos: 1Sexo: femenino?Edad: adultoPosición: Decúbito dorsal flexionadoOrientación: cabeza orientada al suresteTratamiento: colocado dentro de un fardo

Observaciones:El individuo fue colocado en una fosa alar-

gada de aproximadamente 1,08 metros de largopor 0,42 metros de ancho. El relleno de la tum-ba fue tierra de color marrón claro semi com-pacta (Fig. 63, 64). Un primer nivel de ofren-das estuvo compuesta por un conjunto de hue-sos de animales n/i (costillas preferentemente,con evidencia de cortes) ubicadas sobre el hom-bro derecho del individuo. El segundo nivel deofrendas estuvo compuesto por cuatro vasijasde cerámica, de las cuales tres (C01 (olla), C02(plato con vertedera) y C03 (olla)) estuvieroncolocadas sobre el lado izquierdo del individuo.Estas tres vasijas comparten la característicaque estuvieron rotas en zonas específicas delcuerpo. La otra vasija (C04), que fue una ollapaleteada, estuvo ubicada al lado derecho delindividuo. Debajo de C02, se registró un con-junto de desechos orgánicos , f ragmentosmineralizados de textiles llanos y la miniaturahecha en madera de un «removedor» para ha-cer chicha, similar a los registrados en contex-tos Chimú en la misma área de excavación (Fig.65). Un tercer conjunto de ofrendas fue locali-zado al lado del húmero derecho del individuo.Éste estuvo compuesto por tres estacas y treshusos de madera n/i. Debajo del individuo seregistraron algunos fragmentos de cerámica nodiagnósticos. Respecto al individuo, fue colo-cado en una inusual posición (Decúbito dorsalflexionado) y aunque aparentemente los hue-sos estuvieron colocados en su posición habi-tual, varios de ellos estuvieron movidos. Porejemplo, la columna vertebral estaba a la in-versa: las vértebras lumbares estaban cerca delcráneo y las cervicales cerca de las coxales. Laprimera y segunda cervical estuvieron debajodel cráneo. El omóplato derecho estaba

invertido y un poco fragmentado, debajo de else registró el cúbito y el radio. El húmero seregistró debajo del omóplato. El fémur estuvodebajo de las costillas. Así mismo no se halla-ron la mandíbula inferior, el esternón y el ma-nubrio. Varios de los huesos estuvieron blan-queados, por lo que es probable que hayan es-tado expuestos al sol en algún momento (Fig.66). Del mismo modo, el cráneo y algunos hue-sos largos estuvieron cubiertos de una delgadacapa de barro líquido (Fig. 67). Todos estosindicadores nos han llevado a la conclusión queestamos frente a un entierro secundario. Es pro-bable que en un principio este individuo hayaestado enterrado en un área donde el relleno fuearena, pues hemos registrado gran cantidad deella adherida a los huesos (Fig. 68).

Asociaciones:

CerámicaC.01 Olla de cuerpo globular y cuello carenado

hecha en horno oxidante y alisada. Presentahollín en la zona inferior de la vasija, la queademás está parcialmente rota. Estuvo ubica-da al lado izquierdo del cráneo del individuo.

C.02 Plato con vertedera hecho en horno reduc-tor y pulido. La vertedera está parcialmenterota. Al interior se ha podido advertir desgas-te, lo que denotaría uso. En la base del platopresenta, como elemento decorativo, ungraffiti que representa un ave de cuerpo com-pleto con pico y cuello largo ¿garza? Estuvoubicado, con la base hacia arriba entre C01 yC03, hacia la izquierda y parcialmente sobreel abdomen del individuo.

C.03 Olla de cuerpo globular hecha en hornooxidante y alisada. Presenta hollín en la zonainferior. Esta vasija tuvo el cuello roto y comotécnica decora t iva se ap l icó pa le teadoreticulado y pintura precocción blanca alre-dedor de lo que fue el cuello. Estuvo ubicadaal lado izquierdo del individuo.

C.04 Olla de cuerpo globular y cuello carenadohecha en horno oxidante y alisada. Presenta-ba hollín en la zona inferior y estuvo decora-da con la técnica del paleteado con diseñostriangulares.

MaderaMd.01: Miniatura de removedor para chicha.

Ubicado debajo de C.02.

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69PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 63 Contexto Funerario M-U1412.

Fig. 64 Contexto Funarario M-U1412, dibujo de planta.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 70

Md.02: Conjunto de tres de estacas y tres hu-sos. Ubicados junto al húmero derecho.

Óseo AnimalOA.01: Huesos de animal N/I. Ubicados sobre

el hombro derecho del individuo, junto aC.04.

OtrosOt.01: Fragmento de impronta de textil. Ubica-

do debajo de C.02.

Fragmentos de CerámicaFc.01: Fragmento de cerámica paleteado. Ubi-

cado cerca de una vértebra cervical.

Muestras de TierraMU.01: Muestra de barro líquido (seco). Ubi-

cado sobre el cráneo del individuo.MU.02: Muestra de tierra tomada del interior

de C.02.

Fig. 65 M-U1412, detalle de miniatura de removedor. Fig. 66 M-U1412, detalle de huesos fuerade su posición.

Fig. 67 M-U1412, detalle de barro líquido aplicadosobre el cráneo.

Fig. 68 M-U1412, detalle de fémur con arena adherida.

MU.03: Muestra de tierra tomada del interiorde C.04.

MU.04: Muestra de tierra tomada del interiorde C.03.

MU.05: Muestra de arena tomada debajo del es-queleto del individuo.

Resultado del Análisis de Antropología Física:Sexo: femenino?Edad: adulto.Estatura: no se pudo determinar

Notas

1 Esta longitud está condicionada por el lí-mite noroeste de la excavación del área. Es pro-bable que la pared se extienda más en direc-ción noroeste. Sin embargo, desconocemos sien esa porción se ha conservado las pinturasmurales.

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# muro Capa # adobes Disposición (ab)1 3 8 Soga2 3 4 Soga3 4 6 Soga4 4 4 Cabeza5 4 5 Soga6 4 12 Cabeza7 4 4 Soga8 4 4 Soga9 4 N/d N/d

10 4 6 Soga11 4 3 Soga12 4 4 Soga13 4 N/d N/d14 5 12 Cabeza/soga15 5 13 Soga16 5 10 Soga17 5 4 Soga18 5 13 Soga19 5 4 Soga20 5 3 Soga21 5 17 Cabeza22 5 5 Soga23 6 4 Soga24 6 7 Soga25 6 3 Soga26 6 3 Soga27 6 12 Soga28 6 10 Soga29 6 18 Cabeza30 6 8 Cabeza31 6 4 Soga32 6 2 Soga33 6 4 Soga34 6 4 Soga35 6 3 Soga36 6 3 Soga37 6 8 Soga/cabeza38 6 3 Soga39 7 7 Soga/cabeza40 7 9 Soga41 7 16 Cabeza42 7 9 Cabeza43 7 17 Cabeza44 7 6 Cabeza45 7 12 Soga46 7 9 Soga47 7 6 Soga/cabeza48 7 0 Impronta49 8 17 Soga50 8 8 Soga/ cabeza51 8 8 Soga52 9 19 Soga53 9 6 Soga54 9 3 Costilla55 9 4 Soga56 9 4 Soga57 10 6 Soga58 10 6 Soga59 10 5 Soga60 11 7 Soga61 11 6 Soga

g62 11 8 Soga63 12 7 Soga64 12 n/d n/d65 12 n/d n/d66 12 n/d n/d67 12 n/d n/d68 13 44 Soga/cabeza/con relleno69 13 n/d n/d70 13 7 Cabeza71 13 7 Soga/cabeza72 13 6 Cabeza73 13 4 Soga74 13 4 Cabeza/soga75 13 3 Cabeza76 13 5 Soga77 14 7 Soga78 14 4 Soga79 14 6 Cabeza80 14 6 Cabeza81 14 4 Soga82 14 n/d n/d83 14 4 Soga84 15 10 Soga doble hilera con relleno85 15 3 Soga86 15 15 Cabeza87 15 26 Soga/doble hilera sin relleno88 15 28 Soga/cabeza sin relleno89 15 4 Soga90 15 4 Soga91 15 15 Soga92 15 Varios Cabeza/soga sin relleno93 15 3 Soga94 15 3 Soga95 15 17 Cabeza/soga96 16 Varios Soga97 16 Varios Cabeza, soga98 16 Varios Cabeza99 16 8 Soga

100 16 7 Soga101 16 6 Soga102 16 6 No se pudo obs.103 16 3 Soga104 16 3 Soga105 16 No se obs. Canto, soga, canto106 16 No se obs. Doble soga107 16 No se obs. Soga?108 16 No se obs. Soga?109 16 No se obs. Soga/cabeza110 16 No se obs. Soga/cabeza111 16 5 Soga112 16 5 Soga113 16 5 Soga114 16 No se obs. No se pudo obs.115 16 No se obs. No se pudo obs.116 16 No se obs. No se pudo obs.117 16 No se obs. No se pudo obs.118 16 No se obs. Soga119 16 No se obs. Soga120 16 5 Soga121 16 No se obs. Soga??122 16 No se obs. Soga/cabeza

Tabla I. Lista de muros.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 72

Adobe Muestra Largo Ancho AltoMuro 115, Adobe A 40 cm 27 cm 12 cmMuro 115, Adobe B 41 cm. 17 cm 12 cmMuro 115, Adobe C 38 cm 20 cm 14 cmMuro 115, Adobe D 56 cm 22 cm 14 cmMuro 115, Adobe E 45 cm 27 cm 12 cmMuro 1, Adobe A 41 cm 26 cm 11 cmMuro 1, Adobe B 54 cm 21 cm 10 cmMuro 1, Adobe C 48 cm 24 cm 13 cmMuro 1, Adobe D 54 cm 21 cm 9 cmMuro 1, Adobe E 52 cm 25 cm 10 cm

Nro. de Paica

Tipo de paica Decoración Diámetro Tratamiento especial al

momento de abandonarla Litraje Capa de Registro Capa Utilizada

1 Entrante no 51 cm No presentó 120 Capa 4 4, 5 y 62 Entrante no 55 cm No presentó 156 Capa 4 4, 5 y 6

3 Recta Cara antropomorfa en alto relieve 84 cm Removedor de madera y adobes

sobre la boca 408 Capa 4 4, 5 y 6

4 Entrante Pintura blanca en el labio y borde 52 cm Maderas rectangulares (4)

formando especie de “tapa” 156 Capa 9 9

5 Entrante no 39 cm Petate en boca 57 Capa 10 10, 11 y 12 y 136 Entrante No se pudo observar n/i No se pudo observar n/i Capa 10 107 Entrante no 33 cm Petate en boca 57 Capa 10 10, 11, 12 y 13

8 Entrante no 64 cm Tela y removedor de madera sobre boca 234 Capa 11 11, 12 y 13

9 Entrante Pintura negra en la parte inferior del molde 55 cm No presentó 138 Capa 11 11, 12 y 13

10 Entrante No 40 cm Petate en boca 51 Capa 11 11, 12 y 13

11 EntranteAplicación tipo

pellizcada en debajo del borde

36 cm No presentó 60 Capa 11 11, 12 y 13

12 Entrante Incisión en forma de media luna 60 cm Boca cubierta por tela 216 Capa 11 11, 12 y 13

13 Entrante No 60 cm Boca cubierta por ramas de árboles 156 Capa 12 12 y 13

14 Entrante No 43 cm No presentó 184 Capa 12 12 y 1315 Entrante No 25 cm No presentó 72 Capa 13 13

16 Entrante Paleteado reticulado en cuerpo 18 cm Boca cubierta por lagenaria 30 Capa 13 13

17 Entrante Incisión en forma de media luna 64 cm

Maderas y bolsita de tela de algodón amarrada con pelos humanos dentro de la paica

207 Capa 13 13

18 Entrante Incisiones en forma de “z” alrededor del borde 68 cm Estructura de adobes, maderas,

removedor y ruptura simbólica 198 Capa 12 12 y 13

19 Entrante No 25 cm No presentó 69 Capa 13 13

20 Entrante No Adobes colapsados en su interior 270 Capa 15 15

21 Recta Pintura precocción labio Plato (C.31) en su interior 66 Capa 15 15 y 16

22 ¿? No se pudo observar ¿? Varios fragmentos de cerámica ¿? Capa 16 16

Tabla II. Dimensiones de adobes.

Tabla III. Cuadro de paicas halladas en el Área 35.

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73PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

ANEXO IInforme Técnico de Conservación en el Área 35

Manuel Asmat SánchezConservador PAHLL

El presente informe resumen los trabajosrealizados en el Complejo Arqueológico SanJosé de Moro, Ubicado en el Valle Chepen, elcual comprende el tratamiento a nivel preven-tivo y protección de un muro con decoraciónmural ubicado en el ángulo Nor Oeste de laUnidad 35

Descripción

Se trata de un mural policromado de 2.35mt aproximadamente, el cual ha sido afectadopor el huaqueo colonial destruyendo en partela arquitectura, esta laguna se encuentra cubier-ta con material de escombraje (tierra y fragmen-tos de adobes).En la actualidad se conserva 1.10mt del mural con relación al piso.

Estado de conservación

Muro soporte

El muro presenta pérdidas a nivel de estruc-tura ubicada en los ángulos Noroeste y Norestecon relación al mural, además se han registra-do adobes fracturados en la cabecera de muroformando notorios desfases en la parte centraldel muro decorado.

Se ha podido definir el sistema constructi-vo del muro, aprovechando los sectores afecta-dos por el huaqueo, la técnica corresponde ahiladas de adobes alternadas, es decir, unas desoga y otras de cabeza.

Capa Pictórica

La capa pictórica es muy delgada, presentachorreras de arcilla y mortero de barro adheri-do, producto de los escurrimientos de agua delluvia, también muestra pérdidas de color yenlucidos en algunos sectores, que han com-

prometido la superficie decorada. No presentapulverulencia del color ni estratos de enlucidossuperpuestos. Es mas la capa pictórica muestraen toda su superficie un velo arcilloso muy fino.

Actividades realizadas

Registro y Documentación

Es la actividad que se desarrolla desde elinicio de las intervenciones, esta se ha realiza-do con la tomas fotográficas digitales y la fil-mación. Esta documentación servirá para sus-tentar los trabajos realizados a nivel preventi-vo al mural.

Conservación Preventiva

Limpieza del color

Es aquella actividad que tiene como finali-dad la eliminación de todo material ajeno quecubre la policromía y dificulta la lectura delmural. Para ello utilizamos bisturí y pincelesde cerda suave, y para los sectores que presen-tan sedimentos muy gruesos se humecta previa-mente con una solución de agua destilada conalcohol al 50%, facilitando así el retiro de estematerial sin afectar la policromía.

Readherencia de enlucidos

La actividad consiste en la fijación de aque-llos enlucidos con policromía que muestren se-paración con relación al muro soporte y de con-solidar todos los bordes del mural que mues-tran riesgos de colapso. Para ello utilizamos unasolución de agua destilada y alcohol de 96° al70% utilizado para romper la tensión superfi-cial del enlucido, en tanto los bordes son trata-dos con un mortero de barro arcilloso.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 74

Muro de Protección

Para la protección del mural después delt ra tamiento ut i l izamos adobes nuevos de25x15x10 cm y pliegos de papel seda. El siste-ma de protección se realiza colocando hiladasde adobes de cabeza delante del mural, asenta-dos con mortero de barro, generando un espa-cio de 8 cm con relación al muro, esta separa-ción es sellada con tierra tamizada. El muro esprotegido con papel seda, colocado desde lacabecera, el cual es utilizado para aislar y evi-tar el contacto directo del material de rellenocon la policromía. Para esta actividad se ha uti-lizado 112 adobes que están siendo distribui-das en las 06 hiladas de adobes y 06 papeles deseda, los cuales están protegiendo el área in-tervenida. La cabecera de muro es también pro-tegida con 01 hilada de adobe y sellada conmaterial de escombraje recuperado de lasexcavaciones arqueológicas.

Área 35. Proceso de conservación de pintura mural.

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75PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Área 35. Proceso de conservación y protección de pintura mural.

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Excavaciones en el Área 38 de San Joséde Moro - Temporada 2006

Karim Ruiz, Julio Rucabado y Roxana Barrazueta

que nos llevaron a realizar en esta temporadauna extensión – ampliación en la parte sur oes-te del área de 3 m (este-oeste) por 7 m (norte-sur) - para poder definir tanto el muro que cir-cunda esta área y la cámara funeraria que seobservaba en el perfil sur oeste del área 38.Durante el proceso de excavación nos encon-tramos con un evento inusual en la capa 10. Seobservaron varios contextos de ofrendas de lla-mas a los cuales denominamos Rasgo 1 y Ras-go 4. Posteriormente en la capa 11 se continuócon otro nivel de ofrendas de llamas, estos con-textos nos produjo una interrogativa ya que ladisposición de los huesos era de tal manera quedebía haber sido intencional y asociados a va-rios elementos de connotación ritual comopiruros, piezas de metal y malacológico en con-centraciones. Y no podían ser efecto de algunaactividad de desecho por las características quepresentaban cada una de estas concentraciones.

Objetivos

Los obje t ivos p lan teados para lasexcavaciones en el Área 38 son numerosos ymúltiples.

La mayoridad es conforme y sigue los ob-jetivos generales al Proyecto Arqueológica SanJosé de Moro. Otros son más peculiares a estaparte del sitio que corresponde a la «Cancha deFútbol».- El objetivo primero es registrar todo el mate-

rial y capas correspondientes, de manera a tener una estratigrafía muy precisa y un estu-

Introducción

El Área 38 se ubica en el sector noreste dela cancha de fútbol de San José de Moro (SJM),hacia el este de las Áreas 31 y 34, excavadasdurante las temporadas 2003 y 2004 (Manrique2003,2004; Del Carpio y Delibes 2004) con lafinalidad de completar la información sobre elnúcleo de cámaras transicionales que habíansido halladas en esta zona. Las dimensiones delárea son de 10 m (este-oeste) por 12 m (norte-sur), orientada al norte magnético, para así abar-car un alineamiento de cámaras transicionalesque discurrió nor-este/sur-oeste pasando por lasÁreas 28 y 34 (Bernuy y Wirtz 2002; Del Carpioy Delibes 2004). A su vez se buscaba continuarla excavación de otro alineamiento que discu-rría suroeste/ nor-este pasando por la Unidad27 (Bernal y Álvarez-Calderón 2002) y por laUnidad 31 (Manrique 2003, 2004). Además,este conjunto de cámaras estaría insertado enun recinto formado por una serie de muros re-portados en estas áreas anteriormente mencio-nadas y, posiblemente, la orientación de dichosmuros estaría asociada la Huaca Chodoff. Elrecinto completo funcionaría como plaza fren-te a esta.

Las excavaciones en esta área se iniciarondurante la temporada de campo del 2005. En latemporada pasada durante las seis semanas seexcavaron un total de diez capas y se realiza-ron los trabajos de gabinete respectivos. Losobjetivos del área que planteamos el año ante-rior nos produjeron una serie de problemáticas

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77PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

dio del material lo más completo posible.- Se propone, según este estudio anterior, de

definir el tipo de ocupación de la zona para cada época.- Uno de los objetivos principales es también

estudiar el posible alineamiento de las cámaras transicionales, para verificar y com-

probar las informaciones de las cámaras ya estudiadas. Este objetivo es por el cual deci-

dimos ampliar el área ya que la temporada pasada se encontró la impronta del muro de

la cámara de lo que en un principio se definió como el rasgo 5 de la capa 10 que lue-

go se denominó M-U1405.- Se espera tomar informaciones a cerca del

muro del recinto, su posición, orientación, anchura, y alturas.- Con el estudio estratigráfico, se tiene el obje-

tivo de precisar el periodo de construcción de este muro.- Otro de los objetivos principales consiste a

estudiar la secuencia ocupacional de estaárea. Se propone verificar las informacionesya sacadas de las áreas cercanas estudiadasanteriormente, y de asociarlas con la del área38, realizando un análisis comparativo entreestas áreas. Con este objetivo, se propone dereconstruir una visión general de la zona, dela ocupación general de esta zona, no solopara el periodo Transicional sino también parael periodo Mochica.

- Tratar de definir la transición entre las capasMochica Tardío y Mochica Medio con la fi-nalidad de observar las matrices de los con-textos funerarios.

- Además, trabajar en esa área, como en losotros del Proyecto Arqueológico San José deMoro, le va a dar a algunos alumnos gradua-dos y pre graduados de universidades perua-nas y extranjeras la posibilidad de llevar susprácticas en estrategias de excavación e in-tervención arqueológicas, así que entrenar aotros alumnos.

Problemática

Desde que se encontró el evento de ofren-das de las llamas, se tuvo que realizar un cam-bio en lo que se refiere al registro ya que en unprincipio se considero estos contextos indivi-duales asociados a la MU-1321. Y después deobservar que estos elementos se encontraron en

toda el área, se tuvo que establecer un registrodiferente de tal manera que se estableció quecada conjunto de contextos han sido denomi-nados como rasgos pertenecientes a la capa co-rrespondiente. La tierra suelta y de coloraciónparticular dificultan el registro adecuado deestos contextos. Las cámaras transicionalesintruyen este evento, ya que se encuentran porencima de varios de estos contextos. En cuantoal trabajo en el área cuando se encontró la M-U1411 se procedió a excavarla, las capas que ins-truían el contexto solo se excavaron en esa zona, en la otra parte del área se prefirió dejar larecolección de material y excavación de lasmimas para la próxima temporada

Metodología

Para ubicar la unidad de excavación 38 setomó como punto referencial la esquina sur-oeste del Área 31, midiendo a partir del mismo3 m al oeste y 2 m al norte. Para el caso de losniveles altimétricos se utilizó el mismo puntode referencia (datum) que las otras áreas paratomar las alturas, punto de referencia utilizadodesde hace algunas temporadas. Se ha tenidoque bajar algunos puntos fijos de los cuales seha tomado las alturas, ya que la profundidaddel área de excavación impide tomarlos solodesde el datum.

Se excavó las capas según dos métodos,empleados dentro del proyecto. Cuando no eraposible de reconocer capas arqueológicas, esdecir una intervención humana, se excavabasegún un nivel arbitrario de 20 cm en prome-dio, eso hasta llegar a una capa arqueológica.Las capas arqueológicas fueron excavadas se-gún la identificación de pisos o algún cambioen el momento de utilización, como arquitec-tura, zona de quema, etc., que manifiestan acti-vidad humana. También se ha asignado la no-menclatura de Unidad Contextual (UC) a algu-nas es t ructuras arqui tectónicas , fogones ,intrusiones y otros tipos de elementos como elcontenido de una paica, excavados individual-mente dentro de una misma capa, registrandodel mismo modo el material proveniente de cadauno de ellos. Por otra parte, se ha dado el nom-bre de Rasgo (R) a estructuras arquitectónicas,fogones, intrusiones, etc., que se pudo seguir através de diferentes capas, a fin de poder aso-ciar el material. Estos dos tipos de contextos

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fueron numerados correlativamente conformeiban a ser identificados. Cuando ya no estabaposible de notar más el rasgo o la unidadcontextual, se siguió con el registro normal decapa. Igualmente, toda la metodología utiliza-da en el campo PASJM se utilizó para esta área,ya sea para tomar las fotografías de campo, di-bujar los planos, tomar las alturas, registrar ytratar el material arqueológico en el laborato-rio. Se utilizaron además las mismas fichas ycódigo de registro de los artefactos. Por fin, sesiguió la lógica de trabajo del proyecto para pre-sentar el informe, pasar los dibujos de campoen dibujos Corel Draw, y ordenar el materialarqueológico.

Equipo de excavación

La excavación de la Unidad 38 estuvo acargo de Karim Ruiz Rosell (Universidad Au-tónoma de Barcelona, España). Se contó con laasistencia de jóvenes estudiantes de arqueolo-gía y carreras afines: Julio Rucabado Yong(University of North Carolina, Chapel Hill,USA), Roxana Barrazueta Pino (PUCP, Perú),Cécile Raoulas (Paris Sorbonne - Paris IV, Fran-cia), Agnès Rohfritsch (Université de Michelde Montaigne Bordeaux III, Francia), PaulineRouillé (Paris Sorbonne Paris IV, Francia),Marta Venegas Amores (Universidad Pablo deOlavide, España), Pablo Castellanos Porras(Universidad Pablo de Olavide, España) ,Lourdes Del Castillo Bazalar (PUCP, Peru)Aimee Catherine Bushman (USA). Se contótambién con la participación de los operariosRichard Ibarrola, Julio Ibarrola, Segundo So-lano, Marco Ibarrola, y Segundo Sánchez.

Descripción de las capas estratigráficas

En las descripciones de las capas, se podráobservar que se pusieron las alturas medias delas capas, las cuales se definieron calculandolas medias de las diferentes manchas que seconsideran principales y las más grandes decada capa. También, para facilitar los próximostrabajos, se precisó por cada capa, cuando fueposible, la asociación cultural de la misma enbase al tipo de actividades observadas, las ca-racterísticas arquitectónicas y los materialesregistrados.

La temporada pasada se excavó 10 capas.De la capa 1-3 son ocupaciones recientes, lafiliación cultural de estas capas se definió comomoderna pero con evidencia de material arqueo-lógico que habría sido extraído de capas infe-riores. De las capas 4-5 se podrá decir que sonde filiación moderna con abundante materialarqueológico. La capa 6 se definió filiaciónTransicional, se analizó la fragmentería y loselementos asociados a los contextos ubicadosen esta capa. Se evidencia la presencia de hile-ras de adobe en la parte noroeste de la unidad.La capa 7 es también de filiación Transicionalen esta capa, se observó varias hileras de ado-bes que forman un pequeño cuarto con dos pla-taformas, muchas evidencia de actividad en laparte noreste con evidencia de quema y varioshoyos de poste, en la parte sureste se registróla matriz de lo que seria la. En la capa 8 se de-finió la MU-1314 y la MU-1317, el rasgo 5 queposteriormente fue registrado como la cámaraM-U1405, en esta capa se observó hoyos deposte y evidencias de quema. En la capa 9 sedefinió una serie de muros, pisos en la partenoreste, y en la parte sureste se registró la MU-1321, una serie de pisos y se definió que estacapa sería lo que se denominaría la capa de fies-ta y evidencia de mucha actividad. La capa 10fue la capa con la cual se empezaron a realizarlos trabajos esta temporada, se trató de seguircon extracción del material.

CAPA 10

Altura superior: 2,24 mAltura inferior: 2,40 mFiliación cultural: Mochica Tardío

En esta capa todavía se observo la cámaraM-U1312 y la cámara M-U1405 que se encon-traba al lado oeste de la M-U1312, así como elmuro en el que ambas se adosan (Figuras 1-2).Se observó una serie de pisos que van a estarsuperpuestos en la parte noroeste. Además laactividad en esta zona es impresionante, se ob-servaron hoyos de poste y restos de quema. Enrelación a definición de espacios se delimitarade alguna forma los espacios mediante murosque subdividirán zonas de actividad. En la par-te nor-central del área se trató de definir el pisoque aparece hundido y fragmentado lo cual su-giere que hay una depresión. La fragmentación

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Fig. 1. Área 38, Capa 10.

Fig. 2. Área 38, Capa 10. Dibujo de planta.

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Fig. 3. Área 38, Capa 10. Rasgo 1.

Fig. 4. Área 38, Capa 10. Dibujo de planta del Rasgo 1.

de este piso se fue expandiendo hacia el este.En la zona noreste se registró una hilera de ado-bes que conforman un muro. Este muro estabadefinido con adobes y barro compacto. Se re-gistro en esta capa material lítico varios de es-tos asociados a la matriz y fosa de la tumba M-U1411 (A38-C10-L01 hasta A38-C10-L20)Enesta zona noroeste de la unidad se registro evi-

dencia de marcas de agua. Dentro del área seregistró clara evidencias de zonas de quema es-pecialmente relacionadas con las cámaras o conlos muros de adobes (Figuras 3-4).Estas zonasde quema se encuentran en una capa de tierrade composición orgánica con una coloración va-riada (negro, gris, anaranjado). En la parte cen-t ra l de la un idad se de te rmino que lasuperpoición de pisos.

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Fig. 5. Área 38, Capa 11.

Fig. 6. Área 38, Capa 11. Dibujo de planta.

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Fig. 7. Área 38, Capa 11. Detalle del Rasgo 1.

Fig. 8. Área 38, Capa 11-Rasgo 1. Dibujo de planta. Fig. 9. Áraa 38, Capa 11. Rasgo 4, contexto decamélidos ofrendados.

Fig. 10 Área 38, Capa 11. Dibujo de planta del contexto de camélidos Rasgo 4.

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Capa 11

Altura superior: 2,40 mAltura inferior: 2,60 mFiliación cultural: Mochica Medio

En esta capa se han definido cuatro rasgosdefinidos por la presencia de los contextos dellamas (A38-C11-OA01 hasta A38-C11-OA12)o por una estructura-deposito (Figuras 5-6).Elrasgo 1 se registró en el perfil noroeste de launidad. En este rasgo se definió un contextode llamas(A38-C11-R1-OA01 hasta A38-C11-R1-OA03) con varios niveles de los cuales al-gunos estuvieron asociados a concentracionesde mater ia l malacológico (A38-C11-R1-MA01)(A38-C11-R1-MA02)(Figura7) . El ras-go 2 se registró en el perfil norte, parte centraldel área. También se registro material óseo ani-mal (A38-C11-R2-OA01) En este rasgo seexcavó la parte del pozo de la MU-1411, quepor el momento no se definió como tal(Figura8). El rasgo 3 se registró en la parte central delárea delante de la cámara 1312, se definió comouna estructura de adobes, posiblemente un de-posito o un pequeña cámara. La poca cantidadde materiales que se encontró nos indicaría quesu función se determinara con el análisis de losmateriales(A38-C11-R3-OA01) (A38-C11-R3-Ma01) (A38-C11-R3-M01)(Figura 9). El Ras-go 4 esta conformado por varios contextos deofrendas de llamas (A38-C11-R4-OA01 hastaA38-C11-R4OA52). La mayoría de estas ofren-das consisten en el cráneo y las extremidades,estos contextos fueron analizados por NicolásGo, estudiante haciendo su tesis de doctoradosobre el análisis de restos animales. Asociadoa este rasgo se encontraron piruros y metales(A38-C11-R4-M01 hasta M02) (A38-C11-R4-Pi01.-.Pi02) (Figura 10).Se identifico duranteel proceso de excavación de esta capa que en laparte sur este de la unidad se identifico la ma-triz de otra tumba con las mismas característi-cas que la excavada esta temporada en la partenorte de la unida de excavación.

Capa 12

Altura superior: 2,60 mAltura inferior: 2,80 mFiliación cultural: Mochica Medio

De esta capa se excavo lo correspondienteal pozo de la tumba M-U1411 y en el área sellego a este nivel y se dispuso que la excava-ción de la misma quedaría pendientes para lapróxima temporada. De esta capa se registromater ia les (A38-C12-Fc01)(A38-C12-Fc02)(A38-C12-Fc03) (A38-C12-Ot01) (A38-C12-Ot02)(Figuras 11-12).

Capa 13

Altura superior: 2,80 mAltura inferior: 3,20 mFiliación cultural: Mochica Medio

De esta capa solo se excavo lo correspon-diente al pozo de la tumba M-U1411, quedan-do los trabajos pendientes para la próxima tem-porada. De esta capa se registro (A38-C12-FC01) (A38-C13-Ot01) (Figuras 13-14).

Descripción de las capas estatrigraficasde la extensión Sur-Oeste

Capa 1 de la extensión

Altura superior: 0 mAltura inferior: 0,40 mFiliación cultural: contemporánea

La capa 1 se caracteriza por una tierra ama-rilla oscura y compacta, conocida en el proyec-to como «capa dura» o «duro». Este relleno secompone de materiales producto de agentesnaturales, como el agua y el viento, proceso quese lleva a cabo cuando el sitio deja de ser utili-zado durante largos periodos de tiempo. No hayevidencia de materiales.

Capa 2

Altura superior: 0,40 mAltura inferior: 1 mFiliación cultural: contemporánea

La capa 2 se caracteriza por la presencia detres zonas de ceniza diferenciando las zonas deacuerdo a la coloración que presentaban cadauna de ellas (gris, negra, roja). Hay evidenciade quema (A38-C2-Fc01) (A38-C2-Pi01) perono se evidencia la presencia de un fogón. La

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Fig. 11. Área 38, Capa 12.

Fig. 12. Área 38, Capa 12. Dibujo de planta.

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Fig. 13. Área 38, Capa 13.

Fig. 14. Área 38, Capa 13. Dibujo de planta.

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Fig. 15. Extensión Área 38, Capa 2.

Fig. 16. Extensión Área 38, Capa 2. Dibujo de planta.

tierra es de tipo suelta granulosa en la partenorte de la extensión. Las manchas de cenizason las que definen esta capa en la parte cen-tral. No hay mayor evidencia de otra actividaden esta capa.(Figuras 15-16).

Capa 3

Altura superior: 0,40 mAltura inferior: 1 mFiliación cultural: contemporánea

La capa 3 se caracterizo por la presenciade zonas de quema. En la parte central de laextensión se observo tierra suelta con inclusio-nes y una zona de quema bien clara. En la partesuroeste de la extensión se registro una zonade ceniza negra y cerca de esta una tierra quetenia la composición compacta y gredosa. Porfin en la parte sur este se observo tierra sueltacon fragmentería (A38-C3-Fc01). Se observola impronta del muro del recinto en la parte sureste y evidencia de quema en esta zona sureste.Aquí se encontró ceniza negra. En la parte cen-tral de la extensión se observo una especie debarro compacto que esta fragmentado y ceniza

negra. Se ha tomado muestra de las cenizas(A38-C3-S1) para posteriores investigaciones.En asociación a las zonas de quema se han en-cont rado res tos de cuy. (A38-C3-OA01)(Figuras 17-18).

Capa 4

Altura superior: 1.2 mAltura inferior: 1.4 mFiliación cultural: transicional

Esta capa se puede observar con claridadel muro del recinto, evidencia de quema en laparte sureste y noreste de la extensión. La to-nalidad de la ceniza fue variable: negro, gris ymarrón. El muro que se encontraba en la partesuroeste de la extensión definió un área en lacual hay un batan y evidencias de zonas de que-ma (A38-C4-Oh01) (A38-C4-Og01), que tienen

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Fig. 19. Extensión Área 38, Capa 4. Fig. 20. Extensión Área 38, Capa 4. Dibujo de planta.

Fig. 17. Extensión Área 38, Capa 3.Fig. 18. Extensión Área 38, Capa 3. Dibujo de planta.

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Fig. 22. Extensión Área 38, Capa 5. Dibujo de planta.

Fig. 21. Extensión Área 38, Capa 5.

una compactación diferente. En la parte nores-te del muro se observo una depresión la cual seindica como una especie de depresión de la tie-rra compacta que se observo en la parte centralde la extensión (A38-C4-Fc02) (A38-C4-Ma01). En la parte noroeste se registraron 3adobes que podrían ser parte de un muro. Sedenoto la presencia de hoyos de poste (A38-C4-Fc01) (A38-C4-Fc03). Algo muy particulares que en esta capa se registro la presencia desurcos y marcas en el apisonado. Se puede de-ducir que esta capa fue expuesta al agua por unperiodo no definido. Se trata de definir los li-mites de la cámara 1405 (Figuras 19-20).

Capa 5

Altura superior: 1.2 mAltura inferior: 1.4 mFiliación cultural: Transicional

En esta capa se definió la presencia delmuro tipo banqueta, todavía no se ha definidola hilera de adobes. Se pudo observar en estacapa los limites de la cámara 1405, lo que seriala impronta de la viga en la parte oeste de la

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Fig. 24. Extensión Área 38, Capa 6. Dibujo de planta.

Fig. 23. Extensión Área 38, Capa 6.

cámara. En esta capa se pudo ver evidencias dequema. En la parte noreste de la extensión sedefinió una parte tierra de tipo gredoso con res-tos de cenizas. Se definió el piso o barro com-pacto que esta en la parte superior de la cámara1405. Hay abundante fragmentería cerámica(A38-C5-Fc01) (A38-C5-Fc02) En la parte su-roeste de la extensión se observo tierra gredosade coloración amarilla. En la parte norte de laextensión se evidencia un fogón (A38-C5-L01)(Figuras 21-22). Del cual se han registrados ma-teriales asociados a este fogón .

Capa 6

Altura superior: 1.4 mAltura inferior: 1.6 mFiliación cultural: Transicional

En esta capa se pudo observar las hilerasde adobes del muro que atraviesa la parte suroeste de la extensión. Se definió los limites dela cámara 1405. En la parte norte de la exten-sión se registro una superposición de pisos yapisonados. En la parte sur oeste se denoto unaespecie de tierra de tipo gredosa, y en la partenoreste de la extensión una tierra gredosa de

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coloración clara. En esta capa se ha dejado deexcavar la extensión y se ha procedido a exca-var la cámara 1405 (Figuras 23-24).

Contextos funerarios del Área 38

Tumba M-U1312

Ubicación : Área 38, capa 7.Filiación Cultural: Periodo Transicional Tardío.Tipo de Tumba : Cámara de Adobes.Número de Individuos: No determinado. Apa-

rentemente, la estructura funeraria incluyo amás de un individuo.

Sexo : No determinado.Edad : No determinado.Posición : No determinado.Orientación : Posiblemente los restos de indi-

viduos estén distribuidos en el eje noreste-suroeste. Hasta el momento solo algunos con-glomerados óseos presentan esta orientaciónobservada anteriormente en tumbas del mis-mo periodo..

Tratamiento : No se determinado algún trata-miento especial durante el proceso de exca-vación.

Observaciones :El contexto funerario M-U1312 se ubica en

el cuadrante suroeste junto al perfil sur del área38, adyacente y al norte de un muro de adobesperteneciente a capas Mochica Tardío.

La tumba M-U1312 se encuentra directa-mente asociada con la Capa 7. Esta capa a suvez esta asociada con material cerámico conclaros componentes estilísticos del periodoTransicional. De acuerdo a la estratigrafía delárea de excavación, y por comparación conotras áreas adyacentes, la tumba M-U1312 per-tenece a la fase Transicional Tardío.

El contexto incluye una estructura funera-ria subterránea cuadrangular dentro de un pozorectangular de aproximadamente unos 2 metrosde profundidad. Este matriz funeraria intruyólas capas 7, 8, 9, y 10, pertenecientes al perio-do Transicional y Mochica Tardío. (Figura 25-26)

La estructura cuadrangular se compone deaproximadamente 10 hileras de adobes rectan-gulares de grandes dimensiones dispuestos desoga. Como parte de la técnica constructiva, los

adobes fueron colocados y asegurados usandoargamasa de barro. Con esto se buscó reforzarla estabilidad de las paredes. Los constructoresecharon barro líquido para sellar los espaciosvacíos entre el pozo funerario y las paredesexternas de la cámara funeraria.

La cabecera de la cámara de adobes parecehaber estado al nivel de la superficie donde seexcavó el pozo funerario. Por esta razón consi-deramos que esta estructura fue subterráneaaunque aparentemente no fue cubierta con tie-rra mientras estuvo en uso.

En la pared norte se reconoció que parte dela misma fue desmontada y posteriormente secolocó barro y se moldeó a la forma original dela pared. De esta manera se trató de restituir laforma original de la pared. Probablemente eldesmontaje fue el resultado de una actividad deintrusión posterior al evento funerario original.Cabe resaltar que durante la excavación de losniveles superiores, por encima del pozo fune-rario de esta tumba, se pudo reconocer un pozoque intruia varios niveles de depósitos cultura-les hasta llegar hasta la estructura funerariamisma. Es posible que dicho pozo fuese partede algún evento que intruyó la tumba M-U1312,evento que ha sido registrado en casi la totali-dad de tumbas de cámara de esta fase de ocu-pación. (Figura 27)

Como parte de la excavación del relleno alinterior de la cámara funeraria se pudieron re-conocer una serie características antes obser-vadas en tumbas similares contemporáneas. Enprincipio, las paredes internas de la estructurafuneraria se hallaron recubiertas con una capabastante compacta de barro liquido de hastaaproximadamente unos 10 a 15 cm. Por debajode esta capa se halló una capa bastante regularde enlucido que recubría directamente las pa-redes este, oeste y sur. Aparentemente el barrolíquido que cubrió el enlucido fue el resultadode una deposición posterior a los eventos fune-rarios realizados al interior de la estructura,quizás un evento que selló la cámara funerariaal finalizar su ciclo de uso. Este barro/ sello hasido hallado principalmente en las zonas cer-canas a las paredes. Aparentemente, este sellofue removido al momento en que se intruyó lacámara funeraria, evento que explicaremos másadelante.

Se planeó una metodología especial parapoder excavar ordenadamente el interior del

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Fig. 25. Tumba de cámara M-U1312.

Fig. 26. Tumba de cámara M-U1312. Dibujo de planta.

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espacio funerario. Se dividió el espacio inte-rior en 4 cuadrantes. Se recolectó todo el mate-rial artifactual y ecofactual, siendo la fragmen-taría cerámica lo más abundante. Se excavó elinterior de la estructura funeraria por nivelesarbitrarios de aproximadamente 20 centímetrospara poder controlar la deposición del relleno.Todo el relleno al interior de la cámara (aproxi-madamente un metro de profundidad) fue bas-tante consistente, compuesto generalmente porhuesos humanos y animales (camélidos) asícomo gran cantidad de fragmentería cerámica.Los restos óseos de camélidos ocupan un por-centaje mayoritario en la muestra. Abundanprincipalmente metapodios y huesos de las pa-tas así como cráneos y mandíbulas. Por otrolado, también se observó la presencia de hue-sos desarticulados de roedores sin identifica-ción de especie. También fue abundante la pre-sencia de carbones mezclados con el materialcultural. En menor cantidad se hallaron restosde especies malacológicas (Donax Sp.) y cara-coles de tierra, así como objetos de metal y pie-dra (pendientes), y una coronta de maíz.

En todos los niveles excavados también seregistraron fragmentos de cerámica. En algu-nos casos, más de un fragmento formaba partede una misma vasija. En interesante recalcar quedichos fragmentos no necesariamente se halla-ban en un mismo nivel de excavación, ni tam-poco en la misma zona al interior de la cámarafuneraria.

El piso de la cámara funeraria fue halladoaproximadamente a 265 cm por debajo deldatum del área de excavación en la superficieactual. Este piso de barro parece haber sidomucho más grueso en la zona de la entrada dela cámara. Se hizo un pequeño cateo (20 x 20cm.) en esta zona y por debajo del piso se hallóun plato completo de estilo Cajamarca Coste-ño. Por su localización, pensamos que esta pie-za debió haberse colocado a manera de ofrendade construcción, directamente antes que se pre-parase el piso de la estructura funeraria.(Figura28)

La tumba M-U1312 presenta evidencias deserias transformaciones post-deposicionales detipo cultural.

1. En la porción superior de este nivel seregistró una gran concentración de adobes ro-tos en los cuadrantes suroeste y sureste de laestructura funeraria. Es probable que estos ha-

Fig. 27. M-U1312. Detalle de los distintos niveles desupersposición de elementos.

Fig. 28. M-U1312. Detalle de los distintos niveles desupersposición de elementos.

Fig. 29. M-U1312. Relleno del piso 1 de la cámara.

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93PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

yan resultado del evento posterior al sellado dela tumba que disturbó la estructura funeraria.(Figura 29)

2. Sobre el piso de la estructura se hallóevidencia de acarreo aluvial. Es probable queagua se hubiese depositado en el fondo de lacámara funeraria en algún momento durante suuso regular. Este depósito aluvial solo ha sidoregistrado en ciertas zonas de la cámara. Esposible que el resto hubiese sido afectado pos-teriormente por el proceso de remoción inten-cional de los elementos al interior de la estruc-tura.

3. Los restos de fragmentería y óseos hu-mano y animal desarticulados y la presencia deadobes sobre el piso de la tumba y en nivelessuperiores del relleno de la estructura nos indi-caría que el evento que disturbó el interior dela cámara involucró la remoción casi total delrelleno de la misma. En el proceso los cuerposfueron totalmente desarticulados y removidosde su posición original, las vasijas fueron rotasy también extraídas de la cámara y dejadas enla superficie. La cámara funeraria debió haber-se mantenido al descubierto. Posteriormente,los restos disturbados en la superficie fueronre-depositados, esta re-deposición es la que fi-nalmente registramos en cada uno de los nive-les arbitrarios excavados al interior de la cá-mara funeraria.

4. En el caso de la fragmentería cerámica,existen varios casos donde vasijas de cerámicafueron halladas fragmentadas y con varias desus partes halladas en diferentes zonas al inte-rior de la estructura y a diferentes profundida-des, producto de la intrusión final. Sin embar-go, es interesante resaltar que del 100% dematerial cerámico recuperado, el material quepuede ser reconstruido como piezas casi com-pletas es realmente bajo. Es posible que partedel material destruido haya quedado fuera dela estructura cuando el relleno y las piezas fue-ron extraídos, o quizás esta fragmentería ha-bría sido depositada originalmente como partedel relleno funerario.

5. Los huesos humanos fueron re-deposita-dos dentro de la estructura funeraria sin apa-rente orden, aunque hay cierta tendencia a co-locar los restos cerca de las paredes oeste, estey sur. En un futuro, el análisis osteológico dela muestra podrá brindarnos más informaciónsobre la composición demográfica del contex-

to y nos permitirá reconstruir los individuos yel orden en que estos fueron re-depositados.

De esta manera, lo observado en diferentesniveles arbitrarios al interior de la cámara fu-neraria es realmente el producto de un eventopost-deposicional que removió el material queoriginalmente estuvo depositado en el interiorde la estructura. Al igual que varios ejemplosexcavados desde 1998, esta estructura posible-mente perteneció a alguno de los grupos fami-liares o linajes de elite que usaron San José deMoro como cementer io duran te la faseTransicional Tardío. Al igual que en los casosantes registrados, la tumba M-U1312 sufrió unevento de destrucción intencional. Es probable,como se argumenta, que esta destrucción se die-se a fines de la fase Transicional Tardío o alinicio del periodo Lambayeque. De acuerdo alas caracter ís t icas propias del desarrol losociopolítico en la región, es posible que di-chos eventos destructivos hayan buscado des-prestigiar a los grupos que usaban el campo-santo de San José de Moro durante el periodoTransicional. Esta destrucción solo afecto a loscontextos del tipo cámara de adobe, por lo cualpodríamos pensar que tal destrucción estuvodirigida a desprestigiar tan solo a los grupos olinajes de elite. Aun esta por demostrarse siquienes dirigieron la desacralización de estastumbas colectivas pertenecieron a alguna fac-ción local en busca de revertir el orden esta-blecido, o pertenecieron al grupo de elite forá-neo proveniente del estado Lambayeque al nortedel Jequetepeque. Es muy posible que esta úl-tima hipótesis sea la adecuada ya que en otracámara funeraria Transicional Tardío, con pre-sencia de disturbamiento similar al de la tumbaM-U1312, se hallaron tres tumbas de foso cir-cu la r cor respondien tes a la t rad ic iónLambayeque. Es posible que el nuevo grupoLambayeque intentase desacralizar o destruirtodos los mausoleos que fueron aun podían ob-servarse en la superficie del cementerio, y enalgunos casos, reutilizase el mismo espacio fu-nerario para sus propios entierros.

Asociaciones:

Fragmentería cerámica (Fc)M-U1312-Fc27: Un borde de estilo Cajamarca,

en la esquina nor oeste, cerca del hoyode poste.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 94

M-U1312-Fc28: Una base trípode, en la esqui-na noroeste, cerca de la pelvis.

M-U1312-Fc29: Un fragmento presenta diseño, protuberancia.

M-U1312-Fc30: Fragmentería cerca de M-U1312-OH28 y M-U1312-Fc29

M-U1312-Fc31: Una base trípode cerca delmuro oeste de la cámara y de la mandíbula

M-U1312-Fc32: Una base trípode, en la esqui-na suroeste.

M-U1312-Fc33: Un fragmento pictórico, esqui-na suroeste, cerca de M-U1312-OH32.

M-U1312-Fc34: Un borde de estilo Cajamarca,esquina sur-oeste cerca M-1U312-OH32.

M-U1312-Fc35: Un borde de estilo Cajamarcacon t r ípode , cerca de l muro es te , enasociación con la pelvis y M-U1312-OH31.

M-U1312-Fc36: Un borde de estilo Cajamarcacon un trípode, cerca del muro oeste, muycerca de la mandíbula humana y de M-U1312-Fc31

M-U1312-Fc37: Un fragmento de cerámica,junto a la pared oeste en el centro de lacámara.

M-U1312-Fc38: Un asa decorada con cara deun animal, junto a la pared este.

M-U1312-Fc39: Dos fragmentos de esti loCajamarca junto a la pared este en el centrode la cámara.

M-U1312-Fc40: Cuatro fragmentos de cerámi-ca de estilo Cajamarca (bordes, y trípode)

M-U1312-Fc41: Diferentes fragmentos cerámi-ca no diagnósticos.

M-U1312-Fc42: Cuatro fragmentos sin decora-ción.

M-U1312-Fc43: Fragmentos de cerámicaadentro de la cámara funeraria al nivel del piso.

Litico (Li)M-U1312-L01: Un fragmento de piedra.Metal (M)M-U1312-M02: Una placa de cobre fragmen-

tada , cerca del muro sur.

Óseo animal(OA):M-U1312-OA26: Huesos de camélido.M-U1312-OA27: Huesos de camélido, esquina

sureste.M-U1312-OA28: Huesos de camélido.

Óseo humano(OH):M-U1312-OH26: Huesos humanos, esquina su-

reste de la cámara.M-U1312-OH27: Huesos humanos.M-U1312-OH28: Huesos humanos, esquina su-

reste de la cámara.M-U1312-OH29: Huesos humanos, en la mitad

de la cámara.M-U1312-OH30: Huesos humanos en la mitad

de la cámara.M-U1312-OH31: Huesos humanos, esquina su-

roeste de la cámara.M-U1312-OH32: Huesos humanos, esquina sur

oeste de la cámara.M-U1312-OH33: Huesos humanos, esquina no-

reste.M-U1312-OH34: Huesos humanos, esquina no-

roes te , ce rca de l hoyo de pos te , enasociación con M-U1312-Ot06 y M-U1312-Fc28.

M-U1312-OH35: Huesos humanos.M-U1312-OH36: Huesos humanos, zona oeste

de la cámaraM-U1312-OH37: Huesos humanos.M-U1312-OH38: Huesos humanos.M-U1312-OH39: Huesos humanos.M-U1312-OH40: Sacro, junto a Fc31, Fc36,

OH36, OH32, la pared oeste de la cámaraen la zona central.

M-U1312-OH41: Huesos humanos en la esqui-na sur este.

M-U1312-OH42: Huesos humanos encontradoen la tumba.

M-U1312-OH43: Huesos humanos, junto a lapared sur, zona central.

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Fig. 30. Vista de la matriz de la tumba M-U1405

Fig. 31. Vista del piso de la cámara M-U1405.

Fig. 32. Vista del nivel 1 de la cámra M-U1405.

Tumba M-U1405

Ubicación: Área 38-ExtensiónFiliación Temporal: Fase Transicional TardíoTipo de Tumba: Cámara de Adobes

Introducción:La tumba M-U1405, contexto funerario per-

teneciente a la fase Transicional Tardío en SanJosé de Moro, fue de tec tada durante lasexcavaciones realizadas en el año 2005 en elÁrea 38, área de excavación dirigida por KarimRuiz. Parte de este contexto apareció junto alperfil oeste del área, por lo que fue necesarioejecutar una ampliación de las excavacioneshacia el oeste. Como parte de las excavacionesrealizadas durante la temporada 2006, el equi-po de trabajo excavó esta zona hasta lograr ex-poner la tumba M-U1405 en su totalidad, bus-cando dejar al descubierto un área de actividadasociada con la tumba M-U1405 así como suposición estratigráfica. Finalmente, se registra-ron pisos de ocupación asociados a muros deadobes, algunos de estos asociados directamen-te con el uso de la tumba M-U1405 y otros per-tenecientes a momentos anteriores y posterio-res al contexto funerario (Capas 4 y 5). Otrorasgo asociado con la tumba M-U1405 fue laestructura funeraria M-U1312, la misma que fueexcavada durante la temporada 2005 e iniciosde la temporada 2006 (Figura 30). De acuerdoa la secuencia deposicional observada en elÁrea 38 y la extensión hacia el oeste se ha po-dido determinar que ambos contextos funera-rios fueron contemporáneos. Sin embargo, po-demos precisar que la tumba M-U1405 fueclausurada o sellada antes que la tumba M-U1312 (ver informe de la tumba M-U1312,2006). Ambos contextos funerarios fueron pos-teriormente saqueados, probablemente comoparte de un mismo evento que debió ocurrirhacia finales de la fase Transcional Tardío oinicios del periodo Lambayeque. Más adelan-te, discutiremos este evento que modificó laconfiguración final de ambas tumbas.

La Estructura FunerariaLa estructura funeraria de este contexto

pertenece al tipo definido como «cámara deadobes» (Castillo y Donnan 1994; Donnan1995). Si bien la estructura funeraria de la tum-ba M-U1405 no ha sido aun desmontada se pue-

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Fig. 36. M-U1405. Detalle de evidencia de deposiciónfluvial.

Fig. 37. M-U1405. Vista del nivel superior de lacámara funeraria.

den observar a lgunos de sus rasgosmorfológicos generales, lo cual nos permitirácomparar esta estructura con otras análogascontemporáneas. Al igual que otras tumbasTransicionales Tardío antes registradas en SanJosé de Moro, la estructura funeraria M-U1405fue construida dentro de un pozo cuadrangularpreviamente cavado hasta niveles Mochicas.Como parte del proceso constructivo de estatumba, se tiene evidencia de que los construc-tores vaciaron barro liquido en el espacio quequedó vacío entre las paredes del pozo funera-rio y las paredes externas de la cámara misma.De esta manera se reforzaba la estructura impi-diendo un eventual desplazamiento de las pa-redes de su posición original.

Fig. 35. M-U1405. Proceso de excavación.

Fig. 33. M-U1405. Vista del primer nivel de excava-ción de la cámara funeraria.

Fig. 34. Detalle de los diferentes niveles de excavaciónde la tumba.

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La estructura funeraria, una cámara cua-drangular de 4 x 3 m, fue hecha a partir de ado-bes rectangulares de grandes dimensiones. Tresde las paredes (sur, este y oeste) estuvieroncompuestas de 6 hiladas completas de adobes.De otro lado, la pared norte presentaba el mis-mo número de hiladas que las otras menciona-das, sin embargo, a partir de la 5 hilada, no secolocaron adobes en la parte central de la pa-red. De esta manera, se dejó una abertura quesirvió como acceso formal a la estructura. Ac-cesos de este tipo han sido registrados en va-rias de las tumbas de cámara (Figura 31). Enotros casos, el acceso incluyó adobes que for-maron una especie de pequeño corredor o en-trada formal.

Otra característica compartida con la tradi-ción de cámaras de adobes de esta fase de ocu-pación en San José de Moro es la naturalezasemi-subterránea de la estructura. Se ha podi-do observar que la hilada superior de adobes,la cabecera de las paredes de la cámara, estuvoal mismo nivel que la superficie de uso dondese construyó el pozo funerario. De otro lado, lacámara estuvo aparentemente cubierta total-mente por un techo compuesto de vigas trans-versales de algarrobo y una estructura de cañasque se apoyaba en las vigas. No se hallaron loshuecos de poste que usualmente suelen regis-trarse en cada esquina al interior de la cámarafuneraria. Es posible que por las dimensionesde la cámara funeraria, esta no haya requeridode horcones de algarrobo para soportar la te-chumbre. Por esta razón, las vigas transversa-les se apoyaron sobre las paredes este y oestede la cámara. Ya se ha planteado anteriormente(Rucabado 2006) que los techos de este tipo decámaras funerarias podrían no haber sido fija-dos a la estructura sino que podrían haber sidoremovidos de su lugar cada vez que se necesi-tase ingresar al interior de la cámara, facilitan-do así el ingreso por la zona de entrada. La na-turaleza semi-subterránea de este tipo de tum-bas habría facilitado este tipo práctica.

A diferencia de la mayoría de tumbas decámara contemporáneas, la tumba M-U1405presentó una remodelación que permitió a losusuarios de este espacio funerario mantenerlaen funcionamiento. Se ha podido observar lasuperposición de rellenos y pisos que cubrie-ron la cabecera de la tumba y el piso que origi-nalmente se asociaba con el mismo (Figuras 32

y 33 ) . Para lograr su ob je t ivo , qu ienesremodelaron la estructura funeraria M-U1405alzaron las paredes de la cámara. De esta ma-nera se pudo seguir usando este mausoleo apesar que el área donde se encuentra fue relle-nada y nivelada con un nuevo piso. Se locali-zaron los restos de dos de las vigas que debie-ron formar parte del techo que se uso para cu-br i r l a cámara funerar ia duran te laremodelación. Dichos restos se encontraron alnivel del piso superior asociado con la cámarafuneraria y solo sobre la zona de la cabeceraoeste y sur de la misma (Figura 34). Es posi-ble que las otras vigas fuesen removidas o des-truidas al momento que la estructura fue abier-ta como parte del saqueo posterior.

Una vez que cesó el uso funerario de la es-tructura (entiéndase aquí como la deposición derestos humanos y ofrendas funerarias), esta fuerellenada y luego sellada. Esto nos lleva a pen-sar que el techo quedó en su lugar al ser final-mente sellada pero que por efecto del saqueoposterior no se conservó en su totalidad. Se hanregistrado otros casos donde no hubo eviden-cia alguna del techo (a pesar de la presencia dehoyos de poste) lo que nos ha llevado a argu-mentar que en dichos casos el techo fue retira-do al momento del sellado de la cámara funera-ria.

Así como existen rasgos comunes con otrastumbas de cámara transicionales tardías tambiénse pudieron reg is t ra r carac te r í s t icasmorfológicas no observadas anteriormente. Porejemplo, los constructores de esta cámara fu-neraria enfrentaron un reto en el proceso deconstrucción de la misma. Al cavar el pozo fu-nerario estos llegaron hasta las capas MochicaMedio las cuales corresponden a una deposi-ción de material orgánico cuya consistencia esextremadamente suelta. Por esta razón, los cons-tructores debieron prevenir posibles desplaza-mientos de las paredes o el piso de la cámara,efecto previsible teniendo en cuenta la natura-leza de la capa donde se asentaría la estructurafuneraria. Por esta razón, se buscó dar un re-fuerzo estructural a la cámara depositando unacapa de adobes al fondo del pozo funerario.Luego se echaron pequeños cantos rodados,probablemente tomados de la zona del cauce derío más cercano, el río Chaman. Estos cantosse depositaron entre los adobes y por encimade los mismos creando una capa aproximada-

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Fig. 39. M-U1405. Vista general.

Fig. 40. M-U1405. Dibujo de planta.

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mente de hasta unos 8 cm por encima de lasbases de adobes. Sobre estos cantos se echóbarro líquido para así crear una superficie quesirviera de piso formal (Figura 35). Nuestrasexcavaciones de la estructura funeraria revela-ron que el piso de la estructura no se conser-vó en su totalidad, presentando una mejorconservación en la

esquina sureste de la cámara (ver Figura31). La mala preservación del piso fue resulta-do del saqueo posterior que afecto la tumba.Adicionalmente, se registró lo que parece seruna deposición pluvial sobre el piso de la cá-mara funeraria (Figura 36). Esto fue probable-mente el resultado de lluvias durante el uso ini-cial de la cámara cuando el agua podía haberseintroducido fácilmente a la estructura a travésdel techo o de los espacios libres entre el techoy las paredes de la misma (recordemos que eltecho era removible y no estuvo asido a la es-tructura). Deposiciones similares han sido ob-servadas en otras tumbas como fue el caso dela M-U1312 (para más detalles ver la descrip-ción de la tumba M-U1312). Asimismo, la mis-ma tumba M-U1405 presentó un segundo eventode deposición pluvial. Dicho evento fue regis-trado exactamente por debajo de la cabecera delas paredes de la cámara durante la fase deremodelación de la misma, donde se observóuna fina capa producto de posibles lluvias. Estadeposición debió ocurrir durante el proceso desellado de la tumba pero antes del evento desaqueo. El saqueo destruyó gran parte de estafina capa pluvial dejando intacto tan solo unapequeña porción en la esquina sureste de la cá-mara (Figura 37).

De todas las características antes descritasy discutidas, especialmente la presencia de unacceso formal, el carácter semi-subterráneo dela estructura y el techo removible, podemos in-ferir que este tipo de estructuras funerarias fun-cionaron como tumbas de uso colectivo y repe-tido, similares a lo que conocemos como mau-soleos. Dichos rasgos habrían facilitado el in-greso continuo al interior de la cámara paradepositar, incluso sacar y re-depositar, los res-tos humanos y ofrendas funerarias (Figura 38).Para entender mejor este tipo de prácticas fu-nerarias, bastante generalizadas en San José deMoro a partir del Periodo Transicional, proce-deremos a describir y comentar las caracterís-ticas de los restos humanos así como de las

ofrendas incluidas en la tumba M-U1405.

Los IndividuosSi bien aun no se ha realizado el análisis

antropológico-físico de la muestra de restosóseos humanos recuperada en esta tumba, po-demos indicar ciertas características observa-das a través del proceso de excavación. En pri-mer lugar, la gran mayoría de los restos óseosregistrados se encontraron totalmente desarti-culados. Solo se registró un caso de huesos ar-ticulados, una pierna derecha de un infante so-bre el piso de la cámara. En varios casos, loshuesos aparecieron fragmentados (fragmentosde huesos del cráneo, mandíbulas, costillas yhuesos largos). Los huesos aparecieron disper-sos aunque se puede observar una tendencia deacumulación en la zona central de la estructu-ra. Los huesos fueron hallados a diferentes pro-fundidades dentro de la cámara (Figuras 39, 40y 41). En algunos casos, se ha podido observarciertas concentraciones de huesos largos si-guiendo una orientación similar (noroeste-su-reste/este-oeste). Todas estas características sonevidencia que refuerzan la hipótesis de saqueopost-deposicional del contenido de la cámara.Al igual que en la gran mayoría de tumbas decámara contemporáneas, los restos óseos yofrendas funerarias junto con el relleno de latumba fueron removidos del interior de la cá-mara funeraria hacia la superficie exterior ale-daña. En este proceso, muchos de los huesos yartefactos fueron rotos. Posteriormente, todo elcontenido fue regresado al interior de la tum-ba. Es probable que al re-depositar los restosóseos se echaban los mismos agrupándolos (i.e.se recogían tibias, fémures, húmeros, peronés,los cuales se tiraban juntos). Mientras se echa-ban los huesos también se tiraba el relleno, in-cluyendo material cerámico, entre otros. Es in-teresante resaltar que la mayoría de huesos delas manos y pies se concentraron en el nivelinferior de la cámara, muy cerca del piso de lamisma. Asimismo, se pudo observar que la ma-yoría de piezas óseas pertenecientes a infantesfueron halladas en este mismo nivel inferior.

Aparentemente, los cuerpos de los indivi-duos registrados estaban incompletos, dificul-tándonos así el cálculo del número de indivi-duos. Si contabilizamos tan solo los cráneoscompletos registrados tendríamos XX indivi-duos. Como ya mencionamos, el saqueo afectó

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 100

la disposición final de los restos óseos huma-nos. Es posible que algunos huesos, especial-mente los más pequeños (i.e. huesos de manosy pies), no fueran re-depositados al interior dela tumba M-U1405. Sin embargo, es importan-te indicar que no se hallaron huesos al exteriorde la tumba. Es posible que si estos quedaronfuera, fueron colectados y depositados en otrolugar. De otro lado, queda también la posibili-dad de que los cuerpos inhumados en la tumbaM-U1405 fueran parte de entierros secundarios.Si este fue el caso, cabe la posibilidad que cuan-do algunos de estos cuerpos fueron original-mente depositados en esta cámara, estos ya seencontraban desarticulados y con algunos hue-sos faltantes. La ausencia de huesos pequeñoses una característica común en entierros secun-dar ios (Nelson y Cas t i l lo 1998) .Adicionalmente, es posible que en algunos ca-sos, atendiendo al carácter de «tumba abierta»de este contexto, se hubiesen seleccionado yremovido algunos huesos del interior de estacámara. Se han registrado huesos «extras» enmuchas tumbas de foso pertenecientes al Perio-do Transicional. Como ya ha sido sugerido an-teriormente (Rucabado 2006), la manipulaciónde restos humanos pudo incluir este tipo de re-moción de piezas óseas con la finalidad de lle-var of rendas a nuevas tumbas , o qu izásrelocalizar huesos que representasen a ancestrosespecíficos. Este tipo de prácticas mortuoriasdebió haber sido facilitada con el uso de «tum-bas abiertas», como fue el caso de la tumba M-U1405.

Las AsociacionesComo parte del material hallado dentro de

la tumba M-U1405 se registraron 7 vasijas com-pletas de cerámica, incluyendo tres platos deestilo Cajamarca Costeño (sub-estilo Satelital)(Figuras 42-44), un cuenco hecho de caolín ydecoración pintada geométrica (Figura 44), unabotella cuello-efigie (Figura 45) y una figurina(Figura 46) de estilo post-Moche, y una mi-niatura de olla con base pedestal (Figura 47)perteneciente a una tradición foránea aun noidentificada. La figurina formaba parte del ma-terial asociado al sello en la zona de acceso dela cámara. Los tres platos y la botella fueronde las pocas piezas que no sufrieron una altera-ción como resultado del saqueo que afectó lacámara funeraria. Estas cuatro piezas fueron

halladas casi directamente sobre el piso de latumba y en las esquinas noreste y noroeste. Estonos ayuda a reconstruir el evento de saqueo,precisando que el pozo que disturbó el interiorde la cámara funeraria no llego hasta las esqui-nas de las mismas concentrándose principal-mente en la zona central de la estructura. Deotro lado, la miniatura se encontraba directa-mente sobre los adobes de la base de la cámaray no sobre el piso de la misma. Esto nos lleva apensar que esta miniatura probablemente fueremovida de la tumba como parte del saqueo yluego redepositada junto con el relleno, siendouna de los primeros artefactos que cayeron alfondo de la estructura.

Junto a las vasijas enteras se recolecta-ron varias muestras de fragmentaría cerámica.La muestra fue recogida al 100%, siendo luegoseparada en fragmentos diagnósticos y no diag-nósticos, contada y pesada de acuerdo a estad iv is ión . El peso to ta l de la mues t ra defragmentería no diagnóstica ascendió a unos 42kilos. De esta muestra, destacaban fragmentosde ollas, cantaros y tinajas, aunque también seregistraron botellas y platos. La muestra defragmentos diagnósticos será analizada para asípoder reconstruir aquellas vasijas que fueronfragmentadas. Destacan en esta muestra losfragmentos de platos de estilo Cajamarca Se-rrano y Costeño, incluyendo algunas bases tipotrípode. Otras formas que destacan en la mues-tra son los fragmentos de bordes de ollas y cán-taros.

Otros artefactos que formaron parte de lasasociaciones funerarias de este contexto halla-

Fig. 41. M-U1405. Relleno de la cámara.

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Fig. 42. M-U1405. Plato Cajamarca hallado al interiorde la cámara.

Fig. 43. M-U1405. Plato Cajamarca hallado al interiorde la cámara.

mos algunas cuentas hechas de concha que po-siblemente formaban parte originalmente dealgún tipo de adorno (i.e. collar, brazalete, etc).Dos piruros fueron registrados en diferenteszonas de la cámara funeraria. También se re-gistraron colecciones de restos óseos anima-les, principalmente huesos de camélidos (frag-mentos de mandíbula y metapodios y falanges).Huesos de roedores también fueron reconoci-dos en el proceso de excavación, aunque no te-nemos la certeza de la especie representada endicha muestra.

Se tomaron muestras de carbón que forma-ban parte del relleno de la tumba. Aunque es-tos pueden servi r para rea l izar fechadosradiocarbónicos, queda abierta la posibilidadque dichos carbones pertenezcan a material ori-ginalmente depositado fuera de la tumba quefuese llevado dentro de la misma mediante elproceso de re-deposición de materiales duranteel evento posterior al saqueo.

Las tumbas M-U1312 y M-U1405 den-tro del Núcleo Funerario Huaca

Chodoff

Las cámaras funerarias M-U1312 y M-U1405 forman parte de un agrupamiento detumbas similares ubicadas al este-sureste de laHuaca Chodoff (Núcleo Funerario HuacaChodoff). Dicho agrupamiento viene siendoestudiado en las últimas temporadas de exca-vación en la llanura funeraria de San José deMoro (Castillo 2004). Los resultados revelanuna distribución espacial de tumbas de cámara

de adobe en asociación con otras formas de tum-bas del mismo periodo de ocupación. Asimis-mo, se han registrado pisos de ocupación y pe-queños muros de adobe que formaban parte deun intrincado sistema de patios y recintos. Es-tos espacios, que aparentemente funcionaronjunto con las cámaras funerarias, estuvieroncercados por un muro perimétrico. Este muropresentaba una orientación similar al de los ras-gos arquitectónicos y tumbas que fueron halla-dos en su interior. De otro lado, se ha podidoobservar mediante la excavación de capasMochica Tardío en esta zona que el muro antesmencionado siguió el eje de orientación mar-cado por muros precedentes, variando en algu-nos grados. Es importante resaltar que los res-tos del muro asociado con las tumbas de cáma-ra de la fase Transicional Tardío no presentabauna altura adecuada como para bloquear el pasoo por lo menos generar un aislamiento visualdel interior. Según Carlos Rengifo (comunica-ción personal 2005), lo que podemos observarde este muro perimétrico podría correspondera tan solo restos del mismo. Es decir, que algu-nas filas del muro pudieron haber sido desmon-tados en algún momento posterior a su uso ori-ginal. En algunas zonas, como en la extensióndel Área 38, se han ubicado pequeños hoyossobre la cabecera de este muro. Estos hoyosestarían indicándonos el uso de algún tipo decobertizo que habría techado parcialmente laszonas d i rec tamente a ledañas a l muroperimétrico. En principio pensamos que estostechos debieron cubrir zonas al interior del pe-rímetro, sin embargo, no podemos descartar laposibilidad que existiesen zona techadas hacia

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 102

Fig. 44. M-U1405. Detalle de platos Cajamarca. Fig. 45. M-U1405. Detalle de botella cara gollete.

Fig. 46. M-U1405. Detalle de vasija. Fig. 47. M-U1405. Detalle de olla.

el exterior de la zona cercada por este muro.En cualquier caso, se deberán revisar los pisosexcavados a ambos lados del muro perimétricoy buscar evidencia de hoyos de poste similaresa los registrados en la cabecera del mismo.

De otro lado, este muro perimétrico no pre-sentaba una altura constante (ni una profundi-dad constante con respecto a la superficie ac-tual) sino que se adecuaba a la superficie delcementerio durante la ocupación del PeriodoTransicional. Katiusha Bernuy (comunicaciónpersonal 2005) detectó a través de excavacionesen una zona aledaña a este muro (en lo que se-ria «el exterior» del muro) que la deposiciónestratigráfica de pisos y rellenos fue diferenteque la registrada al «interior» del muro. Segúnel estudio estratigráfico de las áreas excavadas,el Núcleo Funerario Huaca Chodoff parece ha-ber sido parte de una especie de recinto cerca-

do o plaza hundida con respecto al resto de lallanura funeraria de San José de Moro duranteel periodo Transicional. Si esto es correcto, ytomando en cuenta la diferencia entre la pro-fundidad relativa de la cabecera del muroperimétrico y aquella de los pisos, pequeñosmuros y las cabeceras de las cámaras funera-rias semi-subterráneas (las cuales estuvieron anivel de superficie mientras se usaban las tum-bas), podemos afirmar que el recinto funerariodebió haber perdido su naturaleza de plaza hun-dida. En este caso particular, dicha diferenciade profundidades entre el muro perimétrico ylos demás rasgos mencionados es muy peque-ña.

Las excavaciones realizadas durante la pre-sente temporada han revelado la presencia demuros de grandes dimensiones que parecen ha-ber delimitado esta misma zona durante el pe-riodo Mochica Tardío. Un estudio más detalla-

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tos mausoleos. Al construir un espacio comu-nal para el descanso mortal de miembros de sulinaje de elite, los nuevos líderes habrían crea-do un espacio de interacción de gran importan-cia para ser usado repetidamente durante losritos funerarios conmemorativos. Es probableque honrar la memoria de los ancestros y pre-decesores al pie del sepulcro abierto, con laposibilidad de entrar en el mismo, debió tenerun gran impacto en la audiencia presente en losritos. Este tipo de construcción funeraria siguióen uso durante la fase Transicional Tardío, faseposterior al colapso total del sistema de orga-nización Mochica de la región, sin embargo, nose ha registrado evidencia que pueda llevarnosa determinar la funcionalidad de estas cámarasen relación a las estructuras de poder local. Porel momento, no es posible determinar si losocupantes de las cámaras funerar iasTransicionales Tardío formaron parte de algúntipo de elite ceremonial vinculado a ritos lle-vados a cabo en San José de Moro durante estafase de ocupación o quizás, por el contrario,estos formaron parte de diferentes linajes o fa-milias con estatus variados y sin una filiaciónnetamente político-ceremonial. El estudio deaspectos de organización sociopolítica expre-sado a través de las costumbres funerarias enSan José de Moro durante la fase TransicionalTardío esta aun en proceso y en un futuro espe-ra ser correlacionado con estudios de otro tipode contextos arqueológicos fuera de este cen-tro ceremonial y cementerio.

Regulo Franco (2005) ha publicado recien-temente algunos contextos funerarios pertene-cientes al Periodo Transicional en el ComplejoEl Brujo (entiéndase como ocupación post-Moche pero anterior al periodo Lambayeque deeste sitio). Dichos contextos presentan el usode cámaras de adobe que podrían tener parale-lo con las registradas en San José de Moro parael mismo periodo. Desafortunadamente, la des-cripción, fotografía o dibujos no brinda muchosdetalles sobre la morfología de la tumba. Si bienson calificadas como tumbas colectivas asocia-das con entierros secundarios, no se mencionasi son subterráneas o semi-subterráneas. Si bienexiste una similitud general en la morfologíade estas estructuras funerarias debemos preci-sar que los casos hallados en San José de Moropodrían pertenecer a una tradición distinta quela registrada en Cao Viejo. Con esta asevera-

do de la estratigrafía al «interior» y exterior»de los limites impuestos por los muros mencio-nados nos llevará a determinar si es que existióun desnivel intencional en la zona durante laocupación Mochica de la misma. Es interesan-te recalcar que, hasta el momento, solo se hanregistrado tumbas de cámara de las fasesTransicional Temprano y Tardío, quedando a laespera la excavación de las capas Mochicas yla posibilidad de hallazgo de tumbas de cámaraMochica Tardío. Es posible que durante dichoperiodo la zona en estudio haya tenido otrasfunciones diferentes a las observadas duranteen las capas transicionales. La presencia de al-gunas tumbas Mochicas del tipo pozo y cámaralateral («tumbas de bota») impiden descartarque una función funeraria para esta porción delsitio.

La tradición de tumbas colectivas tipocámara de adobe en la Costa Norte del

Perú.

Esta forma de construcción y su uso hansido comúnmente relacionados con grupos dealto status, no solo para el caso de San José deMoro sino también en sitios como Sipán en elvalle de Lambayeque, Huaca de la Luna en elvalle de Moche, Huaca Cao Viejo en el valle deChicama, entre otros casos de la tradiciónMochica. Durante el periodo Mochica, las cá-maras funerarias fueron repositorios usadospara el enterramiento de varios individuos perousualmente depositados en un solo evento fu-nerario. Con la introducción de tumbas del tipomausoleo como las descritas para el PeriodoTransicional en San José de Moro (Rucabado2006), la incidencia de entierros colectivos ysecundarios se intensif icó. Desde la faseTransicional Temprana en San José de Moro seconstruyeron mausoleos que fueron reutilizadosen más de una ocasión (p.ej. M-U1242, M-U615). Este cambio en la tradición local de lasprácticas mortuorias ha sido entendido comoparte de los mecanismos ideológicos practica-dos in ic ia lmente por la e l i te ceremonia lMochica en su afán por legitimar su liderazgo.Los líderes que heredaban el cargo por adscrip-ción debieron tratar de preservar los derechosheredados a partir de la inhumación y cuidadode los restos de sus predecesores dentro de es-

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 104

ción no pretendemos excluir los posibles con-tac tos , in te rcambios o in f luenc iasinterregionales que podrían haber ocurrido en-t re ambas lugares duran te e l Per iodoTranscional o, quizás, algún tipo de influenciaexógena inicial que afectó de manera similarlas prácticas funerarias en ambas regiones peroque derivó en diferentes tradiciones locales.

Es importante precisar que las tumbasTransicionales halladas en el Brujo pareceríancorresponder por su morfología con las tum-bas Transicionales Tardío de San José de Moro.De otro lado, la presencia de piezas de estiloPost-Moche nos abre la posibilidad de vincu-larla con la fase más temprana del PeriodoTransicional. De otro lado, una diferencia muyimportante entre ambos sitios reside en la posi-ción de los cuerpos al momento de su deposi-ción. Mientras que en El Brujo se han detecta-do tanto individuos depositados en posición ex-tendida dorsal como en posición flexionada sen-tada, en San José de Moro existe evidencia quenos permite indicar el uso de la posición exten-dido dorsal. Debido a la fuerte desarticulaciónde los restos óseos dentro de los mausoleos, nohay clara evidencia del uso de la posiciónflexionado sentado, costumbre que pudo habersido finalmente asimilada durante el periodoLambayeque.

En ambos sitios también se ha registradovasijas de cerámica de un claro estilo Mochica.Una pieza similar a la presentada en la figura12 en la publicación de Franco (2005: 95) fueregistrada en una tumba de cámara TransicionalTemprana (M-U615). A diferencia de las tum-bas Transicionales Tardío de San José de Moro,e l espec t ro es t i l í s t i co en las tumbastransicionales de El Brujo parecería limitarse aalfares con pervivencias estilísticas Mochicas,Wari y aquel perteneciente a un estadio tem-prano del estilo Lambayeque. No se han repor-tado casos de piezas de la tradición Cajamarcao sus variantes estilísticas costeñas en las tum-bas Transicionales de El Brujo, estilos que sonmuy recurrentes en los contextos transicionalestardíos de San José de Moro. Este tipo de evi-dencia refuerza nuestro punto de vista sobre lanecesidad de abordar el Periodo Transicionalcomo una época en el desarrollo cultural de lacosta norte del Perú que debe ser estudiada ini-cialmente a partir de sitios específicos que pos-teriormente podrían ser materia de compara-

ción. En ningún caso podemos generalizar loscambios ocurridos en una región y extrapolarlosen otra. Ya se ha demostrado que la historia delos valles norteños durante la época Mochicafue muy variada, dependiendo de diversos fac-tores endógenos y exógenos, así como de lascircunstancias. Es de esperar que esto se exten-diera a los desarrollos que siguieron a diversoslos colapsos de los estados o polities Mochicas.Uno de los aspectos que deben investigarse aprofundidad es la posible influencia de las so-ciedades serranas en los desarrollos costeñosdurante el periodo Transicional. En el aspectofunerario, es posible que las tradiciones serra-nas del Intermedio Temprano en las serraníasdel norte, especialmente las prácticas en tornoal uso de chullpas y culto a los ancestros (verp. ej. Isbell 1997), hayan sido de fuente de ins-piración sino una copia directa en sus vecinoscosteños.

En el futuro, el estudio de la transición en-tre las polities Mochicas y los estados tardíosde la costa norte deberá también incluir un acu-cioso estudio de los valles de Lambayeque yMoche, regiones que fueron aparentemente losgeneradores de las nuevas expresiones políti-cas reconocidas en las fuentes etnohistóricas yarqueológicas como Lambayeque y Chimú. Unarelectura de los periodos Sicán Temprano oEarly Sicán (Shimada 1995) y Chimú Tempra-no o Early Chimú (Donnan y Mackey 1978) nosolo deberá tomar en cuenta las ideas teóricasacerca del transito cultural sino también con-textos primarios que alimenten los modelosplanteados.

Asociaciones:

Cerámica(C)M-U1405-C01: Figurina femenina, superficie

a l i sada , hoyo para se r u t i l i zado comopendiente , registrado en la entrada de la cá-mara

M-U1405-C02: Pequeño plato sin base, interiorpulido, exterior pulido con decoración de pin-tura geométrica en banda, línea de pinturaobscura en e l borde , zonanoreste de la cámara.

M-U1405-C03: Plato Cajamarca con base, de-coración de pintura geométrica al interior,exterior pulido con pintura blanca en el bor-de.

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105PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

M-U1405-C04: Plato Trípode Cajamarca, deco-ración de pintura geométrica al interior,exterior pulido con pintura blanca en el bor-de.

M-U1405-C05: Plato trípode Cajamarca, deco-ración de pintura geométrica al interior,exterior pulido con pintura blanca en el bor-de.

M-U1405-C06: Pequeño cara-gollete, con base,superficie alisada, ojos en grano de café, zonanoroeste de la cámara

M-U1405-C07: Pequeña olla, con asas latera-les y base, exterior pulido.

Fragmentería cerámica(Fc)M-U1405-Fc01: Fragmentería de un mismo ni-

vel de la cámara.M-U1405-Fc02: Fragmentería de un mismo ni-

vel de la cámara.M-U1405-Fc03: Fragmentería de un mismo ni-

vel de la cámara.M-U1405-Fc04: Fragmentería del 1ernivel de la

cámara, muro sur de la cámara.M-U1405-Fc05: Fragmentería de un mismo ni-

vel de la cámara.M-U1405-Fc06: Fragmentería del 1ernivel de la

cámara.M-U1405-Fc07: Fragmentería del 1ernivel de la

cámara.M-U1405-Fc08: Fragmentería del 1° nivel de

la cámara, sobre el adobe del centro de lacerámica.

M-U1405-Fc09: Fragmentería del 1° nivel dela cámara, junto al muro este al centro dela cámara.

M-U1405-Fc10: Fragmentería del 1° nivel, allado oeste de los adobes del centro de laCámara.

M-U1405-Fc11: Fragmentería del 1° nivel, jun-to al muro este, al centro, de la cámara.

M-U1405-Fc12: Fragmentería del 1° nivel, es-quina sureste de la cámara.

M-U1405-Fc13: Fragmentería del 1° nivel dela cámara.

M-U1405-Fc14: Fragmentería del cuadrantesuroeste de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc15: Fragmentería de la zona cen-tral de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc16: Fragmentería de la zona no-roeste de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc17: Fragmentería de la zona sures-te de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc18: Fragmentería de la zona nores-te de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc19: Fragmentería de la zona su-roeste de la cámara junto a la pared sur.

M-U1405-Fc20: Fragmentería de la zona sures-te de la cámara junto a la pared sur nivel1.

M-U1405-Fc21: Fragmentería de la zona cen-tral de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc22: Fragmentería de la zona cen-tral de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc23: Fragmentería de la zona cen-tral de la cámara nivel 1.

M-U1405-Fc24: Fragmentería de la cámara ni-vel 1.

M-U1405-Fc25: Fragmentería de la zona nores-te de la cámara, nivel 1.

M-U1405-Fc26: Fragmentería de la cámara.M-U1405-Fc27: Fragmentería de la cámara.M-U1405-Fc28: Fragmentería de la zona me-

dia de la cámara nivel 1.M-U1405-Fc29: Fragmentería ubicada en la

zona suroeste de la cámara (nivel 3).M-U1405-Fc30: Fragmentería ubicada en la

zona sureste de la cámara nivel 1.M-U1405-Fc31: Fragmentería ubicada en la

zona N-O de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc32: Fragmentería ubicada en la

zona N-E de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc33: Fragmentería ubicada en la

zona N-E de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc34: Fragmentería ubicada en la

zona S-O de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc35: Fragmentería ubicada en la

zona S-O de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc36: Fragmentería ubicada en la

entrada de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc37: Fragmentería ubicada en la

entrada y centro de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc38: Fragmentería ubicada en la

entrada de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc39: Fragmentería ubicada en la

zona S-E de la cámara nivel 2.M-U1405-Fc40: Fragmentería ubicada en la

zona central de la cámara, nivel 2.M-U1405-Fc41: Fragmentería ubicada en la

entrada de la cámara, nivel 2.M-U1405-Fc42: Fragmentería ubicada en la

esquina noroeste de la cámara.M-U1405-Fc43: Fragmentería ubicada en la

esquina noroeste de la cámara.M-U1405-Fc44: Fragmentería ubicada en la

esquina noreste.

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suroeste de la cámara nivel 1.M-U1405-L11: Piedras ubicadas en la zona cen-

tral de la cámara nivel 1.M-U1405-L12: Piedras ubicadas en la zona N-

E de la cámara nivel 2.M-U1405-L13: Piedras ubicadas en la zona N-

O de la cámara nivel 2.M-U1405-L14: Piedras ubicadas en la zona S-

E de la cámara nivel 2.

Malacológico (Ma)M-U1405-Ma01: Malacológicos del nivel 1 de

la cámara.M-U1405-Ma02: Malacológicos ubicados en la

zona S-E de la cámara nivel 2.M-U1405-Ma03: Malacológicos ubicados en la

entrada de la cámara nivel 2.M-U1405-Ma04: Malacológicos ubicados en la

esquina sureste de la cámara, nivel 2.M-U1405-Ma05: Dos malacológicos, zona cen-

tral, nivel 2.

Óseo animal (OA)M-U1405-OA01: Huesos de camélidos.M-U1405-OA02: Huesos de camélidos, cerca

al muro este de la cámara cerca al adobe.M-U1405-OA03: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona suroeste, nivel 1.M-U1405-OA04: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona suroeste, nivel 1.M-U1405-OA05: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona noroeste, nivel 1.M-U1405-OA06: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona sureste de la cámara nivel 1.M-U1405-OA07: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona sureste de la cámara nivel 1.M-U1405-OA08: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona N-O de la cámara nivel 2.M-U1405-OA09: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona S-E de la cámara nivel 2.M-U1405-OA10: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona S-O de la cámara nivel 2.M-U1405-OA11: Huesos de camélidos ubica-

dos en la zona suroeste de la cámara.M-U1405-OA12: Huesos animales dentro de la

cámara.M-U1405-OA13: Huesos de camélidos ubica-

dos en la parte central cerca de la entrada(parte norte - debajo del adobe)

M-U1405-OA14: Huesos de camélidos ubica-dos en la esquina noreste de la cámara.

M-U1405-OA15: Huesos de camélidos ubica

M-U1405-Fc45: Fragmentería ubicada en la en-trada de la cámara.

M-U1405-Fc46: Fragmentería ubicada en lazona suroeste de la cámara.

M-U1405-Fc47: Fragmentería ubicada en laparte central de la cámara.

M-U1405-Fc48: Fragmentería ubicada en la es-quina noreste de la cámara.

M-U1405-Fc49: Fragmentería ubicada en lazona noreste de la cámara (nivel 1).

M-U1405-Fc50: Fragmentería ubicada en lazona sureste de la cámara (nivel 1).

M-U1405-Fc51: Fragmentería ubicada en lazona central de la cámara (nivel 1).

M-U1405-Fc52: Fragmentería ubicada en lazona suroeste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-Fc53: Fragmentería ubicada en lazona noroeste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-Fc54: Fragmentería ubicada en lazona sureste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-Fc55: Fragmentería ubicada en lazona central de la cámara (nivel 2).

M-U1405-Fc56: Fragmentería ubicada en lazona central de la cámara (nivel 2).

M-U1405-Fc57: Fragmentería ubicada en lazona sureste de la cámara (nivel 3).

M-U1405-Fc58: Fragmentería ubicada en lazona noroeste de la cámara (nivel 3).

M-U1405-Fc59: Fragmentería ubicada en lazona noreste de la cámara (nivel 3).

M-U1405-Fc60: Fragmentería ubicada en lazona suroeste de la cámara (nivel 3).

M-U1405-Fc61: Fragmentería ubicada en lazona noreste de la cámara (nivel 3).

Líticos (L)M-U1405-L01: Un fragmento de cuarzo.M-U1405-L02: Concentración de piedras, algu-

nas del río.M-U1405-L03: Un pequeño fragmento de cuar-

zo.M-U1405-L04: Piedras posibles cantos rodados.M-U1405-L05: Piedras, algunas del río.M-U1405-L06: Concentración de piedras del

río.M-U1405-L07: Una piedra.M-U1405-L08: Una piedra, entre el adobe y la

pared esquina noreste.M-U1405-L09: Piedras ubicadas en toda la cá-

mara por deba jo de depos ic ión a luvia lnivel 1.

M-U1405-L10: Piedras ubicadas en la zona

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107PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

dos en la esquina noroeste de la cámara.M-U1405-OA16: Huesos de camélidos ubica-

dos en la esquina noreste de la cámara.M-U1405-OA17: Huesos de camélidos ubica-

dos en la parte central de la cámara.M-U1405-OA18: Huesos animales dentro de la

cámara.M-U1405-OA19: Huesos animales dentro de la

cámara.M-U1405-OA20: Huesos animales dentro de la

cámara.M-U1405-OA21: Huesos animales dentro de la

cámara.M-U1405-OA22: Dos metapodios de camélido,

zona nores te , jun to a la en t rada de lacámara (nivel 2).

Orgánico (Og)M-U1405-Og01: Fragmentos de carbón.M-U1405-Og02: Fragmentos de carbón ubica-

dos en la zona suroeste, nivel 1.M-U1405-Og03: Fragmentos de carbón encon-

trado en la cámara, nivel 1.M-U1405-Og04: Fragmentos de carbón ubica-

dos en la zona central (nivel 2).M-U1405-Og05: Capa de cantos rodados y pie-

dras directamente por encima del lecho deadobes (cimentos de la cámara).

M-U1405-Og06: Fragmentos de carbón ubica-dos en la zona central, nivel 2.

Óseo humano (OH)M-U1405-OH01: Huesos humanos ubicados en

el 1° nivel de la cámara, muro oeste dela misma.

M-U1405-OH02: Huesos humanos ubicados enel 1° nivel de la cámara, junto al muroeste de la cámara.

M-U1405-OH03: Huesos humanos ubicados enel 1° nivel de la cámara, muro oeste dela cámara

M-U1405-OH04: Huesos humanos ubicados enel 1° nivel de la cámara, en el centro dela cámara, un poco al sur.

M-U1405-OH05: Huesos humanos ubicados enel 1° nivel de la cámara, esquina noreste,junto al adobe.

M-U1405-OH06: Huesos humanos ubicados enel 1° nivel de la cámara, en el centro dela cámara, un poco al norte.

M-U1405-OH07: Huesos humanos ubicados enel 1° nivel de la cámara.

M-U1405-OH08: Huesos humanos ubicados enla zona suroeste de la cámara nivel 1.

M-U1405-OH09: Huesos humanos ubicados enla zona noreste de la cámara nivel 1

M-U1405-OH10: Huesos humanos ubicados enla zona N-E de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH11: Huesos humanos ubicados enla zona N-O de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH12: Huesos humanos ubicados enla zona S-O de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH13: Huesos humanos ubicados enla entrada de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH14: Huesos humanos ubicados enla zona S-E de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH15: Huesos humanos ubicados enla zona S-O de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH16: Huesos humanos ubicados enla entrada de la cámara nivel 2.

M-U1405-OH17: Huesos humanos ubicados enla zona central, noroeste de la cámara.

M-U1405-OH18: Huesos humanos ubicados enla zona central noroeste de la cámara.

M-U1405-OH19: Huesos humanos ubicados enla zona central de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH20: Huesos humanos ubicados enla zona central de la cámara (nivel 2)

M-U1405-OH21: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara.

M-U1405-OH22: Huesos humanos ubicados enla zona central de la cámara.

M-U1405-OH23: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara.

M-U1405-OH24: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara.

M-U1405-OH25: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara, pared oeste

M-U1405-OH26: Huesos humanos ubicados enla parte central sur de la cámara.

M-U1405-OH27: Huesos humanos ubicados enla parte central de la pared este.

M-U1405-OH28: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara.

M-U1405-OH29: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara.

M-U1405-OH30: Huesos humanos ubicados enla pared este, mitad de la cámara.

M-U1405-OH31: Huesos humanos ubicados enla pared, cerca de la entrada de la cámara

M-U1405-OH32: Huesos humanos ubicados enla esquina noreste de la cámara.

M-U1405-OH33: Huesos humanos ubicados alcentro de la cámara, pared este.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 108

M-U1405-OH60: Huesos humanos ubicadosdentro de la cámara.

M-U1405-OH61: Huesos humanos dentro de lacámara.

M-U1405-OH62: Huesos humanos ubicados enla zona central de la cámara (nivel 1).

M-U1405-OH63: Huesos humanos ubicadosdentro de la cámara.

M-U1405-OH64: Huesos humanos ubicados enla zona noreste de la cámara (nivel 2)

M-U1405-OH65: Huesos humanos ubicados enla pared este, parte sur de la cámara.

M-U1405-OH66: Huesos humanos ubicados enla parte sureste de la cámara.

M-U1405-OH67: Huesos humanos ubicados enla parte sur de la cámara.

M-U1405-OH68: Huesos humanos ubicados enla parte centro-sur de la cámara.

M-U1405-OH69: Huesos humanos ubicados enla zona central de la cámara (nivel 2)

M-U1405-OH70: Huesos humanos ubicados enla zona de l acceso o en t rada de lacámara.

M-U1405-OH71: Huesos humanos ubicados enla zona noroeste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH72: Huesos humanos ubicados enla zona noreste de la cámara, junto a laentrada.

M-U1405-OH73: Huesos humanos ubicados enla zona noreste (nivel 3).

M-U1405-OH74: Huesos humanos ubicados enla zona suroeste (nivel 3).

M-U1405-OH75: Huesos humanos ubicados enla zona noroeste (nivel 3).

M-U1405-OH76: Huesos humanos ubicados enla zona sureste (nivel 3).

M-U1405-OH77: Mandíbula humana, zona cen-tral de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH78: Mandíbula humana, zona no-reste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH79: Mandíbula humana, zona no-reste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH80: Huesos humanos varios, zonacentral de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH81: Huesos humanos varios, zonanoreste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH82: Huesos humanos varios, zonanoreste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH83: Huesos humanos varios, zonasureste de la cámara (nivel 3).

M-U1405-OH84: Huesos humanos varios, zonasuroeste de la cámara (nivel 3).

M-U1405-OH34: Huesos humanos ubicados enla pared oes te de la cámara , esquinaNoroeste.

M-U1405-OH36: Huesos humanos ubicados enla entrada noroeste de la cámara, nivel 2

M-U1405-OH37: Huesos humanos ubicados enla parte central, cerca de la pared este.

M-U1405-OH38: Huesos humanos ubicados enla parte sur central de la cámara.

M-U1405-OH39: Huesos humanos ubicados enla esquina suroeste de la cámara, nivel 2

M-U1405-OH40: Huesos humanos ubicados enla esquina sureste de la cámara, nivel 2

M-U1405-OH41: Huesos humanos ubicados enla esquina noreste de la cámara.

M-U1405-OH42: Huesos humanos ubicados enla parte norte cerca de la entrada de lacámara.

M-U1405-OH43: Huesos humanos ubicados enla esquina noroeste de la cámara.

M-U1405-OH44: Huesos humanos ubicados enla esquina noreste de la cámara.

M-U1405-OH45: Huesos humanos ubicados enla zona sureste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH46: Huesos humanos ubicados enla zona sureste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH47: Huesos humanos ubicados enla zona sureste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH48: Huesos humanos ubicados enla zona noreste de la cámara.

M-U1405-OH49: Huesos humanos ubicados enla zona noreste de la cámara.

M-U1405-OH50: Huesos humanos ubicados enla zona central de la cámara.

M-U1405-OH51: Huesos humanos ubicados enla parte central de la cámara.

M-U1405-OH52: Huesos humanos ubicados enla zona sur central de la cámara.

M-U1405-OH53: Huesos humanos ubicados enla parte central este de la cámara.

M-U1405-OH54: Huesos humanos ubicados enla zona sureste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH55: Huesos humanos ubicados enla zona sureste de la cámara (nivel 2).

M-U1405-OH56: Huesos humanos ubicadosdentro de la cámara.

M-U1405-OH57: Huesos humanos ubicadosdentro de la cámara.

M-U1405-OH58: Huesos humanos ubicados enla esquina sureste de la cámara (nivel 2)

M-U1405-OH59: Huesos humanos ubicadosdentro de la cámara.

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109PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

M-U1405-OH85: Huesos humanos varios, zonanoreste de la cámara (nivel 2)

M-U1405-OH86: Huesos humanos varios, zonanoreste de la cámara (nivel 2)

M-U1405-OH87: Huesos humanos ubicadossobre el piso de la tumba en la esquinasuroeste.

M-U1405-OH88: Huesos humanos ubicadossobre el piso de la tumba en la esquinasuroeste.

Piruro (Pi)M-U1405-P01: Piruro de cerámica encontrado

en la tumba.M-U1405-P02: Piruro ubicado en la zona no-

roeste de la cámara (nivel 2).

Cuentas (Ct)M-U1405-Ct01: Diferentes cuentas, en el relle-

no de la cámara, nivel 2M-U1405-Ct02: Malacológicos utilizados como

cuentas , en e l re l leno de la cámara(nivel 2).

Tumba M-U1406

Ubicación: Área 38, capa 11Filiación Cultural: Moche Medio.Tipo de Tumba: FosaIndividuo: Incompleto sin cráneo, ni pies.Observaciones:

Se registro esta M-U en la capa 11 , se en-contró asociado a este contexto fragmentería ce-rámica, el individuo no estaba completo.

Asociaciones:

M-U1406-Fc01: Fragmentería asociada al indi-viduo

M-U1406-Ma01: Valva de una conchaM-U1406-E01 : Esqueleto del individuo.

Fig. 48. Tumba M-U1406.

Fig. 48. Tumba M-U1406. Dibujo de planta.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 110

Tumba M-U1411

Ubicación: Área 38, capa11Filiación Cultural: Moche MedioTipo de Tumba: Tumba de BotaNúmero de Individuos: 1Sexo: Probable MasculinoEdad: No determinado.Posición: Extendido dorsalOrientación: En el eje noreste suroeste.

Observaciones:La tumba de bota M-U1411 se encontró en

la esquina noroeste del Área 38 con el pozo deacceso hacia el noreste y la cámara hacia el su-roeste. El Área 38 se ubica en la zona norte dedenominada «cancha de fútbol» en el Comple-jo Arqueológico San José de Moro. La capa aso-ciada al pozo de entrada a la tumba, la Capa11, se encontraba a 2’68 metros de profundi-dad respecto al nivel actual de circulación y eraun estrato compuesto de tierra marrón suelta,producto de la descomposición orgánica de lavegetación de secano típica de la zona en épo-ca Mochica, en la que abundaban, básicamen-te, los algarrobos (Bustamante 2003: 147).

El primer indicio que se tuvo de la tumbano fue el pozo de entrada, como suele suceder,sino el hundimiento que había provocado elcolapso de la cámara lateral en los pisos de lascapas superiores, de filiación Mochica Tardío;ese hundimiento provocó un desplazamiento detierra y de todo tipo de materiales al interior dela cámara de la M-U1411, por lo que se decidióasociar al evento funerario sólo el material es-trictamente apoyado sobre la base de la cámaray la banqueta. Una vez constatado este hechose procedió a excavar el pozo de acceso hastasu base, dejando al descubierto el sello de ado-bes. Finalmente, una vez determinadas las di-mensiones teóricas de la tumba, se excavó todoel contorno, dejando así la tumba expuesta ennegativo. De esta forma se pudo excavar minu-ciosamente y se facilitó un registro minuciosotanto de la estructura como de todos los ele-mentos que contenía.

La característica principal de la estructurade esta tumba (Fig 50-51), y que la hace pri-mordialmente distinta a las demás tumbas delmismo periodo, son sus dimensiones. Esta tum-ba tenía una cámara lateral de 3,83 metros delargo por 2,22 de ancho y una altura de más de

un 1 metro; dadas sus dimensiones particularesy la forma que presentaba, se decidió calificarde «cámara abovedada» la estructura de estatumba, para distinguirla de las «cámaras late-rales» comunes. El pozo de acceso tenía unasdimensiones fuera de lo común, con una pro-fundidad de 3,10 metros, 1,71 metros de anchoy 1,74 metros de largo; la cabecera del pozo seencontraba a 2,68 metros de profundidad res-pecto al nivel de circulación actual y la basedel pozo a 5,77 metros. Este pozo habría esta-do ligeramente inclinado con una pendientenoreste-suroeste de aproximadamente 15 gra-dos.

El sello de la tumba (Fig. 52) también eraexcepcionalmente grande, con una altura de1,70 metros y 1,70 metros de ancho, y estabaformado por 13 hiladas de adobes de alto y 6 o7 hiladas de adobes de ancho colocados de soga.Se reportaron un total de 78 adobes en el selloy 4 más que quedaron sueltos en el relleno delpozo de entrada, aunque estos no debieron for-mar parte de la estructura ya que el sello se en-contró completo. Las medidas de los adobes (27x 20 x 10 cm) encajan dentro de los parámetroshabituales de las tumbas Mochica Medio.

Estas características estructurales estable-cen una relación directa con los patrones fune-rarios de algunos contextos funerarios encon-trados en Pacatnamú para el mismo periodo. Latumba EI de Pacatnamú también tenía un pozoprofundo, un gran sello de adobes y su cámaraabovedada era lo bastante amplia para albergarentierros múltiples con sus respectivas ofren-das (Ubbelohde-Doering 1983). A pesar de lassimilitudes morfológicas, las dimensiones de latumba M-U1411 y de su sello son aun mayoresque las de las tumbas de Pacatnamú. Además,la M-U1411 presenta una estructura mucho másprecisa y ordenada, no sólo por el hecho de quefuera un entierro simple y no múltiple con even-tos de reentierro, sino también por la morfolo-gía mucho más geométrica y equilibrada de suestructura y por la ordenación de las asociacio-nes.

El esqueleto estaba depositado en posiciónextendida dorsal, junto a la pared este de la tum-ba y con la cabeza orientada hacia el suroeste.Los huesos del individuo enterrado presenta-ban muy mala conservación como consecuen-cia del colapso que había sufrido la bóveda, asícomo por los bruscos cambios de humedad su-

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111PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 51 Contexto Funerario M-U1411. Dibujo de planta.

Fig. 50 Contexto Funerario M-U1411.

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Fig. 52 M-U1411. Sello de adobes de la tumba de bota.

Fig. 53. M-U1411.Vista general del interior de la tumba.

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113PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 54. M-U1411. Detalle de orejera de metal.

Fig. 55. M-U1411. Detalle de un arete que portaba elindividuo principal de la tumba.

fridos hasta la actualidad. Aunque no fue posi-b le d i s t ingui r c la ramente los rasgosantropológicos distintivos de sexo y edad, si sepudo determinar que el individuo era adulto yque, por las medidas tomadas sobre los huesosen el momento de excavarlo, debió mediraproximadamente 1’60 metros.

De entre los pocos detalles de su posiciónque se pudieron observar, destacan la cabezadesplazada sobre el hombro derecho y los bra-zos extendidos en paralelo al costado del cuer-po. Aunque en un principio las manos debieronestar apoyadas sobre los muslos, el brazo dere-cho se encontró desplazado hacia el costado delcuerpo. En realidad, todos los huesos del es-queleto están ligeramente desplazados hacia sucostado derecho, probablemente como conse-cuencia de la presión ejercida por la tierra delderrumbe de la cámara.

La información que se extrajo del análisisantropológico preliminar determinó que el in-dividuo no habría sufrido ninguna patologíagrave o evidente antes de su muerte y que, ade-más, el desgaste que presentaba el esmalte desus dientes no era muy pronunciado (FlorenciaBracamonte en comunicación personal 2006).Este último dato refuerza la idea de que nosencontramos ante un personaje de la elite, pues-to que la ausencia de desgaste dental suele in-dicar, por un lado, la ausencia del uso de la den-tadura como herramienta de trabajo y, por elotro, la presencia de una buena alimentación.Somos conscientes de que esta conclusión nosiempre es definitiva, pero como hipótesis paranuestro caso nos sirve como argumento de re-fuerzo.

El individuo de la tumba M-U1411 fue en-terrado con un completo ajuar de objetos per-sonales, es decir, que formaban parte de su in-dumentaria característica. Entendemos que enesta categoría se incluyen aquellos objetos quepertenecían a su ajuar, ya fuera el habitual, elque habría vestido en ocasiones especiales o elestrictamente destinado a acompañarlo al másallá. Pertenecientes a esta categoría se encon-traron varios objetos de metal y un conjunto depectoral y muñequeras de cuentas.

En primer lugar, se encontraron dos orejerastubulares (Fig 54) de cobre dorado a ambos cos-tados del cráneo que estaban formadas por untubo de 7 cm de largo y un disco de 7 cm dediámetro y 0’5 cm de ancho, al interior del cual

había un círculo con 16 pequeños círculos, amodo de decoración, a lo largo de su períme-tro. La orejera izquierda se conservaba en muybuen estado pero la orejera derecha se encon-tró prácticamente pulverizada. Este tipo de ore-jera es muy recurrente en el arte Mochica y laencontramos representada en varias vasijas, tan-to escultóricas como pictóricas (Donnan 1978:Pág. 78 Fig. 130 y Pág. 91 Fig. 143 (personajeabajo derecha)).

En segundo lugar, se encontraron dos aretescon disco (Fig 55) que estaban formados porun disco de 4 cm de diámetro y 0’2 cm de espe-sor que estaba prendido de un aro de 3’5 cm dediámetro. El estado de conservación de ambosdiscos era bueno pero los aros estaban fragmen-tados y, además, la corrosión de metal habíaprovocado que varias cuentas se «pegaran» alarete derecho. Este tipo de arete ha sido pre-

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 114

Fig. 56. M-U1411. Detalle de una Varilla de metalhallada sobre el pectoral del individuo.

viamente registrado en contextos funerariosMochica Medio, así como identificado en laiconografía del arte Mochica (Larco 2001: Pág.176 Fig.189).

Otro elemento de metal asociado directa-mente al individuo de la tumba M-U1411 fuela varilla en forma de «U» (Fig 56) que se en-contró sobre su hombro izquierdo. Originalmen-te, esta varilla habría tenido 29’7 cm, pero ha-bía sido doblada dos veces en ángulo rectocreando tres segmentos de 14’5 cm, 7’6 cm y8’6 cm. Aunque la función de este objeto noestá del todo definida, creemos que fue partede la estructura de un tocado; su forma y lasmarcas con improntas de haber tenido algún tipode fibra atándola corroboran esta hipótesis.

Por lo que respecta al mencionado pectoral,

está formado por cuatro pasadores de cobre de29 cm de largo, con 85 agujeros para hiladasde cuentas, que articulan toda la estructura tantoen la parte del pecho como en la de la espaldadel individuo. Los pasadores del pecho mues-tran restos de cuentas hacia la parte frontal yhacia la parte posterior, mientras que lospasadores de la espalda sólo muestran restos decuentas hacia un lado e improntas del cordelque cerraba el pectoral hacia el otro, el mismosistema que fue utilizado en los pectorales deSipán (Alva y Donnan 1993: Pág. 71 Fig.69).Por la ubicación de las cuentas y de lospasadores cuando fueron encontrados, pudimossaber que el individuo llevaba el pectoral pues-to, a diferencia de los pectorales de Sipán quefueron extendidos sobre el pecho (Alva yDonnan 1993: Pág. 73 Fig. 71).

A pesar de que el estado de conservaciónno era muy bueno, se trató de recomponer eldiseño original que habrían formado las cuen-tas y se pudo entrever que, sobre el fondo blan-co de la parte frontal, las cuentas formaban undiseño con una franja verde horizontal y círcu-los rojizos; pero la parte posterior parece nohaber tenido diseño y sólo presentaba un fondoblanco con un par de hiladas de cuentas rojizasa la altura del borde cercano al cuello.

Los materiales con los que están hechas lascuentas son muy variados (Fig. 58): hueso yspondylus (blancas, moradas y rojas), en ma-yor medida, y turquesa y cuarzo, en menor me-dida; además, se encontró el casó particular deuna cuenta de cerámica. El tamaño del pectoraly la variedad de sus materiales son reflejo de laimportancia del individuo enterrado, puesto quese debió requerir de una gran inversión de manode obra, de material y de tiempo, tratándose deuna tumba Mochica Medio en SJM (Donnan1995).

Como complemento al pectoral, se regis-traron dos muñequeras, una en cada brazo, for-madas por cuentas de características muy simi-lares (forma, material y color) a las usadas enel pectoral. La estructura de estas muñequerasera bastante sencilla, puesto que no contaba conpasadores, como el pectoral, sino que distribuíalas cuentas verticalmente mediante algún tipode fibra orgánica que no se conservó. En lo querespecta al diseño, sólo podemos decir que con-taban con cuentas de tres colores, blancas rojasy verdes, pero el estado de conservación no

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115PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 57. M-U1411. Colección de ceramios provenientes de la tumba.

permitió reconstruir su disposición original.La disposición de las 15 vasijas de cerámi-

ca (Fig 57) de esta tumba articula un contextocompletamente planificado y calculado, conse-cuencia probable de un ritual muy específicoen el que la ubicación de cada elemento habríasido relevante. Así, encontramos 10 vasijas aso-ciadas directamente a la base de la tumba juntoa la pared oeste, mientras que las 5 restantesestaban dispuestas encima de la banqueta natu-ral recortada en el estéril compacto. Estas com-binaciones numéricas en la disposición de lasof rendas ya han s ido observadas porChristopher Donnan para algunas tumbas delsitio de Dos Cabezas (Christopher Donnan en

comunicación personal 2006).El conjunto de vasijas encontradas en la

tumba M-U1411 no sólo ha resultado ser ex-cepcional por el número de piezas asociadas,s ino también por sus carac te r í s t icasmorfológicas y estilísticas, que relacionan estecontexto funerario, no sólo con la tradición ce-rámica Mochica Medio en SJM, sino tambiéncon la cerámica encontrada en varios contextosfunerarios de Pacatnamú, Sipán e, incluso, laHuaca de la Luna.

En primer lugar, hay una serie de grandescántaros (C6, C8 y C15), que presentan unafuerte reminiscencia Gallinazo, tanto en sumorfología como en su decoración. Por un lado,

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la decoración en el gollete del C6, presenta ungran parecido con el de una vasija encontradaen otra tumba Mochica Medio de SJM (M-U813), así como con algunas vasijas, o frag-mentos de ellas, encontradas en los rellenos delas capas (Castillo 1999); esta misma formatambién ha sido registrada en la vasija 1 de laTumba 37 de Pacatnamú (Donnan y Cock 1997:Pág. 31, Fig.d). Por otro lado, el C8 presentauna decoración impresa en relieve muy pareci-da a la de un gollete encontrado en Cerro Pam-pa de Faclo (Castillo 2005), cuya ubicacióngeográfica, entre SJM y Pacatnamú, refuerzanuestra idea de un vínculo cultural entre estosdos sitios para el Periodo Mochica Medio. Fi-nalmente, el C15 presenta muchas similitudes,por la forma y la decoración con protuberan-cias, con la vasija 2 de la Tumba 9 (Donnan yCock 1997; Pág. 58, Fig.2) y con la vasija 32de la Tumba EI (Ubbelohde-Doering 1983: Pág.63, Abb.22.4), ambas de Pacatnamú.

En segundo lugar, los cántaros que tienengollete moldeado en forma de cabeza de búhonos remiten a algunas vasijas encontradas enPacatnamú y en Sipán. Por un lado, el C12 pre-senta una forma y una decoración prácticamen-te idéntica a la de una vasija encontrada en laTumba 34 de Pacatnamú (Donnan y Cock 1997:Pág. 29, Fig.b). Por otro lado, las vasijas C10 yC11 son prácticamente iguales a una vasija dela Tumba EI de Pacatnamú (Ubbelohde-Doering1983: Pág. 59, Abb.18.6) y presentan una de-coración de triángulos de pintura blanca en elgollete y cuerpo muy similares a unas vasijasde las Tumbas 28 y 29 de Pacatnamú (Donnany Cock, 1997: Pág. 95, Fig.1 y Pág. 97, Fig.1)y al Ceramio 2 de la tumba M-U813 de SJM(Castillo 1999). Finalmente, las vasijas C4 y C5también presentan semejanzas con dos de lasvasijas encontradas en la Tumba A1 y una en-contrada en la Tumba EI, ambas de Pacatnamú(Ubbelohde-Doering 1983: Pág. 45, Abb.7.3,Pág. 46 Abb. 8.3 y Pág. 65, Abb. 23.4).

En tercer lugar, se encontró un conjunto debotellas con características morfológicas muyparecidas, aunque dos de ellas eran de cocciónreductora, C2 y C14, y las otras 3 eran de coc-ción oxidante, C1, C9 y C13. En varias tumbasde Pacatnamú se encontraron vasijas práctica-mente idénticas a la C2, como es el caso de lavasija 2 encontrada en la Tumba 34 (Donnan yCock 1997: Pág. 32, Fig.d) o el de las Tumbas

A1 y EI (Ubbelohde-Doering 1983: Pág. 45,Abb. 7.5 y Pág. 62, Abb. 21.3). En SJM se en-contró una vasija muy parecida a la C1 en latumba M-U829 (Castillo 1999), mientras queen la Tumba 5 de Pacatnamú se encontró unabotella con una morfología y una decoraciónen pintura morada prácticamente idénticas a lasbotellas C9 y C13 (Donnan y Cock 1997: Pág.30, Fig. a).

Finalmente, la vasija C3 es la que presentauna iconografía más compleja, con una repre-sentación del «Guerrero del Búho» (Makowski1996), el «Dios de los Colmillos» (Benson1972) o la «Divinidad de las Montañas», conlo que se relacionaría directamente con la ico-nografía de los murales de la Huaca de la Luna(Uceda 2001; Pág. 55, Fig. 11) y El Brujo (Fran-co et al. 2003: Pág. 134, Fig. 19.6); en cual-quier caso, este personaje central apareceflanqueado por dos representaciones del «Ani-mal Lunar».

Se podrían citar muchas más representacio-nes en las que aparezca esta divinidad ya quesu aparición se remonta hasta el PeriodoCupisnique, pero basta con decir que, aunqueel estilo de las representaciones varía ligera-mente a lo largo de estos periodos, los atribu-tos que identifican al personaje son casi siem-pre los mismos y evidencian la trayectoria dela divinidad a largo de casi 2000 años (Campa-na y Morales 1997).

El ajuar de metales encontrado en esta tum-ba estaba formado por un lingote semicircularen cada mano, un lingote semicircular en cadapie, dos discos enrollados dentro de la boca yun conjunto de 62 «discos» de cobre. Entre lastumbas Mochica Medio de SJM sólo existe unejemplo de ajuar de metales equiparable al dela tumba M-U1411, que fue el de la tumba M-U725, cuyo individuo apareció acompañado deun conjunto de artefactos relacionados con laproducción orfebre (Fraresso en este volumen).

El primer objeto de metal que se encon-tró asociado al individuo, y que es muy habi-tual en las tumbas Mochica Medio de SJM, fue-ron dos lingotes circulares de cobre (Fig 59).Estos lingotes estaban partidos en dos mitades,cada una de las cuales estaba en una de las ma-nos y en uno de los pies, respectivamente. Ellingote que habrían formado las dos mitades delas manos medía 7’2 cm de diámetro y pesaba140 gr., mientras que el de los pies medía 6’4

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117PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

cm y pesaba 120 gr.Además, dentro de la boca del individuo se

encontraron dos discos de cobre, enrolladossobre sí mismos, de 4’5 cm de diámetro y unpeso de 20 gr. , que fueron deformadosintencionalmente (Fig 60). Al igual que loslingotes mencionados anteriormente, estos dosdiscos responden a una práctica funeraria en eluso de las ofrendas de metal muy habitual en-tre las tumbas Mochica Medio de SJM (Casti-llo 2000), así como en algunas prácticas fune-rarias de la Huaca de la Luna (Tello et al. 2003:180,181; Donnan y Mackey 1978: 154, 155).

Como ya hemos dicho, aparte de los obje-tos metálicos que estaban directamente asocia-dos al cuerpo, se encontraron 62 «discos» decobre que habían sido dispuestos a modo delecho debajo del cuerpo. Estos «discos» teníanentre 8 y 11 cm de diámetro y entre 60 y 100gr. de peso. La mitad de los discos estaban de-corados, 21 con el rostro de un búho y 10 conun rostro humano con rasgos felínicos, mien-tras que la otra mitad no presentaba ningún tipode decoración (Fig 61).

Una vez observados con más detalles, sepudo determinar que los «discos» eran en ver-dad «mitades» de sonajas y que, por lo tanto,nos encontrábamos ante 31 sonajas que habíansido desmembradas y depositadas a modo delecho. Este tipo de sonajas ya han sido reporta-das anteriormente en contextos de Huaca de laLuna (Fraresso 2006: Tablas 1 y 2) y tambiénse conservan dos conjuntos de ellas en el Mu-seo Larco, las cuales presentan, además, la mis-ma decoración de una cara de búho (Catálogo

on-line: Números de ingreso 9360 y 11555).Pero más interesante resulta una vasija delMuseo Larco (Larco 2001: Pág. 176 Fig.189)en la que aparece un personaje cargando unconjunto de sonajas amarradas a modo de co-llar; en esta vasija nos hacemos una idea delmodo en que habrían funcionado las sonajascuando estaban operativas. Otro caso muy in-teresante es el de uno de los estandartes de metalencontrados en Sipán, en el que se ve un perso-naje con las mismas características de las so-najas antropomorfas que lleva un «collar-sona-ja» con el motivo de la cabeza del búho comodecoración (Alva 2004: Pág. 147 Fig. 281); estecaso no sólo presenta la misma forma sino tam-bién la misma decoración.

En cuanto a la confección de las sonajas dela tumba M-U1411, y dado que aún no han sidoanalizadas por ningún especialista, nos remiti-remos a los análisis realizados por CaroleFraresso para las piezas de la Huaca de la Luna(Fraresso 2006); creemos que esta similitud nospermitirà describir la elaboración de las sona-jas por comparación. Así pues, en primer lugar,se debe crear una lámina con el metal y recor-tar la forma deseada, para después dar le formacóncava mediante el martillado. Una vez con-seguida la forma cóncava se procede a la deco-ración de la pieza, ya sea por incisión o por re-pujado. Luego se realiza la perforación por don-de entrará el engarce y, finalmente, se dobla lapieza para darle la forma final de sonaja.

Además de la técnica usada para su fabri-cación, en estas sonajas se han podido obser-var algunos detalles del diseño que nos hacen

Fig. 57. M-U1411. Muñequera de cuentas. Fig. 59. M-U1411. Lingote de metal.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 118

pensar que fueron hechas por distintos artesa-nos. Probablemente, se trata de un caso en elque trabajaron el artesano maestro y algún ayu-dante que no dominaba la técnica perfectamen-te, ya que tenemos casos en los que se intentareproducir un mismo motivo, con los mismosrasgos y características, pero la manufactura esde una calidad mucho más baja. En el Disco 7,por ejemplo, observamos la representaciónincisa del rostro humano con rasgos felínicosen una composición equilibrada y de trazo fir-me, mientras que en el Disco 35 tenemos la re-presentación incisa del mismo personaje, peroesta vez con una clara ausencia de equilibriocompositivo y un trazo inseguro.

Las improntas de textiles halladas en algu-nos de los discos, tanto en el anverso como enel reverso, nos hacen suponer que, originalmen-te, estuvieron envueltos en algún tipo de textily que se apoyaron encima de una estera de cañaque envolvía al individuo. La tradición de en-volver metales con textiles es bastante difundi-da tanto en SJM como en otros sitios Mochicas.De todos estos elementos orgánicos, como ve-remos más delante, sólo se conservaron lasimprontas o, en algunos casos, pequeñas mues-tras sin forma definida.

Otro aspecto interesante, mencionado yapor Carole Fraresso en su análisis (2006) de lassonajas encontradas en la Huaca de la Luna, esel hecho de que no se puede hablar propiamen-te de instrumentos musicales ni de músicos por-que, en la confección metalúrgica de estos ob-jetos, no habría primado un criterio musical, esdecir, que no habrían tenido una morfología

enfocada a su buena acústica. Así pues, estassonajas habrían funcionado sólo como marca-dores de ritmo o productores de «ruido», delmismo modo en que funcionaban muchos col-gantes de las parafernalias de los oficiantes deceremonias.

En el universo iconográfico Mochica en-contramos varias escenas en las que un perso-naje carga sonajas, algunas como las encontra-das en la tumba M-U1411 y otras estructuradasen un bastón (Fraresso 2005). En primer lugar,existe una escena llamada la «Danza de losmuertos», en la que unos esqueletos aparecenbailando y tocando una serie de instrumentos,entre los cuales se encuentra un bastón con so-najas (Donnan y McClelland 1999: Pág. 48 Fig.3.16). En segundo lugar, están algunas escenasde «Batallas rituales» en las que aparece unaprocesión de guerreros con unos músicos quelos acompañan cargando bastones con sonajas.Por último, en la llamada escena de la «Cere-monia del Entierro» aparece personaje que cus-todia todo el proceso de entierro sosteniendoun bas tón l leno de sona jas (Donnan yMcClelland 1999: Pág. 16 Fig. 1.9...). Larco2001: Pág. 176 Fig. 189

Si bien es cierto que la literatura ha identi-ficado los bastones con sonajas en estas esce-nas, nosotros creemos que para nuestro caso nose habría tratado de una de estas piezas sinoque más bien presentan un marcado parecidocon los llamados «collares-sonaja», puesto quesu morfología concuerda más con estas piezas.

Centrándonos ya en la iconografía repre-sentada sobre las sonajas, vemos que la imagen

Fig. 60. M-U1411. Discos de cobre enrollados. Fig. 61. M-U1411. Disco de metal con la representa-ción de un rostro de búho.

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Fig. 62. M-U1411. Cámelido sacrificado.

del rostro con rasgos felínicos se relaciona di-rectamente, como ya hemos visto en el C3 deesta misma tumba, con el «Guerrero del Búho»,con el «Dios de los Colmillos» o con la «Divi-nidad de las Montañas». Sin embargo, el hechode que este personaje con rasgos felínicos apa-rezca ligado a la representación de un búho de-termina que, en este caso, sea concretamente el«Guerrero del Búho» el que esta representadoen estos «discos». Como ya hemos dicho parael caso del C3, la figura de la «Divinidad de lasMontañas» existe en los murales de la Huacade la Luna y El Brujo, pero también lo encon-tramos en gran parte de la iconografía usada enla parafernalia de Sipán. Si bien el estilo de larepresentación de sus elementos difiere en al-gunos aspectos, no cabe duda que el personajerepresentado es el mismo.

Llegados a este punto, es interesante des-tacar el hecho de que Makowski (1996) pun-tualiza que el papel de esta divinidad en los ri-tuales en los que participa es casi siempre pa-sivo, pero que delega sus funciones en una se-rie de lugartenientes que realizan funcionesguerreras o sacerdotales. Estos personajes asu-men las funciones de un oficiante para que el«Guerrero del Búho» presencie la ceremonia yreciba las ofrendas, pero al mismo tiempo ad-quieren algunos de los atributos y símbolos dela divinidad de la cual son oficiantes.

Los restos orgánicos en SJM suelen presen-tar una degradación notable como consecuen-cia de la acidez de los suelos y de los bruscoscambios del grado de humedad, producto delaumento del nivel de la napa freática a lo largode 1600 años; el único elemento orgánico quesuele conservarse en buenas condiciones son loshuesos, ya sean humanos o animales. Así pues,en la tumba M-U1411, se encontraron dos ti-pos de ofrendas orgánicas, de entre las cuales,los huesos dejaron muestras analizables in situ,pero el resto deberá ser analizado en un futuropara recavar más información.

Una de las ofrendas orgánicas más nota-bles fue la de una llama joven (Lama Glama),de menos de un año, que probablemente fuesacrificada en el momento de la inhumación,quedando recostada entre el sello de adobes ylas ofrendas cerámicas (Fig 62); se trata de unaofrenda muy particular puesto que es el únicoejemplo de una llama entera ofrendada en uncontexto funerario Mochica Medio en SJM,

pero en cambio encontramos un caso idénticoen las Tumbas 60-62 de Pacatnamú (Donnan yCock 1997: Pág. 147). También se encontraronlos restos de otra llama (Lama Glama), esta vezadulta, junto a la pared oeste de la cámara, peroen este caso sólo habían ofrendado las extre-midades y el cráneo, ofrenda muy habitual enla tradición funeraria de SJM y en la tradiciónMochica en general (Castillo y Donnan 1994;Donnan 1995; Goepfert en este volumen).

También se encontraron otros dos gruposde huesos, uno de ellos entre el grupo de vasi-jas del lado oeste y el otro entre los pies delindividuo y el sello. El primer grupo eran unasfalanges de camélido que suponemos, por com-paración con la Tumba 20 de Pacatnamú(Donnan y Cock 1997: Pág. 81), que estuvie-ron atados con algún material orgánico y fun-cionaron, tal vez, como amuleto. El segundogrupo lo formaban varios huesos muy deterio-rados, entre los que encontramos unas falangesy un meta podio.

Entre las ofrendas orgánicas que nos handejado poca evidencia física, destacan los ele-mentos que envolvieron en su momento el cuer-po del individuo de la tumba

M-U1411. Tras un minucioso proceso deexcavación, se pudo determinar que el cuerpoestuvo envuelto en textiles, luego en una esterade caña y, finalmente, fue depositado todo elfardo dentro de un ataúd de caña y/o madera(Donnan y Cock 1997: Pág. 22-27). Tanto delos restos de caña como de los de madera sepudieron recuperar pequeñas muestras que se-rán analizadas en un futuro próximo (Fig 63).De los textiles, sin embargo, sólo se conservó

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Fig. 63. M-U1411. Impronta del ataúd de la tumba.

Fig. 64. M-U1411. Impronta de textil que envolvía losdiscos de cobre.

la impronta que dejaron sobre los metales, locual nos ha permitido saber que fue un tejidollano de cuatro o cinco hilos de trama y dos otres hilos de urdimbre (Fig 64).

Se encontraron, además, los restos de unmate o calabaza sobre el abdomen del indivi-duo, aunque el mal estado de conservación nopermitió determinar su forma. Si nos remitimosa la tumba E1 de Pacatnamú, vemos que en estatumba también había unos mates que funciona-ban como recipiente para contener ofrendas. Y,por último, se encontraron en el relleno variasmuestras de carbón que en el futuro podránaportarnos algunos fechados e información so-bre otros materiales orgánicos ofrendados.

Es muy importante recordar, precisamenteen este apartado, esta gran similitud entre esta

tumba y las tumbas de Pacatnamú, puesto quela buena conservación del material orgánico dePacatnamú nos ha servido para tratar de inferirlas asociaciones orgánicas que pudo haber te-nido originalmente la tumba M-U1411.

Otras ofrendas

Entre las restantes ofrendas encontradas enesta tumba encontramos una valva de spondylusprinceps de color rojizo muy suave y con unaforma bastante regular. Tanto la ubicación deesta valva, sobre el pectoral de cuentas, comoel hecho de que fuera un producto de muy difí-cil y rara obtención en el Periodo MochicaMedio (Cordy-Collins 2003: 237, 238), convier-ten este objeto en una de las ofrendas más sig-nificativas de este contexto funerario (Fig 65).Es importante destacar el hecho de que estasvalvas suelen estar asociadas, no sólo a los ri-tuales funerarios en los que se ofrenda el obje-to en sí, sino también a las ceremonias de ofren-da de sangre, en las que funciona como reci-piente contenedor para la ingestión de ésta(Cordy-Collins 2003).

El conjunto de asociaciones líticas estabaformado por cuatro piedras que se encontraronjunto a las vasijas del lado oeste. Dos de laspiedras parecían producto de algún proceso detalla pero no presentaban huellas de uso, sinembargo, de las otras dos, una tenía formapiramidal con el vértice superior desgastado yla otra presentaba tres de los vértices con ras-tros de desgaste por el uso.

Con todos los datos presentados en los apar-tados anteriores podemos tratar de reconstruirhipotéticamente cuál fue el proceso de inhuma-ción de este individuo y de todas sus asocia-ciones. En primer lugar, se debió armar el com-plejo entramado de elementos que acompaña-ban al cuerpo dentro del ataúd, empezando porla elaboración del propio ataúd, con cañas ymadera, y la colocación, a modo de lecho, delos «discos» de cobre envueltos en textiles. Acontinuación, se envolvieron el difunto y todossus obje tos personales (ore je ras , a re tes ,pectoral, muñequeras, lingotes, discos enrolla-dos, varilla en «U» y spondylus) dentro de unfardo de textiles. Finalmente, todo este fardohabría sido depositado sobre los «discos» decobre y dentro del ataúd, que a su vez habríasido cerrado con una tapa de cañas o madera.

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Fig. 65. M-U1411. Valva de spondyllus hallada sobre elpecho del individuo.

Después de haber excavado la tumba comoya hemos explicado, los mochicas habrían in-troducido el ataúd hasta el lado este de la cá-mara abovedada a través del pozo de acceso. Acontinuación, habrían depositado las 5 vasijasde la banqueta y, después, las 10 restantes jun-to al lado oeste. Junto a las vasijas habrían de-jado el material lítico y la ofrenda de extremi-dades y cráneo de llama adulta. Antes del se-llado de la tumba con la «tapa» de adobes, ha-brían sacrificado a la llama joven y la habríanintroducido en la cámara abovedada, entre lasofrendas de cerámica y el ingreso. Finalmente,después de sellar la tumba, habrían rellenadoel pozo de acceso con tierra hasta su nivel decirculación.

Para poder excavar una cavidad de estasdimensiones sin que colapsara los Mochicastuvieron que encontrar un estrato de tierra sueltaentre dos estratos de tierra muy compacta quefuncionaran como base y techo de la cámaraabovedada. Además, esta tumba presenta unapeculiaridad en la morfología de la matriz, yaque en el área sureste de la matriz no llegaronhasta la base de la cámara abovedada, creandouna especie de repisa natural sobre la que apo-yaron cinco vasijas de cerámica.

Aplicando a este contexto particular loscálculos generales realizados por Martín delCarpio para la elaboración de las tumbas de botaMochica Medio en SJM (Del Carpio en estevolumen), el proceso de construcción de estatumba habría demorado unos 5 días y habríarequerido de más de tres personas para ser rea-

lizado. Además, suponemos que las grandes di-mensiones de esta bóveda y el tamaño e incli-nación del pozo de entrada sirvieron para po-der ingresar el cadáver entero de la llama y elataúd de caña sin tener que inclinarlo demasia-do.

Como conclusión al análisis de la tumba M-U1411 creo que es necesario hacer hincapié endos aspectos esenciales. En primer lugar, hayque resaltar los múltiples paralelismos que sehan establecido entre este contexto funerario yalgunos contextos funerarios de Pacatnamú y,en menor medida, con Huaca de la Luna ySipán. En segundo lugar, hay que destacar lascaracterísticas específicas que presenta el per-sonaje enterrado en este contexto que, a nues-tro entender, esbozan una identidad particulary lo relacionan con una elite ceremonial.

Como decimos, este personaje tenía algúntipo de relación con Pacatnamú, ya fuera por-que llegó procedente de este sitio, trayendoconsigo su propia tradición funeraria, o bienporque, por algún motivo, le interesó vincular-se a las tradiciones funerarias y a la elite allíimperantes. Tanto la morfología misma de latumba como la tipología y la simbología demuchas de sus asociaciones ejemplifican estevínculo. En especial, cabe destacar la similitudentre las ofrendas cerámicas de esta tumba y lacerámica encontrada en las tumbas A1 y EI dePacatnamú, así como la profusa presencia de lafigura del búho en muchos objetos de estas tum-bas.

Asimismo, encontramos elementos (moti-vos en la cerámica y en los metales) que conec-tan el universo iconográfico usado en la tumbaM-U1411 con gran parte del corpus iconográ-fico imperante en las tumbas reales de Sipán.Estas dos relaciones constatan el hecho de queestos tres sitios (SJM, Pacatnamú y Sipán) for-man un conjunto in te r re lac ionado queejemplifica a la perfección las característicasdel Periodo Mochica Medio.

En lo que respecta a las características in-trínsecas del individuo enterrado en este con-texto funerario y su probable pertenencia a unaelite ceremonial, contamos con varios elemen-tos significativos para corroborar nuestra hipó-tesis. En primer lugar, y teniendo en cuenta to-das las características de la tumba, sus antece-dentes formales y la tradición estilística ytipológica de sus asociaciones, nos damos cuen-

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 122

muy probable que los rituales se hubieran lle-vado a cabo desde mucho antes, aunque no hu-bieran sido representados en la iconografía.Además, no hay que olvidar que la compleji-dad iconográfica fue mucho mayor durante elMochica Tardío que durante el Mochica Medio,especialmente en la representación del ceremo-nial.

En definitiva, todos estos aspectos confir-man que nos encontramos ante la tumba de eli-te más compleja para el Periodo Mochica Me-dio en SJM. Entonces, es lógico pensar que,probablemente, las tumbas Mochica Medio deelite de SJM se habrían ubicado en zonas dis-tintas a las excavadas hasta el momento y que,tal vez, nos encontremos ante un cluster o nú-cleo funerario de tumbas de bota Mochica Me-dio que se articulen alrededor de la M-U1411,o bien que funcione como epicentro de un ce-menterio articulado alrededor de este persona-je principal.

ta de la complejidad de este contexto funera-rio, así como de la importancia del individuoenterrado. Estaríamos hablando, entonces, delprimer individuo directamente asociado al ce-remonial de SJM, desde que se descubriera latumba de la segunda Sacerdotisa en 1992(Donnan y Castillo 1994). Existen, evidente-mente, tumbas con personajes de elite asocia-dos a un gran ajuar, pero no se ha podido defi-nir, con total exactitud, su rol en las activida-des rituales del cementerio de SJM.

En segundo lugar, se han identificado va-rios objetos asociados a este personaje que sus-tentan su afiliación a la esfera de la elite ritual.Por un lado, la presencia del ajuar de objetospersonales reafirma su relación con la elite ycrea una imagen particular del personaje frentea la población Mochica, imagen con la que, pro-bablemente, era reconocido en las ceremoniasen las que participaba. Por otro lado, variosobjetos asociados a este personaje suelen serusados en rituales, como es el caso de la valvade spondylus o de las sonajas, o son elementosmuy comunes en las ofrendas rituales que apa-recen en la iconografía, como la llama o la ce-rámica.

Así pues, creemos que el individuo de laM-U1411 habría podido ser un oficiante rela-cionado con los rituales adscritos al culto del«Guerrero del Búho». No se trata, por supues-to, de una identificación del personaje como enlos casos del Señor de Sipán o las Sacerdotisas,s ino más b ien , recuperando las ideas deMakowski (1996), de la constatación de la pre-sencia de algún tipo de ceremonia en la que unser humano habría encarnado algunos de losatributos del «Guerrero del Búho» y realizan-do las funciones de oficiante del ritual. Lo másinteresante del caso es que en muchas de lasescenas ceremoniales en las que aparece estadivinidad se relaciona con la «Divinidad Feme-nina», papel que desempeñan en algunas cere-monias las Sacerdotisas de SJM (Makowski1996: Pág. 41 Fig. 11). Coincidentemente, unade las ofrendas más habituales que se le hacenal «Guerrero del Búho» son las conchas mari-nas cargadas por llamas (Makowski 1996: Pág.41 Fig. 10), dos de las ofrendas más importan-tes encontradas en la tumba M-U1411.

Si bien es cierto que estas escenas mencio-nadas corresponden a la iconografía del Perio-do Mochica Tardío, no hay que olvidar que es

Elementos asociados

Cerámica enteraM-U1411-C01: F igur ina s i lbadora

antropomorfa, en el relleno de la tumba.M-U1411-C02: F igur ina s i lbadora

antropomorfa , en el relleno de la tumba.M-U1411-C03: Botella negra con asas latera-

les , en la parte alta de la matriz, en el ladooeste de la tumba.

M-U1411-C04: Botella con asas laterales, en laparte alta de la matriz, en el lado oeste dela tumba.

M-U1411-C05: Botella con diseños con felino-dragón, en la parte alta de la matriz, en el ladooeste de la tumba.

M-U1411-C06: Cántaro con diseño geométrico(representación del búho), en la parte altade la matriz, en el lado oeste de la tumba.

M-U1411-C07: Vasija con representación deldios buho, en la parte alta de la matriz,en el lado oeste de la tumba.

M-U1411-C08: Cántaro de cuello largo, en ellado suroeste de la matriz.

M-U1411-C09: Cántaro negro fragmentado, enla parte suroeste de la matriz.

M-U1411-C10: Cántaro con asitas, en el cen-tro oeste de la matriz.

M-U1411-C11: Cántaro con diseño, en el cen-tro oeste de la matriz.

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123PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

M-U1411-C12: Cántaro con diseño de búho, enel centro oeste de la matriz.

M-U1411-C13: Cántaro en forma de búho , enel centro oeste de la matriz.

M-U1411-C14: Cántaro con diseño de búho,decorado con pintura blanca ,en el centrooeste de la matriz.

M-U1411-C15: Cántaro con diseño, en el cen-tro oeste de la matriz.

M-U1411-C16: Cántaro con cara de búho en elcentro oeste de la matriz.

M-U1411-C17: Cántaro, con diseño , en el cen-tro oeste de la matriz.

Fragmentería cerámica (Fc)M-U1411-Fc01: Fragmentería cerámica ubica-

da en el pozo (primer nivel de tierra)M-U1411-Fc02: Fragmentería cerámica ubica-

da en el horno de la tumba.M-U1411-Fc03: Fragmentería cerámica ubica-

da en el horno de la tumba.M-U1411-Fc04: Fragmentería cerámica ubica-

da en el horno de la tumba.M-U1411-Fc05: Fragmentería cerámica ubica-

da en el pozo de la tumba.M-U1411-Fc06: Fragmentería cerámica ubica-

da en el relleno de la tumba.M-U1411-Fc07: Fragmentería cerámica ubica-

da en el relleno de la tumba.M-U1411-Fc08: Fragmentería asociada al ataúd

Lítico (Li)M-U1411-L01: Piedra ubicada en el pozo (pri-

mer nivel de tierra).M-U1411-L02: Piedra ubicada en la tumba.M-U1411-L03: Piedra ubicada en la tumba.M-U1411-L04: Fragmento de cuarzo ubicado en

el relleno de la tumba.M-U1411-L05: Piedra ubicada en el relleno de

la tumba.M-U1411-L06: Piedra ubicada en el relleno de

la tumba.M-U1411-L07: Piedra en forma triangular, en

la parte central oeste de la matriz.M-U1411-L08: Piedra ubicada en la parte cen-

tral oeste de la matriz.M-U1411-L09: Fragmento de lasca, en la parte

central oeste de la matriz (cerca a la bocade la llama)

M-U1411-L10: Piedra ubicada en la zona norteoeste de la matriz.

Metales (M):

M-U1411-M01: Fragmento de cobre ubicado enel pozo (primer nivel de tierra).

M-U1411-M02: Orejera izquierda de cobre do-rado del individuo principal.

M-U1411-M03: Arete con disco delgado conbase de cobre a la izquierda del cráneo delindividuo principal

M-U1411-M04: Varilla en forma de «U» conbase de cobre, a la altura del cuello delindividuo principal.

M-U1411-M05: Disco enrollado con base decobre dent ro de la boca de l ind iv iduoprincipal.

M-U1411-M06: Disco enrollado con base decobre dent ro de la boca de l ind iv iduoprincipal.

M-U1411-M07: Arete con disco con base decobre a la derecha del cráneo del individuoprincipal.

M-U1411-M08: Orejera derecha de cobre do-rado del individuo principal.

M-U1411-M09: Tubo de cobre dorado de la ore-jera derecha del individuo principal.

M-U1411-M10: Puente derecho con base decobre que sujetaba por la parte de atrás alpectoral a la altura del pecho del individuoprincipal.

M-U1411-M11: Puente izquierdo con base decobre que sujetaba al pectoral a la alturadel pecho del individuo individual.

M-U1411-M12: Puente derecho con base decobre que sujetaba por la parte de atrás alpectoral a la altura del pecho del individuoprincipal.

M-U1411-M13: Puente izquierdo con base decobre que sujetaba al pectoral a la alturadel pecho del individuo individual.

M-U1411-M14: Lingote con base de cobre dela mano izquierda del individuo principal(especie de disco fragmentado por la mitad).

M-U1411-M15: Lingote con base de cobre ubi-cado en e l p ie derecho de l ind iv iduoprincipal (especie de disco fragmentado porla mitad).

M-U1411-M16: Lingote con base de cobre ubi-cado en e l p ie derecho de l ind iv iduoprincipal (especie de disco fragmentado porla mitad).

M-U1411-M17: Lingote con base de cobre ubi-cado en e l p ie izquierdo del indiv iduoprincipal (especie de disco fragmentado porla mitad).

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 124

M-U1411-M18: Disco enrollado fragmentadocon base de cobre dentro de la boca delindividuo principal.

M-U1411-M19: Disco con base de cobre, condecoración de búho en relieve, en la partenorte este de la matriz.

M-U1411-M20: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz.

M-U1411-M21: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte norte estede la matriz

M-U1411-M22: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz.

M-U1411-M23: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte norte estede la matriz.

M-U1411-M24: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz..

M-U1411-M25: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte norte este de la matriz.

M-U1411-M26: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz.

M-U1411-M27: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte estede la matriz.

M-U1411-M28: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz.

M-U1411-M29: Disco con base de cobre, condecoración de búho o rostro, en la partenorte este de la matriz.

M-U1411-M30: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz.

M-U1411-M31: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte este dela matriz.

M-U1411-M32: Disco con base de cobre, sindecoración visible, en la parte norte de lamatriz.

M-U1411-M33: Disco con base de cobre, condecoración visible, en la parte central dela matriz.

M-U1411-M34: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte central dela matriz.

M-U1411-M35: Disco con base de cobre, sin

decoración visible en la parte central este dela matriz.

M-U1411-M36: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte central este de la matriz.

M-U1411-M37: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte central estede la matriz.

M-U1411-M38: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte central estede la matriz.

M-U1411-M39: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central este dela matriz.

M-U1411-M40: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte central estede la matriz.

M-U1411-M41: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte centraleste de la matriz.

M-U1411-M42: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central estede la matriz.

M-U1411-M43: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central estede la matriz.

M-U1411-M44: Disco con base de cobre, sindecoración en la parte central este de lamatriz.

M-U1411-M45: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte central este de la matriz.

M-U1411-M46: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M47: Disco con base de cobre , condecoración búho, en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M48: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte central dela matriz.

M-U1411-M49: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M50: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M51: Disco con base de cobre , condecoración visible en la parte central dela matriz.

M-U1411-M52: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado en

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125PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

decoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M71: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M72: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M73: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte sur de la matriz.

M-U1411-M74: Disco con base de cobre, condecoración de búho en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M75: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte sur de la matriz.

M-U1411-M76: Disco con base de cobre, condecoración de búho en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M77: Disco con base de cobre, condecoración de búho en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M78: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M79: Disco con base de cobre, condecoración de búho en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M80: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

Cuentas (Ct)M-U1411-Ct01: Cuenta ubicada en el pozo (pri-

mer nivel de tierra).M-U1411-Ct02: Pectoral, en la altura del cue-

llo y pecho del individuo principal.M-U1411-Ct03: Pulsera de la mano izquierda

del individuo principal.M-U1411-Ct04: Pulsera de la mano derecha del

individuo principal.

Malacológico (Ma)M-U1411-Ma01: Malacológico ubicado en la

tumba.M-U1411-Ma02: Malacológico ubicado en el

relleno de la tumba.M-U1411-Ma03: Malacológico ubicado en el

relleno de la tumba.M-U1411-Ma04: Malacológico ubicado sobre

el pecho del individuo.M-U1411-Ma05: Malacológico ubicado en la

zona norte oeste de la matriz.

la parte central este de la matriz.M-U1411-M53: Disco con base de cobre, con

decoración de rostro antropormorfizado enla parte central este de la matriz.

M-U1411-M54: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M55: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte central este de la matriz.

M-U1411-M56: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte central dela matriz.

M-U1411-M57: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M58: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte central dela matriz.

M-U1411-M59: Disco con base de cobre, condecoración de búho, en la parte central dela matriz.

M-U1411-M60: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M61: Disco con base de cobre , sindecoración visible en la parte central de lamatriz.

M-U1411-M62: Disco con base de cobre, condecoración de rostro antropormorfizado enla parte central este de la matriz.

M-U1411-M63: Disco con base de cobre, sindecorac ión v is ib le en la par te cen t ra lde la matriz.

M-U1411-M64: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M65: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M66: Disco con base de cobre, condecoración de búho en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M67: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M68: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M69: Disco con base de cobre, sindecoración visible en la parte sur de lamatriz.

M-U1411-M70: Disco con base de cobre, sin

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Excavaciones en las Áreas 28, 33, 34 y 40de San José de Moro - Temporada 2006

Carlos E. Rengifo Chunga

Introducción

El presente informe detalla los trabajos ar-queológicos realizados en las Áreas 28, 33, 34y 40 del sector norte de la «Cancha de Fútbol»del sitio San José de Moro (SJM) durante laTemporada de Excavaciones 2006 del ProyectoArqueológico San José de Moro (PASJM). Du-rante los últimos años, las investigaciones eneste sector de SJM han producido importantesresultados que han incrementado nuestro cono-cimiento y entendimiento acerca de la natura-leza de las actividades realizadas en el sitio enépocas prehispánicas, sobre todo durante el In-termedio Temprano y Horizonte Medio.

Los hallazgos de las últimas 4 temporadas(Bernuy 2004; Bernuy y Wirtz 2003; Del Carpioy Delibes 2005; Manrique 2004, 2005; Rengifoy Barragán 2005; Rengifo 2006) han estado re-lacionados con el periodo Transicional (circa850-950 d. C.), que corresponde al espacio detiempo comprendido entre el colapso de la so-c iedad Mochica y la l l egada de l es tadoLambayeque al valle del Jequetepeque (Casti-llo et al. 2007; Rucabado y Castillo 2003).

La ocupación Transicional en SJM ha sidoregistrada desde los inicios del PASJM y la ca-racterización de sus manifestaciones culturalesse ha ido refinando con el transcurrir de los añosy con la acumulación de datos empíricos aso-ciados con este periodo. En este sentido, las

excavaciones en el sector norte de la «Canchade Fútbol» de SJM han proveído de los mássólidos y complejos contextos arqueológicosque datan de esta época. El hallazgo de gran-des cámaras funerarias con importantes canti-dades de ofrendas cerámicas, la presencia definas vasijas de estilos foráneos, sobre todo dela sierra de Cajamarca y Ayacucho, la constitu-ción arquitectónica del cementerio en torno apequeñas cámaras cuadrangulares, son aspec-tos a partir de los cuales nos hemos aproxima-do al conocimiento de las coyunturas socialesemergentes an te e l co lapso de las e l i tesMochicas en el valle de Jequetepeque y el mo-mento de contacto con las poblaciones del va-lle de Lambayeque.

El estudio de los comportamientos funera-rios durante el periodo Transicional ha sido otroaspecto que ha llegado a ser más preciso con-forme la muestra ha ido aumentando. La grancantidad de tumbas registradas y la variedad deelementos asociados a ellas nos ha permitidoreconocer patrones, jerarquías e identidades quereflejan las condiciones sociales y políticas dela época.

Esta abundancia de datos empíricos ha ge-nerado que nuestras preguntas iniciales sereformularan tratando ahora de abarcar aspec-tos sociales más amplios y complejos. Los pa-trones de ordenamiento y distribución de las

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tumbas , l as carac te r í s t icas de l mater ia lcerámico y la funcionalidad de los espacios lle-gan a ser indicios a partir de los cuales trata-mos de discernir la presencia de jerarquías so-ciales y afinidades grupales. Es así que la ne-cesidad de entender los datos arqueológicos enuna muestra contextual amplia y sincrónica-mente articulada condujo a que también modi-ficáramos nuestra metodología de excavación,interviniendo ahora áreas más extensas. Coneste objetivo se llegó a unir todas las unidadesde este sector formado una sola gran unidad deexcavación que nos permitiera observar varioscontextos arqueológicos contemporáneos enextensión (Rengifo 2006).

Si bien durante la presente temporada con-t inuaron los ha l lazgos de contex tosTransicionales, también llevamos a cabo la ex-cavación y registro de la ocupación MochicaTardío en este sector. Como se observará en eldetalle de las descripciones de las capas y lastumbas, las características de los contextosMochica Tardíos aquí presentados, grafica losvínculos mantenidos entre los rituales y festi-nes de consumo de chicha y las prácticas fune-rarias (Castillo 2000; 2003).

De modo general, en el presente informepresentamos de manera detallada los contextosexcavados durante la presente temporada, tan-to a nivel de capas ocupacionales como tum-bas, siguiendo las convenciones y parámetrosrequeridos para la práctica arqueológica.

Equipo de trabajo

Durante la presente temporada los trabajosde excavación en las Áreas 28, 33, 34 y 40 fue-ron dirigidos por el arqueólogo Carlos E.Rengifo Chunga (UNT/PUCP), contando con laasistencia de las alumnas Daniela Zevallos,Solsiré Cusicanqui (PUCP), Beatriz Fernández(Universidad Pablo de Olavide-Sevilla), SabineGirod, Leslie Fuzell ier (Université Paris-Sorbonne, Paris IV), Mary Boarman (U. Was-hington College) y Lauren Pecarich (JohnsHopkins University).

También se contó con el apoyo de los auxi-liares de campo Armando Guerrero, EdinsonPérez, Gualberto Pérez, Pablo Vargas y MiguelPérez, estos últimos moradores de San José deMoro.

Objetivos

En el marco del PASJM se programaron 5semanas de excavaciones que iniciaron el 30 dejunio y finalizaron el 5 de agosto de 2006, se-guidas de 2 semanas de trabajos de inventarioy análisis preliminares en el laboratorio tem-poral de Chepén. Durante este lapso de tiemponos planteamos realizar la excavación simultá-nea y extensiva de las Unidades 28, 33, 34 y 40con la finalidad de obtener contextos sincróni-camente asociados con la ocupación MochicaTardío en SJM puesto que durante las últimas 4temporadas se había venido excavandosistemáticamente las capas relacionadas con elperiodo Transicional. Los objetivos específicosa cumplir con estas excavaciones fueron los si-guientes:- Reconocer las características de la ocupación

Mochica Tardío en el sector norte de la «Can-cha de Fútbol» de SJM a par t i r deexcavaciones arqueológicas detalladas, docu-mentando los pisos arquitectónicos y sus aso-ciaciones, así como los elementos constructi-vos, contextos funerarios y todo tipo de evi-dencia como vasijas, fogones y rasgos o uni-dades contextuales.

- Afinar nuestro conocimiento acerca de la se-cuencia ocupacional en San José de Moro, enespecial de los periodos Mochica Tardío yMochica Medio con sus fases respectivas enbase a los datos provenientes de la excava-ción de estas unidades.

- Aportar nueva evidencia material de artefac-tos arqueológicos (sean en cerámica, metales,restos óseos y/o malacológicos) al corpus ge-neral de colecciones del PASJM obtenido através de las distintas temporadas de investi-gación. A partir de su estudio se pretende es-tar en capacidad de determinar las caracterís-ticas artísticas y tecnológicas de los mismos,así como su recurrencia y/o peculiaridad.

- Registrar las características geológicas de losdiferentes estratos de este sector, para poste-riormente correlacionarlas con otras unidadesy aproximarnos al conocimiento de los facto-res de a l te rac ión y eventos pos tdeposicionales sucedidos en esta área.

- Servir como una escuela de campo para alum-nos graduados y pregraduados en arqueolo-gía, de universidades peruanas y extranjeras,

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brindando la posibilidad de ejercer la prácti-ca de estrategias de excavación e intervenciónarqueológica en este tipo de yacimientos.

Ubicación y Antecedentes

Las Áreas 28, 33, 34 y 40 se ubican en elsector norte de la «Cancha de Fútbol» del sitioSan José de Moro (SJM). Como se mencionólíneas arriba, el Proyecto Arqueológico San Joséde Moro (PASJM) ha venido centrando sus es-fuerzos en la excavación de este sector debidoa la al ta densidad de tumbas del periodoTransicional aquí registradas, hecho que nospermite ahondar en nuestro entendimiento re-ferente a la naturaleza y características de esteper iodo . Fue durante la temporada deexcavaciones del año 2002 cuando se iniciaronlas excavaciones de dos unidades de 10 x 10metros cada una, Área 27 y Área 28, descu-briéndose así los primeros indicios de la pre-sencia una concentración de tumbas de cámaraasoc iadas a l Trans ic iona l (Berna l 2003;Álvarez-Calderón 2003; Wiertz y Bernuy 2003).

Durante la temporada 2003 se abrieronotras 2 unidades de excavación similares en estesector, las Unidades 31 y 32 (Bernuy 2004;Manrique 2004). En aquella oportunidad, a par-tir de los resultados obtenidos, se postuló quela concentración de tumbas Transicionales es-taría al interior de una gran plaza cercada porun muro perimétrico de adobes y barro, mien-tras que fuera de este cerco la densidad de res-tos sería considerablemente menor y escasa.

Para el año 2004 se decidió continuar conlas excavaciones en la parte norte de la «Can-cha de Fútbol» y se dio inicio a otras 2 unida-des de 10 x 10 metros, el Área 33 y el Área 34(Del Carpio y Delibes 2005; Rengifo y Barra-gán 2005), esta vez enfocados en lo que seríael sector central de la plaza funeraria y en lapared este del muro perimetral. Dada la com-plejidad de los hallazgos y la minuciosidad querequería su registro, en ambas unidades sólo sellegó a registrar las capas asociadas al periodoTransicional, quedando por excavar las capasMochicas.

Al finalizar la temporada 2004, en el sec-tor norte de la «Cancha de Fútbol» de SJM sehabían excavado 6 unidades de 10 x 10 m cadauna (sumando un área total de 600 m2) de lascuales quedaban 3 áreas en las que aun había

por excavar las capas Mochicas y contextosTransicionales y Lambayeques en algunos ca-sos. Nos enfrentábamos entonces, a la necesi-dad de tener una visión global de todo este sec-tor, para lo cual necesitábamos terminar de ex-cavar los «testigos» o franjas que habían entrecada una de estas unidades inconclusas. Bajoesta premisa se iniciaron los trabajos de la tem-porada 2005, delimitando las Áreas 39, 40 y 41y considerando como eje referencial una líneaproyectada desde el perfil este de las Áreas 31y 34 (Rengifo 2005). De este modo el Área 39,la cual se ubicaba en el extremo sur de estasunidades, tuvo una forma de «T» vista de oestea este, a manera de 2 trincheras de 3 m x 10 mcada una. El Área 40, fue ubicada al norte delÁrea 39 y tenía una extensión de 8,5 m de nor-te a sur x 7 m de este a oeste. Finalmente elÁrea 41 se ubicó al norte de la Unidad 40 te-niendo como l ímite oeste la misma l íneareferencial proyectada desde las Unidades 39 y40. Su extensión fue de 8,5 m de norte a sur y 5m de este a oeste.

Estos trabajos dieron como resultado la ex-posición de un área de aproximadamente 520m2 asociados al último momento de ocupacióndel periodo Mochica Tardío y con presencia deelementos Transicionales y Lambayequesintrusivos.

Durante la presente temporada se continua-ron las excavaciones en este sector, para lo cualfue necesario, por razones metodológicas queexplicamos en el acápite siguiente, dividirlo en4 áreas, manteniendo la nomenclatura de lasunidades más importantes de la configuraciónanterior, dando lugar así a las Áreas 28, 33, 34y 40.

Metodología

Las excavaciones en el sector norte de la«Cancha de Fútbol» de SJM se dieron inicio conla división del área general de trabajo en 4 subáreas o sub unidades, con la finalidad de facili-tar las labores de registro puesto que así seríaposible independizar el material proveniente decada una de éstas. La numeración y delimita-ción de estas áreas corresponde en gran medidacon los límites de las unidades ya existentes queaun estaban expuestas, quedando la nomencla-tura Áreas 28, 33, 34 y 40.

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129PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 01. Tumbas de cámara del periodo Transicional registradas en el sector norte de la «Cancha de Fútbol»de San José de Moro.

El Área 28 se ubica en el lado noreste delsector general de trabajo. Tiene forma rectan-gular con su eje mayor orientado de sur a nor-te. Sus dimensiones son de 13 metros de nortea sur y 11 metros de este a oeste.

El Área 33 se localiza al sur del Área 28,en el lado sureste del área general de trabajo.Presenta forma rectangular con dimensiones de12 metros de sur a norte y 13 metros de este aoeste.

El Área 34 se ubica al oeste del Área 33,también tiene forma rectangular y sus dimen-siones son de 13 metros de sur a norte y 10metros de este a oeste.

Finalmente el Área 40 se encuentra en ellado noroeste del área general de excavación,al norte del Área 33 y al oeste del Área 28. Tie-ne forma rectangular con dimensiones de 15metros de sur a norte y 6 metros de este a oes-te.

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Una vez delimitadas las unidades se proce-dió a establecer las cuadriculas de cada una deellas. Para efectos de registro y ubicación es-pacial del material y contextos recuperados secolocaron clavos a distancia de un metro en todoel per ímet ro de cada unidad , formandocuadrículas de 1m2 cada una. Para la nomen-clatura de estas cuadrículas se utilizó númerosarábigos para los dos e jes (coordenadascartesianas), anteponiendo la letra E en el casode este y la letra S para denominar el sur. Parala designación de esta nomenclatura se tomócomo referencia la esquina sur-este de cadacuadrícula.

El registro altimétrico se realizó con unnive l Wi ld , tomando como base la co taaltimétrica o punto cero del PASJM cuya alti-tud es 1,31 msnm y se ubica al este del Módulode Niños de SJM. En nuestro caso, las numera-ciones presentadas corresponden a la profundi-dad de los elementos a partir de dicha cota.

Después de definir cada capa cultural serealizó el respectivo registro planimétrico uti-lizando papel milimetrado a escala de 1:20 enel caso de planos generales y de contextos ar-quitectónicos. Los contextos funerarios fuerondibujados en escala de 1:5.

También se realizó el registro fotográficodel proceso de excavación, de cada capa cultu-ral definida y de los distintos contextos asocia-dos a ellas. Para ello se utilizó una cámaradigital indicando la escala referencial respecti-va.

Se identificaron y caracterizaron los rasgoso unidades contextuales, denominación que tie-ne un carácter estrictamente metodológico. Eluso de los rasgos responde a la necesidad deindependizar y las particularidades que presentócada capa registrada, ya sea en su composición,textura, color y principalmente en sus contex-tos culturales asociados. En casos como las es-tructuras arquitectónicas, fogones, intrusionesy otros tipos de elementos, se excavaron indi-vidualmente, registrando del mismo modo elmaterial proveniente de cada uno de ellos.

Durante el proceso de excavación se llevóun registro de todo el material recuperado me-diante el uso de fichas específicas para cadatipo, describiendo su ubicación contextual, pro-cedencia estratigráfica, composición y elemen-tos asociados.

Proceso de excavación y capasestratigráficas

El proceso de excavación en las Áreas 28,33, 34 y 40 se realizó mediante el levantamien-to, reconocimiento y registro de las distintascapas estratigráficas, avanzando de manera uni-forme las 4 unidades trazadas y continuando asu vez el registro realizado en temporadas an-teriores.

Dada la extensión del terreno, en la presentetemporada se excavaron 2 capas ocupacionales,las cuales serán descritas en forma descenden-te, siguiendo la secuencia del proceso de exca-vación.

Capa 9a

Se denominó Capa 9a al nivel arbitrario enel cual se inició el proceso de excavación eneste sector. La excavación de esta capa consis-tió en nivelar las 4 unidades en cuestión hastallegar en toda el área de trabajo a un mismonivel de ocupación. La presencia de elementosarquitectónicos de capas anteriores fue la ra-zón por la que fue considerada como un nivelarbitrario y no cómo una capa ocupacional pro-piamente dicha.

El Área 28 presenta las intrusiones de lastumbas de cámara Transicionales M-U1022 enel lado sureste, M-U1023 en la parte noreste yM-U1045 hacia el lado noroeste (Bernuy yWirtz 2003). En el lado suroeste se registró unmuro de aproximadamente 5 metros que divideesta parte del terreno en dos espacios hacia eleste y oeste. El espacio oeste habría estado cir-cundado por otros muros que se conservaronparcialmente, los cuales formarían un espaciorectangular al interior del que fueron ubicadas2 vasijas de orden doméstico, específicamenteen las esquinas noreste y sureste. Del rellenode la excavación se recuperaron pocos fragmen-tos de cerámica. En la zona noreste se hallaronlas tumbas M-U1402 (Lambayeque), M-U1404(Transicional) y M-U1020 (Transicional) cuyamatriz fue hallada la temporada 2002 pero re-cién se excavó en esta oportunidad. Estos con-textos se detallarán líneas abajo.

El Área 33 presenta 4 elementos intrusivos.La UC17 en la parte central, que es una cámararectangular hundida que habría funcionado

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Fig. 03. Áreas 28, 33, 34 y 40, Capa 9a, dibujo de planta.

Fig. 02. Áreas 28, 33, 34 y 40, Capa 9a.

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como un depósito (Rengifo y Barragán 2005),un sistema de muros orientados de suroeste anoreste hacia el lado este de la Unidad asocia-dos al periodo Transicional, y las cámaras fu-nerarias M-U1218 hacia el sur y M-U1309 ha-cia el norte. Los pocos elementos constructi-vos se ubicaban en la parte norte y suroeste.Hacia el norte se trata de un pequeño muroorientado de sur a norte y que parecería haberestado articulado con los espacios registradosen la Unidad 28, mientras que en la parte su-roeste se documentaron fracciones de 2 murosorientados de este a oeste y algunos adobessueltos. Lo más resaltante es que en este nivelcomenzaron a aparecer varias tinajas o paicasdispersas en toda el área. Se contabilizaron 6tinajas y 3 ollas localizadas sobre todo al sur yal norte del área. También se recuperaron va-rios fragmentos diagnósticos de cerámica y al-gunos restos óseos. Se culminó con la excava-ción de la tumba M-U1208 (Transicional) ha-llada y trabajada parcialmente durante la tem-porada 2004 (Manrique 2005).

El Área 34 se encuentra dominada su partecentro-norte por la presencia de la tumba decámara M-U1242, asoc iada a l per iodoTransicional, mientras que al sureste se hallala tumba M-U1305, también del per iodoTransicional. Los restos arquitectónicos asocia-dos a este nivel fueron muy escasos, registrán-dose sólo un pequeño ambiente en hacia el ladooeste que fue intruido por la cámara M-U1242.Al norte de este ambiente se registraron 2 tina-jas, una de las cuales contenía una pequeña ollacubierta por adobes. Otras dos vasijas fueronubicadas en el extremo norte del área y en laparte sureste. De este sector se recuperaron al-gunos fragmentos de cerámica y restos óseos.En el lado suroeste se halló la tumba M-U1413,asociada al periodo Lambayeque que será des-crita más adelante.

El Área 40 presenta las intrusiones de lascámaras M-U1311 y M-U1315 en la parte nor-te (Rengifo 2006). Estos contextos se termina-ron de excavar durante la presente temporada yel detalle de su contenido se verá posteriormen-te. El material recuperado en este nivel fue es-caso y sólo destacan 3 vasijas halladas en laparte central.

Capa 9 (Mochica Tardío)

La capa 9 fue la primera capa ocupacionalregistrada sincrónicamente en toda el área detrabajo y se asocia con la ocupación MochicaTardío en SJM. Los pisos referenciales fueronhallados a una profundidad de 2,12 m con res-pecto a la cota general. El espesor promedio deeste estrato fue de 15 cm y se componía princi-palmente de tierra semi compacta de coloraciónoscura.

En el Área 28 la capa 9 casi no presentóelementos arquitectónicos, sólo contabilizamospocos adobes dispersos. Gran parte del áreapresentó un relleno de tierra compacto mien-tras en la parte noreste se registró un relleno detierra suelta mezclada con ceniza. En este últi-mo se halló una pequeña concentración de cri-soles colocados a manera de ofrenda y al sur deéstos las improntas de 3 hoyos para poste. Enla esquina noroeste y en el lado sureste se do-cumentaron 2 vasijas y se recuperó poco mate-rial cerámico de esta unidad en general. En laesquina sureste de esta unidad se halló la ma-triz de acceso a la tumba M-U1404, la que erade forma alargada con su eje principal orienta-do de sur a norte. Los detalles de este contextose verán en el siguiente capítulo de este infor-me.

El Área 33 fue la que presentó mayor evi-dencia de pisos arquitectónicos. Los fragmen-tos de piso fueron registrados principalmenteen la zona sur del área, presentando en algunoscasos improntas de hoyos de poste. Las 6 paicasregistradas en la capa anterior se asociaban aesta capa, evidencia de que aquí se realizaronactividades de consumo y libación de chicha.En la esquina noroeste se documentó un rasgoirregular de tierra suelta y ceniza asociado conuna olla. En esta unidad no hubo evidencia demuros y sólo se hallaron fragmentos de adobescomo parte de un relleno de tierra de colora-ción oscura. Se registraron varios fragmentosdiagnósticos de cerámica fina y cerámica do-méstica.

En el Área 34 el piso se registró en la partesuroeste y estaba asociado con rasgos de ceni-za y pequeñas porciones de tierra compacta.Hacia el lado sureste se halló una tinaja y semantuvo el registro de las paicas halladas en la

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Fig. 05. Áreas 28, 33, 34 y 40, Capa 9, dibujo de planta.

Fig. 04. Áreas 28, 33, 34 y 40, Capa 9.

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parte noroeste en el nivel anterior. Exceptuan-do el lado suroeste, en casi toda la unidad seregistró un denso relleno de tierra oscura delcual se recuperaron algunos fragmentos diag-nósticos de cerámica.

Finalmente en la zona suroeste del Área 40se registró un muro orientado de este a oeste alque se le adosa otro muro en dirección norte-sur, asociándose al rasgo documentado en laesquina noroeste del Área 33. Al norte de estemuro se hallaron una paica junto a una olla, unfragmento de tinaja hacia el lado oeste y más alnorte se registró otra fracción de muro conorientación este-oeste. Al igual que en las de-más unidades, el relleno que se retiró se com-ponía de tierra semi compacta de coloraciónoscura. En esta área se documentaron escasosrestos de cerámica.

Capa 10 (Mochica Tardío)

La capa 10 corresponde al primer momen-to de ocupación Mochica Tardío en este sectorde SJM. La evidencia de actividad es muchomás clara que en las capas anteriores, hecho quedebe asociarse con lo que se ha denominado«Capa de Fiesta» en SJM (Castillo 2003; Cas-tillo et al. ms). Los fragmentos de los pisos ar-quitectónicos asociados a esta capa se registra-ron a una profundidad promedio de 2,30 m conrespecto a la cota general del proyecto.

El Área 28 presenta fracciones del piso enla zona noreste con algunas improntas de ho-yos de poste; éstas son más frecuentes en laparte sur central de la unidad. Precisamente, eneste sector se documentó un rasgo de forma irre-gular compuesto de tierra compacta. En estelado también se hallaron 2 ollas de orden do-méstico, en una de ellas se halló un fino instru-mento hecho de hueso de animal.

En el Área 33 se documentaron varias frac-ciones del piso arquitectónico de esta capa ha-cia el lado oeste de la unidad, así como 8 ras-gos de ceniza en la parte central. También seregistraron 9 paicas y 6 ollas concentradas prin-cipalmente en los lados sur y oeste del área. Apartir de estos elementos se puede deducir eltipo de actividad relacionada en este sector,asociada sobre todo con el consumo de chicha.Al noroeste del área se halló la matriz del pozode acceso a la tumba M-U1407, la que era deforma alargada con orientación suroeste-

noreste. Otros rasgos de tierra suelta fueron re-gistrados hacia el noreste pero no presentabanmaterial asociado. Se hallaron 2 entierros deinfantes (M-U1408 y M-U1409) formando par-te del relleno que se superponía a esta capa.Asimismo se recuperaron varios fragmentosdiagnósticos de cerámica asociada al periodoMochica Tardío.

El Área 34 también presentó evidencia delpiso de la capa 10, sobre todo en el lado su-roeste. Este piso estuvo asociado con rasgoscirculares de tierra de coloración rojiza y pre-sentaba restos de combustión. Hacia el lado estese documentaron 3 paicas y algunos rasgos irre-gulares de tierra suelta así como algunas man-chas de ceniza e improntas de hoyos de postedispersas al centro y sur de la unidad. En laparte centro oeste se terminó de excavar y de-finir un ambiente rectangular que fue intruidopor la cámara M-U1242. En la esquina noroes-te se documentó una posible matriz de una tum-ba de bota que aun queda por excavar para lasiguiente temporada. Se halló el entierro de uninfante (M-U1410) con características simila-res a los descritos en el área 33.

En el Área 40 casi no se conservaron losrestos del piso arquitectónico. Se registraronpocos rasgos de tierra suelta en la parte centraly una compactación de tierra y arcilla que ro-deaba las in t rus iones de las cámarasTransicionales M-U1045, M-U1311 y M-U1315. Se mantuvo el registro de la paica y laolla halladas en la capa anterior. En la partecentro oeste de la unidad se halló una posiblematriz de una cámara funeraria cuadrangular,hecho que se comprobará con posteriores

Fig. 06. Áreas 28, 33, 34 y 40, concentración de paicas.

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135PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 08. Áreas 28, 33, 34 y 40, Capa 10, dibujo de planta.

Fig. 07. Áreas 28, 33, 34 y 40, Capa 10.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 136

Fig. 08. Tumba M-U1020.

Fig. 09. Tumba M-U1020, dibujo de planta.

excavaciones. Esta probable matriz fue regis-trada a una profundidad de 00,00 m con res-pecto a la cota general del proyecto y al nortede éste se halló un rasgo compuesto por unadensa concentración de ceniza.

La capa 10 fue la última en ser excavada yregistrada durante la presente temporada. Cabeseñalar también que quedan algunos contextos,funerarios posiblemente, asociados a este es-trato que serán investigados posteriormente.

Contextos funerarios de las Áreas 28,33, 34, 40 – Temporada 2006

Tumba M-U1020

Ubicación: Área 28Filiación Cultural: TransicionalTipo de Tumba: Tumba de fosaNúmero de Individuos: 3Sexo:- E1: femenino;- E2: indeterminado;- E3: indeterminado.Edad:- E1: 20-23 años;- E2: 0-2 años;- E3: 0-3 años.Posición:- E1, E2 y E3: Extendido dorsal, articulados.Orientación: Eje norte-surTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La tumba M-U1020 fue hallada durante lasexcavaciones practicadas durante la temporada2002 en el Área 28, sin embargo, por cuestio-nes de tiempo no fue posible excavarla en aque-lla oportunidad (Bernuy y Wirtz 2003). Se tra-ta una fosa alargada con su eje mayor orienta-do de sur a norte. La matriz de este entierro seregistró a una profundidad de 1,00 m tomandocomo referencia la cota general del PASJM.Abarca las cuadrículas 9-10S/1E de la unidad.Esta fosa contenía los cuerpos de una mujer deaproximadamente 20-23 años (E1) y dos niñosmenores de 3 años (E2 y E3) junto con 14 ofren-das de cerámica, metales , restos óseos ymalacológicos. Los cadáveres fueron colocadosde manera extendida dorsal, con la cabezaorientada al sur; los infantes fueron ubicados aun lado de cada una de las extremidades

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Fig. 10. Tumba M-U1020, cerámica asociada.

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Fig. 11. Tumba M-U1208.

Fig. 12. Tumba M-U1208, dibujo de tumba.

inferiores de la mujer adulta. Las vasijas se ha-llaron principalmente hacia el lado izquierdo dela mujer, a la altura de su pelvis y extremidadinferior izquierda, a excepción de dos platosubicados a la altura de la mano derecha de lamujer y una figurina a un lado de su hombroderecho. El ajuar funerario consistía básicamen-te en platos de base anular superpuestos unosobre otro. En 3 casos se hallaron restos de cuyy caracol sobre estas vasijas. Se registraron 3cántaros cara gollete, uno fue ubicado sobre unode los platos, tenía cocción oxidante con la re-presentación de la cara de un ave en el cuello,otro ubicado al extremo noroeste de la tumbaera de cocción reductora con la representaciónde un rostro humano y marcas post cocción enla parte posterior del cuerpo, y el último, tam-bién de cocción reductora, fue hallado bajo elanteriormente descrito, tenía forma achata condecoración impresa con la representación del«animal lunar» en el cuerpo y un rostro huma-no en el cuello. Bajo estas vasijas se documen-taron ofrendas de restos malacológicos en for-ma de valvas y cuentas junto a restos óseos yalgunos discos de metal con improntas de tex-tiles y 2 piruros.

Tumba M-U1208

Ubicación: Área 31Filiación Cultural: TransicionalTipo de Tumba: Tumba de fosaNúmero de Individuos: 1Sexo: probable masculinoEdad: adultoPosición: Extendido dorsal, incompletoOrientación: Eje norte-surTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La tumba M-U1208 fue hallada y excavadaparcialmente durante la temporada 2004 comoparte de las excavaciones 31 (Manrique 2005).Sin embargo sólo se logró descubrir una partede la tumba dado que el resto del contexto es-taba fuera de los límites del área a excavar. Enesta oportunidad se practicó la ampliación res-pectiva para poder intervenir el contexto en sutotalidad, registrándose en las cuadrículas 3-4S/12E del Área 33 y cuya matriz estaba a una pro-fundidad de 2,10 m a partir de la cota generaldel PASJM. Se trataba de una tumba de fosaalargada con su eje mayor orientado en

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Fig. 13. Tumba M-U1208. Dibujos de cerámica asociada.

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dirección suroeste-noreste que contenía el cuer-po incompleto de un individuo adulto proba-blemente masculino. De éste sólo se habían con-servado el torso, la cabeza, parte de las extre-midades superiores y algunas falanges de lospies, sin embargo fue posible determinar quefue enterrado en posición extendida dorsal conla cabeza orientada al suroeste. La tumba con-tenía un total de 11 vasijas, de las cuales 8 fue-ron ubicadas al extremo suroeste de la fosa, unaen una especie de nicho de adobes a la alturadel toros del individuo enterrado y 2 platos fue-ron colocados en el extremo norte. Este ajuarse compone principalmente de platos de estiloCajamarca decorados, 2 cántaros grandes decocción reductora, uno con la representación deun personaje decapitador y otro con 2 iguanashacia cada lado del cuerpo, así como una bote-lla de doble pico y asa puente.

Fig. 14. Tumba M-U1020, lado sur.

Tumba M-U1402

Ubicación: Área 28Filiación Cultural: LambayequeTipo de Tumba: Tumba de fosaNúmero de Individuos: 1Sexo: femeninoEdad: adultoPosición: extendido dorsalOrientación: eje suroeste-noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La tumba M-U1402 fue hallada en límitenor central de la Unidad 28. Se trata de una fosaalargada orientada de suroeste a noreste cuyamatriz fue registrada a 1,07 m de profundidaden las cuadrículas 11-12S/5E. La fosa conteníael cuerpo de una mujer adulta con un ajuar dese componía de 5 ceramios de aparente uso do-méstico, un piruro, 3 piruros en proceso de ma-nufactura y un cuchillo de metal. 3 de las vasi-jas estaban colocadas sobre los pies del indivi-duo, mientras las 2 restantes estaban a la alturadel brazo derecho del individuo. El piruro fuehallado a la altura del mentón, los 3 piruros enproceso a un lado del cráneo y el cuchillo bajola cabeza hacia el lado derecho.

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Fig. 17. Tumba M-U1402, dibujo de planta.

Fig. 16. Tumba M-U1402.

Fig. 15. Tumba M-U1402, cerámica asociada.

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Tumba M-U1403

Ubicación: Área 28Filiación Cultural: TransicionalTipo de Tumba: Tumba de fosaNúmero de Individuos: 2Sexo:- E1: femenino;- E2: indeterminadoEdad:- E1: adulto (19-40 años);- E2: neonatoPosición:- E1: extendido dorsal;- E2 semi flexionado lateralOrientación: eje suroeste-noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La matriz de la tumba M-U1403 fue ubica-da en el lado este del Área 28, en medio de unacapa de tierra suelta y ceniza, a una profundi-dad de 1,93 m a partir de la cota general delPASJM. Se trata de una tumba de fosa de forma

Fig. 18. Tumba M-U1403. Fig. 19. Tumba M-U1403, dibujo de planta.

alargada que fue cubierta por una capa de arci-lla compacta ubicada en las cuadrículas 4-6S/1-2E. Al retirar esta cubierta inmediatamentese advirtió la presencia de una gran cantidadde ceramios, concentrados principalmente ha-cia el lado norte de la fosa. El individuo prin-cipal de la tumba fue ubicado al centro de lafosa, era una mujer adulta (20-40 años) que fuecolocada de manera extendida dorsal con lacabeza orientada hacia el sur. Junto a ella, a sulado izquierdo, se halló el cuerpo de un niñorecién nacido, mientras a su lado derecho sedispuso de la cabeza y extremidades de uncamélido.

Se registraron un total de 38 vasijas. La ma-yoría de éstas fueron colocadas rodeando lasextremidades inferiores del individuo principal,siguiendo el contorno delineado por la matrizde la tumba. En este ajuar cerámico destaca lapresencia de 22 platos de estilo Cajamarca, casitodos con base pedestal y con diversos motivosdecorativos. Asimismo resalta una vasija retra-to ubicada a los pies del individuo,

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representando al mismo personaje hallado enla tumba de cámara M-U1045 (Bernuy y Wirtz2003) y en la tumba M-U925 (Rucabado 2002),ambas contemporáneas con este contexto. En-tre otras piezas particulares se aprecia un cán-taro de aparente origen serrano y una pequeñabotella con la representación de un personajehumano masculino adulto que sostiene en sumano izquierda una botella de asa estribo y enla otra un mate. Porta un saco cargado a su es-palda, bajo su brazo izquierdo sostiene un pe-tate envuelto y bajo el brazo derecho estaría lle-vando un vaso acampanulado. Esta representa-ción, claramente Mochica, tiene su contraparteMochica Sur en vasijas halladas en Huacas deMoche y existen casos que Donnan (1978) des-cribe con anterioridad.

Se documentaron además 2 botellas de doscuerpos y asa puente, una de ellas colocada alextremo noreste de la tumba presentaba deco-ración impresa con motivos aparentemente ma-rinos (un ave cazando sobre las olas). Otra deestas botel las , hal lada bajo los restos decamélido al lado derecho del individuo, teníala representación de 2 búhos. También fueronregistradas una botella escultórica con la repre-sentación de un mono, 3 cántaros cara golletecon efigies humanas y 2 con el rostro de unallama amarrada.

El personaje principal de esta tumba esta-ba ataviado de un gran collar de cuentas de di-versos tamaños y de pulseras de cuentas en cadamuñeca. Entre el brazo y las costillas izquier-das del individuo se colocaron 11 piruros decerámica, de fino acabo y distintos colores;otros 3 piruros fueron hallados a la altura delcráneo.

A un lado de su hombro derecho se regis-traron flautas y silbatos de hueso de ave en pro-ceso de fabricación, solo una de estas flautashabía sido terminada y estaba envuelta por unacubierta de cobre que presentaba pequeños ori-ficios aparentemente para ser atada. Junto aestos elementos de registraron dos punzones ypequeños instrumentos de piedra, así como uncuarzo trabajado y un pequeño cuchillo de co-bre a la altura de la clavícula derecha de lamujer aquí enterrada.

Fig. 20. Tumba M-U1403, vista de la matriz de latumba cubierta por una capa de arcilla.

Fig. 22. Tumba M-U1403, detalle del individuoprincipal ataviado con un collar de cuentas.

Fig. 21. Tumba M-U1403, vista de platos de estiloCajamarca ubicados al noreste de la fosa.

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Fig. 23. Tumba M-U1403, conjunto de flautas de hueso de ave en proceso de manufactura.

Fig. 24. Tumba M-U1403, detalle de flauta terminada.

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Fig. 25. Tumba M-U1403, cerámica asociada.

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Fig. 26. Tumba M-U1403, dibujos de cerámica asociada.

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Fig. 27. Tumba M-U1403, dibujos de cerámica asociada.

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Fig. 28. Tumba M-U1403, dibujos de cerámica asociada.

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Tumba M-U1404

Ubicación: Área 28Filiación Cultural: MochicaTipo de Tumba: Tumba de botaNúmero de Individuos: 4Sexo: indeterminadoEdad: indeterminadoPosición: extendido dorsalOrientación: eje suroeste-noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

El contexto funerario M-U1404 es una tum-ba de bota asociada al periodo Mochica Tardíocuya matriz fue ubicada en la esquina suroestedel Área 28 a una profundidad de 2,12 m de lacota general del PASJM. La excavación de estecontexto se inició con la limpieza y registro delpozo de acceso, el cual tenía forma alargadaorientada de suroeste a noreste ubicado en lascuadrículas 0-2S/9-10E, y el sello de adobescorrespondiente, en el que se halló una botellapolicroma tipo flask con el diseño del rombode San José de Moro (Castillo 2003). A los la-dos del pozo de acceso se hallaron los esquele-tos de 4 individuos, uno hacia el oeste y 3 ha-cia el este.

El individuo del lado oeste (E1) se encon-tró en posición extendida dorsal con los piesorientados al sur, el tórax ligeramente encor-vado, la cabeza hacia delante con la mirada so-bre su hombro derecho, los brazos parcialmen-te doblados y las manos estaban juntas a la al-tura de la pelvis y no presentaba ninguna ofren-da asociada.

Los individuos del lado este estaban super-puestos uno sobre otro, en posiciones distintasa pesar de mantener la misma orientación conla cabeza al sur y los pies al norte. La excava-ción prosiguió retirando los cuerpos comenzan-do por el más superficial. De este modo se reti-ró la osamenta del individuo E2, el cual teníados valvas de spondylus ubicadas a la altura dela pelvis y junto a sus manos. La cabeza de esteindividuo estaba ligeramente levantada y lamirada se orientaba al oeste. Al retirar este es-queleto se observaron los siguientes 2 indivi-duos (E3 y E4). El primero de ellos (E3) se ha-lló en posición extendida y tenía los brazos re-cogidos sobre el abdomen, además presentaba2 pequeñas cuentas tubulares a la altura de loscoxales. El siguiente individuo (E4) se hallaba

Fig. 29. Tumba M-U1404, vista de la matriz.

Fig. 30. Tumba M-U1404, sello de adobes en entradade la bota.

Fig. 31. Tumba M-U1404, cántaro «flask» policromohallado en el sello de adobes de la bota.

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Fig. 32. Tumba M-U1404, vista del interior de la bóveda.

Fig. 33. Tumba M-U1404, dibujo de planta.

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debajo del individuo E3 en posición lateralmanteniendo su extremidad derecha sobre elcuello de E3 y las extremidades inferiores li-geramente recogidas pasando por debajo de laspiernas de E3. El sexo y edad de estos 4 indivi-duos aun está en proceso de estudio.

La excavación de esta tumba continuó alefectuar una ampliación de 2 x 2 m al norte dela matriz para excavar la bóveda principal delcontexto, la que se abarcaba las cuadrículas 6-11S/9E del Área 33 y 0S/0E del Área 40. Alinterior se registró un total de 24 ceramios co-locados en el lado sur de la bóveda junto conaproximadamente 90 crisoles, un cráneo, extre-midades y costillas de camélido, estos últimosubicados en el lado este de la tumba. No se ha-lló el cuerpo principal de la tumba. El ajuarcerámico se componía de 1 botella asa estribode línea fina de cuerpo carenado con el diseñode panoplias en la parte superior del cuerpo, 2botellas policromas tipo flask con el diseño delrombo de San José de Moro y la serpiente deChakipampa, 9 cántaros de cocción reductora,algunos de ellos con un pronunciado pedestalde base y 12 cántaros de cocción oxidante.

Fig. 34. Tumba M-U1404, vista total del contexto.Fig. 37. Tumba M-U1404, vista de los individuos

dispuestos en la entrada de la bota..

Fig. 35. Tumba M-U1404, detalle de vasijas halladas alinterior de la bóveda.

Fig. 36. Tumba M-U1404, detalle de individuossuperpuestos en la entrada de la bota.

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Fig. 38. Tumba M-U1404, cerámica asociada.

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Fig. 39. Tumba M-U1404, dibujos de cerámica asociada.

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Fig. 40. Tumba M-U1404, dibujos de cerámica asociada.

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Tumba M-U1407

Ubicación: Área 33Filiación Cultural: MochicaTipo de Tumba: Tumba de botaNúmero de Individuos: 1Sexo: indeterminadoEdad: indeterminadoPosición: extendido dorsalOrientación: eje suroeste-noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La tumba M-U1407 se ubica en el sectoroeste del Área 33. Se trata de una tumba de botadel periodo Mochica Tardío cuya matriz delpozo de acceso fue registrado a una profundi-dad de 2,43 m con referencia a la cota generaldel PASJM; la forma de este pozo era alargadacon su eje mayor orientado de suroeste a no-reste abarcando las cuadrículas 7-8S/9E. Lue-go de la excavación del pozo de acceso y ladocumentación del sello de adobes se procedióa ejecutar una ampliación de 2 x 2 m para exca-var la bóveda principal de la tumba, la que abar-có las cuadrículas 5-6S/10-11E. Ésta conteníael cuerpo de un individuo, posiblemente adul-to, cuyo sexo no fue posible determinar. Al mo-mento de su excavación fue posible distinguirla impronta del petate que cubría el cuerpo. Elajuar funerario se componía de 5 vasijas colo-cadas hacia el lado sureste de la tumba, cercadel hombro derecho del individuo principal.Entre éstas se identificó una botella de doblecuerpo y asa puente de cocción reductora condiseño impresos en el cuerpo y pintura blanca,un cuenco de cocción reductora, una olla pe-queña de cocción oxidante y 2 cántaros tam-bién de cocción oxidante que presentaban asitasperforadas en el hombro.

Tumba M-U1408

Ubicación: Área 33Filiación Cultural: MochicaTipo de Tumba: sin matrizNúmero de Individuos: 1Sexo: indeterminadoEdad: infantePosición: extendido dorsalOrientación: eje sureste-noroesteTratamiento: ninguno

Fig. 41. Tumba M-U1407.

Fig. 42. Tumba M-U1407, dibujo de planta.

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Fig. 43. Tumba M-U1407, vista de impronta del petate. Fig. 44. Tumba M-U1407, detalle de vasijas.

Fig. 45. Tumba M-U1407, cerámica asociada.

Fig. 46. Tumba M-U1407, dibujos de cerámica asociada.

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Fig. 48. Tumba M-U1408, dibujo de planta.

Fig. 50. Tumba M-U1409, dibujo de planta.

Fig. 52. Tumba M-U1410, dibujo de planta.Fig. 51. Tumba M-U1410.

Fig. 49. Tumba M-U1409.

Fig. 47. Tumba M-U1408.

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Observaciones y descripción del contexto:La tumba M-U1408 fue hallada en el Área

33 en la cuadrícula 6S/11E a una profundidadde 2,35 m de la cota general del proyecto. Setrata de un infante de sexo indeterminado colo-cado de manera extendida con la cabeza orien-tada al sureste y los pies al noroeste. Formabaparte del relleno que se superponía a la capa 10de la unidad.

Tumba M-U1409

Ubicación: Área 34Filiación Cultural: MochicaTipo de Tumba: sin matrizNúmero de Individuos: 1Sexo: indeterminadoEdad: infantePosición: extendido dorsalOrientación: eje suroeste-noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La tumba M-U1409 se ubicó en el lado su-reste del Área 34 como parte del relleno que sesuperponía al piso de la capa 10. Se trata de uninfante depositado de manera extendida con lacabeza orientada al suroeste y los pies al no-reste, localizado en la cuadrícula 2S/0E.

Tumba M-U1410

Ubicación: Área 34Filiación Cultural: MochicaTipo de Tumba: sin matrizNúmero de Individuos: 1Sexo: indeterminadoEdad: infantePosición: extendido dorsalOrientación: eje suroeste-noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

La tumba M-U1410 fue registrada en el ladosureste de la Unidad 34 en la cuadrícula 2S/2Ea una profundidad de 2 ,40 m de la co taaltimétrica general del PASJM. Se trata de uninfante colocado lateralmente con la cabezaorientada al noreste y los pies al suroeste. Esteindividuo fue enterrado en el relleno que esta-ba sobre el piso de la capa 10 del área.

Tumba M-U1413

Ubicación: Área 34Filiación Cultural: LambayequeTipo de Tumba: fosaNúmero de Individuos: 1Sexo: indeterminadoEdad: adultoPosición: flexionadaOrientación: mirada al noresteTratamiento: ningunoObservaciones y descripción del contexto:

El contexto funerario M-U1413 se asociaal periodo Lambayeque de SJM y fue registra-do en la zona suroeste del Área 34 en lascuadrículas 1-2S/6E. Se trata de una tumba defosa ovoide cuya matriz fue documentada a unaprofundidad de 2,20 m con respecto a la cotageneral del PASJM. Se halló a un individuoposiblemente adulto de sexo aun indetermina-do dispuesto de forma sentada con las piernasflexionadas y la mirada orientada al noreste.Debido al peso de peso de los sedimentos elcráneo había caído a la posición del esternónalterando las costillas y las vértebras. El ajuarfunerario se componía de una olla y un platode cerámica, un piruro de cobre colocado sobresu hombro derecho y una acumulación de ci-nabrio ubicada sobre sus manos.

Fig. 53. Tumba M-U1413.

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159PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Fig. 56. Tumba M-U1413, dibujo de planta.

Fig. 54. Tumba M-U1413, vista cenital.

Fig. 55. Tumba M-U1413, vista de objetos asociados.

Fig. 57. Tumba M-U1413, dibujo de cerámica asociada.

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TIPOLOGÍA DE LA CERÁMICA DETUMBAS DE SAN JOSÉ DE MORO

PERIODOS MOCHICA MEDIO Y MOCHICA TARDÍO

Ana Cecilia Mauricio

Este documento presenta una tipología de lacerámica reg is t rada en las tumbas Mochicaexcavadas por el Proyecto Arqueológico San Joséde Moro a lo largo de todas sus temporadas de cam-po. Este sitio presenta una extensa y compleja ocu-pación, relacionada principalmente a su funcióncomo centro ceremonial regional, que abarca losper iodos Mochica Medio , Mochica Tard ío ,Transicional, Lambayeque y Chimú. La riqueza ycomplejidad de sus ajuares funerarios, ofrece unasingular herramienta hacia la consecución de unasecuencia cerámica del Jequetepeque y hacia la cla-rificación de la ocupación prehispánica de esta par-te del valle. El enfoque antropológico y sociológi-co del estudio de la cerámica en cuanto a forma ydecoración (estilo) nos ha permitido en este caso,orientar nuestros resultados hacia el análisis dela cerámica como marcador étnico, y abre una nue-va línea de investigación en relación a la interpre-tación de la cerámica doméstica como elementodiagnóstico de grupos culturales.

Una de las líneas de investigación que ofre-cen los contextos funerarios de San José deMoro (SJM) se relaciona al estudio del mate-rial cerámico. Las continuas excavaciones eneste sitio han expuesto una compleja y com-pleta secuencia de ocupación (ver cuadro 1), locual ha definido su función como centro cere-monial regional asociado a rituales funerarios(Castillo 2003). Los contextos funerarios enparticular, son de especial importancia pues serefleja en ellos la complejidad de las comuni-dades del Jequetepeque a lo largo de sus dife-rentes momentos culturales. Un ejemplo de ello

es la identificación de algunos entierros de per-sonajes de distinto estatus social, y de diferen-tes especialidades productivas. Estos contextospresentan una considerable cantidad de cerámi-ca doméstica como cántaros, ollas y platos aso-ciados a formas que podríamos denominar «in-termedias», y a otras más elaboradas, de carác-ter de elite y ritual, como las conspicuas bote-llas de asa estribo con decoración de «líneafina» (Castillo y Donnan 1994, Castillo 2000).

La cerámica Mochica del Jequetepeque tie-ne características particulares a lo largo de suhistoria que la tipifican y diferencian, en basea lo cual se han establecido los periodos Tem-prano, Medio y Tardío (Castillo y Donnan1994). La diversidad de formas y su contenidoiconográfico ha hecho posible clasificar estoscontextos en las denominadas fases MochicaMedio A y B, y Mochica Tardío A, B y C (Cas-tillo 2000). Dichas fases clasifican los contex-tos funerarios por la presencia y/o ausencia detipos cerámicos que caracterizan a determina-dos tipos de tumbas, estas fases parecerían mar-car momentos y/o grupos culturales, como porejemplo la aparición de la característica deco-ración de «línea fina», o la llegada al valle deestilos importados como Viñaque, Pachacamac,Atarco, Nievería o Cajamarca. Con este cono-c imiento de base hemos es tablec ido unatipología que nos permita en primer lugar, laconstrucción de una secuencia de formas, se-gundo, analizar la posibilidad de la existenciade una diferenciación entre formas funerarias

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y funerarias no exclusivas en nuestros contex-tos. Tercero, por comparación con los datos pro-venientes de otros sitios del valle, trabajar so-bre la factibilidad de establecer un catálogo detipos característicos del Jequetepeque. Final-mente, contar con un catálogo de formascontextualizadas como éstas, es de por sí unaherramienta arqueológica de gran ayuda.

La cerámica constituye un marcador cultu-ral y temporal por excelencia, desde hace al-gún tiempo el estudio antropológico, socioló-gico y lingüístico de su forma y decoración, esdecir del estilo, ha permitido asociarlo a mani-festaciones culturales o étnicas. La forma ydecoración representan a un grupo cultural es-pecífico, pero además reflejan sus contactos conotros grupos y formas de diferenciarse de ellos.Representan también la elección y el rechazode ciertos elementos, que son acciones activasy pasivas en la construcción del mensaje im-plícito (Sackett 1993). Las elecciones que to-man los artesanos al elaborar cualquier artefac-to, son dictadas por las tradiciones tecnológi-cas dent ro de las cua les e l los han s idoenculturados como miembros de un grupo so-cial, delineando su etnicidad y es tal variaciónla que se percibe como estilo (Op.cit: 33). Laetnicidad que se refleja en la cerámica, puedeincluso identificar grupos que forman parte deun fenómeno cultural más extenso y que a lavez los congrega, compartiendo una misma tra-dición, objetivos e ideología. Las variacionesestilísticas pueden ayudarnos a identificar aestos grupos que forman parte de fenómenosmayores . La organizac ión pol í t i ca de lJequetepeque en tiempos Mochica, parece ha-berse compuesto de comunidades que gozaronde cierta autonomía política, social y económi-ca, las cuales a la vez formaban parte un mis-mo grupo cultural que compartía una mismaideología (Castillo y Donnan 1994, DeMaraiset al. 1996, Swenson 2004, Castillo 2003,2006). El estudio de las variantes estilísticasde la cerámica del Jequetepeque nos permiteacercarnos a la composición étnica y políticade valle en sus diferentes momentos culturales.Particularmente en este caso veremos que es lacerámica doméstica o utilitaria la que nos de-parará interesantes resultados como marcado-res culturales y temporales.

Metodología

La muestra seleccionada procede por elmomento de las tumbas de los periodos MochicaMedio y Tardío, resta agregar aquellas que pro-venientes de los per iodos Transic ional yLambayeque. Si bien en este momento se bus-ca establecer tipos característicos para cadaperiodo, esta investigación considera especial-mente útil para la elaboración de una secuen-cia, contar con un panorama más amplio de lacerámica presente en estos contextos, que nospermita establecer relaciones antes que datosaislados.

Se han considerado de preferencia vasijascompletas o aquellas que conserven más del50% de la pieza –preferentemente la forma delcuerpo y del gollete-.

Por ser ésta una tipología morfo-funcional,no se consideran aspectos de manufactura comopor ejemplo el análisis de pastas o el tratamientopre y post cocción de las piezas, pues ademáslos objetivos de esta investigación no requie-ren aun de este tipo análisis.

La muestra analizada consta de 796 piezas,no han sido considerados dentro de ella los

Cuadro 1. Secuencia cerámica de San José de Moro.

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piruros, las figurinas y los crisoles o miniatu-ras. Este número de piezas seleccionadas portumbas no considera la totalidad de ellas sinouna cantidad representativa de las formas quese presentan puesto que, por ejemplo, en unasola tumba se pueden encontrar más de 10 pie-zas de una misma forma.

El criterio cuantitativo para establecer ti-pos varía según el periodo ya que el número detumbas y piezas asociadas en cada uno es cam-biante y, debido a que la cantidad de piezasexistentes en cada uno de ellos por separado esconsiderada como universo para establecer ti-pos, el criterio cuantitativo es diferente. Así,para el periodo Mochica Medio, al tener unnúmero de tumbas y piezas asociadas muy re-ducido, no siempre podemos hablar de tipos enel sentido estricto de la palabra, sino de formasexistentes, sin que ello signifique la posibili-dad futura de poder establecerlos, por ello he-mos incluido la descripción de todas las for-mas1. Para este periodo contamos con un uni-verso válido de 56 piezas y 740 piezas válidasy representativas para el periodo Mochica Tar-dío –recuérdese que no se consideran en esteperiodo el total de las piezas halladas sino unacantidad representativa general y por formas decada forma en cada tumba-.

En un primer momento y siempre por pe-riodos, se precedió a separar las piezas en gran-des grupos, posteriormente se establecieron ti-pos y subtipos considerando principalmenteforma de gollete, borde, labio, cuerpo, base ydecoración. Se evitó en todo momento multi-plicar las subdivisiones de los tipos, por ello seconsideraron las variaciones más notorias y pre-visibles, especialmente en las formas de losgolletes o bordes, los cuerpos no presentaronmayor problema puesto que tienen una cohe-rencia en su forma de acuerdo a las variacionesen los golletes, y generalmente se trata de for-mas globulares. La atmósfera de cocción de laspiezas también esta considerada pero como va-riable previsible de un tipo, es decir por ejem-plo que podemos encontrar un tipo fabricadotanto en atmósfera reductora como oxidante,aunque preferimos hablar de tonaliades del co-lor de una pieza por efecto del ambiente de coc-ción, debido a que no se ha profundizado eneste aspecto.

Hemos basado nuestras definiciones de lostipos y criterios cuantitativos en los trabajos

previos de Meggers y Evans (1969), Lumbre-ras (1981) y Manrique y Cáceres (1989),Mirambell et al. (1993), Arnold (1994). A cu-yas descripciones hemos agregado en algunoscasos datos adicionales, por esta razón no con-sideramos necesario incluir siempre las defini-ciones tipológicas base de nuestro análisis.

Vasijas Cerradas

Cántaros

Los cántaros analizados presentan bocas an-chas que generalmente tienen el gollete máselevado que una olla, aquellos de boca estre-cha tienen el gollete corto y pueden presentarrepresentaciones escultóricas denominadas«cara-gollete», pero nunca son más estrechasque la boca de las botellas. Los cuerpos varíande acuerdo a la forma y ancho del gollete y laboca, pero de manera general son globulares,presentan base convexa, plana y, en algunoscasos soporte.

Mochica Medio

Subtiposa) Cántaros de gollete evertido ligera-

mente convexo.- Estas vasijas presentan cuer-po globular y base redondeada, existen dos for-mas dentro de este subtipo:- Cántaro de gollete ancho y elevado, el grado

de eversión del mismo es ligero. La cocciónes oxidante, presentan pintura crema alrede-dor del cuello a manera de franja o como«chorreado» (Lámina 1:1).

- Una pieza de cuerpo globular MU822-C1, baseredondeada, gollete corto y convexo evertido.La cocción es oxidante.

b) Cántaros con protuberancias.- Estoscántaros son de cuerpo globular, gol le teevertido o ligeramente convexo, presentan pro-tuberancias en el cuerpo y pintura crema sobreel gollete y/o cuerpo. Pertenecen a este subtipo:- Los cántaros de gollete recto evertido, base

ligeramente plana con cuatro protuberanciascirculares grandes en todas las caras del cuer-po, círculos crema entre las uniones de éstasy dos líneas delgadas en la unión del cuerpocon el gollete (Lámina 1:3), esta variedad pre-senta también cántaros pequeños, de gollete

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Lámina 1. Cántaros Mochica Medio y Mochica Tardío. 1-6: Cántaros Mochica Medio, 8-10: Cántaros «cara-gollete»antropomorfos Mochica Tardío.

recto -pueden tener borde evertido-, peque-ñas asas falsas perforadas en la unión del cuer-po y el gollete, siempre presentan pintura al-rededor de la base del gollete como líneas del-gadas horizontales y alrededor de las protu-

berancias delimitándolas.- Otra variación son los cántaros con filas de

protuberancias pequeñas sobre el cuerpo, go-llete ligeramente convexo, base redondeada,pintura crema «chorreada» en el gollete y

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cuerpo, depresiones a modo de «carita» so-bre el gollete hechas digitalmente, o con unaaplicaciggón zoomorfa en el cuerpo (Lámina1:2).

En todos los casos las piezas tienen tonali-dades anaranjadas por efecto de cocción.

c) Cántaros «cara-gollete».- Son aquelloscántaros con representaciones escultóricas enel gollete a manera de «caras», el cuerpo es glo-bular, la base puede ser plana o convexa. Estasrepresentaciones pueden ser:

1. Antropomorfas: Lamentablemente nocontamos con muchas piezas completas de estetipo, pues en su mayoría sólo tenemos los go-lletes, pero por las piezas completas y por lacontinuidad de algunas de estas formas en pe-riodos posteriores, asumimos que el cuerpo esglobular, la base puede ser aplanada o convexa,la cocción es oxidante. Dentro de estas formastenemos:- Las representaciones escultóricas de rostros

humanos.- Representaciones de «caras arrugadas» que

pueden tener diseños pintados en la parte su-perior del cuerpo o en el gollete como el casodel cántaro M-U725-C1 (Lámina 1:4 y 5).

- Otra variante son aquellos cántaros de golleterecto con «caritas» antropomorfas impresaspor moldeado.

2. Zoomorfas: Piezas con rostros animalesen el gollete. Puede tratarse de:- Piezas modeladas con pintura decorando la

parte superior del cuerpo y el gollete (Lámi-na 1:6).

- Piezas con caras animales impresas por mol-deado, semejantes a aquellos con rostrosantropomorfos (Lámina 1:7).

La cocción de estas piezas les da tonos ana-ran jados , a l igua l que con los cán tarosantropomorfos, no contamos con cántaros com-pletos para describir mejor estas piezas.

d) Cántaros pequeños de cuerpo achata-do.- Son cántaros pequeños de gollete evertidoligeramente convexo, cuerpo globular achata-do, base plana y pequeñas asas falsas perfora-das en la unión del cuerpo y el gollete. Tienenademás pintura crema y roja decorando en for-ma de líneas horizontales la base del gollete, ylíneas verticales ondulantes en el cuerpo. Lastonalidades por cocción son anaranjadas.

Mochica Tardío

Subtiposa) Cántaros «cara-gollete.- Este subtipo

se divide en dos grandes grupos, aquellas pie-zas con decoración antropomorfa y aquellas conrepresentaciones zoomorfas.

1. Cántaros «cara-gollete» antropomorfos:Dentro de esta categoría se encuentran:- Cántaros con representaciones antropomorfas

denominadas «rey de Asiria», son piezas cu-yos golletes están decorados con figurasescultóricas humanas con pelo, «bigote», to-cado, orejeras y algunas veces collar; el go-l lete t iene el borde recto o l igeramenteevertido, de cuerpo globular –en algunos ca-sos ligeramente aplanado-, base convexa oaplanada, pueden tener además pequeñas asaslaterales perforadas en la parte superior delcuerpo así como también pintura crema «cho-rreada» en bandas horizontales o verticalessobre el cuerpo (Lámina 1:8) . La piezaMU1013-C2 tiene una decoración especial enel cuerpo, exhibiendo a la denominada «cria-tura lunar» impresa por moldeado. La cocciónde estas piezas es oxidante.

- Cántaros con «caras arrugadas», son vasijasdecoradas con pequeñas caras antropomorfasimpresas por moldeado en el gollete, éste tie-ne el borde ligeramente evertido y tienen ade-más pequeñas protuberancias a modo de «ore-jas», el cuerpo es globular, de base convexa yde cocción oxidante (Lámina 1:9).

- Cántaros «cara-gollete» con decoración en laparte superior del cuerpo, son piezas que pa-recen una mezcla entre los «reyes de Asiria»y las «caras arrugadas», son piezas general-mente pequeñas, con representaciones huma-nas de personajes con accesorios comoorejeras o collares, pero cuya representaciónes mucho menos elaborada que los primeros,algunas de ellas tienen «arrugas» en la cara.El cuerpo es globular con decoración de lí-neas ondulantes, figuras geométricas, rectán-gulos concéntricos definiendo paneles en laparte superior del mismo. La cocción esoxidante (Lámina 1:10).

Existen muchas otras formas de cántaros«cara-gollete» con decoración antropomorfapero sin ninguna otra característica decorativaen común entre ellas a parte de la mencionada,todos por lo general tienen cuerpo globular, la

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base es aplanada, pueden tener pintura deco-rando el cuerpo y/o el gollete a modo de ban-das o como figuras, igualmente pueden tenerpequeñas asas perforadas en la parte superiordel cuerpo u «orejas» perforadas, la diversidadde este grupo nos impide identificar variantescomo las anteriores, por ello estas formas es-tán incluidas dentro de un grupo más general,algunas de estas formas se vuelven más popu-lares para el periodo Transicional.

2. Cántaros «cara-gollete» zoomorfos: Eneste grupo tenemos:- Cántaros «murciélagos», son piezas general-

mente pequeñas, con caras semejantes a lasde los murciélagos, impresas por moldeado,el gollete es recto, el borde puede estar deco-rado con bandas acanaladas (Lámina 2:1),orejas perforadas -algunas veces aserradas-(Lámina 2:2), son de cuerpo globular y baseplana. Algunas piezas pueden tener decora-ción en la parte superior del cuerpo con figu-ras geométricas o pintura en el cuerpo comoMU1044-C18 (Lámina 2:3). La cocción pro-duce piezas tanto grises como anaranjadas.

- Cántaros «felínicos», existen dos variedadesde esta forma, aquellas piezas pequeñas conrasgos felínicos, colmillos, orejas perforadasy una especie de soga en el cuerpo, el golletees recto o recto evertido, tienen cuerpo glo-bular, base plana, algunas veces pueden tenerpintura crema en bandas verticales sobre elcuerpo. Las tonalidades por cocción son tan-to grises como anaranjadas (Lámina 2:3). Laotra variante son cántaros más grandes, go-llete recto o recto ligeramente cóncavo, decuerpo globular, base convexa o aplanada, tie-nen también orejas perforadas y pueden pre-sentar pintura decorando el cuerpo.

- «Gallinazos y «camélidos», son vasijas condecorac iones escu l tór icas en forma decamélidos y gallinazos los cuales tienen unaespecie de soga sobre el hocico o pico y alre-dedor del cuello, tienen cuerpo globular, baseconvexa o aplanada, pueden tener pintura de-corando el cuerpo, algunos tienen orejas per-foradas o pequeñas asas perforadas en la par-te superior del cuerpo (Lámina 2:5 y 6). Laatmósfera de cocción es oxidante.

b) Cántaros escultóricos.- Son piezas ge-neralmente hechas por moldeado, este subtipose divide de la siguiente manera:

- «Personaje con mate y botella», son vasijasque representan a un personaje antropomorfocon colmillos, una especie de «alas», ojosigualmente «alados», en una mano lleva unabotella de asa estribo y en la otra un mate.Las piezas tienen base plana y gollete ancho,recto o ligeramente evertido (Lámina 2:7).

- «Personaje sentado», se trata de cántaros re-presentando a un personaje con tocado quecruza por debajo de la barbilla y se cruza atrásde la cabeza, tiene orejeras, algunos un pe-queño «bigote», esta sentado en posición de«media flor de loto» y tiene los brazos haciala derecha como sosteniendo algo. La base deestas piezas es aplanada, el gollete ancho yrecto (Lámina 2:8).

- El «per ro remediero» , son cántarosescultóricos con la figura de un perro que lle-va una serie de plantas en el cuerpo en relie-ve o pintadas, la base es plana y el golleterecto (Lámina 2:9).

Hay un grupo de piezas que podríamos ca-lificar como cántaros escultóricos pero cuyascaracterísticas estilísticas no nos permiten agru-parlos dentro de subtipos o variantes de ellos,son p iezas con represen tac iones tan toantropomorfas como zoomorfas (Lámina 2: 10-12).

c) Cántaros con reminiscencias Gallina-zo.- Estas piezas son de cuerpo globular, baseconvexa, pueden presentar pintura crema cho-rreada o en bandas verticales desde el golletehacia la base, el gollete puede ser ancho o es-trecho, recto, recto evertido o convexo evertido.La decoración en el gollete varía entre:- Con representaciones antropomorfas en el go-

llete.- Aquellos que tienen impresiones dactilares a

manera de «caritas» (Lámina 3:2).- Incisiones o modo de «ojos» (Lámina 3:3).- Aplicaciones decorativas en el gollete a modo

de «caritas» (Lámina 3:4).- Aplicaciones laterales zoomorfas, algunos con

impresiones digitales (Lámina 3:1).Estas piezas pueden presentar también asas

falsas perforadas en la parte superior del cuer-po.

d) Cántaros tipo cantimplora.- Vasijas decuerpo globular aplanado, los bordes lateralesdel cuerpo se presentan ligeramente aplanados,el gollete puede ser recto o recto evertido porlos cuatro costados (en forma de cono o boci-

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na), la base es plana, tienen una o dos peque-ñas asas perforadas en la unión del cuerpo y elgollete (Lámina 3:6). Algunas piezas tienen unorificio en la parte central del cuerpo (Lámina3:5), o una depresión circular con una aplica-ción a manera de ombligo. Las piezas son detonos anaranjados o grises por cocción, pueden

tener engobe rojo y pintura crema en forma defranjas sobre el cuerpo y gollete o en diseñosen «S».

e) Cántaros impresos con ave y ciervo.-Son cántaros con decoración en el cuerpo im-presa por moldeado con la imagen de ciervoscazados o de un ave portando una porra, el cuer-

Lámina 2: Cántaros Mochica Tardío. 1-6: Cántaros «cara-gollete» zoomorfos, 7-9: Cántaros escultóricos,10-12: otras formas escultóricas.

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Lámina 3. 1-4: Cántaros Mochica Tardío con reminiscencia Gallinazo, 5-6: Cántaros tipo «cantimplora»,7-9: Cántaros con aves y ciervos, 10-12: Cántaros pictóricos.

po es globular, de base plana o de pedestal pe-queña pero hecha por el molde, el gollete esrecto o recto evertido por los cuatro lados. Lacoloración por cocción es anaranjada (Lámina3:7 y 8).

f)Cántaros con «aves guerreras».- Tienenel cuerpo globular ligeramente carenado en elecuador, miden 15 cm de alto aproximadamen-te, de gollete recto ligeramente evertido, base

plana. Presentan decoración en relieve de avesportando el escudo con armas (panoplias). Lacoloración por cocción puede ser de tonos ana-ranjados o grises (Lámina 3:9).

g) Cántaros pictóricos (pintados).- Cán-taros de cuerpo globular ligeramente carenadoen el ecuador, gollete recto evertido, base pla-na, pueden presentar una o dos pequeñas asasfalsas perforadas en la unión del cuello y el go-

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Lámina 4. 1-3: Cántaros sin decoración, 4-6: Cántaros con soporte, 7-9: Ollas Mochica Medio,10-12: Ollas Mochica Tardío.

llete. La coloración por cocción es de tonos ana-ranjados, la decoración puede ser:- Diseños en forma de triángulos en la base del

gollete.- Diseños en forma de «S» en la parte superior

del cuerpo (Lámina 3:10).- Olas y diseños geométricos en la mitad supe-

rior del cuerpo.

- Diseños de filiación Wari monócromos opolícromos como el denominado «romboChakipampa» o chevrones (Lámina 3:11 y12).

h) Cántaros pequeños sin decoración.-Son cántaros de cuerpo globular o globular li-geramente carenado en el ecuador, el golletepuede ser recto o recto evertido, pueden tener

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una o dos asas falsas perforadas en la unión delcuerpo y el gollete, base plana, de coloraciónanaranjada o gris por cocción (Lámina 4:1-3).

i)Cántaros de gollete recto.- Piezas decuerpo globular, gollete recto y estrecho, baseconvexa, pueden tener pequeñas asas perfora-das en la parte superior del cuerpo, pintura cre-ma «chorreada» en líneas verticales del golletehacia la base. La coloración por cocción es entonos anaranjados. Existen algunas piezas degollete recto ancho y alto, con las mismas ca-racterísticas de los anteriores pero no reportanasas perforadas.

j)Cántaros de gollete evertido.- Tienengollete recto evertido o evertido ligeramenteconvexo, cuerpo globular, base convexa, pue-den tener asas perforadas en la parte superiordel cuerpo, también pintura crema o roja enbandas verticales u horizontales en el gollete ycuerpo. Coloración en tonos anaranjados por lacocción. Una variación del gollete evertido esaquel ancho y alto, recto evertido o evertidoligeramente convexo, de igual modo tienencuerpo globular pero un poco más ancho quelos anteriores (Lámina 4:4).

k) Cántaros con soporte.- son piezas decuerpo globular u ovoidal, pueden ser:- De gollete recto (Lámina 4:5).- De gollete recto evertido.- Con aplicación pequeña en el gollete.- Cara-gollete (Lámina 4:6).

Tienen soporte pedestal o anular, estas pie-zas pueden tener tonalidades anaranjadas o gri-ses por efecto de la cocción.

Ollas

Las ollas por lo general se describen comovasijas de cuerpo esférico, boca ancha, y go-llete corto, pueden presentar asas en el cuerpoo gollete. En San José de Moro la altura delgollete puede variar pero nunca lo es más queel de los cántaros, de igual modo la abertura dela boca varía de tamaño.

Mochica Medio

Subtiposa) Ollas de gollete evertido.- Son vasijas

de cuerpo globular y base convexa o redondea-da, el gollete puede ir de ligeramente evertidohasta un ángulo de eversión de 60° o 50°, del

mismo modo el gollete puede ser muy cortohasta alcanzar alrededor de 5 cm aproximada-mente (Lámina 4:7), pueden además presentarpequeñas asas falsas laterales perforadas en launión del cuerpo y el gollete o en la parte su-perior de cuerpo. La cocción es oxidante y enalgunos casos pueden tener pintura crema «cho-rreada» alrededor de la base del gollete o en laparte superior del cuerpo.

b) Ollas de gollete globular.- Son aque-llas piezas de cuerpo globular, base convexa oredondeada, el gollete es alto, globular conver-gente, pueden tener algunas protuberancias amanera de decoración así como también pintu-ra crema alrededor del gollete o en la parte su-perior de cuerpo (Lámina 4:8).

c) Ollas de gollete compuesto.- A diferen-cia de las ollas de gollete compuesto del perio-do Mochica Tardío, las ollas de gollete com-puestos son de un solo tipo, tienen cuerpo glo-bular y base convexa, el gollete es globular ylabio evertido redondeado o a veces ligeramentebiselado, poseen además pintura crema «cho-rreada» del gollete hacia el cuerpo (Lámina4:9).

Mochica Tardío

Subtiposa) Ollas de gollete recto.- Tienen cuerpo

globular, base convexa, el gollete es recto me-dianamente elevado, el labio puede ser redon-deado, como decoración suelen tener pinturacrema «chorreada» sobre el gollete y/o cuerpoen forma de franjas horizontales anchas (Lámi-na 4:10). Una variedad de este subtipo son aque-llas piezas pequeñas, de gollete recto corto,pequeñas asas falsas perforas en la unión delcuerpo y el gollete o asas cintadas en la mismazona; dentro de esta forma podemos ubicar ade-más ollas de cuello recto, cuyo borde tiene pe-queñas aplicaciones redondeadas como «man-gos falsos» -este especie de mangos se encon-trará luego en piezas del periodo Transicionalpero colocadas en la parte superior del cuerpo-. Tienen coloración anaranjada por efecto deltipo de cocción.

b) Ollas de gollete evertido.- Son vasijasde cuerpo globular y base convexa, el golletees recto evertido o evertido ligeramente cónca-vo, el mismo que puede estar bien manufactu-rado o exhibir una manufactura defectuosa (Lá-

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mina 4:11), como decoración podemos encon-trar piezas con aplicaciones escultóricas en elcuerpo, pintura crema «chorreada» en cuerpoy/o gollete como franjas horizontales anchas, opequeñas asas falsas perforadas en la parte su-perior del cuerpo, estas piezas pueden tambiéntener pintura «chorreada».

c) Ollas de gollete corto.- Piezas de golle-te corto generalmente evertido, cuerpo globu-lar, base convexa, MU1022-C11 es el únicoejemplar de olla de gollete corto con soportetrípode cónico, otra variante de esta forma sonaquellas vasijas cuya abertura de la boca es casiigual al diámetro mayor del cuerpo, estas pie-zas se encontrarán en mayor número en el sub-siguiente periodo con unas aplicaciones a modode «mangos falsos» (Lámina 4:12).

d) Ollas con protuberancias.- Tienen cuer-po globular, base convexa o redondeada, a me-nudo presentan pintura crema «chorreada» so-bre el cuerpo y/o gollete, tienen protuberanciascirculares -o bultos-de tamaño pequeño en elcuerpo, dentro de este subtipo podemos encon-trar las siguientes variantes:- Vasijas de gollete recto, ancho, de altura me-

dia, pueden presentar además pintura crema«chorreada» como elemento decorativo adi-cional.

- Ollas de gollete ancho, convexo ligeramenteevertido, pueden tener también pintura «cho-rreada» (Lámina 5:1), una variante de estegrupo son las piezas que presentan una ondu-lación en la parte superior del cuerpo.

- Ollas de gollete ancho, recto evertido, en al-gunos casos con pintura crema «chorreada»,las piezas MU1030-C1 y MU1027-C25 sonejemplares formas particulares dentro de estegrupo (Lámina 5:2).

- Ollas de gollete acampanado o recto convexo,son aquellas cuyo gollete tiene el cuello rec-to y el borde abocinado, pueden exhibiradicionalmente pintura «chorreada» (Lámina5:4).

La cocción de estas piezas es de atmósferaoxidante.

e) Ollas de gollete plataforma.- Estas ollasson de cuerpo globular, base convexa, presen-tan una especie de plataforma o carena pronun-ciada en la parte inferior del gollete el cual esevertido por efecto del mismo. La cocción esen atmósfera oxidante, en este grupo se puedendistinguir:

- Ollas de gollete plataforma y labio recto, pue-den presentar adicionalmente pintura «cho-rreada» como en los casos anteriores (Lámi-na 5:5).

- Ollas plataforma con labio recto convergente,este grupo pueden presentar además de pin-tura crema «chorreada», cuerpo ligeramentealargado y pequeñas perforadas en la partesuperior del cuerpo (Lámina 5:6).

- Ollas de gollete plataforma y labio rectoevertido, ocasionalmente pueden tener pintu-ra crema «chorreada».

f)Ollas de gollete carenado.- Tienen elcuerpo globular o globular ligeramente alarga-do, la base es convexa, el gollete es rectoevertido en su parte inferior, tienen una carenaen la parte final del mismo y el reborde es cor-to, recto convergente, la abertura de la boca esgeneralmente más estrecha que la de las ollasde gollete plataforma; algunas tienen pintura«chorreada» sobre el cuerpo y/o el gollete, opequeñas asas perforadas en la parte superiordel cuerpo, pero sólo en casos muy raros (Lá-mina 5:7). La coloración por cocción es en to-nalidades anaranjadas. A diferencia de las ollascarenadas Lambayeque y Chimú, estás tienenun carenado sutil y no incluyen mayor decora-ción que pintura crema en el cuerpo y gollete.

g) Ollas de gollete globular y labio en-trante.- Son piezas de cuerpo globular, baseconvexa o redondeada, el gollete es globularevertido -o convexo-, el labio es entrante – oborde modificado-, la abertura de la boca esancha, hay piezas que muestran unas pocas pro-tuberancias en el cuerpo o gollete, pero son ra-ras, pueden tener adicionalmente pintura cre-ma «chorreada» (Lámina 5:8). Un grupo de pie-zas que se pueden incluir en este subtipo, sonvasijas de cuerpo globular, base convexa, elgollete es alto, muy ancho –la abertura de laboca es del ancho del diámetro mayor-, tieneforma globular convergente a veces con el la-bio entrante. Las piezas tienen tonalidades ana-ranjadas por efecto de la cocción.

h) Ollas de gollete compuesto.- Estas pie-zas tienen cuerpo globular, base convexa comotodos los tipos de olla, pero el gollete no tieneuna sola forma, pueden tener además pinturacrema «chorreada» en el cuerpo y/o gollete seincluyen en este grupo:- Ollas de gollete globular y labio evertido re-

dondeado, este tipo continúa desde el Mochica

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Lámina 5. Ollas Mochica Tardío. 1-4: Ollas con protuberancias, 5-6: Ollas de «cuello plataforma», 8: Olla de cuerpoglobular entrante, 9-12: Ollas de cuello compuesto.

Medio pero con algunas variantes, hay un gru-po de ollas que mantienen las mismas carac-terísticas del periodo anterior pero el golletepuede variar de altura, otras tienen el golletealargado y el cuerpo ligeramente achatado(Lámina 5:9), encontramos además ollas coneste tipo de gollete compuesto pero el labioes recto evertido.

- Ollas de gollete globular y borde convexo o

acampanado, la parte globular del gollete pue-de ser elevada o baja, con o sin pintura crema«chorreada» en bandas anchas sobre el cuer-po y/o gollete, (Lámina 5:10), esta varianteincrementa su popularidad durante el poste-rior periodo Transicional.

- Ollas «carenadas compuestas», la parte bajadel gollete es globular y el borde es carenado(Lámina 5:11), hay una pieza MU509-C12 que

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presenta asas laterales perforadas, no hayejemplares que tengan pintura decorativa.

- Ollas de «gollete globular doble», estas pie-zas tienen el gollete compuesto por dos ban-das globulares sobrepuestas, pueden tenerpintura «chorreada» crema o protuberanciaslaterales aplicadas en el gollete o la parte su-perior del cuerpo, o asas perforadas o cintadasen la base del gollete (Lámina 5:12).

- Ollas de «gollete recto y borde evertido», decuerpo globular y base convexa.

Existen algunas otras formas de ollas paraeste periodo que no califican como tipo pero seencuentran en el catálogo de formas generales,la atmósfera es oxidante.

Botellas

En San José de Moro encontramos aquellascuyo gollete puede presentar el mismo alto queel de un cántaro pero se tipificaron como bote-llas por el tamaño de la abertura de la boca (an-cho), el cuerpo generalmente es globular y labase puede ser convexa o plana.

Mochica Medio

Subtiposa) Botellas de asa estribo.- Podemos divi-

dirlas en:- Botellas de cuerpo globular achatado, ligera-

mente carenado o carenado en el ecuador, consoporte pedestal o base aplanada, el asa esancha, ligeramente achatada y el gollete pue-de tener un reborde ligero. Por lo general sonde tonalidades grises por efecto de la cocción,pueden ser llanas, o poseer como decoraciónformas simples en alto relieve geométricas ozoomorfas (Lámina 6:1). Son piezas produci-das sin mucha técnica pues presentan defor-maciones en las formas o en la posición deasa por errores de cocción.

- Botellas de cuerpo globular achatado, de baseaplanada o pedestal, poseen todas las carac-terísticas de las anteriores pero se diferenciande éstas por la decoración más elaborada queposeen, ésta puede ser esculpidas en alto re-lieve, de tonos grises (Fig. 20:4), o de coc-ción oxidante y decoración polícroma de di-seños estilizados, pintados en rojo, morado,crema y anaranjado o esculpidos (Lámina 6:2y 3).

b) Botellas de asa posterior.- Botellasescultóricas de asa estribo y gollete posterior,pueden tener base anular o aplanada, de cuerpoglobular o globular achatado, estas botellas tie-nen represen tac iones escu l tór icasantropomorfas o zoomorfas en la parte frontaldel asa o en el gollete, la pieza MU813-C2 tie-ne pintura decorando el gollete y el cuerpo (Lá-mina 6:4), el color de las piezas es un tonosgrises o anaranjados, son piezas pulidas y pue-den tener engobe.

c) Botellas pequeñas.- Son botellas grises,cuerpo globular achatado o carenado en la par-te superior, base aplanada, gollete recto o rectoligeramente evertido y pequeñas asas falsas la-terales perforadas en la unión del cuerpo y elgollete (Lámina 6:5). Piezas similares y varie-dades de ellas las encontramos en los contex-tos funerarios de Pacatnamú (Donnan y Cock,1997).

Mochica Tardío

Subtiposa) Botellas de asa estribo.- Este grupo esta

dividido por la forma del cuerpo y contienentan to aque l las p iezas con decorac iónescultórica, pictórica y pictórica de línea fina.

1. Bote l las de asa es t r ibo y cuerpocarenado: Son botellas que tienen el ecuadordel cuerpo ligeramente carenado hasta uncarenado de forma discoidal y se pueden sepa-rar en:- Botellas con decoración de «línea fina», estas

piezas tienen el cuerpo carenado angular mar-cado, el gollete recto, el asa puede formarángulos casi rectos (Lámina 6:6), o ser másredondeada, por lo general la decoración estaen la mitad superior del cuerpo, predomina eltema de la navegación de la sacerdotisa sobreuna balsa y en menor número otras represen-taciones con el personaje de «cara arrugada».El asa esta decorada por líneas horizontalesque marcan secciones dentro de las cualespueden estar panoplias pintadas, el soportepuede ser tanto anular como de pedestal pe-queño.

- Botellas con decoración pictórica simple, es-tas piezas también tienen la decoración en lamitad superior del cuerpo, pueden tener for-mas geomét r icas o f iguras zoomorfasestilizadas, el cuerpo es carenado en el ecua-

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Lámina 6. 1-5: Botellas Mochica Medio, 6-8: Botellas asa estribo de cuerpo carenado Mochica Tardío, 9-11: Botellasde cuerpo globular, 12: Botella de cuerpo achatado, 13-16: Botellas Mochica Tardío de doble pico y asa puente.

dor, el asa puede tener forma trapezoidal, cir-cular o triangular alargada, el gollete es rectogeneralmente alargado y soporte anular (Lá-mina 6:7)

- Botellas con decoración escultórica, tienen

decoración zoomorfa en relieve en la mitadsuperior del cuerpo, e l asa t iene formatrapezoidal y el gollete es recto, el soporte esanular.

- Botellas asa estribo de cuerpo carenado sin

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decoración, son botellas de cuerpo angularcarenado, la forma del cuerpo puede ser dis-coidal hasta hexagonal, el asa tiene formatrapezoidal aplanada y gollete corto aunquetambién tenemos un e jemplo de asasemicircular MU1044-C15, y una botella deasa alargada y gollete elevado MU41-C23(Lámina 6:8).

2. Botellas de asa estribo y cuerpo globu-lar: Estas piezas pueden tener el cuerpo globu-lar o globular alargado, dentro de este grupotenemos:- Botellas de «línea fina» de cuerpo globular,

estas piezas tienen la decoración en todo elcuerpo, a diferencia de aquellas de cuerpocarenado, las imágenes representadas con másfrecuencia son aquellas donde participa el per-sonaje de «cara arrugada» en escenas de com-bate –las piezas donde esta la sacerdotisa sonmenos- (Lámina 6:9). Otra diferencias con lasformas carenadas es que tanto el asa como elestribo están decorados con bandas horizon-tales formando zonas donde se pintan pano-plias, el asa es de forma trapezoidal y el go-llete corto y recto, el tipo de soporte es anu-lar.

- Botellas con decoración pictórica simple, elasa tiene forma trapezoidal aplanada o alar-gada y puede estar dividida en secciones a tra-vés de franjas, el gollete es recto y alto, tie-nen soporte anular (Lámina 6:10).

- Botellas sin decoración, estas piezas tienensoporte anular, el gollete es recto, el asa pue-de tener forma trapezoidal aplanada o trian-gular alargada (Lámina 6:11)

3. Botellas de asa estribo de cuerpo globu-lar achatado: Son botellas cuya forma recuer-da a las piezas del periodo Mochica Medio, labase es generalmente es aplanada aunque pue-den tener soporte anular, la decoración puedeser pictórica o en relieve por lo general de fi-guras zoomorfas, el asa esta divida por líneashorizontales donde pueden representarse pano-plias (Lámina 6:12).

b) Botellas de doble pico y asa puente.-Se trata de piezas que son un híbrido que com-bina la iconografía Mochica con el tipo de so-porte y decoración de estilos derivados de otrosgrupos culturales asociados a Wari provenien-tes de la costa sur, creemos conveniente que estegrupo quede dividido conforme se había hechoanteriormente, en base a la combinación entre

forma, iconografía y colores que exhiben lasvasijas. Así tenemos:- Botellas de doble pico y asa puente importa-

das (Lámina 6:13).- Botellas de doble pico y puente con iconogra-

fía y bicromía Mochica (Lámina 6:14).- Botellas de doble pico y puente con iconogra-

fía Mochica y policromía Wari (Lámina 6:15).- Botellas de doble pico y asa puente con deco-

ración escultórica o pictórica simples, con di-seños de aves las cuales incrementan su po-pularidad en el periodo Transicional, cam-biando hacia formas de estilo Lambayeque(Lámina 6:16).

c) Botellas de asa posterior.- Son bote-llas de cuerpo globular generalmente decoradocon motivos escultóricos, la base generalmentees plana aunque pueden tener soporte anular oun pequeño pedestal, el gollete puede ser rec-to, evertido o cónico, la atmósfera de cocciónes oxidante; este grupo puede organizarse en:- Botellas de asa posterior con decoración en

re l ieve con mot ivos zoomorfos ,antropomorfos o con escenas (Lámina 7:1 y2).

- Botellas de asa posterior sin decoración.- Botellas de asa posterior con decoración pic-

tórica.d) Botellas de doble cuerpo.- Se trata de

piezas de doble cuerpo globular, gollete recto,de base plana o soporte anular, estas piezas es-tán unidas en la parte media del cuerpo y a tra-vés de un puente que sale de uno de los golle-tes el mismo que esta tapado, por lo general tie-nen una aplicación zoomorfa sobre esta tapa,pueden no tener otro tipo de decoración (Lámi-na 7:3), o tener pintura formando diseños comolíneas, motivos geométricos o zoomorfosestilizados (Lámina 7:4). La coloración por laatmósfera de cocción es de tonalidades anaran-jadas. Estas piezas son muy similares a las re-portadas en las excavaciones realizadas enGalindo (Bawden, 2001).

e) Botellas de ave con copa.- Tienen elcuerpo globular, gollete recto, pequeñas asasperforadas en la parte superior del cuerpo, es-tas piezas están hechas completamente por mol-de, tienen un pequeño soporte que parece anu-lar pero no es adherido sino hecho por el mis-mo molde, estas piezas están hechas en atmós-fera oxidante, estas piezas tienen la imagen deun ave que sostiene una copa (Lámina 7:5),

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Lámina 7. 1-2: Botellas de asa posterior, 3-4: Botellas de doble cuerpo, 5-6: Botellas con decoración impresa, 7-8:Botellas escultóricas, 9-10: Botellas de cuerpo aplanado, 11-13: Botellas con decoración pictórica.

existen unas piezas con esta misma forma perocon la imagen de un cérvido con una lanza atra-vesada –estas piezas son en realidad escasas-(Lámina 7:6).

f) Botellas escultóricas.- Existe hasta el

momento una sola botella retrato MU729-C1 -este tipo de piezas se populariza en el periodoTransicional-, pero esta categoría tiene por logeneral motivos escul tór icos decorat ivoszoomorfos o antropomorfizados (Lámina 7:7 y8).

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g) Botellas tipo cantimplora.- Son pie-zas de cuerpo globular aplanado, lo mismo su-cede con los bordes laterales, tienen gollete rec-to o recto evertido por los cuatro lados (comouna bocina), la base es plana, pueden tener pe-queñas asas laterales perforadas en la parte su-perior del cuerpo o en la unión de este con elgollete (Lámina 7:9). Una variedad de estesubtipo son aquellas botellas con una depresiónen la parte media del cuerpo y una aplicación amanera de «ombligo», éstas pueden tener pin-tura crema en diseños o engobe rojo, la coc-ción es oxidante (Lámina 7:10). Este grupo tie-ne las mismas características de aquellas pie-zas que hemos denominados «cántaros tipo can-timplora» pero la altura del gollete es mayor yel ancho menor que aquellos.

h) Botellas pintadas.- Piezas de cuerpoglobular aplanado, gollete recto, base plana,pueden tener igualmente los bordes laterales delcuerpo aplanados, ocasionalmente presentanasas perforadas en la parte superior del cuerpo.La decoración de estas piezas consiste en dise-ños pintados en forma de «S», o motivosgeométricos estilizados, o diseños de filiaciónWari como «chevrones» o «rombos estilizados»(Lámina 7:11-13).

Vasijas Abiertas

Platos

Para el periodo Mochica Tardío, tenemosplatos con soporte, generalmente anular, ade-más de bases planas.

Mochica Medio

No tenemos el registro de platos para esteperiodo.

Mochica Tardío

Subtiposa) Platos Cajamarca.- Estas piezas alcan-

zan su momento de mayor popularidad en elperiodo Transicional, para el Tardío tenemospiezas con diseños en espiral y líneas en zig-zag en pintura roja, de soporte anular, los ladosson por lo general cóncavo, dándole a la piezasforma semiesférica (Lámina 8:1-3).

b) Platos cóncavos.- Son piezas de formasemiesférica, lados convexos -o borde no mo-dificado-, la base puede ser igualmente convexa(Lámina 8:4), ligeramente aplanada, o de so-porte anular.

c) Platos evertidos.- Tienen base plana ode soporte anular, los lados son rectos evertidos(Lámina 8:5) o ligeramente sinuosos (Lámina8:6).

Cuencos

Se les considera vasijas de cuerpo semi-es-férico y altura menor que la de una olla y ma-yor que la de un plato, generalmente el bordees entrante y la base convexa.

Mochica Medio

No existen cuencos hallados en tumbasMochica Medio.

Mochica Tardío

Subtiposa) Cuencos semiesféricos.- Tienen los la-

dos convexos y la base redondeada, la alturade estas piezas es mayor que la de los platos yla curvatura de sus bordes le dan a la pieza unaforma semiesférica, otra variedad son loscuencos semiesféricos cuyos lados son tambiénconvexos pero el borde es entrante (Lámina8:9), y también aquellos con soporte anular(Lámina 8:8).

b) Cuencos elicoidales o elipsoides.- Es-tas piezas tienen forma elicoidal horizontal, loslados si bien son convexos, tienen el borde con-vergente, la base es convexa a cónica (Lámina8:7).

Vasos

Son vasijas abiertas cuya altura es mayorque el diámetro de la boca (Manrique y Cáceres,1989). La decoración de estas piezas puede sertanto pictórica como escultórica, esto últimonos da piezas con formas especiales, muchasde las cuales son poco frecuentes.

Mochica Medio

No hay registro de este tipo de piezas para

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Lámina 8. 1-3: Platos Mochica Tardío de estilo Cajamarca, 4: Plato de borde cóncavo, 5-6: Platos de bordes evertidos,7: Cuenco de borde elicoidal, 8-9: Cuencos semiesféricos, 10: Cuenco de paredes rectas.

este periodo.

Mochica Tardío

Subtiposa) Vasos escultóricos.- Dentro de este

subtipo tenemos aquellas piezas que represen-tan:- Rostros humanos sonrientes, con «bigotes»,

con «arrugas», con turbante y orejeras (Lá-

mina 9:1).- Mujeres con trenzas, brazaletes y aretes car-

gando un personaje antropomorfo o zoomorfo(Lámina 9:2).

- Piezas zoomorfas (Lámina 9:3).b) Vasos de tradición Wari.- Son piezas

pol íc romas con d iseños p ic tór icos dees t i loWar i , como aquel los con mot ivosChakipampa (Lámina 9:4 y 5), de paredes ge-neralmente rectas y base plana.

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c) Vasos de paredes rectas sin decora-ción.- Piezas de bordes rectos evertidos eleva-dos, base plana, tipo «keros» y de tonalidad grispor efecto de cocción.

Otras Formas

Existe una considerable variedad de formas,dentro del periodo Mochica Tardío, cuyas ca-racterísticas estilísticas (morfológicas y deco-

Lámina 9. 1-3: Vasos escultóricos Mochica Tardío, 4-5: Vasos de estilo Wari,6-13: Formas Mochica Tardío poco recurrentes

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rativas) y el número de las mismas, no permi-tieron clasificarlas como tipos para este perio-do, por ello las adjuntamos como parte de losanexos, algunas de estas piezas resultaron tam-bién problemáticas para su ubicación dentro deun tipo morfo-funcional específico (cántaros,botellas, ollas, etc.), pero debemos señalar queestas formas son poco comunes (Lámina :7-13).

Resultados del análisis

Mochica Medio

Hemos considerado como tipos más repre-sentativos dentro del periodo Mochica Medio,5 grandes grupos, las botellas de asa estribo,los cántaros cara-gollete –de manera general,no por variantes-, los cántaros con protuberan-cias, las ollas de gollete evertido y las de go-llete compuesto, haciendo un total de 5 tiposposibles dentro de un universo, por el momen-to de 56 piezas consideradas como válidas parael análisis. Las variantes de estos subtipos sonaun tentativas por el escaso número de piezasen este periodo1. Las botellas (en general) re-presentan el 28.6% del total, los cántaros el39.2%, las ollas el 26.8%. Pensamos que elescaso número de variantes –que imposibilitaformar tipos- puede estar indicando grupos aso-ciados con formas particulares dentro del mis-mo estilo Mochica Medio, este podría ser tam-bién el caso del periodo Tardío donde tenemostumbas con un considerable número de piezasrepetidas las cuales se volverán a encontrar enuna o dos tumbas más (Lámina 9:12 y 13). Esposible pensar por estos datos que para el pe-riodo Medio los grupos que se enterraban enSan José de Moro hayan sido muy pocos (opocos fueron los grupos del Jequetepeque enese entonces) y, que los elementos culturaleshayan sido asombrosamente más simples queaquellos del periodo Tardío, lo cual se reflejatambién en una menor incidencia de eventosfunerarios en el sitio durante este periodo. Sibien las excavaciones en Pacatnamú (Donnany Cock, 1997) nos muestran algunas otras for-mas de cántaros y botellas -entre otras piezasasociadas a estas tumbas-, estos contextos nodejan de ser tremendamente diferentes en nú-mero y variedad a los contextos funerarios delMochica Tardío2. De manera general hemos re-lacionado nuestros datos para el periodo Me-

dio con las formas asociadas a este periodo tan-to en Pacatnamú como Sipán, por ejemplo: cán-taros con protuberancias grandes B6C1, B38C5,B60-62C2 (Donnan y Cock, 1997 T.2, págs: 51,112, 146 respectivamente), cántaros con protu-berancias pequeñas B9C2, B42C1, B47C1, (Op.Cit págs: 58, 120, 129 respectivamente), ollasde gollete evertido B17C1, B40C1, B41C1(Op.cit. págs: 72, 114, 117 respectivamente),ol las de gollete globular B13C2, B53C2,B56C1, B60-62C2, B60C3 (Op.cit. págs: 65,138, 146, 150 respectivamente). La ubicaciónestratigráfica de los contextos de este periodorefuerza además su ubicación temporal. Pode-mos decir además que los cántaros son en sumayoría piezas de gollete ancho, los cántaroscara-gollete son vasijas simples, con caraszoomorfas o antropomorfas impresas y decora-das con pintura roja sobre crema, rojo y mora-do sobre crema, rojo, morado y anaranjado so-bre crema y crema sobre rojo. Las representa-ciones antropomorfas derivan luego en los de-nominados cántaros «rey de Asiria», las «carasarrugadas», y surgen nuevas formas de estesubtipo en las variedades que ya fueron descri-tas líneas arriba. Por estas comparaciones cree-mos que las diferencias entre la cerámicaMochica Medio de San José de Moro y dePacatnamú, puede responder a la existencia dediferentes grupos humanos del un mismo nivelsocial con ciertas formas asociadas a ellos (DelCarpio ms.). Es interesante también anotar laausencia de platos, cuencos y vasos en San Joséde Moro y la presencia de mates con estas for-mas en los contextos de Pacatnamú.

Mochica Tardío

Para el periodo Mochica Tardío tenemos lossiguientes datos cuantitativos de una muestrade 740 piezas. Los platos representan el 2.2%de la muestra, los vasos el 2.7%, los cuencosel 1.4%, los cántaros son lo más representati-vos con 41.89% -los cántaros cara-gollete sonel 28.7% de los cántaros-, las ollas le siguencon un 31.7% y las botellas con 18.6%. Estascantidades, repetimos, nos sirven para tener unaidea de la representatividad de cada forma.

Los cántaros son también las formas máscomunes en este periodo con un alto porcenta-je de estas piezas decoradas, los denominadoscántaros «rey de Asiria» experimentan diver-

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 180

sos cambios en sus representaciones, sin em-bargo su porcentaje es pequeño. El tipo de ollamás popular son las piezas de gollete evertido,seguido por las de gollete plataforma y las degollete compuesto, al parecer el gollete plata-forma va derivando en la aparición de las for-mas carenadas, pues este tipo aunque se encuen-tra en la mayoría de casos en contextos con ollasde gollete plataforma, hemos notado que aque-llos contextos donde los gollete plataforma seencuentran solos, presentan cerámica más tem-prana que aque l los donde aparecen loscarenados y, este tipo se vuelve muy común paralos periodos Lambayeque y Chimú, donde adop-ta un número importante de variantes (Donnan1997, Prieto Ms.). Las ollas de gollete compues-to aumentan y varían en relación al periodoanterior. Así mismo, las ollas con protuberan-cias y las ollas plataforma se desarrollan enparalelo pues casi no coinciden ambas formasen los mismos contextos funerarios. Es una ca-racterística recurrente el uso de pintura crema«chorreada» (en bandas horizontales o vertica-les), en casi toda la cerámica doméstica e in-cluso en la intermedia, en las formas ya descri-tas. La proliferación de formas es enorme si sela compara con el periodo anterior y es fácilobservar que va en aumento conforme finalizael periodo Tardío. Por la gran variedad de for-mas de la fase Transicional, se puede ver ade-más ciertas formas que aparecen en el MochicaTardío y que aumentan su popularidad luegocomo las botellas con rostros humanos, las gran-des ollas de gollete corto y boca muy ancha,los cántaros escultóricos, los platos Cajamarcaentre otras que podrán describirse en detalle enfuturas investigaciones, y como ya es sabido,las formas Mochica características van desapa-reciendo al hibridar sus formas. Las piezas do-mésticas y las intermedias son las que predo-minan en número en comparación con piezasde mayor calidad. Como lo mencionamos líneasarriba, el periodo Mochica Tardío refleja el sur-gimiento y proliferación de los grupos que ha-bitaban el valle en este momento y que partici-paron en los rituales que allí se efectuaban, con-firmando de esta manera su estatus social (Cas-tillo, 2000, 2003).

Formas conspicuas

En cuanto a representatividad, para el pe-

riodo Medio las formas características domés-ticas son las ollas de cuello globular, las decuello compuesto globular y labio evertido re-dondeado o biselado (Lám.4: 8 y 9). La cerá-mica intermedia está representada por los cán-taros con protuberancias y los cántaros cara-gollete antropomorfos y zoomorfos impresoscon pintura en el cuerpo (Lám.1:3-7). Las for-mas más elaboradas son las botellas de asa es-tribo con engobe crema y pintura anaranjada,morada y roja; así como las piezas grises (Lám.6: 1-4). También las botellas pequeñas de cuer-po achatado y pequeñas orejas perforadas tan-to grises como anaranjadas (Lám.6:5).

Para el periodo Tardío la cerámica utilitariapor excelencia son las ollas de cuello platafor-ma y las ollas de cuello compuesto en las va-riedades descritas (Lám.5). En cuanto a formasintermedias, cántaros diagnósticos del Tardíoson los denominados «Rey de Asiria» (Lám. 1:8y 9), los cántaros cara-gollete zoomorfos(Lám.2:5). También los por ahora exclusivos deSJM, cántaros impresos (Lám.2: 1-4, y Lám.3:7-9). De la cerámica más elaborada, son las bo-tellas de asa estribo con decoración de «líneafina» las formas más conspicuas. Así tambiénson muy diagnósticas las botellas de doble cuer-po (Lám. 7:3 y 4).

No existen muchas formas compartidas en-tre ambos periodos, sin embargo las ollas degollete compuesto de cuello globular y labioevertido se han reportado en ambos periodos.Los cantaros cara-gollete antropomorfos, condecoración impresa y pintura en el cuerpo dealguna manera permanecen como estilo.

Comparación de la cerámica de SJM

Si comparamos nuestros datos con las se-cuencias y tipologías obtenidas en otros sitiosubicados en el valle bajo, al parecer, nuestrasecuencia (por ahora sólo esbozada) resultacoherente y tiene, con sus variantes lógicas,principalmente por la diferencia funcional delos asentamientos, correspondencia con los si-tios aledaños contemporáneos. Sin embargo esaún prematuro hablar de secuencias al interiordel valle. Swenson (2004), en su estudio sobres i t ios in te rmedios en e l va l le ba jo deJequetepeque, elabora una tipología cerámicacuyas formas, coinciden de manera general conlas nuestras sobre todo en la cerámica domésti-

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ca. Aunque este investigador asigna periodosmás tardíos a algunas formas que para nosotrosson más tempranas y viceversa, nuestras for-mas más características del Mochica Tardío, seencuentran en muchos de los sitios que él ex-plora. Creemos además que los datos provenien-tes de estos sitios pueden ayudar a entendermejor la secuencia de SJM en relación a la apa-rición y desaparición de formas. De igual modo,nuestra tipología sirve para aislar la presenciaMochica de otros momentos ocupacionales pos-teriores en estos asentamientos, pues apartan-do las formas más elaboradas, la cerámica do-méstica e intermedia (que resultan ser las for-mas predominantes en estos asentamientos), tie-ne también formas características que van mar-cando momentos y su procedencia estratigráficarefuerza su ubicación temporal. Nuestros con-textos al contar con un número bastante repre-sentativo de cerámica doméstica, son una in-mejorable herramienta para este objetivo. Porcomparación con la cerámica hallada en otrosasentamientos de l va l le ba jo como SanIldefonso, Cerro Pampa de Faclo y Portachuelode Charcape, observamos que la cerámica do-méstica resulta ser la más diagnóstica. Precisa-mente estos asentamientos han sido filiados alperiodo Mochica gracias a la correspondenciade formas, principalmente domésticas con SJM.Por otro lado y aunque en menor proporción ydistinta distribución, fragmentos de piezas de«línea fina» se registran en estos y otrosasentamientos del val le bajo. Las formaspolícromas o aquellas piezas decoradas con es-tilos sureños, halladas en los entierros de altoestatus de San José de Moro, sólo han sido re-portadas en el sitio Portachuelo de Charcape(Mauricio 2005). Las piezas de estilo Cajamarcase encuentran también en sitios como CerroChepén (Rosas 2005) y aparentemente en algu-nos asentamientos poco explorados del vallemedio. Por todo esto, podríamos decir que lostipos cerámicos de los contextos funerarios deSan José de Moro, que están ausentes en otrosasentamientos del valle bajo, son las formasintermedias moldeadas impresas, como aquellascon decoraciones de ciervos, aves y murciéla-gos; además, las piezas importadas y las for-mas Mochica polícromas (salvo en Charcape),parecen también estar restringidas a este uso.Éstas serían por lo tanto, según nuestros datos,formas exclusivamente funerarias y hasta aho-

ra, exclusivas de SJM. Ahora bien, el hecho deaparecer en ciertos tipos de contextos funera-rios (Mochica Tardío A, B y C), refleja ademássu asociación con grupos que estarían plasman-do su presencia y prestigio a través de estas for-mas (Castillo 2000, DeMarais et al. 1996). Poresta razón se esperaría que aquellas formas tu-vieran su contraparte en otros sitios del valle,de donde provenían los grupos que se congre-gaban en SJM para la realización de ritos fune-rarios. Esta ausencia como se mencionó, se de-bería al carácter funerario de las mismas y eneste sentido dificultaría su asociación con al-gún grupo específico.

En Lambayeque, el sitio de Pampa Grandepresenta un inventario cerámico hecho porShimada (1994:190) que incluye formas comolas botellas de «línea fina», así como «flore-ros» y cántaros decorados con motivos sureñosMoche V, además de un repertorio de formasde estilo Nievería, y de estilo Guangala (estilodel sur de Ecuador). Las piezas más caracterís-ticas en común con las del Jequetepeque sonlas formas domésticas como ollas compuestas,ollas globulares, y cántaros cara-gollete condecoración antropomorfa y zoomorfa. Lamen-tablemente no hay una información detalladasobre estas formas y su decoración asociada.Probablemente estos son los tipos que se aso-cian a ciertos sectores del asentamiento y a ellose deben las formas de esta muestra. Los datosde recientes excavaciones (Rojas 2007) confir-man estos tipos compartidos, pero aun la evi-dencia es muy preliminar. Debemos insistir enque no pretendemos que los sitios de este valleo de los valles vecinos presenten la misma se-cuencia, pues entendemos que es lógico supo-ner que las secuencias pueden variar en el es-pacio. Sin embargo, nuestros datos parecen es-tablecer un repertorio de las formas domésti-cas e «intermedias» más conspicuas para cadaperiodo, que caracterizan las ocupacionesMochica del valle del Jequetepeque.

La limitación de este análisis reside en quet iene en cuenta solamente caracter ís t icasestilísticas (forma y decoración) de las piezas,por ello se encuentra en proceso un análisis es-tadístico el cual considera variantes como, au-sencia, presencia, frecuencia y distribución delas formas del periodo Mochica Tardío en SanJosé de Moro, con ello buscamos encontrar re-gularidades en los contextos que nos permitan

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una lectura más coherente de repertorio queanalizamos.

Cerámica doméstica y organización política

Resulta interesante señalar que si bien exis-te una estandarización o ciertos cánones en laelaboración de formas, parece ser que los ma-teriales empleados para la manufactura de unmismo tipo, varían sin una regularidad gene-ral. Esta característica podría relacionarse a laexistencia de diferentes grupos productivos aso-ciados a diferentes técnicas de manufactura, locual en arqueología se conoce como alfares.Dicha heterogeneidad estaría reflejando ade-más, una libertad en la producción de cerámi-ca, al parecer exclusivamente utilitaria. Lo cualse debería por un lado, a la singular organiza-ción política del valle en comunidades semiautónomas. Pero además sería parte de una tra-dición que asocia la elaboración de cerámicadoméstica costeña, con una esfera productivalocal, libre de control estatal directo (Donnan1997, Shimada 1994, Rostworowski 2004,Mackey 2005, Prieto ms). Pese a ello, a juzgarpor nuestros datos, estos grupos de produccióncomparten ciertos cánones estilísticos, los mis-mos que nos permiten agruparlos dentro de latradición Mochica. Este punto aunque contra-dictorio, nos permite en realidad orientar estetema de la siguiente manera.

Si bien siempre se ha mencionado que es lacerámica doméstica la más renuente al cambio,es decir la que experimenta las transformacio-nes de modo más lento, parece que en este casopodemos hablar de formas características parael Mochica Medio y sobre todo para el MochicaTardío, cuya presencia permite relacionar loscontextos a un momento específico. Estas for-mas «típicas» –que no son el total de formasdomésticas-, no sólo ejemplifican un momentocomo el periodo Tardío, sino también parecendiferenciar fenómenos culturales más tardíoscomo en el Transicional, Lambayeque o Chimú(Donnan 1997, Prieto ms.). Aunque se ha argu-mentado en algunos casos, que esta caracterís-tica estática de la cerámica doméstica se debe auna tradición popular más antigua, profunda-mente arraigada en las costumbres de cada pue-blo, como por ejemplo el caso de la cerámicade tradición Gallinazo que parece subsistir encontextos domésticos del valle de Moche. Esta

es la situación de la cerámica doméstica delCentro Urbano de las Huacas de Moche, dondea través de los periodos II, III y IV, la cerámicadomestica no experimenta mayores cambios ysólo se marcan momentos a través de formasmás elaboradas. En este sitio se ha reconocidola imposibilidad de usar las formas utilitariascomo marcadores temporales (Gamarra yGayoso ms.).

Por otro lado, según los datos disponiblespara el periodo Mochica en particular, las for-mas con reminiscencias Gallinazo son insigni-ficantes en términos porcentuales para el valledel Jequetepeque4. Aunque son contextos fune-rarios de donde proviene nuestra muestra, nocontamos con datos de otros asentamientos don-de esta cifra sea más representativa. Tal vez lacerámica Gallinazo (o con reminiscencias Ga-llinazo), sea una particularidad sureña.

Por el contrario, es interesante observar elcaso de la cerámica utilitaria Chimú en San Joséde Moro. Prieto (ms.) en su análisis tipológicofilia la cerámica de las ocupaciones más tardíasdel A35 al periodo Chimú Tardío, dividiendoesta ocupación en A y B. Para la fase A las ollascarenadas son las más características, mientrasque para la fase B son las ollas denominadas«media campana» las más populares. Son pre-cisamente son estas formas las que le permitenubicar esta ocupación dentro del Chimú Tardíoy hay una correspondencia general de formascon otros asentamientos con ocupación Chimúdel valle bajo (Mackey 1983; Donnan 1997;Swenson 2004).

Una reflexión interesante acerca de la ce-rámica doméstica es el hecho de que si pode-mos identificar grupos culturales dominantes -cualquiera que sea su nivel de organización-, através de la cerámica doméstica, es inevitablepensar en cómo es que se producen estos cam-bios justamente en estos periodos culturales ytemporales. Esto no excluye la posibilidad deque algunas formas varíen muy gradualmente,ni significa en absoluto que las formas conspi-cuas sean un tipo completamente nuevo y sinprecedentes en la cerámica doméstica. Lo quese trata de hacer es responder a la pregunta,¿porqué razón es que se producen estos cambios?,¿por qué podemos identificar estas formas nue-vas como características de un periodo en es-pecial, más concretamente asociarlas a un gru-po cultural en específico?,¿responde esto a una

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racterísticas gallinazo en el valle, ambos, sonasentamientos del periodo Temprano y tienen elmayor porcentaje de cerámica de estas característi-cas, fenómeno que al parecer no se repite en las fa-ses tardías.

estrategia particular de cada grupo social, bus-cando plasmar de alguna manera su presenciaen la vida diaria de los pobladores comunes oviceversa?. Es evidente –como se ha mencio-nado líneas arriba-, que una estrategia comoesta, llevada a cabo de manera directa, es decircon gente controlando la producción del uten-silio diario, puede resultar costosa, ineficaz ytal vez fuera del alcance de las posibilidadesde estos grupos. Nos inclinamos a pensar queeste tipo de identificación era por un lado algotradicional, pero también encerraba en ello unaestrategia dirigida a la identificación social conel grupo, la presencia de cerámica doméstica -muchas veces característica-, en contextos fu-nerarios de bajo estatus, podría indicar esta in-tención de hacer explícita su afiliación social,su adhesión a un grupo. En todo caso es unaidea sobre la cual se podría trabajar a través deel estudio de la cerámica doméstica en distin-tos valles –en este caso de la costa norte-, don-de esperaríamos encontrar variantes locales jus-tificadas en toda secuencia, pero también unaregularidad que tipifique al grupo al cual seadscribe. Cabe la posibilidad sin embargo, queésta sea una característica exclusiva del valledel Jequetepeque. En todo caso creemos que esun tema que merece la atención de los especia-listas.

Notas1 Sin embargo la presencia de estas formas en

sitios como Pacatnamú o Sipán nos permitiría ha-blar de tipos para este periodo aunque la muestrade San José de Moro sea aun pequeña.

2 Las recientes excavaciones de una tumba deelite Mochica Medio en SJM (Ruiz 2006 en prensa)han expuesto un repertorio de piezas (cántaros ybotellas) hasta ahora hallados sólo en los contextosde Pakatnamú y Sipán , s iendo más cercanasestilísticamente al primer sitio. Estos nuevos datosañaden formas nuevas y aparentemente un nuevogrupo estilístico al repertorio de este periodo en SanJosé de Moro.

3 Como ya se ha mencionado anteriormente, sieste dato se compara con la cerámica obtenida tan-to de Dos Cabezas como de Mazanca (Donnan,2003), ambos asociados al período Mochica Tem-prano, las piezas del Mochica Medio de San Joséde Moro resultan también ser mucho más simplesen estilo y técnica.

4 Dos Cabezas y Mazanca son los únicos sitiosMohicas que presentan cerámica doméstica con ca-

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LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA FINAMOCHICA EN EL VALLE DEL

JEQUETEPEQUE

ENFOQUE TECNOLÓGICO, FÍSICO-QUÍMICO YEXPERIMENTAL

Agnès Rohfritsch

Introducción

Si bien la cerámica Mochica ha sido objetode numerosos estudios tipológicos y estilísticos(Uhle 1913; Kroeber 1925; Larco 1948), lasinvestigaciones sobre el material constitutivo(naturaleza de la arcilla, propiedades) y los pro-cedimientos técnicos empleados para transfor-marlo (preparación de la arcilla, moldeado delobjeto, decoración, cocción) son todavía esca-sas y dispares (Shimada 1994; Chapdelaine andal. 1995, 1997; Donnan y McClelland 1999).El conocimiento de estos aspectos tecnológi-cos constituye sin embargo, una fuente esen-cial de información para entender los modos deproducción y sociales de las sociedades queprodujeron tales objetos. Este estudio, además,se inserta en un ámbito de investigación mu-cho más amplio: el de «la historia de las técni-cas» (Lero i -Gourhan 1971; Gi l le 1978;Haudricourt 1987). Lamentablemente, el estu-dio de los materiales y de los procedimientostécnicos empleados, que se basa en la «lecturatecnológica» de los objetos (Pernot 1998;Fraresso 2004), no está siempre accesible a par-tir de simples observaciones visuales y algunasveces se necesita recurrir a métodos de análisisfísico-químicos empleados en laboratorios es-pecializados en el estudio de materiales anti-guos.

En 2005, se iniciaron distintos trabajos re-lativos al estudio de la producción de cerámicaen el marco de un doctorado sobre «la produc-ción de cerámica en el valle de Jequetepequedurante la época Mochica». Este trabajo se rea-liza dentro de un programa de cooperación cien-tífico dirigido por Rémy Chapoulie, profesor ala Universidad Michel de Montaigne Bordeaux3 (IRAMAT-CRPAA, UMR 5060, Bordeaux) yLuis Jaime Castillo, profesor de la PontificiaUniversidad Católica del Perú (Lima).

Temas de investigación

A partir de la década de 1990, los trabajosrealizados sobre la costa norte del Perú demos-traron que la sociedad mochica no era organi-zada alrededor de un único centro político(Larco 2001), sino que habría estado compues-ta, en realidad, por al menos dos grandes re-giones: la Región Mochica Norte y la RegiónMochica Sur, cada una con un desarrollo inde-pendiente y características materiales particu-lares (Castillo y Donnan 1994).

Di fe ren tes resu l tados reg is t rados enexcavaciones de proyectos arqueológicos desa-rrollados en la costa norte peruana permitieronprecisar aun más este postulado, revelando la

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existencia de subdivisiones regionales en estaregión. Los tres grandes valles de la región nor-te (Jequetepeque, Lambayeque y Piura) pare-cen corresponder cada uno a distintas organi-zaciones políticas independientes (Castillo yUceda ms.).

Hoy en d ía , los es fuerzos de losarqueólogos se concentran en encontrar nuevosmétodos de estudio para mejorar el entendi-miento de la organización política y social decada una de las entidades mochicas que con-formaron esta compleja sociedad. Uno de estosmétodos consiste en estudiar individualmenteel desarrollo de los grandes valles del norte,mediante el estudio estilístico y tecnológico delos materiales arqueológicos procedentes devarios sitios ubicados en una misma región. Estetipo de trabajo de largo plazo, debería en el fu-turo aportar numerosos datos comparativos paraafirmar o rechazar las hipótesis actuales y con-tribuir al entendimiento de los modos de orga-nización política, económica y social de losmochicas. Presentaremos en este informe losprimeros resultados obtenidos sobre el estudiode dos tipos de cerámica mochica (Temprana yTardía) del valle de Jequetepeque.

Uno de los aspectos tratados en este estu-dio es el de los procedimientos de fabricaciónempleados por los alfareros mochicas, siendoel objetivo resaltar o no las particularidadestécnicas de la cerámica encontrada en distintossitios Mochicas del valle de Jequetepeque (DosCabezas, San José de Moro, Pacatnamú).

Otro aspecto de este trabajo se refiere a laexplotación de los recursos en materias primasen el territorio del valle de Jequetepeque. Esdecir, nuestro objetivo es estimar el potencialgeológico de los recursos disponibles en el va-lle. Por otra parte, partiendo del hecho que setrabataba de una sociedad con marcadas jerar-quías sociales, cabe preguntarse cómo se orga-nizaba la producción artesanal (talleres, cade-nas operatorias, genero, etc.) y quienes contro-laban las diferentes etapas de la producción (ad-quisición de los recursos, fabricación, decora-ciones, cocción, etc.). Estas interrogaciones setornan importantes en el intento de definir elestatus y los roles de ciertos alfareros mochicas,así como al discutir los modos o influencias decontrol de las elites en la producción de los apa-ratos ideologicos del poder (DeMarrais et al.1996).

Metodología general

La metodología elegida para llevar a caboestos estudios es pluridisciplinaria puesto quecombina a la vez los métodos de la arqueolo-gía, física-química, etnografía, geología y tra-bajos experimentales. La elección de recurrir aestos distintos campos de investigación es re-sultado de las distintas problemáticas anterior-mente expuestas.

Abordaremos las cuestiones relativas a lastécnicas de fabricación de las cerámicas, si-guiendo 4 perspectivas:

1) La perspectiva arqueológica, que pasapor el estudio de los contextos de producciónencontrados en las excavaciones (talleres o sim-ples áreas de producción doméstica). A estoscontextos pueden asociarse las herramientas(moldes, pulidores, platos de alfarero, vasijasde almacenamiento para el agua, etc.) emplea-dos en la fabricación de cerámicas, o tambiénalgunas materias primas (arcillas, pigmentos,desgrasante).

2) La perspectiva arqueométrica, que co-mienza por una observación atenta de los obje-tos con el fin de evidenciar posibles rastros vin-culados con su fabricación (zonas de ensamblajede distintas partes de la vasija, orientación pre-ferencial de los granos en la pasta, huellas dealisado, de pulido, etc.). Estas primeras obser-vaciones se complementan con un estudio másdetenido del propio material gracias a métodosfísico-químicos de la ciencia de los materialesque permiten caracterizar las materias primasempleadas, así como identificar índices relati-vos a su transformación durante el proceso defabricación del objeto.

3) En el marco de estos trabajos, nos pare-ció esencial también recurrir a la perspectivaetnográfica, que puede proveer de informacio-nes complementarias en cuanto a la producciónartesanal. Este tipo de enfoque permite obtenernuevos elementos de respuesta relativos al tra-bajo de los artesanos en las sociedades antiguas,estableciendo una analogía entre el trabajo ac-tual de los mismos y lo que se observa en elregistro arqueológico o, caso contrario, susci-tar nuevas interrogantes.

4) Por último, presentaremos también losprimeros trabajos de campo realizados durantela Temporada 2006 de SJM en una

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perspectiva experimental, dado que la consi-deramos indispensable para analizar las teoríaspreviamente elaboradas sobre la fabricación deun objeto.

Finalmente, en cuanto a la explotación delos recursos en materias primas en el territo-rio del valle de Jequetepeque, la primera etapaconsistió en realizar prospecciones en distin-tos lugares del valle con el fin de recoger arci-llas procedentes de distintas fuentes.

Contextos arqueológicos vinculados a laproducción de cerámicas finas mochicas

en San José de Moro

En el estado actual de las excavaciones rea-lizadas en el sitio de SJM, aun no se ha identi-ficado ningún contexto asociado a la produc-ción de cerámica fina mochica. A pesar de ello,varios autores concuerdan en decir que las nu-merosas vasijas de línea fina de la fase MochicaTardía encontradas en distintos sitios de la re-gión Mochica Norte proceden de SJM (Castilloy Donnan 1994; Donan y McClelland 1999). Laausencia de talleres alfareros en este sitio es uncabo suelto en nuestra investigación. Sin em-bargo, esto puede explicarse en el hecho quehasta ahora la gran mayoría de las excavacionesarqueológicas llevadas en este sitio se han con-centrado principalmente en los sectores fune-rarios y ceremoniales. Ahora bien, es frecuen-te, en numerosas civilizaciones, constatar quelas zonas de producción artesanal se sitúan ge-neralmente en lugares o cerca de los lugares dehabitación, pudiendo el taller ser incluso el lu-gar de residencia del artesano (Pernot, Fraresso,comunicación personal).

Análisis de cerámica en laboratorio:Primeros resultados

Los análisis aquí presentados se realizaronen e l Ins t i tu t de Recherche sur lesArchéomatériaux de l’Université Michel deMontaigne de Bordeaux. En el estado actual deeste estudio, se analizaron 32 muestras de ce-rámica: 8 son muestras de cerámica MochicaTemprano procedente del sitio de Dos Cabezas,y 24 son muestras de cerámica Mochica Tardíoprocedente del sitio de San José de Moro1.

Muestras

Entre las 8 muestras de Dos Cabezas, 6 sonfragmentos (DC 1- DC 6) procedentes de dis-tintos sectores del sitio y no pertenecen a vasi-jas completas (cuadro 1; fig.1). Las otras dosmuestras son fragmentos de arcilla cruda pro-cedentes de una fina capa de arcilla que rodea-ba el fardo que contenía el cuerpo del difuntode la Tumba 2, la más elaborada de las tumbasdescubiertas en Dos Cabezas (Donnan 2003).

Entre las muestras de San José de Moro, seseleccionaron 12 fragmentos pertenecientes ala categoría de las botellas con asa estribo detipo Línea Fina (cuadro 2; fig.2 y 3). Estos frag-mentos proceden del área 38, cuya excavaciónempezó en 20052.

La selección de estas muestras se realizódurante la temporada de excavaciones 2005, conla ayuda de Aude Plantey (CRP2A, UniversitéBordeaux 3)3.

Métodos de análisis

La etapa previa en cualquier análisis decerámica sigue siendo la observación visual yatenta de los tiestos en cuestión, lo que nos dauna primera idea de la textura de la pasta (máso menos fina, más o menos desgrasada, etc.),

Ref. Ref. Dos Cabezas Descripción Fechado

DC 1 A50Frag. de botella asa estribo representando un ave (pata)

Mochica Temprano

DC 2 A50Frag. de botella asa estribo representando un felino (uña)

Mochica Temprano

DC 3 A50

Frag. de botella asa estribo representando el “Animal Lunar” (oreja)

Mochica Temprano

Frag. de vaso con decoración de voluta.Forma no identificada

DC 5 A50Frag. de botella asa estribo representando un ave (pico)

Mochica Temprano

Frag. de vaso con decoracion circularForma no identificada

DC 7Frag. de arcilla cruda Descubierto en una

tumba Mochica Temprano

DC 8Frag. de arcilla cruda Descubierto en una

tumba Mochica Temprano

DC 4 A50Mochica Temprano

DC 6 A50Mochica Temprano

Cuadro 1. Lista y descripción de las muestrasde Dos Cabezas.

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Figura 1. Fragmentos de cerámicas finas MochicaTemprano procedentes de Dos Cabezas.

del tipo de decorado empleado (decorado pin-tado, por incisiones, moldeado, modelado, etc.)o también de la técnica de cocción (color de lapasta, diferencias de oxidación entre los már-genes internos y externos del tiesto, zonas de«coup de feu» o «firecloud»). A estas primerasobservaciones se añaden una serie de análisisfísico-químicos que permiten caracterizar elmaterial empleado y definir las transformacio-nes sufridas por éste durante el proceso de fa-bricación de las vasijas.

La mayoría de los análisis efectuados alCRP2A son de carácter destructivo4, por ellocada fragmento fue fotografiado, medido, pe-sado y dibujado con el fin de conservar el ras-tro de su aspecto original antes de su prepara-ción para análisis. Sin embargo, aunque sea

destructiva, recordamos que la muestra prepa-rada sigue siendo parte integrante del objeto ar-queológico.

Para este estudio, recurrimos a distintosmétodos de laboratorio, cada uno empleado conun fin preciso y para responder a la problemá-tica anteriormente expuesta.

El primer trabajo realizado consistió en pre-parar las muestras en forma de láminas espe-sas. La toma de muestra se efectuó por mediode una sierra de hilo diamantado que permitiórealizar un corte preciso y poco agresivo paralos tiestos. Luego las secciones conseguidasfueron rectificadas para obtener dos caras per-fectamente paralelas. Luego se realizó una se-rie de etapas de pulidos con papeles abrasivosde distintas granulometrías (de 40 a 3 µm) paraobtener superficies perfectamente planas y lim-pias.

Las primeras observaciones visuales de lapasta fueron efectuadas con un microscopioóptico y por cátodoluminescencia5. Las imáge-nes conseguidas permiten estudiar :- el desgrasante: aspecto, dimensiones, canti-

dad6.- la pasta (matriz arcillosa): color, porosidad.- los tratamientos de superficie: pulido, alisa-

do, engobe, pintura.Estas primeras observaciones fueron com-

plementadas por observaciones en microscopiaelectrónica de barrido (MEB). El aparato utili-zado en laboratorio es un microscopio electró-nico de presión variable JEOL 6460 LV. Lasobservaciones realizadas para este estudio seefectuaron en modo «low vaccuum», lo quepermite no metalizar las muestras7. Por otra par-te, con el fin de obtener informaciones sobrelos contrastes químicos de los diferentes mate-riales estudiados, se observaron las muestras ensección en modo electrones retrodispersados(imágenes BSE).

Los análisis de composición elemental delos distintos constituyentes de la cerámica (pas-ta, desgrasante, engobe y pintura8) fueron rea-lizados gracias a un sistema de espectrometríade rayos X en dispersión de energía acopladoal microscopio electrónico de barrido (MEB/EDS). Los análisis se realizaron a importanteampliación de observación, hasta una superfi-cie de 1µm2 en «modo spot» (análisis puntual).Es te s i s tema permi te también obtenercartografías de rayos X o mapa de la

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resolución para los pequeños ángulos (ánguloscaracterísticos de los minerales arcillosos).

El estudio de las temperaturas de cocciónfue complementado por una observación atentade los colores visibles sobre el corte de la cerá-mica, los cuales dan información sobre las at-mósferas de cocción. En efecto, la cocción deuna cerámica puede dividirse en tres etapas: lasubida de temperatura, el palier o intervalo decocción, y la bajada de temperatura, o etapade enfriamiento. Según la terminología emplea-da por M. Picon, la palabra « cocción » repre-senta la subida de temperatura y el palier decocción (si hay uno), mientras que el enfria-miento es calificado de «post-cocción». Duranteestas etapas, la atmósfera al interior de la es-tructura de cocción se transforma en funciónde la cantidad de oxígeno disponible. Cuandoeste oxígeno está presente en gran cantidad, losóxidos de hierro contenidos en la arcilla setransforman en óxidos férricos (Fe2O3), dandoasí a la cerámica un color de tinte rojo. Si, alcontrario, el oxígeno está presente en baja can-tidad, estos óxidos de hierro se transforman enóxidos ferrosos (Fe3O4), lo que confiere a lapasta un color gris a negro. Por esta razón, ha-blamos, en el primer caso, de una atmósferaoxidante y, en el segundo caso, de atmósferareductora (Picon 1973 ; Echal l ie r 1984 ;Martineau y Pétrequin 2000).

El «modo de cocción» hace referencia a lacombinación de estas diferentes atmósferas enel transcurso de una misma cocción. El modoA9, por ejemplo, corresponde a una «cocción»en atmósfera reductora y una «post-cocción» enatmósfera oxidante. Durante la subida de tem-peratura y el palier de cocción, la combus-tión de la leña necesita una gran cantidad deoxígeno de modo que no es efectivo para la pas-ta. Durante el enfriamiento, la combustión sedetiene y el oxígeno puede reaccionar con losóxidos de hierro contenidos en la pasta. Si esteenfriamiento es demasiado lento, la totalidaddel espesor de la pared del vaso será oxidada,dando un color rojo. De ser contrario, este en-friamiento será más rápido y la matriz negra po-drá subsistir en el espesor de la pared así comoal nivel del margen interno, hecho que sucedesi el vaso es de forma muy cerrada o si las va-sijas están posicionadas al revés o apiladas enel horno (Martineau y Pétrequin 2000).

Por todas las observaciones expuestas,

Ref. Ref. PASJM Descripción Fechado

SJM 1 A38-009-C2-Fc05-75

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 2 A38-020-C3-R1-Fc02-14

Frag. de asa de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 3 A38-020-C3-R1-Fc02-30

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 4 A38-039-C4-R3-Fc01-54

Frag. de asa de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 5 A38-039-C4-R3-Fc01-55

Frag. de asa de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 7 A38-052-C5-Fc01-111

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 8 A38-052-C5-Fc01-119

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 11 A38-079-C6-Fc04-66

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 12 A38-080-C6-R2-Fc02-17

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 15 A38-092-C7-R4-Fc01-4

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 18 A38-092-C7-R4-Fc01-10

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 19 A38-092-C7-R4-Fc01-13

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 24 A38-C8-Fc02-73

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 25 A38-C8-Fc02-74

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

SJM 26 A38-C8-Fc02-75

Frag. de panza de botella con asa estribo Línea Fina

Mochica Tardío

Cuadro 2. Lista y descripción de las muestras decerámica Línea Fina de San Jose de Moro.

distribución de un elemento elegido y conteni-do en la muestra, sobre una capa superficialcerca de 1 a 2 µm de grosor.

La identificación de las inclusiones se rea-lizó gracias a la correlación de los datos obte-nidos por cátodoluminiscencia, de los análisispor espectrometría Raman8 y de los análisis decompos ic ión e lementa l rea l izados enespectrometría de rayos X.

Una identificación más precisa de las es-pecies cristalinas presentes en la cerámica, quepermite una evaluación de las temperaturas decocción de las vasi jas , fue real izada pordifracción de rayos X sobre polvo. Estos análi-sis fueron realizados por el Sr. Stanislav Pécheval Institut de Chimie de la Matière Condenséede Bordeaux 1 . El aparato utilizado fue undifractómetro PANalytical X’ Pert MPD congeometría Bragg-Brentano (è-è) equipado de unanticátodo de cobre que produce una radiaciónX monocromática (raya Ká del Cu) y de un de-tector X’ Celerator con monocromador poste-rior. Sólo el fragmento de barro crudo DC 8 seanalizó con ayuda de otro tipo de difractómetro(raya Ká1 del Cu sin monocromador posterior;geometría Brag-Brentano è-2è) cuyas caracte-rísticas permiten obtener una mejor

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189PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

de tipo potásico también son numerosos. Paraalgunas muestras, notamos también la presen-cia de feldespatos sodo-potásicos.

En las pastas de las cerámicas de SJM, con-trariamente a las de Dos Cabezas, se observaque estos feldespatos presentan zonas de alte-ración bastante señaladas. Este fenómeno dealteración constituye un criterio que permitedistinguir el desgrasante de las pastas de cerá-mica de SJM de aquel presente en las pastas decerámica de Dos Cabezas.

Entre los «minerales accesorios»10 presen-tes en las pastas de la cerámica, se encuentranprincipalmente carbonatos de calcio, silicatos11,fosfatos de calcio de tipo apatita y óxidos me-tálicos (cuadro 4).

consideramos que los colores observables so-bre el corte de una cerámica reflejan el modode cocción empleado, y al mismo tiempo nosacerca a las carac te r í s t icas qu ímicas ,cristalográficas y morfológicas del vaso estu-diado.

Identificación de materiales y técnicas

Las cerámicas analizadas en este trabajo secaracterizan por la presencia de un desgrasantecons t i tu ido pr inc ipa lmente de cuarzos yfeldespatos (cuadro 3). Los feldespatos identi-ficados son de naturaleza variada. La categoríamás representada es la de los feldespatos cal-co-sódicos (plagioclases). Los feldespatos

Figura 2. Fragmentos de asas de cerámicas Mochica Tardío de tipo Línea Fina procedentes de San Jose de Moro.

Figura 3. Fragmentos de panzas de cerámicas Mochica Tardío de tipo Línea Fina procedentes de San Jose de Moro.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 190

calco-sódicos potasicos sodo-potasicos

DC 1 *** *** **DC 2 *** *** **DC 3 *** ** **DC 4 *** *** **DC 5 *** *** **DC 6 *** *** ** *SJM 1 *** *** **SJM 2 *** ***SJM 3 *** ** **SJM 4 *** *** **SJM 5 *** ** *SJM 7 *** **SJM 8 *** ** ** *

SJM 11 *** ***SJM 12 *** ** **SJM 15 *** ** *SJM 18 *** ***SJM 19 *** ** **SJM 24 *** ***SJM 25 *** *** *SJM 26 *** *** ***

Muestras QuarzosFeldespatos

Piroxenos Biotitas Anfiboles Distenas Andalucitas Esfenas Oxidos de

hierro Ilmenita

DC 1 * * * * *DC 2 * * *DC 3 * * *DC 4 * * *DC 5 * * * *DC 6 * *SJM 1 * * * * * * *SJM 2 * *SJM 3 * * *SJM 4 * *SJM 5 ** * *SJM 7 * *SJM 8 *SJM 11 ** * *SJM 12 *SJM 15 * *SJM 18 * * *SJM 19 * * *SJM 24 * * ** *SJM 25 ** *SJM 26 * * * * *

Oxidos metalicosMuestras Carbonatos de calcio

SilicatesApatita

Cuadro 4. Naturaleza de los minerales accesorios que constituyen el desgrasante de las cerámicas de Dos Cabezas ySan José de Moro (** : poco numerosos ; * : escasos).

Cuadro 3. Naturaleza de las principales inclusiones queconstituyen el desgrasante de las cerámicas de Dos

Cabezas y San José de Moro (*** : muy numerosas ;** : bastante numerosas ; * : poco numerosas).

Los carbonatos de calcio, que presentan unaluminescencia de roja a anaranjada intensa encátodoluminiscencia, aparecen solamente enmuestras de San José de Moro, con frecuenciasmuy variables. En algunas muestras, como laSJM 5, son relativamente numerosos y puedenalcanzar elevadas granulometrías (entre 500 y800 ìm). En otros casos, son escasos y de bajagranulometría. Allí también se trata de un cri-terio que permite distinguir las pastas de SJMde las de Dos Cabezas.

Las primeras observaciones en microscopiaóptica y electrónica permiten constatar que estedesgrasante está presente en gran cantidad (ar-cillas magras). La fracción de superficie repre-sentada por este desgrasante con relación a lapasta es de 23 a 35% para las cerámicas de DosCabezas, con una granulometría relativamentehomogénea cuya media se sitúa alrededor de150 ìm. En la muestras de San José de Moro, elporcentaje de inclusiones observadas en secciónes más variable, con valores comprendidos en-tre 15 y 38 %, y las desviaciones en el prome-dio del diámetro de estas inclusiones son másimportantes que en las muestras de Dos Cabe-zas.

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Los dos fragmentos de barro crudo proce-dentes de Dos Cabezas, contrariamente, estánconstituidos solamente por arcilla y no contie-nen ninguna inclusión (arcilla grasa). Además,el análisis químico de estas arcillas pone enevidencia que ellas son menos ricas en calcioque las pastas cerámicas procedentes del mis-mo lugar (fig.4). Tal parece que esta arcilla noes de la misma naturaleza que la utilizada parala fabricación de las vasijas de este sitio. Esteanálisis químico permite también distinguir lascerámicas de pasta roja (DC 5 y DC 6) y depasta negra (DC 1 y DC 2), que contienen entre5 y 10% de calcio, de la cerámica de pasta másclara, como la muestra DC 4 (pasta rosada) quecontiene aproximadamente 12% de calcio. Su-brayamos que la muestra DC 3 (pasta blanca)se aparta claramente del promedio de muestreocon un contenido en calcio más importante, cer-ca de 20 %.

Las pastas de las cerámicas de San José deMoro muestran también variaciones importan-tes de concentración de calcio. Este elementopermite distinguir dos grupos: 1) un grupo decerámica de pasta calcárea, con 5 a 10% de cal-cio, 2) un grupo de cerámica no calcáreas, quecontienen menos de 4% de calcio (fig.4).

Figura 4. Diagrama binario presentando las proporciones de Fe2O3 y CaO de las pastas cerámicas de Dos Cabezas etSJM y de los fragmentos de barro crudo de la tumba 2 de Dos Cabezas (en % de óxidos).

Estas variaciones de concentración de cal-cio en las pastas de SJM no parecen ser el re-sultado de una alteración, sino parecen indicarmás bien diferencias de composición químicaen las arcillas empleadas para la fabricación deestas vasijas. Sin embargo, estas diferenciassiguen siendo poco marcadas para afirmar queestos dos tipos de arcillas proceden de fuentesdiferentes. Además, algunos estudios relativosa las variaciones de composición química quese pueden observar en un mismo depósito dearcilla demostraron que las diferencias más sig-nificativas se sitúan al nivel de la proporciónde calcio (Buko 1984).

El estudio de los engobes y pinturas utili-zados en la decoración de las vasijas demostróque los engobes blancos se realizaban a partirde una arcilla muy calcárea (hasta 30% de CaO).En cuanto a las pinturas rojas de las vasijas Lí-nea Fina de SJM, su composición elemental nosindica que los pigmentos utilizados son óxidosde hierro mezclados a una arcilla muy diluida(leche de arcilla).

Según los aná l i s i s rea l izados por C.Chapdelaine y R. Mineau (Chapdelaine, Mineauy Uceda 1997), los mismos métodos o recetas,se utilizaban para la preparación de los engobes

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 192

blancos y rojos de cerámicas de la fase MochicaIV procedentes de la Huaca de Luna, en el va-lle de Moche. Los engobes blancos se realizana partir de arcillas ricas en calcio, mientras quelos engobes rojos son obtenidos por la adiciónde óxidos de hierro a una arcilla muy diluida.

Para una de las muestras de Dos Cabezas,se observa un método diferente. La pintura rojaaplicada a la superficie de la vasija DC 3, sinengobaje previo, se distingue claramente delmétodo empleado para decorar las vasijas delínea fina. La textura es vitrificada (fig.5) y pre-senta un contenido en hierro menos importan-te. Además, la pintura es más rica en alcalinos(K2O + Na2O > 10%) (fig.6). Ahora bien, losalcalinos, que tienen la propiedad de actuarcomo fundentes, permiten también bajar la tem-peratura de fusión de una arcilla (Picon 1973;Echallier 1983). Entonces, su presencia en pro-porciones más importantes en la pintura, puedeser deseada y voluntaria, responde al fin de ob-tener un producto que se vitrifica más durantela cocción. Sin embargo, queda por saber si estaproporción más importante es el resultado deun añadido voluntario de fundentes (cenizas,orinas) en la pasta de parte del artesano, o deluso deliberado de una arcilla naturalmente ricaen alcalinos.

Concerniente a los procedimientos de coc-ción, los colores de pasta observados en sec-ción muestran el empleo de distintos métodosde cocción. Las cerámicas de pasta negra de DosCabezas (DC 1 y 2) fueron obtenidas medianteuna cocción y un enfriamiento en atmósfera

Figura 5. Imagen en microscopia electrónica de barrido(modo electrones retrodispersados) de la cubierta

arcillosa vitrificada que constituye el decorado de lamuestra DC 3.

reduc tora (Montagu 1982; Mar t ineau yPétrequin 2000), mientras que las pastas quevan de rojas hasta rosadas son el resultado deuna cocción reductora seguida de un enfria-miento en atmósfera oxidante (Picon 1973;Montagu 1982; Echallier 1984). Al final de lacocción strictu sensu, la cerámica tiene un co-lor negro. Pero durante el enfriamiento (postcocción), el aire que entra en la estructura decocción permite al hierro contenido en la pastareoxidarse, lo que conduce a la obtención decolores comprendidos en una gama del rojo alrosado. El color rosado de la muestra DC 4 seexplica por su contenido en calcio, elementoque tiende a aclarar el color de las pastas (Picon1973), un poco más elevado que la de las mues-tras DC 5 y 6.

La mayoría de los fragmentos de cerámicade línea fina de SJM presentan, en su sección,la coloración típica de una cocción reductoraseguida de un enfr iamiento en atmósferaoxidante. En efecto, podemos observar una co-loración bipartita: gris en el margen interno yrojo a anaranjado en el margen externo (fig.7).La coloración gris resulta de la fase reductorade cocción, mientras que la coloración roja aanaranjada resulta de la reoxidación de la pastadurante la post cocción (o enfriamiento). Se tra-ta de vasijas de forma muy cerrada, de donderesulta un fenómeno de oxidación que se pro-duce desde la pared externa hacia la pared in-terna, y no desde las paredes internas y exter-nas hacia el centro como en el caso de las vasi-jas de forma abierta (Picon 1973; Martineau yPétrequin 2000).

El barniz arcilloso vitrificado, que consti-tuye el decorado de la vasija DC 3 y presentaun color rojo, nos lleva a pensar que la cocción(subida de temperatura y palier de cocción) serealizó en atmósfera oxidante, o al menossemioxidante. En efecto, al vitrificarse un bar-niz durante la cocción, este adquiere un colorque depende de la atmósfera dentro del hornoen el momento de esta vitrificación. Luego,cualquiera sea la atmósfera durante el enfria-miento, este color ya no cambiará. (Picon 1973 ;Echallier 1984). La obtención de tal atmósferadurante la cocción requiere la utilización de unhorno que permita una cocción por radiación(ej.: horno con tuberías) o que implique una bó-veda perforada de numerosas aperturas, permi-tiendo así que penetre una gran cantidad de

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193PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

oxígeno dentro del horno durante la cocción(Montagu 1982 : 23).

Los diagramas de difracción de rayos Xobtenidos para algunas muestras de este estu-dio muestran la presencia de anortita, indican-do el uso de temperaturas de cocción superio-res a 850°C. Para algunas muestras, esta fasemineral se acompaña también de illita. Así, paraestas muestras, la temperatura de cocción debeconsiderarse como inferior a 950-1000°C, pues-to que a partir de estas temperaturas la illita yano se detecta en difracción de rayos X (Périnet1960; Maggetti 1982).

Las diferentes observaciones realizadas eneste estudio subrayan primero que los alfarerosmochicas poseían un muy buen conocimiento

Figura 6. Histograma de composición elemental (en % de óxidos) de la pasta y de la pintura de la muestra DC 3.

Figura 7. Imagen, en microscopia óptica, de unasección de cerámica Línea Fina procedente de SJM. Ladiferencia de color entre los márgenes interno y externo

del tiesto es prueba de una cocción en atmósferareductora seguida de un enfriamiento en atmósfera

oxidante.

de las materias primas que tenían a su disposi-ción y que sabían adaptar estas materias pri-mas para efectos deseados. Además, el ejemplode la muestra DC 3 demuestra que las cerámi-cas de pasta blanca, contrariamente a lo acep-tado, no se realizaban necesariamente a partirde caolín. En el caso de esta muestra, el colorblanco se obtuvo a partir de una arcilla calcáreacocida a alta temperatura12, lo que demuestratambién que los alfareros mochicas solían con-trolar los modos de cocción de las vasijas. Losdistintos métodos de cocción anteriormente re-saltados, muestran la capacidad de los alfare-ros para alcanzar temperaturas bastante eleva-das (del orden de 950-1000°C) y experimentarcon las atmósferas de cocción para obtener dis-tintos colores de vasijas. Se constata tambiénque la mayor parte de estas vasijas se cocían enhornos complejos, de los cuales no tenemosmucha información. Cabe mencionar que lastécnicas de cocción empleadas ya desde el pe-riodo Mochica Temprano no son primitivas sinoque al contrario atestiguan de un alto nivel detecnicidad.

Prospecciones

Se llevaron a cabo prospecciones en el te-rritorio ubicado entre el Río Chamán y el RíoJequetepeque, en el departamento de la Liber-tad. Anteriores prospecciones arqueológicasrealizadas en esta zona habían puesto en evi-dencia la existencia de sistemas de irrigación apartir de la época Mochica (Turpin, Eling y

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 194

muestras de arcilla procedentes de 11 sitios di-ferentes (f ig.8).

Por otra parte, a partir de los datos de aná-lisis físico-químicos de cerámica fina proceden-tes de los sitios de SJM y Dos Cabezas, había-mos podido enunciar una serie de elementoscaracterísticos de las materias primas emplea-das en la fabricación de estas vasijas. Uno delos elementos más destacados fue el empleo deuna arcilla rica en calcio para la realización dela cerámica blanca de época Mochica Tempra-na o de los engobes blancos de la cerámica delínea fina de la época Mochica Tardía. Dos hi-pótesis se planteaban entonces: 1) los alfarerosmochicas empleaban arcillas naturalmente ri-cas en calcio; 2) añadían materias calcáreas aarcillas pobres en calcio. Esta es la razón porla cual, además de proceder a un estudio de lasarcillas disponibles en el valle de Jequetepeque,pretendimos también localizar fuentes de ma-te r ias ca lcáreas . A par t i r de los mapasgeológicos disponibles, pudimos ubicar distin-tos macizos calcáreos situados en la parte me-dia del valle y dos de ellos fueron objeto deprospecciones: Quebrada Chorroca y Talambo(fig.9). El análisis de estas materias calcáreasse realizará próximamente.

Figura 8. Vista aérea del valle de Jequetepeque y localización de los diferentes sitios prospectados(Fuente : Google Earth).

Matos 1986), de modo que esta zona irrigadacorrespondería a una zona susceptible de habersido ocupada por los Mochicas, lo que confir-ma la localización de los sitios actualmente co-nocidos en este valle. Por esta razón, las pros-pecciones realizadas se limitaron a este sector.

Por supuesto, estos trabajos de irrigaciónimplicaron, en el transcurso de los siglos, im-portantes modificaciones en los depósitos dearcilla. En efecto, dado que se abastecieron loscanales establecidos por las aguas del ríoJequetepeque, las arcillas procedentes de estevalle se transportaron poco a poco en toda lazona de irrigación, cubriendo así los depósitosmás antiguos. Era importante tener en cuentaeste aspecto antes de proceder a cualquier pros-pección en esta zona. Así se realizó un estudiogeológico preliminar con la ayuda del Sr. Car-los Bustamante Camacho, geólogo asociado alProyecto SJM.

Estos primeros trabajos estuvieron acom-pañados de averiguaciones y entrevistas con loshabitantes de la región para obtener informa-ciones sobre las distintas fuentes de arcillas co-nocidas y que actualmente son utilizadas poralgunos artistas o artesanos. Entre los numero-sos sitios prospectados, hemos recolectado

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195PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Figura 9. Rocas calcáreas en el sitio de Talambo.

Experimentación y observacionesetnográficas

En esta fase de la investigación se contócon la colaboración del Sr. Julio Ibarrola, cera-mista que trabaja en SJM, con quien realiza-mos experimentos a partir de las arcillas reco-gidas en el valle de Jequetepeque. No se tratarealmente de experimentos completamente ar-queológicos, sino de simples observaciones re-lativas a las materias primas recogidas, y, porotra parte, tratamos de observar los métodos ylas herramientas empleados por Julio para lafabricación de réplicas de cerámicas arqueoló-gicas.

Este trabajo, que empezó durante la tem-porada 2006, se continuará durante las próxi-mas temporadas.

Preparación de las arcillas

Se preparararon las diferentes arcillas co-lectadas en forma de muestras para luego a sercocidas. Con este fin, hemos seguido los pasosempleados por el Sr. Julio Ibarrola, lo que nos

permitió también observar la cadena operatoriaoptada por este artesano13.

En primer lugar, se machacó cada arcillaen un mortero de piedra (fig.10); luego se mez-cló con agua para obtener una pasta. A conti-nuación se colocó cada pasta obtenida entre dostejidos y se aplanaron con un rodillo para obte-ner placas de 5 a 8 mm de espesor14 (fig.11). Eluso de tejidos permite evitar que la arcilla sepegue al rodillo. Esta técnica parece haber sidoempleada por los antiguos Mochicas ya que al-gunas vasijas de línea fina encontradas en SJMpresentan todavía las improntas de tejido en suscaras internas. Esta técnica permite obtener pla-cas de arcilla de pequeños espesores que luegose aplicaron en el molde.

Por razones de tiempo, no fue posible fa-bricar una vasija con esta técnica para cadamuestra de arcilla recogida. La solución adop-tada consistió en preparar, a partir de las pla-cas formadas previamente con el rodil lo,plaquitas de tamaño estándar con un «sacabo-cados» circular de 7 cm de diámetro (fig.12).Este simple trabajo de modelado permitió pro-bar la maleabilidad de las arcillas que teníamosa nuestra disposición. Así pudimos constatarque la mayor parte de estas arcillas presentabauna buena plasticidad, lo que las hacía fácilesde trabajar y aptas para ser utilizadas en la fa-bricación de una vasija. Las muestras prepara-das son actualmente estudiadas en el laborato-rio y serán comparadas con resultados obteni-dos sobre las pastas de cerámica mochica.

Cocciones

Durante esta temporada, se realizaron di-ferentes cocciones a partir de las muestras dearcilla que disponíamos. Éstas se llevaron acabo en el horno que utiliza Julio Ibarrola paracocer sus vasijas. Se trata de un horno cerradoconstruido en ladrillos de adobes (fig.13) yconstituido de una cámara de cocción separadadel fogón por una rejilla metálica que desem-peña el papel de solera (fig.14 y 15). Tal es-tructura corresponde al tipo de horno que ge-neralmente se emplea para obtener coccionesen modo A, es decir una cocción reductora se-guida de una post cocción oxidante. Ahora bien,a partir de los resultados obtenidos en el labo-ratorio y relativos a los procedimientos de coc-ción utilizados en la fabricación de las

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 196

Figura 10. Molienda de la arcilla con un morterode piedra.

Figura 11. Modelado de la arcilla en forma de placa.

Figura 13. Horno construido en ladrillos de adobes porJulio Ibarrolla para la fabricación de réplicas de

cerámicas mochicas procedentes de SJM.

Figura 14. Interior del horno.

Figura 12. Realización de plaquitas de arcilla de tamaño estándar con un sacabocados.

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197PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Figura 15. Esquema de un corte transversal del horno.

Figura 18. Esquema del dispositivo empleado paracocer vasijas dentro de ollas.

Figura 19. Tipo de olla utilizado en lasexperimentaciones de cocción en SJM (Foto: G.

Prieto).

Figura 16. Posicionamiento del termopar utilizado paramedir las temperaturas dentro del horno durante la

cocción.

Figura 17. Gráfico representando las temperaturas dentro del horno durante la cocción.

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vasijass finas de Jequetepeque, especulamosque la gran mayoría de las piezas estudiadas eracocida probablemente en modo A (Rohfritsch,ms.). Era entonces interesante poder observarel funcionamiento y el manejo de una coccióncon un horno de este tipo. Además, las mues-tras cocidas en este horno podrán ser compara-das con los ejemplares arqueológicos.

Una de las primeras interrogaciones relati-vas a este tipo de horno concernía la tempera-tura máxima que tal estructura permite alcan-zar. Las temperaturas adentro del horno se mi-dieron con un termopar colocado a media altu-ra de la pared, es decir al mismo nivel que lasmuestras que debían ser cocidas (fig.16). Comono disponíamos de un aparato que permitieraobtener una medida continua de las temperatu-ras a lo largo de la cocción, el método elegidofue efectuar una lectura de estas temperaturascada 15 minutos. La información de este modorecogida nos ha permitido trazar una curva delas temperaturas en función del tiempo (fig.17).La observación de la curva obtenida permite se-guir las distintas etapas de la cocción:

1) Calentamiento del horno. Esta etapa esesencial en cualquier cocción de cerámica por-que permite eliminar progresivamente el aguade constitución presente en las arcillas. Unasubida de temperatura demasiado rápida al prin-cipio de la cocción puede ser muy perjudicialpara las vasijas (grietas, estallido). En la curvade temperatura lograda, se puede observar quelos 200 primeros grados se alcanzan en 2 ho-ras.

2) Apertura de la bóveda del horno y au-mento de la cantidad de leña. Esta etapa per-mite aumentar rápidamente la temperatura den-tro del horno. Pasamos de 200°C a más de900°C en un poco más de una hora y media.Una vez alcanzada la temperatura máxima, éstase mantuvo durante aproximadamente mediahora (palier de cocción).

3) Interrupción de la cocción. El combus-tible se retira del fogón y los leños que no seconsumieron completamente son rociados deagua para parar su combustión y así poderreutilizarlos en otra cocción. La bóveda delhorno está retirada completamente para permi-tir que el aire penetre en la estructura de coc-ción y acelerar así el enfriamiento.

4) Enfriamiento. Una vez el combustibleretirado del fogón, las temperaturas dentro de

la cámara de cocción caen muy rápidamente (de900°C hasta aproximadamente 200°C en menosde media hora).

Refiriéndonos a los métodos de cocción, esdecir, las distintas atmósferas (oxidantes oreductoras) durante una misma cocción, había-mos mencionado, a raíz de los análisis realiza-dos sobre ceramios Mochica Temprano proce-dentes de Dos Cabezas, el posible recurso demétodos de cocción por radiación. En este tipode cocción, las vasijas nunca están en contactodirecto con las llamas ni con los humos gene-rados por la combustión. Así, se obtiene una at-mósfera de cocción relativamente oxidante a lolargo de la cocción, lo que permite obtener unabuena oxidación de la pared de las vasijas y laobtención de colores homogéneos en la super-ficie, contrariamente a las piezas cocidas encontacto directo con las llamas, que presentangeneralmente lo que llamamos «coups de feu»o «firecloud». El procedimiento empleado porJulio Ibarrola para evitar este contacto directoconsiste en introducir las piezas que deben sercocidas en una caja metálica y luego colocarlassobre la solera. Los trabajos realizados porGertrude y Frank Litto (Litto, 1976), que reali-zaron una serie de investigaciones con alfare-ros tradicionales de América Latina, muestranla utilización, por algunos alfareros tradiciona-les colombianos, de un método de cocción si-milar que consiste en cocer las vasijas colocán-dolas dentro de grandes ollas15. Este sistemapermite evitar el contacto directo de las vasijascon las llamas y el humo del fogón. Por otraparte, es interesante tener en cuenta que estemismo método se emplea para elaborar vasijasde pasta negra. Para ello, las ollas son retiradasdel horno después de dos horas de cocción (an-tes de la fase de enfriamiento) y se llenan detierra con el fin de evitar la oxidación de laspiezas que contienen.

En las experimentaciones realizadas enSJM, recurrimos a este método (fig.18 y 19).Así pudimos constatar que este tipo de cocciónpermitía obtener una oxidación perfectamentehomogénea de la cerámica (no huellas de «coupde feu»).

Ot ro aspec to impor tan te de es tasexperimentaciones concierne a la cantidad dedesechos producidos por la artesanía alfarera.En efecto, se considera generalmente que laproducción de cerámica siempre está

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199PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

acompañada de una importante cantidad de de-sechos (fallas de cocción). Este argumento esfrecuentemente considerado cuando se trata dedefinir o localizar talleres. Ahora bien, la pro-ducción de Julio Ibarrola nos demuestra quecuando un alfarero posee un buen control de suhorno y un buen conocimiento de las materiasprimas que emplea, puede alcanzar un muy bajoporcentaje de fallas, produciendo así una muyescasa cantidad de desechos. Por supuesto, enel caso de un taller que agrupe varios alfareros,esta cantidad de residuos tenderá a aumentar.Sin embargo, es posible pensar que estos arte-sanos habrían alcanzado un alto grado de espe-cialización, en vez que se trate de una cantidadreducida de artesanos.

Por otra parte, es interesante notar que des-pués de cada utilización, el Sr. Ibarrola proce-de a una limpieza del horno retirando los car-bones que subsisten en el fogón, dejando asípocos rastros de la combustión. Una vez des-truido el horno, las huellas que podrían subsis-tir de esta estructura serían entonces muy esca-sas. Por ello, es importante tomar en cuenta esteelemento en la identificación de las estructurasde cocción en contextos arqueológicos.

Por último, algunas palabras sobre el tipode combustible empleado para estas cocciones.La madera utilizada por J. Ibarrola es el alga-rrobo, madera particularmente abundante en losalrededores del sitio de SJM y cuya utilizacióncomo combustible esta comprobada en la épo-ca Mochica. El tema de los combustibles cons-tituye uno de los asuntos que próximamente sedesarrollaran en este programa de investigación.Este aspecto será tratado en colaboración conFanny Moutarde, investigadora del IFEA espe-cializada en el estudio de los carbones de ma-dera hallados en contextos arqueológicos.

Notas

1 No presentaremos en este informe los estu-dios de la cerámica de Pacatnamú ni de la cerámicadomestica de SJM.

2 Castillo, L.J., 2006, Informe de Investigacio-nes 2005 y solicitud de permiso para excavaciónarqueológica. Proyecto arqueológico San José deMoro (junio-agosto 2005). Presentado al InstitutoNacional de la Cultura del Perú en abril 2006, Lima,p. 87-132.

3 La selección y toma de muestras se realizócon aceptación de las autoridades competentes de

los proyectos arqueológicos de SJM y Dos Cabe-zas, y del Instituto Nacional de la Cultura.

4 Se dice un análisis destructivo cuando impli-ca sacar una muestra de materia sobre un objeto.

5 Método que consiste en bombardear la super-ficie de la muestra con un haz de electrones y ob-servar, bajo el efecto de los electrones, los coloresemitidos por los diferentes minerales constitutivosde la cerámica. El resultado obtenido se llama«cátodo-facies».

6 A par t i r de l as imágenes ob ten idas enmicroscopía óptica y en cátodoluminiscencia, esposible, gracias a un programa de análisis de imá-genes (Analysis), calcular la superficie representa-da por las inclusiones con relación a la superficiede la zona observada (fracción de superficie). Lamedida de la fracción de superficie representada porel desgrasante en una cerámica permite obtener unaestimación de la densidad de inclusiones conteni-das en la pasta. Sin embargo, no se puede realmen-te hablar de «densidad» puesto que estas medidassolo se realizan a partir de imágenes en dos dimen-siones y no tienen en cuenta ni el volumen ni la masade las inclusiones. Pues, el término «fracción desuperficie» en este caso es mucho más convenien-te.

7 La cerámica siendo un material poco conduc-tor, en el caso de un análisis en modo de alto vacío,se necesita aplicar una fina capa de oro o de carbo-no sobre la muestra (metalización) para que los elec-trones puedan circular sobre la superficie analiza-da.

8 Debido a la finura y al nivel de alteración deestas pinturas, no ha sido siempre posible realizarobservaciones o análisis de composición en sección.Para el estudio de las decoraciones pintadas, másbien recurrimos a la espectrometría Raman, méto-do que permite analizar un decorado directamenteen la superficie del tiesto y que nos da informaciónsobre la composición molecular de este decorado.

9 Picon define cuatro modos de cocción defini-dos por los tipos de atmósferas de «cocción» y de«post-cocción». Estos modos son representados porlas letras A, B, C y D:- modo A: cocción reductora / post-cocción oxidante

(o cocción reductora abierta)- modo B: cocc ión reduc tora / pos t -cocc ión

reductora (o cocción reductora cerrada)- modo C: cocción oxidante / post-cocción oxidante

(cocción oxidante por radiación)- modo D: cocción oxidante / post-cocción reductora

(Este modo de cocción es aún considerado comoteórico y hasta ahora nunca ha sido comprobado.

10 En geología, se llaman «minerales acceso-rios» los minerales que se encuentran solo de ma-nera accidental o casual en una roca, sin afectar sucarácter general.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 200

11 Entre los silicatos, se identifican piroxenos,bioti tas, anfíboles, distenas (o andalucitas) yesfenas.

12 Los estudios relativos a la fabricación de ce-rámicas de pasta blanca a partir de arcillas calcáreascocidas a altas temperaturas parecen demostrar queuna atmósfera reductora favorece la obtención deeste color. Véase Maniatis, Simopoulos, Kostikas yPerdikatsis 1983; Molera, Pradell, Vendrell-Saz1998.

13 No desarrollaremos aquí las distintas obser-vaciones relativas a los métodos de formación ydecoración de las vasijas empleados por el Sr.Ibarrola puesto que éstas serán próximamente ob-jeto de un artículo detallado.

14 Este valor corresponde al espesor medio delas paredes de la cerámica de línea fina encontradaen SJM.

15 Litto, 1976: 152-153.

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201PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Estudio arqueozoológico de restos defauna de tumbas y del contexto de

ofrendas de camélidos del Proyecto SanJosé de Moro

Nicolas Goepfert

Introducción

Nuestro estudio tiene como objetivo anali-zar los restos de fauna provenientes de las tum-bas mochicas excavadas por el Proyecto Ar-queológico San José de Moro entre 1992 y2003, bajo la dirección de Luis Jaime Castillo.

Un buen número de tumbas Mochicas pre-sentan como ofrendas una cantidad importantede animales asociados a diversos vestigios ma-teriales. Las tumbas del Proyecto Arqueológi-co San José de Moro constituyen una parte im-portante de la muestra seleccionada en el mar-co de nuestra investigación doctoral sobre los«Ritos funerarios, ofrendas e ideología del sa-crificio animal en la cultura Moche, costa nor-te del Perú».

Este estudio de restos óseos de fauna hacons is t ido en rea l izar l a de te rminac ióntaxonómica y una identificación anatómica delos huesos de animales en relación con los pla-nos y dibujos disponibles. Durante este trabajose han tomado fotos digitales de diferentes par-tes anatómicas de los restos óseos estudiados,todas las cuales han sido copiadas integralmentepara ser entregadas al Proyecto ArqueológicoSan José de Moro en formato magnético (CD),conjuntamente con este informe.

En este informe final se presentan los re-sultados de nuestros análisis en tres partes:-Las tumbas: presentamos los datos por tumbas

estudiadas y tratándose únicamente del mate-rial óseo animal. Ilustramos el texto con al-gunas fotos. El orden de presentación de losdatos se realiza en función de la cronología,es decir Mochica Medio y Mochica Tardío.Antes del análisis, se procedió a una limpie-za con pinceles de todas las piezas óseas.

- E l contex to de of rendas de camél idosexcavados durante la temporada 2006 segúnel mismo procedimiento descrito mas arriba.

- Los comentarios finales.

Análisis

I/ Las tumbas

A/ Mochica Medio

M-U 312Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran dentro de la fosa, aleste del brazo derecho del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 202

- Comentarios: No se encontraron los restosóseos para ser analizados.

Mandíbula de camélido- Ubicación y posición: La mandíbula se en-

cuentra encima de la rodilla izquierda del in-dividuo.

- Conservación: No se encontró la mandíbula.

M-U 320Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: Indeterminadas.- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 321Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: Indeterminadas- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 611Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentradentro de la fosa, al este de la pierna derechadel individuo.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: La mandíbula está in-completa y fragmentada pero presenta unaserie molar casi completa. Se pudo observarel desgaste de los dientes y la edad estimadaes de 11 años a 13 años.

- Comentarios: Se observa la presencia de dosfragmentos de huesos hioides.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se en-

cuentran junto al cráneo.- Conservación: Se encuentran incompletas,

fragmentadas y en mal estado de conserva-ción.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (ocho pri-meras falanges, ocho segundas y ocho terce-ras). Se encuentran también tres carpianos(dos unc i forme y un magnum) y ochotarsianos (dos cuboides, dos naviculaires, dosentocuneiformes y dos primer tarsianos).

M-U 714Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran a la altura de los pies del individuo.

- Conservación: El fragmento se encuentra in-completo, fragmentado y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de unfragmento incompleto de costilla derecha.

M-U 715Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: Los restos óseos se encuentranincompletos, fragmentados y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de una ex-tremidad distal de radio-ulna derecho y ochofragmentos de diáfisis.

M-U 724Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: Los restos óseos se encuentranincompletos, fragmentados y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de dos

Fig. 1: Metapodio de camélido trabajado.

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203PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

encuentran bajo el cráneo.- Conservación: Las extremidades se encuen-

tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (cinco pri-meras falanges, seis segundas y una tercera).Se encuentran también nueve carpianos (unlunar, dos scaphoides, dos cuneiformes, dosmagnums y dos unciformes) y nueve tarsianos(dos calcáneos, dos astrágalos, dos cuboides,dos naviculaires y un entocuneiforme). Se en-contró los fragmentos de dos escápulas incom-pletas, derecha e izquierda, con sus cavida-des glénoidas. Se encontró también los restosóseos de un segundo espécimen que consisteen los fragmentos de una escápula izquierda,de tres carpianos derechos (un lunar, unscaphoide, un cuneiforme) y un tarsiano iz-quierdo (un astrágalo).

- Comentarios: Se observó huellas de corte so-bre un tarsiano.

M-U 742Extremidades de camélido

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran en el relleno (¿?).

- Conservación: Las extremidades se encuen-tran completas y en buen estado de conserva-ción.

- Representación anatómica: Se trata de unmetacarpiano derecho y de dos metatarsianoscompletos con sus falanges (cuatro primerasfalanges, cuatro segundas y cuatro terceras).Se encuentra también cinco carpianos dere-chos (un scaphoide, un cuneiforme, unmagnum, un unciforme y un pisiforme) y dieztarsianos (dos calcáneos, dos astrágalos, doscuboides , dos navicu la i res , dosentocuneiformes).

- Comentarios: Se observó huellas de corte so-bre dos carpianos y un tarsiano.

M-U 829Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: Los restos óseos se encuentranincompletos, fragmentados y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de dos

vértebras torácicas incompletas y una extremi-dad proximal incompleta de costilla derecha.Se encuentra también una extremidad distalde metapodio trabajada, con un orificio en suparte anterior.

M-U 725Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentradentro de la fosa, al oeste del brazo izquierdodel individuo.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: A pesar de la fragmen-tación, la mandíbula presenta una serie molarcompleta. Se pudo observar el desgaste de losdientes y la edad estimada es de 1 año 6 me-ses a 2 años.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se en-

cuentran junto al cráneo.- Conservación: Se encuentran incompletas,

fragmentadas y en mal estado de conserva-ción.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (ocho pri-meras falanges, ocho segundas y dos terce-ras). Se encuentran también tres carpianos(dos magnums y un unci forme) y ochotarsianos (dos calcáneos, dos cuboides, unnaviculaire, dos entocuneiformes y dos pri-mer tarsianos)

- Comentarios: Se observó huellas de corte so-bre un tarsiano.

M-U 735Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentradentro de la fosa, al este de la pierna derechadel individuo.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: A pesar de la fragmen-tación, la mandíbula presenta una serie molarcompleta. Se pudo observar el desgaste de losdientes y la edad estimada es de 6 meses a 9meses.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 204

fragmentos de una escápula izquierda (una ca-vidad glenoida y un fragmento de la cresta),un carpiano derecho (un pisiforme) con hue-llas de fuego y cuatro fragmentos indetermi-nados.

- Comentarios: Se observó huellas de corte so-bre dos carpianos y un tarsiano.

M-U 833Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: Inderminadas.- Conservación: El cráneo se encuentra incom-

pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: El cráneo se encontródemasiado fragmentado y no se pudo estimarla edad del cráneo.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Inderminadas.- Conservación: Las extremidades se encuen-

tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (ocho pri-meras falanges, cuatro segundas y tres terce-ras). Se encuentran también ocho carpianos(dos lunaires, dos scaphoides, dos unciformesy un magnum) y seis tarsianos (dos fragmen-tos de calcáneos, un fragmento de astrágalo,

Fig. 2: Huellas de corte sobre un astrágalo.

un navicular y dos entocuneiformes).

M-U 834Cráneo de camélido 1

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentraen la fosa al lado de la pierna izquierda.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: A pesar de la fragmen-tación, los dientes están presentes y se obser-vó el desgaste. La edad estimada es de 9 añosa 9 años 6 meses.

Extremidades de camélido 1- Ubicación y posición: Las extremidades se en-

cuentran junto al cráneo.- Conservación: Las extremidades se encuen-

tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (ocho pri-meras falanges, cinco segundas y cinco ter-ceras). Se encuentra también ocho carpianos(un lunaire, dos scaphoides, un cunéiforme,dos unciformes, un magnum y un trapezoide)y diez tarsianos (un calcáneo, dos astrágalos,un cuboide , dos navicu la i res , dosentocuneiformes y dos trapezoides).

Cráneo de camélido 2 y las extremidadesde camélido 2- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-

midades se encuentran al este de la fosa, so-bre los pies del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 835Mandíbula de camélido

- Ubicación y posición: La mandíbula se en-cuentra en la fosa en el lado este, al lado dela pierna derecha del individuo.

- Conservación: La mandíbula se encuentra in-completa, fragmentada y en mal estado deconservación.

- Estimación de la edad: A pesar de la fragmen-tación, presenta una serie molar donde se pudoobservar el desgaste. La edad estimada es de2 años 6 meses a 2 años 9 meses.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: La extremidad se

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205PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

encuentra junto a la mandíbula.- Conservación: La extremidad se encuentra in-

completa, fragmentada y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de unmetatarsiano derecho incompleto con sus res-pectivas falanges (cinco primeras falanges,cinco segundas y cinco terceras). Se encuen-tra también un carpiano (un unciforme) y dosta rs ianos (un navicu la i re y unentocuneiforme).

M-U 836Los restos óseos

- Ubicación y posición: El fragmento se encuen-tra en la fosa al lado de la pierna derecha delindividuo.

- Conservación: El fragmento se encuentra in-completo, fragmentado y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de unaepífisis proximal de fémur izquierdo (cabezade fémur).

M-U 845Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentradentro de la fosa, al este del brazo derechodel individuo.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: A pesar de la fragmen-tación, la mandíbula presenta una serie molarcompleta. Se pudo observar el desgaste de losdientes y la edad estimada es de 1 año.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se en-

cuentran junto al cráneo.- Conservación: Las extremidades se encuen-

tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (siete pri-meras falanges, ocho segundas y ocho terce-ras). Se encuentran también siete carpianos(un lunar, un cuneiforme, dos magnums, dosunciformes y un trapezoide) y nueve tarsianos(dos calcáneos, dos astrágalos, un cuboide, unnaviculaire, dos entocuneiformes y un primertarsiano).

M-U 918Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1011Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran dentro de la fosa, aleste de la pierna derecha del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1014Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: No se encontraron los restosóseos.

M-U 1025Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1026Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno de la tumba.

- Conservación: Indeterminada (¿?).

- Comentarios: No se encontraron los restosóseos para ser analizados.

M-U 1040Las extremidades de camélido

- Ubicación y posición: Las extremidades se en-cuentran dentro de la fosa, cerca de la pelvisderecha del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran cerca de la pelvis.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 206

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1056Cráneo 1 y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran dentro de la fosa, aloeste de la rodilla izquierda del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.Cráneo 2

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentradentro de la fosa, al oeste de la pierna y de lapelvis izquierda del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

B/ Mochica Tardío

M-U 311Mandíbula y restos óseos de camélido

- Ubicación y posición: La mandíbula y los res-tos óseos se encuentran encima de un frag-mento de olla, ubicado encima del brazo iz-quierdo del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 314Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran asociados al individuo3.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 509Los restos óseos de camélido

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 510Los restos óseos de cuy

- Ubicación y posición: Los restos óseos se

encuentran dentro de la fosa, al este del bra-zo derecho del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 609Mandíbula de cérvido

- Ubicación y posición: La mandíbula se en-cuentra a 20 cm al noreste de los pies del in-dividuo.

- Conservación: La mandíbula se encuentracompleta y en buen estado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de unamandíbula de venado, posiblemente venadode cola blanca (Odocoileus virginianus).

- Estimación de la edad: Inderminada.

M-U 620Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran cerca de la esquina noreste de la fosa.

- Conservación: Los restos óseos se encuentranincompletos, fragmentados y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de una ex-tremidad distal de húmero derecho y una ex-tremidad proximal de primera falange.

M-U 622Los restos óseos

- Ubicación y posición: Los restos óseos for-man parte del relleno (¿?).

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación

- Representación anatómica: Se trata de doscráneos, de huesos de la pata (fémur y tibia),de extremidades de patas (metacarpiano ymetatarsiano) y de vértebras.

Fig. 3: Mandíbula de venado.

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207PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

M-U 623Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran dentro de la fosa, allado del brazo derecho del individuo 2.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.Extremidades de camélido

- Ubicación y posición: Las extremidades seencuentran dentro de la fosa al lado del bra-zo izquierdo del individuo 1.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.Los restos óseos de camélido

- Ubicación y posición: Los restos óseos seencuentran dentro de la fosa, al lado oestede los cráneos de los dos individuos.

- Conservación: No se encontraron los restosóseos.

Los restos óseos de camélido- Ubicación y posición: Indeterminadas.- Conservación: Los restos se encuentran in-

completos, fragmentados y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de seiscarpianos (un lunar, un scaphoide , uncuneiforme, un unciforme, un pisiforme y untrapezoide) y nueve tarsianos (un cuboide,dos naviculaires, un entocuneiforme, tresmalleolos y dos primeros tarsianos). Tam-bién hay falanges (ocho primeras, ocho se-gundas y siete terceras).

- Comentarios: Se observó huellas de cortesobre los carpianos y tarsianos.

Los restos óseos de camélido- Ubicación y posición: Indeterminadas.- Conservación: Los restos se encuentran in-

completos pero en buen estado de conserva-ción.

- Representación anatómica: Se trata de doshuesos trabajados, en forma de dos espátulas.La primera es completa, hecha en una diafisisde metapodio con un orificio en su parte an-terior. La segunda sigue el mismo modelopero se encuentra incompleta.

Una mandíbula de canido- Ubicación y posición: La mandíbula se en-

cuentra al sur de la fosa.- Conservación: La mandíbula se encuentra in-

completa, fragmentada y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de unamandíbula de cánido (Canis sp.), posiblemen-te de perro doméstico.

Los restos óseos de cuy- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-

cuentran dentro de la fosa, al lado del brazoizquierdo del individuo 1, bajo una vasija.

- Conservación: Los restos se encuentran in-completos y fragmentados.

- Representación anatómica: Se trata de los res-tos óseos de un espécimen completo de cuy(Cavia porcellus) con numerosas costillas,vértebras y otros huesos largos pero se obser-vó la presenc ia de a l menos cua t roespecimenes suplementarios (cuatro mandíbu-las izquierdas).

Fig. 4: Metapodio de camélido trabajado.

Fig. 5: Mandíbula de perro (Canis sp.).

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 208

M-U 624Los restos óseos de camélido

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran al este de la fosa.

- Conservación: Los restos se encuentran in-completos, fragmentados y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de seisfragmentos de una mandíbula, dos vértebraslumbares, dos costillas (cuatro fragmentos),una epífisis distal de fémur izquierdo, unaextremidad distal de húmero izquierdo, dostarsianos (un calcáneo y un astrágalo), tresprimeras falanges.

- Comentarios: Se observó huellas de corte so-bre un tarsiano.

Una vértebra de canido- Ubicación y posición: Indeterminadas.- Conservación: La vértebra se encuentra com-

pleta y en buen estado de conservación.- Representación anatómica: Se trata de la pri-

mera vértebra cervical (atlas) de cánido(Canis sp.), posiblemente de perro domésti-co.

Los restos óseos de cuy- Ubicación y posición: Indeterminadas.- Conservación: Los restos se encuentran in-

completos y fragmentados.- Representación anatómica: Se trata de los res-

tos óseos de un espécimen incompleto de cuy(Cavia porcellus) con restos de los huesos lar-gos y de las costillas. Se observó la presenciade al menos un espécimen suplementario (unamandíbula derecha y izquierda).

Los restos óseos de ave- Ubicación y posición: Indeterminadas.- Conservación: Los restos se encuentran in-

completos y fragmentados.

Fig. 6: Primera vértebra cervical (atlas) decanido (Canis sp.).

- Representación anatómica: Se trata de los res-tos óseos de un húmero de una especie inde-terminada y de dos fragmentos indetermina-dos.

M-U 626Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentraal noreste de la fosa.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: A pesar de la fragmen-tación, la mandíbula presenta una serie molarcasi completa. Se pudo observar el desgastede los dientes y la edad estimada es de 2 años6 meses a 2 años 9 meses.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se en-

cuentran al lado de la pierna izquierda delindividuo 3 y bajo las vasijas junto al cráneo.

- Conservación: Las extremidades se encuen-tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de unmeta ta rs iano izquierdo , f ragmentos demetapodio y de falanges (ocho primeras, ochosegundas y tres terceras).

M-U 716Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentrasobre la tapa de adobes de la tumba de bota.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: No se pudo estimar laedad por que se t ra ta ún icamente de lcalvarium pero sin su mandíbula.

M-U 723Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentradentro de la fosa al lado de la pierna derechadel individuo.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: No se pudo estimar laedad.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se

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209PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

encuentran al lado de la pierna izquierda delindividuo 3 y bajo las vasijas junto al cráneo.

- Conservación: Las extremidades se encuen-tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (seis pri-meras falanges, ocho segundas y una terce-ra). Se encuentran también siete carpianos (unlunar, dos magnums, dos unciformes y dostrapezoides) y siete tarsianos (dos cuboides,dos naviculaires, dos entocuneiformes y unprimer tarsiano).

- Comentarios: Se observó huellas de corte so-bre un tarsiano.

M-U 736Extremidad de camélido

- Ubicación y posición: La extremidad se en-cuentra en la esquina sureste de la fosa.

- Conservación: La extremidad se encuentra in-completa, fragmentada y en mal estado deconservación.

- Representación anatómica: Se trata de unmetapodio indeterminado con sus respectivasfalanges (una primera falange, tres segundasy tres terceras).

M-U 743Cráneo de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo se encuentraen la esquina noreste de la fosa bajo las vasi-jas.

- Conservación: El cráneo se encuentra incom-pleto, fragmentado y en mal estado de con-servación.

- Estimación de la edad: No se pudo estimar laedad.

Extremidades de camélido- Ubicación y posición: Las extremidades se en-

cuentran junto al cráneo.- Conservación: Las extremidades se encuen-

tran incompletas, fragmentadas y en mal es-tado de conservación.

- Representación anatómica: Se trata de dosmetacarpianos y de dos metatarsianos incom-pletos con sus respectivas falanges (ocho pri-meras, ocho segundas y siete terceras). Se en-cuentran también siete carpianos (un lunar, unscaphoide, dos cuneiformes, dos magnums yun unciforme) y cinco tarsianos (dos

cuboides, un naviculaire, un entocuneiforme yun primer tarsiano).

M-U 901Los restos de cuy y de pescado

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran al nivel de los hom-bros, de cada lado del individuo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 902Los restos de camélido y de cánido

- Ubicación y posición: Los restos de camélidose encuentran al norte y al este de la fosa. Lamandíbula de cánido se ubica encima de lapelvis derecha.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 904Los restos de camélido

- Ubicación y posición: El hueso de camélidose encuentra al norte bajo el cráneo del indi-viduo.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 907Los restos de camélido

- Ubicación y posición: Los restos de camélidose encuentran al noreste de la fosa.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 915Cráneo y extremidades de camélido

- Ubicación y posición: El cráneo y las extre-midades se encuentran dentro de la fosa, aleste del brazo derecho del individuo

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1003Los restos óseos y el asta de venado

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran en la esquina noroeste de la fosa y

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 210

el asta de venado al lado de la pierna izquier-da.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1022Los restos óseos de camélido

- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-cuentran dentro de la cámara.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

M-U 1032Costillas y vértebras de camélido

- Ubicación y posición: La vértebra se encuen-tra sobre las costillas derechas del individuoy las costillas a lado del brazo derecho.

- Conservación: Indeterminada (¿?).- Comentarios: No se encontraron los restos

óseos para ser analizados.

Fig. 7: Cuadro de la repartición por edad de los camélidos.

Fig. 8: Repartición por grupo de edad de los camélidos.

C/ Comentarios

Las excavaciones de tumbas por el Proyec-to Arqueológico San José de Moro aportan másinformación sobre las prácticas funerarias de losMochicas. Lamentablemente, no se pudo anali-zar toda la muestra seleccionada por la ausen-cia del material óseo animal.

En el caso de los camélidos en las tumbas,se trata principalmente y/o de cráneos y extre-midades. Pensamos que hay dos funciones. Unafunción es definida como psicopompa, es decirque lleva el alma del muerto hacia el infra-mun-do. El camélido acompaña al muerto simbóli-camente cargando su comida y las cosas quenecesita el difunto en su viaje hacia el otromundo. En otros casos, observamos que los res-tos óseos depositados, por ejemplo dentro demates, son claramente ofrendas de comidas parael difunto.

La determinación taxonómica

La determinación taxonómica entre las cua-tro especies de camélidos no ha sido posible.Por una parte no existen métodos fiables a par-tir del estudio de los huesos que nos permitan

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una determinación objetiva; por otro parte, setrata de especimenes jóvenes y los métodosmétricos se aplican sólo a adultos. La única téc-nica que nos permite actualmente determinarcon mayor precisión las especies es la genética(ADN).

Sin embargo, separamos los animales endos grupos en base al estudio de los dientes,uno de camélidos de tamaño grande (llama-guanaco) y otro pequeño (alpaca-vicuña). Enlos casos ana l izados de las tumbas , loscamél idos inhumados son de t ipo l lama-guanaco.

La muestra de camélidos es desde este pun-to homogénea y no presenta mucha variación.Sin embargo, el espécimen de la tumba 1 (1995)presenta un tamaño realmente excepcional encomparación del resto de la muestra. Posible-mente se trata de una llama grande. Asimismo,cuando hablamos de llama-guanaco y de alpa-ca-vicuña, pensamos que se trata únicamente deanimales domésticos, es decir llama y alpaca.

Adicionalmente, se encontró la presencia decánidos, M-U623 y M-U624, y de venado en laM-U629.

La estimación de la edad

En el cuadro siguiente presentamos las eda-des de te rminadas sobre los c ráneos decamélidos procedentes de las tumbas. Todos loscráneos no pudieron ser estimados por proble-mas de correspondencia entre el desgaste ob-servado y la secuencia eruptiva de la serie mo-lar de la mandíbula y por su mala conservación.

Observamos una repartición casi igualitariade la edad de los camélidos sacrificados. Hayuna presencia importante de animales jóvenessin tener una mayor selección de una clase deedad. Dentro de los animales sacrificados yofrendados que son crías y juveniles, observa-mos que son para algunos casos muy jóvenes(de 6 meses hasta 9 meses). Es un indicio com-plementario para afirmar que son camélidos queviven y son criados en la costa y no importadosde la sierra. Sin embargo, no se puede descar-tar la muerte natural para los más tiernos. La-mentablemente, hay que tener cuidado porquela muestra es pequeña.

Las huellas de corte

Las huellas de corte son numerosas. Se ob-servó pr inc ipa lmente en los carp ianos ytarsianos.

Patología

No se encontró ninguna patología.

II/ El contexto de camélidos A38

Durante la temporada de excavaciones2006, se encontró en la Área 38 una serie deofrendas de camélidos constituidas en su granmayoría por cráneos y extremidades. Este con-texto de ofrendas ha sido excavado y registra-do en dos capas superpuestas, A38-C10-R1 yA38-C11-R4 y detalladamente con su corres-pondiente número de Óseo Animal (OA). Aquí,presen tamos e l de ta l le de l aná l i s i sarqueozoológico de la muestra estudiada.- Ubicación y posición: Los restos óseos se en-

cuentran dispuestos de diferentes maneras.Los cráneos se encuentran junto a extremida-des, en la mayoría de los casos, y solos enalgunos otros. No hay ninguna orientaciónparticular, tampoco una forma de depósito es-pecífico. Sin embargo, todas estas preguntasnecesitan ser desarrolladas ampliamente en elfuturo en relación a la ubicación y disposi-ciones de las ofrendas. Se encuentra tambiénun camélido completo en la esquina noroestede la área.

- Conservación: Los restos óseos se encuentrancompletos, fragmentados y generalmente enbuen estado de conservación.

- Representación anatómica: Los restos óseosestán registrados bajo una numeración parti-cular (OA) que permite identificar cada ves-tigio o conjunto de huesos en relación al pla-no de ubicación. Se encuentran junto a frag-mentos de cerámica, metal y restos vegeta-les.

Se encuentran principalmente cráneos yextremidades pero se encuentran también man-díbulas, vértebras y costillas, y en raros casos,restos de húmero, radio-ulna, fémur, tibia, frag-mentos de pelvis y escápula. El detalle de lasdeterminaciones anatómicas y osteológicas delos vestigios óseos encontrados están registra-dos en los cuadros siguientes (figura 9 y 10).

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No describimos cada bolsa pero nos enfo-camos sobre las conclusiones generales que nosllevan a mayor información.

El contexto de ofrendas del área A38 pre-senta una cantidad importante de huesos. Laprimera parte del análisis nos revela que lamues t ra es tá cons t i tu ida so lamente porcamélidos, procediendo luego a las determina-ciones de las partes anatómicas presentes y re-gistradas dentro de este contexto. La muestrapresenta algunos restos de roedores como cuyesy también de aves pero son escasos.

Se obtuvo 78 especimenes como númeromínimo de individuos. Este resultado está cal-culado con el NMPS (numero mínimo de partedel esqueleto) y con el NMI de frecuencia, esdecir contabilizando la parte más representada.En este contexto, se trata del cráneo. La repar-tición es la siguiente:

- A38-C10-R1: 29 cráneos y 6 mandíbulas;- A38-C11-R4: 42 cráneos y 1 mandíbula;La suma de estas dos capas hace un total

de 78 especimenes compuestos por 71 cráneoscompletos y 7 mandíbulas.

Este cálculo nos permite estimar el númeromínimo de camélidos que han sido ofrendados.No se encuentran todas las partes del cuerpodel camélido con la misma frecuencia. Aquíestamos delante de un depósito específico decráneos y extremidades de camélidos en unacantidad muy importante. También observamosque otras partes del cuerpo han sido deposita-dos pero en una proporción muy inferior a lade cráneos y extremidades.

La figura que sigue presenta la frecuenciade las partes representadas. Observamos quetodas las partes del cuerpo del camélido estánrepresentadas. El espectro de colores nos per-mite tener una visión más amplia de esta pre-sencia. Como lo hemos anotado más arriba, lasextremidades de las patas están muy bien re-presentadas y en mayor proporción. Encontra-mos menos extremidades por que numerososcráneos han sido depositados sin ellas. Loscarpianos, tarsianos y sobre todo las falangesestán representados con más frecuencia por queson más numerosos que los otros huesos largosy fácilmente identificables dentro del conjuntode huesos pequeños.

Los otros huesos largos de las patas estánpresentes pero sumando dos especimenes comoNMI. Los cráneos y las extremidades

constituyen las ofrendas principales de esteconjunto excepcional.- Estimación de la edad: La cantidad importante

de cráneos nos permitió estimar la edad de losespecimenes sacrificados destinados a ser de-positados. Las observaciones hechas duranteel levantamiento de los cráneos nos permitióestimar la edad de 54 especimenes (sobre 78),es decir el 69,20% de la muestra. Este por-centaje nos permite tener una muestra fiable.Todos los cráneos no pudieron ser estimadospor tres factores: ellos sufren de una malaconservación y una fragmentación muy gran-de, por problemas de correspondencia entreel desgaste observado y la secuencia eruptivade la serie molar de la mandíbula y por quehan sido levantados antes de nuestra llegaday no se registraron las primeras observacio-nes que son siempre muy importantes.Observamos que la gran mayoría de loscamélidos son crías, es decir animales que tie-nen hasta un año. Los animales que tienenmenos de dos años representan el 77%. Elhecho importante es que hay una clara selec-ción de una clase de edad y preferencia paraanimales jóvenes (Figura 11). Los animalessacrificados y ofrendados son entonces en sugran mayoría jóvenes y para algunos muy jó-venes (de 3 meses hasta 9 meses). Es un

Fig. 11: Representación de la frecuencia de las partesanatómicas de los camélidos del contexto de ofrendas

del área A38.

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Fig. 12: Cuadro de la repartición por edad de los camélidos.

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 214

indicio complementario para afirmar que soncamélidos que viven y son criados en la costay no importados de la sierra. Sin embargo, nose puede descartar la muerte natural para lomás tiernos. La proporción de adultos es másbaja y en los especimenes que pertenecen aesta clase de edad, también observamos lapresencia de animales muy viejos que tienenmás de 14 años.El camélido completo (A38-C11-R1-OA02)tiene una edad estimada entre 3 y 6 meses.

- Disposiciones de las extremidades: Las ex-tremidades de patas de camélidos que se en-cuentran junto a los cráneos presentan una dis-posición particular en algunos casos. Se en-cuentran las cuatro patas juntas al lado delcráneo, por pares de cada lado, a veces enci-ma o abajo de este último. Las extremidadespueden estar cruzadas o paralelas. Las obser-vaciones hechas al momento del levantamien-to nos permite tener una visión más precisade esta disposición.Los Mochicas manejan de un cierto modo ladisposición de las extremidades. En los cua-dros que siguen, se puede apreciar este fenó-meno. Las extremidades pueden ser cruzadas,paralelas o de otro modo que no se puede apre-ciar. Se observa que los Mochicas cruzaronextremidades delanteras con extremidades tra-seras del mismo lado o de lado opuesto. Delmismo modo, cuando cruzan dos extremida-des, las otras dos se encuentran paralelas.La disposición es muy particular, extremida-des delanteras con traseras, mismo lado oopuesto, cruzadas o paralelas. Estas eviden-cias recuerdan la dualidad y las simetrías. Lainterpretación queda por trabajar y desarro-llar pero las evidencias marcan un ritual o ungesto ritual mochica.

Fig. 13: Repartición por grupo de edad de camélidos.

- Huellas de corte: En el conjunto de nuestramuestra, se observó varias huellas de corte.Se ubican principalmente en los carpianos ytarsianos que son las articulaciones de lasextremidades con las patas. Se encuentrantambién sobre las costillas y vértebras presen-tes. En raros casos, se observó huellas en loscóndilos del occipital del cráneo.

- Patología: No se ha observado ninguna pato-logía.

- Comentarios: El contexto de ofrendas decamélidos del área A38 es un descubrimientomuy interesante y único. Se puede definir estehallazgo como una importante ofrenda dedi-catoria, de gran amplitud. Es otro aspecto delos rituales funerarios que completa nuestroentendimiento de estas prácticas en el mundomochica.En primer lugar, es el número de camélidossacrificados que sorprende. Se trata de 78 ani-males cuyos cráneos y extremidades han sidodepositados. Este número puede aumentardurante la próxima temporada teniendo encuenta que los restos óseos pasan bajo las doscámaras funerarias presentes en el área. Elnúmero de 78 camélidos es grande y cuandose relaciona con la repartición por edad, cons-tatamos que se trata de especimenes muy jó-venes (categoría crías y juveniles). Para sa-crificar tantos animales jóvenes, hay que te-ner rebaños importantes y suficientementenumerosos para permitirse un ritual de talmagnitud. Rebaños importantes y organiza-dos. Obviamente, la pregunta siguiente es sa-ber o tratar de imaginar lo que esta pasandocon el resto del cuerpo. Se puede imaginar quehan sido consumidos durante un banquete, unaactividad ceremonial o en otro tipo de ritual.No es obligatorio que esos rituales dejen ves-tigios arqueológicos, en el caso de la crema-ción, la desaparición es casi total.En segundo lugar, la disposición misma de lasofrendas es otro tema de investigación. Hayque estudiar la repartición de estas ofrendasy tratar de entender si hay una organizaciónparticular. Asimismo, los cruces y paralelis-mos de extremidades son numerosos y hay unritual al colocar estos últimos. No se trata decasualidad, por que la multiplicación de losjuegos de simetría, de disposiciones cruzadasy para le las es una acc ión c la ra de losMochicas y no el resultado de la tafonomía.

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Obviamente, el sentido y la simbología aso-ciados a estas ofrendas de camélidos quedapor entender e investigar. Sin embargo esta-mos delante lo que podremos llamar un «sa-crificio masivo», por la cantidad de animalessacrificados y ofrendados. En la arqueologíaMochica, por tal amplitud es todavía un ri-tual desconocido.Las ofrendas de camélidos del área A38 es uncontexto muy particular y nuevo. La asocia-ción con los otros vestigios y la arquitecturanos permitirá tal vez comprender la razón desu ubicación, su función y su simbología. Esalgo complejo que no se puede separar delanálisis general de los otros elementos des-cubiertos.

Agradecimientos: Deseo agradecer a Luis Jai-me Castillo, Director del Proyecto Arqueológico SanJosé de Moro, por permitirme analizar el materialproveniente de sus excavaciones y por brindarmetoda la información disponible. Les agradezco mu-cho por su amabilidad, por su recepción y por lapuesta a disposición de su personal para ayudarmeen el marco de este estudio.

De igual manera, mi agradecimientos al Arqlº.Karim Ruiz por su disponibil idad durante lasexcavaciones.

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ACOMPAÑANTES Y OFRENDAS DELANEXO DE LA TUMBA M-U1242, Área 34

Sophie Vallet

Introducción

La excavación del área 34 se ha llevado acabo durante las temporadas 2004, 2005 y 2006del Proyecto Arqueológico San José de Moro.Luego del descubrimiento de esta espectaculartumba por el equipo de Martín del Carpio, sepudo constatar que esta era la más grande jamásencontrada en San José de Moro. Por susdimensiones poco usuales y la cantidad dematerial que contiene, es necesario que sededique un año suplementario de excavaciones.

Un número impor tan te de vas i jas decerámica excepcionales, tales como las cincopiezas huari importadas, y otros objetos comolas maquetas de arcilla o un ataúd ricamentedecorado con p lacas doradas que ,desgraciadamente, se halló vacío, salieron elaño pasado.

De filiación transicional temprano, la tumbaes tá es t ruc tura lmente d iv id ida en var iosespacios: un acceso al sudoeste, un anexo quedivide la tumba de norte a sur, una antecámaradonde está almacenada la gran mayoría de lasvasijas y una cámara donde está situado elataúd.

La jerarquización evidente que crea estadivisión espacial permite suponer que se tratade una tumba de élite. Y más precisamente, lapresencia de nichos, del ataúd decorado y delconjunto del material de ofrenda, directamenteevoca las tumbas de las sacerdotisas, reveladas

ahora hace más de diez años en San José deMoro.

Nuest ro t rabajo consis te , pues , en lacontinuación de las excavaciones de esta grantumba.

Ubicación

El área 34, un cuadrado de 10 x 10 metros,está situada en la zona conocida como «canchade fútbol» del sitio de San José de Moro, ypertenece a un espacio de ocupación tardía, queviene siendo excavado desde el año 2000.Rodeado por las áreas A38, A35, A31 y A28,pertenece a un vasto complejo de tumbas deélite transicionales delimitado por un recinto,puesto en evidencia por las excavaciones de lasáreas 32 y 35.

Esta área fue excavada con la esperanza deverificar la hipótesis de una alineación degrandes tumbas transicionales, a semejanza dela abierta en 2002 por Steve Wirtz y KatiushaBernuy Quiroga, numero M-U1045.

La tumba M-U1242 ocupa la parte centralde l á rea y cubre una super f ic ie de ,aproximadamente, 40m2 sin contar la zona deacceso, no excavada todavía. Por consiguiente,ninguna ampliación del área fue necesaria. Lazona que nos ha sido confiada se sitúa en elextremo sudeste de la tumba y cubre un cuartode su superficie total.

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217PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Equipo de Trabajo

El trabajo de esta temporada fue realizadopor un equipo bastante reducido a comparacióndel año precedente, debido a que se trataexcavar un área claramente más restringida.Ademas, se trata de excavar una zona con unafuerte concentración de huesos humanos, lo queimplica la utilización de planchas para no pisarel terreno, que a su vez no dejaban muchoespacio libre para varios investigadores. Así, secontaba con un grupo de dos o tres personaspermanentes : Sophie Vallet como Jefe del áreay dos as i s ten tes , l as es tud ian tesnorteamericanas Mary Boarman (WashingtonCollege) y Gina Williams. Además, tuvimos laas i s tenc ia de Mar ia de l Carmen Vega ,antropóloga física a la PUCP, para el análisistafonomico de los individuos.

DuraciónLos trabajos en la tumba MU-1242 tuvieron

una duración de cinco semanas, luego de lscuales se llegó a diversas conclusiones queserán presentadas en el siguiente informe.

Metodología

La metodología que se uti l izó para laexcavación de esta tumba sigue las directricesmetodológicas genérales del Proyecto San Joséde Moro: se utilizó el datum como referenciade ubicac ión , se s igu ió un proceso deexcavación estrat igráf ico, e l regis t ro delmater ia l se hizo según un protocolo f i jodetallado anotando alturas, el números de objetopor capa, la zona y altura, registrando endibujos de diferentes escalas: 1/5 y 1/10 y, porfin, la conservación y análisis del material enel gabinete.

Después de retirar la capa de protección dela zona (depos i tada a l f in de la ú l t imatemporada) , la pr imera e tapa del t rabajoconsistió en acabar con la extracción de losar te fac tos , p r inc ipa lmente cerámicos ,continuando con el trabajo del equipo de Martíndel Carpio en el 2004.

Luego, cuando aparecieron los primeroshuesos, nuestra prioridad fue buscar los cráneospara poder determinar, no solamente el numero

aproximativo de los individuos, sino tambiénde tener una primera idea de la posiciónprobable de estos, información muy importanteen la organización del trabajo.

Lamentablemente, constatamos la malaconservación de los huesos, lo que prefigurabalas dificultades del análisis antropo-físico deestos, pues la fragilidad de los huesos y lacomplejidad del contexto no nos permitiera,hacer una limpieza fina de todo el material óseo,había que tener una visión en conjunto delcontexto. Tuvimos que retirar los huesos pocoa poco por miedo a que se vuelvan polvo.

Por estar al interior de la tumba no se pudodistinguir estratos culturales, así que se excavópor capas arbitrarias, dictadas por la únicaexigencia del dibujo.

Además, en esta zona particular de la tumbamúltiple, la identificación de los individuos fueun ejercicio complicado. Cada hueso tenía trest ipos de interpretaciones posibles: huesoasociado a un individuo, hueso con variasasociaciones posibles, o hueso removido.

Para una mejor lectura del trabajo hemosescogido la presentación de los datos siguiendo

Fig. 13: Repartición por grupo de edad de camélidos.

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la diferenciación de los dos tipos de restosencontrados. Así, presentaremos primero losartefactos encontrados en el anexo, cualquieraque sea su altura y su asociación, después loshuesos, identificados por individuos y losremovidos.

El registro estratigráfico, en nuestro caso,no tiene ningún significado sin el necesarioesfuerzo de recompos ic ión de l p rocesofunerario.

Acompañantes y Ofrendas

Escogimos l lamar a los ind iv iduosdescubiertos en esta parte de la tumba los«acompañantes» , aunque se t ra te de unaparadoja ya que el cuerpo «acompañado» no hasido encontrado. Por lo tanto, no se trata deinsistir sobre su posición secundaria en la tumbay en la muerte, ya que no se trata menos de sutumba que la del muerto principal que debía,en principio, ser encontrado aquí.

El anexo de la tumba M-U1242

En el informe 2004, Martín del Carpiodividió recinto funerario en tres espaciosdis t in tos que se l lamaron suces ivamenteantecámara o antesala, anexo y cámara. Laantecámara se caracteriza por ser un espacio queabarca el sureste de la tumba, y se encuentradelimitado por un muro pequeño que corta latumba de norte a sur.

En cuanto al anexo, este se encuentrasituado en la parte oeste de la cámara, de la cualestá separada por un desnivel, formado poradobes recostados, que corta la tumba de este aoeste.

Si los adobes del muro bajo que separa lacámara y la antecámara son particularmenteidentificables - podemos describir con precisiónlos 9 adobes ajustados sobre dos o tres niveles-los que separan el anexo de la antecámara no loson en absoluto. No sólo ningún adobe se dibujaclaramente, sino que además las vasijas han sidoencontradas engastadas en la masa arcillosa queforma lo que parecería ser un muro bajo al niveldel suelo del anexo.

Sin embargo, determinar la presencia deadobes o su ausencia no es tan evidente cuandose sabe que la parte meridional de la tumba lleva

las marcas de una antigua presencia de agua.Ya sea que e l agua cor r ie ra o es tuv ie raestancada, provocó un desgaste acentuando susolidificación, como todavía lo demuestran hoyestas marcas.

Por otro lado, hay que recordar que eldepós i to de of renda no se encuent raestrictamente limitado a la zona del anexo,aunque se halle fuertemente concentrado allí.Vimos, el último año, que la tumba en conjuntoera receptáculo de estos objetos, probablementerituales. Dos platos Cajamarca fueron, porejemplo, directamente puestos sobre el bordede la escalera, al pie del ataúd. La escalera,pues, no constituye una delimitación estrictaentre un espacio de ofrenda y un espacio dedepósito del cuerpo, lo mismo que el anexo notiene la función específica de recibir estosobje tos . En cambio , comprobamos que ,exactamente, coincide con el emplazamiento delos cuerpos de los difuntos.

Ofrendas

Aunque nos parece discutible, el términode ofrenda caracterizará en este informe elconjunto de los artefactos que acompaña a losindividuos, y no excluye el material óseo encuanto esté trabajado. Veremos que todo losartefactos encontrados no son ofrendas, aunquela inmensa mayoría de las grandes vasijasprobablemente sí lo sean, y todos las ofrendastampoco son artefactos.

Los objetos encontrados en el anexo seencuentran estratigraficamente vinculados a losdescubiertos el año pasado. A excepción de lasgrandes vasijas situadas en la zona Suroeste, elconjunto de los objetos recolectados tiene unarelación estrecha con el depósito de los cuerpos.

Para presentar de manera clara el grupo dehuesos y objetos escogimos mostrar, en formade un esquema expuesto a continuación, lasuperposición de los objetos, los huesos y losindividuos. Los objetos han sido asociados porzona y a l tu ra en 6 grupos l l amadosrespectivamente Artefactos 1, 2....; tambiénllamamos Huesos 1, 2… a las reagrupacionesde huesos removidos, imposibles de asociar aun individuo.

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Detalle de los grupos de artefactos

Artefactos 1 : entre 303 cm y 384 cm deprofundidad

C 115 ; C 116 ; C 117 ; C 118 ; C 119 ; C 120 ;C 121 ; C 122 ; C 123 ; C 124 ; C 125 ; C 126 ;C 127 ; C 128 ; C 129 ; C 130 ; C 131 ; C 132 ;C 133 ; C 141 ; C 142 ; C 143 ; C 144 ; C 145 ;C 146 ; C 147 ; C 148 ; C 149 ; C 150 ; C 151 ;Cr 32 ; Cr 36 ; Cr 38 ; Cr 41 ; Cr 42 ; Cr 43 ;Cr 46 ; M 35 ; P 10 ; Ma 11 ; Ma 12 ; L 03

Artefactos 2 : entre 358 cm y 380 cm deprofundidad

C 134 ; C 135 ; C 136 ; C 138 ; C 140 ; Cr 49 ;Cr 50 ; Cr 51 ; Cr 52 ; Cr 53 ; Cr 56 ; M 36 ;M 37 ; M 38

Artefactos 3 : entre 357 cm y 380 cm deprofundidad

C 139 ; Cr 57 ; Cr 58 ; P 11 ; FC 30 ; FC 31; FC32 ; FC 33

Artefactos 4 : entre 369 cm y 387 cm deprofundidad

C 157 ; C 163 ; C 158 ; C 159 ; C 161 ; C 165 ;Cr 33 ; Cr 37 ; Cr 39 ; Cr 40 ; Oh 24 ; Ma 13; Mu 03

Artefactos 5 : entre 376 cm y 384 cm deprofundidad

C 160 ; C 162 ; Cr 34 ; Cr 35

Artefactos 6 : entre 380 cm y 387 cm deprofundidad

C 164 ; Oh 23 ; Mu 02

Pr imeramente , comprobamos que e lmaterial excavado y conservado es cerámico ensu mayoría. Distinguimos 2 tipos: aquellasvasijas consideradas finas (en total 50 ollas,platos, botellas), y las vasijas burdas (más de100 crisoles pequeños y grandes). Una de ellas,una olla gallinazo con cara gollete, demuestrac laramente tener un contenido orgánico .Podemos observar en su interior dos tipos detierra : una fina y arenosa, resultante del rellenode la tumba y una oscura más compacta conhuellas de fermentación orgánica en los bordes.

En cuanto a los c r i so les , es tánesencialmente concentrados de manera muyevidente en tres zonas: una entre los individuosA, B y E, F, G, y otra al pie del individuo L.

Por o t ro lado , ra ras son las vas i jasc laramente anter iores a l depós i to de loscuerpos. Tenemos sólo tres casos: un platoCajamarca decorado apoyado en el brazo delindividuo N y colocado bajo el cuerpo O,

Fig. 13: Repartición por grupo de edad de camélidos.

Fig. 13: Repartición por grupo de edad de camélidos.

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crisoles situados entre A, B y E, F y G, y, paraacabar, una paica al nivel del suelo del anexobajo los individuos I, O y N. Ninguna vasija,con excepción de la paica, está directamentecolocada en el piso.

No es todavía posible conocer la relaciónque tiene esta paica con la construcción de latumba. Podemos sin embargo conjeturar que essin duda anterior a la tumba misma. Pudo habersido sacado a la luz al momento de la aperturade la cámara y pertenece a una capa másantigua, probablemente mochica tardío.

A parte de la cerámica, descubrimos otrosmateriales tales como malacológico o artefactosde metal. Aunque ciertos objetos como losspondylus, paletas de pigmento, bolas de tiza,huesos t rabajados , quedarán imposible aasociar, otros manifiestan mas claramente suatribución . Vimos también en negativo lapresencia de textiles como lo confirma la fotojunta. No cabe duda sobre su importantepresencia originalmente.

Escogimos de asociar algunos objetos aindividuos, debido a su proximidad inmediata.No interpretamos este material como ofrendasino pero como at r ibutos o poses ión delindividuo que acompañan.

Detalle del material asociadoa individuos

Individuo L : 1 huso de metal, 1 aguja, 4 bolasde tiza, 5 piruros, 1 pulsera de cuenta, 1 piedrapulida de hematites.

Individuo H : Herramientas metálicas, pinzasde cangre jo desaf i lado probablementeencerrado en una bolsita de la cual quedasolamente la cuenta de cierre (ver imagen, unabola de tiza.

Individuo A : Collar pectoral compuesto de 19placas de concha

Individuo C : 1 huso de madera, 1 piruro, 1pincel de plata, un pulsera de pie en cuentasy tal vez 1 paleta de pigmento amarillo.

Individuo F : 1 aguja, 1 piruro.Individuo G : 2 piruros, 1 collar de cuenta

chiquitas.Individuo N : un collar de cuentas, 3 piruros.Individuo M : cuentas

Dibujo del material escavado sin losatributos

Los individuos y animales

La conservación de los huesos, en términosgenerales, es mala, yendo de un estado muyfrágil a la sola presencia de improntas. Sinembargo pudimos encontrar con certeza 15cráneos de los cuales consideramos tener 11cuerpos y 4 cráneos sueltos. Según el análisisantropológico efectuado por María del CarmenVega, estaríamos en presencia de 2 mujeresc la ramente iden t i f icadas , 5 o t ras queprobablemente lo eran, y 1 hombre.

La mayor parte de los huesos y, sobre todo,de los cráneos, parece recubier to de unacoloración rojiza que se encuentra además enmúltiples lugares en la tumba. Pensamos quese trata de cinabrio. Esta presencia es visiblesobre los cráneos y los huesos largos bastantebien conservados, pero también, en dos zonas,una concentración más fuerte: en la esquina Sur-este y entre las piernas de los personajes A y E.

Los cuatro niveles de depósito de loscuerpos son presentado en el esquema queprecede (p. 7).

Conclusión

Si la tumba M-1242 es la más grande jamásdescubier ta en San José de Moro ,probablemente es también la tumba múltiple decámara que ha tenido el número mayor númeroindividuos. Contamos en total 15 cuerpos. Másprecisamente 10 individuos enteros, 4 cabezasentre las cuales se encontraba la de un neonato,todos ubicados en la zona de anexo. Si se añadee l ind iv iduo pr inc ipa l fa l tan te , s i tuadooriginalmente en el ataúd, entonces tenemosdieciséis individuos enterrados. Por supuesto,el conteo de las cabezas aisladas plantea unproblema: no se puede negar la posibilidad quese trate de entierros secundarios y, entonces,tampoco la posibilidad de reutilización dehuesos ant iguos . Así , s i excluimos es tascabezas, nos quedan diez individuos en el anexoy uno en el ataúd, o sea once individuosdestinados a esta gran tumba M-U1242.

Por cierto, otras tumbas transicionalesabastecieron un gran número de difuntos: la

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Dibujo del material escavadosin los atributos

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Individuo A

Estado de conservación muy deterioradoSexo Femenino ?Edad 12-21 añosPosición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 363 cmMaterial asociado Ma 14;Observaciones -

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Individuo B

Estado de conservación muy deterioradoSexo FemeninoEdad 18-24 añosPosición Decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 363 cmMaterial asociado NingunoObservaciones -

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Individuo C

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad IndeterminadaPosición decúbito dorsalOrientación Eje norte-surProfundidad 363 cmMaterial asociado P 17; Ct 14; M 39; Md 05Observaciones -

Individuo D

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad IndeterminadaPosición IndeterminadaOrientación IndeterminadaProfundidad 369 cmMaterial asociado NingunoObservaciones Solo queda el cráneo

Individuo J

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad IndeterminadaPosición IndeterminadaOrientación IndeterminadaProfundidad 381cmMaterial asociado NingunoObservaciones solo queda el cráneo

Individuo K

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad IndeterminadaPosición IndeterminadaOrientación IndeterminadaProfundidad 379 cmMaterial asociado NingunoObservaciones Solo queda el cráneo

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Individuo E

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad IndeterminadaPosición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 357 cmMaterial asociado NingunoObservaciones -

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Individuo F

Estado de conservación muy deterioradoSexo Femenino ?Edad AdultoPosición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 362 cmMaterial asociado P 15; M 40Observaciones -

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Individuo G

Estado de conservación muy deterioradoSexo FemeninoEdad 35 – 45 añosPosición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 368 cmMaterial asociado P 16; Ct 21Observaciones -

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Individuo H

Estado de conservación muy deterioradoSexo MasculinoEdad ¿ 35 – 45 años ?Posición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 364 cmMaterial asociado Mu 05; Mu 01; Ct 22; Ct 17;

Ct 16, Ma 15, M 42Observaciones -

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Individuo I

Estado de conservación muy deterioradoSexo FemeninoEdad ¿ 25-35 años ?Posición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza oesteProfundidad 364 cmMaterial asociado NingunoObservaciones -

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Individuo L

Estado de conservación muy deterioradoSexo Femenino ?Edad AdultoPosición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza esteProfundidad 361 cmMaterial asociado Mu 04; Ct13; L 04; P 12; P

13; M 41; M 43Observaciones -

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231PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Individuo M

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad BebitoPosición IndeterminadaOrientación IndeterminadaProfundidad 369 cmMaterial asociado Ct 15;Observaciones Solo queda cráneo et parte de la

mandíbula

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Individuo N

Estado de conservación muy deterioradoSexo FemeninoEdad 25 – 45 añosPosición Decúbito lateralOrientación Eje oeste-este, cabeza esteProfundidad 371 cmMaterial asociado Ct 20; P 14;Observaciones -

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233PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Individuo O

Estado de conservación muy deterioradoSexo IndeterminadoEdad AdultoPosición decúbito dorsalOrientación Eje oeste-este, cabeza esteProfundidad 364 cmMaterial asociado NingunoObservaciones -

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Llama A & Llama B

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235PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Huesos removidos

Sería difícil de explicar la presencia de hue-sos removidos si no se hubiera comprobadoantes los daños causados por la presencia deagua en la tumba. Algún de estos huesos, esen-cialmente huesos largo (brazos, piernas) perte-necen probablemente a los difuntos identifica-dos, que han sido parcialmente reconstituidostales los personajes O, I, N, H y C.

Es posible que la arroyada del agua los hu-biera hecho deslizar de oeste en este, hasta lospies de los individuos E y F, lugar donde seencuentra el montón más grande de huesos re-movidos del anexo. En cambio, la presencia de

pequeños huesos (dedos en mayoría) en elnordeste, entre la cabeza de los individuos E, Fy H, es todavía , para nosotros, difícil a expli-car.

En el dibujo que presentamos a continua-ción, el conjunto de huesos removidos esta aso-ciado con una mancha corespondante a la zonade lluvia (en cielo). Así se ve claramente laposición de ciertos huesos, consecuencia directade este fenómeno natural.

Huesos 1 : Oh 13 ; Oh 15 ; Oh 20Huesos 2 : Oh 14 ; Oh 18 ; Oh 19 ; Oh 21Huesos 3 : Oh 16 ; Oh 22 ; Oh 22

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M-U1242. Paleta de herramientas. M-U1242. Pigmento amarillo.

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cuerpos y qué estos hubieran sido sustraídos delcomplejo funerario después del entierro. Por finobservamos que la inmensa mayoría de losacompañantes del anexo son colocados unos allado de otros a excepción de los individuos L yC. Su disposición podría entonces evocar unmuro, señalizando su posición jerárquica ysocial inferior.

Para volver a la planificación del espaciode la tumba, Martín del Carpio escogió dividirla tumba en tres zonas, identificando unaantecámara, un anexo y una cámara. Sinembargo, si se observa la antecámara, pareceque esta es, estructuralmente, bastante diferentede la antecámara, tal como en la tumba de lasacerdot i sa (M-U041) , l i t e ra lmente«antecámara», limitada por la pared que sellala sepultura.

Ser acompañante en la muerte, es unatradición funeraria indiscutible de la elite enSan José de Moro, aunque existe siempre lapregunta de ¿cómo estos individuos secundariosmur ie ron? . Nues t ra excavac ión no haexclarecido nada acerca de esto. Ningún rastrode herida o corte en los cuellos fue hallado. Silos individuos conocieron una muerte violenta,esta debió ser producida por una herida en laszonas blandas. Sólo la iconografía mochica nosda una explicación posible de las escenas desuplicios, particularmente en la escena delentierro donde la al lado de la sacerdotisa seencuentra un personaje que es devorado poraves . Se t ra ta s iempre de una mujer.Recordemos que sobre los dieciséis individuosde la tumba, identificamos, por lo menos, a sietemujeres, sin contar al individuo del ataúd. Setrata, pues, de una posibilidad.

Para acabar, podemos preguntarnos quiéneseran estos acompañantes y los lazos que teníancon la sacerdotisa. Son los objetos asociadoscon los cuerpos los que pueden darnos larespuesta. En efecto, anotamos la presencia deagujas, de husos, de pigmentos, de piruros, debola de tiza, de spondylus, de tijeras y otrosinstrumentos metálicos. Podemos fácilmentepostular que se trata de artesanos que practicanuna ac t iv idad s imi la r. Según e l t ipo deherramienta, puede tratarse del trabajo deladorno: fabricación de joyas, confección deobjetos tejidos, de cofias, trabajo en hueso oen concha.

tumba M-U615 (área 7, 1998), excavada porJulio Rucabado Yong que contenía, según él,por lo menos 50 cuerpos; o la tumba M-U1023(área 28, 2000. Wirtz y K. Bernuy), mezcladensa de huesos removidos. Sin embargo en elprimer caso, se trata de una tumba colectiva,donde los muer tos son en te r radossucesivamente y en el segundo caso, se trata deun osario, donde el individuo principal ya noexiste ya que no es identificable.

En cuanto a las tumbas de las sacerdotisas,cuya analogía con nuestra tumba es mucho máspertinente, contienen pocos acompañantes. Laemblemática M-U41, por ejemplo, contienecinco individuos, dos en una antecámara, tresen la cámara , unos de los cua les es lasacerdotisa. Pero, más que el número de losmuertos, lo sorprendente en la comparación dees tas tumbas y de la M-U1242 es laorganización del espacio.

Si hay s iempre unos nichos, e l planocuadrangular y los centenares de vasijas, comoen la época mochica, el espacio se encuentramucho más dividido en compartimentos. En latumba M-U1242, la cámara está dividida en doszonas: una al norte, elevado por un adobeacostado, y la otra en el sur, aproximadamente10 cm más abajo. La parte alta contiene el ataúdmientras que la parte baja los acompañantes. Lapresencia de gradas ya ha sido observada, sinembargo, en San José de Moro. Citemos latumba transicional M-U1045 (área 28, 2000.Wirtz y K. Bernuy) donde se observa unadivisión longitudinal de la cámara en tresespacios del mismo tamaño, marcada por ladisminución de la zona central. Pero en estecaso , la grada no t iene efec to ya que laorganización de los cuerpos y de los objetos nocambia desde la época mochica: el planocentrado perdura. En la tumba Mu-1242, lagrada hace una separación social entre lasacerdotisa y los acompañantes. Es decir quela jerarquización social toma la forma de unaelevación física del difunto. Y por otro lado,ya no hay un solo espacio funerario, sino dos:un espacio individual y un espacio común. Estees un hecho relativamente nuevo.

En San José de Moro como en Sipan, elindividuo es tá habi tualmente rodeado deindiv iduos . Por cons iguien te , podemospreguntarnos si nuestro protagonista (del ataúd)no se encontraba rodeado de uno o varios

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PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006 238

ADORNOS METÁLICOS DE UN ATAÚDTRANSICIONAL. TUMBA M-U1242, ÁREA 34

Carole Fraresso

El ataúd

Las excavaciones de la temporada 2005 si-guen el trabajo empezado por el equipo deMartin del Carpio en el año 2004, acerca delataúd de la cámara Transicional M-U-1242. Setrata, básicamente, de una construcción rectan-gular, compuesta de planchas de madera y cu-bierta de textiles y placas de metal clavadas.Debido a que se encontró vacío (salvo una pul-sera de cuentas) y que la tapa fue colocada enla pared este de la cámara, pensamos que elataúd fue abierto poco tiempo después del en-terramiento a fin de substraer el cuerpo.

Las placas de metal encontradas sobre elsuelo y que probablemente decoraban la tapasuperior del ataúd, representan claramente unmotivo recurrente en San José de Moro, el deuna Sacerdotisa distinguible por sus atributos:tocado de penachos, cinturón de serpientes ycoxalera, y, en las manos, un cetro y la copadel sacrificio. Por falta de tiempo en la tempo-rada 2004 solo cuatro placas de la treintenaexistentes fueron extraídas y dibujadas.

Objetivos y Metodología

Nuestro trabajo, este año, tenia un dobleenfoque. El primer objetivo definido para laexcavación de la cámara funeraria MU-1242consistía en continuar el proceso de excavacióndel sarcófago ubicado al lado Sureste de la cá-mara, con el fin de delimitar y excavar el restode los adornos metálicos que ataviaban el sar-

cófago. Las placas en mejor estado de conser-vación fueron ya dibujadas y sacadas. El segun-do objetivo es el análisis del material para, alfin y al cabo, complementar la información so-bre los procesos de elaboración utilizados parala construcción de este ataúd de madera, pro-poner una reconstitución de la totalidad del ob-jeto y estudiar el rol y el uso de los metalesdurante el periodo Transicional.

En un primer tiempo, al empezar la limpie-za, nos dimos cuenta que la mayor cantidad deplacas de metal aún se mantenían en su contex-to original. Sin embargo, la extrema fragilidadde los adornos nos llevo a proceder a una lim-pieza muy suave y delicada. Cada proceso delimpieza ha sido alternado con etapas de regis-tro por medio de fotografías digitales y tomasde medidas, con el fin de registrar cada detallesusceptible de caer o romperse en cualquiermomento.

El segundo paso consistió en delimitar cui-dadosamente el contorno de las placas y ban-das metálicas que decoraban el ataúd, con el finde (1) observar si las placas estaban enteras ofragmentadas, (2) examinar la presencia de po-sibles diseños y la disposición de las placasentre ellas, identificar posibles índices de sis-tema de unión y (3) estimar un primer diagnós-tico del estado de conservación de los artefac-tos metálicos con el fin de (4) elegir un métodode levantamiento adecuado en la medida en quesea realizable en el campo.

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239PASJM, Informe de Excavaciones - Temporada 2006

Debido al estado muy avanzado de corro-sión de este conjunto de adornos metálicos elproceso de excavación resultó bastante arduo ydifícil de salvar en su totalidad.

La metodología de excavación se adaptóprincipalmente al estado de conservación de losmetales que decoraban el ataúd. De este modo,hemos procedido a la excavación del sarcófagopor tapas: Lados Oeste y Este; Partes frontalesNorte y Sur. Cada parte que formaba el sarcó-fago fue fotografiada en detalle y se realizo unesquema con la disposición y las dimensionesde las placas identificadas. Tras el proceso delevantamiento de los vestigios (placas metáli-cas, clavos, muestras de madera carbonizada yde pigmento rojo) el proceso de codificación yembalaje de cada material ha sido el que co-múnmente se usa en las excavaciones del pro-yecto.

Se recogieron todas las placas metálicas,además de muestras de madera y pigmentos ro-jos que conformaban el ataúd con el fin de rea-lizar fechados del momento del entierro MU-1242 y caracterizar la naturaleza de estospigmentos.

Estado de conservación

Los vestigios materiales que encontramostras el paso de los siglos o milenios, aparecensiempre durante excavaciones, con evidenciasde muchas transformaciones. Muchas veces elarqueólogo se encuentra frente a objetos conpartes faltantes y deformadas, lo que implicatambién que sus características mecánicas yquímicas aparezcan también modificadas, de-bido por ejemplo, al largo tiempo pasado en unterreno muy acido o húmedo, provocando unproceso de corrosión mas o menos intenso.

Durante la excavación, los diseños de lasplacas metálicas fueron difíciles de entender.La presencia de capas verdes gruesas y rugosaso, en casos extremos, con apariencia pulveri-zada, resultado de la acción extrema de los pro-ductos de corrosión del cobre no permitía mu-chas veces identificar la información relativa alos diseños y a ciertos procesos técnicos em-pleados en la elaboración de estas placas deco-rativas como incisiones, grabados o repujados,ni determinar evidencias de cualquier trata-miento de superficie de dorado (Lechtman,1973, 1974, 1984; Lechtman and al, 1982).

Al igual que lo subrayaron Martin delCarpio y Rocio Debiles, al encontrar un con-junto de aproximadamente 20 placas que deco-raban la tapa superior del ataúd, las numerosasplacas encontradas clavadas en las tapas queconstituían el sarcófago, habían, en gran parte,desaparecidas en su totalidad, dejando comoúnica huella la mineralización del cobre (DelCarpio, Debiles, 2004). Además, las placasexistentes y todavía observables, se revelaronextremadamente frágiles, sin ninguna resisten-cia mecánica (ligada a los limites de plastici-dad y elasticidad del metal), haciendo el pro-ceso de excavación y retiro de las piezas muyarduo.

Proceso de extracción de las placas

Siendo concientes que íbamos a cambiar elcontexto inmediato de los objetos, llevándolosa nuevas condiciones mecánicas, físicas y quí-micas (temperatura, luz, polvo, viento etc), he-mos procedido a una limpieza minuciosa conel fin de registrar el máximo de informacionesantes de proceder a lo que llamamos el «Trau-matismo de la excavación». Para cada piezasiendo un caso particular, no ha habido un mé-todo único. Así, hemos adoptado una línea deconducta que variaba en función del estado decada pieza y en función de los recursos dispo-nibles en el campo.

Generalmente los especialistas en conser-vación-restauración de los metales indican laaplicación de pegamentos reversibles, como elparaloid B72 al 5%, o la aplicación de gasaspreviamente empapadas de paraloid para obte-ner una resistencia mecánica del conjunto an-tes de proceder al levantamiento. En 2004, estemétodo aseguró la perennidad de algunas pla-cas muy representativas usando un baño deacryloid disuelto en acetona al 5% (pegamen-to). Sin embargo, en 2005, ningún tipo de pe-gamento pudo ser aplicado en el campo.

El principal problema encontrado a la horade levantar las placas era de minimizar al máxi-mo la aparición de tensión en las piezas metáli-cas, ya que al sacarlas dejaron de ser soporta-das por el sedimento. Así, hemos optado por re-coger la mayoría de las piezas con el sedimen-to alrededor. Las placas más frágiles fueron re-cogidas por fragmentos y guardadas a parte enpapel de seda. Por otro lado, los conjuntos de

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fragmentos formando diseños fueron colocadasen cajas sobre una fina capa de algodón. Aun-que, este método no sea indicado para la con-servación de piezas metálicas, el estado de co-rrosión demasiado avanzado de las piezas im-plicó la salvación de los datos iconográficosconstituidos por las placas. Notamos que nin-gún análisis de composición elemental (MEB/EDXS) es posible en el caso de estas placas: noqueda metal sano. Sin embargo, hemos proce-dido a la preparación de una probeta en briquetade ciertos fragmentos de placas ya existentes,para observar en sección transversal por mediode un microscopio óptico1 si estas placas pre-sentaban restos de tratamiento de dorado. Nin-gún tipo de tratamiento de superficie fue reve-lado por la observación en sección de las mues-tras. En fin, el examen metalográfico indicócomo lo temíamos, la desaparición total de me-tal sano.

Descripción

El sarcófago

Sus dimensiones son 194 x 63 con una al-tura de 45 centímetros. Las tablas de maderaque seguramente conformaban este saarcófagohan desaparecido totalmente. Solo quedan man-chas de material orgánico negro que interpre-tamos como restos de madera carbonizada. Lapresencia de clavos de más o menos 1 centíme-tro de longitud y una cabeza de más o menos0.4cm de diámetro, nos indica no solamente quese trata de madera (y no de caña) pero tambiénque el grosor de las tablas debería ser superiorà 1 centímetro.

Observamos la presencia de una capa depigmento rojo, en bandas de 10 cm. de alto, enlas extremidades altas y bajas de los cuatro la-dos del sarcófago. Pigmentos o colorantes, to-davía no sabemos cual es la naturaleza exactade esta coloración. Suponemos que fue utiliza-da para cubrir la madera, o sea directamente enpolvo o en una mezcla arcillosa. Si cada de labanda roja representa una unidad de madera,entonces se puede inferir que el ataúd estabacompuesto de 5 tablas de más o menos 10 cen-tímetros. Finalmente, algunos restos de fibrastextiles mineralizadas por los productos de co-rrosión del cobre, se registraron en las superfi-

cies internas de algunas placas ubicadas en laparte superior de la tapa Noroeste, sugiriendoque el ataúd, o tal vez solo la parte superior deeste ha sido cubierto por un textil antes de de-corar las tapas de placas metálicas. Las placascorrespondientes a la tapa superior, registradasel año pasado, presentaban también restos defibras de textil.

Las placas decorativas

Aunque el estado general de conservaciónes muy débil, podemos decir con certeza quelas placas fueron recuperadas in situ. No hayningunas evidencias de desgaste, por motivo delluvia o de agua como se encuentra en la zonasur de la cámara, que pudo haber afectados susposiciones. Solo un ligero hundimiento puedeser visible en el lado noroeste, donde las pla-cas se encuentran un poco dobladas o directa-mente colocadas en el nivel del piso. Al sur,unas placas y una franja de olas han caído di-rectamente encima de las ofrendas.

Las placas son muy diferentes en tamaño yrepresentan varios diseños: olas, motivos esca-lonados o geométricos. Muchas de ellas esta-ban unidas mecánicamente a la estructura demadera con clavos de cobre o aleación con basede cobre. Una primera observación de la formadel material indica que todas las placas fueronelaboradas con técnicas de deformación plásti-ca (deformación permanente que resulta de lapuesta en tensión del material: martillado, em-butido, repujado etc). La mayoría de las piezaspresentan un grosor inferior a 1 mm. Están re-cor tadas en forma de bandas o d i señosgeométricos o escalonados, no presentan dise-ños decorativos repujados o calados y parecenhaber constituido los elementos decorativos dela parte central longitudinal de las tapas trans-versales del ataúd. Las partes superiores fue-ron decoradas por algunas placas delgadas cua-drangulares de aproximadamente 12,5 cm x 12cm, representando el diseños calado y detallesligeramente repujado de la sacerdotisa de per-fil. Dos de estas placas fueron registradas so-bre la tapa noreste, otras dos más decoraban laparte superior de la tapa noroeste.

La composición de cada lado sigue dosprincipios básicos: la repetición de un motivoy ordenación general en friso. Las decoracio-nes formando las tapas transversales están con-

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formadas por d i seños esca lonados ygeométricos, encima de los cuales aparecen pla-cas cuadrangulares con representaciones de lasacerdotisa. Por otra parte, las tapas frontales,aunque muestran diseños diferentes, presentanen ambos casos, dos bandas metálicas con di-seños recortados en forma de olas en la parteinferior que eran clavadas entre ellas por me-dio de un clavo. La parte frontal sur del ataúdde 27,5 cm de ancho y de una altura aproxima-da de 41 a 45 cm presentaba pocos elementosmetálicos identificables. En la parte inferiorapareció una banda de olas clavadas al ataúd;encima de ella apareció un conjunto de placascirculares de aproximadamente 6 cm x 5 cm cu-yas partes centrales eran recortadas en formacirculo. En el ángulo superior izquierdo estabacolocada una placa fragmentada de 13 cm dealtura cuyo diseño no pudo identificarse. Final-mente, varias pequeñas lentejuelas circularescolgaban de la parte central de la tapa. La tapafrontal norte presentaba también decoracionesde olas de 5 cm de altura, pero la parte superiorfue decorada con un conjunto de placas cua-drangulares de 5 a 6 cm de ancho y alto alter-nados por placas recortadas de forma rectangu-lares. Al parecer estas placas no presentaban di-seños.

Podemos entonces preguntarnos si la posi-ción del ataúd en la tumba, su relación directacon el espacio de ofrendas tiene efectos sobrela elección de escenas representadas y permitede pensar que hubo una distinción privada/pu-blica en esta selección en función de su ubica-ción.

Interpretación

Comparación con otros ataúdesde madera

Geográficamente, esta estructura conformael único ataúd de madera hasta hoy día conoci-do por el periodo Transicional, dándonos, enprimer lugar, la oportunidad de estudiar y con-frontar los procesos de fabricación utilizadospor los pueblos que sucedieron a los Mochicas;y en segundo lugar, comparar practicas funera-rias ligadas a modos de pensamiento en unaépoca en la cual se generan ciertos cambios deorganización social y política en las elites delValle de Jequetepeque.

Dos ataúdes de madera son conocidos has-ta la fecha, en el valle de Lambayeque y co-rresponden a entierros de adultos masculinoscuyo rango en la sociedad determina el nivelmás alto en la sociedad Mochica (Alva, 1994;Donnan, 1995:135). Estos contenían a indivi-duos ricamente ataviados y grandes cantidadesde ofrendas de calidad excepcional de metalesy aleaciones preciosas (Oro y Plata, Cobre do-rado) y materiales exóticos muy cautivadorescomo plumas, conchas de spondylus, turque-sas etc. Además, el ataúd del individuo princi-pal, así como aparece en el contexto de la tum-ba MU-1242, era enterrado en una cámara fu-nerario en la cual le acompañaban otros entie-rros y cantidades de ofrendas significativas.

Reconstrucción hipotética del ataúd

Este ataúd reservado para el personaje prin-cipal de la cámara fue construido utilizandotablas de madera, como aquello encontrado porWalter Alva en Sipan (Alva, 1994:37). Sin em-bargo, no se encontraron cintas metálicas quearmaban el cajón. La naturaleza de la maderaempleada no ha sido identificada y no conoce-mos datos o informaciones relevantes a propó-sito de las herramientas empleadas para cortary trabajar la madera, las que hubieran permiti-do aportar información sobre los procesos defabricación empleados, o de tiempo invertidoen la preparación de la estructura de madera.Tampoco es posible determinar como las tablasde madera eran unidas entre ellas para formarel cajón pero es muy probable que al igual quelos ataúdes de Sipan, este haya sido confeccio-nando a partir de seis tapas. Otro aspecto es lapresencia única de restos de pigmentos rojos enlos bordes superiores e inferiores del sarcófa-go que indica que estas zonas del ataúd fueronpintadas directamente sobre la madera.

Por otra parte, aunque el material emplea-do para la construcción de los ataúdes de lassacerdotisas de Moro (Castillo, 1991, 1992,1994) o en el sitio arqueológico de Pacatnamú(Ubbelohde Doering, 1983) sea distinto (cañaen vez de madera), el ataúd encontrado en latumba Trancisional Temprano MU-1242, pre-senta aspectos muy semejantes a estos últimos.En efecto, como en los ataúdes de Pacatnamú ySan José de Moro este ataúd estaba cubierto poruna capa externa de textiles, aparentemente solo

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sobre la tapa superior del sarcófago a la cual sele clavaron las piezas de metal antes descritas(placas circulares y placas cuadrangulares re-presentando a la sacerdotisa). Tras la unión delas planchas que formaban el ataúd, ambas ta-pas fueron pintadas en sus extremos superiores

e inferiores; luego, se coloco un textil y final-mente se clavaron los elementos decorativos demetal en sus sitios adecuados.

Uno de los aspectos más importantes de loselementos constituyentes de este ataúd de SanJosé de Moro es la continuidad de ciertas prác-

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ticas o tradiciones tecnológicas de fabricaciónpara asignar el rango y tal vez la identidad delmuerto. En efecto, al igual que los ataúdes re-gistrados en 1991 y 1992, en las cámarasMochica Tardias de San José de Moro, este pri-mer ataúd de madera parece traducir una tradi-ción funeraria regional que podemos distinguira través del uso de materiales y prácticas pres-critas muy restringidas a ciertos personajes delas elites del norte del Valle de Jequetepeque.Los ataúdes de los más altos dignatarios de es-tos pueblos siguen mostrando tradiciones pa-sadas, en las cuales el uso del metal tiene aunun papel capital durante el periodo Tansicional.Y, tal vez, que uno de los elementos que resultamás diagnóstico para la determinación del sexodel individuo principal, aunque ausente, es lapresencia de placas metálicas con representa-ciones caladas de la sacerdotisa. Ciertas nor-mas técnicas e iconográficas siguen siendo uti-lizadas para representar la identidad del o de ladifunta al momento de su muerte. Así, los pue-blos de periodo Transicional herederos de cier-tas tradiciones Mochica desde el periodo Tem-prano, utilizan técnicas decorativas muy espe-cializadas para elaborar diseños calados o dedeformaciones plásticas controladas para hon-rar e inmortalizar la identidad y el rol llevado acabo por el difunto en la sociedad.

Notas

1 La preparación de la muestra y el examenóptico fueron realizados en el Instituto de Co-rrosión y Protección (ICP) de la Pontificia Uni-versidad Católica del Perú (PUCP).

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III) Bibliografía yContribuciones Científicas del

Programa Arqueológico San Joséde Moro

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